tag:blogger.com,1999:blog-9366385311774357802024-03-21T19:02:04.783+01:00Hechos, Anécdotas y Relatos de Las Guerras CarlistasEstudio histórico (y arqueológico) de las Guerras CarlistasMikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.comBlogger36125tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-54515591655288818932023-06-16T16:21:00.000+02:002023-06-16T16:21:46.891+02:00Barakaldo y el Alzamiento Carlista de 1860<p style="text-align: justify;">He obtenido el permiso de la coordinadora de la revista <a href="https://ezagutubarakaldo.barakaldo.eus/es/barakaldo/revista-k-barakaldo/presentacion/" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">K-Barakaldo</span></a> para publicitar en el blog el artículo "<i>Barakaldo y el Alzamiento Carlista de 1860</i>". Está incluido en el <a href="https://ezagutubarakaldo.barakaldo.eus/es/revista-k-barakaldo/k-barakaldo-06/" target="_blank"><span style="color: #2b00fe;">número 6</span></a> de esta publicación, cuyo objetivos pasan por la investigación, conocimiento y difusión de la historia del municipio de Barakaldo en Bizkaia. </p><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;">La revista se puede descargar digitalmente pinchando en los enlaces antes indicados, por lo que el lector interesado en la misma podrá disponer del todos los números de la revista al completo y, por supuesto, de este artículo en una trabajada maquetación que incluye citas y bibliografía utilizada en su confección y que se omiten en el ámbito del blog.</div><p></p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2oXL42DrENQwbng0JRQQumcdqHtiLrddC1BqE2ZP9KhYYtnJA62pcDfp-uGK2eTLAFY5Td88IPxUNLb-QrqXSxEFpURrYEpUTDTgWe8DQu6Hqffz7FejKQT7neHGZozuX54uL3Q8BsSbtiSabVKpzig0__9NItmJsVAovaJojXdh-v0YsrNxHwc-MRA/s677/A.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="677" data-original-width="598" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2oXL42DrENQwbng0JRQQumcdqHtiLrddC1BqE2ZP9KhYYtnJA62pcDfp-uGK2eTLAFY5Td88IPxUNLb-QrqXSxEFpURrYEpUTDTgWe8DQu6Hqffz7FejKQT7neHGZozuX54uL3Q8BsSbtiSabVKpzig0__9NItmJsVAovaJojXdh-v0YsrNxHwc-MRA/w354-h400/A.jpg" width="354" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">“Los Tercios Vascongados en la jornada de Wad-Ras”.</span></div><span style="font-size: x-small;"><div style="text-align: center;"> Modificado de la revista Nuevo Mundo.</div></span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Como podéis imaginar, se trata de un estudio muy focalizado y específico, pero que hace referencia a una hecho fundamental para la comprensión del siglo XIX en las provincias forales: la existencia de lo que se denominó "el oasis foral".</div><p></p><p style="text-align: justify;">Por otro lado, con esta publicación pongo fin a una notable seguía de material de la que adolece el blog; sequía sobrevenida, que no deseada, pero que espero paliar con la pronta publicación de la segunda parte del monográfico de la artillería carlista.</p><p style="text-align: justify;">Y sin más preámbulos.....</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Introducción</b></i></p><p style="text-align: justify;">La trayectoria del carlismo, especialmente en el siglo XIX, estuvo marcada por una clara tendencia insurreccional, siendo los levantamientos una constante desde que finalizara la I Guerra Carlista. Esta inclinación por el conflicto armado fomentado por los propios pretendientes al trono, no fue más que un reflejo de la especial situación histórica de Las Españas decimonónicas; allí donde el “pronunciamiento militar” se había convertido en un recurso comúnmente utilizado para dar soporte a los cambios de gobierno.</p><p style="text-align: justify;">A pesar de las múltiples intentonas, su éxito fue muy limitado. Ni tan siquiera en aquellos ámbitos geográficos donde “Dios, Patria, Rey (y Fueros)” se habían convertido en herencia familiar, el apego a las vías violentas fue proporcional a la situación socio-económica del momento. De hecho, no todos los pretendientes despertaron el mismo entusiasmo, no siempre el carlismo capitalizó correctamente el descontento social y, en no pocas ocasiones, el momento elegido distó de ser el adecuado para que una insurrección armada pudiera calar y propagarse.</p><p style="text-align: justify;">Enmarcado en uno de los episodios de sedición tradicionalista, en abril de 1860, el topónimo “Baracaldo” irrumpirá en los diarios provinciales y nacionales relacionado con unos luctuosos sucesos, que habían dado comienzo en una noche de Jueves Santo. Aquella madrugada, una partida carlista que había secundado la llamada a las armas de su rey, por aquel entonces Carlos VI, quedará bautizada con el nombre de la localidad donde, aparentemente, comenzaron sus desmanes.</p><p style="text-align: justify;">A lo largo de varios meses, "Baracaldo" acaparará sin proponérselo y posiblemente, sin merecérselo, la atención política y periodística del país, en un momento donde las pretensiones dinásticas del tradicionalismo se enfrentaron, no solo a un estado liberal, sino a la propia existencia de un “oasis foral” en el que se encontraban cómodamente asentados los territorios vasco-navarros.</p><p style="text-align: justify;"><i>El “oasis foral”</i></p><p style="text-align: justify;"></p>Tras la finalización de la I Guerra Carlista en el Norte con la firma del Convenio de Vergara en 1839, las provincias forales habían alcanzado una ansiada paz sustentada bajo los términos de “paz y fueros”.<p></p><p style="text-align: justify;">Unos pocos años después, y con la real sanción del Decreto del 4 de julio de 1844, se consiguió un complicado encaje constitucional de “las Viejas Leyes” dentro del moderantismo liberal monárquico. La reina <b>Isabel II</b> se convirtió en garante de las mismas y Madrid acabó considerando el “problema foral” como una enfermedad de asumible cronificación. Gracias a ello, la sociedad de los territorios vasco-navarros pudo vertebrarse en torno a dos pilares: los Fueros y la Religión, en un ambiente de estabilidad social y política que contrastaba con el estado de perpetua zozobra del resto de la nación, donde el liberalismo imperante se ahogaba en sus propias miserias.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNYCVyfrFZnmNf3XAz8_8ge39pPfd_NoUviqmMqHjYvfnZlsqxlo0QOmV6fUKdbY8n-QkIvxzw3K91qMSjrOK3Em0C7eozGigUSU8t0zpMoN5iqj45Sybc3oFJpVs-bkHO5P9zvzJEQgFajFT7ZnNg07E6VsBSPg4TRYtg0xBPbguFhYhFq4funhiB0A/s748/C.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="748" data-original-width="449" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNYCVyfrFZnmNf3XAz8_8ge39pPfd_NoUviqmMqHjYvfnZlsqxlo0QOmV6fUKdbY8n-QkIvxzw3K91qMSjrOK3Em0C7eozGigUSU8t0zpMoN5iqj45Sybc3oFJpVs-bkHO5P9zvzJEQgFajFT7ZnNg07E6VsBSPg4TRYtg0xBPbguFhYhFq4funhiB0A/w240-h400/C.jpg" width="240" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Retrato del Conde de Montemolín.<br />Modificada de Euskariana</span></td></tr></tbody></table><i><b>De fracaso en fracaso</b></i><p></p><p style="text-align: justify;">Mientras, el derrotado carlismo trataba de retornar a la liza contando con la presencia de <b>Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza</b>, Conde de Montemolín, que desde 1845 optaba al trono de Las Españas bajo el título de Carlos VI.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, la anodina figura del nuevo pretendiente y el propio devenir histórico de acontecimientos parecía dar una y otra vez la espalda a las pretensiones carlistas. Así, el “alzamiento Montemolinista” o “Guerra de los Matiners” (Madrugadores) de 1846, o el levantamiento de 1855 se tornarán en fiascos que dejarán en nuestra geografía pequeños grupúsculos de hombres que lanzan arengas que nadie secunda, mientras son perseguidos por unas fuerzas del orden forales empeñadas en hacer prevalecer el espíritu de “paz y fueros”.</p><p style="text-align: justify;">En 1858, mientras comenzaba en Madrid el que iba a ser conocido como “gobierno largo” de <b>Leopoldo O’Donnell</b>, el carlismo inició un arduo proceso de reorganización. Así se fue entretejiendo una intrincada red de simpatizantes a lo largo y ancho del sistema político y militar de Las Españas. Todo parecía presagiar un inminente regreso de Carlos VI a la península para reclamar su trono. Sin embargo, los desvelos de la Junta iban a ser condenados al fracaso ante la imposición de un plan excesivamente azaroso, gestado en un mal momento y sumado a una inconmensurable precipitación.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>La Guerra de Marruecos</b></i></p><p style="text-align: justify;">Los continuos problemas que tenía España con Marruecos habían sido inteligentemente magnificados y, el 22 de octubre de 1859, O’Donnell propuso en el Congreso la Declaración de Guerra. Esta “guerra de prestigio” iba a asumir al país en un estado de frenética actividad y ardor patriótico, donde la posibilidad de volver a tener en frente al enemigo secular por antonomasia, permitirá aparcar durante un tiempo las desavenencias de las dispares corrientes ideológicas de Las Españas.</p><p style="text-align: justify;">Las provincias forales no permanecieron ajenas a este conflicto, pactando una contribución a la guerra con un donativo de 4 millones de reales y una tropa de 3.000 hombres equipadas por ellas mismas. Con no pocas dificultades, el 27 de febrero los Tercios Vascongados llegarán a África.</p><p style="text-align: justify;">Mientras la atención pública mantenía sus ojos en los hijos y esposos destinados a la guerra de Marruecos, Carlos VI regresaba a la Península para ponerse al frente de sus seguidores.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>El desembarco de San Carlos de la Rápita</b></i></p><p style="text-align: justify;">Muchas incógnitas rodean este fallido intento de levantamiento carlista, descrito por algún historiador como una “<i>gran conjura envuelta en misterio</i>”. El peso de la acción recaía sobre los hombros del general <b>Jaime Ortega Olleta</b>, Capitán General de Baleares, definido posteriormente como “aventurero de espíritu fogoso” y liberal moderado reconvertido en ferviente carlista. El proyecto de sublevación, excesivamente simple de concepción, consistía en tomar las fuerzas bajo su mando acantonadas en Mallorca, trasladarlas a la Península y, en un golpe de efecto, hacer aparecer a Carlos VI entre ellas. Este acto debería bastar para enardecer sus espíritus y hacerles avanzar triunfantes hacia un desprotegido Madrid.</p><p style="text-align: justify;">Pero la intentona nacía viciada. Prominentes figuras del carlismo eran tremendamente críticas o, directamente, se negaban a formar parte de semejante dislate. Sin embargo, el proyecto siguió adelante con el único beneplácito de Carlos VI y algunos pocos de sus acólitos.</p><p style="text-align: justify;">En Marsella, el 24 de marzo de 1860, embarcó de incógnito el pretendiente, arribando a Palma de Mallorca cinco días después. Recibidos por el general Ortega, transbordaron a los buques atestados con un pequeño ejército.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKIsAbuoBr1LHVzG3C05JMF74U-T97mfBkE4NMTsY1i906oJEkqS4wsqB7dGVwdO4aMYlQgHTgcsCSUOFAszQoL7IhNn_pqv0BTPfvkra2YqcCbxsRlc3AWQXZ5UsVhmKKJ9xoy1Oqc6xuFlqlczXNqO8ndPjLLeauKOnT7VUnCOtq7jyvPgbsNWR8rw/s619/D.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="435" data-original-width="619" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKIsAbuoBr1LHVzG3C05JMF74U-T97mfBkE4NMTsY1i906oJEkqS4wsqB7dGVwdO4aMYlQgHTgcsCSUOFAszQoL7IhNn_pqv0BTPfvkra2YqcCbxsRlc3AWQXZ5UsVhmKKJ9xoy1Oqc6xuFlqlczXNqO8ndPjLLeauKOnT7VUnCOtq7jyvPgbsNWR8rw/w400-h281/D.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">“¡Fuera de camino, todo se ha perdido!” <br />(General Ortega a Carlos VI).<br /> Modificado de Asociación Cultural el Patiaz</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Descartado el atraque en Valencia por el tiempo borrascoso, fue <b>San Carlos de la Rápita</b> en la costa de Tarragona el destino de los buques. Mientras desembarcaban las tropas, se remitieron órdenes para que todas las Juntas carlistas en las distintas provincias secundasen el alzamiento.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, los oficiales de Ortega comenzaron a recelar de la actitud de su general y el 3 de abril le interpelaron, mostrando éste sus verdaderas intenciones. La reacción de sus hombres fue inmediata con vivas a la Reina. Todo había fracasado. El carruaje que mantenía oculto en su interior al rey carlista fue advertido por el propio Ortega para que huyese, y la desbandada entre los conjurados se hizo tangible.<br /></p><p style="text-align: justify;"><i><b>“Disturbios en Baracaldo”</b></i></p><p style="text-align: justify;">Ajenos al brusco final de la aventura de su pretendiente, los rescoldos habían sido suficientemente avivados y, en distintas partes de la Península, impacientes carlistas habían recibido con entusiasmo la real orden de tomar las armas. Entre los contados lugares donde la llamada al alzamiento tuvo eco, se encontraba la vizcaína población de Barakaldo.</p><p style="text-align: justify;">La anteiglesia de San Vicente de Baracaldo, que había salido notablemente maltrecha de la I Guerra Carlista, no respondía de forma estricta a la Bizkaia nuclear de carácter agropecuario. Al igual que otras poblaciones de la margen izquierda, Barakaldo había comenzado su trasformación de sociedad eminentemente rural a una típicamente industrial, con una población en crecimiento que superaba ya las 2.000 almas. La gran fábrica “Nuestra Señora del Carmen” a orillas de la ría, construida por ilustres de apellido <b>Ybarra </b>y preludio de los Altos Hornos de Bilbao, era el principal artífice del cambio socio-económico que se estaba produciendo.</p><p style="text-align: justify;">En este ámbito poblacional, a medio camino entre pueblo y barrio obrero, pero donde la base ideológica seguía siendo mayoritariamente tradicionalista, fue donde los diarios registraron el comienzo de unos “disturbios” que derivarán en una espiral de violencia de importantes repercusiones políticas y mediáticas.</p><p style="text-align: justify;">Habían transcurrido dos días del desembarco de Ortega y siguiendo las crónicas recogidas en los periódicos bilbaínos, en el atardecer del Jueves Santo fue el propio alcalde de Barakaldo quién comunicó a un cabo de carabineros del Desierto que, en una taberna de su municipio, “<i>algunos mozos ebrios</i>”, habían comenzado a pedir armas.</p><p style="text-align: justify;">Lo cierto era que los estamentos políticos y militares del Señorío, tanto gubernamentales como forales ya se encontraban prevenidos. En el momento que se había difundido la noticia de lo ocurrido en San Carlos de la Rápita se procedió a proteger la capital, concentrando en Bilbao a “<i>todos los destacamentos de carabineros y de guardia civil diseminados por el Señorío y cuya ocupación no era de imprescindible necesidad</i>”. De igual forma, se dirigieron “<i>las ordenes convenientes a las autoridades locales para que den parte de cualquier suceso que pudiera ocurrir</i>”. Tampoco faltaron las vigilancias estrechas y visitas a conocidos carlistas, en la búsqueda de actividades ilícitas.</p><p style="text-align: justify;">El carabinero trasladó a su vez los hechos a su superior en Portugalete, así como al comandante del cuerpo, “Sr. Acebedo”, que residía en Bilbao. Se formó seguidamente una fuerza compuesta por 20 carabineros a la que se unieron 15 guardias civiles que se “<i>encaminaron al punto de reunión de los amotinados</i>”. No se encontró rastro alguno de los revoltosos mozos en Barakaldo y, tras registrar algunas casas y la iglesia “<i>sin ningún resultado, se dispuso la detención de algunas personas que parecían sospechosas</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRXzt3jY-KuYdNt-4toxfR1nqPZJI62zZJCtjqLhXJDASmpD7nccs_BsFau0iiUF9SMAH-X-M5DGrF_QXku1wloUPlvRKL0FtCiXNAstm-xidHR-vG6AZZs4PFzJrAsBecQO2Ch1W2iQ4ar2dB_85GjWsVlsodApG0Q3Hid3yZK1IHIiRVAB4afKENIw/s648/E.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="648" data-original-width="475" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRXzt3jY-KuYdNt-4toxfR1nqPZJI62zZJCtjqLhXJDASmpD7nccs_BsFau0iiUF9SMAH-X-M5DGrF_QXku1wloUPlvRKL0FtCiXNAstm-xidHR-vG6AZZs4PFzJrAsBecQO2Ch1W2iQ4ar2dB_85GjWsVlsodApG0Q3Hid3yZK1IHIiRVAB4afKENIw/w294-h400/E.jpg" width="294" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Partida carlista.<br />Modificado de Álbum Siglo XIX</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Finalizadas las pesquisas y tomadas las declaraciones que se consideraron oportunas, se procedió a dejar el grueso de la fuerza en el lugar, mientras el comandante de carabineros, acompañado de 4 de sus hombres, regresaba a Bilbao conduciendo a los reos a la cárcel de la villa. Según relatan las crónicas, fue en este retorno a “<i>altas horas de la noche</i>”, cuando se toparon con “<i>algunos hombres armados</i>” que estaban apostados en Bidebitarte” (Anteiglesia de Abando).</div><p></p><p style="text-align: justify;">Probablemente, este pequeño piquete, formado por unos cuatro o cinco hombres, trataba de evitar que los tomados presos llegasen a Bilbao. Tras “<i>una ligera lucha</i>”, donde los carabineros salieron mejor parados, “<i>consiguieron dispersar a los agresores y traerse a Bilbao tres de estos, uno de ellos herido</i>”, huyendo el quinto “<i>merced a la oscuridad de la noche y a su ligereza</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Los rumores de un cruce de fuego con una partida carlista tan cerca de la villa, generó una notable alarma en Bilbao y, ante el cariz que habían tomado los acontecimientos, se remitieron disposiciones para proceder a la inmediata detención de sospechosos colaboracionistas con el alzamiento. Paralelamente, el Gobernador Militar Interino, el castreño <b>Ramon Salazar Mazarredo</b>, se apresuró a ordenar que una patrulla de guardia civil de unos 30 hombres, auxiliados por otros tantos carabineros y una compañía de tropa del ejército, batiera la zona donde se había producido este nuevo altercado.</p><p style="text-align: justify;">La fuerza se desplazó “t<i>omando el camino viejo que va desde Basurto y al llegar al inmediato punto llamado Entrambasaguas</i>”, en la “<i>jurisdicción de Abando</i>” los hombres de avanzada recibieron “<i>una descarga a quemarropa</i>”. Algunas crónicas describirán que las tropas habían sorprendido a la partida carlista en pleno proceso de organización y distribución de “<i>armas, dinero y prendas de vestuario</i>”, mientras que otras, hablarán de una emboscada planificada.</p><p style="text-align: justify;">Allí quedo muerto, “<i>atravesado por varios balazos</i>” el guardia civil <b>Juan Muguira</b> de 29 años, un vizcaíno de Navarniz. Dejaba viuda a <b>María Catalina Urgoitia</b> y un huérfano de 3 años. Y prosiguiendo con el relato de los acontecimientos, tras verse superados, la partida carlista se dispersó “huyendo a lo más escabroso del terreno”, dejando atrás muchos de sus pertrechos que fueron recogidos y escrupulosamente catalogados: “<i>31 fusiles, 9 pistolas, 2 pantalones encarnados, 2 zamarras nuevas, 2 boinas, 2 cinturones para oficiales, 1 pañuelo de seda usado, 1 casquete, 1 bolsa de vinagre, 1 saco de noche, 1 cajón de municiones, 1 saco de balas sueltas, 4 panes, ½ pellejo de vino, 1 botella de aguardiente</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Al día siguiente, un 6 de abril de Viernes Santo, la noticia del pequeño combate comenzaba a propagarse en los diarios vizcaínos, indicando las editoriales que no tenían “<i>palabras bastantes para reprobar tal atentado</i>” y afirmando que “<i>el país entero lo rechaza y no dudamos que, dispuesto a ayudar eficazmente a las dignas autoridades secundando sus acertadas disipaciones, muy pronto los traidores habrán sufrido el castigo que su crimen merece</i>”. Por su parte, los despachos oficiales informaban que “<i>una corta partida de tropas</i>” de la guarnición de Bilbao había “<i>salido y dispersado completamente en la noche última la gavilla de 18 a 20 latro-facciosos que, capitaneada por dos oficiales carlistas, se acababa de organizar a una legua de distancia de esta capital</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Atendiendo a los telegramas que el Gobernador de Bizkaia remitió al Ministro de Gobernación en Madrid, no fueron éstos los únicos altercados en el Señorío. Otro guardia civil fue herido de gravedad en Güeñes en el momento de detener a un hombre que, según indicaba el gobernador, “<i>debía ponerse por la noche al frente de la partida</i>”. Posteriormente será identificado “c<i>omo N. Gutiérrez, antiguo comandante carlista y hoy administrador de una mina de calamina que se explota cerca de Sodupe</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Diputación Foral y Gobernación Civil se apresuraron a emitir una circular conjunta de repulsa: “<i>Cuando tantos hijos de este ilustre Señorío están cumpliendo en África el generoso compromiso contraído en las últimas juntas generales extraordinarias, defendiendo con valor el buen nombre del país y sellando con su sangre el juramento de lealtad de esta tierra a S. M. la Reina Nuestra Señora, una veintena de hombres excitados por cuatro viciosos y mal avenidos con la paz y tranquilidad que disfruta este solar, ha cometido anoche al favor de la oscuridad en las inmediaciones de esta villa, un atentado criminal siempre, y vergonzoso en las actuales circunstancias, disparando las armas contra las tropas nacionales. […] han sido dispersados los criminales, huyendo a ocultarse en lo escabroso del terreno. Estos deben desaparecer completamente y la suscrita Diputación está resuelta a contribuir a ello por cuantos medios estén a su alcance […]. Así se conservará la paz pública tan necesaria para la felicidad de este ilustre solar</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Tras su fuga, la partida parecía haberse fragmentado y las noticias de su localización se tornaron confusas, concediéndoles una notable ubicuidad. Algunos paisanos decían haberles visto en las cercanías de Bilbao “p<i>or los montes de Pagazarri y San Roque en Abando</i>”. Otras noticas parecían dar fe de su presencia en el “<i>valle del Cadagua</i>”, donde un correo gubernamental había sido interceptado y conminado a pasarse a los sublevados.</p><p style="text-align: justify;">Intercalados con las noticias que llegaban de la Guerra en África y las crónicas del desembarco de San Carlos de la Rápita, los diarios nacionales se fueron poblando de reseñas referidas al alzamiento en el Señorío. Trascurridos tres días del levantamiento, todavía se especulaba con el número real de efectivos de la partida de Barakaldo, que parecía no superar los 40 individuos, el nombre de sus mandos, si bien sonaba ya el de<b> Aniceto Llaguno</b>, o la procedencia de sus armas, afirmando que contaban con flamantes carabinas salidas de las fábricas en Eibar.</p><p style="text-align: justify;">Paralelamente, Bilbao se blindaba con la llegada de nuevos efectivos militares procedentes de “<i>Vitoria y algunos soldados más de Santoña</i>”, además de levantar una propia leva de voluntarios: “<i>En Bilbao gran entusiasmo en favor de S. M. y del gobierno. En dicha plaza se está armando 70 hombres de garantías para mantener el orden interior</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Además de circulares, la Diputación Foral del Señorío se apresuró a trasmitir de forma directa al Gobierno en Madrid en boca de su diputado general en la capital del reino, D. <b>Manuel de Gogeascochea</b>, “<i>la lealtad inquebrantable del señorío de Vizcaya, su constante adhesión al trono y al gobierno</i>”. Todo ello “<i>como prueba inequívoca de su nunca desmentida lealtad, adhesión y amor a su señora y reina (Q. D. G.), en quien y en su beneficio e ilustrado gobierno tienen depositada toda su confianza de que les serán garantizados los antiguos y venerados fueros que siempre han formado la proverbial felicidad de este ilustre solar</i>”. Y para refrendar esta voluntad, se expidió una carta explicativa a la propia Isabel II, una prerrogativa exclusiva de las provincias forales: “<i>[…] una veintena de hombres seducidos por cuatro díscolos son concepto no prestigio en el país ni fuera de él, dieron a las altas horas de la noche del 5 al 6 del corriente el grito de rebelión en las cercanías de esta villa de Bilbao, haciendo armas contra la fuerza que el momento fue destacada para sofocarla. No podía esta Diputación, Señora, permanecer pasiva al tener noticia de execrable hecho […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Los “Infelices de Baracaldo”</b></i></p><p style="text-align: justify;">Desde Vitoria, el general <b>José María Marchessi y Oleaga</b>, General en jefe del 5° Ejército y Distrito que comprendía las “<i>provincias Vascongadas, Navarra y Burgos</i>” ponía el acento en la pronta destrucción de la facción carlista: “<i>Me sobran medios para exterminar la partida facciosa que ha dado el grito de rebelión carlista en la provincia de Vizcaya; muy pronto caerá la espada de la ley sobre los culpables […]</i>”. Y la misma mañana del viernes 6, comunicaba con sucinta marcialidad al Ministro de la Guerra el breve futuro de alguno de los carlistas tomados presos: “<i>Doy orden que los prisioneros sean fusilados</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Y efectivamente, en un acto sumario, a las 9 y media de la mañana del día 10 de abril, dos prisioneros fueron fusilados en el paseo de Miraflores. De nada sirvieron las suplicas de estamentos oficiales de la Diputación o del ayuntamiento de Bilbao, “<i>que solicitaron al general en jefe del distrito se suspendiera la ejecución</i>”. Incluso se intentó hacer llegar el suplicatorio de clemencia a la propia Isabel II, “<i>pero al recibirse en Madrid su exposición, los presos habían sido ya ejecutados</i>”.<br /></p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: justify;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXG-jYnkbt6I9t5TqdQezVUPBRxv9-XCp0piu7xSdpzIkcowHkc3zmYLPWae47FEeT1eDtonviDWacOu0sDPlaQlNq-Ze3A4s8iGBzJ30_3I-w0iv1b041NiPI-DckMtJjZKBnfXp1kUVy6SV1NyCUzh6OCawYiJpb6ufOqKfwBST37PXx07qvJKOVcw/s619/F.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="208" data-original-width="619" height="135" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXG-jYnkbt6I9t5TqdQezVUPBRxv9-XCp0piu7xSdpzIkcowHkc3zmYLPWae47FEeT1eDtonviDWacOu0sDPlaQlNq-Ze3A4s8iGBzJ30_3I-w0iv1b041NiPI-DckMtJjZKBnfXp1kUVy6SV1NyCUzh6OCawYiJpb6ufOqKfwBST37PXx07qvJKOVcw/w400-h135/F.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Acta de defunción de Jose María Mendizabal.<br />Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Los “f<i>usilados de Baracaldo</i>”, los “<i>facciosos de Baracaldo</i>”, los “<i>infelices de Baracaldo</i>” o los “<i>desgraciados de Baracaldo</i>”, serán algunos de los apodos con los que pasarán a la historia. Curiosamente, ninguno de ellos era baracaldés: <b>José María Mendizabal Esnaola</b> que había nacido en algún caserío del barrio de Astigarreta en Beasain, no tenía cumplidos los 23 años de edad y acababa de casarse en Bilbao el 12 de febrero con <b>Ana Bautista Arzallus Mugica</b>. El otro joven, <b>José Antonio Barrenechea Garmendia</b>, tenía unos pocos años más, acabando de cumplir los 26 en febrero, siendo natural de Orendain. Mendizabal fue conducido a su patíbulo herido, habiendo permanecido en el hospital civil hasta que el día anterior se le dio traslado a la cárcel. Allí, junto a su compañero de infortunio, se les comunicó su sentencia, pasando sus últimas horas en “capilla”, “<i>mostrándose ambos muy resignados con su desgracia</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Poco más trascendió de la vida de estos jóvenes. Algunos recogerán que eran “<i>infelices trabajadores de las minas de Baracaldo</i>”; otros les señalarán como contrabandistas que “<i>trabajaban en una fábrica de algodón de Guipúzcoa, y a veces se dedicaban a lo que en aquel país llaman paqueteros, conductores de contrabando</i>”.</p><p style="text-align: justify;">En un nuevo y frio telegrama, Marchesi comunicó a Madrid haber pasado “<i>por las armas a dos de los facciosos de la gavilla levantada en Baracaldo, según mis instrucciones. No ocurre novedad</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Estas muertes fueron consideradas por la prensa como un brutal acto ejemplarizante, deseando que “e<i>sta terrible justicia sea el último periodo de la sublevación de Baracaldo y que la sangre ayer derramada sea la única que corra en nuestro país</i>”. Sin embargo, la depuración continuará: al ajusticiamiento de los dos jóvenes se sumará tres días después el fusilamiento en Palencia de otro alzado, el coronel <b>Epifanio Carrión</b>, alias <b>Villoldo</b>. Y el 18 de abril, se pondrá fin a la vida del general Ortega, principal conjurado del fallido intento de poner en el trono a Carlos VI.</p><p style="text-align: justify;">La aparente premura de ajusticiamiento y el pertinaz silencio que mantuvo Ortega hasta el final sobre posibles compañeros de conspiración, hacían sospechar que el gobierno deseaba pasar página rápidamente: “<i>¿A qué tanta prisa? El país no tenía sed de víctimas; el país las hubiese aceptado, siempre con dolor, cuando al fallo de la justicia hubiese precedido el esclarecimiento, […] de las conexiones que con el delito puedan tener otras personas que tal vez gozan de la más completa impunidad mientras muere Ortega en Tortosa, Carrión en Palencia, y en las Provincias los carlistas de Baracaldo</i>”.</p><p style="text-align: justify;">No fueron pocos los opinadores que afilaron sus plumas con estas muertes, las más de las veces, criticando su premura y las irregularidades con las que se desarrollaron los Consejos de Guerra: “<i>¿Qué necesidad había de tal prisa en la ejecución de los culpables, cuando era notorio haberse frustrado completamente la tentativa de Amposta, cuya primera noticia pudo provocar y cuya prolongación pudiera haber continuado produciendo actos insurreccionales como el de Baracaldo? ¿Se hallan las provincias de España declaradas en estado de sitio?</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Otros articulistas de lustre, como <b>Román Lacunza</b>, incidían en la necesidad de llegar al fondo de la conspiración: “<i>No queremos el derramamiento de sangre; pero será bueno que el gobierno tenga en cuenta que la nación observa su conducta, y que será juzgado muy severa- mente si, contentándose con ejecuciones como las de los desgraciados de Baracaldo no pone de manifiesto la extensión de ese plan diabólico de los conspiradores, […]. porque más que castigar, más que derramar sangre, lo que importa al país es inhabilitar a los conspiradores; lo que le interesa es quitar máscaras</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>La persecución</b></i></p><p style="text-align: justify;">La actividad del reducido grupo de rebeldes vizcaínos parecía haberse trasladado al valle de Arratia. De allí llegará la noticia del intento de secuestro del alcalde de Aranzazu por parte de 9 hombres, a los que los periodistas no dudaban en identificar como de “<i>la partida de amotinados de Baracaldo, que corriéndose hacia el valle de Arratia intentan huir de la activa persecución de las tropas, o tentar fortuna por él</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidN3FP83gY_0nY3adHSpuL9MTqGLJyo4D69xCvRa3qzo-T5VtKkZ9K0W354pyBl7L2KvcrVlRbZj6_XNq3zEhy62y98oeas-of00vvsrgWjeF5bUhdaYoUzp6ElWsWKHmcaxn64_ol2HEGl2oMMXfxzCS7eLjfa86GIwKzeZvwApFhHS5_R32b_2INnw/s562/G.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="494" data-original-width="562" height="351" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidN3FP83gY_0nY3adHSpuL9MTqGLJyo4D69xCvRa3qzo-T5VtKkZ9K0W354pyBl7L2KvcrVlRbZj6_XNq3zEhy62y98oeas-of00vvsrgWjeF5bUhdaYoUzp6ElWsWKHmcaxn64_ol2HEGl2oMMXfxzCS7eLjfa86GIwKzeZvwApFhHS5_R32b_2INnw/w400-h351/G.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Miqueletes y guías persiguiendo a la partida.<br />Modificado de Biblioteca Auñamendi</span></td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">La Diputación Foral, colaborador activo en la persecución, puso al frente de sus fuerzas a un miquelete de reconocido prestigio, como era <b>Juan de Andechaga</b>, a la sazón, sobrino del famoso <b>Castor Andechaga</b>, que había sido (y será) un referente del carlismo en el Señorío. Juan procedió a distribuir sus fuerzas tanto al valle de Arratia como al del Cadagua, límites territoriales por los que la partida se desplazaba. El territorio por cubrir era extenso, pero en el agreste paraje del Yermo de Santa Lucia, cerca del Llodio, se llegaron a localizar “<i>tres hermosos cigarros puros esparramados por el suelo y las huellas de calzado que no pisa comúnmente esos vericuetos</i>”. Pero ni rastro de los hombres que las portaban.</div><p></p><p style="text-align: justify;">La colaboración ciudadana, ya fuera espontanea u obligada, será fundamental en esta etapa, donde no faltarán las detenciones e interrogatorios: “<i>Anteayer se pusieron buen recaudo a dos hombres, uno desde Valmaseda y otro de Güeñes, así como a la mujer de Aniceto Llaguno</i>”, del que ya se decía que era uno de los jefes de la partida.</p><p style="text-align: justify;">Mientras la búsqueda continuaba, el general Marchesi haciendo valer el refrán “dar una de cal y otra de arena”, difundió un decreto de indulto: “<i>[…] concedo tres días de término a contar desde el día catorce, hasta las doce de la noche del diez y seis a todos los individuos del partido carlista que han levantado el pendón de rebelión, para que se presenten y sean indultados de la pena de muerte. […] pero pasados los tres días fijados serán fusilados los que fuesen aprehendidos</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Otaola “el barbero de Bilbao”</b></i></p><p style="text-align: justify;">Antes que finalizase ese ultimátum, el 13 de abril, los desvelos de las fuerzas del orden forales darán su fruto. Ese día, el comandante Juan Andechaga, notificaba que, tras seguir las indicaciones del alcalde Llodio que daba fe de una docena de hombres armados que se dirigían hacia Luyando, había dado con la partida en la frontera entre Las Encartaciones y el valle de Ayala.</p><p style="text-align: justify;">En la pequeña barrida de Undio, ya en tierra alavesa, Juan sorprendió a varios de los supuestos alzados. En un intento de coparles, un fortuito disparo les puso en fuga, no sin antes hacerles “<i>un prisionero, y dejando en nuestro poder tres fusiles […]</i>”. El cautivo se llamaba “<i>José de Otaola, de oficio barbero, que tenía su residencia fijada en Bilbao</i>”. Según constará en la causa criminal por rebelión contra su persona, Otaola se entregó sin oponer resistencia “<i>presentándose a dos miqueletes, solo, desarmado y pidiendo cuartel</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Se trataba de <b>José Otaola Urquijo</b>, que había nacido en Oquendo en 1829 y residía en Bilbao junto a su mujer <b>María Bautista Pagarizabal Mendiola</b> con quien se había casado diez años antes, siendo padre de una hija de 8 años de nombre Manuela Eloísa. Otaola dará muestras de colaboración con sus aprehensores, declarando que “<i>no se hallan más partidas en Vizcaya que la de ellos</i>” y procediendo a poner nombre, apellidos y origen a todos lo que le acompañaban en ese momento, confirmando que “J<i>osé Ocerin y Aniceto Llaguno</i>” actuaban como jefes de la misma.</p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1gWJQ4QPugNN7JBzEQgMgrvYWB2JSoTmMED3wnE2YRYgLh0_I9UPBfIIdd4DZIba3Z_6bgC9vJCXPBwGKvG-81ymVajhMsn1vjretlfbzxI_i8rxJFVRsKDsNHc51f2VE1WduGR41zhJIUNTocs79ypDIrxOLjiS_CvkkzyHocAfu_hZznZpg-Y0DPw/s849/H.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="457" data-original-width="849" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1gWJQ4QPugNN7JBzEQgMgrvYWB2JSoTmMED3wnE2YRYgLh0_I9UPBfIIdd4DZIba3Z_6bgC9vJCXPBwGKvG-81ymVajhMsn1vjretlfbzxI_i8rxJFVRsKDsNHc51f2VE1WduGR41zhJIUNTocs79ypDIrxOLjiS_CvkkzyHocAfu_hZznZpg-Y0DPw/w400-h215/H.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Prisioneros carlistas de una partida.<br />Modificado de Euskariana</span></td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;">Trasladado a Bilbao, su entrada en la villa se convirtió en todo un acontecimiento: “<i>escoltado por dos miqueletes y dos guardias civiles. Vestía pantalón y gabán oscuros y boina. Al atravesar el puente de Isabel y sobre todo el Boulevart, se agolpaba a su paso un crecido gentío. Ocultando su emoción y cubriéndose el rostro con un pañuelo, fue trasladado a la cárcel donde se halla incomunicado</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Habiendo sido identificados por su compañero, pocas alternativas quedaban a los fugitivos. El Desembarco de San Carlos de la Rapita había fracasado, Ortega fusilado, Carlos VI en busca y captura y, de los “alzados de Baracaldo”, únicamente subsistía un grupúsculo de montaraces, a los que los diarios les hacía en desbandada, buscando alcanzar la frontera francesa: “<i>Los fugitivos de Baracaldo, incesantemente perseguidos, se dirigían anteanoche hacia la frontera francesa; pero su duda que puedan conseguirlo, porque las tropas iban muy cerca</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Carta del alcalde de Barakaldo</b></i></p><p style="text-align: justify;">Habiendo trascurrido 9 días desde el inicio de aquella noche de “borrachera”, el 14 de ese mes, el entonces alcalde de Barakaldo, <b>Cosme Gorostiza</b>, escribirá una larga carta a los diarios vizcaínos de mayor tirada. En ella expresaba su profundo malestar “<i>contra la insistencia con que se ha supuesto que en aquella anteiglesia apareció la exterminada faccioncilla de Vizcaya</i>”. Gorostiza argumentaba que los encuentros armados no habían sucedido en su jurisdicción administrativa, sino en Basurto o Abando y, que estando su persona “<i>en la iglesia casi todos el Jueves Santo con la mayor parte de ayuntamiento y secretario, no tuvo no pudo tener noticia</i>” de ninguna reunión de mozos, poniendo en duda que “<i>se celebrase en ninguna taberna</i>” de Barakaldo. Continuaba corrigiendo que, según le constaba, fue el alcalde Sestao, el que emitió el aviso que dio como resultado la llegada de fuerzas del orden a su anteiglesia.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQr7qkc6tgmTjy7uAFN7zSks9LnAPeATB4wibAd7xvBSRiRs8CGjCZ47PNxr3X7q4e803H9S8qYx9fQ3Mn4oGgwDe-YDJl1UivyXEtAwhKUeTL9XS4W_LeGY7qXL-1srbKxHz3UMCBbxe0kON9Ii2Ipbtt2SjHoz-Ddr48x98gq70T_oEwWXFLrDKcDw/s949/I.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="949" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQr7qkc6tgmTjy7uAFN7zSks9LnAPeATB4wibAd7xvBSRiRs8CGjCZ47PNxr3X7q4e803H9S8qYx9fQ3Mn4oGgwDe-YDJl1UivyXEtAwhKUeTL9XS4W_LeGY7qXL-1srbKxHz3UMCBbxe0kON9Ii2Ipbtt2SjHoz-Ddr48x98gq70T_oEwWXFLrDKcDw/w400-h160/I.jpg" width="400" /></a></div><span style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><span>La carta provocará una agria polémica entre los editores del </span><i>Irurac bat</i><span> y el propio alcalde, profundizando en las desavenencias que anteiglesias y villa presentaban, pero a partir de ese momento, los grandes noticieros vizcaínos cambiaron en sus crónicas el topónimo “Baracaldo” por el de “Basurto”. Sin embargo, a nivel nacional no hubo rectificación alguna y Barakaldo siguió definiendo a alzados y fusilados carlistas.</span></div></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><i><b>Fin de la partida</b></i></p><p style="text-align: justify;">Pocos días después del apresamiento de Otaola, se entregaban “a indulto” otros integrantes de la partida y según se vaticinaba “<i>antes de terminar el plazo señalado por la autoridad militar, se someterán indudablemente todos los individuos que la componían. Según se van presentando a la autoridad son conducidos a la cárcel de Bilbao y puestos a disposición del juzgado de primera instancia que entiende de la causa</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Para el 21 abril, los diarios comunicaban que ya se hallaba en “<i>Bilbao casi toda la partida carlista levantada en Baracaldo en la noche del Jueves Santo</i>” exceptuando los que “<i>se decían jefes de ella: <b>José Ocerin</b> y Aniceto Llaguno</i>”. Configuraba el listado un exiguo y heterogéneo grupo, donde únicamente dos eran barakaldeses: <b>José Sasia</b> de Güeñes, <b>Ignacio Sauto</b> de Sopuerta, <b>Francisco Ganchegui</b> de Abando, <b>Juan Bautista Otamendi</b> de Barakaldo. <b>Fernando Abasólo</b> de Abando, <b>Pablo Uanamuno</b> de Durango, <b>Francisco de Zabala</b> de Durango, <b>Vicente de Lejarreta</b> de Durango, <b>Pedro Orue</b> de Begoña, <b>José Zalvidegoitia</b> teniente alcalde de Miravalles, <b>Manuel García</b> de Galdames, <b>Vicente Otaola</b> de Arrankudiaga, <b>Manuel Jauffret</b> de Bilbao, <b>Cosme Damian</b> de Santa Cecilia de Mena, <b>Francisco de Urculu</b> de Barakaldo, J<b>osé María Gondra</b> de Abando. De los jefes de la partida se decía que “<i>Ocerin y Llaguno después de arrojar las armas andan errantes por esas breñas, y es muy posible que se dirijan al extranjero a ocultarse de la persecución de la justicia</i>”.</p><p style="text-align: justify;">José Otaola, completaba la camarilla, pero al contario que el resto, lo hacía en calidad de “prisionero” y no de “acogido a indulto”. Esta sutil diferencia tenía una importante repercusión para su persona, ya que pendía sobre él la posibilidad de acabar como sus compañeros guipuzcoanos. Tras pasar por la cárcel de Bilbao, fue trasladado a Durango, para continuar su periplo hasta Vitoria donde iba a ser sometido a un consejo de guerra.</p><p style="text-align: justify;">El ayuntamiento de Bilbao, junto a la Diputación del Señorío, trató de conseguir su perdón; e incluso su mujer, Maria Pagarizabal, apeló a los diarios para desmentir que su marido fuera “jefe de la partida”. Según parece, este cargo le habían sido impuesto por ostentar en el momento de su detención “<i>un bastón</i>”, “<i>malamente entendido de mando, que usó su anciano padre para caminar con menos trabajo</i>”. Por suerte para “el barbero”, los diarios aseguraban que el propio “<i>señor Ministro de la Guerra ha dado orden para que no se fusile á Otaola</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Pocos días después, con la sublevación carlista erradicada, el general Marchessi agradecía al “<i>Ayuntamiento de Bilbao, gobernador civil y vecindario de la misma</i>” su colaboración en la extinción de la misma y justificando que “<i>[…] sin castigos ejemplares crea V.E no se hubiese cortado tan pronto el germen de rebelión. […] Afortunadamente para todos, los que seguían la caduca bandera, se acogieron al indulto ofrecido</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Prisión y amnistía para el pretendiente</b></i></p><p style="text-align: justify;">Pero no solo los escasos levantiscos carlistas que se echaron al monte eran cercados. En Cataluña el ejército y fuerzas del orden buscaban sin descanso a Carlos VI, el cual, tras su fuga facilitada por Ortega, había quedado bajo el amparo de unos pocos fieles. El 21 de abril será finalmente detenido en la localidad tarraconense de Ulldecona.</p><p style="text-align: justify;">Su apresamiento generó un gran revuelo en la corte y en un gobierno, que tuvo que dirimir, en un breve espacio de tiempo, el futuro inmediato de tan regia figura. Si bien no faltaron voces que solicitaban la misma pena capital que algunos de sus seguidores habían recibido, el gobierno optó por la vía de la amnistía, previa renuncia de sus derechos al trono de las Españas. Así, un Carlos VI preso en Tortosa tomará la decisión, “libre y espontánea” de desistir de sus pretensiones dinásticas el 23 de abril de 1860: “<i>[…], y deseando que por mi parte, ni invocando mi nombre, vuelva a turbarse la paz, la tranquilidad y el sosiego de mi patria, cuya felicidad anhelo, motu propio y con libre y espontánea voluntad, para que en nada obste la reclusión en que me hallo, renuncio solemnemente y para siempre a los enunciados derechos […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Los que esperaban que sangre real carlista, tan real y borbónica como la de Isabel II, fuera a teñir el suelo, quedaron tremendamente desencantados. El republicano <b>Emilio Castelar</b> alzará su voz en contundentes escritos: “<i>En esta sublevación ha habido ya víctimas, que han espiado con la vida una falta mucho más leve que la cometida por los príncipes rebeldes. Todo el mundo ha visto con asombro que los infelices de Baracaldo fueron presos y fusilados en un momento. Pues bien: esos hombres no han sido más que instrumentos. Los principales rebeldes, los que no tienen escusa, los que han dirigido la sublevación, son D. Carlos y D. Fernando de Borbón. […] vosotros, por pobres, por miserables, por desgraciados, merecéis un cadalso, mientras que la cabeza que ha ideado y el brazo que ha ejecutado el crimen de que sois instrumento, serán respetados, serán halagados, […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;">En igual sentido se manifestarán otros editores como Román Lacunza o <b>Patricio de Escosura</b>, críticos con el gobierno y su doble rasero a la hora de aplicar las leyes: “<i>No queremos entrar en las consideraciones filosóficas a que se presta la diferente conducta del gobierno respecto al general Ortega, Villoldo, los infelices alucinados de Baracaldo y los ex-infantes; no queremos deducir las consecuencias que naturalmente se deducen de haber fusilado a unos y no considerar a los otros dignos de juicio […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Del final de una guerra y de “presos políticos”</b></i></p><p style="text-align: justify;">El tratado de Wad Ras del 26 de abril puso fin a la guerra de prestigio con Marruecos. La contundente victoria de las tropas españolas, a cuya cabeza estaba el presidente/ capitán general O’Donnell, maquilló ante la opinión pública las penurias que habían padecido las tropas expedicionarias y la patente debilidad militar de Las Españas frente a otras potencias.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipCvPOKW_8TIRShN7pEk5LWYGh7IV_vA5TWYkcZ4E6542KUgIK8qM9Gdzcx2WCsKsRLWDZjrs5_Ad0wWVZUltEiBFhCStNy-_QYZog7cRy_FICX9ENIRdrEli7e_1IReXqJjL4Kjqj3wjDaCcA6v5L01rlgsXudL57LZQ0dBNpEHreRu1gVtKSYkCtSQ/s665/L.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="529" data-original-width="665" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipCvPOKW_8TIRShN7pEk5LWYGh7IV_vA5TWYkcZ4E6542KUgIK8qM9Gdzcx2WCsKsRLWDZjrs5_Ad0wWVZUltEiBFhCStNy-_QYZog7cRy_FICX9ENIRdrEli7e_1IReXqJjL4Kjqj3wjDaCcA6v5L01rlgsXudL57LZQ0dBNpEHreRu1gVtKSYkCtSQ/w400-h319/L.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Recibimiento en Madrid del general Leopoldo O’Donnell.<br />Modificado de Álbum Siglo XIX</span></td></tr></tbody></table>O’Donnell retornará a la Península encumbrado con el título de Duque de Tetuán, para hacerse cargo de sus labores gubernamentales. Pocas cosas podían enturbiar el aparente éxito en el que se había instalado su mandato, habiendo conseguido en un breve espacio de tiempo finalizar una guerra y cercenar una intentona carlista.<p></p><p style="text-align: justify;">Coincidiendo prácticamente con el regreso de los Tercios Vascongados, el 2 de mayo de 1860 se promulgó la amnistía general para todos aquellos que hubieran tomado parte en la conspiración carlista. Mientras los supervivientes de los Tercios eran aclamados como héroes en las provincias forales, los alzados sufrían su propio escarnio: “[<i>…] Mientras España alcanzaba tantos laureles y obtenía como consecuencia de ellos una paz honrosa, españoles indignos de serlo, quisieron su- mirla otra vez en una guerra civil. Tan loca tentativa solo ha servido para poner de manifiesto su ridícula impotencia, y para hacer público el desprecio con que la Nación los mira […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Pero el decreto de amnistía no iba a llegar todos los conspiradores con la misma celeridad. La práctica totalidad de la partida de Barakaldo/Basurto seguía presa en Vitoria-Gasteiz, incluidos sus famosos jefes: José Ocerín y Aniceto Llaguno.</p><p style="text-align: justify;">El propio Ocerín dejará constancia de su propio periplo en una carta escrita el 3 de junio desde la cárcel y destinada a los periódicos: “<i>yo gané la frontera de Francia y fui amnistiado en Bayona por el cónsul es- pañol en aquella plaza</i>”. Con ese indulto, regresó a Bilbao “<i>con el pasaporte debida regla</i>” presentándose ante “<i>el juez de primera instancia de Bilbao</i>” que confirmó su amnistía el 8 de mayo. Pero lejos de quedar en libertad “<i>se nos amarró con cadenas y argollas, y de esta suerte fuimos conducidos a esta cárcel</i>”. Junto con él, viajarán desde el presidio de Bilbao al de Vitoria “<i>esposados y custodiados por tres parejas de la Guardia Civil con su sargento: Aniceto Llaguno, Pedro Echevester, Andres Hormaeche (a) Butron, José Ocerin y Leandro Menendez, a quien se tenía por jefes de la partida últimamente sofocada</i>”.</p><p style="text-align: justify;">La prisión incondicional para estos hombres, reconocidos carlistas, parecía no estar fundamentada en su intento de rebelión, hecho del que se suponían amnistiados, sino por estar imputados de una larga serie de “<i>delitos comunes</i>” que incluía: “<i>asesinatos, robos y alzamiento de caudales públicos</i>”. Sin embargo, Ocerín argüía que, en los 26 días que llevaban en prisión, nadie les había tomado “declaración, ni nadie ha venido a decirnos el motivo de nuestra prisión”. Es por ello que comenzase su misiva describiéndose como “<i>preso político”</i>, condición que hacía extensible a otros 17 encarcelados por idénticos motivos.</p><p style="text-align: justify;">Algunas editoriales, especialmente aquellas de tendencias tradicionalistas, protestaron contra de la “<i>caprichosa e injusta manera con que por las autoridades superiores de aquella provincia se interpreta la soberana voluntad de S. M. consignada en el decreto de amnistía</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>“Asesinatos jurídicos”</b></i></p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7HD6T_gdw6QLWeOLeH9AnKPi9WK9PwnP9Fq5n3z6G32CJ_Eg6bWKcrMt_h2w7eKIEAvXf3cr9ZLFG2drKyxSJ4JLvWzGm_IHEp15QiTD8czgJJHFYhXn0rvWjt7dm7m1WCGvaSx0bWXiNf3TWTIQd5hOU6NM8_BOosbS3sWuTsIHKNbh60zqyi_QCLQ/s610/K.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-size: x-small;"><img border="0" data-original-height="610" data-original-width="443" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7HD6T_gdw6QLWeOLeH9AnKPi9WK9PwnP9Fq5n3z6G32CJ_Eg6bWKcrMt_h2w7eKIEAvXf3cr9ZLFG2drKyxSJ4JLvWzGm_IHEp15QiTD8czgJJHFYhXn0rvWjt7dm7m1WCGvaSx0bWXiNf3TWTIQd5hOU6NM8_BOosbS3sWuTsIHKNbh60zqyi_QCLQ/w290-h400/K.jpg" width="290" /></span></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Fusilamiento de prisioneros carlistas.<br />Modificado de Álbum Siglo XIX </span></td></tr></tbody></table>Pero no solo el componente tradicionalista criticaba el proceder del gobierno centrista. El lunes 11 de junio, tomaba la palabra en el Congreso el diputado progresista <b>Salustiano de Olózaga Almandoz</b> en defensa de una enmienda de grupo. En su discurso destacaba que “<i>el país se ha salvado de un gran peligro, gracias a la decisión y lealtad del ejército y de sus naturales</i>”, para seguidamente criticar la actuación del gobierno y preguntar si “<i>los dos jóvenes de Baracaldo fueron ejecutados por orden del gobierno, calificando su muerte del más escandaloso asesinato jurídico</i>”.<p></p><p style="text-align: justify;">La contestación por parte de presidente de la cámara, el propio O’Donnell, fue tajante: “<i>Señores, cuando estalla un movimiento, es necesario que el gobierno sea enérgico, duro, si es necesario cruel, hasta dominar la situación. Después debe ser clemente. Los desdichados de Baracaldo y Palencia se hallaron en el primer período; si como fueron tres hubieran sido quinientos, lo repito, el gobierno hubiera sido duro en ese período para salvar la sociedad y el trono</i>”. La sesión continuó, volviéndose tensa por momentos, en el animado debate entre Olazaga y O’Donnell.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Libertad tardía</b></i></p><p style="text-align: justify;">Finalmente, el 16 de junio, dos semanas después que Ocerín escribiese su carta a los diarios, quedaron en libertad los integrantes de la partida de Barakaldo/Basurto y el resto de detenidos que todavía permanecían en prisión. Su retorno a Bilbao se tornó noticia destacada: “<i>Los individuos de la partida de Basurto, que estaban presos en Vitoria, han sido puestos en libertad. El 18 llegaron a Bilbao, Ocerín, Llaguno, Otaola y otros</i>”. Para algunos, su puesta en libertad fue “<i>una justa satisfacción dada por el Gobierno de S. M. á las unánimes y enérgicas reclamaciones de la prensa, y sobre todo un desagravio de la justicia, la que se estaba violando con la detención de unos individuos, comprendidos a todas luces en el decreto de amnistía. […] Pero ahora, para el verdadero esclarecimiento de la verdad y para la debida reparación de las leyes, un momento olvidadas, ralla saber una cosa. ¿Por qué han estado presos Ocerín, Llaguno, Menéndez y consortes? Esto es preciso saber. No basta haberlos devuelto a la libertad, en cumplimiento de un decreto de amplía amnistía; conviene saber qué razones ha habido para su detención, o cuál es el pretexto que se da</i>”.</p><p style="text-align: justify;">La tardía libertad de los conjurados se sumó a la lista de reprobaciones que algunos diarios siguieron vertiendo contra la actuación del gobierno en lo relacionado con el ya extinto levantamiento carlista. Entre otras cosas, destacaban la falta de criterio para la aplicación de la amnistía, la nula voluntad de investigar las ramificaciones de la conspiración, la premura en los fusilamientos de Ortega y Carrión o la ejemplarizante muerte de los “alzados de Baracaldo”. Por supuesto, cada uno incidiendo en un punto o en otro, en función de su afinidad política.</p><p style="text-align: justify;">Además, para un no desdeñable sector, se tenía la sensación de haber perdido la posibilidad de cercenar, de una vez por todas, las aspiraciones carlistas. A falta de un castigo mayor, se había optado por expulsar del país al pretendiente con una simple reprimenda y una firma en una carta que pronto sería papel mojado: “<i>El gobierno, que no ha querido saber lo que se ocultaba bajo el velo de la conspiración carlista; el gobierno, que ha dejado impunes los delitos más graves contra la Constitución y la patria; el gobierno, que ha procedido con tanta debilidad en asunto de tamaña importancia, es el que más remordimientos debe tener al considerar cuánto espíritu han cobrado los príncipes proscriptos. ¡Oh torpeza!</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Varios meses después del infructuoso alzamiento, el intento de erosión al gobierno persistía: “<i>La mejor manera de cumplir la igualdad ante la ley, ha sido fusilar a los de Baracaldo, á Carrión, a Ortega, y perdonar a los príncipes, porque eran criminales de sangre real. El mejor sistema es ese liberalismo hipócrita de la unión liberal, destinado a corromper el partido liberal con la peor de las corrupciones, con el escepticismo</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Un continuará</b></i></p><p style="text-align: justify;">Ninguno fueron los réditos de aquel lamentable y oscuro levantamiento de 1860 para los intereses carlistas. Paradójicamente, el único éxito de la rebelión en el Señorío fue el que su famélica partida fuera desmantelada mediante métodos tan expeditivos; siendo utilizado como elemento de crítica hacia el gobierno. El Señorío, mayoritariamente, se había mantenido fiel a los postulados de “paz y fueros” y defendió su <i>statuquo </i>con el resultado de un guardia civil muerto, otro herido de gravedad, dos jóvenes fusilados, dos viudas, un huérfano y al menos 32 personas que pasaron “<i>por la cárcel pública de Bilbao</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Respecto a la famosa partida de Barakaldo, poco importó que únicamente dos de sus componentes fueran barakaldeses, o que el nombre de bautismo se debiera a un error perpetuado por la prensa. La ya fabril Barakaldo mantuvo durante largo tiempo el dudoso privilegio de ser origen de un foco rebelde.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXso0u5iqQteKsSBWl5sSXcJ2D_rQcauYV0h5A-ehvvJ1cw68JETRd_xsGBafFxJ31c2z4K8e14rmSUistNHHj7P7edoyFhuP6diFze_FN2Eim2v2sG8nyZmNTwtP1ZyaVv-kkGgjUFYOygPcJ1Uuo8HQ3iHnkU6q9qmaLn45njWPM5nbAAGKdDLcvg/s561/J.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="561" data-original-width="428" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXso0u5iqQteKsSBWl5sSXcJ2D_rQcauYV0h5A-ehvvJ1cw68JETRd_xsGBafFxJ31c2z4K8e14rmSUistNHHj7P7edoyFhuP6diFze_FN2Eim2v2sG8nyZmNTwtP1ZyaVv-kkGgjUFYOygPcJ1Uuo8HQ3iHnkU6q9qmaLn45njWPM5nbAAGKdDLcvg/s320/J.jpg" width="244" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Voluntarios carlistas.<br />Modificado de Álbum Siglo XIX</span></td></tr></tbody></table>El gobierno de Leopoldo O’Donnell apenas sufrió desgaste por las críticas que le llegaron por su actuación en el aplastamiento del alzamiento carlista. Completará 3 años adicionales de su “gobierno largo”, uno de los pocos momentos de desarrollo y crecimiento económico en el siglo XIX, antes de dimitir, en un nuevo bandazo de la política nacional.<p></p><p style="text-align: justify;">Por su parte, el Señorío de Bizkaia seguirá defendiendo su “oasis foral” 8 años más, hasta que el moderantismo isabelino se agote. Con la llegada de la revolución de septiembre de 1868, el enfrentamiento entre el tradicionalismo-carlista y liberalismo moderado fuerista, mayoritarios en su sociedad, acabará por resquebrajar la unidad de acción en torno a los fueros y la religión.</p><p style="text-align: justify;">Comenzaba una divergencia donde el carlismo capitalizará el descontento de los grupos reaccionarios, con un nuevo y carismático líder, Carlos VII, que volvía hacer valer el lema de “Dios, Patria, Rey y Fueros”.</p><p style="text-align: justify;">A su llamada acudirán suficientes voluntarios como para levantar un ejército y, entre ellos, encontraremos a hombres de inquebrantable determinación, hombres que una vez formaron parte de aquella famosa “partida de Baracaldo”.</p><p style="text-align: justify;"><i><b>Agradecimientos</b></i></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">A Aloña Intxaurrandieta coordinadora de la revista K-Barakaldo y Javier Barrio director del Museo de Las Encartaciones.</span></p><div><br /></div>Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-52962901004639454692022-04-28T00:09:00.005+02:002022-07-02T10:13:26.515+02:00“El Convenio de Amorebieta: la paz que avivó una guerra”<p style="text-align: justify;"><i>Entrada actualizada: 02/07/2022</i></p><p style="text-align: justify;">Este mes de abril hemos cumplido la efeméride del comienzo de nuestra última gran guerra civil del siglo XIX, el conflicto bélico que nutre muchas de las entradas de este blog. Y por supuesto, y no menos importante, el 24 de mayo de 2022 habrán transcurrido 150 años del “Convenio de Amorebieta”.</p><p style="text-align: justify;">Un lustro y un siglo nos separan de la mesa, que situada en la casa Belausteguigoitia de la anteiglesia de Amorebieta en Bizkaia, sirvió como soporte para formalizar un convenio de paz. La historia más generalista ha tratado este pacto como un episodio casi anecdótico, afirmando que únicamente sirvió para postergar durante unos meses la guerra. Sin embargo, una mirada más detallada, observará que fue precisamente su firma y, especialmente, los sucesos que desencadenó, lo que favoreció un conflicto bélico de 4 largos años de duración.</p><p style="text-align: justify;">Tras aquel “papel mojado” que debiera haber evitado un derramamiento de sangre y sufrimiento innecesario, subyacen un buen número de incógnitas y puntos no clarificados. Aproximarnos el convenio de Amorebieta nos obliga a bucear en los entresijos de nuestra sociedad de finales del siglo XIX. Una sociedad sumida en una lucha intestina entre las corrientes revolucionarias y contrarrevolucionarias. Una sociedad, que habiendo entrado con paso firme en la era de la industrialización, mantenía una resistencia enconada al cambio. Una sociedad que había encontrado en sus viejos usos y costumbres su tabla de salvación, para no verse arrastrada por la vorágine de los acelerados cambios que se estaban produciendo a su alrededor.</p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-3P3jqWSmxESJasMHFUHWHk4psMADLIKA9M1d0nRHkKrjvRA38xYw9YIefSFz8EYouAFDAsK-q-eFGY7-5A2IDrHiufo6Cjc5gt5TyysESnvn2XbwJX2nse6Qo29-TWamLipNNYNhnAkxItOQXiFzRHpkPa6OZkWwppc0sv5wcLNBqRzm_lxOYE5ndg/s2834/CUBIERTA%20CONVENIO.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2834" data-original-width="2513" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-3P3jqWSmxESJasMHFUHWHk4psMADLIKA9M1d0nRHkKrjvRA38xYw9YIefSFz8EYouAFDAsK-q-eFGY7-5A2IDrHiufo6Cjc5gt5TyysESnvn2XbwJX2nse6Qo29-TWamLipNNYNhnAkxItOQXiFzRHpkPa6OZkWwppc0sv5wcLNBqRzm_lxOYE5ndg/w355-h400/CUBIERTA%20CONVENIO.jpg" width="355" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;"><i>Un libro</i></p><p style="text-align: justify;">En este último año he abandonado la publicación digital para sumergirme en los primeros meses del alzamiento de 1872, en las motivaciones de unos y otros, en comprender la guerra política que se vivía en Madrid o en las razones por las que un pacto que cumplía a rajatabla con el lema de “paz y fueros” no apaciguó, esta vez, las tierras forales. Una acto estéril, baldío, cuya trascendencia y protagonismo en nuestra historia fue infinitamente mayor, que aquel que la historia más generalista le ha conferido.</p><p style="text-align: justify;">Gracias a la oportunidad brindada por Patxi González y con la necesaria e inestimable colaboración del ayuntamiento de Amorebieta-Etxano, he sido participe de los actos de conmemoración del Convenio de Amorebieta que tendrán lugar a lo largo del próximo mes de mayo.</p><p style="text-align: justify;">Entre este elenco de actividades se encuentra el resultado de los muchos desvelos y las largas horas de trabajo nocturno, que concluyeron hace bien poco con la impresión del manuscrito “<i>El Convenio de Amorebieta: la paz que avivó una guerra</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Para aquellos que tengáis la suficiente valentía como para afrontar sus más de 270 páginas, espero que os resulte interesante y novedoso, ya que contienen algunos apartados inéditos o poco conocidos que han sido desarrollados gracias a los fondos de archivo de Víctor Sierra-Sesúmaga.</p><p style="text-align: justify;">Desde aquí, quiero agradecer a todos aquellos que en mayor o menor medida habéis colaborado en alguno de los apartados de redacción y que, por la sencilla y única razón de espacio que limita el papel, no encontrareis vuestro nombre reflejados en él. Sin ir más lejos: Iban Roldan, Gorka Martin, José Angel Brena, Biblio, Rafa Palacio y un largo etc. de amigos y colaboradores. </p><p style="text-align: justify;">Y para aquellos que podáis acercaros a Amorebieta, os dejo el listado de actividades culturales y lúdico-festivas que podréis encontrar a lo largo del mes de mayo, recomendándoos, como no puede ser de otro modo, el ciclo de conferencias y la obra de teatro “La Paz Estéril”. Una obra de teatro creada específicamente para esta conmemoración y que a buen seguro no os dejará indiferentes.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgga1TOEet5ldxK_5tmmEWQVkB7pMWHLKBvMs2kBNzDZQILHbPEYVQQe_GQ-pxkuboBjak4EhTWR49CKiKYqwX-RcejwpNmUdVeZzTmIVKNQf1dErI2-rCLwQx_Ljx7mCNedCtxC71BU0gsh0dz5_KgLnTf-ihC_C-WyE6g9XvN6UyHyGAuemnxXl4yDQ/s2755/FALYER%20CONBENIO150%20URTE%207-1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2755" data-original-width="2023" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgga1TOEet5ldxK_5tmmEWQVkB7pMWHLKBvMs2kBNzDZQILHbPEYVQQe_GQ-pxkuboBjak4EhTWR49CKiKYqwX-RcejwpNmUdVeZzTmIVKNQf1dErI2-rCLwQx_Ljx7mCNedCtxC71BU0gsh0dz5_KgLnTf-ihC_C-WyE6g9XvN6UyHyGAuemnxXl4yDQ/w470-h640/FALYER%20CONBENIO150%20URTE%207-1.jpg" width="470" /></a></div><p style="text-align: justify;">Tras focalizar mi escaso tiempo libre durante largos meses en la consecución de este tangible objetivo, tengo ganas de volver a la intangibilidad del blog, a la libertad de espacio y elección de tema y retomar aquello que dejé inconcluso, como la 2ª parte de “<i>¡Artillería al frente!".</i></p><p style="text-align: justify;">Mientras tanto, un pequeño respiro y un alto en el camino para tomar impulso.</p><p style="text-align: justify;"><b>Actualización del 02/07/2022:</b> Para aquellos interesados, el libro "<i>El Convenio de Amorebieta: La Paz que avivó una Guerra</i>", únicamente se puede adquirir en la Casa de Cultura "Zelaieta" de Amorebieta. Normalmente tiene un horario de lunes a viernes de 08:30 a 21:30 (946300650).</p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-4632006405380991152021-02-14T19:08:00.004+01:002021-05-10T22:29:44.258+02:00“¡Artillería al Frente!”: El Real Cuerpo de Artillería Carlista. 1ª Parte.<p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbMCZg9bpRkvfvW5ecNSMNSHeDWINJe2C3ZWDPXrHhVuz_IzHSfc39OMgdeV9F3Ybf3IKjXAIFUpaiyNBI2Yj6MR1GL8CTHRJeT5uFVhDUBijWw-GJgGa-jWSvCPM_zNtVveky1QOSS042/s726/01_Maniobras_Art_Victor_Sierra.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="572" data-original-width="726" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbMCZg9bpRkvfvW5ecNSMNSHeDWINJe2C3ZWDPXrHhVuz_IzHSfc39OMgdeV9F3Ybf3IKjXAIFUpaiyNBI2Yj6MR1GL8CTHRJeT5uFVhDUBijWw-GJgGa-jWSvCPM_zNtVveky1QOSS042/w400-h315/01_Maniobras_Art_Victor_Sierra.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maniobras dc artillería carlista en las cercanías<br />de la fundición de Ugarte. Modificado de<br />Archivo Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">Un elemento del que hizo ostentación el Ejército Carlista del Norte fue el de su Real Cuerpo de Artillería. El propio Don Carlos parecía sentir especial debilidad por esta sección de su ejército, al que Pardo San Gil definió como “<i>el arma técnica de la época por excelencia</i>”, no teniendo reparos en permitir a propios y ajenos que observaran de primera mano su evolución.</div><p></p><p></p><p style="text-align: justify;">Bien es verdad que la artillería carlista adoleció de idéntica problemática que las armas portátiles de su infantería: disparidad de bocas de fuego, escasez de pólvora y dificultad para reponer las municiones consumidas. A pesar de ello, el Real Cuerpo de Artillería del Norte no dejó indiferente a nadie.</p><p style="text-align: justify;"><i>Hans Albert</i></p><p style="text-align: justify;">Uno de aquellos “observadores” que llegaron al campo carlista fue el francés Hans Albert. Hans había nacido el 1 de marzo de 1845 en el pueblecito normando de Fontaine-le-Bourg (Seine-Maritime) y, a los 30 años, se había convertido era un curtido oficial de artillería con amplia experiencia en el combate. No en vano, había formado parte de las tropas francesas que acompañaron al archiduque Maximiliano de Habsburgo-Lorena en su desventurada coronación como Emperador de México.</p><p style="text-align: justify;">Poco duró aquel fatuo intento de colocar a un emperador de origen austriaco, bajo el soporte de las armas francesas al frente de un país de corte hispánico dividido por una guerra civil. Demasiada injerencia y una excesiva artificialidad en un intento de las potencias europeas por construir un dique de contención ante el gigante en expansión como era Estados Unidos.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwNLCw8nkDvTzvuz_CpBWfDJG63knZMKSyUcUf5U5JsRBGkJP5IqtMa_FUGGvP1ZjPuAB1pvoPRMSONkJEXwMi-0jN983EC2_hNq3kUGzljeoDuAjtBGZIuWAhqXwzC7hUFbWZomHb4OL9/s1100/02_fusilamiento-de-maximiliano-de-habsburgo_648257.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="538" data-original-width="1100" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwNLCw8nkDvTzvuz_CpBWfDJG63knZMKSyUcUf5U5JsRBGkJP5IqtMa_FUGGvP1ZjPuAB1pvoPRMSONkJEXwMi-0jN983EC2_hNq3kUGzljeoDuAjtBGZIuWAhqXwzC7hUFbWZomHb4OL9/w400-h196/02_fusilamiento-de-maximiliano-de-habsburgo_648257.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Fusilamiento de Maximiliano I en el Cerro de las <br />Campanas, Querétaro</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Abandonado al poco tiempo a su suerte y, negándose a abandonar suelo mexicano, Maximiliano I se atrincheró junto con sus poco fieles en la ciudad de Querétaro. Entre las tropas imperiales se encontraba Hans Albert, por aquel entonces subteniente de artillería Imperial Mexicana. En marzo de 1867 comenzaba un asedio que se prolongará a lo largo de 3 meses. Finalmente, las tropas mexicanas republicanas tomarán la plaza tras la traición de un oficial imperial. Hans, junto al resto de oficiales extranjeros, tuvo más fortuna que su emperador, permaneciendo en “<i>una cautividad de 6 meses</i>”. Por su parte, el malogrado Maximiliano I fue fusilado y con él “caía el efímero imperio mexicano”.</div><p></p><p></p><p style="text-align: justify;">Tras ser liberado, Hans regresará a Europa y dejará constancia de lo vivido en tierras mexicanas con pormenorizados detalles en el libro “<i>Querétaro: Souvenirs d'un Officier de l'Empereur Maximilien</i>”. Continuará su carrera militar como artillero y, sin descuidar su interés por la geografía, alcanzará el grado de teniente en el 4º batallón de artillería francés. Tras el breve y desastroso conflicto con Prusia en 1871, donde la artillería prusiana superó con creces a la utilizada por Hans, Napoleón III caerá en desgracia. Una nueva República francesa aceptará su derrota con el tratado de Versalles en febrero de ese año y Hans Albert será desmovilizado. Por segunda vez, Hans perdía a su emperador.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA1AcnLqGeKLhXwwSf8ZZyqnOZSpl05iAOlpda4qnBSfWLQTAe7OaXX0XDJctVtuFi7C-ZKQ6C3LIV4vdjkLgqySwO-tqBe21-8m9oV52cJo1oalOR1ENI2frfC3D1vtCChNDtSlGSxfuq/s807/03_Barricade18March1871.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="807" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA1AcnLqGeKLhXwwSf8ZZyqnOZSpl05iAOlpda4qnBSfWLQTAe7OaXX0XDJctVtuFi7C-ZKQ6C3LIV4vdjkLgqySwO-tqBe21-8m9oV52cJo1oalOR1ENI2frfC3D1vtCChNDtSlGSxfuq/w320-h234/03_Barricade18March1871.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Barricadas en las calles de París. <br />Modificado de "Wikipedia"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Sin embargo, su retiro será breve, ya que en marzo de ese mismo año, un movimiento insurreccional de la clase obrera parisina, consiguió instaurar la denominada Comuna de París. La represión por parte del gobierno provisional republicano francés será inmediata, integrándose Hans en el “Batallón de Voluntarios del Sena”. Esta fuerza estaba conformada exclusivamente por voluntarios, muchos de ellos “<i>oficiales desmovilizados del ejército o de la Guardia Nacional</i>”. Tras dos meses de lucha civil, que acabó con el aplastamiento de los comuneros, el batallón se disolvió. De nuevo Hans Albert, transcribirá sus vivencias en un nuevo libro: "<i>Souvenirs d'un volontaire versaillais"</i>.</div><p></p><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;">Mientras Francia se sumía en un proceso de reconstrucción nacional, Hans seguirá aportando sus conocimientos en libros y revistas, actuando en algunas ocasiones como corresponsal de guerra para la revista <i>Revue de France</i>. Uno de estos trabajos le llevará en 1875 al campo carlista donde, sin escatimar detalles y con notable objetividad, mostrará a la sociedad parisina, cómo estaba configurado el Cuerpo de Artillería carlista. </div><p></p><p style="text-align: justify;"><i>Un Frances en la Corte del Rey Carlista</i></p><p style="text-align: justify;">Hans Albert llegó al teatro de operaciones del Norte prácticamente con la finalización del Sitio de Irún por parte carlista. Este asedio, que había comenzado el 4 de noviembre de 1874 y apenas duró una semana, constituyó un sonoro fracaso de las fuerzas del Pretendiente, donde la aparente falta de decisión a la hora de asaltar la ciudad, sumada a la “<i>rivalidad entre las fuerzas navarras y guipuzcoanas</i>”, supuso un fatídico retraso que permitió la llegada de refuerzos liberales.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfwtp23gdpeBioRy4UmVZQQcx2irkQFjerBA6rI9vO3wsB-fe2GMkPbIUasDhaaSiw5u_XnODmZV3KwjpuUuap8-2wL4ay0EvE5s1QmpaMfq8jVgO_got8kPVAV8tdsV4oi_oyc1u4NqMM/s906/04_Sitio_Irun_Album_Siglo_XIX.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="612" data-original-width="906" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfwtp23gdpeBioRy4UmVZQQcx2irkQFjerBA6rI9vO3wsB-fe2GMkPbIUasDhaaSiw5u_XnODmZV3KwjpuUuap8-2wL4ay0EvE5s1QmpaMfq8jVgO_got8kPVAV8tdsV4oi_oyc1u4NqMM/w400-h270/04_Sitio_Irun_Album_Siglo_XIX.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Carlos VII siguiendo las evoluciones de la artillería <br />en el sitio de Irún. Modificado de "Álbum Siglo XIX"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Hans Albert comenzará su relato precisamente en aquel punto: “<b><i>Fue en vísperas de la batalla de Oyarzun. Irún todavía estaba sitiada, pero todos sentían que el asalto, retrasado por alguna razón, no iba a tener éxito. El lugar había recibido refuerzos; el ejército de rescate de 14.000 hombres se acercaba para luchar contra el ejército carlista y levantar el asedio. La situación se tornaba crítica (para el ejército carlista)</i></b>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Hans había atravesado la frontera algunos días antes de aquel fiasco. Como el mismo explicará, “<b><i>un gran periódico de París me había enviado al teatro de la guerra, recomendándome que fuera imparcial en mi correspondencia. Un personaje de la frontera, a quien me había dirigido mi director, quiso presentarme a Don Carlos y solicitarme un salvoconducto que me permitiera adentrarme en todo el territorio ocupado por los carlistas</i></b>”. Al igual que otros muchos corresponsales extranjeros, el primer contacto con el ejercito carlista se realizaba a través de la tupida red de simpatizantes con las que contaba el carlismo en la frontera internacional de las provincias vasco-navarras.</p><p style="text-align: justify;">Sin duda, tras conocer la procedencia y el rango militar de Hans, el contacto, posiblemente alguien bien posicionado, concertó una visita con el propio D. Carlos. Hans Albert escribirá: “<i><b>Así, pude cumplir con mayor facilidad la tarea que se me había encomendado. El consejo fue acertado. Quería disfrutarlo de inmediato. Don Carlos estaba entonces en Vera, cerca de la frontera francesa. Mi contacto decidió acompañarme a Vera y, como había dado prueba de devoción a la causa carlista, fue muy bien recibido. Inmediatamente me presentaron a Don Carlos, quien me dio una benevolente bienvenida</b></i>”. </p><p style="text-align: justify;"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i></i></div><i><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaep_tjYQj-errUK0npldFLLlfk53YEiVWmhRq1Ad_UEa96ZB_0_lDp6tr6xGV5f_CUXLNxmRwHoy9SoRtW6Lfb0ihFCG2geZslmkb0Ssic0w6csPFilrjD2HRRWY-mXuB9FDg0UjjwmeO/s588/05_Don_carlos_de_borb%25C3%25B3n_nypl_wiki.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="508" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaep_tjYQj-errUK0npldFLLlfk53YEiVWmhRq1Ad_UEa96ZB_0_lDp6tr6xGV5f_CUXLNxmRwHoy9SoRtW6Lfb0ihFCG2geZslmkb0Ssic0w6csPFilrjD2HRRWY-mXuB9FDg0UjjwmeO/s320/05_Don_carlos_de_borb%25C3%25B3n_nypl_wiki.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Carlos VII.<br />Modificado de "Wikipedia"</span></td></tr></tbody></table>Cañones de Acero en Irún</i><p></p><p style="text-align: justify;">Como en otras ocasiones, Carlos VII cedió tiempo para conferenciar con el militar-corresponsal: “<b style="font-style: italic;">La conversación recayó en el asedio de Irún y la aristocracia”</b>. Pero Hans Albert, como no podía ser de otra forma, estaba especialmente interesado en la artillería carlista:<b style="font-style: italic;"> “No oculté que la sorpresa había sido general, al ver entrar en escena una artillería carlista, de la que ni siquiera conocíamos de su existencia unos días antes</b>”. Sin duda, para un experto en la materia, comprobar que el ejército del Pretendiente había desplegado cañones de acero en la formalización del sitio de Irún, era un elemento destacable; sobre todo, cuando la idea predominante era que el ejército carlista estaba deficientemente armado. </p><p style="text-align: justify;">El 4 de noviembre y citando al oficial carlista Antonio Brea, en el primer día de cañoneo, cayeron “<i>sobre Irún mil doscientas granadas</i>”; actividad que se repitió en los dos siguientes días, “<i>si bien no con tanta intensidad como el día 4</i>” y bajo “<i>los plácemes de los oficiales franceses que, armados de anteojos de campaña, seguían las peripecias del sitio</i>” ante el buen hacer de los artilleros carlistas.</p><p style="text-align: justify;">Resultaba evidente el interés que Hans Albert tenía en el Cuerpo de Artillería y en el exponencial desarrollo que había sufrido en el plazo de apenas un año: "<i style="font-weight: bold;">A principios de año </i>(1874)<i style="font-weight: bold;"> los carlistas se vieron en la obligación de evacuar las líneas del Somorrostro y levantar el asedio de Bilbao porque no disponían de cañones y, a finales del mismo año, aparecía una artillería carlista que contribuía a mantener a las tropas republicanas en jaque, y en pocas horas, ¡había llevado a Irún a una situación límite!</i>”. </p><p style="text-align: justify;">El propio Carlos VII le confesaba que "<b style="font-style: italic;">todavía se desconocían muchos de los milagros que se han hecho en relación con esta sección […]. Tenemos una fundición de cañones en Azpeitia, suficientemente equipada. Aquí </b>(en Vera),<b style="font-style: italic;"> hay una fundición de proyectiles que puedes visitar. Tenemos fábricas de armas… Estas provincias son inagotables en los sacrificios que se imponen voluntariamente y en los recursos que ponen a nuestra disposición. Los pueblos nos enviaron sus campanas, pero era necesario completar la aleación de bronce, que era imperfecta, y fabricar o adquirir las herramientas necesarias. Además de nuestras baterías montadas, tenemos un tren de asedio. Si trajimos algunas piezas de acero por mar, es porque aquí no sería posible conseguir acero; pero si tuviéramos las herramientas necesarias, fundiríamos piezas de acero. Los armones y avantrenes se fabrican en Azpeitia</b>”. El Pretendiente resumía así, de forma sucinta, gran parte de los logros conseguidos.</p><p style="text-align: justify;">Y no era para menos el orgullo manifestado, porque en muy pocos meses, se había conseguido formalizar un auténtico Cuerpo de Artillería, dotándole de armas, hombres, munición y pólvora; si bien, estos dos últimos elementos, no siempre en cantidad suficiente.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: justify;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgF2KdUlttn9ttk-w0tKReSvkHoHVYU8EmQ2sF3-5vweIX7OZ1vQv2fo5dZNiv3kKGDmTErrWdi8O927CWI1_ZtQnN29DkGDRUHK190V2NE2fKjb5z9k-I3QohCot7gsU3akXMxBmu14_IN/s668/06_Redin-1873-M.Iba%25C3%25B1ez-ondaregia_com.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="563" data-original-width="668" height="338" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgF2KdUlttn9ttk-w0tKReSvkHoHVYU8EmQ2sF3-5vweIX7OZ1vQv2fo5dZNiv3kKGDmTErrWdi8O927CWI1_ZtQnN29DkGDRUHK190V2NE2fKjb5z9k-I3QohCot7gsU3akXMxBmu14_IN/w400-h338/06_Redin-1873-M.Iba%25C3%25B1ez-ondaregia_com.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Artillería en el baluarte del Redin (Pamplona).<br />Modificado de "Ondaregia"</span></td></tr></tbody></table><span style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;">De hecho, la carestía pólvora condicionará de forma notable los sitios a los que los carlistas sometieron algunas villas y, en el campo de batalla, la estrechez de municiones llevará a otros observadores extranjeros, como el artillero Henry Knollys, a registrar: “<i>los carlistas, entre los que había una gran escasez de municiones, eran cautelosos en cada disparo. Cada pieza era colocada con el mayor cuidado y precisión</i>”, con el objetivo de no desperdiciar pólvora, ni munición.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;">Hans Albert manifestará al monarca su deseo de conocer con detenimiento el Cuerpo de Artillería carlista: “<i><b>Le expresé a Don Carlos las ganas que tenía de ver todo esto, si no era inconveniente. "Al contrario", dijo el príncipe, y dirigiéndose a uno de sus ayudantes de campo, me dijo que me condujera al brigadier Maestre, comandante general y director de artillería, quien me daría toda la información. Entonces me incliné agradecido y me despedí de Don Carlos, quien se comprometió a volver a verme</b></i>”. Estas deferencias por parte del Pretendiente y la alta oficialidad carlista hacia corresponsales u observadores extranjeros, fue una constante a lo largo de todo el conflicto. En esta actitud subyacía un claro intento de contrarrestar la campaña de desprestigio del gobierno liberal y favorecer las posibles simpatías extranjeras hacia la causa carlista. </p><p style="text-align: justify;"><i>Una Visita al Frente</i></p><p style="text-align: justify;">“<b><i>El ayudante de campo del príncipe me llevó ante el comandante general de la artillería; pero éste había montado a caballo por la mañana para dirigirse a la batería del Monte San Marcial, frente a Irún. Ahí es donde tenía que ir a buscarlo. Sin más preámbulos, y siempre acompañado del ayudante de campo de don Carlos, tomé el camino de San Marcia</i></b>l”. La Batería del Monte San Marcial era junto a la de Santa Elena y Herrería las tres baterías construidas por los carlistas para hostilizar a la villa de Irún. El monte San Marcial y su ermita, era una de las atalayas estratégicas que tenía jalonada su historia con multitud de episodios bélicos.</p><p style="text-align: justify;">Distando de Vera de Bidasoa unos 15 km, aprovechó Hans el desplazamiento para conferenciar con el ayudante de campo de Don Carlos: “<b><i>En el camino, durante un pequeño galope, el ayudante de campo, un joven distinguido, educado y vestido con un uniforme brillante, me dijo que el "rey" era muy aficionado a la artillería, que había estudiado esta arma en Modena y que había sido capitán de artillería montada en el ejército de uno de sus tíos</i></b>”. Efectivamente, en 1855, en el Ducado de Módena, cuando un infante Carlos contaba los 7 años de edad, su tío, el Duque Francisco V ya entonces convertido en líder jacobita y pretendiente al trono de Inglaterra bajo el título de Francisco I, le nombró “<i>sargento cadete de su artillería, regalándole un uniforme</i>”. Lamentablemente, su instrucción terminó abruptamente cinco años más tarde, cuando ostentando el cargo capitán de artillería, el Ducado de Módena fue incorporado a la Italia unificada y, su pequeño ejército, disuelto.</p><p style="text-align: justify;"><b><i></i></b></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGi74q2D4ckvCYVwUMNzz39gmgiYe1zG9GGDRwn16CtZp_O5XV6ZgCo8ymBLUw3ESmjcQolCaRawXXOnQvYT-K2tukq-jK1YVO2VY41S2_vDNEPKpXl2jWUIg6SeZsN-OWlgY7NhMgQ5tP/s818/07_Ermita_San_Marcial_cofradia-anaka.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="547" data-original-width="818" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGi74q2D4ckvCYVwUMNzz39gmgiYe1zG9GGDRwn16CtZp_O5XV6ZgCo8ymBLUw3ESmjcQolCaRawXXOnQvYT-K2tukq-jK1YVO2VY41S2_vDNEPKpXl2jWUIg6SeZsN-OWlgY7NhMgQ5tP/w400-h268/07_Ermita_San_Marcial_cofradia-anaka.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Ermita de San Marcial. Modificado de <br />"Cofradia Anaka"</span></td></tr></tbody></table><b><div style="text-align: justify;"><b><i>"Después de una buena carrera llegamos a Lastaola, balneario al pie de las alturas de San Marcial. Allí tuvimos que ralentizar el paso y, media hora después, estábamos en la batería que dominaba Irún y sus alrededores. El ayudante de campo me presentó al brigadier Maestre, le explicó el objetivo de mi visita e informó de las últimas palabras del "rey". El brigadier Maestre, a quien luego presentaré a los lectores, me recibió con gran amabilidad. Me habló de su artillería con una modesta satisfacción, una satisfacción fácil de entender, porque la creación de esta artillería fue obra suya. Terminó diciéndome: Llegas en un mal momento para pedirme notas detalladas. Mañana vendrás a verme a Vera, y hablaremos un rato más. Te mostraré algunas de nuestras "maravillas", y verás el resto</i></b>". </div></b><p></p><p style="text-align: justify;">No pudo ser más satisfactorio para Hans aquel encuentro con el oficial Juan Maria Maestre, al que Hans describirá como de “<i>un auténtico caballero</i>”: "<b><i>Desde entonces, he visto las "maravillas" en cuestión, "inspeccioné", por así decirlo, la artillería carlista, la vi en funcionamiento, y aquí está el resumen de mis notas tomadas “de visu” en el propio teatro de operaciones</i></b>”.</p><p style="text-align: justify;"><i>Primeros Cañones</i></p><p style="text-align: justify;">Comenzaba Hans su repaso a la artillería carlista apelando a la figura del Cura Santa Cruz, cuya fama ya había trascendido fronteras: “<b><i>Al inicio del levantamiento, la artillería carlista estaba compuesta únicamente por una pequeña pieza de montaña de á 4, del sistema antiguo, que arrastraba consigo el cura-guerrillero Santa-Cruz. Esta pieza se ha vuelto legendaria y ahora forma parte de una batería de montaña</i></b>”. Para algunos historiadores, este pequeño cañón de bronce de montaña y avancarga “de á 4”, conformó la primera artillería que poseyó el ejército carlista.</p><p style="text-align: justify;">De procedencia francesa, el cañón había sido adquirido en una fábrica de armas cercana a Nantes como excedente de la guerra franco-prusiana. Bautizado como “<i>Mediomundo</i>” por parte de un acólito del Cura, Nicolas Ormaetxea dejará escrito que fue el propio cura quién viajó a la ciudad francesa para comprar la pieza.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuTxmOw0IPvDcDF2T-UIgnat8RSV31zaNexjkkKgpku-bykl9mMPZRk75yYl0FsTv65D3NfAabhjpKzmhlEhbE3o0ti0g7a51wIEQj2W18dWiydFv8H6bPxJ5g7N5q69MyCCE494P-LMU6/s730/08_Cura_Santa_Cruz_Fotograma.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="509" data-original-width="730" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuTxmOw0IPvDcDF2T-UIgnat8RSV31zaNexjkkKgpku-bykl9mMPZRk75yYl0FsTv65D3NfAabhjpKzmhlEhbE3o0ti0g7a51wIEQj2W18dWiydFv8H6bPxJ5g7N5q69MyCCE494P-LMU6/s320/08_Cura_Santa_Cruz_Fotograma.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Fotograma "Santa Cruz, el cura guerrillero"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Continuaba Hans aportando datos sobre el exiguo Cuerpo de Artillería que servía bajo las órdenes directas del cura: "<i><b>El comandante en jefe de la artillería de Santa Cruz era un viejo francés, ex-artificiero, que fabricaba municiones y reparaba las armas de los guerrilleros, siempre y cuando, su mente no quedase oscurecida por los vapores del vino de Navarra. También abusaba del aguardiente y, al parecer, el tiro de la famosa pieza se veía afectado por ello. Este ex-responsable de la artillería de Santa Cruz se encuentra actualmente en el arsenal de Vera, donde cumple las modestas funciones de herrero"</b></i>. Según parece, Santa Cruz puso al frente de su cañón al único integrante de su partida que tenía algún conocimiento del uso de este tipo de artefactos.</div><p></p><p style="text-align: justify;">En los archivos Zavala encontramos alguna referencia a este individuo indicando que era un trabajador de las minas de hierro cercanas a Irún, yendo a “<i>a servir a la facción como artillero que había sido del ejército francés; pues servida la pieza de que disponían los carlistas por ellos mismo no hubieran conseguido nada</i>”. Tras finalizar la guerra, el artillero francés será recordado precisamente por su condición de herrero en la fábrica munición de Vera Bidasoa, quedando identificado como “<i>el herrero que manejaba el cañón</i>” por parte de los veteranos que hablaron con el Padre Apalategui. </p><p style="text-align: justify;">Curiosamente, existió un “gemelo” del cañón que portaba Santa Cruz. A mediados de 1873, D. Tirso Olazabal compró un segundo cañón en Nantes, excedentes olvidados de la guerra franco-prusiana: “<i>Monsieur </i><i>Verus me lo confirmó; habían quedado allí dos piezas, pero una de ellas la había vendido a unos españoles (Es el cañón que sus admiradores regalaron a Santa Cruz). Compré yo el otro y no atreviéndome a llevarlo a la estación de Nantes por temor de que un bulto tan pesado suscitara sospechas, (por más que iba en una caja de madera herméticamente cerrada y llevaba la inscripción "Estatue" (Estatua), convine con Monsieur Verus, en que iría a buscarla con un ómnibus pequeño, a la hora en que ya no hubiera operarios en la fábrica, para llevarlo a la estación de Vertou poco distante de Nantes, pero cuando llegué a esa estación el tren babia pasado. Dejé el cajón en la estación y fui a una taberna, tan sucia, que solo me atreví a pedir café y ese me lo hicieron en una sartén mugrienta. "Que suerte tiene Usted" me dijo la maritornes que me servía, hoy no viene uno de los canteros y tendrá Usted catre en que acostarse". Excuso añadir que no me aproveché del mullido lecho reservado al cantero. El día inmediato tomé el tren y la “estatua”, […] atravesó la frontera sin ser molestada</i>”. </p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2KHFTzvukP0o9GoABxkbpVjm5hNzord5WrSPvXI6gFGL9Rhyphenhyphen1os7C2MES6siJSTGS9qf6-_mU4tU2wRXZgRXPYb5HkxZvlIuyqBhTtj5akQWB0jOXpkiiZjzjEAmpYm6Q3Y9NhGSH8Rjg/s597/11_Pieza_a_4.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="572" data-original-width="597" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2KHFTzvukP0o9GoABxkbpVjm5hNzord5WrSPvXI6gFGL9Rhyphenhyphen1os7C2MES6siJSTGS9qf6-_mU4tU2wRXZgRXPYb5HkxZvlIuyqBhTtj5akQWB0jOXpkiiZjzjEAmpYm6Q3Y9NhGSH8Rjg/w400-h384/11_Pieza_a_4.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Cañón de montaña francés de á 4 y proyectil<br />Modificado de "Loire1870" y "bibliotecavirtual.defensa.gob.es"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">En las fuentes bibliográficas consultadas no se ha localizado ninguna referencia adicional a esta pieza de artillería, pero siendo un “gemelo” del cañón del cura, se debía tratar de un cañón de bronce de montaña francés, sistema La Hitte, fabricado al inicio de la guerra franco prusiana. Siguiendo las indicaciones de Joaquin La Llave, la denominación “de á 4”, “<i>expresa el número el peso en kg del proyectil</i>” (ver Nota Autor), habiendo sido actualizada su denominación bajo el nombre “de 8 cm”, que indica “<i>el diámetro de su ánima en la boca</i>”. Con un peso de la pieza de no más de 100 kg y una granada oblonga de 4 Kg, “<i>el alcance eficaz de estos cañones es muy pequeño en los de montaña, 600 metros, […], aunque se podía tirar a mayor distancia […], con lo que se lograban alcances de más de 2000 metros, […] pero era a costa de una dispersión tan grande, que ya no convenía tirar a estas distancias</i>”. </div><p></p><p style="text-align: justify;">No fue el único cañón del que dispusieron las fuerzas carlistas en estos primeros compases de formalización de la guerra. Desde Francia llegó otro a instancias de D. Tirso Olazabal para ser instalado en un embrionario Real Fuerte de Peña Plata. Como él mismo relatará en sus memorias: “<i>Durante la estancia de la Diputación de Guipúzcoa en la Peña de Plata, un amigo mío que habitaba en Bonncase, Monsieur Laborde, puso a mi disposición un pedrero procedente de un buque que naufragó en la desembocadura del Adour. Acepté su ofrecimiento con entusiasmo, pensando en el efecto que haría la noticia de que teníamos una pieza de artillería en el fuerte de la Peña de Plata. El transporte del cañón desde el Boucau a la frontera de España se hizo con gran facilidad y economía. Ocultamos el terrible pedrero que tanto ruido había de meter (sobre todo en los periódicos) bajo un cargamento de heno, y caminando sin excitar la menor sospecha, llegó el carro a la frontera y el cañón a tan elevada posición a la que iba destinado</i>”. Poco más datos han trascendido de este cañón, que Brea definirá como de "<i>calibre irregular</i>".</p><p style="text-align: justify;"><i>Primeras Baterías</i></p><p style="text-align: justify;">Prosigue Hans Albert relatando cómo en la primavera de 1873, ante la descoordinación de las fuerzas liberales, el ejercito carlista del Norte pasó a controlar una gran extensión de terreno: “<b><i>Más tarde, tras haber tomado algunas piezas de Puente la Reina y Estella, los carlistas, aprovechando los disturbios que asolaban España y la desorganización general del ejército, hicieron grandes progresos</i></b>”. No fue exactamente así. Especialmente importantes por su simbolismo, fueron las piezas que se tomaron en las acciones de armas anteriores a la toma de las poblaciones navarras que cita Hans, y que tuvieron un papel destacado en la rendición de sus fortificaciones. Estas eran las “<i>dos piezas cortas y rayadas, de á 8 centímetros, cogidas al enemigo en las acciones de Eraul </i>(5 de mayo de 1873)<i> y Udave </i>(26 de junio de 1873)<i> con sus cureñas y cajas de municiones</i>”, y “<i>a los dos obuses lisos, cortos, de bronce, de á 12 centímetros</i>”, tomados con la entrega sin lucha de los pequeños fortines que protegían los pasos de la sierra de Andia: el del túnel de Lizarraga y el de San Adrian. </p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheZ4foAfMBIPjZvAeTyWHENWDf1QPyVSBZqpZ7qSZLz5Qbb3OvmrUZ4j__ECyoa0stx9w0x4m8dcSPbeZyRZSDCq6TIw7U4fO6YUQ5Tr0E71Ucgo7Kb_0RtPsQNLrSPVDOJdEC-dXmkxOQ/s781/12_Eduardo_Temprado_Realcolegiodeartilleria.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="781" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheZ4foAfMBIPjZvAeTyWHENWDf1QPyVSBZqpZ7qSZLz5Qbb3OvmrUZ4j__ECyoa0stx9w0x4m8dcSPbeZyRZSDCq6TIw7U4fO6YUQ5Tr0E71Ucgo7Kb_0RtPsQNLrSPVDOJdEC-dXmkxOQ/w400-h276/12_Eduardo_Temprado_Realcolegiodeartilleria.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Muerte del oficial de artillería Eduardo Temprado<br />defendiendo una pieza de artillería en la <br />batallas de Castellfullit.<br /> Modificado de "realcolegiodeartilleria.es"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">En poco más de un mes, las tropas liberales habían cedido terreno, fuertes y artillería suficiente como para que el ejército carlista formalizara la denominada “<b>Batería de Navarra</b>”, constituida por esas 4 piezas tomadas al enemigo: 2 piezas cortas y rayadas de 8 cm, y dos obuses lisos cortos de 12 cm. La batería quedó inicialmente bajo el mando del veterano Juan Jose Iza Leunda, un guipuzcoano que se había sido formado como oficial en la Escuela de Artillería que los carlistas establecieron en Oñate durante la primera guerra carlista.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Como elemento anecdótico, la “Batería de Navarra” contó con un cañón adicional, aunque fuera efímeramente. Según relatará Antonio Brea, “<i>en los días de la acción de Montejurra presentóse á la Junta de Navarra un Maestro mayor de la fundición de Trubia, retirado, que vivía en las Amézcoas, de donde era natural, diciendo que había forjado un cañón liso de hierro, que dedicaba a Don Carlos y a Navarra. Hízose venir el cañón á Estella; fundiéronse balas de su calibre, que era próximamente de siete y medio centímetros; se le adaptó una de las cureñas de á ocho cogidas al enemigo, y por último se probó por los oficiales de Artillería que había entonces en Estella, en los alrededores del Convento-hospital de Irache. Las pruebas no correspondieron a lo que del cañón se esperaba, pues si bien los proyectiles alcanzaron cerca de cuatro mil metros, su precisión era nula, por estar mal calculado y centrado. Sin embargo, dióse orden para que se agregase a la Batería de Navarra, teniendo ésta desde entonces una pieza más, y cuando llegaron los de acero para montaña, fue relegado a uno de los fuertes de Estella</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Poco tiempo después se formalizaba también una “<b>Sección de artillería de Guipúzcoa</b>”, constituida por “<i>dos cañones cortos de bronce, rayados</i>”, que según indica Brea fueron comprados en Francia por la Diputación carlista de Guipúzcoa “<i>a medias con la de Navarra</i>”. Sin datos bibliográficos que lo confirmen, ambos cañones pudieran corresponder con los cañones de montaña que fueron adquiridos en Nantes y, por lo tanto, definidos como cañones de “á 4”. A falta todavía de suficientes oficiales especializados, uno de sus cañones fue “<i>mandado mucho tiempo por un sargento pasado del ejército, apellidado Tellechea</i>”. </p><p style="text-align: justify;">Estas piezas, tanto las tomadas a los liberales, como las adquisiciones francesas, constituían el orgullo carlista del momento, tomando<i> "parte en casi todas las operaciones militares que se sucedieron desde Monreal a la toma de Estella; en los combates y encuentros de Guipúzcoa, en la rendición de los fuertes y villas de Viana, Lumbier, Azpeitia, Vergara, Valcarlos, Orbaiceta é Ibero</i>”. </p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, a pesar de su evidente utilidad, su presencia no dejaba de causar cierta hilaridad entre algunos de los extranjeros que, enrolados en el ejército carlista, describían a sus compatriotas a modo de chanza. Así, John Agustus O'Shea recogerá la siguiente anécdota: “(William Nash) <i>Leader me hizo reír con sus relatos de Lizarraga gritando "¡Artillería al frente!" seguida de la aparición de un par de mulas arrastrando una miserable pieza</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0u3RfKUmP6iGeBl6yFeL9w53DOrU-k0CYt50dnrWlCnZiCXFaKdwOhIFY9Bue6yaLEksFLosgpG77i7Po1x1Rw0R64HUZnp4uJhvAcNkmiTMdaMwDhHLZtvzZyUaubxekHD5UScviFiWO/s891/15_Canon_8_Obus_Montana.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="650" data-original-width="891" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0u3RfKUmP6iGeBl6yFeL9w53DOrU-k0CYt50dnrWlCnZiCXFaKdwOhIFY9Bue6yaLEksFLosgpG77i7Po1x1Rw0R64HUZnp4uJhvAcNkmiTMdaMwDhHLZtvzZyUaubxekHD5UScviFiWO/w400-h291/15_Canon_8_Obus_Montana.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Arriba: Cañón de bronce, rayado de 8 cm de montaña.<br /> Abajo: Obús liso de montaña, junto a sus proyectiles. <br />Modificado de "No solo cañones"<br /> y "mediateca.inah.gob.mx"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Lo cierto es que los cañones de bronce cortos, rayados, de 8 cm. eran vulgarmente conocidos como “chocolateras” por la tropa. Según explica Joaquín La Llave García, este apodo era una vieja herencia de la primera carlistada, cuando en 1838 se adoptó el obús corto de 5 pulgadas como artillería de montaña y se mantuvo cuando se desplegó “<i>el cañón de á 4, ó sea de 8 centímetros, pero rayado, que pesaba también 100 kilógramos y que disparaba con una velocidad inicial de 224 metros por segundo, una granada de 4,25 kilógramos</i>”. Con un tamaño de la pieza que no llegaba al metro (960 mm incluido el cascabel). Eran, por tanto, muy similares a los "á 4" de montaña franceses.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Por su parte, los obuses, lisos, cortos de 12 cm (los viejos de á 5 pulgadas), se consideraban piezas intermedias “<i>entre un cañón y un mortero</i>” pudiéndose definir como un cañón “<i>enano</i>”, destinado al tiro curvo. La pieza, de menor tamaño que el cañón de montaña de 8 cent., pesaba 93 Kg y lanzaban proyectiles esféricos huecos, denominados “granadas” con carga explosiva de 4,23 kg, a una velocidad inicial de 140 m/seg. Eran, por tanto, de escaso alcance.</p><p style="text-align: justify;"><i>Fabricación de Proyectiles</i></p><p style="text-align: justify;">Citando de nuevo a Antonio Brea, “<i>no bien se tuvieron cañones, se comprendió la necesidad de abastecerlos convenientemente de municiones y de pólvora</i>”. Entre el verano y finales de 1873, se precisaban al menos la fundición de proyectiles de 8 centímetros para las piezas rayadas y granadas esféricas de 12 cm para los obuses; a las que se sumará con el correr de los meses, bombas para morteros y balas solidas para cañones lisos.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIDXN5FZHvi1qbHzxa-qut_djw73yNSja-MfMNax4ZaE4VTev-Ty_EEccDaEFHlnwVwcAAm620t3e8CKfkrmUQxKtFyh398uRbqyCnYTJOIQsN6BZZxB-fPdJ6O5QN1obQfdn8aemjt0bP/s514/16_Orbaizeta.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="481" data-original-width="514" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIDXN5FZHvi1qbHzxa-qut_djw73yNSja-MfMNax4ZaE4VTev-Ty_EEccDaEFHlnwVwcAAm620t3e8CKfkrmUQxKtFyh398uRbqyCnYTJOIQsN6BZZxB-fPdJ6O5QN1obQfdn8aemjt0bP/w400-h374/16_Orbaizeta.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Ruinas de la Fábrica de Armas de<br />Orbaizeta (Navarra)</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Además de la tomada al ejercito liberal, la mayor parte de la munición tendrá un origen navarro, producidos en la fundición de Vera de Bidasoa que había comenzado su labor en el verano de 1873. Según indica Brea, “<i>La fábrica fundición de Vera, […] era propiedad de un francés que, no hallándose en situación de utilizarla para su industria particular, hubo de alquilarla a la Junta (Carlista) de Navarra, la cual pensó en ella para una maestranza, fundición, talleres y demás que fuera necesitándose en el ejército carlista</i>”. Inicialmente estuvo bajo la dirección del teniente Domingo Nieves Ascanio, pero a su muerte en el campo de batalla en el asalto al fuerte de Ibero el 23 de julio de 1873, tomó el relevo el “<i>capitán de artillería D. José de Lecea, el teniente D. Luis Ibarra y el alférez alumno Gómez Quintana</i>”. José Lecea García resultó ser un excelente director de la fundición, desempeñando un empleo análogo al que ya realizaba en la fábrica armas de Orbaiceta antes de abrazar la causa carlista. Además de sus conocimientos, pudo utilizar el hierro, moldes, planos y bibliografía de la mítica fábrica. </div><p></p><p style="text-align: justify;"><i>De Oficiales y Fundiciones</i></p><p style="text-align: justify;">Paralelamente a los éxitos militares, en el final del verano de 1873, la artillería carlista tomaba un impulso a medida que llegaban a sus filas oficiales facultativos procedentes del ultimo Decreto Real que firmó Amadeo de Saboya antes de abdicar: la disolución del Cuerpo de Artillería. Con la entrada de un buen número de estos oficiales de carrera, la profesionalidad del arma quedaba garantizada.</p><p style="text-align: justify;">Pero todavía faltaban cañones. Para paliar la falta de bocas de fuego ya se habían comenzado a dar importantes pasos: por una parte “<i>se había constituido en la frontera una Junta compuesta de comisionados de las provincias vascongadas y Navarra</i>”, cuyos desvelos iba a capitalizar Tirso Olazabal. Por otro lado, las Juntas y Diputaciones vasco-navarras se afanaban en crear fábricas que suministraran sus propios cañones; estando especialmente avanzado en el Señorío de Vizcaya la transformación de la vieja ferrería de San Antonio de Ugarte en la “<i>fundición y maestranza de artillería Arteaga</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i></i></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKDU3LdEYp85m_ZWd6bGVezvH1aYitXZxOeIf9tK_LRsjzo27Ff2RUBMaJIhvVFyIk5CiRMFyHHUuZ_Eqm7MA1RbEhJNvf-kzrKiJTpnuQ8kr3yDHsf_ixkzRk4fmsKQUxuU6LbNOONe_y/s643/17_Julian_Garcia_Gutierrez.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="643" data-original-width="339" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKDU3LdEYp85m_ZWd6bGVezvH1aYitXZxOeIf9tK_LRsjzo27Ff2RUBMaJIhvVFyIk5CiRMFyHHUuZ_Eqm7MA1RbEhJNvf-kzrKiJTpnuQ8kr3yDHsf_ixkzRk4fmsKQUxuU6LbNOONe_y/w211-h400/17_Julian_Garcia_Gutierrez.jpg" width="211" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Julián García Gutiérrez.<br />Original cortesía de <br />Víctor Sierra-Sesúmaga</span></td></tr></tbody></table><i>Fundición y Maestranza de Arteaga</i><p></p><p style="text-align: justify;">La fábrica de San Antonio de Ugarte, en la anteiglesia de Castillo-Elejabeitia, en el valle de Arratia, fue un empeño incondicional del veterano Castor Andechaga y el trabajo voluntarioso del capitán de artillería Julián García Gutiérrez Paniagua.</p><p style="text-align: justify;">Desde que este último recibiera la encomienda por parte de Andechaga de crear una fundición de cañones, García Gutiérrez inició la selección de una fábrica que sustentase el proyecto. En octubre de 1873 había elegido un inmueble fabril “<i>a dos kilómetros de Zornoza, propiedad del Sr. Jáuregui. Esta fábrica cumplía con la mayor parte de las condiciones que se deseaban, no sólo por su situación topográfica, distante de Bilbao y demás puntos ocupados por el enemigo, sino por disponerse en ella de un espacioso local, hornos, fraguas, tornos, máquinas de vapor de 30 caballos, y rueda hidráulica de 40, sin contar multitud de herramientas y efectos utilísimos para la nueva industria a que se la iba a destinar</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, a pesar del visto bueno de Andéchaga, la fábrica no llegó a ser utilizada. Posiblemente las discrepancias entre el entonces Comandante General de las fuerzas vizcaínas, el general Gerardo Martínez de Velasco y la figura emergente de Andéchaga, tuviera algo que ver en esa decisión.</p><p style="text-align: justify;">A pesar de este revés, García Gutiérrez, no cejó en su empeño y finalmente, la elegida fue una vieja ferrería en el barrio de Ugarte, una aparente ruina, que llevó a Antonio Brea a escribir: “<i>Jamás se ha visto una fábrica en peor estado para tanto trabajo como se deseaba y la gran rapidez con que se quería ejecutar. Hacía años que estaba parada, y así lo decían sus derruidas paredes sus enmohecidos cilindros laminadores, su agrietado y casi hundido horno de reverbero, el encenagado cauce de una rueda hidráulica medio podrida, y los escombros que aquí y allá impedían el paso. Solo la energía y entusiasmo del Brigadier Andéchaga daban aliento para emprender aquella obra: todo lo facilita; para para todo proporcionaba recursos</i>”. </p><p style="text-align: justify;">A pesar de ello y, en un mes escaso, la ruina fue convertida en una fundición, rodeada por un muro aspillerado y protegida sus alturas adyacentes con algunas defensas menores. A pocos kilómetros, en el barrio de Vildosola, se levantó también una fábrica de pólvora en un tiempo récord.</p><p style="text-align: justify;">Gracias a las cartas personales que el ingeniero catalán Guillermo J. Guillen escribió a sus parientes en Barcelona (actualmente recogidas en la Biblioteca de Cataluña y como parte de los fondos de archivo de Víctor Sierra-Sesúmaga), disponemos de un relato directo de los pormenores que rodearon estas construcciones. Guillen, tras recalar en el ejército carlista, había sido encomendado para la construcción de la fábrica de pólvora. Este joven barcelonés, que en aquel momento contaba 27 años, hombre de ciencia, más que militar, había recalado en el Ejército Carlista del Norte con el firme propósito de convertirse en "Inspector del material de las líneas férreas" en Cataluña. </p><p style="text-align: justify;">A primeros de noviembre de 1873 había pasado al Señorío de Vizcaya, para colaborar con sus conocimiento en el teatro de operaciones de Bilbao. pensando que tal vez sus labores estuvieran relacionadas con la "<i>construcción de torpedos para la ría. Una colocación bonita y donde uno puede lucirse</i>". Sin embargo, a su llegada a la provincia, fue desplazado al valle de Arratia para hacerse cargo de la construcción de una fábrica de pólvora en las cercanías de la fundición de Arteaga; además de estar al frente del taller de pirotecnia, que como bien explicará a su tía y hermanas, "<i>es el sitio donde cargan las granadas, se hacen las espoletas etc., es decir, de los arreglos de los proyectiles huecos en general</i>".</p><p style="text-align: justify;">En una carta a su prima del 30 de noviembre de 1873 se detallaban los severos esfuerzos que estos trabajos militares ocasionaban a los habitantes del Señorío: "<i>si me viese tu papa diría que me vuelvo ladrón, pues aquí se coge lo que hace falta para la causa, por supuesto con autorización superior, y como yo necesito bastantes objetos hago que me den o me dejen lo que me hace falta como cosas, maderas, aparatos, etc. Ya ves, yo soy bandido, pero a pesar de ello, gasto más de los que cobro que es muy poco y no me hago rico</i>". </p><p style="text-align: justify;">La prensa liberal bilbaína minusvaloró la fundición denominándola jocosamente “<i>la Trubia del Arratia</i>”, pero lo cierto era que el 28 de noviembre de 1873 había fundido su primer cañón, “<i>al cual siguieron hasta cinco lisos de 12 centímetros; cuatro de montaña de rayado poligonal, y cuatro morteros. Más adelante, ocho de esta última clase y cuatro piezas largas de 8 centímetros</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX7mbWWgNlneD_H-LyG6O7cCDJ9-D7HVY5S1e-xVPUBxoKMVfbeRydRbunUCCY1qg2NG7fJqXFTwyiqH3LXZuBzEBsXMVLfTL3gGodMJbeGPAh_BBHOfviPnWaCT_duFA7Xqwg2yaJGmHx/s701/18_Fundicion_Sevilla.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="519" data-original-width="701" height="296" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjX7mbWWgNlneD_H-LyG6O7cCDJ9-D7HVY5S1e-xVPUBxoKMVfbeRydRbunUCCY1qg2NG7fJqXFTwyiqH3LXZuBzEBsXMVLfTL3gGodMJbeGPAh_BBHOfviPnWaCT_duFA7Xqwg2yaJGmHx/w400-h296/18_Fundicion_Sevilla.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Fundición de bronces. Modificado de<br />"bibliotecavirtualdefensa"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">En diciembre de ese año, el Cuartel Real describía la fundición, en la que trabajaban sin descanso “<i>34 carpinteros, 16 fundidores, 6 forjadores, 28 limadores, 4 torneros y peones hasta completar el número de ciento</i>” de la siguiente forma: “<i>[…] hoy se levanta sobre lo que fueron almacenes y carboneras un grandioso establecimiento dividido en cuatro talleres. Contiene el primero la fundición de cañones con un horno de reverbero, fosa y cajas de moldes; el segundo tornos para tornear, barrenar y rasgar; el tercero el taller de carpintería unido a la maestranza, y el cuarto el taller de municiones. […] He contado seis fraguas montadas, tres tornos, un cepillo, un cubilote y diez bancos de carpintería</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Todavía constituida la artillería como un cuerpo sin centralizar, nos indica Brea que “<i>la administración de la fábrica se hallaba a cargo de un delegado especial de la Diputación del Señorío, cuidando de proporcionar recursos para el pago de los operarios y primeras materias. Dicho administrador llevaba su libro de entradas y salidas, lo que proporcionaba más independencia a la dirección facultativa de García Gutiérrez, y se hallaba más en harmonía con las leyes y el modo de ser de las provincias vascongadas</i>”. </p><p style="text-align: justify;"><i>Cañones Poligonales “made in Arteaga”</i></p><p style="text-align: justify;">Entre las piezas que salieron en los primeros meses del funcionamiento de Aretaga, destacan de forma especial los cuatro cañones “<i>de montaña de rayado poligonal</i>” que se fundieron en bronce. Estas piezas, de 7 u 8 cm. de boca (en el Cuartel Real se cita que uno llegó incluso a los 12cm.), constituían un notable alarde tecnológico de la ingeniería carlista, donde con medios rudimentarios habían conseguido emular a los Whitworth fundidos en Inglaterra.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyNprZm8xFsPvNKNarQYiGe4UNmcQciEP7wKSpkngRxQFaOTPcIR7n0Bfa_TZSJhYxfGv7tgtA5BVmPF1ivZSfZkDXZZnBWKrYzqq95q8TX8p7b13zVNtMeNhw_Yx9Eyxg5LpaDCvSJxnr/s547/19_canon_hexagonal_carlista_7cm.JPG" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="362" data-original-width="547" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyNprZm8xFsPvNKNarQYiGe4UNmcQciEP7wKSpkngRxQFaOTPcIR7n0Bfa_TZSJhYxfGv7tgtA5BVmPF1ivZSfZkDXZZnBWKrYzqq95q8TX8p7b13zVNtMeNhw_Yx9Eyxg5LpaDCvSJxnr/w400-h265/19_canon_hexagonal_carlista_7cm.JPG" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Cañón poligonal de bronce de fundido en Arteaga.<br />Original cortesía de Victor Sierra-Sesúmaga</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Tanto fue así y, por lo que se desprende de los comentarios de La Llave, que el ejército liberal desconocía su existencia, “<i>hasta que se leyó en unas cartas del teatro de la guerra que publicaba L' Independance Belge, en que se decía que después de la toma de Portugalete el corresponsal había recogido proyectiles hexagonales en el campo</i>”. Además, argumentaban que los cañones que los disparaban eran de procedencia extranjera, sin plantearse siquiera que los carlistas hubieran sido capaces de contar con los conocimientos y maquinaria suficiente para su fabricación.</div><p></p><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;">Lo cierto es, que en el verano de 1873 García Gutiérrez había sido comisionado para viajar a Inglaterra y estudiar “<i>los diversos sistemas de bocas de fuego más en uso y que pudieran adaptarse a la clase de guerra que se había de sostener, ocasionando a las provincias vasco-navarras el menor gasto posible</i>”. García Gutiérrez retornó, habiéndose fijado especialmente con los cañones de acero que el ingeniero Whitworth producía en su fábrica de Manchester. Procurándose de “<i>planos, escribió una memoria descriptiva de su construcción y manejo, dejando elegida una batería de cuatro piezas de montaña de 4 centímetros, cortas, a cargar por la boca y de ánima y proyectil hexagona</i>l”. </div><p></p><p style="text-align: justify;">Una vez al mando de la fundición de Arteaga, García consiguió fundir al menos 4 de estos cañones poligonales y ponerles en funcionamiento para el asedio de Portugalete. Sin embargo, su vida útil fue efímera, ya que tras la toma de la villa marinera “<i>refundiéronse los cañones poligonales que no habían dado buenos resultado<span style="background-color: white;">s</span></i><span style="background-color: white;">”. <span>En ausencia de otros datos bibliográficos, la imagen tomada en un campo de Arteaga y perteneciente a los fondos de archivo de Víctor Sierra-Sesúmaga, constituye el único registro de estas curiosas piezas, genuinamente carlistas.</span></span></p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0gvahRjOUNztUXjQbnoBuhssbNFjSGfzIXRJHEwkfzy9yn8k-4eiYDPZvFiBcPnPVhyphenhyphenvcaTaOdiySJQxjoQ-Z2HEHADSeio25Vof7xm2DA1iWocevUtmJMfa-GB-eaS00D6wwKcv99GvL/s993/20_Bronce_liso_12_carlista.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="627" data-original-width="993" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0gvahRjOUNztUXjQbnoBuhssbNFjSGfzIXRJHEwkfzy9yn8k-4eiYDPZvFiBcPnPVhyphenhyphenvcaTaOdiySJQxjoQ-Z2HEHADSeio25Vof7xm2DA1iWocevUtmJMfa-GB-eaS00D6wwKcv99GvL/w400-h253/20_Bronce_liso_12_carlista.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Cañón de bronce, liso, de 12 cm, largo de la fundición<br />de Arteaga. Original cortesía de Víctor Sierra-Sesúmaga</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">El resto de la artillería que salió de los talleres de la antigua ferrería de Ugarte fueron menos vistosos y presentaban características más tradicionales. Los cañones de bronce, ánima lisa de 12 cm, avancarga y proyectil sólido esférico, eran modelos antiguos que llevaban fabricándose desde el siglo X<span style="background-color: white;">VIII, <span>los viejos á 12 libras</span>, y que</span> solían conformar el núcleo de la denominada “artillería de plaza”. Siguiendo las especificaciones técnicas de La Llave, con un peso cercano a la tonelada (960 Kg) y una longitud cercana a a los dos metros y medio (2,307 m), lanzaba balas solidas de 11 kg.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Por su parte, las piezas largas de 8 cm, de bronce, avancarga y posiblemente rayadas, más evolucionadas, debían de haber servido inicialmente en la formación de “<b>Batería de Montaña de Vizcaya</b>". Una batería que debía de comandar García Gutiérrez. Con una longitud de 1.750 cm y un peso de 334 kg, eran capaces de lanzar proyectiles de 4,26 kg a más de 3.000 metros.</p><p style="text-align: justify;"><i>Heterogeneidad en Portugalete</i></p><p style="text-align: justify;">A pesar de la frenética actividad que desarrolló la Fundición y Maestranza de Arteaga, no fue capaz de aportar suficiente artillería para formalizar un sitio; de forma que, continuando con el relato de Hans Albert: "<i style="font-weight: bold;">A principios de 1874 los carlistas atacaron y tomaron Portugalete, un pequeño pueblo que sirve de puerto a Bilbao. Esta acción dotó al ejército carlista de una serie de piezas antiguas de ánima lisa, sin estrías y en mal estado, fundidas en el siglo pasado, originalmente destinadas a defender las costas</i><i>"</i>. Efectivamente y citando al que fuera también oficial de artillería carlista Joaquín Llorens, ante la falta de cañones, se dispuso una medida de emergencia para construir varias baterías alrededor de la villa marinera: “<i>Las piezas con las que se habían artillado </i>(las baterías)<i> eran malísimas, tanto que habían sido desenterradas algunas de ellas, y no habían visto la luz desde la pasada guerra, y otras eran de las que había en los muelles para amarrar buques. Con estas piezas empezaron los carlistas a poner sitio a Portugalete; su cureñaje estaba compuesto por ruedas de carros, y sus proyectiles se construían en Arteaga, pero igual se tiraban los de á 12 con cañones de á 14, que con los de a 16 (sic)</i>”. </p><p style="text-align: justify;">Antonio Brea describirá que en el sitio participaron al menos: 3 cañones de hierro de 13 cm (viejos de "á 16 libras"), 3 poligonales, 2 de bronce de 12 cm y un mortero de 27 cm. También citará de forma específica, “<i>dos cañones de hierro, uno de 14 y otro de 15 centímetros, sin cureña, ni muñones</i>”, para los que fue necesario construir unas plataformas especiales para poder ser utilizados. Predominaban, por tanto, los vetustos cañones de ánima lisa que disparaban balas esféricas sólidas, que sirvieron en las baterías de costa. Dentro de la heterogeneidad de calibres y tipos de proyectiles se tuvieron que fabricar: bombas de los morteros, granadas hexagonales y bolas de hierro de 12, 13, 14 y 15 cm. </p><p style="text-align: justify;"><i>El “Abuelo”</i></p><p style="text-align: justify;">El cañón más grande, un 15 cm de boca (antiguos 24 libras), recibió su propio bautismo. Marcos Escorihuela, como testigo ocular del asedio, indicaba que “<i>no sabemos quién será el padrino del viejo cañón que mencionamos; pero ello es, que todos, tanto carlistas como republicanos le conocen con el nombre de El Abuelo</i>”. Y la revista de época La Ilustración Española y Americana indicaba que “<i>había sido utilizado durante la Guerra de la Independencia, desde Punta Galea para batir a los buques franceses que se penetraban en el Abra</i>”. </p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: justify;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvvL9PeZVASyASMVE9EGk7piMOrqX2txyMiTNXG1-KhTOxhQg2lyBZtmwKGsj7PX_YRVln-nlwYaKCGigV8BD9En4pS6azafqgvAsEKcTcrhjUsW1R9Swd8CGNlBZJnO9w9YwSsWR6N09q/s865/21_24-lb_15cm_Agua+_polvora.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="522" data-original-width="865" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvvL9PeZVASyASMVE9EGk7piMOrqX2txyMiTNXG1-KhTOxhQg2lyBZtmwKGsj7PX_YRVln-nlwYaKCGigV8BD9En4pS6azafqgvAsEKcTcrhjUsW1R9Swd8CGNlBZJnO9w9YwSsWR6N09q/w400-h241/21_24-lb_15cm_Agua+_polvora.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Cañón de 24 libras (15 cm) en el paseo de Santoña.<br />Cortesía de Rafael Palacio</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Curiosamente, nombrar a un cañón bajo el nombre del “Abuelo”, parecía ser una tradición de las guerras carlistas, ya que según recoge el Museo Zumalakarregi, en la primera carlistada se produjo un hecho similar, con un increíble paralelismo: “<i>Zumalacárregui fue informado de la existencia de un viejo cañón en una playa vizcaína y lo mandó trasladar a Urbasa, donde lo enterró hasta mejor ocasión. El tipo de guerra que desarrollaron los carlistas los primeros meses les impedía trasladarse con los cañones, por lo que se enterraban tras cada uso hasta la siguiente oportunidad. Cuando los voluntarios vieron el cañón vizcaíno, lleno moho y roña lo bautizaron como "el abuelo"</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">La leyenda de los “abuelos”, tuvo la suficiente trascendencia como para que Antonio Brea le dedicase un párrafo en su libro “La Campaña del Norte”, para dejar claro que “<i>nunca existió</i>” un cañón con esa denominación.</p><p style="text-align: justify;">Con “Abuelo” o sin él, el 22 de enero de 1874, y a un alto coste de bajas los sirvientes de la artillería carlista, capitulaba la guarnición de Portugalete, dejando en manos carlistas otros 2 cañones largos “<i>rayados de campaña, de 8 centímetros</i>” que se sumó otro, de idénticas características, con la caída de los fortines de Luchana y Desierto. </p><p style="text-align: justify;">Dos de ellos fueron a parar a la denominada Sección de Álava, de efimera vida, ya que en breve tiempo se reunieron bajo una misma dirección con la Sección de Guipuzcoa. Se completaba así una batería de dos cañones nacionales con los dos cañones de origen francés. Del tercero, no se ha localizado en la bibliografía consultada su destino.</p><p style="text-align: justify;"><i>A falta de Cañones,... Buenos son los Morteros</i></p><p style="text-align: justify;">Bilbao quedaba cercado y el ejército carlista se aprestaba a formalizar su asedio. Para entonces un gran contingente de tropas y artillería liberal se había desplazado a marchas forzadas siguiendo la costa de Cantabria para evitar la toma de la capital del Señorío de Vizcaya.</p><p style="text-align: justify;">El éxito de la toma de Portugalete le llevó a Hans Albert a escribir: “<b><i>A pesar de esto, la alegría de los carlistas fue inmensa. ¡Por fin tenían una verdadera artillería! ¡No solo armas de campo, sino también armas de asedio! Eligieron las mejores piezas, construyeron cureñas y ruedas, organizaron carruajes y las peores piezas fueron llevaron a la fundición para convertirlas en morteros. En definitiva, tras mucho trabajo, consiguieron formar el equipamiento suficiente para poder iniciar el asedio de Bilbao</i></b>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-ueveHf8WiPDn5-NhEfzMt13ySViotPvcK_EPVS3tbGIiXEqLs0L0PRztQGuOCevfPPx29Catjl7k3RQaO4GtvVRM_3zToCVTUwIMhvi6AuVK1ydYeJ6ttuPZvCT820lCCbG5-SGXe0VZ/s641/25_Mortero_27.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="641" data-original-width="638" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-ueveHf8WiPDn5-NhEfzMt13ySViotPvcK_EPVS3tbGIiXEqLs0L0PRztQGuOCevfPPx29Catjl7k3RQaO4GtvVRM_3zToCVTUwIMhvi6AuVK1ydYeJ6ttuPZvCT820lCCbG5-SGXe0VZ/w399-h400/25_Mortero_27.jpg" width="399" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Mortero de 27 cm. Modificado de "Govantes"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Pero como ya se ha comprobado, la artillería de sitio dejaba mucho que desear, teniendo que suplir con ingenio y con el uso de material vetusto, la falta de piezas. Tanto era así que Brea explicará: “<i>en atención a la falta de buena artillería, elemento indispensable para sitiar plazas, se decidió en Consejo de Guerra presidido por D. Carlos que los morteros fuesen el elemento principal del ataque, tanto por la consideración ya expuesta, como por la de creer que Bilbao se entregaría al recibir las primeras bombas y ver interrumpido su tráfico con el extranjero</i>". Se acercaba un momento crucial, con prácticamente la totalidad del ejército carlista concentrado en el asedio de Bilbao y el inicio de la Campaña de Somorrostro.</div><p></p><p style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: justify;">Gracias a la actividad de la fundición de Arteaga y de la habilitación de “<i>la excelente fábrica del Desierto</i>”, a mediados de febrero “<i>hallábase ya suficientemente dotados y en disposición de romper el fuego cinco cañones lisos, de bronce, de á 12 centímetros, y cuatro morteros de á 27</i>” sobre Bilbao. Posteriormente se sumarían “<i>una batería de cañones de á 12 centímetros y uno rayado de á 10</i>”.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">En la bibliografía consultada no se han localizado datos adicionales sobre estos cañones rayados de 10 centímetros, de los que llegaron a fabricar al menos dos unidades. </span><span style="background-color: white;">Genuinamente carlistas, expertos de época, como Joaquín La Llave o algo más posteriores como Jorge Vigón, no los citan en sus obras, por lo que carecemos de datos técnicos de los mismos. En cualquier caso, seguramente tratasen de emular a los cañones de bronce de ánima rayada y retrocarga de 10 cm reglamentarios desde 1872, que habían sido desplegados por el ejercito liberal en los campos de Somorrostro; si bien, es dudoso que fueran tan sofisticados como para utilizar las granadas de 8 kg de envuelta pesada que lanzaban los reglamentarios.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbncGOe3-dbNAd0nSBhkXHq5FidQOmOCjTvw-9AoRGo9bkcmYGjg8zdAV_lXLeLyiPw6NZusKB1Iv66ugomn4sX7eoasS3cTRtjii8d38j389lRb0gyd8OjuhNM2yUXp2t5gXuNPaFF0Nz/s760/26_Planos_10cm.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="531" data-original-width="760" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbncGOe3-dbNAd0nSBhkXHq5FidQOmOCjTvw-9AoRGo9bkcmYGjg8zdAV_lXLeLyiPw6NZusKB1Iv66ugomn4sX7eoasS3cTRtjii8d38j389lRb0gyd8OjuhNM2yUXp2t5gXuNPaFF0Nz/w400-h280/26_Planos_10cm.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Planos de un cañón de bronce de 10 cc. según el cuadro de la artillería de ordenanza<br />por Real Orden de 21 de mayo de 1872. Modificado de navarra.es</span></td></tr></tbody></table></span></div><p style="text-align: justify;">El 21 de febrero de 1874 el estampido de los morteros se escuchaba por primera vez Bilbao. Mientras las bombas que caían sobre la villa dependían de la pólvora disponible, los 8 cañones que formaban la batería de Navarra (al mando de Alejandro Reyero) y las Secciones de Álava y Guipúzcoa (encabezadas por Javier Rodriguez Vera), tomaban posiciones en los campos de Somorrostro.</p><p style="text-align: justify;">Los 6 cañones de 8 cm y los dos obuses de 12 cm, se enfrentaron, en una completa desigualdad, a la abrumadora potencia de fuego artillero creciente que desplegó el ejército liberal en los tres meses que duró la campaña: "<i>sesenta cañones: dos de á 16 centímetros; cuatro de á 12 de posición; doce de á 10, de reserva; dieciocho de á 8, sistema Krupp; doce de á 8, sistema Plasencia, y otros doce de Montaña, sistema antiguo</i>".</p><p style="text-align: justify;">A finales de abril cedía la línea de defensa carlista en Somorrostro y el 2 de mayo Bilbao quedaba oficialmente liberado de su sitio. Hans Albert describirá la importancia moral que supuso para el ejercito carlista no perder su escasa artillería: "<b><i>Tras la retirada de Somorrostro, obligado a levantar el asedio de Bilbao, precipitadamente y en la noche, los carlistas lograron salvar su embrión de artillería. No se perdió ni una caja. Este material, tan dolorosamente formado, tenía a sus ojos un gran valor. La pérdida habría sido irreparable y más dolorosa para ellos que dos derrotas experimentadas una tras otra. Al conservar su equipo, mantuvieron el carácter de ejército regular y permanecieron en condiciones de intentar el asedio de otro lugar</i></b>". Lo único que dejaron atrás, fueron los cañones que habían batido la basílica de Begoña, unos hierros rescatados de abandonas baterías de costa, demasiado viejos para esforzarse en recuperarlos a decir de los carlistas; y abandonados en su rápida huida, según los liberales. Antonio Brea dejará escrito: "<i>Nos preparamos, pues, para la retirada, conviniendo, previo consejo con el Comandante General de Artillería, en salvar el material de guerra, compuesto únicamente de los morteros, del cañón de á 10 centímetros y los dos de á 12, pues los de hierro no podían servir más que para volver á sujetar las amarras de los barcos</i>".</p><p style="text-align: justify;"><i>Adquisiciones en el Extranjero</i></p><p style="text-align: justify;">Continuaba Hans comentado: “<b><i>Los carlistas, sin embargo, pronto comprendieron que no podían fabricar una artillería capaz de resistir la del ejército de línea liberal y resolvieron comprarla en el extranjero</i></b>”. De hecho, los planes para la compra de material moderno ya habían comenzado muchos meses antes.</p><p style="text-align: justify;">Para centralizar, en la medida de lo posible, las adquisiciones y el sistema de llegada de los materiales, según cuenta Tirso Olazabal, “<i>se habían constituido en la frontera una Junta compuesta de comisionados de las provincias vascongadas y Navarra</i>”. Esta Junta incluía nombres de lustre del mundo carlista como el propio Olazabal, Alejandro Argüelles Meres de la Riva, Carlos Calderón Vasco, José María de Lasuen Urízar, Bernado G. Verdugo, Vicente Alcala del Olmo Torres, etc. De sus logros y fracasos en la compra de armas, el historiador Pirala escribirá: “<i>[…] seguramente que no hubo negocio en el campo carlista. en el que más se escribiera y en el que más alardearan casi todos de los servicios que prestaban. Se ve excelente voluntad, pero no el mejor acierto</i>”. </p><p style="text-align: justify;">De hecho, las propias Diputaciones y Juntas carlistas, principales suministradoras del dinero que iba a permitir la compra de material en el extranjero, recelaron, al menos inicialmente, de derivar sus siempre escasos fondos a estos menesteres. Así, Lorenzo Arrieta-Mascarua Sarachaga, de la Junta de Gobierno de Vizcaya, criticaba el gasto en la compra de artillería que Tirso Olazabal estaba realizando en Inglaterra: “<i>[…] se le remitieron también como consta de recibo, cuyas cantidades reunidas suman 90.000 reales, con los que cree quedan bien pagados los dichosos cañoncitos, que, no se han recibido aún, y ya son innecesarios, porque en consideración a su tardanza, esta diputación, apremiada de la necesidad, se decidió a montar, y a Dios gracias funciona satisfactoriamente, una buena fábrica de cañones que nos ha proporcionado cinco, al parecer muy buenos, y que dentro de poco nos proporcionará cuantos necesitemos, […]</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Hans Albert se hará eco de las penurias económicas carlistas, y el esfuerzo que realizaron para conseguir reunir fondos suficientes como para realizar las compras: "<b><i>Hubo un tiempo en que los oficiales y soldados carlistas tuvieron que hacer los mayores sacrificios sobre sí mismos y abandonar parte de su salario para adquirir cañones</i></b>”. Tirso Olazabal relatará en sus “Memorias de un Contrabandista”, que al menos, los batallones guipuzcoanos estaban resueltos “<i>a renunciar a sus pagas hasta que se pudieran adquirir dos o tres piezas de sitio</i>”. </p><p style="text-align: justify;">Por suerte, las simpatías hacia la causa carlista en algunos estamentos de aristocráticos de las cortes europeas eran manifiestos, por lo que “<i>se hizo un llamamiento con el mismo propósito a los católicos ingleses, austríacos y belgas, así como a los legitimistas franceses. Esta apelación fue escuchada; las suscripciones se abrieron inmediatamente. Las mayores sumas se recaudaron en Inglaterra</i>”. Si bien las simpatías de la rica Inglaterra fueron convenientemente canalizadas por Edward Kirkpatrick de Closeburn, los legitimistas franceses contribuyeron fuertemente con “<i>importantes sumas en el Tesoro carlista</i>”, adquiriendo con sus propios fondos artillería para el ejercito carlista. De hecho, y según cita Pardo San Gil, al menos 15 cañones de acero, entre sistema Whitworth y Vavassuer, “<i>fueron regalados por legitimistas franceses</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy0BokjLXGCLPtF6mmbi5Oux17YhTUUUnJsXatalXXSJAwQmMZd7vQPqK4W4NHZwFf36sX_IFqVvrLYL5ypB9Jy7dNJjrW4OZogMs7MRIzA_Sl9iqEdmmNWGgvvascAJieHNeZfDF7Xkeo/s767/27_Contabando_todo_Coleccion.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="376" data-original-width="767" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy0BokjLXGCLPtF6mmbi5Oux17YhTUUUnJsXatalXXSJAwQmMZd7vQPqK4W4NHZwFf36sX_IFqVvrLYL5ypB9Jy7dNJjrW4OZogMs7MRIzA_Sl9iqEdmmNWGgvvascAJieHNeZfDF7Xkeo/w400-h196/27_Contabando_todo_Coleccion.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Desembarco de armas en una cala de la costa<br />del País Vasco. Modificado de "todocoleccion"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Continuaba Hans Albert su relato argumentando: “<b><i>Los carlistas, aprovechando la libertad de que disfrutaba el comercio de armas en Gran Bretaña y Estados Unidos, dedicaron la mayor parte de sus negocios a estos dos países</i></b>”. Desconocemos la razón de citar a Estados Unidos. Norte América estaba demasiado lejos y, excepto los infundios que los agentes carlistas se encargaron de propagar para favorecer sus compras y traslados de material de contrabando, no hubo relaciones directas con ese país.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Por su parte, Inglaterra, al igual que otras potencias europeas, permanecía en estado de supuesta neutralidad ante el conflicto carlista, con simpatizantes en ambos bandos, aceptando delegaciones y representantes de ambas partes, tomando buena nota de las airadas protestas que desde el gobierno liberal llegaban, pero permitiendo (siempre dentro de su legalidad) actividades y negocios carlistas que lucraran sus arcas.</p><p style="text-align: justify;">Adquirir las piezas en el extranjero, además de los recursos financieros requería de un enorme trabajo logístico, donde el juego de relaciones diplomáticas iba parejo a los procesos de espionaje y contraespionaje. También fue preciso tratar con intermediarios de diferente catadura moral, para seguidamente tener que lidiar con el complicado proceso de traslado a territorios controlados por las armas carlistas.</p><p style="text-align: justify;">Hans Albert especificaba que “<b><i>todas las piezas de acero y cañones estriados fueron desembarcados en la costa del País Vasco por vapores ingleses, principalmente en el pequeño puerto de Motrico, cerca de San Sebastián</i></b>”. No estuvo acertado Hans Albert con este párrafo, ya que no todas las piezas entraron por la vía marítima, no todos los buques fueron ingleses, Motrico no fue el principal puerto de desembarco y, por último, esta villa marinera es el último pueblo costero de Bizkaia, frontera con Gipuzkoa, y no está cerca de San Sebastián.</p><p style="text-align: justify;">La complejidad y diversidad del contrabando de armas carlistas ha sido estudiado por historiadores contemporáneos como Pardo San Gil y Jose Fernando Gaytan, especificando que al menos fueron 8 los buques que trasportaron armas carlistas, unos, en propiedad, otros “alquilados”: <i>Alar, Deerhound, Queen of the Seas, Orpheon, Villa de Bayone, Malfilatre, Nieves, Notre-Dame de Fourviers</i> (rebautizado como <i>London</i>) y los puertos o zonas de desembarco: Ispaster (Bizkaia), Cabo Higuer (Gipuzkoa), Ondarroa (Bizkaia), Bermeo (Bizkaia) y Motrico (Bizkaia).</p><p style="text-align: justify;"><i>La No Siempre Neutral Suiza</i></p><p style="text-align: justify;">Continuaba Hans: "<i><b>Solo uno o dos piezas de montaña se pasaron de contrabando a través de la frontera francesa. Algunos cañones de montaña escondidos en la ciudad de Ginebra por Doña Margarita, esposa de Don Carlos, fueron incautados por las autoridades suizas y no pudieron llegar a su destino</b></i>". Efectivamente, pocos cañones fueron introducidos de contrabando utilizando la vía terrestre a través de la frontera francesa, destacando el envío de “<i>4 Whitworth de montaña camuflados en unas columnas de plomo como si fueran objetos de adorno</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Respecto a la incautación de cañones carlistas por parte de las autoridades suizas, Tirso Olazabal lo describirá en sus memorias con gran detalle: “<i>Los legitimistas de Nante, queriendo dar una prueba del interés que les inspiraba nuestra causa, compraron un cañón de montaña, de los que precipitadamente mandó fundir el Gobierno francés […] y encargaron a un joven llamado Tegeiro, que hiciera entrega de su regalo. Ignoro si por fatal iniciativa propia, o por desacertado consejo de los donantes, en vez de llevar el cañón a la frontera de España, Tegeiro lo trajo a Ginebra y lo presentó a la Reina</i>”. La Reina lo aceptó con agrado y peguntó a Olazabal la forma de trasladarlo a España. El interpelado contestó, que “<i>a mi juicio, lo más difícil era volverlo a introducir en Francia</i>”. </p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4iR2um5c6rDrpG5oE7Phm-48n1n6989AOrTFOcshZvMLFt1FUvY61rdmbgtP66x_0jPJXQzRKZs9Tb_QbN1Naw20jQGBfO3tUpELz-r3MfYMkkfTdwKlwMTI4qF3uSNCmcvc8W37Fy1LL/s633/28_Duchesse_Marguerita_de_Madrid_Wiki.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="633" data-original-width="458" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4iR2um5c6rDrpG5oE7Phm-48n1n6989AOrTFOcshZvMLFt1FUvY61rdmbgtP66x_0jPJXQzRKZs9Tb_QbN1Naw20jQGBfO3tUpELz-r3MfYMkkfTdwKlwMTI4qF3uSNCmcvc8W37Fy1LL/w290-h400/28_Duchesse_Marguerita_de_Madrid_Wiki.jpg" width="290" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Margarita de Borbón-Parma, esposa<br />de Carlos VII. Modificado de <br />"wikipedia"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Con cierta ironía, Olazabal relatará el plan urdido por simpatizantes carlistas que “<i>no habían nacido para contrabandistas</i>”. Consistía en camuflar la pieza con otros viejos hierros para que cruzase la frontera como chatarra de fundición. Sin embargo, el herrero seleccionado para realizar la trasformación de nuevo cañón a vieja chatarra, levantó las suspicacias de Olazabal: “<i>en cuanto lo vi me infundió instintivo recelo. El pueblo de Ginebra es y fue siempre, refugio de revolucionarios y bribones de todos los países. Diríase que aun florece allí la ponzoña que sembró Juan Jacques Rousseau</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Al poco de marchar la Reina carlista a Paris se presentó en su residencia de Ginebra la policía guiada por el joven herrero, decomisando el cañón y llevándose presos a algunos simpatizantes de la causa carlista que allí estaban. El escándalo tuvo más repercusiones, como fue la “<i>prohibición a la Señora a sus representantes y agentes</i>” de residir en los cantones suizos de Tesino, Vaud, Valais, Friburgo y Neuchatel. </p><p style="text-align: justify;">Finalizaba Tirso este episodio de sus memorias con un irónico comentario respecto a aquel pequeño cañón de montaña, posiblemente otro “á 4”, definiéndolo como “<i>poderoso elemento de guerra</i>” y su sentir por los suizos: “<i>Triste fue la suerte que cupo al cañón regalado por los inadvertidos legitimistas ¡Jamás llegó a su verdadero destino! ¡Jamás resonó su potente voz en nuestras montañas! Mudo ha permanecido "in perpetuum" en algún arsenal de la libérrima República. Más tarde se hicieron muchas gestiones para conseguir que el Gobierno Federal nos devolviera aquel recuerdo de los amables nanteses, pero fue en vano nuestro intento. Los suizos no quisieron privarse de aquel poderoso elemento de guerra, pensando, quizás, en la defensa del territorio de la República contra la siempre temida invasión de los ejércitos germanos. Los suizos son muy buenos relojeros, por lo demás….</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i>Llegan los Cañones de Acero</i></p><p style="text-align: justify;">A partir de julio de 1874, cuando se produce el primero de los grandes desembarcos de cañones, el ejército carlista de pudo dotar de artillería “moderna” de procedencia mayoritariamente inglesa, y, en menor media, germana. Hans los resume en los siguientes párrafos: "<b><i>Los sistemas de armas utilizados por los carlistas son: El sistema Vavasseur, el sistema Woolwich, el sistema Placensia, el sistema Whitworth, el sistema Krupp y los cañones rayados de bronce. Examinaremos cada uno de estos sistemas</i></b>”:</p><p style="text-align: justify;"><i></i></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd6dAclQ5selvGj8EgcDxbqIO9ThlNQuLU0ubsXDY13Cn7SQqsS4VMM1d0Knn_SMPOqMNO0i5oG2KGiESoiSHEcjG-Eh9AdZ35bZ-6IXm6gLJPDHEK7SmggwT-PbUb1DjmMHhKMNb_G86L/s537/29_Proyectil_Whitworth_no_solo_canones.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="537" data-original-width="211" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd6dAclQ5selvGj8EgcDxbqIO9ThlNQuLU0ubsXDY13Cn7SQqsS4VMM1d0Knn_SMPOqMNO0i5oG2KGiESoiSHEcjG-Eh9AdZ35bZ-6IXm6gLJPDHEK7SmggwT-PbUb1DjmMHhKMNb_G86L/w158-h400/29_Proyectil_Whitworth_no_solo_canones.jpg" width="158" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Granada Whitworth.<br />Modificado de <br />"no solo cañones"</span></td></tr></tbody></table><i><br />Los Whitworth</i><p></p><p style="text-align: justify;">Saltándonos el orden que estableció Hans Albert, comenzamos con el que fuera “el cañón carlista por excelencia”, el Whitworth: “<i><b>Este sistema incluye piezas de 4 centímetros, algunas cargadas por la boca, otras por la recámara, y piezas de 7 centímetros de avancarga. Una sección perpendicular al eje del cañón ofrece un hexágono regular. Por tanto, el ánima está compuesta por seis caras que giran helicoidalmente de izquierda a derecha. Los proyectiles carecen de aletas o guías de plomo y tienen exactamente la misma forma que el cañón y ofrecen una longitud que parece desproporcionada a su diámetro</b></i>”.</p><p style="text-align: justify;">Los Whitworth despertaban el interés de Hans, que alababa su uso en la montaña: “<b><i>El Whitworth de 4 cm de diámetro y avancarga tiene un gran alcance. La precisión del disparo no deja nada que desear. Su peso, que no llega a los 53 kilogramos, las convierte en valiosas piezas de montaña. Las mulas, con tan poca carga, pueden caminar sin fatiga por los peores caminos y escalar las montañas más altas</i></b>”.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, estas piezas de montaña también presentaban defectos, especialmente el escaso poder explosivo de la pequeña granada: “<i><b>Los proyectiles pequeños están mal hechos o mal cargados, y no siempre estallan al caer. Luego los soldados alfonsinos los recogen y, entre risas, les dan el nombre de pepinillos</b></i>”. Los proyectiles no estaban, ni mal hechos, ni mal cargados; el principal problema se localizaba en las espoletas de producción propia, blanco de las principales críticas.</p><p style="text-align: justify;">Continuaba Hans desgranando algunas de las características del resto de Whitworths: “<b><i>Las piezas de 4 centímetros, largas y cargadas por la culata, tienen aproximadamente las mismas cualidades que las piezas anteriores. El sistema de cierre es muy simple y de buen funcionamiento</i></b>”. De los de 7 cm, comentaba: “<b><i>Los Whitworths de 7 centímetros de diámetro, cargados por la boca tienen un gran alcance y una gran fuerza de penetración</i></b>”. Completaba su visión de estos cañones con la siguiente aseveración: “<i><b>Los cañones del sistema Whitworth, de gran sencillez, pueden conformar una eficaz artillería, ya sea de montaña o de batalla</b></i>”.</p><p style="text-align: justify;">Como ya se ha comentado, fue el oficial Julián García Gutiérrez Paniagua, el que tras su paso en el verano de 1873 por Inglaterra, seleccionó este sistema para las baterías de montaña. Tan prendado quedó de los Whitworth que no tuvo reparos en intentar replicarlos en la fundición de Arteaga en bronce. Sin embargo, no fue hasta un año después, ya en el verano de 1874, cuando pudo disponer de estos preciados cañones de acero. Tras el primer desembarco en julio de eses año, los sucesivos alijos de material bélico irán, por lo general, acompañados de más piezas de este sistema.</p><p style="text-align: justify;">Estos cañones, que llegaron a vertebrar la artillería carlista contando más de 60 piezas, ya se han tratado de forma específica en este blog. Jorge Vigón, trascribe "<i>un inventario que parece merecer crédito</i>", donde se recogen los siguientes números de bocas de fuego de este sistema:</p><p style="text-align: justify;"></p><ul><li>40 Whitworth de montaña, a cargar por la boca, de 4,5 cm</li><li>18 Whitworth de montaña a cargar por la boca de 7,6 cm</li><li>2 Whitworth de posición de 13 cm</li><li>6 Whitworth de batalla a cargar por la recamara de 4,5 cm</li></ul><p></p><p style="text-align: justify;">Por su parte, La llave aportará datos adicionales de los Whitworth carlistas: “<i>Eran de tres modelos distintos, el de 4 centímetros de montaña, o de 2 1/2 libras, que no pesa más de 75 kilógramos, otro de 4 1/2 centímetros largo, o de 3 libras, que pesa 143 kilógramos y que el fabricante llamaba también de montaña, pero que no se puede llevar a lomo y es, por lo tanto, una pieza ligerísima de batalla, y otro propiamente de campaña de 7 centímetros o de 12 libras. Los tres son de acero fundido y comprimido en líquido, de rayado hexagonal, […] con proyectil largo de gran coeficiente balístico, con el cual, a pesar de que la velocidad inicial era moderada, el alcance de estos cañones era superior al de los nuestros</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Durante un corto espacio de tiempo, los Whitworth no tuvieron rival ante las viejas “chocolateras” y obuses de montaña que portaba en el inicio de la guerra el ejército liberal. Sin embargo, y como bien relata Henry Knollys, pocas veces pudieron disfrutar de la ventaja que incluía la de ser efectivos a 7.400 yardas (6,8 km) ya que los carlistas “<i>invariablemente permitían a sus oponentes acercarse a unas 2000 yardas (1,8 km) antes de abrir fuego, dado que la munición en el ejército de Don Carlos era escasa y de gran valo</i>r”.</p><p style="text-align: justify;">Destacando por su tamaño, los dos últimos en llegar fueron los dos monstruos de 13 cm que hubieran lanzado proyectiles de 70 libras (31 Kg). De estos dos grandes cañones Tirso Olazabal comentará que fue necesario “<i>alquilar un vapor de carga</i>” para transportarlos, porque "<i>la grúa del N.D. de Fourvieres no era bastante potente para levantar el peso de esos cañones</i>”. Eran tan pesados y, tantas las dificultades para su trasporte y movimiento, que para cuando pudieron estar en funcionamiento, ya era demasiado tarde. Sin disparar un solo proyectil quedaron abandonados en Ataun, en el final de la guerra.</p><p style="text-align: justify;"><i>Los Vavasseur</i></p><p style="text-align: justify;">Los “raros” Vavassuer, serán citados por Hans Albert, como mera curiosidad: “<b><i>Hablaremos de estos cáñones sólo por curiosidad, pues los carlistas tienen pocos. El inventor es un francés que generó grandes expectativas en su sistema. Logró que los carlistas aceptaran algunos cañones de su invención. Hay dos tipos de armas Vavasseur en uso en el campamento carlista: El primero, con un diámetro de 7 centímetros, cargando por la recámara; el segundo, con un diámetro de 9 centímetros, de avancarga. El primero tiene un alcance de 4.000 a 4.500 metros; con un tiro de suficiente precisión, con un sistema de cierre parecido con el sistema Krupp. El segundo tiene un alcance de 5.600 metros y su disparo es certero, incluso a esta distancia</i></b>".</p><p style="text-align: justify;">El creador de este peculiar sistema era Josiah Vavasseur y, frente al posible origen franco de su apellido, Josiah era nacido en Inglaterra. Junto con William George Armstrong, Theophilus Alexander Blakely y Joseph Whitworth, Vavasseur eran la élite de ingenieros que desarrollaron el arma de artillería en la Gran Bretaña de finales del XIX.</p><p style="text-align: justify;">Vavasseur había patentado su propio sistema para dotar a los proyectiles de la deseaba estabilidad giroscópica. Su especificidad radicaba en un sistema inverso de conducción, donde el proyectil llevaba las rayas y el ánima del cañón “<i>aletas o filetes salientes helicoidales</i>”. Citando a Joaquín La Llave, “<i>la ventaja que se atribuía a este sistema era que no presentaba el proyectil aletas y, como consecuencia, era más regular su marcha por el aire</i>”. Sin embargo, “<i>las experiencias demostraron que no había en ello gran ventaja y se abandonó la idea. Los franceses que, durante la guerra con Alemania, compraron algunos cañones de campaña Vavasseur, después de la guerra probaron este sistema en comparación con el suyo y con otros, resultando que no había sino una ventaja inapreciable y se olvidó definitivamente</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvDeWWF8Z7qvxo9YYAt6UV5AgnBDZLTlEHjZJgUd5qS80ZaYxI5wbGIt5t5Ai7ZgEofy6Wz6A6PtuoTdyyRaz0qm1jZCPDqgkbzviKnAQVI6Hvsyvm1hfZSqYQ8keC7ddPrHP7NkiSonCT/s563/30_Vavasseur_Juan_Calvo.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="413" data-original-width="563" height="294" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvDeWWF8Z7qvxo9YYAt6UV5AgnBDZLTlEHjZJgUd5qS80ZaYxI5wbGIt5t5Ai7ZgEofy6Wz6A6PtuoTdyyRaz0qm1jZCPDqgkbzviKnAQVI6Hvsyvm1hfZSqYQ8keC7ddPrHP7NkiSonCT/w400-h294/30_Vavasseur_Juan_Calvo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">De izquierda a derecha, granada Vavasseur de 9,8 cm,<br />Whitworth de 7 cm, y tetones de 8 cm. Modificado<br />de "Artillería de Antecarga Rayada" de Juan L. Calvo</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">No tan definitivamente, ya que en la penuria económica y necesidad en la que se movía el ejército carlista, se vieron en la necesidad de adquirir sistemas de fuego fiables, pero de carácter experimental; modernos, pero de tecnología no exenta de problemas. Hans Albert definía las desventajas de este sistema: “<b><i>La experiencia ha demostrado que después de un número muy reducido de disparos, el anima se calienta, sus aletas se dilatan y los proyectiles no pueden entrar. A menudo sucede que un proyectil, después de haber entrado en la boca, donde la dilatación no ha sido lo suficientemente grande para oponerse a su introducción, se atasca a medio recorrido. Otra grave dificultad es la de la fabricación de los propios proyectiles, que es complicada y muy delicada</i></b>”. </div><p></p><p style="text-align: justify;">Según se indica en el Estandarte Real, fue el coronel Juan María Maestre el que apostó por este sistema, cuando en el verano de 1873 se presentó ante Carlos VII con algunos fondos de simpatizantes carlistas de Andalucía: “<i>Sin embargó, en lugar de aceptar Don Carlos el donativo andaluz, tuvo el singular desprendimiento de endosar aquella al citado Jefe, y comisionarle para que, marchando a Inglaterra […] comprase el material completo de otra Montada, que pudiese también servir en algunos casos para batir en brecha pequeños puestos y fortificaciones de poca importancia</i>". A su regreso trajo consigo “<i>planos, apuntes y memorias, para servir una Batería Montada de seis cañones a cargar por la culata, sistema Vavasseur, cuyo cierre era muy parecido al del Krupp</i>”. </p><p style="text-align: justify;">Considerando que la llegada de esta batería iba ser inminente, el ejército carlista se preparó para adaptarse a las nuevas armas. Para ello Antonio Brea “<i>escribió un ejercicio para el manejo de los Vavasseur por los voluntarios, gestionando con el General carlista Ollo se le entregase gente, ganado y monturas, pues los atalajes habían de llegar con las piezas</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Sin embargo, los cañones Vavasseur, finalmente adquiridos con fondos de los legitimistas franceses, no pudieron ser desembarcados hasta prácticamente un año después, llegando al puerto de Bermeo el 9 de julio de 1874, en el primer gran alijo de cañones para el ejército carlista. </p><p style="text-align: justify;"><i>Los Woolwich (Sistema Armstrong)</i></p><p style="text-align: justify;">Continuaba Hans Albert escribiendo sobre los cañones Woolwich: “<i><b>Los cañones Woolwich, fundidos en Inglaterra, están hechos de acero; tienen 7 centímetros de diámetro y se cargan por la boca. Su alcance supera los 4.000 metros y su disparo ofrece gran precisión. El ánima de estos cañones tiene tres franjas huecas y los proyectiles presentan aletas de cobre. Son ligeros y fáciles de maniobrar</b></i>”. Es decir, acero de avancarga, ánima rayada con 3 franjas y proyectiles de aspecto similar a una granada de tetones, pero más estilizados.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhowYNGz_Zq1lHcr4T5WrqcZ1gzyv49iUxaNErnTGy4v5tUb_HdWRpwI8OweNQBIlNB5d4zLRo0s8a-vNQd7DAhDxrU_VF6HMvkY3GEqkxsUt0mYO0Z_C0MoVeUmAU4x-6V6Oad7GSeYxk9/s535/31_Proyectil_Armstrong.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="481" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhowYNGz_Zq1lHcr4T5WrqcZ1gzyv49iUxaNErnTGy4v5tUb_HdWRpwI8OweNQBIlNB5d4zLRo0s8a-vNQd7DAhDxrU_VF6HMvkY3GEqkxsUt0mYO0Z_C0MoVeUmAU4x-6V6Oad7GSeYxk9/w360-h400/31_Proyectil_Armstrong.jpg" width="360" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Granada Amstrong de "9 libras".<br />Modificado de "wikipedia" y "musarqourense"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Si los Whitworth llegaron de la mano de Gutiérrez y los Vavasseur fueron un encargo del oficial de artillería Maestre, los Woolwich fueron una apuesta personal de D. Tirso Olazabal. Los contactos para su compra se realizaron durante la estancia de Tirso en Londres entretenido en el largo proceso judicial que siguió a la trama urdida por la embajada liberal en la <i>city </i>con el objetivo de evitar que armas compradas por los carlistas llegaran a su destino.</div><p></p><p style="text-align: justify;">En aquel momento funcionaban en la Inglaterra industrial cuatro grandes y afamadas empresas que fundían cañones bajo distintos sistemas y siguiendo sus propios diseños y patentes de ingeniera: La <i>London Ordnance Works</i>, la <i>Elswick Ordenance Company</i>, la <i>Whitworth Ordnance Company</i> y el <i>Royal Woolwich Arsenal</i>.</p><p style="text-align: justify;">La <i>London Ordnance Works</i>, situada en Southwark (Londres), quedaba bajo la dirección de Josiah Vavasseur, estrecho colaborador del también afamado, Alexander Bakely. Vavassuer había continuado con sus propios diseños añadiendo a su bagaje las patentes de Bakely que pasaba por penurias económicas.</p><p style="text-align: justify;">En Manchester se encontraba la <i>Whitworth Ordnance Company</i>, cuyo director, Joseph Whitworth, estaba haciendo sombra al resto de competidores con su sistema de ánima hexagonal. Whitworth era especial adversario de la <i>Elswick Ordenance Company</i>, que, emplazada en Newcastle, pertenecía a William Armstrong.</p><p style="text-align: justify;">Armstrong había patentado un cañón rayado de retrocarga que fue seleccionado como arma para el ejército británico en 1858. Tras entregar su patente al gobierno británico destinó su fábrica de Elswick a la construcción de armas para el imperio británico, y ante la gran demanda de producción, se encargó de actualizar el <i>Royal Woolwich Arsenal</i> para que también fundiera armas de su sistema. Sin embargo, tras fuertes presiones de otros competidores (especialmente de Whitworth), el gobierno británico rescindió en 1863 el contrato con Armstrong, pero mantuvo la producción de artillería sistema Armstrong, con mínimas variaciones, en la Royal Woolwich Arsenal.</p><p style="text-align: justify;">Vaciada, por tanto, su fábrica de Elswick de los pedidos estatales, Armstrong se dedicó “<i>a la fabricación como industria privada</i>”, y citando a Joaquín La Llave, “<i>desde entonces, ha procurado tener sistemas de artillería propios para la exportación a muchas naciones</i>”. Este mismo autor reflejará en sus escritos que la “<i>artillería de Woolwich, es como se acostumbra a llamar a la artillería inglesa fabricada en dicho arsenal</i>”, pero concluye que “<i>no hay diferencias esenciales entre las piezas de Armstrong y las de Woolwich</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Tirso Olazabal, tuvo la tuvo la posibilidad de conocer en persona el Royal Woolwich Arsenal: “<i>16 de febrero (de 1874)- He almorzado en casa de Smith y he conocido al viudo de una hija adoptiva de aquellos señores. El viudo es capitán de artillería y tiene gran empeño en enseñarme el arsenal de Woolwich, que es el mejor de Inglaterra. Le he dicho que iré a que me lo enseñe. Puede ser útil para nosotros la visita. […]</i>”. Y 4 días después, D. Tirso comía con los oficiales de artillería “<i>del arsenal y colegio. Hay más de 100 pero sólo a la mesa 80. […] Me enseñó el museo de artillería que es magnífico, luego vi las pruebas de los cañones, que me interesaron mucho, y el colegio en el que, por cierto, estudia a hora el príncipe imperial (hijo de Napoleón)</i>”.</p><p style="text-align: justify;">Aparentemente Olazabal quedó impresionado por los cañones “Woolwich” y pocas semanas después, tras la resolución positiva para los intereses carlistas de “el caso Palmer”, hizo valer sus contactos para iniciar inmediatamente la compra de este tipo de cañones. El retraso que había supuesto los meses de juicios, había impedido hacer llegar todo un imprescindible cargamento de armas al ejército carlista. Era, por tanto, necesario rehacer el alijo, adquirir un nuevo barco, preparar su salida y su llegada. Todo ello iba a precisar de un tiempo adicional, un tiempo del que carecía el ejército carlista desplegado campos de Somorrostro.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe0-Yv7ZCKUlNDsA8ddcMKpAgAqewHIiSksAu-LOGYd79iu3JMzFu47QN0v5P5UYRqqGTl7guT7DdHQEkNDYV2tYMnBaNpqkWT-nD5nRIr1hyphenhyphenCzq5vTDkVE-Oz3WsPG5fgM1SP-re-c9XI/s823/32_RML_9-pounder_Gun%252C_Summerside_Armoury%252C_Prince_Edward_Island.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="568" data-original-width="823" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe0-Yv7ZCKUlNDsA8ddcMKpAgAqewHIiSksAu-LOGYd79iu3JMzFu47QN0v5P5UYRqqGTl7guT7DdHQEkNDYV2tYMnBaNpqkWT-nD5nRIr1hyphenhyphenCzq5vTDkVE-Oz3WsPG5fgM1SP-re-c9XI/w400-h276/32_RML_9-pounder_Gun%252C_Summerside_Armoury%252C_Prince_Edward_Island.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">9-Libras "Woolwich" (sistema Armstrong). <br />Modificado de "wikipedia"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Consciente Tirso de la penuria artillera con la que se estaban batiendo</div><div style="text-align: justify;">en Somorrostro, escribirá en sus memorias: “<i>Constaba a los jefes liberales., que nuestras fuerzas solo disponían de un cortísimo número de piezas de artillería, y esas de poco alcance. Fiados en ello, establecieron sus campamentos a corta distancia de las trincheras carlistas. ¿Qué sucedería, pensé yo, si de pronto un par de baterías de cañones de campaña rompieran el fuego contra esos campamentos? iQué alarma, que confusión produciría el inesperado ataque! Contando con parte de los fondos recibidos del Gobierno de Madrid, me resolví a intentarlo</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">La bibliografía consultada se torna especialmente confusa en este punto, pero sea como fuere, Tirso escribirá que consiguió “<i>doce magníficos cañones Woolwich</i>”. Sin embargo, teniendo en cuenta que la Royal Woolwich Arsenal pertenecía a la corona británica, es plausible el pensar que los contactos de Tirso le llevaron a tocar la puerta de William Armstrong en su fábrica privada de Elwisk; puerta del auténtico inductor y origen de la patente de los cañones que se construían en la Royal Woolwich Arsenal.</p><p style="text-align: justify;">De hecho, tanto Joaquín La Llave, como Henry Knollys, coincidirán en definir a los Woolwich carlistas como “piezas Armstrong”. El primero de ellos los cita directamente como “<i>batería de cañones Armstrong de 7 centímetros</i>”. Por su parte Henry Knollys, en su visita al campo carlista contemplará “<i>piezas de á 9 libras</i>”, de las que “<i>no se sorprendió al conocer que eran importaciones de Inglaterra</i>”. De características prácticamente idénticas a las piezas Woolwich concluía que “<i>muchos de sus oficiales de artillería </i>(carlistas)<i> viajan de vez en cuando a Inglaterra y están en constante comunicación con empresas privadas en Birmingham, con Sir William Armstrong y Sir Joseph Whitworth</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i>Woolwich de Ida y Vuelta</i></p><p style="text-align: justify;">Los Woolwich (Armstrong) adquiridos, sufrieron un auténtico periplo antes de recalar en el ejército carlista. Tras agilizar su compra, Tirso Olazabal quiso despacharlos con premura al frente de Somorrostro: “<i>la Providencia puso en mi camino un oficial de la marina francesa que iba a dedicarse a la pesca de perlas en los mares de China. El barco que mandaba no tenía que alargar mucho su ruta para arrimarse a uno de los puertos del Golfo de Gascuña, y me decidí a proponer, al capitán, que embarcara nuestras doce piezas y me las entregara. en un punto de la costa que yo le señalaría. Le dije que estaba dispuesto a pagar seis mil francos a quien nos prestara ese servicio. El oficial aceptó mi proposición y convinimos en que el vapor iría directamente a San Juan de I.uz, guiándose al acercarse a a costa, por dos luces verdes que sirven a los barcos para enfilar la entrada de la bahía. Allí, a cierta distancia de la costa, aguardaría yo con las lanchas para recoger los cañones y desembarcarlos la noche siguiente en uno de los puertos que ocupábamos</i>”.</p><p style="text-align: justify;">El desembarco se esperaba un 22 de abril de 1874, prácticamente un mes después de la segunda gran batalla de Somorrostro, y un Tirso afectado en aquel momento por la muerte de un familiar cercano y con los nervios propios del desembarco, apenas pudo conciliar el sueño en una larga y desesperante espera: “<i>El vapor no había venido al punto señalado. Cinco o seis noches seguidas recorrieron en vano los contrabandistas la línea indicada por mí al capitán</i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfp5YXVuk4sbi89Fk9YLDggG5vdi9w4xOuSi9skE8GLQ-ySCyrazV60pO2HCfDq3cMS__5jDS36xM_opUcH84DfcQ_pxZTMTCy9ARHUB8JkBKy7LfB_-lOyScYMaJE9_xd5U_9YVipQwq2/s921/33_Bermeo.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="618" data-original-width="921" height="269" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfp5YXVuk4sbi89Fk9YLDggG5vdi9w4xOuSi9skE8GLQ-ySCyrazV60pO2HCfDq3cMS__5jDS36xM_opUcH84DfcQ_pxZTMTCy9ARHUB8JkBKy7LfB_-lOyScYMaJE9_xd5U_9YVipQwq2/w400-h269/33_Bermeo.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Puerto de Bermeo. Modificado de "Álbum <br />Siglo XIX"</span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Tras días de silencio, Tirso recibió una carta del capitán del barco fechada en Gibraltar, donde le relataba que ante la sospecha de estar siendo vigilado prefirió no arriesgar y continuó viaje. Añadía que “<i>había dejado los cañones en Gibraltar en poder de un comisionista cuyas señas</i>” le mandaba.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tirso dio orden para que fueran trasladados de nuevo a Inglaterra “<i>y con harto dolor, vi así frustrada mi esperanza de presentarme en Somorrostro llevando aquellos cañones, cuyo emplazamiento hubiera podido ayudar tan eficazmente a los heroicos batallones que dormían en el fango de las trincheras</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">No hubo fortuna en aquel momento. Los cañones se retrasaron y la línea de Somorrostro acabó por sucumbir al empuje de las fuerzas liberales. Pero Olazabal no tardó en reorganizar todo el proceso de compra del material bélico, adquiriendo un vapor, el <i>Notre-Dame de Fourviers</i>, al que se rebautizó como <i>London</i>, llenando de nuevo sus bodegas, por segunda vez, con la ansiada artillería: un total de 27-28 cañones (según el autor) que incluía los Woolwich (Armstrong) retornados, baterías Vavasseur y Whitworth, así como un gran número de rifles y municiones.</p><p style="text-align: justify;">Burlando la vigilancia marítima liberal el 8 de julio de 1874 se desembarcaron en el puerto vizcaíno de Bermeo: “<i>Ya estaba el "N. D. de Fourvieres" entrando en el puerto. iQué recibimiento se le hizo! El pueblo entero lo aclamaba. A medida que iban desembarcando los cañones se fue cargando una fila interminable de carros que sin pérdida de momento, se puso en marcha hacia Durango. ¡Con qué entusiasmo aclamaban los pueblos aquel convoy! IQué repique de campanas! iQué vocerío! !Confieso que hallé en aquellos momentos amplia compensación de las amarguras que había pasado en Londres</i>”, escribirá Tirso en sus memorias.</p><p style="text-align: justify;"><i>Los Plasencia</i></p><p style="text-align: justify;">Continuando con el relato que Hans Albert realizaba para los lectores parisinos, se procedía a describir los cañones Plasencia: "<b><i>El cañón de Plasencia es la pieza de montaña utilizada en el ejército español; todo el mundo ha oído hablar de ellos. Es un cañón corto y de retrocarga. El diámetro del ánima es de 8 centímetros. El sistema de cierre es cómodo y resistente. El peso de la pieza es demasiado elevado para una bestia de carga normal. Se requieren mulas seleccionadas para llevar los Plasencia. A pesar de este defecto, sigue siendo la mejor pieza de montaña en uso hasta el momento. Sabemos que en Francia se está estudiando una pieza de acero de montaña</i></b>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYOrjiLLajkpbBSmM_OQz9qZB1vlUXBtRzKv0lxm6xlWjiSln5acADJQlVz8VDKBfVIx5x73Pzx4evSqO_M3edaz-m5nfKHhlRFVdMdXNNk5IB2-Z2DAmKqWL-gebOL9Wojsez-KP7CPw7/s595/34_Plasencia.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="578" data-original-width="595" height="389" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYOrjiLLajkpbBSmM_OQz9qZB1vlUXBtRzKv0lxm6xlWjiSln5acADJQlVz8VDKBfVIx5x73Pzx4evSqO_M3edaz-m5nfKHhlRFVdMdXNNk5IB2-Z2DAmKqWL-gebOL9Wojsez-KP7CPw7/w400-h389/34_Plasencia.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón de montaña Plasencia. Modificado de<br />"Amonio" y "Govantes"</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Tras estas alabanzas, Hans comentaba que “<i><b>Los carlistas solo tienen tres cañones Plasencia arrebatados a las tropas alfonsinas durante la retirada de Lacar</b></i>”. La batalla de Lacar, ocurrida el 3 de febrero de 1875, supuso un importante varapalo para ejército liberal, donde un recientemente coronado rey Alfonso XII estuvo a punto de caer prisionero.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Según especificaba Brea, esta postrera victoria carlista supuso “<i>la destrucción de una División y la pérdida, por parte de los liberales, de tres cañones sistema Plasencia, cuatro cureñas, muchas cajas de municiones de cañón y fusil, dos mil fusiles, la caja del Regimiento de Infantería de Asturias, un jefe, cinco oficiales y ochenta y dos individuos de tropa muertos (si bien Mendiry en su parte oficial y Pirala en su Historia Contemporánea hacen ascender a ochocientos el número de los muertos liberales); un Brigadier, cuatro jefes, veinte y cuatro oficiales y cuatrocientos diez y seis individuos de tropa entre heridos y contusos, trescientos prisioneros y cuatrocientos cincuenta y dos extraviados. Las bajas de los carlistas fueron, según partes oficiales, treinta muertos y doscientos heridos</i>”. </p><p style="text-align: justify;">El Plasencia había supuesto una notable mejora para el arsenal artillero de las Españas. Desarrollado por el oficial Augusto Plasencia y Fariñas, el Plasencia “<i>era de acero de la fábrica Krupp, de retrocarga, con 12 rayas y cierre de tornillo partido como el francés de Trefiillo de Beaulien, con cureña de chapa de hierro, en lo que se diferenciaba del de campaña que llevaba cureña de madera de doble mástil; el proyectil era también de mejores condiciones y notable la precisión del tiro, y el proyectil, desde que se adoptó la granada de doble pared, era de mucho mejor efecto explosivo que el del Whitworth. Esta artillería de montaña restableció otra vez la superioridad de la artillería del ejército sobre la carlista</i>”.</p><p style="text-align: justify;"><i>Los Krupp</i></p><p style="text-align: justify;">Seguirá Hans Albert con los cañones Krupp, de los que muy posiblemente había sufrido su furia durante la guerra fanco prusiana. Hans los despachará rápidamente: “<i><b>Los cañones Krupp son demasiado conocidos como para mencionarlos aquí. Además, los carlistas solo tienen seis y prefieren los cañones ingleses del sistema de Woolwich</b></i>”.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8xypeUlLfQbfbqq0W3NjrRAJ7MAQjJ-BmHaKUb2VJkbrrx3Q2-4seJglfFzXNlXD5c8jyg1_Y7I9qeJXMSew-L2Y-HujeI51sk1K3ySnLO3uj3z91h7hZXdozxWdaMclPnOzwHjo8CLZI/s576/35_Krupp_Carlista_Estandarte_real.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="413" data-original-width="576" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8xypeUlLfQbfbqq0W3NjrRAJ7MAQjJ-BmHaKUb2VJkbrrx3Q2-4seJglfFzXNlXD5c8jyg1_Y7I9qeJXMSew-L2Y-HujeI51sk1K3ySnLO3uj3z91h7hZXdozxWdaMclPnOzwHjo8CLZI/w400-h286/35_Krupp_Carlista_Estandarte_real.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Krupp del ejército carlista del Norte.<br />Modificado del "Estandarte Real"</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Posiblemente, los artilleros carlistas prefirieron cualquier cosa, a tener que hacer fuego con sus Krupp. A pesar de constituir la élite de los cañones del momento, sabemos gracias al oficial carlista Joaquín Llorens que los cañones “Krupp” que llegaron en octubre de 1874 a la costa de Guipúzcoa se encontraban en muy mal estado. Pese a la euforia desatada en la prensa carlista, Llorens no dudará en calificar la compra de el material con estas palabras: “<i>Así resulto que las piezas Krupp eran viejísimas y cansadas de hacer fuego a los franceses. Sus cierres inútiles, pues solo los pudo hacer servir la fuerza de las circunstancias y la necesidad de aumentar la artillería, aun a costa de que los escapes de gases hicieran que estas piezas, que debían alcanzar a 5000 metros llegaran escasamente a los 2300. […] Los cañones se montaron Azpeitia y se formó una batería que se procuraba entrara en fuego los menos posible, pues los escarabajos que tenían en el tubo, lo estropeado de sus estrías y los pésimo de su cierre, hacia posible reventase</i>”.</div><p></p><p style="text-align: justify;">De hecho, La Llave, los identificará, en cierto modo, como “Krupp’s de segunda”, indicando que procedían de la fábrica de Bochum “<i>la mejor fábrica de acero de Alemania, después de la Krupp</i>” y que su sistema de cierre Kreiner “<i>de doble cuña</i>” era más antiguo que el que presentaban en aquel momento los Krupp.</p><p style="text-align: justify;">Para finalizar este apartado descriptivo de los principales sistemas de artillería del ejército carlista, se incluye una tabla de resumen de datos técnicos que recopiló el ingeniero Joaquín de la Llave y García en 1898,</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQjoe5nhTDkl-pkSGvdKxoQWPjL_3eXgMrtaDqP4WWxfKl16CzKPtXo7FI6l5Rlto1cNf8zZW0jxcYf4PxZNpj0op7xvOrhrjdITPr4yTS7TUbosXU7TxzxTs0WTA0oegs1s1HQxfMR2eM/s1006/36_Tecnico_La_Llave.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="482" data-original-width="1006" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQjoe5nhTDkl-pkSGvdKxoQWPjL_3eXgMrtaDqP4WWxfKl16CzKPtXo7FI6l5Rlto1cNf8zZW0jxcYf4PxZNpj0op7xvOrhrjdITPr4yTS7TUbosXU7TxzxTs0WTA0oegs1s1HQxfMR2eM/w400-h191/36_Tecnico_La_Llave.jpg" width="400" /></a></div><p style="text-align: justify;"><span><i style="background-color: white;">¿Una Ametralladora Carlista?</i></span></p><p style="text-align: justify;">Termina Hans Albert este apartado de su relato, haciendo una pequeña referencia a los cañones de bronce carlistas de fabricación propia y aseverando que “<b><i>no querían ametralladoras</i></b>”.</p><p style="text-align: justify;">Las ametralladoras se encontraban en pleno proceso de desarrollo y, mientras en la vieja Europa, su utilización y evolución seguía anclada en desfasados conceptos tácticos, en la Guerra de Secesión norteamericana se comprobaba que las Gatling iban a constituir un punto de inflexión en los campos de batalla.</p><p style="text-align: justify;"></p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQJmlj9QHNgIsm-jHc724CswffC0BnuOY7QEduG3WwbCoLKqXD8GTBAMGSfRz9tsb-KOvOd8T8YoK-ax1ZmeOq5imy3lY3fVoMKoT8FwZBU79AmmqsiNofT-apgZZQ-lDn3fcd0Wshhw7I/s662/37-Montigny-machinegeweer_Grand_Curtius_Luik_4-02-2010_14-24-21.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="552" data-original-width="662" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQJmlj9QHNgIsm-jHc724CswffC0BnuOY7QEduG3WwbCoLKqXD8GTBAMGSfRz9tsb-KOvOd8T8YoK-ax1ZmeOq5imy3lY3fVoMKoT8FwZBU79AmmqsiNofT-apgZZQ-lDn3fcd0Wshhw7I/s320/37-Montigny-machinegeweer_Grand_Curtius_Luik_4-02-2010_14-24-21.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">Ametralladora Christophe-Montigny.<br />Modificado de "wikipedia"</span></span></td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;">Citando al experto Juan Calvo, en las Españas del XIX se había “<i>adoptado la Christophe-Montigny, de 37 cañones, para cartuchos de 11 mm</i>” en 1870, con el propósito de formar “<i>seis baterías de seis ametralladoras</i>”. Sin embargo, para el comienzo de la guerra carlista, se había creado una “<i>única batería de cuatro ametralladoras, agregada al 1º Regimiento montado de artillería y organizada de una manera similar a la de los cañones, que no realizó servicios destacados</i>”. No era para menos, ya que el empleo táctico de estas ametralladoras distaba de ser eficiente.</div><p></p><p style="text-align: justify;">A pesar que el ingeniero carlista Guillermo Guillen referirá en una carta personal fechada el 21/02/1874 que "<i>el otro día vi en Asua (cerca de Bilbao), una ametralladora</i>", la bibliografía no identifica estas armas en las operaciones del Sitio de Bilbao. Curiosamente, el historiador Pirala sí registró que el ejército carlista estuvo a punto de llegar a disponer de una ametralladora: Cargada en las bodegas del buque Malfilatre junto a varias baterías de cañones, 6000 fusiles Springfield y dos millones de cartuchos, esperaba en diciembre de 1873, zarpar con destino al ejército carlista. Pero barco y mercancía quedarían inmovilizados durante varios meses en los muelles de Newport, mientras se resolvía el ruidoso litigio del “caso Palmer”.</p><p style="text-align: justify;">Finalmente, y tras pactar con el Secretario de la Embajada (liberal) de España en Londres, los carlistas perdían barco y cargamento a cambio de llenar sus bolsillos con más dinero que el que se había invertido en ellos. Tirso Olazabal dejará registrado en sus memorias el famoso pacto que tantos réditos aportó: "<i>Don José Argaiz, primer Secretario de la Embajada de España en Londres autorizado por Don Práxedes Mateo Sagasta, Presidente del Consejo de Ministros, compra a Don Tirso de Olazábal el armamento existente en New Port por la cantidad de 400.000 francos pagaderos en la forma siguiente: 100.000 al firmarse este contrato y 100.000 en cada uno de los meses siguientes hasta el completo pago</i>”.</p><p style="text-align: justify;">No hubo interés en reponer la pérdida de la ametralladora por parte de los agentes carlistas. Si hubiera sido una Gatling,... . </p><p style="text-align: justify;"><i>Un Continuará</i></p><p style="text-align: justify;">Hans Albert seguirá desgranando de forma pormenoriza otros aspectos del Cuerpo de Artillería del Ejército Carlista del Norte, aportando información sobre la organización del Cuerpo, la Maestranza de Azpeitia, la Academia de artillería, su oficialidad,... pero lo dejaremos para una 2º parte de "<i>¡Artillería al Frente!</i>".</p><div style="text-align: center;"><i>“¡Que triste es la guerra! Se tratan los hombres como cosas y con la mayor tranquilidad se está pensando cómo se puede matar más y más pronto”<br /></i>(Guillermo J. Guillen, Ingeniero del Ejército Carlista del Norte en carta personal a su familia desde el valle de Arratia el 31/12/1873)</div><p style="text-align: justify;"><b>Agradecimientos</b>: A Víctor Sierra-Sesúmaga por facilitar sus fondos de archivo para la confección de esta entrada. A un compañero de Estados Unidos que me puso tras la pista del artículo de Hans Albert.</p><p style="text-align: justify;"><b>Nota del Autor</b>: En relación con piezas de "a 4" de procedencia francesa, he seguido las especificaciones técnicas y equivalencias de Joaquín La Llave y García, ingeniero militar, que en su libro "Lecciones de Artillería" de 1898. En el segundo volumen específica que en el comienzo de la Guerra Franco Prusiana, "<i>La designación de los calibres venía á ser la misma que con las piezas lisas, pero los números expresaban ahora peso en kilógramos del proyectil ojival, mientras que antes eran libras de la bala esférica. Así, el cañón de á 4 disparaba antes bala redonda de 4 libras y ahora granada oblonga de poco más de 4 kilógramos</i>". </p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-87348430212948520232020-04-09T10:59:00.000+02:002020-08-12T12:56:25.007+02:00Fusiles Wänzl y Cañones Krupp: De la Austria Imperial a la Navarra Carlista<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0h7WAyMVzskLT-Q5Fg9M6bFAbAF6z3kd0xKYAyUDZcTLe9ROQRoyOWKYpHTCi7sMZfElZUMqvfjv7IkyjPd3zK4LiOtocT4ORUMQqTItwfkQRk4pZvL6fME70cyNDyCNZG1IZgMFud2yA/s1600/Abanderado_Estandarte_Real_Mod.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="292" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0h7WAyMVzskLT-Q5Fg9M6bFAbAF6z3kd0xKYAyUDZcTLe9ROQRoyOWKYpHTCi7sMZfElZUMqvfjv7IkyjPd3zK4LiOtocT4ORUMQqTItwfkQRk4pZvL6fME70cyNDyCNZG1IZgMFud2yA/s400/Abanderado_Estandarte_Real_Mod.jpg" width="238" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Abanderado Carlista. Modificado del<br />
"Estandarte Real"</td></tr>
</tbody></table>
<i>Entrada Actualizada: 14/06/2020</i><br />
<i><br /></i>
<i>Diputaciones Forales y Juntas Reales</i></div>
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El militar <b>Pedro Ruiz Dana</b>, autor del libro Estudios de la Guerra Civil en el Norte, llegó a realizar la siguiente afirmación en relación con la calidad de tropas y material del ejército carlista a mediados de 1874: “<i>En aquella fecha, deber de imparcialidad es confesarlo, que el ejército (carlista) era tan bueno como el nuestro</i>”. Pero llegar a desarrollar una organización castrense capaz de medirse en igualdad de condiciones con el ejército liberal, fue una tarea en extremo complicada donde las Diputaciones Forales y Reales Juntas Gubernativas carlistas, jugaron un papel determinante.</div>
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Fueron precisamente estos estamentos administrativos carlistas, las que cargaron con el peso de los servicios que precisaba la población civil de su territorio, así como todo lo relacionado con el sostenimiento de sus batallones (armamento, vestimenta, avituallamiento, sistemas de reclutamiento, etc.); incluido, la siempre delicada tarea de recaudación de impuestos. A decir del historiador <b>Antonio Pirala</b>: “<i>Constituidas en verdadero poder las diputaciones carlistas, sus disposiciones forman un cuerpo completo de gobernación, de hacienda, de todos los ramos de la administración pública, aún sin excluir el de guerra</i>”.</div>
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En los primeros meses de 1873, durante el proceso de consolidación de la guerra en el Norte, la coordinación entre los Jefes Militares de las provincias y sus correspondientes Diputados forales era una obligada necesidad. Tal y como se desprende de las cartas y comunicados que se conservan en el Archivo Histórico de Euskadi entre el Diputado General de Guipúzcoa, <b>Miguel Dorronsoro</b> y, el Jefe Militar de la provincia, <b>Antonio Lizarraga</b>, en no pocas las ocasiones esta relación se tornaba tensa ante las demandas de unos y los requerimientos de los otros. Y para complicar la situación, no siempre existía una complementariedad de actuación entre las distintas Diputaciones y Juntas Reales, sumidas en viejas enemistades y suspicacias, que dificultaban dar una respuesta unitaria a problemas comunes. Pirala resumirá en poca palabras este hecho: “<i>De grande auxilio eran estas juntas y diputaciones para la causa por cuyo triunfo trabajaban; pero tenían el inconveniente de mantener vivo el espíritu de provincialismo, tendiendo cada corporación a hacer de su provincia un pequeño estado independiente, que influía de una manera deplorable en el orden militar, pues cada provincia quería tener su ejército para su territorio; desagradaba que de él saliera y viniese al suyo el de la provincia vecina, y esto lo exigían con frecuencia las operaciones combinadas</i>”.</div>
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<i>Armas para un Ejército Embrionario</i></div>
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Esta descoordinación o falta de entendimiento, afectó de forma notable a la apremiante necesidad de conseguir armas ligeras y pesadas, así como en la exigencia de dotarse de una estructura fabril que diese cobertura a los requerimientos militares, sin necesidad de recurrir al, siempre caro y complicado de trasladar, producto extranjero. Los grandes depósitos de armas que se supone esperaban a los alzados, no fueron tales, lo que lleno de recelos las tertulias carlistas sobre el destino de las sumas de dinero que se había destinado a ello. El que fuera oficial de artillería carlista, el valenciano <b>Joaquín Llorens y Fernández de Córdoba</b> escribirá: “<i>Muchísimo dinero se había dado, aun antes de empezar la guerra, con destino a la compra de armamento. Se dijo que existían grandes depósitos, pero todo resulto falso, y lo que no hay duda hicieron algunos fue guardarse el dinero</i>”. Por si fuera poco, inicialmente no se escuchó suficientemente a expertos en armamento moderno, que aportasen su experiencia en un campo que rápida evolución.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1fQrrUoUn44H8C41PPNtj6kEGINA0mFSxAoMmjHAbEL3F05y6R6xkDE-BLtXBJ2aC06ngoq56n69fsQYfuopsMytRdQRW2kVfwpbhUEtElvq6XJnkPRlUEdbIZB9XIDvN3fpmKzyRoE_K/s1600/Escudo_DFG.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="692" data-original-width="724" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1fQrrUoUn44H8C41PPNtj6kEGINA0mFSxAoMmjHAbEL3F05y6R6xkDE-BLtXBJ2aC06ngoq56n69fsQYfuopsMytRdQRW2kVfwpbhUEtElvq6XJnkPRlUEdbIZB9XIDvN3fpmKzyRoE_K/s200/Escudo_DFG.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Escudo de la Diputación Foral<br />
Carlista de Guipúzcoa</td></tr>
</tbody></table>
Mientras se trataba de organizar un entramado de adquisición de armas, más o menos centralizado, cada Diputación optó por emplear sus recursos monetarios en comprar lotes de armas "conceptualmente" modernas, con el único requisito establecido de ser de retrocarga. Pero esta decisión llevaba aparejada dos problemáticas: la multiplicidad de bocas de fuego que iban a adquirir y la manifiesta imposibilidad de dar respuesta al rápido consumo de municiones que llevaba implícito el uso del cartucho metálico y la retrocarga.</div>
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Además, no todas las adquisiciones tenían la misma fiabilidad. En 1873 y, ante la imposibilidad de conseguir municiones para el fusil de éxito del momento, el <b>Remington Rolling Block</b>, el mismísimo Dorronsoro, a la cabeza de la Diputación Guipuzcoana, prefirió la “cantidad” antes que la “calidad”. Es por ello que Dorronsoro puso inicialmente su empeño en conseguir carabinas giratorias de calibres “16” y “24”, con sus respectivas municiones, del ya desfasado sistema <b>Lefaucheux</b>. En una carta fechada del 9 de octubre de 1873 en Azpeitia, Dorronsoro comentaba a Lizarraga: “<i>Creo que debe usted pensar seriamente en si conviene adquirir fusiles Remington. A mi me parece indudable que por ahora solo debemos tomar fusil giratorio 24, cuyos cartuchos son de más fácil adquisición y, cuando tengamos fabrica de cartuchos, no habrá ya ningún inconveniente para conseguir Remington. Hoy por hoy, encuentro desacertado adquirir un armamento cuyas municiones es poco menos que imposible de hallar</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgO8wJEdyZhlx4DdMoEQcPDM5PAgsPZkJ-hlVro49hizCD25qc-LgUsMaoOU6Ijpbv3dDgdbLbZttTaLPNLBmrhKBLCj33Y3zktW8biMptvpGKSuGMCcZZZNM90iMss6YQayjs3VwQyud-/s1600/Infantw_Chassepot_military-photos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="478" data-original-width="202" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgO8wJEdyZhlx4DdMoEQcPDM5PAgsPZkJ-hlVro49hizCD25qc-LgUsMaoOU6Ijpbv3dDgdbLbZttTaLPNLBmrhKBLCj33Y3zktW8biMptvpGKSuGMCcZZZNM90iMss6YQayjs3VwQyud-/s400/Infantw_Chassepot_military-photos.jpg" width="167" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Soldado francés equipado con<br />
Chassepot. <span style="font-size: 12.8px;">Tomado</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">de "military-photos.com"</span></td></tr>
</tbody></table>
Sin embargo, los fusiles giratorios distaban mucho de poder ser considerados como "fusiles de línea" y los soldados se quejaban de su escasa potencia de fuego. El voluntario guipuzcoano <b>Jose Tomas Echaniz</b> referirá al <b>Padre Apalategui</b>: “<i>[…] nuestros (fusiles) giratorios alcanzaban poco; no llegaban hasta los liberales, pero los remingtones de ellos sí hasta nosotros</i>”.</div>
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Tampoco los <b>Chassepot </b>franceses, que llegaron en unos pocos miles, parecían ser una bendición; o al menos así se expresaba Llorenz: “<i>En Bélgica había más (fusiles), pero eran del sistema Chassepot, de los cuales ya se habían introducido 800 en España por la frontera, y habían dado muy malos resultados, tanto por la fácil descomposición del mecanismo, como por la rotura de la aguja, y sable de la bayoneta, pues en Eraul hubo carlista que al dar un golpe se le quebró, quedando el pedazo atravesado los dos muslos de un oficial liberal</i>”.</div>
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Con esta técnica, poco refinada, de hacerse con todo aquello que disparase una bala, el resultado fue que algunos batallones llegaron a 1874 con “<i>hasta 7 fusiles distintos: Berdán viejo, Giratorio del 16, Minié carabina corto, Berdán reformado, Giratorio del 24, Minié fusil largo y algún Remington</i>”; así se lo explicaba el <b>Prudencio Iturrino</b>, veterano del 4º de Guipúzcoa, al Padre Apalategi. Un “<b>testigo ocular del Sitio de Bilbao</b>”, afirmaba: “<i>La mayoría de estos (los carlistas), sobre todo los vizcaínos, usan un fusil Berdan reformado, de gran calibre, de mucho alcance y seguridad en el tiro; fuerte, pero pesado. Lo manejan bien, y hay entre ellos muy buenos tiradores</i>”.<br />
<br />
Y algunos historiadores, como <b>Enrique Roldan Gonzalez</b> llegarán a diferenciar los batallones en función de su armamento: “<i>En 1873 los cuatro primeros batallones navarros ya tenían Remington, y pocas fechas después de la batalla de Montejurra lo recibió el 5º. Conforme iban los batallones recibiendo Remington, las armas antiguas de dichas unidades pasaban a otras que se creaban seguidamente. Los vizcaínos usaban los berdan </i>(sic)<i>, los alaveses Lefaucheux, los guipuzcoanos diversas marcas y los castellanos Chassepots</i>”. Pero generalidades aparte, lo cierto es que existía una importante variabilidad de armas, donde a los ya conocidos Springfield (Allin o Berdan reformados), Remington, Berdan, Chassepot o fusiles giratorios, había que sumarle otros lotes de otros sistemas menos numerosos y poco conocidos.</div>
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<br /></div>
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Para centralizar, en la medida de lo posible, la adquisición de armas, según cuenta <b>Tirso Olazabal</b>, “<i>se habían constituido en la frontera una Junta compuesta de comisionados de las provincias vascongadas y Navarra</i>”. Esta Junta incluía nombres de lustre del mundo carlista como el propio Olazabal, <b>Alejandro Argüelles Meres de la Riva</b>, <b>Carlos Calderón Vasco</b>, <b>José María de Lasuen Urízar</b>, <b>Bernado G. Verdugo</b>, <b>Vicente Alcala del Olmo Torres</b>, etc. De sus logros y fracasos en la compra de armas, el historiador Pirala escribirá: “<i>[…] seguramente que no hubo negocio en el campo carlista. en el que más se escribiera y en el que más alardearan casi todos de los servicios que prestaban. Se ve excelente voluntad, pero no el mejor acierto</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdr_DgZD_UVNDal2301yZ_pQaauL-sH0V96wC7oua9Vvd0wimmpDUJnqO-OhRS2jVMGPOyBI40aQJemsJKITSDRuBMm6mTMrZzrLqldm2E_g6I9kqs-8ExNPxjBxkD2CV5pcxOQ8yGs9xv/s1600/001428_Altos_hornos_Ugarte_Album_Siglo_XIXv2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="537" data-original-width="612" height="350" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdr_DgZD_UVNDal2301yZ_pQaauL-sH0V96wC7oua9Vvd0wimmpDUJnqO-OhRS2jVMGPOyBI40aQJemsJKITSDRuBMm6mTMrZzrLqldm2E_g6I9kqs-8ExNPxjBxkD2CV5pcxOQ8yGs9xv/s400/001428_Altos_hornos_Ugarte_Album_Siglo_XIXv2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Altos hornos de la fabrica de cañones carlista de Ugarte (Vizvaya).<br />
Modificado de al Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
De hecho, las propias Diputaciones carlistas, principales suministradoras del dinero que iba a permitir la compra de material en el extranjero, recelaron, al menos inicialmente, de derivar sus siempre escasos fondos a estos menesteres. Así, <b>Lorenzo Arrieta-Mascarua Sarachaga</b>, de la Junta de Gobierno de Vizcaya, criticaba el gasto en la compra de artillería que Tirso Olazabal estaba realizando en Inglaterra: “<i>[…] se le remitieron también como consta de recibo, cuyas cantidades reunidas suman 90.000 reales, con los que cree quedan bien pagados los dichosos cañoncitos, que, no se han recibido aún, y ya son innecesarios, porque en consideración a su tardanza, esta diputación, apremiada de la necesidad, se decidió a montar, y a Dios gracias funciona satisfactoriamente, una buena fábrica de cañones que nos ha proporcionado cinco, al parecer muy buenos, y que dentro de poco nos proporcionará cuantos necesitemos, […]</i>”.</div>
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<i>La Junta Navarra y las Armas Austriacas</i></div>
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Si bien la adquisición de artillería en el extranjero fue capitalizada por el guipuzcoano Tirso Olazabal, algunas Juntas carlistas mantuvieron sus propios contactos para dotar de cañones sus batallones. Este fue el caso de la Real Junta Navarra, que empeñó sus fondos en conseguir una moderna <b>batería Krupp</b>.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirX7Tz1VejXXr8QXKUehnHKLFyAkTF-otmiy1Q_d9KZA6DjGvMxRHMVNUUUvGiqM2dBv7SZwv_lwJlMBz8MA4wm3mVfHLTwZYbcP-O5U5HJmr6oqJbmGcK-2hZ0ZBL7a7CI43L4wYyuZFc/s1600/Krupp_Carlista_Estandarte_real.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="414" data-original-width="576" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirX7Tz1VejXXr8QXKUehnHKLFyAkTF-otmiy1Q_d9KZA6DjGvMxRHMVNUUUvGiqM2dBv7SZwv_lwJlMBz8MA4wm3mVfHLTwZYbcP-O5U5HJmr6oqJbmGcK-2hZ0ZBL7a7CI43L4wYyuZFc/s400/Krupp_Carlista_Estandarte_real.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón Krupp Carlista. Modificado de "Estandarte Real"</td></tr>
</tbody></table>
Eran los cañones germanos Krupp la excelencia en artillería en aquel momento. Cañones de acero, retrocarga, fiables, precisos y resistentes, se habían convertido por méritos propios en la joya de los ejércitos prusianos y en un objeto de deseo del resto ejércitos. El gobierno de <b>Isabel II</b> había adquirido varios ejemplares que habían llegado justo para participar en la postrera defensa de la reina en la batalla de Alcolea (1868).<br />
<br /></div>
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Sin embargo, no era fácil para los carlistas llegar a estos cañones. La geopolítica del momento había alejado a los prusianos de las pretensiones de <b>Carlos VII</b> y las relaciones se fueron haciendo notablemente tirantes a medida que avanzaba la guerra. Entre las muchas noticias referentes al apoyo tácito que el gobierno liberal de España recibió de Prusia, encontramos en el Cuartel Real el siguiente párrafo: “<i>[…], sabemos que el gabinete prusiano no descansa en su apoyo a los que, siendo hoy gobierno de la revolución española, ya hace más de un año concertaron con él los medios de elevar al trono español un príncipe de la raza germánica; este es el sueño dorado de Bismarck, empeñado en descatolizar al mundo para poner bajo sus pies a la raza latina</i>”. </div>
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Sin la posibilidad de llamar a la puerta de Prusia, la Junta Real Navarra optó por entrar en contacto con agentes que tuvieran relaciones con la otra potencia germana, como era Austria. La rivalidad entre los dos gallos germánicos, Prusia y Austria, había derivado en una guerra abierta en 1866, donde los austriacos se habían llevado la peor parte tras verse obligados a luchar con vetustos fusiles de avancarga frente a la retrocarga ya implantada en el ejército prusiano. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiguEfUaD9H41ecJWQMuHJXoCcZOi82WopithJXnmyyah3ErQ0DsOxZenbrS4xyKQRUJTWmFeCW-73m6MJHCwKQQNV32X-dttJTL7ikHkApmddjc0TZhc3zZ-XHo7aRHIIPiYP7Y1f_1_vz/s1600/Sello_RJN.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="307" data-original-width="404" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiguEfUaD9H41ecJWQMuHJXoCcZOi82WopithJXnmyyah3ErQ0DsOxZenbrS4xyKQRUJTWmFeCW-73m6MJHCwKQQNV32X-dttJTL7ikHkApmddjc0TZhc3zZ-XHo7aRHIIPiYP7Y1f_1_vz/s320/Sello_RJN.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sello de Diputación Foral Carlista de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
La competencia existente entre estas dos grandes potencias europeas fue eficientemente aprovechada por los agentes carlistas navarros para hacerse con los siempre necesarios fusiles y una indispensable artillería, que esta vez, portaba la firma Krupp. Según nos cuenta el oficial carlista Llorenz, fue<b> Esteban Perez de Tafalla</b>, vocal de la Junta Real Navarra el que gestionó los fondos necesarios para la compra, sustentándose en la opinión del “<i>ingeniero de la misma, <b>Sr. Lana</b></i>”. Pero Llorenz, que no destaca por su mesura en sus relatos, apostillará: “<i>Mucho trabajarían estos señores y no pocos viajes y sudores les costaría la adquisición de aquellas armas, no lo dudamos; pero lo que sí podemos decir, que por lo pronto fueron inútiles. Y era natural que esto sucediera, pues ninguno de aquellos señores, muy competentes en otras materias, eran apropósito para aquella misión. El Sr Lana había escrito un folleto sobre las mejores piezas de artillería, los legos en la materia lo acogieron como acabado y notabilísimo estudio, pero los que habían cursado largos años de balística y de artillería lo calificaron, y con mucha razón, de ligeras nociones, o más bien de apuntes ligeros copiados de revistas militares</i>”.<br />
<br /></div>
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<i>Los Fusiles Wänzl</i></div>
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<br /></div>
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El alijo, que tanto daría que hablar, se sustentaba en 6 cañones Krupp y 2.500 fusiles “<b>Wänzl</b>” y al igual que les sucedió a los fusiles Allin, su grafía y fonética fue adaptada al castellano en todas sus variantes posibles: <b>Wanzel</b>, <b>Wänzel</b>, <b>Waenzel</b>, <b>Wenzel</b>, <b>Wentsell</b>, <b>Wentzall</b>, <b>Wentzel </b>o incluso, <b>Woetzel</b>.</div>
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<br /></div>
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En la página húngara “<u><a href="https://kapszli.hu/">Classic Firemarms</a></u>” encontramos un perfecto monográfico de estos fusiles Wänzl, que pudiera ser definido como una solución transitoria y de emergencia mientras llegaban a manos austriacas un rifle nacional específicamente fabricado para la retrocarga. Hasta la Guerra con Prusia en 1866, el fusil básico austriaco había sido el <b>Lorenz </b>en sus varias versiones, un avancarga fiable, pero a todas luces desfasado que ya había encontrado un más que digno sustituto en el fusil de retrocarga <b>Werndl</b>. Pero no fue hasta la amarga derrota ante las mejor dotadas tropas prusianas, cuando se agilizó la construcción del Werndl. Mientras se fabricaba en número suficiente, el imperio Austrohúngaro no podía permitirse volver a entrar en batalla conociendo su clara inferioridad en materia de armas portátiles, por lo que creó un “<i>Comité de Rifles, que examinó 170 de posibles sistemas que podrían usarse para convertir los rifles Lorenz en retrocarga, incluida la del vienes Franz Wänz</i>l”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEindLP0fwZy1KE5oAB-hoR3wQd93Mq_LzaYxegOCUMQxfpFJDVjvCfurEy9_e9bYs0oX0vEr65sEu9EfRH8ktrh8eV9uHu4H-baugDtcA_3Cd2BVDGXr6U7BmHdexu8uSORJDrQMOPE4n8I/s1600/Wanzl-II-001.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="372" data-original-width="588" height="252" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEindLP0fwZy1KE5oAB-hoR3wQd93Mq_LzaYxegOCUMQxfpFJDVjvCfurEy9_e9bYs0oX0vEr65sEu9EfRH8ktrh8eV9uHu4H-baugDtcA_3Cd2BVDGXr6U7BmHdexu8uSORJDrQMOPE4n8I/s400/Wanzl-II-001.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fusil Wäzl. Cortesía de "<i>Classic Firearms</i>"</td></tr>
</tbody></table>
El sistema diseñado por este armero era de “<i>trampilla, mezcla entre el americano Allin y al belga Albini</i>”, y con él se procedió a la inmediata trasformación de 70.000 fusiles Lorenz a Wänzl. Fue una solución muy temporal, convirtiéndose pronto en rifles de segunda categoría, a medida que iban siendo sustituidos por flamantes Werndl.</div>
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<br /></div>
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Similares en su aspecto a los Springfield norteamericanos que ya habían adquirido los carlistas como excedentes de la guerra Franco-Prusiana, el pequeño lote de Wänzl austriacos, junto con los afamados cañones Krupp, iban a llegar a suelo español siguiendo un largo periplo. Finalmente, el gran alijo se compondría de 6 cañones de acero de 8 cm Krupp, 400 granadas, 5 telémetros “<i>sistema Boulanger y de Poche</i>”, 2.500 fusiles Wänzel, 270.000 cartuchos, 1.000 espoletas y otros tantos estopines, todo ello a expensas de la Junta Navarra y con destino a armar su propia División.</div>
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<i>Contrabando de Armas</i></div>
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<br /></div>
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Si bien, y como el mismo relataría años después, Tirso Olazabal no participó en su compra, fue responsable de gestionar su contrabando hasta territorio navarro. La parte más sencilla correspondió al traslado de los paquetes hasta Amberes, donde, según indica <b>Pardo San Gil</b>, fueron cargadas en un mercante germano de nombre Sophie que las despachó hasta una pintoresca isla frente a las costas de Bretaña de nombre Belle Ile. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Allí esperaba el vapor "<b>Nieves</b>", un pequeño mercante que según describe <b>Jose Fernandez Gaytan</b>, había sido “construido en 1871 en Francia, de casco de hierro, hélice, máquinas de 85 caballos, 41,23 pies de eslora, 5,28 de manga, 7,5 de puntal y 130 toneladas”. Matriculado en Bilbao, su armador era <b>Pablo Aldamiz(goseascoa) Beitiolacoa</b>, nacido en 1820 en Arteaga.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ2AA5lJn-GYtAUX10Se6iP0kpgI_eVb2nGm_Qdrbn6yhupBp8qr07SI2_DDJniiy4xnASksim_q14Q49iCSAUzaeupSOGOOwSWFx3t_5WFu0gXYf-hCxWJO2KRGsqP2yO6UUD0R_Yj3mI/s1600/Mapa_ruta.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="507" data-original-width="475" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ2AA5lJn-GYtAUX10Se6iP0kpgI_eVb2nGm_Qdrbn6yhupBp8qr07SI2_DDJniiy4xnASksim_q14Q49iCSAUzaeupSOGOOwSWFx3t_5WFu0gXYf-hCxWJO2KRGsqP2yO6UUD0R_Yj3mI/s400/Mapa_ruta.jpg" width="372" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ruta marítima seguida por los fusiles Wänzl.<br />
Modificado de Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
Los Aldamiz, con su apellido compuesto de complicada grafía, procedían de una familia de lustre con una fructífera tradición marinera comercial. De Gauteguiz de Arteaga, Pablo Aladamiz había pasado a la pequeña villa de Ea, donde habían sido bautizados sus 5 hijos y, posteriormente, se trasladó al pueblo de Abanto (cuando todavía era una anteiglesia independiente de Bilbao) como “<i>marino retirado</i>” para continuar desde allí su lucrativo negocio naviero-mercante. Carlistas confesos, tanto él como sus hijos, que siguieron la senda marina de su padre, no dudaron en colaborar en el contrabando de armas, lo que les costaría no pocos disgustos y un embargo de bienes al finalizar la guerra, tal y como queda registrado en el archivo de la Diputación Foral.</div>
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<br /></div>
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Según cuenta Tirso Olazabal en sus memorias, fue la propia Diputación Navarra “<i>la que permitió que me ocupara de su traída a España</i>”. No era tarea sencilla ya que en aquellos momentos estaban en camino dos grandes cargamentos, teniendo Tirso que lidiar con ambos. El primero de ellos era un importante alijo con destino al puerto vizcaíno de Motrico que llenaba las bodegas el “<b>Notre Dame de Fourvieres</b>”. El N.D de Fourvieres, barco que pasará a la historia con el ficticio nombre de “<b>London</b>”, estaba destinado a convertirse en el buque insignia del contrabando carlista. Estando comprometido el "ND de Fourvieres" en el trasporte de fusiles Springflied y baterias Withworth, fue obligatorio contar “<i>con el naviero Aldamiz</i>” al que Tirso definió como “<i>lealísimo carlista, muy conocedor de nuestros puertos</i>”. </div>
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<br /></div>
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Una vez estuvo el cargamento en el "Nieves", se dio orden a que esperase en Belle Ile hasta “<i>juzgáramos que había llegado el momento oportuno. Era preciso tomar muchas precauciones para que nuestro armamento no cayera en manos del enemigo, y al mismo tiempo convenía guardar el secreto hasta última hora</i>”.</div>
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<br /></div>
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Tirso deseaba estar presente en el desembarco del cargamento con destino al puerto de Motrico, teniendo que dejar el vaciado de la bodega del "Nieves" en manos del alto mando carlista. Además, dada la presencia de tropas liberales en poblaciones cercanas a Fuenterrabia, tampoco descuidaron la protección de las armas una vez tocasen tierra, teniendo que proteger su traslado desde el cabo Higuer hasta Vera de Bidasoa. Tirso dejará constancia de algunas de las cartas que se cruzaron en el mes de noviembre con los generales carlistas como Lizarraga, que al mando de las tropas guipuzcoanas ya comentaba que se precisaba del concurso de un mayor número de tropas: “<i>[…] ante la responsabilidad de la obra que trae entre manos, necesito, indispensable el concurso de las fuerzas alavesas y navarra</i>”.<br />
<br /></div>
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Finalmente, el sistema de protección comprometió a un contingente de tropas guipuzcoanas al mando de <b>Santiago Irazu “Chacurchulo”</b>, y de <b>Juan Yoldi</b>, al mando del 6º Navarra. Sin embargo, esta movilización estuvo a punto de dar al traste con el desembarco. Mientras ambos vapores carlistas merodeaban la costa vasca a la espera de una mejoría del tiempo, la concentración de tropas en las cercanías de Irun, había hecho “<i>suponer a los liberales de Irun que había llegado el momento del ataque a aquella plaza tantas veces anunciado, y al ver que no había preparativos de ataque, sospecharon la verdad y empezaron a tomar medidas para apoderarse del buque, ya denunciado por otros conductos a las autoridades republicanas</i>”. </div>
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<br /></div>
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<i>Dos Grandes Desembarcos</i></div>
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<br /></div>
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El bloqueo naval que infructuosamente trataba de imponer el gobierno liberal, no puedo evitar que el 3 de octubre el "Notre Dame de Fourvieres" llenará los muelles de Motrico con todo su material bélico, necesitando de 96 carros para sacarlos de allí. Todo ello le valió a Tirso las felicitaciones de D. Carlos: “<i>Te felicito por el nuevo desembarco de cañones y fusiles, y como recuerdo de este día te concedo merced del título de castilla con la denominación de Conde de Arbelaiz</i>”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quedaba por desembarcar el alijo que portaba el "Nieves", y gracias a que los liberales esperaban un único gran desembarco de armas, “<i>los jefes carlistas esparcieron la voz de que era aquel el que se quería desembarcar, con esto los cruceros de la marina disminuyeron su vigilancia permitiendo que el 14 del mismo mes, a las once de las noche, en medio de una gran oscuridad pero con un mar tranquila empezase la operación ceca de Fuenterrabia, entre Pasajes y el cabo Higer</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidwE_RP72p0a2MBolB7MNYMyliZjQmApDJYsee6subk1iD2xCAbZTf8I_-Xw8Fov5OFh_7njdpmthW6spt7cIQflJT7p06TVuzJo8goMVUQFafVSs9zPnPJDPxkdTbYAOx5xpINIBzPWOQ/s1600/Desembarco_Album_XIX.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="433" data-original-width="636" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidwE_RP72p0a2MBolB7MNYMyliZjQmApDJYsee6subk1iD2xCAbZTf8I_-Xw8Fov5OFh_7njdpmthW6spt7cIQflJT7p06TVuzJo8goMVUQFafVSs9zPnPJDPxkdTbYAOx5xpINIBzPWOQ/s320/Desembarco_Album_XIX.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desembarco de Armas.<br />
Modificado del Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Siguiendo con la descripción de lo acontecido que realizó Llorenz: “<i>A las 5 de la madrugada se concluía la operación, avistando en aquel momento dos vigías que se veía a un buque de guerra; el carlista salió a toda máquina, así que cuando aquel llegó, solo pudo contemplar como se cargaban en las carretas las 770 cajas de que se componía el desembarco</i>”. Los desvelos de Tirso en proporcionar una buena protección al convoy de armas fueron todo un éxito: “<i>No hubo alarma alguna, todo el material desembarcado llegó a Vera sin el menor tropiezo</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La marina liberal había sido burlada doblemente en apenas dos semanas y sus tropas de tierra, por aquel entonces ya encerradas en los escasos bastiones que aún conservaban en tierras forales, no se atrevieron a detener el tránsito de las carretas que se dirigían a Vera de Bidasoa. Tal vez para evitar quedar convertidos en un hazmerreir internacional, la marina liberal envió al “<b>Guipuzcoano</b>”, un vapor de hélice, reconvertido en cañonera a seguir en rastro del “Nieves”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Apresamiento del “Nieves”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No tuvo que buscar mucho. No era ningún secreto que, tras haber descargado, el “Nieves” había vuelto a aguas francesas, para acabar tranquilamente fondeado en el puerto de Socoa. Según indica el diario “<i>La Época</i>” en su tirada del 19 de octubre, “<i>el alcalde de Irún y el cónsul de España en Hendaya</i>” llegaron a este pequeño puerto de las costa vasco-francesa exigiendo a sus autoridades la inmediata entrega del “Nieves”, mientras el “Guipuzcoano”, bloqueaba la salida del puerto. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitifa6vYtrIo6mkWhZaxbc57JfQz8TmNCVJXyvFzMzkd2ehscUal2ICer76oZiwKujLyzEHcqGUQd-KHK0EgVZZWj5RKiSbgix8CFT7xJltiE3B_fiSPc9m6Zoiv8jfEx9-8YrDWeekMgZ/s1600/003585_Socoa_Album_XIXv2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="474" data-original-width="662" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitifa6vYtrIo6mkWhZaxbc57JfQz8TmNCVJXyvFzMzkd2ehscUal2ICer76oZiwKujLyzEHcqGUQd-KHK0EgVZZWj5RKiSbgix8CFT7xJltiE3B_fiSPc9m6Zoiv8jfEx9-8YrDWeekMgZ/s400/003585_Socoa_Album_XIXv2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerto de Socoa. Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
No contentos con activar la vía diplomática, el diario continuaba describiendo como el comandante del “Guipuzcoano”, junto a varios de sus hombres “<i>pasó á bordo del Nieves, para intimar á su comandante, Sr. Aldamiz, que entregara el buque. El señor Aldamiz rehusó, y viendo que el comandante del aviso estaba dispuesto á llevar las cosa más lejos, sacó un revolve</i>r”. El capitán del "Nieves" no era otro que <b>Diego Aldamiz</b>, uno de los hijos de Pablo y, años después, la anécdota de aquel revolver le será trasmitida al Padre Apalategui por un veterano con alguna variante: “<i>Que viniera el capitán al cañonero, Envió un bote en su busca, Allá fue nuestro capitán vizcaíno, llevando consigo un revólver de seis tiros, El capitán del cañonero empezó a decirle que ya sabía a qué se dedicaba el buque "Nieves", El vizcaíno se lo negó, claro,</i><br />
<i><br /></i></div>
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<i>-Es inútil; usted ha de entregarse preso, Y ¡ahora mismo!</i><br />
<i><br /></i></div>
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<i>Entonces el carlista, apuntándole con el revólver, le dijo:</i><br />
<i><br /></i></div>
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<i>-Usted me echará a perder a mí; pero usted se perderá antes, Aquí mismo le mataré, si a esos chicos del bote no les ordena que me lleven a mi buque, Al señor comandante le entró el miedo y ordenó a los marineros que llevaran a aquel hombre como lo habían traído</i>”.</div>
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<br /></div>
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Sea como fuere, si en el “Nieves” o en el “Guipuzcoano”, el altercado con un Diego Aldamiz amenazando a los oficiales liberales con un arma, tuvo suficiente repercusión como para llegar a oídos de las autoridades francesas, haciendo saber a los respectivos comandantes, "<i>que no tolerarían que se cambiaran disparos de bordo á bordo entre los dos barcos. En estas circunstancias, el Sr. Aldamiz creyó conveniente abandonar el Nieves con toda su tripulación, confiando la guarda del buque a algunos obreros. que alquiló en Socoa</i>”. Habiendo abandonado el busque la tripulación, el cañonero liberal aprovechó la situación para abordarlo y tomar posesión del mismo, procediendo seguidamente a remolcarlo hasta el puerto de Pasajes.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXPaPcj6is7HULq_uyDciPlb0J1XF7hagI-BxYQZ2lv-DTHWTV9w67-DIlylni2_jqk-R9-RP6wCJAcLJSRLJl2EHylZTocWstUKFKtsUaHEH6pRMGDfZ6T0Wlidq22UOadVQcIOYQVgXd/s1600/001280_Nieves_Remolcado_Album_XIX.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="502" data-original-width="1200" height="166" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXPaPcj6is7HULq_uyDciPlb0J1XF7hagI-BxYQZ2lv-DTHWTV9w67-DIlylni2_jqk-R9-RP6wCJAcLJSRLJl2EHylZTocWstUKFKtsUaHEH6pRMGDfZ6T0Wlidq22UOadVQcIOYQVgXd/s400/001280_Nieves_Remolcado_Album_XIX.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El "Nieves" siendo remolcado hacia Pasajes.<br />
Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
La aparente violación de la neutralidad francesa no conllevó ninguna protesta diplomática y de hecho, la actitud francesa ante el abordaje de un barco en sus aguas, fue vista por la prensa liberal como “<i>una deferencia de las autoridades francesas con los agentes españoles</i>”. Así el diario <i>La Iberia</i> del 17 de octubre se felicitaba “<i>por este casi primer resultado del reconocimiento de nuestra nación por la vecina república, y felicitamos también al gobierno francés por la conducta leal y amiga que parece iniciar al fin con nosotros</i>”.</div>
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<br /></div>
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Mientras Francia parecía haberse convertido en una aliada del gobierno liberal, tras conocerse la procedencia de las armas, la propia prensa austriaca se encargó de “lavarse las manos” y en una escueta noticia aparecida en el Boletín de Comercio del 20 de octubre se afirmaba: “<i>Austria.—Viena 16.—Hablando del desembarco de fusiles y cartuchos para los carlistas, el Abendpost, periódico de esta capital, declara que no se han vendido desde hace un año fusiles de chispa del sistema Woetzel, y que nunca el ministerio de la Guerra ha vendido una gran cantidad de cartuchos</i>”.</div>
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<br /></div>
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<i>Euforia vs Realidad</i></div>
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<br /></div>
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Finalmente, las armas austriacas habían llegado a su destino, siendo almacenadas en la fábrica de artillería que ya estaba en funcionamiento en la villa navarra de <b>Vera de Bidasoa</b>. El diario carlista “<i>El Cuartel Real” no pudo menos que vanagloriarse del nuevo lote de armas: “Alégrese el corazón ante el espectáculo que los ojos contemplan en esta fábrica de Vera. Seis magníficos cañones Krupp, vecinos a 2.500 fusiles y a numerosos cajones de cartuchos, todo esto en medio de inmensas pirámides de granadas de todos calibres primorosamente construidas y acabadas, y rodeado de no pocos curiosos que han hecho el viaje expresamente de los pueblos comarcamos tan solo por mirar a placer los efectos del desembarco, tal es el cuadro que la mencionada fábrica ha presentado estos días.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Y en verdad que los cañones Krupp merecen la fama de que gozan. ¡Que elegantes! ¡Qué bien trabajados! ¡Qué temibles piezas! Compréndase tan solamente a simple vista el trabajo que representan aquellos exactísimos cierres de recamara, y la fusión del acero en cantidad suficiente para semejantes moles. Mide cada una de ellas un metro y noventa centímetros de longitud y ocho centímetros de calibre. Para su dotación han venido 400 granadas, y ya se están aquí construyendo los moldes para fabricar enseguida, absolutamente iguales, en gran abundancia.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Una vez los cañones limpios y ensebados, han sido conducidos a Santesteban, y de allí a Azpetita, donde han de ser montados.</i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>En cuanto a los fusiles que también se han oxidado en gran parte a causa de las humedades, ya están limpios y corrientes en su mayoría. Entre ellos hay unas 300 carabinas cortas para armar a los artilleros. Todos son del sistema Wentzell como antes había anunciado</i>”.</div>
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<br /></div>
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Pero frente a la euforia desatada en la prensa, el carlista Llorenz no dudará en calificar la compra de material austriaco con estas palabras: “<i>Así resulto que las piezas Krupp eran viejísimas y cansadas de hacer fuego a los franceses. Sus cierres inútiles, pues solo los pudo hacer servir la fuerza de las circunstancias y la necesidad de aumentar la artillería, aun acosta de que los escapes de gases hicieran que estas piezas, que debían alcanzar a 5000 metros llegaran escasamente a los 2300. […] Los cañones se montaron Azpeitia y se formó una batería que se procuraba entrara en fuego los menos posible, pues los escarabajos que tenían en el tubo, lo estropeado de sus estrías y los pésimo de su cierre, hacia posible reventase</i>”.</div>
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<br /></div>
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Los Wänzl tampoco se libraron de sus críticas: “<i>los fusiles eran caros, de mala construcción, de diferente longitud, de bayoneta y de machete-bayoneta, y de un calibre más pequeño que el Allin (¿?), aumentando así las diferentes clases de sistemas y la dificultad de construcción de cartuchos. En visto de esto, fue menester que el cuerpo de artillera se encargase de arreglarlos, lo que hizo ajustando su calibre al Allin”. Para concluir la lapidaria visión del alijo concluía: “Con el mismo dinero se hubieran podido comprar excelentes piezas Krupp y fusiles de retrocarga del sistema Allin</i>”.</div>
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<br /></div>
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Por su parte, la Junta Navarra, a cuyos desvelos se debía la adquisición del lote, no salió mejor parada que sus armas austriacas, ya que su actividad sufrió tal escarnio que acabaron por dimitir de sus cargos afirmando que: “<i>No se extrañan, pues, los vocales de la real junta de Navarra, de que por equivocados conceptos o siniestras intenciones, se les haya creado en determinadas esferas una atmósfera de prevención que les haga incompatibles con el desempeño de sus cargos, si es que han de conservar en ellos, no sólo la conciencia de su leal proceder, que ésta nunca ha de faltarles, sino el prestigio consiguiente á quien se sacrifica sin alardes vanos y con levantada fe por la causa de la patria</i>”.<br />
<br />
Tal y como indica en comunicación personal <b>Biblio</b>, la dimisión en bloque de todos sus miembros constituye un oscuro episodio de la historia de la instituciones carlistas de Navarra. La propia Junta saliente deseó notificar a la ciudadanía navarra sus motivaciones por tan drástica decisión, imprimiendo un comunicado cuyos ejemplares fueron inmediatamente requisados por autoridades carlistas.<br />
<br />
Tras este “cese voluntario” se creó una nueva Junta Carlista “<i>de presidencia colegiada y alterna</i>”. Entre sus miembros figurarán prohombres navarros como “<i>Gonzalo Fernandez de Arcaya, Sebastian Urra, Nicasio Zabalza, Geronimo Lizarbe, Pablo Jaurrieta y el tafallés <b>Demetrio Iribas Iriarte</b></i>". Fue precisamente Iribas, el que tras hacerse cargo de la caja de Navarra, la encontró en un raquítico estado, afirmado que “<i>no había más que 17.000 reales</i>”, ya que una importante cantidad había sido destinada a la compra de las armas, donde "<i>la junta anterior envió los fondos á Bayona llevándolos el Sr. Marichalar y algún otro, para pagar un armamento que no llegó hasta el 12 de octubr</i>e”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0lsBlDwo8q9YNLoDNyCQ2JlIWRgOuga1JrdQL1Zc6kU1JrXVNluryUafcbFiVAZOU-ZW1srj-Zyj3UX6qyLLh5XOZFFOmlYqinPtAiRZWZIDhtot9c_CjgfPxzmJLLy6SETwyob424OYM/s1600/Cartucho_Wanzl_Classic_Armasv2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="459" data-original-width="545" height="269" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0lsBlDwo8q9YNLoDNyCQ2JlIWRgOuga1JrdQL1Zc6kU1JrXVNluryUafcbFiVAZOU-ZW1srj-Zyj3UX6qyLLh5XOZFFOmlYqinPtAiRZWZIDhtot9c_CjgfPxzmJLLy6SETwyob424OYM/s320/Cartucho_Wanzl_Classic_Armasv2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Munición Wänzl. Cortesía de "<i>Classic Arms</i>"</td></tr>
</tbody></table>
La nueva Junta se encontró con dificultades en justificar la salida de fondos “<i>especialmente los relativos á compras de armamento, porque la anterior junta, al cesar en su cargo, no dio cuenta de ellos ni facilitó los justificantes</i>”, pero por más que se insistió en obtenerlos se encontraban con “<i>la resistencia absoluta del Sr. D. Estéban Perez Tafalla, quien había dirigido los asuntos de armas por encargo de la real junta, y en cuyo poder debían hallarse todas las cuentas y justificantes</i>”. Pero Estaban Perez se negaba a entregarlos fundándose en que la nueva junta carecía de origen legítimo, por no ser forales”. Todo ello dificultó el pago de deudas y acreedores “<i>á quienes se ignora si se han satisfecho sus alcances</i>”. Uno de estos damnificados fue el propio armador Aldamiz, que además de haber perdido su barco, únicamente se le pagó una parte de lo acordado, “<i>prometiendo satisfacer el reato cuando las cuentas y justificantes, inútilmente reclamadas, se presentasen</i>”.</div>
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<br /></div>
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No fue la única dificultad de los Aldamiz, ya que comenzaron un largo litigio que trascenderá la duración de la guerra para recuperar a su “Nieves”. Según describe Pardo San Gil, esta devolución no sucedería hasta el año 1882, encontrándose el barco “<i>en muy malas condiciones</i>”; y dos años después, y según consta en el archivo de la Diputación Foral, procedía a su venta, encontrándose por aquel entonces, fondeado en el puerto de El Ferrol.</div>
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<br /></div>
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El recorrido de los fusiles Wänzl no acabó con la finalización de la Guerra Carlista. Citando al experto en armas portátiles, como es <b>Juan Luis Calvó</b>, “<i>En R.O. de 23.6.1876 se disponía […] Que los fusiles de procedencia carlista Wanzel y Snider se reformen en lo absolutamente preciso para el uso del cartucho reglamentario</i>”, por aquel entonces el Remington español. Finalmente Calvó nos indica que “<i>entre el material de guerra a enajenar, por ley de 9 de julio de 1885, se incluían las armas portátiles sistemas Berdan, Wanzel y Snider y tercerolas de antecarga con sus respectivas municiones</i>”.</div>
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<br /></div>
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Fuera de servicio del ejército en 1885, algunos ejemplares sobrevivieron como piezas de coleccionista, pudiendo ser todavía contemplados en los fondos y vitrinas de distintos museos, como es el caso del museo de la <b>Industria Armera de Eibar</b>.</div>
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<i>Algunas Incógnitas</i></div>
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<br /></div>
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Los Wänzl son armas poco conocidas del conflicto de la última guerra carlista. Sus <a href="https://kapszli.hu/">cartuchos metálicos</a> 14x33R de fuego anular, “<i>cuyo alcance efectivo no era mayors que el de los rifles Lorenz de avancarga. […] Su carga estaba compuesta por 4.2-4.4 g de pólvora negra "Gewehrpulver" de grano fino, con un proyectil cónico prensado que pesaba 29,7 gramos con dos ranuras de engrase</i>”.</div>
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<br /></div>
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Su calibre, de unos 14 mm, lo situaba entre los Springfield (también nombrados como “Berdan reformado” o Allin) de 12 mm y los Berdan de 15 mm. Según indicó el experto en armamento <b>Fernando Aguinaga</b> en comunicación personal, su cartucho “<i>aparentemente se parece mucho a un Berdan español, pero algo más corto. La vaina, en lugar de 41 mm de largo tiene 32 o 33 mm</i>”.</div>
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<br /></div>
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Estas diferencias nos llevan a plantearnos la afirmación que hacia Llorenz en relación con la reconversión que tuvieron que realizar los armeros carlitas con los Wänzl, “<i>transformándoles al calibre del Allin</i>”. A nuestro parecer, semejante proceso supondría cambiar totalmente el cañón del fusil para disminuir el calibre de 14 mm a otro de 12 mm. Sería más lógico pensar que se trabajara en su reforma procediendo a aumentar el calibre de los 14 mm a los 15 mm, de forma que el fusil aceptara un cartucho Berdan, a todas luces más similar que el 50-70 de los Springfield.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUqG0hlBrwknKnnQ_QA4x8g2uT3ikPY8zqKt7fRX6qURQc8q8Mu-jQCAG5OkQdhsY9ZO6ACAvAEpp2qCc2eBth2-AZJmMDIjVR4F0FaD11nniVvHbU7Y9OJHRba_unS0DYKUsmDhK5c1W0/s1600/IMG_7925_DFBv2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="510" data-original-width="672" height="302" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUqG0hlBrwknKnnQ_QA4x8g2uT3ikPY8zqKt7fRX6qURQc8q8Mu-jQCAG5OkQdhsY9ZO6ACAvAEpp2qCc2eBth2-AZJmMDIjVR4F0FaD11nniVvHbU7Y9OJHRba_unS0DYKUsmDhK5c1W0/s400/IMG_7925_DFBv2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Comparativa de vaina Berdan y vaina Wänzl localizadas<br />
en el campo de batalla de Somorrostro</td></tr>
</tbody></table>
Por otro lado, durante los trabajos de índole arqueológico que se desarrollaron en el campo de batalla de Somorrostro en 2010, se localizó una vaina completa de un cartucho de gran similitud con un Berdan, exceptuando su longitud, quedando en aquel entonces identificada como una “vaina de Berdan percutida”. Años después y, tras una comunicación personal con el experto en armas y munición <b>Fernando Aguinaga</b>, se rectificaba dicha identificación, asumiendo de “<i>visu</i>” por las fotografías aportadas, que muy probablemente se trataba de una vaina de cartucho Wänzl. Sin embargo, el gran desembarco de armas y munición austriaca no se produjo hasta 6 meses de finalizada la campaña de Somorrostro. Por lo tanto, ¿qué hacia una vaina de Wänzl en Somorrostro?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Indudablemente es muy factible pensar que pequeñas remesas de este fusil llegasen a manos carlistas antes de octubre de 1874, ya que incluso en la prensa nacional se publicitó su venta para armar a los “voluntarios” de la primera república española. De hecho, en abril de 1873, el diario “La España Federal” se incluía un anuncio que describía: “<i>La casa H.B Grah de Alemania que es el mayor depósito y fábrica de armas de Europa, teniendo más existencias que ninguna otra en todas clases de fusiles, carabinas, cartuchos, etc. de los sistemas Minié, Remington, Chassepots Wenzel, Vernld etc., los que pueden entregarse inmediatamente a los compradores a precios más baratos y mejor calidad que nadie, ofrece sus servicios á las diputaciones provinciales y ayuntamientos da la República española</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El armamento carlista y su munición sigue suscitando muchas incógnitas. Desde su importación hasta su propia fabricación, el vacío de conocimiento se va llenando a medida que van llegando monografías específicas como la obra “<i>Spanish Rolling Block-the Basque made rifles of the Third Carlist War</i>” de <b>Fernando Aguinaga García</b> y <b>Jose Luis García de Aguinaga</b>. En cualquier caso, todavía queda mucho anecdotario en torno a las armas carlistas sobre el que investigar y sobre el que escribir.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkYyv_X48oIziMyyQBl0F5R2tnleftbPncG4WBK1lmYc3ZJ1950HI9gxZuDs_A0hj3Y6iz06dvopAhqLg2ZiX-N9DNbcyzV1ZbrQ1mBQ6VVJPjzaoy-C2sgCgVLFLPt-fbLsYZSHM8-c0a/s1600/03005_Wanzel_Eibarv2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="421" data-original-width="659" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkYyv_X48oIziMyyQBl0F5R2tnleftbPncG4WBK1lmYc3ZJ1950HI9gxZuDs_A0hj3Y6iz06dvopAhqLg2ZiX-N9DNbcyzV1ZbrQ1mBQ6VVJPjzaoy-C2sgCgVLFLPt-fbLsYZSHM8-c0a/s400/03005_Wanzel_Eibarv2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fusil Wänzl en los fondos del Museo de la Industria Armera de Eibar</td></tr>
</tbody></table>
<b>Actualización del 14/06/2020:</b> Mi buen amigo Biblio aporta correcciones e información adicional relacionada con la Junta de Navarra.</div>
<div>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-33490038295747811412020-02-21T10:36:00.005+01:002020-08-07T18:25:22.014+02:00La Fosa de Putxeta: Su Contexto en las Batallas de Somorrostro<div style="text-align: justify;"><i>Entrada Actualizada: 07/08/2020</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El 8 de febrero de 2020, un movimiento de tierras durante la reforma de una casa en el <b>barrio de Putxeta</b> (Municipio de Abanto), permitió el descubrimiento de un enterramiento en fosa. Los restos de los 10 cuerpos encontrados en su interior han sido identificados gracias a los vestigios de su indumentaria como s<b>oldados liberales </b>pertenecientes al <b>Batallón de Cazadores de las Navas Nº 14</b>.</div><div style="text-align: justify;">
<br />
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</div>
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</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmQ2kIEnPDGVmyLqg3WuRMp5ODqm8KYA4sQ3Jq2FOSZ_6g2jQ2NHCkwZ9Vkm-1MrFOR0tBjSNKDHqzenLL9ykPGMH1B3CCJb2PjAB2UahBOU7lu-i5F9ZmiVm3nHWLp9bemDNGVD7tig2/s1600/Fosa_Putxeta.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="410" data-original-width="587" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmQ2kIEnPDGVmyLqg3WuRMp5ODqm8KYA4sQ3Jq2FOSZ_6g2jQ2NHCkwZ9Vkm-1MrFOR0tBjSNKDHqzenLL9ykPGMH1B3CCJb2PjAB2UahBOU7lu-i5F9ZmiVm3nHWLp9bemDNGVD7tig2/s400/Fosa_Putxeta.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Detalle de la fosa localizada en Putxeta.<br />
Foto del autor con permiso de la Sociedad de Ciencias Aranzadi</td></tr>
</tbody></table>
Este batallón había llegado en marzo de 1874 al frente de Somorrostro y formaba parte de la Brigada de Vanguardia del Segundo Cuerpo del Ejército del Norte. La muerte de los 10 individuos se puede datar, con cierta seguridad, en el d<b>ía 26 de marzo de 1874</b>, durante el combate sostenido por este batallón contra fuerzas carlistas del <b>3º de Guipúzcoa</b> por la posesión de la barriada de Putxeta. La acción queda englobada en la segunda gran Batalla de Somorrostro, conocida como “Batalla de San Pedro de Abanto” y que tuvo lugar el 25, 26 y 27 de marzo de ese año, con el objetivo de romper la línea carlista y poder liberar la villa de Bilbao del asedio al que estaba sometida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la bibliografía de época son varias las citas que indican la presencia de fosas de inhumación para los muchos cadáveres que dejó la Campaña de Somorrostro; sin embargo, la hallada en Putxeta es la primera fosa encontrada excavada con técnicas forenses. De igual forma, se trata del primer enterramiento de este tipo localizado en el foco de insurrección carlista del Norte, destacando no solo su valor histórico, sino también patrimonial. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El proceso de exhumación ha sido realizado por parte de la <b>Sociedad de Ciencias de Aranzadi</b> encabezados por <b>Francisco Etxeberria</b>, encontrándose los restos en proceso de estudio forense en los laboratorios de dicha Sociedad de Ciencias. Será allí donde se obtengan datos adicionales, como su edad, altura estimada, causa de su muerte y si es posible, se procederá a la extracción de ADN.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Paralelamente se trabajará en la identificación de los individuos inhumados en la fosa, existiendo para el Batallón de las Navas Nº14 un registro de defunciones en el Archivo Eclesiástico del Ejército. Indudablemente, hace varias generaciones que desaparecieron aquellos que pudieron haber llorado la pérdida de estos soldados de infantería, siendo la búsqueda de parientes actuales muy complicada. Sin embargo, la identificación de los ahora anónimos huesos, permitirá completar la historia vital de estos jóvenes quintos que terminaron sus días violentamente en los campos de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>República vs Carlos VII</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En las cartas que <b>Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca, Marques de Valdespina</b>, oficial carlista al mando del Sitio en Bilbao, escribió a su mujer, <b>María Casilda Gaytán de Ayala y Areizaga</b> (en aquellos momentos refugiada en Francia), se encuentra el siguiente párrafo que resume lo ocurrido el 25 de marzo de 1874 en el frente de Somorrostro: “<i>Seguimos aquí fiados en Dios y la Virgen. Serrano atacó ayer por la izquierda nuestra de Somorrostro, al principio tuvimos desventaja: el enemigo se apoderó de tres posiciones nuestras. El ataque parece que fue impetuoso (yo no estaba) pero achacan al 1º de Guipúzcoa no haber cumplido bien, ni medio bien. No sé lo que sucederá pues conozco el batallón que lo he tenido a mis órdenes y es bueno, buenísimo. Sea lo que fuere perdió la posición y fue causa de la perdida de otras dos; esto fue a primera hora de la mañana y a las diez estaban ya recuperadas dos, pero la tercera, se quedaron con ella […]. Por otra parte, tuvimos ventajas como que se hicieron bastantes prisioneros. Resumen de la acción: quedo en tablas. […]. Si Serrano no pasa, sin remedio tiene que entregarse (Bilbao); son días de crisis terrible; vuelvo a decir: Dios y su Santa Madre nos asistan</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPBZRSCRatEGdHTJx-DW_Ttod9-n_0MxzoJaqdjv5FRaJ_Dj0JZBnU1EBRXhsM_mWrXFoST9ofjm9PKpALAdB__pNLDpV24UusCcvqFo2eAfiG3l6GbT4OEv7A73I23CX89Hw11-gttdLA/s1600/Serrano_Bilioteca_Nacional.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="413" data-original-width="321" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPBZRSCRatEGdHTJx-DW_Ttod9-n_0MxzoJaqdjv5FRaJ_Dj0JZBnU1EBRXhsM_mWrXFoST9ofjm9PKpALAdB__pNLDpV24UusCcvqFo2eAfiG3l6GbT4OEv7A73I23CX89Hw11-gttdLA/s320/Serrano_Bilioteca_Nacional.jpg" width="248" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Serrano Dominguez.<br />
Modificado de la Biblioteca Nacional</td></tr>
</tbody></table>
En aquellos momentos, las pretensiones carlistas de tomar Bilbao se estaban dirimiendo en los campos de Somorrostro. Había dado comienzo la que se conocería como “<b>Batalla de San Pedro de Abanto</b>”, la segunda y más importante confrontación dentro de la larga Campaña de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde el 5 de marzo, el alto mando carlista ya era conocedor que el derrotado general liberal <b>Domingo Moriones</b> iba a ser sustituido al frente de las tropas del Norte por el mismísimo Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I República, el general <b>Francisco Serrano y Domínguez, Duque de la Torre.</b> Ese día, Serrano había embarcado con todo su estado mayor en Santander, llegando seguidamente a la población de Castró Urdiales, convertida en el centro neurálgico de la retaguardia del ejército liberal. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Serrano, como "jefe de estado", se trasladaba al Norte con refuerzos y numerosa artillería, en un ambiente crispado donde la opinión pública clamaba por una victoria contundente en Somorrostro y el levantamiento del Sitio al que los carlistas estaban sometiendo a Bilbao. La prensa liberal todavía desdeñaba la evolución del ejército carlista, tratándoles como si de una pandilla de sacristanes, mal armados, peor vestidos y deficientemente mandados, se tratará. Sin embargo, la derrota que había sufrido Moriones a finales de febrero en los campos de Somorrostro, había llenado el lugar de corresponsales nacionales y extranjeros, así como de militares de otras potencias europeas que, además de cubrir la evolución del frente, observaban cómo el nuevo armamento desplegado modificaba las lecciones de estrategia militar. Serrano no podía permitirse fallo alguno que hiciera peligrar, no sólo su reputación, sino la del gobierno que encabezaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras visitar “<i>a los jefes y oficiales heridos en los combates de los días 24 y 25 de febrero</i>” alojados en Castro Urdiales, Serrano pasó a Somorrostro para conferenciar con Moriones, emitiendo el 7 de marzo una orden general para que fuera leída a las tropas: “<i>Al manifestar la satisfacción que experimento encontrándome a vuestro frente, cúmpleme ante todo daros gracias en nombre de la Patria, por vuestros sacrificios, para salvar los caros intereses que están encomendados a vuestro valor y a vuestra disciplina, relevantes virtudes que os llevarán siempre a la victoria. Si un momento la suerte no os fue completamente favorable, no por eso ha decaído vuestro espíritu, y la Nación entera, que orgullosa os contempla, se ha sentido movida por su entusiasmo en vuestro favor, que exige de vosotros nuevos y más grandes sacrificios […]</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El día 8, se hizo oficialmente cargo del ejército, procediendo a revistar sus unidades y recorrer las posiciones que éstas ocupaban, a la espera de la llegada del todo el contingente de fuerzas de infantería, artillería, así como municiones y pertrechos que se consideraban precisos para tomar el campo atrincherado en el que los carlistas seguían trabajando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRZCZq4iR6NZ9Ci93T1IH3Z5LZvrt_jSERDRK8V1Ctw3a0NypwLkSQO2KyLiKXCgD1zyo3Hl2wYgIGw7E2yQctJjFeSXbmKL82F0LJbxSG9mZpLTBDyEdWK-bnhXWQa9MOxzi9BQh8-O2H/s1600/Desembarco_Castro_Album_XIX.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="451" data-original-width="593" height="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRZCZq4iR6NZ9Ci93T1IH3Z5LZvrt_jSERDRK8V1Ctw3a0NypwLkSQO2KyLiKXCgD1zyo3Hl2wYgIGw7E2yQctJjFeSXbmKL82F0LJbxSG9mZpLTBDyEdWK-bnhXWQa9MOxzi9BQh8-O2H/s400/Desembarco_Castro_Album_XIX.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desembarco de víveres y munición en Castro Urdiales.<br />
Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En un alarde de movilidad sustentado en el ferrocarril, hombres y material fueron desplazados con inusitada rapidez al frente del Norte. <b>Rafael Palacio,</b> en su libro la <i>3º Guerra Carlista en Cantabria</i> presenta una meticulosa descripción del traslado de estas fuerzas: “<i>Desde finales de febrero comenzaron a afluir a Santander para su paso a Somorrostro gran número de tropas junto a varias baterías Krupp y Plasencia. El mejoramiento general de la mar permitió que su llegada se acelerara a primeros de marzo: sendos batallones de los regimientos de Infantería Guadalajara y Sevilla, los de Cazadores de las Navas, Ramales y Estella, los regimientos de Infantería Zamora y Saboya completos y un batallón del León, varias compañías del 4º Regimiento de Artillería a pie, el 2º batallón del 1º regimiento de Infantería de Marina…</i>”. No contento con estas fuerzas de refuerzo, “<i>Serrano dispuso que la división del general Loma (8.000 hombres y 14 piezas) abandonara sus operaciones en Guipúzcoa y se embarcara hacia Santoña, donde llegó el 14 de marzo, desplegándose entre esa villa y Castro</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hasta el día 19 de marzo continuaron los trabajos de organización, municionamiento e intendencia de las tropas liberales en Somorrostro; tomando posiciones para comenzar de nuevo las operaciones, pues ya se habían reunido todas las fuerzas posibles que sumaban: 42 (41) batallones, 7 compañías de ingenieros, 140 guardias civiles, 50 miqueletes guipuzcoanos y diferentes escoltas de caballería. El periodista y corresponsal de guerra <b>Saturnino Giménez Enrich </b>establecerá un número de 30.000 efectivos, contando con una artillería de 50 piezas que según la describe la <i>Narración Militar de la Guerra Carlista </i>se dividían en:</div>
<div style="text-align: justify;">
<ul>
<li>2 piezas de calibre 16 cm</li>
<li>4 piezas de calibre 12 cm de posición</li>
<li>12 piezas de calibre 10 cm de reserva</li>
<li>18 piezas de 8 cm Krupp, montadas</li>
<li>12 piezas de 8 cm de montaña, sistema Plasencia</li>
<li>2 de a 8 cm de montaña, sistema antiguo. </li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Serrano reorganizó las fuerzas en dos grandes cuerpos de ejército, cada uno contando con una brigada de vanguardia y dos divisiones:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>PRIMER CUERPO. Comandante general: Teniente general, D. Antonio López de Letona.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> a.<span style="white-space: pre;"> </span>Brigada de Vanguardia.</i> Jefe: Brigadier, D. Jose Loma Arguelles.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de cazadores de Ciudad-Rodrigo, núm. 9</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de cazadores de Alcolea, núm. 22.</div>
<div style="text-align: justify;">
3.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de cazadores de Barbastro, núm. 4.</div>
<div style="text-align: justify;">
4.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de cazadores de Puerto-Rico, núm. 27.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>b.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera División.</i> Jefe: Mariscal de campo, D. Manuel Andia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u> i.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera Brigada.</u> Jefe interino: El coronel más antiguo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Sevilla, núm. 33.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Cantabria, núm. 9.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u> ii.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda Brigada.</u> Jefe: Brigadier, D. Ángel S. Mateo y Sagasta.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Tetuán, núm. 4.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de la Constitución, núm. 29.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> c.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda División.</i> Jefe: Mariscal de campo, D. Melitón Catalán.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>i.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera Brigada.</u> Jefe: Sr. coronel, D. Antonio Moltó.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Ramales, núm. 5.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Castilla, núm. 16.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u> ii.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda Brigada.</u> Jefe: Coronel, D. Juan Galindo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Un batallón del regimiento de Zaragoza, número 17.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Un batallón del regimiento de Cuenca, núm. 27·</div>
<div style="text-align: justify;">
3.<span style="white-space: pre;"> </span>Un batallón del regimiento de Valencia, núm. 23.</div>
<div style="text-align: justify;">
4.<span style="white-space: pre;"> </span>Un batallón del regimiento de León, núm. 38.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>SEGUNDO CUERPO. Comandante general: Mariscal de campo, don Fernando Primo de Rivera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> a.<span style="white-space: pre;"> </span>Brigada de vanguardia</i>. Jefe: Brigadier, D. José Chinchilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span><b>Batallón Cazadores de las Navas núm. 14.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón Cazadores de Estella, núm. 21.</div>
<div style="text-align: justify;">
3.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de infantería de Marina. </div>
<div style="text-align: justify;">
4.<span style="white-space: pre;"> </span>Batallón de Cazadores de Castrejana, núm 2. </div>
<div style="text-align: justify;">
<i>b.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera División.</i> Jefe: Mariscal de campo, D. Rafael Serrano Acebrón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>i.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera Brigada.</u> Jefe interino: Coronel D. Luis Fajardo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Saboya, núm. 6.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Zamora, núm. 8.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>ii.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda Brigada.</u> Jefe: Brigadier, D. Alfonso Cortijo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Gerona, núm. 22. </div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento de infantería de Ontoria, núm. 3.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> c.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda División.</i> Jefe: D. Alfonso Morales de los Ríos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>i.<span style="white-space: pre;"> </span>Primera Brigada.</u> Jefe interino: D. Enrique Bargés.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Asturias, núm. 31.</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Un Batallón del de Albuera, núm. 26.</div>
<div style="text-align: justify;">
3.<span style="white-space: pre;"> </span>Un Batallón de África, núm. 7.</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>ii.<span style="white-space: pre;"> </span>Segunda Brigada. </u>Jefe: D. Juan Tello.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de Galicia, núm. 19·</div>
<div style="text-align: justify;">
2.<span style="white-space: pre;"> </span>Regimiento infantería de San Quintín, num. 32.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Junto con todo el sistema de pertrechos, municiones y provisiones se requirió vestimenta para el invierno dado que “<i>gran número de individuos de tropa lleven capotes completamente inservibles, y otros ni siquiera esta necesaria prenda</i>”. Mención importante fue la petición de tabaco, que se consideraba como “<i>una necesidad para las tropas</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según describe Rafael Palacio: “<i>Con tan formidables medios, la opinión pública liberal se mostró optimista, creyendo “inevitable la derrota de los carlistas una vez reunidos en Castro los poderosos elementos que se han enviado para dar la batalla bajo la dirección del duque de la Torre</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRtCxReUueVfXmgsx_d2qCM0Ew_tPI2_t7T3Mzy141PklKXP9AbS-Vb_KSLsPHjhNhphyphenhyphenvUV-EKJrWjSXu26-Ivgc-YQjXvYq8StvP3e9J97UrimNA05zpfp0ogWwEjmyS5EpgGZjMLvTb/s1600/Generales_Carlistas_Le_Monde.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="658" data-original-width="548" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRtCxReUueVfXmgsx_d2qCM0Ew_tPI2_t7T3Mzy141PklKXP9AbS-Vb_KSLsPHjhNhphyphenhyphenvUV-EKJrWjSXu26-Ivgc-YQjXvYq8StvP3e9J97UrimNA05zpfp0ogWwEjmyS5EpgGZjMLvTb/s400/Generales_Carlistas_Le_Monde.jpg" width="332" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Generales carlistas planificando la defensa.<br />
Modificado de Le Monde Illustré</td></tr>
</tbody></table>
Por su parte, el ejército carlista no se había quedado de brazos cruzados mientras contemplaba como se concentraba este gran contingente de tropas. Gracias a sus ingenieros, habían mejorado notablemente sus defensas con la construcción de profundas trincheras que anulaban, al menos parcialmente, la abrumadora superioridad artillera del ejercito liberal. Según indica Saturnino Gimenez habían desplazado al frente otros “<i>3.000 hombres segregados de los 6.000 que con Dorregaray y Valdespina ejercían el bloqueo de la plaza, quedando, pues, 15000 hombres</i>” y una exigua artillería de unos pocos viejos cañones montaña en “<i>frente del ejercito del general Serrano</i>”. Ante la evidente desproporción de fuerzas, el Marques del Valdespina comentará a su mujer: “<i>[…] también están aquí Serrano y Topete con todos los refuerzos que pueden recoger de toda España, de suerte que estamos en vísperas de otra gran batalla de la que pende la suerte de Bilbao. Si Serrano con todos los medios de que dispone no rompe la línea, Bilbao caerá indudablemente, si logra socorrerla le costará un río de sangre. […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El comienzo de las hostilidades era algo esperado por todos, ya que la gran concentración de tropas estaba provocando la propagación de epidemias entre los soldados. Rafael Palacio recoge una noticia publicada en el diario de propaganda carlista el Cuarte Real: “<i>Son infinitas las bajas que causan en el ejército de Serrano las dos enfermedades que en él se han desarrollado con gran intensidad: la viruela y la disentería. Ni en Castro, ni en Santander hay locales bastante a contener el gran número de enfermos que llegan cada día y han empezado a repartirse entre todos los pueblos de la provincia</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Días atrás, Serrano y su Estado Mayor, confiados en su superioridad numérica y armamentística, y con la intención de no estirar en exceso su línea de frente, habían desdeñado un plan de flanqueo de la línea carlista por Sopuerta. Este movimiento táctico, que evitaba una confrontación directa con el campo atrincherado de Somorrostro, procedía del mariscal de campo <b>Juan José Villegas</b>, gobernador militar de la provincia de Cantabria, un gran conocedor de la zona y de la capacidad de lucha del ejército carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras haber tenido que abortar un desembarco anfibio de 9.500 hombres, trasportados en “<i>25 buques mayores y 50 embarcaciones menores</i>”, por el mal tiempo en la margen derecha de la ría del Nervión, el alto mando liberal estaba decidido a atravesar la línea carlista por su extremo izquierdo, ascendiendo por los montes de Triano. Según se describe en el <i>Estudio Crítico sobre la última Guerra Civil</i>, el plan fue propuesto por el general <b>Fernando Primo de Rivera</b>, “c<i>on noticias que le habían facilitado en Somorrostro, la conveniencia de envolver la izquierda enemiga por los montes de Triano que tenía desprevenidos el enemigo. Este plan proporcionaría la inmensa ventaja de estrechar al enemigo contra las aguas, envolviéndolo sobre su propio terreno</i>”. Confiados en exceso en sus informantes, el Estado Mayor aceptó el proyecto, cayendo sobre Primo de Rivera la responsabilidad de llevarlo a buen término.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 24 de marzo, Serrano envió a Madrid el siguiente telegrama: “<i>Dispuestas todas las fuerzas, y dadas las órdenes oportunas, al amanecer de mañana romperé el ataque a la línea enemiga, apoyada la izquierda por el mar con la escuadra. El ministro de marina me acompaña en este cuartel general. Solo suspenderé el ataque si un imprevisto temporal de aguas se opusiese. Espero que este ejército cumplirá con su deber</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>25 de marzo de 1874: Planes Frustrados</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De lo acaecido el 25 de marzo, se encuentra en este blog una pormenorizada reconstrucción de los hechos titulada <span style="color: blue;"><i><a href="http://mikelatz.blogspot.com/2016/05/25-marzo-1874-un-dia-de-lucha-en-las.html">25 de marzo de 1874: Crónica de un día de lucha en las Batallas de Somorrostro</a></i></span>”, que toma como referencia los relatos de veteranos recogidos a principios del siglo XX por el jesuita e historiador <b>Francisco Apalategui.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHxp-bLE8grppKTQ2PUPWjIbxOB33V1rkHYrK7HSl5WFFB6JQYvrL9ugiUr69a2SoGB2_m7gXfmX7WHL1DdkOn7nQT0EFqQBPmIkhYbRepfs9mi0vockgOph0xfXMNFd4lLLn88hnKTAPK/s1600/Las_Cortes_Le_Monde.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="585" data-original-width="518" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHxp-bLE8grppKTQ2PUPWjIbxOB33V1rkHYrK7HSl5WFFB6JQYvrL9ugiUr69a2SoGB2_m7gXfmX7WHL1DdkOn7nQT0EFqQBPmIkhYbRepfs9mi0vockgOph0xfXMNFd4lLLn88hnKTAPK/s400/Las_Cortes_Le_Monde.jpg" width="353" /></a></div>
La extensa línea de defensa carlista en Somorrostro que iba desde el pico Montaño, hasta los montes de Triano, obligó a Serrano a redistribuir sus fuerzas para conformar un tridente que atacase de forma simultanea tanto los extremos como el centro de esta línea. El peso de la acción recaía sobre <b>Fernando Primo de Rivera Sobremonte</b>, al mando de: brigada de vanguardia del 2º Cuerpo, 1º Brigada de la 1º División del 2º Cuerpo, 1º Brigada de la 2º División del 2º Cuerpo y 2º Brigada de la 2º División del 2º Cuerpo; que componían un total de “<i>16 batallones, 2 compañías de ingenieros y 6 piezas de artillería de montaña</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Atacando el extremo izquierda carlista y bajo la cobertura de las piezas de artillería colocadas estratégicamente en los altos de Arenillas, Primo consiguió un pequeño éxito inicial al tomar el barrio de las Cortes y una trinchera defendida por el <b>1º de Guipúzcoa</b>. Sin embargo, la complica orografía de la zona, con una sucesión de zonas elevadas y depresiones, le imposibilitó avanzar con la premura necesaria. Los carlistas tuvieron tiempo suficiente para movilizar sus fuerzas y reforzar sus posiciones en su extremo izquierda, frenando la acometida inicial e imposibilitando cualquier nuevo avance.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El general Primo de Rivera envió un mensaje al presidente/general Serrano que se encontraba en la casa Otamendi junto al castillo de Muñatones, dirigiendo las operaciones: “<i>Fracasó el objetivo de la operación. Disponga VE de estas tropas como tenga por conveniente</i>”. Serrano, notablemente contrariado con la noticia, le incitó a mantener la presión, prometiéndole más tropas y cañones; pero fueron tantas las objeciones de Primo de Rivera, que finalmente le autorizó para que el grueso de sus tropas pasase al centro. A pesar de la importancia que la prensa afín confirió a los avances que Primo había realizado, estos carecían de cualquier valor estratégico, estando rodeados y sometidos al fuego carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 6 de tarde, el fuego de fusilería se fue apagando, poniéndose fin a la batalla del 25 de marzo. En el flanco izquierdo carlista, Primo se mantenía en las alturas del llamado Portillo de las Cortes y se ocupaba, en precario, la barriada de Las Cortes. El general<b> Jose María Loma Arguelles,</b> encargado de atacar el centro carlista con la Brigada de Vanguardia del 1º Cuerpo y la 2º Brigada de la 1º División del 2º Cuerpo, había llegado a las casas de Las Carreras; mientras que <b>Antonio Lopez Letona </b>amagaba la zona del Montaño, atrincherándose en la barriada de San Martín. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Por su parte, los carlistas conservaban posiciones dominantes sobre todo el terreno que habían perdido, durmiendo en el suelo de sus defensas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>26 de marzo de 1874: Convergencia de fuerzas</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fracasado el intento de tomar el extremo izquierdo carlista, el general Serrano optó por mantener la presión sobre el campo atrincherado haciendo converger todas sus fuerzas en San Pedro de Abanto. El general <b>Jose Lopez Dominguez,</b> en aquel entonces Jefe del Estado Mayor General explicará posteriormente la necesidad de aquella concentración de fuerzas: “<i>[…] nos era indispensable asegurar la posesión de las Carreras, aún en el caso de que el ataque fuera infructuoso, y además castigar más duramente al enemigo, sin lo cual, seguramente habría a su vez atacado nuestra línea, débil entonces y dominada por el frente y ambos flancos, pues allí venía a formar una verdadera cuña introducida en el campo atrincherado enemigo. Era pues preciso, indispensable, atacar para apoderarse, a ser posible, de los reductos de San Pedro y Santa Juliana, […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para ello se dispuso que la mayor parte sus fuerzas se “<i>agruparan entorno al general Loma</i>”, detenido en esos momentos en las primeras casas de Las Carreras. Esta orden obligaba a Primo de Rivera a inclinarse sobre su flanco izquierdo y maniobrar por un terreno complicado y bien defendido, para seguidamente, volver a cruzar la línea del ferrocarril de Galdames y descender hasta el pequeño valle en cuyo fondo se localizan las casas de la barriada de Pucheta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El comienzo de las hostilidades fue preludiada por un duelo de bandas musicales. Según relata el oficial carlista <b>Joaquín Llorens Fernandez de Cordoba</b>: “<i>Antes del amanecer del 26, una charanga carlista, colocada en el viaducto del ferrocarril minero, anunció el nuevo combate con alegres dianas. No se hicieron esperar mucho las del enemigo, y por bastante tiempo unos y otros tocaron varias, a cuál más bonitas, concluyendo el concierto con una granada liberal que vino a estrellarse bajo el viaducto, y a la que siguió una carlista que fue a buscar los instrumentos de música liberales. El fuego de cañón, empezado así, se fue avivando por momentos […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el sitiado Bilbao se sentía la lucha “<i>[…] con tanta o más violencia que ayer. A medio día el estruendo y la humareda eran verdaderamente infernales […]</i>”, tal y como dejó registrado en su diario el aristócrata bilbaíno <b>Francisco Pedro MacMahon Jane</b>.</div>
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<br /></div>
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Acatando la orden de concentración de fuerzas, Primo de Rivera procedió a dejar sus “conquistas” del día anterior suficientemente defendidas. Las casas de las Cortes quedaron sostenidas por dos batallones, mientras que en la trinchera y la altura de la zona del Portillo de las Cortes se mantuvieron “<i>4 batallones con el brigadier Morales de los Ríos</i>” a la cabeza. </div>
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<i><b>Toma de Pucheta</b></i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgELqCHEUXJmUvP7dUmsqHHQKNAsZC9kIJwPZoUCWpy2IQ0NjJa0JZffRzgtQVrNzDzR1c-N45_7GeLDlTLKGobF7aUX7AyOBLie2UxgM6gkihafrPrk-qgMFB4Fl7LT5ygksJnABmyJnRu/s1600/Centinela_carlista_Putxeta_Album_XIX.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="547" data-original-width="447" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgELqCHEUXJmUvP7dUmsqHHQKNAsZC9kIJwPZoUCWpy2IQ0NjJa0JZffRzgtQVrNzDzR1c-N45_7GeLDlTLKGobF7aUX7AyOBLie2UxgM6gkihafrPrk-qgMFB4Fl7LT5ygksJnABmyJnRu/s400/Centinela_carlista_Putxeta_Album_XIX.jpg" width="326" /></a>El movimiento de tropas desde el externo derecha del frente liberal al centro, no iba a resultar sencillo. La edición del diario <i>El Constitucional</i> del 1 de abril lo describirá de la siguiente forma: “<i>Primo de Rivera, comenzó un movimiento de avance oblicuando hacia el centro, tomando la dirección de Pucheta por la ladera de montaña que recorre el ferrocarril. […] El general Primo tenía que recorrer una serie de colinas cuajadas de trincheras, atravesar un profundo barranco, conquistar las asperezas llamadas de los Dos Cuernos, frente al ferrocarril, y atravesando el bosque de Pucheta, caer sobre este pueblo, situados a la derecha de Las Carreras en dirección a Santa Juliana</i>”.</div>
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El pueblecito de Pucheta, localizado en el fondo del valle que forma la confluencia de dos arroyos tributarios del Picón, era definido por los diarios de época como “<i>un barrio de poco más de 30 casas, a unos 500 metros de San Pedro de Abanto y 800 de Santa Juliana, interponiéndose entre estos poblados el arroyo de la Bárcena, que nace en el Montaño y pasa junto a San Pedro de Abanto, y otro arroyo que tiene su origen en el Serantes y el barrio de San Vicente y pasa más cerca de Santa Juliana</i>” (<i>Crónica de Cataluña </i>del 30 de marzo). <i>La Discusión</i> en su edición del 28 de marzo describía: “<i>Este barrio, compuesto de una docena de casas poco sólidas, está en un declive que termina en un arroyo que baja de hacia San Pedro y Santa Juliana. Al otro lado del arroyo empiezan inmediatamente los estribos del monte Triano, que dominan el barrio casi a tiro de perdigón</i>”.</div>
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Efectivamente, Pucheta constituía un enclave de nula utilidad estratégica dado que se encontraba en el fondo de valle rodeado por alturas. El corresponsal <b>Mariano Araus</b> referirá su localización en una carta fechada el 26 de marzo donde se daba cuenta de los tres importantes reductos con el que los carlistas defendían la zona: “<i>[…] para dar a conocer más fácilmente estas posiciones, diré que el terreno parece una cazuela en el fondo de la cual se halla Pucheta y en cuyos bordes han construido tres reductos; uno al Oeste, otro al Este y otro al Noroeste</i>".</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBai9JUtT5RHsG1lO1IcN4G9Owzh-gw2zyBc2TGd4u4gwwN2Tlpotpj4GpNoR0L80B-sI5kgyQb2JlkKQJz2nn1eeFU_8kBhAPaQuX4VIZwiPlSTdrQpvwr4IrFfzRftIBDSAD3AUMMSwF/s1600/Bateria_Le_Monde.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="256" data-original-width="655" height="155" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBai9JUtT5RHsG1lO1IcN4G9Owzh-gw2zyBc2TGd4u4gwwN2Tlpotpj4GpNoR0L80B-sI5kgyQb2JlkKQJz2nn1eeFU_8kBhAPaQuX4VIZwiPlSTdrQpvwr4IrFfzRftIBDSAD3AUMMSwF/s400/Bateria_Le_Monde.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Construcción de una batería de piezas Plasencia en Las Carreras.<br />Modificado de Le Monde Illustre</td></tr>
</tbody></table>
El 3º Batallón de Guipúzcoa llevaba desde febrero al cargo de la defensa de la zona de Pucheta. Este batallón se había formado en Vera de Bidasoa (Navarra) con “<i>chicos de la zona entre Tolosa y Zumarraga</i>” siendo su teniente coronel <b>Francisco Lasa</b>. Con la movilización de batallones carlistas para detener a las tropas de Moriones, a principios de 1874 pasaron a Vizcaya, llegando a Somorrostro donde se acantonaronn inicialmente en Las Carreras. Un veterano de éste batallón contará al padre Apalategui que “<i>había allí un hermoso palacio; en esa casa me tocó. Encontramos buenas camas y demás</i>”. Ya en los combates del 25 de febrero, “<i>al acercarse Moriones, le hicimos una descarga; pero nos ordenaron que nos retiráramos y nos trasladamos a Pucheta. Desde entonces permanecimos siempre allí, incluso en los días más duros de Marzo</i>”. A decir del veterano <b>Jose Manuel Eguidazabal</b>, del 4º de Guipúzcoa, sus compañeros del 3º utilizaban “<i>las galerías de las minas de Pucheta</i>” para sobrellevar los rigores climatológicos, lo cual era un elemento que confería una cierta comodidad.</div>
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Para las tropas de Primo de Rivera, internarse en un estrecho valle parecía, sin duda, una temeridad. Por suerte, su flanco izquierdo había quedado cubierto gracias a que el general Loma se había posicionado en Las Carreras, permitiendo el avance de varias piezas de artillería. El corresponsal Mariano Araus describirá: “<i>A la izquierda de las casas llamadas las Carreras, y un poco a vanguardia, se encuentra una pequeña eminencia coronada por una planicie. En el extremo Este tenían los carlistas un reducto, desde el cual defendían el pueblecillo de Pucheta, situado en un estrecho valle y bajo unas peñas, al otro lado del barranco</i>”. Este primer reducto fue “<i>tomado por los cazadores de Barbastro, y desde él se ha batido durante todo el día a las trincheras o reductos de frente, no solo con fuego de fusilería, sino también con dos piezas Plasencia colocadas durante la noche</i>”. Este hecho fue confirmado por <b>Pacifico Prado</b>, un habitante de Somorrostro que al Padre Apalategui entrevistó en una de sus visitas al campo de batalla: “<i>A un lado de Carreras, en terreno algo levantado sobre el pueblo, se situaron con cestones las baterías que diezmaban a los de Pucheta (3º de G.)</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr8Fa3hLDjg10g5PzhgTJ5tHewUKHaQLvwT0yYEG6N5l-EI_TQA5rDDDpeZ-HyNpCUk4bLyf4UmBGIck-T0yVUtsNFXmyJpIp1lTk4EcAYbVWZZVXxq2MTHAI-qla5KzDCwvizXsOTQlx1/s1600/Imagen_Izquierda_london.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="324" data-original-width="671" height="192" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr8Fa3hLDjg10g5PzhgTJ5tHewUKHaQLvwT0yYEG6N5l-EI_TQA5rDDDpeZ-HyNpCUk4bLyf4UmBGIck-T0yVUtsNFXmyJpIp1lTk4EcAYbVWZZVXxq2MTHAI-qla5KzDCwvizXsOTQlx1/s400/Imagen_Izquierda_london.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lámina de la izquierda carlista tomada desde la batería de San Lorenzo<br />en Las Carreras. Modificada de Ilustrated London News</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
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Aun así, no fueron pocas las dificultades que los hombres de Primo de Rivera tuvieron que sortear para cumplir con el objetivo de posicionarse junto al Cuerpo de Loma. Según narración de Araus: “<i>Tras un fuego infernal llegaba el general a la trinchera que está a la salida del valle y la conquista con dos campañas a la bayoneta teniendo la suerte de no perder un hombre. No descansó un momento y atacó los Dos Cuernos flanqueados por el batallón de marina, penetrando al fin en el bosque. Puede decirse que este fue el momento más difícil de toda la serie de operaciones felizmente llevadas a cabo por el general Primo de Rivera. En frente de este bosque y dominándole en el mismo ferrocarril, habían construido los carlistas una formidable trinchera, cuyos fuegos abrasaban a nuestras tropas. No vacilaron estos un momento, y continuaron su camino a pesar del sin número de bajas que el terrible fuego de las facciones les hacía. Aquí quedó herido el ayudante del brigadier Terreros, comandante de caballero Sr. Selgas, que recibió un balazo en el hombro, con tanta fortuna, que esta misma tarde ha podido marchar a Castro. Nuestras tropas atravesaron al fin el bosque y se lanzaron a la bayoneta sobre Pucheta".</i></div>
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<br /></div>
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El valor estratégico de Pucheta era más que dudoso, pero en aquellos momentos la prensa lo definirá como “<i>llave para entrar en un estrecho valle, por el cual pueden avanzar nuestras tropas, al abrigo de las trincheras enemigas, hasta muy cerca de Santa Juliana</i>”. El peso del asalto recayó sobre el Batallón de Cazadores de la Navas nº 14, cuya lucha por apoderarse de las casas se tornó épica a ojos de los observadores, tanto liberales como carlistas. El oficial carlista Llorenz escribirá: “<i>Ruda y heroica fue la acometida que se dio bajo un terrible fuego de frente que les hacía el 3º de Guipúzcoa y por el flanco derecho el 4º de Álava. Dos terribles cargas a la bayoneta dieron, pero las dos veces fueron rechazados, dejando las calles de Pucheta sembradas de valientes oficiales y soldados; diose orden para cargar por tercera vez, saltando sobre los cuerpos de sus compañeros ocuparon por fin el pueblo tan combatido</i>”. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizWOJqKuq5iTvQFZJrAcRlNvhSW9mZ0Qz9hKNYo5wLxJ3OExrA3j5YsciC_53__VcZ1ILm4lJxIhq1ER-Pb04WuFZjK7EZfPAADWsf-FQAjtPg3SonwWG_VaSoWqPnmuG5hsGcyPk_VJKw/s1600/Putxeta_Le_Mode.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="246" data-original-width="583" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizWOJqKuq5iTvQFZJrAcRlNvhSW9mZ0Qz9hKNYo5wLxJ3OExrA3j5YsciC_53__VcZ1ILm4lJxIhq1ER-Pb04WuFZjK7EZfPAADWsf-FQAjtPg3SonwWG_VaSoWqPnmuG5hsGcyPk_VJKw/s400/Putxeta_Le_Mode.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batallón de Cazadores de Las Navas asaltando el pueblo de Putcheta (sic).<br />Modificado de Le Monde Ilustre</td></tr>
</tbody></table>
El diario <i>La Guerra</i> en su edición del 4 de abril también recogió una correspondencia carlista de lo ocurrido: “<i>A las 3 de la tarde me encontré yo en un parapeto por donde pasaban muchas balas u bien próximas reventaban algunas granadas; desde allí veía perfectamente la acción; a poco de estar allí, una masa enemiga avanzó por la parte Pucheta, con el objeto de posesionar de una casitas situadas en el barranco, lográndolo, pero no sin dejar el camino sembrado de cadáveres. Los nuestros le hacían un fuego horroroso</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte la prensa liberal reproducirá los comentarios del corresponsal Araus: “<i>Fueron unos momentos terribles aquellos en los que nuestros bizarros soldados tuvieron que sufrir una verdadera lluvia de plomo de los facciosos que ocupaban el pueblo. El valiente batallón de las Navas, que tanta gloria alcanzó en la jornada de ayer, tuvo un sin número de bajas, el enemigo no pudo resistir aquella avalancha y a las cuatro de la tarde quedaba Pucheta en nuestro poder y realizada la unión de las divisiones de Loma y Primo de Rivera</i>”. </div>
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<br /></div>
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También la prensa extranjera se hizo eco de los hechos, apareciendo en el diario <i>Le Monde Illustre</i> del 18 de abril, una crónica del corresponsal <b>Dick de Lonlay </b>(pseudónimo de Georges Hardouin) que incluía varias láminas descriptivas: “<i>A poca distancia del pueblo formó el batallón de cazadores de las Navas, ordenaron el ataque y se lanzaron hacia adelante. Los cazadores cargaron sobre las casas a la bayoneta perdiendo muchos hombres</i>”. </div>
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<br /></div>
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Algunas publicaciones de época como <i>Anales de la Guerra Civil </i>(1876) recogerán algunos detalles adicionales: "<i>[…] los republicanos se portaron bravamente, siendo mortalmente heridos gran número de sus oficiales. Cerca de Pucheta encontróse un coronel tendido, con el brazo levantado, como si todavía quisiese dar á sus soldados, después de muerto, la señal de ataque</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fragmentos de lo ocurrido en Pucheta quedarán también registrados en diarios personales de voluntarios carlistas, como el de <b>Telesforo Saenz de Ugarte</b>, en cuyas páginas se puede leer: “<i>Al amanecer del 26 se rompió de nuevo el fuego, siendo el de artillería más lento que el día anterior, pero más vivo el de fusilería, pues el enemigo trató y consiguió apoderarse de algunas casas de Pucheta, pero costándole muy caro, pues dejó el campo cubierto de cadáveres</i>”.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0UZXIrZuBEhrLDcuyW3AnYJP63kQ7vOd7Rfm3Q_W8WjEZ1CXQbWfNsaLRO29KnPaUkwjmoQ1bgXvB2YpsT1j-xO8pZ_t1j-RYBOLC6YpiDriBLCJWn7z_Ph2zWOA9mhlykKtUuV7XJDUo/s1600/Evolucion_frente.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="444" data-original-width="538" height="524" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0UZXIrZuBEhrLDcuyW3AnYJP63kQ7vOd7Rfm3Q_W8WjEZ1CXQbWfNsaLRO29KnPaUkwjmoQ1bgXvB2YpsT1j-xO8pZ_t1j-RYBOLC6YpiDriBLCJWn7z_Ph2zWOA9mhlykKtUuV7XJDUo/s640/Evolucion_frente.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evolución del frente en Somorristro. En azul frente en el amanecer del 25; en amarillo al finalizar el 25; en rojo<br />
al finalizar el día 26. Modificado a partir de ilustración en Le Monde Illustre</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;"><i><b><br /></b></i></div><div style="text-align: justify;">
<i><b>Éxito y Critica</b></i></div>
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<br /></div>
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Primo, esta vez sí, había cumplido con sus órdenes, y Serrano había conseguido concentrar sus tropas para intentar romper la línea carlista por su zona central en San Pedro de Abanto. El general en jefe del ejército del Norte comunicó al Ministro de Guerra en Madrid sus logros e intenciones en parte registrado fechado a las 7 y 30 minutos de la noche de ese día 26: “<i>Desde mi parte anterior ha continuado el combate y avanzado nuestra ala derecha hasta tomar el pueblo Pucheta a la bayoneta, ligando la derecha con el centro. El enemigo se ha defendido con una tenacidad comparable a la bravura de nuestras tropas, que se exceden a sí mismas; pero el ataque de tan fuerte campo atrincherado ha de ser costoso. Desistí de apoderarme hoy de San Pedro Abanto hasta completar el movimiento de la derecha, pues el enemigo acumuló grandes fuerzas en las trincheras del centro. He avanzado a la primera línea ocho piezas Krupp, dos Plasencia y cuatro de 10 centímetros, más cuatro de á 12 en la mitad del camino a las Carreras. Conservo todas las posiciones conquistadas, y al amanecer de mañana continuaré este laborioso y decidido ataque. […] Cuanto recomiende á V. E. este ejército, será poco para lo que se merece; la Patria y el Gobierno deben estar satisfechos de él</i>”.</div>
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<br /></div>
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Sin duda se había logrado la convergencia de tropas; sin embargo, la idoneidad de tomar las casas de Pucheta y, permanecer en ellas, recibirá numerosas críticas. Indudablemente los carlistas minimizaron la victoria liberal argumentado en su diario oficial <i>El Cuartel Real</i>: “[<i>…] pudieron al fin (los liberales) posesionarse del resto de las casas del barrio de las Carreras, cuyo punto no teníamos interés en defender, ni tampoco se habían hecho los preparativos necesarios para ello; pero este hecho y el de intentar después adelantar sobre los parapetos de Pucheta les ha costado grandes pérdidas, teniendo que desistir al fin de su empeño y estacionados en el punto ocupado se ha sostenido el fuego por su parte sin interrupción durante todo el día</i>” De igual parecer se manifestará Llorens: “<i>La adquisición de estas casas costó la vida a muchos oficiales y soldados, que con gran heroísmo y abnegación se sacrificaron, y tan inútilmente, que apenas conquistado tuvieron que abandonarlo por su mala situación y porque su ocupación no respondía a ningún fin que favoreciese al general en jefe</i>”.</div>
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Pero las críticas más importantes llegarán desde el propio sector liberal. Varios años después de finalizada la guerra, en la <i>Narración Militar de la Guerra Carlista</i> se explicará que la acción de Primo de Rivera sobre Pucheta “<i>aseguró espacio a nuestras tropas para el ataque del día siguiente; pero se amparó temeraria y sangrientamente del pueblecito de Pucheta, que no estaba situado militarmente, y que dominado por el enemigo en toda su extensión nada favorecía a nuestros movimientos de avance, cuando para poseerlo se redujo en una tercera parte la fuerza que gloriosamente lo conquistó</i>”. De igual forma en <i>Historia de la Interinidad y de la Guerra Civil</i> de 1877 encontramos: “<i>[…] el general Primo, [...] al deslizarse al pie de las trincheras del ferrocarril de Galdames, se apoderó del pequeño lugar de Pucheta, que está bajos sus fuegos, y que por cierto costó bastante más de lo que pudiera valer bien vendido por el enemigo, que tras sus blindajes impunemente le aguardaba</i>”.</div>
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<i><b>27 de marzo de 1874: Victoria de la "Trinchera Carlista"</b></i></div>
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Al día siguiente Serrano dirigió sus tropas directamente hacia San Pedro de Abanto. Los oficiales de alta graduación se unieron a sus hombres en primera línea de fuego, cayendo algunos heridos, como le sucedió a propio Primo de Rivera. La gran proporción de fuerzas y material empeñadas en la lucha llevará al carlista Marques de Valdespina a declarar: “<i>La batalla que se da y sigue es relativamente la mayor que se ha dado este siglo, incluso las de Napoleón y Guerras Prusianas. ¡Nuestra infantería es la mejor del mundo!</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0JiSwsA5H4ZipRj2sVGF-gBCAiOPnMYTXN5HWnJMYh9uLDpEFZN_XlDh-pyn-hbvLTzKgznYWSv38_j36BcBpgay6vYPqm2C238pG3a4iXIrIAbFIIkW6RL232LyaUJ0IixPpS6Q2wimw/s1600/San_Pedro_Abanto_Murrieta.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="322" data-original-width="621" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0JiSwsA5H4ZipRj2sVGF-gBCAiOPnMYTXN5HWnJMYh9uLDpEFZN_XlDh-pyn-hbvLTzKgznYWSv38_j36BcBpgay6vYPqm2C238pG3a4iXIrIAbFIIkW6RL232LyaUJ0IixPpS6Q2wimw/s400/San_Pedro_Abanto_Murrieta.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ataque sobre San Pedro de Abanto y Murrieta. el día 27 de Matrzi.<br />
Modificado de <span style="font-size: 12.8px;">Le Monde Illustre</span></td></tr>
</tbody></table>
No era para menos la euforia que mostraba el Marques, dado que a pesar de la superioridad numérica y el incesante fuego de artillería que se realizó sobre sus posiciones, contra todo pronóstico, la línea carlista aguantó la embestida. La segunda gran batalla de Somorrostro finalizó al anochecer de ese día con ambos ejércitos tremendamente vapuleados, pero con los carlistas aferrados a sus posiciones. Los volúmenes de estrategia militar rendirán pleitesía al sistema de defensa de los seguidores de Carlos VII y a su trabajada "trinchera carlista".</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente llegó la noticia al sitiado Bilbao, donde un desconsolado MacMahon escribirá en su diario que “<i>por conducto fidedigno</i>” le hicieron saber que el ansiado ejército libertador no había roto el frente carlista: “<i>El silencio guardado por la fusilería en aquella dirección durante el día de hoy, y el repique de campanas en las anteiglesias vecinas […] hacen suponer que (la noticia), desgraciadamente, puede ser cierta. De todos modos, es preciso disponerse a obrar como si lo fuera, tratando de mitigar el efecto moral que su publicidad ha de producir dentro de la plaza, y viendo de economizar todo lo posible las municiones de boca y guerra que nos quedan para prolongar la defensa hasta el último límite</i>”.</div>
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<br /></div>
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Ese día se estableció una tregua para proceder a enterrar a los muertos y atender al ingente número de heridos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b><i>Pucheta: Divisoria del Frente</i></b></div><div style="text-align: justify;"><b><i><br /></i></b></div><div style="text-align: justify;"><div>A pesar de la falta de valor estratégico de Pucheta, las tropas liberales no abandonaron, por completo, su costosa conquista hasta la finalización de la campaña de Somorrostro. En el diario La Época del 13 de mayo, se publica un parte oficial de lo acaecido en los combates finales de la campaña, comentando que en los últimos embate los carlistas llegaron a “<i>incendiar algunas (casas) del barrio de Pucheta próximas a las que ocupaban las fuerzas avanzadas del primer cuerpo</i>”. Más específico se mostrará el corresponsal de guerra Araus que el diario Crómica de Cataluña (6/5/1874), asegurando que los carlistas hicieron un último esfuerzo en la línea: “<i>durante toda la noche, hasta las cuatro de la madrugada, han hecho sin cesar nutridas descargas sobre nuestras avanzadas. A las tres incendiaron unas casas en el fondo del barranco de Pucheta, que nosotros teníamos abandonadas desde el 28 de marzo</i>". </div><div><br /></div><div>Pero no todo fue intercambio de fuego, también hubo algún detalle de cortesía entre bandos, como el recogido por el diario la Época el 21 de abril: “<i>Nuestros soldados, dice el corresponsal, bajan al barranco de Pucheta a surtirse de agua de aquellas fuentes, muy rica, por cierto: cuando los carlistas recibieron orden de prepararse para romper el fuego, algunos de ellos se adelantaron, sin armas, hasta la cercanía de la fuente, y a voces dijeron a los nuestros;—«Bebed, y marchaos, qué vamos á tirar"</i>. El Imparcial también recogió la anécdota, asegurando que los carlistas avisaron “<i>a los soldados que ocupan el pueblo de Pucheta que se apresuraran a subir agua del barranco, línea divisioria de ambos campos, pues iban a empezar el fuego</i>”.</div><div style="font-style: italic; font-weight: bold;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><div style="font-style: italic; font-weight: bold;">Luces y Sombras para una Identificación de los Restos de la Fosa</div><div style="font-style: italic; font-weight: bold;"><br /></div><div><div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNmWk6IFvlLQxZZ7RxF8FF75fJgWpEeK6vwGt_XsfBKqgjY4SvP7WP8fq6bAjrglbPBCsW106nOIJdcuV1xUmaUD8L1OcBXWrV5NRydtnCixa5uQ7yXyRoVoWaYFykKPBhWILa6JoqOXez/s428/Libro.jpg" style="clear: left; display: block; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; padding: 1em 0px; text-align: right;"><img border="0" data-original-height="248" data-original-width="428" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNmWk6IFvlLQxZZ7RxF8FF75fJgWpEeK6vwGt_XsfBKqgjY4SvP7WP8fq6bAjrglbPBCsW106nOIJdcuV1xUmaUD8L1OcBXWrV5NRydtnCixa5uQ7yXyRoVoWaYFykKPBhWILa6JoqOXez/w320-h185/Libro.jpg" width="320" /></a></div>En el <b>Archivo Eclesiástico Militar de Madrid</b> se conserva el libro del “<i>Batallón Cazadores de la Navas</i>”, que cómo en su índice reza, se trata de un registro “<i>de las partidas que contienen los libros de bautismos, matrimonio y defunciones, entregados en la subdelegación de Pamplona el año 1879 y que en la actualidad se hallan archivados en el Vicariato General Castrense de Madrid</i>”. </div><div><br /></div><div>Este grueso volumen es el resultado del compendio de documentos vitales de los integrantes del batallón a lo largo de sus años de existencia, aportando información de su nacimiento, matrimonio y, por supuesto, defunción. Se trata, por tanto, de un elemento bibliográfico de carácter clave que puede facilitar una posible identificación de los restos mortales encontrados en la fosa de Putxeta.</div><div><br /></div><div>Es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones previas, ya que esta compilación, las más de las veces referentes a registros sacramentales, presenta algunas particularidades que afectan a las conclusiones que de su estudio puedan derivarse. Por un lado presenta un desfase temporal importante desde la fecha del registro original a su inclusión en este libro. Por otro lado los registros presentan distintas procedencias de sus datos: archivos parroquiales, partes oficiales de relación de bajas, juzgados municipales, certificados expedidos por la inspección de sanidad militar, etc.; siendo los capellanes o párrocos castrenses del batallón, los encargados de dar asiento a toda información suministrada.</div><div><br /></div><div>En el intento de encontrar datos que posibilite una identificación de los individuos enterrados en la fosa de Putxeta, se procedió al estudio de los decesos registrados en el libro del “Batallón de Cazadares de las Navas” en el año de 1874. En este año se contabilizaron un total de 49 bajas, de las cuales un 96% parecen estar directamente relacionadas con las Batallas de Somorrostro, y de forma específica con la batalla de marzo (25-27 de marzo). Las muertes son de carácter violento, por “<i>herida</i>”, en la mayoría de los casos, registrándose: 5 fallecidos el día 25 de marzo, 1 el día 26 de marzo y 18 el 27 de marzo. En tres casos no queda constancia de la fecha del fallecimiento.</div><div><br /></div><div>El resto de los decesos se registran durante el traslado de heridos o ya en los distintos hospitales militares en los días o incluso meses siguientes: “<i>Muere en el hospital de Castro</i>”, “<i>hospital de San Francisco (Castro)</i>”, “<i>hospital militar de Miranda</i>”, “hospital militar de Santoña” o “<i>en uno de los hospitales de sangre en Burgos</i>”. También la disentería hizo acto de presencia, contabilizándose dos fallecidos por esta eventualidad.</div><div><br /></div><div>Atendiendo a la edad de los fallecidos, únicamente en siete de las actas de defunción se muestra este dato, contando con 21 años cuatro de ellos, uno de 22 años, otro de 25, y el de edad más avanzada, un alférez que contaba 34 años en el momento de su fallecimiento. En cualquier caso, se hace evidente que la mayoría eran jóvenes “quintos”, obligados a servir en el batallón.</div><div><br /></div><div>Sus procedencias eran especialmente diversas, predominando los cacereños, seguidos de conquenses, jienenses y toledanos. Pocos, por no decir ninguno, habían nacido en grandes urbes procediendo la mayoría de pequeñas poblaciones; y si bien, apenas hay referencias a sus trabajos, las pocas veces que aparece el dato hace referencia a su condición de jornalero o labrador.</div><div><br /><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioAVNNFEuKnnmxI0at9KOY6pP-lXG7GarJpdLIO88T0M1RkTrvIis5u0JObkapIqPwP9EbR9k8Hwohqcd9k7_HSEtEr3oO_tT5Seb_L1CdL2hoa9DvflUu6HXxb46Lvv7LaRv9f-8JVRMG/s728/Mapav2.jpg" style="clear: right; display: block; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto; padding: 1em 0px;"><img border="0" data-original-height="614" data-original-width="728" height="338" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioAVNNFEuKnnmxI0at9KOY6pP-lXG7GarJpdLIO88T0M1RkTrvIis5u0JObkapIqPwP9EbR9k8Hwohqcd9k7_HSEtEr3oO_tT5Seb_L1CdL2hoa9DvflUu6HXxb46Lvv7LaRv9f-8JVRMG/w400-h338/Mapav2.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Procedencia de los fallecidos del Batallón de las Navas<br />en 1874</td></tr></tbody></table></div><div>En el libro no de describe enterramientos en el campo de batalla y por lo que se observa, el registro de la fecha de fallecimiento parece no ser exacto, teniendo en cuenta la duración de la batalla a lo largo de 3 días consecutivos. De hecho, únicamente se registró una baja el día de la toma Putxeta (26 de marzo) relacionada con el soldado Gines Molina Ejea, para el que se desconoce edad, procedencia o cargo.</div><div><br /></div><div>Sin embargo, son dos las actas de defunción que habiendo quedado registradas el 27 de marzo, hacen referencia a los hechos de armas de Putxeta: En el registro nº 149 encontramos el acta de defunción de <b>Antonio Rubio</b>, nacido en un pueblecito de Badajoz, soldado de la 6ª compañía, que según reza el escrito: “<i>falleció al tomar las casas de Pucheta a la bayoneta</i>”. El registro 278 pertenece a <b>Rafael Saez Barreo</b>, nacido en Trujillo (Cáceres), de profesión comerciante y soltero en aquel momento, que con el grado Cabo 1º de la 1º Compañía fue "<i>herido de muerte al tomar las casas de Pucheta</i>”. Por lo tanto, es muy posible que dos de los restos mortales localizados en la fosa pertenezcan a estos hombres.</div><div><br /></div><div>Las evidencias nos llevan a hipotetizar que, muy posible, los cadáveres de la fosa fueran registrados días después y asignados al día 27 al desconocer el momento exacto de su muerte dentro del “caos” que supusieron los tres días de lucha ininterrumpida.</div><div><br /></div><div>Por lo tanto, y en el ámbito de la incertidumbre, los registros que posibilitarían la identificación de los cuerpos se concentran en todas aquellas actas que correspondan a caídos en batalla que fueron señalados en el día 27 de marzo, que incluirían a los siguientes quintos:</div><div><ul><li>Soldado de la 3ª Compañía, <b>Tomas Sanchez Marín</b>, de Salvacañecate (Cuenca)</li><li>Soldado de la 3ª Compañía, <b>Francisco Carrasco Porro</b> de Tocorgas?? (Caceres)</li><li>Soldado de la 3ª Compañía, <b>Matias Parras Sanchez</b> de Huercal Overa (Murcia)</li><li>Soldado de la 3ª Compañía, <b>Cipriano Caballero Gil</b></li><li>Soldado de la 4ª Compañía, <b>Timoteo Lucina (Encina) Rada</b> de Valdemuncio (Cáceres)</li><li>Soldado de la 1ª Compañía, <b>Manuel Cardoso</b> de Jabugo (Huelva)</li><li>Soldado de la 1ª Compañía, <b>Diego Alvar Garcia</b> de Castrorío (Cordoba)</li><li>Soldado de la 1ª Compañía, <b>Francisco Torrecilla Ruiz</b> de Narral?? (Jaen)</li><li>Soldado de la 1ª Compañía, <b>Rafael Jaen Barrena</b> de Zanjillos?? (Cáceres)</li><li>Soldado de la 6ª Compañía, <b>Miguel Holgado</b> de Vadefuentes (Cáceres)</li><li>Soldado de la 7ª Compañía y corneta, <b>Pedro Gomez Cerdeña</b> de Ribera (Zamora)</li><li>Soldado de la 7ª Compañía, <b>Esteban Lopez Parra</b> de Fuentidueña (Segovia)</li><li>Soldado de la 7ª Compañía, <b>Jaciento Santos Mazagon Muñoz</b> de San Clemente (Cuenca)</li><li>Soldado de la 5ª Compañía, <b>Tomas Solis Gimenez</b> de Pantenezal? (Cáceres)</li><li>Soldado de la 4ª Compañía,<b> Mariano Ramos</b> de Buendía? (Cuenca)</li><li>Soldado de la 7ª Compañía, <b>Francisco Perojo Muriano</b> de Estepona (Sevilla)</li></ul></div><div>A este grupo se puede sumar la única baja registrada el 26 de marzo, correspondiente al militar <b>Gines Molina Egea</b>, para el que no consta más información adicional.</div><div><br /></div><div>A la vista de los resultados obtenidos, la identificación inequívoca de los cuerpos de la fosa de Putxeta se torna especialmente complicada, ya que, si bien se dispone de un grupo relativamente reducido de posibilidades, resultará tremendamente complicado para antropólogos o antropólogos forenses individualizar los restos en ausencia de datos morfométicos o genéticos adicionales.</div></div>
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<i><b>Licencia Narrativa del Autor</b></i></div>
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“<i>Manejaba el pico con mucho mejor tino que el fusil. Hasta hacia pocos meses la única profesión que había conocido era la de labrador y, las durezas de sus manos reflejaban las largas horas que había dedicado a cultivar las tierras del señorito. El mismo señorito que había pagado con sus buenos dineros el seguir viviendo en su latifundio ajeno a la guerra en el Norte. Detuvo un momento su labor para secarse el sudor que perlaba ya su frente, mientras se preguntaba cómo se las arreglaría su padre para sacar adelante la cosecha que estaba por venir. Un par de golpes de pico adicionales y salió de la zanja para dejar que Ramírez entrará con la pala para extraer la arcillosa tierra que él había soltado. Parecía que estaban emulando a los carlistas que no hacían otra cosa que cavar y cavar trincheras. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9hVCH0yQdClpFmM561UorRvMBuIQUL0piPeYVJ5nMx4ZZo3T_78Cp_YX-0bWOLnnHB6xzzo8v5UfbP6uaX-O4L17K2eAj0xtB40tick-cGL6fNOfaF9Ik85WxGSWQvMVowMhTJgQr9TY_/s1600/Liberales_DFB.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="490" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9hVCH0yQdClpFmM561UorRvMBuIQUL0piPeYVJ5nMx4ZZo3T_78Cp_YX-0bWOLnnHB6xzzo8v5UfbP6uaX-O4L17K2eAj0xtB40tick-cGL6fNOfaF9Ik85WxGSWQvMVowMhTJgQr9TY_/s400/Liberales_DFB.jpg" width="296" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Soldados liberales. Modificado del Archivo Foral<br />
de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
<i>Ramírez era un tipo de cólera rápida </i><i>que se había creado mala fama en el batallón. El tipo de personas con los que prefieres no jugarte los dineros, ni cruzártelo en la oscuridad de un callejón de Madrid. Ramírez estaba trabajando en camisa, que nadie hubiera dicho que una vez fue blanca. Sin despegar el grueso cigarro encendido de sus labios, se afanaba en terminar cuanto antes la ingrata tarea. En los tres días anteriores apenas había dormido y mucho menos lavado. Todos tenían grandes ojeras y el rostro tiznado del negro humo que producía la percusión de sus cartuchos Remington.</i></div>
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<i></i><br /><i></i></div>
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<i>Trabajaban por turnos, de forma metódica: primero el pico, luego la pala. Tras tres días de estruendo y fogonazos, parecía algo irreal el relativo silencio que se había instalado en el frente. Únicamente el lamento de algún herido y las ordenes ladradas de algún oficial venían a enturbiar la extraña calma. El sargento que les había ordenado cavar en la huerta de aquel caserío, hacía tiempo que había desaparecido. Todas las casas de Pucheta habían sido abandonadas con precipitación por sus habitantes, dejando atrás los enseres que no pudieron arrastrar consigo. Ramírez, apoyado en su pala, daba una profunda calada, pensando que a buen seguro el barbudo del sargento estaría buscando algo de valor para llenar su bolsillo. Ramírez odiaba a aquel oficial engreído tanto o más que a los jodidos “carcas”. Tampoco le gustaba su compañero de trabajo, ya fuera por su marcado acento del sur, por ser analfabeto o sencillamente, porque nunca hubiera aceptado jugar con él a los naipes.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Sin más indicaciones que la áspera orden de cavar en aquel sitio concreto, habían tomado prestado a una compañía de ingenieros el pico y la pala. No se precisaba de mucho más para excavar en una línea recta paralela al muro de la fachada norte de la casa, una zanja de unos 5 metros de largo por uno de ancho. Si bien la tregua pactada para enterrar los muertos permitía una cierta libertad de movimientos, habían observado que los carlistas situados sobre la trinchera del ferrocarril no perdían detalle de su actividad. Era precisamente la trasera de aquella casa de los pocos puntos que quedaban al resguardo de los fusiles carlistas.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Mientras picaban y cavaban, su vista apenas se detenía en los 10 alineados bultos de sus malogrados compañeros. Esos cuerpos inertes y la ingente masa de heridos era el resultado de la toma de aquella barriada de mal fario. Al menos los muertos habían dejado de sufrir. Ramirez no podía quitarse de la cabeza el sonido incesante y lamentaciones de un herido que estuvo toda la noche gritando. Le había crispado los nervios más que cuando tuvo que mojar la bayoneta con aquel jovencito "carca". Hasta hoy no habían tenido tiempo de retirarles y mucho menos atenderles. Ramirez pensaba que no iba a haber matasanos suficientes en todo el Norte como para curar lo que sus oficiales habían generado en dos día. Malditos todos. </i><br />
<br />
<i>Reunidos en grandes grupos, los heridos que habían sobrevivido a la noche, esperaban resignados a que llegasen los carros de bueyes para llevárselos a Castro. Muchos macabros viajes les esperaba a los boyeros. Con un rictus de desdén, Ramirez no pudo evitar pensar en el tonto de Dominguez, un muchacho grande, corpulento y bonachón. Le había reventado los pulmones con dos balazos de gitatorio, esos rifles de poco chicha pero mucho calibre que tienen los guipuzcoanos. El hombre, mientras escupía sangre, no paraba de repetir la suerte que tenía, porque al tener las extremidades indemnes podía seguir trabajando la tierra y no iba a ser una carga para su familia. En fin, al menos </i><i>no estaban en Cuba. Allí la cosa debía ser incluso peor. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8SNVW_n_9bUeVq9XKfjr8UfuO5_zNRYWQXEDdZaMWcyyoXx_t66dArQ15pvRpsi8li3OxeCWzfVHrnlJPfIuOQrAMMO8pg9m9Lb7lVIWGfpvNOeDwiYKpOELMm4ihyRPmTQH3MYqYz0lu/s1600/Enterramiento_Le_Monde.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="642" height="302" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8SNVW_n_9bUeVq9XKfjr8UfuO5_zNRYWQXEDdZaMWcyyoXx_t66dArQ15pvRpsi8li3OxeCWzfVHrnlJPfIuOQrAMMO8pg9m9Lb7lVIWGfpvNOeDwiYKpOELMm4ihyRPmTQH3MYqYz0lu/s400/Enterramiento_Le_Monde.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Enterramiento el día 28 de marzo de los caídos tras la batalla.<br />
Modificado de Le Monde Illustre</td></tr>
</tbody></table>
<i>Escupiendo al suelo Ramírez arrojó la pala a un lado y saliendo de la fosa se acercó a los cuerpos. Nadie les había despojado de sus tres cuartos de recio paño azul oscuro y él tampoco lo haría. Eso sí, cinturón y cartucheras les habían sido retirados. Ramirez los pensaba enterrar tal y como estaban, aunque antes comprobaría si guardaban algo de valor en los bolsillos. Al de la esquina izquierda lo conocía bien. Le había desplumado la última vez que se entretuvieron en aquella taberna de mala muerte en los muelles de Castro. Le recordaba como un tipo taciturno que guardaba una vaina de Remington en su bolsillo. Decía que le traía suerte... sí, la suerte de recibir un balazo en la cabeza y no sufrir, se sonrió Ramirez. Pero el resto era otro cantar. Con parsimonia y, mientras el labrador le observaba, vete a saber, ensimismado en que cábalas, registro los bolsillos de todos. El tabaco pronto cambió de faltriquera, pero navajas y liendreras carecían de interés para Ramírez.</i></div>
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<i>Terminó su macabra exploración justo a tiempo para cuadrarse frente a un oficial. “Vamos. Metedles dentro. Ya pasará luego el capellán a rezarles”. El labriego se acercó a los cuerpos y tomando al primero de las axilas mientras Ramírez le cogía por los pies. Uno a uno, los fueron depositando en la zanja, y a falta de espacio suficiente, colocando de la mejor manera posible para que todos entrasen. Cuando estás muerto poco importa que te apilen. A la suciedad de la pólvora negra y la tierra arcillosa, se añadía ahora sangre coagulada. Ramírez ni se dignó a quedarse para cubrirles; en cuanto desapareció el oficial, recogió el fusil y tras gruñir al labrador, se ajustó su chaquetón de doble abotonadura para irse a buscar algo de comer.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>El antes labrador, ahora soldado de Batallón de Cazadores de la Navas Nº 14, se quedó cubriendo la fosa que albergaba a sus compañeros. Mientras apilaba la tierra, seguía ensimismado en sus pensamientos: ¿cómo iba a hacer su padre para trabajar en soledad las tierras del señorito? Era muy probable, que un día de estos, él mismo, acabase en el interior una zanja</i>”.</div>
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<i><b>Reflexiones sobre Muertos, Fosas y Campos de Batalla</b></i></div>
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Existe una notable controversia respecto al número de bajas que se dio en la Campaña Somorrostro. La memoria colectiva ha cifrado el número de muertos en varios miles y, de hecho, si atendemos a la lectura que se realiza en muchas de las descripciones y noticias de época, parece que ambos ejércitos hicieron al contrario una auténtica sangría. Sin embargo, hay una frase lapidaria que dice “<i>la verdad es la primera victima de la guerra</i>”; y es cierto, que tanto carlistas como liberales, tendieron a minimizar sus pérdidas y maximizar las del contrario.</div>
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Alejándonos de las fuentes tradicionales, podemos encontrar algunos datos interesantes, como los recogidos en un anónimo artículo titulado “<i>Recuerdos del mes de marzo</i>” publicado en la revista Por esos Mundos en 1907. En su interior se recogen las bajas sufridas por el ejército liberal en los tres días que duró la batalla de San Pedro de Abanto: “<i>El número (de muertos) ascendió a 215, el de heridos en los tres días de jornada es el siguiente: día 25, 450; día 26, 316; día 27, 1.387; total 2.153, de ellos 431 conceptuados graves y 1.722 como leves</i>”. Las fuentes carlistas, más parcas y vagas, siempre reflejaron que sus bajas había sido menor, aunque la bibliografía asume que proporcionalemente fueron similares a la de los liberales. Como curiosidad, el único listado de bajas explicitó que hemos podido localizar hasta el momento en el campo carlista, se corresponde con una relación de heridos y muertos del batallón de Cazadores de Burgos (3º de Castilla) para el mismo periodo, contabilizando: 17 muertos, 30 heridos graves, 15 heridos leves y 15 contusos.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYcQBx-v-HSufVEwYOIfwA89eFzRhYpYhWfYYSnXubEeMZn9BJZ0Gn8Y8PON9dU9ZO7i7tIe-lT90Kv_HGjc-vHuMhJp0JWynmz2RhzraReG9IS7QpkaQxQJmCtTxXViZ68dcnHEL3Xd1P/s1600/Fosa_2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="587" height="242" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYcQBx-v-HSufVEwYOIfwA89eFzRhYpYhWfYYSnXubEeMZn9BJZ0Gn8Y8PON9dU9ZO7i7tIe-lT90Kv_HGjc-vHuMhJp0JWynmz2RhzraReG9IS7QpkaQxQJmCtTxXViZ68dcnHEL3Xd1P/s320/Fosa_2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Detalle de la fosa de Putxeta. Foto del autor com<br />permiso de la Socidad de Ciencias Aranzadi</td></tr>
</tbody></table>
Los archivos parroquiales han aportado algún dato adicional de enterramientos carlistas, mostrando que en la vieja iglesia de "La Transfiguración" del Valle de Trapaga se realizaron hasta 44 enterramientos de soldados y oficiales carlistas retirados del frente, la mayoría de ellos navarros. Sinceramente, consideramos que se precisa de un estudio crítico y realista de la mortalidad de la Campaña de Somorrostro, faltando un trabajo en los archivos militares que revelé la auténtica dimensión de lo ocurrido. </div>
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En cualquier caso, el número de muertos fue suficientemente elevado como para proceder a enterrar en el lugar que habían caído a muchos de estos hombres. Hasta el descubrimiento de la fosa de Putxeta no se contaba con más información que enumeraciones poco concretas en distinta bibliografía, así como la información que aportaba la “memoria colectiva” de los habitantes de la zona. Entre las referencias más claras localizadas en la bibliografía de época podemos citar al historiador <b>Antonio Pirala Criado </b>que recoge en el tomo 3 de su extensa obra <i>Historia contemporánea, Segunda parte de la Guerra Civil</i>, el siguiente párrafo:"[<i>...] pero en ninguna parte se presentó espectáculo más horrible que en el prado entre las Carreras y San Pedro Abanto, al pie de la eminencia de éste, y en cuyo espacio había dos ó tres filas de cadáveres unos encima de otros. [...] "Estos cadáveres quedaron enterrados sobre el terreno en cinco grandes fosas, y en otros puntos, [...] en una de ellas estuvimos entre San Pedro y Murrieta y había cadáveres mezclados de unos y otros [...]</i>".</div>
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<br /></div>
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También los corresponsales enviados a informar sobre la evolución del frente en Somorrostro harán mención a dichas fosas, incluyendo datos sobre el número de enterramientos. De esta forma, en la edición del 2 de abril de 1874 el periódico <i>El Imparcial</i> reproducía una carta del 28 de marzo, correspondiente al primer día de tregua tras la finalización de la Batalla de San Pedro de Abanto: “<i>Hemos aprovechado la tregua para recoger cadáveres. Esta mañana se han enterrado cerca de las Carreras 62, entre ellos dos carlistas y aún quedaban unos 24 que estaban reunidos en un campo próximo. En Somorrostro se ha dado sepultura a 16</i>”.<br />
<br />
Al propio Padre Apalategui, en una de sus visitas al campo de batalla de Somorrostro en 1927 le contaron que "<i>en el campo de fútbol de Las Carreras hay muchos enterrados</i>". Incluso hoy en día, la memoria colectiva de la zona guarda recuerdo del alto número de muertos que causó la batalla y de enterramientos; si bien, la información aportada resulta confusa, mezclándose hechos de distintos periodos históricos. No es descartable que, en las labores agrícolas o trabajos de saneamiento, hayan aparecido más restos, cuyo descubrimiento, por distintos motivos, se ha preferido mantener silenciado. </div>
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La sensibilización (o la falta de ella) respecto a estos enterramientos, ha sido tratado en artículos de blog como el titulado “<a href="https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2019/02/18/las-fosas-de-la-batalla-de-somorrostro/"><span style="color: blue;">Las fosas de Somorrostro</span></a>”, donde se hace notar las importantes modificaciones del terreno que ha sufrido y está sufriendo el campo de Batalla de Somorrostro. En este sentido, poco o nada se puede comentar sobre las actuaciones llevadas a cabo hace más de 20 años, cuando la arqueología no se ocupaba de estos periodos históricos, ni estaba desarrollado el término “memoria histórica”. Sin embargo, son las últimas afecciones, como la relacionada con la construcción del futuro Parque Tecnológico de Ezkerraldea las que ahora centran la atención.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFRyW5BS4ypeWfEpLdD1gzQeaSjr9iWWYEwL4M0PEfJmH7eMbc4pgbGm4QdS4UhDE6gNkMVQg1NiiEZRWgPXqSMOfhtugGUsdB7GgPheq9b77JjTEY1IkVdw0d3AS_pbrC5qaec3xxjHyB/s1600/Tierra.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="364" data-original-width="601" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFRyW5BS4ypeWfEpLdD1gzQeaSjr9iWWYEwL4M0PEfJmH7eMbc4pgbGm4QdS4UhDE6gNkMVQg1NiiEZRWgPXqSMOfhtugGUsdB7GgPheq9b77JjTEY1IkVdw0d3AS_pbrC5qaec3xxjHyB/s400/Tierra.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Movimientos de tierra en el futuro Parque Tecnológico.<br />Foto cortesía de Jose Angel Brena</td></tr>
</tbody></table>
En este sentido y gracias a los trabajos desarrollados en los últimos 10 años, se había logrado que dichos terrenos fueran calificados por <a href="http://www.bizkaia.eus/lehendakaritza/Bao_bob/2018/07/25/I-725_cas.pdf?hash=9687cefa98b36da73b471680c2997f69"><span style="color: blue;">Orden Foral de 25 de julio de 2018</span></a>, como <b>Zona de Presunción Arqueológica específicamente relacionada con la batalla de Somorrostro (1874)</b>. En esta Orden la “<i>Dirección General de Cultura del Departamento de Euskera y Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia confirma la existencia de la Zona de Presunción Arqueológica relacionada con la batalla de Somorrostro (1874) en el marco de la Tercera Guerra Carlista. Considerando imprescindible la realización de un estudio arqueológico previo con el fin de identificar las evidencias constructivas, los materiales <b>o las fosas</b> comunes originadas en la citada confrontación bélica</i>”. Esta orden fue de aplicación en el 2018, previó al comienzo de los trabajos de ampliación de los viales de entrada al futuro polígono; sin embargo, se desconoce si los grandes movimientos de tierra que se han producido en los primeros meses de 2020 cuentan con el preceptivo Proyecto de Intervención Arqueológica.<br />
<br />
En la medida de muestras posibilidades hemos trabajado para que las batallas de Somorrostro se conviertan en un referente de la arqueología de los campos de batalla, <a href="https://www.bizkaia.eus/fitxategiak/04/ondarea/Kobie/PDF/2/Kobie_Paleoantropolog%C3%ADa_web_33_7.pdf?hash=d6a60a3e3f2134e177c5270c2706b423">s<span style="color: blue;">iendo el primer campo de batalla de la Guerra Carlista que fue estudiado con metodología arqueológica</span></a> en la Comunidad Autónoma del País Vasco, combinado la exploración geofísica, los sistemas de posición global (GPS) e información geográfica (SIG). La aparición de la fosa de Putxeta, primera localizada de este periodo, representa un segundo hito de especial relevancia en un campo de batalla que próximamente contará con un nuevo trabajo que desarrollará el arqueólogo <b>Gorka Martin </b>incluido en el área de conocimiento de la arqueología del conflicto carlista.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último, no podemos más que alabar el excelente trabajo que realizó <b>Armando Cruz, </b>publicado en su blog bajo el título “<a href="http://km-130.blogspot.com/2012/12/paz-en-la-guerra-escenarios-de-la.html"><span style="color: blue;">Paz en la Guerra: escenarios de la Batalla</span></a>”; y agradecer a asociaciones, museos y particulares, los trabajos de divulgación y estudio desarrollados en los últimos años relacionados con las "Batallas de Somorrostro”.<br />
<br />
<b>Agradecimientos: </b>A Rafael Palacio, Victor Sierra Sesúmaga, Francisco Etxeberria, David Gumiel y Alfredo Irusta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De igual forma, un especial recuerdo para Mikel Unzueta, arqueólogo de la Diputación Foral de Bizkaia como soporte para la arqueología y estudios del conflicto carlista en este territorio histórico.</div><div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7wpzQk4fzVrSN9JsHUJtB6gmAvzThCqcg273BRjXmqX1B3Cg-55Hnxw43WqKk_BGVOHx3BMR4sT2NlRcmF8IfkCrj02yuRcljBPHt5-osjLUF5Z2J6SBellP_yKTmg_NjDmg-Lswu4z8u/s1600/IMG_20200210_123144.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7wpzQk4fzVrSN9JsHUJtB6gmAvzThCqcg273BRjXmqX1B3Cg-55Hnxw43WqKk_BGVOHx3BMR4sT2NlRcmF8IfkCrj02yuRcljBPHt5-osjLUF5Z2J6SBellP_yKTmg_NjDmg-Lswu4z8u/s400/IMG_20200210_123144.jpg" width="300" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Actualización 07/08/20202: </b>Se incorpora información adicional en relación a la permanencia de las tropas liberales en el barrio de Putxeta y se aportan datos sobre la identificación de los individuos enterrados en la fosa</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-34999981402890227502020-01-18T17:52:00.002+01:002020-02-24T09:30:24.681+01:00El “Cura de Lanchares”: Retazos de la Cantabria Carlista<div style="text-align: justify;">
Siendo “Dios” el primer axioma del lema carlista, era lógico encontrar una inquebrantable adhesión de gran parte del clero a sus tesis y pretensiones. Esta devoción, hunde sus raíces en la complicada relación que mantendrá “La Iglesia” con la corriente de pensamiento liberal a lo largo de todo el XIX. La reformas de los sucesivos gobiernos liberales, incluso aquellas que emanaban de regímenes de tinte moderado, solían chocar directamente con un estamento eclesiástico dispuesto a mantenerse firme en su carácter de inmutabilidad.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1nSMN0YqIAKBylcrYrlXfL4OaZdbTAwQ5az9yV4aDWXJIy1X_NQhnGoOvnyUQiB0NVfY1MNJkQqw8dNGqHBytDIugnsLhiriMF21j2A6SBaZpiU8RbbfoVdbxjSM_FsN9RXHC3B6OrsN-/s1600/Caricatura.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="248" data-original-width="387" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1nSMN0YqIAKBylcrYrlXfL4OaZdbTAwQ5az9yV4aDWXJIy1X_NQhnGoOvnyUQiB0NVfY1MNJkQqw8dNGqHBytDIugnsLhiriMF21j2A6SBaZpiU8RbbfoVdbxjSM_FsN9RXHC3B6OrsN-/s400/Caricatura.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Caricatura de "Cura trabucaire". Modificado del diario satírico "La Flaca"</td></tr>
</tbody></table>
Ya desde el comienzo del conflicto carlista en 1836, los púlpitos de las pequeñas y medianas congregaciones se convirtieron en altavoces desde donde el clero más cercano al pueblo llano, no disimulaba su adhesión al carlismo, manifestándose abiertamente en contra del carácter revolucionario y anteclerical del liberalismo en el poder. Considerados agitadores de masas, no fueron pocos los párrocos que dieron, momentáneamente, con sus huesos en las cárceles. Entre los ejemplos y, por centrarnos en el <b>ámbito geográfico de Campoo en Cantabria</b>, nos cita <b>Agustin Fernandez</b> a “<i>los párrocos de San Andrés, D. Antonio Mantilla, y de Barruelo, D. Gregorio Rodríguez Navamuel</i>” cuya “<i>inclinación política les trajo la prisión, en 1836, en la cárcel de Reinosa</i>”. Y según nos indica <b>Luis Angel Moreno</b>, otro eclesiástico beligerante salido de las tierras de Campoo fue<b> Tiburcio Rodirguez Macho</b>, cuyas actividades procarlistas abarcaron ambas guerras civiles.<br />
<br /></div>
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</div>
No es de extrañar que estos religiosos, convertidos en un engranaje indispensable para la difusión del sentir carlista y sus pretensiones en las zonas más recónditas del territorio, al llegar la llamada al alzamiento a favor de sus reyes carlistas, optaran por formar parte de partidas y batallones. La prensa liberal encontró en este estamento social un elemento sobre el caricaturizar y cargar tintas, ante su doble condición de “rebelde carlista y servidor de Dios”. Así, los “curas trabucaires” llenarán las páginas de sucesos y crónicas, las más de las veces para dar difusión a leyendas negras sobre personajes que eran conocidos por su condición eclesiástica.</div>
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<br /></div>
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Eclipsados por la carismática figura del “cura Santa Cruz”, otros personajes de la última Guerra Carlista fueron noticia por sus acciones y filiación, como “el vicario de Orio”, el “cura de Sestao”, el “cura de Mena” o el mismísimo “obispo de Urgell”, por citar unos pocos. Al largo listado de topónimos y cargos se sumará un olvidado cántabro: el “<b>cura de Lanchares</b>”.</div>
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<i>La Cantabria Carlista</i></div>
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<br /></div>
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Cantabria, la Santander del siglo XIX, no fue ajena a la última contienda carlista. Sus habitantes tomaron partido por uno u otro bando, y si bien, las grandes operaciones militares del frente Norte en su suelo fueron limitadas (aunque de notable importancia), la provincia nutrió de hombres y material al ejército carlista, mientras que el ferrocarril y el puerto de su capital, permitía el flujo de batallones y pertrechos para el sostenimiento del ejército liberal.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP_98G9XAEuecytHjrCq7xtgrtHuCQkOWZr9D0HAdnq62t7h38FGQlMHx04CMlFHFgtxJ8JYTculiNH2YmulHuqvde7lG1bD6SdteUAhS9kcDQtjRBSLC4wqYPqGw1fs-raj9pWkz0DI0V/s1600/Cantabria_ign_mod+%25282%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="455" data-original-width="646" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP_98G9XAEuecytHjrCq7xtgrtHuCQkOWZr9D0HAdnq62t7h38FGQlMHx04CMlFHFgtxJ8JYTculiNH2YmulHuqvde7lG1bD6SdteUAhS9kcDQtjRBSLC4wqYPqGw1fs-raj9pWkz0DI0V/s400/Cantabria_ign_mod+%25282%2529.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Provincia de Santander Siglo XIX. Modificado de IGN</td></tr>
</tbody></table>
Hasta fechas bien recientes, el desarrollo de la última Guerra Carlista en Cantabria carecía de un trabajo actualizado que se acercará a este periodo histórico. Gracias a la labor de <b>Rafael Palacio</b> como autor y <b>Ramón Villegas</b> como editor, hoy disponemos en las estanterías de la obra “<i>La Tercera Guerra Carlista en Cantabria</i>”, cuyo objetivo principal “<i>es ofrecer una visión, […], de lo sucedido en la actual Comunidad de Cantabria a lo largo de esos cuatro años, tratando de resaltar el impacto que la guerra tuvo en los habitantes de la provincia y el papel que la misma tuvo en las operaciones militares de ambos bandos</i>”. El libro de Palacio constituye una lectura obligada para comprender la última de nuestras guerras civiles del siglo XIX en el ámbito geográfico de Cantabria.</div>
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<br /></div>
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Según describe el autor, no será hasta la reactivación de la guerra en el Norte, tras el fracaso del levantamiento en 1872, cuando Cantabria entre en el conflicto formalizando sus instituciones carlistas. A lo largo de 1873 será la<b> "Real Junta a Guerra de Cantabria</b>” presidia por el burgalés <b>Fernando Fernández de Velasco</b>, la “<i>responsable de avivar la llama de la rebelión, realizar alistamientos y procurar su vestuario y armamento</i>”. Con menos medios que sus vecinas provincias forales y, una compleja situación para mantenerse en armas en su propia tierra, las partidas carlistas se hicieron especialmente activas en el oriente de la provincia. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El clima de inseguridad y falta de control estatal se extendió también hacia el centro de la provincia y especialmente a Campoo; donde su tradicional aislamiento y complicada orografía permitía, no sol<span style="background-color: white;">o la presencia de partidas carlistas autóctonas, sino las correrías de facciones castellanas. Reinosa, capital campurriana, permanecía fiel al gobierno liberal, si bien es probable que la mayoría social estuviera más cercana al tradicionalismo, como lo demuestra la existencia de distintas Juntas locales de corte católico-monárquico en muchos de sus municipios. El mantenimiento del estado liberal en la capital quedaba, sin duda, supeditado al control que las fuerzas del orden ejercían intramuros, con una guarnición militar que había fortaleciendo sus exiguas defensas y consiguiendo, no sin dificultades, mantener ab</span>ierto el importantísimo eje ferroviario que cruzaba la comarca.</div>
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<br /></div>
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<i>Caminos de Hierro</i></div>
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<br /></div>
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El <b>ferrocarril Alar de Rey-Santander</b>, que atravesaba Cantabria de norte a sur, había sido una obra de ingeniera costosa y complicada. Inicializado como un enlace para acercar el Canal de Castilla a la costa cantábrica, el camino de hierro había llegado, no sin algunas dificultades, hasta Reinosa, para seguidamente descender a Bárcena de Pie de Concha y de allí, proseguir hasta Santander. En 1866, el trazado entre Madrid y Santander estaba finalizado y con ello, se abría el tráfico de personas y mercancías entre la meseta y la costa cantábrica. Bien es verdad, que el duro clima invernal de Campoo, no se lo pondrá nada fácil, no siendo pocas las veces que la nieve interrumpirá el servicio, especialmente a su paso por el alto de Pozazal.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtk2O2uscF7xIbIWF_Bbbq24mJce6274wRcn6eVa2iko6B_c91SpkFL0OiJmUuP07DqnktAQtNqmSfbZTkDdsrQblC84DDfkTLVUxq4iKC2B3DS3buEwcRs4NOZoBg5GARc3o5yL-syK34/s1600/Tren_detenido_por_las_nieves_en_Pozazal_%2528Cantabria%2529mod.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="392" data-original-width="567" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtk2O2uscF7xIbIWF_Bbbq24mJce6274wRcn6eVa2iko6B_c91SpkFL0OiJmUuP07DqnktAQtNqmSfbZTkDdsrQblC84DDfkTLVUxq4iKC2B3DS3buEwcRs4NOZoBg5GARc3o5yL-syK34/s400/Tren_detenido_por_las_nieves_en_Pozazal_%2528Cantabria%2529mod.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tren detenido por la nieve en Pozazal. Modificado de la "Ilustración<br />
Española y Americana"</td></tr>
</tbody></table>
Las líneas férreas estaban llamadas a constituirse un elemento estratégico de primer orden tanto para carlistas como para liberales. Carlos VII no deseaba destruir esos ejes vertebradores del progreso y verse privado de los grandes capitales e influencias que habían sufragado sus trazados y explotación. De hecho, el propio Pretendiente había dado orden de cesar los incipientes sabotajes que, ya desde el comienzo de 1873, las partidas carlistas estaban realizando. En una carta fechada en Zugarramurdi (Navarra) el 20 de marzo de 1873, firmada por el Diputado General Carlista de Guipúzcoa, D. <b>Miguel Dorronsoro</b> y dirigida al Comandante de las fuerzas carlista en esa provincia, se leía: “<i>[…] envío a Usted en copia, la orden del Estado Mayor General sobre que se suspenda todo trabajo dirigido a cortar o inutilizar el ferrocarril del Norte a consecuencia de las negociaciones pendientes con sus directores. […]</i>”. Por supuesto, las negociones fueron completamente infructuosas para los intereses carlistas y los sabotajes se fueron sucediendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde el punto de vista militar y estratégico, la imposibilidad de controlar o de cortar la línea de Madrid-Santander, constituirá un error con innegables repercusiones para el devenir de la guerra en el Norte. Tal y como cita Palacio, el diario oficial carlista llegó a publicar: “<i>los ferrocarriles multiplican de una manera considerable las fuerzas del enemigo. Por los ferrocarriles puede el jefe de las hordas republicanas mover con rapidez increíble sus batallones y sus baterías de Tudela a Miranda, de Madrid a Logroño, de Burgos a Santander, y, por medio de los vapores marítimos, de Santander a Bilbao y San Sebastián (…) sin los ferrocarriles, Santander sería nuestro</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<i>El Viaducto</i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El todavía existente <b>viaducto de Celada Marlantes</b>, en las cercanías del puerto de Pozazal, ha sido definido por <b>Manuel Lopez </b>“<i>como la obra más emblemática del ferrocarril de Alar del Rey-Santander a su paso por Campoo</i>”, siendo “<i>el primer viaducto de esas dimensiones construido en España</i>”. Con sus 25 metros de altura, 10 arcos de medio punto y una longitud de 125 metros de sillería, constituía un elemento notablemente llamativo, cuya inutilización por parte de partidarios carlistas, hubiera supuesto un notable golpe de efecto.<br />
<br /></div>
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</div>
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</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYJ5KxoYv59CC17lk9QJiNns-Z1hWYGtVmomMBjZFQNp64m2jg29doTLXs_ewC0rXXNR9smcZXYuf1zLgCCQmOV5s7geiwEpYynTmUchA86ARdv4Hbbsjw2ZpqoHl6us6HrDaez5HIPZwm/s1600/viaducto-Celadav2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="538" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYJ5KxoYv59CC17lk9QJiNns-Z1hWYGtVmomMBjZFQNp64m2jg29doTLXs_ewC0rXXNR9smcZXYuf1zLgCCQmOV5s7geiwEpYynTmUchA86ARdv4Hbbsjw2ZpqoHl6us6HrDaez5HIPZwm/s320/viaducto-Celadav2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Viaducto Celada Marlantes. Modificado del Diario Montañes</td></tr>
</tbody></table>
Rafael Palacio recoge lo acaecido en su obra: “<i>En la madrugada del 13 de junio de 1873, carlistas capitaneados por <b>el cura de Lanchares</b> y procedentes de las Encartaciones se presentaron en Celada Marlantes (perteneciente al partido judicial de Reinosa) con el objetivo de destruir el viaducto del ferrocarril</i>”. Para ello no dudaron en coaccionar a un par de vecinos del pueblo, amenazándoles de muerte para obtener de ellos su colaboración.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, los planes carlistas se vieron frustrados al “<i>ser sorprendidos por la guardia que había en aquel punto</i>”. Curiosamente la peor parte del fallido acto de sabotaje se la llevaron los dos vecinos de Celada, <b>Manuel Seco Cañas</b> y <b>Victor Seco Bravo</b>, que, tras ser apresados fueron condenados en Consejo de Guerra a pasar 12 años en la cárcel por colaborar con los carlistas. Tras la guerra, en la suplicatoria de indulto de sus familiares expusieron que ambos habían recibido una carta “<i>de un cabecilla carlista denominado “el Cura de Lanchares”, conminándoles bajo las más bárbaras y atroces amenazas de fusilarles a ellos y sus familias e incendiar sus casas y haciendas si no les informaban del número de soldados que guarnecían el puente y de las viviendas en que se acantonaban</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El “Cura de Lanchares”</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El acusado de ser cabecilla de aquella partida, se llamaba <b>Pedro Valentín Argüeso Gonzalez</b>, tenía en aquel entonces 31 años y efectivamente, era <b>cura de Lanchares</b>, un pequeño pueblo localizado a escasos 20 kilómetros de la ciudad de Reinosa. Entre los muros de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano, Pedro Argüeso realizaba sus labores de pastor de almas actuando como párroco ecónomo desde 1871.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Al igual que ocurría en otras tantas poblaciones de Campoo, la mayoría de sus feligreses subsistían manteniendo cabañas ganaderas y pequeñas parcelas agrícolas en la fértil, pero dura, <b>Rasa de Campoo</b>. En aquel ambiente se repetía la polarización que se había instalado en la sociedad del momento: mientras los núcleos de población más importantes permanecían afines al régimen liberal imperante, el ámbito rural apostaba por el carlismo. En el arraigo del sentimiento tradicionalista en el entorno montañés cántabro, ajenos y, en algunas ocasiones, sufridores del componente foral de sus vecinos vizcaínos, sin duda confluían una amalgama de elementos donde se entrelazaba la tradición familiar, la omnipresente religión y los ecos de un Rey, del que bastaba saber que respondía al nombre de Carlos.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDIUAj_Kz9gNzXugRGwr-AzqqQWS5RrA7EbMli3S93Y4WCPndY6s9aPsWzRGpjzHSSFcG60H4o5eWM9091WRHrrvdxWBUIRfAPt0CAjQaozw32AJ9Qocwjf50NSGhnAv0gwHyjK9x18SLg/s1600/Pedro+de+Arg%25C3%25BCeso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="317" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDIUAj_Kz9gNzXugRGwr-AzqqQWS5RrA7EbMli3S93Y4WCPndY6s9aPsWzRGpjzHSSFcG60H4o5eWM9091WRHrrvdxWBUIRfAPt0CAjQaozw32AJ9Qocwjf50NSGhnAv0gwHyjK9x18SLg/s640/Pedro+de+Arg%25C3%25BCeso.jpg" width="250" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"> Perdro Argüeso "el cura de Lanchares".<span style="font-size: 12.8px;">Cortesía </span><span style="font-size: 12.8px;">de </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Jose Ramón Diez</span></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pedro había nacido en la población de Arroyo el 4 de febrero de 1842, siendo el único hijo varón del matrimon<span style="background-color: white;">io de <b>Jose Argüeso</b> <b>Gutierrez </b>y <b>Juana Gonzalez Lopez, </b>conformado una extensa familia de siete hijos.: <b>Juliana</b>, <b>Pedro Valentín</b>, <b>Tomasa</b>, <b>Agustina</b>, <b>Petra</b>, <b>Antonina </b>y <b>Teresa</b>.</span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<span style="background-color: white;">Pedro, como único hijo varón, estaba llamado a convertirse en sucesor de una larga tradición familiar cuya máxima era la de "<i>tener un cura en la familia</i>"; norma que los archivos familiares "<i>tienen documentado hasta el XVI. Muchos de nombre Pedro</i>". De hecho, en el entorno familiar se comenta que, incluso hoy en día, "<i>un descendiente tiene pagada la carrera de cura en Burgos</i>".</span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<span style="background-color: white;">Pedro Valentín, como no podía ser de otro modo, encaminó su vida al mundo eclesiástico tomando los hábitos. G</span>racias a ello hemos podido localizar algunos datos adicionales sobre su biografía en los archivos parroquiales. En ellos consta que, en 1871, cuando tenía 29 años, llegó a pueblecito de <b>Lanchares </b>actuando como ayudante del viejo párroco, D. <b>Domingo Lucio Villegas</b>, en las labores del cuidado de las almas de su feligresía.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En abril de ese año, tras el fallecimiento de D. Domingo, pasó a hacerse definitivamente cargo de actas y libros parroquiales, firmando sus registros como “<i>cura ecónomo</i>”. Con esmerada caligrafía, no exenta de faltas de ortografía, Pedro registrará el nacimiento, matrimonio y muerte de los habitantes de Lanchares en los siguientes dos años.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Resulta curioso comprobar cómo, en 1873, cuando se reactivaba la guerra en Cantabria; las actas de los libros parroquiales de Lanchares eran firmadas en algunas ocasiones por Pedro y en otras por <i>“el cura propio de la parroquia de San Andrés Apóstol de la Población de Yuso</i>”, dejando constancia de algunas ausencias de Pedro, muy posiblemente, entretenido en otros quehaceres más mundanos y de carácter subversivo contra el gobierno liberal.<br />
<br />
Indudablemente, en este tiempo tuvo que relacionarse con los integrantes de las Juntas Locales Católico Monárquicas de la zona, que vertebraron con notable éxito el sentir carlista tras la revolución de 1868. <b>Luis Angel Moreno</b> nos indica que en 1870 era presidente electo de la Junta Local de Campoo de Yuso, partido judicial en el que se inscribe Lanchares, <span style="background-color: white;"> D. <b>Lucio Moreno Sainz</b>; y que llegado el momento, su dos dos hijos, Pío y Antonio, engrosarán los batallones carlistas. </span><br />
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<i>La Huida</i><br />
<br /></div>
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No será hasta finales del año 1873, cuando Pedro pase a engrosar las filas carlistas de forma oficial y definitiva, abandonando completamente sus labores eclesiásticas en Lanchares. La tradición familiar recoge que el último oficio de Pedro fue el bautismo de una niña nombrada Nieves: “<i>El nombre, según tengo entendido, fue por la nevada que había caído</i>”. Para entonces Pedro ya se sabía perseguido por las fuerzas del orden, pero no deseó faltar a su condición eclesiástica: “<i>la bautizó a pesar de que le avisaron de que venían por él, pero quiso cumplir</i>” y “<i>dado su carácter temerario le forzó a desconsiderar el riesgo</i>”, aseverando “<i>que la niña no se quedaba sin bautizar por nada</i>”. Con las fuerzas del orden a las puertas de la casa, fue apremiado a abandonar sin dilación el hogar de la pequeña y accediendo al pajar, saltó por el bocarón a la calle donde “<i>le esperaba su caballo</i>”.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbU20zrQBfO7V_jQqAdeqJhsf-yhjtI9YZUDkDF3rJ7ekfTcgnr-vv4f3SyOziaWhV775Dij7qwXLYtbwz3RPhOVY6Qid4AoN5DYWhpnzotc4xoyFm440qmbVdtWi8rOc8iD1EpD-eWt9o/s1600/Huida.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="368" data-original-width="484" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbU20zrQBfO7V_jQqAdeqJhsf-yhjtI9YZUDkDF3rJ7ekfTcgnr-vv4f3SyOziaWhV775Dij7qwXLYtbwz3RPhOVY6Qid4AoN5DYWhpnzotc4xoyFm440qmbVdtWi8rOc8iD1EpD-eWt9o/s320/Huida.jpg" width="320" /></a>No hemos podido localizar en los archivos parroquiales de Lanchares el registro de Nieves, pero en cualquier caso, la última firma de Pedro la encontramos en una partida bautismal el 30 de diciembre de 1873.<br />
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De las complicaciones en su huida, en el siempre duro invierno de la montaña cántabra, nos da cuenta una carta dirigida a su padre y, que ha sido conservada en el ámbito familiar desde hace más de un siglo: “<i>Valmaseda y 2 de Enero de 1874. Querido Padre: tomo la pluma para decir a Usted en primer lugar, que llegue a ésta un poco mal, por causa de una caída que me dio la yegua en un hielo, pero ya estoy casi bien del todo a Dios Gracias, aunque la caída fue de consideración, porque me dislocó el hombro izquierdo, y me resintió el tobillo, pero en cuanto llegué a ésta, me fui con Cirilo al hospital y me arreglaron todo poniéndome en el hombro un venda de diez varas de larga, pero ya me la quitaron y me han puesto dos confortantes y ya estoy como ya he dicho casi bueno, por lo que no deben Vuestra Señoría tener cuidado alguno</i>”.<br />
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<i>La Valmaseda Carlista</i><br />
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Tras el accidentado viaje, Pedro se encontraba recuperándose en el hospital de sangre que los carlistas habían abierto en la villa del Señorío, dando cabida tanto a los heridos en combate, como a los enfermos de viruela, tifus, disentería… y un largo número de enfermedades infecciosas que sufrían tanto los soldados como la población civil.<br />
<br />
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El 22 de julio de 1873, Valmaseda había sido evacuada de tropas liberales convirtiéndose en un importante centro neurálgico del incipiente estado carlista que se extenderá por todo el territorio vasco navarro. Estratégicamente localizada en una de las vías de acceso principales al Señorío que conectaba el territorio foral con las provincias vecinas de Burgos y Cantabria, la villa encartada servirá como centro de operaciones de los Batallones Cántabros del Ejército Carlista del Norte. Allí se constituirá la Real Junta Carlista de Cantabria, análoga en su funcionamiento a las Diputaciones Vascas, aunque con un territorio efectivo muy reducido.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy_faOw-XWeLjyESPYF5n13GQN8u_VAWAlRYEvPvA-e2Tee-yQBa9KINtzJ6FGtCRKMqRzkxlmqWjL6lqFlsk0k-CS3WX9Tn7dQTssAqNpW0pMc_B4T_7CyrzxlbQb_VSPr84YLw9wIqqM/s1600/Mercado_val.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="397" data-original-width="396" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy_faOw-XWeLjyESPYF5n13GQN8u_VAWAlRYEvPvA-e2Tee-yQBa9KINtzJ6FGtCRKMqRzkxlmqWjL6lqFlsk0k-CS3WX9Tn7dQTssAqNpW0pMc_B4T_7CyrzxlbQb_VSPr84YLw9wIqqM/s320/Mercado_val.jpg" width="319" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mercado en Valmaseda. Modificado de "Ayuntamiento de<br />
Balmaseda"</td></tr>
</tbody></table>
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Como indica Palacio, de la Real Junta de Cantabria, y como era norma en el Ejército Real del Norte, "<i>dependían los servicios de apoyo logístico y administración como los de Comisaría de guerra, veterinaria, administración militar, albéitar de la Caballería, guarda almacenes … y al menos, en el último tramo de la guerra parece que también los aduaneros, un “cuerpo de inspección y vigilancia</i>”. Al igual que sucedió a las tropas castellanas que luchaban a favor de Don Carlos, “<i>la Real Junta de Cantabria nunca tuvo las atribuciones y la libertad de acción de las creadas en Vascongadas o Navarra; ni dispuso de un territorio sobre el que ejercer su autoridad […] y los recursos que podía proporcionar a sus hombres siempre quedaron limitados a los que pudieran conseguir sus partidas y aduanas, con la dificultad añadida de hacerlos llegar, por ejemplo, a Navarra o Guipúzcoa</i>”. Era, por tanto, crucial para el mantenimiento de la Junta cántabra y de los hombres a su cargo, las incursiones de partidas volantes y el establecimiento de aduanas semipermanentes en su tierra para conseguir los recursos necesarios.</div>
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<i>Regia Visita</i><br />
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En una sociedad eminentemente rural, como pudiera ser la de la provincia de Santander de finales del XIX, resulta lógico pensar que, alrededor de determinadas figuras se tejiese un halo de mito o leyenda; y en especial sobre un pretendiente al trono de nombre Carlos que venía a continuar una lucha comenzada 30 años antes.<br />
<br /></div>
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Para muchos voluntarios carlistas que habían abandonado familia, hogar y sustento para incorporarse a un embrión de ejército, encontrarse con la persona que encarnaba los ideales por los que, en definitiva, iban a luchar, sin duda resultaba ser un momento notablemente especial. Casualmente, durante la convalecencia de Pedro en Valmaseda, tuvo la oportunidad de conocer a Carlos VII en persona.<br />
<br /></div>
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Con el comienzo de las hostilidades sobre Bilbao a finales de 1873, Carlos VII se había dirigido con todo su estado mayor a observar el desarrollo de las operaciones, no dudando en visitar sus principales plazas. A primeros de enero, el Rey y su corte itinerante entró en Valmaseda, recibiendo la pleitesía de los allí congregados, premiando el gesto con la siguiente alocución: “<i>Agradezco, a los que a la inmediación de mi Persona comparten conmigo las penalidades y peligros de la presente campaña, su sincera felicitación, persuadido de que, con la ayuda de Dios y los esfuerzos de todos, recompensaré el año que viene en Madrid tanta abnegación y tanta lealtad, y liaré por mi amada España lo que fue y es el deseo constante de mi vida</i>”.<br />
<br />
Los fastos fueron relatados pormenorizadamente por el diario “El Cuartel Real”, incluyendo una solemne misa en la iglesia de San Severino Abad, para seguidamente “<i>recibir a la Diputación de Santander presentada por su Presidente D. Fernando Fernández de Velasco; luego al Clero, al Comandante de Armas y al Ayuntamiento de Valmaseda, manifestando unos y otros a S. M. su deseo unánime de verle pronto en el Trono de San Fernando para proporcionar a España su antiguo renombre, devolviéndole al propio tiempo su antigua caballerosidad é hidalguía</i>”.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Bd1Yu-FXjz3BykxsULQBmiftRCdp-Xeli4Aqg68J4ODgTG2OefqfyYp3qkKjh4J-dN5iwW_kkJcG0u3GCC2ADFNcz6x3y6BB0ioQcusW50n3KBXxLGCB_OwmN2hDFW0PIg1pwoseQ_pw/s1600/Carlos+VII.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="245" data-original-width="214" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Bd1Yu-FXjz3BykxsULQBmiftRCdp-Xeli4Aqg68J4ODgTG2OefqfyYp3qkKjh4J-dN5iwW_kkJcG0u3GCC2ADFNcz6x3y6BB0ioQcusW50n3KBXxLGCB_OwmN2hDFW0PIg1pwoseQ_pw/s400/Carlos+VII.jpg" width="347" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos VII. Modificado de Augusto Ferrer Dalmau</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pedro puso finalmente rostro al pretendiente sobre el que algunos de sus familiares, habían llegado a dudar de su existencia, relatándoselo así a su padre: “<i>He tenido el grandísimo gusto de ver a nuestro muy querido Rey porque se ha dignado venir a vernos esta tarde a las 4. Es muy gran mozo, tanto que yo no le llego más que a los hombrales, y así de fuerte, estoy muy contento por haberle visto, porque el que le vea una sola vez, y no muera cien veces por él si es necesario, tiene corazón de perro. Dígale a Tío José que, si él hubiera estado esta tarde en Valmaseda, no diría nunca que no existe el tal D. Carlos VII</i>”. El pretendiente permanecerá hasta el día 13 en la villa, en un clima de notable exaltación, cuando partirá en dirección a Artzeniega para rezar ante la imagen de la Virgen de la Encina, antes de continuar su camino a Durango, sede de su Corte en Bizkaia, a la espera del desenlace del Sitio de Bilbao.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pedro se dejará llevar por entusiasmo que reina en el campo carlista, vaticinado que Campoo pronto pasará a estar bajo su control, incluida la “<i>canalla</i>” Reinosa, haciendo participé a su padre de sus vaticinios: “<i>Portugalete esta tomado, y Bilbao tiene bandera blanca, pronto saludaremos a la canalla de Reinosa, los muchachos de esos pueblos están bien todos</i>”. Pedro terminará su misiva tranquilizando a su familia: “<i>Sin otra cosa por hoy, de Usted mis tiernos a mi Madre, hermana y cuñados y beso a la Antonia y demás personas que se interesen por mí, así como los curas y otros. Usted recibe el corazón de su hijo</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<i>Capellán y Aduanero</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al contrario que muchos de sus compatriotas cántabros que, de alguna u otra manera habían llegado a la fronteriza Valmaseda para enrolarse en las tropas regulares carlistas, Pedro no participará de los formalismos castrenses de los embriones de batallones de Cantabria. El conocimiento del terreno, unido a la amplia red de contactos que, como eclesiástico rural, a buen seguro poseía, lo hacía notablemente útil para formar parte de los necesarios servicios de aduanas y de reclutamiento que nutría a su Junta.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El propio Pedro se lo trasmitirá a su padre en su carta, avisando de su pronto regreso a las cercanías del hogar familiar: “<i>Me han dicho que estoy nombrado Capellán de la partida volante de reclutas y de recaudación, por lo que, sino nieva, espero que pronto les haré una visita</i>”. Resulta especialmente llamativo que Pedro relatase a su padre que iba a ser integrado en las itinerantes guerrillas en calidad de capellán, y no como jefe de partida.</div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras las bombas caían sobre Bilbao y, en los campos de Somorrostro, se gestaba un punto de inflexión en la guerra, en el deseo de ver la bandera carlista ondeando en Reinosa, en Campoo y en toda Cantabria, Pedro se integró en las partidas volantes cántabras. Reconvertido en aduanero-guerrillero, el cura de Lanchares retornará a su tierra para cumplir con la difícil misión de obtener recursos para el sostenimiento de sus batallones.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg13HUPDCrobwPp-wP3oed195pKXbjOXhjNLPlv2IQEIdHbLQ5G7FXRQv40efSPAAQkZU3UyFs7cAFCsk1I5g05mmmSQpu9KYGB2GxYE70yt47OZj_yO6USvDC706idNp2oeFQwXDd48FGb/s1600/Aduana_Carlista.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="646" height="288" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg13HUPDCrobwPp-wP3oed195pKXbjOXhjNLPlv2IQEIdHbLQ5G7FXRQv40efSPAAQkZU3UyFs7cAFCsk1I5g05mmmSQpu9KYGB2GxYE70yt47OZj_yO6USvDC706idNp2oeFQwXDd48FGb/s400/Aduana_Carlista.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aduana carlista. Modificado de Albúm Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A decir de Rafael Palacio, “<i>la instalación de puestos aduaneros en lugares de paso obligado de personas y mercancías respondió a una estrategia totalmente planificada para allegar fondos con que mantener y armar a los batallones carlistas cántabros. […] La aduana más antigua fue la de Soncillo, montada seguramente en octubre de 1873, a la que siguió poco tiempo después la del puerto de Pozazal. […] Al mes siguiente, ya eran cuatro las aduanas establecidas, pues se habían sumado las del “pueblo de Cañedo por la parta del valle de Soba, y la otra en la misma venta de Alisas, carretera de tercer orden de Asturias a Bilbao […]. A las pocas semanas ya se habían establecido otras en puntos muy sensibles para el comercio: los puertos de El Escudo (concretamente en Cabañas de Virtus) y de los Tornos</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pedro, junto a otros guerrilleros de lustre, controlará el importante <b>paso del Escudo</b>; la principal vía de tránsito entre la costa y la Meseta atravesando la cordillera Cantábrica. Se trata de un territorio agreste, donde el cura se mueve con notable soltura, ya que entre Lanchares y el alto del puerto median unos escasos 14 Km, y donde, sin duda, goza de una tupida red de confidentes y posibles refugios que facilitan sus labores.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Un Primer Encontronazo</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para finales de abril de 1874, la aduana carlista estaba funcionando y el gobierno liberal en Cantabria, conocedor de las actividades de Pedro, procedió a desplazar algunas fuerzas para desmontar el ilícito cobro de impuestos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ausencia de un número suficiente de tropas regulares, las autoridades liberales habían creado el “<b>Batallón de Voluntarios Montañeses</b>”, formado por voluntarios “<i>naturales de la provincia, de entre 20 y 40 años, y preferiblemente haber servido en el Ejército o cualquiera de sus institutos con buenas notas</i>”. Palacio indica que “<i>a pesar de las magníficas retribuciones ofrecidas, no parece que los habitantes de la provincia se entusiasmaran por alistarse. Además, parece que hubo derrotistas </i>(o filocarlistas)<i> que intentaban disuadir a los posibles interesados</i>”. Agrupados en pequeñas fuerzas, estos voluntarios liberales, fueron utilizados como fuerzas de disuasión, más que de choque, ya que carecían de los medios, preparación y disciplina necesaria.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 26 de abril, en una de sus primeras misiones, 30 hombres pertenecientes al batallón de Reserva de Santander a cuya cabeza se encontraba el teniente <b>José López</b>, se aproximó al Escudo con el objetivo de desmontar la aduana carlista. El oficial liberal dio cuenta pormenorizada de lo ocurrido a la Diputación Provincial en Santander: “H<i>abiendo llegado a las 9 de la noche de día de ayer a Bárcena de Pie de Concha con 30 individuos a mis ordenes, emprendí la marcha a las 11 en dirección a la venta del Escudo, con intención de sorprender a los aduaneros que hace tiempo viene cobrando Aduana</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero incluso para “<i>habitantes de la provincia</i>”, sorprender a unos guerrilleros en su ambiente, parecía un acto poco menos que imposible, y así lo expuso el oficial, comentando que la fuerza carlista ya estaba sobre aviso gracias a “<i>los plantones que tenían</i>”. A pesar de todo, el teniente de los voluntarios continuaba su narración explicando que siguieron marchando hacia las pequeñas poblaciones que rodean el puerto de montaña: “<i>me dirigí […] con dirección a Resconorio y San Pedro el Romeral, y a la que llegué al camino Real se avistaron algunos caballos sin saber el número fijo que venían en dirección a nosotros por la casa del caminero</i>”.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3GxwcH2ytINZT6kejnaut78vwi__6ixxXfmL2UeyrKgAQaSumYUVwWcWhI8v-xbr3tJ72-6Y5p3J5p-EquB7gYRHuYPAyUM3qTLr_b1-WRbwobFaipqfD18AKQySQtSwZOTN9lkrDuJvP/s1600/Liberales.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="241" data-original-width="312" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3GxwcH2ytINZT6kejnaut78vwi__6ixxXfmL2UeyrKgAQaSumYUVwWcWhI8v-xbr3tJ72-6Y5p3J5p-EquB7gYRHuYPAyUM3qTLr_b1-WRbwobFaipqfD18AKQySQtSwZOTN9lkrDuJvP/s320/Liberales.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas liberales. Modificado de Diario de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El primer cruce de disparos se producirá con una pequeña carga de caballería carlista y 30 milicianos liberales desplegados por el terreno haciendo fuego rodilla en tierra. A decir del teniente, las fuerzas carlistas no mostraron demasiado empeño en prolongar la lucha: “<i>A los primeros disparos retrocedieron dejando en su fuga un caballo</i>” y abandonando el material requisado en su aduana, que según Palacio comprendía: “<i>numeroso papel sellado, 186 sellos de correos de 50 céntimos, 34 cigarros, 92 mazos de pitillos y 3 arrobas de hilas</i>”. Pero fue el equino el que tuvo una especial repercusión, porque según transcripción del parte oficial, “<i>era el que montaba el cura de Lanchares, Jefe de estos aduaneros</i>”, añadiendo el oficial su pretensión de ponerlo “<i>a la disposición de esa Excelentísima Junta provincial, tan pronto como regrese a la capital</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El propio Lopez definirá la acción como un hecho sin importancia, elogiando a su fuerza de milicianos ante “<i>el arrojo y orden con que se prepararon para defenderse los soldados y clases de este Batallón, que lo hicieron como si fueran soldados del Ejército</i>”. Pero la cómoda victoria, resumida en un pequeño cruce de disparos y ausencia de sangre, no iba a terminar con el problema de la aduana del Escudo y mucho menos, con el “cura de Lanchares”, independientemente de que su yegua hubiera quedado en manos liberales.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Irreductibles Guerrilleros Montañeses</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente de concluir la escaramuza en el puerto del Escudo, había dado comienzo la 3º de las grandes batallas de la Campaña de Somorrostro y, el 2 de mayo se ponía fin al Sitio de Bilbao. La imposibilidad de tomar la capital del Señorío vizcaíno supuso un duro golpe para la moral carlista, si bien dejo prácticamente intacto su carácter combativo. Como señala Palacio: “<i>En las semanas inmediatamente posteriores al abandono del sitio de Bilbao, parece que la desmoralización cundió entre las fuerzas carlistas y se produjeron numerosas deserciones. A ello ayudaron una mayor actividad de las columnas gubernamentales en persecución de las partidas, combinada con las promesas de indulto a quienes se entregaran</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ante el nuevo cariz, con un ejército liberal que parecía haber tomado la iniciativa, la prensa liberal se llenó de noticias que rebajaban notablemente las actividades de las partidas volantes en Cantabria, aseverando un 24 de mayo que “<i>la unida partida carlista que queda en la provincia de Santander es la del cura de Lanchares, la cual consta de unos 30 hombres y vaga por el Escudo, en los confines de Santander y Burgos</i>”.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrTku7kPbLrO9UILZxp-HeAXKhfR5sbDQtHEnMryjT5XwUBhcU3jAh4r-WnNw9W3a78TA_EwL1GXFMnLFnKpKrRTTJQAR0mFZMTbHDPbKDewxOq4z-GuL3niom_8DXuk2LysKcULl4p5Fe/s1600/area+copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="473" data-original-width="1026" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrTku7kPbLrO9UILZxp-HeAXKhfR5sbDQtHEnMryjT5XwUBhcU3jAh4r-WnNw9W3a78TA_EwL1GXFMnLFnKpKrRTTJQAR0mFZMTbHDPbKDewxOq4z-GuL3niom_8DXuk2LysKcULl4p5Fe/s400/area+copia.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Área de actividad de la partida de Pedro Argüeso. Modificado de la mapa<br />
de IGN</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, trascurridos los primeros momentos de incertidumbre, la irrupción del general Concha en territorio carlista, supuso el desplazamiento de las grandes operaciones militares hacia Navarra, con un Marqués del Duero decidido a tomar la capital carlista de Estella. Mientras los dos grandes ejércitos antagonistas convergían en tierras navarras, se reducía el número de tropas liberales que trataban de frenar la expansión territorial carlista en el oriente de Cantabria y, en un error táctico que Palacio refleja en su libro, se retrasaba la línea de contención, “<i>abandonando la zona oriental de Cantabria</i>” a las partidas carlistas.<br />
<br />
A decir del historiador Pirala, este hecho favorecerá las actividades de Pedro y sus hombres, que lejos de apaciguarse y, mucho menos rendirse, reabrieron la aduana del Escudo: “<i>Cuando los carlistas vizcaínos y cántabros vieron que el ejército liberal se dirigía a Navarra, procuraron extenderse por Castilla para aumentar sus recursos y su contingente; […] llamaron la atención en la provincia de Burgos el cura de Lanchares sobre las Cabañas de Virtus […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La Venta de Cabañas de Virtus</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Apenas trascurrido un mes desde la acción que, a decir del parte oficial liberal había desmontado el sistema de recaudación de dinero y material carlista en el Escudo, que “<i>según datos de personas conocedoras de la misma, no baja de unos l0,000 duros mensuales</i>”, de nuevo era necesario desplazar tropas a la zona, donde Pedro Argüeso, con montura o sin ella, seguía cobrando peaje a las mercancías que lo cruzaban.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ausencia de un número suficiente de tropas regulares en Cantabria, fueron de nuevo los milicianos del Batallón de Voluntarios Montañeses los encargados de terminar la farragosa tarea que habían comenzado un mes antes. Esta vez con un mayor de tropas, hasta 150 hombres según las fuentes carlista carlistas y un centenar si atendemos a los partes oficiales liberales, el teniente José López salió de Santander el 20 de mayo, “<i>con objeto de sorprender la partida de aduaneros que al mando del cura de Lanchares viene haciendo la recaudación en dicho punto</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, esta vez no le iba a resultar tan fácil al teniente López poner en fuga al cura. Según describe Palacio, apercibidos los carlistas de los movimientos de los milicianos, acudieron en ayuda de los hombres de Pedro Argüeso, tropas de caballería de la División Castellana que al mando de <b>Juan Gutiérrez</b> se hallaban apostadas en el pueblo de Soncillo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 8 de la mañana del 21, la fuerza liberal se aproximaba por la carretera en dirección a las Cabañas de Virtus: “<i>Aun no habían dejado los voluntarios la carretera cuando vieron por retaguardia, que a la carrera se dirijan a ellos unos 20 caballos; inmediatamente el jefe, teniente señor López, con la mayor serenidad desplegó las fuerzas en guerrilla"</i> y ordenó “<i>tomar una altura para evitar que la caballería pudiera atacarles</i>”. Mientras el grueso de fuerzas se dirigía a la elevación, dispuso que la primera sección se adelantará para “<i>tomar una posición que dominaba la venta</i>” y le hubiera permitido añadir una mayor ventaja estratégica.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, los milicianos encontraron que en su misma dirección “<i>marchaban otros 30 caballos y algunos infantes con el propósito de envolverlos</i>”. Los carlistas habían tomado la iniciativa al llegar esa misma mañana la fuerza de caballería castellana al mando de Juan Gutierrez, que “<i>acompañado del alférez D. <b>Domingo Fernández</b>, del cura de Lanchares y una sección de Infantería mandada por D. <b>Domingo Villate</b></i>” se dirigieron hacia las Cabañas de Virtus a sorprender a la fuerza de milicianos que avanzaban en exceso confiados.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp87qr_A3PSnCbGdi5K3_h_BbCtgNCMXq2Z_HMVtkzfdSra65tUCw3b90gveWqVKi5od5gznRTZFFKGA6gjHWaioWcWs9MMcRwtH4lo-Qk0Uxbqnh3BS4gOt41mRSYdcadaSCGX67cprnW/s1600/Asalto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="386" height="383" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp87qr_A3PSnCbGdi5K3_h_BbCtgNCMXq2Z_HMVtkzfdSra65tUCw3b90gveWqVKi5od5gznRTZFFKGA6gjHWaioWcWs9MMcRwtH4lo-Qk0Uxbqnh3BS4gOt41mRSYdcadaSCGX67cprnW/s400/Asalto.jpg" width="400" /></a>Los diarios de época describieron que López dio contraorden a sus tropas avanzadas instándolas a regresar, pero muy probablemente los milicianos apenas tuvieron más tiempo que el de realizar una apresurada descarga, antes de verse rodeados de la caballería carlista. Cuatro hombres quedaron en manos de las tropas carlistas, mientas que el “<i>cabo González</i>” caía mortalmente herido.<br />
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<div style="text-align: justify;">
El resto de la fuerza liberal se vio en la necesidad de fortificarse en la vieja venta: “<i>Al verse rodeado de fuerzas más numerosas que las que el señor López llevaba y con posiciones más ventajosas, dispuso tomar la venta para hacerse fuerte en la misma, lo cual consiguió sin pérdida alguna, preparándose en el acto a la resistencia</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Encerrados dentro los muros de la posada y rodeados de fuerzas carlistas, el teniente López se avino a una conferencia con el enemigo: “<i>Al poco rato se presentó el cabecilla Gutiérrez, […], el cura de Lanchares y un alférez, hijo del dueño de la venta. El objeto del parlamento fue proponer qué, si en el acto entregaban los voluntarios las armas, los dejarían en libertad, pero si se negaban, no habría cuartel, incendiando el edificio con petróleo</i>”. En la solicitud trascendía, no solamente la rendición de las tropas, sino la necesidad de armamento y munición del ejército carli<span style="background-color: white;">sta y de los batallones cántabros y castellanos en particular. </span>Ya fueran flamantes Remington o veteranos Berdan, los rifles que portaban los voluntarios liberales, iban a ser bien recibidos en el arsenal carlista.<br />
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Las crónicas liberales afirmarán que “<i>escusado es decir que el valiente López rechazó con indignación la propuesta asegurando que prefería morir antes de entregar un solo fusil</i>” y que únicamente había “<i>admitido el parlamento fue con objeto de pedir la devolución de los cuatro prisioneros</i>”. Ante la negativa de los milicianos, l<span style="background-color: white;">os carlistas c</span>omenzaron a disparar sobre la venta, respondiendo los milicianos desde el interior, abriendo troneras en sus muros para facilitar su defensa. Siguiendo la noticia que se difundió en la prensa, los sitiadores intentaron cumplir su promesa de hacer arder la venta, arrojando para ello botellas de petróleo contra una esquina de la edificación; si bien, este punto es discutible si tenemos en cuenta que era el medio de vida de la familia de un alférez carlista.<br />
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El asedio duró “<i>hasta las dos de la mañana</i>”, permaneciendo los milicianos en el interior de su improvisado fuerte, a buen seguro pensando en lo mucho que se asemejaba su situación con la de los malogrados carabineros del puente de Endarlaz<span style="background-color: white;">a. No fue hasta el día siguiente, cuando se presentó un aldeano ante la venta, “<i>quien aseguro que los carlistas habían marchado, y reconocido el terreno resultó ser cierto, saliendo los voluntarios con las precauciones debidas en dirección a Ontaneda</i>”</span>.<br />
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Si bien algunos rotativos liberales elogiaron la actuación de la fuerza de milicianos, aseverando que “<i>el hecho de armas había sido favorable a los voluntarios</i>” causado al enemigo “<i>5 muertos, seis heridos y dos caballos muertos</i>”; otros, por el contrario, no pudieron más que recelar de su proceder, encontrando poca gloria “<i>en batirse en retirada</i>” por muy ordenada que ésta fuera, y desde luego, no se había conseguido el objetivo de eliminar, de una vez por todas, a los aduaneros carlistas ni al ya famoso “cura de Lanchares”.<br />
<br /></div>
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Lo cierto es que la actividad del Batallón de Montañeses acabó languideciendo a lo largo del conflicto, a medida que mostraba sus carencias resumidas así por el historiador Palacio: “<i>ni siquiera la mitad de sus efectivos eran soldados licenciados siendo mayoría los paisanos sin experiencia militar, su mantenimiento resultaba gravoso para la Diputación, y su valor táctico era cuestionabl</i>e”.<br />
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<i>Prosigue la Persecució</i>n<br />
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Fracasado el uso de tropas de milicianos, se unió en la persecución de la recalcitrante partida de Pedro Argüeso tropas regulares al mando de un capitán de la guardia civil, de nombre <b>Eulogio Amor</b>. El oficial Amor ya había dado muestras de su buen hacer en la tarea de acabar con las móviles partidas en tierras de Castilla, y llegaba a Campoo para hacerse cargo del territorio comprendido entre Reinosa y Soncillo.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgovNh4xqNeuYW7YpWe2Tw0ON0-pxw6Tnj7M5e9svKTlWTCMNqlN8nc7pgzmTGCVYI8I2Ol21m6xviMOxi2F2qsTCzWsH1jogelMnMFnUFmMk5xoeDeLrcUhiR1QpCWiNHC1hFECoyA1j4-/s1600/Aduaneros+carlistas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="509" data-original-width="597" height="272" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgovNh4xqNeuYW7YpWe2Tw0ON0-pxw6Tnj7M5e9svKTlWTCMNqlN8nc7pgzmTGCVYI8I2Ol21m6xviMOxi2F2qsTCzWsH1jogelMnMFnUFmMk5xoeDeLrcUhiR1QpCWiNHC1hFECoyA1j4-/s320/Aduaneros+carlistas.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aduaneros carlistas. Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Este hombre resultará para Pedro mucho más peligroso que los voluntarios de López. De hecho, Amor consiguió desarticular, al menos temporalmente, al poner en funcionamiento una trampa fríamente calculada. Pirala, en su extensa obra sobre la última guerra carlista, cita la operación, sin establecer una fecha concreta: “<i>Como los carlistas no entraban en las ventas de Virtus sin asegurarse antes de que no había un enemigo para lo que tomaban exquisitas precauciones, Amor penetró a media noche en ellas por sorpresa; encerró a los habitantes en un cuarto sin comunicación; colocó su fuerza en las dos casas; al despuntar el día abrió la venta; bajaron los guías que tenían los carlistas; les detuvo cuando entraron a tomar el aguardiente; les obligó a decir la misión que cada uno tenía; vistió con !a ropa a unos guardias civiles, que fueron a desempeñar el papel de guías, y al verlos los carlistas se acercaron confiados y entraron en la taberna, donde les cogían, y únicamente porque se escapó un tiro hubo un poco de recelo con los que aún no habían entrado, pero ya no pudieron escaparse</i>”. Aquel día la suerte estuvo del lado del Pedro, y el cura de Lanchares no estaba entre los guerrilleros que entraron aquel amanecer a calentarse en la venta.</div>
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Mientras, la guerra “oficial” trasladaba el teatro de operaciones de Navarra. El Marqués del Duero, tras reducir la asfixia al que sometía el ejército carlista a la villa de Bilbao, quiso dejar pacificadas de forma definitiva Las Encartaciones como paso previo a dominar el Señorío de Vizcaya y la provincia de Álava. Recorrió el Valle de Mena bajando hasta Orduña, donde penetró sin grandes esfuerzos el 17 mayo. Siguió su avance por tierras alavesas, llegando hasta Vitoria, restableciendo momentáneamente la comunicación entre la capital alavesa y Miranda de Ebro. Dispuesto a tomar Estella, corazón de la Corte Carlista, su muerte en la batalla de Abarzuza el 27 de junio de 1874 precipitará los acontecimientos, retornando la situación a un estado previo al paso del insigne general. Los triunfos liberales habían sido estériles; a medida que el ejército liberal había ido avanzando, el territorio que quedaba a sus espaldas retornaba a manos carlistas.<br />
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<i>Cantabria “Señorío del Guerrillero"</i><br />
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Después del gran revés que supuso la muerte de Concha y, a pesar de la labor de contención que ejercía el general <b>Juan Villegas</b> con las pocas tropas de las que disponía, “<i>la presión carlista sobre buena parte del territorio oriental había alcanzado cotas nunca vistas</i>”. Así de contundente se manifiesta Palacio trascribiendo un acta de sesión de la Diputación Provincial en Santander fechada el 20 de julio, donde se expone cómo “<i>desde mediados del último junio, muchos de los pueblos de esta provincia han vuelto a ser objeto de continuas invasiones carlistas, y víctimas sus concejales mayores contribuyentes, de secuestro y malos tratamientos, obligándolos al pago de enormes contribuciones, y a continuos compromisos para irlos satisfaciendo en lo sucesivo</i>”. Recoge Palacio que la “<i>exposición detallaba pormenorizadamente las exacciones cometidas por “partidas de ocho, once y diez y seis individuos la que más</i>”, que “<i>se han enseñoreado de la mayor parte de los pueblos de la provincia por espacio de más de 20 días, recorriéndolos noche y día, con la mayor osadía y confianza”, sin que las numerosas tropas acantonadas en esas mismas comarcas movieran un dedo por intentar detenerlas</i>”.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQtxDkZLDULOxqz5MXezmhZjeUhqeUu3lB9Jlb4HlXKxKH7jjs7b248VCW-c3osePZzlXgHlJSBj0QBlL1QvM95t9QAMtzodIFBeuuGTLzsz07p9qOGKKa3VilgTg20q97yGW05yaABC-n/s1600/Pedro+de+Arg%25C3%25BCeso2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="339" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQtxDkZLDULOxqz5MXezmhZjeUhqeUu3lB9Jlb4HlXKxKH7jjs7b248VCW-c3osePZzlXgHlJSBj0QBlL1QvM95t9QAMtzodIFBeuuGTLzsz07p9qOGKKa3VilgTg20q97yGW05yaABC-n/s320/Pedro+de+Arg%25C3%25BCeso2.jpg" width="253" /></a>En agosto de 1874, Pedro Argüeso incrementaba su lista de causas pendientes con la justicia liberal. El 19 de eses mes, el Juzgado de Primera Instancia de Reinosa emitía un bando instando “<i>a Domingo Fernández, natural de Corconte y al cura del pueblo de Lanchares, D. Pedro de Argüeso para que en el improrrogable termino de quince días comparezcan en la cárcel de este Juzgado a fin de recibirles declaración indagatoria en la causa que contra ellos instruyo sobre el robo de una yegua de la pertenencia de D. Felipe Álvarez y Sainz, bajo apercibimiento que de no verificarlo dentro de dicho termino serán declarados rebeldes y les deparará el perjuicio que haya lugar</i>”. El bando terminaba exhortando a las fuerzas del orden “<i>a su detención y remisión a este Juzgado</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero el “cura de Lanchares”, que ya se había labrado su propia leyenda de guerrillero, todavía permanecerá un año más cumpliendo con su cometido de nutrir a los batallones cántabros.<br />
<br /></div>
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<i>La “línea de Valmaseda”</i><br />
<br /></div>
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<div style="text-align: left;">
</div>
En septiembre de 1874 el “estado carlista del Norte” llegaba a su máxima extensión territorial, constreñido prácticamente a las provincias Vasco-Navarras, ante la manifiesta incapacidad de su ejército para controlar otros territorios de forma efectiva. Los batallones cántabros no se internarán más en el corazón de Cantabria, ya que deberán contribuir a la defensa de la “línea de Valmaseda”: el extremo izquierdo del “estado carlista”, una frontera con un fuerte carácter psicológico que separa las dos concepciones de entender un estado. Junto a los cántabros, tropas de asturianos, castellanos, encartados y otras bizkainas, llegando a concentrar hasta nueve batallones, serán las encargadas de su defensa.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de este límite y, con los frentes cada día más consolidados, se extiende una “tierra de nadie” que se encontrará en continuo conflicto, donde guerrillas y batallones marchan y contramarchan, aprovechando los momentos de debilidad del contrario. Las acciones y luchas se sucederán a lo largo de 1875, pudiéndose decir que fue raro el día que no hubo algún cruce de fuego. No serán pocos los cántabros que no regresen nunca a su tierra, enquistados en la intangible “línea de Valmaseda”, ya fuera por enfermedad o por el plomo de los proyectiles liberales. En el cementerio de Valmaseda reposarán definitivamente varios campurrianos, como <b>Francisco Andres Marina</b> nacido en Los Carabeos, o <b>Venancio Lantaron Gutierrez</b> de Arroyo.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1oVZ3rro8Kx84wrtYrISCdTcBrPzI64Z-xRmDx6bmXmRfS7z9vDfutSo3d28ZxMMFAdVSq_uBYliZPjWsBM_tkvNE1ND3dY7ByQlW2aKA7NhinIkCmQZ5-MlHxrD16rkIYY3A-BoPlj4b/s1600/Linea.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="697" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1oVZ3rro8Kx84wrtYrISCdTcBrPzI64Z-xRmDx6bmXmRfS7z9vDfutSo3d28ZxMMFAdVSq_uBYliZPjWsBM_tkvNE1ND3dY7ByQlW2aKA7NhinIkCmQZ5-MlHxrD16rkIYY3A-BoPlj4b/s400/Linea.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Linea de Valmaseda y zona de dominio carlista en septiembre de 1874.<br />
Modificado de "Historia de la fotografía de la última guerra carlista"</td></tr>
</tbody></table>
Al otro lado de la permeable cortina que suponía la “línea de Valmaseda”, seguían luchando hombres que todavía deseaban ver entrar a los batallones cántabros en Santander o Reinosa. Así, Pedro Argüeso encaraba su segundo año de guerrillero en las tierras fronterizas de Cantabria y Burgos, fiel a sus principios y a la misión de conseguir recursos para aquellos que ya únicamente permanecerán en actitud defensiva en los límites de las provincias forales.<br />
<br />
Infatigable en el desempeño de su labor, el “cura de Lanchares” mantendrá junto a <b>Domingo Fernandez, “Domingón”</b>, una obstinada partida que indudablemente basaba su éxito en el conocimiento del terreno del cual eran originarios y a una importante red de colaboradores para conseguir refugio, alimento y noticias sobre los movimientos de las fuerzas liberales. De hecho, la tradición familiar cuenta que una de las hermanas de Pedro, Anton<span style="background-color: white;">ia, "<i>llevaba la comida (supongo que la muda también) a Pedro en una yegua blanca</i>".</span><br />
<br /></div>
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Pocas serán las noticias que trascenderán de sus actividades ese año, donde una escueta reseña, reproducida en diferentes diarios, comentaba que en junio de 1875 la partida “<i>se halla en la jurisdicción de la Vega de Pas</i>”, tras haber sido “<i>localizada en la Venta Nueva</i>”.<br />
<br /></div>
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<i>El Final</i><br />
<br /></div>
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A finales de 1875 se comienza a gestar la gran ofensiva liberal que iba poner el punto y final a la última guerra carlista. El 27 de enero de 1876, el también cántabro Juan Villegas rompía la “línea de Valmaseda” al mando de 2 divisiones. Los batallones cántabros, que habían sido destinados a cubrir los pasos en Galdames, quedaron rezagados y aislados del resto de fuerzas, teniendo que abrirse paso a golpe de bayoneta para volver a unirse a los restos de tropas carlistas ya en retirada. Comenzaba "la deshecha" de un ejército acosado, vencido por la enorme desigualdad de fuerzas.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpyi8cVVBs5ZipTLzsoUq1gbv0_LH-iK7Pb1JZ5EkrfRAMGhOOf0K-YtdQzhyrT3TIRh8ePmLKIBbDGggFRBu-N0XrM8KMIA_jhuFj5733GUI6maZfUDlvPwXYDIibqgplpWkgE5y4ukhj/s1600/Reinosa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="420" data-original-width="565" height="296" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpyi8cVVBs5ZipTLzsoUq1gbv0_LH-iK7Pb1JZ5EkrfRAMGhOOf0K-YtdQzhyrT3TIRh8ePmLKIBbDGggFRBu-N0XrM8KMIA_jhuFj5733GUI6maZfUDlvPwXYDIibqgplpWkgE5y4ukhj/s400/Reinosa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Reinosa, capital de Campoo</td></tr>
</tbody></table>
Antes de cruzar Carlos VII la frontera francesa, batallones cántabros, asturianos y castellanos formarán marcialmente por última vez ante su persona, escuchando la incumplida promesa de “<i>Volveré</i>”. La Junta de Cantabria, aquella que se había nutrido de la labor de Pedro de Argüeso, seguirá idéntico camino, acompañando a su rey al exilio.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin Rey, sin batallones, sin Junta a la que rendir cuentas, Pedro Argüeso, el “cura de Lanchares”, el personaje que había tejido su propia leyenda como guerrillero montaraz en dos largos años de actividad, será finalmente hecho preso.<br />
<br />
La tradición familiar mantiene que fue conducido a Reinosa y estando “<i>en capilla</i>”, se “<i>fugó neutralizando a los guardias</i>”. Pero poco durará esta huida, ya que a finales de mayo los rotativos de los diarios referían lo siguiente: “<i>Se halla en la cárcel de Santander el famoso cara Lanchares que, aunque Indultado del delito de rebelión está encausado por exacción de contribuciones en varios pueblos de aquella provincia</i>”.<br />
<br /></div>
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La amnistía permitió a Pedro regresar a Campoo, pero sin duda, la postguerra de los derrotados no hubo de ser fácil. Una anécdota conservada en el ámbito familiar cuenta que un día, mientras Pedro se encontraba en el famoso café de Reinosa, el Vitoria, no pudo evitar escuchar la conversación de un grupo de militares que, jactándose de sus hazañas guerreras, desdeñaban la figura del “cura de Lanchares”. Pedro se acercó a la mesa y se presentó ante los sorprendidos soldados diciendo “<i>que ante ellos tenían al mismísimo "cura de Lanchares", y que si tenían algo contra el cura que se lo hablasen directamente con él</i>”.<br />
<br /></div>
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<i>Un Último Viaje</i><br />
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Tras la guerra, mientras las provincias exforales encontraban un nexo de unión social y político en la defensa de sus derogadas “leyes viejas” y retomaban su proceso de industrialización, Cantabria parecía haberse quedado sumida en un estado de latencia. Tanto es así que el historiador <b>Jose Simón Cabarga</b> escribirá: “<i>El historial político santanderino […] durante el último cuarto de siglo, es más anécdota que historia. […] Los hombres que la Montaña envía al Congreso y al Senado, aunque con evidente arraigo en la opinión, carecerán por lo común de esa altura desde la que el genio político domina y atrae la atención directa de los poderes públicos en beneficio de los pueblos representados […]</i>”. Cabarga asevera que el interés general de Cantabria se dilapidó por sus propios políticos donde primaba el “<i>caudillismo minúsculo</i>”. Económicamente la provincia entró en un declive tras el espejismo de bonanza que, al menos, se había producido en la capital de provincia “<i>al desaparecer la hegemonía disfrutada durante las guerras civiles</i>”. Con apenas una industria desarrollada, una agricultura minifundista de subsistencia, Cantabria encaraba el último tramo del siglo XIX en una precaria situación.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ7ozckuO8WdXwjuJd9MV7xb2tUkDRKmC4ASd_2jQ6BOrVp1CLlqRoj3xr6CA4rH51VG1c9nT3J10KHH5MP-oZu2qutaWrPj1W0zKaadJTDVfAsRhVnz2Fq0HhzWUqlpvNp_Nlm-5biQL2/s1600/Carros.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="275" data-original-width="448" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQ7ozckuO8WdXwjuJd9MV7xb2tUkDRKmC4ASd_2jQ6BOrVp1CLlqRoj3xr6CA4rH51VG1c9nT3J10KHH5MP-oZu2qutaWrPj1W0zKaadJTDVfAsRhVnz2Fq0HhzWUqlpvNp_Nlm-5biQL2/s320/Carros.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carros de vacas en La Población. Modificado de CHE</td></tr>
</tbody></table>
En la tierra del “cura de Lanchares”, la vida para el campesino-ganadero seguía siendo igual de dura que antes de la guerra, incluso más, si a ello se suman las inquinas y venganzas que a buen seguro se dieron tras la finalización de la contienda civil. Se cuenta que algunas familias campurrianas se vieron en la obligación de "<i>pagar</i>" por el retorno de sus hijos del exilio francés, caso de Pío y Antonio, vástagos de Lucio Moreno, expresidente de la Junta Monárquica de Campoo de Yuso. La tradición familiar cuenta que D. Lucio abonó "<i>1000 pesetas para que pudieran volver a España</i>".<br />
<br />
Muchos jóvenes montañeses optarán por embarcarse, poniendo rumbo hacia América, ya fuera Cuba, México o Estados Unidos, alejándose de la pobreza y de las quintas obligatorias que forzaban a los más pobres a defender las colonias de ultramar. Al igual que otros muchos que habían peleado bajo el estandarte realista, Pedro migrará a América del Sur, emulando en cierto modo al cura Santa Cruz, el cual que arrastró su leyenda negra hasta Colombia. No poseemos datos de las vicisitudes que le llevaron a tomar esa decisión; si bien, el anecdotario familiar recogerá su deseo "<i>de hacer rica a la familia</i>", cuya economía, sin duda, había quedado resentida tras la guerra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikcr_w0IsINfAe4GB97Ozw7ZTBKN7Mn9ymppNDfpLyrPZ8pmYjrajYkiD-Yqp4qerqIvfBg67_Zhd53t6JMReSdpuY-XpFvBSQ2cLxjrDUG2AYsj7KOw3eGysTs1eOm3IzsuZwWLjWe-7c/s1600/Viaje.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="321" data-original-width="459" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikcr_w0IsINfAe4GB97Ozw7ZTBKN7Mn9ymppNDfpLyrPZ8pmYjrajYkiD-Yqp4qerqIvfBg67_Zhd53t6JMReSdpuY-XpFvBSQ2cLxjrDUG2AYsj7KOw3eGysTs1eOm3IzsuZwWLjWe-7c/s320/Viaje.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">De Cantabria a Comsamaloapan (México)</td></tr>
</tbody></table>
Tras un largo periplo, en la colonial parroquia de San Martín, construida en la emergente población de <b>Cosamaloapan </b>del estado de Veracruz (México), volveremos a encontrar la esmerada firma de Pedro en sus libros parroquiales. Por algún tiempo, Pedro colaboró con el cura párroco en las actividades eclesiásticas que tan bien conocía: “<i>[…] yo el infrascrito Pedro Argüeso, por encargo del párroco bauticé solemnemente a […]</i>”. Las última de sus firmas se recoge un 1 de septiembre de 1896.<br />
<br />
Un año después, en 1897, se certificará su defunción cuando contaba 56 años, al poco de haber manifestado su deseo de regresar pronto con su familia en Campoo. La oscura muerte del rebelde carlista llenó de interrogantes las tertulias familiares, que solicitaron más datos sobre su fallecimiento y el destino de sus pertenencias, al cura párroco de Cosamaloapan. Sin embargo, el eclesiástico "<i>contestó a las misivas diciendo</i> <i>que no dejó nada más que sus ropas y objetos personales</i>". Dispuesto a clarificar lo sucedido, un sobrino de Pedro "<i>fue a Santander con la idea de embarcarse para saber lo que había pasado, pero le aconsejaron que era mejor vivir pobre en España que morir rico en México</i>". Otras intentos de desentrañar el misterio que rodeó la muerte del "cura de Lanchares" fueron infructuosos, y de su posible fortuna no pudo más que especularse, haciendo referencia a una posible muerte violenta a manos de un exoficial del ejército con el que había compartido viaje a Ultramar.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Olvido</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La vida continuó en Campoo siguiendo el imperturbable ritmo de sus estaciones. Tras un verano de duro trabajo en los “praos”, el invierno llegaba para instaurar su blanco reinado. A buen seguro y, durante varias décadas, las adornadas “hazañas” del “cura de Lanchares” debieron de ser una constante en los relatos junto a una buena lumbre durante las largas noches de invierno.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entrados en un nuevo siglo, 60 años después del desenlace de aquella guerra civil que preludiaba a las guerras modernas, una nueva confrontación dividiría a la sociedad de Campoo entre azules y rojos. Tras s<span style="background-color: white;">u finalización, c</span>on una clara división entre vencedores y vencidos, se instauró una obligada lápida de silencio, que no sólo ahogó las injusticias y tropelías cometidas, sino que contribuyó a propiciar el olvido de pasados conflictos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGWF0McyQUSS6j6BWExra0WCRSgXmcnBD0buOax68mzMIiTpNg4D5z2qKaSRPNyo1PAkihIksDlupRrRK6x99LCOnMS9SyWCBDtC_M3KjsB79jDEI-Z1acOz2HY0xV_mdsHBau4sCk9Ie/s1600/IMG_4251.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="567" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGWF0McyQUSS6j6BWExra0WCRSgXmcnBD0buOax68mzMIiTpNg4D5z2qKaSRPNyo1PAkihIksDlupRrRK6x99LCOnMS9SyWCBDtC_M3KjsB79jDEI-Z1acOz2HY0xV_mdsHBau4sCk9Ie/s320/IMG_4251.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="font-size: 12.8px;">
"Catedral de la truchas". Pantano del Ebro. Fotografía</div>
<div style="font-size: 12.8px;">
del autor</div>
</td></tr>
</tbody></table>
Poco elevaron sus voces los sufridos campurrianos, cuando en 1948, comenzó el llenado del gran <b>Pantano del Ebro</b>. La “<i>orden venía de arriba</i>” y nada se pudo hacer. Con ello desapareció la Rasa de Campoo, los meandros, pequeñas poblaciones junto a grandes extensiones de pastos y cereal, así como las fábricas de una incipiente industrialización. Las promesas para aquellos que perdieron hacienda u hogar, o para aquellos que, piedra a piedra, desmontaron las suyas para trasladarlas a zonas seguras, quedaron incumplidas: el puente destinado a conectar Campoo y las Merindades burgalesas se derrumbó antes de ser inaugurado; tampoco se instauró el prometido servicio de barcas entre los pueblos de las orillas, las indemnizaciones fueron escasas y muchos dejaron a sus antepasados en cementerios que quedaron bajo las aguas. Ni tan siquiera el ramal de FEVE, que debería haber entrado en Reinosa, se construyó. Eso sí, las hermosas truchas del Ebro consiguieron tener su propia “catedral” y Campoo su propio microclima.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Muchos de los paisajes que enmarcaron las correrías del cura quedaron bajo el agua; y si bien, el pueblo de Lanchares perdió gran parte de sus terrenos, salvó sus edificaciones y la iglesia en la que el guerrillero había servido como eclesiástico. Para entonces, Pedro Argüeso, "el cura de Lanchares" ya únicamente quedaba en la memoria de sus descendientes, como la de su sobrina “Toñica”, que atesoró hasta finales de 1950 “<i>los libros y recuerdos de su tío como reliquias</i>”.<br />
<br />
Fue precisamente otro familiar, <b>José Ramón Diez G<span style="background-color: white;">utiérrez</span></b><span style="background-color: white;">, hijo de una nieta de Agustina Argüeso, hermanas de Pedro, el que con sus aportes y registros familiares nos ha permitido reconstruir algunos retazos de la vieja Cantabria y conocer la figura de un olvidado guerrillero carlista.</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Agradecimientos</b>: A Jose Ramón Diez Gutiérrez por permitirme el acceso a sus archivos familiares. A Luis Angel Moreno del museo de Etnográfico "El Pajar" de Proaño y a Rafael Palacio por sus aportaciones.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1slR1D2od5ZgkkxFIXFQyl1wRgfZSb_xjiu39KgJQalE1yY6QkqZUhLCyqOo89X-1tj-qvGnDbXieYd6-sVIagpw6SJxiuKgRTomY9ntI1zaTf3m4iWzluCHRMlkT2TyXlOGioNh9qhor/s1600/Firma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="218" data-original-width="472" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1slR1D2od5ZgkkxFIXFQyl1wRgfZSb_xjiu39KgJQalE1yY6QkqZUhLCyqOo89X-1tj-qvGnDbXieYd6-sVIagpw6SJxiuKgRTomY9ntI1zaTf3m4iWzluCHRMlkT2TyXlOGioNh9qhor/s400/Firma.jpg" width="400" /></a></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-73344125431089544422019-09-29T10:15:00.001+02:002019-12-29T10:51:15.864+01:00El Real Fuerte de Peña Plata: Prólogo y Epitafio de una Guerra<i>Entrada Actualizada: 29/12/2019</i><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i>Entrando por Peña Plata,<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i>por allí ha de venir,<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i>el Rey por el que los carlistas,<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i>debemos combatir...</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
(Vieja
canción carlista)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvgyFP_crOdjA4U-KI9imBmG-B1lLPgjIV9fIWDPpRxcoJJ1hX0F4igRdAFMjIGOOHYhH3TuKcxbvOgjn9Cd4YWU4i8rCStQmDhVmkVvqU7k9WgQolBjZdrvFO2YoL6UEZQyzTUZNK8CAD/s1600/Pena_Plata_Archivo_Navarra.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="530" data-original-width="750" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvgyFP_crOdjA4U-KI9imBmG-B1lLPgjIV9fIWDPpRxcoJJ1hX0F4igRdAFMjIGOOHYhH3TuKcxbvOgjn9Cd4YWU4i8rCStQmDhVmkVvqU7k9WgQolBjZdrvFO2YoL6UEZQyzTUZNK8CAD/s400/Pena_Plata_Archivo_Navarra.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Real Fuerte de Peña Plata (Archivo General de Navarra)<br />
Tomado de <i>Euskalherriko Forteak</i></td></tr>
</tbody></table>
Entre las navarras comarcas de
Bortziriak y Baztan, y la labortana comuna de Sara, se alzan los 756 mestros de la
accidentada y rocosa cima del <b>Arxuria</b>, también conocida como <b>Peña Plata</b>. Este “mugarri” de la
frontera internacional se encuentra enclavado en un paisaje de referencia
pintoresca del medio rural vasco-navarro de montaña, constituyendo un paraje
idílico donde la paleta de “verdes” se antoja infinita.<br />
<br />
Aquí, donde el Viejo
Reyno se plaga de bordas y milenarios pastizales, donde las brumas y
nieblas parecen pegadas al suelo y los bosques muestran vetustas hayas desmochadas
y centenarios robles, se alzó el que fuera denominado <b>Real Fuerte de Peña de la Plata</b> (El Cuartel Real, 21-04-1874).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como zona de frontera internacional,
aquellos que hicieron del contrabando su medio de vida, siempre encontraron en
estos singulares parajes un lugar perfecto para el desarrollo de sus
clandestinas actividades. Tampoco faltaron ejércitos, especialmente en aquellos
lejanos conflictos de finales del XVIII y principios del XIX, que hollaron sus
piedras y praderas; pero no será hasta el comienzo de la última guerra carlista
cuando Arxuria se convierta, por méritos propios, en un elemento de referencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En sus comienzos no pasó de ser un
refugio para los carlistas; una guarida donde pasar el largo invierno que
supuso la derrota de Oroquieta. Sin embargo, a medida que trascurrió el año
1873, el esfuerzo de picos y palas mejoraron las duras condiciones de vida de
los habían tomado aquellos altos como su morada. Con unos fosos perimetrales se
delimitó una exigua fortificación de campaña que basaba su salvaguarda, más que
en la potencia de sus defensas, en la certeza de encontrarse en territorio simpatizante
con su causa y, con sus flancos protegidos por la frontera internacional. En su
punto más alto, se desplegará una gran bandera cuyo mensaje será claro: “en
estos parajes no gobierna república, ni manda rey que no sea D. Carlos”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La fortificación, bautizada con
el pomposo nombre de “Real Fuerte de Peña Plata”, sirvió al carlismo como refugio, germen
de un ejército, almacén, fábrica, asentamiento de diputaciones forales “a guerra”, cárcel
e incluso imprenta de su máximo órgano propagandístico. Pero su principal objetivo fue el de mantener abierta una puerta de entrada de
suministros, materiales y armas. Hasta su caída, ya en
el final de la guerra, el fuerte de Peña Plata se mantuvo en la retaguardia del Estado Carlista, pudiendo ser considerado como un gran baluarte del contrabando. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i>
<i>Refugio</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Según <b>Anton Arrieta</b> describe en
su libro “Euskalherriko forteak”, Arxuria ya había sido ocupado transitoriamente durante la Guerra
de la Convención y en la Guerra de la Independencia, especialmente durante esta última cuando sirvió de base para tropas británicas en lucha con unas huestes napoleónicas ya es desbandada. Sin embargo, no será hasta la última guerra carlista cuando se construya el fuerte cuyos
restos son aún en día visibles.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Arxuria y sus aledaños era ya un territorio
bien conocido por los contrabandistas y conjurados carlistas a principios de
1872. Sobre la frontera internacional, al resguardo de ojos indiscretos, fue
utilizado como punto de concentración de las fuerzas sublevadas que habían
respondido a la orden de alzamiento del 14 de abril de 1872. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT-siFfCfpooheWJNb06HTymHo57qvNtjhe_duw3BO6aD2kHibQmq2DXPoFKtIyT5AcE1ZIgY884bp5RlhazxI-M853bWx694M1W8pyYy9BeD10DhEyKEx_Z7LfqppMFwB0273UOk7lUYD/s1600/Rada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="591" data-original-width="486" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT-siFfCfpooheWJNb06HTymHo57qvNtjhe_duw3BO6aD2kHibQmq2DXPoFKtIyT5AcE1ZIgY884bp5RlhazxI-M853bWx694M1W8pyYy9BeD10DhEyKEx_Z7LfqppMFwB0273UOk7lUYD/s320/Rada.jpg" width="262" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Eustaquio Diaz de Rada.<br />
Modificado de <i>Biblioteca Foral de Bizkaia</i></td></tr>
</tbody></table>
En la noche del 21 al 22 de
abril, <b>Eustaquio Diaz de Rada</b>, proclamado por Carlos VII “<i>Comandante de las Fronteras
y Capitán General de Navarra y Provincias Vascongadas</i>”, había atravesado la
frontera navarra junto a 15 oficiales para coordinar y armar a los distintos
grupúsculos de voluntarios que se habían echado al monte. Algunas de esas armas eran
transportadas por esforzados contrabandistas y voluntarios que las acarreaban
consigo en pesados fardos en aquella noche de conjuras, mientras que una
sustanciosa parte yacían escondidas “<i>en el monte llamado de la Plata</i>”. Rada
escribirá que “<i>tenía prevenido al coronel Azpiazu y comandante Balda que con
los navarros, alaveses y guardias civiles emigrados que bajo sus órdenes debían
concurrir a recibir el armamento depositado por el Señor Zabalza en el monte
llamado de la Plata, entre Sara y las Palomeras</i>”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como primer paso para dominar el “País del Bidasoa”, aquella minúscula fuerza debería de ser suficiente para converger en el pueblo de Vera y desalojar a la escasa
guarnición liberal allí destinada. Sin embargo, la descoordinación inherente a los primeros momentos
sumió a Rada en una deriva de incertidumbres: aquella noche fue imposible complementarse
con los carlistas guipuzcoanos que encabezaba el diputado foral <b>Miguel
Dorronsoro Ceberio</b>, mientras que otras partidas nunca llegaron al punto convenido por
diversos motivos. Sabiendo que el tiempo corría en su contra y, sin completar
las fuerzas que consideraba necesarias para atacar con éxito Vera, Rada dejó
atrás el pintoresco pueblo, refugiándose en los altos que servirán posteriormente
de baluarte a los chicos del cura Santa Cruz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde los caseríos de Aritxulegi,
Rada escribirá misivas dando cuenta de sus actividades al alto mando situado al
otro lado de la frontera y a su expectante Rey, ávido de noticias y datos de la
marcha del levantamiento. En sus frases trascenderán diferentes justificaciones
para dar cuenta del desbaratamiento de los meticulosos planes, mientras le llegaban
noticias del aparentemente escaso eco del alzamiento en las provincias forales.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Abrumado por las circunstancias,
Rada retornará a Francia, dejando huérfano de comandante general a las partidas
que debían converger bajo su estandarte. Pero <b>Carlos VII</b> no estaba dispuesto a volver
a repetir los sonoros fracasos de 1869 y 1870. En un intento de dar un impulso al
levantamiento y enardecer los ánimos de sus voluntarios, cruzará la frontera
sin escuchar recomendación alguna, dispuesto a asumir el control de sus
todavía inexistentes ejércitos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No le faltaba razón a Rada en
algunos aspectos, ya que las provincias forales se habían sumado al
levantamiento con desigual fortuna. Álava había aglutinado sus hombres en torno
a la figura de <b>Francisco Sáenz de Ugarte</b>, con una fuerza de unos 2500 hombres,
pero con una exigua cantidad de armas, que ascendía a 200 fusiles y 200
escopetas. Guipúzcoa había perdido a su hombre fuerte, con un Dorronsoro que incapaz
de reunir a sus partidas, había vuelto a Francia quedando los voluntarios de la
provincia sin mando, ni dirección, desmovilizándose muchos de ellos. En la
Navarra que esperaba impaciente la entrada de su rey, los voluntarios se
agrupaban en el intento de protegerle, pero faltaban fusiles. Únicamente el Señorío
de Vizcaya parecía mantener una fuerza organizada en batallones a cargo de una
“diputación foral a guerra”. Aun así, “<i>faltaban armas; las municiones
escaseaban ya notablemente, no había ropa de abrigo para los voluntarios, ni
calzado, ni prendas de uniforme; el espionaje se pagaba del bolsillo de los
Diputados, y no se podía dar a la gente el plus ofrecido, ni socorro alguno por
carecer en absoluto de fondos</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de todo el Pretendiente cruzará
la frontera llegando a Vera el 2 de mayo. El diario madrileño El Combate había
señalado que había sido precisamente en Peña Plata donde “<i>se distribuyeron
carabinas a los mozos del Baztán que debían proteger la entrada del
pretendiente</i>”. Sin embargo, dos días después, sus mal armadas trop<i>a</i>s navarras
son completamente dispersadas en el pueblecito de Oroquieta:<i> “La facción
mandada por el titulado Carlos VII completamente derrotada. Tenemos cientos de
prisioneros, que no se pueden contar pueden contar porque el combate ha
terminado de noche. Nuestros bravos soldados han tomado a la bayoneta el pueblo
y por asalto las casas</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-OPcXJnZV3B9ZJVdecp93lureiVt7w0s05Fo4r3miRQcay7RmH6GA_R2X-WVjYbTgn27e-tIwlB1csQJOLBYqKK13pu9ajHN9aOHy9qhsv7SI-D1b1tCvtapzKON4CQ7UjHhGkvGmU8Ye/s1600/Oroquieta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="679" data-original-width="1222" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-OPcXJnZV3B9ZJVdecp93lureiVt7w0s05Fo4r3miRQcay7RmH6GA_R2X-WVjYbTgn27e-tIwlB1csQJOLBYqKK13pu9ajHN9aOHy9qhsv7SI-D1b1tCvtapzKON4CQ7UjHhGkvGmU8Ye/s400/Oroquieta.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acción de Oroquieta. Modificado de Biblioteca Foral de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
D. Carlos consiguió esquivar el
cerco, volviendo a Francia al galope. Sin rey, sin jefatura, sin dinero, sin
armamento, el oficial cántabro <b>Fulgencio Carasa</b> se hizo cargo de los restos de
las partidas navarras que habían quedado abandonadas a su suerte, marchando a
la vecina Guipúzcoa a solicitar ayuda. Pero tras una postrera acción combinada
con las fuerzas vizcaínas en Oñate, los pocos sublevados guipuzcoanos que se
mantenían en armas, literalmente se volatilizaron. Tras una desalentadora
reunión en el barrio de Araoz, el comandante Carasa retornó a tierras navarras
sin los recursos necesarios y tras alguna escaramuza disuelve su mermado grupo
para seguir el mismo camino que Rada, Dorronsoro y otros tantos. Mientras, los
vizcaínos, desmoralizados por el cariz de los acontecimientos, volvieron a su
tierra en una penosa jornada que lleno sus filas de deserciones y prefirieron
pactar su rendición en Amorebieta el 24 de mayo 1872.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El fracaso de la “primavera
carlista” de 1872 fue relativo. La desaparición de los grandes contingentes de
hombres permitió que se mantuviera la llama del alzamiento bajo el paraguas del
sistema de guerrillas. La compleja situación política-militar
del momento permitió que las pretensiones de Carlos VII se vieran defendidas
por un elenco de carismáticos jefes de partidas. El ejército liberal,
enquistado en un inefectivo sistema de lentas columnas y pequeños destacamentos
encerrados en pueblos y ciudades, se verá incapaz de frenar a los grupos que califican,
despectivamente, de “latro-facciosos”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>“Santuario”</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En torno al “País de Bidasoa” se crearán
dos “santuarios” carlistas. <b>Francisco Hernando</b> escribirá años después: “<i>En
aquellos tiempos en que no teníamos dominado el país, ni fortificado ningún
pueblo y en que las columnas enemigas todo lo recorrían, teníamos, sin embargo,
dos puntos fuertes por naturaleza, que aprovechábamos en grande para la guerra;
estos puntos eran <b>Arechulegui </b>y <b>Peña-Plata</b>. Más importante que Arechulegui era
la otra fortaleza, Peña-Plata, por la circunstancia de estar en la misma raya
de Francia situada y ser de más difícil acceso</i>”. Será a partir de ese momento,
cuando el topónimo de “Peña Plata” comience a ser un referente de los
columnistas de época como un elemento de importancia crucial para el
sostenimiento del levantamiento carlista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI0-5aSMWgTkTdglrXg49HOviT3jP2vUdfRSsWv8E0koBY3X6rocmNEKG597NBMqMosJp7wYiZteFoSbobFJieYrhcNMA4ON74cf2wVL5M2YuxQdzpEqHXxXgIUrCZLNx74CeaIapnnsyi/s1600/mapa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="467" data-original-width="893" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI0-5aSMWgTkTdglrXg49HOviT3jP2vUdfRSsWv8E0koBY3X6rocmNEKG597NBMqMosJp7wYiZteFoSbobFJieYrhcNMA4ON74cf2wVL5M2YuxQdzpEqHXxXgIUrCZLNx74CeaIapnnsyi/s400/mapa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización de Peña Plata y Aritxulegi. Modificado del Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>Nicolas Leon Thieblin</b>, por aquel
entonces corresponsal del New York Herald, hará mención del valor estratégico de
Peña Plata, ligándolo a la actividad de contrabando de armas y pertrechos que
se realizaba en la cercana población navarra de Urdax: “<i>Desde el punto de vista
militar, Urdax es un lugar imposible de defender, dado que ninguna fuerza puede
sostenerse allí con el ataque de un enemigo que ocupe las alturas de los
alrededores. Pero los carlistas, siempre confiando en sus buenas piernas y sus
penetrantes ojos, seleccionaron el pequeño pueblo como uno de sus complejos
favoritos. Estaba al alcance de los contrabandistas que pasaban armas y
municiones por la frontera, y esto era suficientemente para hacer del indefendible
pueblo uno de los puntos de partida más importantes de las operaciones carlistas.
Cada vez que se acercaba el enemigo, los voluntarios de Carlos VII destacados en
la aldea subían a las colinas para enfrentarse a ellos si se sentían lo
suficientemente fuertes; de lo contrario, marchaban a lo largo de la frontera
francesa a Peña Plata y a otros refugios de montaña inaccesibles</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Fuerte</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No tardará demasiado tiempo en
establecerse una guarnición permanente en Arxuria, dotándola de unas
condiciones mínimas para su habitabilidad. A decir de partes oficiales
liberales, en marzo 1873 comenzaban las obras de fortificación en Peña Plata sin
grandes interferencias por parte de las columnas liberales que parecían no
desear entrar en confrontación en una situación desventajosa: “<i>La columna
de Maldonado llegó una vez a Zugarramurdi con ánimo de atacar a Peña-Plata,
guarnecida solo por la partida navarra que mandaba el comandante Martinez y la
escolta de la diputación de Guipúzcoa que mandaba don Manuel Velez, pero después
de pasar cuatro días, no se atrevió a lanzarse al ataque por no exponerse a una
derrota segura</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Algunos diarios de Madrid, como "La Iberia", se mostrarán notablemente críticos con la aparente inoperancia de las tropas gubernamentales frente a los trabajos de fortificación en Peña Plata, cargando sus tintas en
contra del general <b>Ramón Nouvilas Rafols</b> como General en Jefe del Ejército del Norte.
En su número del 29 de mayo de 1873 se pregunta el columnista: “<i>El general
Nouvilas […] dice en una carta que ha escrito a Madrid con fecha 24 que hace
tres meses que los carlistas se están fortificado en Peña de la Plata. Pues
¿qué ha hecho el general en jefe en tanto tiempo como lleva de jefatura?</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3W8NK698TD6OA0FvwQOsAZoOYcUvRb7TodCFKOEw3dt6jfWV-qPW44JLU9BU8mkL0GcVCRYSBQBr0yoXKJgfcjAjGKkjghZU2O6Ea9knaweGsyEUQF1EKzP5nOXtYDPNFW3BgMS2ShXt3/s1600/Columna+Liberal.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="728" data-original-width="729" height="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3W8NK698TD6OA0FvwQOsAZoOYcUvRb7TodCFKOEw3dt6jfWV-qPW44JLU9BU8mkL0GcVCRYSBQBr0yoXKJgfcjAjGKkjghZU2O6Ea9knaweGsyEUQF1EKzP5nOXtYDPNFW3BgMS2ShXt3/s320/Columna+Liberal.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas liberales. Modificado de Biblioteca Foral de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
Pero el alto mando del ejército
liberal parecía haber desdeñado desde un inicio la utilidad de la posición carlista
en Peña Plata, no estando dispuesto a perder hombres ni material, en el asalto
a una fortificación que a decir de <b>Saturnino Gimenez</b> “<i>carecía de importancia
estratégica, […] ya que dicha posición solo puede servir de algo como punto de
refugio sobre la frontera</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin injerencias por parte del
ejército enemigo, los carlistas habían encontrado un lugar perfecto de
salvaguarda, además de un punto clave para facilitar el contrabando, como contará Francisco Hernando: “<i>El gran
servicio que hacía Peña-Plata a los carlistas, era favorecer el contrabando de
guerra. […]; de ella salían todas las noches diez a doce hombres ágiles,
resueltos y conocedores del país, que bajando por los peñascos se internaban en
Francia, recogían fusiles y se volvían con ellos sin que nadie los viera. Así
entraban cada noche de diez a doce armas, y así, aunque el gobierno francés se
empeñase y multiplicase sus agentes, no conseguía evitar el contrabando</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La acumulación de tropas y
materiales pronto precisó el aumentar los sistemas de defensa y habitabilidad
del lugar. Según publicará el diario "El Pensamiento Español", en junio de 1873 las
obras de fortificación no fueron improvisadas, sino que respondieron a una comisión de
prohombres que incluían a los máximos representantes de las Diputaciones “a guerra”
de Guipúzcoa y Navarra: “<i>El general D. <b>Joaquín Elio</b>, ministro de !a Guerra, fue
el que pensó en las fortificaciones do Peña Plata, reuniendo para ello en una
comisión a los señores D. <b>Miguel Dorronsoro</b>, como representante de Guipúzcoa,
D. <b>Joaquín Marichalar</b>, representante de Navarra, y el valeroso y distinguido
comandante del ejército carlista, D. <b>Angel Martínez</b>. Este levantó el plano de
todos los trabajos, auxiliado por el ingeniero D. <b>Gervasio Unsain</b>, y por los
señores diputados, que además proporcionaron los recursos.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Hoy Peña Plata es
una posición inexpugnable, con caminos cubiertos y bien defendidos, con un
cuartel en que se albergan cómodamente 400 hombres, con una gran cárcel, varios
fortines y un polvorín, con magníficos manantiales de agua potable, almacenes
de víveres, etc., todo perfectamente combinado. Los soldados han trabajado sin
cesar, muy convencidos de la importancia da esos trabajos. Los jefes y los oficiales
se han convertido en sobrestantes, soportando todas las fatigas, y
distinguiéndose entre todos Dorronsoro, por su enérgica resolución y por la
fortaleza con que ha resistido la intemperie por semanas y semanas”. </i>Por
último, en su zona más alta se levantó <i>“un torreón en el que siempre estaba
enarbolada la bandera real</i>”, que hizo las delicias de
legitimistas.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1VS1CveuaBkpI_5qsQ-A30z6XMavbdjwXOXLKBgnAbgcu9EoZ-Hs7xeRYjZ9T8uhyphenhyphennlCO7CZyUjUmKQ-xp1SE8MSkErrNC3Z4P7pme9YyEk6zaP8P38ggj6YzQKryKpC3kO1qxACmNLCB/s1600/canon.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="579" data-original-width="504" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1VS1CveuaBkpI_5qsQ-A30z6XMavbdjwXOXLKBgnAbgcu9EoZ-Hs7xeRYjZ9T8uhyphenhyphennlCO7CZyUjUmKQ-xp1SE8MSkErrNC3Z4P7pme9YyEk6zaP8P38ggj6YzQKryKpC3kO1qxACmNLCB/s320/canon.jpg" width="276" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Artillería. Modificado de Biblioteca Foral de<br />
Bizkaia. </td></tr>
</tbody></table>
Como todo buen fuerte que se
preciara, el sistema de defensa se completó artillando el complejo con dos
cañones. El primero de ellos llegó de la mano del llamado a ser máximo
responsable de la entrada de armas del ejército carlista, D. <b>Tirso Olazabal</b>. Como él mismo relata en sus memorias: “<i>Durante
la estancia de la Diputación de Guipúzcoa en la Peña de Plata, un amigo mío que
habitaba en Bonncase, Monsieur Laborde, puso a mi disposición un pedrero
procedente de un buque que naufragó en la desembocadura del Adour. Acepté su
ofrecimiento con entusiasmo, pensando en el efecto que haría la noticia de que
teníamos una pieza de artillería en el fuerte de la Peña de Plata. El
transporte del cañón desde el Boucau a la frontera de España se hizo con gran
facilidad y economía. Ocultamos el terrible pedrero que tanto ruido había de
meter (sobre todo en los periódicos) bajo un cargamento de heno, y caminando
sin excitar la menor sospecha, llegó el carro a la frontera y el cañón a tan
elevada posición a la que iba destinado</i>”. El propio Tirso se tornará
notablemente irónico respecto a las pretensiones defensivas de este vetusto
cañón marinero de avancarga.<o:p></o:p><br />
<br />
<span style="background-color: white;">Del otro cañón no hay muchas noticias, y al igual que el que aportó Tirso, parecía también más encaminado a "adornar" que a defender. El oficial <b>Antonio Brea</b> hablará sobre la presencia de artillería de "calibre irregular" en el ejército carlista comentando: "</span><i><span style="background-color: white;">S</span>ólo existió uno de calibre irregular, de hierro, forjado por un antiguo maestro de la Fábrica de Trubia, y que apenas tuvo ocasión de probarse por hallarse mal centrado. Otro había también en Peñaplata, y otro en Vera, para calibrar proyectiles</i>".</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Inauguración</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para finales de mayo de 1873 la primera
gran fortificación carlista de la última confrontación, el Real Fuerte de Peña Plata, estaba finalizada. Ante el estupor liberal en Madrid, no contentos los
carlistas con fortificarse en un risco de la frontera internacional, artillarlo
y hacer ondear una bandera que desafiaba al estado nacional imperante, tuvieron
que hacerse eco de los festejos que el 1 de junio se realizaron para celebrar la
finalización de las obras. Nicolas Thieblin relatará: “<i>Era natural que un
bastión de estas características tuviera una importante repercusión y que algún
tipo de festejo tuviera lugar al finalizar las obras. Y así ocurrió. La
ceremonia de consagración del fuerte, y de izar la bandera en su primera
fortaleza, fue todo un acontecimiento entre los carlistas en Urdax, Zugarramurdi
y alrededores. Se celebró una gran misa, se pronunciaron discursos, se
dispararon cañones durante todo el día y se ofreció un banquete para el cual se
trajeron vino y provisiones de Bayona y San Juan de Luz, y tan libremente los oficiales
disfrutaron de estos lujos, que los rastros de la fiesta se notarían incluso al
día siguiente, en el aspecto de algunos de ellos</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
</div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxSebYTbck4ajySEutKaQbNpjOl1sRxG3bzJV8zkxVhRd44CvptbFon1mPJkfhV3Wh5dpHIyS4jg1scZdnZ7slt_hmupNP89h-CkE5pEbCvz16ycb3X5hWEW7kCGzE6YDrZeHDxtpDTDgv/s1600/Celebracion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="452" data-original-width="538" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxSebYTbck4ajySEutKaQbNpjOl1sRxG3bzJV8zkxVhRd44CvptbFon1mPJkfhV3Wh5dpHIyS4jg1scZdnZ7slt_hmupNP89h-CkE5pEbCvz16ycb3X5hWEW7kCGzE6YDrZeHDxtpDTDgv/s320/Celebracion.jpg" width="320" /></a>Más detallista se expresará el
tradicionalista diario "El Pensamiento Español" en su tirada del 13 de junio, a
la hora de relatar lo ocurrido: “<i>A las ocho de la mañana de la fiesta de
Pentecostés, 500 hombres, arma al brazo, esperaban la Misa que iba a celebrarse
en lo alto del monte. Momentos después acudía un brillante estado mayor,
formado por los marqueses de Valdespina, Hormazas, Caeng (Caning), Gantes, los
condes de Alcántara, Sevini, Hurcosurt, varios otros títulos, el general
Gamundi y un gran número de oficiales. </i><i>La misa empezó a las siete en
punto, anunciada por salvas de artillería. Después de la misa, que se oyó con
un recogimiento que prueba la fe de estos cántabros altivos y valerosos, se
bendijo una magnifica bandera, que el comandante Martínez recibió arrodillado
de manos del sacerdote. Entonces el marqués de Valdespina pronunció una
elocuentísima alocución, preguntándoles a los voluntarios si estaban dispuestos
a jurar que verterían en defensa del rey hasta la última gota de su sangre, y
500 poderosos pulmones, clamaron: ¡Lo juramos! voz repetida de montaña en
montaña por los ecos. Al llegar al pie de la columna en que iba a enarbolarse
la bandera, los generales Valdespina y Gamundi cruzaron sus espadas; y el
primero, dirigiéndose a Martínez, le dijo: «Comandante, nuestro rey Carlos VII
me ha encargado que le confíe a Vd. esta bandera y el fuerte de Peña-PIata:
¿jura Vd. defenderlos hasta la muerte?» El comandante puso la mano sobre la
cruz de las espadas, exclamando con voz firme: «Lo juro» Cuatro cañonazos y una
descarga general respondieron a esta voz, mientras los voluntarios clamaban;
¡Viva la religión! ¡Viva Carlos VII! ¡Vivan nuestros fueros venerados! En
seguida el pequeño ejército se dirigió a Zugarramurdi. A la una de la tarde
todos los oficiales que componían el estado mayor se reunían en un brillante
banquete</i>”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entre los invitados obligados a
los fastos se encontraban numerosos soldados liberales presos, que habían
quedado en poder de los carlistas tras la victoria de Eraul en mayo, y a los
que se sumarían los encarcelados tras la de Udave a finales del mes de junio: “<i>El
general Elio se ha coronado de gloria y lo mismo los demás jefes y tropa.
Republicanos muertos bastantes. Heridos muchos más. Dos cañones cogidos y 200
prisioneros que pasaron por Ororbia en dirección a Peña Plata</i>" (La Esperanza,
26-6-1873).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde Madrid se clamaba poner fin
a la ocupación carlista de Peña Plata, enfrascándose los columnistas de los
diarios en disquisiciones estratégicas sobre la mejor forma de obrar o
aportando opiniones personales de militares que expresaban su convencimiento
del éxito de la empresa. Así, el diario "La Regeneración" escribirá el 11 de julio de 1873: “<i>El Sr. González Tablas […] cree firmemente que el día
en que el general en jefe del ejército del Norte se decida a atacar aquella
posición, caería en su poder los tres </i>(sic)<i> cañones con que ha artillado la
Peña de la Plata, el ministerio de la guerra que allí tienen establecido y la
inmensa bandera que ondea en la misma frontera, y que hace dudar a los
franceses si hay o no República en España</i>”. O como la opinión recogida en el
diario "La Esperanza" del 12 de julio donde: “<i>Un antiguo jefe del ejército que
conoce prácticamente las condiciones especiales de la guerra de Navarra, nos
escribe para manifestarnos su extrañeza de que el Gobierno no distribuya las
numerosísimas fuerzas del ejército del Norte de una manera más conveniente,
enviando una columna de cinco batallones a las cinco villas de Echalar, Lesaca,
Yanci, Arancha y Vera, cuya ocupación, verificada ya la de Baztan, traería
necesariamente el abandono de la posición carlista de Peña Plata, que tanto ánimo
da a las facciones españolas, a los legitimistas franceses y a los
contrabandistas de ambas naciones</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRBx1tRGciah9ZOeYpORunW-aGVfcOmNKSTjYL5z68XPWS4j0zLAdgxhZKaQMlyBR4DFSYgsHr6kyKYQcGheU9zBnIxPKxeI4NYjKzbPJJ_Pk8LRsHz9H_sp7kPYRYvSIXuC2Bw8UVgBrv/s1600/Nouvilas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="730" data-original-width="370" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRBx1tRGciah9ZOeYpORunW-aGVfcOmNKSTjYL5z68XPWS4j0zLAdgxhZKaQMlyBR4DFSYgsHr6kyKYQcGheU9zBnIxPKxeI4NYjKzbPJJ_Pk8LRsHz9H_sp7kPYRYvSIXuC2Bw8UVgBrv/s320/Nouvilas.jpg" width="161" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ramón Nouvilas. Modificado de<br />
Biblioteca Virtual del Patrimonio</td></tr>
</tbody></table>
Algún otro diario de la capital
incluirá prometedoras noticias respecto a un posible asalto al bastión carlista
a primeros de julio de 1873: “<i>algunas fuerzas de infantería con cuatro piezas
de artillería de grueso calibre, al mando del general Nouvilas” han salido de
Pamplona “a atacar el fuerte de Peña Plata</i>” <span style="background-color: white;">(<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">La Esperanza, 5-7-1873</span>)</span>. Pero <b>Ramón</b> <b>Nouvilas Rafols</b>, general al mando del ejército liberal de Norte, era muy
consciente que la situación comenzaba a escapar a su control. El ejército
carlista estaba todavía en estado primario, pero era notablemente móvil en comparación con las escasas, poco motivadas y
ocasionalmente indisciplinadas, columnas liberales que les perseguían
infructuosamente. Los enfrentamientos eran constantes con partidas rebeldes que
golpeaban las pequeñas guarniciones para seguidamente desaparecer, dejando a su
paso una sensación de ausencia de control gubernamental.<br />
<br />
Nouvilas solicitaba a
Madrid más tropas y material, obligado a configurar sus columnas con retazos de
todos los cuerpos oficiales de los que disponía: tropas regulares, carabineros,
miqueletes, guardia civil,… . En su afán por pacificar la frontera vasco-navarra con Francia comenzó a tomar decisiones notablemente ineficaces y
cuestionadas. Así, en Navarra se ordenó la voladura de puentes que
entorpecieron más a los liberales que a los propios carlistas y se dejaron en
manos rebeldes buenas fortificaciones al recibir sus guarniciones orden de
abandonarlas. A decir de <b>Antonio Brea</b>, Nouvilas fue “<i>el ingeniero que más hizo
por los carlistas</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Consolidación</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras un embrionario ejército
carlista se iba haciendo dueño de las provincias forales ante la impotencia del
ejército y fuerzas de seguridad liberales, Peña Plata, citada ya como
“<i>auténtica fortaleza</i>”, se mostraba como una de las claves para la consolidación
de las opciones carlistas. Así, "el Pensamiento Español", reflejaba en su edición
del 10-6-1873: “<i>Las facciones de las provincias navarrovascongadas toman cada
ver mayor incremento. […]. Grupos de carlistas sin armas se dirigían ayer a
Peña de Plata a recibir fusiles y municiones</i>”. Por su parte, en "La Iberia" en su número del 12 de junio de 1873 indicaba que “<i>los carlistas
tienen ocupadas las fronteras francesas, y con admirable libertad introducen
armas, reclutas y municiones de boca y guerra; han mejorado las fortificaciones
hechas por ellos en Peña de Plata, entre Zugarramundi y Echalar. En
Zugarramundi fabrican cartuchos y en Vera funden proyectiles</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyeXDZMUe75k3b9oVJBp1WSS-gWIbXAQpm6A8mMyrAAa8CmSw2060Rt8OSzdCJaZ4Fj9eZtNnsM5sOVabOqlmgouTJRO3-IBZMxFGfcgWnx5zkk5ec26DDVPtxwAV-bDlmg0VNgTKe3f-H/s1600/Tropas+Carlistas.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="717" data-original-width="726" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyeXDZMUe75k3b9oVJBp1WSS-gWIbXAQpm6A8mMyrAAa8CmSw2060Rt8OSzdCJaZ4Fj9eZtNnsM5sOVabOqlmgouTJRO3-IBZMxFGfcgWnx5zkk5ec26DDVPtxwAV-bDlmg0VNgTKe3f-H/s320/Tropas+Carlistas.jpg" width="320" /></a>A finales de ese mes los diarios
se hacían eco de del bloqueo al que ya someten los carlistas a la población de
Elizondo, capital de Baztan, y de presentar una férrea disciplina militar, en
las antípodas de las tropas liberales, que muestran una frecuente y visible insubordinación:
“<i>He oído hablar grandes elogios de la bravura con que se baten los soldados de
la República, y si saliese un hombro de genio que pudiera sujetarlos a la más
severa disciplina, pondrían, acaso, en grave aprieto a los carlistas. Estos, por
el contrario, tienen la ordenanza militar en todo su vigor, y ayer he visto
entrar, en la prevención con la mayor humildad a diez o doce voluntarios a
quienes sorprendió un oficial jugando a la carleta</i>” (El Pensamiento Español, 4-7-1873).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por otro lado, Peña Plata se había
convertido en un polo de atracción de simpatizantes deportados y legitimistas:
“<i>Llegan aquí </i>(Peña Plata)<i> diariamente muchos escapados de Canarias y también
hoy se ha presentado un oficial francés de caballería que marcha a unirse a las
fuerzas de Elío</i>” (El Pensamiento Español 4-7-1873).<br />
<br />
También entre los propios
voluntarios de las provincias limítrofes, el llegar a Peña Plata era el primer
paso para entrar a formar parte del ejército de D. Carlos, tal y como afirmaba
el veterano <b>Francisco Garmendia</b> al <b>Padre Apalategui</b>: “<i>Soy natural de Lazcano.
Salimos de casa y nos fuimos a Peña Plata. Dorronsoro tenía allí tres
compañías, y yo en la segunda, con Pío Zatarain, anduvimos para arriba y para
abajo</i>”, apostillando que en “<i>Peña Platan polbora zaku gañean lo egiten genun (En
Peña Plata dormíamos sobre sacos de pólvora)</i>". Y en el mismo sentido, el Diputado carlista Miguel Dorronosoro hará referencia a este hecho en sus cartas, apostillando la dificultad para dotarles de fusiles: "<i>Aquí (a Peña Plata) llega mucha gente desarmada, no se cuando podremos armarla</i>".<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El 16 de julio de ese año, Carlos
VII, volverá a pisar el suelo sobre el que aspiraba gobernar, siendo saludado
por el estampido de los cañones Peña Plata mientras era aclamado por su ejército
y una población entregada en el pueblo de Zugarramurdi. No pudo faltar en la
apretada agenda del monarca ascender por los incómodos caminos hasta el
baluarte que había posibilitado, al menos en parte, su retorno: “<i>El rey empleó la tarde en visitar
la fortaleza de Peña Plata, con su fábrica de pólvora, cuarteles y
fortificaciones, construido todo en pocos días. Allí había multitud de
prisioneros republicanos; S.M. departió con ellos, subyugando con la dulzura de
su palabra a todos. Muchos pidieron que les admitiera a su servicio; los demás
fueron puestos en libertad, sin condiciones […]</i>” (El Pensamiento Español, 22-7-1873).</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG7Y6rHXbouTK8FR8KJ3g8inMjqAys3no-fBn3eR0BILG6Qg3LvIcD2DV2wZ3aeUvpMjGQg-F_n2bDY0Z7xOndHo2KTgsktG4B-rdeWXzGmjIZLRV4IeC4jhyM7TLhPEUytjpdi2bGGFiH/s1600/002212.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="646" data-original-width="1026" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG7Y6rHXbouTK8FR8KJ3g8inMjqAys3no-fBn3eR0BILG6Qg3LvIcD2DV2wZ3aeUvpMjGQg-F_n2bDY0Z7xOndHo2KTgsktG4B-rdeWXzGmjIZLRV4IeC4jhyM7TLhPEUytjpdi2bGGFiH/s400/002212.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Entrada de D. Carlos en la iglesia de Zugarramurdi.<br />
Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<i>Fisonomía </i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El <b>fuerte de Peña Plata</b> será una
constante en todas las crónicas de aquellos meses. Un elemento de cita frecuente
del que se escribirá y fabulará, hasta desdibujar por completo su fisonomía
real. No será hasta el 24 de julio de 1873 cuando el tradicionalista
Pensamiento Español, publique una extensa crónica periodística sobre la
realidad de “<i>esa tan manoseada «Peña de Plata,» que cada cual pinta a su manera</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Comenzaba el periodista su relato
haciendo hincapié en las distintas y diferentes versiones que circulaban sobre
el renombrado fuerte: “<i>Está llamando mucho la atención de cuantos se ocupan de
la lucha fratricida de que es teatro principal el país vasco-navarro el fuerte
carlista que, con el poético y legendario nombre de Peña de Plata, constituye,
a juicio de la generalidad, baluarte inexpugnable del que sacan los carlistas
sus principales recursos de armas, merced a su inmediación a la frontera
francesa, al propio tiempo que seguro asilo para sus heridos, taller de fábrica
y recomposición para sus armas y municiones, depósito de víveres y asiento de
la diputación a guerra de la provincia de Guipúzcoa, de la cual, por cierto no
forma parte integrante. Lugar tan principal, centro de tantas y tan
trascendentales operaciones, fácil es concebir a qué esfuerzos de imaginación ha
de prestarse para cuantos lo han visitado, o suponen, cuando menos, haberse
hallado en sus cercanías</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjogJL1ruhcHLYs6p3alwe2TYnVhAyDmWYeRXYXa8A2rWiRiZmhXStVhoPO6u92QzvX06FymBa7gPxox764KxOEUkpfR-FF298VZ9HAKeC-Nn65Qgfjao0_STzWJRHqbb8hXee7a4ORxc7K/s1600/Castillo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="318" data-original-width="423" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjogJL1ruhcHLYs6p3alwe2TYnVhAyDmWYeRXYXa8A2rWiRiZmhXStVhoPO6u92QzvX06FymBa7gPxox764KxOEUkpfR-FF298VZ9HAKeC-Nn65Qgfjao0_STzWJRHqbb8hXee7a4ORxc7K/s320/Castillo.jpg" width="320" /></a>El cronista, hospedado en Sara,
expresaba “<i>un cierto temor de no salir del recinto fortificado una vez en él,
no porque yo creyese de los carlistas tan dados a atropellos, como suponen sus
enemigos, uno porque un español que penetraba allí por para curiosidad, podía
muy bien parecer sospechoso. Mas cuando me vi en Sara y trabé conversación de
sobremesa de cena, asaz mediana, con dos personajes, que como verán mis
lectores, me fueron al día siguiente de gran utilidad, y para uno de los cuales
traía recomendación, mis temores y propósitos desaparecieron. Supe que los carlistas
permitían visitar su fuerte sin obstáculo alguno, y que con nadie se metían</i>”. La
buena aceptación de observadores y cronistas por parte de los carlistas fue una
constante a lo largo de toda la guerra, en el objetivo de mostrar una imagen más
amable que la que describían sus detractores. Tras hacerle “<i>desechar todo
temor</i>”, y "<i>ante su promesa de acompañarme decidimos salir al día siguiente a
las seis para llegar a las diez al alto, que no son menos de cuatro horas de
penosa subida a pie las que se necesitan desde Sara a la cima de la hermosa
roca</i>”. Con un guía de 72 años "<i>ex-cabo de aduaneros</i>" y "<i>el francés a quién yo estaba recomendado y tanto me animó la víspera</i>", el periodista se enfrentó al ascenso a Peña Plata, A decir del mismo, "e<i>ra el francés un excelente cicerone y agradabilísimo sujeto;
avecindado en Sara desde que llegó de Méjico, donde formó un pequeño peculio</i>”.<br />
<br />
En relación con la identificación de este guía "<i>francés y excelente cicerone</i>", el historiador <b>Alberto Santana</b> nos comunica que pudo tratarse de "<i><b>Antonio de Palacio Montehermoso</b>, padre de Alberto de Palacio Elissague, el arquitecto del Puente Colgante</i>" de Portugalete. "<i>[...] Había vuelto de México con dinero de una mina de plata de Jalisco, para casarse con Stephanie Elissague Lahetjuran, hija del boticario de Sara. En los 70 había abierto una mina en las faldas de Peña Plata y conocía perfectamente todos los senderos de la zona</i>". Resulta llamativo que el periodista le citase como "francés" cuando Alberto era oriundo en las Encartaciones de Bizkaia. Es plausible el pensar que el encartado no desease verse involucrado directamente en el conflicto, que a bien pudiera traer nefastas consecuencias para su familia o negocios; por lo que para evitar cualquier sospecha de colaboración se añadió a su anonimato un origen "francés".<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El ascenso al monte en un
caluroso día, “<i>cubierto de robles y castaños y tapizado de gigantescos helechos,
con alguna que otra casería mal sembrada</i>”, le llevó a rodear un pequeño pico
llamado Acoca (sic), “<i>a cuyo pie hallamos un destacamento francés del 34 de linea,
más ocupado en dormir sobre la paja de un establo, que en vigilar la frontera.
[…] Entretanto íbamos avanzando, eran las diez y nos hallábamos en la vertiente
Sur, medio achicharrados, llegando a un caserío tristemente célebre por un
crimen cometido en él hace menos de un año; es el último del monte, y a los
pocos pasos encontramos los mojones de la frontera, […]</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fue en ese momento cuando se
toparon con las avanzadas carlistas: “<i>Sobre la misma frontera, a pocos pasos de
los mojones, se encuentran seis avanzadas carlistas, amparadas en casetillas de
madera y compuestas de cuatro ó seis hombres y con centinela. En general se
reducía su uniforme a una boina con placa y en algunos se ven levitones azules;
la mayor parte eran muy jóvenes. Penetrando ya en España, seguimos subiendo con
rapidez y no siempre con facilidad por una pendiente empinada en que se
dibujaba, por entre las hierbas y piedras de aquel desnudo monte, una mal
trazada senda, que seguimos hasta una meseta situada en dirección del Este,
sobre él eje mismo de la división, al pié de la masa de rocas de unos 60 metros
de elevación que constituye la casi inexpugnable cumbre ocupada por los
carlistas</i>”.<span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG_ZNZyQnc8V34_RG2KKhyphenhyphenyOf94HVuAPAciySCz8S50bD2EI37q-QXsNd8ei702V5rdL_YOrf3B8e8wynhbhr9NjOCLXzDXuRUoW44SYvhFZ7ZiOh5_KnIWJnAM1KTNFhs0DbefxyQ3j05/s1600/Madera.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="408" data-original-width="577" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG_ZNZyQnc8V34_RG2KKhyphenhyphenyOf94HVuAPAciySCz8S50bD2EI37q-QXsNd8ei702V5rdL_YOrf3B8e8wynhbhr9NjOCLXzDXuRUoW44SYvhFZ7ZiOh5_KnIWJnAM1KTNFhs0DbefxyQ3j05/s320/Madera.jpg" width="320" /></a></div>
Comienza entonces la descripción
de las estructuras allí construidas y que constituyen parte del baluarte
defensivo: “<i>En dicha meseta, donde han hecho unas fortificaciones que como
todas las demás <b>son sencillísimas</b> y no consisten más que en un pequeño foso con
un vallado de tierra de un metro de altura, aspillerado en algunos trozos y
sustituido a veces por paredes bajas de piedras sin cemento, está una gran
barraca que pudiéramos llamar el principal en el que a nuestra llegada
almorzaban unos 20 hombres sentados en derredor de una sabrosa olla salpicada do
trozos de carne y judías; tenían también botas de vino en abundancia. Con ellos
estaba su capitán, M. Dufour, de San Juan de Luz, hombre de unos 35 años, alto
y con barba, mellado y desgarbado como buen vascongado. Mandaba aquel día el
puesto por ausencia del jefe Martínez, y se prestó amablemente a enseñarnos
toda la ciudadela, dándonos cigarros y haciéndonos beber agua con aguardiente
anisado</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con el oficial al mando del
fuerte como cicerone, el periodista pudo recorrer todo el perímetro: “<i>Con él
emprendimos la difícil subida del mogote o cumbre donde se halla el fuerte;
tuvimos que subir a gatas casi siempre, llegando a su fin a las doce en punto,
es decir, a las cuatro horas escasas de nuestra salida de Sara. La cima no es
llana, pues viene bajando desde el punto culminante, que como ya he dicho está
en Francia y en su extremo occidental; desciende suavemente unos 150 a 160
metros para caer luego con rapidez; la línea de demarcación está a unos cuatro
metros de la cima; la anchura de la meseta seré unos ocho metros, de modo que
todo el campo carlista se reduce a una superficie de 150 metros a lo mas de
largo por ocho de ancho. Fácilmente se deja entender cuán hábilmente elegida
está dicho posición. Colocada Peña de Plata (tomaremos el todo por la parte)
como un verdadero nido de águilas apoyado en la misma frontera, siendo una
clara violación de neutralidad, pues no es posible atacarla sin que las balas
caigan en Francia, viéndose, por lo tanto, este fuerte al amparo de la bandera
francesa; de acceso casi imposible por todos los lados de la montaña, no solo
garantiza a su guarnición de toda molestia, la asegura un refugio en Francia,
así como mantiene libre la comunicación con Zugarramundi, Sara y su comarca,
sino que domina todo paso de la parte española, al valle español también que se
extiende a seis pies y del que está en pacífica posesión.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Describamos ahora el mismo
fuerte. Junto a la frontera está la bandera española con una cruz latina roja
en el lugar del escudo de armas, flotando sobre una asta constituida por el
elevado tronco de un árbol, a cuyo pie hay una garita de madera y un centinela.
Al lado, un poco más abajo y apoyándose en la roca, está la primera barraca, de
madera como todas, cubierto el techo de tela embreada cuyo olor característico
le hace a uno creer que se halla embarcado cuando está en su interior; el suelo
es paja. Este casetón es la despensa no escasa, en verdad, a juzgar por las
muchas barricas con sus grifos dispuestos sobre bancos, como en las tiendas de
vinos, los sacos de provisión y los jamones y salazones que cuelgan del techo.<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Después se encuentra la barraca
principal, asiento de la diputación, que es más pequeña y circular. En su
interior, que vimos gracias a la amabilidad de Mr. Dufour, que hizo traer las
llaves, hay un entarimado que corre a lo largo sobro el cual se veían siete u
ocho camas (es decir, mantas y jergones), y en la parte baja sacos de
municiones y cartuchería. Alrededor del palo que forma el centro de la tienda y
sostiene la techumbre, y en el cual se ve clavado un pequeño crucifijo de metal
y un cartelón que prohíbe fumar en aquel recinto, hay una mesa redonda de
madera tosca, un banquillo igual que corre rodeándola; en esta mesa, mesa verdaderamente
revuelta de papeles, gemelos de campaña, chismes de cartuchería, etc., es donde
trabaja Dorronsoro, a quien vimos luego paseándose con boina azul, chalina
blanca y un gran gaban. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Hay todavía dos grandes barracas
más, que sirven de cuadras para los soldados, y una mayor donde está la cantina
establecida por una graciosa navarra. No vimos por allá arriba do 70 a 80
hombres, más nos dijeron hallarse el resto en las Ventas y Zugarramurdi, donde,
con efecto, hallamos algunos a la vuelta. Habrá, pues, según cálculo aproximado,
unos 200 hombres. A continuación de la cantina, y en la misma barraca, está el
almacén de maderas, barriles, utensilios, herramienta, etc., de los trabajos de
fortificación. Vimos asimismo los famosos cañones, o sea dos pedreros
desmontados al lado de sus cureñas de madera. Nos dijo Mr. Dufour tenían
cañones de campaña en el llano, que también tenían médico y boticario, y
algunos enfermos de pulmonía, cosa nada extraña en aquella altura cubierta casi
siempre por las nieblas. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHVKLgOLg2eba6NLgHi77YR1UiwwxP7RHKKtki6qtjIpcZTDYNd5JgvsL0_giIx_1nEq2P0Cy3sRHXG8js_WsLTNWcESvm7Z6yk7XbuQMCrexRMsePvB90wcH2Iz6POxsjRRQJDrceRGi5/s1600/camp.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="399" data-original-width="592" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHVKLgOLg2eba6NLgHi77YR1UiwwxP7RHKKtki6qtjIpcZTDYNd5JgvsL0_giIx_1nEq2P0Cy3sRHXG8js_WsLTNWcESvm7Z6yk7XbuQMCrexRMsePvB90wcH2Iz6POxsjRRQJDrceRGi5/s320/camp.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Modificado de "Blocaos, vida y muerte en Marruecos".<br />
Cortesía Jose Angel Brena</td></tr>
</tbody></table>
<i>Estas barracas, algunas garitas,
todo ello rodeado de un foso pequeño, y los puntos avanzados de que antes
hablé, hé aquí lo que constituye la famosa «Peña de Plata,» que muchos van a ver,
a que pocos suben por lo fatigoso del camino, y de que todos hablan. […] Ahí
tienen mis lectores la verdadera descripción de esa tan manoseada «Peña de
Plata,» que cada cual pinta a su minera, y que nunca hubiera conocido a no
haberla visitado personalmente. ¡Tanto dista de lo cierto lo que acerca de ella
he oído decir a carlistas y liberales! La verdad es lo que acabo de contar, sin
exageración en ningún sentido. Cada uno deducirá de ello lo que le parezca acerca
de la importancia de dicha posición, de si es o no interesante para los
carlistas el sostenerla, dada su mayor o menor utilidad; y también si sería en algún
caso importante para el Gobierno el atacarla, caso que pudiera hacerse sin
grandes pérdidas o lo que es imposible en mi concepto, sin violación de
frontera</i>”.<span style="background: yellow; mso-highlight: yellow;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El anónimo cronista terminará su relato
con un reflexivo pensamiento: “<i>Por mi parte no hago comentario, siendo mi único
objeto fijar una relación exacta mi gratísimo paseo a aquella escarpada y
pintoresca roca, en que no sentí más impresión desagradable que la muy amarga
que producía en mi ánimo el considerar que aquellos preparativos de guerra y
aquellos robustos mozos no estaban en aquel peñasco para defender las fronteras
de su patria contra una invasión extranjera, no; era por desgracia gente que
luchaba dentro de su propio país. ¡Palpitante y triste testimonio de la guerra
que arruina a nuestra desolada patria, y a que, si no hemos todos directamente
contribuido, todos sufrimos cual justo castigo de la Divina Providencia, que
hace solidarias las naciones de las faltas de sus individuos!</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para el periodista, el "Real Fuerte" no pasaba de ser un modesto elemento de campaña donde predominaba la tierra, la madera y la lona. Ni planta poligonal, ni casamatas, ni caponeras, ni blindajes,... . Aspilleras: las justas, parapetos y foso; artillado con dos antiguallas de escasa utilidad bélica, más
encaminadas a producir ruido que bajas entre las tropas enemigas. La detallada descripción se aleja notablemente de la imagen idealizada de la única ilustración conocida que tenemos de Peña Plata, donde se muestra un reducto completamente conformado de piedra, aspillerado y techado con teja.<br />
<span style="background-color: yellow;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Diputaciones "a guerra"</i><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin olvidar la importancia del trabajo administrativo para el sostenimiento de las acciones armadas, en Peña Plata se había estableció de forma oficial y, en espera de ser trasladada a lugares más idóneos para realizar sus labores burocráticas, las Diputaciones guipuzcoana y navarra “a guerra”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbVG5uS6iaFBXS4lVAKMAD-LoaZukAIjsKAg6CklqhAGbGPoHBql0pAFKMSN2bAU4rznhjcNPI-3xkN85Iz77CaQZuy_JtLvnImqkWAfF_O4E4sEpBnbZHnfupMY0IV2U_P7o92hf5xaVf/s1600/m_dorronsoro_mod.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="382" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbVG5uS6iaFBXS4lVAKMAD-LoaZukAIjsKAg6CklqhAGbGPoHBql0pAFKMSN2bAU4rznhjcNPI-3xkN85Iz77CaQZuy_JtLvnImqkWAfF_O4E4sEpBnbZHnfupMY0IV2U_P7o92hf5xaVf/s320/m_dorronsoro_mod.jpg" width="245" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Miguel Dorronsoro y Ceberio.<br />
Modificado de FPEV Fondo Daniel Insausti.<br />
Cortesía Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
La Diputación General de Guipúzcoa “a guerra”, con <b>Miguel Dorronsoro y Ceberio</b> a la cabeza, fue un huésped obligado de las incomodas dependencias de Peña Plata. No hay que olvidar, que dentro del incipiente Estado Carlista que se estaba consolidando, eran precisamente estas instituciones las que soportaban y gestionaban todos servicios necesarios para el sostenimiento de sus propios batallones y de la población civil en su territorio. De la ingente actividad que desarrollo D. Miguel en su etapa de “destierro” en Peña Plata, tenemos muestras en el gran número de cartas firmadas por su persona consultables en el Archivo Histórico de Euskadi.<br />
<br />
Tras cruzar la frontera a principios de 1873, Dorronsoro había comenzado una ardua tarea de coordinación con el que iba a ser Comándate General de su provincia, <b>Antonio Lizarraga Esquiroz</b>. D. Miguel, sin poder todavía pasar a su provincia natal, se vio condenado a un periplo administrativo que le llevó por distintas poblaciones navarras, haciendo que localizaciones como Zugarramurdi, Etxalar, los Altos de Etxalar o Bordas de Echalar, fueran encabezamientos de muchas de sus cartas, antes de trasladarse a Peña Plata.<br />
<br />
A partir del 10 mayo de 1873, Dorronsoro realizará sus labores administrativas desde los riscos del Arxuria. Sin embargo, y a pesar del gran trabajo que realizó en la tienda circular que hacía las veces de asiento de Diputación, D. Miguel no estaba “cómodo” en aquellas alturas, que, a fin de cuentas, eran navarras. En sus escritos se evidencia que deseaba fervientemente trasladarse con todos sus efectos y materiales a tierras guipuzcoanas, específicamente a los altos de Aritxulegi: “<i>[…] Yo deseo también salir de aquí a la provincia y por muchas razones. He enviado a Arichulegui un inteligente para estudiar aquel punto y fijarse en los que se pueda establecer la fábrica de pólvora y los talleres de armería con los de cartuchería pues es indispensable hacer algo para trasladar lo que hay aquí […]</i>”.<br />
<br />
Sin embargo, existía un notable escollo para ese tránsito, ya que Aritxulegi estaba controlado por el cura Santa Cruz y sus muchachos. La lucha intestina que se estaba produciendo entre el estamento militar oficial carlista de Guipúzcoa, encabezado por Antonio Lizarraga y el carismático Santa Cruz, se estaba enquistando a medida que el jefe de partida decidía hacer la guerra bajo los parámetros de su más que discutible “ética militar”. Ante el cariz que tomaba el asunto, Dorronsoro manifestará desde Peña Plata un 4 de julio, la necesidad que el Rey se manifestara sobre el tema: “<i>[…] Su voz bastaría, no lo dudo, para concluir este conflicto, inutilizando completamente a Santa Cruz, […]</i>”, dado que “<i>el rompimiento entre las fuerzas de Guipúzcoa y las que obedecen a Santa Cruz es inminente</i>”.<br />
<br />
No siempre las relaciones entre el famoso cura de Hernialde y el diputado foral habían sido tirantes. Antes de caer en desgracia a ojos de sus correligionarios, Santa Cruz había realizado un espléndido trabajo ayudando a Dorronsoro en la delicada tarea de esconder alijos de armas “<i>en puntos convenientes para que los voluntarios las hallaran a mano, al sonar la hora crítica del alzamiento</i>”. A decir de Tirso Olazabal: “<i>Ignoro si el diputado General conocía, anteriormente a estos sucesos, al humilde párroco de Hernialde, cuyo nombre alcanzó, poco después gran notoriedad, o si Santa Cruz se presentó espontáneamente a ofrecerle sus servicios; en todo caso, fue utilísima su cooperación en aquellas circunstancias</i>”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkQxKak-Qhn9jloMF54phsBIm3tLnoCmw-imdrYGRE3AN_NdnThjmggcr33vL5IWnDDXXLy3x1c2Pi-axCcccR5EtL7MKOkCEao7h56uO4pVgN6AYJA1LgAp-8thmeS6UccG0Zv-Qp9C30/s1600/Santa+Cruz+apaiza.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="564" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkQxKak-Qhn9jloMF54phsBIm3tLnoCmw-imdrYGRE3AN_NdnThjmggcr33vL5IWnDDXXLy3x1c2Pi-axCcccR5EtL7MKOkCEao7h56uO4pVgN6AYJA1LgAp-8thmeS6UccG0Zv-Qp9C30/s320/Santa+Cruz+apaiza.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cura Santa Cruz. Modificado de Museo de Zumalakarregi</td></tr>
</tbody></table>
Lamentablemente, los excesos del cura acabaron por dilapidar cualquier atisbo de relación que pudiera existir entre ambos, llegando a escribir Dorronsoro respecto a su antiguo colaborador en julio de 1873 tras los sucesos de Endarlaza: “<i>Santa Cruz es hoy el peor enemigo de la causa, […] un miembro podrido de la comunión católico-monárquica</i>” y tachando al cura de “<i>hombre vulgar y oscuro</i>”. La caída en desgracia de Santa Cruz tendrá un efecto negativo para la salida de Dororonsoro de Peña Plata, ya que conociendo el carácter del cura y, a sabiendas del "fácil gatillo" de algunos de los hombres que le acompañan, acabará temiendo por su integridad física. Además, no era ningún secreto que Santa Cruz anhelaba tomar posesión del fuerte de Peña Plata y de lo que allí se almacenaba. Todo ello llevará a D. Miquel a permanecer entre la aparente seguridad de los fosos de Peña Plata, protegido de forma permanente por la Escolta de la Diputación. En una carta fechada en 19 de julio comentará a Lizarraga: “<i>[…] sentí me pidiera Usted en el tono dicho mi Escolta, sabiendo que no puedo abandonar en el momento esta Peña por las cosas que tengo, ni quedarme solo en ella andando tan cerca la gente que Usted sabe […</i>]”.<br />
<br />
A pesar de todos los escollos Dorronsoro trabajará de forma incansable para nutrir a Lizarraga de todo lo necesario. En su correspondencia, prácticamente diaria con el general, se tratarán numerosos temas, desde la provisión y almacenamiento de fusiles Chassepots, carabinas giratorias del 16 y 24, Hallen (sic) y Remingtons, pasando por la solicitud del siempre escaso dinero, así como municiones, pantalones, camisas caballos, etc. Tampoco faltarán palabras relativas a la necesidad de rodearse de confidentes de confianza o a la eterna suspicacia interterritorial que afectaba al ejército carlista, como así se demuestra en una carta fechada de 8 de junio: “<i>[…] ruego a Usted encarecidamente que tenga la bondad de no hacer, al menos hasta que nos veamos, novedad en el mando del Batallón. […] Por Dios no se rodee Usted demasiado de castellanos</i>.”<br />
<br />
Además, con una notable visión militar y previsión logística, el Diputado convirtió parte de las estancia de Peña Plata en fábrica de pólvora y taller de armas para la recarga de los costosos cartuchos metálicos. Y todo ello, sin descuidar sus deberes forales, escribiendo y firmando varias e importantes circulares para ser distribuidas por Guipúzcoa, con el objetivo de proceder a la recaudación de fondos, mediar en el alistamiento de mozos y se sus posibles exenciones o a ajustar cuentas con las corporaciones municipales no comprometidas con la causa.<br />
<br />
<i>Imprenta</i></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El verano carlista de 1873,
constituyó un punto de inflexión para el devenir de las pretensiones carlistas.
De un estado de latencia defensiva, donde el organizarse y armarse fueron objetivos
fundamentales, se pasó al ataque haciéndose con el control de prácticamente la
totalidad de los territorios forales. Comenzaba el estrangulamiento de las
grandes ciudades, como únicos vestigios del sostenimiento del estado liberal en
el territorio vasco-navarro: "<i>El país, [...] se declara afecto a la bandera que ondea triunfante desde Peña Plata á la Ribera del Ebro, desde los altos Pirineos a las orillas del Turia</i>" (El Cuartel Real, 21-11-1873).<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si bien su aspecto exterior no
parecía corresponderse con la importancia que las crónicas carlistas y
liberales le dispensaban, el Real Fuerte de Peña Plata siguió creciendo en esa
etapa como centro logístico, burocrático y propagandístico. Según la prensa
liberal, además de los diputaciones navarra y guipuzcoana, entre sus lonas y
muros de piedra se asentó “<i>el Ministerio de Guerra Carlista</i>” (La Discusión, 17-8-1873). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Frz9THgYFChutsM3WL6D63cN0DNaDqOqwjR_B1xxGT7jWbFOPikRmyecNStgoqjVWOSwHkXHSX5DVuEG-47mFG7s5dWbqG8d7Fh-2qimzXIS_sDSpFQJomyWctccQ2wfPXFZ_kSnV3CM/s1600/Cuartel_Real.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="309" data-original-width="782" height="157" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Frz9THgYFChutsM3WL6D63cN0DNaDqOqwjR_B1xxGT7jWbFOPikRmyecNStgoqjVWOSwHkXHSX5DVuEG-47mFG7s5dWbqG8d7Fh-2qimzXIS_sDSpFQJomyWctccQ2wfPXFZ_kSnV3CM/s400/Cuartel_Real.jpg" width="400" /></a></div>
En aquel verano llegaría también
el primer número del Cuartel Real. Fechado el 23 de agosto, abría su edición insertando el manifiesto de D. Carlos escribió a Alfonso de Borbon:
“<i>Aunque conocido el notable documento que a continuación insertamos, creemos de
nuestro deber reproducirlo en el primer número del Cuartel Real, para que los
españoles todos sepan que es lo que quiere y propone el joven y esclarecido
Príncipe que en estos momentos, al frente de su leal y aguerrido ejército,
pelea denodada y heroicamente por conquistar la corona que ciñeron
legítimamente sus antepasados […]</i>”. Todo el material de imprenta había sido
subido al fuerte para comenzar a editar el periódico que a decir de los
cronistas militares liberales, “<i>llenaba las funciones de diario oficial, pero
la historia no debe acoger como ciertos sus datos y noticias sin previo
análisis serio, especialmente en el último semestre de su existencia, ni aun
sus partes oficiales, porque generalmente no merecen crédito</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras la impresión de los 5 primeros
números, la imprenta salió en dirección a un territorio menos agreste, pasando
un tiempo en el corazón de la Corte Carlista en Estella, para cerrar su
objetivo propagandístico en la villa de Tolosa un 19 de febrero de 1876. El <b>Conde de Melgar</b>, redactor del diario durante su estancia en esta última villa, escribirá en sus memorias: “<i>El diario oficial carlista siguió publicándose hasta el último día
en que entraron las tropas alfonsinas en Tolosa, de donde saqué yo todo el
material en una carreta de bueyes, yendo a enterrarlo en un caserío de Leiza</i>”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al igual que el diario, con el
final del verano, Peña Plata también perdió parte de sus funciones
administrativas. Con libertad para establecerse en sus correspondientes provincias,
las Diputaciones a guerra que, hasta hacia bien poco únicamente se habían
sentido seguras en las escarpaduras de Arxuria, decidieron trasladar la gestión de
sus asuntos a edificios y zonas más acordes a la importancia de sus
actividades. Miguel Dorronsoro, con Santa Cruz fuera de juego y
las fuerzas guipuzcoanas unidas bajo un único mando militar, traslado primeramente la Diputación a Oñate (El Pensamiento español, 8-9-1873), que
seguiría su propio periplo dentro de la provincia foral pasando “<i>luego a
Azpeitia y por fin a Villafranca</i>”. <o:p></o:p>La última carta de Dorronsoro en Peña Plata quedará fechada un 6 de agosto de 1873, </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras el “abandono” de la imprenta
y de las Diputaciones, Peña Plata mantuvo su condición de centro logístico por el que seguían entrando y
almacenando importantes volúmenes de armas y pertrechos, ante la aparente
inoperancia de los gendarmes franceses y el consiguiente disgusto por parte del
gobierno de Madrid, tal y como expresa el diario "El Imparcial" el 22 de septiembre de 1874: “<i>Siendo ya un hecho que la Francia va a adoptar el cartucho
metálico en lugar del do seda que hoy usa para el Chassepot, sería bueno saber
si la Francia considerará de aquí en adelante como contrabando de guerra la
plancha metálica de latón que en carros llevan diariamente de esta república a
la fábrica de cartuchos que tienen los carlistas en Urdax. Si, como debemos
esperar, la Francia declara contrabando de guerra dichas planchas metálicas,
seria cosa de exigir que cumpliera con un acto de justicia impidiendo que se
exportarán dichas planchas a España por la frontera de Dancharinea y la de Peña
de Plata, ocupadas hoy por los carlistas. Veremos si a fuerza de machacar
conseguimos que ésta república cumpla con los deberes de la neutralidad que
reclama su vecindad y que se ha impuesto al reconocer oficialmente al Gobierno
español</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Presidio</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Peña Plata había cumplido con
creces su papel como sustento de un estado y ejercito carlistas embrionarios y, al perímetro de sus fosos seguían
convergiendo armas, materiales y hombres, actuando como un punto seguro en la
retaguardia, así como residencia semipermanente de prisioneros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llegado un momento, el acumulo de
estos últimos huéspedes fue tan numeroso que los carlistas se vieron en la
obligación de ampliar sus estancias, tal y como divulgará "El Cuartel Real" a finales de septiembre de 1873: “<i>Está ya casi terminado en Peña Plata un
edificio destinado a depósito de prisioneros y cuartel de infantería. La obra
se ha hecho con toda solidez con paredes de dos pies y medio espesor. Ocupa un
espacio de 100 pies de largo por 72 de ancho, dividido el edificio en dos
departamentos de iguales dimensiones. El destinado para prisioneros tiene tres
ventanas al interior con sus correspondientes rejas, lo que además de facilitar
la buena ventilación, sirve para la mejor vigilancia de los centinelas. Además,
se ha hecho una buena habitación para el oficial de guardia con todas las
comodidades posibles. Han llegado al depósito de Peña Plata tres prisioneros,
conducidos por fuerzas alavesas; uno de ellos pertenece a los peseteros que
manda el famoso Hereje, cuyas fechorías y sanguinaria conducta conoce toda
España</i>” . <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Incluso esta ampliación de dependencias de confinamiento parece que no fue suficiente. Un año después, los
columnistas liberales escribirán: “<i>En el depósito de prisioneros que tienen los
carlistas en Peña-Plata se han declarado algunas enfermedades contagiosas a
consecuencia del gran número de aquellos que allí residen en malísimas
condiciones</i>” (La Igualdad, 4-8-1874).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero no fueron únicamente
soldados y oficiales liberales los que “disfrutaron” de la acogida de los
edificios carcelarios y de las vistas privilegiadas de Peña Plata. No faltaron tampoco reclusos carlistas caídos en desgracia o descubiertos en flagrante acto
de espionaje. Entre ellos, destacará “<i><b>Carlos María de Cardona</b>, hijo del médico
de cámara de Carlos V, quien, siendo capitán agregado a la Secretaría de
campaña del Rey, le fue probado haber facilitado documentos secretos a la prensa
enemiga y a agentes extranjeros, por lo que fue condenado a muerte, e indultado
por Carlos VII en atención a sus antecedentes familiares, y condenado a prisión
perpetua</i>”.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1cLaFQnHz72RZLuJaqnCxeDTnX5JyYoUnIaRqV7MCUDp4LB_UXnBaoKkHoA4xBBZCQ5gFLIvMxL7CfbuvecnOk1Y9OKQelInWx4M14-kScqAV-1w3y8dlC6LWTA_Z-pDNub0UAPUbOM82/s1600/laffaire-dreyfus-630049l.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="503" data-original-width="546" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1cLaFQnHz72RZLuJaqnCxeDTnX5JyYoUnIaRqV7MCUDp4LB_UXnBaoKkHoA4xBBZCQ5gFLIvMxL7CfbuvecnOk1Y9OKQelInWx4M14-kScqAV-1w3y8dlC6LWTA_Z-pDNub0UAPUbOM82/s200/laffaire-dreyfus-630049l.jpg" width="200" /></a></div>
El acto de degradación del joven capitán que contaba con 23 años y “<i>de
aspecto no vulgar</i>”, sucedido en un frío día de mediados de enero en la villa de
Tolosa, convirtiéndose en un ejemplarizante episodio que el Cuartel Real se
encargó de narrar con todo lujo de detalles: “<i>[…] formaron las
tropas el cuadro en la plaza Nueva de esta villa de Tolosa, y salió de la cárcel,
de uniforme y sin espada, con la correspondiente escolta, el todavía capitán
Cardona. Conducido por la calle de Arosteguieta, entró en el cuadro, donde ya
se hallaba S.E., así como el fiscal, coronel D. Francisco Sánchez. Puesto de
rodillas Cardona un paso delante de la magnífica bandera del batallón de
Marquina, el secretario de la causa, capitán D. Hipólito Noarbe, procedió a la
lectura de la sentencia, aprobación del indulto de S.M., y seguidamente el mayor
de plaza, dando principio a la ceremonias de la degradación, dijo en alta voz: <La
piedad generosa del Rey os concedió que delante de sus Reales banderas pudieseis cubrir vuestra cabeza con
la boina, en el concepto de que vuestro honor podría hacerla digna de esta
distinción; pero ahora su justicia manda que así se os quite>. En cuyo momento,
el cabo de la escolta arrancó al acusado la boina, arrojándola con desprecio a
la nieve y lodo sobre que continuaba de rodillas Cardona. <Esta espada, -continuó
el mayor de plaza, teniendo en la mano la de Cardona- que ceñisteis para
satisfacer, conservando vuestro honor, al que el Rey os hizo concediéndoos que
contra sus enemigos la esgrimieseis en defensa de su Autoridad y Justicia, servirá,
rota por la fealdad de vuestro delito, para ejemplo de todos y tormento vuestro>;
y entregó la espada al cabo, que, rompiéndola contra su rodilla, arrojó al suelo
sus pedazos. <Despójesele (continuó el mayor) de este uniforme que sirvió para
equivocarle exteriormente con los que dignamente le visten para contribuir a la
mayor exaltación de la gloria del Rey> y el cabo también desabrochó y despojó a
Cardona del elegante dolmán que vestía, y como la boina y espada, lo arrojó al
lodo. <Y pues la justicia de S. M. -dijo el mayor- no permite que el delito tan
grave de este hombre quede sin castigo, llévesele a que le padezca su cuerpo>;
la escolta entregó a otra que le esperaba al hasta entonces capitán y desde
este momento ya presidiario Cardona, que inmediatamente, atado por los brazos a
la espalda, emprendió, a la vista del público y de las tropas, su marcha por la
carretera de Andoain para Peña de Plata, volviendo antes su espalda al sentenciado
al toque destemplado de fajina</i>”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero a decir de la prensa liberal, no sólo de cárcel sirvieron
las barracas de Peña Plata, sino que la rumorología establecía que eran utilizadas como
depósito de oficiales liberales que se habían pasado al campo carlista,
argumentando que, dada la desconfianza que existía hacia sus personas por parte
de los carlistas, los preferían mantener a buen recaudo y bajo vigilancia. No tardó el Cuartel
Real en desmentir semejante rumor, convertido en noticia: "<i>[…]. Todos, absolutamente
todos los jefes y oficiales que procedentes del otro ejército han venido a
nuestro campo, se hallan en servicio activo, […], porque mal se puede
desconfiar de quien abandona ventajas materiales que aquí no pueden
ofrecérsele, por venir a luchar a la sombra de una bandera que, si da mucha
honra, exige en cambio grandes sacrificios y más abnegación</i>”.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">Poco tiempo duraría la estancia del joven Cardona en los altos de Peña Plata, porque para entonces algunos
diarios ya vaticinaban que el signo de la guerra había cambiado: “<i>El capitán carlista don
Carlos Cardona, […] condenado a sufrir en Peña Plata la pena la cadena
perpetua, como si Peña Plata hubiera de estar perpetuamente en poder de los
carlistas</i></span>” (Crónica de Cataluña, 27/01/1876).</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Nido del Águila</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigOH6BgHeekDKOEfOo0mV9tgpWOR5eYg03DKcN85eK1Xo4k-Z8bmqXhckaFgiuyki8PEta9BnTJEgNB1DaZJzWG0BeNUtA4k39e-Esb2DDrWlBTek4J8cMvqlLzLwTvZXSOHnWVEwUwlxY/s1600/Accion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="421" data-original-width="590" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigOH6BgHeekDKOEfOo0mV9tgpWOR5eYg03DKcN85eK1Xo4k-Z8bmqXhckaFgiuyki8PEta9BnTJEgNB1DaZJzWG0BeNUtA4k39e-Esb2DDrWlBTek4J8cMvqlLzLwTvZXSOHnWVEwUwlxY/s320/Accion.jpg" width="320" /></a></div>
A finales de 1875, Peña Plata
volverá a ser citada como fortaleza inexpugnable, un postrero y perfecto refugio para la
regia figura de Carlos VII, al que la prensa liberal ya consideraba en
retirada: “<i>Según noticias dignas de toda fe recibidas del campo carlista, el
día 23, don Carlos, no creyéndose seguro ni aun, en Irurita, ha dormido dos
noches en Peña de Plata, por temor a que movimiento de avance de nuestras
tropas por el puerto de Velate y a lo largo de la frontera. En cuanto a doña
Margarita, no parará mucho tiempo en España, pues ya las mismas cartas que
desde Elizondo escriben a el Cuartel Real empiezan a preparar el terreno para
que no sorprenda el día menos pensado a los insurrectos la fuga y retroceso a
Francia de su tersa majestad</i>” (La Iberia, 28-9-1875). Ni que decir
tiene que el Cuartel Real desmintió la noticia en muy pocas palabra: “<i>Es imposible imaginar estupideces de mayor calibre</i>”. Puede que
Carlos VII no volviera a visitar su “Nido de Águila”, pero bien es verdad que a
la guerra le quedaba poco tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Final</i><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la entrada del año de 1876,
derrotadas las tropas carlistas del Centro y Cataluña, un inmenso ejército que
cuadruplica el número de efectivos carlistas que aún se mantenían en armas,
convergerá en una estrategia de tenaza hacia los territorios forales. Álava será la primera víctima. Le seguirá el
Señorío de Vizcaya, donde sus batallones en retroceso, plantarán cara por
última vez en su territorio en la batalla de Elgueta, antes de pasar
a Guipúzcoa para seguir huyendo o desaparecer. Tampoco en Navarra fueron bien las cosas,
pronto se perderá la zona media, quedando los valles del Norte, como últimas
posesiones carlistas.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
</div>
Con un ejército carlista en
retirada o en vías de desaparición, las tropas liberales concentrarán sus
fuerzas para converger sobre los últimos reductos de resistencia carlista. Sin
interés en desalojar a los hombres que permanecían rodeados en el castillo de
Lapoblación, el fuerte de Peña Plata, con su gran carga de simbolismo, se
convertirá en la batalla que pondrá fin a las pretensiones carlistas en un frío
día del 18 de febrero de 1876.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su asalto será narrado con la
épica obligada de aquellos que describieron una postrera defensa, aun siendo
plenamente conscientes de su futilidad, pero con el orgullo de haberse mantenido firmes en sus ideales: "<i>[...] el enemigo, ocupó Las Tres Mugas y el alto del Centinela para estrellarse en Peña Plata cuya posición atacó desesperadamente durante doce horas sin conseguir romper la linea, pues en cuantas ocasiones llegaron los soldados liberales cerca de los carlistas con la esperanza de coronar en breve nuestros puestos, otras tantas veces eran denodadamente rechazados por nuestros infatigables voluntarios, [...]</i>" Tampoco se quedarán atrás, aquellos que
describieron la acción bajo el prisma de valerosas tropas que se atrevieron a
encarar las pendientes que llevaban a los fosos y muros de la hasta entonces
inexpugnable fortificación.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-CmrWq-mRxBhTx8LMNI8mReCTs_CdK_iyyxBW8OCAAyNpKuOqY0j_XxiwedAn2qE21rs0sKuJ7eGmtvTgT7KZuABifki_hb3UWZOU-w7WqIUfM1cPNyG0nZmwqrqUDIVVtpjEbpuSiaJW/s1600/m04_0039.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="439" data-original-width="1271" height="110" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-CmrWq-mRxBhTx8LMNI8mReCTs_CdK_iyyxBW8OCAAyNpKuOqY0j_XxiwedAn2qE21rs0sKuJ7eGmtvTgT7KZuABifki_hb3UWZOU-w7WqIUfM1cPNyG0nZmwqrqUDIVVtpjEbpuSiaJW/s320/m04_0039.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.8px;">Pieza musical recogida en 1944. Tomado del Fondo de </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Música Tradicional</span></td></tr>
</tbody></table>
Peña Plata se convertirá en
título nobiliario para aquel que alcanzó la victoria, en protagonista de coplillas de guerra, en pieza musical para orquesta y, con el
devenir de los años, en historia novelada por escritores de la talla de <b>Pio
Baroja</b>. En cualquier caso, el conocimiento y detalle de los hechos militares y
principales protagonistas de semejante acción puede que se convierta en una
futura entrada específica de este blog.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con la pérdida del aquel símbolo de inexpugnabilidad, en aquella remota cima que haciendo las veces de frontera
internacional avivó durante meses la llama del carlismo, se puso prácticamente
fin a la presencia de Carlos VII en el suelo sobre el que aspiraba reinar y, con
ello, finalizó nuestra última Guerra Civil del siglo XIX.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i>No llores,<o:p></o:p></i><br />
<i>que me voy a Peña Plata niña,</i><br />
<i>no llores,</i><br />
<i>que llevamos los prisioneros de la partida</i><br />
<i>("De la guerra de 1870")</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Actualidad</i><o:p></o:p><br />
<br />
El estudio arqueológico de los fuertes de las guerras carlistas de Navarra ha sufrido un notable impulso gracias a los trabajos que ha encabezado en los últimos años el arqueólogo <b>Iban Roldan Vergarachea</b>; si bien, estas labores de conocimiento y puesta en valor no han llegado todavía a los valles y los altos que delimitan la frontera internacional y que se muestran notablemente prolíficos en este tipo de estructuras.<br />
<br />
Del fuerte de Peña Plata únicamente contamos con descripciones como las realizadas en por <b>Anton Arrieta</b> en su libro “Euskalherriko forteak”, donde se identifican distintos restos de construcciones, trincheras y parapetos. En cualquier caso, es preciso destacar que la fisonomía del fuerte carlista se aleja notablemente de la única imagen de época que hemos podido localizar. Gracias a la detallada descripción que una anónimo cronista, sabemos que el Real Fuerte de Peña Plata estaba fo<span style="background-color: white;">rmado en 1873 </span>por un conjunto de 4 barracas, una de ellas circular, donde predominaba la madera y las lonas embreadas para protegerse de la lluviosa meteorología de la zona. Estas barracas, algunas de ellas construidas "<i>apoyándose en la propia roca</i>", hacían las veces de despensa, cantina, almacén, fabrica de armas y pólvora asiento de Diputación, cuartel para oficiales y soldados, así como prisión militar. A juzgar por los restos visibles, las bases de los muros de carga de las barracas se utilizara una técnica constructiva de piedra seca, carente de argamasa, para rematar el resto de la construcción utilizando madera y lona. En cualquier caso, un sistema que muestra un carácter de fortificación de campaña.<br />
<br />
Por terminar: algunos autores han definido a Montejurra como la "montaña sagrada del carlismo", dado su eminente simbolismo. Sin embargo, no es menos cierto que el desconocido Real Fuerte de Peña Plata, enrocado en la cima Axuria, constituyó un elemento de referencia, prólogo y epitafio, de las pretensiones de Carlos VII.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4BqOtxlqPjeMZE43BH2GH5zqF2VrTd8lraOXOTI2mGlnJs-vkyQW0jXLifJvbyMznYwJCiEPc2vagYK6zKVc6dcMKLuwmag3DJxPLP4Tu7GzIoELROZuN8jpQQPYZbTpVvcUGbGjK7yfO/s1600/Arxuria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="472" data-original-width="659" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4BqOtxlqPjeMZE43BH2GH5zqF2VrTd8lraOXOTI2mGlnJs-vkyQW0jXLifJvbyMznYwJCiEPc2vagYK6zKVc6dcMKLuwmag3DJxPLP4Tu7GzIoELROZuN8jpQQPYZbTpVvcUGbGjK7yfO/s400/Arxuria.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Restos de una estructura circular en la cima del Arxuria. Foto del Autor. </td></tr>
</tbody></table>
<b>Agradecimientos:</b> A Victor Sierra-Sesúmaga y Jose Angel Brena.<br />
<br />
<b>Actualización 29/12/2019</b>: Gracias a una comunicación personal del historiador <b>Alberto Santana</b>, se incorpora información sobre la posible identificación del "francés" que acompañó al periodista del diario "Pensamiento Español" en su visita a Peña Plata.</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-6769575478729618732019-04-25T18:57:00.000+02:002019-04-29T09:35:15.764+02:00Abbadia: Una Historia de Caballeros y Contrabandistas<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYpylDu1v1W-N97BZObsqx71pC5zUmz8pm-hbT2NgCg5V9w0RC9bd0lh7jEkSYj9jKHw4xgEr8DjarNnBkZmop8QVsTfzCgdOUnXJC1SXrfk4BuBGQmlORiHjjx6K3dbt22xH-xN0-pT1w/s1600/Abbadia_Google.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="650" data-original-width="934" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYpylDu1v1W-N97BZObsqx71pC5zUmz8pm-hbT2NgCg5V9w0RC9bd0lh7jEkSYj9jKHw4xgEr8DjarNnBkZmop8QVsTfzCgdOUnXJC1SXrfk4BuBGQmlORiHjjx6K3dbt22xH-xN0-pT1w/s400/Abbadia_Google.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Castillo - Observatorio de Abbadia (Siglo XIX) levantado sobre los <br />
acantilados de Hendaya. Tomado del GoogleEarth</td></tr>
</tbody></table>
<b>Abbadia </b>es un espectacular castillo de construcción neogótica que, desde finales del siglo XIX, se alza en una colina en el extremo Norte de la playa de Hendaya. Esta privilegiada atalaya fue elegida por el prohombre de ciencia y enorme fortuna, <b>Antoine Thomson d'Abbadie d'Arrast</b>, para construir una morada que respondiera a sus multifacéticos intereses científicos y antropológicos, todo ello enmarcado en un gran terreno que llegaba hasta los acantilados y pequeñas calas que bate el mar Cantábrico. Fue precisamente en uno de estos pequeños resguardos, escondido a ojos de carabineros y fuerzas del orden, cuando a finales de 1869 se produjo el que sería el primer gran desembarco de armas con destino al ejército carlista. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El carlismo del siglo XIX siempre presentó dos vías de acción para alcanzar sus fines: la política, que fue abrazada con entusiasmo por sectores instruidos de fervientes tradicionalistas; y la belicista, impregnada en el más profundo acervo de resistencia al cambio de su base social, que además, ligaba perfectamente con el sistema de pronunciamientos instaurado en nuestro turbulento siglo decimonónico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras el triunfo de la revolución que derrocó a Isabel II en 1868, fueron varios los chispazos legitimistas que fueron sofocados rápidamente. En la base de su fracaso se encontraba la obligatoria supeditación de obtener el indispensable armamento a la toma de una importante ciudadela militar. Premisa nunca cumplida, independientemente de los oscuros planes que se hubieran tejido alrededor de las guarniciones, y llegado el momento, el desbaratamiento del asalto a estos grandes depósitos, condenaba al resto de los insurrectos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_sh-Py1hLggPlVyNCodRBGWcvaGmD_9YNBK1eC9lbJa1C_ELmDwYGzEz6LgU9VfV7zmrHH7W43o6kfCiHUNViXOPLx7l34Qjg7LMkGR320Gqyr47oyKP0zx0nKltAzjkFQmFyAbrR7aIV/s1600/_ciudadela_10e227a9.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="658" data-original-width="990" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_sh-Py1hLggPlVyNCodRBGWcvaGmD_9YNBK1eC9lbJa1C_ELmDwYGzEz6LgU9VfV7zmrHH7W43o6kfCiHUNViXOPLx7l34Qjg7LMkGR320Gqyr47oyKP0zx0nKltAzjkFQmFyAbrR7aIV/s320/_ciudadela_10e227a9.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ciudadela de Pamplona. Tomado del Diario de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
Este fue el caso del prematuro alzamiento de julio de 1869, donde la imposibilidad de hacerse con las armas almacenadas en la ciudadela de Pamplona dejó sin opciones el levantamiento: “<i>La toma de la ciudadela de Pamplona nos hubiera proporcionado elementos con que armar varios batallones, careciendo de esos fusiles, juzgamos imposible emprender la campaña y todos unánimes aconsejamos al Rey que se alejara de la frontera</i> (Tirso Olazabal)”. En unas pocas horas se consumieron los preparativos de meses. </div>
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<br /></div>
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Es por ello que desde esa fecha se incrementaran los esfuerzos por conseguir fondos con los que adquirir armas y munición en el extranjero para paliar estas carencias y dependencias, siendo varios los comisionados que fueron enviados al extranjero. Entre estos agentes carlistas destacará, por méritos propios, D. <b>Tirso Olazabal Lardizabal</b>.</div>
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<br /></div>
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<b><i>D. Tirso Olazabal, Avezado Carlista</i></b></div>
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<br /></div>
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Tirso Julián Francisco José Ramón María Olazabal Lardizabal, así bautizado el 28 de enero de 1842 en la parroquia de Nuestra Señora del Juncal en Irún (Gipuzkoa), era por aquel entonces un joven noble de nacimiento, cuyo linaje figuraba entre unos de los más destacados de la provincia de Gipuzkoa, hundiendo sus raíces hasta los albores de la Edad Media. Además, su acomodada familia se entroncaba con lazos de sangre con otras estirpes, no menos insignes y singulares, que plagaban de nombres propios las distintas facetas sociales, políticas y económicas a ambos lados de la frontera.</div>
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<br /></div>
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Su educación fue notablemente selecta, como él mismo relató: “<i>En el mes de mayo de 1855</i>”, cuando contaba con tan solo 13 años, “<i>me llevaron al hermoso colegio que los Padres Jesuitas tenían en la Sauve, cerca de Burdeos y allí estuve hasta que deseando dedicarme especialmente a las matemáticas, fui a París. Ingresé entonces en la célebre escuela de Santa Genoveva, comúnmente conocida con el nombre de Escuela de la Rue des Postes, […]</i>”. Su estancia en la capital francesa coincidió con la guerra con Marruecos 1859 –1860 y finalizados sus estudios retornó a su natal villa de Irún, pasando a vivir en el sobrio palacio de Arbelaiz.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvMfg4EK8I6pJmkmel_Umrw-0uiEhpg_3W7KeWczikWMgsCQ8h5bsZ7ImUWYL2RsGOFOSW3UT5u427zpQb-ernM0bLxJGrXlCSdP2aBZJtGkhPRmmHygKl95PF6xwUY6IsyNbZGX2uH9mM/s1600/Tirso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="787" data-original-width="568" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvMfg4EK8I6pJmkmel_Umrw-0uiEhpg_3W7KeWczikWMgsCQ8h5bsZ7ImUWYL2RsGOFOSW3UT5u427zpQb-ernM0bLxJGrXlCSdP2aBZJtGkhPRmmHygKl95PF6xwUY6IsyNbZGX2uH9mM/s400/Tirso.jpg" width="287" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">D. Tirso Olazabal Lardizabal en 1870. Modificado de<br />
<span style="font-size: 12.8px;">"La sociedad vasca del siglo XIX en la correspondencia <br />del Archivo </span><span style="font-size: 12.8px;">de la Casa Zavala"</span></td><td class="tr-caption"></td><td class="tr-caption"></td></tr>
</tbody></table>
Con 23 años fue elegido primer diputado de partido en la Juntas Generales que se celebraron en Ordizia en 1865. Según cuenta en sus memorias “<i>eso sirvió, quizás de escalón, a pesar de mis protestas (pues no me creía maduro para el cargo) se me nombrara representante en Cortes en año 1867. Fui el Diputado más joven de aquellas Cámaras</i>”. </div>
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<br /></div>
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Con la revolución progresista de 1868, que puso un abrupto fin a la época de moderantismo monárquico que había caracterizado el reinado de Isabel II, Tirso fue llamado a participar de las nuevas Cortes, pero “<i>¿Que acogida podía tener un puñado de Diputados carlistas en una asamblea compuesta de los elementos más revolucionarios y anárquicos de España?</i>”. Tanto fue así, que temiendo por su integridad física comentaba: “<i>Íbamos siempre armados al Congreso y recuerdo que, pocos días antes de la elección de Don Amadeo, uno de mis compañeros le dijo al general Prim enseñándole la empuñadora del revolver que llevaba en el bolsillo, "con estos argumentos venimos al Congreso los Diputados carlistas"</i>”. A lo que el general contesto: “<i>Estos mismos argumentos traigo yo</i>”. La dialéctica de las armas y la pólvora estaba sustituyendo a pasos agigantados a la política.</div>
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<br /></div>
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Durante la elección de <b>Amadeo de Saboya</b> como regente de España, Tirso se negó a acudir al pleno, aunque fue requerido expresamente para ello: “<i>Tan apurados se vieron los gobernantes, que aún conservo la carta que me escribió Prim para que acudiera al parlamento el día de la votación, contestándole que yo era carlista</i>”. El siempre existente belicismo carlista tomaba impulso a medida que su actividad política comenzaba a quedar retraída ante la vorágine de acontecimientos.</div>
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<br /></div>
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Para entonces Tirso ya formaba parte de los conjurados carlistas más activos y convencidos, cuya militancia quedaría resumida años después en el siguiente párrafo: “<i>Si he servido al Rey con la más acrisolada lealtad, obre así, principalmente, porque su Augusta persona, a más del representante de la legitimidad, veía al defensor designado por la Providencia para amparar los derechos de la Iglesia de Cristo, para devolver a la Patria el ejercicio de sus gloriosas tradiciones genuinamente católicas y forales</i>”. Una aceptación sin fisuras de los principios del axioma carlista de: “Dios, Patria, Rey y Fueros”. </div>
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<br /></div>
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Las biografías actuales cuentan que era un gran aficionado a la música pero, como él mismo expresará, también fue un empedernido cazador que gustaba de deambular por los montes y campos en busca de piezas: “<i>Era yo cazador infatigable en aquella época, y con la escopeta al hombro, ni en el llano, ni el monte, llamaba la atención mi presencia</i>”. Esta afición le permitió actuar como enlace entre ambos lados de la frontera, moverse por el territorio libremente para acudir a reuniones clandestinas sin levantar sospechas o conversar de forma anodina para salir de algún apuro: “<i>[…] había oído cantar muchas codornices por la mañana, y empecé a hablar de caza, es conversación de grandes recursos, cuando no se sabe de qué hablar</i>”.</div>
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<br /></div>
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El polo de atracción que marcaba la pintoresca costa vasca para la aristocracia europea, ávida de balnearios, casinos y playas, puesta de moda por la presencia reinas y emperatrices, permitió a Tirso codearse y contar entre sus amistades con la crema y nata de la sociedad del XIX. Con 26 años, Tirso constituía el estereotipo de caballero legitimista de clase alta, poliglota, de refinados modales, don de gentes y con contactos que alcanzaban todos los espectros sociales del momento. A todo ello, sumaba varias características personales de gran valía para las empresas que iba a acometer, entre ellas, y como buen irunés, estaba empapado del carácter fronterizo que le permitía encontrándose a ambos lados de aquella permeable “muga”, como en casa. </div>
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<b><i>“Memorias de un Contrabandista”</i></b></div>
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<br /></div>
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Constituido en un adalid de la causa carlista, Tirso estuvo dispuesto a empeñar su prestigio, economía, y en algunos momentos su propia vida, en una empresa que él se encargaría de narrar años después como si de una novela de aventuras se tratase: “<i>Desde el principio de la guerra hasta su terminación, mi constante afán fue reunir fondos para comprar fusiles, cañones y municiones y llevarlos a España, para armar a nuestros heroicos voluntarios. Ahora bien, siendo eso así, ¿no os parece oportuno bautizar este libro, en el que he de ocuparme principalmente de la compra de ese armamento y de los alijos que realicé en nuestros puertos, con el nombre de "<b>Memorias de un contrabandista</b>"? Sea pues ese título con que le bauticemos</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg99_nnH9DKp71fPlNNM_de4wqKEj2sIwRXeQfIimcGkQMDU0OONTxSBJKg1uD37_j3zJUK1T4F23msQ1W3Gt-QJWia6BYlD_027iRFz3ZYFACAshPZg_V4QrzzME0AqjnCxcOiVxP6IHKH/s1600/001280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="502" data-original-width="1200" height="166" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg99_nnH9DKp71fPlNNM_de4wqKEj2sIwRXeQfIimcGkQMDU0OONTxSBJKg1uD37_j3zJUK1T4F23msQ1W3Gt-QJWia6BYlD_027iRFz3ZYFACAshPZg_V4QrzzME0AqjnCxcOiVxP6IHKH/s400/001280.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de un apresamiento de un buque contrabandista carlista.<br />
Tomado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En las páginas que conforman este volumen se desgranan un sinfín de anécdotas referentes a la adquisición y compra de armas, salpicando el relato de nombres propios y datos que nos obligarán a reescribir algunos capítulos de la historia de la última guerra carlista. Baste tener en cuenta el siguiente párrafo para comprender la trascendencia del documento redactado por Tirso: “<i>Cuando <b>Pirala </b>escribió la historia de la última guerra civil fue a San Juan de Luz y me pidió que le suministrara datos sobre la compra de armas para el ejército carlista y su introducción en España. Le contesté que no podía complacerle, porque vivían aún muchos de los agentes que me prestaron su concurso, tanto para la compra del armamento como para su traslado a nuestros puertos y no me era lícito comprometerlos citando sus nombres. […] El silencio que, por ese motivo forzosamente me impuso, dio lugar a que, Pirala primero, y más tarde otros historiadores (carlistas algunos de ellos) hayan publicado, como verídicos, los cuentos tártaros que, con ayuda de Monsieur <b>Henry Poydenot</b> (celosísimo secretario del comité legitimista de la frontera), publicamos en los periódicos Le Semaine de Bayona, Le Courrier, etc. Cuantos hayan leído las historias de la guerra escritas en la época a que me refiero y aún a la publicada recientemente por mi amigo el general norteamericano <b>Kirkpatric</b>, recordaran la odisea del vapor “<b>London</b>”, cuyo capitán <b>Jefferson</b>, desembarcó en nuestras costas abundante material de guerra, según cuentan esos historiadores. <b>Pues bien, todo ello es pura invención: Jamás existieron ni el London, ni Jefferson. Los desembarcos hechos por el London, son uno de tantos infundios que publicamos para dar pasto a la curiosidad publica y desorientar las investigaciones del Gobierno de Madrid</b></i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y no sólo desorientó a los historiadores de época, sino a todos aquellos que han querido acercarse al conocimiento del desembarco de armas para el ejército carlista, entre los que se encuentran historiadores de merecido lustre como <b>Jose Fernandez de Gaytan</b> o <b>Juan Pardo San Gil</b>, así como aquellos interesados de la historia contemporánea que hemos bebido de las mismas fuentes.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El propio Tirso se encargó posteriormente de enmendar sus elaboradas “mentiras" a petición directa de su Rey: “<i>Ahora bien, siendo esto cierto, ¿no os parece que era indispensable señalar y corregir tamaños errores? Así lo creyó nuestro Rey; por eso me indicó la conveniencia de que escribiera este<span style="background-color: white;"> libro</span></i><span style="background-color: white;">”. Es por tanto, "Memorias de un contrabandista" un texto de singular importancia</span><span style="background-color: white;">, que permaneció en poder de sus herederos durante años, salvándose milagrosamente de la quema de Irún de 1936. Gracias a las gestiones de <b>Javier Orbe</b>, <b>José Joaquín de Olazabal</b>, actual Conde de Arbelaiz, permitió a la "</span>Fundación Popular de Estudios Vascos - Euskal Ikasketetarako Fundazio Popularra"<span style="background-color: white;"> su digitalización, otorgando, además, la facultad de disponer de él para su estudio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A lo largo de varias entradas nos acercaremos a algunas de los pasajes de este todavía ignoto volumen, esperando que en un futuro vean la luz los hechos vividos en primera persona por Tirso Olazabal, cuyas actuaciones cimentaron la posibilidad de triunfo del ejército carlista en la última guerra carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGrshU4nvPKkLmsFHt05IVFPv6WhE19ehmDLpRYqV-liMIEsGFP-lvJuyYzh_u-681Q0JVw7JQIQEQ9L-d4MCnO56G8DeAk4kz_t_bXqMhSDQS_ak7WW5DhxoQB8cLXgcqPdxEA9n0aiPI/s1600/Antonie.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="872" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGrshU4nvPKkLmsFHt05IVFPv6WhE19ehmDLpRYqV-liMIEsGFP-lvJuyYzh_u-681Q0JVw7JQIQEQ9L-d4MCnO56G8DeAk4kz_t_bXqMhSDQS_ak7WW5DhxoQB8cLXgcqPdxEA9n0aiPI/s320/Antonie.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antoine d'Abbadie d'Arrast en su juventud.<br />
Tomado de Euskal Kultur Erakundea</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
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<b><i>Antoine d´Abbadie, Virginie Vincent y su Conexión Carlista</i></b></div>
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<br /></div>
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Si realizar un resumen de la vida de Tirso Olazabal resulta una tarea complicada, no lo es menos el poder sintetizar quienes fueron <b>Antoine Thomson d'Abbadie d'Arrast</b> y su mujer <b>Denise-Virginie Vincent Saint-Bonnet</b>, licitadores y habitantes del fastuoso castillo que da título a este capítulo.</div>
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<br /></div>
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Antonie había nacido el 3 de enero de 1810 siendo el primogénito de una acaudalada y notable familia que mezclaba sangre vasco-francesa por parte de padre e irlandesa por parte de madre. Citando al también polifacético<b> Ricardo Becerro de Bengoa</b>, Antonie d’Abbadie era “<i>heredero de un nombre glorioso en las ciencias, de un talento de primer orden y de cuantiosa fortuna, que se dedicó al estudio desde joven con la vocación de un hombre extraordinario, y terminada su carrera, se decidió a emprender grandes y difíciles trabajos. D'Abbadie tenía desde escolar, la fé de un misionero y el entusiasmo viajero de un barón de Humboldt</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras pasar su niñez a caballo entre Dublín y Londres, la familia d'Abbadie retornó a Francia, estableciéndose en Toulouse. Allí obtuvo el grado de filosofía, pero fascinado por las ciencias exactas y los grandes descubrimientos, se trasladó a París para continuar sus estudios. Con tan solo 22 años, la muerte de su padre le convirtió en cabeza de familia pasando a administrar su hacienda y capital. Fue en ese tiempo, concretamente en 1834, cuando adquirió de una notable extensión de terreno, llamado “Bordaberri” en las cercanías de Hendaya, que fue ampliando paulatinamente con el paso de los años. Con ello, continuaba su relación con el mundo vasco, heredando de su padre una especial sensibilidad por su cultura paterna, acrecentada por sus frecuentes visitas a la costa vasco-francesa durante su vida en Toulouse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmS-E8j0fqNgG5IToNq6ODpbYWf8_dKR3dwjCtZUhHiCl6DS6SAJCzQjEt0CEnMUaDVerX2e3J-TayJGc6of4nTDrNDZ4Y90aNgo0dT6-imVLHckdyQRDuASSbxkH0MSRR2kBCUsKDLKFP/s1600/Mapa_red_sea_685x700.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="685" data-original-width="700" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmS-E8j0fqNgG5IToNq6ODpbYWf8_dKR3dwjCtZUhHiCl6DS6SAJCzQjEt0CEnMUaDVerX2e3J-TayJGc6of4nTDrNDZ4Y90aNgo0dT6-imVLHckdyQRDuASSbxkH0MSRR2kBCUsKDLKFP/s320/Mapa_red_sea_685x700.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa esquemático del periplo africano de Antoine D'Abbadie <br />
entre 1837 y 1848. Tomado de http://ethiopiko.org</td></tr>
</tbody></table>
En 1836 comenzará una serie de viajes de carácter científico que culminaron con su partida, a fines de 1837, al oriente de África en un intento de localizar las fuentes del Nilo. Obligado a regresar a Europa en 1839 ante la falta de equipo para completar su expedición, volvería a África a los pocos meses para finalizar su arriesgada empresa. Tras pasar más de 10 años explorando, cartografiando y dedicado al estudio etnográfico de las culturas con las que convivió, especialmente la etíope, retornará a Europa bajo la creencia de haber colocado la bandera francesa en las fuentes del Nilo; si bien, realmente lo hicieron en el nacimiento del río Omo. Ya en el Viejo Continente, tanto él como su hermano <b>Arnauld</b>, compañero de fatigas, fueron agasajados con honores que incluyeron la Medalla de Oro de la Sociedad Geográfica Francesa y la Cruz de Caballeros de la Legión de Honor que les fueron impuestas en 1850.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras casi 11 años viviendo en los confines del mundo conocido, sin duda el retorno a la vieja Europa supuso un notable choque emocional que palio, en gran medida, desposándose en 1859 con <b>Denise-Virginie Vincent Saint-Bonnet</b>, una joven noble de Lyon. Si bien Virgine tenía 11 años menos que Antonie, parece que ambos encontraron el alma gemela que les permitió salir de una “soltería” prolongada, nunca bien contemplada a los ojos de la encorsetada sociedad del XIX. De Virgine, la bibliografía comenta que presentaba un “<i>espíritu vivo y alma sensible, siendo uno de los rasgos de su personalidad su pasión por la música y especialmente por el piano</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Junto a su esposa, Antoine llevó una existencia de erudito acomodado, y mientras mantenía sus viajes y trabajos transversales que tocaban distintos ámbitos científicos, decidió convertir la hacienda que había comprado en las cercanías de Hendaya varios años antes, en su refugio familiar. Así retomó el contacto con la cultura vasca tras el paréntesis de sus largos viajes. El compromiso con la cultura de esa parte de sus ancestros se acrecentó desde aquel momento, instituyendo concursos de pelota y poesía, que tendrían gran trascendencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB73dF1qG8ORC22BBfLoSpZJX2hY_mTaSp90IM5BuWTbBvyRYi0CyWRz1WuCHFTmxoNWxKiOLcmDs_55Qm670cFviJtsBScz7KyDejHgdjNCCuKLwihdmef-OoC5ZDUgduQWnHarBAMxhA/s1600/Virginie.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="661" data-original-width="925" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB73dF1qG8ORC22BBfLoSpZJX2hY_mTaSp90IM5BuWTbBvyRYi0CyWRz1WuCHFTmxoNWxKiOLcmDs_55Qm670cFviJtsBScz7KyDejHgdjNCCuKLwihdmef-OoC5ZDUgduQWnHarBAMxhA/s320/Virginie.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Virginie d'Abbdie en la escalinata de acceso al castillo.<br />
Modificada de http://www.archives-abbadia.fr</td></tr>
</tbody></table>
Mientras las tierras vascas peninsulares se debatían política y militarmente entre carlismo y liberalismo, al otro lado de la frontera, hombres como Antonie contribuían al renacimiento identitario vasco, mientras procedía a construir una casa que reflejara la complejidad multifacética de un hombre consagrado a la ciencia que bebía de la cultura vasco-irlandesa y que conocía, mejor que nadie, la cultura etíope. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su “castillo”, bautizado como “<b>Abbadia</b>”, fue una construcción compleja cuyos planos pasaron por tres notables arquitectos de época, hasta que finalmente fueron <b>Eugène Viollet-le-Duc</b> y<b> Edmond Duthoit</b> los que, en junio de 1864, se hicieran cargo de la faraónica obra, construyendo un espléndido ejemplo del neogótico al servicio de la ciencia y de las excentricidades de un dueño que era definido como geógrafo, topógrafo, antropólogo, lingüista, numismático, astrónomo y astrólogo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Pero sin lugar a dudas, fue su mujer Virginie, la que asumiendo un papel principal en proceso de construcción y decoración del castillo y, tomando las riendas de las relaciones sociales del matrimonio, la que imprimió el carácter de hospitalidad que siempre caracterizó a la hacienda. Convertida en un polo de atracción de notables eruditos, aventureros, aristócratas o vascófilos, no faltaron en sus dependencias hombres de la talla de <b>Rochefort Pierre Loti</b> o carlistas convencidos como D. Tirso Olazabal. Y es que Tirso no fue ningún desconocido en los salones de los d’Abbadie, como él mismo escribió: “<i>Uníame a estos Señores grande y antigua amistad […]</i>”.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Abbadia “Puerto Carlista</i></b><b><i>” </i></b></div>
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<br /></div>
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Tras el descalabro de junio de 1869, Tirso, convertido ya en agente carlista, comenzó su labor para posibilitar el armar tropas, sin necesidad de recurrir a la toma de ciudadelas o depósitos que se habían demostrado estar fuertemente defendidos. Su eficiente trabajo comenzará con la compra y traslado de 20.000 fusiles belgas a las costas de País Vasco francés en octubre de 1869. </div>
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<br /></div>
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Todavía neófito en el arte del contrabando, tuvo que hacer frente a numerosos problemas que comenzaron con la elección de un intermediario, un armero de Burdeos de nombre <b>Baradat </b>y del que Tirso siempre receló: “<i>No (me) lo hubieran recomendado, ciertamente, si lo hubieran conocido más afondo</i>”. Las negociaciones con este hombre fueron complicadas desde el principio, consiguiendo Tirso que el armero “<i>se comprometiera a entregar 20.000 fusiles en los puertos del litoral que se le designaran</i>”, siendo obligatorio la compra de un vapor destinado a su transporte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzc8BShzDfCtCSN3BgQ_fzVgj7f9xYRriiLC4zIuJd7RwxSUA3T9FSVKwvUc209Yyisaj3hbvB0SoHGmXwT2bc4Me-tIlvyI_vAGuHNXWTvT8uP_E1kJG0v7dos4Yq8BI2KpzAVHpxYN1n/s1600/Pro_erronda_com.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="528" data-original-width="765" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzc8BShzDfCtCSN3BgQ_fzVgj7f9xYRriiLC4zIuJd7RwxSUA3T9FSVKwvUc209Yyisaj3hbvB0SoHGmXwT2bc4Me-tIlvyI_vAGuHNXWTvT8uP_E1kJG0v7dos4Yq8BI2KpzAVHpxYN1n/s400/Pro_erronda_com.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acantilados cercanos a Abbadia. Imagen tomada de pro.erronda.com</td></tr>
</tbody></table>
Uno de los primeros lugares elegidos para el desembarco del alijo era “<i>una pequeña ensenada próxima al parque de Abbadia porque reunía muy favorables condiciones a nuestro propósito, cuales eran la proximidad a la frontera de España y la existencia en el parque de una frondosa jara que bajaba basta la orilla del mar y podía servirnos para ocultar los fusiles, la noche del desembarco. No se había hecho aún el levantamiento y era preciso llevar las armas a España en contrabando; operación sumamente arriesgada y difícil en aquellos momentos, por la alarma que reinaba en la frontera</i>”. Esto obligaba a poner en conocimiento del aristocrático matrimonio, allí felizmente instalado, el plan, no dudando Tirso que “<i>prestarían su decidido concurso a la ejecución del proyectado desembarco. Más adelante se verá cuan eficazmente me ayudaron</i>”.</div>
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<b><i>El “Alar”</i></b></div>
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El armero Baradat partió hacia Londres para adquirir el primer barco contrabandista carlista: el vapor “Alar” y gestionar desde allí la compra del material belga. Sin embargo, el precio que el armero decía haber pagado por el buque distaba mucho de las cantidades que manejaba Tirso. Sin dilación partió a París a entrevistarse con <b>Carlos VII</b> y comunicarle la imposibilidad de continuar por falta de fondos. Con su Rey en la frontera atendiendo otros menesteres, Tirso se entrevistó con la <b>Reina Margarita</b>, que comprobando lo apurado de la situación se ofreció a costear la compra del vapor con la venta de sus joyas. Tirso se negó rotundamente “<i>resuelto a llamar a todas las puertas, con lo que inauguré una vida que bien pudiera llamarse, de pordiosero de la causa tradicionalista. No fueron vanas mis gestiones y logré reunir los fondos que Baradat exigía para la compra del vapor, […]</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEMRFZR9vZlq2h9S_eE_YpBNCj4lQC-CCikqDbhyphenhyphenb1ptNLoCURexUYCyxsM0AsNKy14ayJux71WMvA4a6hi5jp9K7CL5DqUzzCG6PHc3WdsHask5aTBedHWi4RUjwuxbIY7D8CGv439g35/s1600/Intinerario.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="649" data-original-width="621" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEMRFZR9vZlq2h9S_eE_YpBNCj4lQC-CCikqDbhyphenhyphenb1ptNLoCURexUYCyxsM0AsNKy14ayJux71WMvA4a6hi5jp9K7CL5DqUzzCG6PHc3WdsHask5aTBedHWi4RUjwuxbIY7D8CGv439g35/s320/Intinerario.jpg" width="306" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Itinerario seguido por el "Alar</td></tr>
</tbody></table>
El “Alar” no resultó ser un barco de línea, de hecho, la primera visión que tuvieron los agentes carlistas enviados a supervisar el cargamento fue un tanto decepcionante: “<i>Hemos examinado el vapor. Nos parece muy chiquito, viejo y de poca marcha. Según el capitán no anda más de ocho millas, […]</i>”. Pero la compra estaba hecha. Ya fuera bergantín o cascarón, el "Alar" tenía que cumplir con su objetivo de servir de medio de transporte.</div>
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<br /></div>
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Para evitar cualquier tipo de sospechas estaba oficialmente consignado que el buque zarpando del puerto de s-Gravenzande en Países Bajos, llegase a Inglaterra, específicamente al puerto de Liverpool para proceder a la descarga del material a nombre de una casa armera, que, por supuesto, no sabía absolutamente nada ni del cargamento, ni de su compra. La realidad era que en su trayecto a lo largo de la costa inglesa el vapor tenía que recalar en el pequeño puerto de Falmouth, en la costa de Cornualles, para proceder al embarque de los prácticos y contrabandistas carlistas, para seguidamente poner rumbo hacia Hendaya y al punto elegido para el desembarco.</div>
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<br /></div>
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Tras una multitud de inconvenientes, trabas y exigencias monetarias que Baradat fue imponiendo y que llevaron a Tirso a escribir: “<i>Baradat sabía la grandísima impaciencia con que se esperaban los fusiles en España y abusaba de la situación en que nos encontrábamos para aumentar sus exigencias. No rompí con él, pensando en el retraso que esto ocasionaría y en el daño que Baradat podía hacernos, convertido en enemigo franco y declarado</i>”; finalmente, el 15 de octubre el vapor salió de los Países Bajos con dirección a Inglaterra y el 23 de ese mes, tras embarcar a los agentes carlistas enviados para formar parte de la tripulación del vapor, partía de Falmouth en dirección a la costa vasca.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Una Aristocrática Confabulación</i></b></div>
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<br /></div>
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Tirso se preocupó de llevar todo en completo secreto e ideando un sistema de telegramas con destinatarios, aparentemente neutrales, y con mensajes, aparente banales, pudo conocer con cierta exactitud el momento de la llegada del cargamento disponiéndose así todos los preparativos necesarios para su desembarco. Para ello contó en todo momento con la colaboración de contrabandistas de reconocido prestigio de Irún, como eran los hermanos <b>Joaquin</b> y <b>Manuel Emparan Picabea</b>.</div>
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<br /></div>
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Con noticias fehacientes de la llegada de las armas, se dispuso que los contrabandistas y marineros “<i>accedieran la noche convenida al caserío denominado Necatoenea, próximo al castillo de Abbadia</i>”. Dado que Tirso quería estar presente en el momento del desembarco fue preciso concertar un plan con Madame Virginie para justificar su presencia sin levantar sospechas en los terrenos del castillo, ni tan siquiera entre la servidumbre de la casa d’Abbadie.</div>
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<br /></div>
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Con el castillo todavía en obras, los d’Abbadie residían en una casa cercana al mismo, y allí se dirigió Tirso una tarde de finales de octubre: “<i>[…] fui a merendar con los Señores d'Abbadie y me dijo la Señora, en presencia de los criados que nos servían: "Si se queda Usted a cenar con nosotros, le prometo al postre, un gran concierto</i>". El propio Tirso explicará en sus memorias que “<i>Madame d 'Abbadie era una artista consumada</i>”. Siguiendo un guion previamente trazado, Tirso contestó: “<i>Aceptaría el tentador convite, si hubiera medio de avisar a mi casa, que no me esperen</i>”. M. Virginie, aparentemente encantada de participar de esta confabulación prosiguió con su teatral actuación: “<i>Nada más fácil, escriba V. dos letras a su mujer, y un criado llevará inmediatamente la carta a San Juan de Luz</i>”.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0YWP8ncB1Evp7dqlSWZDqOTapdmLHIypLmUZVPVkZeTQtu5J5JzYB3vt9TjPnSkrnuT-O6Rzx1UKgNpYB8tbjN8ZBgD1KPaINnvGQ8NcqNACAswmCAtLQqlJ-OeWZnc2d5bTNwWVwXbcs/s1600/746b3fa92d01af736e43e87e19f35fce.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="553" data-original-width="479" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0YWP8ncB1Evp7dqlSWZDqOTapdmLHIypLmUZVPVkZeTQtu5J5JzYB3vt9TjPnSkrnuT-O6Rzx1UKgNpYB8tbjN8ZBgD1KPaINnvGQ8NcqNACAswmCAtLQqlJ-OeWZnc2d5bTNwWVwXbcs/s320/746b3fa92d01af736e43e87e19f35fce.jpg" width="277" /></a></div>
</div>
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<br /></div>
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De esta forma se formó una perfecta coartada. Ya únicamente quedaba el dejar a Tirso en la soledad de un castillo en construcción a altas horas de la madrugada, por lo que M. Virginie durante la cena preguntó: “<i>¿Persiste V. en la idea de dormir esta noche en lo que será cuarto de honor del castillo? Tenga V. presente que aún no están colocadas las ventanas y que sirven de puertas unas tablas mal unidas. [...] Hace frío, ¿no pillará usted una pulmonía? ¡Estamos (casi) en noviembre! Cuídese de arroparse mucho. En fin, si tal empeño tiene V. de que se cumpla ese extravagante capricho, cúmplase. Diré que lleven al castillo una cama de hierro, con sus colchones, una jofaina y un jarro de agua, que constituirán, por hoy, todo el ajuar del cuarto de honor. ¡Ay! Daré también orden do que no suelten los perros esta noche, para que no se vea V. expuesto a algún desagradable percance</i>". Y es que el propio Tirso dejó constancia que “<i>los perros de d’Abbadie eran unas fieras temidas de todos los vecinos</i>”. Esa fiereza trascenderá las décadas porque varios años después, Bengoa, describiendo el castillo comentará que los terrenos estaban guardados por “<i>grandes y temibles perros</i>”.</div>
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<br /></div>
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Todo parecía marchar correctamente: Tirso, con la venia de M. Virginie, se alojaría en el inacabado castillo y con los temibles guardianes de la finca encerrados, nada importunaría la acción de los contrabandistas. La velada prosiguió sin contratiempo alguno, deleitándose el huésped con el buen hacer de su anfitriona al piano “<i>ejecutando con maestría varias piezas clásicas de su escogido repertorio y siendo aproximadamente las 10 me despedí […] diciéndola que no quería abusar de su gran condescendencia. Precedido de un criado, que linterna en mano, me guiaba, me dirigí al castillo. Era apacible la noche, pero cuando llegamos al extremo del sendero que, serpenteando por espeso bosque, lleva a la meseta en que está emplazado el castillo, observamos que en el horizonte iban amontonándose negros nubarrones, fatal presagio de la tormenta que nos amenazaba en tan críticos momentos</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfJM2-9X3G-TK8VDC7WH6gy5NayrD0zNlhkH87fComBSnQwteEsef0EgykzW8m-vFqMf8V4_IMGk2qMJvSIG8eCgQXGjy1HwzuOUs3JNyP0FpUnj_RUP-T6Yiu_YzpJJVVWd5Hk9sbx2yn/s1600/Galerna_Imanol_Zuaznabar.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="482" data-original-width="733" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfJM2-9X3G-TK8VDC7WH6gy5NayrD0zNlhkH87fComBSnQwteEsef0EgykzW8m-vFqMf8V4_IMGk2qMJvSIG8eCgQXGjy1HwzuOUs3JNyP0FpUnj_RUP-T6Yiu_YzpJJVVWd5Hk9sbx2yn/s320/Galerna_Imanol_Zuaznabar.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Llegada de una galerna a la costa vasca. <br />
Foto de Imanol Zuaznabar</td></tr>
</tbody></table>
<b><i>De Castillos y Contrabandistas</i></b></div>
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<br /></div>
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A punto de ser alojado en un fantasmagórico castillo gótico en construcción, con una tormenta en ciernes y un gran alijo de armas en espera de arribar a una pequeña cala en las cercanías, Tirso dejó que su pluma describiera el momento al más puro estilo literario: “<i>Fantásticamente iluminada por la melancólica luz de la luna, perfilábase la armoniosa silueta de Abbadia con su filigranada crestería y esbelto torreón del homenaje. Solo interrumpía el majestuoso silencio de la noche, los lamentos de las tímidas gaviotas que, temerosas se aproximaban las orillas, huyendo de la tormenta que se avecinaba. Percibíase a lo lejos el arrullo soñoliento del mar, cuyas traidoras olas erguidas, coronadas de espumarajos habían de quebrantar, poco después, su imponente rabia, contra las peñas que acariciaban ahora suavemente. Contemplé largo rato en silencio aquel admirable espectáculo, despedí al criado que me acompañaba y entré en el castillo. Sin pisos en los cuartos superiores, aparentes las vigas y viguetas que habían de soportarlos, el edificio parecía el esqueleto de un enorme cetáceo</i>”.</div>
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<br /></div>
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Tras pasar unos minutos en la habitación, que aprovechó para tumbarse y arrugar las sabanas “<i>para que pudiera creerse que en aquel lecho había dormido</i>”, Tirso se encaminó al caserío Nekatonea, donde encontró “<i>reunidos a contrabandistas y marineros</i>” según lo convenido. El encuentro entre dos clases sociales extremas quedará reflejado en el diario: “<i>algunos se sonrieron al verme entrar en la cocina. No estaban acostumbrados a que gente trajeada como yo, los acompañara en sus correrías nocturnas</i>”. Tras ordenar que algunas lanchas se hicieran a la mar, “<i>para el caso de que llegara el vapor antes de la hora prevista</i>” y se hiciera acopio de algunas provisiones para los hombres allí congregados, Tirso regresó al castillo para realizar su propia y solitaria espera.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Un Cuento Gótico</i></b><br />
<b><i><br /></i></b></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixSfgyyhBwEVoQxdsPQ7aDpjmgMC6cYg1q6Niv4XXD0yeHCajX8jM3Mr6Y1PlpmRgAc04kwx44JhD8SyrISGgUkki0ee_NWuDARzFmNb0eABh61Nhhjp1mRZgzN2M6xk_7tK8S2dLLFW7D/s1600/El_miedo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="443" data-original-width="159" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixSfgyyhBwEVoQxdsPQ7aDpjmgMC6cYg1q6Niv4XXD0yeHCajX8jM3Mr6Y1PlpmRgAc04kwx44JhD8SyrISGgUkki0ee_NWuDARzFmNb0eABh61Nhhjp1mRZgzN2M6xk_7tK8S2dLLFW7D/s320/El_miedo.jpg" width="114" /></a></div>
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“<i>A la luz del farolillo que me habían prestado en el caserío, examiné de nuevo la osamenta de mi extraño dormitorio y me tumbé en la cama. Estaba algo fatigado y esta vez el sueño me impuso su inexcusable ley; a los pocos momentos quedé profundamente dormido. ¿Cuánto duró aquel sueño? No sabré decirlo. Breve rato debió ser, pues según me contaron los marineros, no tardó en desencadenarse el fuerte temporal a cuya estrepitosa acometida me desperté sobresaltado. Dueño absoluto del interior de aquel edificio, en el que no había, como he dicho, ni puertas ni ventanas que le estorbaran el paso, zurraba el viento con furia, produciendo sus silbidos los más discordantes acordes. A esa música infernal acompañaba el chasquido del granizo que azotaban las tejas y el fragor de roncos y prolongados truenos. Agréguese a este cuadro la visión fantástica del esqueleto en que me hallaba encerrado, producida por incesantes relámpagos</i>”. Inmerso en un pasaje de un notable cuento gótico que bien pudiera haber surgido de la mente de <b>Edgar Alan Poe</b>, Tirso aguardaba inútilmente a que llegase el aviso del avistamiento del “Alar”: “<i>Tras larga espera, intranquilo por la suerte de las lanchas que habían salido al encuentro del vapor, me dirigí al caserío de Necatonea</i>”.</div>
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<b><i>Planes Frustados</i></b></div>
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En la cocina del caserío, Tirso se encontró con marineros y contrabandistas. El “Alar” había sido avistado, pero tras acercarse las lanchas a él, había estallado la tormenta y todos se habían dispersado buscando refugio. Dos botes, con marinería proveniente del cercano pueblo de Ziburu, habían entrado en el puerto de Sokoa y Tirso, temiendo por la discreción de aquellos marineros, relatará: “<i>sin perder un momento, salí para Ciburu, siguiendo la línea férrea, para no ser visto</i>”. Allí se dirigió a casa del cura párroco que le había proporcionado los contactos con aquellas gentes y “<i>le pedí que avistara inmediatamente con los patrones de las lanchas y les entregará una buena gratificación, para que las repartieran entre los marineros, recomendándoles la mayor de las reservas</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAyxYGy_AM3vjLbo4decvt7DiFvEyt7UifO1BqczuXbJNI47e5gOw6Md95vEyeLwK0Dm3hrdoZLRNuG2r6DuhJJVRA5cWzNGR44vpYNH_jey0luKKvzbHXCRmwpvXBej6OuJ9cozzVDPVd/s1600/003585.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="820" data-original-width="1200" height="272" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAyxYGy_AM3vjLbo4decvt7DiFvEyt7UifO1BqczuXbJNI47e5gOw6Md95vEyeLwK0Dm3hrdoZLRNuG2r6DuhJJVRA5cWzNGR44vpYNH_jey0luKKvzbHXCRmwpvXBej6OuJ9cozzVDPVd/s400/003585.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerto de Socoa en la bahía de San Juan de Luz.<br />
Imagen tomada de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Al amanecer del 26 de octubre de 1869 y ante el alivio momentáneo de Tirso, el “Alar” entraba indemne en la bahía de San Juan de Luz: “<i>Así terminó aquella agitada noche, preludio de otras muchas, no menos agitadas que el armamento de nuestro ejército me tenía reservadas</i>”. Sin embargo, la visión de un buque de medio tonelaje en aquella bahía era todo un acontecimiento y “<i>pronto cundió el rumor de que venía cargado de armas para los carlistas. La situación iba siendo crítica, era preciso no perder momento si se había de conjugar el peligro</i>” de un posible apresamiento por parte de las autoridades francesas. Tirso dio inmediato aviso al buque para que saliera del puerto y se dirigiera de nuevo a una zona próxima a la ensenada de Abbadia.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Un Accidentando Desembarco</b></i></div>
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<br /></div>
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Finalmente, el 27 de octubre Tirso escribirá: “<i>Alabado sea Dios. Se han podido desembarcar los fusiles, pero arrecia el temporal y el barco ha vuelto una vez más a puerto</i>”, permaneciendo los fusiles escondidos en los jaros de la cala.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La mala mar impedía que el vapor se alejara de la costa y trascurrieron los días mientras aumentaba la impaciencia por parte de todos los implicados, temiendo que finalmente perdieran barco y armas. Un punto añadido de desesperación a la situación la puso el propio capitán del Alar que comunicó que no tenía carbón suficiente en su bodega para cumplir la orden de alejarse. Tirso prácticamente entró en pánico: “<i>Me he vuelto loco buscando carbón para mandárselo, pero aquí no se vende</i>”. Finalmente, se consiguieron 12 toneladas, pagadas espléndidamente, con el problema añadido de proceder a su carga y la demora que eso suponía.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTuAOB5fLedi_1H_xGLfa-A4tc2m31hE2yXOoduVot8eJ7nJvin5lLEnSoJyjfTJtfTsCLOTVNky0cPGvkhX8uPytwc_BpJOvsTkD4DoDnOYVdxgmycc1o6v1ClhMToeExOjEjBzLea6jN/s1600/Desembarco.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="433" data-original-width="636" height="271" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTuAOB5fLedi_1H_xGLfa-A4tc2m31hE2yXOoduVot8eJ7nJvin5lLEnSoJyjfTJtfTsCLOTVNky0cPGvkhX8uPytwc_BpJOvsTkD4DoDnOYVdxgmycc1o6v1ClhMToeExOjEjBzLea6jN/s400/Desembarco.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desembarco de armas en la costa. Imagen tomada de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Las extrañas maniobras de un vapor de medio tonelaje como el “Alar”, entrando y saliendo de un puerto pequeño como el de San Juan de Luz y su accidentada carga de combustible, nutrían todos los mentideros desde Donostia a Bayona: “<i>la estancia del Alar es tema de todas las conversaciones</i>”. Los mensajes que recibía Tirso eran alarmantes, instándole a que el vapor se hiciera cuanto antes a la mar, y comunicándole que “<i>[…] se ha dado orden al guarda costas “Le Chamoix” de venir a prender nuestro barco. Esto no es vivir, pues recibo a la vez de San Sebastián otro aviso según el cual otro barco de guerra español, “La Concordia” ha recibido orden de venir con el mismo objeto que el Chamoix</i>”. Además, el armero Baradat, presionaba a Tirso para que se deshiciera de todos los papeles comprometedores para su persona ante un fatal e inminente desenlace del turbio negocio.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para comprometer aún más la situación, el 4 de noviembre uno de los criados de d’Abbadie encontró los fusiles ocultos en la jara de la ensenada “<i>y se lo ha contado a los que deshojaban el maíz con él</i>”. Allegados a Tirso se vieron en la obligación de hacer llegar un mensaje suplicando a M. Virginie para “<i>que llame a sus criados y los haga prometer que guarden la mayor reserva</i>”.</div>
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<b><i>Alegría Carlista y Desilusión Liberal</i></b></div>
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<br /></div>
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El 5 de noviembre y, tras días de pura angustia, se puso fin a la dilatada espera de ver partir el pabellón del “Alar”: “<i>Aleluya, […] el “Alar” está andando para Inglaterra. Bendito sea Dios que nos ha librado de las garras de tanto enemigo, pero ¡que apretada ha estado la cosa!</i>”. Esa misma mañana Tirso no puedo evitar regocijarse con la presencia de los vicecónsules de Hendaya y San Juan de Luz “a<i>mbos acérrimos anti-carlistas, que informados sin duda de la próxima llegada de “La Concordia”, venían a presenciar la captura de nuestro barco. […] No tardó mucho en aparecer el barco de guerra español. Entro muy ufano en la bahía creyendo sorprender y apresar a su víctima… el pájaro no estaba en la jaula, ¡había volado! Muy cruel debió ser el desengaño para el desventurado capitán, que tuvo que volver a San Sebastián sin el codiciado trofeo que impacientes aguardaba allí los liberales</i>”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniq1mquwiroGG4aBe_km25T6vKz2wyh7Uk9o2OO5iJ5d067gaATHtAHpLXcq7dZlO1-9PJJYCZcD0ZvzGfQLCwSfNotYd4B7MzAkyHdsjtFwiQUdLHq-Pp5isTe_dTIvPL0j8bAQoyeGb/s1600/Agur.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="676" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjniq1mquwiroGG4aBe_km25T6vKz2wyh7Uk9o2OO5iJ5d067gaATHtAHpLXcq7dZlO1-9PJJYCZcD0ZvzGfQLCwSfNotYd4B7MzAkyHdsjtFwiQUdLHq-Pp5isTe_dTIvPL0j8bAQoyeGb/s320/Agur.jpg" style="cursor: move;" width="274" /></a>Pero todavía había que sacar a los fusiles de los terrenos de los Abbadie y aquella misma noche, paquetes al hombro, se consiguió que las armas cruzaran la frontera gracias “<i>al extremo dominio que tenían de su oficio…su arte…</i>” los contrabandistas que colaboraban con Tirso.</div>
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<br /></div>
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No hubo más desembarcos de armas en los terrenos de la casa de los d’Abbadie. Sin embargo, la aristocrática “travesura”, su confabulación carlista se perpetuó en el tiempo tal y como pone de manifiesto una misiva de puño y letra que Tirso remitió a M. Virginie en junio de 1876. En ella se agradecía a la señora del castillo Abbadia su intervención y gestiones para evitar el embargo de unos cuantos miles de fusiles carlistas, ya concluida la guerra; para seguidamente tratar de temas más mundanos como el nacimiento de un nuevo hijo de Tirso, su relación con su suegra o la solicitud de una pronta visita a Abbadia para deleitarse con la maestría de Virginie al piano. En esta corta carta, que Tirso terminará firmando jocosamente como “<i>Tirso de la Mancha</i>”, se aprecia la confianza profesada por ambas casas, utilizando un lenguaje que únicamente es posible entre gentes unidas por una gran amistad y trato cercano.</div>
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<b><i>Abbadia en la Actualidad</i></b></div>
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Para todo aquel que se acerque a la costa vasco-francesa, se puede considerar el castillo Abbadia y su entorno como una parada obligada. El exterior, muestra la magnificencia de un edificio neogótico, enmarcado en un gran terreno que fue utilizado como lugar de esparcimiento de las clases más acomodadas. El interior, conformado como un mosaico de épocas y culturas, roza lo esotérico, reflejo de la compleja personalidad y basta cultura que atesoraron sus dueños y que hoy permanecen enterrados juntos en la capilla de su castillo.<br />
<br />
También es visitable el entorno del caserío Nekatonea, allí donde contrabandistas, marineros y Tirso se dieron cita en una desapacible noche de octubre.<br />
<br />
Entre aquellas paredes y en aquella finca, protegida por temibles perros, rondan todavía pequeños secretos como el de aquel primer gran desembarco de armas carlistas de 1869.</div>
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<b><i>Agradecimientos</i></b><br />
<b><i><br /></i></b>A Victor Sierra-Sesúmaga por ponerme tras al pista de las "Memorias de un Contrabandista".<br />
<br />
A la <i>Fundación Popular de Estudios Vascos - Euskal Ikasketetarako Fundazio Popularra</i> por su labor de digitalización y puesta a disposición de los investigadores del archivo de D. Tirso Olazabal.</div>
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<b><i>Nota del Autor</i></b><br />
<br />
Para ampliar información sobre Abbadia, Antoine d´Abbadie y Denise-Virginie Vincent Saint-Bonnet es indispensable visitar la web,<a href="http://www.archives-abbadia.fr/"> http://www.archives-abbadia.fr/</a>, de cuyos fondos se ha obtenido mucha de la información e imágenes que se muestra en esta entrada al blog.</div>
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-31286942626807020912018-07-03T21:28:00.003+02:002021-08-06T19:48:00.312+02:00Bilbao 1874: Vida de un “Gentleman” en una Ciudad Asediada<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnKwAQXSJmV1oc_lTAKR6dF084xX5WbsX6LLe19KU_g7mV6kCMVZp-gmvtAgG0ZD4wKTcOJqYkC9cdx7n2T-8049ejNufBDtJoe73Yxhyf1RwBuIQ4XF4gNHsSJqFcLjfHwSufV7WSLFmA/s1600/Fuerte_Mirivillav2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="779" data-original-width="636" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnKwAQXSJmV1oc_lTAKR6dF084xX5WbsX6LLe19KU_g7mV6kCMVZp-gmvtAgG0ZD4wKTcOJqYkC9cdx7n2T-8049ejNufBDtJoe73Yxhyf1RwBuIQ4XF4gNHsSJqFcLjfHwSufV7WSLFmA/s320/Fuerte_Mirivillav2.jpg" width="260" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Guarnición del fuerte del Morro" atribuida a<br />
Carlos Monney. Fondos Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
Uno de los títulos que revalidó Bilbao en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX, no fue otro que el de "Invicta Villa". Hasta en 4 ocasiones entre 1835 y 1874, la ciudad quedó cercada en el marco de las guerras civiles a las que hemos denominado "carlistas", dado el componente "dinástico" que subyace en las mismas.</div>
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El interés por lo acaecido en los 125 días (o 124 según los autores) que duró el último de estos Sitios, ocurrido entre finales de 1873 y mayo de 1874, ha focalizado un notable esfuerzo de conocimiento y divulgación desde finales del siglo XIX. Son numerosos los trabajos centrados en este hecho histórico, algunos realizados por renombrados escritores, otros por prohombres de la sociedad bilbaína, sin faltar reconocidos historiadores e historiadoras entre los que cabe citar: <b>Miguel de Unamuno</b>, <b>Jose Miguel Azaola</b>, <b>Manuel Basas</b>, <b>Jose Maria de Areilza</b>, <b>Maria Jesus Cava</b> o <b>Estibaliz Ruiz de Azua</b>, entre otros muchos. La atracción por el último Sitio de Bilbao no ha decaído en nuestros días encontrándonos con publicaciones “en papel” como los realizados por <b>María Jesús Vergara</b> o <b>Ildefonso Porro</b>, sumados a otros tantos en formato digital, como el que localizamos en el blog de “Cesar Estormes”.</div>
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Lo cierto es que existe una abundante y variada bibliografía, así como un importante volumen de datos de fuentes primarias, especialmente desde el punto de vista del bando sitiado. De hecho, y comparativamente con otros lances relacionados con la última Guerra Carlista, es notable la cantidad de documentación que ha llegado hasta nuestros días, incluidos relatos cronológicos que, a modo diario, fueron llevados escrupulosamente por diversos habitantes de la Villa.</div>
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Algunos de estos diarios han tenido gran difusión, habiendo sido publicados y reeditados en distintas momentos, pudiéndose incluso encontrar en formato digital. Entre ellos encontramos el “<i>Diario del Bloqueo y Bombardeo de Bilbao, 1873 [dic. 29] y 1874 [may. 2]</i>” un documento manuscrito de <b>Severo Pedro de la Encina</b>, “<i>El Sitio de Bilbao en 1874 por un Testigo Ocular</i>”, “<i>Bilbao ante el Bloqueo y Bombardeo de 1873-74</i>” de <b>Mariano de Echeverría</b>, “<i>Diario del Sitio de Bilbao (1874)</i>” de <b>Manuel Maria Gortazar</b>, “<i>Le siége de Bilbao para l'armée carliste en 1874</i>” <b>J.D. de Campos</b>, “<i>La Guerra Civil de Vizcaya y el Sitio de Bilbao</i>” de <b>J.E. Delmas</b>, etc. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiC1wf1DQoT8R1dosOhIscKldYwDzM0dZ9DnDI3P4o6aYtHpqzYkdvzULAkq5kEO6tIOP_R-9X_1dY8CZnfaCnFMp17O2IWkqDY24ugzA3zFvIRUx3o_yUkFyPcxEbMd312YKM5jpZMDeD/s1600/90_2704_00_catalogo+museo_vasco.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="442" data-original-width="786" height="177" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiC1wf1DQoT8R1dosOhIscKldYwDzM0dZ9DnDI3P4o6aYtHpqzYkdvzULAkq5kEO6tIOP_R-9X_1dY8CZnfaCnFMp17O2IWkqDY24ugzA3zFvIRUx3o_yUkFyPcxEbMd312YKM5jpZMDeD/s320/90_2704_00_catalogo+museo_vasco.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Álbum del Auxiliar". Catálogo del Museo Vasco</td></tr>
</tbody></table>
Otros documentos de similar tipología han tenido una menor divulgación, siendo todavía grandes desconocidos. Sin ir más lejos, en el Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia, entre los abundantes registros que hacen referencia al Sitio de 1874, se localizan hasta cuatro de estos escritos, firmados tres de ellos por militares: el Coronel <b>Isidro Macanaz</b> y los Comandantes <b>Francisco Martínez de la Riva</b> y <b>Luis Romero Sainz</b>; y un cuarto manuscrito, con caligrafía impecable, que no presenta firma alguna. </div>
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<i><b>Legados Familiares</b></i></div>
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Ya hemos dejado constancia en varias ocasiones de la enorme dificultad que supone para el investigador llegar a determinadas fuentes de información. Los archivos familiares representan un ámbito especialmente delicado y comprometido, ya que forman parte de un legado generacional y por consiguiente, atesoran un elevado valor sentimental. Resulta complicado hacer una correcta gestión del equilibrio entre lo que pudiera ser considerado como un elemento privado de ámbito familiar, de aquello que pudiera tener un innegable interés histórico. Este hecho dificulta notablemente el acceso a estas fuentes primarias, únicos elementos que nos permiten contrastar, revisar y completar el conocimiento de hechos históricos de forma eficiente.</div>
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Entre los documentos que han pasado desapercibidos para la mayoría de historiadores en relación con el Sitio de Bilbao y, que han permanecido bajo el amparo de herencias familiares, destacamos dos elementos prácticamente inéditos: “<i>Una Memoria sobre el Sitio de Bilbao en 1874</i>” escrita por el maestro de escuela <b>Francisco Marco y Valencia</b>; y “<i>Apuntes del Sitio sufrido por la Muy Noble Muy Leal e Invicta Villa de Bilbao, desde la noche del 28 al 29 de diciembre de 1873 hasta el día 2 de mayo de 1874 (125 días) tomados por el testigo ocular Dn. Francisco de Mac Mahon y Jan</i>e”. De la primera cita apenas podemos aportar más datos que los que refleja Estibaliz Ruiz de Azua en su gran trabajo <i>“Estudio del Comportamiento Social de una Ciudad en Guerra</i>”, alabando la forma de escritura del autor, así como su precisión en las descripciones y datos que aporta. Lamentablemente, no hemos podido localizar ninguna copia accesible. Del segundo diario podemos aseverar que atesora numerosos datos, muchos de ellos anecdóticos, de lo vivido en primera persona por un notable aristócrata de la sociedad bilbaína como era <b>Francisco MacMahon Jane</b>.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiO9LnOoe-mF1XTh8WEcK5YT_IDEkAwv3NipcMmZ0xYeOYC8au3EANPBgXfMerrVVbLDkVtUkpTQI_lGViKyZj_w_zUMtZsZK6_e19sHz7rUWBkEuTkyTKHSZbCoFhlB4zoHwNEx6SZeqG9/s1600/Marques_Valdespina_Archivos_Estatalesv2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="718" data-original-width="626" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiO9LnOoe-mF1XTh8WEcK5YT_IDEkAwv3NipcMmZ0xYeOYC8au3EANPBgXfMerrVVbLDkVtUkpTQI_lGViKyZj_w_zUMtZsZK6_e19sHz7rUWBkEuTkyTKHSZbCoFhlB4zoHwNEx6SZeqG9/s320/Marques_Valdespina_Archivos_Estatalesv2.jpg" width="275" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca, IV Marqués <br />
de Valdespina. Modificado de los Fondos Archivos<br />
Estatales</td></tr>
</tbody></table>
Hasta el momento las fuentes carlistas se habían mostrado infinitamente más parcas en la descripción de los hechos, motivaciones y sucesos acaecidos en el Sitio de Bilbao, perdiéndose infinidad de elementos que pudieran servir como contrapunto a las fuentes liberales. Gracias a la labor de <b>Victor Sierra-Semuga</b> y, a la amabilidad de familias que han gestionado durante varias generaciones sus archivos, hoy disponemos de datos adicionales que se engarzan en el discurso histórico con elementos que van desde la más pura anécdota, hasta bloques de información que nos obligarán a reescribir episodios enteros de la historia de la última guerra carlista.</div>
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Entre estas fuentes completamente inéditas, hemos podido contar con fondos provenientes del Archivo familiar del Barón Montevilla, entre cuyos documentos se localizan cartas del mismísimo <b>Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca, IV Marqués de Valdespina</b>, oficial carlista al mando de las fuerzas sitiadoras. La principal característica de estos escritos radica en su componente “familiar”, ya que están dirigidas fundamentalmente a su mujer <b>María Casilda Gaytán de Ayala y Areizaga</b>, en aquellos momentos refugiada en Francia. Esto nos permite asomarnos a los pensamientos más íntimos del Marqués, a sus pareceres y opiniones, únicamente compartidos con sus seres más allegados.</div>
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<i><b>Imágenes del Sitio</b></i></div>
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Para acercarnos al Bilbao de los primeros meses de 1874, no sólo disponemos de escritos en primera persona, con un fuerte carácter inédito, sino que contamos con las numerosas imágenes gráficas tomadas por el francés <b>Carlos Monney Millet</b>. Según indica <b>Juantxu Egaña</b>, Monney “<i>realizó un álbum fotográfico con motivo del Sitio de Bilbao, del que hoy en día se conservan dos ejemplares, uno de ellos dedicado al rey D. Alfonso XII</i>”. Muchas de estas instantáneas están muy extendidas ya que fueron posteriormente convertidas en tarjetas postales o reproducidas como grabados en distintas revistas de épocas; y al contrario que la mayoría de imágenes que se conservan de la última Guerra Carlista, basadas de forma fundamental en retratos de gabinete, Monney se atrevió a dar muestra de paisajes y exteriores, donde lo importante no era la persona, sino la localización y la historia que contaba ese lugar.</div>
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<i><b>Francisco Pedro MacMahon Jane</b></i></div>
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Si por algo destacó la bilbaína familia MacMahon es por presentar una noble línea genealógica que hunde sus raíces en la vieja Irlanda, que se estableció en Bizkaia a principios de XVIII con la llegada de los hermanos <b>Patricio</b> y <b>Therence MacMahon McCurtain</b> a Bilbao. Según se describe en la web de genealogía (<a href="http://www.euskalnet.net/laviana">www.euskalnet.net/laviana</a>): “<i>Lo primero que hicieron los MacMahon cuando se establecieron en Vizcaya fue justificar, previamente a su vecindad vizcaína, su nobleza según fuero ante las Juntas de Guernica</i>”. </div>
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Francisco Pedro MacMahon Jane fue el mayor de una familia de 4 hermanos, siendo bautizado en la Basílica de Santiago de Bilbao el 5 de octubre de 1826, y según consta en su partida bautismal: “<i>había nacido a la una menos cuarto de la mañana del día precedente según declaró su padre</i>”. Posteriormente la familia se ampliaría con la llegada de <b>Amalia Agustina</b> en 1828, <b>Pedro Juan</b> en 1830 y <b>Diego Manuel</b> en 1834. </div>
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Según indica <b>Joseba Agirrezkuenaga</b>, con tan solo 11 años Francisco se embarcó primeramente en dirección a Francia y luego a Inglaterra para completar su “<i>educación y formación intelectual</i>”, regresando 8 años después a Bilbao donde estableció su residencia en pleno Casco Viejo, en el número 5 de la calle Santa María. Para entonces estaba Francisco suficientemente preparado para seguir con la línea familiar de exitosos comerciantes y hombres de negocios, no tardando en incorporarse al ámbito político representando una opción de liberalismo moderado, favorable al mantenimiento del sistema foral.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn1IxE_P9_cZiOaf1Xl1-1OjsaDDljQKGO9e5FHEOVALTqmh3zgS-jPAms_qfpduE6VjUJzFEidZaccETzJ1_JqgoMDtxMSkEVZnToUS4H4HwZewVtvkSOCuzdGmV5140I-wAjWOsuyNqH/s1600/MacMahon_Bilbaopediav2.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="282" data-original-width="216" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn1IxE_P9_cZiOaf1Xl1-1OjsaDDljQKGO9e5FHEOVALTqmh3zgS-jPAms_qfpduE6VjUJzFEidZaccETzJ1_JqgoMDtxMSkEVZnToUS4H4HwZewVtvkSOCuzdGmV5140I-wAjWOsuyNqH/s320/MacMahon_Bilbaopediav2.jpg" width="244" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Pedro MacMahon Jane.<br />
Tomado de Bilbaopedia</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
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En 1868, a su imagen de <i>gentleman </i>acomodado e instruido, se sumaba el título de aristócrata con el reconocimiento de su linaje por línea sanguínea, tal y como se muestra en el certificado de hidalguía que se expide, a instancias de Francisco y la de sus hermanos en julio de ese año y cuyo original es consultable en el Archivo de la Diputación Foral. </div>
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El ascenso de Francisco a la alcaldía de Bilbao tuvo lugar en un momento de notable crisis para la Villa, fruto de la turbulenta y complicada situación política, social y económica que se vivía en las Españas del XIX, acuciada por el levantamiento carlista de 1872. Éste primer conato de sublevación fue rápidamente sofocado en Oroquieta quedando apaciguado momentáneamente el Señorío con la firma del “Convenio de Amorebieta” en mayo de ese mismo año. Sin embargo, el acuerdo desató la furia de muchos liberales bizkainos que veían en ese documento una cesión a las tesis carlistas. El enojo llevó al entonces alcalde de Bilbao, <b>Fidel Sagarminaga</b>, a presentar con parte de su corporación, su dimisión a finales de mayo de ese año, dejando a la Villa en una situación políticamente comprometida.</div>
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En los siguientes 16 meses se sucedieron en Bilbao hasta 6 alcaldes que variaron entre el liberalismo moderado al republicanismo exacerbado, y que tuvieron que lidiar con la sucesión de regímenes políticos que llegaban de Madrid, la reactivación del alzamiento carlista, la penuria económica de las arcas municipales derivada de algunas gestiones poco acertadas y los gastos militares que estaba generando la sublevación carlista. Francisco MacMahon fue uno de estos alcaldes, ejerciendo como tal entre 3 de diciembre de 1872 y el 14 de marzo 1873, apenas unos meses que ponen de manifiesto el clima de inestabilidad que se vivía.</div>
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<b>El Bilbao de 1874</b></div>
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La Villa de Bilbao en 1874 constituía una ciudad en miniatura: pujante y dinámica como plaza mercantil, pero con un reducido espacio físico que apenas superaba el poblado medieval que se había articulado alrededor de sus famosas siete calles. A su alrededor se encontraban anteiglesias del “Señorío de Vizcaya”, entidades jurídicas con derechos y deberes que eran reconocidos en el sistema foral, y que al contrario que la villa, presentaban un carácter eminentemente agrícola-ganadero.</div>
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Este peculiaridad forjaba la imagen bucólica de un pequeño centro urbano rodeado de campiñas agrícolas, pero a su vez, generaba un interminable listado de problemáticas para una ciudad encorsetada que contaba por aquel entonces con unos 28.000 habitantes. Las clases pudientes habían encontrado la forma de solventar la falta de espacio adquirido en las vecinas anteiglesias de Abando o Begoña grandes parcelas de terreno en las que construyeron suntuosas villas o “quintas”, a modo de segundas residencias.</div>
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Bilbao precisaba de terreno de expansión y la lucha por el mismo será un eslabón más en la larga cadena de conflictos que desde prácticamente la Edad Media enfrentaba a la villa con las anteiglesias del Señorío. Azaola llegó a definir la existencia de “<i>un antagonismo secular: el de vizcaínos y bilbaínos</i>” que a lo largo del tiempo había permanecido inmutable y que periódicamente estallaba en forma de distintos y variados conflictos.</div>
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Para los bilbaínos, especialmente aquellos de clase alta o acomodados como MacMahon, esta afirmación no constituía una novedad. En un pequeño prólogo que realiza al comienzo de su diario, Francisco intentó exponer las razones que llevaron a una parte de bizkainos a poner bajo asedio a la principal ciudad del Señorío; por supuesto, siempre desde la óptica de bilbaíno acomodado: “<i>El rápido desarrollo material e intelectual de Bilbao viene siendo causa del mal disimulado encono para las dos clases más influyentes del resto del Señorío; son éstas, el clero rural y los pequeños propietarios de fincas rústicas. El primero cree ver en el desarrollo intelectual de las masas, la desaparición de su actual modo de ser, y los segundos sienten no profunda pena que los ocho o doce mil reales de renta que daban a su progenitores cierta influencia en su comarca y medios para vivir en la holganza, debido al aumento de la riqueza general, motivado por el espíritu comercial de la capital y la consiguiente disminución relativa del valor del dinero, no les bastan en el día para cubrir las más apremiantes necesidades de la clase a que creen pertenecer</i>”. Los problemas políticos entre villa y anteiglesias también se trasladaban a la sociedad, estando el clero y los pequeños terratenientes en el punto de mira de la influyente clase burguesa bilbaína, vistos como un estorbo para su desarrollo económico. MacMahon no dudará en interponer una barrera social con los segundos, manifestando con un cierto tono irónico que el dinero que generan sus campos no llegaba a “<i>cubrir las más apremiantes necesidades de la clase a la que creen pertenecer</i>”.</div>
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Continuaba Francisco con su explicación: “<i>[…] De ahí esa cruzada que vienen haciendo contra Bilbao, de ahí ese empeño irritante en rebajar la influencia de la capital hasta el punto de que contribuyendo a las cargas generales del Señorío en un 45% no quieran conceder más representación en sus Juntas Generales que al último de los 125 pueblos que en ellas tienen asiento</i>”. Según indica el historiador Azaola por dos veces consecutivas, en 1870 y 1872, Bilbao había acudido a las Juntas Generales del Señorío a solicitar la revisión de diversos anacronismos “<i>que causaban a la Villa de Nervión perjuicios tanto más graves e injustos cuanto que estaban en contradicción con las realidades políticas, económicas y sociales del siglo XIX</i>”. Ambas sin éxito, que acrecentaba el malestar entre la burguesía comerciante e industrial de Bilbao.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9A5sz8ScQ4iAnhcrOaYmcqXXmmQUnA94kjKln6RJirIGFdc2OFv84Jn5Vs18crTaUR9FGfSsupGj3BPraHeLhqo32pCCe7WMvds_YWN6nrL7dqyFYq_N0-dboX1rC_0bax2xz65neOtug/s1600/Postal.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="817" data-original-width="592" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9A5sz8ScQ4iAnhcrOaYmcqXXmmQUnA94kjKln6RJirIGFdc2OFv84Jn5Vs18crTaUR9FGfSsupGj3BPraHeLhqo32pCCe7WMvds_YWN6nrL7dqyFYq_N0-dboX1rC_0bax2xz65neOtug/s400/Postal.jpg" width="288" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aldeanos bizkainos. Imagen costumbrista en una postal<br />
del finales del XIX, principios del XX</td></tr>
</tbody></table>
Pero MacMahon también asumía parte de culpa en la inquina entre “<i>aldeanos</i>” y ciudadanos, no dudando en destacar algunas virtudes de aquellos “<i>hombres de rústica corteza</i>”: “<i>No quiero decir con esto que Bilbao este extenso de culpa; ese sarcástico desdén con que por costumbre acoge al aldeano, lastima mucho a hombres que bajo su rústica corteza, reúnen a un talento natural para gobernarse y gobernar a sus familias con independencia y decencia, un fondo de dignidad individual tanto más de apreciar cuanto que por desgracia va haciéndose cada día más raro en los grandes centros de población</i>”.</div>
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Uno de los temas más espinosos en este conflicto era la reciente anexión de terrenos de las anteiglesias colindantes, como la de Abando (llamado a convertirse en el Ensanche de Bilbao), asumiendo MacMahon que la Villa había actuado con un cierta prepotencia: “<i>[…] por otra parte en las cuestiones que se han suscitado entre Bilbao y las vecinas ante Iglesias, no siempre se ha conducido la Villa con la calma y amor a la Justicia a que su mayor grado de cultura la obliga. La manera arbitraria y violenta con que se llevó a cabo el ensanche de la Villa es una demostración práctica de este aserto; tan dueña eran las anteiglesias de su territorio como Bilbao de sus calles. ¿Qué hubiera dicho la Villa si las anteiglesias hubieran intentado apoderarse de una parte da su jurisdicción? Naturalmente hubiera puesto el grito en el cielo, quejándose amargamente de tamaña injusticia; pues eso es exactamente lo que hicieron aquellas; pero Bilbao valiéndose de su mayor influencia en las altas regiones del poder, ahogó al justo grito de sus vecinas y, arrancándoles su parte más rica y de mayor porvenir, las dejó reducidas a una mísera existencia</i>”. Concluía Francisco: “<i>No sé si he acertado a indicar las verdaderas causas que motivan ese lamentable antagonismo entre Bilbao y el resto del señorío, pero lo indudable es que el antagonismo existe, puesto se manifiesta furioso siempre que se presenta ocasión de poderlo demostrar</i>”.</div>
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<i><b>“Vizcaya por Don Carlos”</b></i></div>
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<br /></div>
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Las huestes carlistas en Bizkaia habían tomado impulso con la entrada en liza del viejo oficial <b>Castor Maria Andechaga Toral</b> en julio de 1873. Nos indica <b>Francisco Hernando</b> en su libro “<i>La Campaña Carlista</i>” sus primeros compases: “<i>[…] pasó á las Encartaciones y arrastró consigo tal número de voluntarios que en poco tiempo formó dos batallones. Andéchaga, que conocía perfectamente aquel terreno, se apoderó del destacamento que guarnecía á Ortuella, bajó á Portugalete, entró en él, encerrando á la guarnición en los fuertes, sostuvo un reñido combate con la columna de Lagunero que salió de Bilbao en socorro de los de Portugalete, y escarmentó tan duramente á la de Villegas, que operaba por la provincia de Santander, que la obligó á internarse en aquella provincia y á dejarle dominar tranquilamente en las Encartaciones</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia7yjJwA_zXTUk3LeR_xVU49sOBhGkD-W8iqB5IwpxYMV2L_QdBxgK2eHefvxh4IBk3fOOHO1155tSvimWZqu17a1SI-55Vj9S65dFJBQl0cmTFGgnnf6hBU8PK1o6IZ67M3Mus47kYAdf/s1600/Levantamiento.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="476" data-original-width="592" height="321" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia7yjJwA_zXTUk3LeR_xVU49sOBhGkD-W8iqB5IwpxYMV2L_QdBxgK2eHefvxh4IBk3fOOHO1155tSvimWZqu17a1SI-55Vj9S65dFJBQl0cmTFGgnnf6hBU8PK1o6IZ67M3Mus47kYAdf/s400/Levantamiento.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Levantamiento de partidas carlistas. Modificado de "<i>Reproducción del</i><br />
<i>panorama de la Guerra Civil en el norte</i>". Archivo de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
En poco tiempo se encontraban en el “Señorío de Vizcaya” 8 batallones carlistas, a los que se sumaban tropas de Castilla; todavía no correctamente armados y con una manifiesta desventaja en relación con su prácticamente inexistente artillería. Pero estos “detalles” eran suplidos con una euforia desatada a medida que caían victorias, de más o menos consideración, de su lado. Tanto era así, que el Estado Mayor carlista, desoyendo a algunos de sus más importantes oficiales, como era el navarro <b>Nicolas Ollo Vidaurreta</b>, decidió la toma de Bilbao. La entonces asustada Villa, constituía un centro comercial de primer orden; un espaldarazo para las pretensiones de Carlos VII, que ya controlaba el medio rural, pero al que se le resistían las grandes urbes. A decir de <b>Antonio Brea</b>: “<i>Tanto su situación como su riqueza y la considerable exportación del hierro que encierran en el seno las próximas montañas, la hacían cuestión de suma importancia para el naciente ejército carlista, máxime cuando no una, sino varias potencias de Europa habían asegurado que reconocerían la beligerancia de los carlistas en el momento que hubieran entrado victoriosos en Bilbao</i>”. Indudablemente la toma de Bilbao hubiera sido un espaldarazo a las pretensiones carlistas y posiblemente una fuente de dinero para su arcas. Un pasaje trasmitido a lo largo de tres generaciones en la familia Sierra-Sesúmaga, indicaba que banqueros y prestamistas franceses, algunos de ellos judíos, habían puesto como condición indispensable para aflojar sus bolsas la entrada del Pretendiente en Bilbao. Madrid estaba muy lejos, pero Bilbao quedaba al alcance de la mano.</div>
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<br /></div>
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Andechaga fue unos de los más fervientes defensores de tomar Bilbao, y gran parte de sus acciones fueron encaminadas a conseguir dicho objetivo, comenzado por incomunicar a la Villa por su ría buscando acabar con las escasas zonas fuertes que todavía defendían esa vía: Portugalete, Luchana y Desierto. En el verano de 1873 las tropas carlistas iniciaron sus tanteos y <i>razzias</i> sobre Bilbao y Portugalete, los huesos duros de roer, lanzando un hostigamiento al tráfico naval de ría, que ya para entonces se había convertido en la única vía de suministro a la capital. </div>
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De aquel verano de consolidación del ejército carlista, MacMahon relataba en su diario: “<i>Hacía ya tiempo que no se podía salir el casco de la Villa sin correr grave riesgo de ser hecho prisionero por los carlistas; en la noche del 21 al 22 de agosto le prendieron en su propia casa sita en el barrio de Iturburu a un oficial del Batallón de Voluntarios de la República y el 2 de noviembre prendieron a un contraguerrillero que oía misa en la iglesia de Begoña. Nuestra única vía de comunicación era la marítima, y aún ésta no dejaba de ofrecer grave riesgo, pues los vapores que subíndice o bajaban por la ría tenían que sufrir el vivísimo fuego de las fuerzas carlistas apostadas en sus dos orillas, y sin embargo de ir con grandes precauciones y fuertemente blindados con planchas de hierro, más de una vez, tuvieron que sufrir bajas entre los tripulantes y viajeros que conducían</i>”.</div>
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<i><b>Caos Político, Penuria Económica e Indefensión Militar</b></i></div>
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Bilbao no era ajena a la convulsión que sacudía todos los estamentos sociales, a medida que se iba tomando partido por uno de los bandos contendientes: el carlista o el liberal. Pero al igual que el carlismo estaba formado por una amalgama de descontentos por las imposiciones y bandazos del sistema liberal; el liberalismo no constituía, ni muchos menos, un bloque monolítico. Liberales moderados, liberales radicales, promonárquicos o republicanos se enfrentaban entre ellos, generando conflictos internos que alcanzaban al estamento militar y que repercutía negativamente en cualquier iniciativa para atender la defensa de la Villa. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWEGSKkdwisDvU0lkROfwqUESo5Jxmo7lY0rqJimufWAU2_SrzY6utJTLXvBdtJ7nJEoR04t-RniLTNJN44MucGXN7e-MaQLoRbIi-2wNt2T9-FHqND8ErQPIbFjqFnBPV_LGx4WJgB5Qo/s1600/proclamacion-republica2.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="413" data-original-width="564" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWEGSKkdwisDvU0lkROfwqUESo5Jxmo7lY0rqJimufWAU2_SrzY6utJTLXvBdtJ7nJEoR04t-RniLTNJN44MucGXN7e-MaQLoRbIi-2wNt2T9-FHqND8ErQPIbFjqFnBPV_LGx4WJgB5Qo/s400/proclamacion-republica2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Proclamación de la I República en Madrid en febrero de 1873.<br />
Modificado de la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
En este sentido MacMahon no apreciaba especialmente a los republicanos, algo de lo que ira dejando constancia en varios momentos de su diario: “<i>La insubordinación que rápidamente iba cundiendo en las filas del ejército desde el día 11 de febrero en el que se constituyó el gobierno republicano, […] se dejaba sentir también en Bilbao, muy especialmente entre los cuerpos francos, a alguno de los cuales fue preciso desarmar, en vista de sus desmanes, no sin que hubieren hecho pasar antes a la población horas de mortal angustia. Estas escenas hacían que las personas acomodadas se fueran marchando poco a poco al extranjero; y las que se quedaban tenían que sufrir las inmoderadas exigencias de las autoridades republicanas, para cuya despilfarradora administración no había dinero que bastase</i>”. </div>
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Además, Francisco consideraba que el ascenso del republicanismo estaba íntimamente relacionado con el desconcierto que se vivía en Las Españas y les achacaba algunos de los problemas más acuciantes de la Villa como era la falta de liquidez monetaria o la utilización de medios poco ortodoxos: “<i>[…] Los tristes presentimientos que yo abrigaba al cesar en la alcaldía estaban ya cumplidos. Tanto el Ayuntamiento que sucedió al que yo presidí, como el que por elección popular, auxiliada por la partida de a horda que alejaba de las urnas a todo el que no estuviera dispuesto a votar con ellos o a andar a palos, según costumbre de aquellos libérrimos tiempos, habían ya traído sobre la Villa inmensos gastos y días de luto y desolación, y no corrieron arroyos de sangre, porque amedrentados acaso por la situación que, ellos más que nadie, habían contribuido a crear y reconociendo su importancia para conjurar los males que nos amenazaban, pidieron ellos mismos su relevo</i>”. Esta aparente anarquía, de la que los carlistas tomaban parte de su fuerza, no afectaba únicamente al estamento gubernamental. El cuerpo militar, íntimamente imbricado con el poder político, también mostraba sus propias carencias. </div>
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<br /></div>
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<i><b>Primeros Pasos</b></i><br />
<br />
En un intento de retomar las riendas de la ciudad más importante del Norte, apaciguar los ánimos y proceder, en caso necesario, a su defensa, el Gobierno Central dio orden de trasladar en noviembre de 1873 al entonces brigadier oriundo de México, <b>Ignacio María del Castillo Gil de la Torre</b> para hacerse cargo del puesto de Gobernador Militar de la Villa. Según consta en el diario liberal "La Guerra" el mariscal hizo su entrado en el vapor-correo en la mañana del 11 de noviembre.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK0OBsod1ZSBAIMPixdHuQh53FLF6MHFyG4QMRL9veuS0maUETCJUM8MMQ3ST_gMPL7DqC7Nh3e3zX-6VSSdtbV_MJBAVh8iguOWPYiEWVzhzrRHXj-HYZ0LdGDFEhJSz8F-Rtwp2AFDjN/s1600/General_Castillov2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="498" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK0OBsod1ZSBAIMPixdHuQh53FLF6MHFyG4QMRL9veuS0maUETCJUM8MMQ3ST_gMPL7DqC7Nh3e3zX-6VSSdtbV_MJBAVh8iguOWPYiEWVzhzrRHXj-HYZ0LdGDFEhJSz8F-Rtwp2AFDjN/s400/General_Castillov2.jpg" width="301" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ignacio María del Castillo. Original de Carlos<br />
Monney.<span style="font-size: 12.8px;"> Modificado del blog Cesar Estormes</span></td></tr>
</tbody></table>
La situación que se encontró Castillo a su llegada a Bilbao, distaba mucho de ser óptima: “<i>[…] Terrible fue el desengaño que tuvo que sufrir al hacerse cargo de la verdadera situación de Bilbao; al encomendarle el gobierno, puesto de tamaña responsabilidad, le habían hecho creer que encontraría aquí abundantemente cuanto requiere la defensa de la plaza, y al llegar se encontró con que carecía de todo lo necesario, fuera del valor personal y de la constancia y los sufrimientos que impone el cumplimiento de un penoso deber, cualidades éstas que han distinguido siempre a los buenos hijos de esta Villa. Apresurose a pedir al gobierno los recursos que necesitaba, pero la penuria de ése y aún más si caben el desquiciamiento a que había llegado la organización de todos los servicios del Estado, hacían inútiles todas sus reclamaciones, y por otra parte, cada vez iba siendo más inminente la proximidad de un sitio</i>”.</div>
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<br /></div>
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El recién nombrado Gobernador Militar se encontraba en una complicada situación, teniendo que lidiar con grandes problemas logísticos, políticos y militares, en una ciudad de imposible defensa localizada en un fondo de valle rodeada de montañas. Apenas le faltó tiempo al entonces Gobernador Civil, el republicano <b>Luis León</b>, para solicitar su mediación en la formación de “<i>un ayuntamiento que estuviese a la altura de las circunstancias</i>”. De hecho, nada más hacer pie el brigadier en terreno bilbaíno, León publicitó un bando donde traspasaba todas sus atribuciones al Gobernador Militar, en función del "<i>estado de guerra</i>" que se había declarado en la provincia. Esto dejaba sobre Castillo la responsabilidad de formar una nueva corporación, a cuya cabeza se barajaba el nombre de Francisco MacMahon Jane.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No fue hasta diciembre de 1873 cuando se formalizó una reunión a la que acudió Francisco a interpelación directa del General Castillo junto con algunos diputados del Señorío. En ella “<i>apelaron a su patriotismo para que se encargase nuevamente de la alcaldía […]</i>”. Pero MacMahon declinó la oferta. Desconfiaba abiertamente del Gobernador Civil Luis León, al que le recriminaba su actitud, tanto actual como anterior, afirmando: “<i>[…] que tan indignamente se había conducido con el ayuntamiento que yo presidí pocos meses antes</i>”, y acusándole directamente de “<i>imponer fuertes contribuciones sin más norma que capricho y el matiz político del pagano</i>”. Francisco tenía claro que no formaría parte de ningún proyecto auspiciado por ese Gobernador Civil. Ante la negativa, tanto Castillo como el resto de los diputados presentes le presionaron “<i>fundamentándose en que tenían entendido que el Gobernador Civil, que era el obstáculo, había renunciado al destino y de un momento a otro debía llegar su reemplazo</i>”. Pero esas palabras no cambiaron el parecer del exalcalde, permaneciendo firme en su decisión.</div>
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<br /></div>
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Bajo la promesa de volver a “<i>hablar del asunto</i>” tras la futura llegada de un nuevo Gobernador Civil y, tomando conciencia de la posibilidad de hacerse nuevamente con el cargo de la alcaldía, Francisco solicitó datos económicos: “<i>[…] pedí datos y principié a examinar la situación financiera del ayuntamiento</i>”. La descripción que incorpora a su diario sobre el estado económico del ayuntamiento, con una guerra que está llamando a su puerta, no pudo ser más desastrosa: “<i>[…] al cesar yo en la alcaldía, a mediados de marzo (de 1873), dejé recursos suficientes para cubrir todas las atenciones ordenarías del año incluso el pago de intereses y correspondiente amortización de la deuda del ayuntamiento. No se había satisfecho ni amortización ni intereses, se había gastado ya hasta el último real y agotado completamente el crédito, […] Estoy seguro que desde la fundación de Bilbao no ha existido Ayuntamiento que en tan poco tiempo haya despilfarrado tanto dinero; y no se trata de justificar gasto tan crecido con las pocas y mal ejecutadas obras de defensa […]</i>”. Y es que a Francisco no le faltaba razón en afirmar que las obras de defensa en la villa no se habían realizado con la suficiente visión estratégica.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Liberales Moderados vs Republicanos, </i></b><i><b>Incomunicación y Nuevo Alcalde</b></i></div>
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En la noche del 28 al 29 de diciembre los carlistas consiguieron cerrar el paso por la ría, cruzando un cable a la altura de Zorroza. “<i>Esta novedad agravaba considerablemente nuestra situación; el nombramiento del nuevo ayuntamiento apremiaba y yo no podía admitir el encargo, puesto que permanecía en pie la causa que me había inducido a declinar ese honor […]</i>".<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El mantenimiento al frente de la Gobernación Civil de Luis León, imposibilitó que MacMahon fuera la cabeza destacada del ayuntamiento y finalmente, “[<i>…] tras laboriosas negociaciones quedó nombrada la corporación que tuvo la gloria de hallarse al frente de la Villa, […]; quedando yo de presidente de la Comisión Permanente de la Propiedad […]</i>”. Curiosamente Francisco, si bien alabará la labor realizada por el ayuntamiento en los duros días que iban a llegar, apenas dejará cita del que fue elegido alcalde: el liberal moderado, <b>Felipe de Uhagón Aguirre</b>. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAcN-nJhXgU6J7oq_JyxgM-MCHvaxeFflXUzDjhujNh1rry88tK_iPhkxlVHp85SN1z8_ifccLu3TCf3b64Q5vzW-Z2K2RZeiUzrKqA8x17Cx5zDDDtOYpaEpg6Yk5ldxEHIdpZwKAQnOv/s1600/Auxiliar.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="390" data-original-width="269" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAcN-nJhXgU6J7oq_JyxgM-MCHvaxeFflXUzDjhujNh1rry88tK_iPhkxlVHp85SN1z8_ifccLu3TCf3b64Q5vzW-Z2K2RZeiUzrKqA8x17Cx5zDDDtOYpaEpg6Yk5ldxEHIdpZwKAQnOv/s400/Auxiliar.jpg" width="275" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Miembro del Batallón de Auxiliares. Original<br />
atribuida a Monney. Modificada de Archivo <br />
Diputación de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Poco después y gracias a “<i>unos periódicos introducidos en la Villa</i>”, llegó la noticia que tras el golpe de Estado de Manual Pavía, se había pasado de una república parlamentaría a una dictadura republicana, a cuyo frente estaba <b>Francisco Serrano y Domínguez, Duque de la Torre</b>. Según describe MacMahon, “<i>este acontecimiento sirvió de cómodo pretexto al Gobernador Civil, D. Luis Leon para abandonar su puesto en aquellas críticas circunstancias y quedarse como simple ciudadano, y fue causa así bien de que quedara disuelto el ya para entonces muy mermado y turbulento Batallón de la República, yéndose los más bullangueros a sus casas, y pasando los pundorosos y más razonables a ingresar en el Batallón de Auxiliares</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Para Francisco, como liberal moderado, esta renuncia cerraba un capítulo negro en la historia política de Bilbao, una vez quedaban alejados los republicanos de los poderes de decisión y se suprimía su milicia armada, el llamado “Batallón de la República”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya hemos referido que MacMahon cargó ampliamente la tinta de su pluma para criticar con dureza a los republicanos bilbaínos, pero es necesario tener en cuenta su filiación política dentro del liberalismo moderado y su estatus social para encontrar una respuesta a la inquina que les procesaba. Según indica el Doctor en Historia <b>Rafael Ruzafa</b> “<i>el republicanismo bilbaíno demostró un profundo conocimiento del mundo del trabajo y una gran simpatía por las clases trabajadoras, su base social por antonomasia</i>” estando mucho más cerca de la clases populares que de las pudientes, y que “<i>[…] desvió fondos hacia las clases trabajadoras en un momento en que, a causa de la guerra, la actividad económica se había ralentizado</i>”. Todo ello se entroncaba con la lucha de clases y desigualdads imperantes, y chocaba abiertamente con los postulados del liberalismo moderado bilbaíno, mayoritario en sus clases medias-altas, y representado por hombres como MacMahon.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Solventado el problema del gobierno de la ciudad, era el momento de focalizar los esfuerzos en el aspecto militar. Bilbao entraba en el nuevo año incomunicado por vía terrestre y marítima. Dos intentos para eliminar las cadenas que impedían el paso por la ría habían fracasado. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La primera fue una salida de tropas al mando del Coronel <b>Antonio del Pino Marrufo</b>, que “<i>regresó a la Villa no sin haber tenido antes algunas bajas</i>” y sin haber podido cumplir su propósito. Una segunda intentona se realizó mediante la utilización “<i>de un vaporcito de ría llevándose a remolque una pequeña embarcación cargada con cajas de dinamita, y una vez en Olavega, dieron fuego a una mecha convenientemente preparada y dejaron que la embarcación fuese arrastrada por la corriente […]. Algún tiempo después estallaron las cajas con terrible estruendo pero cuando se hizo de día […] vieron con dolor que lejos de haber desaparecido el cable, los carlistas habían tendido otros varios y estaban además rodando al río una gran cantidad de mineral de hierro con el fin de imposibilitar el paso en absoluto. […] Nuestra incomunicación era ya completa</i>". </div>
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<br /></div>
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<i><b>Rendición de Portugalete</b></i></div>
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<br /></div>
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El 21 de enero de 1874, Andechaga, aquel al que hacía pocos meses atrás le habían descrito en el diario liberal de Bilbao "<i>La Guerra</i>" como "<i>general en conserva y momia venerable de la guerra civil</i>", rindió la marinera villa de Portugalete.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdEsGdHC3wfs7iQJ1AhrsyWNErJ4gkZ2HXXpOr6xIIpaZ3KGQdfhqz-yCJZQw_0s2-KG_6ez53SabU8TPficlU9eQ84g_pzn5GLynQoetCsBdHUBegQC6Lazo5PCd9ERCJFsUWV-4a-bCH/s1600/Portugaletev2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="637" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdEsGdHC3wfs7iQJ1AhrsyWNErJ4gkZ2HXXpOr6xIIpaZ3KGQdfhqz-yCJZQw_0s2-KG_6ez53SabU8TPficlU9eQ84g_pzn5GLynQoetCsBdHUBegQC6Lazo5PCd9ERCJFsUWV-4a-bCH/s320/Portugaletev2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de Santa Maria de Portugalete tras finalizar el sitio.<br />
Modificado de "Monografías Históricas de Portugalete"</td></tr>
</tbody></table>
La nueva y sonada victoria de los carlistas cayó como un jarro de agua fría en Madrid y especialmente en Bilbao. Como un castillo de naipes, todo el sistema defensivo exterior de Bilbao fue barrido, e increíblemente, en un error táctico sin precedentes, todos los altos que rodeaban la Villa, que apenas habían sido fortificados y mucho menos defendidos, fueron vaciados de tropas liberales.<br />
<br />
El oficial de artillería carlista <b>Antonio Brea</b> lo reflejaba de la siguiente forma: “<i>Los batallones vizcaínos, dueños de la pequeña villa (Portugalete), revolviéronse sobre Bilbao, acercaron sus trincheras á tiro de fusil de la plaza, estrecharon el bloqueo de una manera harto sensible para sus moradores, y tomaron definitivamente posesión de la cordillera de Archanda y Banderas, Monte Abril y Santa Marina, Ollargan y Castrejana hasta el mar, quedando reducido Bilbao al casco de su población</i>".</div>
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<br /></div>
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<i><b>Defensas Liberales de Bilbao</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 23 de enero el general Castillo se dirigió por primera vez a los bilbaínos haciéndoles partícipes de la apurada situación en la que se encuentra la Villa e instándoles a resistir bajo la promesa de la pronta llegada de un ejército libertador. Lo único que se interponía entre los carlistas y Bilbao era su guarnición y unas inacabadas defensas de las que únicamente destacaban por su carácter estrictamente militar los viejos fuertes del Morro y Miri(a)villa. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No había sido nada fácil llegar a fortificar, aunque fuera mínimamente, todo el recinto exterior de la villa. En el verano de 1873 se había aprobado una contribución extraordinaria de guerra, valorada en 6 millones de reales para estos menesteres, pero tras sangrar los bolsillos de los bilbaínos, la cifra real invertida no llegó, ni a tiempo, ni de lejos a la cifra presupuestada. Tanta fue la penuria que según recoge Ruiz de Azua, el 23 de noviembre de 1873 se había instado desde el ayuntamiento a “<i>intentar reducir al mínimo los gastos en las obras de fortificación</i>”. Todo ello contribuía a una imagen de improvisación y debilidad que no se ajustaba en absoluto a los condicionantes que debía reunir una ciudad de relevancia que había tenido varios meses para mejorar su salvaguarda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAKw_wVD_Lh8rUhukZug0jOdYapEHdofCdfGlYqKVd-NBBXTg7u0F_NutqrhJha4TXZyP3H6N64WAZvBjDYuQU31g4KZT0Byu9VUCp9Y3pUj74Rre7OhdYdErFx1T9yyNQBzKLUqPuC22A/s1600/Mapa.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="841" data-original-width="1300" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAKw_wVD_Lh8rUhukZug0jOdYapEHdofCdfGlYqKVd-NBBXTg7u0F_NutqrhJha4TXZyP3H6N64WAZvBjDYuQU31g4KZT0Byu9VUCp9Y3pUj74Rre7OhdYdErFx1T9yyNQBzKLUqPuC22A/s400/Mapa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Defensas de Bilbao. Fragmento de mapa BI-03-10. Cortesía de Alfredo Moraza</td></tr>
</tbody></table>
MacMahon se tomará su tiempo en enumerar todo el sistema defensivo que reducía el ámbito del Bilbao liberal a unos escasos 1,4 km2: “<i>Nuestra línea de defensa era la siguiente: Puerta de San Agustin, Block-house (sic) o fortaleza colocada sobre la meseta del mismo nombre, Palacio de Quintana, Fábrica del gas, Camposanto de Mallona, Convento de religiosas de la Cruz convertido en Cuartel de Ingenieros, casa de Patas en la barranca de Iturribide, cárcel nueva, puerta al pie de la misma sobre la carretera de Bermeo, el bosque próximo al convento de religiosas de ña Encarnación en la barranca de Zabalvide, puerta de las Ollerias sobre la antigua calzada y puerta de Ibargüen sobre la carretera de Madrid; en la orilla izquierda de río teníamos una barricada sobre el camino de la peña próxima a la fábrica de botellas, la cárcel vieja, la cabeza del puente viejo, cuartel de San Francisco, Casa de Cantalojas, estación del Ferrocarril, Palacio de Zabalburu, y al pie de sus tapias sobre la carretera de Balmaseda un fuerte parapeto de tierra con foso, plaza de toreos, parapeto de tierra sobre el camino de San Mames entre las tapias de Zumelzu y las de Sarachaga, Palacio de Allende, Plaza de Abando, barricada sobre el camino de la Perla, Iglesia de Abando y campo santo contiguo a la misma donde se había construido una batería de dos piezas con fuegos a la orilla opuesta de la ría. Teníamos además como puntos avanzados que quedaban incomunicados durante la noche: la casa Delmas próxima al punto de la Salve, la iglesia consistorial de Begoña y los fuertes del Morr<span style="background-color: white;">o y de Miravilla</span></i><span style="background-color: white;">”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Su Guarnición</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY9UCtljwL1YvZfucTFUCnSWG3Lw8XdOTE7C0pPGLmFvbKegdJS928LDGeUON_-lkUPc8p7-zO7FVVKSJOFeiMDvgDf0vZrsCg5hWYcECGFdhG1iAQxrGAFJ5J4Uokn2WQER0AOS1N32r0/s1600/Oficial.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="426" data-original-width="389" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY9UCtljwL1YvZfucTFUCnSWG3Lw8XdOTE7C0pPGLmFvbKegdJS928LDGeUON_-lkUPc8p7-zO7FVVKSJOFeiMDvgDf0vZrsCg5hWYcECGFdhG1iAQxrGAFJ5J4Uokn2WQER0AOS1N32r0/s320/Oficial.jpg" width="291" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oficial Artillería en la "Batería de la <span style="font-size: 12.8px;">Marina".</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Original Monney. Modificado de Archivo </span><span style="font-size: 12.8px;">Diputación </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Foral Bizkaia</span></td></tr>
</tbody></table>
El número de efectivos para la defensa de esta área ascendía, según describe MacMahon a unos 5.906 hombres repartidos entre batallones de infantería regulares, carabineros, guardia civil, guardia foral, auxiliares y una curiosa “<i>guardia negra</i>” a la que Francisco describe como “<i>sin organización, ni ningún género de disciplina</i>”. Otros listados de tropas, como el que presentan Juan Delmas o Alaciano Echeverria, desglosan estos números en una compañía de “<i>vigilancia</i>”, otra de “<i>voluntarios emigrados</i>” y “<i>voluntarios Orduña</i>”, así como efectivos adscritos a la “<i>Contraguerrilla de Vizcaya</i>”; estando su número total más cerca de los 5.000 que de los 6.000 hombres.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El principal problema que presentaba la guarnición era la falta de munición, donde “<i>apenas se llegaba al millón de cartuchos</i>”. Este hecho, unido al rápido consumo de munición que iba aparejado a los fusiles de cartucho metálico y retrocarga, imposibilitó, a decir de los liberales bilbainos, acciones contundentes más allá de los muros y fuertes que protegían la Villa.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Artillería de Defensa</b></i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En contraste con las exiguas piezas que iba a desplegar el ejército sitiador, los defensores de Bilbao exhibían una numerosa y variada artillería que, según indica Ruiz de Azua constaba de “<i>35 piezas de diversos calibres: 3 de hierro de 16 cm y los demás de bronce</i>” de 8, 10 y 12 cm.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsRuyl7dVawGJ0AxOoOdsrC05ENOZG60G_ShTV6GMADKQ6LmqtG-Sppco57gRV3iC-M97-9mN5ahsgyWULCpHdKN4fWpXslK4t4pKiA-SA7QQJKVWIpXcec24yHH-EJPEsHpvTnQZdYYZ_/s1600/Canon_liberal.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="1187" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsRuyl7dVawGJ0AxOoOdsrC05ENOZG60G_ShTV6GMADKQ6LmqtG-Sppco57gRV3iC-M97-9mN5ahsgyWULCpHdKN4fWpXslK4t4pKiA-SA7QQJKVWIpXcec24yHH-EJPEsHpvTnQZdYYZ_/s400/Canon_liberal.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón de 16 cm de la "Batería de Choritoque". Original <span style="font-size: 12.8px;">atribuido a Monney. </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Fondos Sierra-Sesumaga</span></td></tr>
</tbody></table>
Y al contrario que sucedía con la munición de los fusiles, a instancias de la Junta Superior de Armamento y Defensa dirigida por el castreño <b>Ramon Salazar Mazarredo</b>, se consiguió poner en marcha una fundición de proyectiles en el barrio de Atxuri para abastecer sus bocas de fuego. Esto permitió a los sitiados disponer de suficiente munición como para estar en continuo intercambio de fuego con los carlistas.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como curiosidad, MacMahon reflejará que el fuego de cañón será utilizado como un elemento de comunicación entre la plaza y el ejército liberal detenido en Somorrostro: “<i>[…] solo he oído al bajar ya de la montaña disparos de cañón con que acostumbra saludarnos el ejercito libertador al terminar el día, que parece decirnos: “Vamos en vuestra ayuda. Valor y constancia”, y los de nuestras baterías que contestan también diariamente y a la mis hora: “resistimos y esperamos confiados</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Entre Bilbao y Somorrostro</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el campo carlista el entusiasmo del momento suplió la enorme carencia de medios materiales y humanos para abordar un “sitio” de “características formales”. Bilbao no era Portugalete, pero la victoria sobre la plaza marinera había hecho suponer al alto mando carlista que Bilbao acabaría siendo tomada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según describe Antonio Brea, fueron seis los batallones bizkainos, que al mando del ermuarra Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca, más conocido por su título “Marqués de Valdespina” fueron los encargados del Sitio. Citando al oficial de artillería: “<i>Los carlistas emprendieron el sitio de Bilbao bajo la inmediata dirección del infatigable General Marqués de Valde-Espina [...]. Los batallones que asediaban á Bilbao tenían la siguiente situación: el de Bilbao, con Fontecha, del Puente Nuevo á Artagan; el de Marquina, con Sarasola, en Archanda y Santo Domingo; el de Durango, con el Barón de Sangarren, en Olaveaga y Deusto; el de Munguía, con Gorordo, parte en Olaveaga y algunas compañías destacadas en las Arenas y Plencia; el de Guernica, con Iriarte, en San Mames é Iturrigorri; y el de Orduña, con Bernaola, en Larrasquitu y la Peña, sumando dichos seis batallones un total de unos cuatro mil hombres</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBTIqzPUqS7JVWQ_AX4kk9z0PYEDuWcQfxGw4xLB0dOzZOJ8c3bE9_TkuslV3mtSb_X6fodnijh5d-ELWz4uUn7aBS1VUJz-EglhUa2QzDM8iYjc4Bi0hWaoUYXxfeP3P3aR_XaezeWCQE/s1600/Marcha.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="588" data-original-width="476" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBTIqzPUqS7JVWQ_AX4kk9z0PYEDuWcQfxGw4xLB0dOzZOJ8c3bE9_TkuslV3mtSb_X6fodnijh5d-ELWz4uUn7aBS1VUJz-EglhUa2QzDM8iYjc4Bi0hWaoUYXxfeP3P3aR_XaezeWCQE/s400/Marcha.jpg" width="323" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas liberales marchando. Modificado de <span style="font-size: 12.8px;">"Reproducción del</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;"> panorama </span><span style="font-size: 12.8px;">de la Guerra Civil </span><span style="font-size: 12.8px;">en el norte". Archivo de Navarra</span></td></tr>
</tbody></table>
Resulta especialmente llamativo que los seis batallones emplazados de forma directa a sostener el Sitio y que sumaban entre 3.000 o 4.000 efectivos, tuvieran que hacer frente a los más de 5.000 hombres armados que habían quedado cercados en Bilbao. Valdespina había asumido las órdenes dadas, y sin embargo era tremendamente consciente de la debilidad de sus fuerzas, algo que reflejará en una confidencia dirigida a su mujer: “<i>[…] Todos creían y me decían: ¡Que entrada va Usted a hacer en Bilbao! Vine aquí y vi que estaba muy verde: ni dentro de ocho días podría tirarse la primera bomba, ni tomar Bilbao por la fuerza en mucho, muchísimo tiempo, con los elementos que tenemos, únicamente batiendo a Moriones quizá se entregarían perdida la esperanza de socorro, pero esto no sucederá […] y tendremos que irnos con el rabo entre la piernas. Esto, como puedes suponer es solo para ti, Alejo o alguno más de toda confianza; quizá me equivoque, me alegraré, pero estoy en que acertaré. […]</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Valdespina tenía su vista puesta en el ejército de socorro que al mando de<b> Domingo Moriones Murrillo</b> se estaba formando. Desde que el gobierno de Madrid certificó la posibilidad de un asedio sobre Bilbao, había comenzado a desplazar un gran número de tropas a Santander gracias al ferrocarril, para seguidamente dirigirse a marchas forzadas siguiendo la costa hasta entrar en suelo de Bizkaia y tomar contacto con Bilbao. Las grandes operaciones en el Frente del Norte, que hasta entonces habían tenido lugar en torno a Estella y a Tolosa, se trasladaron geográficamente, perdiendo momentáneamente interés estas últimas. De hecho, la gipuzkoana Tolosa que había resistido los primeros embates carlistas, quedó prácticamente abandonada a su suerte con la evacuación de todos los efectivos liberales para reforzar el Cuerpo de Ejército que se estaba agrupando entre Santander y Castro Urdiales. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No es posible hablar del Sitio de Bilbao, sin tener en consideración las Batallas de Somorrostro, ya que estas grandes batallas son el resultado de la incapacidad del ejército carlista de imponerse a la guarnición que defendía Bilbao, y por otro lado, muestran la imposibilidad del ejército liberal para superar la línea de defensa que los carlistas desplegaron en Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Problemas Logísticos Carlistas</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La contrariedad más acuciante del ejército carlista a principios de 1874 era su ausencia de artillería. Los desvelos del “máximo contrabandista” carlista, <b>Tirso Olazabal</b>, para hacerse con baterías de cañones modernos todavía tardaría un tiempo en dar sus frutos, por lo que tanto las tropas avanzadas en Somorrostro, como aquellas que tenían que rendir la plaza apenas contaban con unos pocos morteros, unos irrisorios cañones de dudosa calidad y una importante carencia de pólvora y proyectiles. Brea lo tenía claro: “<i>Hétenos ya frente á la plaza de Bilbao, á la que no se puede decir que se sitiaba, sino que se bloqueaba y circunvalaba, toda vez que, como ya hemos expresado, para embestir á una plaza, debe el sitiador hallarse con el sitiado en la relación de cinco á uno, mientras que nosotros, solamente en artillería, estábamos con los liberales en la relación de uno á doce</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJFZBGvWaeyH_7VRFmA88IhSSxTs88R_ox1WGKKgghEYa7qxfaQlAWgWVGFKZjpIVUKHsSpJDv8uV78lhfesoTL693VVG0ERp0IQczjhSpTSKLMZIn1qJfCBOyGIuEeLvph2pXv59piPuK/s1600/IMG-20180109-WA0007.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="983" data-original-width="1007" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJFZBGvWaeyH_7VRFmA88IhSSxTs88R_ox1WGKKgghEYa7qxfaQlAWgWVGFKZjpIVUKHsSpJDv8uV78lhfesoTL693VVG0ERp0IQczjhSpTSKLMZIn1qJfCBOyGIuEeLvph2pXv59piPuK/s200/IMG-20180109-WA0007.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bomba de mortero de 27 cm.<br />
Cortesía de Jose Angel Brena</td></tr>
</tbody></table>
A decir del historiador <b>Jose M. Moreno</b>: “<i>Como con tal penuria artillera no podían batir los fuertes (liberales), ni mantener un fuego sostenido con ellos, no les quedaba más solución que intentar tomar la plaza por asalto. Para ello tenían que retirar fuerzas de Somorrostro, pero no podían arriesgarse a hacerlo, ante el inminente ataque de las tropas del Gobierno. Decidieron, por lo tanto, bloquear la villa para cortar su aprovisionamiento y bombardearla a fin de desmoralizar a los sitiados. No era la mejor solución, pero de todas formas, el destino de Bilbao no se decidiría en el sitio propiamente dicho: su suerte se jugaría en Somorrostro. Si las fuerzas del Gobierno lograban romper las líneas carlistas, Bilbao sería liberado; si no podían forzarlas, la villas, más tarde o más temprano, tendría que rendirse</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Continuando el relato de MacMahon sobre lo ocurrido, para mediados de febrero ya corrían por los mentideros de la Villa rumores afirmando que los carlistas se estaban atrincherando en Somorrostro y que en los alrededores de Bilbao se estaban emplazando “<i>cinco o seis excelentes morteros traídos del extranjero</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
No se faltaba a la verdad en decir que el grueso del ataque a la ciudad iba a ser soportado por morteros. Según describe Brea: “<i>En atención á la falta de buena artillería, elemento indispensable para sitiar plazas, se decidió en Consejo de Guerra presidido por D. Carlos (y al cual asistieron los generales Marqués de Valdespina, Planas y Benavides y los brigadieres Maestre é Iparraguirre), que los morteros fuesen el elemento principal del ataque, tanto por la consideración ya expuesta, como por la de creer que Bilbao se entregaría al recibir las primeras bombas y ver interrumpido su tráfico con el extranjero</i>". Pero al igual que el origen de las tropas sitiadoras no era “extranjero”, tampoco lo eran los cañones y morteros ni los proyectiles que consumían, ya que procedían todos ellos del hierro y fundiciones bizkainas o gipuzkoanas. Gracias a la puesta en funcionamiento de la fundición de Arteaga y de la habilitación de “<i>la excelente fábrica del Desierto</i>”, a mediados de febrero “<i>hallábase ya suficientemente dotados y en disposición de romper el fuego cinco cañones lisos, de bronce, de á 12 centímetros, y cuatro morteros de á 27</i>.”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Baterías y Defensas Carlistas</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A aquellos hombres que proclamaron que los carlistas nunca iban a volver a cercar Bilbao por falta de hombres y armas, a aquellos periodistas que justificaron la falta de voluntad para fortificar los altos que rodeaban la Villa, sin duda se les atragantaron sus palabras al verse rodeados en un fondo de valle por parte de aquel ejército que habían menospreciado. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dueños de las alturas, los oficiales de artillería carlistas reconocieron los emplazamientos de las futuras baterías, siendo en todo momento "<i>molestados</i>" por el fuego de la artillería de la villa. Brea describe que se seleccionaron primeramente 4 lugares “<i>en diferentes puntos de la cordillera de Archanda, á 400 metros de la plaza, en Casamonte, Pichón, Santo Domingo y Quintana […]</i>”, que “<i>fueron construidas por los artilleros de Vizcaya, á las órdenes de los comandantes Vélez y García Gutiérrez, resultando éste herido, en uno de los reconocimientos previos verificados en dicha cordillera […]. Todas estaban dotadas de morteros de á 27 centímetros y sus proyectiles procedían, unos de la fundición de Arteaga y otros de la del Desierto</i>”.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPBLy_vxQU6RGT9kq2bhDIVs_CNcdHngcUXmi_8_CV6nZ9AcsCtR85hjyKOSIH0lVX1sa_3p-J-Y9uD5-vHUDO_2qgv64QRTjVDfU0aHyYJ51cUlrtnFPqYWDhuTRD26TyzTW6s90IQOzL/s1600/Panoramicav2.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1600" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPBLy_vxQU6RGT9kq2bhDIVs_CNcdHngcUXmi_8_CV6nZ9AcsCtR85hjyKOSIH0lVX1sa_3p-J-Y9uD5-vHUDO_2qgv64QRTjVDfU0aHyYJ51cUlrtnFPqYWDhuTRD26TyzTW6s90IQOzL/s400/Panoramicav2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Toma panorámica de Bilbao desde el actual barrio de Mirivilla. Se señalan algunas de las baterías carlistas: 1. Batería de morteros Casamonte; 2. Batería de morteros Pichón; 15. Batería de cañones Cadena Vieja; 16. Batería cañones Artagan; 17. Batería cañones Santa Monica. Original atribuida a Carlos Monney. Tomado de Archivo Foral de Bizkaia y GoogleMaps</td></tr>
</tbody></table>
Con posterioridad se añadieron tres baterías de cañones y otra mixta (cañones y morteros) en Ollargan, como respuesta las necesidades del Sitio; además de comenzar las obras de fuertes reductos en Ollargan, Arnotegui y Arraiz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Evacuación de la Ciudad</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según indica Ruiz de Azua, desde mediados de 1873 la posibilidad de un bloqueo había originado un éxodo de bilbaínos, “<i>liberales o carlistas, que no regresarían hasta después de pasado el Sitio</i>”. Con la llegada del nuevo año la migración fue más intensa: “<i>[…] A lo largo de enero y primeros días de febrero, el abandono de Bilbao fue nota destacada en la vida de la población</i>”. Según esta historiadora de unos 28.000 habitantes se pasó a unos 18.000.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La idea de abandonar una ciudad bloqueada, que muy posiblemente iba a ser bombardeada, rondaba sobre todas las clases sociales, incluido al estamento diplomático. MacMahon que guardaba con el cónsul británico una buena amistad, comentaba en su diario: “<i>Mi amigo <b>Horacio Young</b>, cónsul de su S.M. Británica […] obtuvo del jefe superior de las fuerzas sitiadoras, la formal promesa que, siguiendo la práctica establecida, le había de notificar con 24 horas de anticipación el principio del bombardeo con el fin de que pudieran salir los súbditos ingleses residentes en ésta, si era esa su voluntad</i>”. Estando Young indeciso sobre la opción de quedarse en la villa o salir de la misma, Francisco apeló a sus sentimientos patrióticos y le aconsejó <i>“que se quedara, fundamentándome en la conducta seguida por los cónsules extranjeros durante los sitios sufridos por esta misma villa en 1833 y 1836</i>”, así como en la posibilidad de obtener una buen número de réditos: “<i>[…] y creyendo además que, sin grave riesgo de su parte, pudiera servirnos de grandísima utilidad y en caso dado llegar a hacer un lucidísimo papel que su gobierno, siempre generoso con sus buenos servidores, no habría de dejar sin recompensa</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhV0NgW6dOQBIz5hBe7I5x084TTPSkEkKIoN93uIFcr9O7LghlNL3HZgwzbzt5daaSIIsJqsBkKn2uChrha29lEioM2iBBlQmmMev1uhDB0wn6i0nSJjACyvbrUwJTdKbDlmdyBMuEFItM/s1600/zumelzu2.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="919" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhV0NgW6dOQBIz5hBe7I5x084TTPSkEkKIoN93uIFcr9O7LghlNL3HZgwzbzt5daaSIIsJqsBkKn2uChrha29lEioM2iBBlQmmMev1uhDB0wn6i0nSJjACyvbrUwJTdKbDlmdyBMuEFItM/s320/zumelzu2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Palacio de Zumelzu en la anteiglesia de Abando. La "Union Jack"<br />
ondeará en su azotea durante el Sitio. Toma atribuida a<br />
Monney. Archivo Foral de Bizkaia (HISTORICAF AL0011/0049)</td></tr>
</tbody></table>
Tras corta meditación, Mr. Young decidió seguir el consejo de su amigo, tomando posesión del palacio de Zumelzu, “<i>donde enarboló su bandera por ser este edificio más sólido y espacioso que el que habitualmente ocupaba; circunstancia útil que le permitía extender su hospitalidad, además de los súbditos de la nación por él representada que no querían o no podían ausentarse, a mujeres, niños y ancianos que no tomaban parte en la defensa</i>”.<br />
<br />
MacMahon avanzará que el cónsul británico les fue de gran utilidad “<i>en más de una ocasión</i>”, manteniendo su “<i>estricta neutralidad</i>”; y “<i>hubiera llegado a serlo aún más en el caso de habernos visto precisados a capitular o de que los carlistas se apoderasen de la plaza a viva fuerza</i>”.<br />
<br />
Indudablemente, Francisco no era ajeno a la notable carga de intereses que pesaban en las relaciones con Gran Bretaña, empeñada en mantener un estoico distanciamiento entre contendientes y obteniendo réditos económicos de ambos. Llegado el momento donde Bilbao se viera sometido a circunstancias más adversas, Mr. Young podía estar llamado a convertirse en el mejor de los interlocutores con las fuerzas carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Preludios de Hostilidades</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A decir de Francisco los carnavales de 1874 transcurrieron con cierta normalidad en la Villa: “<i>[…] aunque las circunstancias no eran las más apropósito para entregarse a las bromas de carnaval, no por eso dejó de pagarle la alegre juventud el tributo de costumbre</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, en la línea de Somorrostro todo estaba preparado para comenzar la lucha, con ambos ejércitos separados por el río Barbadun. El 19 de febrero de 1874 se encontraba el ejército liberal ocupando la orilla izquierda, desde su desembocadura hasta las estribaciones del monte Corbera que formaba la derecha de su línea, extendiéndose el ejército por retaguardia siguiendo la carretera hasta la villa de Castro Urdiales que servía como base de sus aprovisionamientos. Por su parte, los carlistas se habían fortificado a lo largo de la línea de montes y colinas que van desde las alturas del monte Montaño hasta las faldas de Triano. En el centro de su línea destacaban las iglesias de San Pedro de Abanto y Santa Juliana, convertidas en dos fuertes reductos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUiHRD0ZOyL97GietZyOOTus-hWZ6VL224exs5TOyql8R-ts0NW25enwgM5FZlXfclMMHJQqLLpdSEgOSfCzikxKVys7Xe-ClrGbUVZRIjFpTazGd04kZmoDvnzu12K99YqqPMZB5WZGyp/s1600/Relieve+textov2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="712" data-original-width="1024" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUiHRD0ZOyL97GietZyOOTus-hWZ6VL224exs5TOyql8R-ts0NW25enwgM5FZlXfclMMHJQqLLpdSEgOSfCzikxKVys7Xe-ClrGbUVZRIjFpTazGd04kZmoDvnzu12K99YqqPMZB5WZGyp/s400/Relieve+textov2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span face=""trebuchet ms" , "trebuchet" , "verdana" , sans-serif" style="background-color: white; font-size: 10.56px;">Posiciones carlistas y liberales en el valle de Somorrostro <br />el 19 de febrero de 1874</span> </td></tr>
</tbody></table>
Al frente del ejército liberal se encontraba Domingo Moriones y Murillo, en aquel momento con 26 batallones, 4 compañías de ingenieros, 28 piezas de artillería, 50 húsares de Pavía, que formaban un total de 11.000 hombres. A pesar de su superioridad artillera, Moriones recelaba de un ataque directo a la línea carlista, que se encontraba excesivamente favorecida por el terreno y su condición defensiva. El ejército que tenía en frente no se asemejaba en nada con la hueste que había dispersado sin complicaciones en Oroquieta en la primavera de 1872.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sabiendo que el tiempo corría en su contra, el alto mando carlista decidió no dilatar más la espera y ordenó el comienzo de hostilidades contra la Villa, en un intento de forzar el ataque del expectante Moriones. El viernes 20 de febrero y siguiendo las estrictas normas de cortesía militar pactadas con los cónsules extranjeros, Valdespina procedió a notificar que en un plazo de 24 horas se rompería el fuego contra la ciudad. En una carta personal a su mujer desde su Cuartel de Deusto se lo relataba: “<i>Aprovecho la ocasión de Aldamiz para decirte que seguimos buenos. Esta mañana he notificado al general Castillo y los cónsules que les doy 24 horas para que salgan los extranjeros, niños y viejos; mañana a las ocho de la mañana expira y enseguida romperá el fuego. […]</i>”.</div>
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Ese mismo día el Marqués recorrió la línea de baterías carlistas, tal y como recoge Antonio Brea: “<i>[…] llegó á nuestra línea el arrojado y caballeroso General Marqués de Valde-Espina, con el Coronel Fontecha, á quienes acompañamos recorriéndola toda ella á pie, no sin ser saludados por los fuertes de la plaza con algunas granadas, pues era tal la proximidad entre unos y otros combatientes, que tres hombres reunidos éramos ya causa de que nos hicieran fuego los artilleros liberales. Por cierto que al recorrer la línea nos acaeció el siguiente hecho curioso: Sabido es que Valde-Espina era completamente sordo, y diciéndonos Fontecha en su voz natural, lo feliz que era el General no oyendo el repetido paso de los proyectiles á nuestro alrededor, se encaró el Marqués rápidamente con nosotros y nos dijo: «Están equivocados: lo único que oigo bien son las balas.»</i>”.</div>
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<i><b>Primeras Bombas, Primera Sangre</b></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZI49tzD0ualknIQ1EQo-hExjMDFmwZubCVq-WWnWsodb6KNSu36PGBoVdcffysihxT2cF6sR0Lzd74r-7AqIgEQIft8vNtoWNrySMA5CM6Ycpr_nLARWjMyjQBpoBsSyTOZH1k7J3ylHL/s1600/Evacuacion_The_Graphic.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="633" data-original-width="491" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZI49tzD0ualknIQ1EQo-hExjMDFmwZubCVq-WWnWsodb6KNSu36PGBoVdcffysihxT2cF6sR0Lzd74r-7AqIgEQIft8vNtoWNrySMA5CM6Ycpr_nLARWjMyjQBpoBsSyTOZH1k7J3ylHL/s320/Evacuacion_The_Graphic.jpg" width="248" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evacuación de civiles. Modificado <br />
del diario "The Graphic" </td></tr>
</tbody></table>
De acuerdo con la tregua de cortesía pactada y previamente al comienzo de las hostilidades, al amanecer del día 21 de febrero abandonaban la ciudad un buen número de extranjeros. Junto a ellos marchaban también ancianos, mujeres y niños, a los que MacMahon tachaba, en su mayoría, de carlistas: “<i>Desde la madrugada se encaminaban al campo enemigo, por la salida de Achuri, según se les había ordenado, buen número de extranjeros y entre ellos el Canciller de consulado de Francia en funciones de cónsul; iban también muchos ancianos, niños y mujeres, pero su casi totalidad pertenecían a familias carlistas o que cuando menos simpatizaban con su causa. El comienzo del bombardeo estaba señalado para las 12 y una hora antes estaba ya toda la fuerza de la guarnición sobre las armas en los puestos. A medida que se aproximaba la hora iba creciendo la ansiedad de las muchas personas que desde lo puntos más despejados de la Villa se proponían presencia el bombardeo</i>”. El asedio a una ciudad como un elemento de espectáculo no será una excepción a lo largo de esta guerra. La presencia de espectadores en bombardeos e incluso batallas en esta contienda fue, en cierto modo, una constante.</div>
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Finalmente un cuarto de hora después de la hora señalada, las 12 en punto, y cuando “<i>ya principiaban a creer algunos que era todo pura farsa</i>” se produjo el primer disparo: “<i>[…] un penacho de humo blanco se dejó ver junto a la casa de Pichón situada sobre la cumbre de Archanda, sintiose luego el estampido de un mortero y la bomba después de haber remontado a gran altura vino a caer con vertiginosa rapidez en el antiguo astillero de Ripa donde reventó con gran estruendo. Muy poco después descubrieron otra batería detrás de las ruinas de la Casa-Monte, y a los cortos instantes la tercera en el mirador de Quintana a la izquierda del alto de Santo Domingo. Ya no había que hacerse ilusiones, teníamos sobre nuestras cabezas cuando menos tres baterías de morteros que jugaban perfectamente, pues si los primeros disparos quedaron algo cortos, no tardaron en corregirlos y no había punto alguno de la Villa que no estuviese bajo sus fuegos</i>”.</div>
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De nuevo localizamos en el archivo del Barón de Montevilla las palabras con las que Valdespina narró a su mujer el inicio del bombardeo. mientras disfrutaba de un “refrigerio” en compañía de otro ilustre oficial carlista como era <b>Francisco de Borja Cavero y Álvarez de Toledo</b>: “<i>Batería de Santo Domingo 21 de Febrero 1874: A las doce del medido día he roto el fuego contra Bilbao. En este momento que cabo de tomar un refrigerio en la batería de santo Domingo, viene un oficial a decirme que se va a Francia y te pongo dos letras en ella diciéndote que padre e hijo, Manolo y todos estamos buenos, también está conmigo Paco Cavero que, de paso para Zorroza, ha querido disfrutar de la función. Hasta ahora no tenemos desgracias, al menos en este punto. Se tira con bastante acierto</i>”. Maria Gaitan de Ayala, refugiada en Francia, tenía a su marido y a sus dos hijos, Jose y Cándido en el frente. Es por ello que Valdespina utilizará en sus comunicaciones con ella un lenguaje donde tratará de minimizar los riesgos y calamidades de la guerra, muy posiblemente para evitar preocupaciones innecesarias. </div>
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La primera muerte por una explosión trajo aparejada una conducta tachada "de valiente" en muchas descripciones de época, pero que perfectamente pudiera ser considerada como "suicida". MacMahon presentará en las hojas de su diario el hecho: “<i>Sobre las dos de la tarde pasaba yo por la rampa del puente de Isabel II cuando cayó una bomba en el paseo principal del Arenal, el asistente del comandante de uno de los Batallones del Rey se arrojó sobre ella con el propósito de cortarle la espoleta, pero esta operación no es tan fácil como algunos se figuran, estalló el proyectil y el soldado, sin ser tocado por ninguno de los cascos, fue elevado a una altura de 15 a 20 pies y aunque no quedó muerto en el acto, falleció a los pocos días</i>”. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRGPqeKP3xS35sa4TzftgfSkr7KFMl-ShT9mRgynxUZ3b2umRK5GlWk6VECFFiUG-FY3x1yrddnZrtPk2Vt24uupArW6uLL1sZ-ze6iDk325js5BHOYW4xvE-uG0v3doxSJDGaX-144Iol/s1600/Muerte.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="431" data-original-width="430" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRGPqeKP3xS35sa4TzftgfSkr7KFMl-ShT9mRgynxUZ3b2umRK5GlWk6VECFFiUG-FY3x1yrddnZrtPk2Vt24uupArW6uLL1sZ-ze6iDk325js5BHOYW4xvE-uG0v3doxSJDGaX-144Iol/s200/Muerte.jpg" width="199" /></a></div>
Pero no fue ese el único deceso registrado en ese primer día de bombardeo: “<i>[…] oí decir que una bomba acababa de matar a un auxiliar de la primera compañía en el cuartel de ingenieros”. </i>Francisco temió por la vida de su sobrio, <b>Luis Briñas MacMahon</b>, que prestaba servicio en esa compañía, y marchó rápidamente al convento de La Cruz, situado en las Calzadas de Mallona y que había sido reconvertido en cuartel:<i> “[…] marche al punto designado donde me tranquilicé al ver a mi sobrino gozando de salud perfecta”. Allí le informaron de cómo habían sucedido los hechos: “Estaban viendo venir las bombas que cruzaban sobre el campo santo de Mallona en dirección a la Villa”, cuando una de ellas entró directa al convento-cuartel: […] al caer el proyectil se arrojaron todos al suelo, más como tardaba en estallar el joven Loizaga creyendo que había pasado el peligro se incorporó, más al aproximarse a examinar los efectos del proyectil, estalló éste con terrible estruendo, y uno de los cascos le dejó la cabeza casi separada del cuerpo</i>”. Era la primera baja de que sufría el Batallón de Auxiliares, y el desafortunado se llamaba <b>Faustino Loizaga Isasi</b>, tenía 34 años, era platero de profesión y dejaba viuda a <b>Antonia Lopez Alonso</b> y huérfana de padre a <b>Bernabela Bartola</b>.</div>
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Aquel primer día de bombardeo debió ser especialmente duro para los habitantes, antesala del tipo que vida que llevarán en las semanas siguientes. A pesar de ello, MacMahon, describirá en muchas ocasiones la elevada moral (ya fuera ficticia o realmente sentida) de las gentes de la Villa: “<i>Llegó la noche sin que por eso acallaran las baterías enemigas. A media noche recorrí la villa, todos los habitantes se habían refugiado en las lonjas y pisos bajos donde se consideraban menos expuesto. No había calle en que no hubiese casa deteriorada, en algunas de estas había desaparecido toda la distribución interior; sin embargo lejos de notarse síntoma alguno de abatimiento el espíritu era excelente</i>”. A partir de ese día, Bilbao se sumirá en una rutina de explosiones con periodos de tensa calma.</div>
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<i><b>Nuevas Baterías de Cañones Carlistas</b></i></div>
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El 22 de febrero al fuego de mortero se sumó el estruendo de dos baterías de cañones: “<i>Los carlistas han descubierto una batería junto al convento de Santa Mónica y otra en Artagan, ambas de proyectiles sólidos, han dirigido sus fuegos contra la iglesia de Begoña</i>”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8DvXsL2IY4_LiEF2aW9ttk0dw-ok8Wds8u2see7wpHAIxtr61FyuqZZwvuTTdmP9cySPTdh-e-pH40qVtBTC57s1WZbjVrLyJXZ_z8sPfE6viWUQKwhZfkCza3ZJSHtvA_uF4ab_fd9Cy/s1600/Begona.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="441" data-original-width="763" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8DvXsL2IY4_LiEF2aW9ttk0dw-ok8Wds8u2see7wpHAIxtr61FyuqZZwvuTTdmP9cySPTdh-e-pH40qVtBTC57s1WZbjVrLyJXZ_z8sPfE6viWUQKwhZfkCza3ZJSHtvA_uF4ab_fd9Cy/s400/Begona.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Efecto del bombardeo sobre la iglesia de Begoña. Original de Monney.<br />
Fondo Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
Antonio Brea nos relata en su libro “<i>La Campaña del Norte</i>”, la necesidad de su construcción: “<i>La de Artagán se hizo para batir en brecha á Begoña y evitar que los tiradores de su torre hicieran imposible ó muy difícil el trasladarse de un punto á otro de las posiciones carlistas, dada su dominación. Se aprovecharon para ello las dos paredes de piedra del foso de un fuerte que hubo allí en la primera guerra civil, y el tercer lado se rellenó de sacos á tierra cubriéndose además las paredes de la cañonera, con maderos y tierra, dándole el espesor suficiente para defenderse de los fuertes que dominaban á su vez la batería tanto por el número como por el calibre de sus piezas. La de Santa Mónica fue asimismo levantada por el ya citado Batallón, que se albergaba en los conventos de las Recogidas y de Santa Clara. Su construcción era análoga á la de la Batería de Artagan, con su correspondiente cumbrera blindada</i>”.<br />
<br />
Estas baterías “<i>que batían en brecha a Begoña a cortísima distancia (unos 150 metros)</i>”, fueron encargadas al mismísimo Antonio Brea, ya que el oficial a su mando fue herido de gravedad por un disparo mientras apuntaba “<i>un cañón sobre Begoña</i>”.</div>
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<i><b>1º Batalla de Somorrostro: Batalla del Montaño</b></i></div>
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La caída de bombas sobre Bilbao tuvo el efecto deseado en el frente de Somorrostro: desde Madrid clamaban al general Moriones a dar una rápida y definitiva respuesta militar a las pretensiones de los seguidores Carlos VII en relación a Bilbao. Presionado por la premura que dictaban los acontecimientos, Moriones, aun reconociendo que su situación en cuanto a número de efectivos no era la idónea, planificó el asalto al pico Montaño, situado en el extremo derecho de la línea de defensa carlista. Este monte constituía un baluarte que una vez tomado y dada su dominancia del resto del campo carlista, despejaría el camino a Portugalete y abría las puertas de Bilbao.<br />
<br />
El día 23 Moriones puso en movimiento a sus batallones en Somorrostro, mientras en la Villa los proyectiles carlistas devastaban uno de los 4 puentes que unían ambas márgenes de la ría: “<i>[…] el puente colgado de San Francisco ha sido destruido completamente</i>”.</div>
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<b><i>Caridad y Peligros</i></b></div>
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Nuestro exalcalde anotará que el 24 de febrero llegará de la zona de Somorrostro el sonido de fuego de fusil y cañón que fue recibido con especial alegría, considerado como la antesala de su liberación. </div>
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<br /></div>
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Aunque el bombardeo no había hecho más que comenzar, ya se comenzaba a notar un alza en los precios de los productos de primera necesidad, dada la situación de bloqueo al que estaba sometida desde finales de diciembre. Pensando en los ciudadanos más desfavorecidos, se había optado por distribuir caldos de carne a muy bajo precio en el Hospital Civil, situado en el barrio de Atxuri. Como elemento añadido de participación caritativa de las clases más pudientes, se solicitó que en la inauguración alimentos estuvieran presentes la Junta de Señoras de la Cruz Roja.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc1hyphenhyphenxWqnSGJ2EEVoXwCTJWczvqJOADaCNPZOCglADysCsPYyfy1_iJdcdKV-XcntN75wv2-2l-ltaAnHrEyFPly1hX2JEuRb22PFVu84MMvmOoj8oFaivuAX8lKMytoKdD0gv-QDikco9/s1600/Hospital_civil.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="569" data-original-width="915" height="247" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc1hyphenhyphenxWqnSGJ2EEVoXwCTJWczvqJOADaCNPZOCglADysCsPYyfy1_iJdcdKV-XcntN75wv2-2l-ltaAnHrEyFPly1hX2JEuRb22PFVu84MMvmOoj8oFaivuAX8lKMytoKdD0gv-QDikco9/s400/Hospital_civil.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Hospital Civil de Bilbao en el barrio de Atxuri. Actualmente reconvertido<br />
en instituto. Modificado de Monney</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
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La presidenta de esta asociación no era otra que <b>Amalia Agustina MacMahon y Jane</b>, y su asistencia a la inauguración de este comedor social fue especialmente accidentada: “<i>[…] a indicación de las autoridades, la Junta de Señoras de la Cruz Roja de que era presidenta mi hermana quedó en presenciar la distribución de los caldos, que, en vista del alto precio de la carne, se ha dispuesto facilitar en el Hospital Civil, a un precio relativamente módico, a los enfermos que manden por él con certificado del facultativo que les asiste. A mi hermana, acompañada por la respetable Sra. Dª <b>Rosa de Vallarino</b> ha correspondido inaugurar ese servicio. No queriendo dejarles cruzar la villa solas en los momentos en que las baterías carlistas disparaban con más furia, resolví acompañarlas; en los cortos momentos que hemos tardado en travesear la calle de la Tendería han caído tres proyectiles que al tiempo de estallar dentro de aquellos viejos edificios, han arrojado a la calle muchos materiales en vueltos en una terrible nueve de polvo.[…] Tanto que al llegar al hospital los trajes negros de las dos señoras parecían grises por la mucha cal que les había caído encima. […] No era esta la única prueba que les estaba reservada; hallábanse aún en el hospital cuando han sido conducidos a él en sus respectivas camillas un hombre y dos mujeres alcanzadas por los cascos de una bomba en una casa de la calle San Francisco; el primero venía ya cadáver las otras gravemente heridas se quejaban amargamente de sus mutilados miembros, a una de ellas ha sido preciso cortarle un brazo, operación llevada a cabo con tanta rapidez como destreza por el justamente reputado cirujano mayor D. <b>Juan Gil y Fresno</b></i>”. </div>
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<br /></div>
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Ese día corrieron rumores por las calles, completamente infundados, afirmando que el ejército de Moriones estaba ya en Sestao. Pero MacMahon no daba ningún crédito a tal aseveración: “<i>[…] sin embargo de contar con la ayuda de una excelente anteojo, yo solo he conseguido ver el humo de fuego de fusil muy nutrido en dirección a Somorrostro y en el Abra algunos buques haciendo disparos al parecer en dirección a Portugalete o Santurce</i>”.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Gran Decepción</b></i></div>
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<br /></div>
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El 25 de febrero Francisco manifestaba su preocupación por lo que estaba sucediendo en Somorrostro: “<i>Aunque con menos furia ha continuado el bombardeo durante la noche, pero mucho más preocupa el ejército libertador […]</i>”. El exalcalde pasó gran parte de ese día en los altos de Mirivilla sin lograr atisbar en ningún momento la llegada de esas tropas: “<i>[…] desde Miravilla he visto perfectamente los disparos de artillería y creído distinguir las descargas de fusilería, […], pero en ningún concepto se encuentra situado más próximo a Bilbao que el río de Somorrostro; a las dos crece aún más el fuego, pero la distancia parece ser siempre la misma y con la venida de la noche ha cesado el estruendo de cañonazos y descargas, así como también el fuego de los morteros enemigos […]</i>”. La Batalla del Montaño había concluido.</div>
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<br /></div>
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Los propios carlistas hicieron llegar la noticia a la Villa: “<i>A las nueve la línea sitiadora da señales de regocijo, se siente gran repique de campanas en las iglesias de los pueblecitos próximos, las avanzadas carlistas nos anuncian a gritos que el ejército de Norte ha sido derrotado completamente […]. Si la derrota es cierta, será preciso renunciar a la esperanza de un inmediato socorro […]</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDj4Fk7jf36cy0N4blbOBvZt6hWjwdt4E7iN2HLWEcHOMAppPWDj7Gmpiy_XFWcZALYmAJajb-NcHB_vkaQJJWrQI9IJVjmwqc5BE-8JBrFvogxP7rr_wnwr6_jOztVmU1d8DSLblOzJq8/s1600/Monta%25C3%25B1o.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="447" data-original-width="494" height="361" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDj4Fk7jf36cy0N4blbOBvZt6hWjwdt4E7iN2HLWEcHOMAppPWDj7Gmpiy_XFWcZALYmAJajb-NcHB_vkaQJJWrQI9IJVjmwqc5BE-8JBrFvogxP7rr_wnwr6_jOztVmU1d8DSLblOzJq8/s400/Monta%25C3%25B1o.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="font-size: 12.8px;">
Cura de heridos durante la batalla de Montaño. <span style="font-size: 12.8px;">Modificado de</span></div>
<div style="font-size: 12.8px;">
<span style="font-size: 12.8px;"> </span><span style="font-size: 12.8px;">"Reproducción del panorama </span><span style="font-size: 12.8px;">de la Guerra Civil </span><span style="font-size: 12.8px;">en el norte".</span></div>
<div style="font-size: 12.8px;">
<span style="font-size: 12.8px;">Archivo de Navarra</span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
El ejército liberal destacado en Somorrostro había sufrido una dolorosa derrota. El propio Valdespina, en una carta privada para su mujer y firmada un par de días después de los hechos, mostraba su alegría y, en cierto modo, su asombro por el desarrollo de la batalla: “<i>Anteayer fue completamente batido Moriones, Primo de Rivera herido, nos han dejado armas, municiones, prisioneros y heridos. Sus pérdidas se calculan en 1500, las nuestra unas 350. Esta diferencia es natural estando nosotros parapetados y ellos atacándonos con un furor cual no lo han hecho nunca; hay montones de cadáveres, hasta cuarenta apiñados. Ayer abandonaron Somorrostro y marchaban en retirada hacia Castro. Con este motivo escribí ayer a Castillo diciéndole todo y que por cortesía y deferencia a él mandaba cesar el fuego hasta las nueve de la noche; me contesto muy fino, pero algo diplomático concluyendo que hoy me contestaría largo, volví a escribirle mandaba romper el fuego, pero lo cesaría en cuanto quisiera tratar, le confirmaba la derrota de Moriones, con algunos detalles más, me contesto al momento que no dudaba ni un momento de cuanto yo le decía, que tenía completa fe en mi caballerosidad, pero por lo mismo debía comprender no podía contestarme al momento, repetía que lo haría hoy. Veremos. [..] Dios ha velado por nosotros, ya que lo lógico, lo natural, era que Moriones pasara, pero parece que ha estado esperando no solo a que se reunieran nuestros batallones, sino mirándoles impasible hacer trincheras hasta que las han concluido. Espero escribirte de Bilbao, si tal sucede, ven en persona a darnos la enhorabuena”. Valdespina achacaba a la inacción de Moriones el resultado final de la batalla, ya que esperó demasiado tiempo, dando margen suficiente como para completar defensas y reunir hombres a los carlistas. El resultado fue una derrota de eco mundial que dejó en manos carlistas “80 prisioneros, 634 fusiles y 21000 cartuchos con otros efectos de guerra</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No tardaron en llegar comunicaciones a Bilbao desde el campo carlista instando a la rendición. MacMahon describió que en estos despachos se aseguraba “<i>que tienen en su poder algunos heridos del ejército del Norte a los que no les es posible asistir y preguntan por lo tanto si serán recibidos en la Villa</i>”. Por su parte el General Castillo calificaba estas misivas como una clara estrategia para “<i>causar pánico en la Villa</i>”. Francisco trascribió parte de una conversación con el General donde exponía su respuesta a la solicitud de rendición: “<i>[…] aún el supuesto de ser cierta la derrota de Moriones, acerca de lo cual no tiene más noticias que las comunicadas por ellos, conserva aún íntegros los medios militares con que cuenta la defensa de la plaza y no hay para que ocuparse de su rendición; y respecto a los prisioneros heridos que si los manda los recibirá desde luego, pero que si el objeto no es otro que el de ejercer un acto de humanidad, debía entregarlos al jefe de las fuerzas contra quienes ha peleado, en vez de enviarles a una villa que sufre bombardeo incesante sin respetar ni aún los hospitales […]</i>”. </div>
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<br /></div>
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<b><i>Muertes de 1º Clase</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Perteneciendo Francisco MacMahon a la clase más acomodada bilbaína, su relato hará especial mención de aquellos muertos relacionados con su estamento social y amistades más cercanas. Este especial obituario comenzará el 25 de febrero cuando refleje que entre los heridos: “<i>se encuentra la pobre Dª <b>Petra de Urquijo</b> que lo ha sido de mucha gravedad por un proyectil. Esta pobre Sra. hija de una familia distinguida y ya metida en años estaba demente […], según todas las probabilidades morirá de su herida</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pocos días después, el 27 recogerá la muerte de otra “ilustre” de la Villa, <b>Juana Baptista Libarona Artaza</b>, viuda de <b>Santiago María Ingunza Zamacola</b>, que había sido alcalde de Bilbao entre 1854 y 1856: “<i>[…] una bomba la ha dejado cadáver en su propia habitación donde se consideraba segura, por ser el piso principal de uno de los edificios más sólidos de la Villa, pero el proyectil ha penetrado en él por uno de los costados</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 1 de marzo será la figura de “<i>D. <b>Francisco Pasalagua</b> persona muy conocida en esta villa que mortalmente herido por un casco de bomba morirá durante la noche</i>", la que engrosará este macabro listado. Y al día siguiente anotará el fallecimiento por otra explosión de “<i>D. <b>Sebastián Montiel</b> vicario de la comunidad de religiosas de la Merced</i>”, que a decir de MacMahon “<i>se hizo conocer más que por sus dotes oratorias en la cátedra sagrada, por sus conocimientos en intereses materiales, en muchas ocasiones, pero muy especialmente cuando el arreglo de la Compañía del ferrocarril de Tudela a Bilbao con sus acreedores</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGnbxCfAva0a5k9sFQKEE3eZjvZ_qKewzi8W9WD_HBDIFyOEpP9PEPTPoPYoo1BJGNv_z3xlS_vdcuhRELaNm-L5er_z3Ag3CdQjRDts76FzPeWTI84lPnuSEK6WRc0XQc7gIq7gP1AStM/s1600/Arenal.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="437" data-original-width="732" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGnbxCfAva0a5k9sFQKEE3eZjvZ_qKewzi8W9WD_HBDIFyOEpP9PEPTPoPYoo1BJGNv_z3xlS_vdcuhRELaNm-L5er_z3Ag3CdQjRDts76FzPeWTI84lPnuSEK6WRc0XQc7gIq7gP1AStM/s400/Arenal.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Arenal de Bilbao. Original atribuida a Carlos Monney.<br />
Fondos Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
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El 30 de marzo las cuartillas de Francisco describirán la muerte de un buen amigo suyo, el abogado y político <b>Manuel Urrutia Beltran</b> “<i>a consecuencia de la herida que recibió en la mañana del 26 del corriente […]. Se hallaba en Bayona y al saber que los carlistas iban a sitiar a Bilbao se vino espontáneamente a compartir la suerte de su villa nativa y de sus numerosos amigos ¡Pobre Urrutia!, dos o tres días antes de que fuese herido, paseaba yo bajo las acacias del Arenal y me encontré con él que iba a su casa; paramos a hablar; estaba triste y me dijo “si yo llegase a desgraciarme dejaría a mi pobre hijo completamente solo en el mundo” ¿Sería este un presentimiento? ¿Prevería su alma lo que le iba a suceder? Al acompañar sus restos al Camposanto no he podido menos que recordar nuestra aún reciente y última conversación: su hijo se quedó estudiando en un colegio de las cercanías de Bayona</i>”.</div>
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<i><b>Luces y Sombras de las Baterías de Cañones Carlistas</b></i></div>
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Mientras la noticias del frente de Somorrostro seguían llegando confusas, rodeadas de innumerables contradicciones, el 26 de febrero continuaba el bombardeo sobre la villa: “<i>Desde la cuatro hasta las nueve de la mañana ha permanecido callados los morteros enemigos, después de esta hora el fuego ha sido lento pero continuado. Las piezas de bala rasa de las baterías enemigas de Santa Monica, Artagan y la Cadena han jugado mucho contra la iglesia de Begoña</i>”. </div>
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Ya hemos comentado que los carlistas habían establecido las baterías de cañones para batir el acuartelamiento que los forales habían establecido en la basílica de Begoña y, especialmente, acabar con los fuegos de fusil que recibían desde su campanario. A decir de Brea estas baterías servidas con desfasados cañones lisos de bala sólida comenzaron pronto a surtir el efecto deseado: <i>“Las baterías de Artagán y Santa Mónica empezaron su trabajo de demolición de la torre de mampostería de Begoña, logrando, al cuarto ó quinto día de cañoneo romper los blindajes de los huecos de las campanas, con lo que sí no se conseguía alejar á los forales, se dificultaba, por lo menos, su situación, mientras recomponían los desperfectos sufridos</i>”. Citando a este oficial de artillería, a lo largo de todo el Sitio sobre la Basílica de Begoña cayeron unos 900 proyectiles.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS9tWZ0tClFacfIb7L5Yke6r8WYKrPak9qsIVC_vS62cymvA4U1DR6BUh-TpnHDfX5CSzBhzRoaQW6MbBcrS0-M5NMmnOoYhuH6HetB0f7OBbVv64lGaluN1mw2hp-ECKZVb91p7RCPAai/s1600/Morrov2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="843" data-original-width="736" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS9tWZ0tClFacfIb7L5Yke6r8WYKrPak9qsIVC_vS62cymvA4U1DR6BUh-TpnHDfX5CSzBhzRoaQW6MbBcrS0-M5NMmnOoYhuH6HetB0f7OBbVv64lGaluN1mw2hp-ECKZVb91p7RCPAai/s400/Morrov2.jpg" width="348" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica de Bilbao desde el fuerte del Morro. Toma <span style="font-size: 12.8px;">atribuida a</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Monney. Archivo Foral de Bizkaia (HISTORICAF AL0011/0033)</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">y Google Earth</span></td></tr>
</tbody></table>
Sin embargo, la actividad de estas baterías se veía notablemente entorpecida tanto por el fuego de fusil como por los disparos de artillería de los fuertes y fortificaciones liberales. Brea comentaba: “<i>A pesar de todo su resguardo, la Batería de Santa Mónica tenía que desenfilarse de los tiros de revés del Morro, y de los de frente de Mallona y Miravilla. La Batería de Artagán, revestida de sacos de tierra, estaba también dominada de frente por los dos últimos fuertes, y de flanco por los de San Agustín y Mallona, á cortísima distancia</i>”. Los oficiales de artillería carlista trataron de acercar una tercera batería con el objetivo de batir el improvisado fuerte de Mallona que “<i>se construyó en una noche artillada con dos cañones lisos de bronce, de los fundidos en Arteaga. Pocos días pudo funcionar, sin embargo, porque flanqueada por las bien servidas baterías del fuerte del Morro, fué destruida por éstas á las pocas horas, y si bien se arreglaban sus averías por la noche, volvía á ser arrasada al día siguiente</i>”. Finalmente los oficiales carlistas dieron mejor uso a esos dos cañones lisos del 12 centímetros construyendo la denominada “Batería de la Cadena Vieja”; “<i>la cual fué dirigida con todas las reglas de la fortificación por el Teniente Coronel de Ingenieros D. José Garin</i>”. El mismo ingeniero militar al que se le atribuye la génesis de la "trinchera carlista".</div>
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El<span style="background-color: white;"> fuerte del Morro,</span> uno de los dos únicos baluartes militares auténticos del que en ese momento disponían las fuerzas liberales, se había convertido en un quebradero de cabeza para los sitiadores; ya que bien artillado y protegido, constituía una seria amenaza para las endebles baterías carlistas. Para hostilizarle y desviar su atención de las baterías de Begoña, el Marqués de Valdespina ordenó a un batallón que se situara en la zona de la Peña, al otro lado de la ría y se colocará un mortero en el alto de Ollargan que dominaba al Morro. Según Brea: “<i>[…] con la única misión de arrojar bombas sobre los emplazamientos de las piezas de dicho fuerte, al mismo tiempo que los tiradores del batallón carlista hacían que los artilleros liberales no obrasen tan á mansalva como antes</i>”. Posteriormente se añadió a este mortero una batería de cañones de “<i>a 12 centímetros y uno rayado de á 10, para el cual se eligió terreno en Ollargán y se construyó convenientemente una cañonera para cuando lo recibiéramos</i>”.</div>
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El 27 de febrero se hizo evidente para los sitiados y para MacMahon la presencia de esta nueva batería: “<i>Habiendo descubierto hoy los carlistas una nueva batería en el monte de Ollargan con una pieza que hostiliza el fuerte del Morro y un mortero que dispara sobre Achuri, ha sido preciso colocar otro vigía en la torre de la iglesia de San Anton</i>”. </div>
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<b><i>Vigías, Zapadores y Brigadas Anti-incendios</i></b></div>
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Tras varios días de bombardeo ya estaba consolidada la forma de actuar de vigías, bomberos y zapadores, siempre atentos a minimizar el efecto de los proyectiles que caían en el recinto de la villa. MacMahon describirá pormenorizadamente cómo funciona el sistema: “<i>La compañía de bomberos situada con todo su material bajo el atrio de Santiago da una guardia que desde la torre de la misma iglesia vigila las baterías enemigas. La de zapadores tiene su punto en los arcos de la Plaza Nueva con buen número de destacamentos de a tres hombres esparramados por la Villa y cada uno de estos destacamentos tiene a su cargo un pequeño recinto.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjw90aMf6VX5i8fg71FS7dLcXDJdOuifD4JjodckF4OGQ-LkUQs5caHVyGzNMq154SK_Jd-q5VUAJR0MrsTtzEeekHjntonj3lVwUiPbwcoFdMEeCTgi1GBbcpYrcaRhIn63TIA9TdXO9fH/s1600/Plaza_Nueva.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="511" data-original-width="816" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjw90aMf6VX5i8fg71FS7dLcXDJdOuifD4JjodckF4OGQ-LkUQs5caHVyGzNMq154SK_Jd-q5VUAJR0MrsTtzEeekHjntonj3lVwUiPbwcoFdMEeCTgi1GBbcpYrcaRhIn63TIA9TdXO9fH/s400/Plaza_Nueva.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plaza Nueva de Bilbao. Toma atribuida a Monney. Archivo Foral <br />
de Bizkaia (HISTORICAF AL0011/0084)</td></tr>
</tbody></table>
<i>Habiendo cortado los carlistas las cañerías que conducían el agua a la villa ha sido preciso subsanar esta falta colocando en casi todas las calles depósitos de este líquido en barricas que se trasladan fácilmente al punto más conveniente. Desde el momento que aparece humo de día y por la noche el resplandor del tiro en las baterías enemigas, el bombero vigía da una campanada, muy pocos segundos después llega el sordo sonido del disparo, transcurren otros pocos segundos y se deja sentir el resoplido del proyectil que lanzado desde una gran altura a otra mayor se desprende luego sobre las villa con una velocidad grandísima arrastrando en su caída con terrible estruendo muchos materiales y en algunos caos toda una casa; viene luego el estallido del proyectil al reventar éste unido al estruendo de las paredes desplomadas. Entonces el destacamento de zapadores más próximo examina el daño causado por la bomba, si quedan algunos trozos de pared que amenazan ruina los derriban si hay principio de incendio procuran ahogarlo; más si este parece querer tomar mayores proporciones, avisa a los bomberos y estos en mayor número y bien pertrechados no tardan en dominarlo; la dificultad está en que caigan a un mismo tiempo cuatro o cinco proyectiles en el mismo recinto</i>”.</div>
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Con el tiempo, todo lo que vivía intramuros se acostumbró a la guarecerse de las bombas: “<i>Las desgracias personales van siendo menos frecuentes, pues hasta los perros van aprendiendo a guarecerse de los proyectiles enemigos. He visto varios de estos inteligentes animales que marchando solos por una calle desierta se han metido en un portal al sentir el tañido de la campana del vigía que anuncia la salida de la bomba del mortero enemigo</i>”.</div>
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<br /></div>
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Como curiosidad, también reflejada en otros diarios como el de Mariano Echevarria, MacMahon alabará el trabajo de los bomberos y sus arriesgados servicios, a pesar que “<i>más de las tres cuartas partes de los individuos que lo componen son más de ideas carlistas que liberales</i>”.</div>
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<b><i>Precariedad Carlista</i></b></div>
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El 28 de febrero amaneció con un alto en el fuego de mortero: “<i>A las 8:30 de la mañana ha cesado el bombardeo […]</i>”. MacMahon describió ese día como “<i>brillante</i>” donde la gente se atrevió a salir de sus refugios mientras comentaban “<i>cada cual a su manera, la inacción que se nota en el campo enemigo</i>”. Francisco anotará que, a su parecer, ese silencio “<i>obedece a la falta de municiones, pues las bombas de ayer traían menos carga que las de los días anteriores y algunas de las que ni llegaron a estallar, parecían recién salir salidas de la fundición</i>”. </div>
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Esta inactividad por parte de las baterías carlistas durará hasta la finalización del mes de febrero; pero más que a la falta de municiones, era la falta de pólvora la que limitaba el trabajo de destrucción. Brea escribirá posteriormente que “<i>luchando los carlistas con la absoluta falta de elementos, tenían que limitar su acción al empleo de los cañones y morteros cuando había pólvora recurriendo muchas veces al forzoso silencio por dos ó tres días, con tal de arrojar en uno sólo las economías de los anteriores</i>”.<br />
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAS3VpHXj1NfvAuKcscAZfrAfYc0yWf5qFjVxxJD79n1qm9gf-YzbZ2tbIeTae7W5L-Eqd7nfiyUjgjWmdA8YY3E4ABhBC5zukzL4iopTzsrDri1jJWfMmlUTp0Cp7Fs8liC2S2_x_4HGS/s1600/Pena.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="624" data-original-width="931" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAS3VpHXj1NfvAuKcscAZfrAfYc0yWf5qFjVxxJD79n1qm9gf-YzbZ2tbIeTae7W5L-Eqd7nfiyUjgjWmdA8YY3E4ABhBC5zukzL4iopTzsrDri1jJWfMmlUTp0Cp7Fs8liC2S2_x_4HGS/s400/Pena.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barrio de la Peña.Toma atribuida a <span style="font-size: 12.8px;">Monney. </span><span style="font-size: 12.8px;">Archivo </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Foral de Bizkaia (HISTORICAF AL0011/0052) </span><span style="font-size: 12.8px;">y Google Earth</span></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ante la manifiesta escasez de pólvora en los depósitos carlistas, el localizar un almacén conteniendo gran cantidad de este material fue recibido con notable júbilo. En la noche del 5 al 6 de marzo, tras un combate, los carlistas se hicieron con 304 cajones de pólvora “<i>que con destino a la explotación de minas existían depositadas en una casa situada entre nuestra avanzada y la suya por el lado de la Peña […]</i>”. Antonio Brea relató: “<i>El júbilo nos hizo montar enseguida á caballo y marchar al Crucero, que era un edificio situado en la confluencia de las carreteras de Derio y Bilbao. Allí nos esperaban el Comandante General de Artillería y los Comandantes Vélez y García Gutiérrez. A la simple vista nos pareció á todos pólvora de mina, y habiendo extendido un reguero de ella de un metro de longitud vimos con desaliento que el fuego tardó en recorrer tan pequeño trayecto, minuto y medio, reloj en mano. ¡Cuál no fué nuestro desconsuelo entonces!</i>”. Desconsuelo tal vez, pero eso no impidió su utilización.</div>
</div>
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<b><i>Vida de Sitiados vs Sitiadores</i></b></div>
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El 2 de marzo el diario hace referencia al cambio meteorológico: “<i>Llueve desde el día de ayer</i>”. Las precipitaciones sumadas a la cantidad de escombros que impedían la circulación de las aguas generaba una situación de insalubridad añadida: “<i>[…], hemos amanecido con grandes lagunas que viene a empeorar las condiciones higiénicas de la población</i>”.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjESqDs7UMNjqVu8GQcytftPxLxW4Y5wOkB9ama4nP90qGwshE4-H395uFiG3T0_MxNSZ0vNLxDDL3t0EelDKr-gnbhFb4tSg0UqGYkxe_GVPqFqMEpoQOAvYeqTCzWZsNMX-IrZLtBPWC-/s1600/Hacinamiento.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="461" data-original-width="636" height="144" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjESqDs7UMNjqVu8GQcytftPxLxW4Y5wOkB9ama4nP90qGwshE4-H395uFiG3T0_MxNSZ0vNLxDDL3t0EelDKr-gnbhFb4tSg0UqGYkxe_GVPqFqMEpoQOAvYeqTCzWZsNMX-IrZLtBPWC-/s200/Hacinamiento.jpg" width="200" /></a>Francisco aprovechará este hecho para reflejar algunos retazos de las condiciones de vida de los bilbaínos, bajo el prisma de la estricta moral que imperaba: “<i>[…] casi su totalidad, por resguardarse de las bombas, habita aglomerada en lonjas o suelos bajos muy húmedos en todos tiempos y escasos de la luz y del aire necesarios para la conservación de la salud. Cada lonja ofrece el aspecto de una verdadera tribu de gitanos: se ven en un mismo local distintas familias viviendo en comunidad, todos amalgamados y en muchísimas casos, sin separación de sexos</i>”. Continuaba esta descripción de pura precariedad añadiendo: “<i>Es muy frecuente ver en un local de unos dos mil pies, de cuarenta a cincuenta personas de todas las edades, sexos y condiciones que sin salir de él, cubren absolutamente todas la necesidades de la vida</i>”. </div>
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<br /></div>
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En contrapartida con la forma de vida de la población sitiada, la rutina diaria de los soldados carlistas parecía mucho más cómoda. Brea redactará: “<i>La vida en los acantonamientos carlistas era lo más satisfactoria posible; […] Al amanecer rompían la diana las músicas y charangas de nuestros batallones, cuyos acordes daban siempre lugar á algunos cañonazos con que nos saludaban los fuertes enemigos, máxime si á continuación de la diana entonaban los nuestros “la Pitita”, lo cual nos recordaba los gloriosos días de la campaña de África, en la que también nuestras dianas causaban igual efecto que en los republicanos, en los moros, quienes casi siempre contestaban á balazos á las músicas de los españoles</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Antonio Brea no dudó en mostrarnos la otra cara de una moneda, donde el asedio y la destrucción de una población se describe como una experiencia más contemplativa, y aparentemente los oficiales departían amigablemente ajenos al efecto destructor de sus baterías y cañones: “<i>Los oficiales y los voluntarios desayunaban frugalmente, y cada cual se iba al punto que tenía designado desde la víspera. Los más madrugadores oían Misa, que decían los capellanes en los templos habilitados para el culto; el más concurrido lo era el de las Recogidas, donde se alojaba la Artillería y la fuerza franca de servicio del Batallón de Bilbao.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5BDZewqsCYpv2Wi3usMTL_31nX6albnb4z-nRF93A4LzxO_9gnNVg_9tyv3n8NtowVT4Ne7aj2FU7mrCnnhwehQWWEmAaZkl1QrdFdWu1QQG1OsrDz3WLd_rMMC7eBYuUUzynuzWXpXdp/s1600/Arenal2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="843" data-original-width="742" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5BDZewqsCYpv2Wi3usMTL_31nX6albnb4z-nRF93A4LzxO_9gnNVg_9tyv3n8NtowVT4Ne7aj2FU7mrCnnhwehQWWEmAaZkl1QrdFdWu1QQG1OsrDz3WLd_rMMC7eBYuUUzynuzWXpXdp/s400/Arenal2.jpg" width="351" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Boulebart". Toma atribuida a Monney. Fondo <span style="font-size: 12.8px;">Sierra-Sesúmaga y</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Google Maps</span></td></tr>
</tbody></table>
<i>Los que no tenían misión señalada en el servicio del día, se encaminaban á las alturas de Monte-Abril, Santo Domingo y Axpe, desde dónde se distinguían claramente los movimientos y los disparos de ambos ejércitos en Somorrostro, ó bien se iban á las baterías de morteros á pasar el tiempo viendo lanzar bombas sobre la plaza liberal. Las baterías de cañones no eran tan visitadas, no por el peligro que en ellas podía correrse, y que no era escaso en verdad, sino porque sus emplazamientos no podían contener muchos curiosos. Sin embargo, casi toda la oficialidad del buen Batallón de Bilbao desfiló por ellas, ofreciendo su ayuda á los artilleros y proporcionándonos la satisfacción de disfrutar con frecuencia de su excelente compañía, […].</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>A las doce cesaba el fuego, se descansaba hasta las tres de la tarde, y al regresar á sus acantonamientos los carlistas, veíanse acompañados siempre por los multiplicados disparos de los fuertes liberales. La noche se pasaba viendo arrojar bombas sobre la capital de Vizcaya, la cual desde un principio había suprimido el alumbrado de casas y calles, para no ofrecer tan fácil blanco á los disparos, relevándose de noche, también por análoga razón, el servicio entre los carlistas</i>”.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Sinfonía de Destrucción</i></b></div>
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<br /></div>
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A lo largo de todas las anotaciones que dejará MacMahon para la posteridad, se intercalarán las descripciones de los estragos producidos en las construcciones de las Villa. Tanto será así que el 5 de marzo dejará constancia de la imposibilidad de continuar su labor como Presidente de la Comisión Permanente de la Propiedad en relación a “<i>ir tomando una razón de los daños causados por el bombardeo en el caserío de la villa</i>”, dada la magnitud de destrucción.</div>
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<br /></div>
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Esta ruina afectará por igual a moradas de familias carlistas y liberales, desde humildes residencias a grandes mansiones, ya fuera en el interior de las Siete Calles o en las zonas adyacentes. Y por si esto fuera poco, la visión del fuego y destrucción se convertirá en un elemento de disfrute que atraerá a numerosas personas con el ánimo de contemplar el intento de reducir una ciudad a escombros. El 8 de marzo apuntará que “<i>con motivo de ser domingo y hacer un tiempo hermosos ha sido mucha la afluencia de gentes del interior que se han venido a contemplar la destrucción de Bilbao desde las cumbres de las montañas que por todas partes nos rodean, y los artilleros carlistas deseosos de demostrar su destreza nos han sacudido con furia […]</i>”. Citando al historiador Azaola el bombardeo no estuvo fundamentado en razones militares, sino en condicionantes políticoas y psicológicos “<i>y entre esas razones, una de las más importantes era la de que había que satisfacer la ilusión que el carlismo vizcaíno tenía puesta en la conquista y la humillación de Bilbao, su tradicional enemiga</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQflzhlaVt2kzn2BeEw9t7aSSsjTwIZ3ebJT-bi0f2JYcZBjp9B7nRLr1D6oA3zvyy1bQzzuwo8yLSC6uqtbddBf7BkR9wmGrl-kL1KiucMdloLePdWBomKRorBMx3k7Ab-TvnArWVqam2/s1600/Destruccion.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="787" data-original-width="971" height="323" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQflzhlaVt2kzn2BeEw9t7aSSsjTwIZ3ebJT-bi0f2JYcZBjp9B7nRLr1D6oA3zvyy1bQzzuwo8yLSC6uqtbddBf7BkR9wmGrl-kL1KiucMdloLePdWBomKRorBMx3k7Ab-TvnArWVqam2/s400/Destruccion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente "Isabel II" destruido por la fuerza de las aguas y destrucción producida<br />
por los proyectiles en distintos lugares de la villa. Archivo Foral de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
Explosiones e incendios se sucederán en las páginas del diario, pero frente a lo esperable, no siempre fueron granadas y teas carlistas las causantes de la totalidad de la desolación. Así, el 13 de marzo MacMahon registrará que “<i>los morteros enemigos han jugado muy lentamente, en cambio el fuego de nuestras baterías ha sido muy vivo por la tarde; he tenido el sentimiento de ver meter varias granadas en las hermosas quintas qe mis amigos D. <b>Gabriel Maria de Ibarra</b> y su hijo político D. <b>Jose de Vilallonga</b> tienen en la Cava; esos bellos edificios de muy reciente construcción han debido quedar muy estropeados; la presencia en aquel sitio de dos compañías carlistas ha motivado ese percance</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estos “percances” acontecieron a lo largo de todo el Sitio, incluido el llegar a forma alrededor de la zona de defensa un área de “tierra quemada”: “<i>[…] he visto ardiendo varios edificios y entre ellos la casa de Abaitua próxima a campo santo de Begoña; preguntada la causa de la destrucción voluntaria de aquellos edificios se me ha contestado que por su proximidad al recinto se alzan, estorbaban su defensa y podrían servir al enemigo</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A medida que la infantería carlista iba tomando puntos más cercanos al recinto liberal, los edificios en litigio o que sencillamente “molestaban”, ya fuera para atacar o para defender, iban siendo derruidos: “<i>Durante la noche de ayer a hoy han incendiado los carlistas la casa de Ugarte en el Campo Volantín, separada solo por el estrecho camino de Tívoli de la casa de Enderica que ocupa nuestra avanzada por aquella parte. […] durante la noche han incendiado las casas de Zuazo situada próxima a las tapias del jardín de la casa palacio de Allende en Albia, punto avanzado este último, que desde el principio viene guarnecido por fuerza del batallón de auxiliares</i>”. Otras edificios suntuosos que acabaron siendo pastos de las llamas, fueron la casa de Luis Leon, el ex-gobernador Civil o la <b>Tomás Zubiría Ybarra</b>: “<i>durante la noche, el enemigo ha construido una nueva barricada en el Campo Volantín frente a la casa de León. La casa ha sido incendiada por los carlistas y completamente destruida por las llamas, así como también la del Señor Zubiria, situada encima de las huertas de la villa</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOGiKKgCh1bMzUq_-MZkd7WCuQ7mULCO8_7ToPEdYzG_i5kskFhcsBSx27ckY-UHCsDuj2v5KV_ghOhTfdmkNE10wHdA84bnsIgAUxD_4gQ6ruLP7coMqSFXaQgNxFk7s1ofHSNdjQ_xm9/s1600/Plaza_Santiago.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="785" data-original-width="754" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOGiKKgCh1bMzUq_-MZkd7WCuQ7mULCO8_7ToPEdYzG_i5kskFhcsBSx27ckY-UHCsDuj2v5KV_ghOhTfdmkNE10wHdA84bnsIgAUxD_4gQ6ruLP7coMqSFXaQgNxFk7s1ofHSNdjQ_xm9/s400/Plaza_Santiago.jpg" width="383" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plaza Santiago. Toma atribuida a Monney. Archivo<br />
<div style="font-size: 12.8px;">
<span style="font-size: 12.8px;">Foral de Bizkaia (HISTORICAF AL0011/0083) </span><span style="font-size: 12.8px;">y Google Maps</span></div>
</td></tr>
</tbody></table>
La arquitectura religiosa también sufrió importantes daños. Deteriorada por el fuego de cañón carlista la basílica de Begoña, tampoco se salvó la catedral de Santiago. El 8 de marzo “<i>una bomba ha penetrado en la misma torre de Santiago en que estaban colocados los vigías […]. La esfera de reloj se ha venido a la plazuela en una sola pieza a la explosión del proyectil; ha sido herido aunque no de gravedad, uno de los vigías</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otro elemento de primera necesidad como el agua corriente también se vio afectada y a mediados de marzo se suprimió el alumbrado a gas, “<i>esta medida se ha tomado en vista del peligro que ofrece de noche el reconocimiento del daño causa por las bombas, pues ha acontecido ya varias veces que al aproximar la linterna a una cañería rota por la explosión de un proyectil, se inflama el gas y se produce una gran llamarada que puede ser causa de un incendio y pone en peligro la vida de los operarios</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como curiosidad, se procedió a retirar de los pisos abandonados los colchones: “<i>[…] habiéndose observado que la paja de los muchísimos jergones que han quedado en las habitaciones, desiertas en su mayor parte, es una de las causas que más contribuye a la propagación de los incendios se ha ordenado vaciar todos los jergones aludidos</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Deserciones </i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aunque no numerosas, y según indica Ruiz de Azua, hubo deserciones en ambos bandos. Así, el 5 de marzo Francisco hacía referencia a la llegada a la Villa un desertor carlista con noticias del frente, del que Francisco desconfiaba enormemente, afirmando que “<i>esa deserción es motivada por alguna picardía o con algún mal propósito</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3SMyp0tAnrjiXeKlSUr8HqSNQu0WLiq5JRnfUC63QUYqX4NAirGxoPd5oh7Slntmv7YsQASKiDX7Zs8_0SChskvbMDCy2t2wNFq_QYeUApTkkL4zXgR17fxlBa1fO4K1IXTxv6j2R0Rxf/s1600/Arenal_ayuntamiento.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="825" data-original-width="767" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3SMyp0tAnrjiXeKlSUr8HqSNQu0WLiq5JRnfUC63QUYqX4NAirGxoPd5oh7Slntmv7YsQASKiDX7Zs8_0SChskvbMDCy2t2wNFq_QYeUApTkkL4zXgR17fxlBa1fO4K1IXTxv6j2R0Rxf/s400/Arenal_ayuntamiento.jpg" width="371" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Toma parcial de Bilbao desde San Agustín al puente de El Arenal.<br />
Toma atribuida a Monney. Fondos Sierra-Sesúmaga y Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
En el campo liberal uno de éstos “abandonos” fue especialmente comentado: En la noche del 13 al 14 de marzo se había pasado al enemigo el teniente de una de las contraguerrillas “<i>[…] Villachica, joven de una buena familia de la Encartaciones pero muy mala cabeza. El motivo de su deserción ha sido una reyerta habida con un jefe de superior graduación a la suya en una mancebía, se ha llevado consigo otros cuatro hombres de la fuerza que mandaba y como es audaz y conoce los puntos débiles de la defensa, será fácil que el día menos pensado intente sorprender alguno de los puestos avanzados</i>”. Esta anotación nos hablará de un Bilbao de ambiente más sórdido, muy alejado de los ambientes en los que se suele mover MacMahon.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El desertor, <b>Julian Villachica Santelices</b>, había nacido en Artziniega en 1848. En el archivo foral consta que en 1873 era sargento de la guardia foral en el "<i>destacamento de Valmaseda</i>" y que llevando más de un año en campaña "<i>no había recibido ningún premio por ello</i>". Tal vez con el ánimo de encontrar en otro grupo armado el reconocimiento que se le negaba en los forales, solicitó que se le permitiera “<i>pasar a la contraguerrilla republicana</i>". Si bien en un primer momento parece que esta solicitud fue denegada, a primeros de 1874 se nos presenta en los archivos como teniente de la "<i>contraguerrilla de Vizcaya</i>".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su paso por estas milicias tampoco parece ser que le colmó de gloria y a mediados de febrero de ese año se le abrió un "<i>auto crimina</i>l" promovido de oficio por el Juzgado de Primera Instancia de Bilbao contra su persona "<i>y la de Raimundo de Garayo Bargondia, natural de Vitoria, teniente y alférez respectivamente de la contraguerrilla de Vizcaya, sobre injurias y malos tratos a Ricardo de Bicuña Diago, comandante capitán del Regimiento de Infantería Inmemorial de Bilbao</i>". Todo parece indicar que este altercado, con todo un comandante capitán del ejército regular le llevó un mes después a abandonar su puesto y pasarse a las filas carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta deserción tal vez no hubiera tenido mayor repercusión que la anecdótica, si en los mentideros de la Villa no hubiera circulado el rumor de su responsabilidad en la caída del puesto avanzado que los liberales habían colocado en la villa propiedad de <b>Juan Eustaquio Delmas</b>, uno de los prohombres de Bilbao, periodista, escritor e impresor. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Quema de la Casa Delmas</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
MacMahon describirá el 15 de marzo como un día especialmente doloroso: “<i>Hacía ya tiempo que al hacerse el relevo de la avanzada situada en la quinta de Delmas se armaba un gran tiroteo que iba creciendo de día en día. Poco después de la media noche se ha sentido un vivísimo fuego de fusilería en aquella dirección y era evidente que los carlistas estaban atacando la quinta. La oscuridad era grandísima, la casa estaba guardada por 35 carabineros con abundantes cartuchos a las órdenes de un oficial, tenían además la seguridad de ser socorridos en cuanto fuese de día […]. El general Castillo que, muy luego de haberse principado el fuego, se presentó en la puerta de San Agustín, supuso, como era de suponer que 35 soldados aguerridos en aquella situación resistirían sin ningún cuidado hasta la mañana y no consideró oportuno ni prudente abrir las puertas y mandar fuerzas en su auxilio mientras fuera de noche. El fuego ha continuado siendo vivísimo hasta poco después de las cuatro, hora en que ha cesado de repente y se ha visto arder la casa; era pues evidente que los carabineros habían perdido la serenidad de espíritu que era de esperarse de ellos, y amedrentados sin causa bastante, o habiendo mal gastado sus cartuchos se habían rendido</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtHxo_ZjclJe7ZAoFgn5o3YvXblKeZr6yLwXkoGrQuEK7ElBjL_WkuPl1SzTipDPsSyiKRT3yHbo8nYZgO_ar15gdE382C_447iNkw14JRXyagOKO84JaAE5usQ1d-OGlLJFifqRyB6zvq/s1600/Quemav2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="519" data-original-width="527" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtHxo_ZjclJe7ZAoFgn5o3YvXblKeZr6yLwXkoGrQuEK7ElBjL_WkuPl1SzTipDPsSyiKRT3yHbo8nYZgO_ar15gdE382C_447iNkw14JRXyagOKO84JaAE5usQ1d-OGlLJFifqRyB6zvq/s200/Quemav2.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
En un intento de apretar el cerco, las fuerzas carlistas habían decidido atacar las avanzadas liberales. La planificación de esta acción simultaneaba un ataque sobre la Casa Consistorial de Begoña ocupada por fuerzas forales y un asalto a la señorial casa de Juan Eustaquio Delmas, bilbaíno de reconocido prestigio, que tenía su villa convertida en cuartel de carabineros. Citando a <b>Joaquin Llorens,</b> para esta operación se distribuyeron seis compañías del Batallón de Durango (al mando del Barón de Sangarren) y dos del batallón Munguia. Según indica este oficial carlista, sus hombres fueron rechazados por dos veces, pero finalmente consiguieron dar fuego a la casa, cuyos defensores “<i>al verse rodeados por las llamas, se rindieron a discreción</i>”. 63 años después el anciano voluntario durangués <b>Victor Arroita Maguna Zelaya</b> contaba a un periodista en 1937: “<i>Yo fui uno de los que tomaron la casa Delmás en el campo Volantín. Fui yo mismo el que la puse fuego. Este episodio del Sitio de Bilbao ya casi nadie lo recuerda, pero tuvo entonces mucha resonancia</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El máximo perjudicado de todo aquello fue el dueño de la casa, Juan Delmas, que al expolio y robo que decía haber ya sufrido, perdió completamente su mansión y todo el material que en ella se encontraba, incluida una extensa y rica biblioteca. Finalizada la guerra, y dada la amistad que, según indica Azaola, les unía por haber compartido estudios en la universidad de París, no dudo en cartearse con el Marqués de Valdespina, responsabilizándole de la destrucción de su patrimonio y preguntándole por la “necesidad” que hubo de quemarla. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Julian Villachica el “desertor”, reconvertido en adulado capitán carlista, aparecerá citado en las crónicas tradicionalistas como uno de oficiales que más contribuyeron a la toma del puesto avanzado. De hecho en una carta del Marques de Valdespina fechada el 22 de marzo de 1874 se ensalzaba la labor de este hombre: “<i>De Bilbao se ha pasado un tal Villachica con cinco voluntarios y se ha portado con un valor que no se puede describir, él fue quien cogió los treinta carabineros de la casa de Delmas. Todo el mundo está aturdido de su valor</i>”. Pero Villachica no tendrá una vida larga en el campo carlista; posiblemente, como resultado de algún lance de guerra, fue enterrado en Galdakao el 3 de agosto de ese mismo año.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Indignación Popular</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A ojos de MacMahon, aun asumiendo que “<i>[…] el autor de esta hazaña ha sido Villachica […]</i>”, lo realmente preocupante fue la rendición de los carabineros y lo explicaba de la siguiente forma: “<i>Las fuerzas compuestas por hombres casados ofrecen muchos inconvenientes; siendo uno de ellos, el que cualquier desgracia que en las del ejército regular pasa casi desapercibida, llega a tomar proporciones de calamidad pública. Muchos de los carabineros que se han rendido son casados y sus mujeres e hijos al tener conocimiento de lo ocurrido durante la noche, se han lanzado a la calle dando gritos lastimeros</i>”. No era la primera vez que esta imagen se mostraba asociada al cuerpo de carabineros, baste recordar lo sucedido en los fusilamientos de Endarlatza por parte del Cura Santa Cruz en 1873.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La pena y el malestar exteriorizado en las calles fue aprovechado por agitadores del partido republicano para cargar contra el General Castillo y su aparente inoperancia en el rescate de los carabineros: “<i>Unos cuantos descontentos procedentes en su casi totalidad del partido republicano federal, y mal avenido, por consiguiente con las medidas de orden tomadas por el general Castillo, han tratado de explotar el sentimiento del dolor producido por la vista de aquellos desgraciados,en daño del General, atribuyendo la perdida de aquellos hombres a no haber sido socorridos a tiempo. La voz fue cundiendo, se formaron grupos y de unos de estos salió el grito de “¡abajo el general Castillo!”, y “¡viva al brigadier Salazar!</i>”. Durante varias horas se fueron produciendo pequeños chispazos donde los más exaltados aclamaban al militar y político de origen castreño <b>Ramon Salazar Mazarredo</b> presidente de la Comisión de Armamento y Defensa, muy popular entre los bilbainos y cuya casa había sido pasto de la llamas en la noche del 6 al 7 de marzo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
MacMahon criticará la “pasiva” actitud del alcalde de la villa por no sofocar este conato de rebelión: “<i>[…] cuatro palabras dichas por un alcalde de brío haciendo resaltar la fealdad de aquel asqueroso motín, cuando teníamos a las puertas de las villa al enemigo hubieran bastado para hacerlo cesar; pero esas palabras no se llegaron a decir y trascurrieron varias horas […] antes de que se disolvieran los grupos</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Enemigo a las Puertas</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En los días siguientes y con la eliminación de la molesta avanzada de la casa Delmas, los carlistas fueron acercándose a la puerta fortificada de San Agustín. Para ello fueron tomando posesión de palacetes y villas, que habían sido construidas en el entorno privilegiado del Campo Volantín bajo el auspicio de apellidos de lustre como: Delmas, Zubiría, Ibarra, Gurtubay, etc.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7cTPUj8urUSEn0RtqMTBEbWlpgnfQO4H0XiExCcbNWKvb0vIqnP7He4gZcUQSnepZIltHAX_ZMSuUu3F5vAivqgN3P6Lhsk3AfUsy10sKLW8A-r2vsQp_RjJYGGlzazYzHx5XiHG0GvxO/s1600/Volantin.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="834" data-original-width="735" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7cTPUj8urUSEn0RtqMTBEbWlpgnfQO4H0XiExCcbNWKvb0vIqnP7He4gZcUQSnepZIltHAX_ZMSuUu3F5vAivqgN3P6Lhsk3AfUsy10sKLW8A-r2vsQp_RjJYGGlzazYzHx5XiHG0GvxO/s400/Volantin.jpg" width="352" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Toma parcial de la ría Bilbao desde Ripa. Se observa el fuerte de San<br />
Agustín, la puerta y batería de la Marina; a la derecha, el palacio<br />
"Quintana". Archivo Foral de Bizkaia ( HISTORICAF AL0011/0020)<br />
y Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Según describirá MacMahon el día 16 de marzo: “<i>El enemigo ha ocupado las quintas del Campo Volantín hasta el callejón que conducen a Tivoli, desde donde con su fusilería molesta mucho a Sendeja, Estufa y Arena; nuestras baterías han disparado contras dichas fincas con el intento de hacerlas desocupar</i>”. Desde luego, no debía ser del agrado de las tropas carlistas que ocupaban las casas solariegas del Campo Volantín, el ser objetivo primordial de la artillería liberal y en un intento, bastante curioso, de detener la caída de proyectiles sobre sus cabezas manifestaron a los dueños de las mismas su intención de reducir todas las casas a cenizas, si no intercedían a su favor: “<i>[…] han recibido los dueños de las quintas que constituyen la barriada nueva de Campo Volantín una curiosa comunicación del jefe del Batallón de Durango, amenazándoles con quemar todos los aludidos edificios si no consiguen con su influencia que no sean molestadas por los fuegos de la plaza los fuerzas carlistas que los ocupan</i>”. Por supuesto no hubo contestación satisfactoria para el campo carlista y la artillería siguió haciendo fuego sobres esos lujosos edificios, condenados a quedar reducidos a escombros, ya fuera por el fuego carlista o por los proyectiles liberales. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>2º Batalla de Somorrostro: Batalla de San Pedro de Abanto</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde el 5 de marzo Valdespina ya era conocedor que Domingo Moriones había sido sustituido al frente de las tropas del Norte por el mismísimo Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I República, el general <b>Francisco Serrano y Domínguez, Duque de la Torre</b>, que llegaba acompañado de todo el Estado Mayor Central; y junto a ellos, avanzaban 8.000 hombres de refuerzo con más piezas de artillería. El Marqués dejará reflejado en una carta personal: “<i>[…] también están aquí Serrano y Topete con todos los refuerzos que pueden recoger de toda España, de suerte que estamos en vísperas de otra gran batalla de la que pende la suerte de Bilbao. Si Serrano con todos los medios de que dispone no rompe la línea, Bilbao caerá indudablemente, si logra socorrerla le costara un río de sangre. De todos modos la cosa tiene que decidirse pronto: mientras tanto yo sigo hostilizando al pueblo donde los destrozos son ya de mucha consideración</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGSDXY6eCp9cBFHSoganwYISJbzcCO2bmlp1CYt9zFngu-tbW5O29U_2yygcWz28pQpAptxAkj2abLikUJvFJ3G3nLDUHxZrzuTms5RqrgzLlXy_r5ShGmIgvyMqT7jydw-atGjd7a-7oM/s1600/Serrano_Wiki.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="651" data-original-width="451" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGSDXY6eCp9cBFHSoganwYISJbzcCO2bmlp1CYt9zFngu-tbW5O29U_2yygcWz28pQpAptxAkj2abLikUJvFJ3G3nLDUHxZrzuTms5RqrgzLlXy_r5ShGmIgvyMqT7jydw-atGjd7a-7oM/s320/Serrano_Wiki.jpg" width="220" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Serrano y Dominguez.<br />
Wikipedia</td></tr>
</tbody></table>
Hasta el día 19 de marzo continuaban los trabajos de organización, municionamiento e intendencia de las tropas liberales en Somorrostro; tomando posiciones para comenzar de nuevo las operaciones, pues ya se habían reunido todas las fuerzas posibles que sumaban: 41 batallones, 7 compañías de ingenieros, 140 guardias civiles, 50 miqueletes y diferentes escoltas de caballería. Entre 22.000 y 30.000 hombres y 50 piezas de artillería. Este segundo ataque era impacientemente esperado, ya que la enorme concentración de tropas en el “<i>insalubre valle de Somorrostro</i>”, había propiciado la aparición de disentería y diariamente pasaban a los hospitales muchos oficiales y soldados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte las tropas carlistas aumentaron su número de efectivos con la llegada de nuevos batallones hasta completar 28, con un total de 15.000 hombres, repartidos entre el frente de Somorrostro y el sitio de Bilbao, con la manifiesta ausencia de artillería efectiva, una notable multiplicidad de fusiles y una clara carestía en municiones. Dispuestos a no ceder terreno, se ocuparon en mejorar sus defensas visto el notable destrozo que causaba en los parapetos la artillería del ejército liberal. Bajo las órdenes teniente coronel <b>José Garin Vargas</b> se abrieron zanjas, trincheras, donde se ocultaban hasta la altura de la cabeza los soldados, comunicándose entre sí y cruzando los fuegos para defender de forma efectiva sus posiciones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entre el 21 de marzo y el 27 de marzo las baterías carlistas se silenciaron, mientras la ciudad se llenó de rumores referentes al nuevo comienzo de hostilidades en Somorrostro. MacMahon ya lo vaticinaba: “<i>[…] hay gran movimiento en el campo enemigo y creo que no hemos de tardar mucho en salir de la incertidumbre en la que estamos</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
</div>
El 24 de marzo, Serrano envió a Madrid el siguiente telegrama: “<i>Dispuestas todas las fuerzas, y dadas las órdenes oportunas, al amanecer de mañana romperé el ataque a la línea enemiga, apoyada la izquierda por el mar con la escuadra. El ministro de marina me acompaña en este cuartel general. Solo suspenderé el ataque si un imprevisto temporal de aguas se opusiese. Espero que este ejército cumplirá con su deber</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 25 de marzo comenzaba el ataque sobre las líneas carlistas de Somorrostro, en el que sería el segundo intento de romper sus defensas. MacMahon escribirá que el inicio de la lucha se percibió en la Villa con “<i>muchísimo fuego de cañón y después descargas cerradas de fusilaría</i>”. La lucha fue enconada, estando a punto de conseguir rebasar los liberales las defensas carlistas por su extremo izquierdo en el momento que, abrumados por el fuego que recibían, el 1 de Guipúzcoa, cedió sus trincheras al enemigo. Salvada la situación con la llegada de refuerzos carlistas y la falta de empuje liberal, el día terminó sin avances sustanciales por parte del ejército libertador.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoogZ0yORYH9K3jn552gpAeeFpMcU5gWoOmdAHpjeEZZJwowcM5iAuB_29C10jkoxrD0v_s0-vSj4iXurEAZZmmCClo0SZ1UFkJWt6KWcINhBI6U4FZx6G6PgcV2gy7f0PXj9ET1C6w5xR/s1600/Somorrostro.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="691" data-original-width="1228" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoogZ0yORYH9K3jn552gpAeeFpMcU5gWoOmdAHpjeEZZJwowcM5iAuB_29C10jkoxrD0v_s0-vSj4iXurEAZZmmCClo0SZ1UFkJWt6KWcINhBI6U4FZx6G6PgcV2gy7f0PXj9ET1C6w5xR/s400/Somorrostro.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batalla del 25 marzo. Modificado de "Reproducción del panorama de la<br />
Guerra Civil <span style="font-size: 12.8px;">en el norte". Archivo de Navarra</span></td></tr>
</tbody></table>
Al amanecer del día siguiente, el Marqués de Valdespina hacía partícipe a su mujer de sus pensamientos y de lo ocurrido el día 25: “<i>Seguimos aquí fiados en Dios y la Virgen. Serrano atacó ayer por la izquierda nuestra de Somorrostro, al principio tuvimos desventaja: el enemigo se apoderó de tres posiciones nuestras. El ataque parece que fue impetuoso (yo no estaba) pero achacan al 1º de Guipúzcoa no haber cumplido bien, ni medio bien. No sé lo que sucederá pues conozco el batallón que lo he tenido a mis órdenes y es bueno, buenísimo. Sea lo que fuere perdió la posición y fue causa de la perdida de otras dos; esto fue a primera hora de la mañana y a las diez estaban ya recuperadas dos, pero la tercera se quedaron con ella […]. Por otra parte tuvimos ventajas como que se hicieron bastantes prisioneros. Resumen de la acción: quedo en tablas. […] Esta mañana (26 de marzo) ha empezado el fuego donde concluyó ayer y sigue, no sé cómo, pues aun no tengo parte, pero no avanza el ruido; la escuadra nos cañoneo como ayer, pero no logra el desembarco. […] Bilbao está pendiente de un hilo. Si Serrano no pasa, sin remedio tiene que entregarse; son días de crisis terrible; vuelvo a decir: Dios y su Santa Madre <span style="background-color: white;">nos asista</span></i><span style="background-color: white;">n”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Al día siguiente, la batalla comenzó con más furia si cabe. En un intento de hacer prevalecer la superioridad en cuanto a material y efectivos, Serrano optó por la peor de las decisiones posibles: romper la linea carlista por su centro, acometiendo a la bayoneta el reducto de San Pedro de Abanto. En Bilbao se sentía la lucha empeñada “<i>[…] con tanta o más violencia que ayer. A medio día el estruendo y la humareda eran verdaderamente infernales […]. Con la venida de la noche se ha restablecido el silencio y quedamos en la misma incertidumbre que ayer acerca del resultado de la lucha […]</i>”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Y por tercer día consecutivo, el 27, Francisco reflejaba la enorme ansiedad que se respiraba en la ciudad mientras volvía de nuevo el estruendo de los morteros carlistas: “<i>con la luz del día han llegado a nosotros el rumor de la batalla nuevamente reanuda en el Valle de Somorrostro, […] la opinión general es que el ejército libertador ha conseguido romper la línea que le oponía al enemigo. Más de ser así, no se comprende que los morteros enemigos callados desde hace una semana hayan vuelto a molestarnos desde las dos de esta tarde hasta el anochecer en que han callado. Aguardamos con gran ansiedad el día de mañana</i>”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i style="background-color: white;">Nueva Decepción</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">La ansiedad se tornó en decepción para los sitiados y en alegría para los sitiadores. El resultado de la segunda gran batalla de Somorrostro terminó con ambos ejércitos tremendamente vapuleados, pero con los carlistas aferrados a sus posiciones.</span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Siguió el fuego de mortero sobre la villa y las noticias que recibió MacMahon “<i>por conducto fidedigno</i>” no eran nada buenas: el ejército libertador no había roto el frente. “<i>El silencio guardado por la fusilería en aquella dirección durante el día de hoy, y el repique de campanas en las anteiglesias vecinas […] hacen suponer que (la noticia), desgraciadamente, puede ser cierta. De todos modos es preciso disponerse a obrar como si lo fuera, tratando de mitigar el efecto moral que su publicidad ha de producir dentro de la plaza, y viendo de economizar todo lo posible las municiones de boca y guerra que nos quedan para prolongar la defensa hasta el último límite</i>”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i style="background-color: white;">Intimidación con Medias Verdades </i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Con el cambio de mes “<i>[…] han permanecido silenciosas las batería enemigas; pero en cambio han hecho circular por la Villa […] valiéndose de los agentes secretos que indudablemente tienen los carlistas dentro de la plaza, sin que las autoridades haya podido impedirlo, varios ejemplares de la siguiente proclama</i>:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<span style="background-color: white;"><i>"<b>Bilbaínos: </b>El destino de Bilbao fue escrito en Somorrostro el 25 de mes pasado y confirmado en los días 25, 26 y 27 del mes que fina, en los mismos campos. Sangrienta fue la lucha, pero esta ha sido horrorosa. Más de seis mil españoles han quedado en el campo, en su mayoría del ejército de socorro como es natural, puesto que se baten a cuerpo descubierto y son españoles los combatientes. Siete batallones de cazadores han quedado en cuadro y mandados por capitanes. El cadáver del General Primo de Rivera ha sido enterrado ya, y el general Loma está expirando. Por nuestra parte también hemos tenido sensibles pérdidas. El General Ollo ha sido víctima de un casco de granada y el Brigadier Rada herido, aunque no de gravedad. Doloroso es que los españoles nos destruyamos así unos a otros sin motivo que pueda justificarlo.</i></span><br />
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Depositada la suerte de Bilbao en manos del ejército de socorro, el 25 de febrero fue derrotado Moriones y eso debió bastar para que una población sensata, floreciente y rica y consagrada principalmente a la propiedad de su industria y su comercio se decidiera ajena a pasiones políticas a poner en salvo sus vidas y haciendas. Quiso esperar. Un mes ha necesitado aquel ejército para rehacerse después del revés sufrido y durante su transcurso se ha decidido sin descanso a allegar cuantioso artillería y aglomerar sin perdonar sacrificio, cuántos recursos ha podido reunir.</i></span><br />
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Convencido el Rey de que Bilbao quería esperar a toda costa el resultado de una nueva batalla y compadecido de los sufrimientos, desgracias y ruinas de la población, quiso acelerar la hora del choque decisivo y ordenó, como se hizo, que fuese bombardeado San Juan de Somorrostro ocupado por las tropas de la república. Llegó al fin el momento tan deseado, y tres días de un empeñadísimo, sangriento y horroroso combate han declarado cerrado el paso a Bilbao.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Una abnegación y heroísmo como la de los Numantinos podía tener solo explicación ante un enemigo extranjero, entre españoles es insensato, a la par que inhumano y cruel. El Rey no se impacienta por ser dueño de Bilbao, su suerte está dicha, escrita está. Se duele tan solo de que cuatro obcecados que tendrán sin duda muchas culpas pendientes, jugándose vengativos se engañen y engañen arrastrándose a una resistencia que más que a la defensa de Bilbao tiende a su propia defensa bajo la máscara de patriótica abnegación.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>El Rey ha dicho muchas veces; no quiero ser Rey de un partido sino de todos los españoles; quiero devolver a esta desgraciada nación hoy juguete y víctima de la ambición de algunos, la paz y bienestar con la prosperidad y nombre que el mundo entero envidiará un día; y para bello, y español de raza y corazón, está dispuesto a todo género de sacrificios. El nieto de cien Reyes heredero de una cuantiosa fortuna, no puede buscar nombre ni posición.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Al llevar a cabo la gloriosa empresa de conquistar un reino, a cuyo gobierno como monarca tiene derechos legítimos e irrenunciables, cubre un sagrado deber y no hace más que afrontar la inmensa responsabilidad de sus actos en recompensa de la dicha de devolver a su pueblo la felicidad que tanto anhela y necesita.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Ahora bien, si sus voluntarios entran en Bilbao por una capitulación honrosa para todos, puesto que una sola es nuestra honra, seréis respetados, yo os lo garantizo; pero si obcecados insistís en prolongar una resistencia que no tiene razón de ser, preciso será entrar a viva fuerza y en medio de la confusión consiguiente, no sé hasta qué punto alcanzarán mis esfuerzos a contener a los que por efecto de esa resistencia han perdido un general en quien adoraban.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Al dirigiros estas palabras cumplo con mi conciencia como cristianos, como español y como soldado, y sobre vosotros descargo la responsabilidad de las ruinas y daños que a Bilbao sobrevengan en lo sucesivo.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Meditad despacio. Que el cielo os ilumine y al decidiros, el mundo os juzgará y nos juzgará, encargándose la historia de colocar a cada cual en el lugar que le corresponde. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><i>Cuartel General de Deusto a 31 de marzo de 1874. El Comandante General de este Señorío. Marqués de Valde-Espina”.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sobre este documento pesaban varias “inexactitudes” que el propio MacMahon desarrollará en su diario: “<i>Si este documento me pareció entonces redactado con artera intención, ahora que con la debida calma y un exacto conocimiento de los sucesos puedo juzgarlo, no alcanzo a comprender como el Marqués de Valde-Espina que blasonaba de caballero y leal soldado […] pudo suscribirlo; pues hay en él tal número de falsedades que, mientras aspire a tener decoro, no<span style="background-color: white;"> podrá volverlo a leer sin que se le ruborice el semblante</span></i><span style="background-color: white;">”. Y en cierto modo no le faltaba razón, porque ni el general Fernando Primo de Rivera </span>estaba enterrado, ni el oficial Jose María <span style="background-color: white;">Loma </span>expiraba. Sin embargo Nicolas<span style="background-color: white;"> Ollo y Teodoro Rada "Radica" sí habían muerto y el ejército carlista estaba tan extenuado que su alto mando ya se planteaba proce</span>der a una retirada táctica y abandonar el Sitio, evitando una derrota que pudiera ser definitiva.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A favor del Marqués de Valdespina cabe decir que las noticias que llegaban del frente fueron notablemente confusas. De hecho, en una carta fechada el 3 de abril dirigida a su mujer mantiene como ciertas algunas de las afirmaciones que erróneamente hizo llegar a Bilbao en su manifiesto: “<i>Desde del día 28 vivimos en paz. Los días 25,26 y 27 fueron terribles; no es posible ver cosa igual y no se comprende que nuestros batallones hayan podido resistir a tanta artillería y a infantería tan superior en número. Las pérdidas enormes: las nuestras no bajarán de 1500, las suyas sobre 4500, ha muerto Primo de Rivera y Loma debe morir si ya no ha muerto ya</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Continua la carta bajo un componente intimamente familiar, donde Valdespina a pesar del aparente logro de su ejército, todavía mantenía una duda razonable respecto a la toma de Bilbao: “<i>Es seguro que volverán a atacar con más refuerzos y aunque el entusiasmo de nuestra gente es grande, temo que al fin logren entrar en Bilbao, por eso creo que debes suspender tu viaje hasta ver en que para esto. Si entramos en Bilbao te vienes a Bilbao, si no entramos veremos que hace la columna y en todo caso, podrías venir a Durango sin despedir tu casa. Si como espero dominamos el país aunque no Bilbao, este verano podrías tomar los baños en Lequeitio donde podría también ir yo. En fin, veamos primero qué es de Bilbao y luego veremos</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>De Provisiones e Higiene</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El gobernador militar trató de mantener bajo control las provisiones existentes, sin embargo este espíritu intervencionista en el libre mercado de oferta y demanda, llegó un poco tarde. De hecho, no fue hasta el 29 de marzo, y ante la evidente demora que iba a sufrir de nuevo la liberación de Bilbao, cuando el General Castillo hizo fijar un bando donde se requisaban todas las harinas de trigo y maíz con el objeto de su racionamiento. Además se establecieron las bases “<i>para el suministro de pan por raciones a la población y cuerpos armados</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq_38IZjuM9r0i0NMj7e0KjKEfFyPIQiv2Tm-EOWMXGoiLFW2fPsM370yxxU2nvw76Ma4iug_W5vr23G-5YBYucLINFW6-etZzDgY_BrCZ2bK1A-LROHEmkJg-vnnrN-MrzUJzHEfGYDtJ/s1600/BILBAO+-+Fabrica+de+pan+y+molino+del+Ponton+1897.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="740" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq_38IZjuM9r0i0NMj7e0KjKEfFyPIQiv2Tm-EOWMXGoiLFW2fPsM370yxxU2nvw76Ma4iug_W5vr23G-5YBYucLINFW6-etZzDgY_BrCZ2bK1A-LROHEmkJg-vnnrN-MrzUJzHEfGYDtJ/s320/BILBAO+-+Fabrica+de+pan+y+molino+del+Ponton+1897.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fábrica de pan y molino del Pontón (1897). <br />
Tomado de "Siempre Bilbao"</td></tr>
</tbody></table>
Estando ya las despensas muy vacías, se intentó la realización de alguna salida extra-muros para conseguir algunas provisiones adicionales. MacMahon describirá la accidentada entrada de algunos sacos de harina al depósito general: “<i>Hay pues que pensar seriamente en la cuestión de subsistencias y teniendo las autoridades noticia de que en la fábricas de harinas del Pontón existía algunos trigos, se ha dispuesto que una corta fuerza de cazadores de Alba Tormes saliese en su busca. Esta fuerza acaba de regresar trayéndose unas ochenta fanegas de aquel grano, pero acosada por los carlistas se ha retirado con alguna precipitación y con pérdida de un oficial y un soldado muertos y dos solados heridos</i>”.<br />
<br />
Y el 4 de abril anotará con cierta sorna: “<i>[…] termina la cuaresma del corriente año, pero no los ayunos de los bilbaínos sitiados y su guarnición puesto que el pan y la carne de vaca y hasta el vino común se han consumido completamente y la alimentación tiene que concretarse a carne de caballo, arroz, habichuela, haba seca y garbanzo</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Paralelamente a la mala alimentación, al menos en lo tocante a las clases medias y bajas, en el diario también encontramos una referencia a la higiene, o mejor dicho, a la falta de ella: “<i>[…] como la alimentación va ya siendo mala, y mucha la fetidez que se nota en algunas calles, efecto de la aglomeración de las gentes en reducidas lonjas sin ninguno de los requisitos indispensables a la vida, y la consiguiente detención de las inmundicias, urge mucho, y se manden tomar medidas de limpieza para impedir el desarrollo de una epidemia que pudiera venir a hacer más apurada nuestra ya harto crítica situación</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Tiempo de Reflexión y Grandes Sustos</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los días fueron transcurriendo en una absurda rutina de destrucción, seguido de periodos de tensa calma. Mientras en Somorrostro los corresponsales extranjeros daban cuenta de las amigables conversaciones que a pie de trinchera se sucedían entre hombres que hacía pocos días se habían despedazado, en Bilbao el cerco continuaba sin avances. Valdespina reflexionaba sobre la futilidad de la empresa que le habían encomendado, dando cuenta de sus opiniones a su mujer: “<i>[…] en el sitio seguimos lo mismo y saldré con mi primera opinión de la que todo el mundo se me burlaba: no era de opinión de atacar a Bilbao con los escasos recursos que teníamos que los juzgaba insuficientes, opinando siempre que nunca entraríamos en Bilbao por la fuerza, y en caso solo por hambre y que éste lo sufrirían hasta comerse los zapatos; todos se me reían y hubo General, que decía que Bilbao no resistiría cuatro días de bombardeo; ahora van viendo que tenía razón; y yo, dudando cada vez más en la entrada, pues Bilbao puede comer todavía aunque mal, muy mal, pero al fin puede comer tres semanas, y en tres semanas…. En fin, sea lo que Dios quiera, que solo queriéndolo Él entraremos […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOl0t8f45U2DZ5KFMkD4FL2MradCF1Fgevv0rnHbm2rsbChsq75Sjob9a6kECoY1C_Jfv8XjCCNw2ayXxdGP3AiS14Luk90YcYJfM00n_GlHfLLTpRIYnS2s8DlHZd8gRxaodaKqvd70z9/s1600/Bombav2.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="712" data-original-width="922" height="308" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOl0t8f45U2DZ5KFMkD4FL2MradCF1Fgevv0rnHbm2rsbChsq75Sjob9a6kECoY1C_Jfv8XjCCNw2ayXxdGP3AiS14Luk90YcYJfM00n_GlHfLLTpRIYnS2s8DlHZd8gRxaodaKqvd70z9/s400/Bombav2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Auxilar señalando una bomba sin explotar en las cercanías del puente del<br />
Arenal. Modificado de una toma atribuida a Monney.</td></tr>
</tbody></table>
Y mientras Valdespina redactaba esta carta en su Cuartel General de Deusto, ese mismo día, 6 de abril, le tocó a MacMahon sufrir de forma directa la caída de los proyectiles. Comenzaba su relato con un cierto toque de humor: “<i>Como llevábamos ya cinco días sin bombas, muchas personas abandonado los incómodos rincones en que vivían aglomeradas, se han subido a dormir a las habitaciones, pero de una a dos de la madrugada han principado a jugar, con más furia que nunca, las baterías de Pichón y Quintana [..] y les ha faltado tiempo para volver a sus antiguas guaridas, muy ligeras de traje algunas de ellas</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con la llegada de la noche, MacMahon volvió a su casa buscando el merecido y reparador descanso: “<i>[…] aún no me había cogido el sueño cuando una bomba penetrando por el tejado y taladrando los suelos del desván, 4ª y 3ª habitaciones ha venido a parar la pasillo de la 2ª. Allí la he estado sintiendo arder algunos segundos y al estallar ha derribado la mayor parte de los tabiques de aquella habitación y algunos cacos penetrando por los techos han venido a derribar también varios de los del piso primero al que habían venido a refugiarse los vecinos de todas las demás habitaciones en la confianza de las bombas no llegarían tan abajo. Al hacerme cargo de lo ocurrido he dado por seguro que habría muchas desgracias que lamentar, pero encendidas la luces y disipada un poco la densa polvareda […], vimos con tanta sorpresa como satisfacción que nadie estaba herido […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no todo había quedado ahí: “<i>[…] dos de las sirvientas que se habían subido a dormir al 2º, al sentir estallar el proyectil, se han levantado aterradas y al encontrase conque un tabique derruido o caído sobre la puerta principal de la habitación impedía que esta pudiese abrirse, azoradas y sin recordar que había otra puerta de escape, se han salido al balcón pidiendo socorro”. La respuesta de auxilio no tardó en llegar, pero siendo el jefe de zapadores un republicano, MacMahon no puede evitar reflejar lo siguiente en su diario: “Un piquete de zapadores capitaneado por un ebanista, republicano por cierto y como tal, muy imperioso en el mando, ha acudido a los gritos y con más celo que discreción se disponía a hacer astillas la puerta con sus picos y martillos, costándome no poco trabajo el hacerles comprender que había otra puerta que estaría cerrada por dentro, pero que las sirvientas, un tanto tranquila a mi voz, no han tardado en abrir y salirse por ella</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lamentablemente para el exalcalde, el edificio donde habitaba parecía haberse convertido en un imán para las baterías carlistas. Al día siguiente otro disparó consiguió colocar una bomba en el edificio adyacente a su vivienda declarándose un incendio que se intensificó por el fuerte viento: “<i>A eso de la una consiguieron incendiar la casa Nº 3 de la calle de Santa María inmediata a la que nosotros ocupamos; ha habido momentos en que el fuego impelido por el huracán amenazaba llevarse toda la manzana. Dos mortales horas he permanecido en el tejado procurando que las llamas que han llegado a penetrar en nuestros propios desvanes no tomaran incremento. Merced a los titánicos esfuerzos de los bomberos, zapadores y auxiliares de reten que han trabajado como negros se ha conseguido dominarlo y extinguirlo cuando era ya de día […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW141eqHD5yPMQXmWRlkB3BVkEW5ZO715ATtmBESj9LK608XH4ME0uvlQI3Ij-fdyZhZSaoBJGR-J3LgvdhPBiHiXz4lBNJb-HPNG6LsvBg4cAhM3gV-9J3nujMdcQETAid_TKCEF6Skyr/s1600/Albalat.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="617" data-original-width="349" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW141eqHD5yPMQXmWRlkB3BVkEW5ZO715ATtmBESj9LK608XH4ME0uvlQI3Ij-fdyZhZSaoBJGR-J3LgvdhPBiHiXz4lBNJb-HPNG6LsvBg4cAhM3gV-9J3nujMdcQETAid_TKCEF6Skyr/s320/Albalat.jpg" width="181" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vicente Albalat Navajas (1840 -<br />
1874). Fondo Orbe</td></tr>
</tbody></table>
Pero tampoco la vida resultaba fácil para los sitiadores, por mucho que las crónicas de Antonio Brea nos traten de dar una imagen de aparente tranquilidad. Las baterías liberales, al contrario que las carlistas, estaban dotadas de suficiente munición y pólvora como para responder furiosamente al bombardeo carlista, haciendo prevalecer el alcance y precisión de su artillería rayada. En otras ocasiones entraban en liza francotiradores que hacían buen uso de sus flamantes fusiles Remington para causar bajas entre las filas carlistas; y en otras ocasiones, era el propio infortunio el que hacía acto de presencia. El 10 de abril, Valdespina relataba a su mujer que “<i>en medio de lo desgraciado que fue ayer tu día, fue feliz para nosotros, tu Santa Patrona nos protegió. A la mañana se disparó un fusil y mató a un voluntario; a la tarde haciendo yo mi ronda de costumbre el exministro de marina, el coronel Chacon, Albalat el Mayor y Cándido que estaba de guardia. Federico venía con el anteojo. A poco vino una granada que hirió a Albalat (que murió a los poco minutos) al coronel Chacon no de gravedad y muy levemente a Candido, a Federico le rompió la chaqueta sin hacerle daño. El exministro y yo fuimos los solos, con Ramón Altarriba los que salimos ilesos son más que vernos llenos de polvo y tierra. […] Bilbao cada vez más tenaz y sin embargo entre la gente proletaria ha habido ya algunas defunciones de hambre</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Temporal de Lluvia</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la meteorológicamente cambiante primavera de 1874, un fuerte temporal de lluvia azotó con fuerza el Cantábrico provocando una tregua forzosa entre los bandos contendientes. Pero el cese obligatorio de hostilidades no frenó la destrucción de la Villa, siendo la crecida de la ría la causante de acabar con otro de los puentes de Bilbao: “<i>Después de una noche de las más tormentosas, hemos amanecido con una fuerte avenida. Al anunciarse el bloqueo se habían hecho venir a la villa la mayor parte del gran número de gabarras que existían en la ría diseminadas a la carga y descarga de los buques. Estas embarcaciones se habían ido situando en puntos determinados, y sus dueños, ausentes unos y ocupados en la defensa de la plaza otros, las tenían casi abandonadas cuidándose muy poco la cuestión de amarras. Sueltas casi todas, impedidas por la fuerza de la corriente, se han venido muchas de ellas estrellarse con terrible estrépito, contra el puente de Isabel II , y cediendo una de sus pilas se ha hundido uno de sus tramos imposibilitando así la circulación y dejando las dos orillas del río son más medio de comunicación que el empinado puente de San Antón […]</i>”. Y es que anteriormente, el 20 de marzo, el bombardeo había inutilizado el Puente de los Fueros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNeT5IisyixBiVxjJZzZaUupP-IlgecflFB0vKg4C2h7Hp8HehUe7bhS8snIWtEJP1GJL7ySBNvihItl77iicQPiVISdd4aD5EsUPsOkHFFxEPWIY02s7KQBnJladtvMVFpk2qPYzXVpcZ/s1600/San_Anton.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="770" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNeT5IisyixBiVxjJZzZaUupP-IlgecflFB0vKg4C2h7Hp8HehUe7bhS8snIWtEJP1GJL7ySBNvihItl77iicQPiVISdd4aD5EsUPsOkHFFxEPWIY02s7KQBnJladtvMVFpk2qPYzXVpcZ/s400/San_Anton.jpg" width="390" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente de San Anton. Toma atribuida a Monney. <br />
Fondos Sierra-Sesúmaga y Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
Además de dejar unidas ambas orillas de Bilbao por el más vetusto de sus puentes, las tormentas convirtieron las trincheras en acequias, deshaciendo parte de las defensas de uno y otro ejército. MacMahon recogerá un comentario que el propio General Castillo le avanzó en una conversación privada: “<i>[…] Estoy seguro que la riada se ha llevado también los puentes que los carlistas han tenido tirados sobre el río y como sus fuerzas están concentradas en la orilla izquierda para atender la línea e Somorrostro, no sería difícil apoderarnos, a poca costa, de las baterías y morteros enemigos, pero ya sabe Usted…</i>”. Es decir, el General Castillo justificaba la aparente inacción de las tropas bajo su mando en la falta de municiones suficientes de sus tropas.<br />
<br />
Pero esta pasividad era fuente de críticas por parte de un sector de la ciudadanía. MacMahon trascribirá indignado lo que observado en las calles tras dar por finalizada su tertulia con Castillo: “<i>[…] Una hora después me he despedido del General a la puerta de su casa, y al desembocar por la calle del Correo en el Arenal (LUGAR), he visto varios corrillos en los que se hablaba con mucho calor. Me he acercado a uno de ellos y sin extrañeza, pero con profundo disgusto, he oído que estaban censurando a Castillo de la manera más grosera y ofensiva porque aprovechando la desaparición de los puentes de los carlistas no hacía una salida para coger los morteros enemigos. Con cuanto gusto hubiera apostrofado a aquellos imprudentes haciéndoles ver la indignidad de su injusto proceder; pero ante la importancia de no dejar traslucir nada que pudiera dar a sospechar siquiera que la plaza está escasa de municiones de guerra, me he retirado de allí sin despegar los labios, reflexionando en la mucha importancia que generalmente se da y la ninguna que los hombres públicos deben dar en situaciones críticas a las manifestaciones populachera</i>s”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkahcjrRevHpZ4c0lcMe1hFqYsRIDpmEcfJurnksbt7rI5n8UGx6RmiffV_SLYhLULlUKEYkZUv-660wppO-SbVRWAHrFHoBpo3fi9YU0jKX5IEmuEO0vErnKgKRWKxshwZetdtBiXlVxc/s1600/Cordero.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="317" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkahcjrRevHpZ4c0lcMe1hFqYsRIDpmEcfJurnksbt7rI5n8UGx6RmiffV_SLYhLULlUKEYkZUv-660wppO-SbVRWAHrFHoBpo3fi9YU0jKX5IEmuEO0vErnKgKRWKxshwZetdtBiXlVxc/s400/Cordero.jpg" width="208" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Supuesto retrato de Juan Diez Cordero,<br />
con la indumentaria con la que atravesó<br />
la lineas carlistas. Tomado del diario <br />
"La Guerra Carlista: <span style="font-size: 12.8px;">Periódico bilbaíno </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">liberal...y no coitao". </span><span style="font-size: 12.8px;">Impreso </span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">el 2 de mayo de 1908. </span><span style="font-size: 12.8px;">Archivo Foral</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;"> de Bizkaia</span></td></tr>
</tbody></table>
Los siguientes cuatro días continuaron las lluvias y los morteros carlistas silenciosos. Además el desapacible tiempo tuvo algunos elementos positivos para los sitiados: “<i>[…] La copiosa lluvia de anoche ha barrido las cloacas y hecho desaparecer todos los montones de porquería que se habían ido aglomerando en diversos puntos de la Villa y que venían siendo una amenaza constante para la salud pública, siendo difícil su desaparición por los medios ordinarios, atendida las grandes proporciones que habían llegado a adquirir y al escasez de gente disponible</i>”.<br />
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También la relajación del frente por efecto de las percipitaciones permitió la entrada directa de noticias de Somorrostro. En la noche del 13 al 14 de abril “<i>favorecido por el mal tiempo de ayer y la lobreguez de la noche un trepido carabinero Juan Diez Cordero</i>” había logrado atravesar las líneas carlistas llevando en su poder una comunicación del Jefe del Estado Mayor del Ejército del Norte, López Domínguez al general Castillo, avanzándole la pronta llegada de Manuel Gutierrez de la Concha, <span style="background-color: white;">Marqués del Duero “<i>con veinte mil hombres</i>” adicionales.</span></div>
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Bajo el pertinaz aguacero que había sumido a los ejércitos en un estado de letargo, el Marqués de Valdespina se cuestionaba lo que pudiera pasar en un futuro cercano, con un nuevo Cuerpo de Ejército amenazando hacia la línea de Somorrostro: “[…] pero Bilbao firme, dicen que no tienen pan, vino ni carne, pero si garbanzos y arroz para bastante tiempo ¿Quién podrá más el hambre o el ejército de socorro? Es cuestión que no me atrevo a decidir, pero sí que pasar les costará caro, muy caro”.</div>
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<b><i>Nuevos Planes en Somorrostro</i></b></div>
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El alto mando liberal destacado en Somorrostro ya estaba gestando un plan de flanqueo de la línea de defensa carlista. La sangría de hombres y materiales no era sostenible en el tiempo. Serrano, al igual que su antecesor, Moriones, había fracasado estrepitosamente ante el campo atrincherado que habían desplegado sus oponentes. Sus mínimos avances, ensalzados como grandes victorias por la prensa afín, no podían difuminar la realidad de no haber hecho efectiva su superioridad armamentística y numérica sobre un concepto táctico novedoso: la trinchera carlista. Su reputación y la del tambaleante gobierno que encabezaba pendían de un hilo, mientras el foco de la opinión pública nacional y extranjera estuviera puesto en el levantamiento del Sitio de Bilbao y la derrota carlista en Somorrostro. El 4 abril ya se había puesto, una vez más, la maquinaria logística para llevar al frente a un nuevo Cuerpo de Ejército al mando de <b>Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Marqués del Duero</b>.</div>
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La carta que el carabinero había introducido en la Villa incitaba a continuar con la resistencia en la esperanza de una pronta liberación: “<i>Pronto levantaremos el cerco; a resistir pues, ánimo a esos valientes y que se defiendan; en breve se franqueará la ría</i>”. Esta misiva fue indudablemente recibida con grandes muestras de alegría por algunos, pero MacMahon reflejará en su diario un elemento más objetivo, donde la realidad de los combates de marzo y la crítica falta de alimentos en la villa, predecían un futuro más oscuro que el que prometía, por tercera vez, el alto mando liberal.</div>
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<b><i>De Gastronomía “Detestable” a “Inexistente”</i></b></div>
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Coincidiendo con la llegada de esta nota, el general Castillo no tuvo más remedio que colocar otro bando referente a todo el alimento disponible en la villa, donde finalmente se establecieron precios máximos y duras penas a las que se verían abocados aquellos que incumplieran sus órdenes. Ni tan siquiera el alimento enlatado parecía estar en disposición de paliar la escasez, y a decir de MacMahon, “<i>[…] debo añadir que el alimento en latas, siempre poco apetitoso, hastía muy pronto hasta el punto de hacerse repugnante, y no hay estomago por muy fuerte que sea, que lo pueda resistir como alimentación diaria</i>”.<br />
<br />
Y es que a medida que los días avanzaban, la cantidad y calidad de los alimentos paulatinamente se iba reduciendo y el 9 de abril, Francisco anotará: “<i>Hoy se ha variado la fabricación del pan; hasta ahora se ha venido elaborando éste con harinas de cuarta clase, pero al fin era comuña; ahora lo amasan con 60% de harina de trigo nada bueno y 40% de haba molida hace un conjunto detestable y aunque una junta de respetables facultativos, reunida al efecto, ha declarado que no será nociva a la salud y que las sustancias de que se componen son buenas para la alimentación, dudo mucho que la generalidad de los estómagos puedan resistirla como alimento diario por mucho tiempo</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisUcFm7H3fs_Solj7PMAxaFOpYPOmKBl4YTzVdXTZjYeUwq16wILYIaiOlNu72pOGMLSWCYAQUyC6aSQeQ8d6F7OgVgNkLChKjEQJkl4qs7EzNfvXHF26PFg1QgB8ZzBpH0qX_fe3lulAq/s1600/pan_memoerias+de+Getxo.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="274" data-original-width="501" height="174" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisUcFm7H3fs_Solj7PMAxaFOpYPOmKBl4YTzVdXTZjYeUwq16wILYIaiOlNu72pOGMLSWCYAQUyC6aSQeQ8d6F7OgVgNkLChKjEQJkl4qs7EzNfvXHF26PFg1QgB8ZzBpH0qX_fe3lulAq/s320/pan_memoerias+de+Getxo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pan. Tomado del blog "Memorias de Getxo"</td></tr>
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El 19 de ese mismo mes se acabó el trigo: “<i>La alimentación va empeorando de día en día, concluidas hasta las harinas de ínfima clase se ha principiado a elaborar con maíz muy malo un ilusión de borona que no es comible</i>”. A pesar de este nuevo intento del Gobernador Militar para controlar el gasto en alimentos, MacMahon anotará los exorbitantes precios que se llegan a pagar por comestibles como las patatas y de la búsqueda de proteínas en otros animales, más o menos, domésticos: “<i>La carne de caballo hace el gasto principal y se hace cruda guerra a los gatos y ratas</i>.” Y es que la carne de caballo tuvo una notable aceptación, y cuando por causas del bombardeo algún equino caía víctima de los cascotes, eran inmediatamente descuartizado y vendido, oficialmente “<i>a razón de doce cuartos la libra</i>”.</div>
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A partir del 26 de abril ya no hubo pan de ninguna clase: “<i>Concluida la harina de maíz ya no tenemos ni pan, ni comuña, ni borona ni cosa que se le parezca. La fuerza armada tendrá desde hoy café y copa de aguardiente por la mañana y durante el día tres ranchos que nadie podrá comer, máxime no teniendo ni pan ni vino</i>”.</div>
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A decir de Ruiz de Azua la falta de víveres “<i>fue soportada de muy diversa manera por las distintas clases sociales</i>” de la villa. “<i>Indudablemente quien llevó la peor parte fue la clase media que, ya en la sociedad del Sitio, anticipa el calificativo de “sufrida” con que se la reconocerá, con toda justicia, más tardíamente. Su sentido del decoro, tan intrínsecamente vinculado a su personalidad, le impedía acudir a la beneficencia pública</i>”. Una vez gastados todos los ahorros familiares, no les quedó más remedio que subsistir, manteniendo su porte de dignidad. Por su parte la clase más pudiente que permaneció entre los muros tuvo suficiente patrimonio como para obtener vituallas y alimentos vedados al resto.</div>
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<i><b>De Himnos, Paseos, Comunicaciones y Esperanzas</b></i></div>
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La mejora del tiempo y el silencio, siempre sospechoso, de las baterías carlistas, permitieron a los bilbaínos participar de algunos entretenimientos, como la presentación oficial del “Himno de los Auxiliares” ante el General Castillo el 17 de abril. MacMahon citará en su diario que pudo escuchar la canción en boca de “<i>una serenata de circunstancias de una bonita orquesta con su cuerpo de coros, compuesta el todo de jóvenes auxiliares […]</i>”. Días más tarde, el 19 de abril se repetiría el evento, pero esta vez bajo una actuación más formal en el teatro de la villa. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg5HMOCjCZHOqmvUD4bunMHtOAGAJTxIy8CWikfBPLPYPCixLtcsVRns3Idzj7-qdV7owQg6UumlQGLoAH628FkhG08c_oTSsXY4vcvmH93cApuzloaQzNJzsNJHmHezc9eab0cICrOtDC/s1600/Puente.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="822" data-original-width="708" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg5HMOCjCZHOqmvUD4bunMHtOAGAJTxIy8CWikfBPLPYPCixLtcsVRns3Idzj7-qdV7owQg6UumlQGLoAH628FkhG08c_oTSsXY4vcvmH93cApuzloaQzNJzsNJHmHezc9eab0cICrOtDC/s400/Puente.jpg" width="343" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente de los Fueros, actualmente desaparecido. <span style="font-size: 12.8px;">Toma</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">atribuida a Monney. Fondo Sierra-</span><span style="font-size: 12.8px;">Sesúmaga y Google Earth</span></td></tr>
</tbody></table>
Con las miradas de la ciudad puestas en el horizonte de Somorrostro y con la placentera sensación del silencio prolongado de los morteros carlistas, MacMahon relatará el 21 de abril: “<i>Ociosos como en los días anteriores los artilleros del campo enemigo, ha pasado el día con tranquilidad, circulando por las calles más gentes que de costumbre</i>”. Y es que entre los pocos elementos de diversión que quedaban para los encerrados entre los muros, se encontraba el paseo, la tertulia y la serenata musical. Ruiz de Azua establece que el paseo constituyó más que una diversión una necesidad, que en muchas ocasiones se vería truncado por el fogonazo de un mortero y la sonido de la campana de aviso.<br />
<br />
Tampoco faltaron la lectura y la tertulia de los diarios que publicados dentro de la ciudad o introducidos de extraperlo llegaban a manos de sus habitantes. Destaca especialmente el diario liberal "La Guerra", que se publicó de forma específica durante el Sitio, dando cuenta de los distintos avatares de la vida en la ciudad.<br />
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En el intento de poner la ciudad en comunicación con el exterior, específicamente con Somorrostro, Francisco referirá el intento de colocar en el fuerte de Mirivilla un sistema de señales marinas. Pero él propio escritor hizo notas las escasas esperanzas que tenía en la utilidad real del artefacto: “<i>[…] vista su situación, el tamaño de las banderas y la gran distancia que nos separa del ejercito libertador, me parece muy difícil que por este medio se consiga comunicaciones con él</i>”. Y lo cierto es que del ejército libertador no llegaban noticias, salvo el sonido de sus cañones cumpliendo con el horario castrense: “<i>[…] nuestros anteojos fijos en dirección a Somorrostro que solo nos envían por boca de sus cañones los buenos días y las buenas noches de ordenanza a las horas de salida y puesta del sol</i>”.</div>
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Se cumplían ya dos meses desde que se inició el bombardeo: “<i>Entrada ya la noche se ha principiado a sentir en dirección al mar frecuentes disparos de cañón de gran calibre que han seguido hasta media noche, haciendo renacer en la población la esperanza de un inmediato levantamiento del Sitio</i>”. Un día después, el 23 de abril, Francisco hacía hincapié en sus esperanzas: “<i>[…] por otra parte el ejército de socorro no puede ya tardar en hacer su movimiento de avance. Este estado de ansiedad es mucho más terrible que el bombardeo</i>”.</div>
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Con el paso de los días se estaba llegando al límite de existencias y MacMahon comentará: “<i>[…] las defunciones van aumentando de una manera alarmante, y se nota también algunos casos de demencia; hablando hoy con personas peritas en la materia, me han manifestado, bajo la mayor reserva por supuesto, que estos son síntomas evidentes de que los medios de alimentación no que contamos van ya siendo insuficientes para el sostenimiento de la salud, y que bajo ese punto de vista nuestra situación puede hacerse insostenible de un momento a otro […]</i>”. </div>
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<b><i>Parlamento Extranjero</i></b></div>
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Los extranjeros que habían quedado en la Villa, pensando en que el Sitio no iba a ser prolongado, llevaban tiempo solicitando una tregua que permitiera abandonar el cerco. El Cónsul de Inglaterra había intentado en varias ocasiones, sin éxito, volver a pactar las condiciones para una nueva salida de sus compatriotas. MacMahon refiere los hechos fechándolos el 25 de abril: “<i>Casi todos los días hago una visita al Cónsul de Inglaterra, quien como tengo dicho, desde el principio del bombardeo trasladó su vivienda personal al palacio de la Señora Viuda de Zumelzu en Albia. Y cuando, como hoy no nos bombardean y no hago falta por consiguiente en el casco de la villa, suelo quedarme algunos ratos paseando con él en el jardín. Hace ya tiempo que varios ingleses que, creyendo que la cosa no sería tan seria, no quisieron salir de la villa al principiar el Sitio, le vienen acosando para que obtenga de los jefes carlistas autorización para poder hacer ahora lo que no quisieron hacer entonces. Las diversas gestiones que ha practicado hasta ahora con ese fin no han dado resultado; pero según me ha dicho hoy, cree que los jefes de las fuerzas carlistas no se atreverán a negársela en vista de una nueva comunicación sumamente enérgica que acaba de dirigirles</i>”.<br />
<br />
Y es cierto que la diplomacia británica tenía un cierto poder en determinadas decisiones carlistas, que emanaban del juego de equilibrio que precisaba una medida neutralidad con intereses en ambos lados. Los carlistas no querían bajo ningún concepto soliviantar en exceso al imperio británico, con un notable peso específico en la economía del país y específicamente, en el campo de la minería.<br />
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<i><b>Antesala de la 3º Batalla de Somorrostro</b></i></div>
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Finalmente en Somorrostro estaba todo preparado para comenzar el movimiento de flanqueo por parte de las tropas liberales al mando del General Concha. Además, la puesta en marcha del plan no admitía demora alguna, ya que a notable mejoría del tiempo estaba influyendo muy negativamente en el campamento liberal, dada la cantidad de efectivos reunidos. De esta forma se manifestaba un corresponsal de prensa: “<i>[…] El cambio de tiempo hace sentir un calor prematuro y poco favorable para la salubridad del campamento: el primer día de calor hubo 140 bajas y no son muchos menos las que se producen diariamente en este valle casi cerrado a todos los vientos, y donde tanta gente se halla aglomerada</i>”. Con un calor impropio de la primavera, comenzará el movimiento de las tropas del 3º Cuerpo de Ejército.</div>
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<b><i>Mediación de MacMahon ante el Cónsul Ingles</i></b></div>
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Todavía ignorantes de lo que estaba a punto de desencadenarse en Somorrostro, el 27 de abril MacMahon comentará que “<i>[…] el tiempo es brillante, pero los grandes incendio de montes no nos permiten ver lo que pasa por Somorrostro; sin embargo cuando nos lo ocultan no debe sernos perjudicial</i>”. Ese mismo día dejará constancia que el Cónsul de Inglaterra ya tiene la correspondiente “<i>autorización de los jefes carlistas para que mañana a las ocho puedan salir por el camino de Miraflores los súbditos extranjeros que tengan por conveniente</i>”. </div>
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Dada la amistad que unía a Francisco con Mr Young, <b>Pilar Aranguren Alzaga</b>, una distinguida gipuzkoana del aristocrático linaje de los Condes de Monterrón, se puso en contacto con su persona para solicitar su mediación ante en Cónsul inglés con el objetivo de poder incorporarse a la salida de civiles extranjeros. Según indica Francisco, esta dama, prima del Marques de Valdespina, había quedado accidentalmente en el interior de la plaza cuando llegó a Bilbao para ocuparse de su enfermo tío <b>Mariano Artazcoz Plaza</b> y que había terminado falleciendo el 15 de febrero a resultas de su dolencia. Desde entonces Pilar había intentado infructuosamente abandonar el bloqueo sin conseguirlo. </div>
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Aparentemente MacMahon no tuvo problema alguno en hacer valer sus contactos para conseguir que esta dama, “<i>aunque muy española</i>” se incorporase a la gente inglesa, tomando bajo su responsabilidad la salvaguarda de su persona. </div>
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<b><i>3º Batalla de Somorrostro: La Batalla de Las Muñecas</i></b></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbas0btVR-0M96cG60Gmcf8NiOTNB43EqHXPJ-jqWQvs2a6lT2dlwX-IgpadPoA_INdYRZmURC6G75AYlzwWaO9WwcOYOsIBphlrJGMYo5PAL0eGDJ-4KRODohHzBG0Fry7ruXmnqlG3Bk/s1600/Munecas2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="697" data-original-width="1067" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbas0btVR-0M96cG60Gmcf8NiOTNB43EqHXPJ-jqWQvs2a6lT2dlwX-IgpadPoA_INdYRZmURC6G75AYlzwWaO9WwcOYOsIBphlrJGMYo5PAL0eGDJ-4KRODohHzBG0Fry7ruXmnqlG3Bk/s320/Munecas2.jpg" width="320" /></a></div>
En el amanecer del 28 de abril se hizo fuego en toda la línea de Somorrostro. Había comenzado la que iba a ser la última de las grandes batallas de la Campaña. Mientras el 1º y 2º Cuerpo de Ejército liberal presionaban el campo atrincherado carlista en Somorrostro, el general Concha y su estado mayor se reunían en el Pico Helguera observando el terreno y trazando los planes de ataque para flanquear la línea carlista por el puerto de las Muñecas. Frente a ellos se mostraba un aparente débil defensa a instancias del veterano <b>Castor María Andechaga Toral</b> que comprobaba cómo sus dos batallones de encartados eran la primera línea de contención ante todo un 3º Cuerpo de Ejército compuesto de más de 15.000 hombres y artillería.</div>
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<b><i>Visita al Campo Carlista</i></b></div>
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Ese mismo día, y sin ser conscientes de lo que estaba sucediendo en Somorrostro, se procedió a la salida de un nuevo contingente de extranjeros de la ciudad: “<i>El día sereno y despejado ha sido sumamente caluroso; aunque con algún retraso de la hora señala, pues mediaba la mañana, cuando el Sr. Dn. Horacio Young, Cónsul de SM Británica ha salido al frente de una caravana de sesenta a setenta personas ingleses y franceses en su casi totalidad y entre ellos algunas señoras y niños, dirigiéndose al puente de Bolueta donde han sido recibidos por el Marqués de Valde-Espina, continuando a pie hasta Galdácano, de donde arranca hoy el servicio de carruajes para el interior de país vascongado, siendo condición precisa que la caravana ha de continuar por Durango hasta la frontera francesa escoltada por fuerzas carlistas. Tanto que el Sr. Young como el Sr. Rochet quien a falta de cónsul y de canciller se ha encargado del consulado de Francia accidentalmente y ha salido en calidad de tal, acompañando a los súbditos franceses, han quedado en volver después de hacer la entrega; y yo deseoso de tener noticias de mi recomendada la Sta. de Aranguren y de saber también si en su viaje han conseguido averiguar algo que nos conviniera saber, he estado pendiente de su regreso; pero antes que los cónsules han venido a visitarnos las bombas enemigas. </i></div>
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<i></i><br />
<i></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCDnS0UiFkGgmysfADPyeLZnks58HOpL-k9vyGimnmDC-9l6BK55CHEjL_GfXzWnKtsts04AH-8nMiD0HxGBdd4exyTghIJfnazE-7sfXLCZDoBOTtphMP_EP2z_VHLcc2yRfO5wBST7Lv/s1600/Bolueta.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="641" data-original-width="987" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCDnS0UiFkGgmysfADPyeLZnks58HOpL-k9vyGimnmDC-9l6BK55CHEjL_GfXzWnKtsts04AH-8nMiD0HxGBdd4exyTghIJfnazE-7sfXLCZDoBOTtphMP_EP2z_VHLcc2yRfO5wBST7Lv/s400/Bolueta.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente "nuevo" de Bolueta</td></tr>
</tbody></table>
<i>Después de veinte días de completo reposo, momentos antes de dar las 6 de la tarde ha hecho el primer disparo la batería de Quintana y seguidamente las de Pichón, Casamonte y Ollargan, pero con tal furor que no parece si no que arrepentidos de su quietud tratan de recuperar el tiempo perdido. Una cosa ha llamado mucho mi atención; parecía natural que después de tanto días de silencio los servicios estuvieran descuidados; pues nada menos que eso, en cuanto ha aparecido el penacho de humo blanco en Quintana, antes del estampido del mortero se ha sentido la campana del vigía que anunciaba el disparo y toda la tramitación de costumbre se ha seguido haciendo como si solo hubiese pasado un minuto desde el ultimo disparo</i>”.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Propuestas de Rendición</i></b></div>
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<br /></div>
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Tras haber realizado su labor humanitaria y recibir la obligada cortesía por parte de la oficialidad carlista, que incluía la invitación a un pequeño banquete, los cónsules de Francia e Inglaterra retornaron a Bilbao con noticias que podían desestabilizar la frágil situación de Bilbao. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
MacMahon no tardó en hacer acto de presencia en el palacio de Zumelzu, deseoso de conocer lo que habían presenciado en el campo enemigo y el resultado de la encomienda respecto a la prima de Valdespina: “<i>Han sido ya las siete cuando me han avisado que los cónsules estaban ya de vuelta e inmediatamente me he dirigido la consulado de Inglaterra, allí los he encontrado a los dos verdaderamente aterrados por lo que en el campo carlista habían oído acerca de la suerte que a Bilbao le esperaba; y después de decir que Valde-Espina había acogido muy cariñosamente a su prima y después de representar la farsa de quererla obligar a regresar con ellos a la plaza, había concluido por agenciarle toda clase de facilidades para ir donde ella deseara; me han manifestado su impresión de la larga entrevista que han celebrado con el jefe de las fuerzas carlista, en cuya compañía han comido</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Efectivamente, en una corta nota que el Marqués de Valdespina redactará, dejaba constancia del hecho: “<i>Su Majestad permitió la salida de Bilbao a los franceses e ingleses, con ese motivo estuve ayer en el Puente Nuevo; los cónsules comieron conmigo y hay de ver el gusto con que comían el pan; los extranjeros siguieron a Durango y los dos cónsules volvieron a Bilbao al anochecer. […]</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlLtRV9UzN4Fn2SZeIsCHIUYEMKVrcUlZHKJF1Ruo_ORvOGnxDD7NSAZQRhs7EY8v0PiQRDpT3zzaAe0b3f8cyignk-v9-VXxLnQBtFnnDmIwnuU6Voih55IzFmlcrt8Wo05VKhdo8FyUN/s1600/Naja.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="849" data-original-width="679" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlLtRV9UzN4Fn2SZeIsCHIUYEMKVrcUlZHKJF1Ruo_ORvOGnxDD7NSAZQRhs7EY8v0PiQRDpT3zzaAe0b3f8cyignk-v9-VXxLnQBtFnnDmIwnuU6Voih55IzFmlcrt8Wo05VKhdo8FyUN/s400/Naja.jpg" width="318" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica de Bilbao desde la Naja. Fondo Sierra-Sesúmaga<br />
y Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
Los cónsules, completamente ajenos a lo que en ese momento estaba sucediendo en las faldas de los montes que suben hacia las Muñecas, expresaban a MacMahon que se encontraban completamente desalentados tras conversar con la oficialidad carlista. Según reflejará en su diario los diplomáticos extranjeros: “<i>Consideran que la situación de la plaza es completamente desesperada, dicen que tienen los carlistas una grandísimo acopio de bombas al pie de sus morteros y que no han de cesar de bombardear mientras quede una casa en pie; que es de todo punto imposible que el ejército de socorro consiga romper la línea carlista, siendo tal su seguridad acerca de este punto, que no ponen inconveniente en autorizar a que, una comisión de la plaza, pase a cerciorarse por sí misma; concluyendo por autorizarles a que en su nombre hagan al General Castillo la siguiente propuesta. Los carlistas cesaran de hostilizar a la plaza por un plazo de quince días, durante los cuales el ejército libertador, en cuyo conocimiento se pondrá lo convenido, haría cuanto esté a su alcance por libertarla; más si termina el plazo sin haberlo conseguido, la villa capitulará obteniendo sus defensores y vecindario condiciones muy honorificas que quedaran estipulada de antemano. Estas son las condiciones que los cónsules competentemente autorizados por Valde-Espina iban a ofrecer a Castillo y a mi llegada al palacio de Zumelzu se estaban disponiendo a venir al pueblo</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vista la importancia del mensaje y de las funestas consecuencias que pudiera tener en el ánimo de la población, MacMahon advertirá a los cónsules la intención de ser él mismo el interlocutor directo con Castillo, partiendo diligentemente. Tras buscarle infructuosamente en su casa, finalmente le localizó en la Plaza Nueva, paseando junto a <b>Eduardo Victoria de Lecea Arana</b>, otro exalcalde Bilbao que había formalizado el proceso de anexión de la anteiglesia de Abando y por aquel entonces enrolado, como muchos otros, en el Batallón de Auxiliares.</div>
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Con premura MacMahon les refirió con todo detalle la propuesta traída por los cónsules: “<i>[…] el general que, con pausada entonación, pero como quién ha tomado una resolución inquebrantable, me ha contestado, en los términos más afectuosos que me agradecía mucho esta nueva prueba de acertada prudencia y de buena amistad, con tanto más motivo cuanto está resuelto a no dar oídos a nada que pueda traducirse como síntoma de debilidad, que él no ve la cosa tan desesperada […]. He preguntado enseguida si hay inconveniente en los cónsules al dar contestación negativa al jefe de las fuerzas enemigas que incluya, en pago a la comida que les ha dado en Galdácano, unas cajas de cigarros habanos de que tenemos buen repuesto en la plaza y carecen en el campo enemigo y me ha contestado Castillo que pueden hacerlo sin ninguna clase de inconveniente</i>”. </div>
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<br /></div>
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Francisco procedió a cruzar de nuevo la ciudad, trasladando a los diplomáticos extranjeros la respuesta de Castillo, que no contaban con el aplomo del que hacía gala el militar; siendo necesaria la ayuda de MacMahon para formalizar por escrito la respuesta, que junto a una buena provisión de puros habanos, le harían llegar a Valdespina. </div>
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Aquel día del 28 de abril de 1874 fue especialmente complicado para MacMahon: “<i>[…] he vuelto a cruzar por cuarta vez, en medio de un furioso bombardeo dirigido principalmente en aquella dirección, los ruinosos arcos del puente de Isabel II y rendido de fatiga me he metido en mi cuarto a hacer estos apuntes, que acaso algún día, lleguen a ser interesantes</i>”. </div>
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Mientras MacMahon mojaba la pluma en el tintero en el anochecer de aquel día, las fuerzas carlistas habían abandonado sus posiciones en las Muñecas retirándose hacia Sopuerta. El General Concha ocupaba el paso y dejaba abierta la puerta para el levantamiento del Sitio, remitiendo el siguiente mensaje al general Reyes, al mando de las tropas de retaguardia del 3º Cuerpo de Ejército: “<i>Comunique V. E. al Excmo. Sr. Duque de la Torre que la 1º División de este cuerpo ha tomado las posiciones de Las Muñecas, donde me encuentro, por la derecha y parte del centro. La 2º División, por la izquierda, ha encontrado un terreno insuperable; pero el enemigo queda rebasado completamente y tendrá que abandonarlo. La jornada muy calurosa y de gran fatiga en una subida constante de hora y media. No conozco las pérdidas. Acampo aquí</i>”.</div>
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<b><i>Órdago de Valdespina </i></b></div>
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El 30 de abril y mientras persistía el bombardeo, MacMahon recibió una carta manuscrita de su amigo Mr. Young donde le avanza que el cónsul francés le haría entrega de un importante despacho rubricado por Valdespina que iba dirigido a nombre de ambos cónsules. En este comunicado, el jefe de las fuerzas sitiadoras, tras los pertinentes previos de cortesía imprescindibles entre caballeros, reconocía que “<i>hemos sido atacados por los republicanos y deploramos la muerte de General Andéchaga y otras más; las pérdidas del enemigo han sido numerosas y les han obligado al parecer a desistir de sus pretensiones de romper nuestra línea por cuya razón se me figura tendrán V.V que presenciar al fin el ruinoso y hambriento estado de esa población en su caída. Yo como vizcaíno lo deploro, quisiera poner remedio y no lo encuentro. La pertinacia de los defensores de Bilbao sería heroica, si tuvieran una bandera yo el primero en ensalzarlos; pero para su desgracia y crean V.V a un honrado militar, siento que al fin de sus penalidades no encuentren ni la lástima de los fantásticos a que defendieron […]</i>”.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu5Fjp3beQiJnkkcrcFx9EXMh_UZ9kzkinzEEOwLhzzZOvcTaOVquHkH5qdVkyfIycbKvAd-aB2cICDUAvEm50CAmWRteOE-2c0-7GzE7Z_vnYId90qhei5_wSfDCNVRTcHAX5h0aodERQ/s1600/Arenal_ayuntamiento.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="825" data-original-width="767" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu5Fjp3beQiJnkkcrcFx9EXMh_UZ9kzkinzEEOwLhzzZOvcTaOVquHkH5qdVkyfIycbKvAd-aB2cICDUAvEm50CAmWRteOE-2c0-7GzE7Z_vnYId90qhei5_wSfDCNVRTcHAX5h0aodERQ/s400/Arenal_ayuntamiento.jpg" width="371" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica de Bilbao desde San Agustín. Fondo Sierra-Sesúmaga y<br />
Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
MacMahon no dudó en incorporar a sus memorias las buenas impresiones que le causó esta carta: “<i>Yo interpreto el contenido de la carta en un sentido muy favorable para nosotros. Tenemos ya la seguridad de que las operaciones han principado; la muerte de Andéchaga deja también en el campo enemigo un vacío difícil de llenar; hombre de mucho prestigio en el país, contribuyo acaso más que ningún otro a que el levantamiento carlista tomase incremento y fue siempre enemigo sañudo de esta Villa; además el lenguaje que en ella guarda Valde Espina varía mucho del que tuvo con los cónsules en la entrevista del día 28 en Galdácano</i>”.</div>
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Francisco trasladó con inmediatez al General Castillo esta carta, encontrándolo en su despacho: “<i>[…] he esperado a que estuviésemos solos y entonces he sacado la carta original y se la he alargado. Grande ha sido sus satisfacción al leerla, y después de una corta conferencia hemos convenido a hacer pública la noticia […]</i>”. Si la intención de Valdespina fue la de presionar a los defensores de Bilbao para deponer su actitud, consiguió el efecto contrario.</div>
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<br /></div>
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Aquel mismo día el ejército carlista veía rebasada su defensa de Somorrostro tras un heroico, pero infructuoso intento de defensa a cargo del <b>Coronel Solana</b> y el 4º de Castilla en Galdames. El Sitio de Bilbao, cuyo resultado se había jugado en los campos Somorrostro, presentaba ya un claro ganador.</div>
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<b><i>Retirada Carlista</i></b></div>
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“<i>Desde que ha sido de día se ha visto claramente que las fuerzas enemigas estaban en movimiento y a primera hora de la mañana ha dado al público el general la siguiente comunicación: Según partes que recibo de Begoña y Mirivilla resulta que la facción que se hallaba en las líneas de Somorrostro ha emprendido su retirada en la mañana de hoy sin duda por efecto de las pérdidas que ha sufrido entre las que se encuentra la de D. Castor Andéchaga que ha muerto en los combates sostenidos en estos días. A las nueve de esta mañana se ven ya batallones en dirección del alto de Banderas y se han contado once en las primeras casa de Basurto viviendo de Burceña. Las posiciones entre Somorrostro y Portugalete parecen abandonadas. […] el movimiento de retirada de los carlistas, que ya no admite duda, puesto que a la caída de la tarde hemos visto luchar claramente en la falda de Santa Águeda, y al terminar el día, fuerzas que indudablemente son nuestras, nos han anunciado con cuatro disparos de cañón su presencia en la cumbre de aquella cónica montaña, sin embargo de todo esto digo, los morteros enemigos han seguido bombardeándonos hasta muy cerca de media noche, hora en que han cesado; y poco después me he venido a descansar agobiado por la fatiga del día de hoy y anhelando al mismo tiempo ver lucir el de mañana</i>”. Con estas palabras citaba MacMahon el comienzo de la retirada carlista y el fin del estrangulamiento de su ciudad.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxusQHatltYSVFBJAs9k7A3SMvaXcBCrdeBdjEVcwu9imYhY7HS2jXiR-kZF6luNvXLecUkEbq-7SW69INrPFMCI_hzsTnNEF11eEk40Y6K3iKGZluJNohoIpZYnnAQPAAKLXfuONubHy9/s1600/retirada.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="289" data-original-width="691" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxusQHatltYSVFBJAs9k7A3SMvaXcBCrdeBdjEVcwu9imYhY7HS2jXiR-kZF6luNvXLecUkEbq-7SW69INrPFMCI_hzsTnNEF11eEk40Y6K3iKGZluJNohoIpZYnnAQPAAKLXfuONubHy9/s320/retirada.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Modificado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Aquel día se completó el abandono del Sitio por parte de las fuerzas carlistas. Lo único que dejaron atrás, fueron los viejos cañones que habían batido Begoña, demasiado viejos como para esforzarse en recuperarlos, a decir de los carlistas; y abandonados en su rápida huida según los liberales.<br />
<br /></div>
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A pesar de mantener prácticamente intacto su ejército y el carácter combativo de sus fuerzas, para los seguidores de Carlos VII fue un sonoro fracaso, existiendo una pequeña purga entre los altos mandos, que quedó reflejada en las páginas del libro <i>Dorregaray y la Traición del Centro</i>: “<i>Al hacerse público aquellos extraños sucesos (decisiones notablemente desafortunadas por parte de los generales al mando), D. Carlos quería fusilar a Velasco y sumariar a Elío y los otros generales que tomaron parte en las Batallas de las Muñecas y Galdames; pero Dorregaray se opuso resueltamente, y las consecuencias se limitaron a que el general Elío marchase a Francia, Velasco al Centro, y poco después le siguió en este camino Lizarraga</i>”.</div>
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<b><i>“¡Bilbao está ya libre!”</i></b></div>
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“<i>[…] Los carlistas escarmentados sin duda en los encuentros de Las Muñecas y Galdames no han creído prudente defender la línea de Castrejana y Banderas que ayer ocuparon, han levantado el sitio durante la noche marchándose, en medio de un silencio sepulcral, en dirección a Galdácano las fuerzas que tenían en la orilla derecha del Nervión y hacia Arrigorriaga las de la margen izquierda. “¡Bilbao esta ya libre!” Estás consoladoras palabras han circulado rápidamente por la villa a medida que iban penetrando en sus angostas calles los primeros rayos del sol</i>”. Con estas frases trasmitía MacMahon el sentir de la población tras 125 días de asedio.</div>
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<br /></div>
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El 2 de mayo Francisco redactará uno de los capítulos más largos de su diario. No era para menos, ya que en ese señalado día se puso oficialmente fin al Sitio de Bilbao de 1874: “<i>Ha terminado ya ésta continua zozobra en que hemos vivido durante cuatro mortales meses; ya no volveremos a oír el agudo tañido de la campana precursor de las bombas; una sana alimentación va a sustituir a la repugnante y nociva a que hace ya tiempo estábamos reducidos y el aire tibio y puro de las habitaciones al húmedo y malsano de las lonjas. Desapareció para siempre esa terrible idea de que nuestra brillante y heroica juventud en premio de su abnegación y patriotismo pudiese llegar a ser paseada por el así y escarnecida al ser conducida prisionera al empinado picacho de Peña Plata, a la huesera de Dima u otros sitios por el estilo, idea que más de una vez ha venido a atormentarse y causando tal impresión, que de haberse llegado a realizar antes que verlo, hubiera recibido la muerte como un gran beneficio, pero gracias a Dios al esfuerzo del ejercito libertador y a nuestra propia fortaleza cesaron ya todas nuestras penalidades y volvemos a formar parte del mundo social del que hemos vivido aislados 125 días</i>”.</div>
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<b><i>Violadores e Incendiarios</i></b></div>
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Mientras la ciudad se engalanaba para la llegada del ejército de socorro, no fueron pocos los que aprovechándose de la situación de vacío de poder, decidieron saquear los caseríos circundantes a la Villa, bajo los más burdos pretextos. Como elemento especialmente dramático, el diario reflejará un intento de violación, siendo la primera vez que hemos localizado en un documento histórico de la última guerra carlista una mención directa a este tipo de execrables acciones. Bien es verdad que MacMahon lo relatará bajo una perspectiva de un hombre perteneciente a una clase alta del siglo XIX; a pesar de ello, es fácil hacerse una idea de la angustia y crudeza de la guerra que se estaba librando y que afectaba tanto a hombres y mujeres: “A<i>unque quisiera, no puedo dejar de mencionar las tristes escenas que han venido a atenuar la alegría de este memorable día. Recordando lo acontecido al levantamiento del sitio de 1836, se ha tratado de impedir que individuos armados saliesen de la plaza; pero las medidas tomadas al efecto no han sido todo lo eficaces que hubiera sido desear y grupos de soldados armados y también de esa gente advenediza que forma las contraguerrillas han salido de la plaza a primera hora con el fin de saquear primero e incendiar después, con fútiles pretextos, los caseríos de las cercanías. Al tener yo noticia de que habían dado principio a su obra de destrucción, he salido apresuradamente para Begoña, con el fin de impedir que la casa de campo y caseríos que mi hermana tiene en aquella anteiglesia fuesen pasto de las llamas</i>”.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhSDN6DVHWqFnFajWKv0e_6Bvhe3In0rLm-DR1_IWGv1q4ptIQ8e7rpjUkagv-onLcUSLtmx-S2mnz5wpTCDi6PEhMQxg7sIyemiNlbv8z9x9yqY79FdcUv4biTa6sf7-ZwObcW5ko3J8r/s1600/saqueo.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="340" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhSDN6DVHWqFnFajWKv0e_6Bvhe3In0rLm-DR1_IWGv1q4ptIQ8e7rpjUkagv-onLcUSLtmx-S2mnz5wpTCDi6PEhMQxg7sIyemiNlbv8z9x9yqY79FdcUv4biTa6sf7-ZwObcW5ko3J8r/s320/saqueo.jpg" width="310" /></a>La primera salida que realizará MacMahon del recinto de la villa tuvo como objetivo salvaguardar el patrimonio familiar de su hermana Amalia en Begoña; y, a medida que ganaba altura, el paisaje que se presentaba ante sus ojos era desalentador: “<i>Desde que he llegado a dominar con la vista las hermosas vegas de Albia y Deusto he podido divisar varios incendios que por momentos iban creciendo en número y en intensidad.</i><i>Cuando he llegado a la casa he encontrado todo abierto, pero desierto y aunque he llamado a gritos primero al mayordomo y después a la sirvienta, mi voz se perdía en el espacio sin que nadie contestara, y las columnas de humo que indicaban nuevos incendios se venían aproximando.</i><br />
<i><br /></i>
<i>De repente he oído los lamentos de una mujer que pedía auxilio en una casa situada al lado opuesto del camino he acudido y me he encontrado con tres contraguerrilleros y un cazador De Alba de Torres que trataban de sujetar a aldeana joven y agraciada. Ellos no se han percibido de mi presencia hasta que dando con el bastón sobre una mesa le he preguntado ¿Qué desorden es éste? Se han vuelto y uno de los contragerrilleros, que debía conocerme, me ha contestado “tenemos hambre y esta pícara carlista no quiere darnos pan y chacolí”. La aldeana ha contestado poniéndose roja como una amapola “No es eso Sr. “ y apuntando con el dedo me ha indicado dos grandes trozos de pan, una gran jarra de chacolí y una barrica con la llave quitada de la que se estaba escapando el vino, ha recogido luego su pañuelo que estaba en el suelo y cubriéndose con él sus desnudos hombros, pues la camisa o chambra que llevaba puesta ha quedado reducida a jirones en la lucha y ha venido a colocarse detrás de mí. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Les he apostrofado duramente a los cuatro picaros por su villano proceder haciéndoles salir de la casa; pero tanto la aldeana precitada como otras cuatro o cinco que han ido saliendo de sus escondites al ver el nuevo giro que tomaba la cuestión, no considerándose seguras e la casa han venido a colocarse bajo mi protección. Al salir de nuevo al camino he visto, ya en todas direcciones, grupos de ocho o diez merodeadores e incendiarios que iban sembrando ruinas y desolación</i>”.</div>
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<br /></div>
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Esta anotación tiene un valor incuestionable, y aunque ligeramente edulcorada, nos presenta una realidad que permanecía oculta, siempre a expensas de la concepción “romántica” con la que se han tratado las guerras carlistas. Resulta especialmente llamativo, y en contraposición con estos infames hechos, que muchos escritores e historiadores, encontraran suficientes elementos como para ensalzar la labor de las mujeres durante el Sitio. Por citar una visión XIX, que a la postre también muestra la notable desigualdad de género imperante en aquel momento, Antonio Pirala dejó escrito: “<i>No terminaremos este capítulo sin consagrar alguna línea á la mujer bilbaína que, con su entusiasmo patriótico y varonil comportamiento, sirviendo al hombre de estímulo, no de rémora, modelo ella de serenidad y ejemplo de privaciones, olvidando en los conflictos el llanto de que siempre es pródiga, por ostentar la amante sonrisa de que es avara, ayudando al esposo á vestir los arreos militares cuando apuraba el peligro y consagrándose ella afanosa á los heridos y enfermos, adquirió merecida fama, y una página en la historia para que la gratitud sea eterna</i>”. Incluso los carlistas alabaron su actitud, de hecho Brea afirmará con una frase corta y rotunda: "<i>El alma de la defensa eran las bilbaínas</i>". </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpCmyfdn0O58mW38kpzaabc5HcqimAEVVM-Mqreydh6vFt7yjhzVGa7TKb23Wl2mqrQJKVSaqmEkqi5XKUZw8HuskHjIaF8JUr97dH6BZsHFESCvU_wq0JyDQMBOwxBXfg-lRDb8_boEqI/s1600/Caserio_Ignacio_Ipina.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="352" data-original-width="468" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpCmyfdn0O58mW38kpzaabc5HcqimAEVVM-Mqreydh6vFt7yjhzVGa7TKb23Wl2mqrQJKVSaqmEkqi5XKUZw8HuskHjIaF8JUr97dH6BZsHFESCvU_wq0JyDQMBOwxBXfg-lRDb8_boEqI/s320/Caserio_Ignacio_Ipina.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Caserío incendiado". Oleo de Ignacio Ipiña</td></tr>
</tbody></table>
Continuando con la narración de MacMahon de los hechos: “<i>No ha tardado en presentarse uno de ellos en la puerta de la casa de mi hermana que he ido yo a proteger y al tropezar conmigo han quedado desconcertados los cinco guerrilleros que lo componían tratando de justificarse con el hambre que decían tener. Y en aquel momento ha llegado la criada que noticiosa de que yo estaba allí se ha venido del rincón en que había ido a esconderse huyendo de la primera acometida de los que salieron de la Villa; he hecho que trajera pan y vino para aquellos bandoleros a quienes he ofrecido una gratificación si en vez de continuar en su obra de destrucción me ayudaban a defender la casa y han aceptado la oferta</i>".<br />
<br />
Con una pequeña guardia pretoriana de más que dudosa fidelidad protegiendo la casa principal, Francisco se ocupó de la defensa de otras construcciones aledañas: "<i>Momentos después han venido a avisarme que varios soldados de Alba de Tormes, cuyo batallón acuartelado en el antiguo convento de las Recogidas de Santuchu, habían penetrado en la casa destinada a cuadra y granero situada al otro extremo de la hacienda. Dejando a cargo de aquellos cinco guerrilleros la casa principal he corrido en aquella dirección y al llegar al edificio salían de él ¡Oh vergüenza! Diez soldados mandados por un sargento, seis con fusiles y con sacos los otros cuatro; y como si estuvieran desempeñando un acto de servicio entraban en las casa y después de robar cuanto les convenía daban fuego al edificio. Irritado ante semejante espectáculo y dirigiéndome al sargento le he preguntado con verdadera furia ¿Quién autoriza esta infamia?, me ha contestado, “obro en virtud de orden superior” y he predicado yo ya fuera de mi “¡Miente Usted! La orden del General la traigo yo aquí, y es para que diezmen a Ustedes, inmediatamente por el borrón que han echado sobre el ejército en un día que debiera ser de glori</i>a”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras enfrentarse a un grupo de violadores y dejar a la casa principal al cuidado de cuatro saqueadores, MacMahon se encontraba desafiando a un numeroso grupo de tropas regulares: “<i>No sé francamente como no me han dado un tiro o un bayonetazo, pero lejos de eso, se ha fugado de allí a la carrera. Todas las casas de aquellas cercanías estaban en llamas y entre ellas las cocheras-graneros y el caserío de Basarrate, y yo no tenía para atajar el incendio más ayuda que la de la sirvienta y otras varias aldeanas que, no atreviéndose a estas a solas con los guerrilleros que han quedado custodiando la casa principal se han venido tras mí. He recordado, en medio de aquel desamparo, que la iglesia de Begoña estaba custodiada por forales y he enviado a mi sirvienta con una tarjeta mía dirigida al Jefe de la fuerza en la que brevemente le pintaba mi situación. El pundoroso capitán Arellano Arrospide que la mandaba ha tenido la atención de enviarme al sargento Arandia con seis hombres y con cuya eficaz ayuda, abandonando a las llamas el caserío de Basarrate medio destruido ya por la artillería de la plaza y del cual el fuego se había apoderado con furia, he conseguido cortar el incendio de otro edificio e impedir que los merodeadores redujeran a cenizas la casa principal y las que se hallan próximas a ésta, únicas que se han salvado en todo aquel contorno</i>”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Entrada "Triunfal"</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras pasar una mañana realmente complicada, donde prácticamente se había jugado la vida a manos de los mismos hombres que anteriormente le habían defendido, procedió MacMahon a retornar al casco de la Villa: “<i>Habiendo desaparecido ya la partidas de incendiarios y tomadas algunas medidas para que no puedan reproducirse las desgarradoras escenas de aquella mañana a eso de la una y media he vuelto a la villa con visible pena de aquellas pobres mujeres que no se creían seguras desde el momento que yo volviese las espaldas; pero el peligro había ya pasado y aunque muy fatigado deseaba presenciar la entrada del ejercito de socorro anunciada para las primeras horas de la tard</i>e”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCATMsg91p-1TQpeo5FcG7ndu_KXI0r51TDa6WoyP_SluIPv9MxJUvjQ2b-mW4lojWnDlITAP7tSZqryn62QA0E_i_kDJ1fKunBa4uBke0FSiRfq3QezQdK10-4Ri9xAtPjtCw8B4sr2zT/s1600/Liberacion.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="524" data-original-width="1112" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCATMsg91p-1TQpeo5FcG7ndu_KXI0r51TDa6WoyP_SluIPv9MxJUvjQ2b-mW4lojWnDlITAP7tSZqryn62QA0E_i_kDJ1fKunBa4uBke0FSiRfq3QezQdK10-4Ri9xAtPjtCw8B4sr2zT/s400/Liberacion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Entrada del ejército de socorro en Bilbao. Modificado de "Reproducción del <br />
panorama de la Guerra Civil <span style="font-size: 12.8px;">en el norte". Archivo de Navarra</span></td></tr>
</tbody></table>
Esa tarde hizo entrada triunfal el recién llegado al teatro de operaciones del Norte, Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Marqués del Duero, al frente del apresuradamente creado 3º Cuerpo de Ejército, en loor de multitudes que le aclaman con libertador. Atrás quedaba, en la trastienda de la historia, el verdadero inductor del plan de flanqueo del campo atrincherado de Somorrostro, el militar cántabro <b>Juan Jose Villegas Gomez</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
MacMahon describirá la entrada de éstas tropas, pero entre la alegría del momento asomará una cierta tristeza: “<i>Yo me siento contento y satisfecho a más no poder, y sin embargo no puedo decir que mi alma esté alegre; las desagradables escenas de la mañana, la entrada de ese numeroso ejercito embarrado y con los uniformes destrozados por las marchas y acciones de los últimos días en una villa cuyo caserío está todo destrozado por las bombas enemigas y cuyos habitantes y guarnición se encuentran también derrotados de traje y casi famélicos, me han impresionado de tal manera que mi alma no puede alegrarse</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya en el anochecer de ese mismo día, sin compartir el protagonismo de Concha, arribó a los muelles de Bilbao un pequeño vapor procedente del también liberado Portugalete, que transportaba a Francisco Serrano y Domínguez, Duque la Torre, Presidente del Poder Ejecutivo de la I República y General en Jefe del Ejército liberal del Norte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, en Galdakao el Marqués de Valdespina escribía un corto relato a su mujer de lo sucedido en las últimas horas: “<i>Desgraciadamente he salido profeta. Ya está Serrano en Bilbao. Me alegro que hayas guardado mis cartas, por hoy habrá muchos, de los que decían al Rey qye se tomaría en cuatro días, que quizas opinen y hablen de otro modo. Yo desde el principio opine lo mismo. Si mal no recuerdo a Iñigo en una carta le decía: Bilbao… cada vez más lejos […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Un final para el Diario</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
MacMahon terminará su diario haciendo un repaso a los “números” del Sitio contabilizando el número de proyectiles caídos sobre la villa, los costes económicos de la destrucción o la mortalidad: “<i>El número de muertos ocasionados por los proyectiles enemigos asciende a 73 y a 187 los heridos, pero la mortandad por otras causas ha sido triple de la que suele ser en tiempos normales, son muchos los enfermos crónicos que se han agravado hasta el punto de hacer que su estado sea desesperado y aún más los que gozando antes de buena salud ha quedado resentidos</i>”. </div>
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El historiador Azaola también dejó constancia de una pequeña síntesis estadística temporal de los proyectiles que cayeron sobre Bilbao, extraída de distintas fuentes: “<i>La artillería sitiadora disparó sobre Bilbao 39 da los 70 días que duró el bombardeo. Los 31 restantes, entre el 21 de febrero y el 19 de mayo, dio tregua a los sitiados, lo que no fue óbice para que se hicieran disparos de fusil. Las baterías carlistas enviaron a la villa 5.369 bombas, 1.307 balas, 107 granadas y dos cargas de metralla: en total 6.785 proyectiles</i>. <i>Hubo días en que los sitiadores dispararon (entre las 7 de la mañana y la misma hora del día siguiente) 535 proyectiles (29 de abril), 476 (30 de abril), 424 (18 da marzo), 302 (28 de abril), 288 (1º de mayo) 1 y en cambio sólo 15 el 28 de febrero, y 29 el 8 de abril. De los 31 días de tregua, 19 fueron consecutivos (del 9 al 27 de abril, ambos inclusive). Se observa que, inmediatamente después de este largo paréntesis, el bombardeo se reanudó con más violencia que nunca, disparándose en los cuatro últimos días la cuarta parte de todos los proyectiles artilleros disparados en toda la duración de sitio</i>”.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi42_-3VzvgX6GLIEZgetDB-deGTTLQQSkm5VM-bqhZjyrr3lW_ymIBzStHlRqv9-CuerBCiPb2fi4MYQM3QHjtHRiMaLCR_goVUOyQKuknFO4yECCZMwFHqF4WzroD81djazak2HajwlB3/s1600/Datos.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="703" data-original-width="1433" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi42_-3VzvgX6GLIEZgetDB-deGTTLQQSkm5VM-bqhZjyrr3lW_ymIBzStHlRqv9-CuerBCiPb2fi4MYQM3QHjtHRiMaLCR_goVUOyQKuknFO4yECCZMwFHqF4WzroD81djazak2HajwlB3/s400/Datos.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El bombardeo en números. Tomado del diario "La Guerra Carlista: Periódico bilbaíno liberal...y no coitao". Impreso el 2 de mayo de 1908. Archivo Foral de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
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Y según MacMahon fueron “<i>acerca de siete mil asciende el número de proyectiles arrojados a la plaza por el enemigo y éstos representan próximamente cinco mil ochocientos quintales de hierro y novecientos a mil quintales de pólvora. De las bombas arrojadas: 8% han estallado en el aire, 65% han estallado dentro de la población y 27% no han llegado a estallar. […] Creo pues que la pérdida que Bilbao ha sufrido en sus edificios con motivo del bombardeo no puede regularse en menos de quince millones de reale</i>s”.</div>
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<b><i>Un Punto y Seguido</i></b></div>
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Al día siguiente, el 3 de mayo, el levantamiento del Sitio fue formalmente proclamado en el palacio de la Diputación de Bilbao, donde se dieron cita ambos generales, jefes y oficiales de la milicia local y representantes de autoridades bilbaínas a cuya cabeza figuraba el general Ignacio María del Castillo y Gil de la Torre. En acto solemne, se dio las gracias de parte de la villa a sus libertadores, mientras que Serrano felicitaba a su vez al general Castillo, a su guarnición y a la milicia por su noble comportamiento. Tampoco faltaron los numerosos parabienes y alabanzas entre Serrano y en aquel momento, su subordinado, Concha, realzándose los méritos, servicios y elevadas capacidades de ambos. </div>
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Sin embargo el esfuerzo quedó lejos de ser plenamente satisfactorio. La noticia de la liberación tuvo un importante impacto mediático, pero lo cierto es que únicamente se había conseguido aflojar un poco el estrangulamiento, haciendo retroceder ligeramente a las tropas carlistas y retomando el control de algunas zonas estratégicas que rodeaban la capital. Pocos meses después de “la liberación”, el 4 de enero de 1875, el mariscal de campo <b>Manuel Salamanca Negrete</b> al mando de las tropas liberales de Bizkaia, enviaba al Ministro de la Guerra en Madrid una memoria sobre el estado de la guerra en la provincia, describiendo las apresuradas obras de fortificación que se habían acometido para mantener abierto el vínculo con el exterior, que tanta sangre había costado en los campos de Somorrostro: </div>
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“<i> […] La situación de la plaza de Bilbao, si bien ventajosa respecto á la que tenía en el momento del sitio por los carlistas, puesto que hoy tiene dominadas las alturas más culminantes por ambas orillas de la ría, y por lo tanto no puede ser atacada desde luego, como entonces lo fué, por baterías casi á distancia de punto en blanco y algunas hasta á distancia de brecha, está lejos de serlo todo lo que pudiera dar lugar á creer á V. E. la cuantía de los sacrificios impuestos al Estado en la construcción de obras de fortificación, y si no se remedia, pudiera en su día ser causa de peor defensa y mayores peligros; y sabido como es cuánto pesa en el ánimo de los defensores de una plaza la pérdida de la fuerza moral con la toma de uno ó más de sus puestos avanzados. […] Constituyen la defensa de Bilbao 19 fuertes exteriores […], observará V. E. que el desarrollo de fortificación ha sido excesivo, que absorbe todas las fuerzas de la división y que la extensión de la línea y el exceso de desarrollo de cada uno de los fuertes, hace á todos débiles por absorber todas las fuerzas y no permitir una columna de auxilio al más amenazado en un momento dado, lo que pudiera producir y producirla indudablemente, en caso de ataque formal y resuelto de uno de ellos, que al ser tomado ó abandonado, la fuerza moral perdida produjese la entrega ó el abandono de los demás […] Si á esto se añade que, á ciencia y paciencia de la plaza, se ha permitido construir á los carlistas tres fuertes en Arráiz, Alonsótegui </i>(Arnotegui)<i> y Ollargán que dominan á los de Cobetas, Miravilla y el Morro, y cuyos fuegos, si fuesen artillados dichos fuertes en debida forma, alcanzarían por completo á toda la plaza de Bilbao; se demostrará que la línea de defensa exterior es débil por demás para el objeto con que se ha construido y las tropas que emplea, sin haberse logrado, ni aun por el momento, librar á Bilbao de los horrores de un bombardeo</i>”.</div>
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<b><i>Cerrando el Círculo</i></b></div>
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Francisco MacMahon y Jane falleció a los 53 años de edad, quedando su defunción inscrita en el registro de finados en la catedral de Santiago en el Casco Viejo bilbaíno el 25 de julio de 1880. En aquellos momentos ostentaba el cargo de "Senador electo por Vizcaya", al que había accedido por segunda vez, ya que la primera había sido en 1876, una vez finalizada la guerra. </div>
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Su diario personal del Sitio de Bilbao de 1874 quedó bajo custodia familiar hasta que el historiador <b>Jose Miguel Azaola</b> (1917-2007) se hizo en mayo de 1978 con uno de los siete ejemplares que numerados y con "carácter privado" existían. Con la muerte de Azaola en 2007 su archivo personal pasó a los fondos de la <b>Fundación Sancho el Sabio</b>, siendo su copia la única de libre acceso que actualmente es consultable. </div>
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<i>"[…] rendido de fatiga me he metido en mi cuarto a hacer estos apuntes, que acaso algún día, lleguen a ser interesantes” (MacMahon 1874)</i><br />
<i><br /></i>
<i style="text-align: justify;">"Bilbao… cada vez más lejos […]" (Marqués de Valdespina 1874)</i></div>
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<b><i>Agradecimientos:</i></b> A Jose Angel Brena, Victor Sierra-Sesúmaga y Alfredo Moraza.<br />
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<b><i>Nota del autor:</i></b> Con esta entrada hago un punto y seguido en la vida del blog. Compromisos adquiridos en formato papel me obligan a alterar el orden de prioridades dejando en suspenso los proyectos digitales. </div>
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-59466027456662690952018-01-31T19:52:00.003+01:002018-03-02T22:54:14.262+01:00Fuerte de Kurtzetxiki: Incógnita de Nuestra Historia Reciente<div style="text-align: justify;">
En no pocas ocasiones nos hemos referido a la aparente falta de interés o sensibilidad que, de forma general, la arqueología ha mostrado por los estudios de actividad humana del periodo histórico más reciente. Es cierto que existe una “arqueología de época moderna” implantada, pero si entendemos la actividad arqueológica como la ciencia encargada de completar los “vacíos históricos” a partir de evidencias materiales, resulta lógico pensar que, cuanto más próximos nos encontremos de nuestro presente, menor capacidad para desarrollar un discurso histórico tendrá la arqueología frente a una reconstrucción basada en fuentes documentales.</div>
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Sin embargo, este planteamiento es excesivamente simplista: tendemos a pensar que conocemos todos los detalles que forman parte de nuestro devenir de las últimas centurias, desdeñando en muchas ocasiones, los elementos tangibles de una época a la que denominamos contemporánea. La pregunta que nos debemos realizar es simple: ¿No quedan incógnitas que despejar de nuestro pasado más cercano?</div>
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<b>Un Descubrimiento Fortuito</b></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNSUm3KlRo1Gn6dn-xSdQJf7V697SG7FehikRdP7-QehxIOds4Qwip6iNJP51QBm5cvPr805rRJrXzKQlD2JrIiWw1DWrWskgIrUd-GEN2nCOn8Ori-tRqAeGMxvlBdL8butSU7krEnQsn/s1600/Localizacion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="831" data-original-width="1276" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNSUm3KlRo1Gn6dn-xSdQJf7V697SG7FehikRdP7-QehxIOds4Qwip6iNJP51QBm5cvPr805rRJrXzKQlD2JrIiWw1DWrWskgIrUd-GEN2nCOn8Ori-tRqAeGMxvlBdL8butSU7krEnQsn/s400/Localizacion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización del "Fuerte de Kurtzetxiki"</td></tr>
</tbody></table>
En marzo de 2016 llegaba al correo electrónico personal un escueto mensaje de parte de <b>Jon Arrate</b> con el sucinto texto de "<i>Mira sobre Mondragón</i>" y un adjunto que contenía una imagen tomada del Sistema de Información Geográfica más internacional, el <i>Google Earth</i>. En aquella captura se mostraba la presencia de una estructura identificable con el perímetro de una fortificación que ocupaba la cima del monte Kurtzetxiki (Gipuzkoa) y que tipológicamente parecía corresponder a un sistema constructivo del siglo XVIII o XIX. </div>
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En un primer momento se pensó que sería una de la varias defensas que se localizaban a lo largo del importante “Camino Real de Coches” que unía Arlaban con Irún. Pero las consultas centradas en el ámbito bibliográfico de la última Guerra Carlista no arrojaron ninguna identificación positiva; y por otro lado, era necesario confirmar que aquello que se observaba en la ortofoto se correspondía realmente con una estructura militar, y no era el resultado del uso de maquinaria pesada en trabajos forestales que hubiera perfilado, por puro azar, una composición asimilable a un foso perimetral.</div>
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Por ese motivo se remitió al arqueólogo y experto en fortificaciones <b>Alfredo Moraza</b> la localización del hallazgo para su valoración. En su respuesta se afirmaba que se trataba de un elemento “novedoso”, para el que no constaba asignación a un inventario patrimonial, careciendo, por tanto, de protección desde el punto de vista legislativo. Ante la importancia de estas palabras, se comunicó a la corporación municipal de Arrasate-Mondragón la presencia de la estructura, publicándose simultáneamente una pequeña referencia del descubrimiento y sus potencialidades en éste blog bajo el título “<a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2016/04/hallazgos-inesperados-el-fuerte.html">Hallazgos Inesperados: El Fuerte Invisible</a>”.<br />
<br />
El hallazgo despertó un especial interés en la comarca del Alto Deba, publicándose en el blog de la asociación <i>Arrasate Zientzia Elkartea</i> <a href="http://arrasatezientiza.blogspot.com.es/2016/11/1813-kurtzetxikiko-gazteluaren-eta.html">una entrada a cargo de la historiadora <b>Ana Isabel Ugalde</b></a>, donde se incorporaban datos relacionando la construcción con las Guerras Napoleónicas. </div>
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Finalmente, la administración municipal de Arrasate-Mondragón, teniendo en cuenta el posible valor patrimonial del elemento, acordó realizar un estudio sobre las características y cronología del mismo, bajo la coordinación de Alfredo Moraza de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh81YsHLq3vZ5zNntB0fZKnXnE9YGHJ8mCiJ0uIBDD2Anivwkz3P6JNScaaJ8PR8UpmWF-uEWaAlP5TzGlBNeMtZ2dFTpgl2OOO2OGm9fHoyJd6bpFs93gKswftUMoBM9-ok8MIiXsaQ0Qh/s1600/Evolucion.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="1349" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh81YsHLq3vZ5zNntB0fZKnXnE9YGHJ8mCiJ0uIBDD2Anivwkz3P6JNScaaJ8PR8UpmWF-uEWaAlP5TzGlBNeMtZ2dFTpgl2OOO2OGm9fHoyJd6bpFs93gKswftUMoBM9-ok8MIiXsaQ0Qh/s400/Evolucion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evolución del paisaje en el monte Kurtzetxiki. Tomado del Google Earth</td></tr>
</tbody></table>
La memoria de las actividades desarrolladas fue entrega a la entidad promotora bajo el título: “<i>Memoria del proyecto de documentación y valoración patrimonial del fuerte de Kurtzetxiki Arrasate (Gipuzkoa)</i>”. En ella se incluye un pormenorizado registro de los trabajos arqueológicos y documentales realizados, junto al encuadre del reducto defensivo dentro del ámbito histórico-militar y defensivo de Arrasate en las últimas centurias. </div>
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En consonancia con el aspecto de <b>divulgación y puesta en conocimiento</b> de nuestra historia cercana, vamos a incorporar a esta entrada un buen número de datos incluidos en la memoria del proyecto, haciendo especial hincapié en la prospección geofísica que, utilizando la metodología asociada al estudio de “campos de batalla” fue incorporada en la rutina de trabajos arqueológicos como un elemento de conocimiento adicional.</div>
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<b>Descripción de la Fortificación</b></div>
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El análisis de los pocos restos que se muestran en la cima del Kurtzetxiki permitieron una primera labor de reconstrucción por parte de Alfredo Moraza: <i>“El Fuerte de Kurtzetxiki está dispuesto en la parte más elevada de la colina de idéntico nombre. […] El recinto presenta una planta muy regular y aparentemente simétrica a ambos lados de la colina. Su trazado puede seguirse de una manera bastante sencilla, gracias fundamentalmente a la depresión del foso perimetral que originalmente rodeaba todo su perímetro. En la actualidad no se aprecia, al menos en superficie, ningún tipo de resto de muro ni similar, ni tampoco indicios que en el pasado lo hubiera habido (bloques de piedra, argamasa,...). Además, en numerosos puntos de la superficie del recinto aflora el substrato geológico natural que aparentemente ha sido intencionadamente rebajado a fin de homogeneizar la superficie. El Fuerte presenta una planta poligonal presumiblemente cerrada de trazado mixto, pudiendo ser definida en virtud de la tratadística militar como una fortificación de carácter provisional o semipermanente o quizás de campaña.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Estaba conformado muy seguramente por un decaedro o quizás un dodecaedro que presenta por la banda S una serie de cortinas o lienzos con una línea quebrada articulada en forma de doble tenaza, es decir con un doble vértice saliente hacia la campaña. Por el sector septentrional el parapeto del Fuerte ha desaparecido casi completamente como consecuencia de remociones operadas en el terreno o quizás por el hecho de haber quedado las obras inconclusas, y solamente se puede apreciar el arranque de una de esas cortinas. Si bien puede suponerse que repetiría el esquema ya observado en la otra mitad.</i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAxKsKt6BXK6cmaHuU4_Zsrqbmpd5TljLzanGY8fmflV3YLAPeu1Z7bObB3FeDGsbGNStGjJQsaqOFNFSKMBBjhtujkRbaQlhg0xFNu1yF9IVFF6k3Srsq1E63GrIv9pOTqvQf5x-Y7RGI/s1600/Reconstruccion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="831" data-original-width="1047" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAxKsKt6BXK6cmaHuU4_Zsrqbmpd5TljLzanGY8fmflV3YLAPeu1Z7bObB3FeDGsbGNStGjJQsaqOFNFSKMBBjhtujkRbaQlhg0xFNu1yF9IVFF6k3Srsq1E63GrIv9pOTqvQf5x-Y7RGI/s400/Reconstruccion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ortofoto con la planta conservada del fuerte con el posible trazado del cierre<br />
septentrional. Imagen cortesía de Alfredo Moraza</td></tr>
</tbody></table>
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Este aspecto ha quedado plenamente confirmado, al menos de un modo aproximativo, a la hora de llevar a cabo el análisis fotogramétrico del conjunto. A través del mismo se ha podido distinguir con mayor facilidad el relieve del terreno de ese sector septentrional, el cual quedaba oculto y apenas se podía apreciar in situ. Gracias a esa labor se puede intuir con mayor claridad la presencia del que sería el cierre de esa zona y que difiere ligeramente de lo inicialmente supuesto. En este presente sector se aprecia la presencia de dos grandes lienzos de muro en cuyo extremo se disponen dos pequeñas caponeras sobresalientes de forma triangular. En cada una de ellas se preveía la habilitación de los fusileros a fin de batir más certeramente el terreno circundante. El alto grado de alteración experimentado por el sector impide concretar mejor tanto las características como sus proporciones.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>Las alas o extremos E y O del recinto se cierran con una estructura de planta semicircular mediante una estructura ligeramente saliente, correspondiéndose en ambos casos con los puntos más bajos del recinto. Cada uno de estos sendos baluartes presentaban unas dimensiones interiores aproximadas de unos 9-10 por 15-17 m. Es muy posible que atendiendo a su traza y disposición en ellos se hubiera previsto el asentamiento de las posiciones artillerías para su defensa y batir los flancos principales del conjunto ante el posible ataque enemigo. </i></div>
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<i></i><br />
<i></i></div>
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<i>El perímetro que delimitaba este Fuerte estuvo conformado por un parapeto o muro de cubrición destinado principalmente a proteger a los soldados de los posibles impactos desde el exterior. Este muro apenas si en la actualidad sobresale del terreno unos pocos centímetros (entre 30 y 50 cm), desconociéndose cuál pudo ser su altura real en su origen. Su anchura aproximada era de unos 1,50-2m. Estaba ejecutado exclusivamente con tierra prensada, procedente en su mayor parte de la extraída del propio foso perimetral, ya que no se ha podido registrar la presencia de otros materiales empleados en este tipo de obra. El estado de conservación de este muro era bastante deficiente, encontrándose muy erosionado por el transcurso del tiempo y los trabajos forestales de repoblación y talado llevados a cabo en la zona en tiempos recientes, así como por su parcial reaprovechamiento en el transcurso de los combates durante la Guerra Civil. Es posible que incluso en su parte superior dispusiere de algún otro tipo de cierre complementario de madera o fajina aunque este aspecto no puede determinarse con claridad a falta de indicios físicos o documentales al respecto (a modo quizás de una especie de empalizada o similar).</i></div>
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<i></i><br />
<i></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXk3T2SdczpwdkQykaud9Ye4QlQq8O5ijK9GVNCe8XSHgpLuZsyp1OXbT0kTkc7Fa0J-2r0WPDw1wXKt938pGKMf83HHtRtDwwXTIaQ5jWogWFbmadrINLP6T1W9JNjR4q1rojiKQ_ZEk/s1600/Perimetro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="834" data-original-width="1570" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXk3T2SdczpwdkQykaud9Ye4QlQq8O5ijK9GVNCe8XSHgpLuZsyp1OXbT0kTkc7Fa0J-2r0WPDw1wXKt938pGKMf83HHtRtDwwXTIaQ5jWogWFbmadrINLP6T1W9JNjR4q1rojiKQ_ZEk/s400/Perimetro.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Perímetro de la fortificación una vez limpiado de maleza el foso.<br />
Foto cortesía de Alfredo Moraza </td></tr>
</tbody></table>
<i>Hacia el exterior el Fuerte aparece perfectamente delimitado por la presencia de un único foso que ha sido excavado directamente sobre el terreno natural. Este foso se encuentra actualmente parcialmente colmatado por los derrubios caídos de la ladera fruto del proceso erosivo experimentado a lo largo de las últimas décadas y de los propios trabajos forestales llevados a cabo. De esta manera no puede determinarse con claridad sus características específicas, si bien atendiendo a su traza actual presentaría un sección aproximadamente triangular, con la escarpa y la contraescarpa ligeramente ataluzadas estrechándose paulatinamente hacia su base. No parece que presentase tampoco de ningún forro o sistema de protección, quedando el terreno natural a la vista. Los materiales térreos resultantes de la excavación de este foso fueron dispuestos en el parapeto perimetral del Fuerte, proporcionando al mismo una mayor envergadura. Este foso se encuentra alterado en algunos puntos por la presencia de una serie de pequeñas excavaciones realizadas con ocasión de la plantación forestal que anteriormente lo ocupaba. Su función era la de entorpecer los más posible el acceso al interior del recinto fortificado de las fuerzas enemigas, creando un obstáculo difícil de superar.</i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Este foso presentaba una anchura variable en función del sector analizado, así en la banda SO esta rondaba en torno a los 4-5 m mientras en la SE aumentaba ligeramente alcanzando 5-6 m. En lo que se refiere a su profundidad es un dato muy complicado de determinar por los rellenos producidos tras su abandono con lo que las medidas actuales no son mas que aproximativas, estableciéndose ese desnivel en torno a los 1,50-2 m como media. Para salvar este obstáculo los defensores solían disponer en la zona más protegida o gola de una especie de pasarela o similar, la cual bien podía ser fija bien retirable, y que permitía dejar totalmente aislado el fuerte en caso de ataque.</i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Hacia el exterior de este foso, en la parte de la campaña, no se aprecia la presencia de glacis alguno, ni de ningún otro sistema defensivo complementario.</i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El espacio interior del recinto abarca una superficie suficiente como para alojar la guarnición destacada a este puesto, y que asimismo ésta pueda maniobrar con comodidad, así como poder desplazar las piezas de artillería con las que estuviera dotado. En superficie no se aprecia la presencia de ningún tipo de construcción relacionada con el mismo (cuarteles, almacenes, polvorines,...); una circunstancia que puede estar debida al hecho de haber sido ejecutadas con materiales perecederos, tal y como suele ser habitual en este tipo específico de construcciones, y por tanto haber desaparecido. […]</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLS6nX0sOZEH80IOFTlWul2oxPRuvwa9gwIeoD9s7TZ6MSue_RIIoaSt3G2V9Gg55PlGlxCCg49uK4MQ3Hvr0ySFd_W8V3-jywkbcUnPYcBxerDFBs_0Y8Yy-0EbwH5o2LVDvUlpJvWBBN/s1600/Parapeto+XVIII.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="805" data-original-width="1001" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLS6nX0sOZEH80IOFTlWul2oxPRuvwa9gwIeoD9s7TZ6MSue_RIIoaSt3G2V9Gg55PlGlxCCg49uK4MQ3Hvr0ySFd_W8V3-jywkbcUnPYcBxerDFBs_0Y8Yy-0EbwH5o2LVDvUlpJvWBBN/s320/Parapeto+XVIII.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Croquis de parapeto similar al encontrado en Kurtzetxiki en un<br />
manual militar del XVIII. Tomado de la "<i>Memoria del proyecto<br /> de documentación y valoración patrimonial del fuerte<br /> de Kurtzetxiki Arrasate (Gipuzkoa)</i>"</td></tr>
</tbody></table>
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Las dimensiones del conjunto pueden establecerse de una manera aproximada en tanto que solamente se conserva con claridad poco más de la mitad del recinto fortificado original. Aún así, se puede afirmar que el mismo presentaba unas proporciones en torno a los 83-84 m en el eje E-O y de unos 44 en el N-S, las cuales incluyendo el trazado del foso se elevarían a los 95 por 55 m. Presentando un desarrollo longitudinal en la actualidad de unos 140 m, que en su globalidad podría rondar los 240 m. Disponiendo de una extensión superficial interior aproximada en torno a poco más de 2.700 metros cuadrados.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Constructivamente esta fortificación presentaría una traza sumamente sencilla, aunque se nos plantea la duda si realmente llegó a concluirse o no. El recinto estará adecuado al propio relieve natural de la colina, estando ligeramente descentrado hacia el Sur del vértice de la misma (una veintena de metros más o menos); seguramente con objeto de ejercer un mayor control sobre esa banda específica de territorio por ser la zona de donde presumiblemente debían provenir los ataques enemigos.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>[…] La imagen resultante del presente Fuerte de Kurtzetxiki a través del análisis de los escasos restos conservados es un tanto complicada por las razones ya señaladas (obra inconclusa o parcialmente oculta, erosión, posible destrucción reciente). Puede señalarse que nos encontraríamos ante una fortificación de tamaño reducido (en torno a los 2.700/3.000 m2 de superficie) y por tanto con una capacidad de acuartelamiento de tropas y disposición de piezas de artillería para su defensa muy restringida. Estimativamente se puede establecer en torno a 60-80 el número de soldados que podrían acogerse tras sus muros con escasamente dos o tres piezas de artillería para batir el territorio contiguo. […]”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Prospección Geofísica</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En las últimas décadas se han consolidado interesantes campos de trabajo en ámbitos cronológicos o geoespaciales que parecían no tener cabida dentro de la estructura de conocimiento tradicional que se asocia a la Arqueología. Un paso adicional se ha dado en el terreno de la denomina “<i>arqueología de los campos de batalla</i>”, donde la acción combinada de instrumental de prospección geofísico, sistemas de posicionamiento global (GPS) y uso de sistemas de información geográfica (SIG), son considerados como herramientas indispensables para la obtención de resultados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3hkcXDAoYAlTSn3kZfHBtiSpl6XOlvPytWB6FQzxUhksZTKqcigQTXHuoeuoTlvpe0GX5ebfnDZwsYqxe2lBf7L-RhX65RwbV_0OfhYhGdXQhqidgQreSFvepViTDvmF4FGHEm1wFnzJp/s1600/Prospeccion+Collado.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="937" data-original-width="1325" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3hkcXDAoYAlTSn3kZfHBtiSpl6XOlvPytWB6FQzxUhksZTKqcigQTXHuoeuoTlvpe0GX5ebfnDZwsYqxe2lBf7L-RhX65RwbV_0OfhYhGdXQhqidgQreSFvepViTDvmF4FGHEm1wFnzJp/s320/Prospeccion+Collado.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Prospección en el área de la Batallas de Somorrostro</td></tr>
</tbody></table>
En la base del instrumental geofísico encontramos por su relativa abundancia y aparente facilidad de manejo, los detectores de metales. Estos aparatos atesoran una dilatada existencia marcada muy negativamente por el daño patrimonial que su indebido uso genera. Sin embargo, no se puede negar que estos instrumentos constituyen una herramienta tecnológica que sigue evolucionando en una mejora continua de sus prestaciones y potencialidades; a pesar de lo cual, parecen no despertar excesivo interés en el ámbito académico. De hecho, la prospección geofísica de detección metálica complementaria a los trabajos arqueológicos tradicionales, constituye todavía una excepcionalidad en nuestro ámbito territorial. Además, en el caso de hacerlo, no siempre se realizan bajo claros y precisos protocolos de actuación, lo que en no pocas ocasiones genera resultados poco concluyentes, que sumados a su mala reputación, tienen como resultado un uso muy restringido y, en no pocas ocasiones, silenciando. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el año 2010 comenzaron una serie de trabajos de puesta en valor de campos de batalla asociados a la última Guerra Carlista (1872-1876), donde se fue perfilando una línea de investigación relacionada a esta rama de la arqueología histórica que centra su atención en los lugares producto de guerras y contiendas. Parte de los resultados de aquellos trabajos pioneros en el ámbito de las guerras carlistas, fue la entrega de una memoria de actividades y la publicación de un artículo de corte científico (<i>Prospección arqueológica del área relacionada con la “Batalla de las Muñecas” –Elaboración de un inventario arqueológico basado en sistemas de información geográfica -</i> y <i>Batallas de Somorrostro, 1874: Viejas Guerras, Nuevas Tecnologías</i>), donde quedó patente que el uso combinado de detección metálica, GPS y SIG era capaz de generar, a partir de los hallazgos y su distribución espacial, un discurso histórico propio, complementario o incluso novedoso respecto al establecido por las fuentes bibliográficas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A lo largo del 2016 esta metodología de prospección y tratamiento de datos fue adaptada para ser utilizada como herramienta adicional en los estudios arqueológicos específicos de fortificaciones que contemplasen la posibilidad de ampliar el conocimiento dentro de un área espacial que difícilmente sería abarcable mediante métodos de arqueología tradicional. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhotxovadBLzzryUSv_vFP2iiw280ScB0VzQTsbDJrvTpkTG9ycEfm0EVthLt3t9jwRScMqFTsAH3qmzwUFbUKGS1VWmKMtZExVZQ5abwZ1EI-6nx9F78z4W24_mOfn92uMMC4vmYm3Quqw/s1600/Princesa_2016_Planta.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1133" data-original-width="1600" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhotxovadBLzzryUSv_vFP2iiw280ScB0VzQTsbDJrvTpkTG9ycEfm0EVthLt3t9jwRScMqFTsAH3qmzwUFbUKGS1VWmKMtZExVZQ5abwZ1EI-6nx9F78z4W24_mOfn92uMMC4vmYm3Quqw/s320/Princesa_2016_Planta.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de distribución de hallazgos en fuerte Princesa de <br />
Asturias. Imagen cortesía de Ivan Roldan</td></tr>
</tbody></table>
Indudablemente la aplicación de la geofísica en este tipo de trabajos sobre fortificaciones no es algo novedoso, ya que la bibliografía presenta numerosas citas de estudios similares donde se combinan las tradicionales excavaciones arqueológicas, con el uso de detección metálica, georadares y más recientemente, análisis de imágenes LIDAR o tratamientos espectrales. Como sencillo ejemplo de lo expuesto podemos detenernos a leer un articulo publicado en el 2007: <i><a href="https://scholarcommons.sc.edu/cgi/viewcontent.cgi?referer=https://www.google.es/&httpsredir=1&article=1052&context=anth_facpub">"Obstinate and Strong": The History and Archaeology of the Siege of Fort Motte</a></i>. Sin embargo, en nuestro ámbito geográfico cercano, todavía es un elemento anecdótico que comienza lentamente a mostrar sus potencialidades.<br />
<br />
Destacan por esta especial característica los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el fuerte Princesa de Asturias en Monte Esquinza (Villatuerta; Navarra) (<i>Sobre la puesta en valor del fuerte de la Princesa de Asturias de Villatuerta -Revista Terra Stellae 2017, editada por el Centro de Estudios de Tierra Estella</i>) o el estudio del reducto de Gazteluzar (Laudio-Okondo), dirigidos en su apartado de prospección geofísica por <b>Ivan Roldan</b> y supervisados por <b>Sergio Escribano</b>, ambos arqueólogos de la Universidad del País Vasco.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero al contrario que sucede en Kurtzetxiki, los trabajos desarrollados tanto en el Fuerte Princesa de Asturias, como en Gazteluzar, incluían una importante premisa inicial: en ambos casos se tenía un claro conocimiento del origen y uso de la fortificación gracias a fuentes documentales. Por lo tanto, él hasta el momento invisible y desconocido fuerte de Kurtztexiki constituía un perfecto elemento para abordar un trabajo de prospección geofísica de carácter metálico que aportase información adicional sobre la enigmática estructura, cumpliendo con los siguientes objetivos: </div>
<div style="text-align: justify;">
<ul>
<li><span style="white-space: pre;"> </span>Localización, georeferenciación e identificación de elementos que ayuden a establecer una cronología de la fortificación.</li>
<li>Generación de una geobase de datos sobre soporte GIS, en el que se almacenaría distinta información de los elementos metálicos localizados y sobre el que se dispondrán distintas capas de información para facilitar el visionado e interpretación global de la distribución de los hallazgos y su posible relación con la fortificación.</li>
<li>Utilización de los resultados obtenidos como información complementaria a la prospección arqueológica tradicional de sondeos.</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Metodología Básica</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ausencia de un conocimiento previó de la potencialidad arqueológica del fuerte de Kurtzetxiki se optó por realizar una prospección de carácter básico con discriminación metálica con el objetivo de maximizar el área estudiada, estableciéndose transectos longitudinales a lo largo de la planta visible del fuerte en dirección Norte-Sur.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7vIzvE1qSpEoCtA-0BX0_XfncM5a_CekE6cOPqWBBuY7dMOa3EIxTi6oyHHvSH_Og0RrAJyjOcMqhVIIXZZI11JCcma3d0qWHc6IgtRv79cT0Nig0Lx-z12yOfRzvUW63ocNeVXJMmbb_/s1600/Labores_Prospeccion.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="402" data-original-width="535" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7vIzvE1qSpEoCtA-0BX0_XfncM5a_CekE6cOPqWBBuY7dMOa3EIxTi6oyHHvSH_Og0RrAJyjOcMqhVIIXZZI11JCcma3d0qWHc6IgtRv79cT0Nig0Lx-z12yOfRzvUW63ocNeVXJMmbb_/s320/Labores_Prospeccion.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Labores de prospección en la cima de Kurtzetxiki. Imagen cortesía <br />
de Alfredo Moraza</td></tr>
</tbody></table>
El trabajo de prospección fue realizado mediante la acción combinada de un técnico en detección metálica y un arqueólogo, el primero encargado de localizar las piezas, señalarlas y georreferenciarlas, y el segundo con la responsabilidad de proceder a su excavación, fotografiado, etiquetado y almacenamiento. Cuando un elemento metálico quedaba expuesto, se realizaba una foto del mismo junto a una escala y se procedía a su inclusión en forma de waypoint codificado en el GPS. Todo el proceso de almacenamiento de los materiales fue inequívoco, utilizando bolsas y etiquetas individuales, para permitir un estudio posterior en profundidad. Loa materiales fueron entregados a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, encargándose de su posterior limpieza, identificación y almacenamiento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez finalizados los trabajos de campo, ya en el gabinete, todos los datos del GPS (<i>waypoints</i> y <i>tracks</i>) y cámara digital fueron descargados y trasladados al SIG en forma de geobase de datos. Los <i>waypoints </i>correspondientes a los elementos localizados quedan reflejados como una capa shape de puntos con toda la información asociada a los mismos, incluida la fotografía “in situ” junto a la identificación aportada por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Por su parte, el <i>track </i>referente al movimiento del operador fue trasformado en un polígono de 1,5 m de ancho correspondiente al movimiento de “barrido de suelo” que realiza el operador en su avance, identificándose así las zonas y áreas que han sido objeto de la prospección, almacenándose como un capa <i>shape </i>poligonal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Consideraciones Previas</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhujMdZUnocjA2s-sTUBYHEO2mF_GrKjPcdCMlktG1BsS0wQ0A3dTO8EbINv1yZpIHQpyoewLJUxK_7MrN-uBTp-FMH_jJv3ExFOCk4_b8RXveYzpz5DIPxo5mf24SJhW40bivGuFsRgtPy/s1600/Evolucion2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="775" data-original-width="522" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhujMdZUnocjA2s-sTUBYHEO2mF_GrKjPcdCMlktG1BsS0wQ0A3dTO8EbINv1yZpIHQpyoewLJUxK_7MrN-uBTp-FMH_jJv3ExFOCk4_b8RXveYzpz5DIPxo5mf24SJhW40bivGuFsRgtPy/s400/Evolucion2.jpg" width="267" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Uso del suelo en los últimos 70 años en Kurtzetxiki.<br />
Tomado de "<i>Memoria del proyecto de documentación<br /> y valoración patrimonial del fuerte de Kurtzetxiki<br />Arrasate (Gipuzkoa)</i>"</td></tr>
</tbody></table>
A partir del estudio de las ortofotos de la zona de prospección, se pudo comprobar cómo, al menos desde 1945, el área ha estado sometida a distintas labores forestales, siendo los últimos trabajos de importancia los realizados en el año 2008, cuando se produce la eliminación completa del bosque de coníferas. Entre esta fecha y el año 2014 se procedió a la realización de sucesivos trabajos para completar la transformación física de la cobertura vegetal en un pastizal de montaña y diversos trabajos para terminar de adecuar la zona a un uso social de esparcimiento y disfrute del medio natural.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el momento de realización de los trabajos de prospección geofísica, correspondiente al día 2 de octubre de 2016, se comprobó como la natural sucesión ecológica de la cubierta vegetal tras la desaparición del pinar, y en ausencia de un pastoreo intensivo, había favorecido el crecimiento y desarrollo de una comunidad de matorral bajo y arbusto, donde se incluían especies de zarzas y brezos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta observación se consideraba de especial relevancia, ya que una de las limitaciones del uso de la detección metálica en los trabajos de campo radica en la presencia de vegetación arbustiva que imposibilite que el plato del aparato se desplace a escasos centímetros de suelo o dificulte el obligado movimiento pendular que precisa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Área de Prospección</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se realizaron un total de 14 transectos de una longitud aproximada de 100 metros, con una separación media de unos 4 metros entre ellos de forma paralela a la actual pista forestal, cruzando el fuerte en un eje aproximado de Norte a Sur e incluyendo en el tramo estudiado zonas correspondientes al exterior, interior y foso de la fortificación </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG_vDdYp_pRr2Hk8-084dAo5h0yb4JwCyvjtN3pOS6GcX_DNLh82RAjPeRP5l7ltexdALdfk4j0O1EvjDhqmXvnCdKClA34-o-Q-MHHNqCMmc96CxsszUlz-_Mv0U5fc-oUNOnZ2GhccU0/s1600/Transectos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="1323" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG_vDdYp_pRr2Hk8-084dAo5h0yb4JwCyvjtN3pOS6GcX_DNLh82RAjPeRP5l7ltexdALdfk4j0O1EvjDhqmXvnCdKClA34-o-Q-MHHNqCMmc96CxsszUlz-_Mv0U5fc-oUNOnZ2GhccU0/s320/Transectos.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Transectos generados con la cinta de balizar (líneas verdes) <br />
y área prospectada (polígono azul)</td></tr>
</tbody></table>
Los transectos quedaron físicamente definidos mediante el uso de cinta de balizar, sirviendo al operador del detector como guía de desplazamiento. En algunas zonas fue imposible seguir esta línea dado el crecimiento arbustivo que imposibilitaba el tránsito, especialmente en lugares cercanos al foso. La imposibilidad de mantener una estabilidad lineal en los trabajos de prospección y la necesidad de adecuarse a zonas más despejadas a derecha o izquierda del trazado marcado, quedó reflejado en la secuencia almacenada en los tracks de movimiento de los operadores. El resultado final fue la prospección de un total de 1.945 m2 .</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Hallazgos y Distribución</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el área prospectada se señalaron para proceder a su excavación un total de 70 elementos metálicos. <i>“Todo el material localizado se encontraba en el estrato vegetal del terreno, con una profundidad máxima de unos 25-30 cm”</i>, donde la mayor parte de ellos fueron identificados “in situ” como elementos residuales resultantes de combates de la Guerra Civil de 1936. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOHhy1R0GnXBd3XwNp5cabMBE15ztazVnAiuyP9KKU8P9eaRqsI7Ni89NDeNzxS5CR7mVR8yFnPNbh_CQAfcf8n-HtBGuhHbw4W3CD44YqoSRd70-_9vTOR_1IQAA19CyPrHBLsHP0qMOG/s1600/Mapa_Distribucion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1132" data-original-width="1600" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOHhy1R0GnXBd3XwNp5cabMBE15ztazVnAiuyP9KKU8P9eaRqsI7Ni89NDeNzxS5CR7mVR8yFnPNbh_CQAfcf8n-HtBGuhHbw4W3CD44YqoSRd70-_9vTOR_1IQAA19CyPrHBLsHP0qMOG/s320/Mapa_Distribucion.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de distribución de los hallazgos en Kurtzetxiki</td></tr>
</tbody></table>
El mapa de distribución de los hallazgos indicaba que la mayor concentración de estos objetos se localizaba en la vertiente Sur de la cima, coincidiendo con el área donde mejor definido está el perfil del fuerte; “<i>ello es posible que se deba a que esta área se encontrase menos afectada por las labores forestales y por los consiguientes movimientos de tierra o simplemente que el propio desarrollo de los acontecimientos con los que están relacionados esos materiales se dieran precisamente en este sector de la colina (combates en septiembre de 1936)”</i>.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La identificación posterior en dependencias de la Sociedad de Ciencias Aranzadi confirmó que prácticamente la totalidad de los hallazgos son inequívocamente identificables con restos de un campo de batalla correspondiente a la Guerra Civil de 1936-1939, compartiendo con el fuerte el mismo nicho geoespacial, pero no ámbito cronológico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se establecieron dos grandes grupos relacionados con “munición y armamento” (59% de los hallazgos) y “artillería” (27% de los hallazgos) que incluye grandes fragmentos de metralla y estopines. Un 4% de los hallazgos se corresponden con “elementos constructivos” (clavos, tornillos, restos de alambrada,…) mientras que un 10% se corresponden restos metálicos para los que no se ha podido establecer una identificación positiva (“Sin identificar”) A pesar de ello éstos últimos presentan una adscripción crono-tipológica similar a la de los anteriores.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhflg2sD6l-KzMISbBKrDw-A3tH_q_5W0uG7-wd4wMRt8Gycj6F8t8DuLPXlVnhwqye90vp8KSeb0xXV28-_AGPSSrlSNrkxfFbAyvlCVzpY-nZC21Cgs_WbRb60H_qfrGFki9AJ8z4BeFO/s1600/Grupos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="623" data-original-width="858" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhflg2sD6l-KzMISbBKrDw-A3tH_q_5W0uG7-wd4wMRt8Gycj6F8t8DuLPXlVnhwqye90vp8KSeb0xXV28-_AGPSSrlSNrkxfFbAyvlCVzpY-nZC21Cgs_WbRb60H_qfrGFki9AJ8z4BeFO/s320/Grupos.jpg" width="320" /></a></div>
Un 52% de los restos identificados pertenecen a munición del fusil de éxito del momento, el Mauser de cerrojo en sus distintas variantes. <i>“Entre los elementos recuperados se pueden contabilizar un total de 7 cartucho completos, algunos de ellos en muy defectuoso estado de conservación, 2 proyectiles y el resto, 32, de vainas. […] el conjunto principal está conformado básicamente por piezas del calibre 7x57 mm o bien del 7,92x57 mm. Entre los marcajes se puede observar como las piezas tienen mayoritariamente una procedencia de talleres húngaros (17 ejemplares). Un hecho que conforma una partida muy uniforme y regular con la cual fueron dotados los milicianos republicanos de la zona, ya que también aparece muy ampliamente representado entre los hallazgos realizados en las posiciones defensivas del monte Murugain, justo enfrente de este presente de Kurtzetxiki. En menor medida están representados distintos marcajes, bien de procedencia alemana (6 ejemplares) o bien de talleres nacionales como Sevilla o Toledo (10 ejemplares), y en sólo un caso de procedencia italiana”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Junto a estos restos de cartuchería de fusiles Máuser se pudo registrar al menos otros dos tipos de cartuchos pertenecientes también a armas largas: <i>"un cartucho 8x56 mm, perteneciente a algún tipo de rifle o similar y restos de un cartucho de caza calibre 12 mm, correspondiente a una escopeta de perdigones</i>".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También destaca por su alta representatividad (10% de los hallazgos) y por haberse localizado en agrupaciones, los estopines de percusión de artillería; siendo piezas empleadas para iniciar y propagar la combustión de la carga de proyección en el interior de la vaina de la munición en el momento del disparo de una pieza de artillería. <i>“Estos elementos procedían en los cinco casos identificados de talleres hispalenses, bien de la Pirotecnia de Sevilla o bien de Pirotecnia Militar de Sevilla. Su localización se añade a la presencia de dos tapones de transporte de proyectiles y la presencia del fragmento de una banda conductora utilizada para no estropear demasiado el ánima del cañón y alargar así su vida útil. La presencia de todos estos elementos y su localización relativamente agrupados son evidencias indicativas de la existencia de una posición artillera en la cima del Kurtzetxiki. Ésta estaría situada concretamente en el extremo SO de la colina, y quizás otra menos definida en el extremo NO, desde las que realizaría un fuego continúo y estático contra las fuerzas enemigas. Según comunicación personal de expertos en materiales de Guerra Civil, los estopines recuperados se corresponden casi seguramente con elementos reglamentarios para piezas Schneider, y en concreto de un obús de montaña de 105, mientras que los tapones de transporte pertenecen a proyectiles “metralleros”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitydZ9wQCT4ZuvGLYqnTRWbO3zRSerJ74dQMcptI3uuuuQUmgqVdLIlLNgp7IQDuAKoDCi8zSXPLyEwOziuCqB7u7Qh-eAKeI1LvTuxD_98WpjXuVBBN8pKtp0eyXTjEjClogDj1eimzD1/s1600/Elementos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="711" data-original-width="906" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitydZ9wQCT4ZuvGLYqnTRWbO3zRSerJ74dQMcptI3uuuuQUmgqVdLIlLNgp7IQDuAKoDCi8zSXPLyEwOziuCqB7u7Qh-eAKeI1LvTuxD_98WpjXuVBBN8pKtp0eyXTjEjClogDj1eimzD1/s320/Elementos.jpg" width="320" /></a></div>
Asociadas al grupo de artillería, han aparecido diseminadas por toda el área de prospección grandes fragmentos de hierro y otros metales de forma irregular correspondientes a restos de los proyectiles que impactaron en la zona o de metralla (14% de los hallazgos). La dispersión de los fragmentos de metralla localizados en los transectos son evidencias claras que la zona soportó un desgaste artillero de cierta importancia, incluida la explosión de los conocidos como “<i>shrapnel</i>” o “botes de metralla”, tal y como indica la aparición de un proyectil esférico de 14 mm perteneciente a estos artefactos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También han quedado representados elementos de munición para armas cortas con la presencia de dos cartuchos: el primero con un calibre de 9x23 mm, común en la Guerra Civil para pistolas tipo Astra, Star, etc.; y el segundo, un cartucho para revolver de calibre .32 “Smith Wesson” de percusión central de idéntica cronología.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último, para un 10% de los hallazgos no ha sido posible establecer una identificación positiva ya fuera por su estado fragmentario o por su forma; si bien, su relación y distribución con el resto de materiales hace suponer que pertenecen a la misma etapa cronológica.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Interpretación de los Hallazgos</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La imagen que ha generado el mapa de distribución de hallazgos en el Kurtzetxiki es un claro ejemplo de un campo de batalla de la Guerra Civil de 1936, donde prácticamente la totalidad de los elementos metálicos encontrados están directamente relacionados con este evento histórico y específicamente con los combates que en septiembre de 1936 tuvieron lugar en la zona. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNTklXWO5UDKnBFqQzvcFg1Xk4V_RYD806pddnHGATSJIKgp5mPswM7SPahB3N_r1ZwAfcCKc5UHdH96DSOjGcsd6tN-MUj684lUP6vHiTR5T_-ps-PjJMgimVmSfuYk8vbaWqx5MDYjRN/s1600/Cartucho.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="395" data-original-width="528" height="148" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNTklXWO5UDKnBFqQzvcFg1Xk4V_RYD806pddnHGATSJIKgp5mPswM7SPahB3N_r1ZwAfcCKc5UHdH96DSOjGcsd6tN-MUj684lUP6vHiTR5T_-ps-PjJMgimVmSfuYk8vbaWqx5MDYjRN/s200/Cartucho.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cartucho Mauser 7 x 57 mm </td></tr>
</tbody></table>
Los materiales localizados corroboran la versión bibliografica que nos habla de las duras pugna que sostuvieron las milicias afines a la república con los sublevados en la cima del Kurtzetxiki. Según describe Alfredo Moraza en la memoria de trabajos: <i>"[…] El mismo día 21 de septiembre será tomado Arlaban y Leintz-Gatzaga, el 22 se vence la resistencia en Marin, Zarimutz y Aitzorrotz y al día siguiente caerá Eskoriatza y el 24 Aretxabaleta, quedando las fuerzas sublevadas a las puertas de Arrasate. Las defensas de ésta última se concentrarán mayormente en las colinas desde las que se controlaba el fondo del valle y que se demostrarán convertirse en las auténticas "llaves" para el control de la población. La principal de ellas será precisamente el monte Kurtzetxiki sobre la que se concentrarán los principales ataques de la columna de Alonso Vega. […] Los combates desarrollados en ese sector, según se señala en los respectivos partes de guerra, son definidos como de una gran dureza y violencia. Como testimonio de ello, precisamente, en las proximidades del monte Kurtzetxiki, en su ladera NO, se pudieron recuperar en el año 2002 los restos de dos individuos arrojados en una sima junto a restos de calzado (una bota de cuero con suelas de tachuelas) y de un obús (26 cm de largo y 14 de ancho). La tradición oral local, recogida por Juan Ramon Garai, apunta a que en las inmediación fueron asimismo enterrados varios milicianos muertos en los duros combates aunque se desconoce el emplazamiento concreto.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaNaPgvp4KAl0yJYbUzQPSG5iY0JIIVMgu4I8Tx4bU6s0eh4HMwFwFmniza2bvfvRkzYGViyVblrMvAO5iMvhReJ7x1EHSj5yVsisv8Gzz19t8yfjrgyqI6jE0W28AwY9BueLRjeaMorYW/s1600/Batalla_Irun.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="297" data-original-width="537" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaNaPgvp4KAl0yJYbUzQPSG5iY0JIIVMgu4I8Tx4bU6s0eh4HMwFwFmniza2bvfvRkzYGViyVblrMvAO5iMvhReJ7x1EHSj5yVsisv8Gzz19t8yfjrgyqI6jE0W28AwY9BueLRjeaMorYW/s320/Batalla_Irun.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Defensa de una posición por milicianos en las cercanías<br />
de Irun. Una imagen muy similar a los acontecimientos<br />
tenidos lugar en Kurtzetxiki a finales de septiembre de 1936</td></tr>
</tbody></table>
<i>Finalmente, el sábado 26 de septiembre la situación de los milicianos republicanos que defendían Kurtzetxiki se había convertido ya en insostenible. Carecían de trincheras para realizar una defensa adecuada y la víspera habían sufrido numerosas bajas, a ello se unirá el hecho que otra columna enemiga avanzaba por su retaguardia a través del cruce de San Prudentzio en dirección a Kanpazar amenazando con dejarles copados y sin salida. En estas circunstancias el avance de las tropas de Alonso Vega se llevó a cabo sin grandes problemas, y así las 4ª y 6ª Compañías del Batallón de Montaña del Regimiento Flandes nº 5 se lanzaron directamente sobre Kurtzetxiki desde sus posiciones en Bedoña, mientras la 8ª batería y la sección de ametralladoras barrían las líneas defensivas impidiendo la llegada de refuerzos y facilitando enormemente el asalto a las posiciones enemigas. Roto el frente e imposibilitados de resistir más tiempo los milicianos republicanos se verán en la obligación de evacuar esta estratégica posición retirándose hacia Kanpazar, y con ello provocando la rendición de Arrasate a las cuatro y media de la tarde de ese mismo día. A partir de este momento el frente en este sector se estabiliza con las tropas fascistas dueñas de prácticamente todo Gipuzkoa, salvo la línea formada por los Intxortas en Elgeta y Eibar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Las defensas establecidas por los defensores en la cima de la colina de Kurtzetxiki serán, en líneas generales, sumamente sencillas debido a la falta de medios materiales y humanos y la premura de tiempo (entre el comienzo de la ofensiva de Arlaban y la toma de Kurtzetxiki apenas transcurrieron cinco días)”</i>.<br />
<br />
Una duda que se nos plantea con semejante mapa de hallazgos, donde todos los materiales pertenecen a un único y especifico momento histórico, es afirmar la hipótesis de partida sobre la que hemos fundamentado el trabajo es veraz: que los restos conservados en la cima pertenecen a una estructura militar del XIX o anterior. En ausencia de otras consideraciones, se pudiera establecer que si todos los elementos que rodean la estructura son de la Guerra Civil, nuestra estructura defensiva objeto de estudio pudiera constituir un elemento más de ésta contienda.<br />
<br />
¿Puede ser entonces nuestro fuerte "un artefacto" de la Guerra Civil de 1936? La respuesta de los expertos parece fuera de duda. Alfredo Moraza lo plasma directamente sobre la memoria de actividades entregada. Por otra parte, una interpelación personal a <b>Jose Angel Brena,</b> experto en fortificaciones del frente vasco de la Asociación Sancho de Beurko, indica que no se trata de una fortificación construida expresamente en la Guerra Civil. De igual forma se posiciona <b>Rafael Palacio Ramos</b>, experto en fortificaciones modernas en el ámbito territorial de Cantabria: la fisonomía poligonal que presenta la estructura en el monte Kurtzetxiki no responde a ninguna estructura de 1936.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEien3mM5R8uc-AgoSOSA4359tPsvjFmwIxubEn_lRpUsxy0W7RLGM6MaX-GmDvd5-rAFixdeyDbpgO1gk0AO14SxRbIOL05pzSffR3OaGV67VXNT1qNqkDmfk4KZR3XDyhcASs1rIAS1-vW/s1600/Schneider+105.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="445" height="152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEien3mM5R8uc-AgoSOSA4359tPsvjFmwIxubEn_lRpUsxy0W7RLGM6MaX-GmDvd5-rAFixdeyDbpgO1gk0AO14SxRbIOL05pzSffR3OaGV67VXNT1qNqkDmfk4KZR3XDyhcASs1rIAS1-vW/s200/Schneider+105.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Obus Schneider . Tomado de<br />
"amonio.es"</td></tr>
</tbody></table>
Por lo tanto, nos encontramos ante un ejemplo más de reutilización de una zona estratégica, por lo que muy probablemente, una de las pocas defensas existentes en la zona durante los combates de 1936, fuera el uso como trinchera-parapeto de los fosos del fuerte, completada probablemente con sacos de tierra y cierres de alambrada, localizándose fragmentos de esta última en los trabajos de prospección. Curiosamente la mayor densidad de elementos metálicos se encuentra en las cercanías del foso perimetral del fuerte, lo que refuerza la hipótesis de una reutilización.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Respecto al emplazamiento artillero, claramente identificado por la concentración de estopines, es muy probable que perteneciese al bando nacional, donde una vez tomado el Kurtzetxiki procederían a subir una o varias piezas de artillería para seguir batiendo la resistencia republicana que se había retrasado a <i>“las colinas dispuestas en la banda occidental del Valle, y desde las que se controlaba la población de Arrasate (Murugain, Udala, Kanpazar); estableciéndose una serie de intercambios artilleros entre ambas bandas con ésta población en medio de ese fuego cruzado"</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En ausencia de otros hallazgos, más allá de los resultantes de un campo de batalla de la Guerra Civil de 1936, considero que la presente prospección metálica no descarta ningún periodo histórico entre el los XVII y XIX como origen de nuestro enigmático reducto. Sin embargo, sí es posible afirmar que en los alrededores del fuerte no hay evidencia de combates no relacionada con la batalla de 1936. En este sentido, los trabajos realizados previamente sobre campos de batalla de la última guerra carlista como Somorrostro o Las Muñecas, así como los trabajos de prospección en el fuerte de la Princesa de Villatuerta han mostrado una importante densidad de piezas metálicas características del periodo, en muchas ocasiones mezcladas con componentes de Guerra Civil, cuando ambos conflictos comparten el mismo ámbito geográfico. En este sentido, la ausencia de material es posible que nos este hablando de una ocupación efímera, de unos trabajos apresurados dejados inconclusos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxRHEyyUd5hGiFNqqke0S3A3GR0GubGnnSNuk9ei2nNyvPDHkFixigbaomh6HLCVzQ20Ga71lMK1QtUTub8yB5K-uHQwfgngW8c9eUtLgPW5XHAdXu_17JSBRW4yq1eIoNYV2DE9OhHKo4/s1600/Sondeo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="867" data-original-width="1299" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxRHEyyUd5hGiFNqqke0S3A3GR0GubGnnSNuk9ei2nNyvPDHkFixigbaomh6HLCVzQ20Ga71lMK1QtUTub8yB5K-uHQwfgngW8c9eUtLgPW5XHAdXu_17JSBRW4yq1eIoNYV2DE9OhHKo4/s320/Sondeo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sondeo en el fuerte. Tomado de la "<i>Memoria del proyecto<span style="font-size: 12.8px;"><br />de documentación y valoración patrimonial del fuerte</span></i><span style="font-size: 12.8px;"><i> de <br />Kurtzetxiki Arrasate (Gipuzkoa)</i>"</span></td><td class="tr-caption"><br /></td><td class="tr-caption"></td><td class="tr-caption"></td></tr>
</tbody></table>
Otras experiencias en estudios de fortificaciones de la I Guerra Carlista (1833 – 1840), como pueden ser las realizadas en el fuerte de Gazteluzar en Llodio (Roldan & Escribano 2016) o en el fuerte de Zumalakarregi en Andoain (Moraza et al. 2012), han mostrado una parca presencia de materiales metálicos asociados a su periodo constructivo, que pusiera ser equiparable a la falta de información recabada en la prospección metálica de Kurtzetxiki. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Debemos ser conscientes de las dificultades que conlleva la interpretación de determinados hallazgos en lugares que llevan siendo de interés estratégico y que pueden atesorar una sucesión de ocupación que nos puede llevar desde los albores de la Edad del Hierro hasta nuestra mas reciente Guerra Civil. Por lo tanto, y basándonos exclusivamente en las evidencias y distribución de los materiales metálicos localizados en las labores de prospección de carácter básico, nos encontramos en un campo de batalla de la Guerra Civil de 1936, en cuyo epicentro se localiza un estructura defensiva cronológicamente no coetánea, para la que no se ha podido establecer una asignación directa a un periodo histórico concreto. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Sondéos Arqueológicos</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Siguiendo con lo descrito en la memoria de trabajos por parte de Alfredo Moraza, el sondeo arqueológico <i>“destinado a localizar algún tipo de estructura constructiva y determinar las características de la posible secuencia estratigráfica existente”</i> certificó <i>“que el sector, tal y como se presuponía, presentaba una sencilla y muy reducida potencia, carente de relevancia alguna desde el punto de vista patrimonial. El depósito apenas presentaba indicios de encontrarse alterado fuera de las labores propiamente relacionadas con la explotación forestal de la parcela, con un depósito que apenas si alcanzaba los 40 cm de potencia”</i>, siendo encontrados de nuevo algunos hallazgos relacionados con la Guerra Civil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_BGqoh_EMLh83j2uIeFhC0Hu2jRPmrY2j-lwMXh3tWbSQVjPUiJBOAySwUptFwh-dmWgGUwFSDH4fhV0XCpSjODtInESuXWGvOJKdMhFuFTnG83fov_aDfs647jtBf6bivWsBEj2dPUub/s1600/001559.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="1200" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_BGqoh_EMLh83j2uIeFhC0Hu2jRPmrY2j-lwMXh3tWbSQVjPUiJBOAySwUptFwh-dmWgGUwFSDH4fhV0XCpSjODtInESuXWGvOJKdMhFuFTnG83fov_aDfs647jtBf6bivWsBEj2dPUub/s320/001559.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Arrasate-Mondragon a mediados del XIX.<br />
Tomado de Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<b>Fuentes Documentales</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los trabajos arqueológicos finalizaron con datos poco concluyentes en cuanto a la datación cronológica del enigmático fuerte de Kurtzetxiki, mientras paralelamente se trabajaba en el vaciado bibliográfico: <i>“Efectuada inicialmente la revisión de las fuentes documentales y escritas disponibles en la actualidad no se pudo localizar dato alguno que hiciera referencia a este presente Fuerte, y que nos permitiera establecer más exactamente el momento exacto y contexto de su construcción y la posterior evolución experimentada. Este hecho resultaba paradójico teniendo en cuenta la relativa envergadura de las obras efectuadas en ese emplazamiento (aterrazamiento del terreno, construcción de fosos, etc.). Esta desesperante carencia de datos específicos hacía necesario llevar a cabo una investigación mucho más meticulosa e intensiva, y con ello efectuar la revisión de una serie de fuentes escritas complementarias que pudieran ofrecer nuevas pistas al respecto”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Este objetivo llevó a los expertos de Aranzadi a la vista de distintos archivos o fondos documentales, así como a distintas bases de datos, tanto públicas como privadas. El resultado de la revisión permitió <i>“dibujar con cierta claridad un largo proceso histórico que tiene a la población de Arrasate como eje principal de un relato centrado principalmente en el último cuarto de siglo y en el que se van relatando las distintas soluciones defensivas adoptadas por las autoridades arrasatearras, o provinciales, en cada uno de los distintos conflictos que se van sucediendo en el tiempo, estableciendo la posible relación de ellos con el Fuerte de Kurtzetxiki”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihDOZI7F10oLzkrFsMv2fCLiM_SRpG-eFfHbkSswycA3msM9JiSE_aJlM-D-p84fJAwuDN6-LMpV6u5zS7Asb7yOp0fhd1J1PSJpzN7udxg-Y2CgA-8d0y384zaaoQ_V66PMK2BhY1TbKZ/s1600/Arrasate+1809.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="370" data-original-width="434" height="272" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihDOZI7F10oLzkrFsMv2fCLiM_SRpG-eFfHbkSswycA3msM9JiSE_aJlM-D-p84fJAwuDN6-LMpV6u5zS7Asb7yOp0fhd1J1PSJpzN7udxg-Y2CgA-8d0y384zaaoQ_V66PMK2BhY1TbKZ/s320/Arrasate+1809.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plano de Arrasate levantado por las tropas francesas en 1809.<br />
Tomado de la "<i style="font-size: 12.8px;">Memoria del proyecto<span style="font-size: 12.8px;"> de documentación<br />y valoración patrimonial del fuerte</span></i><span style="font-size: 12.8px;"><i> de Kurtzetxiki Arrasate <br />(Gipuzkoa)</i>"</span></td></tr>
</tbody></table>
En la memoria de actividades entregada al Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón se desgrana de forma pormenorizada, la sucesión de <i>“conflictos armados que se darán a partir de finales del XVIII, y que conllevarán la necesidad de la población y de sus autoridades de establecer un sistema propio de defensa que hiciera frente al posible enemigo que pudiera atacar la localidad de Arrasate”</i>. Comenzado en la Guerra de la Convención (1793-1795), Guerras Napoleónicas (1807-1813), el Trieno Liberal (1820 -1823), Guerra Carlista (1833 -1839), Guerra Carlista (1872-1876) y terminado en la Guerra Civil (1936-1939), en el informe “<i>se hace referencia a las circunstancias bélicas y a las soluciones que en defensa serán aplicadas. Soluciones que en un caso concreto llevarán a la construcción del presente Fuerte de Kurtzetxiki”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Puede que la historiadora Ana Isabel Ugalde tenga razón en afirmar que pudo ser obra de tropas napoleónicas; sin embargo, el laborioso trabajo de búsqueda de datos bibliográficos en relación con el reducto de Kurtzetxiki tampoco aportó información concluyente, manteniendo la incógnita de su origen: <i>“A pesar del esfuerzo de investigación realizado no existe referencia documental alguna que haga alusión de una manera clara a las importantes obras llevadas a cabo en el monte Kurtzetxiki. La única duda que se ha planteado es la posibilidad de haberse construido en el período bélico conocido como última Guerra Carlista (1872-1876), y en concreto durante las primeras fases del conflicto antes de la toma de la población por parte de las fuerzas carlistas (agosto de 1873). En ese momento se hace referencia a la existencia en ese entorno, entre Aretxabaleta y Arrasate aproximadamente, de un definido como "castillo" que desconocemos si realmente fue construido o simplemente quedó en un mero proyecto y que pudo estar destinado a flanquear la población arrasatearra de un posible ataque enemigo por esa banda oriental. La referencia, en sí, es muy poco clara al respecto y […] parece relacionarse con alguna posición fortificada ejecutada en la zona de Araotz que nuestro presente Fuerte”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Conclusiones Agridulces</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la memoria se resume con notable claridad el agridulce resultado del esfuerzo realizado: <i>“A modo de conclusión puede señalarse que las distintas labores de investigación desarrolladas por el equipo multidisciplinar de trabajo (tipología constructiva, intervención arqueológica, recopilación histórico-documental, levantamiento planimétrico,...) nos han permitido registrar la presencia de una construcción militar de cierta relevancia sobre la que no se disponía de referencia escrita alguna. Su relevancia viene dada por su estratégica ubicación en la parte alta de la presente colina, desde la que prácticamente se dispone de un control visual de 360º en su alrededor, lo cual la convertirá en una pieza fundamental en el entramado defensivo de la localidad arrasatearra”</i>. Sin embargo,<i> “a día de hoy, y a pesar del esfuerzo investigativo llevado a cabo, no podemos determinar ni en qué momento fue edificado este Fuerte de Kurtzetxiki ni quiénes fueron sus artífices. Tres, quizás cuatro, son los momentos o períodos históricos en los que aparentemente pudo llevarse a cabo su construcción con mayor probabilidad atendiendo principalmente al contexto bélico de desarrollo de los acontecimientos. Si bien es necesario señalar que en todas las propuestas nos quedamos en el plano de mera hipótesis ya que no existe certeza alguna al respecto, salvo un ejercicio de probabilidad: la Guerra de la Convención (1792-1795); las Guerras Napoleónicas (1808-1813); y finalmente la Segunda Guerra Carlista (1872- 1876)”</i>.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHJI-dacBHXamrgOzKKEbW4Qja_1c9sF1v6ppZA5cC8WVVQUqRso-Lfn3o6-T4kZaJ-ZfrScyOBNCCVioVG2wgA0tHC6upkrE3xqyInkP79Q4qOgatUSlBdTbVn1lLXhNRUxSa_C1jaCMp/s1600/Paisaje.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="547" data-original-width="726" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHJI-dacBHXamrgOzKKEbW4Qja_1c9sF1v6ppZA5cC8WVVQUqRso-Lfn3o6-T4kZaJ-ZfrScyOBNCCVioVG2wgA0tHC6upkrE3xqyInkP79Q4qOgatUSlBdTbVn1lLXhNRUxSa_C1jaCMp/s400/Paisaje.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen aérea del fuerte. Cortesía de Alfredo Moraza</td></tr>
</tbody></table>
El tangible foso del fuerte del monte Kurtzetxiki ha pasado de ser un elemento invisible a constituir una incógnita, todavía no resuelta, de nuestra historia más cercana. Gracias al ayuntamiento de Arrasate-Mondragon, que actuó como promotor de la iniciativa de estudio, y al equipo de trabajo encabezado por Alfredo Moraza, hoy podemos asomarnos a la atalaya privilegiada que constituye el monte Kurtzetxiki con la certeza de haber retirado un velo de desconocimiento sobre esta peculiar estructura militar.<br />
<br />
Si recorremos los restos de su inacabado foso nos encontraremos ante una <i>“fortificación de campaña o semipermanente atendiendo a sus sencillas características constructivas, […] diseñada para defender una posición con un carácter provisional, durante un período limitado de tiempo, aunque en ocasiones esta circunstancialidad inicial suele prolongarse durante varios años. Será erigido con un objetivo doble, por un lado salvaguardar la población de Arrasate de cualquier amenaza externa y por el otro de ejercer como elemento disuasorio ante un posible ataque enemigo. Esta provisionalidad se acentúa aún más en el caso de Kurtzetxiki por el hecho que parece que esta fortificación no llegó siquiera a concluirse, quedando la obra sin culminar”</i>. </div>
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El fuerte Kurzttixiki ha mostrado ser un “hueso duro de roer”: Cronológicamente cercano en el tiempo, a pesar de los esfuerzos de un equipo interdisciplinar, la estructura de defensa que alguien construyó en un momento convulso, únicamente nos ha permitido realizar una descripción y reconstrucción de su fisonomía; pero ha decido, al menos de momento, privarnos de su historia y cronología. </div>
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<br /></div>
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Indudablemente este hecho no invalida su valor patrimonial y es, precisamente su halo de misterio, el que dota a Kurtzetxiki de una singularidad que no poseen otras fortificaciones. Estamos seguros, que tarde o temprano, un hallazgo determinará fehacientemente su cronología, más allá de su reutilización en un campo de batalla en la Guerra Civil de 1936.</div>
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<b>Nuevos Retos</b></div>
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Asistimos a unos años de notable evolución tecnológica en el ámbito de los estudios geoespaciales: ortofotos, LIDAR, SIG, georadar, son términos que ya forman parte de cualquier estudio relacionado con la gestión del territorio. Pero la entrada arrolladora de tecnología asociada al uso los drones y el análisis de imágenes espectrales abre nuevas y apasionantes vías de trabajo que seguramente facilitaran o mejoraran el conocimiento de nuestro medio. Es condición obligada de nuestra labor como investigadores adaptarnos a estos saltos tecnológicos y buscar la forma de incorporarlos como herramientas a nuestras rutinas de trabajo, valorando sus potencialidades y carencias.<br />
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También debemos ser conscientes que hay infinidad de detalles que se escapan de nuestro conocimiento, siendo el fuerte de Kurtzetxiki un ejemplo de ello. Una estructura oculta y desconocida en mitad de un medio tan humanizado como es el valle del Deba, nos debe hacer reflexionar sobre aquello que creemos conocer y sobre aquello que realmente conocemos de nuestro patrimonio bélico. </div>
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En esta órbita de re-descubrimientos, no creo equivocarme al afirmar que en los próximos años serán numerosos los trabajos arqueológicos que tendrán como punto de partida aquellas evidencias materiales que dejaron los conflictos que bajo el término de Guerras Carlistas aglutinan una historia poco conocida, muy reciente y extremadamente condicionadora de nuestro devenir como sociedad en las últimas dos centurias. Por tanto, debemos empezar a familiarizarnos con el término de “<b>Arqueología de las Guerras Carlistas</b>” dentro de ese conjunto de disciplinas que hoy constituye la “arqueología de época reciente”, y que sin duda serán referente de multitud de citas en años venideros.</div>
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<b>Agradecimientos:</b> Jon Garai del Ayuntamiento de Arrasate-Mondragon, Alfredo Moraza de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Jose Angel Brena de la Asociación Sancho Beurko, al Doctor en Historia Rafael Palacio y a los arqueólogos Ivan Roldan, Gorka Martin y Aitor Juaristi.<br />
<br />
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-31572393762244684042017-11-24T21:42:00.006+01:002021-09-18T08:47:29.976+02:00Cástor Andéchaga: Encartado, Fuerista y, en algunas ocasiones, Carlista <div style="text-align: justify;">
<i style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px;">Entrada Actualizada: 25/08/2021</i><br />
<b><i><br /></i></b>
<b><i>Introducción</i></b></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJdze1xJhHZ54eeyuNIcmVkvXrZyBqjV_IuaTi9EazTS9Kdwl51g6rmAZGKh5_XUYWtzkv-miSDY-rSns40em-0nMbtu3LetRBGK1aXUBWZmlJAEykNVJiQtmiAd7qJeEVkzuy50pDkWcP/s1600/AM0211+And%25C3%25A9chaga.tif" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1017" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJdze1xJhHZ54eeyuNIcmVkvXrZyBqjV_IuaTi9EazTS9Kdwl51g6rmAZGKh5_XUYWtzkv-miSDY-rSns40em-0nMbtu3LetRBGK1aXUBWZmlJAEykNVJiQtmiAd7qJeEVkzuy50pDkWcP/w253-h400/AM0211+And%25C3%25A9chaga.tif" width="253" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cástor Andéchaga Toral. Fondo Orbe<span style="font-size: 12.8px;">.</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Cortesía de Victor </span><span style="font-size: 12.8px;">Sierra-Sesúmaga</span></td></tr>
</tbody></table>
Uno de los elementos culminantes de la <a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2017/08/guerra-en-el-occidente-de-bizkaia-1.html">Batalla de Las Muñecas</a> en abril de 1874 fue la muerte al frente de sus tropas del carismático oficial Cástor Andéchaga. Años después de su fallecimiento las biografías sobre su persona han tendido, en la mayor parte de los casos, a ensalzar su inquebrantable adhesión al carlismo, convirtiéndole en un referente en el imaginario tradicionalista; siendo especialmente nombrado y mitificado, como no podía ser de otra forma, en el ámbito de Las Encartaciones de Bizkaia.</div>
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Andéchaga, desde bien joven mostró especial predilección por dedicarse en cuerpo y alma al sostenimiento de una “estructura tradicional”; aunque también es verdad que no siempre lo hizo dentro del entramado carlista, dado que su fidelidad a los pretendientes estuvo siempre condicionada y ligada al mantenimiento del régimen foral en el “Señorío de Vizcaya”. De hecho, un importante tramo de su vida lo hizo de espaldas a aquellos que una vez muerto ensalzaron su figura a mayor gloria del “Dios, Patria, Rey”. Es por tanto Andéchaga un personaje histórico, qué, como pronto veremos, no se puede calificar de estrictamente carlista, prevaleciendo en muchas de sus decisiones un innegable componente foral que le llevó a luchar a lo largo de tres guerras y a pagar con su vida un último peaje.</div>
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No es pretensión de esta entrada profundizar en exceso en la biografía de Cástor Andéchaga. El personaje atesora una dilatada trayectoria que enlaza ambas guerras carlistas, constituyendo un engranaje clave dentro del estudio específico de las guerras del XIX en las Encartaciones de Bizkaia y ámbitos territoriales colindantes. Su extensa actividad deparó un ingente volumen de legajos, cuya búsqueda y tratamiento desborda las pretensiones de este blog. Además, nos consta que historiadores, como el galardonado Francisco <b>Javier Suarez de Vega</b> están trabajando en su figura con documentos inéditos, que sin duda convergirán en una futura publicación de obligada lectura y consulta. Por lo tanto, únicamente nos quedaremos con algunos fragmentos de su vida para detenernos en sus horas finales y en algunas curiosidades y anécdotas posteriores a su muerte.</div>
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Un comentario importante antes de finalizar esta introducción: encontrar información inédita, aunque se trate de elementos anecdóticos, es complicado en el caso de los archivos carlistas. Una importante sección de los materiales documentales que pudieran servir como fuentes primarias de conocimiento, acabaron convertidos en lotes de coleccionista, dispersándose y desapareciendo. Otros fueron deliberadamente destruidos y en algunos casos terminaron formando parte de herencias familiares de aquellos que sirvieron en las filas carlistas y que supieron conservar ese legado a lo largo del tiempo. Es por ello que resulte especialmente remarcable el trabajo de búsqueda, catalogación y digitalización que algunos historiadores como <b>Victor Sierra-Sesúmaga</b> realizan dentro los archivos carlistas.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiD4B4smTFVNlmTNwDeuwn1vYBIVB2BHehXv1RTZMGzn_9_op0Ku9IBede9Y9yONT5Pozmq6aTEq37sWVKEFBDDSMKuVrapj50X1PRnrFAEyxYsPOiJoxoeVl4uNbAYfz8sdJv7tYWnuwSh/s1600/Encartaciones.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1037" data-original-width="1600" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiD4B4smTFVNlmTNwDeuwn1vYBIVB2BHehXv1RTZMGzn_9_op0Ku9IBede9Y9yONT5Pozmq6aTEq37sWVKEFBDDSMKuVrapj50X1PRnrFAEyxYsPOiJoxoeVl4uNbAYfz8sdJv7tYWnuwSh/s400/Encartaciones.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Las Encartaciones de Bizkaia en el siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<b><i><br /></i></b></div><div style="text-align: justify;"><b><i>Retazos de una Vida Azarosa</i></b></div>
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Aunque el término “azar” no resulta del todo correcto a la hora de describir la vida de <b>Cástor María Andéchaga Toral</b>, como si los percances, los riesgos, los contratiempos o las dificultades le hubieran llegado de forma fortuita; no es menos cierto que su existencia está complementa integrada en los momentos claves de nuestra turbulenta historia del siglo XIX.<br />
<br />
Según indica una biografía que apareció primariamente en el libro <i>Álbum de Personajes Carlistas</i> de 1887, y posteriormente fue reproducida en distintos medios de propaganda carlista, Cástor procedía de una familia “<i>noble y distinguida</i>” del Señorío de Vizcaya; adjetivos bastante vagos y genéricos extensibles a la inmensa mayoría de familias de un territorio histórico donde prácticamente todos sus habitantes se consideraban “hijosdalgos”.<br />
<br />
Los archivos parroquiales nos recuerdan que su padre <b>Jose Andéchaga Udondo</b> era bilbaíno de nacimiento y su madre, <b>Ventura Toral Allende</b>, encartada de Gordexola. Aunque existe una pequeña controversia con su año de nacimiento, los archivos, tanto parroquiales como militares, son claros en este aspecto, marcando la fecha de 1801. Su bautismo quedó registrado un 28 de marzo en la parroquia de “La Degollación de San Juan Bautista” (Actualmente parroquia San Juan del Molinar) en el “Valle de Gordejuela” dentro del ámbito territorial de Las Encartaciones, y siguiendo con los datos que muestran los archivos parroquiales, sabemos que tuvo un hermano mayor nacido en 1799, bautizado como <b>Juan Gregorio Ramón</b>.</div>
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<br /></div>
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Poco o nada sabemos de su niñez y juventud, salvo que Cástor perdió a su madre cuando apenas contaba con un año de edad. Su padre, José, se casó en segundas nupcias en 1814 con <b>María Manuela Peña Arechederra</b>, ampliándose el núcleo familiar del joven Cástor con varios hermanos y hermanas por parte de padre.</div>
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<i><b>Inicios Bélicos </b></i></div>
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En abril de 1822 y con 21 años de edad daba comienzo su dilatada carrera militar enrolado en las huestes que luchan a favor de Fernando VII durante la Guerra Realista (1822-1823). Según se recoge en un recibo conservado en el Archivo Foral de Bizkaia, para sus primeros alardes bélicos Cástor hizo uso de un capital propio para adquirir armas y montura, en este caso: “<i>a favor de don Miguel Moguenel, teniente capitán retirado</i>” al que compró “<i>un caballo y armas</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL6Q9UO72wNd3JlczzFQ5sdwQzP-hc19pMuvryzVE98Srt7j1IaBpsPamfU45TWJ3ntYlpz6wInd2wIc6rhz4vg66S-9dPbhmI7_ltC2bFUiYr5cqDxpmTS98WXYEg68U7vv0Kbvv4RY_K/s1600/Accion+Benabarre_guerra_realista_Album_Siglo_XIX.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="729" data-original-width="1200" height="242" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL6Q9UO72wNd3JlczzFQ5sdwQzP-hc19pMuvryzVE98Srt7j1IaBpsPamfU45TWJ3ntYlpz6wInd2wIc6rhz4vg66S-9dPbhmI7_ltC2bFUiYr5cqDxpmTS98WXYEg68U7vv0Kbvv4RY_K/w400-h242/Accion+Benabarre_guerra_realista_Album_Siglo_XIX.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acción de Benabarre durante<br />
la Guerra Realista. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Aprovechó éste tiempo de beligerancia para ascender rápidamente en el escalafón militar comenzando de cabo segundo y terminando, según la biografía de época como “<i>teniente con grado de capitán</i>” del 3º Batallón de Voluntarios de Vizcaya. Aunque en este punto existe una cierta controversia ya que son varios los documentos fechados entre 1824 y 1825 conservados en el Archivo Foral y confirmados por su expediente militar (Comunicación personal de Javier Suarez Vega), donde se le cita con el grado de “<i>teniente coronel</i>” . </div>
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<br /></div>
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<i><b>Pequeño Terrateniente</b></i></div>
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<br /></div>
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Entre 1824 y 1833, mientras disfrutaba de su “<i>licencia ilimitada</i>” del servicio toma protagonismo su vida familiar. Contrajo matrimonio con <b>Prima Amestuy Aresti </b>en la parroquia de San Vicente Mártir en Baracaldo un 12 de octubre de 1825; trasladando su residencia al pequeño núcleo de Galindo, por aquel entonces adscrito al “Concejo de Santurce”, donde estaban ya cómodamente instalados los padres de su mujer.</div>
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<br /></div>
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Fueron precisamente los suegros de Andéchaga los que aportaron a la pareja un importante patrimonio que incluía una gran casería con huerta, viñedos y sembrados. Según indica <b>Enriqueta Sesmero</b> en su libro <i>Clases populares y carlismo en Bizkaia</i>, la familia Andéchaga-Amestuy atesoró una pequeña fortuna en tierras de labor: “<i>[...] mantenía 1,3 ha de frutales y una extensa viña de 5,5 ha en una de sus casas en Santurce</i>”. Precisamente la producción de vino y la negación reiterada de Andéchaga a pagar el tributo municipal pertinente, lo que llevó al alcalde de los “Tres Concejos del Valle de Somorrostro” a solicitar la toma de medidas “<i>contra los abusos del oficial indefinido don Cástor de Andéchaga y su suegra doña <b>Juana Crisóstoma de Aresti</b>, residentes en Santurce, donde se ha negado a abonar la sisa de varios pellejos de vino clarete</i>”, en diciembre de 1827.</div>
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<br /></div>
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Con la llegada de sus primeros vástagos: <b>María Braulia</b> en 1826, <b>Manuel María</b> en 1828 y <b>Juana Ramona</b> en 1831, parece que la familia, a pesar de su patrimonio agrario, no pasa por sus mejores momentos financieros. En el Archivo Foral se localizan varios documentos fechados entre 1831 y 1833 donde Cástor eleva varios memoriales solicitando subsidios o retribuciones “<i>hasta que encuentre trabajo</i>”; y en 1833 solicita directamente “<i>que se le socorra con algún dinero por hallarse enfermo y tener una pensión pequeña</i>”.</div>
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<i><b>En la Órbita Carlista</b></i></div>
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El 29 de septiembre de 1833 muere<b> Fernando VII</b>, dejando paso a una reina niña entronada como <b>Isabel II</b> y a su madre regente, <b>María Cristina de Borbón-Dos Sicilias</b>. Sin dilación, <b>Carlos María Isidro de Borbón</b> llamado a ser Carlos V, lanzaba su proclama manifestando su derecho legítimo al trono de Las Españas y enardeciendo los ánimos de todos aquellos que, por una razón u otra, estaban dispuestos a dar soporte a sus pretensiones. Comenzaba así la guerra que a lo largo de siete años enfrentará “cristinos o isabelinos” a “carlistas”.</div>
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<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCDgc8to8KftGvCIEEuyzG3jAur7dc8BwfMT_p2SzLeyMrPHkjMMspGvPDKx45Wje-iiy-XlpLBnhdon2hfUkDP_ju0CdQKA61XEkzskqEwbld1gT0NRzs_fYt3s9vbUeTf65kwHvEJ0hu/s1600/El_infante_Carlos_Mar%25C3%25ADa_Isidro_de_Borb%25C3%25B3n_%2528Museo_del_Prado%2529.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1060" data-original-width="801" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCDgc8to8KftGvCIEEuyzG3jAur7dc8BwfMT_p2SzLeyMrPHkjMMspGvPDKx45Wje-iiy-XlpLBnhdon2hfUkDP_ju0CdQKA61XEkzskqEwbld1gT0NRzs_fYt3s9vbUeTf65kwHvEJ0hu/w300-h400/El_infante_Carlos_Mar%25C3%25ADa_Isidro_de_Borb%25C3%25B3n_%2528Museo_del_Prado%2529.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos María Isidro de Borbón.<br />
Museo del Prado</td></tr>
</tbody></table>
No sabemos si nuestro pequeño terrateniente, que comenzaba a poner sus ojos en la industria minera, estaba integrado en las actividades clandestinas y estructuras organizativas que desde 1832 estaba gestando el alzamiento en armas a favor del pretendiente Carlos V; pero lo cierto es que a sus 32 años, Andéchaga estará entre los primeros en acudir a su llamada. El 3 de octubre, y según se localiza en su biografía recogida en el <i>Álbum de Personajes Carlistas</i>, es nombrado Comandante de 7º Batallón de Vizcaya. Qué duda cabe que tan pomposa designación a escasas horas de dar comienzo un alzamiento armado, distaba considerablemente de tener un carácter real. Todavía no existían batallones y el alzamiento no estaba, ni mucho menos, consolidado.</div>
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<br /></div>
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A pesar que muchas voces se extinguen en los primeros momentos, otras perduran y se afianzan, especialmente en los territorios llamados a convertirse en los “núcleos carlistas por antonomasia”. Según afirma <b>Antonio Manuel Moral Roncal</b>, el “<i>triunfo de la sublevación en tierras vascas debe buscarse en la existencia de una conspiración previa […], además ésta fue reforzada por la presencia de numerosos militares realistas </i>(como Andéchaga)<i> separados de las filas del ejército y que contaban con la complicidad de la mayor parte de los tercios de Vizcaya y Álava. Además no debe olvidarse la cuestión foral pues al contar con leyes e instituciones privativas del Gobierno central, éste no pudo intervenir con la misma libertad que en resto de España a la hora de depurar a los carlistas […]</i>”. Pero a pesar de un aparente éxito inicial, la amalgama de partidarios carlistas que según indica Moral incluían “<i>voluntarios realistas, paisanos armados y soldados escasamente formados</i>”, no parecían ser capaces de enfrentarse en igualdad de condiciones a las tropas profesionales de la jovencísima reina. Los meses fueron pasando con más pena que gloria para los intereses carlistas, hasta que en diciembre de 1833 irrumpe en escena la figura de <b>Tomas Zumalacarregui</b>. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNLhrC8oUV4NPBzR8eRQ7UK7r2JehX-XPd08QV0aDdCKNlm_lEg7wOmlrZVJQY0M2bjzQ0obLdMe3Xj-sy3wq8alA56julJRlsaB7mVf_Gupz3rc10Bw8rjW9YoWzy6jiYkVRut0Vd1WPt/s1600/000305.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="786" data-original-width="1200" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNLhrC8oUV4NPBzR8eRQ7UK7r2JehX-XPd08QV0aDdCKNlm_lEg7wOmlrZVJQY0M2bjzQ0obLdMe3Xj-sy3wq8alA56julJRlsaB7mVf_Gupz3rc10Bw8rjW9YoWzy6jiYkVRut0Vd1WPt/w320-h208/000305.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Escuadrón de Vizcaya".<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
A lo largo de 1834, y mientras Castor incrementa su familia con un nuevo hijo varón bautizado con el nombre de <b>Bonifacio Castor</b>, el alzamiento se consolida en las provincias Vasco-Navarras, Cataluña, Valencia o Aragón; afanándose Andéchaga en apuntalar el control carlista en el occidente del Señorío de Vizcaya, donde pronto es reconocido como “<i>Jefe de las Encartaciones</i>” por parte del Ejército Real de Vizcaya y Castilla la Vieja.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para ello se sumió en estado de infatigable movimiento a lo largo y ancho del territorio que le había visto nacer y que tan bien conocía, conectando fácilmente con el carácter y sentir del encartado, que presentaba sutiles diferencias con el resto del campesinado del Señorío. 40 años después, este “hecho diferencial intraprovincial” quedaba reflejado en la memoria que el Mariscal de Campo <b>Manuel Salamanca</b> remitió al Ministro de la Guerra en Madrid sobre el estado de la última guerra carlista en Bizkaia:“<i>[…] Sabido es, excelentísimo señor, que los batallones de las Encartaciones, bien porque su carácter algo parecido al de los habitantes de la parte de Santander y limítrofes, y porque el continuo roce con aquellas zonas les haga más ilustrados y menos fanáticos y la dominación carlista sea menor, o por otras causas, son los menos seguros para el enemigo y donde hay más descontento. Sus intereses más ligados con Castilla y con la explotación de las minas en que obtienen crecidos jornales, hacen que pueda esperarse más fruto que en otra parte […]</i>”.<br />
<br />
Pero en no pocas ocasiones sus acciones llevaron a las débiles Juntas Carlistas de Cantabria y Castilla la Vieja a elevar quejas oficiales en referencia a la actitud que Andéchaga y sus hombres tenían en sus territorios. Así en 1834 encontramos dos “oficios” dirigidos al General en Jefe del Ejército de Castilla la Vieja, donde se le hace participé de la negativa de Cástor “<i>a dejar de hacer leva de los mozos del Valle de Mena</i>” o de su falta de colaboración o desobediencia directa: “<i>[…] a pesar de las órdenes que se le habían dictado, Cástor de Andéchaga no le ha auxiliado con sus tropas, por lo que no ha podido evitar que los enemigos hayan hecho leva de unos ciento cincuenta mozos en el valle de Mena y los han trasladado a Medina de Pomar, […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4TrIXIIMb6uMN9Nl8EyAl-NxQrHT-lacECoN-0qklrefoFe6EQMB3Sdtmz99vzRNb0j39-ffuCpkaQsFu5mmBwCq_H-Eds1NcbZVfOsxmTzHFX0G8EeKSmalZFb9XNDvIsKwdIk0KgdlC/s1600/000314.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="784" data-original-width="1200" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4TrIXIIMb6uMN9Nl8EyAl-NxQrHT-lacECoN-0qklrefoFe6EQMB3Sdtmz99vzRNb0j39-ffuCpkaQsFu5mmBwCq_H-Eds1NcbZVfOsxmTzHFX0G8EeKSmalZFb9XNDvIsKwdIk0KgdlC/w320-h208/000314.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Infantería vizcaína".<br />Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Las relaciones entre Andéchaga y la Junta Carlista de Cantabria fueron especialmente tirantes, no estando de acuerdo los integrantes de ésta última en que los batallones formados con mozos de la tierra cántabra estuvieran bajo el mandato de Andéchaga. En una carta fechada en 1834, <b>Pedro Francisco Bárcena</b>, máximo representante de esta Junta, informaba “<i>de haber emitido una proclama a los montañeses para adherirse a la causa carlista, de la conveniencia de que las tropas cántabras al mando de don Cástor pasen a su disposición y de enfrentamientos internos entre comandantes carlistas</i>”. En palabras del historiador cántabro <b>Ramón Villegas López</b>, Cástor Andéchaga será “<i>un personaje que no dejaría de ser principal a lo largo del tiempo que restaba para finalizar la primera carlistada. […], sería uno de los caudillos más celebres del bando absolutista, ostentando diferentes cargos, como Jefe de la División de Santander, Comandante General de la Provincia de Santander o Comandante General de Las Encartaciones</i>”, a la que sumamos las titulaciones que aparecen en el Archivo Foral de Bizkaka como: “<i>Coronel de las Brigadas Reales de las Encartaciones Vizcaínas</i>”, o más sencillamente “<i>Jefe de las Encartaciones</i>”. Continua Ramón Villegas afirmando: “<i>Para Andéchaga y sus correligionarios vascos, Cantabria era una tierra de guerra y aprovisionamiento, una especie de barrera protectora de Vasconia. Aquí, según los mismos, era lícito robar cosechas y ganado, violentar la vecindarios y reclutar forzosamente soldados entre la desesperada población si con ello se beneficiaba a la sagrada encomienda que tenían los de su credo y raza</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTcqSYTRei8KrS7T_yIPOo0PysYOzjOdAPfdRIA0iTmQoQD3bij_BvMkR4T992mz9ahyJRj6lbsvmMpL4axywUn-AbXWk_36Oi0o9opk_Jnc8sz6FtYU4W_-NwOxV76JbiMKl-enVvVL79/s1600/000300.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="773" data-original-width="1200" height="205" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTcqSYTRei8KrS7T_yIPOo0PysYOzjOdAPfdRIA0iTmQoQD3bij_BvMkR4T992mz9ahyJRj6lbsvmMpL4axywUn-AbXWk_36Oi0o9opk_Jnc8sz6FtYU4W_-NwOxV76JbiMKl-enVvVL79/w320-h205/000300.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aduaneros carlistas.<br />Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
De igual forma que fue notablemente denostado, en no pocas ocasiones era requerido para alzar en armas las provincias limítrofes con el Señorío y ponerlas de forma definitiva bajo el control carlista; o directamente procurar cobertura a otros movimientos de tropas. Así, en 1834 se conserva en el Archivo de la Diputación el “<i>Borrador de un oficio remitido por la Comandancia General de Vizcaya al Coronel don Cástor de Andéchaga para que colabore con el Mariscal de Campo don Ignacio Alonso en el levantamiento de la juventud castellana</i>” o el “<i>Borrador de un oficio remitido por el Ejército Real de Vizcaya y Castilla y la Vieja al Coronel Cástor de Andéchaga, Jefe de las Encartaciones, para que envíe a las montañas de Santander algunas partidas de su gente con oficiales de confianza, para distraer al enemigo hacia otras provincias</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPKTgLSyHa0NnxlG8v-GO_qEG-DMHE2fjL0BhvFOsZsuUZl1_RuJHKl_KOGke27Yf6paNV4Vq_gylTbQuc9fq21xYsiCO4YmQu2UOMov7jSxsbzRix4Pm73IAwX1PiM3Ue3YTA46Nu9-r4/s1600/000404.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="913" data-original-width="1200" height="242" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPKTgLSyHa0NnxlG8v-GO_qEG-DMHE2fjL0BhvFOsZsuUZl1_RuJHKl_KOGke27Yf6paNV4Vq_gylTbQuc9fq21xYsiCO4YmQu2UOMov7jSxsbzRix4Pm73IAwX1PiM3Ue3YTA46Nu9-r4/w320-h242/000404.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Atacan los facciosos al correo"<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
A pesar de las levas forzosas y otros desmanes, no sólo en las provincias limítrofes, sino también dentro del mismo Señorío de Vizcaya, su figura parecía poseer un cierto “halo” de estima por parte de sus tropas, de igual forma que Zumalacárregui obtuvo el favor de sus hombres bajo su mando. Pero al contrario que el “Tío Tomas” era considerado un oficial inflexible, Andéchaga parecía más encaminado “a favorecer” a sus hombres relajando la disciplina castrense y haciendo, no pocas veces, “la vista gorda” a determinadas actitudes. En el libro <i>Vida y hechos del Don Tomas de Zumalacárregui</i>, el autor <b>Antonio Zaratiegui</b> hace valer el mérito de Cástor, pero quejándose de la indisciplina de sus hombres que hacia extensible a todos los bizkainos: “<i>[…] D. Cástor Andéchaga, guerrillero infatigable, el cual sostenía el honor de las armas en su país llamado las Encartaciones, territorio situado entre Bilbao y Santander. Aunque rodeado por todas partes de guarniciones, supo mantenerse con setecientos hombres sobre un pequeño rincón, y no solo burlar siempre las diligencias que sin descanso hacían los cristinos para exterminarle, sino también sorprenderlos varias veces y atacar sus convoyes ¡Lastima fué que Andéchaga no pudiese disciplinar mejor los soldados que mandaba! […] Aunque los soldados vizcaínos no fuesen de inferior calidad á los de las provincias vecinas, su disciplina y subordinación estaban muy viciadas, pues con el pretexto de mudarse de camisa, abandonaban por centenares las lilas, y á veces lo hacían al mismo tiempo que era preciso verificar una importante marcha ó dar un combate. Por esta razón no se debe admirar el que se echase de menos en la división Vizcaína una mano que sin dejar de ser fuerte, fuese capaz á la vez de darle el tono que convenía á las circunstancias y al carácter de sus naturales</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoIvtPRazT8OkcVI0JwHjP3UANmwHl8MCHvcB_KYfvuMgvTI4smIz37p-E55C4oY6QyFw1RB4X8LLOYcMHAHbmDWV-FLNLiR5TAksV3G2ktGyw2bvV0pYvavhiYFcMjmdlDwmlpck354E6/s1600/000454.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="803" data-original-width="1200" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoIvtPRazT8OkcVI0JwHjP3UANmwHl8MCHvcB_KYfvuMgvTI4smIz37p-E55C4oY6QyFw1RB4X8LLOYcMHAHbmDWV-FLNLiR5TAksV3G2ktGyw2bvV0pYvavhiYFcMjmdlDwmlpck354E6/w320-h213/000454.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Los facciones conducen ganado".<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Además del pretexto de “mudarse de camisa” para visitar la casa familiar, la relajación de las disciplina y la extralimitación de los hombres de Andéchaga generaba no pocos problemas que llegaban a los estamentos oficiales en forma de quejas. Son varios los documentos donde se hablan de distintos atropellos fechados entre 1834 y 1835, como el “<i>Borrador de un oficio remitido por la Diputación a don Cástor de Andéchaga, Jefe de las Encartaciones, para que se atenga a lo establecido en cuanto a la recaudación de impuestos y no se cometan excesos</i>” o “<i>Expediente promovido por Jose Domingo de Urtiaga, Jose Manuel de Lejarza y otros vecinos del concejo de Güeñes, solicitando la devolución de unas mulas que les confiscaron al ser detenidos en Alonsótegui por orden de don Cástor de Andéchaga, Jefe de las Encartaciones, cuando llevaban pan a la villa de Bilbao</i>”; o aquel que reza: “<i>Borrador de oficio de la Diputación General de Vizcaya dirigido al coronel Cástor de Andéchaga dando cuenta de las quejas que ha recibido de varias autoridades de los pueblos de las Encartaciones por las extorsiones a que les someten algunos individuos de la Brigada de su mando, y mandándole que ponga todo su empeño para evitar que se repitan dichos excesos; también le manda que con la mayor rapidez envíe el plomo que en oficio anterior le solicitó</i>”. Y especialmente serio es la interpelación directa que en 1836 se hace a su persona con “<i>[…] una investigación sobre la acusación que se le ha hecho de recibir dinero a cambio de conceder exenciones militares</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIbP5nCvDO_Ax-G4CbYBw9jtfk6X7HKEwo-0Zp6opRfv414-nwIaMKcQrVZ19TAU50YgtH00N6bBVe7yprAHWaUzfB5Dv-b_VK5oTG-lXXnhAAcS8hOCWwfyj70U-KqPgm7uqutxc3WsIf/s1600/000456.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="785" data-original-width="1200" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIbP5nCvDO_Ax-G4CbYBw9jtfk6X7HKEwo-0Zp6opRfv414-nwIaMKcQrVZ19TAU50YgtH00N6bBVe7yprAHWaUzfB5Dv-b_VK5oTG-lXXnhAAcS8hOCWwfyj70U-KqPgm7uqutxc3WsIf/w320-h208/000456.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Quema del puente colgante de Burceña por<br />
el carlista Castor". Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
También es verdad que otros documentos nos indican que Andéchaga se preocupaba, en cierto modo, de las familias de los hombres bajo su mando, lo que sin duda incrementaba la adhesión de sus hombres hacía su persona. Así, en un documento fechado en 1834 se describe una: “<i>Autorización para el suministro en Zollo de una ración de pan, carne y vino expedida por Cástor de Andéchaga, jefe de la Brigada Real de las Encartaciones, a favor de Angela de Vizcaya, expulsada de Bilbao por tener un hermano en las filas carlistas, y a favor de Gervasia Fernández, mujer de José de Larriera, cabo primero de la Compañía de Cazadores del Primer Batallón de la Brigada de las Encartaciones</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Por Real Decreto del 13 de Julio de 1836, Andéchaga será ascendido a Brigadier y paralelamente a su progreso en el escalafón militar, también destacará en su esfuerzo personal en dotar al ejército carlista de artillería, sirviéndose de viejas ferrerías que ordenó transformar en fundiciones. Entre ellas destacará la “fábrica de fundición La Merced” en el valle de Guriezo (Cantabria).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8AkKRPxBHpY_Xkwwo5oDzyrwn5tFHtWF1hU11K5RX3tbyvlL7vSuqAVYk0BrJxuwGbXPZtEEScp9gNt5aXYc-k-z9RzaHRp3T_zsX5BOAetmnPfrHjMLqcQFiOGqgABTgV79wHRlDVM0B/s1600/000537.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="782" data-original-width="1200" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8AkKRPxBHpY_Xkwwo5oDzyrwn5tFHtWF1hU11K5RX3tbyvlL7vSuqAVYk0BrJxuwGbXPZtEEScp9gNt5aXYc-k-z9RzaHRp3T_zsX5BOAetmnPfrHjMLqcQFiOGqgABTgV79wHRlDVM0B/w320-h208/000537.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ataque al fuerte de Guardamino.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Las postrimerías de la primera guerra carlista darán a Cástor su máximo protagonismo, cuando sin abandonar el sistema marchas y contramarchas en su ámbito territorial de Encartaciones y aledaños, se gestan los grandes planes para avanzar y someter, de una vez por todas, el oriente de Cantabria. Sin ser ajeno a la convulsión y división interna que estaba socavando al ejército carlista en esos momentos, Andéchaga ordenó la construcción de una serie de fuertes, destacando el de Guardamino en Ramales (Cantabria), que sirvieran como base de operaciones a las maniobras militares venideras. Este fuerte fue dotado de artillería salida de los talleres Guriezo y según nos cuenta Pirala: “<i>Don Cástor Andéchaga, comandante general de las Encartaciones, puesto por Teijeiro, había proyectado la construcción del fuerte de Guardamino, donde colocó varios cañones de hierro malo , fundidos por inhábiles armeros y sin intervención de oficiales facultativos, y siendo defectuosos y no reconocidos ni probados, reventaron á los primeros disparos, quedando el fuerte sin defensa y habiendo causado la explosión gravísimos daños en las fortificaciones, además de haber privado de la vida á casi todos los artilleros que los servían</i>”.<br />
<br />
En el libro <i>La Batalla de Ramales. Crónica postrera de la 1ª Guerra Carlista en la comarca del Asón y el Oriente de Cantabria</i> de Ramón Villegas, encontramos un estudio pormenorizado de los ocurrido entre la primavera de 1837 y los hechos ocurridos durante y tras la batalla de Ramales en mayo de 1839. Éste choque armado, uno de los más importante en cuanto a números de contendientes y presencia de los máximos dirigentes de ambos bandos a la cabeza de las tropas, supuso una severa derrota carlista que marcó un brusco punto final al empuje carlista en el oriente de Cantabria y prácticamente precipitaría la llegada de la paz pocos meses después. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkRaz0zJVxj9q79dQycd_2UvxdZGII4W9omX_k77UCnB6Mnx7qNSQhsg8Dg7bO4EzlPy2OpGwswFlpRcTgdFnXF_ZVFheRGaYFyDukIi665jVjO-WHDnOGnxY2f1FEv26hxDnK2RLqM2Ub/s1600/Eugenio+de+Abiraeta2.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="418" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkRaz0zJVxj9q79dQycd_2UvxdZGII4W9omX_k77UCnB6Mnx7qNSQhsg8Dg7bO4EzlPy2OpGwswFlpRcTgdFnXF_ZVFheRGaYFyDukIi665jVjO-WHDnOGnxY2f1FEv26hxDnK2RLqM2Ub/w221-h320/Eugenio+de+Abiraeta2.jpg" width="221" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Eugenio de Avinareta.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Para entonces ya había calado en Andéchaga la proclama “Paz y Fueros”. Curiosamente el espía, conspirador e intrigante personaje <b>Eugenio de Avinareta</b> dejó escrito en su libro<i> Memoria dirigida al Gobierno español sobre los planes y operaciones puestos en ejecución para aniquilar la rebelión en las provincias del norte de España</i> el siguiente párrafo, donde se hacía referencia directa al brigadier: “<i>En el mes de Febrero (de 1839) supe que el Lord John-Hay estaba en relaciones con varios de los titulados generales de la facción, y entre ellos con Castor de Andéchaga, Simon Torres, Alzas é Yturriaga, pero que trataban de la independencia del país bajo el sistema de fueros y garantía de Inglaterra. Creyendo yo que estos nuevos proyectos podían ser aún más perjudiciales que el carlismo puro, sostenido por aquellos caudillos, encargué á los comisionados de la línea estuvieran á la mira de cuanto se hiciese en el particular</i>”. De ser cierto, no cabe duda alguna que Inglaterra buscaba hacerse con unas provincias forales bajo su tutela, de las que podían obtener la materia prima para seguir haciendo funcionar sus altos hornos, sondeando para ello a personas que tuvieran claros principios fueristas y un notable peso específico en el estamento militar del momento.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nada más sabemos de esos contactos británicos, porque los acontecimientos se precipitaron y Andéchaga será uno de los oficiales que suscribirá el<b> Convenio de Vergara el 31 de agosto de 1839</b>. Aliándose con las tesis de su general en jefe <b>Rafael Maroto</b>, Cástor disolvió sus tropas, pasando de ser Brigadier carlista a Jefe en el Ejército Constitucional. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de este punto los cronistas tradicionalistas detienen la biografía de Andéchaga, haciendo hincapié en que “<i> […] pronto se retiró á la vida privada aquel bizarro militar que había asistido a más de 180 hechos de armas y en menos de cinco años de campaña había sabido trocar con su inteligencia y bizarría los galones de cabo en entorchado brigadier […]</i>”. Nada más lejos de la realidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Los Años Oscuros</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El aparente silencio que sobre Andéchaga encontramos en las crónicas carlistas y que durará 34 largos años, esconde una etapa apenas conocida del caudillo encartado. Durante este tiempo Cástor se tomará muy en serio sus nuevas labores militares siempre dentro del ámbito del Señorío y bajo la tutela foral, convirtiéndose primeramente en perseguidor de antiguos compañeros de ideales que aún formaban recalcitrantes partidas carlistas que se negaban a aceptar el Convenio de Vergara; y seguidamente, como adalid del mantenimiento de la paz y los fueros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 17 de febrero de 1840 se publica en el diario <i>El Piloto</i> una carta donde Andéchaga relata su éxito en el apresamiento de partidas carlistas, a los ahora denomina “rebeldes”: “<i>Trucios 10 de febrero .Sr. D... Mi apreciable amigo, esta campaña se acabó. De la partida rebelde solo han quedado reunidos los dos cabezas principales, y estos según relación de uno de los oficiales que hoy se han presentado, dicen se pasan para Asturias; pero yo creeré hayan extendido estas voces con el fin de mantenerse incognitos en algún pueblo retirado. No le puedo hacer à V. una pintura del buen espíritu de los pueblos; basta decir que ellos mismos se han ofrecido a coger algunos que han quedado ocultos en cuevas y malezas; para cayo efecto, y con el fin de evitar los excesivos gastos que se originan a esta provincia con la permanencia de las tropas en ella, pudiendo estar en sus cuarteles, máxime cuando no es necesario su auxilio, he oficiado al señor comandante general las mande retirar á sus acantonamientos, y que con los migueletes divididos en tres destacamentos, uno en este pueblo, otro en Carranza y el tercero en Sopuerta, es muy suficiente para sostener la tranquilidad de todos por esta parte. Hoy se han presentado el teniente graduado de capitán D. Melchor Gutiérrez, y el teniente, D. Valentín Cagigal. Así bien, he recogido once fusiles, igual número de cananas, una bocamarta, una escopeta de pistón y dos bayonetas, las que espero me diga si serán entregados al señor comandante general ó a la diputación. Sin otra cosa se ofrece de V. afectísimo amigo S. S. Q. S. M. B.—Castor de Andéchaga</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En junio de ese mismo año y a escasos meses de llegar el primer aniversario del Convenio de Vergara en el cual Andéchaga iba a formar parte de la comitiva de los fastos de conmemoración, se publica en varios medios de prensa una alocución de la Diputación de Vizcaya que al grito de “<i>!Viva la paz! ¡Vivan los fueros!</i>” exhorta a los mozos del Señorío a volver a las armas. Pero esta vez el objetivo no es el dar soporte a las pretensiones carlistas, sino el de “<i>[…] mantener la venturosa paz obtenida felizmente en los campos de Vergara</i>”. En previsión de la llegada de una importante facción de irreductibles carlistas a suelo del territorio histórico proveniente del Levante y “<i>que ha cubierto de luto y desolación los infelices pueblos de las provincias de Castilla la Vieja, Cuenca y Guadalajara. […] Los jefes superiores de la fuerza que se organice serán el Excmo. Sr. General D. Simón de la Torre , los brigadieres D. Castor de Andéchaga , D. Juan Antonio de Goiri y D. Juan Antonio de Berástegui, y los coroneles y comandantes que pertenecieron á los batallones de la misma división (de Vizcaya) […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimiMe-xsf9yFB3n2sm5xoXSbBDaWi4jQXb5r5tRgG3L8oIl2DhXpG8PDzko5-AVuaY3BmuSgFexTTONPyIQnKBm9rm89dqILGXb6Nn02DIFytj_GGTj1MjCvJunlYBXdAEGWdYU8APFfQM/s1600/BILBAO+ANTIGUA+0359-001-001-004-005_000200.JPG" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1043" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimiMe-xsf9yFB3n2sm5xoXSbBDaWi4jQXb5r5tRgG3L8oIl2DhXpG8PDzko5-AVuaY3BmuSgFexTTONPyIQnKBm9rm89dqILGXb6Nn02DIFytj_GGTj1MjCvJunlYBXdAEGWdYU8APFfQM/w260-h400/BILBAO+ANTIGUA+0359-001-001-004-005_000200.JPG" width="260" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Circular de la Diputación General del<br />
Señorío de Vizcaya del 5 Octubre de 1841.<br />
Archivo Foral (0359/001/001/004/005)</td></tr>
</tbody></table>
El 6 de julio de 1840 se ponía el punto y final definitivo a la guerra de los siete años con la entrada de <b>Ramón Cabrera</b> en Francia. Andéchaga sigue en el ejercicio de sus labores de militares sumadas a sus quehaceres de pequeño terrateniente que observa con muy buenos ojos el desarrollo industrial-minero que llama a la puerta de su casa en Galindo. Ese mismo mes, un 29 de julio de 1840 nace un nuevo hijo al que bautizaran como <b>Nazario Manuel</b> y al igual que muchos párvulos del XIX morirá a los pocos meses de vida. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según consta en la documentación del archivo foral, en los primeros meses de 1841 Andéchaga sigue siendo manteniendo el cargo de brigadier, apareciendo también denominado como “<i>Comandante General de los Tercios Forales de Vizcaya</i>”. Destaca la numerosa documentación donde el comandante avala o recomienda a varios de sus antiguos compañeros de armas para trabajar como “miqueletes” de la Diputación, entre ellos a su propio hermano por parte de padre,<b> Ambrosio Andéchaga Peña</b>, que llegó a ser Cabo Segundo de dicho cuerpo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En octubre de 1841, al grito de “<i>Viva Isabel II, Viva la Reina Gobernadora, Vivan los Fueros</i>”, la Diputación General del Señorío de Vizcaya emite un comunicado donde se suma a la sublevación contra Espartero y su gobierno de talante excesivamente progresista, poco o nada proclive a los fueros: “<i>Manda pues la Diputación que los fieles y justicias de las ante-iglesias villas y ciudades del Señorío alisten inmediatamente a todos los Vizcaínos en estado de llevar las armas […]. El brigadier D. Castor de Andéchaga tomará el mando de estas fuerzas; los demás jefes, comandantes y oficiales que existen en el país se pondrán a sus disposición</i>”. Curioso es el giro de los acontecimientos en éste turbulento siglo XIX, ayer Andéchaga luchaba por Carlos V, hoy por Isabel II.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo el golpe fracasa estrepitosamente y Espartero se encarga de depurar sumariamente a los conspiradores, procediendo seguidamente a recortar seriamente los Fueros del Señorío con la supresión del pase foral, el traslado de aduanas, la abolición del régimen judicial, etc. Según comunicación personal de Francisco Javier Suarez, Cástor tuvo que exiliarse a Francia desde octubre de 1841 hasta el verano de 1843. Curiosamente para la sublevación Andéchaga alquiló a Marcos de Balparda, vecino de Portugalete, un caballo que nunca fue devuelto a su legítimo dueño, lo que provoco la incoación de un expediente hoy conservado en el Archivo Foral “<i>relativo a que se le abonen el importe de un caballo que alquiló con motivo de la sublevación de octubre de 1841 al brigadier Cástor de Andéchaga, y una indemnización por los perjuicios sufridos por su pérdida. Se resuelve favorablemente</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero con la llegada de la mayoría de edad de Isabel II y la huida de Espartero a Inglaterra, los exiliados retornan, entre ellos Andéchaga que obtiene la reválida de su empleo. En octubre de 1843 y según consta el diario el Corresponsal el Ministerio de la Guerra publica la “<i>Relación de los individuos que por resolución de 6 del presente mes han obtenido del Gobierno provisional de la nación, en nombre de S. M. la Reina doña Isabel II, la revalidación de sus empleos como procedentes del convenio de Vergara. D. Castor Andéchaga, empleo de coronel brigadier de infantería y el diploma de la cruz de San Fernando de primera clase […]</i>”. Un año después se derogaron algunas de las disposiciones antifueristas de Espartero, con la restitución de las Juntas y Diputaciones forales, manteniendo otras en activo, lo que generaba no pocas fricciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>De Espaldas a Carlos VI</i></b><br />
<br />
En el año de 1846, en el que la dinastía carlista vuelve a intentar su acceso al trono de España en la figura de<b> Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza (Carlos VI)</b>, Andéchaga bautiza en la parroquia de San Jorge en Santurce a su hijo <b>Agapito Bonifacio</b>.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-P-wQdCU2X4WTahK_wgJMHSfbECnPEkBCti8U49kahEOw7GRiVHnSjROs5v6znLt_M-Tvjdg-4HTMwX4OMEYfUnGoIjkVH7KFZ7hA4Z-TkZmswdMY8DNwxnETn8bYRqKSLU0Yut4ZHfGw/s1600/conde+de+montemol%25C3%25ADn_.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="469" data-original-width="263" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-P-wQdCU2X4WTahK_wgJMHSfbECnPEkBCti8U49kahEOw7GRiVHnSjROs5v6znLt_M-Tvjdg-4HTMwX4OMEYfUnGoIjkVH7KFZ7hA4Z-TkZmswdMY8DNwxnETn8bYRqKSLU0Yut4ZHfGw/w224-h400/conde+de+montemol%25C3%25ADn_.jpg" width="224" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos VI. Tomado del blog<br />
"Batallas en Las Meridades"</td></tr>
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La denominada “<b>Guerra de los Matiners</b>” o “<b>Alzamiento Montemolinista</b>” (1846-1849) tendrá un ámbito estrictamente catalán, siendo definida por historiadores como <b>Jose Moreno Echevarria</b>, como “<i>una espléndida desorganización</i>”, donde “<i>los carlistas no tuvieron ninguna opción al triunfo</i>”. Los chispazos de sublevación en el País Vasco-Navarro apenas tuvieron repercusión, donde lo más notable fue la entrada de en liza de <b>Joaquin Julian de Alzaa</b>, ex-general de la 1º carlistada que levantó una reducida partida de 60 voluntarios el 23 de junio de 1848. Tan solo un mes después Alzaa era fusilado y sus hombres dispersados.</div>
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Lejos de sumarse al alzamiento carlista y a pesar de las limitaciones que estaban constriñendo los fueros, nuestro brigadier se mantuvo fiel al orden imperante en ese momento, dedicándose a acabar con las pequeños brotes de “rebeldía” que se producen en su “terruño” y territorios aledaños. En el periódico <i>La España</i> del 23 de enero de 1849 hace constar la siguiente noticia: “<i>Hasta la hora presente la tranquilidad sigue inalterable en Vizcaya. La invasión de los montemolinistas en Navarra y Guipúzcoa ha encendido las esperanzas de los partidarios de Carlos VI. El comandante general se ha situado en Durango con cuatro compañías de tropa y una partida de miqueletes; el brigadier Verástegui (Luqui) está en Marquina con 80 carabineros; el de igual graduación don Castor de Andéchaga ha ido a Carranza con una .partida de miqueletes y otra de carabineros. Ansótegui está en Ochandiano con 60 guardias civiles. […] Hoy han traído presos de Carranza los miqueletes á 12 individuos que según se dice, trataban de levantar una facción</i>”. Citando a Jose M. Moreno: “<i>la tónica de todas estas guerrillas extra-catalanas viene marcada porque, en general, bastó la acción de las fuerzas de orden público –miñones, mozos de escuadra, somatenes y guardia civil- para sofocarlas</i>”.<br />
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A mediados de ese año de 1849, mientras un maduro Cástor desempeña sus labores de policía y control en el Señorío, nacerá su hija <b>Juana Cástora</b>; pero lamentablemente, su mujer Prima Feliciana no superará las complicaciones de los difíciles partos del siglo XIX, muriendo cuatro días después, un 16 de junio de 1849 a los 44 años.</div>
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A partir de 1850 y hasta rebasado el año 1868 se producirá una consolidación del poder liberal, mientras que las aspiraciones carlistas entran en clara decadencia. La anodina persona de Carlos VI no ayuda precisamente a mantener pujante el pulso tradicionalista, quedando el carlismo agazapado en espera de la llegada de un momento oportuno. En mayo de 1855 se prepara un alzamiento para proclamar a Carlos VI rey de Las Españas… una vez más. Pero la realidad es tozuda, las partidas se lanzan al monte en un clima donde el problema carlista es algo residual. El resultado será un nuevo fiasco que deja en los montes y valles pequeños grupos de hombres que lanzan proclamas que nadie secunda mientras son perseguidos por las fuerzas del orden, en las que se encuentra Andéchaga. En la edición del 12 de agosto de 1856 del periódico <i>El Clamor Público</i> se hace eco de esta noticia: “<i>[…] Bonifacio Gómez y su partida, compuesta de 21 individuos, se acogieron en la tarde de ayer al indulto, según parte del brigadier Andéchaga, que trasmite el comandante general de Vizcaya</i>”.</div>
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A pesar de una notable falta de seguidores, y en palabras de Antonio Moral, la cúpula carlista sigue conspirando, presentando al insulso Carlos VI como una solución ante el aparente caos de pronunciamientos y anarquía que van generando los distintos gobiernos liberales, llegando a un punto álgido en 1860. Lamentablemente para los conspiradores, el 22 de octubre de 1859 el entonces presidente O'Donnell había declarado la guerra a Marruecos; y no hay nada mejor para insuflar amor patrio y unidad que una buena y brillante guerra colonial. A pesar de ello, en marzo de 1860 mientras la atención de España estaba puesta en el final victorioso de la guerra de Marruecos, se produce la última intentona de sublevación por parte de los partidarios del Carlos VI que llevará el sobrenombre de “<b>Desembarco de San Carlos de la Rapita</b>”. Una tentativa que apenas cuenta con preparación, respaldo, ni apoyos y que termina, exactamente igual que las otras, con un contundente fracaso y la salida de la historia carlista del pretendiente Carlos VI. </div>
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Aún y todo, no son pocos los que se vuelven a alzar en armas, algunos en territorio donde Andéchaga sigue esmerándose, bajo la tutela de la Diputación Foral, en la conservación de la paz. En el diario<i> La Correspondencia</i> de abril 1860 se hace eco de la siguiente noticia: “<i>[…] Todos los (pueblos) de Vizcaya demostraban la indignación que en ellos ha producido el levantamiento de Baracaldo. Vemos que hasta el mismo general D. Castor de Andéchaga, tan célebre durante la guerra civil en que mando el séptimo batallón carlista de Vizcaya, anda en persecución de los rebeldes</i>”. Noticia que el diario bilbaíno "Euskalduna" se encargará de corregir y matizar: "<i>Un periódico de la corte supone al Brigadier Sr. D. Castor de Andechaga en persecución de esta partida: otro error que debemos rectificar. No ha habido ocasion de utilizar los buenos servicios de la persona citada : s<b>u sobrino D. Juan de Andechaga</b>, como comandante de los Miqueletes de este Señorío [...] se ha ocupado en la persecucion de la partida</i>".</div>
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Parece claro que "los Andéchaga" estaban especialmente interesado en mantener la paz en su oasis foral, y de forma fundamental en esa margen izquierda de Nervión rebosante de hierro, donde sin descanso se extraía el preciado mineral que hacía funcionar el siglo de la industrialización. Ya en 1859 en la <i>Gaceta Camino de Hierro</i> encontramos una noticia donde se cita al brigadier y, no precisamente por su filiación militar: “<i>Accediendo S. M. á lo solicitado por D. Castor de Andéchaga, ha tenido á bien autorizarle por el término de ocho meses para verificar los estudios dé un ferro-carril que, partiendo de los montes de Triano, termine en la ría de Galindo</i>”. Curiosamente en el mismo término municipal donde Andéchaga tiene su casa solariega, y muchas de sus tierras. </div>
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<b><i>De Militar Retirado a Incipiente Industrial</i></b></div>
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A finales de 1863 y con 62 años Andéchaga se retira finalmente del servicio militar activo, tal y como nos cuenta el <i>Diario de la Corona</i>: “<i>Han sido declarados exentos de servicio los brigadieres D. […], D. Castor Andéchaga, [...]</i>” y durante 10 años perdemos su pista. En este momento se nos presenta la figura de Cástor como un terrateniente adinerado, viudo, ex-militar, defensor de la foralidad a ultranza, con seguramente numerosos y variados contactos transversales en la sociedad bizkaina y con un notable interés en la industria minera.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrLYRgTKiwzABXbynLKK-ePDHjHg0b6a0PgBFZauTbvFZdn2rPaNXAjzFDQLAyec1TU8UGs5-QqEx8d5Re_mdNJpOiRh_wpIb-v393PplzZEX0L2J9MZISHpkGPNLPtI4aCJZSRw7J-ybQ/s1600/Mineros-finales-siglo-XIX-g.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="600" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrLYRgTKiwzABXbynLKK-ePDHjHg0b6a0PgBFZauTbvFZdn2rPaNXAjzFDQLAyec1TU8UGs5-QqEx8d5Re_mdNJpOiRh_wpIb-v393PplzZEX0L2J9MZISHpkGPNLPtI4aCJZSRw7J-ybQ/s320/Mineros-finales-siglo-XIX-g.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mineros de Gallarta (Finales del XIX).<br />
Museo de la Minería del País Vasco</td></tr>
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Desde la casa familiar a orillas del río Galindo contemplaba con atención todos y cada uno de los movimientos que sacudían al país y afectaban especialmente al Señorío y a su comarca de las Encartaciones. Entre ellas, la revolución que en 1868 de septiembre recibió el nombre La Gloriosa, la instauración de un rey que bajo el título de Amadeo I no es del gusto de nadie, la llegada de una república… y un creciente descontento en una gran parte de la sociedad que ven como una vez más: la monarquía, la religión y la foralidad vuelven a estar en tela de juicio, con opiniones cada vez más enconadas. El caldo de cultivo perfecto para que un nuevo alzamiento carlista triunfe, siempre que alguien con carisma sea capaz de aglutinar la amalgama de decepcionados con el aparente caos y la tangible crisis que se ha instalado en el país. El carlismo encontrará en <b>Carlos María de Borbón y Austria-Este</b>, futuro Carlos VII, el catalizador de esta unión.</div>
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En la conferencia de Vevey (Suiza) del 18 de abril de 1870, se recompone el ideario carlista, mientras se discute sobre la conveniencia de utilizar las armas frente al uso de un vaciado sistema electoral. Simultaneando ambas vertientes, finalmente una frase recogida por <b>Juan Maria Diez Ortiz</b> resume el devenir de los próximos años: “<i>Solo las armas son en nuestro país efectivas</i>”. El enemigo ya no lo conforman “cristinos” ni “isabelinos”, ahora se utiliza el genérico de “liberales” para definir aquellos que se oponen a las pretensiones dinásticas de la rama carlista.</div>
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El 21 de abril 1872 se produce el levantamiento armado a favor del nuevo pretendiente al trono en las provincias de Bizkaia, Navarra y Cataluña. El alzamiento es posible que no fuera una sorpresa para Andéchaga. Con prácticamente 70 años de edad, las crónicas lo sitúan en su finca de “<i>San Salvador del Valle</i>”, otros en “<i>Sodupe</i>”, algunos en “<i>su posesión de Baracaldo, cobrando los 20.000 y pico de reales que á toca-teja le pagaba el gobierno todos los años</i>” como se detalla el libro Anales de la Guerra Civil. </div>
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Sin embargo en un primer momento el decano militar no engrosará las filas del pretendiente. En el ámbito de Las Encartaciones son figuras como el comandante de caballería <b>Florencio Cuevillas</b>, el alcalde de <b>Barakaldo Gustavo Cobreros</b>, el presbítero <b>Pedro Garcia Salazar</b>, y otros prohombres de la zona como <b>Aniceto Llaguno</b> o <b>Cecilio del Campo</b> los que impulsaron, y en algunos casos, encabezaron distintas partidas. Pero su ímpetu desaparece tras el desastre Oroquieta, y viendo el cariz que tomaban los acontecimientos tras la batalla del 14 de mayo en Mañaria, la Junta carlista del Señorío optó por la rendición negociada de sus batallones en el llamado Convenio de Amorebieta (24 de mayo de 1872). Un tratado que no satisface a ninguna de las partes implicadas. Los rescoldos de insurrección no se apagan. Cataluña continua en lucha y la inercia del movimiento y la presencia de partidas que marchan y contramarchan hacen el resto. <b>Gerardo Martinez de Velasco</b> es nombrado comandante general carlista del Señorío. Ha conseguido mantener una fuerza de entre 500 y 1.000 hombres en armas, a las que se suman las partidas bizkainas que no han se han rendido en Amorebieta. </div>
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<i><b>Un Paso al Frente</b></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFrOJy7ulpKIpa12ZzM67brl0pPX2yYbUyaJnv7vagtlnaF7RWYco0UbV5ARVisjuZRs6_F0zUJkWanMPK6X3XGz95kFPUmdmjmWmOkQ7-sO8Ttr2aHSK-Btp-9F94KylEmUWsqhfeqS3-/s1600/001656.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="657" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFrOJy7ulpKIpa12ZzM67brl0pPX2yYbUyaJnv7vagtlnaF7RWYco0UbV5ARVisjuZRs6_F0zUJkWanMPK6X3XGz95kFPUmdmjmWmOkQ7-sO8Ttr2aHSK-Btp-9F94KylEmUWsqhfeqS3-/w219-h400/001656.jpg" width="219" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlos VII.<br />Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En esta precaria situación subsiste el levantamiento en Bizkaia, hasta que el periódico de talante tradicionalista<i> El Pensamiento Español</i> del 1 de julio 1873 avanza la noticia que recorre ya el país: “<i>Ayer era objeto de todas Ias conversaciones la salida al campo del antiguo jefe carlista don Castor Andéchaga, […]. D. Castor se retiró a su casa desde el convenio de Vergara, reconocido su empleo de brigadier del ejército y durante todos los movimientos y vicisitudes políticas no ha salido de su casa ni ha tomado parte alguna en ninguno de los levantamientos carlistas, los cuales siempre calificó de calaveradas porque nunca dio importancia a los elementos ni a las circunstancias en que se hacían. Esta pasada y aun resistente actitud del brigadier Andéchaga, unida al bienestar de que gozaba y a sus achaques, han sido causa de que sea recibida con sorpresa su última decisión. Anteanoche salió de su casa de Galindo, acompañado de su hijo, joven de unos 24 años, y de Manuel Garay, otro de los Jefes del movimiento de 1872. A las dos de la madrugada pasaron por Alonsótegui en dirección de Ceberio, en donde parece que se reunirán hoy todas las partidas do esta provincia, habiendo prometido volver dentro de pocos días para reunir fuerzas en la Encartación. Es indudable que la significación de Castor, su innegable prestigio y basta su mismo nombre ha de dar grande impulso al movimiento, especialmente en las Encartaciones, en donde después de la captura de la partida de D. Cecilio, no se notaba síntoma alguno de movimiento</i>”. La noticia omite que más allá de calificar como de “calaveradas” los levantamientos carlistas posteriores al Convenio de Vergara y no participar en ellos, Andéchaga los persiguió para disolverlos, pero lo que queda claro es que Cástor ha decidido sumarse al levantamiento en un momento crítico para el mantenimiento de la insurrección, causando una notable sorpresa tanto en el campo carlista como en el liberal. </div>
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<b>Juan Delmas</b> en su libro <i>La guerra civil y el sitio de Bilbao</i> de 1874 también recoge el hecho aportando datos de mayor verosimilitud: “<i>Un grave incidente para la causa de la República vino á dar en Vizcaya más pábulo á la hoguera. El brigadier exento de servició D. Cástor de Andéchaga que habitaba retirado su cómoda casa de S. Salvador del Valle en el Concejo de Somorrostro , y que más de una vez montó á caballo para reprimir algunos ligeros chispazos de insurrección carlista observados dentro de su territorio, se lanzó al campo del nuevo pretendiente de la corona de España. Esta actitud del célebre y antiguo partidario de D. Carlos V, bajo cuyas banderas militó durante la Guerra Civil de los seis años, convenido, achacoso por su avanzada edad, aunque de enérgica fibra, con gran prestigio en la comarca y aun en todo el país vizcaíno, no podía menos de imprimir una nueva faz al movimiento carlista y de traer á la memoria la confianza que le debía inspirar su triunfo. El 28 de junio abandonó su vida sosegada y pacífica acompañado de algunos de sus amigos, para empuñar de nuevo aquella espada que tanto mortificó al general D. Fermín Iriarte en la pasada guerra, dentro del distrito de las Encartaciones, donde uno y otro jefe ponían á prueba y sin descanso toda su pericia y astucia. Su presencia en el campo carlista inmediatamente se dejó sentir. Centenares de mozos ocupados en las minas de Triano abandonan la piqueta y la azada por seguirle, y en breve el anciano paladín cuenta con una partida de más de 800 hombres</i>”. </div>
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Por su parte el tradicionalista <i>Correo Vascongado</i> en su tirada del 2 de julio de 1873 comentaba que la irrupción de Andéchaga era, sin duda, una mala noticia para la paz, pero que infundía esperanzas sobre una mejor organización militar carlista, eliminando “<i>la violencia y el bandolerismo</i>” con el que se había caracterizado el levantamiento hasta ese momento en la provincia de Bizkaia: “<i>Uno de los más célebres y respetables jefes carlistas de la guerra de los siete años, el brigadier D. Castor de Andéchaga que desde que juró fidelidad á Doña Isabel II había permanecido leal y patrióticamente alejado de nuestras revueltas políticas inclusas las promovidas por el carlismo y públicamente había reprobado, aun en esta última etapa del carlismo las violencias y desafueros de los defensores de Cárlos VII, ha abandonado esta noble actitud y á pesar de su avanzada edad más que septuagenaria, ha vuelto a tomar las armas por la causa carlista, según se asegura para sustituir al castellano Martínez de Velasco en la dirección del carlismo en Vizcaya. Este suceso, que es un mal para la causa de la paz, tiene que ser un bien en otro concepto, porque todos los antecedentes que tenemos del Sr. Andéchaga nos hacen creer que este se apresurará a despojar en Vizcaya a la guerra civil, por parte del carlismo, de la violencia y el bandolerismo que hasta aquí la había caracterizado y la hará ser consecuente con la bandera que enarbola</i>”.</div>
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La prensa de tintes liberales, sobresaltada por la noticia, también mostraba su estupor por la decisión del Andéchaga. En la lectura de <i>Anales de la Guerra Civil</i> encontramos lo siguiente en relación a su persona: “<i>Es más conocido por su nombre de pila, Cástor á secas; fué guerrillero en la guerra de los siete años, y conoce á palmos el terreno que hoy ocupa, de donde no salió ni una sola vez en aquella larga lucha. Séase que no le haya salido la cuenta que se echó, suponiendo que esto que ahora pasa era cuestión de quince días; séase que haya caído en la cuenta de que sus 62 años (sic), mejor que para pasearlos de Zeca en Meca, son para reposarlos en una vida tranquila en su posesión de Baracaldo, cobrando los 20.000 y pico de reales que á toca-teja le pagaba el gobierno todos los años; séase que tenga celos de su jefe Velasco, á quien no le reconoce apenas; séase, en fin, que con los años se ha vuelto irascible, ello es, que no hay quien le aguante</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA4czXjvGuxguIgX1h9YMSInAPtBJYTuY8BFIdTPxJw0-OLPS7FyckcbNGdChMqKMemO6IwIgUmiEl1q33IILAtmPuU6fT2272Xx8jknzJuMFU3c0n9sbbM80-0eDBFcri_m_morYe17q1/s1600/Proclama.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="636" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA4czXjvGuxguIgX1h9YMSInAPtBJYTuY8BFIdTPxJw0-OLPS7FyckcbNGdChMqKMemO6IwIgUmiEl1q33IILAtmPuU6fT2272Xx8jknzJuMFU3c0n9sbbM80-0eDBFcri_m_morYe17q1/w385-h400/Proclama.jpg" width="385" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Proclama de Andéchaga incitando a la lucha tras <span style="font-size: 12.8px;">incorporarse</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">a la sublevación el 18 de agosto de 1873</span></td></tr>
</tbody></table>
Pero, ¿Qué llevó a Andéchaga a sumarse al alzamiento? Los autores no se ponen de acuerdo. Según describe <b>Eugenio Garcia Ruiz</b>: “<i>[…] salió al campo por ciertos desprecios que se hicieron a él o a su familia en Bilbao durante la primavera de 1873</i>”. El autor no profundiza más en el tema, aunque es muy probable que Andéchaga hubiera sufrido numerosas presiones debido a su innegable poder de influencia sobre la sociedad bizkaina. Por su parte la siempre satírica revista <i>El Cañón Krupp</i> en su edición del 7 de mayo de 1874 apostaba por la mediación de un cura: “<i>Un día se le presentó un padre cura, con el intento de arrastrarle a la contienda. Andéchaga dijo que se había acogido al convenio, y que no romperla el juramento que había prestado al gobierno liberal. A fuerza de sutiles distinciones teológicas el cura le hizo ver que había jurado fidelidad a Isabel II y a nadie más, y que puesto que Isabel no reinaba ya, quedaba relevado de su palabra</i>”. Incluso años después de su muerte, encontramos en la hemeroteca una pequeña reseña en el diario <i>La Unío</i>n del 22 de septiembre de 1878 que reza: “<i>Si vuelve á haber quien, olvidando beneficios recibidos, y juramentos prestados, y deberes inexcusables, lance al país por caminos ignominiosos, no faltarán hombres que, como el difunto D. Castor Andéchaga, al saber que las iglesias de Barcelona estaban convertidas en salones de can-can, cojan la escopeta, monten á caballo y digan á sus criados y amigos: ¡Esto no se puede sufrir; el que tenga vergüenza que me siga a la montaña!</i>”. Parecida idea fue reproducida en el diario carlista <i>El Cabecilla</i> un 8 de enero de 1887: “<i>Se había ya proclamado la república, había empezado aquella serie de sacrilegios y de horrores que escandalizaban y aterraban al país, y D. Castor se hallaba una tarde sentado a la puerta de su casa de Sestao, cuando le llegó el periódico carlista de Madrid á que estaba suscrito, y al abrirlo le dio en los ojos la relación de las profanaciones cometidas por la soldadesca en uno de los templos de Barcelona. D. Castor no leyó más: llamó á su criado, le mandó que le bajara su boina, su sable y sus pistolas de la guerra del 33, y que le preparara el caballo, y así salió á campaña diciendo á sus convecinos de Sestao: El que quiera, que me siga á defender la Religión, la Patria y el Rey</i>”.</div>
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Pero aunque no hemos localizado ningún documento que los confirme, viendo la tradición fuerista de Andéchaga, es muy probable que su salida tuviera más que ver con el componente foral, que con el axioma general carlista de “Dios, Patria, Rey”. Sea como fuere, formalmente Andéchaga hace pública su incorporación a las huestes carlistas el 18 de agosto de 1873 haciendo un llamamiento a los habitantes de su distrito para que acudan a las armas al grito de: "<i>¡Viva la Religíon! ¡Viva el Rey Carlos VII, Señor de Vizcaya! ¡Viva España cristiana! ¡Vivan los Fueros!</i>".</div>
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<i><b>Frenética Actividad</b></i></div>
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En los pocos meses que participó en la campaña, Andéchaga desarrolló una notable actividad bélica y organizativa, no exenta algunos errores tácticos posiblemente derivados de una concepción desfasada de la guerra y del desconocimiento del potencial de las nuevas armas. Según nos indica <b>Francisco Hernando</b> en su libro <i>La Campaña Carlista</i> sus primeros compases: “<i>[…] pasó á las Encartaciones y arrastró consigo tal número de voluntarios que en poco tiempo formó dos batallones. Andéchaga, que conocía perfectamente aquel terreno, se apoderó del destacamento que guarnecía á Ortuella, bajó á Portugalete, entró en él, encerrando á la guarnición en los fuertes, sostuvo un reñido combate con la columna de Lagunero que salió de Bilbao en socorro de los de Portugalete, y escarmentó tan duramente á la de Villegas, que operaba por la provincia de Santander, que la obligó á internarse en aquella provincia y á dejarle dominar tranquilamente en las Encartaciones</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9fbxqygYqyR2JGrPnlea0y4Xk7b-VUKms16Oa8HrdEuPcZC0FNtX-Yt-rcJtvrehZb7WlBonKSs5Bm8Un1ua4jf3bbdKALpjGMx7SE0FN4oPWM2VwALgduPu6m3Z-LD2Sb25OcwO7bKBo/s1600/Fundicion.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="122" data-original-width="180" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9fbxqygYqyR2JGrPnlea0y4Xk7b-VUKms16Oa8HrdEuPcZC0FNtX-Yt-rcJtvrehZb7WlBonKSs5Bm8Un1ua4jf3bbdKALpjGMx7SE0FN4oPWM2VwALgduPu6m3Z-LD2Sb25OcwO7bKBo/w320-h217/Fundicion.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fundición de Arteaga</td></tr>
</tbody></table>
Paralelamente a sus marchas y contramarchas, y al igual que en la primera guerra carlista, fue uno de los máximos impulsores de la producción de artillera para el ejército carlista, transformado la vieja ferrería de San Antonio de Ugarte en la “fundición y maestranza de artillería Arteaga”. <i>El Estandarte Real</i> recogió éstas palabras del oficial de artillería <b>Antonio Brea</b>: “<i>Jamás se ha visto una fábrica en peor estado para tanto trabajo como se deseaba y la gran rapidez con que se quería ejecutar. Hacía años que estaba parada, y así lo decían sus derruidas paredes sus enmohecidos cilindros laminadores, su agrietado y casi hundido horno de reverbero, el encenagado cauce de una rueda hidráulica medio podrida, y los escombros que aquí y allá impedían el paso. Solo la energía y entusiasmo del Brigadier Andéchaga daban aliento para emprender aquella obra: todo lo facilita; para para todo proporcionaba recursos</i>”. Sus desvelos dieron fruto, ya que el 28 de noviembre de 1873 la fundición producía su primer cañón.</div>
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<i><b>Planes Ambiciosos</b></i></div>
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El renombrado brigadier también mostró un notable empecinamiento en el control de la ría y la toma de la todavía “invicta” villa de Bilbao. Pero para ello previamente hubo que desalojar a las fuerzas liberales de los pueblos y pequeñas fortificaciones que jalonaban la margen derecha e izquierda de la ría del Nervión. Comenzó Andéchaga tanteando la población de Portugalete en agosto de 1873, aunque eso supuso llevar la guerra a las puertas de su casa solariega y tierras en Galindo. Las represalias por el acoso a la guarnición liberal de Portugalete no tardaron en aparecer y hombres de la columna del general <b>Jose Lagunero Guijarro</b>, de los que la población civil incluida la liberal, no tenía buena opinión, procedieron a la quema de su casa, según queda recogido en <i>Anales de la guerra civi</i>l: “<i>De donde se quejan mucho del general Lagunero, es de Vizcaya. Su columna se conduce muy mal siempre que sale, y después del tiroteo de Portugalete del otro día, se entretuvieron en quemar la casa de Andéchaga, la de una familia vecina y el pueblo de Elguero</i>”. </div>
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Más allá de la pérdida patrimonial parece que no hubo desgracias personales ya que parte de la familia de Andéchaga se había concentrado en sus posesiones de Sodupe. Allí, y según recoge <i>el Cuartel Real</i> en su edición del 11 de enero 1874, las hijas de Andéchaga recibieron la regia visitada del pretendiente: “<i>El día 30 del mes próximo pasado llegó S. M. á Sodupe (Vizcaya) alojándose en la casa que accidentalmente ocupan las simpáticas señoritas hijas del entendido y bizarro Brigadier Cástor Andéchaga</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQmwU9UDx9_HfGBw18tEWDlvHiwnNRhL4W5U9vdhQvEWZaFselE6ofYWxOZO7a5ppkTldzfsyeBH_orARbY_UEBy6ZH0DX-DFwqZetXh72Ctphn5OuB-YDaDdEBLGngE9vJl2wFtXOX-fQ/s1600/Monografiashistoricasdeportugalete.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1077" data-original-width="1600" height="269" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQmwU9UDx9_HfGBw18tEWDlvHiwnNRhL4W5U9vdhQvEWZaFselE6ofYWxOZO7a5ppkTldzfsyeBH_orARbY_UEBy6ZH0DX-DFwqZetXh72Ctphn5OuB-YDaDdEBLGngE9vJl2wFtXOX-fQ/w400-h269/Monografiashistoricasdeportugalete.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de Portugalete destruida tras el asedio.<br />
Tomado del blog "Monografiashistoricasdeportugalete"</td></tr>
</tbody></table>
Finalmente y tras sufrir un duro asedio donde Andéchaga hizo las veces de Jefe del Sitio, el 22 de enero de 1874 se hizo oficial la rendición del batallón Segorbe que había quedado encerrado tras los improvisados muros de Portugalete. El éxito de la empresa le valió el cargo de Mariscal de Campo, que se comunica a las huestes a través del diario propagandístico carlista <i>El Cuartel Real</i>: “<i>Para premiar S. M. los servicios prestados en el sitio y toma de Portugalete, ha nombrado Teniente General al Mariscal de Campo Don Antonio Dorregaray; Mariscal de Campo al Brigadier D. Cástor Andéchaga; Brigadieres á los Coroneles Sres. Patero y Rada; y Coronel al Teniente Coronel al Sr. Calderón</i>”.</div>
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Tras la caída de Portugalete y como un pequeño castillo de naipes, se rinden otras posiciones liberales a lo largo de la ría como El Desierto y Luchana. Finalmente Bilbao quedaba bloqueado. Para entonces un ejército liberal al mando de <b>Domingo Moriones</b> se había desplazado a marchas forzadas siguiendo la costa de Cantabria para evitar la toma de la capital.<br />
<br />
Será en este momento cuando Andéchaga cometa uno de sus errores tácticos más graves, abandonando, prácticamente sin lucha sus posiciones en los altos de Saltacaballo, y obligando al ejército carlista a replegar su línea de defensa hasta Somorrostro. Este hecho fue largamente recordado por algunos de sus compañeros de armas, que muchos años después escribían con notable indignación: <i>“[…] siendo para aquel valiente brigadier Andechaga que dio su vida después de haber demostrado su inutilidad absoluta haciendo un daño inmenso al ejercito carlista al abandonar a Moriones, sin disparar un tiro, las formidables e inexpugnables alturas de Salta Caballo […]”</i>. Quién habla en estos términos tan duros no es otro que el por entonces oficial de artillería, <b>Joaquin Llorens</b>, que en otra carta personal afirmaba que el abandono de Saltacaballo: <i>“fue una tremenda equivocación, demostraba que aquel general (Andechaga) solo sabía batirse bien, faltándole todas las condiciones restantes que para el mando son precisas a un general. Cuando lo recriminó duramente el general Ollo por esta falta de inmensa trascendencia, contestó con la necedad de que lo había hecho “porque quería evitar que los cañones liberales disparasen sobre un pueblo vizcaíno!!!!! Lo que no se comprende es, cómo se le consistió a Andechaga, mandar en adelante tropas, como jefe superior. ¿Eran castellanos Portugalete, Bilbao, Santurce?”.</i><br />
<i><br /></i>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwaWzJw6ghg-NCY-DuwrnYQV7YTQ3wKaN_vMGAnMmxLksHV2AVwYM9d8e3a1684lVxyvghc4NwmXR4ey4_WTjB9bUakReDae0cuf7S1sI2WNxWSQF5S8PvSrADpNhkUEabt-u2OVYjvWkL/s1600/Llorens.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="379" data-original-width="733" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwaWzJw6ghg-NCY-DuwrnYQV7YTQ3wKaN_vMGAnMmxLksHV2AVwYM9d8e3a1684lVxyvghc4NwmXR4ey4_WTjB9bUakReDae0cuf7S1sI2WNxWSQF5S8PvSrADpNhkUEabt-u2OVYjvWkL/s400/Llorens.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de una carta personal de Joaquin Llorens. Fondo Barón Montevilla.<br />Cortesía de Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
Finalmente ambos ejércitos quedarán enfrentados en las planicies de Somorrostro. El ejército carlista, aunque todavía con una debilidad manifiesta en el ámbito de artillería, pondrá en liza prácticamente al 80% de sus efectivos al servicio de la empresa de toma de Bilbao y mantenimiento de la línea de Somorrostro. Indudablemente esto suponía un severo riesgo, alzándose la voz crítica de varios generales, entre ellos el que llevará el peso de las acciones de Somorrostro, <b>Nicolas Ollo</b>. Sin embargo Andéchaga, siguiendo la planificación que el mismo ha trazado y que tan victoriosamente había comenzado con la toma de Portugalete y bloqueo de Bilbao, es de la opinión contraía. Siempre que se le reclame su sentir abogará por la toma de la capital del Señorío, cualquier precio. En cualquier caso, ninguno de los dos oficiales saldrá vivo de la empresa.</div>
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<br /></div>
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El 20 de febrero Ollo ordena comenzar las hostilidades contra Bilbao y el día 21, en cumplimiento de su mandato, se inicia el bombardeo de la villa. En la sitiada y ahora bombardeda Bilbao se cantan unos versos satíricos que hacen referencia directa al recién nombrado Mariscal de Campo y que quedaron recogidos en la famosa novela de Unamuno, <i>Paz en la Guerra</i>: </div>
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Viva Carlos sin cabeza,</div>
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Viva Andéchaga sin pies,</div>
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Vivan todos los carlistas,</div>
<div style="text-align: center;">
Con el pellejo al revés. </div>
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Comenzado el Sitio de Bilbao y las grandes batallas de Somorrostro, llegamos a finales de abril a la Batalla de las Muñecas, con un ejército carlista maltrecho pero todavía haciendo frente a unas fuerzas liberales que han sido detenidas y sangradas en una guerra de trincheras que ha concentrado el interés nacional e internacional. Decidido de una vez por todas el Gobierno de Madrid a superar esta situación, se ha creado un nuevo Cuerpo de Ejército con el objetivo de rebasar la línea de Somorrostro y levantar el Sitio de Bilbao. El lugar elegido para romper la defensa carlista será el puerto de Las Muñecas.</div>
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<i><b>En la Batalla de las Muñecas</b></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvALp6hA3ZyneHhw0NWvzwqm8_7K7warkTGNHcpgVHJPxYDMTusaTTyOwi57NptLeZQRoOvmP-IxwbuxMlCwEBY52m1KKHhcR_b9bne6Y0QvSZGlScWpDER5yvwKe-EKI_t3kDr0CVC0bu/s1600/FO024.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="943" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvALp6hA3ZyneHhw0NWvzwqm8_7K7warkTGNHcpgVHJPxYDMTusaTTyOwi57NptLeZQRoOvmP-IxwbuxMlCwEBY52m1KKHhcR_b9bne6Y0QvSZGlScWpDER5yvwKe-EKI_t3kDr0CVC0bu/w235-h400/FO024.jpg" width="235" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Miguel María Setién. Archivo Valde<br />
Espina. Cortesía Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
Gracias a Victor Sierra-Sesúmaga disponemos de un escrito firmado por <b>Miguel María Setién y González</b>, un abogado carlista nacido en Limpias (Cantabria) en mayo de 1852 y que fue secretario personal de Cástor durante la última guerra carlista. Este documento, prácticamente un breve diario de las Batallas de Somorrostro escrito en primera persona, fue publicado en 1929 en alguna de las múltiples revistas de carácter tradicionalista que se editaban entonces y guardada en el archivo del Barón Montevilla. El manuscrito original lo conservaba un sobrino de Setien, <b>Luis Cortes de Echanove</b>, y en su lectura nos permite obtener una visión de los hechos desde el punto de vista carlista y desde de una persona muy cercana a Andéchaga.</div>
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<br /></div>
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A finales de marzo, terminada la segunda gran batalla de Somorrostro, Andéchaga se traslada el 21 de abril con sus encartados a la zona de las Muñecas. En un diario personal conservado en la colección del Barón Montevilla encontramos la siguiente referencia a ese hecho: “<i>[…] Don Cástor ha llegado con su batallón de encartados, ya están haciendo parapetos y mañana se reúnen hasta 1000 paisanos para seguir erizando de ellos estas aturas. Si Concha viene por aquí se arrepentirá de no haberlo hacho antes, dado lugar a que se hagan obras que le causarán grandes bajas</i>”. Ya en las Mueñcas, Setién hace una somera descripción de lo que se encuentran, de los trabajos de fortificación y de la impresión que le generan sus paisanos cántabros del pueblo de Talledo, que muestran muy poco ánimo de colaborar con las fuerzas carlistas: “<i>[…] En las Muñecas se encuentran trabajando paisanos de Balmaseda, Trucios, Zalla. […] A las cinco llega el Batallón y nos ponemos en marcha con dirección a Talledo. Hétenos ya en la provincia de Santander, en mi tierra, a tiro de fusil del enemigo, a madia hora de Ontón. Si alguna vez es posible que un hijo reniegue de su madre, esa ocasión me parece que está a punto de llegar y falta muy poco para que yo reniegue de mi tierra. No he visto gente más liberal y de peores intenciones que ésta. El pobre y bueno de Isasi pregunta en nuestro alojamiento por el general (Andéchaga) y le conducen al retrete; pedimos candeleros y nos mandan a buscarlos a la Iglesia; hacen falta platos y no aparecen. Por último, se enfada don Cástor, nos enfadamos todos, se arma un tiberio y como por encanto sale a relucir lo que poco antes no existía a diez leguas a la redonda… ¡Dios nos libre de tales canallas! Estoy fatigado y necesito descansar. […]. Los muchachos alegres y divertidos, lanzan numerosos vivas al rey, y los Generales reniegan de lo lindo de Talledo y sus vecinos. […]</i>”.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDN6cex4aOqAhRIYvxxLUpG8HpV7KVhynYdE0vy2hwZygDZycnDg5jdhR2yBHSOEGiuCmrEbddtl8ehb-RQDRQpvz1WOEfZCW7pmc_IJHVa525ljqxf5cXknP-B5PJcLhdfvxNO4-NokAm/s1600/13020601.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="749" height="199" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDN6cex4aOqAhRIYvxxLUpG8HpV7KVhynYdE0vy2hwZygDZycnDg5jdhR2yBHSOEGiuCmrEbddtl8ehb-RQDRQpvz1WOEfZCW7pmc_IJHVa525ljqxf5cXknP-B5PJcLhdfvxNO4-NokAm/s320/13020601.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mujeres trabajando en la construcción de fortificaciones.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Dos días después comienzan los movimientos de tropas del 3º Cuerpo de Ejército al mando del general <b>Manuel Gutierrez de la Concha</b>. Setien relataba: “<i>[…] era el 28 y el enemigo avanzaba. En los parapetos de Talledo, nuestra valerosa gente le esperaba tranquila y serena, confiando en la pericia de adorado general. Allí, don Cástor, impertérrito cual siempre, ve impasible la batalla que está a punto de comenzar […]. La comida del 28 fue una de las comidas más alegres que hemos tenido en toda la campaña. En familia y como padre rodeado por sus hijos, don Cástor se muestra expansivo y alegre. […] El aviso de que el enemigo ataca nos hace salir a la calle y a los pocos momentos se traba la pelea</i>”. En aquel momento llegó a manos de Cástor la que sería la última orden remitida por parte de su superior <b>Joaquin Elío</b> que contemplaba el inicio de las hostilidades desde lo alto del puerto. Esta orden manuscrita, conservada en el archivo del Barón Montevilla y que Victor Sierra nos ha permitido reproducir, posee un fuerte carácter premonitorio de lo que iba a suceder: “<i>Excelentísimo Señor: Bueno que haga usted toda la defensa que crea conveniente, pero no se encierre usted en las casas, retírese usted en tiempo pensando que ha de andar bastante a descubierto. Elio</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Continua Setien con su diario personal: “<i>[…] Ruda y terrible es la lucha. Nuestro pobre y heroico batallón se bate contra fuerzas centuplicadas. Grandes masas enemigas rompen sobre él un nutrido fuego de frente y flancos, y él resiste, resiste impasible la tormenta espantosa, la lluvia de plomo que por doquier se esparce. Dos compañías guipuzcoanas refuerzan nuestra línea y los revolucionarios no avanzan un paso por nuestra derecha sobre nuestros parapetos. Pero la izquierda de la carretera es tomada rápidamente y podemos ser envueltos por el flanco</i>”. Hasta la una y media, las tropas carlistas que se sitúan en Talledo habían estado intercambiando fuego de fusil con los hombres que forman la 1º División liberal del 3º Cuerpo de Ejército al mando de <b>Martínez Campos</b>. A esa hora, y viendo la necesidad de avanzar, Campos solicitaba voluntarios para asaltar directamente a la bayoneta el reducto de Talledo. El 1º Batallón de Marina al mando del teniente coronel <b>Manuel Manrique de Lara</b> salió en su totalidad, a los que se sumaban distintos voluntarios de carabineros y personal del Batallón Valencia. Descendiendo del Pico Helguera avanzaron resueltos hacia las trincheras y parapetos donde se encontraba Andéchaga y sus hombres. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPjdMyShyphenhyphentUrWxEpV4XeP_Jfb6sKEHE8Ez1ID4f7TKM08U-ePYL79U3qAYHu9yvIkFEQuR5fe2Flepcui0RfTDb2ecdYJUg9qt86PK01WN5GSGGs3fzKuR548dmBVrpemRTHKmjIv9UIid/s1600/Ultimo_parte_recibido_Andechagav2.tif" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1314" data-original-width="868" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPjdMyShyphenhyphentUrWxEpV4XeP_Jfb6sKEHE8Ez1ID4f7TKM08U-ePYL79U3qAYHu9yvIkFEQuR5fe2Flepcui0RfTDb2ecdYJUg9qt86PK01WN5GSGGs3fzKuR548dmBVrpemRTHKmjIv9UIid/s400/Ultimo_parte_recibido_Andechagav2.tif" width="263" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Última nota manuscrita por Elío para Andéchaga.<br />
Archivo Valde Espina. Cortesía de <span style="font-size: 12.8px;">Victor</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Sierra-Sesúmaga</span></td></tr>
</tbody></table>
La lucha por las trincheras tomó un carácter épico a ojos de los observadores, como los del militar inglés <b>Sir Alexander Bruce Tulloch</b> o el corresponsal <b>Mariano Araus</b>. Tulloch comienza así su descripción: “<i>Los infantes de marina, encabezados por su coronel, Lara, saltaron sobre el parapeto de la trinchera y animaba a sus hombres con su espada, que tras unos momentos se precipitaron sobre la pared, haciéndose con ella en pocos minutos</i>”. Araus continuaba: “<i>Los soldados carlistas comienzan a huir pero sus oficiales, entre los que se encuentra Andéchaga al grito de “¡Viva nuestro rey!” les hace volver a la trinchera. […] durante diez minutos se vio á Andéchaga y al teniente coronel Lara frente á frente, excitando cada uno á los suyos: el segundo, para que apresuraran la subida de la pendiente, y el primero, para que volvieran á la trinchera que habían abandonado precipitadamente llenos de terror ante el arrojo de los nuestros. Puede decirse que ambos jefes estuvieron durante un entre dos fuegos. Por el momento pudo más Andéchaga con los suyos, […]</i>”. Tulloch aseveraba: “<i>después de una obstinada lucha los carlistas consiguen sobreponerse a los marines, que tienen que abandonar el parapeto y la trinchera: algunos de ellos parecían ser lanzados directamente sobre el parapeto, posiblemente heridos de bayoneta</i>”. Tulloch concluía su relato afirmando que la llegada de los refuerzos del Regimiento de Valencia, permitió rehacer el ataque y de nuevo con Lara a la cabeza se ascendió hacia la trinchera. Esta vez Andéchaga no pudo contener a sus hombres y según la crónica del diario <i>La Época</i>: “<i>[…] rehechos bien pronto los nuestros con Lara á la cabeza, subieron de nuevo, casi sin disparar un tiro, y al poco rato la trinchera era nuestra</i>”. El historiador francés <b>M. Poujoulat</b> subrayó lo siguiente: “<i>Pudimos ver que la lucha había sido feroz; las trincheras y el terreno frente al parapeto estaban sembrados de cadáveres, fragmentos de rifles, bayonetas, navajas: los restos ardientes de los cartuchos aún ardían en el suelo. Ningún carlista estaba vivo: dos compañías reales habían arrestado durante dos horas a todo un batallón republicano</i>”. </div>
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<br /></div>
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Lara no salió indemne de la refriega sufriendo una herida “gravísima” según recoge <i>La Ilustración Española y Americana</i>: “<i>[…] entrándole la bala por el pecho y saliéndole por la espalda”. Años después el mismo Lara pecaría de modestia al relatar lo ocurrido: “[…] uno de los presentes le dijo: —Vamos, hombre, cuente usted cómo fué aquello de las Muñecas. A lo cual repuso con la naturalidad propia de quien era más capaz de hacerlo que de narrarlo: —Pues nada, que fui á tomar una trinchera, la tomé y me hirieron</i>”.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjTNTpPrLI0NHBL5FZz6Lst0HeIYaCCg3YqMgr0PDhWhR4ei76Lz8ckji_oI5lJQuHrEhvGrafKIx3GzYnVGV_NYvneb2sAUCFgBN4kDDn31s9ZBUq1X6WjnFwVdjTiqvLyhZ3tRdQmYAv/s1600/Cuenca.JPG" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="457" data-original-width="753" height="194" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjTNTpPrLI0NHBL5FZz6Lst0HeIYaCCg3YqMgr0PDhWhR4ei76Lz8ckji_oI5lJQuHrEhvGrafKIx3GzYnVGV_NYvneb2sAUCFgBN4kDDn31s9ZBUq1X6WjnFwVdjTiqvLyhZ3tRdQmYAv/s320/Cuenca.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de lámina tomada del diario <i>Le Monde Illustre</i></td></tr>
</tbody></table>
El corresponsal Araus describía que: “<i>Andéchaga se retiró el último, solo y con paso regular, y hasta pudo creerse que deseaba la muerte, puesto que , en vez de marchar por las sendas cubiertas de maleza que conducen á Talledo ó al monte Mello, cruzó por medio de los sembrados, sobre cuyo verde claro se destacaban perfectamente los colores de su uniforme. Vestía pantalón grancé, bota de montar, un capote largo á la prusiana azul, y boina del mismo color con borla blanca. Debe tener bastante edad á juzgar por su barba, que me pareció muy blanca</i>”. Tulloch dejará constancia de la valentía que mostró Andéchaga: “<i>[…] podíamos distinguir claramente al viejo jefe Castor, que estaba montado y siempre al frente de la lucha</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Continuaba Setien con su crónica de lo vivido: “<i>Serían las cuatro de la tarde cuando don Cástor ordenó la retirada a los parapetos de las Muñecas. Yo, con una orden suya, voy a que una compañía de guipuzcoanos proteja la retirada y a que las demás fuerzas se dirijan a las trincheras referidas. Para entonces ya teníamos sensibles bajas […]. Un diluvio de balas nos rodeaba por todas partes y multitud de granadas cruzaban incesantemente con horrendo silbido por el espacio, desgajando los robles del bosque. Nos retiramos bien y en orden mereciendo los plácemes de los jefes. Cuando llegué a la carretera ya se encontraba en ella Don Cástor, afligido al creerme, víctima de alguna bala</i>”. Fue la última vez que Setien contemplo vivo a Andéchaga.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Un Último Peaje</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“<i>Subo al extremo de la cuesta para que dos compañías bajen a ocupar los parapetos. De repente un grito aterrador conde por nuestra filas. –El General ha sido herido-dicen todos, y todos se miran con angustia en tan críticos momentos. –El General ha sido herido- exclamo maquinalmente con voz lúgubre y corro a su encuentro. ¡Ay, era muy tarde! Don Cástor exhalaba su último suspiro en nuestros brazos, sin poder pronunciar una palabra. Don Mateo; el Comisario, llega en aquel momento llorando como un niño y me dice: -Don Francisco también ha muerto. ¡Oh, Dios, Dios!', ¿es posible tanta desgracia, en un instante perder nuestra adorada familia? -Los voluntarios rodean el cadáver Y exhalan ayes de dolor. -¡Nuestro padre ha muerto, sí!-exclaman-¿Qué va ser de nosotros? […] Esto es insufrible. ¡Dios mío, Dios mío! Qué privilegio tan triste, sobrevivir a mi querido General, a quien quiero como a mi padre. La bala que atravesó su pecho la conservaré mientras viva, para eterno recuerdo de este día. Don Cástor cayó luchando, luchando como siempre al frente de sus batallones, impertérrito en las guerrillas. Su capellán, mi don Francisco (Idoyaga), murió al ir a auxiliarle en sus últimos momentos, creyendo que estaba herido. Una bala rompió su cráneo. Don Cástor tiene la fatal herida en un costado y además en un brazo. El primero no pronunció una sola palabra; el segundo tan sólo un ¡ay! lanzó, con voz enronquecida·, al caer sobre el polvo</i>”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtKISBYNXoZ0ng2Jg-H9w81IfUrStsXthO6W1yOCYIg2ieCKcNC37_dgeX7pDaATU8CyPRGAGYv-zhSN3lawprUHvnEUcF868sE9Eovn-lDyBb6wLbUdUrOASmzmwOuArCSx8RT5zDHYnR/s1600/DHC081.tif" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1101" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtKISBYNXoZ0ng2Jg-H9w81IfUrStsXthO6W1yOCYIg2ieCKcNC37_dgeX7pDaATU8CyPRGAGYv-zhSN3lawprUHvnEUcF868sE9Eovn-lDyBb6wLbUdUrOASmzmwOuArCSx8RT5zDHYnR/w274-h400/DHC081.tif" width="274" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Supuesta bala que mató a<br />
Andéchaga. Cortesía de<br />
Victor Sierra-Sesúmaga </td></tr>
</tbody></table>
Curiosamente una supuesta bala que mató a Andechaga fue conservada en la familia de Cortes de Echanove junto con el manuscrito de Setien, pasando por línea materna al famoso escritor <b>Miguel Delibes</b> que llego a afirmar en el libro <i>Cinco horas con Miguel Delibe</i>s: “<i>[…] Mi madre (María Setien Echanove) conservaba la bala que mató a este general, una especie de muñón de bala, pues tras chocar con los huesos había quedado chafada</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte, Hernando relataba el hecho de la siguiente forma: “<i>[…] Don Cástor Andéchaga desistía por fin de su empeño de defender á Talledo y sacaba sus fuerzas del pueblo antes de que las cercasen los republicanos, que por derecha e izquierda avanzaban. Habíalo ya hecho y salido a la carretera para ver el avance del enemigo, cuando éste, que observó el grupo que formaban Andéchaga y su estado mayor, hizo una descarga sobre él"</i>. Por su parte Tulloch, difería ligeramente en la descripción de los acontecimientos: “<i>Observamos a un oficial a caballo que se dirigía a una trinchera localizada entre una colina y la carretera, como si fuera a ordenar a sus hombres a retirarse. De repente se tambaleo en la silla y cayó de su caballo que se alejó galopando. Se observó a muchos hombres correr hacia el lugar, y en ese momento un proyectil de artillería estalló entre ellos, causando la muerte del cura de Sestao, su mano derecha</i>”. </div>
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<br /></div>
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<i><b>Repercusiones Inmediatas</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La muerte de Andéchaga no tardó en propagarse, incluso el general Concha incluyó el hecho en un una comunicación dirigida al Duque de la Torre, tal y como se recoge en el libro <i>Última campaña del general Concha</i>: “<i>He descendido del campamento y estoy aquí con un batallón, esperando la llegada de las municiones en el número que he pedido, y á que se racionen las divisiones con un convoy que había en Otañez, para continuar mi movimiento.-Según unos, los que huyeron ayer decían que marchaban á Baracaldo, y según otros que se defenderían en Avellaneda.-En el combate de ayer ha muerto el cabecilla Cástor Andéchaga- si puedo municionarme á tiempo, emprenderé el movimiento que V. E. sabe, que cuanto más se retrasa es más difícil.-Las bajas de 1º división se calculan en 200. No conozco las de Ia 2ª que no ha bajado aún de la izquierda</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La prensa época puso especial énfasis en la importante pérdida que para las pretensiones carlistas suponía la muerte de Andéchaga. Son numerosas las noticias que aparecen en diarios tanto de tirada nacional como local. Según se recoge en el libro Diario de Portugalete: “<i>En este momento que escribimos (las 8 de la noche), acaba de llegar la noticia de la muerte, por una bala de fusil, de D. Cástor Andéchaga, en el pueblecito de Talledo, lo cual ha causado hondo sentimiento entre sus partidarios. Y el hecho no es para menos: era un Jefe irreemplazable en Vizcaya</i>”. Parecidos comentarios se muestran en el diario <i>La Época</i> del 5 de mayo: “<i>La muerte de Andéchaga ha producido entre ellos (los carlistas) una verdadera consternación, sobre todo á los vizcaínos, para quienes era el hombre venerando como lo fueron Olla y Radica para los navarros</i>”. En <i>La Iberia</i> del 1 de mayo se publica: “<i>Se ha confirmado la muerte del cabecilla Andéchaga en la acción sostenida anteayer en las inmediaciones de Montellano. El cabecilla Andéchaga gozaba de gran prestigio e influencia entre los suyos y capitaneaba las facciones vizcaínas, que con esta pérdida han sufrido un rudo ó irreparable golpe</i>”. Tampoco faltaron las informaciones coloristas poco o nada contrastadas, como la que encontramos en <i>La Igualdad</i> del 4 de mayo: “<i>Sábese por conducto fidedigno que el día 29 se hizo en Valmaseda el ataúd en el que había da ser enterrado el cabecilla Andéchaga, herido mortalmente en la acción del 28, y que falleció en Sopuerta poco después de ser trasladado á este punto</i>”. Tampoco faltaron la publicación de rumores encaminados a causar disensiones en las filas carlistas, como el aparecido en <i>La Igualdad</i> el 9 de mayo: “<i>Los carlistas atribuyen la muerte de Andéchaga á la traición de uno de sus capitanes, que dicen indicó la trinchera, en que el veterano cabecilla con tres compañías […]</i>”. Este bisbiseo será recurrente, manteniéndose a lo largo de los años posteriores.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKo0a9HLglnHEyQDhY4yWWf5MbLgzeCEFhPEqLDYdw3VOFCjSDWvZVZy1lGi8qUDh7LTT7-uyZp06Kx4NbtC42XukTNswelPAn4Nfg4T96mUIsX2_A9oeaDL1jB4DTB99x3i2Z4c8MBDC3/s1600/Impreso+de+Valde+Espina.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="988" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKo0a9HLglnHEyQDhY4yWWf5MbLgzeCEFhPEqLDYdw3VOFCjSDWvZVZy1lGi8qUDh7LTT7-uyZp06Kx4NbtC42XukTNswelPAn4Nfg4T96mUIsX2_A9oeaDL1jB4DTB99x3i2Z4c8MBDC3/s400/Impreso+de+Valde+Espina.jpg" width="247" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bando del 2 de mayo de 1874. Archivo<br />
Valde Espina. <span style="font-size: 12.8px;">Cortesía de </span><span style="font-size: 12.8px;">Victor</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;">Sierra-Sesúmaga</span></td></tr>
</tbody></table>
El 2 de mayo, y mientras se hace oficial el levantamiento del Sitio de Bilbao, desde la Comandancia General Carlista del Señorío de Vizcaya se ven en la obligación de emitir un bando para elevar el ánimo de los "<i>voluntarios vizcaínos</i>" haciendo referencia directa a la muerte de Andéchaga y a la necesidad de continuar la lucha.</div>
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Curiosamente en el diario de tendencias claramente liberales <i>La Imprenta</i> que era editado en Barcelona, se realizó una comparación entre Cástor y otros militares que operaban en el frente de Cataluña, ensalzando el valor de Andéchaga en detrimento de los cabecillas catalanes . En su crónica local del 4 de mayo de 1874 encontramos: “<i>Aquí se vé el valor, y no hemos de negárselo a pesar de ser un enemigo. En cambio, qué diferencia entre la conducta de Andéchaga y la de la mayor parte de los cabecillas que infestan este país. Saballs ataca á Puigcerdá, á Olot, á Berga, y solo se le encuentra fuera del alcance de Ias balas. Tristany, Miret, Mora, Baró, etc., atacan las poblaciones de Vendrell, Mantesa y Alforja, los suyos se hacen matar, pero ellos no aparecen sino cuando el peligro ha desaparecido. Parecen de distinta raza que los del Norte, pero no es así; la diferencia está en que allí son verdaderamente guerrilleros, mientras que aquí no pasan de bandoleros</i>”.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Un Entierro Apresurado</b></i></div>
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Los cuerpos de Andéchaga y su consultor áulico <b>Francisco Idoyaga</b> fueron recuperados y, según ha recogido el historiador <b>Javier de la Colina</b>, llevados a Sopuerta a lomos de un burro confiscado al caserío el Pendiz. En la crónica de Setién se nos describe el duelo por la muerte de su superior: “<i>Al galope me dirijo a Elío a darle cuenta de la triste noticia y le pido permiso para notificarla también a su familia. El viejo veterano, el respetable Elío, el modelo de los caballeros y General llora sin consuelo la muerte de su amigo y compañero mientras nosotros, los pocos que sobrevivimos a la catástrofe acompañamos al cadáver a Sopuerta. Su hijo, que se hallaba en este punto, sabe ya la lamentable desgracia. Yo, con Bustamante, me dirijo a Sodupe a preparar a·Braulia y Cástora. A las·nueve y media de la noche llegamos a este punto, y es imposible describir la triste escena. Al día siguiente, hay que arreglar las honras fúnebres, y llegan Rebollar y don Serapio. Se conduce el cadáver desde Güeñes, en donde se encontraba, hasta Sodupe. ¡Qué fúnebre comitiva, qué lúgubre paseo! Los ordenanzas lloran, lloran los gastadores, lloran los que miran a la triste cabalgata,·lloramos todos al contemplar sin vida al que tantas veces nos condujo a la victoria. […] Don Francisco, nuestro capellán, es encerrado también en un buen ataúd y conducido juntamente con don Cástor. Juntos salieron al campo, y al salir le prometió a su jefe morir donde él muriese. Ha cumplido su palabra; muy poco tiempo vivió, acaso segundos, desde que el General perdió la vida. En casa de este don Francisco estuve yo escondido cuando vine de Francia y permanecí dos días en Sestao. ¿Quién me diría entonces que le había de ver morir de esta manera? Ambos están en el cielo. Don Cástor este día oró largamente en el templo, por la mañana, después de recorrer las trincheras. Ya desde el amanecer tenía· tristes presentimientos. En Sodupe sus hijos se empeñan en·ver el cadáver y consiguen ver realizados sus deseos. Está sin descomponer y parece que reposa en un tranquilo sueño. El de don Francisco nose le enseña a nadie; tiene la cabeza destrozada por el balazo. […]</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbqgCw17OVUE-5PYYL9tsOql0wlldsyqlUaRUvvwO0ZV0eP7BDogmGNIRKZGlDyw65x8RyEC0vtp86E92g2xLEdaUCdWSYNXg8B3H7zSIEeOkhrI3s4i0lQYfjbTZWMC95vdZkLoETAtj6/s1600/Cementerio.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1440" data-original-width="1080" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbqgCw17OVUE-5PYYL9tsOql0wlldsyqlUaRUvvwO0ZV0eP7BDogmGNIRKZGlDyw65x8RyEC0vtp86E92g2xLEdaUCdWSYNXg8B3H7zSIEeOkhrI3s4i0lQYfjbTZWMC95vdZkLoETAtj6/w300-h400/Cementerio.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cementerio de Sodupe. Foto del Autor</td></tr>
</tbody></table>
Al apresurado entierro en el pequeño cementerio de Sodupe acuden algunos prohombres de la Diputación carlista tal y como queda recogido en una carta personal que el presbítero <b>Pedro de Rebollar</b> remite a <b>Pedro María de Piñera</b>, diputado carlista donde se le informa de lo ocurrido en las últimas horas y de su asistencia al acto (BFAH, AQ 001704/150): “<i>[…] No había dormido ni un rato, había andado 16 horas a caballo y venía a Sodupe a acompañar el cadáver de nuestro querido y bravo general Andéchaga y dedicarlo acompañar a sus afligisísimas hijas</i>”. Roto el frente por las Muñecas, el 3º Cuerpo de Ejército que dirige Concha se desparrama por el valle del Barbadun, buscando un rápido paso hacia el Cadagua. Setien así lo refleja: “<i>Las alarmantes voces de que el enemigo está en Güeñes obligan a enterrar apresuradamente los cadáveres, y las hijas del General se ven obligadas, en medio de su dolor, a levantar la casa. Yo las ayudo en lo que puedo, que las amo como a mis hermanas, que como a mi padre amé al que fué suyo</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Siguiendo el relato del secretario personal, Braulia, Castora y Agapito, los tres hijos del fallecido que se habían concentrado en Sodupe, comienzan un periplo alejándose del avance de las tropas liberales. De allí pasan al pueblo de Oquendo, situado a unos 7 km: “<i>[…] El viaje ha sido muy triste; cuatro gastadores conduciendo una dos pobres mujeres llorando sin consuelo la muerte de su padre. Agapito, su hermano, consolándolas […]</i>”. Pero el día 1 de mayo Setien recibe nuevas que hablan del progreso imparable de Concha y la superación de la línea de Somorrostro. Viendo que en Oquendo no están seguros aconseja a los huérfanos que partan en dirección a Orduña, donde vive Juanita, otra de las hijas de Andéchaga. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El dos de mayo de 1874 se hizo oficial el fin del sitio de Bilbao. Los carlistas habían salvado su ejército pero en el camino habían dejado importantes jefes militares y fracasado en su intento de toma de Bilbao. A pesar de ello Carlos VII y su ejército no estaban, ni muchos menos, derrotados.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQhhvTjdtc-sA4TgaxGmiwpWKnHYDEruFDRL4vfIcwAU1ZsEIhjnqBFwD_9LWjF-iXffivGq_ghmuIQ834r0cMtvgXZpXJmCHyAwCZI6ReGgxmwFG9PYgJcxSYwQLb6YKheq-_7yhat6mh/s1600/000787.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="269" data-original-width="350" height="306" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQhhvTjdtc-sA4TgaxGmiwpWKnHYDEruFDRL4vfIcwAU1ZsEIhjnqBFwD_9LWjF-iXffivGq_ghmuIQ834r0cMtvgXZpXJmCHyAwCZI6ReGgxmwFG9PYgJcxSYwQLb6YKheq-_7yhat6mh/w400-h306/000787.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pórtico de Santa María en Durango.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Pocos días después se celebra en Durango una regia misa con presencia de Carlos VII al que acuden importantes personajes de ámbito carlista en honor a Cástor Andéchaga según registra<i> El Cuartel Real</i>: “<i>El día 7 se celebraron en Durango solemnes exequias por el descanso del alma del heroico general Cástor Andéchaga, muerto gloriosamente en la defensa de nuestras posiciones de las Muñecas. Asistió á esta función religiosa, S. M. el Rey, acompañado de los generales Duque de la Roca, Dorregaray, Benavides y Belda, del corregidor dé Vizcaya, señor conde del Pinar, y del secretario de campaña el brigadier Iparaguirre. El señor canónigo Manterola, pronunció elocuentemente la oración fúnebre, y un gentío inmenso llenaba las naves de la espaciosa Iglesia, ansioso de tributar el último homenaje á aquel que fué modelo de leales y admiración de los valientes. Dios le habrá acogido en su gracia, y desde el cielo, donde sin duda le llevaron su acrisolada fé y sus virtudes, ruega porque el Dios de las victorias y conceda decisiva á nuestro animoso Rey; y á nuestros heroicos voluntarios</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco faltará una emotiva y propagandística carta del propio pretendiente a las hijas de Andéchaga reproducida el 9 de junio de 1874 en el <i>Cuartel Real</i>: “<i>A las hijas de Andéchaga: Yo que hé vivido en vuestra casa, Yo que he visto de cerca el amor entrañable que profesabais á vuestro padre, comprendo mejor que nadie el dolor que llena en estos momentos vuestros corazones por la irreparable pérdida que habéis sufrido. Esta es la razón por la cual no os he escrito antes; sabía que en este mundo no había consuelo para vosotras y no creía urgente recordaros los de la Religión, pues me eran bastante conocidos vuestros sentimientos cristianos para no dudar que en Dios, y en Dios solo encontraríais lenitivo á tan acerbo dolor; conozco que estaréis más resignadas, y quiero que sepáis que con vosotras le lloré y le lloro y que solo como católico y como español pude sobrellevar su muerte con grandeza de ánimo. Vuestro Padre era mi amigo y cayó mártir de la Religión y de la Patria, coronando con este doble laurel de gloria, una carrera sin mancha, de más de medio siglo de servicios al Rey, á España y á Vizcaya. ¡Cuántos en esta campaña veo sucumbir á mi lado combatiendo como el bravo Andéchaga por la honra nacional, por la prosperidad y grandeza do este noble pueblo español! A todos los lloro porque todos son hijos de mi corazón, y quisiera poder enjugar una por una las lágrimas de tantos como se encuentran en vuestro mismo caso. Pero pronto llegará el día, estoy de ello seguro, en que terminarán con el triunfo, los males de esta desgraciada nación por la cual combato y combatiré toda mi vida animado por la fé y por el convencimiento íntimo de que con soldados como los míos se marcha siempre á la victoria. Que Dios os guarde y os dé resignación como lo desea vuestro afectísimo. CARLOS. Azcoitia 25 Mayo de 74</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y mientras las hijas de Andéchaga recibían el regio pésame, en la prensa liberal, concretamente en el <i>Boletín del Comercio</i> del 12 de junio, aparecía la siguiente noticia: “<i>El primer batallón de las Encartaciones, uno de los que formaban parte de la brigada del difunto Castor Andéchaga, se amotinó hace algunos días en Durango contra su jefe, pidiendo que fuera destituido y nombrado en su lugar un hijo del finado Andéchaga que residía en América, de donde salió para España hace más de un mes, y á quien se está esperando por momentos en Durango</i>”. Combinando esta información con los datos recogidos por el historiador portugalujo <b>Jose Manuel Lopez Diez</b>, se puede afirmar que éste rumor hacía referencia al retorno de ultramar de Bonifacio Andéchaga junto con su esposa Martina Molina Morañes y su tres hijos que habían nacido en Argentina; aunque nada indicaba que fuera a ponerse al frente de las tropas de su padre.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Final de la Guerra</b></i></div>
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<br /></div>
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El dos de marzo de 1876 el diario <i>El Globo</i> incluía una reseña con la entrega de las armas de<b> Juan Bautista</b>, sobrino del difunto mariscal de campo que había acompañado a Andéchaga desde su salida. Los batallones carlistas se habían desvanecido ante el empuje de fuerzas netamente superiores. Carlos VII volvía a pasar definitivamente a Francia para no volver más. La guerra había concluido con una derrota a las aspiraciones carlistas y la adhesión mayoritaria de aquellos que vieron en el carlismo el garante del mantenimiento de los Fueros, permitía al gobierno de Madrid poner la puntilla a la Leyes Viejas. Los Fueros quedaban en su totalidad derogados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En septiembre de ese año, los hijos de Andéchaga (Bonifacio, Juana, Braulia, Castora y Agapito), según consta en documentos del Archivo Foral de Bizkaia proceden a “<i>la división y adjudicación de los bienes y deudas que quedaron por fallecimiento de Cástor de Andéchaga y Prima de Amestuy, sus padres</i>”; entre ellos: “<i>una casa perteneciente a los herederos de Cástor de Andéchaga, sita en Galindo y varios lotes de viñedos, huertas y heredades, sitas junto al río de Galindo y el ferrocarril de Galdames</i>”.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEKwrkegEAsMB_P2qJoDAdVPdVMmT1_daJ_M5flVQ9eMUod3FH3VLWnZULk5RtgXAyqMnyS7nRPhUqnXqRDruXJVbWnt92bj39-09UzPynSHpCUR1oAmIk6sC6B1SEn_JthGI1fpsUjiv0/s1600/Heredades+de+%25C3%2581ndechaga-Amestuy+en+Galindo.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="801" data-original-width="1040" height="308" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEKwrkegEAsMB_P2qJoDAdVPdVMmT1_daJ_M5flVQ9eMUod3FH3VLWnZULk5RtgXAyqMnyS7nRPhUqnXqRDruXJVbWnt92bj39-09UzPynSHpCUR1oAmIk6sC6B1SEn_JthGI1fpsUjiv0/s400/Heredades+de+%25C3%2581ndechaga-Amestuy+en+Galindo.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Heredades de Andéchaga-Amestuy en Galindo. Tomado de "Un general carlista <br />
en la toponimia portugaluja" de Jose Manuel Lopez Diez</td></tr>
</tbody></table>
La casa familiar todavía será utilizada como residencia de algunos de ellos, y paralelamente Agapito, Juana, Braulia y Castora se harán con varias concesiones mineras, aunque tampoco les faltaran problemas económicos dada la cantidad de documentos recogidos en el Archivo Foral donde aparecen reclamaciones a sus personas sobre préstamos de dinero. Pasados algunos años la opinión pública tampoco se olvidará de ellos y el 6 de mayo de 1880, encontramos en la revista satírica <i>El Buñuelo</i> la siguiente reseña escrita con tintes de indignación: “<i>Parece que se ha concedido una pensión á las hijas del comandante general carlista Andéchaga. Esta noticia no es interesante ni para los licenciados que no cobran sus alcances, ni para las madres cuyos hijos murieron en la guerra, ni para los que se han arruinado en ella, ni para el país que paga generosamente</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<i><b>Salto al Imaginario Carlista</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1895, Carlos VII instaura desde su exilio en Venecia la “Fiesta de los Mártires de la Tradición”; una fiesta-recordatorio que “<i>sirviese para realzar y glorificar en cada población a los héroes carlistas</i>”. Será a partir de este momento, cuando la figura de Andéchaga descrita en palabras de Joaquin Llorens como un "<i>gran soldado y pésimo brigadier</i>", pase definitivamente al imaginario carlista bajo los conceptos claros de “Díos, Patria, Rey”. Atrás quedaron sus errores tácticos de bulto, y por supuesto, todas aquellas acciones emprendidas por Andéchaga en el periodo entre-guerras que le llevaron a interponerse militarmente en el camino de las aspiraciones carlistas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1e8hINLEru1iAuDuKZRxUR9gWUONXbygua2XEwpFv7YGq5Z4ni-N1zegvoLKbFjGo0mXJTMAaXK7b_LbE-lB_QFBIngUdcYwodlDskVv5RWF3jCEjIIu6QVPDAtbmcw4GTzMYggxQXE5W/s1600/AM1056.tif" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="933" data-original-width="1600" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1e8hINLEru1iAuDuKZRxUR9gWUONXbygua2XEwpFv7YGq5Z4ni-N1zegvoLKbFjGo0mXJTMAaXK7b_LbE-lB_QFBIngUdcYwodlDskVv5RWF3jCEjIIu6QVPDAtbmcw4GTzMYggxQXE5W/w400-h232/AM1056.tif" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Homenaje a Andéchaga en 1926.<br />Cortesía de Victor Sierra-Sesúmaga</td></tr>
</tbody></table>
A comienzos de 1896 la "Junta Tradicionalista de Vizcaya" iniciaba sus preparativos para la Fiesta de los Mártires. En<i> El Correo Español</i> del mes de enero registra sus acuerdos: “<i>[…] Que los recuerdos de homenaje y de oración acordados colocar en las tumbas del referido príncipe, marqués de Valde Espina, D. Cástor de Andéchaga y don Martín de Echevarri, se inauguren el 10 de marzo próximo, rezándose un Responso por un señor sacerdote, invitando al acto á las familias de los finados, y con asistencia de representaciones de la Junta señorial y de los Círculos, y de los miembros de Juntas locales respectivas, y del mayor número posible de correligionarios de los pueblos donde se hallen inhumados los restos de los héroes indicados</i>”. Y el 11 de marzo se habla del éxito de llamamiento: “<i>Sé que en Sodupe acudieron á los funerales representaciones de los Circulo de Valmaseda, Sestao, Baracaldo, Orduña, San Salvador del Valle y Ortuella, celebrándose las honras en la capilla del cementerio y descubriéndose después la lápida del bizarro general Andéchaga”</i>. Una lápida que todavía se puede contemplar en el pequeño cementerio de Sodupe y que reza: “<i>Al Exmo Sr. D. Castor de Andechaga, su hijo e hijas. Murió el 28 de abril de 1874. La Junta Señorial Carlista al ilustre finado. 10 Marzo de 1896. R.I.P</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Comienza así, con mayor o menor éxito de asistencia de concentrados, una serie de homenajes con periodicidad anual, sirviendo su tumba en el cementerio de Sodupe, como lugar de peregrinación, concentración y ensalzamiento del sentir tradicionalista, quedando la última visita registrada en vísperas de la Guerra Civil de 1936.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b><i>Una Cruz en el Puerto de las Muñecas</i></b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUg5X8q5gJjYDid8KfAWN8n3Y-55VxaFYz7CjxWaO6-gygHBFy2BEP4UOH_ovCiiOnRAxSAjTAeTs6YvnHp59dsvqGjxlBTR28e2rXZqlS1VZGWgIZxjrvV2BqMDFbFZrG1VJoh_d3F4oG/s659/Andechaga.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="550" data-original-width="659" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUg5X8q5gJjYDid8KfAWN8n3Y-55VxaFYz7CjxWaO6-gygHBFy2BEP4UOH_ovCiiOnRAxSAjTAeTs6YvnHp59dsvqGjxlBTR28e2rXZqlS1VZGWgIZxjrvV2BqMDFbFZrG1VJoh_d3F4oG/s320/Andechaga.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lugar citado en la memoria colectiva como<br />escenario de la muerte de Andechaga</td></tr></tbody></table>El lugar del puerto de las Muñecas donde las balas acabaron con la vida Andechaga también fueron objeto de peregrinación y homenaje. Y, al igual que sucedió con el campo donde cayó el proyectil que mató a Ollo y Radica en Somorrostro, la porción del terreno donde falleció Castor, también fue objeto de estudio para la colocación de un pequeño monumento conmemorativo. Todo ello promovido por prohombres carlistas en la segunda década del siglo XX.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En los fondos bibliográficos de Victor Sierra-Sesúmaga localizamos la siguiente carta personal del jesuita e historiador Padre Apalategui al Barón de Montevilla, fechada el 12 de septiembre de 1929: “<i>Muy señor mío y distinguido amigo, en su última me propone dos asuntos a los que voy a responder. El primero, el de la cruz conmemorativa del sitio donde en que sucumbió el benemérito S. Castor. Acerca de este punto puedo darle detalles exactos y mejor se los dará quien me los enseño y es el señor don Jose María San Martin, uno de los potentados bilbaínos de la actualidad y que en su juventud fue soldado raso con Andechaga. […] Hace pocos años me llevo en auto por las Muñecas y me enseñó el sitio trágico. Al bajar de la cuesta (hacia Santander) hay una casa (única) y en seguida una revuelta que creo llaman “Retornos” y en el fondo de dicha revuelta una fuente. Allí</i>”. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La breve descripción es suficientemente ilustrativa cómo para poder localizar con cierta seguridad el lugar, situándolo en una de las curvas más cerradas del puerto de las Muñecas, entre el punto km 47 y 48 en la carretera CA-250, allí donde el arroyo Herreros o Rocalzada se precipita por una fuerte pendiente. La casa citada era la única que se encontraba en la vertiente cántabra del puerto y pertenecia al desaparecido barrio minero de Herreros, localizado en una cota inferior, junto a la salida del túnel ferroviario del mismo nombre. La casa fue derruida a finales de los 60. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBxxokKGTzp2DqzdxfeajI_caA3uBVUwyjRP5oLXkXRuniKwjC0eYSDoty2cgZKQAfLgt06TdB3A5ue9y6Rjv5rU4ajxsvwOoCKaq7WIX_ksY28ky44HgdSkc3m747ovJXeAmrPsHG2znM/s1096/Homenaje_Andechaga_Mu%25C3%25B1ecas_Javier_Colina.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="783" data-original-width="1096" height="229" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBxxokKGTzp2DqzdxfeajI_caA3uBVUwyjRP5oLXkXRuniKwjC0eYSDoty2cgZKQAfLgt06TdB3A5ue9y6Rjv5rU4ajxsvwOoCKaq7WIX_ksY28ky44HgdSkc3m747ovJXeAmrPsHG2znM/s320/Homenaje_Andechaga_Mu%25C3%25B1ecas_Javier_Colina.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Homenaje a Andechaga frente a la "casa Garcia".<br />Modificada de original, cortesía de Javier Colina</td></tr></tbody></table>Los datos localizados en la carta de Apalategui concuerdan con los recogidos por el historiador soportano <b>Javier Colina</b> y publicados en la revista Allen en 2004. Allí se indica que don Jaime Martinez San Martin, anciano habitante de Sopuerta, recordaba que "<i>siendo yo niño subía mucha gente por las Muñecas que iban a un homenaje que le hacían en la casa de García al general Castor Andechaga muerto un poco más abajo de dicha casa</i>". Aportaba Colina una fotografía de época que amablemente nos ha permitido reproducir, de uno de los homenajes fechándolo en el año 1924 frente a la desaparecida "casa Garcia". </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La Guerra Civil de 1936 dio al traste con los proyectos de monumentos conmemorativos y en la pronuncia curva de los "Retornos", donde existía la fuente de "La Teja" (J. Colina en comunicación personal), nunca se construyó nada. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div>
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<i><b>Tiempos de Cambio</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para entonces el paisaje de vega rural del valle del río Galindo donde se encontraban las heredades de la familia Andéchaga-Amestuy estaba en pleno proceso de cambio y transformación de los usos del suelo. Casa y terrenos se encontraban desde 1926 adscritos al municipio de Portugalete, y según consta en el blog <i><a href="http://mareometro.blogspot.com.es/2015/06/el-general-carlista-castor-andechaga-y.html">Mareometro de Portugalete</a>,</i> tras la guerra de 1936 la gran casa quedó dividida en dos caseríos que pronto desaparecerían absorbidos por la vorágine del crecimiento industrial. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBdPRji-7hveEpRkoOdYnsCgsDvobvCzvlTPnV6imbhD8M0VPqLzvHD58FPiEU51E699kj4R4M3nkR9D1qz_QZQ76Vhites-k5Wj8mgkzsq3Z94Z-H89uFtyu6IZRNF1TQl6cUdYFatnKQ/s1600/escanear0004.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="805" data-original-width="1192" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBdPRji-7hveEpRkoOdYnsCgsDvobvCzvlTPnV6imbhD8M0VPqLzvHD58FPiEU51E699kj4R4M3nkR9D1qz_QZQ76Vhites-k5Wj8mgkzsq3Z94Z-H89uFtyu6IZRNF1TQl6cUdYFatnKQ/w400-h270/escanear0004.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pueblo abandonado de Setares.<br />Tomado del blog "Km-130"</td></tr>
</tbody></table>
De aquellos que una vez habitaron la vieja casona tampoco ya quedaba ninguno con vida: Juana había muerto en Bilbao en 1884; de Castora y Braulia, las hijas solteras no hemos localizado muchas noticias, salvo que se desplazaron a vivir en Gordexola donde disfrutaron de una vida desahogada gracias a sus distintos negocios mineros y heredades; Bonifacio retornó pronto a la Argentina, posiblemente antes de 1886, donde aparentemente quedó al margen del peso histórico que portaba su apellido, muriendo un 26 de octubre de 1902 en el hospital Rawson de Buenos Aires según se registra en los archivos del Barón Montevilla. Por último, Agapito mantuvo una buena relación con los sectores tradicionalistas, llegando a participar en los homenajes que se tributaron a su padre. Casado con Socorro Aqueche Otaola fue capataz de “mina Ceferina”, viviendo durante algún tiempo en el hoy abandonado pueblo de minero de Setares en el municipio de Castro Urdiales. Curiosamente, situado en las mismas estribaciones de la montaña donde en abril de 1874 el General Concha contemplaba las cercanas posiciones que su padre defendía en el pueblo de Talledo y a escasa distancia de donde cayó muerto.<br />
<br />
<b><i>Epílogo</i></b><br />
<br />
A la largo de su vida Cástor María Andéchaga Toral luchó, en el mejor de los casos, bajo la bandera carlista durante 8 años; mientras que se opuso a sus pretensiones, o al menos no participó de ellas, a lo largo de 23. A pesar de ello, el apellido Andéchaga mantiene y mantendrá su ligazón a la ideología carlista y a todo su imaginario, dada su absoluta entrega "a la causa"; aunque el repaso histórico nos indique que este encartado, de clara convicción foral, únicamente fuera carlista... en algunas ocasiones.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwfPuX-IlMF9Olju3H12R5AKEJGt060sGs0GtxNp4vya6qT71KU5oLA7fDBKnO_fzRyxGlaJNh-qRqT-1oGjXtnVYLPQJJO5dKPwuQA84011UfiB-LeSL2TcdLAfyz551_9hx8GUcFr7_d/s1600/c.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1080" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwfPuX-IlMF9Olju3H12R5AKEJGt060sGs0GtxNp4vya6qT71KU5oLA7fDBKnO_fzRyxGlaJNh-qRqT-1oGjXtnVYLPQJJO5dKPwuQA84011UfiB-LeSL2TcdLAfyz551_9hx8GUcFr7_d/s400/c.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lápida de Andéchaga en el cementerio de Sodupe. Fotografía del autor</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<b><i>Agradecimientos: </i></b>A Victor Sierra-Sesumaga, Biblio, Javier Suarez Vega, Ramón Villegas, Museo de Encartaciones y Javier Colina.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Actualización del 09/02/2018:</b> Gracias a la amabilidad de Victor Sierra-Sesúmaga se incorporan varios fragmentos de cartas manuscritas de Joaquin Llorens y Fernandez de Cordova donde cita expresamente a Andechaga.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Actualización del 25/08/2021:</b> Se añade información relativa al lugar donde cayó Andéchaga incorporando información recogida en los fondos de archivo de Victor Sierra-Sesúmaga y materiales aportados por el historiador Javier Colina.<br /></div>
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<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-57934580278762675042017-08-24T15:15:00.002+02:002019-12-07T10:54:11.718+01:00Guerra en el Occidente de Bizkaia: 1ª Batalla de la Celadilla<div style="text-align: justify;">
La siguiente entrada al blog presenta un fragmento de los trabajos que se realizaron durante el año 2016 en relación con la puesta en valor del entorno natural del monte "<b>Alto de Celadilla</b>" o <b>Trasmosomos</b>, situado en el límite provincial de Bizkaia y Burgos.<br />
<br />
Impulsado, tanto por diversas asociaciones como por entes municipales, se iniciaron y presentaron diversos estudios relacionados con este paraje de innegable interés, dada la combinación de elementos paisajísticos, ecológicos, arqueológicos e históricos que hacen del mismo un enclave singular. Las guerras carlistas, y especialmente los hechos ocurridos entre enero de 1875 y enero 1876, constituyen un valor añadido, en la medida que suponen la recuperación de una memoria histórica cercana en el tiempo pero, a todas luces, olvidada.<br />
<div>
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcF1s9O8r1YOqb1uGUJCFN5a9kD814BqwRYD19w2vjvgWyjK-f3g1kwxHpiqtUdaH-6_7GZByGbeR-Pue9K_OehthzpdIbXUZCvv-JEsgXPIaXTW71kYQ0XCEbiMv0wAwjVkNrkx8vEPnR/s1600/IMG_0993.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcF1s9O8r1YOqb1uGUJCFN5a9kD814BqwRYD19w2vjvgWyjK-f3g1kwxHpiqtUdaH-6_7GZByGbeR-Pue9K_OehthzpdIbXUZCvv-JEsgXPIaXTW71kYQ0XCEbiMv0wAwjVkNrkx8vEPnR/s320/IMG_0993.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Alto de Celadilla" en segundo plano. Foto del autor</td></tr>
</tbody></table>
<i><b>Introducción</b></i><br />
<br />
En la demarcación occidental del territorio histórico de Bizkaia, el topónimo “Celadilla” lleva desde hace siglos vigilando la entrada del Cadagua a <b>Las Encartaciones</b>. Abandonando tierras de Burgos el río se abre paso a través de los montes de Ordunte, y tras dejar atrás la encajonada villa de Balmaseda, serpentea en grandes meandros para llegar a la planicie del valle donde se sitúa la población de Zalla. Es en su angosto acceso a la provincia de Bizkaia, donde la sierra “Celadilla” muestra su potencial estratégico, habiendo sido utilizado como mirador privilegiado y elemento de control de todo lo que ocurría a las puertas del Señorío. La toponimia de la zona no deja lugar a dudas al respecto de su condición de atalaya natural, guardando recuerdo de su involuntaria participación en multitud de conflictos, con una variabilidad cronológica que puede ir desde los albores de la edad media hasta nuestros días. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Dentro del turbulento final del siglo XIX y enmarcado en la última Guerra Carlista, la Sierra de Celadilla formó parte, una vez más y no será la última, del teatro de operaciones militares de dos ejércitos contendientes. Tanto será así, que topónimo “Celadilla” será un elemento recurrente en la descripción de los acontecimientos bélicos de la zona, siendo considerado como “<i>llave de las Encartaciones</i>”.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Guerra en el Occidente de Bizkaia: Marco Histórico</b></i></div>
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<br /></div>
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Los 28 años transcurridos desde que el “Abrazo de Bergara” pusiera fin a la Primera Guerra Carlista, no habían limado las graves diferencias que separaban las dos concepciones ideológicas predominantes en el momento: la tradicionalista y la liberal; muy al contrario, la lucha política había continuado en forma de levantamientos armados, en especial en los feudos carlistas por excelencia, como Cataluña, donde en 1846 estallaba la denominada Guerra de los Matiners.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los cortos intervalos de tiempo entre revuelta y rebelión no favorecían los procesos de pacificación. Finalizando la década de 1860 se ponía claramente de manifiesto la incapacidad de los sucesivos regímenes liberales para organizar un gobierno estable que diera respuesta a los graves problemas internos y coloniales que sufría el país; mostrando una deriva política cada vez más acusadamente anticlerical y antiforal, que era eficientemente aprovechada para nutrir las filas carlistas. Bajo el amparo de un nuevo pretendiente al trono, <b>Carlos María de Borbon Austria-Este “Carlos VII”</b> se logró aglutinar la amalgama de descontentos que buscaban en un alzamiento militar el cambio de rumbo político y la vuelta a un “sistema tradicional”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUXHpLAzP0z1Wss7HDa01PmI_f3V28KNEH1RjvI9I4mubyRsRjbHethFtQzbm30BJ6yuMqRjYtCM9wXjypbjisXGnrByDsXVhmEaMSJ1PfYlLpvp2wWcHdvLtgW-44KGYhplqPJleGvpgG/s1600/Gustavo_Cobreros.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="998" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUXHpLAzP0z1Wss7HDa01PmI_f3V28KNEH1RjvI9I4mubyRsRjbHethFtQzbm30BJ6yuMqRjYtCM9wXjypbjisXGnrByDsXVhmEaMSJ1PfYlLpvp2wWcHdvLtgW-44KGYhplqPJleGvpgG/s320/Gustavo_Cobreros.jpg" width="199" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gustavo Cobreros y Cuevillas.<br />
Historia Fotográfica de la Última Guerra<br />
Carlista</td></tr>
</tbody></table>
Tras meses de reuniones y preparativos clandestinos, el 21 de abril de 1872 se produce un levantamiento masivo en las provincias de Bizkaia, Navarra y Cataluña. En el ámbito de Las Encartaciones destacaron las figuras del comandante de caballería <b>Florencio Cuevillas</b> , el alcalde de Barakaldo <b>Gustavo Cobreros</b>, el presbítero <b>Pedro Garcia Salazar</b>, y otros prohombres de la zona como <b>Aniceto Llaguno</b> o <b>Cecilio del Campo</b> que impulsaron, y en algunos casos, encabezaron distintas partidas. El entonces comandante general de la provincia, el liberal <b>Ramón de Salazar y Mazarredo</b>, manifestó al Gobierno Central de Madrid en un telegrama del 22 de abril la imposibilidad de sofocar el levantamiento con las escasas fuerzas de que disponía. El día 25 se estimaba que en Bizkaia existían entre 5.500 y 6.000 voluntarios carlistas. Los sabotajes y acciones de armas se sucedían en Las Encartaciones donde la denominada “facción de Cuevillas” por los liberales y “Batallón de Encartaciones” por los carlistas, sostuvo distintos encuentros armados, tomó preso a la corporación municipal de Sopuerta, recaudó dinero para la causa, requisó caballos, libertó a los presos de la cárcel de Amurrio y saqueó las casas cuarteles de Orozko y Balmaseda, entre otras actividades. Muy pronto se incrementaron las dificultades para las tropas liberales con el corte del telégrafo, las líneas férreas y la destrucción de algunos puentes; paralizándose los negocios en Bilbao y suspendiéndose los trabajos en las minas.</div>
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<br /></div>
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A pesar del aparente caos generado, la premura y falta de coordinación de las partidas carlistas, seguida de un rápido desplazamiento de tropas liberales a las zonas en conflicto abortaba esta primera tentativa. El 4 de mayo de 1872 el ejército liberal sorprendió en Oroquieta (Navarra) a parte de las tropas carlistas inmovilizadas en torno a su rey y carentes de armas. Carlos VII escapa a duras penas a Francia, dejando atrás a sus voluntarios. Ante semejante descalabro y viendo el cariz que tomaban los acontecimientos en Bizkaia tras la batalla el 14 de ese mismo mes en las cercanías de Mañaria, la junta carlista del Señorío optó por la rendición negociada de sus batallones en el llamado <b>Convenio de Amorebieta</b> (24 de mayo de 1872). Sin embargo este tratado no satisface a ninguna de las partes implicadas. Los rescoldos de insurrección no se apagan. Cataluña continua en lucha y la inercia del movimiento y la presencia de partidas que marchan y contramarchan hacen el resto. </div>
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<br /></div>
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<b>Gerardo Martinez de Velasco</b> es nombrado comandante general carlista del Señorío. Ha conseguido mantener una fuerza de entre 500 y 1.000 hombres en armas, a las que se suman las partidas bizkainas que no han se han rendido en Amorebieta. En Las Encartaciones se encuentran varios de estos grupos armados: <i>“[…] cerca de Valmaseda había unas cuantas partidas de 15 á 20 hombres, una de 60 mandada por <b>Bonifacio Gómez</b>, otra de unos 40 hombres mandada por <b>Beláustegui</b>; había también una de 30 hombres mandada por <b>Cecilio del Campo</b>”</i>.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPXs9G0i6fvR_2cGoizDBR4xbsrF7HieRxb-7NFD5CnpQxk85n5NFqMFifDwA4yfs8AYn9EfUJxMJx-idR2BSKiZ0KDYddNa9isVJck0aGlg3nT9ZfI8yVEr0PbT8CG4zAN7BwkBiAnKhP/s1600/Archivo_navarra_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="806" data-original-width="1417" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPXs9G0i6fvR_2cGoizDBR4xbsrF7HieRxb-7NFD5CnpQxk85n5NFqMFifDwA4yfs8AYn9EfUJxMJx-idR2BSKiZ0KDYddNa9isVJck0aGlg3nT9ZfI8yVEr0PbT8CG4zAN7BwkBiAnKhP/s400/Archivo_navarra_1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Levantamiento de las partidas. Archivo de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
Será en este momento cuando en el esfuerzo de reorganizar la guerra en Bizkaia se sume al empeño la popular figura del veterano carlista <b>Castor Maria Andechaga Toral</b>. El 18 de agosto de 1873 lanza una incendiaria proclama y paraliza toda la actividad minera de la margen izquierda: “<i>[…] ¡A la lucha! Al combate, valientes Euskaros. Aún hay hierro suficiente en nuestras montañas; aún hay madera abundante en nuestros bosques para armar vuestros brazos y anonadar al infame que agita la destructora tea del incendio sobre el hogar en el que visteis morir á vuestros padres. </i><i>Ea, pues; ¡adelante!</i><i>¡Viva la Religión!</i><i>¡Viva el Rey D. Cárlos VII, Señor de Vizcaya! </i><i>¡Viva España cristiana! </i><i>¡Vivan los fueros! [...]</i>”. A su requerimiento acuden muchos hombres, ya voluntarios, ya obligados, y con ellos se forman los Batallones 1º y 2º de Encartaciones que sustituyen al disuelto en Amorebieta.</div>
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<br /></div>
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Con las partidas consolidadas y los batallones de nuevo en estado embrionario, comienza a llegar el armamento comprado como excedente a países europeos y traídos mediante contrabando. Rifles Berdan, Allen, Chassepot, Snider, carabinas giratorias e incluso flamantes Remington modelo 1871 van sustituyendo los desfasados fusiles de avancarga que portan los voluntarios. No faltarán tampoco las armas de producción propia; el propio Andechaga se encargará personalmente de impulsar y poner en funcionamiento una fundición de artillería en la antigua ferrería de San Antonio de Ugarte en la población de Artea.</div>
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<br /></div>
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En los primeros días de agosto de 1873 el ejército liberal únicamente controla en Bizkaia la ría de Bilbao protegida por algunos fuertes, junto con las poblaciones de Portugalete y Bilbao. La guerra se ha “formalizado” y mientras la prensa de Madrid sigue tratando de forma despectiva la capacidad de lucha y organización del ejército carlista, los generales liberales comprueban como el sistema de defensa basado en pequeñas columnas móviles, resulta un completo fracaso. El propio Andechaga desarma al destacamento que guarnecía Ortuella, desbarata las pocas unidades que se atreven a hacerle frente y deja al resto de tropas liberales encerradas tras la protección de los muros.</div>
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<br /></div>
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La población civil comienza a sufrir los efectos del conflicto y personas no afines al carlismo, como el alcalde Lanestosa, <b>Gregorio de la Colina, </b>abandonan sus casas buscando refugio en zonas controladas por el ejército liberal. Otras corporaciones municipales solicitan el envío tropas o al menos fusiles para armar sus milicias, como el caso de Castro Urdiales (Cantabria). No faltaran tampoco los encartados que prefieran optar por las filas liberales; algunos tomando las armas como la contraguerrilla capitaneada por <b>Eusebio Abasolo “Vinagre”</b>, primer espada de su pueblo natal, Balmaseda, o actuando como informantes como <b>Bartolomé Letona Basterra</b>, natural de Orozco, pero buen conocedor de la geografía encartada.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJIld-kHnQ3pC7wvwNG70KdLI1ldDzeEzPhvT7uS9pyL56pFZJ4zTAyMn_3otxIWRLK2-ZvbORvLRQBivAA_Opf17X1tKgWFD2f4GCWSRrbcJBHiKSoBUmffLan2FqG3WRtdN-Ps1V2I-G/s1600/puente-viejo-001v2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="591" data-original-width="900" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJIld-kHnQ3pC7wvwNG70KdLI1ldDzeEzPhvT7uS9pyL56pFZJ4zTAyMn_3otxIWRLK2-ZvbORvLRQBivAA_Opf17X1tKgWFD2f4GCWSRrbcJBHiKSoBUmffLan2FqG3WRtdN-Ps1V2I-G/s320/puente-viejo-001v2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente de la Muza en Balmaseda. Harresi Kulturala Elkartea</td></tr>
</tbody></table>
Un 22 de julio de 1873 Balmaseda será evacuada de tropas liberales convirtiéndose en un importante centro neurálgico del incipiente estado carlista que se extenderá por todo el territorio vasco navarro. La villa encartada servirá como centro de operaciones de los Batallones Cántabros y Castellanos del Ejército Carlista del Norte, y donde se constituirá la Real Junta Carlista de Cantabria, análoga en su funcionamiento a las Diputaciones Vascas, aunque con un territorio efectivo muy reducido. También será el centro neurálgico de muchas e importantes decisiones, contando con un importante hospital de sangre que dará cabida tanto a los heridos en combate, como a los enfermos de viruela, tifus, disentería… y un largo número de enfermedades infecciosas que sufren tanto los soldados como la población civil. Carlos VII, en su periplo por los territorios vasco navarros, llega a Balmaseda un 7 de enero de 1874, en la festividad de los Reyes, donde pasa revista a sus tropas y escucha misa solemne en la monumental iglesia de San Severino. Allí permanecerá hasta el día 13 cuando parta en dirección a Artzeniega para rezar ante la imagen de la Virgen de la Encina, antes de continuar su camino a Durango, sede de su Corte en Bizkaia.</div>
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<br /></div>
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Mientras, la guerra sigue su curso e importantes victorias caen del lado carlista. El 21 de enero de 1874, todo un batallón liberal, el Segorbe, queda encerrado entre los muros que defienden Portugalete y a pesar de la ayuda artillera de la escuadra liberal, capitula el 21 de enero de 1874. Los otros dos fuertes que los liberales poseían para la defensa de la ría, Luchana y Desierto, se rinden seguidamente. El 23 de enero toda la ría del Nerbioi se encuentra controlada por el ejército carlista y el Bilbao liberal queda reducido al casco histórico. </div>
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<br /></div>
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El 21 de febrero las baterías carlistas abren fuego sobre la villa de Bilbao, cercado por los batallones bizkainos que llevan los sobrenombres de Guernica, Durango, Marquina, Munguía y Bilbao, al mando de <b>Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca</b>, Marques de Valdespina. En el lado contrario se encuentran 3.700 hombres bajo la dirección de <b>Ignacio Maria del Castillo y Gil de la Torre</b> que se concentran en diferentes fortificaciones de Bilbao para resistir el asedio. </div>
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<br /></div>
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</div>
Obligados romper el incipiente Sitio, divisiones enteras del ejército liberal se desplazan en ferrocarril hasta Santander y Miranda de Ebro, avanzando por la costa. Con los ejércitos separados por el río Barbadun, comenzará la Campaña de Somorrostro. Durante tres meses se producirán una sucesión de combates, encuentros, ataques y maniobras, que desgastarán a ambos ejércitos, generarán miles de bajas y sorprenderán a Europa y al mundo del siglo XIX por la eficacia de la defensa carlista.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBnr6AAOLv7qu7CtayGhstVfTK4w-qUE2LyO7r9EIn1Rt51FImPXc2Ck18AVsMLRas5Tt5FSLFV5l-NJgo-8C2pdptko1a5Qmp_49lKZHlyfm9OTCByAGzOfsRdPlzhx__YRN0C0GboxI6/s1600/Archivo_navarra_3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="465" data-original-width="1009" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBnr6AAOLv7qu7CtayGhstVfTK4w-qUE2LyO7r9EIn1Rt51FImPXc2Ck18AVsMLRas5Tt5FSLFV5l-NJgo-8C2pdptko1a5Qmp_49lKZHlyfm9OTCByAGzOfsRdPlzhx__YRN0C0GboxI6/s400/Archivo_navarra_3.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Levantamiento del Sitio y Entrada de las tropas liberales en Bilbao. Archivo de <br />
Navarra</td></tr>
</tbody></table>
No será hasta abril de 1874 cuando con la llegada de un nuevo Cuerpo de Ejército al mando del <b>Marqués del Duero,</b> se realice un movimiento envolvente que permita desenquistar el campo atrincherado de Somorrostro. La tercera gran batalla de la campaña de Somorrostro comenzará el 27 de abril. La línea carlista se ha estirado todo lo posible, fortificando todos y cada uno de los pasos de Las Encartaciones. Sin embargo, no disponen de los medios, ni de los hombres como para defenderlo de forma efectiva. Mientras la comandancia carlista espera un avance por la zona de Karrantza, el Marqués del Duero ataca el puerto de Las Muñecas. No hay posibilidad de movilizar a tiempo refuerzos y el correoso Andechaga se ve en la obligación de detener con sus encartados y algunas compañías de castellanos y gipuzkoanos la marea de hombres que suben hacia el puerto de montaña. Andechaga intenta suplir con valor y entrega el error estratégico que le ha llevado a fortificarse en las cercanías del pueblo de Talledo (Cantabria), excesivamente expuesto a la artillería liberal. Ya en retirada cae junto a su capellán y gracias a un burro requisado a la dueña de la ferrería del Pendiz, se traslada su cadáver hasta la población de Sodupe donde es enterrado.</div>
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<br /></div>
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Roto el frente por las Muñecas y ante la posibilidad de quedar la práctica totalidad del Ejército Carlista del Norte copado, se toma la decisión de levantar la Línea de Somorrostro y abandonar el Sitio. Acción que se realiza en perfecto orden, sin pérdida de material ni hombres. Concha hace una entrada triunfal en Bilbao el 2 de mayo.<br />
<br />
La apresurada retirada de los batallones carlistas ante el aparentemente imparable avance de las tropas de Concha hace que Balmaseda sea reconquistada por los liberales el 13 de mayo. Ahora toca a la corporación de corte carlista huir, siendo una comisión de vecinos la que se presenta ante el mismísimo Concha. Su discurso paternalista habla sobre lo inicua que era la guerra, de la punible é injustificada rebelión de provincias tan favorecidas y de su inquebrantable propósito de obligarlas a aceptar la paz o a que sus habitantes emigraran al interior de las montañas.</div>
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<br /></div>
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Los planes del Marqués del Duero son ambiciosos, queriendo dejar pacificadas de forma definitiva Las Encartaciones como paso previo a dominar Bizkaia y Araba. Recorre el Valle de Mena y baja hasta Orduña, donde también penetra sin grandes luchas el 17 mayo. Sigue su avance por tierras alavesas, llegando hasta Vitoria, restableciendo momentáneamente la comunicación entre la capital alavesa y Miranda de Ebro. Dispuesto a tomar Estella, corazón de la Corte Carlista, su muerte en la batalla de Abarzuza el 27 de junio de 1874 precipita los acontecimientos, retornando la situación a un estado previo al paso del insigne general. Los triunfos liberales han sido estériles y fugaces. A medida que el ejército liberal ha ido avanzando, el territorio que ha quedado a sus espaldas vuelve a manos carlistas, ante la imposibilidad de dejar tropas que lo sustenten. De esta forma, Bilbao queda de nuevo aislado y tanto Balmaseda como Orduña retornan a manos carlistas.</div>
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<br /></div>
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Tras la muerte de Andechaga, será <b>Valdespina </b>y posteriormente <b>Berriz </b>los que tomarán el mando de los batallones de Bizkaia. Por su parte los batallones de Encartaciones cambian su configuración, fusionándose los dos batallones iniciales para formar el 5º de Vizcaya, bajo el nombre de “Batallón Somorrostro”. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFnzVAza5i4mXkvsjx5EebRAMafb-CI1yba8CRyEPveOye3vlwC-_tfh6rFyXLb5tsK1CyVruSAkCqTi6RhFdx2vii99xEPP7ct6T9Fv2PnV318hpbnPaDSR7bg5SeKhjxL3rIB5aFcvA8/s1600/iglesia-san-severino-002.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="554" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFnzVAza5i4mXkvsjx5EebRAMafb-CI1yba8CRyEPveOye3vlwC-_tfh6rFyXLb5tsK1CyVruSAkCqTi6RhFdx2vii99xEPP7ct6T9Fv2PnV318hpbnPaDSR7bg5SeKhjxL3rIB5aFcvA8/s320/iglesia-san-severino-002.jpg" width="221" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de San Severino en Balmaseda.<br />
Harresi Kulturala Elkartea</td></tr>
</tbody></table>
Pero los batallones carlistas no son omnipresentes y el 21 de noviembre de 1874 la villa de Balmaseda se despierta con la entrada de toda una columna liberal. El diario propagandístico oficial carlista, el “Cuartel Real” lo relata de la siguiente forma: “<i>Ayer mañana ocupó á Valmaseda una fuerza enemiga, compuesta de infantería, caballería y cuatro cañones, con un total de 4 000 hombres. En la villa ocupada no había ni sombra de tropas Reales, y la administración del Señorío solo tenía un pequeño almacén de provisiones. Se han verificado impunemente por los republicanos todo género de exacciones, depredaciones y violencias y, según noticias, han incendiado una cantidad considerable de barriles de petróleo, que no sabemos qué desastres habrán ocasionado […] los republicanos permanecieron en la villa cinco horas, sin alojarse y sin soltar las armas; pero no desperdiciaron el tiempo. Mientras Villegas arreglaba los pormenores de un reparto de cuatro mil duros, abonables por los carlistas, sus subordinados se esparcían por la población, penetraban en las tiendas, elegían artículos á su capricho, y, para salvar el honor de la República, recomendaban que cargasen a la cuenta de ésta el importe de las compras, ó daban recibos, firmados por Juan Palomo, Perico Retuerta o el Pelón de Almonacid. Hay que confesarlo: éste es un progreso evidente en las costumbres militares de los republícanos. Ya no roban, sino hurtan. Pero, de cualquier manera, es una maldad punible, de parte de esos ciudadanos, el quedarse con lo ajeno contra la voluntad de su dueño, para que la responsabilidad pese sobre terceras personas. Porque ha de saberse que el Sr. Bérriz, al llegar á Valmaseda y enterarse de la treta republicana, ha dispuesto que el reintegro se haga á los perjudicados por los liberales de la población; dejando al par sin efecto la exacción de las veinte mil pesetas, con otras prevenciones que los jefes de las tropas Reales se han encargado de hacer acá y allá, para que en lo sucesivo no se repitan desmanes contra los encartados, y se limiten los republicanos á hacer la guerra en buena ley</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de estas “fáciles victorias”, lo cierto es que a finales de 1874 la situación en Bizkaia para las tropas liberales no es buena: se encuentran divididas en tres unidades aisladas entre sí y salvo los 8 batallones que están “encerrados” en Bilbao, el resto, ni tan siquiera pisan suelo bizkaino, teniendo sus cuarteles en San Sebastian (Gipuzkoa) y Medina de Pomar (Burgos). </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzw5H9i6cEgph8UqNsK7Q4sneetIu7oV5fO3s7G1ny62Gh5O4K_GOQX19r8S6OdDHK32PIoEIo376ltpFvw-arYE5QtRV1ceyfZHOmgyNqF3oDClbFWAUgTKMApOWvGF7Wt4aNnmhS9LnD/s1600/carlistas_album_siglo_XIX.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="259" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzw5H9i6cEgph8UqNsK7Q4sneetIu7oV5fO3s7G1ny62Gh5O4K_GOQX19r8S6OdDHK32PIoEIo376ltpFvw-arYE5QtRV1ceyfZHOmgyNqF3oDClbFWAUgTKMApOWvGF7Wt4aNnmhS9LnD/s320/carlistas_album_siglo_XIX.jpg" width="236" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Voluntarios carlistas. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
El 4 de enero de 1875, el mariscal de campo <b>Manuel Salamanca</b> remite al Ministro de la Guerra en Madrid una memoria sobre el estado de la guerra en Bizkaia: “<i>[…] la situación de la provincia de Vizcaya es todo lo mala que puede ser, porque está total y completamente dominada por el enemigo; que no se conoce la acción del Gobierno ni la de las tropas, dedicadas á una defensa pasiva absoluta […] Con el resto de España no hay absolutamente más comunicación que la ría. […]</i>”. Además añade en referencia a la posibilidad de atraer al campo liberal a los habitantes de Las Encartaciones: “<i>[…] Sabido es, excelentísimo señor, que los batallones de las Encartaciones, bien porque su carácter algo parecido al de los habitantes de la parte de Santander y limítrofes, y porque el continuo roce con aquellas zonas les haga más ilustrados y menos fanáticos y la dominación carlista sea menor, o por otras causas, son los menos seguros para el enemigo y donde hay más descontento. Sus intereses más ligados con Castilla y con la explotación de las minas en que obtienen crecidos jornales, hacen que pueda esperarse más fruto que en otra parte […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b><br /></b></i>
<i><b>La "Línea de Valmaseda"</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
A medida que la guerra en el Norte se va constriñendo a las provincias Vasco-Navarras, ante la manifiesta incapacidad del ejército carlista de avanzar y controlar territorios de forma efectiva, más allá de los territorios forales, se establece la denominada “<b>línea de Valmaseda</b>”: una defensa que partiendo del extremo más oriental de las Encartaciones de Bizkaia baja hasta Balmaseda, pasa por Arztiniega para llegar a Orduña. Supone el extremo izquierda del “estado carlista”, una frontera con un fuerte carácter psicológico que separa las dos concepciones de entender un estado; y para su defensa mantendrá tropas permanentes de cántabros, asturianos, castellanos, encartados y otras tropas bizkainas, llegando a concentrar hasta nueve batallones y contando con la colaboración puntual de tropas gipuzkoanas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgm8ibrTe-1WvUPmcpQMW8IIhhyphenhypheniFQAjQ03GaTBwGJB5bcmSqvFfP5TvgQkGZJFFu_qD7356hXUDY2P9j1CQUhNWMdyP3wqBY2JB7O50to6CVFcabObqGRhHTOi_8goEr72gUQ6VvnXfd3Z/s1600/Mapa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="697" height="236" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgm8ibrTe-1WvUPmcpQMW8IIhhyphenhypheniFQAjQ03GaTBwGJB5bcmSqvFfP5TvgQkGZJFFu_qD7356hXUDY2P9j1CQUhNWMdyP3wqBY2JB7O50to6CVFcabObqGRhHTOi_8goEr72gUQ6VvnXfd3Z/s400/Mapa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Línea de Valmaseda" y zona bajo domino carlista en el Norte en septiembre<br />
de 1874. Modificado de "Historia fotográfica de la última guerra Carlista"</td></tr>
</tbody></table>
A partir de este límite y con los frentes cada días más consolidados, se extiende una “tierra de nadie” que se encontrará en continuo conflicto, donde guerrillas y batallones marchan y contramarchan, aprovechando los momentos de debilidad del contrario. Las acciones y luchas se suceden en un corto espacio de tiempo, pudiéndose decir que era raro el día que no había algún combate. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En este sentido, y en confrontación al mayoritario sentimiento carlista de Las Encartaciones de Bizkaia, el valle de Mena, a pesar de su innegable relación con Bizkaia, profesa una simpatía que parece inclinarse por el sector liberal. Esto no impide que el carlismo goce en la zona de una red de espías y simpatizantes, constituyendo el valle una puerta de entrada de materiales y hombres que llegan para enrolarse en los ejércitos reales. De hecho, el <b>Padre Apalategui</b> en sus entrevistas con veteranos de la guerra llegó a describir un auténtico “camino carlista” a través del cual los voluntarios castellanos, cántabros, leoneses y asturianos llegaban a Balmaseda, atravesando un territorio “a priori” controlado por las tropas liberales. Según Apataletgui también hubo meneses que formaron parte destacada del ejército carlista, como <b>D. Juan "el cura de Mena"</b>. que llegó a ser oficial del batallón de Guías de la división castellana carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwStt570iHMg92xJtpnBRnXL40a0W6FbzwBPRjOwVge-LXyvyEwD3YXU2RgMHsgrboqDhrMjEa-tZuFpkeXV6xEiUKBRDdYJpWB9fTRaj_zcnUChygpl50wp5ozZxAjuSvFyahLp0hcuoh/s1600/Tumba_Villegas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="316" data-original-width="262" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwStt570iHMg92xJtpnBRnXL40a0W6FbzwBPRjOwVge-LXyvyEwD3YXU2RgMHsgrboqDhrMjEa-tZuFpkeXV6xEiUKBRDdYJpWB9fTRaj_zcnUChygpl50wp5ozZxAjuSvFyahLp0hcuoh/s1600/Tumba_Villegas.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tumba de Juan Jose Villegas en Cobreces<br />
(Cantabria). Su epitafio reza:<br />
<i>Ojo que viene Villegas</i>. Cortesía de la familia</td></tr>
</tbody></table>
Al mando del cuerpo de ejército liberal que operaba en la zona se encontraba <b>Juan Jose Villegas Gómez</b>, al que los carlistas se referían despectivamente como “el predicador”. Este general, además de republicano convencido, se caracterizaba por ser un perfecto conocedor del terreno donde combatía y al ejército al que se enfrentaba, además de ser considerado como un gran estratega, tal y como habían puesto de manifiesto en la redacción del plan el plan que finalmente terminó con el levantamiento del Sitio de Bilbao, a mayor gloria del general Concha. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sobrepuesto a los primeros embates y descoordinaciones del comienzo de la contienda que había supuesto que la Diputación Foral Carlista de Castilla hubiera llegado a tener su residencia en Medina de Pomar y tras algunas victorias, como la entrada en Balmaseda en ausencia de lucha el 21 de noviembre, se enfrentó a la “línea de Valmaseda” carlista con una cierta precariedad de medios y falta de fuerzas suficientes. Villegas contaba únicamente con 4 batallones estando obligado a cubrir un extenso territorio. Esto permitía a los carlistas campar a sus anchas por todo el territorio de Mena, Quincoces, valle de Soba, etc., estableciendo aranceles, cargando tributos, tomando pertrechos y hombres, para seguidamente volver a sus líneas, para mantener un estado que comenzaba a quedar constreñido auna concepción defensiva que dejaba la iniciativa de las grandes acciones al ejército liberal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para paliar la ausencia de tropas regulares que controlasen la zona se armó una “contraguerrilla de Meneses”, también denominada “<b>Voluntarios Menese</b>s” al mando de <b>Francisco Hoyos</b>, al que se le unió 4 compañías del ejército regular comandadas por el oficial <b>Froilan Castro</b>, con el objetivo de combatir la actividad carlista en la zona. Curiosamente estas patrullas de civiles armados, se caracterizarán por presentar como parte de su atuendo el emblema característico de la uniformidad carlista: la boina; lo que produjo no pocas confusiones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A finales de 1874 y comienzos de 1875, finalmente se presentaron en Medina de Pomar, y con un fuerte retraso por las nevadas, los 4 batallones de refuerzo que Villegas había solicitado. Con su llegada se encontró con un cuerpo de ejército lo suficientemente numeroso como para pasar de un estado de defensa y evitación de conflicto, a iniciar los preparativos para una ofensiva que alejara a los carlistas de Mena. En aquel momento el ejército de la izquierda contaba con: dos brigadas (<u>1º Brigada</u>: Regimiento de Infantería de Línea Mallorca Nº13 con los batallones 1º y 2º, Batallón Reserva Oviedo Nº 3 y Batallón Reserva Santiago Nº 16. <u>2º Brigada</u>: Regimiento de Infantería de Línea del Infante (Ramales) Nº 5 con los batallones 1º y 2º, Batallón Reserva Burgos Nº4 y Batallón Reserva Cuenca Nº 24), dos escuadras de Caballería de Cazadores de Albuera (unos 300 caballos) y la 5ª batería del 3º de Montaña.<br />
<br />
En un vuelo 3D generado con GoogleEarth se presentan los principales lugares geográficos que configuran el teatro de operaciones militares de la Celadilla:<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dzrJ3LLLH-FxJAaC-Jc_NqOnraRULutdg_RoGBS5ysTDzWI8mfqqR-Kpce8BiBLW0pDHMuBEpH-INjI4zJekg' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Un Preludio </i></b><br />
<br />
El 7 enero de 1875, en un paisaje nevado, comienzan, de forma involuntaria, las acciones que desembocaran en la primera gran batalla de Celadilla. Los oficiales Francisco Hoyos y Froilan Castro, que se encuentran al frente de la contraguerrilla y de las compañías de regulares que apoyaban las acciones de estos voluntarios (unos 200 hombres), tenían órdenes claras en referencia a la evitación de cualquier tipo de confrontación, más allá de Villasana: “<i>[…] ante la probabilidad de topar con fuerzas mayores, no se sobrepasará Villasana para facultar en caso necesario la incorporación de nuevas fuerzas o una auxilió rápido</i>”. Sin embargo y según indica un telegrama publicado en el diario “El Cuartel Real”: “<i>La columna enemiga de Medina, al saber se construían trincheras en Valmaseda, avanzó hasta una legua cerca de este punto, para impedirlo […]</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0MiDTz2ZDMgt70U13xG0udp6sxBmC5FYsSUlMrbsaEoPUG90jgohz42l7SiRkABa8_qk1xcuDyXlsHWjqxf3fsD-IqM0DV6zODq_w3ovGuXO-1LmQneoAGfsx9sqoBDqExHqiLre4dfew/s1600/Carlistas_Marchando.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="650" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0MiDTz2ZDMgt70U13xG0udp6sxBmC5FYsSUlMrbsaEoPUG90jgohz42l7SiRkABa8_qk1xcuDyXlsHWjqxf3fsD-IqM0DV6zODq_w3ovGuXO-1LmQneoAGfsx9sqoBDqExHqiLre4dfew/s320/Carlistas_Marchando.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carlistas marchando. Diario <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Al medio día las guerrillas liberales desplegadas se topan con la presencia del pequeño batallón carlista de Asturias (1º de Asturias) que al mando del general <b>Rafael Hurtado de Mendoza </b>se dirigía por la carretera de Artzniega al Berrón. Junto al general carlista marcha <b>Lucas Alarcia Garridos</b>, proclamado gobernador militar (carlista) del valle Mena.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según el relato aparecido en el diario o carlista “El Cuartel Real”, a las dos de la tarde de ese día, Rafael Hurtado de Mendoza y su batallón se encontraba entre los pueblos Antuñano y Bortedo, <i>“habiendo tomado con anterioridad las precauciones convenientes para atravesar este valle, que todo es enemigo, y en el cual vaga la partida de los titulados Meneses, compuesta por 70 a 80 hombres”</i>. Al llegar a la altura de Antuñano, Hurtado de Mendoza relata que comenzó a recibir fuego enemigo de las tropas que Hoyos había apostado en los altos de la Peña de San Miguel; produciéndose un intercambio de disparos por espacio de una hora.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según continúa la descripción de la acción Hurtado de Mendoza, las tropas liberales intentaron un movimiento envolvente bajando por el cordal de San Miguel para caer sobre, la hoy desaparecida, ermita de Santa Isabel y subir a “<i>las alturas del pueblo de Bortedo</i>” con el objetivo detener el avance del batallón carlista. Pero el general carlista ya había esperado este movimiento, destacando una compañía en la ermita y avanzando “<i>a la carrera</i>” para tomar posiciones en Bortedo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfpvuwSuFF4DkEaGAemz5nqcJ34A6WAKmER9rVV-ijryGLBSNtNUud18KO-Psvw1RXhu001AgzVHLz1JJiWsKWIQ4JtNWCHMOmqvZY3_IO3JciT7_Pya4py8vdf9cZle-25G2p5MbSUSvQ/s1600/Lucha.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="786" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfpvuwSuFF4DkEaGAemz5nqcJ34A6WAKmER9rVV-ijryGLBSNtNUud18KO-Psvw1RXhu001AgzVHLz1JJiWsKWIQ4JtNWCHMOmqvZY3_IO3JciT7_Pya4py8vdf9cZle-25G2p5MbSUSvQ/s320/Lucha.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Combate. Modificado de <i>La Ilustración Española y Americana</i></td></tr>
</tbody></table>
Sin el control de los puntos altos, y obligados a luchar en terreno más abierto, la contraguerrilla de Meneses y las tropas regulares pronto se vieron en inferioridad numérica y en la obligación de retroceder, “<i>tras dos cargas a la bayoneta</i>”. La retirada se convierte en desbanda al caer herido el capitán Hoyos, cuyo caballo quedará en manos carlistas. Mientras el débil frente liberal se desmorona, 34 soldados de una escuadra de gastadores y un oficial que habían quedado apostados en el Berrón, protegiendo el flanco izquierdo de la exigua fuerza de voluntarios y tropas regulares, quedan copados en dos casas. A las 5 de la tarde su resistencia se torna desesperada ya que los carlistas reciben los refuerzos de 4 compañías del batallón de Munguia y la compañía volante de <b>Jose Maria Escauri(a)za</b> (sic). Una hora más tarde, son hechos todos prisioneros, tomando los carlistas un botín que incluye. “<i>[…] 32 fusiles y dos mulas de brigada con cartuchos</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hurtado de Mendoza aseguró que las bajas carlistas de la acción fueron “<i>un brillante oficial muerto y dos sargentos y un soldado heridos</i>”, y del batallón de Munguia un soldado muerto y otro herido. Gracias a los archivos parroquiales de San Severino Abad de Balmaseda tenemos la confirmación del fallecimiento de 4 hombres en esta acción, 3 de ellos del Batallón de Asturias:<br />
<ul>
<li>Teniente del Batallón Asturias, <b>Franciso Garcia Alonso</b> de 41 años, viudo, nacido en Astorga (León) y de oficio dorador</li>
<li>Soldado del Batallón Asturias, <b>Fausto Iglesias Gonzalez</b> de 21 años y nacido en Valdevida (León)</li>
<li>Sargento 2º del Batallón de Asturias, <b>Francisco Garcia Garcia</b> de 27 años y nacido en Villabandin (León)</li>
<li>Soldado <b>Juan Llorente Rodriguez</b>, nacido en Salas de los Infantes (Burgos) y estaba casado</li>
</ul>
<b><i>Malas Nuevas para Villegas</i></b><br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0llVMkGnJbEQ1aWuuN9FzGP-XIL14BwowNmOaiJRVeLk-bevMBpq1CK0ZB5zf93KIro3RURZ9dJt5-YlG-_NKSbTCdpLt-EKlZLZJCuiyqC99miEgAHo9dE67ULypEm_0465Mlj5QuXRY/s1600/Alfons_XII.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1427" data-original-width="1094" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0llVMkGnJbEQ1aWuuN9FzGP-XIL14BwowNmOaiJRVeLk-bevMBpq1CK0ZB5zf93KIro3RURZ9dJt5-YlG-_NKSbTCdpLt-EKlZLZJCuiyqC99miEgAHo9dE67ULypEm_0465Mlj5QuXRY/s200/Alfons_XII.JPG" width="153" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Alfonso XII</td></tr>
</tbody></table>
La noticia de la derrota sufrida por la columna liberal llegó a oídos de Villegas ese mismo día, mientras el general se encontraba de paso en el pequeño pueblo de Gayangos (Burgos), tras mantener con la alta oficialidad liberal una reunión en la ciudad de Logroño. La convocatoria de aquella reunión era especialmente delicada ya que en ella se iba a tratar el acatamiento del golpe militar que había proclamado <b>Alfonso XII</b> como nuevo Rey de las Españas y el cambio de rumbo que iba a tomar la guerra con esta Restauración; que si bien no iba a desarmar el carlismo, sí que iba a debilitar su fuerza. Para las tropas liberales el cambio suponía que se pasaba de luchar por una República a levantar de nuevo un estandarte monárquico. Esto supondrá un duro golpe moral para el republicano Villegas, que dada su bien conocida tendencia política, se verá relegado de la toma de las grandes decisiones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Villegas, siguiendo las mismas recomendaciones que el propio general Salamanca había comunicado a Madrid en su larga misiva sobre el estado de Bizkaia con fecha 4 enero, había manifestado la necesidad de primar las acciones sobre la "línea de Valmaseda", de forma que se produjera una apertura del valle del Cadagua, que permitiera al ejercito de la izquierda liberal moverse a lo largo del eje del río para darse la mano con las tropas que permanecían aisladas en Bilbao. Pero la oficialidad reunida en Logroño hizo oídos sordos (una vez más) a las recomendaciones de Villegas, continuando Navarra como el centro de operaciones en detrimento de otros frentes.<br />
<br />
El general Villegas retornaba a su base en Medina de Pomar sabedor que pronto se verá privado de parte de sus fuerzas y de cualquier posibilidad de realizar maniobras de carácter ofensivo. La lectura del comunicado donde se relataba la derrota y captura de 34 sus hombres, enciende todavía más los ánimos de Villegas: al desobedecer las órdenes dadas, los voluntarios Meneses y los regulares que les acompañaban, han servido en bandeja al ejército carlista una victoria de la que no tardarán en sacar réditos mediáticos, dejando prisioneros a toda una escuadra de selectos gastadores y trastocando sus planes de acción. Rápidamente marcha hasta Villasana para evaluar la temeridad que han cometido sus hombres. Allí recibe el parte de lo ocurrido de primera mano de boca de su subordinado Froilan Castro, al que no duda en suspender de empleo y sumariar por su conducta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8l8d69Eolbp4rxM9koiIrBkoEP4C61_r1-T4H-sYWmgk0Hnywt5QvAKPbo8cd6FbAPj5tdiJ9IhYSjTa1bOlprqGoTwBx5oetDZu9_Fvw5CBxIk-QurqA_gV4ikFhyphenhyphen4yYHafVbmhqd62h/s1600/Campamento_Le_monde_illustre.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="522" data-original-width="745" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8l8d69Eolbp4rxM9koiIrBkoEP4C61_r1-T4H-sYWmgk0Hnywt5QvAKPbo8cd6FbAPj5tdiJ9IhYSjTa1bOlprqGoTwBx5oetDZu9_Fvw5CBxIk-QurqA_gV4ikFhyphenhyphen4yYHafVbmhqd62h/s320/Campamento_Le_monde_illustre.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Campamento liberal. Modificado de <i>Le Monde Illustre</i></td></tr>
</tbody></table>
Los dos días siguientes serán de actividad frenética en las tropas que manda Villegas preparándose para acometer la línea de Valmaseda frontalmente. Algunos de sus hombres ven en esta actitud un elemento “paternalista”, describiendo así su estado de ánimo: “<i>[…] furioso como leona a quien astuto cazador arrebata sus hijuelos, concibe uno de esos atrevidos proyectos peculiares sólo a los grandes y privilegiados genios: decide rescatar a todo trance los prisioneros hechos, […]</i>”. Pero también es posible que en la mente de Villegas rondase la idea de jugarse todo a una carta; allí donde una sonada victoria pudiera servir como elemento desencadenante del inicio de operaciones de mayor envergadura en la zona y como trampolín para validar su estratégico plan.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Una Gran Batalla</i></b><br />
<br />
El 10 de enero de madrugada, y tras obtener el visto bueno de un ataque por parte de su superior el <b>Manuel de la Serna y Hernández Pinzón</b>, se movilizan todas las tropas. Villegas sale de Villasana al frente de las dos brigadas liberales que con el apoyo de caballería y artillería, suman unos 6.000 efectivos y avanza por la carretera directamente hacia Balmaseda, llegando a las 8 de la mañana al Berrón.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh79tZPJJFStC7-1gOd0jqMzKK6KFkp7Lwbu7FtAABoEc6VE7lXy79D-VxTkgroWOEBxoKqUNMOeNtkkI8oSwRdW044eG2KAkrvXTGu8HR6xoGGNi10-gznd9sVJIkfuYTdeOQJ0ttrvltd/s1600/Trincheras_celadilla.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="634" data-original-width="366" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh79tZPJJFStC7-1gOd0jqMzKK6KFkp7Lwbu7FtAABoEc6VE7lXy79D-VxTkgroWOEBxoKqUNMOeNtkkI8oSwRdW044eG2KAkrvXTGu8HR6xoGGNi10-gznd9sVJIkfuYTdeOQJ0ttrvltd/s320/Trincheras_celadilla.jpg" width="184" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Restos de trincheras en el Alto de la<br />
Celadilla</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Frente a él se encuentra el 8º de Bizkaia “Batallón Bilbao”, el 1º de Asturias, además de 4 compañías del 6º de Bizkaia “Batallón de Munguia”, y algunas partidas volantes de las Encartaciones. Constituyen un total de aproximadamente unos 2.500 hombres, al mando del entonces coronel <b>Sebastian Gorordo Arana</b>. Como anécdota, escritores liberales cuentan que este tabernero reconvertido en militar había cometido diversas tropelías, entre ellas la de emplumar a una mujer por el mero hecho de ser sirvienta dentro de una casa de reconocidos liberales.<br />
<br />
En completa ausencia de artillería, la defensa carlista sobre el terreno es escalonada basada parapetos y trincheras, contando con guerrillas en la zonas más avanzadas, y con puntos fuertes en el monte Coruño, Bortedo, y altos adyacentes a Antuñano; quedando como último bastión, las fortificaciones del monte Celadilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Villegas, favorecido por la fuerza que le confiere la concentración de sus tropas, maniobra dejando atrás la carretera y se interna a lo largo del valle de Aiega. Primeramente desaloja a las guerrillas que los carlistas presentaban en la ermita de Santa Isabel, no dudando en utilizar la artillería que coloca en el llano en la retaguardia de la ermita. Ante semejante despliegue y siguiendo la táctica de abandonar sus puestos para retroceder a la siguiente zona de defensa, los carlistas allí apostados se repliegan hacia zonas más seguras.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras salvar el pequeño escollo que suponía la defendida ermita, Villegas distribuye sus tropas en el valle para acometer los “huesos duros” que suponen las defensas de Bortedo y Antuñano, a su vez vigilados y protegidos por las elevaciones de Coruño y los Altos de Antuñano.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El pueblo de Bortedo no tarda en caer, seguramente porque los carlistas prefieren concentrar sus fuerzas en la opción de defensa que les proporciona el Coruño y seguidamente toda la 1º Brigada (Regimiento de Mallorca, y Reservas nº 3 y 16) se dirige a las Alturas de Antuñano, dejando atrás el pueblo y coronando las alturas sin grandes contratiempos; donde 6 compañías del Batallón Reserva Nº3 queda en posición defensiva, casi a distancia de tiro de los parapetos carlitas que se encuentran en el denominado “Campo de la Celadilla”. Para evitar sorpresas en ese flanco se ordena al 1º de Mallorca que se coloque en la retaguardia de la extrema derecha de la línea, con el doble objetivo de proporcionar cobertura y socorro a esas 6 compañías que han quedado en los Altos de Antuñano, y estar en observación de una posible presencia de refuerzos carlistas que pudiera aparecer por la carretera de Artziniega. Adicionalmente Villegas despliega una sección del regimiento de caballería de Albuera, para que avance por esa carretera y sirva como elemento de control avanzado. El resto de la 1º Brigada, el batallón Reserva 16 y el 2º de Mallorca, se parapetan en el pueblo Antuñano; mientras otras tres secciones de caballería de Albuera se colocan a retaguardia en el llano a cubierto del fuego carlista pero cerca del pueblo, para acudir en caso de necesidad.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHBJzIBSEN6Vn0MRCaGcJVKSxkFWy79E1lGg2bhl_pfHnjiBOpXMHSJp5NHVn4RBuNX3RE-KbTcsFMebvj1MfEvqxca_hGpL3pML1bimQtyjukVtg04s2ZsNAjFzI84vZJw1NxAI5_dFtJ/s1600/Bateria_Ilustracion.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="219" data-original-width="460" height="152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHBJzIBSEN6Vn0MRCaGcJVKSxkFWy79E1lGg2bhl_pfHnjiBOpXMHSJp5NHVn4RBuNX3RE-KbTcsFMebvj1MfEvqxca_hGpL3pML1bimQtyjukVtg04s2ZsNAjFzI84vZJw1NxAI5_dFtJ/s320/Bateria_Ilustracion.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batería liberal. Modificado de <i>La Ilustración Española<br /> y Americana</i></td></tr>
</tbody></table>
En la primera acometida los carlistas han sido arrollados, perdiendo la zona de Berrón, Bortedo y Antuñano. Una vez establecido y protegido su flanco derecho, Villegas se concentra en tomar el punto fuerte que representa el monte Coruño. Dos compañías del Batallón del Oviedo han recibido la orden de dirigirse al mismo, apoyadas por la cobertura de dos piezas de artillería que son colocadas en el Bortedo; sin embargo, la lluvia de plomo que reciben hace que a los pocos disparos sea preciso retirarlas. Ante esta defensa, Villegas opta por maniobrar con la totalidad de su 2ª Brigada de forma escalonada, disponiendo que el Batallón de Reserva Nº 4 tome posiciones en lo largo de las primeras casas de Bortedo, y proteja el avance del resto de la Brigada. Por su parte el 1º del Infante se coloca en posición de batalla en las alturas de Bortedo y finalmente el 2º Batallón del Infante, al mando de <b>Alberni</b>, es el encargado de asaltar la cumbre del Coruño. A las 4 de tarde, las crónicas liberales indican que el plan trazado se ha cumplido, quedando el Coruño en poder liberal, así como un punto más avanzado denominado Pico Castillejos, distribuyéndose la artillería en estos dos importante puntos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los carlistas se han replegado hacia su última línea de defensas, las fortificaciones del Celadilla, auténtica llave de Balmaseda, desde la que mantienen un domino estratégico del campo de batalla. Desde las posiciones recién conquistadas Villegas observa las defensas del Celadilla, que en ese momento concentra a la mayor parte de tropas carlistas que han ido retrocediendo. El general ya había manifestado su rotunda negativa a atacar de forma directa tropas atrincheradas, independientemente de la cobertura artillera que pudiera tener. La lección aprendida en los campos de Somorrostro ha calado hondo en el general.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0BQM0iswzJGbNrArhV5Q5P7fjfK-868DiyLaF2jv0-lErylOO65E4dybOJwUVQeQx2LEP51peUmjP2xQYvXrmDv7nH3J7bWucGrMJys8aFyMY38bzJxlPuJ7pSUTFNLdjC-uD0eqXq65E/s1600/Cuartel_Real_4.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="377" data-original-width="319" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0BQM0iswzJGbNrArhV5Q5P7fjfK-868DiyLaF2jv0-lErylOO65E4dybOJwUVQeQx2LEP51peUmjP2xQYvXrmDv7nH3J7bWucGrMJys8aFyMY38bzJxlPuJ7pSUTFNLdjC-uD0eqXq65E/s320/Cuartel_Real_4.jpg" width="270" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Noticia aparecida en el <i>Cuartel Real</i></td></tr>
</tbody></table>
El periódico carlista “El Cuartel Real” interpreta con una cierta distorsión de las realidad, lo ocurrido ese día en una breve reseña en su rotativo: “<i>La columna enemiga de Medina de Pomar, mandada por Villegas, fuerte de 12 batallones </i>(sic)<i>, se ha aproximado a Valmaseda, rompiendo el fuego de fusilería y cañón en nuestra izquierda. El fuego empezó a las nueve de la mañana de hoy, siendo rechazado el enemigo a la una de tarde, con pérdidas de infantería y caballería </i>(sic)<i>. […] Esta tarde han entrado en esta villa </i>(Balmaseda)<i>, los prisioneros hechos en la acción de anteayer. Con este motivo el entusiasmo de estos habitantes es, si cabe, mayor que otras veces</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Una Estrategia Temeraria</i></b><br />
<br />
Con la llegada de la noche cesa el intercambio de fuego y Villegas ordena acampar a sus batallones en los puestos que ocupaban, excepto a la artillería que la hace retroceder a Bortedo, alejándola de un posible “golpe de mano”. A las 11 de la noche ordena comunicar un plan audaz y extremadamente arriesgado: el brigadier <b>Manuel Travesi Perez</b>, transmite a los comandantes del Batallón del Oviedo y el 1º de Mallorca su elección como las tropas asalto que serán las encargadas de avanzar por la noche para tomar los puntos altos de la línea carlista.<b> </b><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 2 de la madrugada del día 11 de enero, las tropas salen del pueblo de Antuñano en dirección a las faldas del monte Arbaliza, cuya cúspide, denominada "Pico Redondo", se encuentra fuertemente fortificada. La vanguardia está constituida por las compañías 6º y 7º del Oviedo, junto con otras dos del Mallorca a las órdenes de <b>Ricardo Alonsos</b>. Le sigue un cuerpo central con el resto del batallón Mallorca a las órdenes de <b>Julian Azañon</b> y cerrando el grupo las otras 6 compañías del Oviedo al mando de <b>Senen Caveda Zarracina</b>. Una hora más tarde, los dos batallones del Infante parten con idéntico objetivo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En completa oscuridad, las tropas avanzan siguiendo primeramente el camino que une Artzeniega con Balmaseda atravesando el pueblecito de Antuñano, paralelo a la pequeña regata que forma con sus aguas vertientes los Altos de Antuñano. A un kilómetro escaso, las tropas se detienen el denominado Puente de la Molina. A partir de aquí, giraran a la derecha siguiendo los tortuosos senderos que trepan las faldas del Arbaliza. En la cabeza de cada grupo avanza un guía local, un habitante de la zona buen conocedor del terreno y de la localización de las tropas carlistas.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0bfeiiHNerK9TlsuVTjQnDQh-M5p5qTBfQ6jbG5BgUO5pvq42fc-gnfj-J59scLvtTffuhiEY2A-ZkFazBQ5_I6ufOP0Qe88zjoKc2PtiBMA1rUo5RMsX9PQ7rX6UyL5heJxaTeHk9zvg/s1600/001182.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="948" data-original-width="631" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0bfeiiHNerK9TlsuVTjQnDQh-M5p5qTBfQ6jbG5BgUO5pvq42fc-gnfj-J59scLvtTffuhiEY2A-ZkFazBQ5_I6ufOP0Qe88zjoKc2PtiBMA1rUo5RMsX9PQ7rX6UyL5heJxaTeHk9zvg/s200/001182.jpg" width="132" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Centinela carlista.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Las crónicas liberales indican un ascenso en un terreno pedregoso y caótico, muy posiblemente siguiendo las barranqueras de los arroyos. La climatología en aquella noche de enero, con un fuerte viento reinante, ahoga el ruido de las tropas en movimiento. El relato de los acontecimientos destaca que los “voluntarios” que actuaban de guías no tardan en perderse y desaparecer en la noche; muy posiblemente la obligatoriedad de su incorporación forzosa al plan nocturno no era de su agrado. Esta pérdida obligará a los oficiales liberales a hacerse cargo de la situación y a tratar de enardecer unos ánimos alicaídos a medida que la noticia de la “desaparición” de sus guías se propaga por la tropa. Los tres grupos seguirán avanzando solos: “<i>La subida se practica a rumbo, cayendo y levantando entre la maleza, con silencio</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las tropas precisarán de entre 3 a 4 horas para llegar a los altos, posiblemente en alguna zona cercana Pico Redondo, que queda identificada en las crónicas como “<i>eminencia que domina el Coruño</i>”. Son las 6 de la mañana y pronto comenzará a amanecer. Rápidamente se distribuyen guerrillas que flanquean las defensas carlistas para caer sobre unos sorprendidos y ateridos centinelas, que en algunos casos confunden al enemigo con sus relevos: “- ¡<i>Que son guiris!</i>”, gritan demasiado tarde. Mientras, el resto de la fuerza liberal forma en columna de maniobras en los altos para acudir “<i>a donde fuera necesario</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR4nGWu3YMeQAlgc8Zi0DUcyOEXFt4u9LyRfaYFJP5_5z-wB49M0qqIPnTNWwAMv9ZNOrqtYRdX-zLPQ8ptMpVj4DFRhnzJblQEDiKt7D58bEeIxAzTFD7NAJNjI5xx58KuO7n5yV9XS4x/s1600/carlistas-abarzuza.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="615" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR4nGWu3YMeQAlgc8Zi0DUcyOEXFt4u9LyRfaYFJP5_5z-wB49M0qqIPnTNWwAMv9ZNOrqtYRdX-zLPQ8ptMpVj4DFRhnzJblQEDiKt7D58bEeIxAzTFD7NAJNjI5xx58KuO7n5yV9XS4x/s320/carlistas-abarzuza.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Combate. Modificado de Representación de la Batalla de<br />
Abarzuza</td></tr>
</tbody></table>
Siguiendo su costumbre, y mostrándose excesivamente confiados en la inexpugnabilidad de sus posiciones, la mayor parte de las tropas carlistas han descendido a los valles a pernoctar en zonas más abrigadas, para retornar al amanecer a ocupar sus posiciones y seguir plantando cara desde las alturas a Villegas. Ya se encuentran de camino asturianos y bizkainos, avanzando sin ningún tipo de precaución y sin ser conscientes que los que les esperan en la cima no son sus compañeros, sino tropas liberales. Los momentos de confusión se multiplican en la penumbra del amanecer, ya que las tropas liberales confunden a los propios carlistas, con la contraguerrilla de Meneses en cuyas cabezas lucen la consabida boina. De forma casi anecdótica, ambas fuerzas, casi llegan a mezclarse, hasta que estando ya cercanos, un capitán del Oviedo, <b>Salustino Velazquez</b>, reconoce que son carlistas, y ordena a su compañías hacer fuego. Aturdidos y sin saber a ciencia cierta que está ocurriendo y a las fuerzas a las que se enfrentan, la columna carlista se desintegra huyendo hacia Zalla y Balmaseda.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En un golpe de suerte, los dos batallones del Infante que al igual que el resto sus compañeros han perdido sus guías y no han llegado a su objetivo, se han desviado demasiado a la izquierda del Arbaliza. Cubriendo el camino que subiendo desde la villa de Balmaseda y que pasando por “Campo los Ajos” llega a la Celadilla, se suman con sus fuegos a desbaratar a las desprevenidas fuerzas carlistas que ascendían por dicho sendero.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dydVEcKbMBx3SposRUqz5QjUJ66dVlEE0bx51giFrw9ibo84wrrcxh6HE91B0HeAI2abrnazGGyXR0aGmhOEg' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<br />
<b><i>Un Amanecer de Incertidumbre</i></b></div>
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<br />
Al clarear el día Villegas desde la retaguardia observa con preocupación los altos con sus prismáticos. Comprueba que existe movimiento de caballería en los pastizales de montaña que existen entre el Pico Celadilla y el Pico Bandera, pero sabe positivamente que sus tropas han avanzado sin caballos, por lo que apesadumbrado deduce que tienen que ser carlistas. Lo que no alcanza a discernir es que esos caballos están conducidos por sus propios soldados que los han tomado junto a armas, municiones, pertrechos, una bandera sin lema alguno y distinta documentación, que los carlistas han dejado en su precipitada huida. Finalmente le llega una comunicación directa de Caveda en un escrito garabateado en lápiz: la Celadilla está ocupada y el camino a Balmaseda está abierto. Villegas suspira aliviado.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRXdszzW5Ud4SdUdtHOUQOjdyxBLiIbfyku9Eq-rAI2s5tEIr3aPyEtUFuMY1xbDAaFh6JNqSCT5r32vTLvLwGdwUh4VujRAORe39wgHYLqa2Yq-DJSMDM4LTrrUwHUqTPCYR8H0Q493dU/s1600/IMG_1011.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRXdszzW5Ud4SdUdtHOUQOjdyxBLiIbfyku9Eq-rAI2s5tEIr3aPyEtUFuMY1xbDAaFh6JNqSCT5r32vTLvLwGdwUh4VujRAORe39wgHYLqa2Yq-DJSMDM4LTrrUwHUqTPCYR8H0Q493dU/s320/IMG_1011.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Señalando el Pico Bandera desde Celadilla. Foto del autor</td></tr>
</tbody></table>
Únicamente queda desalojar a algunas compañías carlistas que desde los altos de la izquierda del Cadagua, se empeñan en sostener un fuego intermitente con la brigada del Infante, por lo que ordena avanzar la artillería de nuevo al Coruño y hacer fuego sobre las mismas. Al poco, los últimos conatos de resistencia carlista se diluyen.<br />
<br /></div>
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La sorpresa en la villa encartada es demoledora. En un golpe de mano, la “línea de Valmaseda” ha sido superada, dejando a sus habitantes, una vez más, a merced de las tropas. Villegas no tarda en hacer avanzar a cuatro compañías del batallón Reserva Nº4 protegidas por las fuerzas situadas en las posiciones conquistadas, hasta el mismo centro de la villa. En las crónicas liberales tratan la ocupación desde un punto de vista magnánimo, donde Villegas hace leer y fijar un bando desengañando a las “<i>más carlista población de Vizcaya</i>” sobre la verdadera situación del país y anunciando el indulto a los carlistas que se entreguen y proclamando a D. Alfonso XII, Rey; además de imponer un castigo de raciones de vino y carne para sus tropas. Sin embargo, reunir y transportar 7.000 raciones se le antoja a las compañías destacadas demasiado complicado, por lo que en su sustitución reúnen una compensación económica de 1.755 pesetas, que serán distribuidas entre la tropa.<br />
<br /></div>
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Mientras, las tropas carlistas se van reagrupando en Zalla donde permanece el coronel <b>Felipe Sabater</b> con las compañías del batallón Bilbao que no habían entrado en batalla; atentos ante cualquier movimiento de avance de Villegas y despachándose rápidos correos alertando de la situación al brigaier Berriz, para que acuda con refuerzos desde la línea de bloqueo de Bilbao.<br />
<br /></div>
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<b><i>Una Victoria sin Laureles</i></b><br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCUZaKlwehJDCzD-IqMRMWqVNw_NmQEJff7ISJaOfjswJbThARZZ7iLoA_MD8pnMaick18d3gswoK94G7w2WyclUMwXkE-J4lnj4jWm1sxa_y4VEs_YiyRdnKiERBjT4nx7BC6om4vFZAB/s1600/BC-1875.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1132" data-original-width="1600" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCUZaKlwehJDCzD-IqMRMWqVNw_NmQEJff7ISJaOfjswJbThARZZ7iLoA_MD8pnMaick18d3gswoK94G7w2WyclUMwXkE-J4lnj4jWm1sxa_y4VEs_YiyRdnKiERBjT4nx7BC6om4vFZAB/s400/BC-1875.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evolución del frente en la 1º batalla de Celadilla sobre modelo 3D</td></tr>
</tbody></table>
Sin embargo, Villegas detiene bruscamente su ataque en los puntos conquistados. La punta de lanza que constituye su ejército ha logrado conquistar un preciado terreno. Pero en ausencia de refuerzos o la combinación de otros movimientos tácticos por parte de otras tropas, le resulta demasiado arriesgado seguir avanzado en territorio carlista. A pesar de todo, el general liberal ha conseguido una victoria de autentico mérito con un movimiento táctico de alto riesgo. A un precio irrisorio de 22 heridos y 2 contusos, se ha hecho con la "llave de las Encartaciones", ha entrado en Balmaseda, ha desbaratado todo el sistema de defensa carlista, haciéndose con prisioneros, pertrechos, armas... .<br />
<br />
Pero todo queda en eso: "un golpe de efecto". Es más, a las tres de la tarde comienza la retirada de las tropas liberales de Balmaseda, de forma escalonada y sin ser molestadas. El abandono, no solo Balmaseda, sino también la Celadilla, deja perplejos a los carlistas, que no tardan en volver a ocupar todas las zonas perdidas, haciéndose eco del "Cuartel Real" de la noticia: “<i>El brigadier Berriz ha ocupado Valmaseda, en cuyo punto continúa hoy con el batallón de Guías de Rey y algunas fuerzas de la comandancia de su mando. En Orrantia, Antuñano, Ortedo (sic), Berron, Quijano y Santa María han tomado posición los batallones de Bilbao, Orduña, 5º de Castilla, algunas compañías de Munguia y la partida volante de las Encartaciones. El enemigo se ha escalonado desde Entrambasaguas, a una hora de Santa María, hasta Villasana</i>”.</div>
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<br /></div>
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</div>
El estratégico plan de abrir el Cadagua hasta Bilbao que había cobrado forma y fondo con la ruptura de línea carlistas con apenas bajas, no ha tenido el “eco” esperado por Villegas. En la prensa de Madrid apenas se hará referencia a lo conseguido por el general. Unos escuetas noticias comentadas el diario <i>La Iberia</i> y <i>La Época</i> a finales de ese mes citan de la siguiente forma la acción: “<i>[…] Conseguido que se propuso el general Villegas, cual era el destruir las fortificaciones que los carlistas habían levantado en Valmaseda, parece se ha retirado a la provincia de Santander (sic)</i>”. Pocas victorias han tenido una resonancia mediática tan pobre. Si Villegas había construido este temerario ataque para forzar a sus superiores a tomar en consideración su plan con hechos consumados, lo cierto es que lo único que ha conseguido es hacer comprender a los carlistas lo endeble de su “línea de Valmaseda”, tomando buena nota de ello. La Celadilla no volverá a caer en manos liberales de forma “sencilla”.</div>
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<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx3AI_Jn6Jca-HdA64m7C7jTO5snKb7FlMcY1Y2VRrmIFt_pe2K98CsSFHgvGdhhpw-OyCQacAfdEcA3v0JUAqNGiWIkf-XDiopBjVP7fJVgQGLjgcvFlrQ0dIWHRYqEzivX7ZvD-TOl-1/s1600/mercado+antiguo+balmaseda.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="326" data-original-width="485" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx3AI_Jn6Jca-HdA64m7C7jTO5snKb7FlMcY1Y2VRrmIFt_pe2K98CsSFHgvGdhhpw-OyCQacAfdEcA3v0JUAqNGiWIkf-XDiopBjVP7fJVgQGLjgcvFlrQ0dIWHRYqEzivX7ZvD-TOl-1/s400/mercado+antiguo+balmaseda.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mercado en Balmaseda. Tomado de <i>España Fascinante</i></td></tr>
</tbody></table>
El frente vuelve a la "normalidad" y la vida cotidiana de una villa, en un estado permanente de guerra, no impide que el mercado semanal se celebre. En el diario liberal <i>La Iberia</i> del 20 enero de 1875, se publica la siguiente noticia en relación con una supuesta conversación mantenida por unos habitantes del Valle de Mena con un grupo de soldados carlistas que habían acudido al mercado: “<i>[...] Preguntándoles si habían estado en la acción última les contestaron afirmativamente, diciendo que tenían casi por milagro el haber salvado la vida, y añadieron que Villegas les había abrasado. De las noticias que los carlistas y las gentes que asistían al mercado adquirían mis vecinos, resulta que los carlistas se las vieron tan mal, que tuvieron que abandonar sus heridos, cosa que no hacen sino en último extremo; que además de los muchos muertos carlistas que se recogieron y enterraron al día siguiente de la acción, los fugitivos que se ahogaron tratando de vadear el Cadagua, que iba muy crecido, están apareciendo gran número de ellos en los bosques que median entre Valmaseda, Bortedo y Antuñano, lugares de este valle donde comenzó la acción; que la gran mortandad fue en la orilla derecha del Cadagua, en cuyos viñedos y bosques quisieron resistir los carlistas; y por último, que entre estos el desaliento y la deserción son grandes</i>”.</div>
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<b><i>Un Continuará</i></b><br />
<br />
Pero el desaliento parece afectar más al rocoso Villegas que a los propios carlistas. Según lo estipulado, y sin modificar una coma de lo acordado en Logroño, al damnificado republicano general se le reclamarán 4 de sus batallones para reforzar la guerra en Navarra. El oficial, como no podía ser de otra forma, obedece. A decir del autor del libro "Estudio Crítico de la Última Guerra Carlista", “<i>fue necesario un año de vacilaciones y desengaños para persuadir al General en Jefe y al Gobierno de que estaban equivocados, y que efectivamente era el Cadagua, el principio y modo de operar para dar fin a la guerr</i>a”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2D012GhSI5bfgOirHmCtq5FCYBZM4zjEPveXssHJf6L42Kz3ga9HAspiCScpUlYVdPM_SR9S33RGPxq-aG1eOLZasn4n8w8cO4D47Mwz_0j_ugpuPmYWcTjQBamVWzji8V19Tm8grQd-Q/s1600/Mena.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="535" data-original-width="703" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2D012GhSI5bfgOirHmCtq5FCYBZM4zjEPveXssHJf6L42Kz3ga9HAspiCScpUlYVdPM_SR9S33RGPxq-aG1eOLZasn4n8w8cO4D47Mwz_0j_ugpuPmYWcTjQBamVWzji8V19Tm8grQd-Q/s320/Mena.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Valle de Mena desde Vallejo.<i> Ilustración Española <br />y Americana</i></td></tr>
</tbody></table>
La pérdida de hombres de Villegas, sumados a los refuerzos de compañías de alaveses y gipuzkoanos que los carlistas hacen llegar a la línea de Valmaseda, invierten el peso de la balanza que caerá del lado de los intereses de los seguidores del pretendiente. Serán ahora los carlistas los que tomen la iniciativa en la zona, mientras que el ejército liberal se verá en obligación de mantenerse en un estado defensivo, fortificando el valle de Mena con una línea de reductos.<br />
<br />
En los siguientes meses de 1875 se sucederán las acciones de armas en la "línea de Valmaseda": asalto al fuerte de Ramales, batalla de Villaverde, acciones de Mercadillo, sierra de la Complacera, Carrasquedo,... . Estériles enfrentamientos de marcha y contramarcha con desigual fortuna para los bandos contendientes, hasta que en julio de ese mismo año, de nuevo Villegas con su ejército de la izquierda al completo, encare de nuevo las faldas de la Celadilla en la que será la segunda gran batalla de la Celadilla... que bien merece otra entrada al blog.<br />
<br />
<b>Nota del Autor:</b> La reconstrucción histórica las batallas de la Celadilla toma como base diferentes descripciones localizadas en variada bibliografía (Diarios de época, Recuerdos Militares de Manuel Rodriguez Maillo (1893), La Campaña Carlista de Francisco Hernando (1877), Anales de la Guerra Civil de Nicolas Maria Serrano (1876). Narración Militar de la Guerra Carlista (1883-1889), Estudio Crítico de la Última Guerra Civil de Baldomero Villegas (1887), Historia de la Guerra Civil y de los Partidos Liberal y Carlista de Antonio Pirala (1890), La Campaña del Norte de Antonio Brea (1897), Los Asturianos en el Norte de Ramon Elices (1893 entre otros) con datos e información, no siempre coincidentes y añadiendo un componente subjetivo en la interpretación de los hechos con el objetivo de buscar siempre la máxima verosimilitud de lo ocurrido.<br />
<br />
<b>Agradecimientos:</b> A <b>Juan Luis Díez de Mena</b> por contar conmigo para estos trabajos de puesta en valor y su inestimable ayuda e interés.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjbJOgYdeWklSZJuII837Nyob9lJW3rAjwwJA1WkLdAfOBwLVxHVMswSvdU3YH_Vuegg8ScrTlkJepanzLtSJvwQmlqeXVXa2WpC_soyBkwmXMK9_3sbtwOpR4TsFMThtziMoI1UY2eat0/s1600/IMG_1027.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjbJOgYdeWklSZJuII837Nyob9lJW3rAjwwJA1WkLdAfOBwLVxHVMswSvdU3YH_Vuegg8ScrTlkJepanzLtSJvwQmlqeXVXa2WpC_soyBkwmXMK9_3sbtwOpR4TsFMThtziMoI1UY2eat0/s400/IMG_1027.JPG" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mesa de orientación instalada en el Pico Bandera. Aún presentando una errata en la fecha constituye un<br />
buen ejemplo de puesta en valor de un "paraje con historia". Fotografía del Autor</td></tr>
</tbody></table>
</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-72626534107055439562017-07-20T22:39:00.001+02:002017-08-05T09:12:03.986+02:00Entre el Romanticismo y el Exotismo: Estereotipos de la Guerra en el Norte<div style="text-align: justify;">
<b>Introducción</b></div>
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<br /></div>
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No creo equivocarme al afirmar que la última Guerra Carlista es un elemento complejo de tratar. A pesar de encontrarnos en un periodo no tan lejano en el tiempo, la amalgama de corrientes ideologías, las múltiples circunstancias que convergieron en aquel convulso momento, y especialmente, las notables connotaciones políticas y sociales derivadas del mismo, parecen haber convertido a este periodo, crucial de nuestra historia, en un elemento de difícil compresión. También es verdad que hemos sepultado bajo el lastre de la Guerra Civil de 1936 cualquier otro factor que nos haga reflexionar sobre nuestro turbulento pasado más allá de esa fatídica fecha; y son precisamente los elementos más anecdóticos, aquellos que confieren un carácter más “romántico” al último conflicto carlista, los que más profundamente han calado en nuestra conciencia. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPfqylI69Ai_s4zYPyOKcMLrFrr0FrB6JX8IAyiCZH2XXgMJ8ShHzfvY02GxWblnnHkOMupXT2N1he4n-S58vvrRCsUaPbp0aj0iSctvkMqySyrmn_F5C8u-FxA0k6lQS86gVt8CiyZAwH/s1600/Caminante.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPfqylI69Ai_s4zYPyOKcMLrFrr0FrB6JX8IAyiCZH2XXgMJ8ShHzfvY02GxWblnnHkOMupXT2N1he4n-S58vvrRCsUaPbp0aj0iSctvkMqySyrmn_F5C8u-FxA0k6lQS86gVt8CiyZAwH/s320/Caminante.jpg" width="248" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Caminante sobre mar de nubes" <br />
de Caspar David Friedrich</td></tr>
</tbody></table>
Curiosamente, si buscamos en “puntos de vista externos” un boceto de un relato más imparcial y objetivo de la última Guerra Carlista, comprobamos que son precisamente las crónicas que realizaron los observadores extranjeros las que con más fervor cargaron las tintas en la épica idealizada del conflicto, con una representación de los hechos a medio camino entre la imagen folclórica costumbrista, las más claras representaciones de nuestra diversidad cultural llevada a los tópicos y los estereotipos más extremos; y todo ello barnizado con una pátina de romanticismo en las descripciones de paisajes y personajes en el marco de lo que consideraban “<i>un país exótico todavía sin civilizar completamente</i>”. </div>
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<br /></div>
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Esta característica de “elemento romántico” inherente al movimiento carlista del XIX ha sido estudiada por historiadores como <b>Francisco Caspistegui</b>, estableciendo que fue durante la primera guerra carlista y en los años posteriores a la misma donde se asentaron las bases de una visión idealizada de la lucha reaccionaria. En aquel momento, el conflicto carlista se subió al carro de las corrientes “románticas”, generando unos estereotipos muy marcados, y en el caso del foco de insurrección en “el Norte”, se produjo una asociación directa entre “vasco-navarro” y “carlismo”. A decir de Caspistegui, los escritores extranjeros “<i>convirtieron las guerras carlistas, desde el punto de vista europeo, en un pintoresco fenómeno español</i>”.<br />
<br />
En un mundo que se encontraba en plena era de industrialización, que se hacía pequeño a pasos agigantados, los autores extranjeros encontraban en un ámbito geográfico del Norte de España un universo de puro exotismo. Una guerra que mostraba a sus ojos notables paralelismos con los levantamientos jacobitas novelados por <b>Walter Scott</b>, no dudando en trasladar al carlismo gran parte de aquel imaginario e idealismo romántico de la lucha de un grupo que se resiste a cambiar, permaneciendo anclado a sus creencias ancestrales. Citando de nuevo a Caspistegui: “<i>La diferencia es que en el resto del continente las alternativas </i>(al sistema revolucionario)<i> ya no eran más que propuestas inviables, nostálgicas evocaciones de un mundo en trance de desaparición. Sin embargo, España aún encarnaba como ningún otro país europeo todos los tópicos del exotismo y la particularidad, la diferencia respecto a la norma</i>”. </div>
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<br /></div>
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</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibVaaddVjH-tifbmfyLVqalTxTyKa2t-_wogD-DvEpSCKGQSNM9LSFNrac6j3ziNHz0eXfaMYlvjdR49FgpGa56HNMeOc5SwRXKMyygunfi3W2arz03j9zHn2ugKpf0eKVlofM85fq0J4t/s1600/Puerta+en+ruina+hodarribia+Album+siglo+xix.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="828" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibVaaddVjH-tifbmfyLVqalTxTyKa2t-_wogD-DvEpSCKGQSNM9LSFNrac6j3ziNHz0eXfaMYlvjdR49FgpGa56HNMeOc5SwRXKMyygunfi3W2arz03j9zHn2ugKpf0eKVlofM85fq0J4t/s400/Puerta+en+ruina+hodarribia+Album+siglo+xix.jpg" width="275" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerta en ruinas en Hondarribia. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<b>Nicolas Leon Thieblin</b> corresponsal del <i>New York Herald</i>, <b>Vicent Kennett-Barrington</b> como miembro de la Orden Hospital de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, <b>George Mac-Graham</b> corresponsal del <i>Evening Standard</i>, <b>John Furley</b> miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Nacional Británica para la Ayuda a los Enfermos y Heridos en la Guerra, el irlandés <b>John Agustus O’Shea</b> corresponsal del diario <i>Standard</i> o <b>Irving Montagu</b> corresponsal del <i>London Illustrated News</i>, son algunos de los hombres que recorrieron la geografía del Norte durante la guerra, haciendo participes al resto del mundo de su experiencia a través de sus crónicas, cartas personales o libros.<br />
<br />
Aun no siendo todos ellos de origen británico, como es el caso Nicolas Leon Thieblin, y mostrando estilos literarios notablemente diferentes (desde las escuetas y directas cartas personales de Kennett-Barrington pasamos a la complicada prosa novelística de Irving o a las precisas crónicas de Mac-Graham; junto a la estoica imparcialidad de Furley, encontramos las descripciones coloristas y subjetivas de Thieblin, así como la siempre declarada simpatía del irlandés O’Shea por sus compatriotas) estos escritores muestran un claro pensamiento anglosajón típico de la época victoriana, destilando en sus escritos, algunas veces sin ningún tipo de contención o mesura, muchos de los estereotipos y tópicos de la España del XIX. A lo largo de sus textos encontraremos referencias a un país atrasado, inculto, diverso en costumbres y gentes, fanáticamente religioso, en ocasiones cruel, aferrado a su ruralidad y a su decadente esplendor, de gentes indolentes a lo que sucede más allá de sus fronteras, de olor a ajo, de seductoras mujeres, de bandoleros y pícaros, y otros muchos y variopintos elementos quijotescos. Engarzado a todo ello, reflexiones sobre lo que vieron y vivieron en España a medio camino entre el desdén, la curiosidad y el paternalismo; terminando algunos de sus capítulos con la máxima de “<i>son cosas de españoles</i>”, para definir todo aquello que escapaba al razonamiento lógico del hombre culto europeo de habla inglesa, que evidentemente, se consideraba a sí mismo “un ser… más civilizado”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<b>En la Frontera “Norte”</b></div>
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<br /></div>
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Una constante de los relatos de estos escritores es la descripción de su llegada a la frontera en el Golfo de Bizkaia y la realidad cultural que allí se encuentran, en una mezcolanza entre los genuinamente español, lo netamente francés y por supuesto, un elemento que prácticamente ningún autor pasa por alto: los vascos.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A finales del XIX, en una sociedad donde la brecha entre las clases sociales imperaba, parte de la costa Cantábrica a ambos lados de la frontera se había convertido en un lugar de relax y retiro para las clases altas. Hoteles, balnearios, villas, casinos y todo tipo de divertimentos exclusivos estaban a disposición de las grandes fortunas, con la presencia de colonias estables de europeos de alcurnia. Uno de estos grupos lo componían los británicos, muchos de ellos con importantes intereses económicos relacionados con la extracción de mineral de hierro. No en vano para mantener, no sólo su salud física y mental, sino también cuidar de sus inmortales almas, contaban desde 1869 con la presencia del presbítero y vascófilo <b>Wentworth Webster</b>, que dirigirá hasta 1882 la iglesia anglicana de San Juan de Luz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh3TCHtvb3tk7AGPBu0sE2NYInpgGLDgnu2N2VndgFXW9aBR8si5JPV0-2N4mPWPGBy-g-WhyFf3rK3xMAz1RrVubGL7UqopT1-WUNQArT1EahaYOKmJArnDl9mwFpUGEVMFaoAgEgC_-U/s1600/biarritz-001.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="932" data-original-width="1428" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh3TCHtvb3tk7AGPBu0sE2NYInpgGLDgnu2N2VndgFXW9aBR8si5JPV0-2N4mPWPGBy-g-WhyFf3rK3xMAz1RrVubGL7UqopT1-WUNQArT1EahaYOKmJArnDl9mwFpUGEVMFaoAgEgC_-U/s320/biarritz-001.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Biarritz. Tomado de Escuela de arquitectura de la<br />
Univerdidad de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
Nicolas Leon Thieblin comienza su libro <i>Spain and the Spaniards</i> (1874) narrando el ambiente multicultural que observaba en territorio francés: “<i>No es una exageración afirmar que España comienza en Bayona y Biarritz. Es aquí donde por vez primera observas las “mantillas” que se dirigen a la iglesia y letreros escritos tanto en francés como en español. [...] Durante los meses de verano encontrarás más rostros españoles que franceses, y en los “Alles Marines”, el hermoso paseo a lo largo del río, ve perturbada su tranquilidad por la presencia de bueyes arrastrando carros adornados a la moda española, con las bestias tapadas con batas de lino y elaboradas redes rojas en su testuz. [...] y los arrieros, vestidos con sus pintorescos trajes, no dejan duda alguna que estamos cerca de la casa de Don Quijote</i>”. El corresponsal también hace notar la gran presencia de turistas que desdibuja en algunos casos el sustrato poblacional original: “<i>La invasión anual de extranjeros distinguidos y de los nobles de París ha dado también un carácter bastante peculiar a la población de Biarritz. Los hombres y los animales, las mujeres y los niños, parecen diferentes de lo que son en otras partes de los Bajos Pirineos. La vestimenta tradicional vasca está casi abandonada, al igual que el uso de su idioma</i>”. </div>
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Este posteriormente estadounidense de adopción será unos de los autores que mayor peso dará al elemento “vasco” como un componente adicional a tomar en consideración dentro de los estereotipos carlistas, dedicándole un importante desarrollo: “<i>[…] si bien todavía existen un gran número de pueblos vascos en Francia, no hay ciudad realmente vasca, excepto San Juan de Luz. Todo está aquí como en la antigüedad, la piedad, la virtud del pueblo, su agudeza pintoresca, su lengua, su vestido, la agilidad de sus movimientos, hasta sus boinas azules y sus alpargatas blancas y los insoportables gritos de las mujeres de los puestos ambulantes. […] Sus antepasados, siempre luchando, pero nunca conquistado, habían sido ennoblecidos por los príncipes a los que juraron lealtad, y el vasco ha conservado hasta nuestros días una especie de orgullo que da audacia a su mirada y le hace hablar con su interlocutor en términos de perfecta igualdad</i>”. Al autor le llamaba la atención un interiorizado concepto de hidalguía universal que permitía a un campesino poder hablar de “tú a tú” con todo un <i>gentleman</i>.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_zE4SQF7I-3p6502AL9XMcIVOOdVRvYnH3ok_vHegvr00yx5XXZ3pYOGPPN0rl4RFj_Yrzw4qLCQ-agSCBxwJxKhM0WL1TA5qszSC_ZXr5vVzNQRAwoSqVXOvss6HoBO4IMMoVJ6q3b6T/s1600/Trajes+vascos+y+espa%25C3%25B1oles+en+Biarritz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="396" data-original-width="500" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_zE4SQF7I-3p6502AL9XMcIVOOdVRvYnH3ok_vHegvr00yx5XXZ3pYOGPPN0rl4RFj_Yrzw4qLCQ-agSCBxwJxKhM0WL1TA5qszSC_ZXr5vVzNQRAwoSqVXOvss6HoBO4IMMoVJ6q3b6T/s320/Trajes+vascos+y+espa%25C3%25B1oles+en+Biarritz.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Trajes Vascos y Españoles en Biarritz. Álbum Siglo XIX</td></tr>
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Continuaba Thieblin perfilando al vasco de la frontera: “<i>En la mayoría de los casos es perfectamente indiferente qué lengua se hable: euskera, español o francés, los conoce todos igualmente bien, aunque prefiere inmensamente su lenguaje nativo. A primera vista puede identificar al campesino vasco por su rápido y ágil caminar, su traje de algodón limpio, y su fuerte y áspera voz […]. Los rasgos morenos y duros de su rostro, con ojos muy abiertos bajo la boina, hablan de una vida pasada bajo los alegres rayos del sol; y la expresión luminosa, aunque algo soñadora, de sus ojos parece estar llena de alabanza hacia las bellezas del mar y el paisaje de montaña, que han contemplado desde siempre. No se puede intimidar a un hombre de este tipo, porque ni la majestuosidad de la naturaleza que lo rodea, ni la violencia del enemigo, lo ha hecho durante siglos y siglos pasados. Es todo sangre y pasión; y si lo ofendes, saltará sobre ti de inmediato, por muy poderoso que seas</i>”. Pero no queda todo aquí, Thieblin encontraba una sutil diferencia en el carácter de los vascos a ambos lados de la frontera: “<i>La única diferencia entre los vasco-franceses y los vasco-españoles es que los primeros se ven mucho más civilizados, mucho más “domesticados”, circunstancia que tal vez puede explicarse por el principio de ese proceso al que alude M. Michelet cuando dice que el pueblo de Francia es una nación de bárbaros civilizados por el reclutamiento forzoso. El vasco español, que nunca supo lo que eran las levas forzosas y que luchaba siempre por su privilegio de no verse obligado a pelear, permanece en un estado de salvajismo […]</i>”. </div>
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También Irving Montagu en su libro <i>Among the Carlists</i> (1876) realizaba una reseña al componente étnico al encontrase en la frontera de Behobia: “<i>Continuando el camino se pasaba por la Behobia francesa, que sólo estaba separada de la ciudad española del mismo nombre por un puente coloreado que hacía de frontera, cuya mitad estaba pintada de rojo, mientras que la otra era blanca. El pueblo, que es vasco, es tanto español como francés a un lado del río como el otro, y es únicamente la ley de las naciones la que los ha hecho lo que actualmente son. Usted le pregunta a un nativo si es francés, y él le responderá lacónicamente, "No”. ¿Español entonces? Ciertamente no. "Je suis basque</i><i>"</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidP7B9o1ejM9G8LfAlIvqyA_th2NW5NplfqlMd657-0x1olhUJ93soK7vqS9PHgMX6xxfY6swc5oJHYZvClxHMCdiZHUg_d9OrZFHL8tM24Kvvsoi9BSxkJ-N8hKo-o4zx7VJ8qHUEniIz/s1600/Puente+Behobia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="820" data-original-width="1200" height="218" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidP7B9o1ejM9G8LfAlIvqyA_th2NW5NplfqlMd657-0x1olhUJ93soK7vqS9PHgMX6xxfY6swc5oJHYZvClxHMCdiZHUg_d9OrZFHL8tM24Kvvsoi9BSxkJ-N8hKo-o4zx7VJ8qHUEniIz/s320/Puente+Behobia.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puente internacional de Behobia. Álbum Siglo XIX</td></tr>
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Otro autor que también reparará en este hecho será el irlandés Agustus O’Shea. En <i>Romantic Spain: A Record of Personal Experiences</i> (1887) y tras un periodo de convivencia con los vascos afines al carlismo los describirá de la siguiente forma: “<i>[…] hospitalarios y fanáticos, fieles e ignorantes, templados y sucios, son algunos rasgos prominentes en el carácter de los valientes vascos de los distritos rurales que deseaban gobernar España, pero que no son españoles ni en raza, ni en lenguaje, ni en temperamento, ni en sentimiento</i>”. Muy probablemente O’Shea estaba reflejando en esta frase su propia conciencia nacional como irlandés.</div>
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Sin embargo, escritores como John Furley no se detendrán en estos prólogos que darán paso a la posterior asociación directa entre “carlismo” y “campesino vasco-navarro”, de la misma forma que la figura del <i>highlander</i> escoces estaba ya entonces adscrita a los levantamientos jacobitas. En su libro <i>Among the Carlists (1876)</i> tratará la mayoritaria adhesión al carlismo de los vascos de forma muy superficial, ahorrando detalles o explicaciones que se alejen de sus vivencias como cooperante humanitario: “<i>Espero que no sea necesario volver a repetir que mientras que estuve en España fui estrictamente neutral. […] Puedo añadir que, aun cuando mi opinión era decididamente opuesta a las opiniones y esperanzas de aquellos con quienes conversaba, nunca dudé en expresarla, y siempre fue recibida de una manera digna de caballeros</i>”. Furley describirá una frontera: “<i>[…] llena de familias españolas, de las cuales la mayoría eran carlistas. En gran medida los franceses eran más españoles que los españoles mismos. Hubo discusiones animadas, […], y sin embargo no había una gran discordia aparente. La gente de los Bajos Pirineos estaba tan interesada en el éxito o la derrota de los carlistas como lo estaban los propios españoles, con la única diferencia de que la vida era, tal vez, un poco más segura en el lado francés del río Bidasoa que en lado de España. En San juan de Luz o Behobia, se podía hablar sin problemas sobre carlistas y los republicanos […]. Al otro lado del río, en Irún no habría sido seguro pronunciar sentimientos a favor de los carlistas, mientras que a quinientas yardas de esa ciudad, en cualquier dirección, salvo en Fuenterrabía, habría sido igualmente inseguro decir una palabra a favor del republicanismo</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_YhV-gTDx37nyM7XkvdyQRxFzFaJR7lZnTvQGgHqGbDRb2I3gsIuO-m8ZjCsrZzaJ_yF63Yc6Y0VgsdKOPf3Nc3ccc2dsgdEQj0daLs17Or-QIAGUk0oPwfU2Q0lh-3pd2nKiT_Zw7OXB/s1600/centinelas+carlistas.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1157" data-original-width="842" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_YhV-gTDx37nyM7XkvdyQRxFzFaJR7lZnTvQGgHqGbDRb2I3gsIuO-m8ZjCsrZzaJ_yF63Yc6Y0VgsdKOPf3Nc3ccc2dsgdEQj0daLs17Or-QIAGUk0oPwfU2Q0lh-3pd2nKiT_Zw7OXB/s320/centinelas+carlistas.JPG" width="232" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Centinelas carlistas. Diario <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Indudablemente una guerra era un pesado lastre para este turismo de alcurnia en España, pero en Francia parecía que los preparativos bélicos y las propias batallas se vivían como un aliciente añadido. De hecho Vicent Kennett comentaba en una carta fechada el 22 de octubre de 1874 que tuvo que asistir a varios espectadores que habían sido heridos mientras contemplaban los combates en Behobia: “<i>Había público en el combate, habían llegado en tropel desde Bayona, Biarritz, etc. ¡Incluso mujeres y chicas jóvenes! Era una estampa curiosa de ver, vestidos completamente con trajes franceses sentados en una colina a 50 yardas de los combatientes</i>”. El propio Irving Montagu, que siempre se mantuvo en ámbitos geográficos muy cercanos a la frontera, comentaba la anécdota que para complacer a una dama británica se adentraron en una zona de combate, poniendo en riesgo su vida. A su regreso a San Sebastián y conscientes de lo peligroso de la situación vivida expresó: “<i>Sólo puedo decir que hicimos votos solemnes que nada en este mundo nos tentaría de nuevo a satisfacer la curiosidad femenina en el frente</i>”. </div>
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A ojos de este corresponsal la frontera nunca fue un lugar excesivamente pacífico. En varias ocasiones ilustró que incluso estando en suelo francés, fue objeto de disparos por parte de las avanzadillas carlistas: “<i>Luego me contaron uno de los guardias fronterizos franceses que estas pequeñas atenciones </i>(por parte de los carlistas)<i> no eran infrecuentes cuando los corresponsales tomaban notas desde suelo francés</i>”. Tampoco enarbolar una bandera blanca le ayudó demasiado: “<i>Una vez, pero sólo una vez, suponiendo que al menos pudiera reclamar la protección de la bandera blanca, até mi pañuelo a un bastón y lo volé en alto en el aire. […] sólo atraía alegrías burlonas y más balas, así que incliné mi bandera y acepté la amable cubierta de la maleza más cercana, donde esperé, hasta que mis vecinos se cansaron de considerarme como una perdiz y dejaron de levantar sus armas hacia mi persona</i>”.</div>
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<b>En zona de Guerra</b></div>
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Pero estos hombres llegaban a la frontera con la clara intencionalidad de pasar a territorio carlista, ya fuera por objetivos humanitarios o periodísticos. En el caso de los corresponsales de guerra, parecía que los carlistas estaban deseosos de contar con su presencia. Tras unos comienzos no excesivamente alentadores con los piquetes carlistas, Irving comentaba: “<i>[…] la única manera de ganar </i>(la aceptación)<i> de los carlistas era ir directamente a ellos y explicar tu pacífico propósito, con lo que te darán todas las facilidades en su poder, ya que estaban particularmente ansiosos de aparecer bien a los ojos de la prensa, especialmente la de Inglaterra</i>”. Al cruzar la frontera, el panorama de intrigas que se respiraba en Francia con multitud de exiliados carlistas, de espionaje y contraespionaje cambiaba sutilmente, adentrándose finalmente en ese mundo “exótico” donde campaban a sus anchas los “bandoleros” carlistas. </div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR7jZcLvaTfyV635-kpXfLdOHzYdvyRNfu_SP2xLvWf43iMBMrM9g7wk-sc6URdlBaDrRtNsFjFNTc0PRXACzuwmQohhyphenhyphenDWjSdYCy44Jtl5fzUo4kMcHOUV4gzVS1xIunAHEGMQIOmSnWq/s1600/FIG_CARTOGRAFIA_N233-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1295" data-original-width="1600" height="323" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR7jZcLvaTfyV635-kpXfLdOHzYdvyRNfu_SP2xLvWf43iMBMrM9g7wk-sc6URdlBaDrRtNsFjFNTc0PRXACzuwmQohhyphenhyphenDWjSdYCy44Jtl5fzUo4kMcHOUV4gzVS1xIunAHEGMQIOmSnWq/s400/FIG_CARTOGRAFIA_N233-1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Teatro de Operaciones del "Norte". Archivos de Navarra</td></tr>
</tbody></table>
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Una de las primeras paradas obligadas para todos estos hombres solía ser la ciudad de San Sebastián, donde Thieblin informa de la importante colonia británica que soportaba la ciudad, con notables intereses comerciales, aunque no siempre en origen “trigo limpio”: “<i>Sirve como una residencia segura, y no totalmente desagradable, para los súbditos británicos que se meten en "problemas" y prefieren una vida tranquila en las costas del Golfo de Vizcaya a los procedimientos judiciales de Inglaterra. Todas estas circunstancias hacen de San Sebastián una colonia inglesa. Los rostros ingleses se ven y la lengua inglesa se escucha casi en cada paso. Pero los hábitos bien regulados de la raza anglosajona no parecen influir mucho en la naturaleza indolente y no comercial de la parte española de la población</i>”. Por su parte O’Shea añadía una visión más canalla, haciendo hincapié en la existencia de algunos "infiernos clandestinos" o al efecto que la guerra estaba teniendo en la economía de la turística ciudad: “<i>San Sebastián es la ciudad más moderna de la Península, habiendo sido reconstruida en 1816, tres años después de su destrucción por las tropas aliadas. Es una gran estación de verano de ricos ociosos españoles, una especie de Madrid “mejorado”. Posee los atractivos de la capital, con las ventajas adicionales del aire puro, paisajes de montaña y lujosos baños de mar en una playa de arena nivelada. Hay un casino público y una veintena de infiernos clandestinos en los que una fortuna puede perderse en una noche. […]. Hay una alameda, donde toca la banda, y una imitación pasable del Puerto del Sol, menos la fuente, en la amplia arcada de la Plaza de la Constitución. Allí hay un pequeño teatro, una amplia plaza de toros, y varias iglesias cómodas, […]. El balneario, una vez tan festivo, ha perdido completamente su ánimo, y todo a causa de esta guerra civil. Era verano, pero la ciudad estaba en estado de hibernación</i>”.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi26V5grP9ypIpE6At21_vKWSRY2PYaaNEzIE9L_v1lhFfNV0NBp1NC-PgnpGYUBdko8ZR8m1aV30YOSk6nCoIdO809gA7JqFhYkFOhz3JvP8HawTpoy0I-f_uzfnJSQqp7zdI18fkuewn-/s1600/San+Sebastian.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="518" data-original-width="1200" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi26V5grP9ypIpE6At21_vKWSRY2PYaaNEzIE9L_v1lhFfNV0NBp1NC-PgnpGYUBdko8ZR8m1aV30YOSk6nCoIdO809gA7JqFhYkFOhz3JvP8HawTpoy0I-f_uzfnJSQqp7zdI18fkuewn-/s400/San+Sebastian.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">San Sebastián. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
También Irving, junto a su amigo y también corresponsal, <b>Edmund O’Donovan</b> fue un asiduo de la liberal capital gipuzkoana: “<i>Por el día íbamos al frente, por la noche volvíamos a la ciudad asediada, donde, una vez dejados nuestros bocetos y artículos a bordo de uno de los vapores que unían la ciudad con Francia, nos mezclábamos la gente, tomando parte en sus simples placeres, en las que no parecían interferir el temor a la ocupación carlista y a sus atrocidades. En realidad, bajo los mismas bocas de las armas, la buena gente se divertía todas las tardes en la Alameda o en el gran paseo público en un estado de abandono maravilloso, […]</i>”.</div>
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Thieblin hacía la siguiente afirmación respecto a la condición carlista de esta zona de Gipuzkoa y la forma peculiar con los que los españoles tratan, por norma general, a los extranjeros: “<i>La población de esa parte de la provincia que bordea el mar y en Francia vive principalmente mediante el comercio y el contrabando, y no le importa demasiado el lema “Dios, Patria, Rey”. […] Aquí hay poco de ese odio con el cual los españoles generalmente tratan a los extranjeros y como bajo el reinado de Amadeo el comercio era vivo y el contrabando se realizaba bastante libremente, los habitantes de la provincia no parecen dispuestos a sacrificar sus intereses a favor de Don Carlos</i>”. Otros autores también harán referencias al desagrado que profesan los españoles a los extranjeros cuando éstos se inmiscuyen en temas que se consideran “problemas internos”. “<i>Independientemente de otras fuentes de oposición, […], puedo mencionar una, que ni siquiera mis amigos españoles van a negar, y son las objeciones que los españoles ponen ante cualquier cosa que suene a injerencia extranjera</i>”. Con estas palabras Furley daba respuesta a los problemas que sufría incluso para llevar a buen término su ayuda humanitaria. Este mismo escritor destilará una clara ironía cuando dicta la siguiente máxima para referirse a todo aquello que no es comprensible por parte de un extranjero respecto al carácter español: “<i>Menciono estas minúsculas circunstancias porque ayudan a transmitir una idea de las anómalas circunstancias que se daban en la frontera en este momento; aunque, estrictamente hablando, para aquellos que saben algo de España y los españoles, ningún estado o circunstancia al que lleguen los españoles puede ser nunca considerado como algo anómalo (</i>a sus ojos<i>)</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmvogQ0Khn2LkWHdHZLc0vIdBnKnetFBxRj1If9CLxfRr5f45uEu2lF8uQfIbByaYH1l-PTgwqAHQbV6z6qC9BNlr_ZDBg7P_HqBGIdYtf9M-7MD_K04sGzbIbWmPZqlmbk5gfMT4fnZIH/s1600/Labradores.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="424" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmvogQ0Khn2LkWHdHZLc0vIdBnKnetFBxRj1If9CLxfRr5f45uEu2lF8uQfIbByaYH1l-PTgwqAHQbV6z6qC9BNlr_ZDBg7P_HqBGIdYtf9M-7MD_K04sGzbIbWmPZqlmbk5gfMT4fnZIH/s320/Labradores.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Labradores. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
A partir de aquí comienza un periplo que llevará a estos escritores a adentrarse de forma fundamental en el área vasco-navarra y provincias adyacentes, donde convivirán con la población, las partidas carlistas, los ejércitos, el paisaje y la guerra civil que se estaba desarrollando ante sus ojos, describiendo todo aquello que contemplaban bajo la perspectiva de su particular óptica. Así, Thieblin hablará en estos términos de Navarra y de los esfuerzos para organizar un ejército: "<i>Caminé por los pueblos, viendo la vida campesina del pueblo navarro y los primeros esfuerzos de los carlistas para organizarse en algo parecido a un ejército. Debo decir con franqueza que las imágenes que vi en éstas y en las siguientes peregrinaciones contenían mucha fealdad, suciedad, ignorancia y superstición; pero también muchos elementos de esa clase de virtud primitiva, abnegación y valentía, que siempre ofrecen la vista más refrescante a una mente intoxicada y desconcertada por la contemplación de todas las bendiciones de nuestra civilización tanto ensalzada</i>”. El autor vagabundea por un país eminentemente rural, donde la adhesión al carlismo es patente: “<i>El entusiasmo por la causa carlista es aún más claramente demostrado por las mujeres y los niños de estas regiones atrasadas. Cada vez que un cuerpo republicano pasa por una aldea, apenas se ve a un niño en las calles. Todos se esconden en los establos, en la buhardilla, o en una de esas habitaciones deshabitadas del primer piso donde el maíz indio se almacena habitualmente. […] a veces el aviso de la llegada de una columna a la aldea es traído por muchachos y muchachas de seis o siete años, que los detectan mientras cuidan de sus cerdos y ovejas en alguna parte en las colinas. Pero cuando los carlistas se acercan, todos los niños acuden a la entrada de la aldea con gritos de bienvenida, bailando y saltando en su deleite, y reuniéndolos con todo tipo de manifestaciones alegres. Al estallar el alzamiento, cuando muchos voluntarios carlistas no estaban armados con más armas mortales que simples palos, había en cada aldea una fuerza auxiliar de niños y niñas jugando todo el día con los carlistas. Y cuando una partida pasa por alguna casa aislada en la montaña, toda la familia se encuentra en la puerta de entrada, lista con jarras de agua dulce, o incluso vasos de vino, para los cansados soldados. Sin embargo, ninguno aceptaría ningún pago, cuya propuesta sería tomada como una ofensa</i>”. Continua el escritor reiterando la expansión de la ideología carlista en estas zonas: “<i>Nadie puede formarse una idea exacta de la medida en que el carlismo se ha extendido por todas las provincias del norte, a menos que uno haya viajado a través de ellas tanto con una columna carlista como en soledad. […] a lo largo de seis meses de viaje por el norte de España tuve que pasar una y otra vez a través por casi todos los pueblos de las cuatro provincias sin otra escolta que la de un pequeño muchacho de Navarra de quince años y no recibí más que hospitalidad, a la cual se añadieron de inmediato toda clase de vivas cuando se supo que tenía amigos entre los carlistas, y por lo tanto, se suponía que yo era carlista</i>”. </div>
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También O’Shea en compañía de irlandeses enrolados bajo la bandera del pretendiente encontraba un buen recibimiento en pueblos navarros como Bera de Bidasoa: “<i>Un grito de "¿Quién va allí?" De la penumbra nos detuvo en la entrada de la ciudad. (</i><b>John August</b><i>) </i><b style="font-style: italic;">Leader </b><i>contestó, "España". Otra vez llegó el grito del centinela: -¿Qué gente? Y alegremente respondió: "Voluntarios de Carlos Séptimo”. “Pase", fue la respuesta; y tomamos la calle al trote, y nos detuvimos en la puerta de la casa del párroco, donde los soldados irlandeses me prometieron un boleto de la fortuna para aquella noche. El amable pastor cumplió con las expectativas; tuvimos una cordial bienvenida, una buena cena, y camas con sábanas limpias</i>”. Para cualquier extranjero en zona carlista constituía una parada obligada la casa del cura párroco. </div>
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Furley tampoco tuvo demasiados problemas para moverse por el territorio controlado por los carlistas: “<i>Puedo decir aquí que, a pesar de la siniestra reputación de varias localidades por las que he viajado, y de las denuncias de crímenes cometidos recientemente, nunca he encontrado ningún incidente desagradable en el camino. Por el contrario, siempre he experimentado cortesía, hospitalidad y buena voluntad</i>”.</div>
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<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiClF0YDjUBhqEe0vi9-E2OV1fneT0VYMilflDBJOtincqdaPen9LiI7_3K22bCwWzcVNauzbh4K-7WXmdv3YNxSItrQKS33zKTWcr07tu0Maprr0WcUAR50kDSg-xzWEJpPBUow6ibDGs1/s1600/Tropas+Liberales+en+pamplona_the+graphic.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="700" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiClF0YDjUBhqEe0vi9-E2OV1fneT0VYMilflDBJOtincqdaPen9LiI7_3K22bCwWzcVNauzbh4K-7WXmdv3YNxSItrQKS33zKTWcr07tu0Maprr0WcUAR50kDSg-xzWEJpPBUow6ibDGs1/s320/Tropas+Liberales+en+pamplona_the+graphic.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas liberales en Pamplona. Diario <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Indudablemente viajar acompañado por algún lugareño conocedor del terreno facilitaba muchos las cosas, independientemente del bando contendiente que encontraba a su paso. Thieblin, con su característica ausencia de mesura a la hora de adjetivar, rememora así cómo eran las acogidas tanto en los pueblos controlados por los carlistas cómo por los liberales: “<i>Nuestro cochero, un carlista encubierto, nos dio con su mera presencia la mejor protección imaginable. Cuando entramos en un pueblo ocupado por los campeones del “Dios, Patria, rey”, la calle principal estaba, por supuesto, llena de gente, atraída por el ruido de nuestro pesado vehículo, y del sinfín de campanitas colgando y resonando en los cuellos de las mulas. Mujeres, niños, voluntarios carlistas, cerdos corriendo, ladridos de perros a nuestro alrededor; pero no parecían albergar ningún sentimiento, excepto el de la curiosidad, incluso en el carlista de aspecto más feroz. Pero no cabe duda de que hoy en día, incluso en los distritos en los que se supone que la guerra se halla en una fase furiosa, un hombre desarmado puede viajar con toda seguridad, a pesar de todas las terribles historias que se extienden sobre esta nación curiosa y bondadosa. De hecho, la manera en que nuestro conductor fue recibido en los pueblos ocupados por las tropas republicanas, no difería en nada de su recepción en las aldeas ocupadas por los carlistas; había la misma multitud ociosa en la calle principal que nos miraba, la misma parada en la posada y la misma misteriosa conversación entre el cochero y los oficiales. Frente a la casa del ayuntamiento, varios soldados republicanos jugaban a la pelota, tan lustrosamente como en el pueblo ocupado los carlistas. La única diferencia era que no teníamos que pagar tasa alguna a los republicanos, y que algunos carlistas tenían armas en las manos, mientras que ninguno de los soldados republicanos tenía armas de ningún tipo. Si no hubiera sido por los balcones y ventanas fortificadas, nunca hubiéramos tenido razones para creer que estábamos en un país donde estaba desarrollándose una guerra</i>”.</div>
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<b>Los Paisajes del Norte</b></div>
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“<i>El mayor alivio y la recompensa por las fatigas y privaciones a las que estábamos expuestos era la grandeza y la belleza del paisaje que vivíamos en medio. Los paisajes escarpados, los encantos salvajes que varían a cada momento, son aquí la fuente de infinitos placeres. Al mediodía, por la noche, al amanecer, al atardecer... a cualquier hora del día, cada lugar de este magnífico país tiene alguna nueva brujería salvaje que desvelar. Tome las partes más salvajes del Tirol, de la Selva Negra, de las Tierras Altas Escocesas y de la Suiza Norte, júntelas, sacando cada gota de agua del paisaje, y tendrá una idea del paisaje que prevalece en las provincias de Vasco-Navarra</i>”. Así registraba Thieblin la visión del paisaje que se mostraba ante él, porque independientemente de las motivaciones que movían a estos hombres a adentrase en zona de guerra, prácticamente la totalidad de ellos dejaron descripciones de los paisajes por los que se aventuraron. Todas ellas hablan de un marco paisajístico digno de ser admirado, sumergiéndonos en los clásicos cuadros románticos donde predominan las montañas y las puestas de sol, faltando únicamente el eco de los acordes de una gaita para cerrar el círculo.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixEFUCrJDZx1uz8kx1ZL97zsKRjHw8-aB5FN50T_Zm4-I45bVx67NFSZhb82gIdR2tC3rFFL30aNlHdAApLk5gUr3qIlbaN_kL0XjqPflOjtVX_5QBjfx7XgpNQNMf-GD5ZauRP5Sw-cSo/s1600/Pays-Basque.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="860" data-original-width="1600" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixEFUCrJDZx1uz8kx1ZL97zsKRjHw8-aB5FN50T_Zm4-I45bVx67NFSZhb82gIdR2tC3rFFL30aNlHdAApLk5gUr3qIlbaN_kL0XjqPflOjtVX_5QBjfx7XgpNQNMf-GD5ZauRP5Sw-cSo/s400/Pays-Basque.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tomado de http://www.annuairenotariat.fr</td></tr>
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Por su parte, Furley describía así el paso de la frontera para llegar a Elizondo: “<i>Una escarpada barrera de montañas nos enfrentaba, y como consecuencia de esto, el paso durante tres horas fue muy lento, siguiendo los zigzags de la carretera. […] Fue un día brillante, y no había una nube en el cielo. Los robles, que bordeaban el borde de la carretera durante la mayor parte del camino y adornaban los valles y las laderas inferiores de las montañas con su follaje de color verde amarillo, daban un tono muy alegre al paisaje. Desde la cima de la cordillera la vista hacia el mar era exquisitamente hermosa. Biarritz, con su faro blanco, y San Juan de Luz, se veía en la orilla del Atlántico azul profundo; y cada campo, camino y arroyo eran tan claramente visibles como en un mapa elevado y coloreado. […] De allí descendimos rápidamente a un valle precioso, regado por pequeños arroyos y sombreado por un espeso follaje, sobre el cual se encontraban las cumbres púrpuras de los manantiales, con los restos de la nieve del invierno. Confieso que mi mente no se abandonó por completo de la contemplación pausada de toda esa belleza. El conductor, atrevido y descuidado, se permitía el quedarse dormido, y sus cuatro mulas aprovechaban la oportunidad de hacer sus trucos excéntricos. Por dos veces pareció que la diligencia estaba a punto de tomar un atajo por el precipicio, y los cuatro pasajeros se agarraban unos a otros, como si decidieran que, donde uno iba, todos le deberían seguir, […]</i>”.</div>
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<b>El Alojamiento</b></div>
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Otro de los apartados donde los escritores cargaron la tinta del sus plumas hacía referencia a la descripción de sus alojamientos. Si bien la hospitalidad parecía estar en cierto modo asegurada, la mayoría de alojamientos parecía no reunir el estándar de calidad mínimo exigido por un europeo con clase, especialmente si el habitáculo se encontraba en una zona en litigio dentro de un casco urbano.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjApJ6Lnxa1rRvCXnTpwi_wQ59TTXURF0pDrgfWIZ5LUvg0_QvhGXBPKsS1Qx87z7W9uARraH-gPhyphenhyphent5Ypn2djyemoKEdvS_RKXEmJ2eIL1iAf2Zz8OkRIQUy1S35MRY_OiOXmyQcsppVX5/s1600/Castro+Urdiales.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="754" data-original-width="1600" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjApJ6Lnxa1rRvCXnTpwi_wQ59TTXURF0pDrgfWIZ5LUvg0_QvhGXBPKsS1Qx87z7W9uARraH-gPhyphenhyphent5Ypn2djyemoKEdvS_RKXEmJ2eIL1iAf2Zz8OkRIQUy1S35MRY_OiOXmyQcsppVX5/s400/Castro+Urdiales.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Castro Urdiales 1875. Tomado de http://fotosantiguascastro.blogspot.com.es</td></tr>
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En estos términos rememoraba John Furley su hospedaje en la saturada villa marinera de Castro Urdiales (Cantabria), convertida en retaguardia del ejército liberal durante las batallas de Somorrostro de 1874: “<i>En conjunto, la casa era curiosa; pero era un buen ejemplo de vivienda española. La escalera era ancha, pero oscura y sucia, y a sus pies, en el sótano, había una gran acumulación de viejas tinas y leña. Había dos o tres familias en cada piso, y las habitaciones y la cocina rodeaban un pozo cuadrado en el que se abrían las ventanas y de donde se obtenía una luz muy tenue. Las habitaciones por un lado miran hacia la calle, por el otro el mar, y la mía era la última. Yo digo la mía, porque Kennett era el verdadero inquilino, pero no el único. Llegando a esta habitación triangular, que no estaba separada por ninguna puerta, había un pequeño pasaje de unos siete pies de largo, y a ambos lados de éste, separados por una cortina, había una cama; en una dormía un oficial de infantería, mientras su sirviente ocupaba la otra. Era un arreglo muy parecido a Box-and-Cox (hacer turnos para ocupar las habitaciones): cuando yo no estaba usando mi habitación, el oficial estaba allí. […]. Pegado a mi ventana había un pequeño balcón, que sobresalía sobre una especie de pentagrama de cimientos que, evidentemente, se pretendía una vez convertirse en casas. Todos los desperdicios de la cocina y los desperdicios generales de este primer piso eran trasladados por encima de mi cama y arrojados por la ventana; y como esto es una costumbre común a las casas vecinas, los olores, con los cuales las brisas del mar tienen que luchar, pueden ser mejor imaginados que descritos. Nunca un lugar tan bonito como Castro ha sido tan completamente estropeado por sus habitantes. No creo que jamás se haya intentado ningún sistema de saneamiento</i>”.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjksjlorctnrE7xTJylOZEBfTENnMbkiSikXUDrtBE2GyaRCeMapKyOMswuQLOyouBuVJEGqXAhLpSDSaDq7LIUpBstZyYqdGn95dhTmNr3jgX8VcNQW_0n0ebzzzms-f-Ml6d02Ggl3YJ1/s1600/S19_001427.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1597" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjksjlorctnrE7xTJylOZEBfTENnMbkiSikXUDrtBE2GyaRCeMapKyOMswuQLOyouBuVJEGqXAhLpSDSaDq7LIUpBstZyYqdGn95dhTmNr3jgX8VcNQW_0n0ebzzzms-f-Ml6d02Ggl3YJ1/s320/S19_001427.jpg" width="319" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Durango. Álbum Siglo XIX</td></tr>
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Pero tampoco la villa de Durango en Bizkaia, parada obligada de la Corte itinerante del pretendiente, mejoraba sus prestaciones; los núcleos urbanos parecían estar condenados al hacinamiento y a una falta de limpieza crónica a la que se sumaba un ambiente de cierta inseguridad. Furley no puede dejar caer una sucinta crítica: “<i>Era evidente que todo el pueblo estaba en un estado de gran confusión, a pesar de que Don Carlos y su personal habían estado aquí durante algunos meses. En cualquier otro país que no fuera España, se hubiera hecho de Durango un agradable lugar de parada, pero aquí la ciudad entera estaba en el mismo estado que se esperaba que asumiera inmediatamente después de su captura por parte de un enemigo. Tan poco seguro me sentía en mi habitación, […], que con la ayuda de José bloqueé firmemente las dos puertas, dejando sólo la ventana sin defensa. Esta ventana se abría sobre un balcón sobre el río Durango, que en este punto es estimulado con la actividad rugiente de dos arroyos que convergen en él. Desde el punto de vista sanitario, esto es una circunstancia afortunada, ya que las aguas residuales de cada casa de la ciudad caen en este arroyo, y justo encima del hotel hay un matadero, en cuyo desagüe nunca pasé sin dejar de observar un gran número de ratas que se regalaban en la horrible cantidad de deshechos. La suciedad en mi habitación era algo espantoso. Traté de hacer una limpieza, vaciando parte de su contenido por la ventana. José prometió, al menos una sábana limpia, y con esto tuve que contentarme”.</i> No era la primera vez que Furley hacía referencia a la posibilidad de encontrase inquilinos no deseados en la propia habitación del hotel, ya estando alojado en Santander en zona liberal comentaba<i>: “En los hoteles españoles, cualquiera parece tener el derecho de circular libremente en los pasajes y, como una señora me dijo unos días antes, "cada español pobre considera la casa de otro como su propio castillo". Esta es una práctica manera de poseer un château en Espagne</i>”.</div>
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Pero tampoco alejándose de los cascos urbanos encontraba este británico alojamientos que satisficieran completamente su concepción inglesa de comodidad. En el pueblo de Otañes (Cantabria): “<i>Entrábamos en dos o tres casas cómodas y bastante bonitas, que, sin embargo, poseen el inconveniente, a ojos de un inglés, de tener caballos, vacas y cerdos alojados en el planta baja; pero esta es una costumbre española</i>”. A decir de este autor y siguiendo las pautas del gusto anglosajón, la convivencia en el mismo techo de animales y personas, constituía un serio inconveniente.</div>
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<b>La Gastronomía</b></div>
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La gastronomía del país también contaba con sus propias referencias. El siempre difícil de complacer John Furley describía así una opípara cena servida a una hora notablemente europea, como eran las 6 de la tarde en una fonda de Elizondo (Navarra): “<i>[…] como la cena fue servida de una forma similar a la que he encontrado generalmente en otras posadas españolas, la describiré brevemente. La calidad era ciertamente inferior a la que se encontraría en la posada de cualquier pueblo inglés. El comedor estaba unido a la cocina y, animadas por la suciedad, una plaga de moscas nadaba sobre las paredes, techo, mesa y ventanas. A pesar de ello me las arreglé para hacer ingerir los platos que se sirvieron en el siguiente orden: sopa con mucho aceite y ajo […]; dos platos con garbanzos (una especie de frijol seco y sin sabor) y col; rodajas de pescado frito en aceite; chuletas de carne cuya naturaleza exacta era difícil de determinar; el ave más pequeña que he visto nunca, […]; patatas hechas en aceite; ensalada; queso holandés y tartas con textura de esponja; el vino tinto fuerte del país, y el café que era decididamente barro […]. A pesar de mi repugnancia, cené, y luego desterré los recuerdos de la comida con un puro mientras paseaba por la pequeña ciudad</i>”. Con un destacado tono irónico también relató en <i>Among the Carlists</i> un desayuno en una fonda cerca de Pamplona, si bien está vez elogiaba algunos de los ingredientes: “<i>La anciana que poseía el establecimiento no mostró mucha disposición a servirnos el desayuno, pero nos sentamos en la gran cocina sobre los establos, y gracias a esta determinada actitud logramos obligarla a ejercer alguna hospitalidad. Cada uno de nosotros recibió una taza de té con un fluido maravillosamente graso llamado sopa, seguido de huevos escalfados en aceite y queso blanco, que era realmente excelente. Con esto y el vino tinto del país, fue posible comer</i>”. </div>
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Más suerte tuvo Nicolas Thieblin cuando acabó cenando en el Señorío de Bertiz en plena comarca del Baztan, acompañando al general carlista <b>Joaquin Elio y Ezpeleta</b>: “<i>[…], encontrándose el ajo y el aceite desterrados, excepto en esa clase de sopa gruesa de pan, que es un plato nacional de la cena en España, y que era muy del gusto de viejo caballero (</i>Elio<i>). Para mí era muy fácil prescindir de ella, ya que la cena fue muy copiosa y las verduras tan deliciosas, que satisfacían el apetito más voraz. Nunca en mi vida olvidaré las alcachofas […]. Apenas se podía creer que fuera el mismo vegetal que da tantos problemas para cocinar y consumir en otros países</i>”.</div>
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<b>La Crueldad Animal</b></div>
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“<i>Los españoles son muy crueles con los animales y estoy intentando enseñarles un poco humanidad. He cogido y escondido los brocales, todos los que he podido encontrar, porque siempre cabalgan con ellos, a grandes golpes, con el consiguiente sufrimiento de las pobres bestias</i>”. Hay algunos aspectos que muestran un claro choque cultural que está más allá de lo puramente anecdótico y que causaba claras muestras de desagrado ante los visitantes extranjeros. Tanto Nicolas Thieblin como Kennett-Barrington dejaron constancia del maltrato animal del que hacían gala los españoles hacia sus monturas y animales de carga.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRLTA8lnj1_He1D9fBJgr7vVtNK0Z1Eltn-Grt2CQzn22q2FjLrBPrIL11pp0pXie-NW3Ld19hqyWBEXfmt8DDvQHTOMpbefiI1_VidRpundYLzj56dwrHszUmdklt7q-UpmxyMgzycj-D/s1600/Arrieros+carlistas+The+Graphic.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="616" data-original-width="883" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRLTA8lnj1_He1D9fBJgr7vVtNK0Z1Eltn-Grt2CQzn22q2FjLrBPrIL11pp0pXie-NW3Ld19hqyWBEXfmt8DDvQHTOMpbefiI1_VidRpundYLzj56dwrHszUmdklt7q-UpmxyMgzycj-D/s400/Arrieros+carlistas+The+Graphic.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Arrieros carlistas. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
En el caso de Kennett la situación llegó a semejante hastío que casi le hizo llegar a las manos: “<i>La crueldad de esta gente con los animales es repugnante. Estoy a cargo de los establos e intento detenerla en vano. Se ríen ante la idea de humanidad hacia las bestias, y las golpean y atormentan para su disfrute. El otro día tuve una pelea con un hombre porque golpeó a una mula en el hocico y la cabeza con un gran palo hasta que esta cayó al suelo. Arranque el palo de la mano del bruto y lo sostuve encima de su cabeza, y con mi más refinado juramento español le dije que le mataría si volvía a pegar otra vez al animal. Él se quedó callado, más aun cuando le sancione a pagar 15 días de jornal por su brutalidad</i>”. Este episodio fue aprovechado por Kennett para sacar su flema más británica: “<i>Los españoles no se pueden controlar entre ellos mismos si no es a fuerza de coacción, y están acostumbrados a esto. El único problema es que todos los navarros llevan grandes navajas en sus cinturones y las usan cuando están completamente enfadados. Sin embargo, invariablemente tienen miedo de un inglés</i>”. </div>
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Por su parte Thieblin utiliza un tono más paternalista para tratar el tema: “<i>La brutalidad general de los hombres de Navarra está más allá de cualquier cosa que se pueda imaginar en países más civilizados, y la manera en que tratan a sus caballos será un eterno problema sobre cualquier intento de introducir el servicio de caballería entre ellos. Pero esta brutalidad no es de ninguna manera malvada, es puramente animal, y no les impide en ningún grado ser, en general, un pueblo muy bueno, honesto, y hasta exquisitamente educado,… siempre y cuando seas amable con ellos</i>”.</div>
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<b>Fiesta y Diversión</b></div>
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“<i>Qué insensibles son estos españoles. Hoy es domingo y los soldados se han estado divirtiendo jugando a pelota, un juego similar a nuestro “five”. Mientras escribo esto, otros están bailando al son de una guitarra</i>” (Kennett-Barrington tras una batalla). Serán cuantiosas las veces que los autores extranjeros den cuenta del ambiente festivo del que hacen gala soldados y población civil.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGAfT-eOUpoIn3mQ3TJ16WFUfuDuaEO2K-uFhvN4CrOH6lwlusAeHBrqy0rhAc_yz_fEf6kdoJDV7lFDrkDGeqqA7m4EVD8Dh3yOIsRhtkaaAYOUiwBInLQNObwp7W91eJxUFx06B8zsgC/s1600/Baile.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="806" data-original-width="1200" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGAfT-eOUpoIn3mQ3TJ16WFUfuDuaEO2K-uFhvN4CrOH6lwlusAeHBrqy0rhAc_yz_fEf6kdoJDV7lFDrkDGeqqA7m4EVD8Dh3yOIsRhtkaaAYOUiwBInLQNObwp7W91eJxUFx06B8zsgC/s320/Baile.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Baile en Estella. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
La mayoría de los visitantes, incluido Irving Montagu, pudieron observar y participar de los dos elementos festivos fundamentales en el Norte: el baile y la pelota, aunque la percepción que tenían del baile no siempre fuera postiva. “<i>Las dos danzas más frecuentadas en el norte de España son la jota y el bolero. En ambos casos van acompañados de castañuelas, o una mala imitación de éstas producida por el chasquido de los dedos. La jota es una danza más funeraria, […] y nadie parece tan aliviado como los bailarines mismos cuando termina. Parece más bien una penitencia que un placer, […]. Luego vienen las competiciones atléticas de todo tipo peculiares al norte; Estos son seguidos a su vez por varios juegos, entre los cuales uno no es diferente al inglés "Fives" llamado Pelota</i>”.</div>
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Thieblin no dudaba en elogiar a los vascos, caracterizándolo como buenos danzantes, aunque no puede decir lo mismo del componente instrumental que les acompañaba: “<i>[…] el “fandango” vasco puede ser contemplado los domingos ya sea en las plazas especiales dispuestas en cada aldea para la pelota, o en San Juan de Luz, frente al establecimiento de baños. La orquesta consiste, por regla general, en un mal violín y una flauta aún peor. Dos grandes barriles vacíos con dos tablas sobre ellos, dos sillas viejas en estos tablones, y dos malos músicos sobre las sillas, se consideran elementos suficientes para animar la danza. Los sonidos que salen de sus instrumentos son algo horrible; sin embargo, usted puede sentarse durante horas contemplando los gráciles movimientos de hombres y de mujeres</i>”. Y conviviendo ya con los voluntarios carlistas se asombraba del carácter festivo del que hacían gala en todo momento los hombres: “<i>[…] Pero ninguna fatiga ni privación parecía influir de ninguna manera en los voluntarios carlistas. Siempre que no había prohibición, el canto y la risa continuaban todo el día, y cuando había una hora de sobra después de la cena, o antes del anochecer, era seguro que un fandango fuera bailado en algún lugar de la plaza del pueblo […]</i>”. Pero así como el baile parecía gustarle, la instrumentación de las bandas de los batallones y las jotas navarras de los voluntarios era particularmente “terribles” a sus oídos: “<i>[…] hay varias bandas en el ejército carlista, y cada voluntario canta casi todo el día. Pero si la música de las bandas era muy justa, no se puede decir lo mismo de la parte vocal de los conciertos diarios. Las canciones vascas, y especialmente en Navarra y su canto, son algo terribles de escuchar. En la mayoría de los casos son de carácter lamentable, tanto en composición como en ejecución […], mientras que la garganta navarra a veces es capaz de producir sonidos roncos y horribles […] que sacuden todo el sistema nervioso […]</i>". </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirj57DU7px1HFg4z0Lr_tN5U649mPDb6t-6hHaEQzcFwMqCn2kFqSDimy0GXSIWXwfUwS2e5UdO_UWSEC0cDuaMKgA4A0Z60-TUZlgnJrvc8OrW13SQtHn6kKWxRBCgBEGKLGZPQRRd6qI/s1600/000725.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="256" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirj57DU7px1HFg4z0Lr_tN5U649mPDb6t-6hHaEQzcFwMqCn2kFqSDimy0GXSIWXwfUwS2e5UdO_UWSEC0cDuaMKgA4A0Z60-TUZlgnJrvc8OrW13SQtHn6kKWxRBCgBEGKLGZPQRRd6qI/s320/000725.jpg" width="234" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Pelotari". Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Tampoco las jotas navarras parecían ser del gusto de John Furley. Estando en Pamplona en vísperas de San Juan dejaba constancia de lo siguiente: “<i>La fiesta comenzó realmente poco después de la medianoche. En ese momento me despertó una banda que entró en la plaza principal y sirvió una serenata a varias de las casas durante una hora y media. Entonces una guitarra y una flauta irrumpieron con una música monótona. Ésta interpretación instrumental fue ocasionalmente variada por los esfuerzos vocales de un hombre con pulmones estentóreos, que era más monótono y decididamente una molestia mayor. La gente atraída por estos atractivos musicales, hablaba, reía, cantaba y bailaba, […]</i>”. Furley también describe un componente de peligrosidad en las celebraciones de éxitos militares, en este caso mientras se encontraba en la capital carlista por antonomasia, Estella: “<i>Una banda tocaba delante de la casa del general Dorregaray. La gente bailaba y cantaba, y cuando estaba bastante oscuro, la descarga de cohetes era tan frecuente que casi llevaba a suponer que el enemigo había vuelto al ataque. Las tropas, por la manera lúdica e imprudente que distingue a los soldados españoles, no contentos con los combates reales, estaban teniendo una pelea simulada por su propia cuenta, y como varios de ellos estaban asaltando una colina vecina, las balas volaron alrededor de forma peligrosa -algunas de ellas incluso pasando por la plaza frente al hotel- de tal forma que algunos prudentes oficiales ordenaron que se diera el alto el fuego</i>”. </div>
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A medida que estos extranjeros se iban empapando del carácter y costumbres de las gentes con la que convivían, no dudaban en sumarse a la fiesta. Kennett reflejó este hecho en una de sus cartas personales: “<i>La noche pasada tuvimos baile “a lo español” con los demás, chasqueando mis dedos al más puro estilo castellano. Así estuvimos hasta la una de la mañana</i>”. Porque trasnochar, era también una costumbre muy arraigada.</div>
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<b>Los Ejércitos </b></div>
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“<i>Parecía imposible, incluso con la ventaja del terreno, que estos últimos (los carlistas), dispersos como estaban, y casi sin artillería y caballería, pudieran sostenerse contra el ejército de Concha que los duplicaba en número, y que estaba poniendo en juego ochenta piezas de artillería</i>”. Así relataba Furley el asombro que le producía el ejército carlista durante la batalla de Abarzuza en junio de 1874, desdibujando un estereotipo que parecía campar por Europa respecto a la mala fama que tenían los españoles como soldados. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUwA3sD9c_g2epp4SlxphSbrFbraAcXKWtQt4uHghhKlBAlR7duHLf9xJvjmRMxkEVxxSRRBo32poPIOR50LHKwBqeAKVGob5CGbYnRzm3nLXlpltGgXlfYdY8Z0dyJgsT07Ni7P33KBt2/s1600/%2524_57+%252812%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="957" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUwA3sD9c_g2epp4SlxphSbrFbraAcXKWtQt4uHghhKlBAlR7duHLf9xJvjmRMxkEVxxSRRBo32poPIOR50LHKwBqeAKVGob5CGbYnRzm3nLXlpltGgXlfYdY8Z0dyJgsT07Ni7P33KBt2/s320/%2524_57+%252812%2529.JPG" width="306" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas Liberales. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Thieblin lo había dejado meridianamente claro: “<i>Como soldados, los españoles tienen una reputación muy mala en Europa, y defenderlos en este aspecto probablemente resultaría una tarea muy ingrata. A decir verdad, sería incluso difícil sostener que son buenos soldados, en el sentido en que la palabra se entiende generalmente en los ejércitos europeos. Pero lo que es justo decir -aunque tal vez no sea fácil convencer a las personas que se han expresado lo contrario- es que los españoles no son en modo alguno los cobardes que nos son representados frecuentemente</i>”. Tampoco parece que la disciplina o el carácter castrense estuviera correctamente representado en los ejércitos del Norte, ni tan siquiera en el gubernamental, equiparándolos a una simple manifestación: “<i>Al acercarnos a Vitoria nos encontramos con una columna republicana, unos setecientos u ochocientos hombres, marchando en busca de carlistas, y la manera en que aquella columna iba en camino, encabezada por un coronel dormitando a caballo, supondría el lanzamiento de un profundo bufido en el seno de cualquier disciplinado militar inglés o alemán. La columna no tenía ni vanguardia ni retaguardia, y unas pocas docenas de hombres decididos que salieran en una emboscada podrían haberla dispersado en cualquier momento. Cada hombre caminaba como le gustaba, fumando su cigarrillo y, salvo por estar vestido con un hermoso uniforme, no difería en su actitud general de los radicales británicos o de los patriotas irlandeses que formaban las procesiones de Hyde-Park</i>”. Continuaba el autor haciendo referencia al ejército carlista en esto términos: “<i>La opinión de Europa sobre el ejército carlista es todavía peor que la que tiene del ejército republicano. De hecho, con respecto a los carlistas, incluso ahora que su número se ha vuelto tan imponente y su organización ha mejorado, todavía existe una corriente de creencia de que son simplemente bandas de bandidos cobardes […]</i>”. </div>
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Y aspecto de “bandidos” pudiera ser, aunque el calificativo de “cobardes” no se ajustaba a las descripciones que irían realizando los distintos autores. John Furley, a la vista de tropas carlistas en Estella (Navarra), comentaba: “<i>Un sargento o un voluntario británico podría condenar a la mayoría de ellos por su aspecto de bandidos, pero cualquiera que tenga experiencia en ejércitos europeos y oficiales que haya visto la manera en la que pelean o han tenido oportunidad para apreciar su coraje y resistencia, desearía comandar estas tropas</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmBf-W0zwV1-CHDq_5OxAz0srNbPACaqftL3Sy16zqfWOA13DHuaaIM4u8bv0uM7cHOb3udf4LWaWqP6UfAFFpPq-WkW2lY7r2YLggHuJKw0FnmlnWtIe61EXT7YB7Zpymt_Mf6WHBZh_v/s1600/Voluntarios+carlistas.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmBf-W0zwV1-CHDq_5OxAz0srNbPACaqftL3Sy16zqfWOA13DHuaaIM4u8bv0uM7cHOb3udf4LWaWqP6UfAFFpPq-WkW2lY7r2YLggHuJKw0FnmlnWtIe61EXT7YB7Zpymt_Mf6WHBZh_v/s400/Voluntarios+carlistas.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Columna navarra carlista. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Incluso tampoco faltaron algunas chanzas. Según apuntaba O’Shea incluso aquellos irlandeses que se habían unido voluntariamente al ejército carlista se burlaban de los primeros intentos de parecerse a un ejército regular: “<i>[…] <b>(William Nash) Leader</b> me hizo reír con sus relatos de Lizarraga gritando "¡Artillería al frente!" seguida de la aparición de un par de mulas arrastrando una miserable pieza; y del ruido intimidatorio hecho por tres caballeros encogidos en corazas demasiado anchas para ellos, en alpargatas, trotando por una calle del pueblo […]</i>”. Desde luego, la impresión que causaba, en estos primeros momentos, el ejército carlista a ojos de otros militares no era precisamente buena. Sin embargo a medida que se producía una convivencia con los voluntarios carlistas, los autores comenzaban a mostrar en sus escritos una cierta admiración, mitigando la visión la de “bandidos y criminales cobardes”: “<i>Estos horribles y sanguinarios carlistas se convirtieron en individuos amables. Supongo que podrían poner un ceño fruncido a sus enemigos, pero para mis compañeros y para mí no tenían más que sonrisas abiertas y fuertes manos</i>”. </div>
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O’Shea se tomó muchas molestias en enumerar cualidades y carencias de estos voluntarios del Norte: “<i>Pero antes de que puedan convertirse en soldados eficientes, necesitan un severo curso de entrenamiento. En el país llano, al sur del Ebro, sería de necios oponerse a tropas regulares. Como guerrilleros, no tienen parangón, se contentan con pequeños bienes comunes y siempre están dispuestos al baile después de la marcha más larga […]. En las copas y en los riscos de sus propias provincias son invencibles, y pueden continuar la lucha mientras quede un cartucho o una cebolla en la tierra. Pero donde las tácticas del contrabandista ya no sirven, donde las sorpresas son imposibles y las desapariciones misteriosas no son fáciles, o donde el grueso de la gente no es espía o simpatizante, el conflicto toma otro cariz</i>”. Continua O’Shea: “<i>Son tiradores mediocres con las armas de gran alcance de precisión, y no tienen una concepción adecuada de las concesiones del viento o del sol. […] El derroche de pólvora en cada escaramuza es extravagante; y no se puede descansar por la noche en una aldea sostenida por carlistas sin ser molestado por frecuentes descargas descuidadas. Con la bayoneta, por lo que pude observar, son impetuosos en el inicio, y obstinados especialmente los navarros. Pero las cargas de bayoneta no pueden con los muros de piedra; y ante el casi incesante fuego de los fusiles de retrocarga, ataques de este tipo se han vuelto ligeramente anticuados. […] Su educación militar, por desgracia, se limita a los rudimentos del libro de ejercicios. […]. Tienen una aptitud instintiva para las escaramuzas, y son expertos en formar cuadrados, cuya utilidad, por cierto, es tan cuestionable hoy en día como la de cargar a la bayoneta. Se presta más atención a la disciplina que a la lucha. Los piquetes patrullan los pueblos en los que entran, y reprimían todo desorden después del anochecer […]</i>”.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggLBKf0QUEXJu7YaE2enoFx9laNS8DUimSDP21B5otcM4UfzTIJVHM-sQZ1p9tVxqMONrgg1DYPpj01gnf7K2SUXTsk4f3khfuGz4faKWfXDdZS_B6bHW28v31LYw6ysP5foH2xh56LX4q/s1600/001591.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="872" data-original-width="1200" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggLBKf0QUEXJu7YaE2enoFx9laNS8DUimSDP21B5otcM4UfzTIJVHM-sQZ1p9tVxqMONrgg1DYPpj01gnf7K2SUXTsk4f3khfuGz4faKWfXDdZS_B6bHW28v31LYw6ysP5foH2xh56LX4q/s320/001591.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tipos carlistas. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
El irlandés realizará una exhaustiva descripción de los voluntarios y un recién formado 5º de Navarra, al que tendrá ocasión de contemplar en su entrada al pueblo de Bera de Bidasoa: “<i>[…]. Tenía curiosidad por ver el uniforme carlista. […] Estaban vestidos con el atuendo ordinario de los montañeses: unas chaquetas gruesas y unos pantalones sueltos, atados en la cintura por una faja, o un cinturón de lana de colores brillantes, eran usados por algunos; blusas de sarga, calzones de rodilla, y medias o polainas, por otros; pero todos, sin excepción, tenían la boina, un gorro de lana en forma de torta de las provincias vascas, y las alpargatas o zapatos de lona de suela plana. A poco se oyó un ruido de clarín y el paso rápido y regular de los hombres que marchaban, y la cabeza de una compañía apareció a la vista. […] Así, sucesivamente, otras siete compañías llegaron, formando el 5º batallón de Navarra, un vigoroso conjunto de hombres, que impresionaban al ojo experto como excelente materia prima para ser soldados, aunque con uniformes muy semejantes al de los bandoleros de una ópera cómica. […] El batallón tenía su bandera, blanca entre dos rayas de escarlata, en la que estaba inscrito el nombre del cuerpo, y la leyenda, "El país para siempre, pero siempre con honor". Esto, por supuesto, estaba escrito en euskera, del cual mi traducción es bastante libre, pero da exactamente el sentido del sentimiento. […] Los oficiales, en algunos casos, se distinguían de los voluntarios únicamente por las borlas de oro o de plata pendientes de sus boinas, y sus boinas eran de color azul, blanco, marrón o incluso rojo republicano, según la fantasía del portador. […] Había muchos veteranos en las filas que habían peleado con Zumalacarregui y Mina en la Guerra de los Siete Años; pero por regla general los “Chicos” (voluntarios carlistas) eran literalmente muchachos jóvenes, y aquí y allí un niño de doce o catorce se podía ver midiéndose al lado de un mosquete. […]. En la parte superior de muchas de las boinas, sujetando la borla, había un enorme botón de latón, con el anagrama del "Rey", y la inscripción, "Voluntarios, Dios, Patria y Rey". Otra señal particular de esta fuerza irregular que me impresionó mucho fue un corazón sangrante bordado en un pequeño trozo de tela y cosido en los pechos izquierdos de casi todos en el suelo. Esto parecía ser usado como un encanto contra las balas; Y con una fuerte idea de que los protegería en la hora del peligro, estoy convencido de que nueve de cada diez de esos campesinos la llevaban. Puede ser bueno añadir que en el interior de ese parche bordado se escribieron en español las palabras "Detente, el corazón de Jesús está aquí, defiéndeme, Jesús". Muchos otros de los carlistas llevaban escapularios, rosarios y medallas bendecidas como recordatorios piadosos</i>”.</div>
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<b>De Vascos-Navarros, “su Carlismo” y “sus Motivaciones”</b></div>
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“<i>Como sabes, yo no tengo ningún interés personal en el éxito de ninguna de las dos partes, aparte de admirar inmensamente el coraje y los elevados principios de los soldados carlistas, que han dejado sus casas, sus mujeres, todo, para luchar por una causa que a ellos les parece sagrada. Me dan mucha pena estos valientes campesinos, y más aún cuando caen y no hay nadie para ayudarlos. Estos carlistas son gente decidida y creo que lucharan hasta el final. Es una lástima que sangre y coraje tan esplendidos los malgasten los españoles luchando los unos contra los otros</i>” (Kennett Barrington en carta personal).<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3q50O2ac57qmmbkoVGYojMCZgTcXZX8g9cf9CQR1ypGZnt9_wFJNYjnZ9_y7hX2nkTbVLSxZNLtARmehqPMmp-e7H9GUrUt0iRsqcHDChyphenhyphenV-vnNS56d8NN8SAg4kbvcc3jlIMeEAjGJyT/s1600/002049.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="1200" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3q50O2ac57qmmbkoVGYojMCZgTcXZX8g9cf9CQR1ypGZnt9_wFJNYjnZ9_y7hX2nkTbVLSxZNLtARmehqPMmp-e7H9GUrUt0iRsqcHDChyphenhyphenV-vnNS56d8NN8SAg4kbvcc3jlIMeEAjGJyT/s400/002049.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cura predicando a favor de la causa carlista. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Ya hemos comentado que a lo largo del siglo XIX se generó por parte de los escritores de la cuestión carlista una asociación entre pueblo vasco-navarro y carlismo. Thieblin describió su propia visión del carlismo al que se había adherido de forma masiva los vasco-navarros bajo el lema “Dios, Patria, Rey”: “"<i>Patria" juega, en efecto, una parte mucho menos importante que “Dios” y “Rey”, pues, cada vez que se oyen gritos de júbilo entre los carlistas “Patria” se menciona raramente. Es siempre "Viva Carlos Sétimo (sic)", "Viva la Religión", "Vivan los Carlistas", o Viva este o ese líder carlista especial. “Patria”, significa entre los voluntarios carlistas, por regla general, su provincia particular, a menudo incluso únicamente su pueblo. De España, como un todo, no saben mucho, y no les importa demasiado. La mitad de estos hombres, siendo vascos puros, ni siquiera entienden el castellano</i>”. Respecto a concepto de “Rey”, Thieblin comentaba: “<i>Del Pretendiente actual, Navarra y el pueblo vasco saben muy poco. Es bastante para ellos saber que él es El Rey, y que su nombre es Carlos. Veneran en él la vieja tradición. Y estoy casi seguro de que la gran mayoría de ellos creen firmemente que es el hijo de Carlos V, bajo quien sus padres -en algunos casos incluso ellos mismos- lucharon hace cuarenta años</i>”. “Dios” y la religión Thieblin incorpora en sus escritos la opinión que aporta el veterano general carlista Joaquín Elio sobre la importancia del clero en esta sociedad norteña: "<i>Y, diga lo que quiera contra los monjes, pero si estudia las provincias vascas, donde sacerdotes y monjes siempre han sido poderosos, encontrarán muchos elementos a su favor. No hay un solo campesino en estas provincias-hombre o mujer- que no escriba gramaticalmente y de manera clara la lengua vasca, y muchos escriben igualmente bien la lengua española. Su buena salud es el resultado de su moralidad. No sólo no hay mendigos, sino que la pobreza extrema es casi desconocida. Gran parte de esto se debe al sacerdocio y a lo que los sacerdotes les ayudan a mantener los antiguos privilegios de las provincias vascas y de Navarra</i>”. Pero el corresponsal también recoge su propia opinión que no deja de resultar llamativa, puesto que describe un declive del poder eclesiástico: “<i>Ahora, que el sombrero de los curas es ridículo, es cierto. [...]. Que muchos curas son gordos también es correcto […]. Si las piernas del sacerdote español son siempre más «gordas y redondas» que los pilares de la catedral de Burgos, no soy capaz de saberlo, pues nunca he desnudado a ninguno de ellos ni en Burgos ni en ningún otro lugar. Pero lo que sí sé con certeza es que, tanto en los tiempos antiguos como modernos, tanto en la Iglesia católica como en la protestante, los representantes más peligrosos y censurables del clericalismo rara vez son los gordos, sino los delgados. […] Sin embargo, sea que las simpatías del lector residan en la representación gorda o en la representación delgada del clero, no deja de ser innegable que el poder de los sacerdotes gordos o delgados ha desaparecido en España y desaparecido por siempre. Y los futuros historiadores hablarán del cambio que se ha producido en este sentido en la Península, fanática y supersticiosa, como una de las mayores revoluciones que ha tenido lugar en nuestro siglo de grandes revoluciones</i>”. Aunque con retraso y con cierta lentitud se estaba produciendo un cambio social en la sociedad española.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBDk9HvUg3KFVupTytsMzfAx1eq_KxvJO-Srogf1b6Ic0uVHEp-bH6fwxUo_jmJ2sHH4YCWeZyz1b-CUHAXILgQnliudNBhtD3Op-tZGWslFiJiLlHWMAiWkiXQ1cnac9Q-aF8QuDV8iwV/s1600/Si_el_famoso_%25C3%25A1rbol_de_Guernica_da_este_fruto%252C_procuremos_que_no_vuelva_%25C3%25A1_reto%25C3%25B1ar%252C_La_Madeja_Pol%25C3%25ADtica%252C_2_de_mayo_de_1874.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="890" data-original-width="1280" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBDk9HvUg3KFVupTytsMzfAx1eq_KxvJO-Srogf1b6Ic0uVHEp-bH6fwxUo_jmJ2sHH4YCWeZyz1b-CUHAXILgQnliudNBhtD3Op-tZGWslFiJiLlHWMAiWkiXQ1cnac9Q-aF8QuDV8iwV/s400/Si_el_famoso_%25C3%25A1rbol_de_Guernica_da_este_fruto%252C_procuremos_que_no_vuelva_%25C3%25A1_reto%25C3%25B1ar%252C_La_Madeja_Pol%25C3%25ADtica%252C_2_de_mayo_de_1874.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Caricatura de la tala del Árbol de Gernika. Revista "La Madeja"</td></tr>
</tbody></table>
También entre los párrafos de las cartas escritas por Kennett encontramos parecidas referencias donde se mezcla la tradición, Dios, Rey, así como distintas patrias y fueros: “<i>Es curioso ver tanta hermandad y amor que parecía existir entre los carlistas. Ellos están completamente convencidos que luchan por una causa noble y buena, la causa de Dios y de su Rey, pero no dudan en admitir que también están luchando por sus libertades y fueros, que el resto de España no parece estar dispuesto a permitirles”.</i> Es por ello que también Thieblin hacía notar lo siguiente respecto a los batallones vasco-navarros:<i> “[…] muy pocos de los voluntarios de Vasco-Navarra querrían marchar más allá del Ebro. Luchan bien y de buen grado en casa, pero no están en condiciones ni están dispuestos a seguir la guerra en la llanura</i>”.<br />
<br />
Irving, por su parte, también destacaba algunas peculiaridades de las motivaciones de estos hombres para entrar en batalla: “<i>El desprecio que todos los vasco-navarros sienten hacia el servicio militar regular, del cual sus fueros siempre los mantuvieron alejados, esta tan arraigado que dudo que alguna vez lleguen a formar regimientos regulares. Cualquier cosa como la disciplina es perfectamente repugnante para ellos, y no serían capaces de obligarlos a dar un paso en nombre del deber militar; pero si logran estimular su orgullo, o hacerles creer que sus servicios son necesarios para la defensa de lo que ellos entienden como la gloria de su provincia, o para la seguridad de sus hogares o de sus privilegios locales, no habrá peligro que estos hombres no afronten</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbT4n4hyphenhyphenyAkhH-eR2SbBC9zU9hqDKp23qjuBUTMJ2_BWf-Tr_LKsMWO2b2ORsq-j_v1NzGlefZ2-P5227nQlg_ZczfKC3jH-pE98fkBs2ueqfGdUSzizrjJRs2pEIYiFukSyuR31xsl2JV/s1600/001708.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1132" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbT4n4hyphenhyphenyAkhH-eR2SbBC9zU9hqDKp23qjuBUTMJ2_BWf-Tr_LKsMWO2b2ORsq-j_v1NzGlefZ2-P5227nQlg_ZczfKC3jH-pE98fkBs2ueqfGdUSzizrjJRs2pEIYiFukSyuR31xsl2JV/s320/001708.jpg" width="301" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Joven carlista. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Thieblin reflejó en su crónica las razones que daba el general Elío para que una parte importante de la población siguiera abrazando la causa carlista: “<i>Ustedes se sorprenden de la fuerza y valentía de nuestros jóvenes voluntarios, algunos de los cuales, como ustedes han visto, apenas tienen dieciséis años. Es el resultado sólo de sus vidas puras y de la ausencia de esa fuente de ruina para los jóvenes de otros países, el reclutamiento, con su vida de barracones y todos los vicios de las grandes ciudades. No es en medio del aire fresco y el suelo rocoso de estas montañas que la gente puede llegar a desmoralizarse. Algunos de los muchachos nunca han estado tan lejos como Pamplona o Vitoria, y todo lo que saben del mundo en general es lo que el cura y el arriero les dicen. Puedo asegurarles que todos los que han vivido aquí se sienten tan seguros como yo, que ni los intensos sentimientos religiosos ni la lealtad a las antiguas instituciones monárquicas pueden ser erradicados de la mente de los pueblos de las provincias Vasco-Navarras, a menos que la misma cara del país cambie, y estas montañas se nivelaran a la tierra. Creo que todo el resto de España puede hacerse fácilmente monárquico, pero nunca los montañeses se convertirán en republicanos. Y tenemos montañas y montañeses por todas partes de la Península</i>”. </div>
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<br /></div>
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Otro factor lo constituía la propia tradición familiar, perpetuando la lucha comenzada por sus abuelos. Según Kennett: “<i>No simpatizo realmente con ninguna de las partes, pero me dan pena los soldados cuyo destino es vivir en un país donde, o bien luchan, o son una deshonra para sus pueblos y sus familias. Cuando hieren a un hombre ya es demasiado tarde para preguntarle si estaba justificada la lucha</i>”. Pero independientemente de la justificación, la presencia en los batallones carlistas de jóvenes de apenas 16 años parecía ser una realidad. John Furley relataba así la llegada a filas de dos muchachos: “<i>De repente aparecieron dos niños pequeños, uno de catorce años, el otro diez. Su padre estaba en el ejército carlista, y se habían escapado de su madre en Pamplona, sin darle ninguna advertencia, con el propósito de ofrecer sus servicios a Don Carlos. Llevaban tres días en el camino. El más joven estaba muy cansado, y fue vencido por las preguntas que se le hicieron. Sus lágrimas y sollozos demostraron que, en aquel momento hubiera preferiría estar en casa. El mayor, un muchacho hermoso y guapo, estaba lleno de coraje; y uno o dos oficiales, incluido, por supuesto, Montrosey, prometieron que sería ser aceptado como corneta. Por su vestimenta y modales, era evidente que los pequeños compañeros pertenecían a una familia de buena posición. Un viejo cura me comentó: Mientras haya tales reclutas, la causa de don Carlos perdurará</i>”.</div>
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<b>Diferenciación Provincial del Ejército Carlista</b></div>
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“<i>Todos tienen un fondo religioso, de a amor a las libertades y fidelidad a Don Carlos. Pero aparte de esas condiciones, existen unas peculiaridades, con referencia a la región de la que son nativos. Así por ejemplo los guipuzcoanos luchan por su odio a los liberales, que quemaron sus casas, pero no les interesa ir a defender Estella o sitiar Bilbao, son perfectos guerrilleros a los que les gusta luchar tras la rocas y en los desfiladeros, pero no en las batallas de grandes desarrollos y maniobras</i>” (George Mac-Graham).</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5qL7qRutr-G7Ntdhlq8KqMV4542JRpUBZywmbdi1Qa6oSpAf-2HtuLuC9n6P3mD6KN7ZIbcm7vYTw8ibzZVdZe9jvSKBaLqgLtuCaogN4Sga1PepSHZV2PUJohy5HdaEVlivJ20PDiGKl/s1600/Retrato.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1111" data-original-width="786" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5qL7qRutr-G7Ntdhlq8KqMV4542JRpUBZywmbdi1Qa6oSpAf-2HtuLuC9n6P3mD6KN7ZIbcm7vYTw8ibzZVdZe9jvSKBaLqgLtuCaogN4Sga1PepSHZV2PUJohy5HdaEVlivJ20PDiGKl/s320/Retrato.jpg" width="226" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Uno de los jefes de la partida<br />
castellana <span style="font-size: 12.8px;">de "los Hierro"</span></td></tr>
</tbody></table>
El conocimiento que llegaron a tener los éstos escritores del ejército carlista del Norte y de sus distintos batallones, les permitió llegar a realizar distinciones de carácter y particularidades entre provincias y fundamentar sus propias preferencias. Thieblin ya comentaba en relación con las provincias vascas: “<i>Aunque se considera que las provincias vascas y navarras presentan una distribución homogénea, existe una considerable diferencia en el temperamento y en el carácter de la población de estas provincias</i>”. Para este autor eran sin duda lo alaveses el paradigma del soldado carlista: “<i>Ya he mencionado que hasta el momento en que dejé los campamentos carlistas, los hombres de Vizcaya no habían tomado parte en casi ningún compromiso; y por consiguiente no soy capaz de juzgar su comportamiento en el campo de batalla. Pero vi a los hombres de Navarra, de Guipúzcoa y de Álava combatiendo en varias ocasiones, y la opinión que formé de sus respectivos méritos como soldados es ésta: Todos ellos son hombres de valentía ilimitada, a toda apariencia perfectamente indiferentes a la vida, y entre ellos los hombres de Álava se llevan la palma. La reputación que adquirieron bajo Zumalacarregui, que siempre los prefirió a cualquier otro hombre en el norte de España, ciertamente no es inmerecida. Se mantendrán firmes independientemente de la cantidad de fuego que reciban con la regularidad de las mejores tropas de cualquier país […]. Una quincena después de que tres de sus batallones se hubieran formado, vi a los hombres de uno de ellos calladamente sentados y fumando sus cigarrillos bajo un fuego que sería considerado, incluso por tropas experimentadas, como desagradablemente fuerte. Siguen siendo más sobrios que los hombres de Guipúzcoa o de Navarra, y notablemente obedientes y fieles a sus jefes. Su provincia, comparativamente pequeña y pobre, no tiene ni las alturas de los navarros ni la exclusividad de los guipuzcoanos.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUA_W4nQTQebp3KOzI0KjgdyP7Iwt1XCH6y3Z66pMDDsMqowxJjU7vTrK5QXiY25EEJ7nrSDvK0ugxW-Px-6jf7eBagV2nNWD6TyDybrnqU_RUHhh0kZNm76TaorFiyBXEi1zUipEoIQ1l/s1600/06028901.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="740" data-original-width="464" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUA_W4nQTQebp3KOzI0KjgdyP7Iwt1XCH6y3Z66pMDDsMqowxJjU7vTrK5QXiY25EEJ7nrSDvK0ugxW-Px-6jf7eBagV2nNWD6TyDybrnqU_RUHhh0kZNm76TaorFiyBXEi1zUipEoIQ1l/s320/06028901.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Voluntario carlista y lancero navarro.<br />
www.euskomedia.org</td></tr>
</tbody></table>
<i>Después de los hombres de Alava, los mejores soldados parecen ser los guipuzcoanos; al menos son mejores que los hombres de Navarra, siendo muy capaces de soportar la fatiga; pero no son tan valientes como sus vecinos […]. Además, muchos de ellos tienen la desventaja de no saber una sola palabra de español, una circunstancia que los distingue en cierta medida […] También son gente notablemente trabajadora, completamente virtuosa y extravagantemente intolerante. […] emigran a América del Sur, hacen fortunas allí, y regresan a sus aldeas nativas, con su guipuzcoanismo tan intacto como lo es del escocés que, después de haber viajado veinte años por todo el mundo, vuelve a sus lagos y colinas nativas. Contrariamente a sus vecinos, los hombres de Navarra que una vez fueron a Sudamérica, si vuelven a casa, renuncian a todos sus antiguos sentimientos relacionados con "Dios, Patria y Rey" y se convierten en los más feroz liberales y radicales. Un número considerable de los campesinos navarros enriquecidos, conocidos en su propio país bajo la denominación de "Americanos", vivían el verano pasado en el lado francés de los Pirineos, debido a que sus opiniones chocaban con las de sus compatriotas armados. En cuanto a los enfrentamientos militares, los voluntarios de Navarra son inimitables. Su carga de bayoneta es algo que realmente vale la pena observar y supera cualquier cosa que los Zuavos hayan sido capaces de realizar en los días de su mayor gloria. En verdad hablando, los hombres de Navarra no entienden ninguna pelea sino es con la bayoneta. El rifle les parece un brazo inútil, y siendo muy descuidados, con frecuencia pierden u olvidan sus cartucheras, o las rasgan a directamente cayendo todos los cartuchos. Incluso existe la creencia de que a veces los desechan deliberadamente, por ser demasiado engorroso un artículo para ser llevado. Cuando uno tiene que tomar un camino de montaña por el que acaba de pasar un batallón de Navarra, está seguro de recoger los cartuchos en casi todos los pasos, y cuando a un batallón navarro se le ordena hacer fuego, lo hace tan apresuradamente y con un desprecio tan absoluto, que el espectador se acaba convenciendo que todos estos muchachos simplemente desean deshacerse de su munición, para acelerar el momento de un ataque de la bayoneta. Pero son totalmente incapaces de soportar el fuego, y tan pronto como la cosa se vuelve algo “caliente”, ninguna fuerza humana los retendrá: deben atacar o retroceder</i>”.</div>
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George Mac-Graham en sus crónicas también incluía a los batallones castellanos que al igual que cántabros, asturianos, aragoneses y riojanos, formaban parte del Real Ejército del Norte: “<i>Los vizcaínos luchan bien en campo abierto, son muy apegados a su terruño, van con sacerdotes, pero quizá pecan de fanatismo y fieros en la lucha. Los alaveses son apacibles, fríos y serenos, luchan con coraje y en recuerdo a sus viejos fueros. Los castellanos sufridos, fieles y los primeros en la pelea con el arma blanca. Los navarros son la verdadera imagen de lo que eran los Highlands, en tierra de Escocia, en el siglo XVIII; en Navarra los habitantes de las montañas y de las ribera, se les ve que aman la lucha; sus mujeres y madres los empujan a ellos, y los reverendos sacerdotes bendicen la guerra santa contra los odiados “guiris”. Cuando los republicanos entran en los pueblos las jóvenes y las ancianas no ocultan su desprecio por ellos y su antipatía por los negros. Yo digo una cosa para el futuro, navarra seguirá siendo carlista aunque se pierda la guerra, o aunque desapareciera Don Carlos y toda su familia. Estos navarros son fuertes, cabezotas y obstinados, luchan como demonios cuando se enfadan y no siempre es fácil mantenerlos en sus trincheras, cuando las columnas enemigas avanzan al ataque; éstos son los mejores soldados de Don Carlos</i>”.<br />
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Por su parte Kennett-Barrington parecía mostrar una sincera admiración por los batallones castellanos y en sus cartas relataba la presencia de heridos de estas fuerzas en el monasterio de Iratxe: “<i>Debo decirte que algunos pertenecen a familias que viven al otro lado del Ebro, están completamente incomunicados de sus familias. Generalmente pertenecer a los Batallones de Castilla, que reciben escasa o ninguna paga, y debido a esto son muy pobres</i>”. Siendo los batallones sostenidos económicamente por las diputaciones provinciales carlistas, aquellos territorios que se encontraban en su mayor parte en zona liberal, encontraban serias dificultades para hacer llegarles suministros, material y dinero a sus hombres. Por lo tanto, muchos de los escritores se fijaron en la abnegación de esos voluntarios que luchaban lejos de sus tierras de origen.</div>
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<b>Envidias y Rivalidades</b></div>
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Pero la diferenciación entre provincias y regiones de la España del XIX iba más allá de la capacidad de lucha o adhesión a uno u otro bando. Muchos de los escritores expresaron un claro componente negativo respecto a la diversidad que encontraban y la falta de cohesión, incluso dentro del mismo bando, siendo Thieblin el que más extensión dedica a sus escritos al tema: “<i>Con el giro que han tomado las cosas en el presente siglo: Andalucía, Cataluña, Navarra, las provincias vascas, etc., se han vuelto casi tan extrañas como Irlanda a Inglaterra, o las provincias italianas a Austria; y cuando los hombres tomados de estas diferentes provincias se juntan en un regimiento, la discordia interna en ese cuerpo es inevitable […]</i>”.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAex-Lb6qpEVUEAB-dCliVis7FOQUHa67xHnKlXtjHgHdMPvUXBkgYnwt-pTEDzeW9WhLWv6e0ejSWmd9ipkBm5qzpf4f49jbJkkNXW3WVMqWugJlOh2MKqts29iB4E-rft9nCDfk1D1yE/s1600/001702.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="265" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAex-Lb6qpEVUEAB-dCliVis7FOQUHa67xHnKlXtjHgHdMPvUXBkgYnwt-pTEDzeW9WhLWv6e0ejSWmd9ipkBm5qzpf4f49jbJkkNXW3WVMqWugJlOh2MKqts29iB4E-rft9nCDfk1D1yE/s320/001702.jpg" width="242" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Voluntarios Vizcaínos. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En el campo carlista estas rencillas llegaron a ser de notable calado, siendo muchos los ejemplos de descoordinación fundamentada en estos prejuicios territoriales. Para Thieblin, el general <b>Nicolas Ollo Vidaurreta</b> presentaba una simple carencia: “<i>Su único defecto parece ser que tiene un exceso de las vanidad navarra, que a menudo le impide cooperar con los generales que comandan en otras provincias. Y como los voluntarios de Navarra están todos poseídos del mismo defecto, ocurren diferencias entre los diversos cuerpos que dan algunos problemas al viejo Elio, y parecen a menudo desbaratar sus planes</i>”.</div>
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También la rivalidad hacía presencia dentro de los batallones. Al comienzo de la contienda escribía Thieblin que: “<i>La provincia de Vizcaya tenía diez batallones, de los cuales ocho estaban compuestos de voluntarios Vizcaya y dos de castellanos; tenían también dos cañones y estaban bajo el mandato del general Velasco. Eran los mejor equipados y los más disciplinados pero los navarros y los guipuzcoanos decían que los vizcaínos no estaban en condiciones de luchar. No he podido comprobar la verdad en esta acusación, ya que nunca vi a los hombres de Vizcaya bajo el fuego, pero creo que la laxitud y apariencia descuidada de los hombres de Navarra y Guipúzcoa tenían mucho que ver con su aversión a los limpios y pulcros voluntarios de Vizcaya</i>”.</div>
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<b>La Oficialidad Carlista</b></div>
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Otro componente que llamaba la atención era la oficialidad carlista y de las notables complicaciones que encontraban en la regularización de la actividad de los voluntarios. La gran mayoría de jefes de batallón y oficiales superiores se correspondían con militares de carrera, muchos de ellos curtidos en anteriores conflictos; pero los voluntarios quedaban, por lo general, al mando de guerrilleros que habían levantado las partidas en 1872 y 1873, y que habían sido reconvertidos en oficiales de los propios muchachos con los que se habían “echado al monte”. Esto confería al ejercito carlista una “familiaridad” entre soldados y oficiales, que no terminaba de ser del agrado de todos los observadores. Según opinaba Agustus O’Shea: “<i>Había demasiada familiaridad hacia los superiores; la base carecía de ese temor y respeto por los oficiales que son el cemento más fuerte del tejido militar. Esto se explicaba en parte porque los oficiales no estaban por encima de los hombres en posición social, y en parte, porque fue aceptado cualquier caballero emprendedor que compró trenzas de oro y borlas, llevaba una espada y se consideraba oficial así mismo</i>”.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdwblVYIoCLAP8MunodBhWThvuxBo8WFL0ch4yhDROPfKfDoVGCWg5wEICJ4_xwCgjc7PBTC0o2Tqm3pR4UoyYHCNDyc8jzYPuNGrOe-Kpl0PO_opdGtscs__CHdxMbnXDtkIrgTufz4ek/s1600/001601.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="867" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdwblVYIoCLAP8MunodBhWThvuxBo8WFL0ch4yhDROPfKfDoVGCWg5wEICJ4_xwCgjc7PBTC0o2Tqm3pR4UoyYHCNDyc8jzYPuNGrOe-Kpl0PO_opdGtscs__CHdxMbnXDtkIrgTufz4ek/s320/001601.jpg" width="231" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oficial carlista. Àlbum Siglo</td></tr>
</tbody></table>
Irving iba un paso más allá, resaltando los problemas e incluso la peligrosidad que afrontaba la oficialidad para convertir a los vasco-navarros en batallones disciplinados: “<i>[…] no se podía concebir una posición más desagradable que la de ser un oficial subalterno del ejército carlista. A menos que esté persistentemente por delante de sus hombres, no sólo es desatendido e insidiado, sino frecuentemente fusilado por ellos durante la lucha. Si se mantiene delante de ellos, a menudo queda expuesto a ser asesinado o herido por su forma descuidada e ignorante de manejar sus armas. En casi todos los combates carlistas, uno o dos oficiales son asesinados por los errores de sus propios hombres […]</i>”.</div>
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Respecto a los grandes generales, parece que Thieblin, siempre tan crítico con todo lo español, hacía la siguiente descripción del general Joaquín Elío: “<i>Ha vivido muchos años exiliado en Francia, Italia e Inglaterra, y ha adquirido un conocimiento profundo de las instituciones de esos países. Es imposible que alguien se parezca más a un viejo inglés que el general cuando viaja con su pasaporte inglés y con su paraguas, polainas, sombrero de fieltro y artículos similares, casi todos marcados con los nombres de los fabricantes londinenses”. </i>Y continúa: <i>“Tampoco el general parece un militar, y tan poco español es su aspecto y modales, que si no hubiéramos sido acompañados en nuestro viaje por los tres voluntarios, ciertamente habríamos sido detenidos varias veces por sus propias fuerzas</i>”. </div>
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Pero algunos oficiales carlistas estaban llamados a ser por "juventud y elegancia" uno de los estereotipos románticos por excelencia. Según recoge el mismo Thieblin: “<i>[…] un hombre alto, delgado, de aspecto caballeroso, de unos veinte cuatro años, con una espada a un lado, un revólver en el cinturón, una insignia de plata que colgaba de su hombro, y una borla de plata que dependía de una boina escarlata, la gorra del país, apareció en la puerta de la diligencia, se inclinó y pidió nuestros papeles. Los echó un vistazo, como un guardia de ferrocarril que se encargaba de los billetes, preguntó si llevábamos armas o contrabando, y al ser contestado negativamente, nos dio un gesto educado: "Vayan con Dios", e hizo un gesto a conductor que podía pasar. Mientras galopábamos, todos los ojos se dirigían hacia el desconocido; caminaba tranquilamente por un campo hacia una colina, dos campesinos equipados con rifles pegados a sus talones”. </i>Ante un comentario despectivo de uno de los viajeros importunado por esta detención, las mujeres en el carruaje no dudaron en salir en defensa del “apuesto” oficial: <i> “-Y ese oficial, estoy seguro, era muy amable y parecía un D'Artagnan tan caballeroso y guapo -añadió una de las damas-</i>“.</div>
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<b>Retazos de una Guerra Civil</b></div>
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“<i>A menudo, al atravesar las aldeas del Norte, mi atención era atraída por algunas mujeres, o niños, cuya apariencia, llena de dolor y desesperación, era realmente impactante; y casi invariablemente resultó, en investigaciones, que el padre o el hermano de la tan desafortunada mujer estaba en las filas carlistas, mientras que su marido, y el padre de sus hijos, estaba en las filas republicanas, y ahora tenían que luchar entre sí en el mismo pueblo, tal vez cerca de la misma casa en la que habían vivido antes juntos</i>” (Nicolas Leon Thieblin).</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8RRh_n-smOF7e_LcnYG-vWB0oTRUNFTsvhYszfW4fTDQT1cA_o3O7knCUYhB_AR0I3oLPKqLgsAr7xogywq3YTfA6J2bmkjOp5Z5WUSjF2YaQI0WkUA38e8dqbJFEfeY_-3lWL0S_ljVT/s1600/%2524_57+%25288%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8RRh_n-smOF7e_LcnYG-vWB0oTRUNFTsvhYszfW4fTDQT1cA_o3O7knCUYhB_AR0I3oLPKqLgsAr7xogywq3YTfA6J2bmkjOp5Z5WUSjF2YaQI0WkUA38e8dqbJFEfeY_-3lWL0S_ljVT/s320/%2524_57+%25288%2529.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Noticias del frente. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
A lo largo de las páginas tampoco faltaran algunos comentarios a las miserias que acarrea una guerra civil, describiendo la guerra entre hermanos, la pérdida de vidas, los desmanes, las represalias, los robos, los heridos, las enfermedades, el desamparo, y un largo etc. de calamidades. Kennett-Barrington lo resumió en muy pocas palabras: “<i>Una guerra civil es algo terrible de verdad, hermano, contra hermano, padre contra hijo, y me temo que la Guerra va a durar mucho tiempo, […]</i>”.</div>
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Thieblin, alejado siempre de “lo políticamente correcto” y tomando claro partido por el ejército carlista: “<i>[…] esperar que los montañeses semisalvajes (</i>carlistas<i>) sean más crueles que los ejércitos bien disciplinados es en teoría, razonable; pero por lo que he visto, debo confesar que me sorprendió la comparativamente pequeña cantidad de crueldad exhibida por ellos. De hecho, los soldados republicanos eran incomparablemente más brutales y violentos que los carlistas, y la explicación es bastante clara. Mientras los primeros estaban empeñados en la exterminación de su enemigo, los segundos tenían órdenes estrictas que les daban sus jefes de ejercer todo el esfuerzo en tratar al enemigo con la mayor amabilidad posible, con el fin de ganar su simpatía y hacerle desertar</i>”. Pero la realidad de la guerra era tozuda y aun asumiendo que también los carlistas tomaban parte en actos de represalias, Thieblin amparaba dichas acciones, destacando muy negativamente las actuaciones de miqueletes, voluntarios por la libertad y otros cuerpos de milicias liberales: “<i>Pero esas monstruosidades son, rara vez perpetradas por los carlistas, siendo más frecuentes en el lado republicano […]. Pero la justicia exige también añadir que las tropas regulares republicanas no son tan malas en este aspecto como los llamados Migueletes, Voluntarios de la Libertad y otros cuerpos de milicias similares</i>”. De hecho, otro escritor como Furley comentaba alguno de los desmanes perpetrados por estas tropas a las afueras de Bilbao una vez levantado el Sitio de la ciudad en mayo de 1874: “<i>En el camino, mi atención fue atraída por los numerosos fuegos en las afueras de la ciudad, y, mirando a través de mis prismáticos, vi claramente a una banda de los Voluntarios de la Libertad dedicados a quemar dos casas en la colina</i>”. Por su parte el irlandés O’Shea explicaba las razones del odio de los carlistas hacia los miqueletes: “<i>[…] Eran valientes y leales a la República, y objeto de profundo rencor por parte de los “Chicos” (</i>carlistas<i>), pues eran vascos de las ciudades. Muchos de estos milicianos provinciales habían venido de los pequeños pueblos, donde corrían el riesgo “de ser comidos por los muchachos (</i>carlistas<i>), […]</i>”. Lo cierto es que los carlistas no sentían ningún aprecio, ni por los miqueletes, ni por sus familias. Elio comentaba a Thieblin: “<i>-Por supuesto -continuó, volviendo a este tema una y otra vez-, no puedo responder por accidentes ocasionales que pueden ocurrir de vez en cuando. Un jefe de una partida puede capturar a unos milicianos (Miqueletes) contra los que los carlistas están particularmente enojados porque son voluntarios, no son soldados "a la fuerza". Estos hombres pueden ser asesinados a veces, sin o con la sanción del comandante de la banda […]</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6CnOuJk2DGzL7a13_lRbadWU19QLCeiH_eouWUUWJu0QFMcMpVFPbLC4YkKmQwUI_-ElXiRYxzMJ7RI9EkH1Cr8_ToaWiLGBQenToH_GaUDxVHvt0EyuIQn0Jg3nPMU4Dz0p4TimFa0VO/s1600/Oficial+carlista+revisando+pasaporte.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1445" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6CnOuJk2DGzL7a13_lRbadWU19QLCeiH_eouWUUWJu0QFMcMpVFPbLC4YkKmQwUI_-ElXiRYxzMJ7RI9EkH1Cr8_ToaWiLGBQenToH_GaUDxVHvt0EyuIQn0Jg3nPMU4Dz0p4TimFa0VO/s320/Oficial+carlista+revisando+pasaporte.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oficiales revisando documentos. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Indudablemente las partidas carlistas que detenían a los viajeros o entraban en los pueblos, no siempre se ceñían a las reglas básicas marcadas de no dañar personas, ni apropiarse elementos materiales. El irlandés O’Shea explicaba con una cierta sorna: “<i>Cuando están (</i>los voluntarios<i>) en el puesto de avanzada a lejos de los oficiales, y han tomado demasiado aguardiente, a veces, no pueden apreciar la distinción entre meum y tuum</i>”.</div>
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Con la formalización del ejército carlista y el comienzo de las grandes campañas, aquellos que trabajaban en el ámbito de ayuda humanitaria dieron cuenta de los resultados de las batallas. Así describía Kennett-Barrington lo ocurrido tras la batalla de Lacar: “<i>Uno se puede hacer una idea de la ferocidad del combate cuando puedo confirmar, que en los dos días siguientes se enterraron más de 950 soldados del Gobierno, la mayoría de ellos muertos a la bayoneta. Algunos de los pobres muchachos evacuados a Irache habían recibido más de 8 estocadas de bayoneta, y casi todos tenían más de una herida</i>”. En otra carta dejará recogida la siguiente frase: “<i>Es una pena pensar que tantos de estos jóvenes están destinados a ser carne de cañón, especialmente en una guerra civil</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQREnegtfKYVSPv1zLoHM2nIUW4gcO1aOdl2B9flagJLOgq2me26Bqwukghl1C_ASEObbuFfC90QUPfPwLaQuK0gZaPf92n7ayD84cOUQtRAhm9wjp4OzgRqsJFiqzOHz6DDBH1VpTRG7K/s1600/%2524_57+%25286%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="704" data-original-width="1000" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQREnegtfKYVSPv1zLoHM2nIUW4gcO1aOdl2B9flagJLOgq2me26Bqwukghl1C_ASEObbuFfC90QUPfPwLaQuK0gZaPf92n7ayD84cOUQtRAhm9wjp4OzgRqsJFiqzOHz6DDBH1VpTRG7K/s320/%2524_57+%25286%2529.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Traslado de heridos. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
Los heridos en el combate padecían el todavía incipiente desarrollo de cuidados médicos, llamando la atención la precariedad del traslado de heridos. John Furley observaba con desagrado la imagen que se produjo tras la batalla de Las Muñecas (Abril 1874), con la visión de muchos heridos siendo transportados sin ningún tipo de cuidado en dirección a la zona de retaguardia en Castro Urdiales: “<i>No había médicos ni enfermeras, ni siquiera una escolta, con este triste convoy. Simplemente se les dejó a cargo de los pobres ignorantes conductores, cuyos carros habían sido requisados para el transporte de los heridos</i>”. Tampoco parecían correr mejor suerte aquellos que fueron trasladados hasta Santander: “<i>Junto al muelle había un vapor cargado de hombres enfermos y heridos. Todos parecían sucios y miserables, con caras pálidas, ojos hundidos y mejillas. Muchos podían caminar, o mejor, flojear en tierra; otros fueron llevados en camillas abiertas; pero en algunos de los peores casos estaban cubiertos de lino blanco, marcados con la cruz roja. Había también un coche fúnebre abierto pintado con letras, esperando un cadáver</i>”.</div>
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<br /></div>
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De hecho a Thieblin le llamó la atención el trato que recibían los fallecidos: “<i>La manera en que son enterrados los cuerpos de los muertos es perfectamente repugnante para un hombre acostumbrado a ver éste deber realizado con cierta reverencia; pero es bien sabido que en España no hay nada que valga menos que un hombre muerto, por lo que la costumbre es que el cuerpo perfectamente desnudo, sin más ceremonias, se tiré a una zanja de ataúd que ha servido el mismo propósito en un buen número ocasiones, y probablemente lo hará en muchos más</i>”. Y concluye: “<i>debe considerarse más bien una costumbre nacional que cualquier otra cosa</i>”.</div>
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<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7O7vSuWNlq7bqskC1ONK2RJRMAWouGJ5B4GN7wnkAGg2MXWlx3DNJVKLuQ3MmT92jQFL4JXTCSlMxl381Z3joDm_kubFDQe0Zqzcm9MLYte4iYifU_2iIfiX4SuG2PT8SpO2dJDk5acpq/s1600/image.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="729" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7O7vSuWNlq7bqskC1ONK2RJRMAWouGJ5B4GN7wnkAGg2MXWlx3DNJVKLuQ3MmT92jQFL4JXTCSlMxl381Z3joDm_kubFDQe0Zqzcm9MLYte4iYifU_2iIfiX4SuG2PT8SpO2dJDk5acpq/s320/image.jpg" width="194" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mujeres cuidando de un herido.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
También algún escritor dio cuenta de ejemplos de adhesión a la causa carlista de la población más allá de cualquier infortunio, que incluso pudiera rayar el fanatismo, describiendo Furley lo que contemplaba mientras tenía lugar la batalla de Abarzuza (junio de 1874): “<i>En este momento en el reducto en la cumbre de San Millán presencié una escena que era típicamente carlista. Allí, contemplando toda la batalla a simple vista, había un grupo de soldados esperando órdenes, y varios campesinos que, no teniendo otra cosa que hacer, estaban actuando como espectadores de la batalla. Los ancianos alentaban a los más jóvenes y hablaban de experiencias anteriores cuando ellos mismos llevaban mosquetes en la misma causa sagrada. […]. Un tercio, por lo menos, de las personas congregadas estaba compuesto por mujeres, que habían subido con provisiones, mulas cargadas de pan, pieles de vino, botellas de agua y otros artículos de primera necesidad. Estas mujeres miraban hacia abajo, hacia los batallones en los luchaban sus maridos, sus hijos, sus padres y sus hermanos, […]. Todos estaban dispuestos a los mayores sacrificios. Me encontré con una mujer que sostenía en su pecho a un bebé de quince días, y pocas semanas antes, su marido había muerto en batalla, y ella dijo que si la niña, que era lo que más amaba, tuviera la edad suficiente para llevar un mosquete, estaría dispuesta dárselo también. Muchos de los que me rodeaban podían ver sus casas encendidas, pues siete aldeas eran ahora pequeñas ruinas, pero ni siquiera eso parecía producir una punzada de dolor. Tal era la fe en una causa, y tal confianza en un resultado victorioso, que sería probablemente imposible encontrar algo semejante en otro lado</i>”. La batalla de Abarzuza finalizó con una resonada victoria carlista, dejando el ejército liberal a muchos de sus soldados heridos: “<i>[…] el pueblo de Abarzuza presentó un espectáculo aún más angustioso. Los republicanos se habían retirado durante la noche, dejando a sus heridos detrás de ellos. Estos pobres desgraciados, muchos de los cuales estaban sufriendo una agonía atroz, estaban acurrucados en todos los rincones; y multitudes de hombres, mujeres y niños, que se habían retirado a las montañas durante la batalla, ahora se estaban reuniendo desde sus diversos lugares de refugio. Un batallón carlista ocupaba el pueblo, y aunque se observaba la formalidad de colocar centinelas a las puertas de todas las casas en las que había republicanos, éstos no hicieron nada para frenar la curiosidad general. La gente se apiñaba en las pequeñas cámaras, miraba a los heridos, y en muchos casos criticaba a los desafortunados enfermos. La vista de las casas que ardían parecía cerrar cualquier posibilidad de simpatía, y dos o tres hombres propusieron seriamente prender fuego a una casa en la que se encontraban treinta y cinco republicanos heridos, y tratarlos, dijeron, como lo habían hecho ellos con los carlistas</i>”.</div>
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En ocasiones el odio dejaba paso a cortos periodos de confraternización. Kennett recogió la siguiente anécdota en una de sus cartas tras las batalla de Marzo de 1874 en la Campaña de Somorrostro: “<i>[…] las líneas carlistas estaban en una ladera cercana y los voluntarios carlistas bajaron a hablar con los soldados del Gobierno donde estábamos y a buscar agua. Era curioso ver a los soldados como buenos amigos y hablando de acontecimientos pasados y futuros; discutiendo sobre sus respectivas raciones, el vino, etc., y cada uno intentando hacer desertar al contrario. Los oficiales son extremadamente educados y nos explicaban todo</i>”. </div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8dqIZjO5PTpcspHllrCisKGzSSPz3AhYRseH6rwf-gcVOlcYsVee9J_Am5MJCRxvKDIBCJYjEczVcTJ1kbFh1wt9IulrgP97DUs-wf_c8HgvPp6ODTqsriqlGEJg-nWAxt_iudjMJ3M4V/s1600/001165.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="1200" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8dqIZjO5PTpcspHllrCisKGzSSPz3AhYRseH6rwf-gcVOlcYsVee9J_Am5MJCRxvKDIBCJYjEczVcTJ1kbFh1wt9IulrgP97DUs-wf_c8HgvPp6ODTqsriqlGEJg-nWAxt_iudjMJ3M4V/s400/001165.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Confraternización tras la batalla. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Pero las diferencias prácticamente dejaban de existir cuando de heridos se trataba. Según John Furley: “<i>[…], los heridos son generalmente amistosos entre sí, sin importar cuál sea su partido. Los españoles siempre hablan de política, pero lo hacen de manera conciliadora y sin ofensa grave a sus respectivas sensibilidades”. </i>También Kennett puso de manifiesto esta hermandad entre hombres convalecientes:<i> “Pasé de nuevo a Logroño para recoger a nueve soldados republicanos heridos que habían estado en este hospital durante más de cuatro meses y que se habían restablecido lo suficiente para viajar. Fue un viaje interesante: los soldados carlistas de Los Arcos fueron muy amables con sus enemigos heridos. Les daban vino, cigarros,… y todos se dieron la mano afectuosamente al separarse. […]</i>”. </div>
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Tampoco faltaron extraños pactos de “no agresión”, incluso en momentos de fuego real. Irving permanecía atónito cuando un artillero liberal le confesó lo siguiente respecto al intercambio de proyectiles que tenía lugar de forma asidua entre el fuerte de San Marcial y una posición carlista cercana: “<i>Vacilando un instante, me aseguró en un susurro -Que, como todos eran hermanos y no políticos, y no estaba muy claro qué condición podía ser, patrióticamente hablando, la mejor para el país, había un entendimiento mutuo de forma que los proyectiles debieran, en cada caso, no alcanzar una marca o en su defecto excederla de forma considerable-</i>”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitL2Doo5wjOQK4ozpYdCI9Rpzb5As9bRgEpaaV5bIGfJRv2_aINZzNGO_oSPUrzHnR4sfiGXbCjWZTjcTD-LO8J1Afz9jK0eAFvBr0qpmSutuw5aR67GYx4S7QqsGyDbTmkdVbm_lqYrtU/s1600/Black+Mantillas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="522" data-original-width="528" height="316" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitL2Doo5wjOQK4ozpYdCI9Rpzb5As9bRgEpaaV5bIGfJRv2_aINZzNGO_oSPUrzHnR4sfiGXbCjWZTjcTD-LO8J1Afz9jK0eAFvBr0qpmSutuw5aR67GYx4S7QqsGyDbTmkdVbm_lqYrtU/s320/Black+Mantillas.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mantillas "negras y Blancas". Lámina de Irving Montagu</td></tr>
</tbody></table>
Este mismo corresponsal dejaba recogido un relato de amor muy del gusto del romanticismo: “<i>Maraqueta (sic) (nunca averigüe su auténtico nombre) era la encantadora hija de un campesino local, enamorada de un joven que se unió a las filas carlista cuando estalló la guerra. Durante el asalto a la aduana de Behobia, cuando todos los civiles de vecindario inmediato habían escapado por el río a Francia, uno por lo menos permaneció allí: Maraqueta. Se escondió en una casa desde donde podía ver a su amante en la lucha, observando su destreza. ¡Ay! Pero fue de corta duración, la calle se convirtió en un callejón sin salida, y antes de que terminara el día, con varios otros, fue conducido hasta ese mismo lugar donde, con el resto, fue derribado ante sus ojos. En una agonía demasiado profunda para expresarse, todavía asomada por la ventana abierta, levantó las manos y, desesperándose, se desmayó. En ese instante una bala perforó sus dos muñecas. La casa en la que se había desmayado cayó destruida poco después, y si no hubiera sido por un oficial republicano, su destino nunca habría sido conocido […]. Sin embargo, los doctores de la ambulancia la cuidaron con esmero, y allí la dejé […]”. </i>Un tiempo después Irving volvió a tener noticias de Maraqueta:<i> De un corresponsal recién llegado de Hendaya que cenó con nosotros esa noche, conocimos el destino de la pobre Maraquita (sic), esa heroica muchacha, a la que, recordemos, se negó a abandonar el pueblo en el que su amante peleaba en la causa de Don Carlos, y cuya vida, después de que ese amante fue asesinado ante sus ojos, fue finalmente salvado por un joven oficial de la República. Nos dijo que se había recuperado de las heridas que había recibido, aunque había perdido por completo el uso de una mano; pero que la herida más profunda, más allá de la ayuda mortal, la pérdida de su carlista había sido demasiado para ella, y que habiendo perdido la razón, la habían trasladado a un manicomio. Con toda probabilidad terminará allí sus días</i>”.<br />
<br />
<b>Pequeña Conclusión</b></div>
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“<i>Sin duda tendré mucho que aprender en el nuevo y maravilloso mundo creado por los esfuerzos del genio anglosajón. Pero en medio de todos los esplendores y milagros de la industria, las reminiscencias de la España semi-salvaje volverán con frecuencia a mi mente como otros tantos y maravillosos sueños del pasado</i>”. Debemos a la pluma del corresponsal Nicolas Leon Thieblin, hijo de legitimistas franceses que pasó una parte de su vida en la Rusia zarista para finalmente afincarse en Estados Unidos, el párrafo con el que cerramos esta entrada al blog.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsBMnFimx7W5f2Neb0xtPZ9W4DLh9bUhDNSYx-4ISvq11PVULF2r4hmNzeJ95NVE03iVO5hboVj45gww2AlOsPxAfX_XoS9xDDn1SA82DXZAuIaU71KyI8kez9f_zbvkpbq_Ea5wdLN0gl/s1600/M1110875592.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1306" data-original-width="950" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsBMnFimx7W5f2Neb0xtPZ9W4DLh9bUhDNSYx-4ISvq11PVULF2r4hmNzeJ95NVE03iVO5hboVj45gww2AlOsPxAfX_XoS9xDDn1SA82DXZAuIaU71KyI8kez9f_zbvkpbq_Ea5wdLN0gl/s320/M1110875592.jpg" width="232" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Calle de Estella. <i>The Graphic</i></td></tr>
</tbody></table>
La última guerra carlista supuso un soplo reaccionario en un mundo donde las sociedades europeas ya habían asumido las importantes transformaciones que las alejaba de los vetustos sistemas del denominado “antiguo régimen”. Desde la periferia se observó con curiosidad y en algunos casos con cierta simpatía, la patente negación “a evolucionar” y la resistencia enconada a los aires de cambio de una parte de los españoles. El voluntario carlista siguió representando como ningún otro la imagen de inmutabilidad, sumando a su figura muchos de los clichés quijotescos, mientras que en el caso de los vasco-navarros se aceptó la máxima de "ser todos" carlistas. Francisco Caspistegui en su artículo <i>Between repulsion and attraction: Carlism seen through foreign eyes</i>, resumía: “<i>La construcción de nuestro cuadro de "realidad" (en cuanto al fenómeno del carlismo) tiene sus orígenes en algunos estereotipos sobre los españoles y, en particular, sobre el pueblo vasco, adaptados al contexto histórico. Esta construcción tomó sus principales elementos de una larga tradición de puntos de vista extranjeros</i>”.</div>
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Lo más curioso, es que trascurrido más de un siglo, hay determinados elementos reflejados en estos libros, cartas y crónicas que parecen pertenecer a nuestra propia idiosincrasia; como si de algún modo u otro, nuestra sociedad siguiera bebiendo, una y otra vez, de las mismas fuentes. Porque…. “<i>Spain is different</i>”.</div>
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<b>A Modo de (Auto)Crítica</b></div>
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<i>Spain and the Spaniards</i> (1874) de Nicolas Leon Thieblin; <i>Aventuras de una Gentelman en la tercera Carlista</i> (2007), donde Francisco Javier Caspistegui recoge las cartas que Vicent Hunter Kennett Barrington escribió en las tres expediciones que realizó a España entre abril de 1874 y mayo de 1876. <i>Romantic Spain: A Record of Personal Experiences</i> (1887) de John Agustus O’Shea; <i>Wanderings of a war-artist</i> (1889) de Irving Montagu, <i>Among the Carlists</i> (1876) de John Furley y<i> Un corresponsal en España</i> (2009) de <b>Enrique Roldan</b> que recopila las crónicas del George Mac-Graham entre 1873 y 1874, representan tan solo un ejemplo de la mucha y diversa literatura extranjera que puso su foco en la última Guerra Carlista.<br />
<br />
Ésta bibliografía que se ha tomado como referencia en el presente trabajo es una pequeña selección de elementos, en origen redactados en inglés y/o de material fácilmente accesible digitalmente, y que a buen seguro adolece de un componente subjetivo a la hora de seleccionar los distintos fragmentos que estructuran esta entrada al blog, así como posibles deficiencias en la traducción.<br />
<br />
Han quedado fuera una infinidad de autores y documentos escritos en inglés, francés, alemán o incluso polaco, donde a buen seguro se reflejan otras, o tal vez, parecidas visiones del conflicto carlista, su imaginario y ámbito geográfico; siendo obligatorio recordar que la Guerra Carlista tuvo más focos de insurrección que el denominado "Norte", cada uno con sus particularidades.</div>
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<b><br /></b></div>
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<b>Agradecimientos:</b> Agradezco a Andrew sus recomendaciones que han servido para mejorar el fondo de esta entrada.</div>
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-82166118357631114052017-04-07T19:22:00.000+02:002020-02-24T09:28:10.803+01:00Campaña de Somorrostro: La Batalla de “Las Muñecas”<div style="text-align: justify;">
En 2016 el Gobierno de Cantabria ha publicado la memoria de <i>Actuaciones Arqueológicas en Cantabria 2004-2011</i>, donde se recogen las intervenciones arqueológicas de carácter científico que entre los años 2004 y 2011 han contribuido a un mejor conocimiento de la historia de Cantabria. Entre los trabajos de arqueología antigua (y no tan antigua) que componen el volumen, se incluye la <i>Prospección arqueológica del área relacionada con la Batalla las Muñecas de la Guerra Carlista (1872-1876) - Elaboración de un inventario arqueológico basado en un Sistema de Información Geográfica</i>. Bajo este largo título se resume un estudio que, en el momento de su realización, supuso una pionera aproximación al conocimiento de los campos de batalla en la provincia de Cantabria; dentro de un ámbito histórico poco trabajado, pero que ya cuenta con citas de referencia como las clásicas de <b>Emilio Herrera</b>, <b>Fernández Benítez</b> y <b>Sánchez Gómez</b>, a las que se suman las relativamente recientes publicaciones de <b>Ramón Villega</b>s, y a las que se incorporará, en breve plazo, el trabajo que <b>Rafael Palacio</b> está cerrando en relación con la última guerra carlista en Cantabria.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1ct28SbEXzDx08HWSFgoMEkS0HkfetfFM3ARiVUiUjwCmCMfE7iHe_Qnt3hXU31aqg52DMhRfTkl2zMPrt3CxI6DOLjj6fsyJDYDpH3ByiEEDUcrCPplhIRJKrKBlWyIF4Cu5cvxrQZbl/s1600/85G.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1ct28SbEXzDx08HWSFgoMEkS0HkfetfFM3ARiVUiUjwCmCMfE7iHe_Qnt3hXU31aqg52DMhRfTkl2zMPrt3CxI6DOLjj6fsyJDYDpH3ByiEEDUcrCPplhIRJKrKBlWyIF4Cu5cvxrQZbl/s320/85G.jpg" width="175" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Defensas liberales en Bilbao<br />
Archivo Diputación Foral de Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
Ya hemos citado en varias entradas del blog las <b>Batallas de Somorrostro</b>: Una campaña de guerra estática que a lo largo de los primeros meses de 1874 desangró a una importante parte de la juventud enrolada por voluntad o por obligación en los ejércitos carlista y liberal, y donde en materia de ingeniería militar, se perfeccionó la guerra de trincheras. En el contexto de esta campaña nos encontramos con la<b> Batalla de Las Muñecas</b>, <b>Acción de Las Muñecas</b> o <b>Paso de Las Muñecas</b> que hace referencia a las operaciones militares que comenzaron un 27 de abril de 1874 con el objetivo por parte del ejército liberal de tomar posesión del puerto de montaña de “Las Muñecas” dentro del municipio de Castro Urdiales. Este punto, límite provincial entre el territorio cántabro y Bizkaia, permitía un acceso rápido y directo al valle del Barbadun y posibilitaba el flanqueo del campo atrincherado que los carlistas mantenían en Somorrostro. </div>
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A pesar de la relevancia que tuvo esta confrontación por el control de este elemento geográfico dentro de la Campaña de Somorrostro, no son precisamente abundantes las descripciones pormenorizadas de lo ocurrido en las faldas y cerros que daban paso a “Las Muñecas”; y prácticamente son nulas las narraciones de los propios combatientes. El <b>Padre Apalategi</b> apenas recogió en sus notas un par de registros donde los veteranos relataron detalles de aquella acción. Inevitablemente esto supone una pérdida de “humanización” en el relato que ha llegado hasta nuestros días, donde la épica, la táctica, los números y los "grandes" generales toman el protagonismo, dejándonos por el camino la “microhistoria” de varios miles de hombres que lucharon aquel día. </div>
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Aprovechando que en este mes de abril de 2017 se cumple el 143 aniversario de esta batalla, se presenta una reconstrucción de los hechos basada en la distinta bibliografía y relatos consultados, completados con algunos datos aportados por los trabajos de prospección realizados en el campo de batalla en el 2011.<br />
<br />
A modo de anécdota: al igual que ocurrió en la I Guerra Carlista con la <u><a href="http://mauranus.blogspot.com.es/2016/05/ramales-y-alrededores-paisaje-despues.html">Batalla de Ramales</a></u>, será en territorio cántabro y no en el vasco-navarro, donde se fraguará la lucha que determinará notablemente el devenir de la guerra en el Norte. Y a modo de curiosidad: en ambas batallas tendrá un papel destacado el mismo oficial carlista.</div>
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<i><b>Los Comienzos</b></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOoItPfaMpeBiFJonAz3cdXkRdPOOjtDNvnVEsLWN_sSjD5UMU2WN1cGyhmVoxAtiAyi61oOXBkS8gbrbBbC9H5kmky7X5PqJAkyK9rRcfb94tmGabKN_5zEM-QxgPNVsBMM_LFbSRCgGv/s1600/Serrano.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOoItPfaMpeBiFJonAz3cdXkRdPOOjtDNvnVEsLWN_sSjD5UMU2WN1cGyhmVoxAtiAyi61oOXBkS8gbrbBbC9H5kmky7X5PqJAkyK9rRcfb94tmGabKN_5zEM-QxgPNVsBMM_LFbSRCgGv/s200/Serrano.jpg" width="160" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Serrano, Duque de la<br />
Torre</td></tr>
</tbody></table>
Tal y como ya describimos en la entrada al blog “<u><a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2015/01/serrano-concha-y-villegas-la-gloria-no.html">Serrano, Concha y Villegas: El Levantamiento del Sitio de Bilbao</a></u>”, <b>Francisco Serrano y Domínguez, Duque de la Torre</b>, Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I República y general en jefe del Ejército del Norte había llegado al teatro de operaciones de Somorrostro con refuerzos y numerosa artillería, en sustitución del derrotado general <b>Domingo Moriones Murillo</b>; pero las perspectivas de un éxito fácil sobre la <i>“pandilla de sacristanes, mal armados, peor vestidos y deficientemente mandados”</i>, se evaporaron ante la visión del campo atrincherado que los carlistas habían construido en Somorrostro. Con un Bilbao donde seguían lloviendo proyectiles carlistas, una opinión pública que clamaba por una victoria contundente y corresponsales extranjeros cubriendo la evolución del frente en Somorrostro, Serrano no podía permitirse fallo alguno que hiciera peligrar, no sólo su reputación, sino también el gobierno que encabezaba. Sin embargo, la batalla de San Pedro de Abanto (Marzo de 1874) supuso que tras tres días de enconada lucha, los ejércitos quedaran tremendamente vapuleados, con los carlistas aferrándose a su terreno, y los liberales, habiendo realizado pequeños avances que no justificaban en modo alguno el precio en sangre y material pagado en los campos de Somorrostro.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg-JIhRob3t4zaVjrkqCsNLLYS_2Kqu8Nt2xi1Lejy_rZm_cooav4XEqdhjgJ4UM2ojlVte2fC_FinNSjppnrQ65cYIK44dsZs8I97H-dlbF0debg72AiIbQtt4DNOwMA2-Eb41YdGYqi9/s1600/003420.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjg-JIhRob3t4zaVjrkqCsNLLYS_2Kqu8Nt2xi1Lejy_rZm_cooav4XEqdhjgJ4UM2ojlVte2fC_FinNSjppnrQ65cYIK44dsZs8I97H-dlbF0debg72AiIbQtt4DNOwMA2-Eb41YdGYqi9/s320/003420.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Hospital de sangre en el Norte. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Ante la posibilidad de quedar estancando en aquella situación, Serrano retomó el plan de flanqueo que había sido desarrollado inicialmente por el general cántabro<b> Juan José Villegas Gómez</b>.<br />
<br />
Es la figura de Villegas un gran olvidado y damnificado de la historia contemporánea en Cantabria: Siendo un republicano convencido, durante el proceso de restauración monárquica en la figura de Alfonso XII, su persona quedó relegada a un segundo plano de la actividad política-militar del momento. Era un gran conocedor del terreno donde se estaba luchando y de la capacidad de resistencia del ejército carlista, apostando por movimientos estratégicos que se alejaran del asalto a la bayoneta calada sobre fuerzas atrincheradas y haciendo reiterados llamamientos (con muy poca repercusión) sobre la necesidad de terminar con la guerra entrando en Bizkaia por el valle del Kadagua; y en detrimento de hacer de Navarra el teatro de operaciones principal por el que apostaban el resto de grandes generales.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCUQWQ0jjhqexgBux35Un1YRHbHy3EKi0D1KvLAHwQAMuaNKFWr7mKXjRBfMNBPxnJU42mUOuiNe79SkA-2KKzKYS3i72KDWG9MUSVfaEmPRArfCD1LxrutoQYfhRioLphZK76zX3KSp6j/s1600/17058601.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCUQWQ0jjhqexgBux35Un1YRHbHy3EKi0D1KvLAHwQAMuaNKFWr7mKXjRBfMNBPxnJU42mUOuiNe79SkA-2KKzKYS3i72KDWG9MUSVfaEmPRArfCD1LxrutoQYfhRioLphZK76zX3KSp6j/s320/17058601.jpg" width="176" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Manuel Gutierrez de la Concha.<br />
Tomado de <i>euskomedia.org</i></td></tr>
</tbody></table>
Serrano, haciendo parcialmente suyas las recomendaciones de Villegas y convencido ya de la inutilidad de estrellar su fuerzas ante el muro de Somorrostro escribió al Ministro de Guerra en Madrid la siguiente carta: <i>“Creo indispensable recurrir a un movimiento estratégico que al menos desguarnezca de fuerzas enemigas la línea envolvente que tenemos en nuestro frente de ataque. En este concepto, ante una necesidad apremiante creo conveniente que el nuevo cuerpo de ejército que se organice se sitúe en los pueblos de los alrededores de Santoña y se mueva en dirección de Valmaseda, por caminos y valles a la vista de los montes de Galdames, de manera a amagar y cortar al enemigo su retirada envolviéndole por su flanco izquierdo. Es de esperar que aquél acuda en defensa de su amagado flanco y combinado el movimiento de nuestro tercer cuerpo con el ataque de frente en los términos posibles, se obtenga un satisfactorio resultado”</i>. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El Presidente/Militar perfilaba ya la <i>necesidad apremiante</i> de crear un nuevo cuerpo de ejército, con más hombres y más material para destinar al Norte con el claro objetivo de “adelgazar” la línea de defensa carlista en Somorrostro. Todo parecía indicar que fuera el propio Villegas el encargado de dirigir este nuevo cuerpo de ejército. Sin embargo, confabulaciones de carácter político dirigidas desde Madrid y aceptadas por Serrano, determinaron que el 4 abril se hiciera oficial el nombramiento de <b>Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Marqués del Duero</b>, como oficial al cargo del nuevo ejército.</div>
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<br /></div>
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<i><b>Logística y Planificación</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq2NUcP21z7SeYiDMhZ6GGGNmJYWaizDR34ZsK9IE-eoQq1ZYiRJwQZ8QXlO12eMDQmb2E3uBIBlexBTCJjq6NgDhknS9UrRCQuCf2Mvtr4vZtMrm8WTmRxqfg5YigMm8tznLIIulOvX15/s1600/001131.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq2NUcP21z7SeYiDMhZ6GGGNmJYWaizDR34ZsK9IE-eoQq1ZYiRJwQZ8QXlO12eMDQmb2E3uBIBlexBTCJjq6NgDhknS9UrRCQuCf2Mvtr4vZtMrm8WTmRxqfg5YigMm8tznLIIulOvX15/s320/001131.jpg" width="316" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Embarque de tropas en Santander. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Concha partió inmediatamente de Madrid en un tren especial hacia Santander acompañado de su estado mayor y del 5º Batallón de Carabineros. El día 8 llegará a la capital cántabra donde le espera Villegas para ponerle en antecedentes en todo lo relativo a la estrategia que había concebido. En este punto, es necesario hacer hincapié en la altruista actuación del cántabro: en una época donde la carrera política y militar estaban profundamente imbricadas, Villegas cedió completamente el protagonismo de la empresa que él mismo había puesto sobre la mesa, acatando en todo momento la órdenes que le fueron dadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras unos días bajo la tutela de Villegas, el día 13 abril, Concha abandonó la capital en un vapor con destino Castro Urdiales; si bien no desembarcará hasta 3 días después en el pequeño puerto de la villa marinera, debido al mal estado de la mar. Una vez allí es conducido al cuartel general de Somorrostro donde le espera Serrano con el objetivo de visitar y estudiar <i>“las líneas avanzadas del campamento y las posiciones ocupadas por el ejército enemigo”</i>.</div>
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<br /></div>
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Concha procedió a desgranar ante Serrano “su plan” (o mejor expresado, el plan de Villegas) que según recoge Pirala: <i>“[…] desde la primera conferencia manifestose el marqués del Duero partidario de una operación combinada entre el cuerpo del ejército a sus órdenes y el que guarnecía la línea de Somorrostro, indicando que su movimiento fuera por el valle de Carranza, dominándolo y caer sobre Sodupe y Valmaseda, mientras que las tropas del primero y segundo cuerpo operaban por el puerto de las Muñecas, a partir de Castro y Otañes, y amagando sobre el campo atrincherado de San Pedro”</i>. Es decir, sin desviarse un ápice del guión que Villegas había marcado, Concha pretendía desplazar todas las tropas hacia la derecha, bordeando la línea de Somorrostro. En el caso de tener éxito, prácticamente la totalidad del ejército carlista del Norte quedaría cercado.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiJWzFA484FUXMdGDWWsc2kBi2nMOjghwKUCiUe-cM14kcjwdQOr1HQiXg6S9ajoNr-nIi6FsKvEjG5JsnB2_z3fZRMkEJmM4FgmGpl5YwJi8t-D4gg6Mp3qvU1UEk7J5lJfbuJCDDscFh/s1600/Munecas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiJWzFA484FUXMdGDWWsc2kBi2nMOjghwKUCiUe-cM14kcjwdQOr1HQiXg6S9ajoNr-nIi6FsKvEjG5JsnB2_z3fZRMkEJmM4FgmGpl5YwJi8t-D4gg6Mp3qvU1UEk7J5lJfbuJCDDscFh/s400/Munecas.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esbozo del 1º plan trazado por Concha para la superación de la linea de Somorrostro<br />
y levantamiento del Sitio de Bilbao</td></tr>
</tbody></table>
Pero Serrano, que había tenido tiempo de madurar el planteamiento inicial que Villegas había puesto sobre su mesa hacia ya un tiempo, niega con la cabeza. La empresa así trazada, además de un quebradero logístico, la consideraba demasiado temeraria. El general <b>Lopez Dominguez </b>en su libro <i>Operaciones del Ejército del Norte</i> dejó constancia de lo siguiente: <i>“En aquella reunión se desestimó lanzar una ataque demasiado a la derecha, por el valle de Carranza, ya que a decir del duque se debilitaba nuestro ataque en todos los puntos, extendiendo demasiado la derecha, que debería marchar aisladamente, para cuyas operaciones no se tenían fuerzas bastantes, ni medios de transporte suficientes, insistía el general en jefe en que la opción más segura sería mover los cuerpos de ejército en contacto, para que pudieras auxiliarse mutuamente, extendiendo menos la líneas táctica, para que no faltasen los medios”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjINrdWdr1-SsZoCn2MO9PyssesEoU3QZzzoJ_tau4G2UN6ZqH5gyOGXBfr-eAj75nhNO00d_G-WRngTychQ2f9U0WxrIMOV4cEJZU5baWpf4KcCYNjexD9KYokB311l1FWQr9FcfL3PBMV/s1600/Imagen4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjINrdWdr1-SsZoCn2MO9PyssesEoU3QZzzoJ_tau4G2UN6ZqH5gyOGXBfr-eAj75nhNO00d_G-WRngTychQ2f9U0WxrIMOV4cEJZU5baWpf4KcCYNjexD9KYokB311l1FWQr9FcfL3PBMV/s320/Imagen4.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desembarco de víveres y municiones en Castro Urdiales.<br />
Albúm siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Tras dos días en las posiciones avanzadas en Somorrostro, el 18 vuelve Concha a la zona de retaguardia en Castro Urdiales, posicionando en la “Quinta de Miramar” su cuartel general. Desde allí siguió en contacto permanente con Serrano, accediendo a regañadientes a no desplegar sus tropas "en exceso" a la derecha, pero siempre insistiendo en las repercusiones que el éxito "de su plan" originaría en el devenir de la guerra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, el 3º Cuerpo de Ejército se fue formando y concentrando, parcheando la falta de tropas con el despliegue de unidades militarizadas destinadas al mantenimiento del orden; no dudando Lopez Dominguez en hacer la siguiente afirmación: <i>“[…] reunidos todos los cuerpos y medios de refuerzo que el gobierno pudo, dejando para ello desguarnecido el país entero, pues hasta la guardia civil y carabineros fue moviliza en tercios y batallones para operar en Vizcaya”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las tropas van llegando en ferrocarril hasta Santander y de allí marchan por la costa o son embarcadas hasta sus correspondientes zonas acantonamiento: Laredo, Liendo, Castro Urdiales, Colindres, Limpias y Ampuero; mientras que se reubican en Ontón, Mioño y Sámano, ocho batallones que han sido retirados de la línea de Somorrostro. Estos últimos fueron revistados y arengados por Concha en las planicies de Sámano el 19 de abril, marchando seguidamente el general a la población de Laredo, con la pretensión de coordinar y organizar todas las fuerzas y especialmente, la inmensa logística en pertrechos y transportes que se precisa. Desde allí el general Concha escribirá esta carta que nos transcribe Pirala: <i>“[…] Estoy en extremo ocupado y sin descansar un instante, organizando los elementos tan diversos de este ejército y atendiendo a todos sus detalles, principalmente a la instrucción de los batallones de carabineros y guardia civil, que por primera vez se ven reunidos, y que van presentando muy buen aspecto, y están muy animosos como las demás tropas, ocupados en ejercicios diarios, y al mismo tiempo que los entretienen útilmente, les hace irse desprendiendo del sentimiento natural de haber dejado a sus hijos, pues la mayor parte de los carabineros y muchos de los guardias civiles son casados. Estoy deseando emprender las operaciones, que tengo suspendidas por falta de transportes; pero que muy pronto podré empezarlas. Habló muy largamente con el duque de la Torre y convinimos en apreciaciones hallándole en muy buenas ideas. […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5eoKAJopUY_-i6t8xgrsEf_ftCnZWFTh1EJnzPCKLxu_MgYefz_dlSCE7nwBu_meuJ6pEwM9H3XrJPxZCCfPODRr2UkqUC7_j6z43s1kmdosEJDed2zP0bu6jBarEInbJ8owygDHNk222/s1600/MartinezCampos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5eoKAJopUY_-i6t8xgrsEf_ftCnZWFTh1EJnzPCKLxu_MgYefz_dlSCE7nwBu_meuJ6pEwM9H3XrJPxZCCfPODRr2UkqUC7_j6z43s1kmdosEJDed2zP0bu6jBarEInbJ8owygDHNk222/s320/MartinezCampos.jpg" width="227" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Arsenio Martinez. Tomado de<br />
Foro Dinastías</td></tr>
</tbody></table>
Concha era muy consciente que la premura y la necesidad de hombres había determinado que un buen porcentaje del nuevo Cuerpo de Ejército lo formasen reclutas que no habían terminado su instrucción, además de presentar grandes unidades de guardia civil y carabineros; hombres cuyas funciones estaban más relacionadas con el mantenimiento del orden que con las maniobras militares. Además, la necesidad de desplazar tropas de otros lugares estratégicos, como las procedentes directamente del frente de Somorrostro, y acantonarlas en las cercanías de Castro Urdiales será criticado por otros generales liberales, ya que facilita a los carlistas el conocimiento del lugar de inicio de la hostilidades. Por su parte, la prensa carlista no dudará en comentar que se <i>“han vaciado las cárceles”</i> para llenar de hombres esta nuevo Cuerpo de ejército. Pero no únicamente de soldados bisoños se ha nutrido este bloque, también se han “rescatado” oficiales de renombre, pero poco afines a la República, que al igual que Concha parecen más proclives a una restauración monárquica que a una república, como es el caso de <b>Arsenio Martinez Campos</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los nuevos batallones fueron obligados a realizar una acelerada instrucción militar. Según relató en una de sus crónicas el corresponsal del periódico <i>El Imparcial</i>, <b>Mariano Araus Perez</b>: <i>“[…] no cesan sus batallones de instruirse con ejercicios que duran la mayor parte de día. Desde hace tres días se ejercitan en el tiro al blanco, dando por resultado un prodigiosos acierto, como lo demuestran las columnas colocadas a cerca de 1000 metros cubiertas completamente de balazos”</i>. También <b>Eugenio de la Iglesia </b>hizo referencia a este factor: <i>“[…] las tropas del tercer cuerpo se dedicaban asiduamente a perfeccionar su instrucción militar. Los batallones de más reciente creación y los de guardia civil y carabineros que, aunque compuestos de excelentes soldados, carecían de la necesaria unidad y cohesión para batirse en línea, debían, en efecto, prepararse convenientemente para la campaña que iba a emprender”</i>. Pero por si acaso, y para evitar una “posible baja combatividad” en estas tropas, se dieron las siguientes órdenes: <i>“Si algún soldado en los fuegos marchando disparase desde la retaguardia de la línea dando una prueba de aturdimiento o poco ánimo, se le obligará a seguir con solo un cartucho en el punto más próximo al enemigo, sin perjuicio de ser juzgado en consejo de guerra si hubiese causado alguna baja entre los que marchan en su puesto”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR8MzYsH9AZSIbcBnS3kATm54OTPbLz0PPNKcfJIa3uvXX7oq5wnEBeChtOjMcHdxw7NCGG8IXKicLxamHvUAKWHlVx0OisGmpqOtHqAvkIR1ig1ezoBp7d_ZOhWMWanPFnSmX15pQHuKF/s1600/001204.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR8MzYsH9AZSIbcBnS3kATm54OTPbLz0PPNKcfJIa3uvXX7oq5wnEBeChtOjMcHdxw7NCGG8IXKicLxamHvUAKWHlVx0OisGmpqOtHqAvkIR1ig1ezoBp7d_ZOhWMWanPFnSmX15pQHuKF/s320/001204.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Campamento liberal en Somorrostro. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
El 20 de abril, el corresponsal ingles <b>Mr. McGraham</b> corresponsal del diario <i>The Evening Star</i> describía el siguiente panorama en las zonas de acantonamiento de las tropas: <i>“[…] Me acerqué a Castro, y no es fácil imaginar un lugar como éste respecto a la suciedad, barro o algo peor. […] Cerca de 700 enfermos y heridos republicanos se hallan en esta ciudad; los ruidos de los trenes militares, la intendencia, departamentos de municiones, vapores que llegan o marchan, carretas cargadas, guías de mulas perjurando, los oficiales gritando a sus hombres, y la población civil apenas se las arreglan para caminar por estas estrechas calles, tan deslucidas y abandonadas que ni siquiera podrían llamarse calles […]”</i>. Tras dejar atrás esta visión tan deprimente, Mac Graham se desplaza a Laredo: <i>“[…] estaba amaneciendo cuando entramos en Laredo y los soldados salían de sus alojamientos mientras sonaban toques de corneta. Me dicen que se encuentran unos 9000 soldados en una ciudad que no llega a los 3.000 habitantes […]. Laredo es una ciudad con calles limpias y bonitas, al pie de una colina y protegida por varias montañas; debe ser una agradable residencia de verano, a juzgar por las preciosas villas con que cuenta, cerca de la playa. En una de estas villas está el cuartel general del marqués del Duero, y las tropas acuarteladas, además de aquí, en Colindres, Ampuero, en Santoña y en los pueblos de alrededor. He visto artillería, con cañones de montaña, y me dicen que el 3º Cuerpo tendrá 32 piezas artilleras, y cerca de un millar de jinetes, en húsares y lanceros. Los guardias civiles y carabineros (que constituyen las unidades principales del ejército de Concha) son soldados veteranos y tienen la confianza del Mando, pero ellos no están a gusto, y piensan que un convenio o rápida restauración de D. Alfonso pondrá fin a esta guerra. Se quejan de tener que hacer trabajos denominados mecánicos, ya que fueron antes gendarmes, o en misiones de aduanas. También he visto bastantes ingenieros. Creo que deben estar esperando a contar con suficientes municiones y provisiones.[…] El general Concha está deseoso de recibir cuanto necesita para ponerse en marcha, y ha considerado el día 25 o 27 como fechas más apropiadas, pero creo que no estarán a punto ni la intendencia ni los arsenales de municiones. […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5eR6k5O5T1gbmT-fyzb7VFSv4u7-HxCmi3lqsDJkqSQtG-0CfjjZWGPz0p2UNgV-2XELrDIbeKZPEAK98iMjx6NiH83ZXPCKv4Q4BoGBdhL_VjBhuQGI5rbJScqPpB5fyWP07yu1jze7Y/s1600/001409.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="166" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5eR6k5O5T1gbmT-fyzb7VFSv4u7-HxCmi3lqsDJkqSQtG-0CfjjZWGPz0p2UNgV-2XELrDIbeKZPEAK98iMjx6NiH83ZXPCKv4Q4BoGBdhL_VjBhuQGI5rbJScqPpB5fyWP07yu1jze7Y/s320/001409.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carros utilizados para el transporte. Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Por su parte, Araus en su crónica del 23 de abril al diario <i>El Imparcial</i> afirmaba: <i>“[…] Creo ya inminente el choque de nuestro ejército con las fuerzas rebeldes. El movimiento extraordinario que por toda partes se nota, el envío a Somorrostro de municiones sacadas de los almacenes de Castro, la premura con que se remiten a esta población los vivieres destinados para el 3º Cuerpo de ejército, y en fin, cierta órdenes dadas a los cuerpos que forman la tercera división ya cantonada hoy en Mioño, todo indica la proximidad del encuentro preparado durante un mes. No se crea por eso que mañana mismo van a emprenderse los movimientos de nuestro ejército, quizá se demoren tres cuatro, cinco días, porque falte alguno de esos elementos de mero detalle, cuyo concurso en necesario; pero de todos modos, las operaciones no se aplazaran a mi juicio más allá de la semana actual. […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Concha mantiene contacto directo con Serrano informándole de los avances, que son contestados “<i>aprobando cuanto indicaba</i>”, pero recordando “<i>e insistiendo siempre en no dar demasiado desarrollo al ala derecha, en el primer movimiento entre otras cosas por la carencia de transportes […]</i>”. Lo cierto era que se habían comprado, requisado, pagado o alquilado carros, con sus correspondientes arrastres animales para el transporte de toda la intendencia y pertrechos necesarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>El 3º Cuerpo de Ejército Liberal</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5AeaX7tBM5pdwpTF720m4WtAkImTnXP0r5AemQ4sv8rCSh4Q24sEC6n3gsC5lLcy36lPD4je2o2TaqbK0TJv0r2uT-ESdqsHo8jKuGHY1LkTL5g9iTFn04sbPsZMqTJU0SSCWvRn0blgK/s1600/Organizacion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5AeaX7tBM5pdwpTF720m4WtAkImTnXP0r5AemQ4sv8rCSh4Q24sEC6n3gsC5lLcy36lPD4je2o2TaqbK0TJv0r2uT-ESdqsHo8jKuGHY1LkTL5g9iTFn04sbPsZMqTJU0SSCWvRn0blgK/s320/Organizacion.jpg" width="244" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Organización del 3º Cuerpo de Ejército. Tomado de<br />
Narración Militar de la Guerra Carlista </td></tr>
</tbody></table>
Para el 26 de abril, en un alarde de movilidad que el ferrocarril ha permitido y que los carlistas han sido incapaces de frenar, ya se han reunido todas las fuerzas que forman el 3º Cuerpo de Ejército liberal del Norte. Esta formado por 26 batallones fragmentados en 3 divisiones, varias baterías de artillería (14 Plasencia y 6 Krupp), varias compañías de ingenieros y caballería, con un total de 16.596 hombres. La primera división queda acantonada en Guriezo, la segunda en Limpias, Ampuero y Sámano, y la tercera en Sámano, Onton y Mioño con dos batallones en Guriezo. El cuartel general en Laredo, y los ingenieros y artillería montada en Castro Urdiales. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Este 3º Cuerpo de Ejército sumado al 1º y 2º que ya se encontraban en Somorrostro bajo el mando de Serrano, hace que las tropas destacadas para la liberación de Bilbao asciendan a 42.000 hombres y 92 piezas de artillería (según Saturnino Gimenez), a los que se añadían los efectivos de la armada, que colaboraba con sus baterías al cañoneo de la línea carlista, además de ayudar en el trasporte de material y tropas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Las Dudas Carlistas</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWFQ8b4gptionuf7jqeAlF-69EMyCIDJ6Od_eKKWJaC6f5apTBm0uF5RQOD87apUVrnDfx-vVfnvRthe2b1ACV3tqUNu2rg_2tczNlq-3PahXSufN_1XHiA6Rckh1l-i_yygcn97iGqdjx/s1600/Imagen5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWFQ8b4gptionuf7jqeAlF-69EMyCIDJ6Od_eKKWJaC6f5apTBm0uF5RQOD87apUVrnDfx-vVfnvRthe2b1ACV3tqUNu2rg_2tczNlq-3PahXSufN_1XHiA6Rckh1l-i_yygcn97iGqdjx/s200/Imagen5.jpg" width="166" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Joaquin Elío.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Los carlistas contaban con sus propios informantes, siendo plenamente conscientes de la creación de un nuevo ejército ante sus propias narices y de la urgente necesidad de tropas y material para hacerles frente. La muerte del general en jefe de las tropas en Somorrostro pocos días antes, <b>Nicolas Ollo Vidaurreta</b>, había sumido al estado mayor carlista en un estado de falta de iniciativa. Se asignó a un delicado de salud, <b>Joaquin Elío Ezpeleta</b> la complicada tarea de seguir los movimientos de estas tropas y según relata el por entonces oficial de artillería carlista <b>Antonio Brea</b>: “<i>[…] dejando en Somorrostro al General Dorregaray al frente de las tropas que guarnecían dicha línea</i><i>, tomó </i>(Elío)<i> el mando de una División de once batallones, y se situó con el General Lizárraga en Traslaviña, como punto céntrico de la nueva línea de defensa que estableció en esta forma: El General Andéchaga, con dos batallones de Encartados, en Talledo </i>(1º y 2º de Encartaciones)<i>; el Brigadier Yoldi, con los cántabros, en Muñecaz </i>(sic)<i> </i>(1º y 2º de Cantabria)<i>; el Brigadier </i><span style="font-style: italic;">Aizpurúa</span><i>, con los batallones 7.° y 8º de Guipúzcoa, en Villaverde; y el General </i><span style="font-style: italic;">Martínez </span><span style="font-style: italic;">de Velasco</span><i>, desde Santa Cruz de Arcentales hasta Carranza, con los cuatro batallones de Castilla y el de Asturianos </i><i>[...]".</i> Salvando el pequeño refuerzo que suponía el pequeño batallón de Asturias, que rondaban las 500 plazas, lo cierto era que el ejército carlista se veía incapaz de incorporar más hombres o material a la zona, con prácticamente el 90% del Real Ejército del Norte ya comprometido con la línea de Somorrostro y el Sitio de Bilbao.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de las evidencias claras que presumían un ataque desde Castro Urdiales, <b>Elío</b> observaba con preocupación otros movimientos de tropas liberales que amagan por otros pasos de las Encartaciones, y que ponían en peligro la villa de Balmaseda, abriendo el valle del Kadagua; en tal concepto, se estaban construyendo atrincheramientos en todos los pasos de la carretera desde Gibaja a Villaverde. Según cita Pirala: <i>“Sostenía Elio, contra la opinión de los jefes carlistas subalternos, cuando se hablaba de las operaciones, que Concha no cometería la torpeza militar de forzar el paso de las Muñecas, que cuando más haría una tentativa para llamar la atención, pero que su objetivo debía ser Valmaseda, y si envío a Andechaga con sus dos batallones a ocupar Talledo, fue más bien para que estuviera observando al enemigo y le diera parte de sus movimientos”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNMy12iUde3PcXNNQ8qMLUfA8ymmjEvOCZemMRjB1Xc61ifNaUx4340ApXQivsODc5LmlLYtX7RjDokr7lDA-jEG2zwoL8_1AZPkvmWar4Z8MMUFQHAZPmfM7nTW6xKiivnGtWacFjQGbW/s1600/Araus.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNMy12iUde3PcXNNQ8qMLUfA8ymmjEvOCZemMRjB1Xc61ifNaUx4340ApXQivsODc5LmlLYtX7RjDokr7lDA-jEG2zwoL8_1AZPkvmWar4Z8MMUFQHAZPmfM7nTW6xKiivnGtWacFjQGbW/s320/Araus.jpg" width="225" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mariano Araus, Corresponsal del "Imparcial".<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Por su parte el corresponsal Araus escribía el 27 de abril: <i>“[…] Indudablemente los carlistas andan un tanto desconcertados acerca del plan de campaña próximo a realizarse por nuestro ejército. En una de mis anteriores cartas procuré describir las posiciones que habían tomado y estaban fortificando para defender el paso de las Muñecas. Cuando recorrí, hace cuatro días, ese terreno, ví, como os decía, muchas fuerzas enemigas, así en el punto más culminante de la carretera como en las alturas que dominan el pueblo de Otañez (sic), donde han construido fuertes trincheras. En mi expedición de ayer a los mimos lugares el cuadro había cambiado. Siguiendo la carretera de Valmaseda, hoy completamente desierta, llegamos hasta Otañez, […] subiendo desde allí a la grande altura de Setares, pues yendo desarmados, hubiera sido una temeridad seguir adelante, exponiéndonos a caer en manos de los aduaneros situados en el mismo Otañez. Desde la cima de Setares puede examinar perfectamente y en toda su vasta extensión el teatro de las operaciones desde la sierra de Trucios hasta los límites de los montes de Triano, donde se apoya el ala izquierda enemiga en la línea de San Pedro de Abanto. Hasta ese momento no había podido formar un juicio exacto de las formidables defensas que para el paso de nuestro ejército pueden oponer los carlistas en toda esta zona de Vizcaya. […] Las carreteras se hallan flanqueadas casi sin interrupción por alturas inaccesibles privadas de toda vegetación, desde las cuales pueden a mansalva fusilar a los soldados del progreso. Si por ventura hay un monte, una colina, una cañada cubierta de frondosos árboles que purifican la atmósfera y embellecen el suelo, dando a estos valles el aspecto encantador que tantos escritos han descrito entusiasmados; y esos árboles pueden servir a nuestro ejército para facilitar el acceso a las trincheras enemigas con menos pérdidas, no tarda mucho tiempo en verse subir hasta el cielo una espesa y ancha humareda que dura tres o cuatro días, al cabo de los cuales el perímetro ocupado antes por un hermosos bosque ofrece a los ojos del espectador una mancha negra que llena de tristeza el ánimo. Desde nuestro punto de observación ¡cuántos bosques, cuantos sotos, cuantos chapurrales se veían quemados y aun humeantes! Hasta los arboles de carretera han sido arrasados, y parte el alma ver en lo alto de las Muñecas una interminable líneas de troncos cortados a la altura de un metro, los cuales eran hace seis días otros tantos hermosos árboles, a causa de grandes sacrificios criados en aquellas alturas azotadas por los vendavales en invierno y abrasadas por el sol del estío. Ayer toda esta comarca estaba desierta. Apenas se veía de cuando en cuando algún carlista en lo más alto de la carretera y en las trincheras que dominaban el pueblo de Otañez. Sin embargo, se nos dijo en Castro que a la caída de la tarde habían llegado a Talledo, dos batallones carlistas procedentes de Sopuerta </i>(El 1º y 2º de Encartaciones)<i> más sin duda para arbitrar recursos que con el ánimo de tomar allí posiciones, porque el barrio se halla dominado desde las altura de Setares, ocupadas por nuestras tropas”.</i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Comienzo de las Hostilidades</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf_ofVxTQsxknLW-NE8nEsozocYm_S_jTgxjxbFDbsbm8eAMWg9W2OCPdJVX7vxD923rXc7j2E7lz2c0QnxZGzzT2Gyj_IYmOXXeoxmrv5D9xFfcPMyGq0VmCcEyUS6DsjcWH67O9PAKgd/s1600/001171.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf_ofVxTQsxknLW-NE8nEsozocYm_S_jTgxjxbFDbsbm8eAMWg9W2OCPdJVX7vxD923rXc7j2E7lz2c0QnxZGzzT2Gyj_IYmOXXeoxmrv5D9xFfcPMyGq0VmCcEyUS6DsjcWH67O9PAKgd/s320/001171.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Temporal de lluvia y viento en el frente de Somorrostro.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En la cambiante primavera del Norte, los ejércitos ya han conocido los padecimientos de fuertes temporales de agua que inundan trincheras y campamentos, para seguidamente dar paso a una ola de calor bajo la que se "cuecen" los soldados. Araus recoge en sus crónicas:<i> “[…] El cambio de tiempo hace sentir un calor prematuro y poco favorable para la salubridad del campamento: el primer día de calor hubo 140 bajas y no son muchos menso las que se producen diariamente en este valle casi cerrado a todos los vientos, y donde tanta gente se halla aglomerada”</i>. Con un calor impropio de la primavera, comenzó el movimiento de las tropas del 3º Cuerpo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según relata Dominguez, el 26 de abril Serrano escribió a Madrid avanzado que ese mismo día empezará a mover sus fuerzas el Marqués del Duero y que el 27 esperaba entrevistarse con él en Castro Urdiales. Araus nos añade algún detalle adicional: <i>“La anunciada conferencia entre el general Concha y el Señor Duque de la Torre va a celebrarse esta tarde. Al efecto, ha llegado a Castro Urdiales a las 8 de mañana el señor Marques del Duero a bordo del vapor “Ferrolano” acompañado de un numeroso estado mayor […].”</i> De allí, y ante la imposibilidad para Serrano de desplazarse a Castro Urdiales, marchó Concha a su encuentro en San Martín de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La estrategia estaba claramente definida: un ataque de los Cuerpos 1º y 2º en el frente de Somorrostro, combinado con un avance del 3º para flanquear las defensas carlistas por el puerto de Las Muñecas: <i>“Con arreglo á lo dispuesto, se hallaban ya en marcha el 27 las tropas del 3º Cuerpo, á fin de ocupar los pueblos de Otáñes y Santullan, desde donde, al día siguiente, habían de emprender el movimiento hacia el puerto de Las Muñecas, tomando la carretera y sus flancos, hasta dominarlo; después caerían sobre el valle de Sopuerta, siguiendo á Mercadillo, y desde este punto atacarían las posiciones de. Avellaneda y contribuirían por su izquierda al ataque de los montes de Galdames. Las fuerzas del campamento de Somorrostro, que debían combinar sus movimientos con el 3º Cuerpo, marcharían por la carretera, desde el valle de aquel nombre, flanqueando por la izquierda hasta el pueblo de Las Cortes sito en la falda de los montes de Galdames, y por la derecha, partiendo de las alturas de Arenillas y Peña Corvera, para atacar la posición ocupada por el enemigo, que se unía con la cordillera de Las Muñecas, debiendo enlazar su ataque con la izquierda del 3º Cuerpo y caer sobre el pueblo de Montellano. Entretanto, las baterías de las Carreras, las del Monte Janeo y las de las alturas de las Muñecas y de la falda de los montes de Galdames debían romper el fuego sobre las defensas enemigas, ocupando las tropas las trincheras, siempre en disposición de avanzar, conforme a la actitud del enemigo”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Z8jGohcaEx-rOKrD0aEe3OK9IuHdjXkGM1h1UR7flEWWaNnOoaV0AYuV3i5lZ0p8RmHzMkTfx7s9BPzQZyZ6Xbt3yiXHYJNBhFoIzFQWmrKdPbU07k1uqIG-Q2faZaTRkv8N6WoC-q8g/s1600/204580.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Z8jGohcaEx-rOKrD0aEe3OK9IuHdjXkGM1h1UR7flEWWaNnOoaV0AYuV3i5lZ0p8RmHzMkTfx7s9BPzQZyZ6Xbt3yiXHYJNBhFoIzFQWmrKdPbU07k1uqIG-Q2faZaTRkv8N6WoC-q8g/s320/204580.jpg" width="201" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rafael Echagüe. Museo del Ejército</td></tr>
</tbody></table>
A las dos de la tarde, y mientras Concha y Serrano seguían conversando en San Martín de Somorrostro, la 1º División del 3º Cuerpo de Ejército al mando del donostiarra Teniente General <b>Rafael Benigno Echagüe Bermingham</b> dio comienzo a un lento y protegido movimiento: <i>“[…] Dos batallones de carabineros han tomado el flanco de otros tres batallones que marchaban por la carretera. Al mismo tiempo el batallón situado en las alturas de Setares (Sierra de la Concepción), se corría siguiendo la línea más culminante del monte hasta dar vista al barrio de Talledo, peros sin bajar a él. De manera que las fuerzas de la carretera tenían perfectamente guardados sus flancos. Todos estos movimiento de avance se han ejecutado son resistencia alguna, hasta que al llegar casi a las casas de Otañez los batallones que marchaban por la carretera han sido recibidos a tiros por los carlistas. Pero apenas se ha entablado la lucha han acudido en defensa de los nuestros los carabineros que flanqueaban su derecha, mientras que el batallón avanzado de Setares defendía la carretera que sube a las Muñecas, obligando a los carlistas a retirarse precipitadamente […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 4 de la tarde, el ejército liberal se había hecho dueño de Otañes desalojando a las compañías de encartados que allí se encuentran, al precio de 2 muertos y 15 heridos. Dos horas después avanza la 2º División mandada por el monárquico declarado <b>Arsenio Martínez Campos</b>, mientras que la 3º División se situa en las alturas de Setares y Pico Helguera, al mando del general <b>Jose Reyes Mesa</b>. Con esta disposición duermen las tropas a la espera del amanecer del día 28.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Prácticamente la totalidad de los 16.000 hombres que formaba este 3º Cuerpo de Ejército se concentraba en el cuello de botella que formaba la carretera de acceso a las Muñecas. Para los carlistas no debería de quedar duda alguna del lugar por donde iban a intentar romper su defensa. Araus explica en una de sus cartas del 27 de abril: <i>“Con la marcha de las tropas del tercer cuerpo a Otañes y Santullan, el enemigo comprendió que nuestro ejército había de atacar el paso de las Muñecas. […] Es verdad que la posición de Las Muñecas se hallaba de antemano fortificada […]; pero de todos modos, sorprendidos por el rápido movimiento del tercer Cuerpo, su resistencia no podía ser tan tenaz como en otras circunstancias”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Despliegue Carlista</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUnMZmyQsFaR6-sam_2gHPK6Ti_pJXTNdesVsz_iUJyq07MZjKZwhojaSAVpJsRCHE2qN2ryGo8sCRw1_4BDbQYvJaXn_JTc8ma5oGMcl8t9bCFphGebuKIjLqLM3z921tkCvUCLJW38Y9/s1600/Castor.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUnMZmyQsFaR6-sam_2gHPK6Ti_pJXTNdesVsz_iUJyq07MZjKZwhojaSAVpJsRCHE2qN2ryGo8sCRw1_4BDbQYvJaXn_JTc8ma5oGMcl8t9bCFphGebuKIjLqLM3z921tkCvUCLJW38Y9/s200/Castor.jpg" width="180" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Castor Andechaga. Museo de las<br />
Encartaciones</td></tr>
</tbody></table>
Al amanecer del 28 de abril, Concha y su estado mayor se reunen en el Pico Helguera observando el terreno y trazando los planes de ataque. Frente a ellos se sitúa el pueblo de Talledo y a la derecha del mismo, un pequeño bastión carlista. Allí se encuentra el veterano <b>Castor María Andechaga Toral </b>que comprueba cómo sus dos batallones de encartados eran la primera línea de defensa ante un ejército de más de 15.000 hombres y artillería. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Elío había recibido ya notificación directa de la pérdida de Otañes y de la apremiante necesidad de desplegar en la Muñecas todas las fuerzas disponibles. Al amanecer este general, siempre en compañía del general <b>Antonio Lizarraga Esquiroz</b>, parte de su lugar de acantonamiento en Arcentales con el objetivo de llegar hasta el mismo Talledo y observar con sus propios ojos la situación. S<span style="background-color: white;">egún relata </span><b><span style="background-color: white;">Francisco</span> Hernando Eizaguirre</b>, secretario de Lizarraga: <i>“Llegamos a las siete de la mañana por la carretera de Sopuerta y antes de bajar a Talledo vimos enfrente a nosotros, y sobre dicho pueblo, una fuerte columna enemiga entre la que distinguimos, tan cerca estábamos, muchos guardias civiles. Va a romperse el fuego en seguida, nos dijeron, y los generales, entonces se situaron en la carretera, entre el pueblo de Talledo donde estaba Andechaga, con sus dos batallones y el alto de las Muñecas que ocupaba Yoldi con los suyos”</i>.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Por suerte, la marcha de los convoyes de suministros liberales llevan una gran retraso, lo que obliga al Marqués del Duero a dilatar el comienzo del movimiento de avance de sus tropas, disponiendo así los carlistas de un tiempo precioso para posicionarse y desplega</span><span style="background-color: white;">rse: <b>Juan Yoldi Royo</b> </span><span style="background-color: white;">junto con los Batallones 1º y 2º de Cantabria se quedará en el alto del puerto; el 7º de Guipúzcoa que llegará sobre las 9 de la mañana tomará posiciones a la izquierda de Andechaga, dejando algunas fuerzas en la carretera. De igual forma, se ordena que "</span><i style="background-color: white;">sólo en el caso que se verifique el ataque</i><span style="background-color: white;">" se desplazase a la zona </span><b style="background-color: white;">Gerardo Martínez de Velasco</b><span style="background-color: white;">, </span><i style="background-color: white;">“que estaba con sus 4 batallones en Santa Cruz de Arcentales a dos leguas largas de Talledo</i><span style="background-color: white;">”. De igual forma, se da aviso a las fuerzas carlistas de la derecha, es decir, a las que defienden la línea de Somorrostro </span><i style="background-color: white;">“que en caso de ser solamente nosotros los atacados nos auxiliaran”</i><span style="background-color: white;">. Del 8º de Guipúzcoa y del 1º de Asturias únicamente se despliegan compañías sueltas, permaneciendo el grueso cubriendo lugares más distantes. Con esta disposición de fuerzas Hernando dejó escrito que </span><i style="background-color: white;">“esperamos con calma al enemigo”</i><span style="background-color: white;">. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLASUUe0jSzoXWkECr2l98i_KI3sPEiz1h5zH-eZGMhDegt3hTUAz8SZpKmHHsF7s_Fw6cbIKVr8XTN3l15Z58FEAVoZg4rSb4IDe9pZHfi-RAUArfBHKsVCKFNX1MvKPuxZZ_ZA_T70Sj/s1600/Despliegue.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLASUUe0jSzoXWkECr2l98i_KI3sPEiz1h5zH-eZGMhDegt3hTUAz8SZpKmHHsF7s_Fw6cbIKVr8XTN3l15Z58FEAVoZg4rSb4IDe9pZHfi-RAUArfBHKsVCKFNX1MvKPuxZZ_ZA_T70Sj/s400/Despliegue.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Despliegue carlista en el puerto de las Muñecas ante el 3º Cuerpo de Ejército Liberal<br />
en la mañana del 28 de abril. </td></tr>
</tbody></table>
La reunión del Estado Mayor del Marqués del Duero en el Pico Helguera se alarga hasta las 8 de la mañana, descendiendo seguidamente Concha a Otañes para ocuparse de cambiar la situación de algunas fuerzas, municionar las tropas y realizar trabajos de intendencia, mientras espera impaciente a la llegada demorada de una serie de suministros. La mañana presagia un día de calor sofocante y elevadas temperaturas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, Andechaga se ha empeñado en defender el reducto construido en Talledo. Los propios carlistas fueron posteriormente críticos con esta decisión: <i>“Este desdichado pueblo, situado a la falda de las Muñecas, tiene ante sí un barranco que le hace casi inaccesible, pero en cambio está completamente dominado por varios montes que a medio tiro de fusil se alzan sobre él. A pesar de eso, don Castor Andéchaga, sin calcular la fuerza del armamento moderno se había empeñado en sostenerlo, y en él estaba encerrado con parte de su fuerza. La otra ocupaba a su izquierda un pequeño cerro, trás el que se levantaban escalonados y a distancia de unos 500 metros uno de otro, una plataforma y un monte cónico más elevado. Forman tres posiciones de regular defensa estas tres alturas, mientras que Talledo, por estar en el hondo, no servía para nada más que para impedir la subida a las Muñecas. […]”. </i>No es la primera vez que Andechaga, veterano de la 1º Guerra Carlista, da muestras de no entender las nuevas tácticas que lleva aparejado el advenimiento del armamento moderno, improvisando una fortificación en una zona difícilmente defendible, al alcance de fusiles y artillería. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El corresponsal Araus que observaba desde el Pico Helguera el frente, describe así las posiciones carlistas: <i>“A nuestra izquierda tenemos en una colina, casi a nivel de la que nos encontramos, una estribación del monte Mello sobre cuya cima ha construido el enemigo un bastión con dos líneas de defensa cuyos fuegos lo mismo defienden el acceso a la carretera por el valle que sube de Onton que el pueblo o barrio de Talledo, situado en la pendiente de Mello, casi a la altura del paso de las Muñecas, y como á media legua de su parte más elevada”</i>. El resto de las fuerzas carlistas se situaban en el cordal que suben desde Otañes hasta el pico Haya, en el que levantaban escalonados y a una distancia de unos 500 metros, el uno del otro, 3 pequeños cerros: <i>"[…] A nuestra derecha están las alturas a donde ayer se retiraron los carlistas las cuales forman una serie de estribaciones defendidas de arriba abajo, en términos de ser necesario tomarlas todas para dominar por este lado al enemigo. Entre nuestro punto de observación y las alturas de las derecha marcha la carretera, empezando desde Otañez, por una gran pendiente, que se acentúa al pasar frente a Talledo, que forma después varios zig-zags, llamados “los retornos”, y que en fin, dando la vuelta al monte Mello, llega hasta el alto se La Muñecas […].”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Ataque por el Ala Derecha Carlista</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIG_MdVSFsF0VPqrjohisa8L3xCrwq2k7foQY3DoCBGuSEM9XHtV3SMmCj5mbUFyo_TqWcP0N-wjjiI7G_IxkW4LhY2HoMC2ANICS4nav97afCUy-28yCqnGHTNOuWr1ve0q6aif_OyO9T/s1600/bat3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIG_MdVSFsF0VPqrjohisa8L3xCrwq2k7foQY3DoCBGuSEM9XHtV3SMmCj5mbUFyo_TqWcP0N-wjjiI7G_IxkW4LhY2HoMC2ANICS4nav97afCUy-28yCqnGHTNOuWr1ve0q6aif_OyO9T/s320/bat3.jpg" width="248" /></a></div>
Habiendo finalmente reunido los convoyes de vivieres y transportes, Concha decidió dar comienzo a su ataque, notificándolo al Duque de la Torre a la una de tarde del 28 de abril.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Echagüe con la 1º División tendrá como objetivo las sucesivas alturas del cordal que partiendo de Otañes culminan en el Pico Haya. Por su parte, Martínez Campos con la 2º División atacará Talledo y deberá tomar posesión del pico Mello. Dos brigadas, las comandadas por <b>Pedro Beaumont</b> y <b>Jorge Molina</b> de la 2º y 3º División, avanzarán por la carretera para la protección y refuerzo de las dos divisiones. Por último, el Mariscal de Campo<b> José de los Reyes</b> con la 3º División, permanecerá en Otañes con órdenes para custodiar los convoyes, dar racionamiento de municiones, intendencia, etc. Siguiendo el plan convenido, Serrano ordena romper el fuego de artillería a las 14:00 horas para mantener la presión en toda la línea de Somorrostro y apoyar los movimientos de Concha con el envío de tropas por el monte Corbera hacia el Pico Mello.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al cuarto de hora de ascensión, las guerrillas desplegadas por Echagüe se topan con las primeras defensas donde se escudan unas pocas compañías de bizkainos y tras media hora de batirlas con fuego de artillería, cazadores del Batallón de la Habana y Carabineros toman la posición. Según describe Araus: <i>“[…] La mala situación de la artillería por la índole misma del terreno, impidió que los primeros tiros fuera certeros. Basto que al cabo de un rato cayeran en la primera trinchera dos granadas, para que los carlistas la abandonaran huyendo precipitadamente a situarse en la segunda y a la una y cuarenta y cinco minutos cuatro carabineros, según mi juicio, entraban en la trinchera […]"</i>. Unas segunda trinchera no tarda en caer: <i>“El movimiento de avance ha continuado sin detenerse un solo momento nuestros soldados, y eso que se veían obligados a sufrir las balas enemigas, el calor y penoso del terreno. A las dos y cuatro la batería Plasencia, que avanzo hasta colocarse muy dentro del fuego carlista, logró poner tres granadas consecutivas en la segunda trinchera, y pocos momentos después era tomada por nuestra tropas, que han continuado avanzando para tomar las tercera altura, tras la cual se han parapetado los carlistas reforzados por dos batallones que se han corrido desde las Muñecas</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQjt2Ercp2t_hME4pNNwlqQHqsJOUrjuDoFBlYwJWsBGWVItcSX-pEW0BRKfvZx4G8Gg35yzI9RTvm7IRjaw07_VrDibkVa4XxKwm6ZiujQyVj_8pJjw188fZ-rvcx8MMk-1ztXkgOC82Y/s1600/plasencia.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQjt2Ercp2t_hME4pNNwlqQHqsJOUrjuDoFBlYwJWsBGWVItcSX-pEW0BRKfvZx4G8Gg35yzI9RTvm7IRjaw07_VrDibkVa4XxKwm6ZiujQyVj_8pJjw188fZ-rvcx8MMk-1ztXkgOC82Y/s320/plasencia.jpeg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón de montaña de 8 cm. Modelo Plasencia 1874-76.<br />
Tomado de Gran Atlas de la Artillería Española</td></tr>
</tbody></table>
Las fuerzas carlistas van retrocediendo, concentrándose en el reducto del Pico Henal donde el combate se hace más enconado, ya que los encartados reciben allí refuerzos de compañías de cántabros y guipuzcoanos. A las dos y cuarto, la artillería Plasencia comienza cañonear este bastión. Araus continúa con su descripción de la acción: <i>“[…] Vista la resistencia que por este lado ofrecía el enemigo, se reforzó la división de Echagüe con otra brigada, [...]"</i>. Con la llegada de la brigada Molina de refuerzo, Echagüe ordena un movimiento de flanqueo por ambos lados del cerro, retirándose los carlistas del reducto ante la posibilidad de quedar copados.<br />
<br />
Únicamente queda el pico Haya en manos carlistas, al que se dirigen las ya cansadas tropas de Echagüe. <b>Juan Olavide, </b>uno de los pocos veteranos que dieron al Padre Apalategui detalles de aquella lucha, comentaba:<i> “Era un día de bochorno terrible. Los soldados fatigados, sin comer ni beber. A algunos les daba esa sonrisa de desfallecimiento. Algunos carabineros, hombres de edad, perecieron asfixiados”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde el punto de vista carlista, contamos con la descripción que realizó el secretario de Lizarraga, <b>Francisco Hernando </b>de lo sucedido en su ala derecha: <i>“El combate en la izquierda se animaba cada vez más y para mantenerle tuvimos que enviar algunas compañías del 7° de Guipúzcoa y de los batallones cántabros. A la hora y media de combate ya no teníamos un soldado de reserva, pues todos eran pocos para atender a las tres columnas enemigas. Velasco no llegaba; nuestra ansiedad crecía, pero afortunadamente los ánimos de nuestros soldados no disminuían. Su número, sin embargo menguaba, y el de los enemigos iba en aumento porque aunque caían muchos, cubrían de sobra sus bajas con las reservas. A las cuatro, la plataforma de la izquierda tuvo que ser abandonada para replegarse las compañías que la defendían al montecillo cónico que ocupaba la tercera posición (Pico Haya). Allí, por fin, llegó Velasco, pero solo con los batallones 1° y 2° de Castilla, cuando le esperábamos con cuatro. Sin embargo, sostuvo la posición, […]”</i> .</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Comprobado por parte de la jefatura carlista que el peso del avance se está produciendo por Las Muñecas se ha llamado como refuerzo a los batallones de Velasco, que se incorporan a la defensa del Puerto sobre las tres de la tarde. Sin embargo, frente a los 4 batallones esperados, únicamente llegan el 1º de Castilla “Cazadores del Cid” y el 2º de Castilla “Cazadores de Arlanzón”. Elío actua de forma demasiado conservadora y la disposición de los efectivos disponibles no es en absoluto efectiva; a decir del autor del <i>Estudio Critico de la Última Guerra Civil</i>: <i>“Tuvo la suerte el general Concha de que los carlistas, sin comprender una verdad axiomática, y es que los pequeños ejércitos deben batirse siempre concentrados, se opusieron divididos a su paso; por querer oponerse a todo, no tuvieron resistencia en ningún lado”</i>.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHZEKmDcodmPahj4Q5ixgv0cCphr2ZmSHEpucS8fuAq35i2bdgnQgCfj7NXSmpZgJBg5d2ljD8VW8ev2yR4r8eFU-SIZob7y8Q33DNx-Xj1yy0hXWAHjUZrAw1wMTRjHFq2ericTuYER4j/s1600/bat2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHZEKmDcodmPahj4Q5ixgv0cCphr2ZmSHEpucS8fuAq35i2bdgnQgCfj7NXSmpZgJBg5d2ljD8VW8ev2yR4r8eFU-SIZob7y8Q33DNx-Xj1yy0hXWAHjUZrAw1wMTRjHFq2ericTuYER4j/s400/bat2.jpg" width="400" /></a></div>
Los carlistas se siguen defendiendo de forma tenaz en el Haya, agarrándose a su cima. Un oficial británico <b>Alexander B. Tulloch</b> presente como observador en los combates comentará:<i> “Las tropas [liberales] no podían avanzar contra el terrible fuego que se hacía desde el reducto, teniendo que ponerse a cubierto”</i>. En ese momento, y para sorpresa de todos, los voluntarios carlistas abandonan la defensa de las trincheras y parapetos para proceder a un ataque "a la bayoneta". Según consta en los relatos, varias compañías de castellanos saltaron de sus refugios y lanzándose ladera abajo hacen retroceder a las asombradas tropas de Echagüe, recuperando parte del terreno perdido y llegando hasta prácticamente al Pico Henal. Hernando no dudó en describir con la épica que el momento precisaba éste pasaje: <i>“Los heroicos castellanos deseando desquitarse del tiempo que habían tardado en llegar, procuraron reconquistar la posición abandonada. Unas cuantas compañías, tres a lo sumo, lanzáronse denodadamente a la bayoneta: el enemigo, que ya ocupaba el alto, las recibió con terrible fuego desde que las vió moverse, pero ellas, despreciándole, siguieron avanzando con admirable decisión por la llanura que de un monte a otro se extendía, sin que detuviesen su empuje los estragos que las balas causaban en sus filas. La distancia se iba acortando; ansiosos seguíamos con los ojos, desde la altura donde estaban los generales, el avance de los castellanos y admirábamos su bravura, pensando que el éxito más completo iba a coronarla. Los nuestros habían llegado a la falda del montecillo y empezaban a subirle; el fuego se hacía a cien metros y ya los más ligeros, animando a los que venían detrás, se adelantaban hasta tiro de pistola de los republicanos e iban a cruzar con ellos sus bayonetas […]”</i>.</div>
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<br /></div>
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Fueron momentos sumamente críticos para el general Echagüe: “<i>No era suficiente el número de sus soldados a contener aquella avalancha que se les venía encima; había que infundir nuevos alientos a su gente para resistir su empuje sin retirarse, y esto sólo se conseguía con la llegada de nuevos refuerzos”</i>. </div>
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<b><br /></b></div>
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<i><b>Ataque por el Ala Izquierda Carlista</b></i></div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhblltNUxce9srVtAvKg5D8cpa82ttjo0o6Cdx18TbT9iD_8FaJINGkjPVKihLoi_88CIrh-369hYHbq1AGOateUGRgfyhiaY5-HnBBt7VsSsa6jR2et2ourGUi3c6aSocbt38j8Q4ZrbB4/s1600/Lara.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhblltNUxce9srVtAvKg5D8cpa82ttjo0o6Cdx18TbT9iD_8FaJINGkjPVKihLoi_88CIrh-369hYHbq1AGOateUGRgfyhiaY5-HnBBt7VsSsa6jR2et2ourGUi3c6aSocbt38j8Q4ZrbB4/s200/Lara.jpg" width="153" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Manuel Manrique Lara y Pazos. <br />
Tomado de Ilustración Española<br />
y Americana</td></tr>
</tbody></table>
Mientras, en su línea izquierda los acontecimientos se desarrollaban favorablemente para los intereses liberales. Martínez Campos con su 2º División esperando en el Pico Helguera había comenzado su ataque dirigido a la conquista de Talledo. Llevaban desde las doce y media de la mañana intercambiando disparos y hostigando las trincheras localizadas en las cercanías del pueblo. Pero a esa distancia los pesados pero fiables fusiles Springfield carlistas, con los que están dotados la mayoría de fuerzas bizkainas, se muestran parejos a los flamantes Remington de las fuerzas liberales; por lo que la lucha en esta zona se convierte en un "toma y daca" de proyectiles que viajan de una colina a la otra.<br />
<br />
A la una y media, y al mismo tiempo que se ha puesto en marcha la 1º División, Martínez Campos vista la necesidad de avanzar solicita voluntarios para asaltar directamente a la bayoneta el reducto de Talledo. El 1º Batallón de Marina al mando del teniente coronel <b>Manuel Manrique de Lara</b> sale en su totalidad, a los que se suman distintos voluntarios de carabineros y personal del Batallón Valencia.</div>
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<br /></div>
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Estos soldados descienden del Pico Helguera para seguidamente atravesar un fondo de arroyo y afrontar el ascenso al reducto, sufriendo en el camino las descargas que efectúan los carlistas. Media hora después, las tropas encararan el repecho final que lleva a la trinchera. Según observó Araus: <i>“[…] Despreciando las balas enemigas han llegado al barranco y sin descansar un momento han emprendido el ascenso al bastión, defendido por más de una batallón, a juzgar por el fuego que desde él se hacía. A la media hora el teniente coronel de marina, don Manuel Lara, con ocho hombres, llegó a la trinchera sable en mano cuando no había aun sido desalojada por el enemigo […]”</i>. Por su parte, Tulloch, también testigo directo de la acción, describe así el momento: <i>“Los "marines", encabezados por el Coronel Lara, saltaron sobre el parapeto de la trinchera, mientras éste les arengaba con su sable en mano”</i>. Los soldados carlistas comienzan a huir pero sus oficiales, entre los que se encuentra Andechaga al grito de <i>“¡Viva nuestro rey!”</i> les hace volver a la trinchera. <i>“Durante diez minutos se vio á Andechaga y al teniente coronel Lara frente a frente, excitando cada uno a los suyos: el segundo, para que apresuraran la subida de la pendiente, y el primero, para que volvieran a la trinchera que habían abandonado precipitadamente llenos de terror ante el arrojo de los nuestros. Puede decirse que ambos jefes estuvieron durante un momento entre dos fuegos. Por el momento pudo más Andechaga con los suyos, puesto que, volviendo a la trinchera antes que los marinos, pudieron ganar la altura, obligando a Lara y a aquel puñado de héroes a descender hasta el barranco, dejando tendidos a 4 hombres en su retirada”</i>. Tulloch comentaç en su crónica que la llegada de los refuerzos del Regimiento de Valencia, permitió rehacer el ataque y de nuevo con Lara a la cabeza se ascendió hacia la trinchera. Esta vez Andechaga no pudo contener a sus hombres: <i>“Andechaga se retiró el último, solo y con paso regular, y hasta pudo creerse que deseaba la muerte, puesto que, en vez de marchar por las sendas cubiertas de maleza que conducen á Talledo o al monte Mello, cruzó por medio de los sembrados, sobre cuyo verde claro se destacaban perfectamente los colores de su uniforme. Vestía pantalón grancé, bota de montar, un capote largo a la prusiana azul y boina del mismo color con borla blanca. Debe de tener bastante edad a juzgar por su barba, que me pareció muy blanca”</i>. </div>
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<br /></div>
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El regimiento Valencia entró en Talledo a los acordes del paso de ataque, al mismo tiempo que se daba la mano con la brigada Beaumont que subía al pueblo por las pendientes de la izquierda de la carretera, rodeando el monte Calaborco. Los carlistas se retiraron a una trinchera situada en la altura y desde donde hostilizaban el pueblo perdido y la carretera. <i>“Una vez asegurado el flanco izquierdo Martínez Campos ordenó un movimiento a lo largo de la carretera, siendo reforzados por nuevas tropas y una batería Krupp, para acabar con las trincheras que hostilizaban la carretera”</i>. A las seis de la tarde los carlistas también abandonan estas defensas: <i>“Andéchaga denodamente se sostenía también en Talledo, a pesar del horrible fuego con que le acribillaban, pero como allí no hacía más que sufrir y las fuerzas enemigas de la derecha avanzaban e iban a envolverle, mandóle Elío que saliera y se replegara á las Muñecas para ampararse en las fuerzas de Yoldi.”</i><br />
<i><br /></i></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBvYkbjDl3bwLEB_oQmS-BgbL2wfopDny8J4gZt9R8CVjWgd9ahfHUKx8zOml6QByVC_Ub9QqLEeg0AcQo4_ObHi2bVuqOBrdkzrY_CYvffDTK4SWk_KvuwepDU9mRf7-C-aBiBTMl9ybi/s1600/002231.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBvYkbjDl3bwLEB_oQmS-BgbL2wfopDny8J4gZt9R8CVjWgd9ahfHUKx8zOml6QByVC_Ub9QqLEeg0AcQo4_ObHi2bVuqOBrdkzrY_CYvffDTK4SWk_KvuwepDU9mRf7-C-aBiBTMl9ybi/s320/002231.jpg" width="320" /></a></div>
Todo parece indicar que la muerte del veterano general se produce en ese momento. Tulloch dejó constancia de lo siguiente: <i>“Observamos a un oficial a caballo que se dirigía a una trinchera localizada entre una colina y la carretera, como si fuera a ordenar a sus hombres a retirarse. De repente se tambaleo en la silla y cayó de su caballo que se alejó galopando. Se observó a muchos hombres correr hacia el lugar, y en ese momento un proyectil de artillería estalló entre ellos, causando la muerte del cura de Sestao, su mano derecha”</i>. Por su parte, Hernando relataba el hecho de la siguiente forma: <i>“[…] Don Cástor Andéchaga desistía por fin de su empeño de defender á Talledo y sacaba sus fuerzas del pueblo antes de que las cercasen los republicanos, que por derecha e izquierda avanzaban. Habíalo ya hecho y salido a la carretera para ver el avance del enemigo, cuando éste, que observó el grupo que formaban Andéchaga y su estado mayor, hizo una descarga sobre él. Cayó en el acto muerto el desdichado general y su capellán, pero recogieron sus cadáveres y los pusieron en salvo”</i>. El cuerpo de Andechaga es recuperado y, según ha recogido el historiador <b>Javier de la Colina</b>, fue llevado a Sopuerta en un burro confiscado al caserío el Pendiz (Sopuerta). Al igual que ocurrió con la muerte de otros grandes generales, surgirán distintas versiones del hecho, así Araus en su carta del 1 de mayo comunicaba:<i> “[…] Anoche supe que su muerte ocurrió en Siro (sic) al hacer frente a una de nuestras guerrillas que después de pasar las Muñecas bajo algunos kilómetros por aquellas laderas. Al caer fue en su auxilio el cura de Sestao, su ayudante de órdenes y no bien se había bajado del caballo cuando fue muerto también por otra de nuestras balas. La bala había entrado a Andechaga por la sien derecha”</i>. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La desmoralización por la muerte de su general cunde entre las tropas encartadas, que según Hernando:<i> “desmayaron y empezaron a desordenarse por la carretera, pero fueron contenidos en seguida por Lizárraga y las fuerzas del 7º de Guipúzcoa, que con el mayor orden y valor se mantenían firmes”</i>.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxIDaNJpQqlZIUbflteKmFpOO3-CpX5aXEsyLS5thZ6wmsO0FM43UsJkUfdJoAQDpKouW-kVU07-_Qt2IhJDGmeodtpkA8LpxKEpWTc07OEIXMc_pizHZzgXYQuum5TeuwIIc40w_QE3i5/s1600/Munecas2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxIDaNJpQqlZIUbflteKmFpOO3-CpX5aXEsyLS5thZ6wmsO0FM43UsJkUfdJoAQDpKouW-kVU07-_Qt2IhJDGmeodtpkA8LpxKEpWTc07OEIXMc_pizHZzgXYQuum5TeuwIIc40w_QE3i5/s400/Munecas2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Movimientos del 3º Cuerpo de Ejército en Las Muñecas</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>El Asalto Final</b></i></div>
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<br /></div>
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En el flanco derecho liberal, habíamos dejado a Echagüe súbitamente detenido por la irrupción en escena de las tropas castellanas. El general Concha, que seguía de cerca el movimiento de sus tropas, recibió el apremiante mensaje de Echagüe solicitando el envío inmediato de refuerzos. Pero con las dos brigadas que habían quedado de reserva empeñadas ya en el combate, Concha toma la decisión de agregar todos los efectivos asociados a su Estado Mayor al ataque. El corresponsal <b>W. Gimenez Romera</b> describía así la situación: <i>“[…] Cuando llego el ayudante de Echagüe a la que posición que ocupábamos, el general Concha se agitaba impaciente por la tardanza en tomar lo que era objeto de combate (el Haya).</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> - ¡Es una vergüenza, exclamaba, que ocho batallones carlistas tengan detenida aquí a una división del ejército español!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> -Mi general, dijo llegando en aquel momento el ayudante de Echague, la vanguardia necesita refuerzos a toda prisa.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> -No hay más refuerzo que nosotros, contesto el general; vamos todos.”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias a la llegada de esta última reserva de hombres, estando a la cabeza el propio Concha, pudo finalmente la 1º División contener y hacer retroceder a las tropas castellanas que en su ataque a la bayoneta habían desorganizado el inminente asalto al reducto del Haya. Según se describe en <i>La Campaña Carlista</i>: <i>“Los castellanos tuvieron que renunciar a su empresa, cuando ya la consideraban asegurada, y emprendieron una retirada más heroica, si cabe, que había sido impetuoso el ataque, porque a pesar del mayor número de enemigos fueron retrocediendo paso a paso, haciendo fuego y con tal orden, que los republicanos no se atrevieron a lanzarse en su persecución y los dejaron llegar a donde estaba el resto de sus fuerzas sosteniendo la tercera posición </i>(Pico Haya)<i>”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLssHfbbCWnLxTq-ZqSqJSISzkpV5gVUcrjslEarEqLpum0R0XVjj9ag95V6zOlvnl7QMwNOIiAAcW31KQLR2g8Tj7QdCGKDzjzwE0FqrelGzMlMEoLiQIX5baR6AmY3F1_vBn3T7uf8uH/s1600/bat.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="307" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLssHfbbCWnLxTq-ZqSqJSISzkpV5gVUcrjslEarEqLpum0R0XVjj9ag95V6zOlvnl7QMwNOIiAAcW31KQLR2g8Tj7QdCGKDzjzwE0FqrelGzMlMEoLiQIX5baR6AmY3F1_vBn3T7uf8uH/s320/bat.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Finalmente se procedió al ataque del último reducto carlista. Según consta a <b>Barrington Kennett</b>, comisionado de la Cruz Roja, el propio Concha resultó contusionado durante este ataque:<i> “Le entró una bala a través de la manga”</i>; al igual que otros oficiales como <b>Enrique Franch Trassera</b>, oficial de una poca útil caballería en aquel terreno, que cayó herido en el hombro izquierdo de un balazo. La crónica periodística de Araus aseveraba: <i>“El fuego fue tan violentó, que los robles quedaban sin ramaje y los troncos ennegrecidos por el humo de la pólvora”</i>. El militar Tulloch también dejó constancia de algunas conductas destacables de los soldados liberales que reflejó en sus crónicas:<i> “Fue durante la larga contienda por la posesión del reducto que pudimos observar y admirar la firme defensa hecha por un cuerpo de carabineros o guardas civiles que, muy probablemente, tenía la fortuna del día de ese lado. Las tropas no podían avanzar contra el terrible fuego del reducto, y tuvieron que echarse a tierra; pero un pequeño cuerpo de hombres, aparentemente no más de un centenar, bordeó el flanco derecho del reducto hasta una colina que lo dominaba. En ese momento, varios centenares de carlistas que se apresuraban como refuerzos, -sus líderes bien sabían el valor de la posición- apareció por un flanco a no más de 200 metros. Si los guardias o carabineros se hubieran retirado, los carlistas habrían atrapado la línea de ataque al reducto en flanco, y probablemente les hubieran arrollado; pero se mantuvieron firmes, y los carlistas, sin duda, engañados en cuanto al número de defensores en aquella estribación, retrocedieron después de un hacer un par de descargas”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hernando relató los últimos momentos en la defensa del pico Haya desde el punto de vista carlista: <i>“Aún defendían los castellanos tenazmente el montecillo, como última posición de la izquierda, así que no podían avanzar </i>(los liberales)<i> por aquel lado, pero como evacuado Talledo y avanzando por las Muñecas no teníamos fuerzas que oponerles, fue preciso abandonar el alto. Elío bajó a la carretera, y encargando á Lizárraga, que hasta entonces había estado con él, que dispusiese y dirigiese la retirada, se fue a Sopuerta. Lizárraga contuvo a los batallones encartados, procuró reanimarlos y con el mayor orden, al paso regular, bajó con las fuerzas también á Sopuerta ya al caer de la tarde, sin que el enemigo los persiguiera ni tratara de ir adelante”</i>. Finalmente Velasco se retiró con sus batallones castellanos haciendo posteriormente el siguiente comentario:<i> “[…] No quise, sin embargo, que el enemigo pudiera vanagloriarse nunca de haber hecho retroceder a los hijos de Castilla y continué sosteniendo la posición hasta anochecido, que les di orden de trasladarse conmigo á Traslaviña, habiendo antes pedido al brigadier Aizpurúa me enviase desde la posición que cubría alguna fuerza, como lo hizo, enviándome dos compañías de guipuzcoanos para con sus fuegos protegiera la retirada de los dos batallones castellanos que no tenían un solo cartucho, como lo hicieron”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgswTBRzn6_dHhc3CsHdSWg7VYUSEsKJIYVB67ijboB5Lnbg1do_9vwqvG3v6RhV74dUtpB36l7F5ajAlLoEiKysdDk3vw84iIOSL-Gw-e-F4tH18xAX73AlrZbvkLb-DvZ00M4kyykntz0/s1600/001441.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgswTBRzn6_dHhc3CsHdSWg7VYUSEsKJIYVB67ijboB5Lnbg1do_9vwqvG3v6RhV74dUtpB36l7F5ajAlLoEiKysdDk3vw84iIOSL-Gw-e-F4tH18xAX73AlrZbvkLb-DvZ00M4kyykntz0/s320/001441.jpg" width="320" /></a>Estos guipuzcoanos, con el oficial <b>Juan Aizpurua Abaroa</b> al frente, fueron los últimos en abandonar sus posiciones, cubriendo la retirada del resto de las tropas. El azkoitiano <b>Jose Tomas Echaniz Casteig</b> era teniente del 8º de Guipúzcoa y en su relato trascrito por el Padre Apalategui describe que para ayudar al 7º se habían desplazado 4 compañías del 8º que se encontraban sobre el monte Zartzaga. Estas tropas se situaron <i>“en un altozano, teniendo detrás una vaguada, y después nosotros, las otras compañías. Empezaron a hacer fuego, con la rodilla en tierra. Los liberales contestaban y seguían para adelante. En eso, los carabineros, avanzando por la derecha e izquierda de esas 4 compañías, por la vaguada que teníamos nosotros delante, empezaron rodearlas”</i>. Aizpurua ordenó que se retirasen, pero con el ruido de los disparos no se escuchaban los toques de cornetas. Se gritó la orden de abrir fuego sobre los carabineros y fue cuando las compañías comprendieron que iban a ser cercadas, y echaron a correr. <i>“Los más rápidos llegaron a nosotros”</i>. Los últimos fueron hechos prisioneros. Continuando su relato: <i>“Aquella noche nos quedamos en el alto del monte Zartzaga. También los liberales se hallaban arriba. Estando nosotros formados, nos dijo Aizpurua: </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> - Señores, ya veis en que situación nos encontramos. Si nos quedamos aquí, mañana por la mañana nos harán prisiones a todos ¿Qué podemos hacer? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Entonces Enrique Urrutia Lartigue dijo que quisiéramos o no, teníamos que marcharnos de allí. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> – Pero si mis jefes –dijo Aizpurua- me piden cuentas de cómo he abandonado esta posición ¿saldréis vosotros en mi defensa?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> – Sí, eso sí.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> – Pues siendo así… ¡todos para abajo!</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para entonces, las pocas compañías carlistas que al mando de<b> Jose Navarrete</b> estaban posicionadas en las estribaciones del pico Mello que miran a Somorrostro habían sido también desalojadas por las tropas al mando del general <b>Palacios</b>. Según cuenta Araus en sus crónicas: <i>“[…] La división de vanguardia, al mando del general Palacios, recibió la parte más penosa de las jornada pues debía materialmente escalar la altura de Mello, donde han estado situadas las fuerzas de Navarrete desde el principio de esta campaña. […] Así fue que los carlistas de Navarrete (mandados por el veterano de la guerra civil don Jose Gutiérrez), atacados por el general Palacios y amenazados por la división Campos que le iba tomando las trincheras, base de su posición, tuvieron que abandonar con escasa resistencia esas formidables alturas, facilitando el que al anochecer se dicen la mano la divisiones de Martínez campos y Palacios, encima del paso de las Muñecas”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para el anochecer de aquel 28 de abril, todas las fuerzas carlistas habían abandonado sus pociones retirándose hacia Sopuerta. Concha remite al general Reyes, al mando de las tropas de retaguardia, la siguiente carta: <i>“Comunique V. E. al Excmo. Sr. Duque de la Torre que la 1º División de este cuerpo ha tomado las posiciones de Las Muñecas, donde me encuentro, por la derecha y parte del centro. La 2º División, por la izquierda, ha encontrado un terreno insuperable; pero el enemigo queda rebasado completamente y tendrá que abandonarlo. La jornada muy calurosa y de gran fatiga en una subida constante de hora y media. No conozco las pérdidas. Acampo aquí”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El Duque de la Torre contesta: <i>“Recibido parte de V.E. y le felicito, como á las valientes tropas a sus órdenes. Cuando recibí su telegrama de Castro, que no ponía la hora de empezar el movimiento, lo dispuse todo, y a las dos de la tarde, oyéndose fuego de cañón por nuestra derecha, ordené la marcha de estas tropas, rompiendo el fuego la artillería de toda la línea, y al anochecer quedaron ocupado los pueblos de Montellano y Las Cortes, y tomadas las alturas que dominan á Peña-Corvera, que deben unirse con su izquierda. Al amanecer de mañana continuaré el movimiento, según las noticias que reciba de V. E. Trascribo a Guerra su parte. Acabo de recibirlo de mi derecha, está ya en contacto con la izquierda de V. E. Cuartel general, 28 de Abril a las once de la noche”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El ataque combinado en la línea de Somorrostro y Muñecas había sido todo un éxito. El militar Tulloch aseveró en su libro: <i>“La captura del paso prácticamente decidió la campaña a favor de las tropas nacionales”</i>. Araus describía así los réditos de la victoria de aquel día:<i> “[…] Nuestras fuerzas ocupan hoy toda la línea de montañas que e extiende desde el rio Somorrostro (Barbadun) hasta Trucios con distancia de más de cuatro leguas. Tomadas estas alturas puede decirse que dominaremos los valles de Carraza, Concha y Sopuerta, pudiendo atacar cómodamente las posiciones de Galdames, que por lo visto son la que más empeño tienen los carlistas en sostener[…]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3I2hgiOG-347495PUuxL2r3-DzsQtrpOboF0Wv9DYQJmvaSwZPDRDaLAJYiV5i3f0oPbnvBJ4Sa8KW-dYXP9cQF6VE9HSB4hLWCaYHS0uNlmJ6TAWoNcdlI5X9UGXlGFnEJ_8cHFfLOq/s1600/002189.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="388" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3I2hgiOG-347495PUuxL2r3-DzsQtrpOboF0Wv9DYQJmvaSwZPDRDaLAJYiV5i3f0oPbnvBJ4Sa8KW-dYXP9cQF6VE9HSB4hLWCaYHS0uNlmJ6TAWoNcdlI5X9UGXlGFnEJ_8cHFfLOq/s400/002189.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de mapa de la "Acción de las Muñecas". Álbum Siglo XIX.</td></tr>
</tbody></table>
Durante la noche cesó el fuego en toda la línea, comenzando todos los trabajos de intendencia para la prosecución de las operaciones al amanecer del 29. El Marqués del Duero vivaqueó en medio de las tropas a pesar de la lluvia que había comenzado a caer y que refrescaba el ambiente vivido aquel día.<br />
<br />
Según los partes oficiales del ejército liberal la Batalla de Las Muñecas tuvo un coste de 45 muertos y 434 heridos: la 1º División, 29 muertos y 310 heridos; y la 2º, 16 muertos y 124 heridos. Se desconocen las perdidas carlistas, aunque los corresponsales describen que debieron ser elevadas. Solamente en el bastión de Talledo se contabilizaron 8 muertos y 18 heridos, además de numerosos prisioneros: <i>“27 carlistas cogidos ayer en las trincheras han sido embarcados aquí para Santander”</i>, destacando la muerte de Andechaga, que sumadas a las de Ollo y Radica en Somorrostro, supusieron un duro golpe para el estado mayor carlista y para la moral de sus voluntarios. Tulloch añadió un macabro detalle: <i>“En el brezo, que, por cierto, se incendió al final de la acción, muchos de los heridos fueron quemados hasta la muerte”.</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheEknvkhBO5VN1jru_sibObvMB1s6SS6TAcrdMQt8DoSMfZTOw9Cm273A92bzHx2uzAkOUBnPnmqMjwgzUBJwQuNnaGbpHacQdm8yoKr9MCmK0ktlxkuUdmgxQ5sf7TyKS-y7VmeAxE7Uc/s1600/Grabado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheEknvkhBO5VN1jru_sibObvMB1s6SS6TAcrdMQt8DoSMfZTOw9Cm273A92bzHx2uzAkOUBnPnmqMjwgzUBJwQuNnaGbpHacQdm8yoKr9MCmK0ktlxkuUdmgxQ5sf7TyKS-y7VmeAxE7Uc/s320/Grabado.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Grabado de la Batalla de Las Muñecas. Tomado de <br />
"Relación histórica de la última campaña <br />
del Marques del Duero (1874").</td></tr>
</tbody></table>
Fue el comienzo del final de la Campaña de Somorrostro, pero hasta el 2 de mayo todavía se escribirían más episodios de lucha y defensa para concluir el capítulo del levantamiento del Sitio de Bilbao y el abandono de la línea de Somorrostro. A pesar de mantener prácticamente intacto su ejército y carácter combativo, para los carlistas fue un sonoro fracaso, existiendo una pequeña purga entre los altos mandos, que quedó reflejada en las páginas del libro <i>Dorregaray y la traición del Centro</i>: <i>“Al hacerse público aquellos extraños sucesos </i>(decisiones notablemente desafortunadas por parte de los generales al mando) <i>, D. Carlos quería fusilar a Velasco y sumariar a Elío y los otros generales que tomaron parte en las Batallas de las Muñecas y Galdames; pero Dorregaray se opuso resueltamente, y las consecuencias se limitaron a que el general Elío marchase a Francia, Velasco al Centro, y poco después le siguió en este camino Lizarraga”</i>.<br />
<br />
Siguiendo el mismo hilo argumental,<b> Javier de la Colina</b> localizó en un caserío de Sopuerta un manuscrito titulado "<i>Apuntes para la Historia</i>" escrito por un oficial carlista tras la finalización de la guerra. En las 12 páginas del documento, sin firma, ni fecha, se hacía una lectura muy crítica de muchas de las decisiones que se tomaron a lo largo de la guerra: comenzado con la falta de decisión en la Campaña de Somorrostro, el hecho de no empeñar todos lo batallones disponibles en Las Muñecas, el "sistema de líneas" que obligaba a las tropas carlistas a luchar diseminadas, la inutilidad de todos los sitios sobre plazas fortificadas o la impericia para aprovechar la debilidad enemiga. Para ese oficial, que Colina ha identificado como <b>Jose Manuel Gomez Solana</b>, la pérdida de la guerra tenía un claro culpable: <i>" [...]Sí, queridos compañeros de armas, no dudéis que la falta de dirección nos ha perdido, y porque no la ha habido también, os lo diré pese a quien pese y caiga sobre quien caiga, pues bien merece capítulo a parte, si quiera en la satisfacción a tanta sangre derramada y tantas familias arruinadas para un tan desastroso fin, debido no lo dudéis, a la ambición e intrigas de unos cuantos magnates, sin más bandera que sus torpes fines particulares,[...]"</i>.</div>
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<i><b>Un Poco de Presente</b></i></div>
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Sobre ésta reconstrucción histórica de la Batalla de las Muñecas se realizó un trabajo de prospección arqueológica y generación de un inventario basado en Sistemas de Información Geográfica en el año 2011. Durante los trabajos de campo, tuvimos la posibilidad de entrevistarnos con habitantes de Talledo, como <b>Julián Vivanco</b> y <b>Milagros Ugarte Zuloaga</b> que por entonces tenían 90 y 83 años respectivamente, indicándonos que en su niñez solían acercarse a “refugios carlistas", donde siempre encontraban casquillos y balas con los que jugaban.<br />
<br />
En un paisaje completamente alterado por las sucesivas plantaciones de pinos y eucaliptos, los mapas de distribución de hallazgos permitieron corroborar muchas de las afirmaciones que en el relato se realizan, clarificando algunos elementos poco conocidos o nunca planteados, y dejando algunas incógnitas. Pero esta sección, bien merece otra entrada al blog más específica,<br />
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<br /></div>
<b><i>A Modo de Conclusión</i></b><br />
<br />
En la ladera del Pico Haya y en una zona de máxima pendiente, los hallazgos determinaron que al menos un soldado liberal había utilizado un afloramiento rocoso para parapetarse en su ascensión a la cima. Engarzada en una pequeña oquedad de aquella roca se localizó una vaina de cartucho Remington perfectamente conservada. La única explicación a que aquella vaina estuviera en ese lugar, era pensar que un soldado, tras hacer fuego con su flamante fusil monotiro, hubiera abierto la recamara, extrajera la vaina de la misma y tras recogerla, la depositase en aquel hueco de su improvisado parapeto. Seguidamente recargó el arma con un nuevo cartucho, amartillo el percutor, saltó sobre la roca y siguió subiendo, envuelto en la humareda blanca de los disparos que a su alrededor se realizaban. Le quedaban escasos metros para alcanzar la cumbre.<br />
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Esa vaina se encuentra actualmente depositada en los fondos arqueológicos de museo de Cantabria.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLsu91oSpao5cNchs99ChmVJj4eddk_ss91SCHS2ZTpGM577bu6eQ13ZkjSmnBCoPpMKnHkdWrzuFVmIq7fo1NbhPWOVG6Yua2nS09rVEZUQ0Qzqnt5_XXptHhUsTpkXXOTd9VDDWo-o1M/s1600/50_70.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLsu91oSpao5cNchs99ChmVJj4eddk_ss91SCHS2ZTpGM577bu6eQ13ZkjSmnBCoPpMKnHkdWrzuFVmIq7fo1NbhPWOVG6Yua2nS09rVEZUQ0Qzqnt5_XXptHhUsTpkXXOTd9VDDWo-o1M/s400/50_70.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Balas impactas de munición 50-70 para fusiles Springfield carlistas</td></tr>
</tbody></table>
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-49160547939710121662016-12-10T13:24:00.001+01:002018-02-10T16:19:04.655+01:00Los Fusilamientos de Endarlaza: Crónica de un Desastre Anunciado<div style="text-align: justify;">
<i>Entrada Actualizada: 10/02/2018</i><br />
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El 4 de junio de 1873, un destacamento de carabineros que defendían un improvisado fortín en el puente de Endarlatsa, fueron fusilados tras rendirse a la partida del <b>cura Santa Cruz</b>. El dramático suceso tuvo una notable repercusión mediática, tanto nacional como internacional; y por supuesto, hubo notables discrepancias en la descripción de los hechos, supuestas motivaciones y posibles justificaciones que llevaron a Santa Cruz a dar aquella orden.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ1U0NMSLSkQh5txOAsCtiD8FgSNE3ouLZF-2Un4ZiUxAPIP0Ut2DjIIRJjKlO_svzsMjmsy5rPevULzpd24HEd8gt7za4BycjNcai-6Pk-nqFxFkk-Z9zurg85KTC4zSULw-8NTraMf_M/s1600/G29105.tif" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ1U0NMSLSkQh5txOAsCtiD8FgSNE3ouLZF-2Un4ZiUxAPIP0Ut2DjIIRJjKlO_svzsMjmsy5rPevULzpd24HEd8gt7za4BycjNcai-6Pk-nqFxFkk-Z9zurg85KTC4zSULw-8NTraMf_M/s400/G29105.tif" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antigua imagen del Puente de Endarlatsa. Archivo Municipal de Irun</td></tr>
</tbody></table>
Todavía hoy es complicado hacer una reconstrucción clara de lo ocurrido. En la bibliografía histórica de tintes liberales se describe el hecho como una atrocidad para la que no escatimaron adjetivos, ensalzándose la valentía de aquellos guardas fronterizos; mientras que la carlista tuvo que encontrar acomodo entre dar una justificación a lo ocurrido, al mismo tiempo que denostaba la acción de uno de sus más importantes cabecillas. Los relatos de los fusilamientos que han llegado a nuestros días son, en la mayoría de los casos, fruto de trabajos de recopilación cronológicamente bastante posteriores, teniendo un patrón común: la mayoría dicen basarse en testigos directos de lo ocurrido, no faltando los detalles novelizados y las interpretaciones subjetivas que dificultan la comprensión de lo sucedido aquel 4 de junio de 1873. </div>
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En el <a href="http://www.archivozavala.org/">Archivo de la Casa Zabala</a> se encuentra una gran cantidad de documentos oficiales fechados en los primeros meses de 1873 relativos a los partes de comunicaciones internas entre las distintas comandancias y cuerpos militares liberales en la provincia de Gipuzkoa, incluidos miqueletes y carabineros. Entre esta gran cantidad de comunicaciones protocolarias y despachos militares manuscritos se localizan algunos legajos que de forma directa o indirecta aluden a los sucesos de Endarlatsa.<br />
<br />
Sirva esta entrada para engarzar dicho material a la narración de los “fusilamientos de Endarlaza”, arrojando alguna luz y posiblemente creando nuevas sombras, en uno de los episodios más oscuros de la última guerra carlista.</div>
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<b>Contexto Histórico-Geográfico</b></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIzSGqRABkXs7LHRUZQKZpDcMF1F0N2pjdR0T2LU-z2uV97H2qji8IUMvQXI4UqU2vJb8TEqoOovf1Ay2t100aV5z5GBKV93gnaknj_ZMU5Se24E1zM2XMiKBUoMKCzDJsC0FC2g_hzb-d/s1600/001301.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIzSGqRABkXs7LHRUZQKZpDcMF1F0N2pjdR0T2LU-z2uV97H2qji8IUMvQXI4UqU2vJb8TEqoOovf1Ay2t100aV5z5GBKV93gnaknj_ZMU5Se24E1zM2XMiKBUoMKCzDJsC0FC2g_hzb-d/s320/001301.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oficial carlista revisando el pasaporte de un viajero.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Endarlatsa constituye una frontera provincial e internacional donde la importante vía de comunicación y transporte que une Gipuzkoa con Navarra salva el cauce del Bidasoa. La importancia estratégica de este punto viene dado por el siguiente dato: en los últimos 200 años, han sido cinco los puentes que han salvado la distancia que separan ambas orillas.<br />
<br />
Desde su edificación, los puentes de Endarlatsa han sido considerados como “elementos estratégicos”, ya sea de carácter civil o militar. De hecho, el ciclo de construcción, destrucción y reconstrucción de este viaducto, no solo viene dada por la necesidad de mejorar la comunicación y amplitud de la vía, sino por la obligatoriedad de reemplazar los destruidos durante la última guerra carlista y la guerra civil de 1936.</div>
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A lo largo de varios siglos este lugar contó con puestos de vigilancia y peaje, ya fuera de guardia foral o cuerpos centralizados, con el claro objetivo de controlar el tráfico de personas y materiales entre los territorios forales, requiriendo las correspondientes tasas aduaneras, así como para limitar y perseguir el inherente contrabando asociado a los pasos fronterizos. </div>
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Por si esto fuera poco, desde mediados del XIX se estaba desarrollando una importante industria supeditada a los importantes cotos mineros localizados tanto en la vertiente navarra como gipuzkoana de la zona y que utilizaban el valle del Bidasoa para dar salida al hierro extraído. Una fuente de riqueza, la más de las veces en manos de gentelmans de la Gran Bretaña, obligada a cruzar este punto geográfico para alcanzar los puertos del Cantábrico.</div>
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En la primavera de 1872 la situación en esta zona era especialmente complicada, con una frontera que hervía con los preparativos del alzamiento carlista y un nerviosismo creciente en todos los estamentos sociales. Este escenario de conflicto inminente afectaba sobremanera a los cuerpos encargados de mantener el orden y controlar las fronteras, ya fuera miqueletes o carabineros, que con sus exiguas fuerzas trabajaban en el vano intento de contener a las cada vez más numerosas partidas carlistas. El 2 de mayo de ese mismo año, y contraviniendo los consejos de sus generales, Carlos VII había entrado precipitadamente en Navarra, llegando a la población de Bera arropado por la presencia de unos pocos miles de sus voluntarios. Dos días después esas mismas bisoñas tropas, voluntariosas pero mal armadas, eran dispersadas en Oroquieta en el primer encontronazo de importancia con fuerzas del ejército liberal. Carlos VII huirá al galope volviendo a Francia el 5 mayo, dejando atrás los rescoldos de un incendio no propagado. Las tropas carlistas levantadas en Bizkaia se rindieron tras el Convenio de Amorebieta del 25 de mayo y el resto, se dispersó. La “primavera carlista” había finalizado. </div>
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Según comenta el historiador <b>Aurelio Gutierrez</b>, la consecuencia de este fallido primer levantamiento trajo consigo un refuerzo del control fronterizo en los pueblos de la montaña Navarra, estableciéndose en las mugas destacamentos de militares liberales. En Bera y en Edarlatsa fueron tropas del Regimiento Luchana, que permanecieron a lo largo del año de 1872, y donde según una orden del Jefe de Aprovisionamiento, <i>“[…] toda la carne, vino y pan, sustento de la guarnición en Endarlaza y en el interior de Vera lo aporten entre los ayuntamientos de Vera y Lesaca, en la forma que ellos crean”</i>. Pero transcurridos unos meses fueron de nuevo los cuerpos de aduanas y fuerzas del orden, las que retomaron el control de la zona.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGwJpsfWaAaCiqN0zDBiumjAETvshyHsp0ThLyDJzuIkGvmWS6v1dPfJZHrb-6F4hZBLOc5Kcv1f-zrf-Mdsy2JlOSyhRw1gll9xt6BnUuwuHrxXC5B05mmCsY45xpuomnjSTvlw215hQA/s1600/0301.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGwJpsfWaAaCiqN0zDBiumjAETvshyHsp0ThLyDJzuIkGvmWS6v1dPfJZHrb-6F4hZBLOc5Kcv1f-zrf-Mdsy2JlOSyhRw1gll9xt6BnUuwuHrxXC5B05mmCsY45xpuomnjSTvlw215hQA/s320/0301.jpg" width="231" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cotos y ferrocarriles mineros en el entorno<br />
de Irún. Blog "<a href="http://historiastren.blogspot.com.es/2016/05/el-ferrocarril-del-bidasoa-en-su_30.html">Historias del tren</a>"</td></tr>
</tbody></table>
Para el capital extranjero dueño de los grandes cotos mineros de la zona, toda esta situación de desestabilización política y civil era un contratiempo notable para sus intereses; sin embargo, estaban decididos a mantener sus propios planes de desarrollo y productividad, ajenos a la guerra civil que se estaba consolidando. El <b>Conde John de Kranchy</b>, por aquel entonces director de las compañías inglesas de minas que operaban en Endarlatsa, presentaba el 8 de mayo de 1872 ante el ayuntamiento de Irún, y en pleno levantamiento carlista, el proyecto de construcción de un ferrocarril desde el puente de Endarlatsa hasta a la Estación del “Camino del Norte” de la villa, en nombre de la "Cia Spanish Hematite Iron Cº Ltd". Las labores para la construcción de la vía férrea comenzaron un mes después, bajo un ambiente de conflicto aparentemente apaciguado pero nunca controlado por las tropas liberales. En este estado de calma tensa, no exenta de enfrentamientos, las fuerzas carabineros y miqueletes siguieron soportando el peso de la persecución de las partidas carlistas, en un clima que se iba volviendo cada vez más violento a medida que los guerrillas iban tomando fuerza. En este ámbito de guerra abierta no declarada destacará, por méritos propios, la figura del Cura Santa Cruz.</div>
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<b>Algunas Consideraciones sobre el Cura Santa Cruz</b></div>
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Mucho se ha escrito (y se escribirá) sobre este personaje envuelto en la leyenda más negra y violenta de la última Guerra Carlista. Su figura de guerrillero ha llenado cuartillas y libros; y ya en la era de las nuevas tecnologías lo encontramos ocupando numeroso espacio virtual con sus andanzas. Sus pertenencias forman parte de colecciones públicas o privadas; además de contar con su propia película y pastoral, no siendo pocas las canciones que versan sobre el mismo. Esta diversidad y multiplicidad de elementos que evocan su persona nos tiene que hacer reflexionar sobre la relevancia y la complejidad de la figura del cura Santa Cruz en el imaginario colectivo; a la que no deberíamos nunca descontextualizar del teatro donde escenifico los episodios de su vida más relevantes, o al menos, aquellos que más ríos de tinta hicieron correr: la última Guerra Carlista. En cualquier caso, el cura Santa Cruz representa mejor que nadie el antagonismo de dos concepciones bélicas que se simultanearon en la última Guerra Carlista: la guerrilla y la guerra; con sus dos formas de liderazgo: el popular y el oficial.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlxtT70OwBYBjvoBXJo9pwT8orMG6IXOpvxHmW7R63taLIk38D8P_AzcAUyexGQTyTiTAFgvWxPFJxLRtyySGruj_j-onvICWeysgeJNnCtL6Wamg8crhdvkOMwXXG0I1-X-GcmLJZQGua/s1600/Santa+Cruz+apaiza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlxtT70OwBYBjvoBXJo9pwT8orMG6IXOpvxHmW7R63taLIk38D8P_AzcAUyexGQTyTiTAFgvWxPFJxLRtyySGruj_j-onvICWeysgeJNnCtL6Wamg8crhdvkOMwXXG0I1-X-GcmLJZQGua/s400/Santa+Cruz+apaiza.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Famosa fotografía del Cura Santa Cruz y algunos de sus hombres tomada por L. Kornarzewski <br />
en un huerto de Vera de Bidasoa. Museo Zumalakarregi</td></tr>
</tbody></table>
El<b> Padre Apalategui</b>, jesuita al igual que Santa Cruz en los últimos años de su vida, reunió importante y diversa información sobre su persona, lo que le permitió hacer una labor crítica a las diferentes versiones que sobre las actividades del guerrillero cura se publicaban a principios del siglo XX; así como a elaborar su propia opinión del carácter, de las luces y sombras que habían rodeado a Santa Cruz en aquellos primeros compases de la guerra. Apalategui dejó descrito retazos de la eprsonalidad del cura donde se incluía su desconfianza, su rebeldía y unos principios a los que se ajustaba “sin medias tintas” y sin vacilar:<i> “[…] en el mismo Santa Cruz no todo era valentía y buenas piernas, sino que tenía sus principios doctrinales in remilitari; principios discutibles, muy discutibles […]”</i>. </div>
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<br /></div>
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Fueron precisamente hombres como el cura Santa Cruz los que mantuvieron vivo el conflicto en los meses posteriores al Convenio de Amorebieta, mientras los soldados de carrera carlistas se afanaban en formar un ejército semejante al de sus enemigos. Pero al contrario de otros cabecillas que paulatinamente fueron regularizando sus partidas dentro de los batallones carlistas, Santa Cruz mantuvo su independencia dentro de su propia concepción de “guerra total”; comenzado un camino de divergencia que le llevará al enfrentamiento y a la ruptura con el estamento oficial militar carlista. A decir de Apalategui: <i>“Creía Santa Cruz que la guerra consistía en esos pequeños lances guipuzcoanos. Palizas a liberales, multas a individuos tildados de afectos a liberales, fusilamientos a los que consideraba traidores con criterio a veces harto restrictivo, combates de escaramuza echando a correr en cuanto se acababan las municiones y se ponía de mal cariz la cosa. Todo ellos con poca gente, circunstancia que aducía él como digna de consideración, por el escaso gasto que ocasionaba al País. […] el cura y los suyos, siempre se creyeron con derecho a una independencia desconocida en la guerra organizada y ordenada por un directivo superior”</i>.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMM_vdF6biAj3fZDQeZdqkCKfopubET205zHiv1ZPDHPYTcSEyhOtsaD27BSgPwva58At92PsBdgHw0phxR8mUqFCo1-e19iRqv9xAbZuc0QhKWbXrbcLoB2EdsBFneXngxXGDm7labBxf/s1600/ZM_05_Manuel+Santa_Cruz_et_ses_partisans.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMM_vdF6biAj3fZDQeZdqkCKfopubET205zHiv1ZPDHPYTcSEyhOtsaD27BSgPwva58At92PsBdgHw0phxR8mUqFCo1-e19iRqv9xAbZuc0QhKWbXrbcLoB2EdsBFneXngxXGDm7labBxf/s1600/ZM_05_Manuel+Santa_Cruz_et_ses_partisans.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Otra imagen del cura Santa Cruz y miembros de su partida.<br />
Museo Zumalakarregi</td></tr>
</tbody></table>
En los primeros meses de 1873 y con una sólida base establecida en los altos de Aritxulegi (Gipuzkoa), Santa Cruz hacía “su propia guerra” con “sus propias normas”, donde el ojo por ojo y la “guerra sin cuartel” formaban parte de un código ético de lucha que aterraba a sus enemigos y afianzaba la confianza que sus hombres depositan en su figura. De hecho, los voluntarios preferían colocarse bajo su bandera, antes que enrolarse en los batallones carlistas regulares. Según Apalategui: <i>“[…] total 10 partidas (o alguna más). Cada una tendría cuando mucho 50 hombres, ni eran necesarios más, ni convenientes para la misión a que estaban destinadas. […] Pues esas partidas, solamente esas que en conjunto serían poco más 500 hombres, eran las fuerzas de Guipúzcoa que dice Hernando reconocieron alguna manera de sumisión a Santa Cruz”</i>. </div>
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<br /></div>
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Es decir, Santa cruz llegó a controlar prácticamente todo un batallón de hombres al que sumaba una exigua artillería con los que sometía, a golpe de marcha y contramarcha, un amplio territorio geográfico que incluía los valles cantábricos navarros y las comarcas gipuzkoanas del bajo Bidasoa, Donostialdea, Tolosaldea y Goiherri. En este ámbito territorial de valles verdes y brumas en el amanecer, Santa Cruz tejerá una tupida red de simpatizantes, espías y gentes atemorizadas, obteniendo por sí mismo los recursos necesarios para armar y alimentar a sus hombres, ya fuera mediante el cobro de impuestos o tasas, o directamente utilizando la amenaza y la extorsión. </div>
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<br /></div>
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<b>Meses Previos</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En los primeros meses de 1873, en una situación de creciente inseguridad, el entonces general al mando del ejército liberal de Norte, <b>Ramón Nouvilas y Rafols</b>, comprobaba como la situación comenzaba a escapar a todo control. El ejército carlista que se estaba construyendo estaba todavía en estado primario, pero notablemente móvil en comparación con las escasas, poco motivadas y ocasionalmente indisciplinadas, columnas liberales que les perseguían infructuosamente. Los enfrentamientos eran constantes con partidas rebeldes que golpeaban las pequeñas guarniciones para seguidamente desaparecer, dejando a su paso una sensación de ausencia de control gubernamental. Nouvilas solicitaba a Madrid más tropas y material, obligado a configurar sus columnas con retazos de todos los cuerpos oficiales de los que disponía: tropas regulares, carabineros, miqueletes, guardia civil,… . En su afán por pacificar la zona comenzó a tomar decisiones notablemente ineficaces y cuestionadas. Así, en Navarra se ordenó la voladura de puentes que entorpecieron más a los liberales que a los propios carlistas y se dejaron en manos rebeldes buenas fortificaciones al recibir sus guarniciones orden de abandonarlas. A decir de Brea, Nouvilas fue “el ingeniero que más hizo por los carlistas”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Q-KcCejy_EfVtWyVypDGNET8ENB8tfRQOGQSVi46CLOqkhGXPlv4-atsRGr4fo7MJ8x6yOF-EZXqWKnz5dtzKL6gun63B9cOD2PhpXjPNrzGvy2U0glR1Lgi5DpPCNsjka0PhB0UP8Ou/s1600/fotosen_2030.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Q-KcCejy_EfVtWyVypDGNET8ENB8tfRQOGQSVi46CLOqkhGXPlv4-atsRGr4fo7MJ8x6yOF-EZXqWKnz5dtzKL6gun63B9cOD2PhpXjPNrzGvy2U0glR1Lgi5DpPCNsjka0PhB0UP8Ou/s1600/fotosen_2030.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ramón Nouvilas y Rafols.<br />
<a href="http://www.senado.es/web/conocersenado/senadohistoria/senado18341923/senadores/fichasenador/index.html?id1=2030">Senado de España</a></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Alejado de la realidad imperante y según consta en la <i>Narración Militar de la Guerra Carlista</i>, el 24 de abril de 1873 Novilas dirigió al Ministro de Guerra en Madrid el siguiente parte: <i>“Acabo de llegar procedente de Vera, Irún, Tolosa, Lecumberri, Cinco Villas y Baztán. Queda situada la columna de Tejada, reforzada con la que mandaba Fernández Morales, para restablecer el espíritu de aquellos pueblos, cortar los puentes del Bidasoa, perseguir y exterminar las pequeñas partidas y ocupar las aduanas establecidas por loa carlistas. Los batallones de León y San Quintin, á mi paso por Oyarzun, han cambiado en San Sebastián el armamento Berdan por Remington. Con el Berdan entregado se organizarán voluntarios en los valles del Baztán y Santesteban. Con las disposiciones adoptadas queda cubierta la frontera é impedidas las correrías de la facción a Vera. El espíritu en Guipúzcoa, muy levantado en favor del Gobierno. Inmediatamente que termine la reorganización de las columnas, su paso por esta plaza, saldré para la persecución combinada de la facción”</i>. Pero la situación “real” en las provincias vasco-navarras distaba mucho de las sensación “de control” que trasmitía este documento. De hecho, Nouvilas había confiado al coronel <b>Jose Saenz de Tejada</b> una complicada misión, en un terreno difícil donde las “facciones” como la del cura Santa Cruz imponían su ley y donde generales como Lizarraga y Dorregaray comenzaban a dar forma a los batallones regulares carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 23 de abril Tejada comenzó la fortificación del puente de Endarlatsa destacando para ello a un oficial del Batallón Cantabria con dos compañías y dos secciones de ingenieros. Los trabajos de defensa fueron hostilizados por las partidas carlistas; no en vano Endarlatsa y su puente constituían un elemento vital de control para ambos contendientes. De hecho, al día siguiente de comenzar las obras se describe en la <i>Narración Militar</i> el ataque sufrido por parte de las <i>“facciones Santa Cruz, Martínez, Caperochipi y otras, en total unos 600 hombres, que ocupaban las alturas inmediatas”</i> y que obligaron al coronel Tejada a movilizar a toda su columna para alejar a los carlistas del puente y rescatar a su destacamento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los trabajos terminaron, pero el resultado no fue en absoluto el esperado para una zona de semejante relevancia. Citando al historiador <b>Martin Ugalde Orradre</b>: <i>“En el puente de Endarlaza, utilizado como puesto avanzado, se fortifica la casa llamada de “la Cadena” por residir en ella el encargado de cobrar el impuesto provincial a los carruajes. La defensa consistía en un pequeño fortín o tambor de mampostería de unos 3 metros de alto, con varias aspilleras, cubierto de tejas sin ningún blindaje”</i>. A ojos de todos, el pequeño reducto no dejaba de ser “un apaño” que adolecía de todo tipo de defectos: estratégicamente mal posicionado, pequeño, incomodo, insalubre, inseguro e ineficaz. Otra descripción la encontramos en el libro <i>Glorias Militares de Carabineros y Guardia Civil </i>de <b>Joaquín Viciana Hernandez</b>:<i> “Este mal llamado fuerte, […], no tenía de tal otra cosa que el nombre, puesto que era una casa de piedra situada en la falda de una pequeña colina inmediata al puente y á la que, aspillerada y rodeada de un pequeño foso, se le dió el pomposo nombre de fuerte”</i>. En el diario el <i>Heraldo de Madrid </i>del 3 de junio de 1933, el fortín se convierte en una simple “caseta”: <i>“[…] logró al fin fortificar en los últimos días de mayo una caseta de piedra situada en la falda de una pequeña colina navarra que dominaba, además de la ría, línea divisoria en ese sitio de la frontera franco-española, el puente de Endarlaza, punto obligado de paso entre las provincias de Guipúzcoa y de Navarra, en la cual caseta, previamente aspillerada y defendida por un pequeño foso […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomando como referencia las descripciones de época, el fortín se localizaba en la orilla navarra del Bidasoa, no excesivamente alejado del puente, pegado a la ladera del monte Alkozpe. En este sentido hay que hacer constar que existe un error de su situación en varias descripciones actuales donde se incluye una foto que muestra una casa bajo el torreón de la línea “Erlaitz-Endarlaza” en el lado gipuzkoano, indicando que se trata del lugar donde se levantaba el fuerte de los carabineros. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwLyWW6ZsRop3sJisrTOppjYdEzUnWs1vaaPQt0tQZC7F1V0Wg70CWpT02t5PTKVS22GD4hlLVvhZCTos-0NGiq7sn_YnvdpDc-8Qh73U7Z6RnJB4PevXXNWoskR7ch1mxSMMuvIlLKyns/s1600/28041901.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwLyWW6ZsRop3sJisrTOppjYdEzUnWs1vaaPQt0tQZC7F1V0Wg70CWpT02t5PTKVS22GD4hlLVvhZCTos-0NGiq7sn_YnvdpDc-8Qh73U7Z6RnJB4PevXXNWoskR7ch1mxSMMuvIlLKyns/s200/28041901.jpg" width="190" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Miqueletes guipuzcoanos.<br />
Enciclopedia Auñamendi</td></tr>
</tbody></table>
A la improvisada fortificación fueron destinados un destacamento de miqueletes gipuzkoanos que formaban parte de la columna Tejeda y que recelaban notablemente de la seguridad de aquel elemento. Según describe Martin Ugalde: <i>“[…] los intrépidos miqueletes, más avezados a la irregular lucha de guerrilla, desconfiaban del fuerte, y de noche acampaban libre al aire en las alturas vecinas […]”</i>. Y es precisamente esta desconfianza la que a decir de este historiador, les permitió salvar una complicada situación cuando fueron <i>“objeto de una ataque por dos compañías de la partida del cura (Santa Cruz); capitaneadas por Juan Orozko (sic) […]”</i>.<br />
<br />
Como anécdota paralela, es necesario hacer constar la existencia de una confusión con el apellido Orozko y Egozkue, en las crónicas de Ugalde. El historiador esta haciendo referencia a <b>Juan Egozkue</b>, uno de los principales cabecillas de las partidas que se pusieron a las órdenes de Santa Cruz. Continuando su relato: <i>“Juan Orozko (Egozkue), ex-cabo de la guardia civil que estuvo de servicio en Irún, y abandonado su puesto se pasó a la partida, obteniendo como premio a su traición el grado de capitán. La otra compañía la mandaba un cura. […] Los miqueletes emboscados dejaron que el enemigo se acercara y rompiendo el fuego les ocasionó un muerto y dos heridos. Parece que Santa Cruz hizo salir de sus filas a los capitanes, insultándoles: obligo a que Orozko (Egozkue) se confesara con él diciendo a los suyos: “A ese pegarle cuatro tiros”, orden que fue ejecutada en el acto. Orozko (Egozkue) era algo sospechoso para los de la partida por su procedencia liberal y porque, según decían, su mujer salía de Irún los sábados con cartas para él…”</i>. Al igual que con muchas de las decisiones del cura, existen muchas y diversas narraciones del mismo hecho. Esta exposición relativa al fusilamiento del cabecilla Juan Egozkue quedaría en una mera anécdota sino fuera porque en el diario <i>La Esperanza</i> del 15 de mayo se hace eco de la siguiente noticia: <i>“El Memorial de los Pirineos refiere en estos términos los pormenores del fusilamiento del oficial carlista Egozene (sic): En el combate de Endarlaza, dice, y cuando la ventaja estaba de parte de los carlistas, Egozene (sic), ayudante de Santa Cruz, mandó tocar retirada. Cuando los vascongados entran en fuego es difícil contenerlos, y sin hacer casó de la corneta desalojaron á sus contrarios. Poco después llegó Santa Cruz, y al quedar en las posiciones que las fuerzas que mandaban habían ocupado, no faltó quien llamase la atención del jefe sobre la conducta de Egozene (sic). Le habló de traición, y un Voluntario dijo que había visto que una mujer había entregado á Egozene (sic) una carta antes de que comenzase la acción. Interrogado éste, respondió negativamente.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>—Conviene registrarle, dijo un carlista.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Así lo hicieron, sin hallar nada qué confirmase la sospecha. Entonces uno de los de la partida se acercó á Egozene (sic), que llevaba vendado un brazo, y entre los pliegues del pañuelo encontró una carta, en la. que se ofrecía ,80.000 rs. al que entregase al Cura Santa Cruz.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>—Mucho dinero es ese, exclamó el cabecilla; si alguno de vosotros quiere ganarle, á tiempo está; pero de todos modos no quiero ser vendido por este traidor.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Acto continuo formó un Consejo de Guerra, y Égozene (sic) fue condenado á ser pasado por las armas. La sentencia se ejecutó, siendo enterrado en Goizueta”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La realidad descarnada es que el 29 de abril se encontró el cadáver de Egozkue, al que oficialmente el cura hizo pasar por las armas <i>“porque era partidario de Lizarraga y andaba queriendo acabar con la partida”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Días Previos</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En los días previos al 4 de junio son varios los documentos oficiales contenidos en el Archivo Zavala que nos informan del relevo de miqueletes estacionados en Endarlatsa por un destacamento de Carabineros, aportando datos y elementos, hasta la fecha inéditos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYLeEXTMd0e4jYpyxlp7H0gSkbqOoBUuBay0senUDeoHQVGfaWI3LPPao0gT-Rh1L-Vk3YVe09pwOtR9lDIizNqJnRw3h8kU7U8oR7Zwvnbep6fyc2ljwoh9q358V31cih0KR-rsARqi3n/s1600/fotosen_667.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYLeEXTMd0e4jYpyxlp7H0gSkbqOoBUuBay0senUDeoHQVGfaWI3LPPao0gT-Rh1L-Vk3YVe09pwOtR9lDIizNqJnRw3h8kU7U8oR7Zwvnbep6fyc2ljwoh9q358V31cih0KR-rsARqi3n/s200/fotosen_667.jpg" width="131" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ignacio María del Castillo.<br />
<a href="http://www.senado.es/web/conocersenado/senadohistoria/senado18341923/senadores/fichasenador/index.html?id1=2030" style="font-size: 12.8px;">Senado de España</a></td></tr>
</tbody></table>
Todo parece indicar que el por entonces Comandante General de las fuerzas gubernamentales de Gipuzkoa, <b>Ignacio María del Castillo y Gil de la Torre</b>, visto el cariz de los acontecimientos, había dado orden de agrupar en la provincia un mayor número de fuerzas, incluidas aquellas que se habían sumado a la “columna Tejada”. En una misiva enviada desde su cuartel general en Tolosa, Ignacio María del Castillo instaba al entonces Comandante General de Pamplona y Navarra, <b>Manuel Alvarez Maldonado</b>, al retorno de esos miqueletes con premura a Gipuzkoa:<br />
<br />
<i>“Los miqueletes de Guipúzcoa de (la) columna Tejada mandados regresar a su provincia han quedado de guarnición en Endarlaza. Ruego a V.E. mande que sean relevados pues urge su venida. Debo decir a V.E. que la columna Tejada sola, es más fuerte que todas las que quedaban en esta provincia”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las órdenes fueron cumplidas y el 1 de junio los miqueletes eran sustituidos por una fuerza de carabineros. En un documento remitido al general Castillo desde la Comandancia Militar de Irún se le informa del reemplazo:<br />
<i><br /></i>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRz3YArhIK7ym-tAmetSH5ghsGAipjpTM1AXRoNr-pDUQqtqmORJ-KNISc1WjvLxheyH-GyfrOO_5kHlDd1JwFxO8RbQXxYyLwdhk_Qs_zyAvsk6LPyfdI2fOxcq2esZ722F-BeJYK8vWH/s1600/1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRz3YArhIK7ym-tAmetSH5ghsGAipjpTM1AXRoNr-pDUQqtqmORJ-KNISc1WjvLxheyH-GyfrOO_5kHlDd1JwFxO8RbQXxYyLwdhk_Qs_zyAvsk6LPyfdI2fOxcq2esZ722F-BeJYK8vWH/s200/1.jpg" width="163" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carta manuscrita del relevo de los<br />
miqueletes por carabineros.<br />
Archivo Zavala</td></tr>
</tbody></table>
<span style="background-color: white;"><i>“En el día de ayer quedo verificado el relevo de los miqueletes del puesto de Endarlaza por los 40 hombres y un oficial del cuerpo de carabineros que presentaba su servicio entre Behobia y aquel punto. Tengo el honor de manifestarlo a V.E en cumplimiento de mi deber. Dios guarde a V.E. Irún 2 de junio de 1873.<span style="background-color: white;"> Jo<span style="background-color: white;">se [ilegible]</span>”</span></i><span style="background-color: white;">.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es decir, los miqueletes fueron reemplazados por un destacamento que alternaba su actividad de control aduanera entre los puestos fronterizos de Behobia y Endarlaza. Sin embargo, el destino en el nuevo fortín durante un periodo de tiempo que se considera permanente, generaba un notable malestar, no dudando sus oficiales en remitir cartas a sus superiores, donde se hacían eco del disgusto que dicha orden producía en sus hombres, dada la nefasta situación que tenía el fortín para su habitabilidad, defensa; y algo que consideraban no menos importante: la imposibilidad de estar cerca de sus familias. En el Archivo Zabala se conservan copias de comunicaciones remitidas al 1º Jefe de Carabineros de la Comandancia de Guipúzcoa de Irún, <b>Pablo Moreyra de Ugarte</b>, por parte de los oficiales de carabineros<b> Jose Arnaiz</b> y <b>Manuel Torres</b>:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Al anochecer de hayer (sic) sustituyó el destacamento de Endarlaza el teniente D. <b>Valentín García</b> y 40 individuos según tenia indicado a V.E. Cumple a mi deber manifestar al propio tiempo que dicho destacamento sobre los peligroso y ocasionado a una desgracia que es si el enemigo en número se propone tomarlo, tiene el inconveniente de su mezquina localidad para tanta gente, que desde el día que se monta el puesto hasta en el que se deja, no se desnudan, ni tienen por lecho más que el suelo donde apenas caben. Por estas circunstancias de insalubridad y gran peligro, los jefes de los Cuerpos gestionan incesantemente porque este destacamento sea del más corto plazo posible. Lo que para su superior conocimiento manifiesto a V.E. dándole estos pormenores, por si, como no dudo donde emplear su autoridad e influencias en que el mencionado destacamento sea tan corto como pueda ser, habiendo con ello la salud de los que lo componen y aún más, el mal efecto de cualquier desgracia ajena al valor, que les sobra, pero sí inherente a las fatales condiciones a la defensa del puesto. Irún 2 de junio de 1873. El 2º Jefe, Jose de Arnaiz”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Carabineros 2º Compañía de Infantería Comandancia de Guipúzcoa. Número 214. Al emprender la marcha en el día de hayer(sic) los 40 individuos de esta compañía que a las órdenes del teniente D. Valentín García y por disposición superior se han situado en el puente de Endarlaza, se han manifestado algunos que: teniendo en consideración el especial servicio que en dicho puente han de prestar y la imposibilidad absoluta de tener a su lado sus familias y de reunirse ni aun siquiera para comer, desearan si en ello no hubiera inconveniente que alternase el resto de las compañías en el expresado servicio. Lo que tengo el honor de participar a V.E para la resolución que estime conveniente. Irún a 2 de junio de 1873. Manuel de Torres. Sr. Coronel 1º Jefe de la Comandancia”. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl_xGyd39a5sVxSpRDz6c2mQCQm5mhc1fI8IiNg6md4a4C9gRVf4k6dfbrTQTGLM62ixysVbXymWt0cuMsLsmVmwHMZ6sJ1VZf0ULOewFmj9OwNv41RJPIuF3TJkQ7jYzNY-CqyjyAguOK/s1600/christo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl_xGyd39a5sVxSpRDz6c2mQCQm5mhc1fI8IiNg6md4a4C9gRVf4k6dfbrTQTGLM62ixysVbXymWt0cuMsLsmVmwHMZ6sJ1VZf0ULOewFmj9OwNv41RJPIuF3TJkQ7jYzNY-CqyjyAguOK/s200/christo.jpg" width="155" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de la carta de Moreno<br />
y respuesta del general Castillo. <br />
Archivo Zavala</td></tr>
</tbody></table>
Siguiendo estas solicitudes la pertinente deriva dentro del escalafón militar, la cuestión paso a manos del Comandante Militar de Irún y de allí al Gobernador Militar de San Sebastián, <b>José Moreno del Christo</b>, que a su vez interpeló directamente al general Castillo en Tolosa, en relación con el desplazamiento de los carabineros a un “puesto fijo” en Endarlaza: <i>“Gobierno Militar de la Provincia de Guipúzcoa. Excelentísimo Señor: El Comandante Militar de Irún me dejó en telegrama de anoche lo que sigue: Acaban de llegar miqueletes de Endarlaza y mañana sino hay novedad irán a Oyarzun donde esperaran órdenes. Recibo parte de Elizondo que los carlistas estuvieron tiroteando la guarnición y fueron rechazados sin perdidas a Peña Plata. Lo que tengo el honor de trasladar a V.E. para la superior conocimiento; debiendo significarle al propio tiempo que el destacamento de Endarlza que de ahora [ilegible] y la fuerza de carabineros que la compone, estaba prestando el servicio de su instituto por disposición del General en Jefe y de acuerdo con el excelentísimo Ministro de Hacienda, desde dicho puente a Behobia; por hallarse protegido por los destacamentos de ambos puestos. Dios guarde a V.E. San Sebastián 2 de junio de 1873. Jose Moreno del Christo”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al margen de la escueta carta, encontramos en el mismo documento, la contestación manuscrita del general Castillo: <i>“Al Ilustrísimo Gobernador Militar de San Sebastián. Por el escrito de V.E de 2 del actual, quedo enterado de que se ha establecido el destacamento de carabineros en Endarlaza, en relevo de los miqueletes que han pasado a Oyarzun. Debo manifestar a V.E en contestación a dicho oficio que al ordenar yo al Comandante Militar de Irún que mandase los referidos carabineros a Endarlaza, se previniera que no se interrumpiera el servicio de su instituto, sino en el caso de confirmarse (la aparición de) una facción (carlista) numerosa; y que ese servicio, presentándose desde el puente de Behobia y desde el de Endarlaza, era menos fatigoso, puesto que solo tenía que recorrer cada uno de los grupos la mitad de la distancia. Lo digo a V.E en contestación a su citado oficio y para que lo haga saber al Comandante Militar de Irún, por si no hubiera recibido mi orden. Firma. Castillo? 4 de junio de 1873”</i>. De esta respuesta, realizada ya en el fatídico día 4, se desprende que el general Ignacio María Castillo no había recibido los comentarios que los mandos de los carabineros en relación con el pésimo estado del fuerte de Endarlaza, y únicamente presentaba contestación a la necesidad de mantener en ambos puentes (Behobia y Endarlaza) el servicio aduanero; exponiendo que únicamente se interrumpiera este servicio en el caso de aparecer un fuerte contingente carlista y añadiendo un comentario en relación con las distancias que deberían de cubrir los destacamentos.<br />
<br />
Por lo tanto, el alto mando no calculó, no fue consciente o no supo valorar la peligrosidad de aquel destino y la dificultad de socorro en el caso de perpetrase un ataque al destacamento. Pero para entonces, y mientras el general Castillo despachaba su carta, los carabineros de Endarlaza se encontraban luchando aislados, encerrados en aquel poco afortunado fortín. </div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2z_dCo-yFg7PvneoEI_iJjSiE2c_sLfNxQbifoC9z-a4cD-m0GI55p6gnJpfevrRLeOuQrXabF-Sq99YTl6yDqmvBiNEc-eEjdNY09_tfYd9R3dxhvq7HBsStjHjkfCtA9qwnHDoR8nto/s1600/carabineros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2z_dCo-yFg7PvneoEI_iJjSiE2c_sLfNxQbifoC9z-a4cD-m0GI55p6gnJpfevrRLeOuQrXabF-Sq99YTl6yDqmvBiNEc-eEjdNY09_tfYd9R3dxhvq7HBsStjHjkfCtA9qwnHDoR8nto/s400/carabineros.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imágenes de Carabineros. <i>Historia siglo XIX</i> de Pi y Margall</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b> 4 de Junio de1873</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la madrugada de un desapacible 4 de junio, el cura Santa Cruz a la cabeza de sus hombres, cercó el fuerte quedando los carabineros encerrados en su interior. A partir de este momento, los pormenores que rodean la toma del fuerte y posterior fusilamiento de los carabineros en ausencia de partes oficiales, quedan recogidos en una notable proliferación de distintas versiones, adornadas con anécdotas y elucubraciones más o menos elaboradas que dificultan la obtención de un relato fiel de lo ocurrido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7CnqTfmCB3ApirsYN_NQeKiWuweqJRGszW96pLXmEOE2JacOxU2l4d6eYOULEA4MzWxPaFSSOuNrxs8hsvpI3iCa8OVXSrgItfa57YS5n62XY4ybBeAdhzItukO5IIs5DVx2bnxGyPBaI/s1600/ZM_21_Pastorala_Santa_Cruz_apaiza.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7CnqTfmCB3ApirsYN_NQeKiWuweqJRGszW96pLXmEOE2JacOxU2l4d6eYOULEA4MzWxPaFSSOuNrxs8hsvpI3iCa8OVXSrgItfa57YS5n62XY4ybBeAdhzItukO5IIs5DVx2bnxGyPBaI/s320/ZM_21_Pastorala_Santa_Cruz_apaiza.jpg" width="225" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cartel de la pastoral "Santa Kruz".<br />
Museo Zumalakarregi</td></tr>
</tbody></table>
Son numerosas las variaciones narrativas, todas ellas supuestamente provenientes del cotejo de distintos testigos, algunos directos otros indirectos; cada una con sus peculiaridades y la mayoría publicadas bastantes años después, multiplicándose en los años 20 del pasado siglo las referencias al fusilamiento, incluidas, la mayoría de las veces, en revisiones de la biografía del cura Santa Cruz. Así y por citar unas pocas fuentes que describen los hechos, encontramos: <i>La Cruz Sangrienta</i> de <b>Gaetan Bernoville</b> de 1928, <i>El Cura Santa Cruz</i> de <b>Xabier Azurmendi</b> (biografía iniciada por el Padre D. Ignacio Ariztimuño Olaso) de 1986; <i>El Cura Santa Cruz. La Novela Vivida</i> de 1928; <i>Santa Cruz Apaiza</i> de <b>Nicolas Ormaetxea</b> de 1929; <i>El Cura Santa Cruz guerrillero</i> de <b>Juan Olazabal Ramery</b> de 1928; <i>Glorias Militares de Guardia Civil y Carabineros</i> de<b> Joaquín Viciana</b> de 1914 o la <i>Revista técnica de la Guardia Civil</i> de 1918. Especialmente interesante es el relato que se publicó en la revista gráfica “Ahora” en 1931, donde el periodista <b>Vicente Sanchez Ocaña</b> entrevistaba a miembros de la partida de Santa Cruz. Bajo el título <i>Cuando íbamos con el cura Santa Cru</i>z, estos veteranos, ya muy ancianos, desgranaban diferentes anécdotas y vivencias de sus años de juventud en la partida del cura. También se localizan descripciones más cercanas cronológicamente a los hechos, en un par de publicaciones extranjeras como la de <b>John Augustus O’Shea</b> en su libro <i>Romantic Spain: A record of personal experiences</i> o <i>Spain and the Spaniards</i> de<b> N. L. Thieblin</b> de 1874. Ya recientemente, <b>Martin Ugalde</b> <b>Orradre </b>en su libro <i>Historia de Euskadi</i> de 1981 comentaba que poseía un escrito anónimo, titulado <i>“ataque de Endarlaza, meticulosamente escrito a mano, y que estaba fechado en el año 1907”</i>, que según el historiador pertenecía a alguien que logró escapar, o se lo dicto a algún otro que posteriormente lo escribió. Por último, son notablemente numerosas las alusiones a lo ocurrido en las hemerotecas de los diarios de época entre los años de 1907 y 1936, cuando se institucionaliza los actos en recuerdo de los fusilados.</div>
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Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho: ¿Cuál es el relato de lo sucedido en el fuerte más verosímil? ¿Cuál es la versión más fiel a lo ocurrido? Posiblemente todas y probablemente ninguna, ya que cada una cuenta con sus propios puntos de vista, su propio discurso y en algunas, transciende claramente una afinidad por uno de los bandos contendientes.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_TbnLWrkKDKOT52dW_VHLVtmyTy8zBvOUVCanKh-HzUaqh_jCi_ZayGMHm1zn9q7xkPHG3E0SAKe8q_KqnIcAEwujYpEatnZKqId252Xl4cbniML5q0wfYQz6J3DkkSP4sQgJMNLpJzEL/s1600/isidro.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_TbnLWrkKDKOT52dW_VHLVtmyTy8zBvOUVCanKh-HzUaqh_jCi_ZayGMHm1zn9q7xkPHG3E0SAKe8q_KqnIcAEwujYpEatnZKqId252Xl4cbniML5q0wfYQz6J3DkkSP4sQgJMNLpJzEL/s200/isidro.jpg" width="128" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Isidro Ortiz Urruela<br />
<i>Política y vida cotidiana</i> <br />
de Luis Maria de Zavala</td></tr>
</tbody></table>
Según recoge Ugalde en la madrugada del 3 al 4 de junio, el cura Santa Cruz y su partida al completo habían abandonado su cuartel general en Aritxulegi, <i>“llevando un cañón de bronce de un metro de largo”</i>. Este cañón en manos del cura siempre fue considerado como un elemento más llamativo que útil, dada la nula instrucción militar de la mayoría de sus hombres. Sin embargo, su uso en Endarlatsa fue determinante en la suerte del improvisado fortín, especulándose mucho sobre su procedencia de esta pieza. En el diario liberal <i>La Correspondencia</i> del día 10 de junio se afirmaba que <i>“Los tres cañones (realmente era uno) que lleva la facción del Cura Santa Cruz, que atacó al destacamento de carabineros de Éndarlaza, parece que han sido fundidos en la ferrería del Sr. Blandía, en término de Vera, para lo cual fué amenazarlo con ser metido en el horno si se negaba á fundirlo”</i>. Semejante afirmación distaba mucho de ser real. La mayoría de la bibliografía indica que la procedencia de este pequeño cañón era francesa. En la reconstrucción de la vida y actividades del cura Santa Cruz realizada por <b>Iñigo Lopez de Rada</b> en el blog <i><a href="http://noticiascarlistas.blogspot.com.es/2011/06/la-partida-del-cura-santa-cruz-y-su.html">Noticias Carlistas</a></i> se recogen algunos datos adicionales de la pieza: <i>“El cañón, que no pesaba más de 100 libras (45 Kg) y disparaba granadas de 5 o 6 libras (2 kg), fue regalado al cura por su amigo Isidro Ortiz de Urruela. Fue bautizado mediomundo por un soldado de la partida que en cierta ocasión al cargárselo sobre sus espaldas para transportarlo afirmó "con este cañón venceremos a medio mundo"”</i>. De la misma forma también indica que: <i>“en la revista francesa "L'Illustration" en un artículo firmado por Gaetan Bernoville y recogido en el libro de Isidoro Medina Patiño: "[...] Por toda artillería utilizaban [los de la Partida del cura Santa Cruz] una pequeña pieza fundida con un cañón de la guerra francoprusiana, obsequiado por mi abuelo [Isidro Ortiz de Urruela] carlista ferviente como él [Santa Cruz]"</i>. Y si bien era verdad que Santa Cruz utilizó como refugió la casa de Serres en Ascain (Villa Mariana) y los contactos que el aristocrático y carlista Isidro Ortiz de Urruela poseía, Nicolas Ormaetxea en el libro <i>Santa Cruz Apaiza</i> comenta que <i>“puede que fuera posible que Isidro le diera los fondos para la comprar del cañón”</i>, pero que fue el propio Cura el que viajó a Nantes para comprar la pieza, utilizando Ormaetxea, el adjetivo euskeriko “kaxkar” para definir la compra. Es decir: un cañón pequeño, insignificante.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiinuOFOQNDX62flGYZlgqFYyGKjDVFnM5Sqlvwi2R5S3p4jVkXN6SFfC9hfYSKSdT0J0YVbSrytuQrM4A5VMlaKJu2YUbS4urFHzafusL0NXe1UAHR9gJmfUe-lEZwfISqNHv_75u2PAbb/s1600/martin.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiinuOFOQNDX62flGYZlgqFYyGKjDVFnM5Sqlvwi2R5S3p4jVkXN6SFfC9hfYSKSdT0J0YVbSrytuQrM4A5VMlaKJu2YUbS4urFHzafusL0NXe1UAHR9gJmfUe-lEZwfISqNHv_75u2PAbb/s320/martin.jpg" width="118" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Martintxo" en 1930.<br />
Revista <i>Ahora</i></td></tr>
</tbody></table>
El veterano <b>Martin Azurmendi Elizalde “Martintxo”</b>, convertido en un venerable anciano en 1930, relataba al periodista Ocaña lo ocurrido en los primeros compases de aquel día: <i>“Un grupo nos escondimos junto al cuartel, por allí agazapados entre el brezo. Otro grupo se colocó en una altura. Y más alto todavía, un cañoncito que llevábamos… Es decir, me enteré de que lo llevábamos cuando comenzó a tirar: no sabía que lo tuviéramos. El capitán Antxuxa, con otro grupo de chicos, se colocó por la parte de Irún por si acaso venía la guarnición de allí a socorrer a los carabineros, hacerla frente. </i><i>Al amanecer, el hermano de Esteban el “corneta de Lasala”, el Aniceto, que era el que verdaderamente servía de corneta al amo (al cura), empezó a tocar diana allá por lo alto, por donde tenían el cañón… Los del cuartel despertaron sobresaltados y comenzaron a ir y venir y a discutir, y a charlar… Nosotros, como estábamos casi pegados a las paredes del cuartel, oíamos muy bien todo los que pasaba allá dentro.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¡Oye-decía uno-Los nuestros por ahí arriba…!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Que no sean carlistas… -dijo otro.</i></div>
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<i>-¡Qué carlistas!... ¡Qué carlistas!...-contestaba el que había hablado primero- ¿Van a estar tan bien organizados con cornetas y eso, como nosotros?</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Estaba yo atendiendo a esta conversación entre dos de los del cuartel, cuando de pronto oí un gran vocerío de los nuestros, los que se habían colocado en lo alto.</i></div>
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<i>-¡Viva Carlos Séptimo!- gritaban. Era que muchos carabineros se habían asomado a las ventanas a ver qué era aquello de la corneta.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¡Viva Carlos Séptimo!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¡Muera! – gritaron, furiosos los carabineros. Y luego: -¡Viva la libertad!”</i>.</div>
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<br /></div>
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Con el fuerte rodeado y los carabineros encerrados dentro comienza el intercambio de disparos, apoyadas las fuerzas carlistas por el fuego del cañón. Algunos relatos sostienen que algunos familiares se encontraban también en el interior del mismo; así en la<i> Revista Técnica de la Guardia Civil</i> se cita: <i>“Es digno de mencionarse el hecho de que la prometida de uno de los carabineros de Endarlaza, que había acudido a visitarle al fuerte, y a quien el ataque carlista impidió volver a salir, se portó como una verdadera heroína auxiliando a los heridos, facilitando municiones y demostrando, en una palabra, que poseía con alto grado las hermosas virtudes de la mujer española. Se llamaba Brígida Revuelta”</i>. También versiones noveladas del relato, como <i>Santa Cruz de la Novela Vivida</i>, incluyen la presencia, no sólo de las mujeres de los carabineros en el fuerte, sino también la de sus hijos, indudablemente buscando un punto añadido de dramatismo: <i>“Las mujeres de los carabineros despertaban también sobresaltadas y llamaban a sus chicos, vistiéndolos a toda prisa por si era necesario huir. Los chicos lloraban restregándose los ojos: -¡Calla, que viene el cura!”</i>. Otras reconstrucciones modernas han llegado a afirmar que el cura tomó rehenes a las familias, como la que localiza en la enciclopedia <i>Auñamendi</i>:<i> “Habiendo hecho primero rehenes a esposas e hijos, los carabineros parecen querer entregarse mediante una bandera blanca, […]”</i>. Sin embargo, ya hemos dejado constancia que según los partes oficiales el destacamento se quejaba de la imposibilidad de contar con la cercanía de sus familiares, siendo la casa demasiado pequeña, incluso para la guarnición; por lo que es poco probable que los familiares estuvieran presentes en el momento del ataque.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Di5r8fhCpUmCKaUJPCKhRtUYY3oo7O-5Y-08f5RVVaPE4aGB_I_t6Dep7NwEcDqbyYIhN2g2zNXbXPhB3YsjzhBbuxMouNpBJJfrOY-eXmemSEmfWrJSOWJzOFw_4nhGWinMRkg7wrxz/s1600/000318.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="149" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Di5r8fhCpUmCKaUJPCKhRtUYY3oo7O-5Y-08f5RVVaPE4aGB_I_t6Dep7NwEcDqbyYIhN2g2zNXbXPhB3YsjzhBbuxMouNpBJJfrOY-eXmemSEmfWrJSOWJzOFw_4nhGWinMRkg7wrxz/s320/000318.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de una pequeña pieza de artillería de montaña.<br />
Álbum siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Indudablemente fue gracias a la presencia del cañón lo que permitió acabar la resistencia de los carabineros. En<i> Spain and Spaniards</i> se dice: <i>“El pequeño cañón pronto había destruido las defensas, calculadas para proteger a los republicanos sólo de disparos rifle”</i>; y en <i>Glorias Militares </i>se cita: <i>“[…] colocaron (los carlistas) cerca un cañón y con este rompieron el fuego contra la casa-fuerte hasta dejarla al raso del primer piso, en el cual, sin embargo, y entre los escombros y varios cadáveres, se defendían como leones. El enemigo entonces, viendo que aún no se rendían, mudó la colocación del cañón á las diez del día y desde esta hora, hasta las doce disparó con fuego certero y próximo hasta arrasarlos”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el archivo Zavala se localiza otro documento digitalizado manuscrito con un elemento anecdótico de gran relevancia. El 12 de junio, días después de la carnicería, en una misiva que no tiene desperdicio, un oficial escribe desde San Sebastian directamente al general Castillo haciéndole partícipe de lo siguiente: <i>“[…] Deseo es que V.S. sepa también que la desgracia de nuestros carabineros en Endarlaza fue debida a un francés que en el mismo día por la mañana dijo a sus otros compañeros suyos que habitan en esta villa Irún se iba a trabajar a la mina y a donde fue; fue a servir a la facción como artillero que había sido del ejército francés; pues servida la pieza de que disponían los carlistas por ellos mismo no hubieran conseguido nada y así lo habían demostrado que en 14 o 15 disparos que habían hecho no habían acertado uno a los del fuerte del puente, el francés que los presenciaba se lanzó precipitadamente al cañón colocándolo donde creyó conveniente y dirigido y disparándolo por su propio a los tres disparos que hizo consiguió destruir la fortaleza con lo que dio lugar a la rendición de aquellos infelices para luego ser asesinados villanamente; todo lo expuesto es una verdad”</i>. Es decir, en ausencia de un artillero en el grupo de Santa Cruz, fue un francés veterano de la guerra franco-prusiana el que se hizo cargo de la pieza.</div>
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<br /></div>
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El veterano Azurmendi comentaba lo siguiente del fuego del cañón: <i>“Parecía que (los carabineros) iban a poder mantenerse bastante tiempo. Pero de pronto… ¡braam!... Una bala de cañón que pega en la pared y abre una brecha… Y luego otra, ¡braaam!... Y otra… Y otra… ¡Mucho tumulto allá dentro! Voces, carreras, maldiciones, quejas… Y el cañón disparando: ¡braaam!.... ¡braaaam! Durante una hora o así estuvieron aguantando el cañoneo y haciendo fuego ellos detrás de las ventanas”</i>.</div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNbfSi4B16xJ4bhGQ8UJR4EWBbgNdWnd3aM_Sq_3Ui4kpa2ttz6LV6B_Nr_-bWmdjiQNNdY8tAxBWege9mHo-abyCchnijXMcqJ9tj6ODoZmG5jaCO_uTzK4MCEfDqtfRobAH8EPcdGvuu/s1600/img_0001.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNbfSi4B16xJ4bhGQ8UJR4EWBbgNdWnd3aM_Sq_3Ui4kpa2ttz6LV6B_Nr_-bWmdjiQNNdY8tAxBWege9mHo-abyCchnijXMcqJ9tj6ODoZmG5jaCO_uTzK4MCEfDqtfRobAH8EPcdGvuu/s320/img_0001.jpg" width="320" /></a>Los defensores del fuerte ya contaban con varias bajas y comprobaban impotentes cómo el cañón reducía a escombros sus defensas. Ante semejante situación, la gran mayoría de las crónicas especifican que los carabineros presentaron una bandera blanca. Relatos de carácter más heroico o más encaminados al enaltecimiento de los carabineros como los recogidos en <i>Glorias Militares</i> o <i>Revista Técnica de la Guardia Civil</i>, indican que no hubo tal petición de rendición: <i>“Averiado por completo el edificio, muertos muchos de los que le guarnecían y expuestos sin defensa los supervivientes al certero fuego de los carlistas, el teniente García Rodríguez concibió el heroico proyecto de morir matando, y con los hombres que le quedaban abandonó el montón de ruinas que ya restaba del fuerte y se lanzó fuera, dispuesto a romper el cerco de enemigos o a perecer en la empresa”</i> o <i>“En la imposibilidad de defenderse dentro del fuerte, derruido ya, por los cañonazos de aquel miserable que había sido cura, el denodado oficial concibió la idea suprema de abrirse campo por la carretera, ordenando á los valerosos restos de su fuerza la salida”</i>.</div>
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<br /></div>
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Otras crónicas, como la recogida en el diario<i> La Correspondencia</i> del 9 de junio de 1928, concluía que los carabineros fueron engaños: <i>“[…] Cuando la bizarría de los defensores hizo imposible la victoria, mantuvieron el asedio hasta casi aplastarlos. Y en el momento oportuno pusieron en práctica el ardid. Enviaron un mensaje a las fuerzas (de carabineros), proponiéndoles el rendimiento, a cambio de respetar sus vidas. Agotados e indefensos, aceptaron la proposición […]”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Algo parecido relataba <b>Francisco Alvarez Andreano</b>, coronel del regimiento Sicilia e hijo del malogrado cabo carabinero Alvarez, en una entrevista publicada el 7 de junio de 1931 en la revista <i>Ahora</i>: <i>“[…] Llegó un instante en que fue necesario pensar en la retirada, en la huida o en entregarse. La munición iba en descenso. Dentro del cuartel se deliberó ampliamente. Huir, rendirse, morir peleando eran tres puntos entre los que había que optar. La mayoría votó por la rendición. Y la bandera blanca no tardo en izarse en el cuartel […]”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una variante, la encontramos en la crónica que presenta Ugalde, supuestamente descrita por uno de los pocos carabineros supervivientes, donde se especifica que la bandera blanca existió, pero que los carlistas no aceptaron la tregua: <i>“En situación tan desesperada el teniente mando izar la bandera de parlamento, orden que fue cumplida con un pañuelo blanco atado a la bayoneta por el individuo, hoy único superviviente. Al observar la señal, los carlistas más próximos gritaron: García –el teniente se llamaba Valentín García- ¡No hay cuartel! ¡A cuchillo vais a morir!”</i>.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDbdLyvMgO8iF6n2Ob6dtdEvFYwD3600NkQgV5_lfPm5swe7a3FrN9uHVE6wXc-opPvHU8FI4pj5r-ufQ30Bl-t55PemqcKAwXKbZ_iF4wBCRHeaRXbAfADZf_ODDtolp_0QJhHUywQyK1/s1600/alavez.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDbdLyvMgO8iF6n2Ob6dtdEvFYwD3600NkQgV5_lfPm5swe7a3FrN9uHVE6wXc-opPvHU8FI4pj5r-ufQ30Bl-t55PemqcKAwXKbZ_iF4wBCRHeaRXbAfADZf_ODDtolp_0QJhHUywQyK1/s200/alavez.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Coronel Francisco Alvarez Andreano.<br />
Revista <i>Ahora</i></td></tr>
</tbody></table>
Tampoco el relato que hace el coronel Francisco Alvarez en la revista <i>Ahora </i>explica claramente lo sucedido tras la presentación de la bandera blanca. Según indica, la partida del cura prometió que las vidas serían respetadas, tras una entrega de armas y rendición incondicional: <i>“Pero la discordia aumentó dentro del cuartel. Había quién se negaba a entregarse. Mi padre, los hermanos Benavides y otros tres decidieron hacer una salida, por la orilla del río antes de rendirse…”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero la postura oficial que siempre sostuvo Santa Cruz y otros testigos carlistas, fue que aquella solicitud de parlamento y su posterior incumplimiento por parte de los carabineros, desencadenó su final. En el libro <i>Romantic Spain</i> el autor afirma que tuvo la oportunidad de entrevistarse directamente con el cura y al preguntarle por lo sucedido, el propio Santa Cruz le hizo un relato descarnado que queda recogido con estas palabras: <i>“Una bandera blanca fue izada en el cuerpo de guardia. El cura ordenó el cese del fuego, y avanzó a negociar las condiciones de la rendición. El enemigo, que lo había invitado a acercarse por la bandera blanca, disparó e hirió a uno de sus hombres”</i>. Parecido comentario se hace en <i>Spain and the Spaniards</i>: <i>“y los carabineros, después de haber perdido varios hombres, izaron una bandera blanca. Los carlistas comenzaron entonces a descender de las alturas hacia el valle, y cuando estaban cerca del puente los recibieron con una descarga de fusilería […]”</i>.</div>
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<br /></div>
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Por su parte, el veterano Azurmendi relataba 57 años después del ataque al periodista Ocaña: <i>“En esto vimos que vimos que allá en frente, por los cerros, iba de una lado para otro uno de los nuestros, así como llevando y trayendo órdenes. –Alguna novedad hay- nos dijimos. Y en efecto, nuestras fuerzas iban dejando de tirar como si les hubieran mandado: ¡Alto el fuego!. Se abrió la puerta del cuartel y aparecieron los carabineros. -¡Ah!-dijimos entre nosotros-es que se rinde. Y saltamos del brezo para recibirlos. Ellos se quedaron sorprendidos al vernos aparecer de improviso, tan cerca. Pero en seguida se echaron los fusiles a la cara y dispararon sobre nosotros… Íbamos tan tranquilos, arma al brazo, de paz… ¡Bien recibimos la descarga! Uno cayó muerto; otros cuantos heridos. Yo entre ellos…”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhME_aFZ_VahmHwFr7hepcEYbxfs0zU10oBxcTNdA7pyC_lhTzHZt59DJZ8_pI0gSkTy4oA8iZyOyyAZlxj7HAIk38jB_F2KYN4_E_R74sO_yf73ibm_3PED9ZjBJZR637oalq7SaRblL4l/s1600/roteta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhME_aFZ_VahmHwFr7hepcEYbxfs0zU10oBxcTNdA7pyC_lhTzHZt59DJZ8_pI0gSkTy4oA8iZyOyyAZlxj7HAIk38jB_F2KYN4_E_R74sO_yf73ibm_3PED9ZjBJZR637oalq7SaRblL4l/s320/roteta.jpg" width="140" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ignacio Roteta en 1930.<br />
Revista <i>Ahora</i></td></tr>
</tbody></table>
¿Fueron disparos fortuitos? ¿Una descarga premeditada? ¿Qué había pasado? En el libro <i>Santa Cruz Apaiza</i> se recoge una explicación, para la que el propio autor no muestra demasiado crédito: Al tener el fortín dos plantas, los carabineros que se encontraban arriba sacaron la bandera blanca, pero los situados abajo no eran conscientes de lo que sucedía y continuaron haciendo fuego. Otra variante al relato la presenta uno de los testigos directos, el por entonces cabo en la partida de Santa Cruz, <b>Ignacio Roteta Aramburu</b> de Usurbil: <i>“- Los carabineros cuando se vieron mal, sacaron un fusil con un lienzo banco en la punta: era que pedían parlamento. El amo mandó que paráramos el fuego; pero algunos que estaban en sitios desde donde no se podía ver la bandera, seguían disparando, sobre todo los del cañón… Les gritamos: -¡Alto el fuego!, pero no nos oían. […]. En esto, los carabineros, viendo que el cañón no paraba de disparar, creyeron que era que no les dábamos cuartel. Salieron a la desesperada y recibieron con una descarga a la fuerza nuestra que se acercaba a ellos pacíficamente a recibirlos”</i>. </div>
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<br /></div>
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Aquellos disparos produjeron algún herido o incluso algún muerto entre los hombres de la partida. En <i>Santa Cruz Apaiza</i> se cita al “txistulari” de la partida, hombre por el que el cura sentía gran simpatía; otras le identifican directamente como “Chango”, el chistulari y tamboril de la Partida o<i> “Txango, apellidado Arandia, buen bertsolari y el mejor dantzari de zortziko del valle de Oyarzun”</i>. Sin embargo, en el relato que recoge Ugalde por parte de un superviviente liberal, desmiente estos hechos: <i>“La única baja en los carlistas fue un titulado comandante de la villa de Vera conocido por el apodo de Lechugino. Antes de la guerra era arriero y carbonero, tenía un balazo en el empeine, una leve herida que no penetro en el pie, solo raspo la piel y no hizo cama”</i>. Efectos más severos se recogen en la revista <i>Crónica </i>del 2 de marzo de 1930, donde <b>Severiano Azpeitia</b>, aparentemente un testigo directo de lo sucedido, comentaba que el propio Santa Cruz al ver la bandera de tregua se acercó al fuerte junto a dos de sus hombres: <i>“Pero cuando Santa Cruz y sus dos compañeros se hallaban á unos pasos del fuerte, una descarga cerrada y á quemarropa atronó el espacio trágicamente. Los dos ayudantes del guerrillero caen sin vida á tierra, mientras él escapaba, monte arriba, milagrosamente ileso”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Sea como fuere, a partir de este momento, la suerte de los carabineros quedó sellada. Siguiendo con la descripción de Ignacio Roteta: <i>“-¡Después fue triste!... Los carabineros salieron corriendo… algunos se echaron al río y allí se ahogaron. Sólo dos o así debieron escapar con vida… A los demás los cogieron y los trajeron junto al cuartel.” Otras crónicas indican que los carabineros supervivientes salieron del fuerte “por las ventanas” o por la “puerta trasera”</i>, con la intención de ponerse a salvo. Seis de ellos se lanzaron al Bidasoa para cruzar a nado a territorio de Francia, donde algunos gendarmes se habían apostado, asistiendo sin intervenir al drama que se estaba gestando. De esos seis, cuatro se ahogaron en el intento o fueron tiroteados en el agua, incluso haciendo pie ya en territorio francés y mientras eran auxiliados por los gendarmes; en una acción que supondrá una queja formal por parte del gobierno francés. Curiosamente de uno de los ahogados se decía en <i>Spain and Spaniards</i>:<i> “[…] de los dos cadáveres que vi recogidos del Bidasoa. El uno tenía veintidós cartuchos en su bolsa, y el otro cincuenta. Teniendo en cuenta que una bolsa cartucho contiene sesenta cartuchos, y que rara vez está completo, se hace evidente que los dos hombres que se lanzaron en el Bidasoa apenas habían luchado más de unos pocos minutos”</i>. En este sentido hay que hacer constar que mientras en varias de las descripciones consta que los carabineros se batieron hasta agotar sus municiones, esta descripción donde uno de los ahogados presentaba su cartuchera llena, unido al botín que se dice tomó Santa Cruz: <i>“27 fusiles Remington y dos cajas de municiones”</i>; parece indicar que la rendición no estuvo fundamentada en la falta de munición.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVVtlejfsjZ_fbqZUNYPUB1TDx6oAVMsD3AGvu-MQC6bSZwXx7WmyBHzDhgbY_oCuR-zNekPfZQslPntFquNosCS53hpGYx_j1UQsOzKSbgq3GEfnIjoL-6ocGeIa8-fje_ma425M45PTN/s1600/mu.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVVtlejfsjZ_fbqZUNYPUB1TDx6oAVMsD3AGvu-MQC6bSZwXx7WmyBHzDhgbY_oCuR-zNekPfZQslPntFquNosCS53hpGYx_j1UQsOzKSbgq3GEfnIjoL-6ocGeIa8-fje_ma425M45PTN/s320/mu.jpg" width="320" /></a>El coronel de regimiento Sicilia, Francisco Alvarez, relataba así el final de su padre a manos de la partida: <i>“Los hermanos Benavides vadearon el río entre una lluvia de balas y consiguieron ganarla orilla opuesta y ocultarse entre los matorrales. Mi padre y los otros, por la orilla izquierda, pretendían ocultándose, ganar Irún. Fueron descubiertos por los carlistas, y se generalizó el tiroteo. Ganado terreno y batiéndose en retirada, los cuatro hombres, rodilla en tierra, agotaban la munición que les quedaba. Una bala enemiga hirió a mi padre e la rótula izquierda y le impidió seguir caminado. Los demás murieron, pues las balas hicieron blanco en sus pechos. Mi padre fue rematado a la orilla misma del Bidasoa”</i>.</div>
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Otro grupo de carabineros parece que intentó avanzar por la carretera en dirección a Irún, pero fueron finalmente rodeados y hechos prisioneros. En el libro <i>Glorias Militares de la Guardia Civil y Carabineros</i> se identifica el punto geográfico del “<i>vado de Charodi</i>”, un arroyo que se localiza a escaso un kilómetro del puente, como la zona donde finalmente se rindieron. </div>
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Seguidamente se hizo reunir a los prisioneros cerca del fuerte. El entonces cabo Roteta continuaba su relato explicando: <i>“El amo estaba furioso. Decía que aquello de disparar sobre nosotros después de sacar bandera blanca había sido una traición. Alrededor del montón de carabineros que estaban allí desarmados esperando que se decidía, los grupos de chicos protestaban, indignados también de la traición… Había mucho tumulto…”</i>. También dentro del fuerte quedaba algún herido: <i>“Yo entré un momento en el cuartel […] y vi a un lado de la escalera de piedra del sótano a un carabinero que le faltaba media pierna. El pobre ¡daba unos ayes! Entre Errotaya y otros lo cogieron y lo sacaron a la carretera. Un poco después, cuando salía del cuartel […], Errotaya con su grupo seguía junto al herido, que estaba tumbado en la cuneta. Lo miraba y les decía a sus acompañantes: - Mejor sería rematarlo que no dejarlo que sufra… . Yo eché a correr de miedo de ver aquello…”</i>.</div>
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Este carabinero herido es un elemento recurrente en algunas de las descripciones, citándose que murió quemado. Ugalde recoge que fue envuelto en una manta y quemado vivo, mientras que en la descripción que realizó el comandante de Carabineros de la 2º Compañía se cita que un carabinero fue <i>“Quemado en el fuerte después de herido” </i>(Lopez de Rada). El hecho que Roteta, como testigo directo de lo ocurrido, señale en su crónica a Errotoya, “el molinero,” como autor directo de esta muerte se explica por la mala, y parece que, merecida fama que incluso entre los propios hombres de la partida de Santa Cruz acompañaba a tres de sus compañeros. Los supervivientes de la partida entrevistados por Ocaña comentaban: <i>“Errotaya, Ollara y Martolo “el tuerto de Aya”, oficiales a las órdenes inmediatas de Santa Cruz, eran unos bandidos. Los peores crímenes de las partidas del cura son obra de este trío. Eran unos asesinos y unos ladrones sin ninguna preocupación política”</i>, terminado con la afirmación: <i>“Eran mala gente”</i>.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim6shs14Fdx_yOPQBgaq6iZK5tw7l133BEKhDUmGIIPc82o3bMaFIy0KvEBiWGTfZ4x1vnYC2TKeptZlYqzqnyOe4M0xaGHBUSLqgQPUGfLm1Oy4Y7oet_tTRCk7N_SVnt3jPnw9kcSw5_/s1600/fus.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim6shs14Fdx_yOPQBgaq6iZK5tw7l133BEKhDUmGIIPc82o3bMaFIy0KvEBiWGTfZ4x1vnYC2TKeptZlYqzqnyOe4M0xaGHBUSLqgQPUGfLm1Oy4Y7oet_tTRCk7N_SVnt3jPnw9kcSw5_/s400/fus.jpg" width="231" /></a>Las crónicas nos hablan de varios intentos de suplicas y de nuevo encontramos referencias a la presencia de familiares de los carabineros. En el libro <i>Crímenes del Carlismo</i> se cita: <i>“El testimonio de cinco desgraciadas mujeres de los carabineros difuntos fue terrible. Refirieron que ellas mismas suplicaron al feroz Santa Cruz que perdonase la vida a aquellos desgraciados veteranos, casi todos padres de numerosa familia, y que les contestó que sólo quedarían prisioneros en Peña Plata, á donde los llevaban, pero las intimó a que inmediatamente se marchasen. Desconsoladas partieron para Irún […]”</i>. Sin embargo el cabo Roteta relataba así el hecho: <i>“Entonces vi al teniente de los carabineros arrodillado delante del amo, abrazándole las piernas. Le pedía que no los matara. El amo, sin hablar nada, hizo que se acercara el abanderado y le enseño nuestra bandera: llevaba dibujada una calavera, y, alrededor de ella un letrero: Guerra sin cuartel. Por fin echamos a andar. Nosotros íbamos delante. Mientras caminábamos oímos de pronto a nuestra espalda un tiroteo muy vivo. Era que estaban matando a los carabineros”</i>.</div>
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Otro detalle reflejado en algunas de las crónicas como es el caso de <i>La Cruz Sangrienta</i>, apuntan a la llegada presurosa del cura del cercano pueblo de Biriatu. Según se indica, tuvo la intención de confesar a los carabineros previamente a su final, siendo detenido por Santa Cruz. Algunos autores adujeron falta de tiempo ante la posibilidad de la llegada de tropas liberales; otros, vieron en esta acción una nueva muestra de falta de humanidad de Santa Cruz. </div>
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Poco se sabe de los detalles más escabrosos de los fusilamientos. En el libro <i>Crímenes del Carlismo</i> aparece la siguiente afirmación: <i>“[…] se encontraron sobre la carretera una línea de cadáveres y dos o tres grupos de entre ellos abrazados”</i>. Por su parte en <i>Spain and Spaniards</i> se dice: <i>“[…] los veintitrés carabineros que fueron encontrados tumbados en un montón cerca del puente Endarlaza, presentaban un único disparo, no con cuatro, y en su mayoría a través de la cabeza”</i>. La <i>Revista Técnica de la Guardia Civil</i> indica: <i>“[…] hizo fusilar por la espalda a los inermes prisioneros”</i>. Y en la <i>Cruz Sangrienta</i>, se especifica: <i>“[…] Uno a uno se les hizo desfilar por delante de los fusiles que les apuntaban y a sus descargas fueron cayendo en racimos sanguinolentos”</i>. En una carta manuscrita del oficial de artillería <b>Joaquín Llorens</b> varias décadas después de finalizada la guerra encontramos el siguiente pasaje: <i>"[...] En la carretera y puestos contra los árboles que hay al borde la cuneta, fueron fusilados por orden de Santa Cruz. Pedían confesión y no se les concedió, negando los Santos sacramentos a todos. Fueron sí, fusilados, pero a los que no murieron en el acto, se les remató a culatazos. [...]¿Cómo quiere Usted que califique a un sacerdote que niega media hora de vida para que los fusilados por su orden, se confiesen?".</i><br />
<i><br /></i>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDfYNqZca5oeUmlEm-mO7oL5t2IMVlzpqnph0RUatxwFNkSxHQijDLs1eVjQYH2Jr5y-TYUITuLFzWAjvoPrY9nnCizwov8TaqdzMi3X4KIyr3aWGFY71SLqp9udBOWPsPSx3_ZoJtFpdm/s1600/Fusilamientos+de+Endarlaza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="723" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDfYNqZca5oeUmlEm-mO7oL5t2IMVlzpqnph0RUatxwFNkSxHQijDLs1eVjQYH2Jr5y-TYUITuLFzWAjvoPrY9nnCizwov8TaqdzMi3X4KIyr3aWGFY71SLqp9udBOWPsPSx3_ZoJtFpdm/s400/Fusilamientos+de+Endarlaza.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de una carta personal de Joaquin Llorens. Fondo Barón Montevilla.<br style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 10.56px;" /><span style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 10.56px;">Cortesía de Victor Sierra-Sesúmaga</span></td></tr>
</tbody></table>
Las revistas liberales no dudaron en incluir el horror que tal decisión causó en algunas de las mujeres de los carabineros que estaban presentes o bien habían acudido, antes incluso que cualquier tipo de ayuda militar, al lugar. En la <i>Revista Técnica de la Guardia Civil</i> se cita que los hombres de Santa Cruz se excedieron con ellas:<i> “[…] llegando hasta acuchillar a alguna de las indefensas mujeres de los carabineros, que, ansiosas de conocer el resultado del combate, habían acudido de inmediaciones para ver a sus deudos”</i>. Por su parte en <i>Glorias Militares</i> también se añaden más datos a este hecho: <i>“[…] No fueron solo aquellos infelices quienes pagaron con su sangre vilmente hecha derramar, la heroica defensa que acababan de hacer; también una débil mujer, la del sargento del destacamento Ignacio García Rodríguez llamada Francisca Zubrigaray, fué herida por un bayonetazo que la dió uno de aquellos villanos, con pretexto de que había querido hacer uso de un cuchillo al ver que su marido había sido asesinado cobardemente”</i>. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixwKrb0Q_dxNx2XvIQiJG74kqtgqSbFLpE-q1zwSqbOPGAtjNyq7b7Xa-a7xEc2cLoj2mRehm-Mmhd0il03w2qfex9l5KsE2aNLsUf4_zpV-YRLc9f3q9V2ls6onJBYW3GpGG7xLcHfSfe/s1600/Antigua-4.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="186" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixwKrb0Q_dxNx2XvIQiJG74kqtgqSbFLpE-q1zwSqbOPGAtjNyq7b7Xa-a7xEc2cLoj2mRehm-Mmhd0il03w2qfex9l5KsE2aNLsUf4_zpV-YRLc9f3q9V2ls6onJBYW3GpGG7xLcHfSfe/s320/Antigua-4.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antigua carretera Bera - Endarlatsa.<i> "Bera gure herria"</i></td></tr>
</tbody></table>
Existen por lo menos tres narraciones que comentan que al menos uno de los carabineros no fue fusilado al momento, pero no existe coincidencia ni en la persona, ni en los motivos para acabar con su vida posteriormente. Según Ugalde:<i> “El único individuo cuya vida se respetó, por tener un hermano en los carlistas fue conducido a Lesaca; se llamaba Jose Olaizola, era natural de Arano, le quitaron el ros y le cubrieron con una boina. Iba confiado por haberse indultado, pero caminaba acompañado de unos de los de la partida a la retaguardia y algo distanciado de la misma, y según costumbre establecida por el cabecilla con sus esbirros, a una señal convenida al pasar un recodo (…) en las afuera de Lesaca, el acompañante le mando parar, dejándole muerto”</i>. Esta trágica anécdota, no verificada, fue también recogida muy resumida con posterioridad en el diario <i>La Rioja</i> en su edición del 2 de junio de 1910: <i>“[…] Uno de los carabineros tenía en la partida un hermano, y éste queriendo salvarle la vida, le proporcionó un traje y le metió entre sus compañeros de facción. Lo vió el cura Santa Cruz, se enteró de lo que había ocurrido, y sobre la marcha mandó hacer alto y fusiló al infeliz que ya se creía a salvo”</i>. Por su parte <i>Spain and Spaniards</i> se comenta: <i>“Santa Cruz llevó a que el hombre durante varios días con él, pero cuando supo que, a pesar de las cartas que había enviado a los periódicos de Bayonne sobre lo ocurrido, la opinión pública en España y Francia todavía persistía en acusarlo de asesinar a los prisioneros”</i>, finalmente optó por fusilarle. <i>“Diez minutos se permitió el pobre para la confesión, y cuatro balas pusieron fin a su vida”</i>. Por último y según el relato que se recoge en la revista <i>Crónica </i>se llevaron al teniente a fusilar a Bera para servir de escarmiento: <i>“—Era preciso que el escarmiento sonara trágicamente.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Y así ordenó el guerrillero que le trasladáramos á Vera de Bidasoa. Reunióse el pueblo en la plaza principal y dijo Santa Cruz al condenado á muerte:</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>—Por tu culpa hemos matado á tus veinticuatro hombres, no por la mía... Preparate á bien morir, que vas á comparecer ante Dios á dar cuenta de tu traición. Y allí mismo confesóle el capellán de los guerrilleros, don Baldomero. Y allí mismo, momentos después, una descarga de los carlistas tronchó sangrientamente su vida...”.</i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp8WZirD8BlatJrRtaY6j6eBqnrOYq3YlsUlUuwYtA-tClmhQdn8LALcXcrbltZYPeN8EQsu0QDMhUNT9-88K-C42HINSMCsnViGJpsMkjeN7l24AC9OF18jhe6GKH5ys1lwh-Vr-TE_Jm/s1600/muerto.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgp8WZirD8BlatJrRtaY6j6eBqnrOYq3YlsUlUuwYtA-tClmhQdn8LALcXcrbltZYPeN8EQsu0QDMhUNT9-88K-C42HINSMCsnViGJpsMkjeN7l24AC9OF18jhe6GKH5ys1lwh-Vr-TE_Jm/s200/muerto.jpg" width="200" /></a></div>
El número de muertos y supervivientes del destacamento sufrió un notable baile de números, que se mantendrá a lo largo de los años. Tampoco será posible afirmar con rotundidad cómo y dónde murieron aquellos que no fueron fusilados, o cómo lograron salvarse los supervivientes. Oficialmente, y tomando como referencia el listado realizado por Joaquin Viciana en 1914, del total de los 41 carabineros: 4 murieron en la defensa del fuerte o en el combate fuera del mismo, 3 perecieron ahogados en su intento de cruzar el Bidasoa y por último, 28 fueron fusilados.<br />
<br />
La propia identificación de los carabineros también sufrirá el devenir de los años modificaciones en la trascripción de sus nombres y apellidos. Siguiendo el relato que recoge Ugalde, la mayoría de los cadáveres fueron retirados al cementerio de Bera. El historiador <b>Aurelio Gutierrez</b> ha confirmado este hecho gracias a la localización en el libro de difuntos de la parroquia de San Estaban Protomártir de Bera de Bidasoa de una anotación fechada el 6 de junio de 1873 y realizada por el entonces cura párroco <b>Victor Maria Perosterena</b>: <i>“[…] mande dar sepultura eclesiástica en el día de la fecha a veinte cuatro cadáveres que por el uniforme que traína puesto se supone eran de otros tantos individuos del Cuerpo de Carabineros, pero cuyos nombres se ignoran, distinguiéndose entre ellos un teniente y un sargento. Fueron traídos dichos cadáveres al campo santo de esta villa en la tarde del día cuatro de este mes por diligencia del teniente alcalde de la misma, del punto de Endarlasa en la jurisdicción de Vera donde se hallaron después del hecho de armas que tuvo lugar en el mismo Endarlasa en la mañana de dicho día”</i>. En los días siguientes a esta inhumación, el párroco irá recibiendo información correspondiente a los difuntos por parte de la Comandancia de Carabineros de Guipúzcoa, pudiendo completar así el registro de los 24 cadáveres enterrados.<br />
<br />
A continuación se presenta el listado de fallecidos y supervivientes (entre paréntesis y en cursiva variaciones en la trascripcción de nombres y apellidos según distintas bibliografía):<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los fallecidos:<br />
<ul>
<li>Teniente <b>Valentín García Rodríguez</b>. Fusilado. Según acta de defunción: de 38 años. Natural de Aguilafuente (Segovia). Casado con María Martín</li>
<li>Sargento 1º <b>José</b> <i>(Juan)</i> <b>Martín Yusne</b>. Fusilado</li>
<li>Sargento 2º <b>Ignacio García Rodríguez</b>. Fusilado. Según acta de defunción: de 49 años. Natural de Villalar del Campo (Valladolid). Casado con Francisca Zubigaray</li>
<li>Cabo 1º <b>Miguel</b> <i>(Manuel)</i> <b>Méndez Rodríguez</b>. Muerto en la defensa del fuerte o en el combate fuera del mismo</li>
<li>Cabo 2º <b>Francisco Alvarez Alvarez</b>. Muerto en la defensa del fuerte o en el combate fuera del mismo</li>
<li>Corneta <b>Antonio Alonso Moreno</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 28 años de edad. Natural de Busto (Burgos). Casado con Tiburcia Matute y Calvo</li>
<li>Carabinero <b>Aniceto Alonso Gutiérre</b>z. Fusilado. Según acta de defunción: 33 años de edad. Natural de Pomar (Palencia). Casado con María Santiago Escalante</li>
<li>Carabinero <b>Antonio de la Iglesia Incógnito</b>. Muerto en la defensa del fuerte o en el combate fuera del mismo</li>
<li>Carabinero <b>Antonio Pérez Villa</b>. Fusilado. Según acta de defunción: Natural de Madriguera (Segovia). Casado con Teresa Carrera</li>
<li>Carabinero <b>Antonio Roncero</b> <i>(Romero)</i> <b>Angulo</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 33 años de edad. Natural de Logroño (La Rioja). Casado con Petra Diez</li>
<li>Carabinero <b>Antonio Valencia Sueiro</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 33 años de edad. Natural de Videferre (Orense). Casado con Antonia Lusa</li>
<li>Carabinero <b>Benigno Pejenante</b> <i>(Pegenante, Peginante)</i> <b>Expósito</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 31 años de edad. Natural de Pamplona (Navarra). Casado con Casimira Aramendia Astrain</li>
<li>Carabinero <b>Ciríaco López Llanos</b>. Fusilado</li>
<li>Carabinero <b>Doroteo Gutiérrez Barragán</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 35 años de edad. Natural de Cervillejo de la Cruz (Valladolid). Casado con Fermina Arnanz</li>
<li>Carabinero <b>Francisco Cristobal Martín</b>. Fusilado</li>
<li>Carabinero <b>Francisco Pérez Martínez</b>. Ahogado</li>
<li>Carabinero <b>Gabino Fernández Aristizábal</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 30 años de edad. Natural de San Sebastián (Guipúzcoa). Casado con Juana Josefa Urdinarrain</li>
<li>Carabinero <b>Gabriel Romeo Rubio</b>. Fusilado. Según acta de defunción: Natural de Pamplona (Navarra). Casado con Josefa Ualde Arguindegui</li>
<li>Carabinero <b>Joaquín Brégua</b> (<i>Bergna, Vergua, Breguez</i>) <b>Moré</b> <i>(Moret)</i>. Fusilado. Según acta de defunción: 38 años de edad. Natural de Plan (Huesca). Casado con Emeteria Vallejo</li>
<li>Carabinero <b>Joaquín Castellanos Bañoras</b>. Ahogado</li>
<li>Carabinero <b>José Laca</b> <i>(Lara, Lasa)</i> <b>Olasia</b> <i>(Ullaña)</i>. Fusilado. Según acta de defunción: de 33 años, soltero natural de Deva (Guipúzcoa). Bautizado en 1840 como Jose Ygnacio Maria Laca Ulacia</li>
<li>Carabinero <b>José Olaizola Atauri</b>. Fusilado</li>
<li>Carabinero <b>José Santalices</b> <i>(Santaluz, Satalices)</i> <b>Fernández</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 24 años de edad. Natural de Celanova (Orense). Casado con Ramona Feijoo.</li>
<li>Carabinero <b>Juan Jareño Navarro</b>. Muerto en la defensa del fuerte o en el combate fuera del mismo. Según acta de defunción: viudo de 33 años de edad. Natural de Tomelloso (Ciudad Real)</li>
<li>Carabinero <b>Juan Pazos Tablas</b>. Fusilado Según acta de defunción: 50 años de edad, Natural de Redondela (Pontevedra). Casado con María Palmas</li>
<li>Carabinero <b>Leoncio Calvo Vicente</b>. Fusilado. Según acta de defunción: Natural de Saelices (Salamanca). Casado con Vicenta Villanua</li>
<li>Carabinero <b>Manuel Antuña</b> <i>(Anteña)</i> <b>Riera</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 33 años de edad. Natural de Turriellos (Asturias). Casado con Agustina Irari Otazu</li>
<li>Carabinero <b>Manuel Suárez Fernández</b>. Fusilado</li>
<li>Carabinero <b>Mariano del Barrio Romo</b>. Fusilado. Según acta de defunción: soltero de 27 años de edad. Natural de Burgos (Burgos)</li>
<li>Carabinero <b>Pablo Alonso Sáez</b>. Ahogado</li>
<li>Carabinero <b>Pedro Cervino</b><i> (Cerviño)</i> <b>Garrido</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 36 años de edad. Natural de Fermoselle (Zamora). Casado con María Calzada</li>
<li>Carabinero <b>Pedro Muñoz Arnedo</b>. Fusilado. Según acta de defunción: soltero de 25 años de edad. Natural de Grávalos (Logroño)</li>
<li>Carabinero <b>Pejerto</b> <i>(Perfecto, Pegerto)</i> <b>Fernández Incógnito</b>. Fusilado. Según acta de defunción: 41 años de edad. Natural de Torre provincia de Lugo. Casado con Magdalena Novis</li>
<li>Carabinero <b>Ruperto Sáez Martínez</b>. Fusilado. Según acta de defunción: soltero de 28 años de edad. Natural de Orón (Burgos)</li>
<li>Carabinero <b>Vicente Suárez González</b>. Fusilado. Según acta de defunción: de 31 años de edad. Natural de Outeriños (Orense). Casado con Agustina Gómez</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<ul>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los supervivientes:</div>
<div style="text-align: justify;">
<ul>
<li>Carabinero <b>Santiago Benavides Rodriguez</b>. Se salvó <i>“batiéndose con arrojo por la carretera”</i> (Según el relato de que hace el coronel Franciso Alvarez, los hermanos Benavides vadearon el río, ganando la orilla opuesta y ocultándose entre los árboles)</li>
<li>Carabinero <b>Anastasio Benavides Rodriguez</b>. Se salvó <i>“batiéndose con arrojo por la carretera”</i></li>
<li>Carabinero <b>Jerónimo Ciriano</b>. Se salvó<i> “á nado penetrando en Francia”</i></li>
<li>Carabinero <b>Pedro Hernández</b>. Se salvó <i>“á nado penetrando en Francia”</i></li>
<li>Carabinero <b>Joaquín Marilla</b>. Se salvó <i>“á nado penetrando en Francia”</i></li>
<li>Carabinero <b>Ventura Alvarez</b>. <i>“Se ocultó entre la maleza, habiendo sido herido al pasar el río á nado”</i>.</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfyOlpiO2HFg0yx9M2a5MIEu2UuWlBN9hYfbc8XW4-FzN3VKLpI8tmm-yUF7kwcMQ8JEgrNR1jkep4zVJfwls-MKLIjW20nxFEhdTsoIFdNPs2qUjj-DbTvITUn0FL7baQxuHlMO8TsSy8/s1600/00+1873+Endarlatza+fusilados+carabineros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1448" data-original-width="1600" height="361" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfyOlpiO2HFg0yx9M2a5MIEu2UuWlBN9hYfbc8XW4-FzN3VKLpI8tmm-yUF7kwcMQ8JEgrNR1jkep4zVJfwls-MKLIjW20nxFEhdTsoIFdNPs2qUjj-DbTvITUn0FL7baQxuHlMO8TsSy8/s400/00+1873+Endarlatza+fusilados+carabineros.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento del libro de difuntos de la parroquia de San Estaban Protomártir de Bera de Bidasoa.<br />
Cortesía de Aurelio Gutierrez</td></tr>
</tbody></table>
<b>Los Siguientes Días</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para Santa Cruz la eliminación del molesto puesto de vigilancia, sin duda fue una notable victoria, pero más importante fue la posibilidad de seguir nutriendo a su “propio ejército”. En la documentación recogida en el archivo Zavala encontramos la siguiente afirmación en una carta manuscrita, donde claramente se describe una posible motivación económica en el ataque: <i>“[…] Siendo de una gravedad incalculable la noticia que acaba de darme un buen liberal que por estar relacionado algún tanto con persona conocida del Conde Kranchy y que por estar cerca de este Señor tiene ocasión de saber cuánto pasa de cierto en todo, creo necesario ponerlo en conocimiento de V.E para el uso que crea conveniente: El día 7 paso el citado Conde al puente de Endarlaza a entrevistarse cine el cabecilla Santa Cruz y contrata previa una indemnización la neutralidad absoluta por parte de los carlistas a sus minas y a todos los operarios de las mismas; parece ser, según el confidente, no hubo de satisfacer al cabecilla Santa Cruz lo bastante las cantidades que por tal concepto le señalara en Conde que se despidieron sin avenencia de ningún género, más al día siguiente volvió el conde y después de tener nueva entrevista con el Santa Cruz hubo de quedar arreglado el asunto, el cual lo celebraron con un banquete, al que asistieron todos los oficiales de la fuerza que tiene a sus órdenes el referido cabecilla”</i>. Es decir, a los pocos días Santa Cruz había conseguido que uno de los gerifaltes mineros extranjeros, como era el Conde Kranchy, pagase por mantener la actividad en las minas sin injerencias por parte de su partida. Parece ser que el puente de Endarlatsa no se encontraba incluido en ese trato, y siendo un elemento que facilitaba la entrada del ejército liberal en Navarra, Santa Cruz no dudo en destruirlo, volándolo por los aires el 5 de junio. La puerta del Bidasoa se cerraba en ambas direcciones.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfDabzkLdIoF-cdWTzSuD-C2QPyM_-YcKmf7q414wWuXfUPixA9CN7Mc16psuCl1OuCzWwtrllCsKe_NjOQeiFWHthu5bJGSlDXa6-qIsZZPVb9GmyfCxCjjonht58u9myBqFcDxUPDfOF/s1600/42043102.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfDabzkLdIoF-cdWTzSuD-C2QPyM_-YcKmf7q414wWuXfUPixA9CN7Mc16psuCl1OuCzWwtrllCsKe_NjOQeiFWHthu5bJGSlDXa6-qIsZZPVb9GmyfCxCjjonht58u9myBqFcDxUPDfOF/s200/42043102.jpg" width="145" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Honorato Saleta.<br />
Euskomedia</td></tr>
</tbody></table>
<b>Honorato Saleta Cruxent</b>, afamado ingeniero liberal, en uno de sus libros <i>Escenas Ribereñas</i> de 1898 vertía la siguiente crítica: <i>“El Gobierno de Madrid se había figurado, sin duda, que los carlistas jamás poseerían artillería (como si no la hubiesen poseído en la guerra de los siete años, tantas veces olvidada) y simplemente por economía, había dispuesto la construcción de fortines contra fusilería. Claro es que, de exigirse responsabilidades, debieron haber sido fusilados aquellos ministros, en lugar de los carabineros”</i>. Además de la desgraciada pérdida de vidas, el ejército liberal había sido desalojado del estratégico paso de Endarlaza y la destrucción del puente, complicaba enormemente el movimiento y traslado de sus tropas. Ante la posibilidad de perder la totalidad del valle del Bidasoa, Saleta fue llamado a Sumbilla, <i>“con el objeto de construir un fuerte sobre el Bidasoa”</i> y aguardar el paso de los pocos puentes que aún seguían en pie,<i> “asegurando las comunicaciones por Yanci y Echalar”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras en Navarra se tomaban en serio las tareas de fortificación en un intento de no perder completamente la provincia, en Gipuzkoa cundía el miedo, especialmente en Irun, ante la posibilidad que el ataque a Endarlatsa hubiera sido el preludio de una ofensiva mayor. Así lo recoge el diario <i>El Pensamiento Español</i> del 6 de junio: <i>“El Gobernador Militar de San Sebastián manifiesta que el Comandante Militar de Irún ha mandado concentrar la sección de Fuenterrabía porque se decía que facciones gruesas (carlistas) están en Vera y que hoy avanzarían por lo que hay pánico en aquella villa y tendrá que abandonar la estación”</i>. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidZEdYtyohHU31D1uxRLpzDpNDZH4qwGHo5PJb2O1jLc6VG3IxcqQVubDX-lF1E2W494QaMQWFsdGlyolfq8PWrmvRgzOC08NA52ps-GwsG67KDmo8Y6MuK-BKW3v9zbhd8gjphWww-HRG/s1600/carta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidZEdYtyohHU31D1uxRLpzDpNDZH4qwGHo5PJb2O1jLc6VG3IxcqQVubDX-lF1E2W494QaMQWFsdGlyolfq8PWrmvRgzOC08NA52ps-GwsG67KDmo8Y6MuK-BKW3v9zbhd8gjphWww-HRG/s200/carta.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carta manuscrita del General<br />
Castillo del 7 de junio de 1873.<br />
Archivo Zavala</td></tr>
</tbody></table>
Tres días después el alto mando liberal en Gipuzkoa todavía no sabía qué era exactamente lo que había ocurrido en el paso fronterizo e intentaba recabar toda la información posible. En el archivo Zabala se encuentra digitalizada una corta orden manuscrita, con varias correcciones, perteneciente al puño y letra del General Castillo: <i>“Sírvanse V.E mandar orden a su Jefe que pase a Irún, se instruya expediente sobre el desgraciado (<strike>incidente</strike>) </i><i>suceso </i><i> de Endarlaza, (<strike>y sobre todos lo que con ese estén relacionado a fin de esclarecer los hechos</strike>) esclareciendo los hechos y cuantos con él tengan relación. 7 de junio de 1873. El Comandante General”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ese mismo día, el general Nouvilas hacía público el siguiente orden, no exento de crítica hacía aquellos desdichados que en un intento de salvar sus vidas habían rendido sus armas, tratándoles, poco menos que de cobardes: <i>“Ejército de Operaciones del Norte.=E. M. G.=Orden general del día 7 de Junio de 1873, en Echarri·Aranaz.=El destacamento del puente de Endarlaza, compuesto de 39 carabineros, se ha dejado sorprender el día 30 (sic) del corriente. El oficial y 26 carabineros, rendidas las armas y prisioneros de guerra, han sido bárbaramente maltratados, y con aleve villanía pasados por las armas. Después que ha tomado el mando de los bandidos de D. Carlos, su pretendido Ministro de la Guerra, titulado general D. Joaquín Elio, de esta manera inaugura su campaña. El desastroso fin de nuestros compañeros es el que os espera, si cometéis la torpeza de dejaros sorprender, con la cobardía de rendir las armas que la República os ha confiado para la defensa de la libertad. Han inaugurado la guerra á muerte; así lo quieren, así sea; ojo por ojo, diente por diente. La sangre de vuestros hermanos reclama más energía y más actividad que nunca, para acabar de una vez con esos vándalos, que en nombre del altar y del trono llevan el pillaje y el exterminio, como enseña de sus propósitos de feroces instintos. Soldados: ya que nuestros enemigos huyen siempre de vuestras bayonetas, necesario es que redoblemos hoy nuestras marchas, para que no les quede ni aun el recurso de la fuga; nuevos esfuerzos espera, y no duda ni un momento los haréis con entusiasmo, al grito de ¡viva la República!== Vuestro General en Jefe.=Nouvilas”</i>. Pero a Novilas le quedaba poco tiempo en el teatro de Operaciones del Norte. El 13 de julio dimitía dejando una hoja de méritos donde los errores eran mas abundantes que los aciertos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNYhUbAATOGlfo94SGjaid4d8RaqJliFkSn7tulIX2ZBa0H4MIJGbq4fUtb52254DgxIXvXA6R3UBuUAX_osw1j_TRmN6KehTXNXhxoDv5X6ImlleHPizDSW2jn4_Sk4obMT-GQv4Ub82B/s1600/LA+FLACA_editado-1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNYhUbAATOGlfo94SGjaid4d8RaqJliFkSn7tulIX2ZBa0H4MIJGbq4fUtb52254DgxIXvXA6R3UBuUAX_osw1j_TRmN6KehTXNXhxoDv5X6ImlleHPizDSW2jn4_Sk4obMT-GQv4Ub82B/s1600/LA+FLACA_editado-1.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen satírica de Nouvilas jugando a la gallinita<br />
ciega con Santa Cruz y otros oficiales carlistas . Diario <i>La Flaca</i></td></tr>
</tbody></table>
El 8 de junio, el comandante militar del fuerte de San Blas en Ormaiztegui, clamaba venganza en otro documento remitido a sus superiores: <i>“Comandancia Militar del Fuerte de San Blas de Ormaiztegui. Excelentísimo Señor: toda la fuerzas de este fuerte me ha hecho presente solicite de la superior autoridad de V.E, permiso para que se le conceda marchar en columna a fin de vengar las víctimas de sus compañeros, asesinados inhumanamente en el destacamento de Endarlaza por una partida de cafres carlistas. Los que con sumo disgusto participo a V.E para su superior conocimiento, rogándole se sirva merecer su aprobación a de quien corresponda. Fuerte de San Blas de Ormaiztegui a 8 de junio de 1873. El comandante militar Juan [ilegible]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, en los rotativos del momento iban apareciendo datos e informaciones, con diversos matices en función de la afinidad política. Para el día 7, diarios como <i>La Nación</i>, ya registraba la noticia del fusilamiento: <i>“Se ha confirmado, desgraciadamente, la noticia del fusilamiento de los 23 carabineros y el teniente hechos prisioneros en Endarlaza”</i>, sin dar mayor explicación de lo ocurrido. Otros, como el tradicionalista <i>Pensamiento Español</i> del 10 de junio publicaba los pormenores de los ocurrido, pero apostillaba que todos los carabineros habían muerto en la lucha: <i>“[…] Esta es la verdad de lo ocurrido, digan lo que quieran los liberales, que agotan el diccionario de la mentira para calumniar por este hecho al famoso e intrépido guerrillero”</i>. Cuatro días después, en su edición del día 14, el periódico seguía mostrando relatos de ocurrido, pero mantenía la omisión “del detalle” de los fusilamientos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGxSNZClVnKfKvGfQNBPWJwG55UJ6_IF29Fyp2MwuY0O8lASpeDD4x2b5wBS-CSXA9FEW2isUD-PWE4epnjMRAliAtdYF7hEPBWp8BDxYliHBNlNeuKtTAp7NAVI6d0OenJDpl3NJwUWOj/s1600/2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGxSNZClVnKfKvGfQNBPWJwG55UJ6_IF29Fyp2MwuY0O8lASpeDD4x2b5wBS-CSXA9FEW2isUD-PWE4epnjMRAliAtdYF7hEPBWp8BDxYliHBNlNeuKtTAp7NAVI6d0OenJDpl3NJwUWOj/s200/2.jpg" width="188" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de la noticia del<br />
Pensamiento Español de 10 de junio<br />
de 1873. Hemeroteca Digital</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Algunos periódicos, como el <i>Boletín de Comercio</i> del 19 de junio, <i>La Nación</i> del 18 de junio o el <i>Correo Vascongado</i> del 24 de junio, no dudaban en destacar el componente de conflicto internacional que había generado el cura, al ordenar hacer fuego sobre los supervivientes que estaban ya en territorio francés, mientras eran auxiliados por gendarmes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco el carlismo “oficial”, con el que Santa Cruz mantenía ya importantes desencuentros que sobrepasaban el calificativo de rebeldía, encajaron lo sucedido en Endarlatsa, sumándose esta acción a la larga lista de insubordinaciones que Santa Cruz presentaba ya en su haber. El general Lizarraga, llamado a comandar los batallones gipuzkoanos, así como otros prohombres afines a la causa en la provincia, no dudaron en pedir “la cabeza del cura ” ante el mismísimo Carlos VII. Comenzaba el ocaso de la figura de Santa Cruz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Viudas y Huérfanos</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya se ha indicado que una parte de los cadáveres de los carabineros fueron retirados al cementerio de Bera; pero días más tarde, y tomando como referencia los datos que se localizan en los archivos parroquiales, algunos cuerpos parece que fueron trasladados a Irún, como el del Teniente del destacamento, Valentin Garcia, cuya defunción quedó registrada el 9 de junio en la parroquia de Santa Maria del Juncal. Transcurridos algunos meses, concretamente el 17 de noviembre de 1873, en el libro de finados de esta misma parroquia se incluyó un certificado de defunción de varios de los carabineros; posiblemente a instancias de sus familiares. Este es el caso del cabo 1º Miguel Mendez, del cabo 2º Francisco Alvarez, o los carabineros Ciriaco Lopez, Manuel Suarez, Miguel Mendez y Francisco Perez. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5PEBE50utqZho3xtAb8jpNb4aPfLfFoJu_5N-59VL-gs8W7_cYgjFBT55EoWwaUPyGEztZcHo6eIRxHxb3HMrmM2mI-EQXM0agPoqVlpPZAPLxuRfW29_4ysiRTrd4GMtds7E2mq9HdqL/s1600/viudas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="177" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5PEBE50utqZho3xtAb8jpNb4aPfLfFoJu_5N-59VL-gs8W7_cYgjFBT55EoWwaUPyGEztZcHo6eIRxHxb3HMrmM2mI-EQXM0agPoqVlpPZAPLxuRfW29_4ysiRTrd4GMtds7E2mq9HdqL/s320/viudas.jpg" width="320" /></a></div>
El fusilamiento de los carabineros dejó oficialmente un número de 25 viudas y 72 huérfanos; de hecho, un repaso a los archivos parroquiales añade algunos detalles de la vida familiar de estos hombres. Gracias a estos registros sabemos que el carabinero Pedro Cervino se había casado en 1869 con Pantaleona Calzada en Irun; Manuel Antuña el mismo año en Hernani con Agustina Yradi; Gavino Fernandez en Elduain con Juana Urdinarrain, y en los archivos consta que tenían ya dos hijos, el último nacido en 1872, bautizado en Hondarribia; o como el cabo Francisco Alvarez, que se había casado en 1864 con Maria Evarista Andreano en Getaria, teniendo por lo menos dos hijos: Bonifacia y Francisco. Este último, y como ya hemos hecho constar, llegó a ser coronel del Regimiento Sicilia, permaneciendo fiel al orden establecido por la Segunda República, lo que le valió pasar por un consejo de guerra, siendo apartado del ejército y <i>“condenado a la pena de tres años y un día de prisión correccional”</i> (<i>Boletín Oficial del Estado</i> del 5 de Junio de 1937).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la mayoría de los casos la unidad familiar, no sólo se perdió un marido o un padre, sino también el sustento económico. A los pocos días y según recoge <b>Fermín Muñoz</b>: <i>“El Ayuntamiento de San Sebastián, para aliviar la situación de las familias de los 35 carabineros asesinados por los carlistas en Endarlaza, el día 4, abre una suscripción popular el día 11, encabezada por el Ayuntamiento”</i>. El tema fue llevado también al Palacio de las Cortes el 17 de junio, quedando la interpelación recogida en el diario<i> La Iberia</i>: <i>“El Sr. La Hidalga: Tengo el honor de presentar á las Cortes una exposición de los jefes y batallón de voluntarios de San Sebastián suplicando á la Cámara se sirva acoger bajo su amparo a las 25 viudas y "72 huérfanos de los carabineros que en el encuentro del día 4 del corriente y en el puente de Endarlaza fueron bárbaramente sacrificados por las hordas del cabecilla que sin duda por un sarcasmo sangriento se llama sacerdote y se apellida Santa Cruz: y en cuya exposición se hacen resaltar las dificultades con que luchan los defensores de la República, que si caen prisioneros son asesinados o quemados vivos, mientras los facciosos apenas sienten el rigor de la ley”</i>. El tema fue finalmente tratado en la sesión del 17 de septiembre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>“Cabezas de Turco”</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Especialmente duro fueron los efectos de estas muertes en la población de Irún, donde vivían la mayoría de los Carabineros. Además del miedo e indignación, se produjo un gran descontento dirigido hacia los mandos de los Carabineros, siendo éstos los considerados responsables indirectos de la matanza. El principal protagonista de esta “caza de brujas” será uno de los oficiales de la Comandancia de Irún; el mismo que había redactado una de las cartas haciéndose eco de los quejas de los carabineros, <b>Jose Arnaiz</b>. De nuevo hallamos en el archivo Zavala una larga misiva donde el Gobernador Militar en San Sebastián hace partícipe al Comandante General de las tropas liberal en Gipuzkoa, el general Castillo, de una larga lista de hechos, muchos de ellos no probados, que afeaban la actitud de Jose Arnaiz; acusándolo, literalmente y entre otras lindezas, de pasar información a los carlistas y de cobardía ante el enemigo. El parte que llegó a manos del general Castillo, 3 días después de los sucesos, no tenía desperdicio:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRBh76CES3jMzGzKsi8NDp8hzntuq25fHothHdjgeEU_ZCBseyKPE2fSja_WOGwRMHlyv8xTFo69TXQk8RR1KdtmXovM90edmJS68mNs9nbBHYAgc-rb3PJmyN0oYbJTyS2FG81t-bfmwo/s1600/G38676.tif" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRBh76CES3jMzGzKsi8NDp8hzntuq25fHothHdjgeEU_ZCBseyKPE2fSja_WOGwRMHlyv8xTFo69TXQk8RR1KdtmXovM90edmJS68mNs9nbBHYAgc-rb3PJmyN0oYbJTyS2FG81t-bfmwo/s320/G38676.tif" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuerzas de seguridad (carabinero, guardia civil y miquelete) <br />
encargadas de la vigilancia de la frontera (anterior a 1907).<br />
Fototeca del Archivo Municipal de Irun</td></tr>
</tbody></table>
<i>“Por los telegramas recibidos estos días del Comandante Militar de Irún, el Jefe de esta comandancia D. Jose de Arnaiz, habrá V.E visto que dicho jefe no solo carece en Irún del prestigio indispensable para el desempeño de su cometido; sino que se ha tenido en los días una explosión popular contra él, según ha afirmado el mismo telegráficamente a V.E y a mí. Y a la autoridad militar anterior a V.E así como al jefe económico me habían dicho presente, carecía dicho D. Jose de Arnaiz de las condiciones precisas de mando y su poco concepto, lo mismo ante ellos que ante sus subordinados; y el poco tiempo que llevo mandando esta comandancia me ha convencido de que desgraciadamente carece del prestigio necesario.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Aunque no sea la causa del trágico y desgraciado fin del destacamento de Endarlaza como le acusa las opiniones en Irún, esta se fundó en que vive en casa de un pariente suyo llamado Aguinaga, en íntimas y relaciones estrechas con el que también la habita. Este Aguinaga conocido en el país como acérrimo partidario de la causa carlista, tiene un hijo cura tan recalcitrante como él, y de aquí el que se asegura que Arnaiz le entera de cuantos los telégrafos y comunicaciones recibe, que ellos utilizan avisándolos a los facciosos, y en lo que ignoro lo que haya de verdad. Así mismo se dice, que en su contraste con la intimidad que tiene con su citado pariente, rehúye y esquiva el trato con los jefes de Nacionales de Irún, guardando con ellos la mayor reserva, así como la guarda también con el capitán de las compañía del Cuerpo allí situado. Dicen que en los momentos de peligro no se le ve nunca, así como que tiene guardia en su casa y no sale sino acompañado de carabineros, demostrando una falta de valor que honra poco al que viste el uniforme militar.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>De todos estos dichos, cuyo total fundamento ignoro, pero que aseguran unos y otros; es para mí la causa de esa excitación que el mismo confirma hay contra el en la población; y el desaliento de la fuerza de que se me queja en un telegrama de anoche cuya copia acompaño a V.E. Por la razón he creído deber dirigir mi voz a la fuerza de las Comandancia en una orden cuya copia es también adjunta, para reanimar su espíritu y hacer renacer la confianza; pero creo que en las actuales circunstancias no puede ni debe continuar al frente de aquella Comandancia Militar un Jefe que con más o menos fundamento tiene tan poco prestigio ante la opinión pública. V.E sin embargo con su mayor criterio resolverá lo que tenga conveniente si es que uno de los varios jefes del ejército que asisten en esta plaza sin comisión ni destino no pueden utilizarse en aquel, mientras el Inspector del Cuerpo no releve a dicho Jefe, a quien lo suplico con fecha de hoy”. Lo que tengo la honra de trasladarle a V.E con inclusión de copia de los citados documentos para su superior conocimiento, debiendo significarle que en esta plaza existen todos los jefes del Regimiento de Infantería de Luchana y el capitán de carabineros D. Jose Martinez, el cual ha estado ya desempeñando interinamente el referido cargo en aquella villa. Dios que a V.E guarde muchos años. San Sebastian 7 de Junio de 1873. Jose Moreno de Christo”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En su contestación del 8 junio, el general Castillo, resolvió la inmediata sustitución de Jose Arnaiz, por el capitán de carabineros Jose Martinez. Poco importaba que Arnaiz hubiera manifestado en anteriores cartas las deficiencias del puesto y que las órdenes del desplazamiento de los carabineros a Endarlatsa hubieran partido directamente del general Castillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ante la indignación popular de los sectores liberales, tampoco faltaron intentos de linchamiento de prisioneros carlistas, tal y como queda recogido en el diario <i>La Iberia</i> del día 24 de junio: <i>“[…] Al salir del gobierno civil para llevar los prisioneros a la cárcel, hubo voces pidiendo que se les diera muerte en represalias del fusilamiento de los carabineros de Endarlaza. El tumulto iba creciendo; pero merced a la energía del señor Tablas, capitán que mandaba la fuerza que se metió resueltamente con su caballo en medio de los amotinados y les apostrofó con calor, no hubo que lamentar serias consecuencia</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia7iD30vQPp75M5SxRuCPQ9AZ3bXIZvkCEAEIYLUwKUqgU5wI9iQWb5w0-Mfrka4JpDfKQJOocR9IJsE1O6Qr-Ff6C_GEOawmQYpiAoN0f5V5E8AcOH1Fw4CRVV9SFCXKpoPz_2bV-hqva/s1600/S19_001608.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="170" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia7iD30vQPp75M5SxRuCPQ9AZ3bXIZvkCEAEIYLUwKUqgU5wI9iQWb5w0-Mfrka4JpDfKQJOocR9IJsE1O6Qr-Ff6C_GEOawmQYpiAoN0f5V5E8AcOH1Fw4CRVV9SFCXKpoPz_2bV-hqva/s400/S19_001608.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ambulancias carlistas cruzando el Bidasoa con heridos, cerca de Endarlatsa.<br />
Álbum Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Con la guerra en curso, las ruinas del fortín todavía eran visibles un par de años después. Según se relata en el libro <i>Memorias de la Pacificación</i>: <i>“[…] Pocos metros hacia el interior de España, en la orilla derecha del río, me mostraron el sitio en donde dos años y medio antes habían sido fusilados 37 (sic) carabineros por aquel mentido ministro del Señor. Del destacamento que en aquella ocasión cayó prisionero, librándose tres (realmente fueron seis) tan solo, por pura casualidad, de la pena de ser fusilados: dos han fallecido ya, de dolencias naturales; el restante permanece en Endarlaza, dedicado a su oficio, cual sino quisiese abandonar las cenizas de infortunados compañeros. […] En la margen derecha no hay más construcciones que un viejo caserón, que debe ser almacén de minerales. Y la incendiada caseta de los carabineros.[…] pocos metros más allá de la caseta, el camino está cerrado por una fuerte barricada, y a poca distancia también, detrás de aquella, extinguesé todo el camino, pues el de Irún continua por la orilla opuesta, y el Bidasoa deja de pertenecer a España en todo su ancho, para convertirse en raya fronteriza. […] en la margen izquierda, el puente de hierro desembocaba con la carretera, sobre una reducida explanada, en la cual existe un edificio, de construcción moderna, destinado a oficina de la compañía minera y habitaciones para los empleados. En su fachada campea el pabellón inglés.”</i><br />
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Reconstrucción del Puente y Defensas de “Erlaitz-Endarlaza”</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El puente de Endarlatsa permaneció destruido a lo largo de toda la contienda. El paso del cauce se realizaba como antaño, gracias a gabarras que iban de un lado a otro. Con la guerra ya terminada, el <i>Diario de Navarra</i> del 5 de agosto se hizo de nuevo referencia a la presencia inglesa en la industria minera del lugar en estos términos: <i>“Los ingleses, que de todo saben sacar partido, se aprovechan ahora de nuestra triste situación; han establecido por su cuenta y para uso particular un puente, o mejor dicho, han colocado unos tablones sobre dos barquichuelas y exigen, según se nos dice, veinte reales vellón por cada carro que pasa”</i>. No se tuvo que esperar demasiado. Poco más de una año después, un puente volvía a cruzar el Bidasoa por Endarlatsa, suprimiendo la destrucción causada por la partida de Santa Cruz. El puente construido en hierro en los talleres de Bélgica de la fábrica Willebroek fue embarcado a finales de agosto de 1877 y terminado de montar en su lugar en noviembre de ese mismo año.<i> “Digno de alabanza es el celo de nuestra corporación provincial demuestra en el desarrollo de las obras de caminos, fuente de riqueza para los pueblos, y en su deseo de borrar cuanto antes las huellas que en ellos ha dejado la última guerra civil”</i> (<i>El Eco de Navarra</i> del 18 de noviembre de 1877). Pero años después ya sabemos que el nuevo viaducto sufrió idéntica suerte que el anterior, y lamentablemente, la guerra carlista, no fue la “última guerra civil”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-TS8bkNFYtvcpdW3-oi5TgyYjydNp1Ake7N60lANfracCsVI82QBHpLiwMzxGf6_YRzjXBFwCEGK37rtFfcMOXLiyscLFjh93F7gEaQuHxLoPMzQ7bD5ovZxwJx3Nx4YZSZzdGLFEthAt/s1600/G38111.tif" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-TS8bkNFYtvcpdW3-oi5TgyYjydNp1Ake7N60lANfracCsVI82QBHpLiwMzxGf6_YRzjXBFwCEGK37rtFfcMOXLiyscLFjh93F7gEaQuHxLoPMzQ7bD5ovZxwJx3Nx4YZSZzdGLFEthAt/s320/G38111.tif" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Garitón sobre el puente de Endarlatsa, de la línea Erlaitz-Endarlaza.<br />
“<i>La línea de fortificación Erlaitz – Endarlaza</i>”</td></tr>
</tbody></table>
Paralelamente a la reconstrucción del puente, en 1878 el Gobierno de la Nación se tomó muy en serio la fortificación de la zona de Endarlatsa. El sistema de defensas construidas en aquel momento ha sido estudiado en detalle por <b>Juan Antonio Saenz</b>, con varias publicaciones sobre el mismo, destacando: <i>“La línea de fortificación Erlaitz – Endarlaza”</i>. Saenz recoge en este artículo la memoria del proyecto y su justificación: <i>“[…] El pensamiento que ha determinado en el General en Jefe del Ejército del Norte la ocupación de dichos puntos y construcción de estas obras ha sido el de prevenir y dominar una insurrección en el país a cuyo objeto responden las mismas sin que estas tengan otro carácter ni importancia que el de obras provisionales pues que el establecimiento de fortificaciones permanentes requieren más atención y detenido estudio...”</i>. Es decir, estaba especialmente diseñada para evitar que en el caso de una nueva insurrección carlista, las tropas rebeldes de gipuzkoanos y navarros entrasen en comunicación. Y si bien las consideraban como “obras provisionales”, lo cierto es que nada tenían que ver con aquel improvisado y endeble fortín que el ejército construyó en 1873, incluyendo: la torre telegráfica de Erlaitz, el fuerte de Pagogaña, la torre de Pika y Endarlaza; así como un garitón sobre el reconstruido puente del Bidasoa. Son precisamente las ruinas de algunas de estas defensas, las que todavía hoy, controlan desde sus derruidos muros el paso sobre el puente del Bidasoa.</div>
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<b>Recuerdo en la Memoria Colectiva y el Monumento</b></div>
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En 1882 el capitán H. Hue, un agregado militar francés visitó (en calidad de espía) las por entonces recién estrenadas fortificaciones de Endarlaza. Curiosamente en su informe hizo clara referencia a los fusilamientos de 1873, incluyendo en su redacción algunos datos de lo ocurrido: <i>“La orilla guipuzcoana no ha sido cruzada nunca por ejército alguno y así permanecería mientras que la población, a cien pasos de mi ingreso en territorio de España, tiene presente a la mínima la sangrante ejecución de 33 carabineros de Endarlaza bajo las órdenes del cura de Santa Cruz, que inauguró la larga serie de sus fechorías”</i> (Juan Antonio Saenz). Es decir, años después, los fusilamientos permanecían todavía “bien presentes” en la memoria colectiva; sin embargo no fue hasta entrado ya el siglo XX cuando se materializó un monumento que sirviera de recuerdo; si bien, y según consta en la <i>Revista técnica de la Guardia Civil</i>, hasta ese momento: <i>“[…] tan sólo existió una cruz y una pequeña empalizada que rodeaba el árbol a cuyo pie se realizó el fusilamiento”</i>.</div>
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El lugar físico del fusilamiento había quedado en esta memoria colectiva marcado geoespacialmente al borde la cuneta de la vieja carretera, bajo las ramas de un árbol de porte importante, identificado en la mayoría de las crónicas y avalado por la fotos de época, como un castaño, aunque también se muestran variantes en las descripciones que nombran el árbol como un nogal o una encina. Según se describe en el <i>Heraldo de Zamora</i> en su edición de 8 de agosto de 1898:<i> “[…] en el tronco de un hermoso castaño que desde algunos metros arriba en la falda de la montaña parece extender sus ramas sobre el lugar de la ejecución, ha grabado un sencilla memoria […]. La inscripción se ve desde la carretera, forma un cuadro como de media vara en el tronco, y por el grueso de la corteza arrancada, hace el efecto de un nicho antiguo cuyas letras hubiere medio borrado el tiempo. Dice así: Fusilamiento de Carabineros - Día 4 de Junio – Año 1873 – R.I.P”</i>.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmmXpYcPCmCNOLTkN5TIoW9c76yf6YygF3s4mZgEFiDAk3AaN8a4lKErSmKgdtXl0LfUzOxFXN9E2pOttHpjYpvrS3igih0IZkUo9t7165C0DSDlU5rl907_CuzGH5DQecA_0JQ1wT267y/s1600/A.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmmXpYcPCmCNOLTkN5TIoW9c76yf6YygF3s4mZgEFiDAk3AaN8a4lKErSmKgdtXl0LfUzOxFXN9E2pOttHpjYpvrS3igih0IZkUo9t7165C0DSDlU5rl907_CuzGH5DQecA_0JQ1wT267y/s1600/A.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monumento de 1907.<br />
Revista <i>Ahora</i></td></tr>
</tbody></table>
El suceso dejó una fuerte impronta en la fronteriza Irún, siendo los sectores republicanos los que impulsaron actos de recuerdo. El 23 de mayo de 1903 se incluyó en el callejero de la ciudad, el nombre <b>“Martires de Endarlaza”</b>, y el 13 de junio de ese mismo año, en el diario <i>Unión Republicana</i> apareció la siguiente noticia: <i>“Hoy se han llevado a efecto una imponente manifestación, organizada por los elementos republicanos e Irún, con objeto de rendir solemne tributo de a admiración, a la memoria de los mártires del avecilla Santa Cruz, sacrificados en la última guerra carlista. Depositáronse varias hermosas coronas en la tumba de los beneméritos patriotas, y se pronunciaron sentidos discursos necrológicos. El acto se ha verificado en medio del orden más completo”</i>.</div>
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Fue en un desapacible día, a primeros de octubre de 1907 cuando finalmente se procedió a la inauguración de un pequeño monumento en Endarlatsa<i> “que el cuerpo de carabineros dedicaba a la memorias de los compañeros fusilados por los carlistas en Endarlaza en el año 1873”</i>. La idea había partido del militar y periodista <b>Basilio Lacort Larralde</b>, que desde su diario <i>El Porvenir Navarro</i> de tendencias claramente republicanas y anticlericales, había impulsado una suscripción con el fin de recaudar fondos para costear el monumento: <i>“[…] donativos desde diez céntimos, cuota mínima, a una peseta, cuota máxima”</i>. El día 2 de octubre de aquel año, se inauguró este recordatorio, emplazado a la salida del puente, ya en la orilla Navarra. En una carta al director en la revista <i>El Motín</i> de 1909, se justificaba esta localización, en vez del castaño que tradicionalmente se establecía como lugar del fusilamiento, de la siguiente forma: <i>“[…] estuviese vigilado de cerca por las fuerzas del Resguardo, y evitar así un desaguisado que los fanáticos campesinos pudieran llevar á cabo con el monumento”</i>. El carlismo seguía siendo una fuerza imperante en la zona, y se temía la destrucción del mismo.</div>
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<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEise2LJZvZ70Q_yJx551vYgeopY3rQfXCzVEnr28bC-CYrTpdoLGFoesgZ3K1h_hBgmQgEvT4Su6kThYEO2Tmdu7bSRBf5fYgvJMPuzDc6DNfOkKbZC0l8jKgvokHf8z6XswJucj-RdZzp1/s1600/Basilio+Lacort+1907+Endarlatza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="283" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEise2LJZvZ70Q_yJx551vYgeopY3rQfXCzVEnr28bC-CYrTpdoLGFoesgZ3K1h_hBgmQgEvT4Su6kThYEO2Tmdu7bSRBf5fYgvJMPuzDc6DNfOkKbZC0l8jKgvokHf8z6XswJucj-RdZzp1/s400/Basilio+Lacort+1907+Endarlatza.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de la inauguración del monumento en octubre de 1907.<br />
<a href="http://bidasoaikerketazentroa.blogspot.com.es/">Bidasoa Ikerketa Zentroaren Bloga</a></td></tr>
</tbody></table>
En la hemeroteca se localizan varias descripciones del momento de la inauguración, así como algunas fotos del mismo, encontrándonos datos adicionales en el trabajo que <b>Aurelio Gutierrez</b> ha publicado en el blog Bidasoa Ikerketa Zentroa, donde se indica que también el castaño fue participe de este primer homenajes: <i>"Alrededor del histórico castaño, se había colocado un enverjado de madera y en el centro una cruz sobre una grada también de madera, con la siguiente inscripción. “Recuerdo que el cuerpo de carabineros dedica a sus compañeros fusilados por los carlistas en este sitio después de heroica defensa del puesto a su cargo- Provisional- Año de 1873"</i>. Según el diario <i>ABC </i>del 11 de octubre el monumento inaugurado en el extremo del puente <i>“esta formado por una lápida de piedra arenisca sustentada por un zócalo de tres cuerpos y una base, todo del mismo material. Tiene unos tres metros de alzada y lo rodea una verja de hierro, sencilla”</i>. En la lápida se mostraba una descripción alusiva al fusilamiento, señalando directamente al cura Santa Cruz como responsable del mismo. <i>La Correspondencia Militar</i> del 7 de octubre añadía que al acto acudieron <i>“representaciones liberales y republicanas de San Sebastián, Tolosa, Irún y otros muchos pueblos de Navarra y Guipúzcoa”</i>; y la revista <i>Museo Criminal</i> del 1 de noviembre señalaba: <i>“[…] descubrió la lápida el carabinero Santiago Benavides, ya retirado y superviviente único de aquella tan memorable cuanto luctuosa jornada”</i>; apostillándose en la revista <i>Motín </i>que el retirado carabinero, <i>“[…] recogió de los circunstantes unas 200 pesetas para aliviar su situación precaria”</i>. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAlSYxwmKUaOqHjNRvIdvlWrkZnk9QCrblQtqo8tKZ_NuaH4VbnfG_UMJ4MtlILsMbFxBSifyKEhq-zC2B2uUUuPpAITEwduVb0V0TQOyY9IdTn22QKZwKdClWB2QGE54lVex4ViIr4c70/s1600/be.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAlSYxwmKUaOqHjNRvIdvlWrkZnk9QCrblQtqo8tKZ_NuaH4VbnfG_UMJ4MtlILsMbFxBSifyKEhq-zC2B2uUUuPpAITEwduVb0V0TQOyY9IdTn22QKZwKdClWB2QGE54lVex4ViIr4c70/s1600/be.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Santiago Benavides.<br />
Diario ABC</td></tr>
</tbody></table>
No hay muchas referencias sobre las vidas de los 6 supervivientes al ataque al fortín en los años posteriores. En muchas de las crónicas indican que varios murieron de causas naturales en los años siguientes, siendo el leones <b>Santiago Benavides Rodriguez</b>, el último superviviente. Curiosamente su vida fue lo suficientemente azarosa como para poder seguir su rastro. Gracias a los archivo parroquiales sabemos que diez años después de los sucesos de Endarlatsa, Santiago se casaba en Deba con la donostiarra Josefa Aspiazu Echeverria, con la que tuvo por lo menos un hijo. Su último destino como carabinero, previo a su jubilación fue la población fronteriza de Urdax, donde permaneció trabajando como estanquero. En noviembre de 1906, su nombre volvió a aparecer en las crónicas de sucesos en un intento de asesinato perpetrado por su propia esposa. El diario <i>Eco de Navarra</i>, en su edición del 7 de eses mes indicaba que la pareja <i>“es un matrimonio mal avenido”</i> y <i>“el día 2 aproximadamente a las nueve horas, salió dicho Benavides a la puerta de su casa pidiendo auxilio y con la cara ensangrentada y al parecer perseguido por su esposa, […] tiene cuatro heridas en la cabeza, una en antebrazo izquierdo u otra en un dedo de la mano derecha”</i>. Tal vez por ello, algunos diarios hablaban del “precario” estado de este hombre.</div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIZ0cRKgoyXBrmvv_VeKKPa_Z86n3aINZUFtfBGqu_l9h0S1oNIjLO9i1qF9eoFVPvjPD2Xo8OghskYlf3oV7Nyqr-bcTtIL3wjs2kbZFDZSiKFfE2iDbjaSYvOlp97BvmUlPvDbPUn3ft/s1600/0404R.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIZ0cRKgoyXBrmvv_VeKKPa_Z86n3aINZUFtfBGqu_l9h0S1oNIjLO9i1qF9eoFVPvjPD2Xo8OghskYlf3oV7Nyqr-bcTtIL3wjs2kbZFDZSiKFfE2iDbjaSYvOlp97BvmUlPvDbPUn3ft/s320/0404R.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de la misa celebrada el 4 de junio de 1909 en la<br />
zona Gipuzkoana. <i>La Ilustración Militar</i></td></tr>
</tbody></table>
Existe una última anécdota en relación con el acto de inauguración y es que según se explica en la <i>Revista Técnica de la Guardia Civil</i> de 1918: <i>“Al acto de la inauguración asistieron representantes de las autoridades, civiles y militares de Guipúzcoa y Navarra, teniendo que decirse la misa, que se celebró con tal motivo en territorio de la primera de dichas provincias, por no haberse recibido del obispo de Pamplona las licencias necesarias para verificarlo en jurisdicción de Navarra”</i>. Esta "ausencia de licencia" parece que duró varios años, ya que existen documentos gráficos donde se observa cómo el oficio religioso se celebraba al otro lado del puente, en territorio de Gipuzkoa.</div>
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<br /></div>
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A partir de ese momento comenzaron las instituciones a formalizar los actos conmemorativos; aplaudiéndose el evento por las fuerzas políticas liberales y republicanas, pero siendo claramente denostado por las tradicionalistas. En 1910, en el ayuntamiento Irun, y según se recoge el diario <i>La Rioja</i> del 2 de junio, tras una agria polémica donde los concejales carlistas habían calificado a los carabineros fusilados como “traidores”, <i>“[…] se presentó una proposición pidiendo que para conmemorar en su aniversario la fecha de aquella tragedia, el Municipio depositase una corona en el monumento levantado a las víctimas. Así se acordó por mayoría”</i>. </div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTzQ0pTOTkoMfXYWmrcrk9IaPI4Z6y9uowqAksiY2WsJchyphenhyphenGaB3FOSG6gkFQQeuXB7NrGlwqlRWD4LasxELiqVQBhP1CuAVzGGq7allVn-rWrTNzP2wi40D2O2hi3AVmwnuOoy6aBSIIi5/s1600/51724.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTzQ0pTOTkoMfXYWmrcrk9IaPI4Z6y9uowqAksiY2WsJchyphenhyphenGaB3FOSG6gkFQQeuXB7NrGlwqlRWD4LasxELiqVQBhP1CuAVzGGq7allVn-rWrTNzP2wi40D2O2hi3AVmwnuOoy6aBSIIi5/s400/51724.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mausoleo a los pies del castaño construido en 1913.<br />
<i>Fototeca del Archivo Municipal de Irun</i></td></tr>
</tbody></table>
Coincidiendo con el 40 aniversario del fusilamiento, en 1913, se construyó un nuevo monumento de mayor porte, y esta vez, se emplazó a los pies del famoso castaño, coexistiendo ambos elementos recordatorios al menos durante un tiempo (<b>Alberto Montezuma</b> en su libro <i>Nariño, tierra y espíritu</i>). En 1918 encontramos en el número de noviembre de la revista <i>Técnica de Guardia Civil</i>, que el monumento “provisional” de 1907 había sido sustituido por un mausoleo que definía como <i>“una construcción elegante y sencilla”</i>. Las fotos de época muestran una sobria estructura cuadrangular, a cuya parte superior se accedía mediante una escalinata. La zona superior quedaba rematada por una barandilla de planta, en cuya parte central se localizaba un laude con descripciones alusivas y en cuya cúspide se encontraba una corona monárquica: <i>"A la memoria del oficial y 34 carabineros defensores del puente de Endarlaza fusilados innoblemente por el cabecilla carlista Cura de Santa Cruz en 4-6-1873"</i> y abajo<i>"El Cuerpo de Carabinero 1913"</i>. Por último, en la base del monumento se localizaba una placa de mármol, con los nombres de los carabineros muertos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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El mausoleo fue escenario de concurridas conmemoraciones anuales, donde se daban cita simpatizantes de ideas republicanas; tanto es así, que en la mayoría de las fotos que se conservan de los fastos, la corona monárquica que remataba el monumento quedaba siempre tapada mediante el uso de algún adorno o bandera. La "fiesta-recordatorio" incluía por norma general, la colocación de coronas florales, misa y desfile militar seguido de un “lunch” para las autoridades. Sin embargo, la fractura ideológica de la sociedad seguía notablemente vigente, no faltando tampoco las críticas desde los sectores tradicionalistas: <i>“No he de comentar ésa promiscuación política de elementos liberales y republicanos con asistencia de las autoridades civiles y militares, unidos, más que en su piedad hacia los carabineros sacrificados durante la pasada contienda, en su odio a los principios y aspiraciones de la Tradición Nacional”</i> (<i>El</i> <i>Cruzado Español </i>del 13 de junio de 1930).<br />
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</div>
</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLlbD9OhftzvRsvOl3V1DgeoklNKSlA_fMlSlJVzyuj7B-dv5woESFgsfCtri3amEYSgKe2hnpHLZ_84_i-ppb-oOVmGVTsIna2qiZvVm1wMXQnVy810PMJgWfIImGlVkwsjYsyFbuROs5/s1600/2710_ca_object_representations_media_107657_original_1931.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLlbD9OhftzvRsvOl3V1DgeoklNKSlA_fMlSlJVzyuj7B-dv5woESFgsfCtri3amEYSgKe2hnpHLZ_84_i-ppb-oOVmGVTsIna2qiZvVm1wMXQnVy810PMJgWfIImGlVkwsjYsyFbuROs5/s320/2710_ca_object_representations_media_107657_original_1931.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen de la conmemoración de 1931. <i>Kutxa Fototeka</i></td></tr>
</tbody></table>
El último aniversario conmemorado sucedió a escasos días del alzamiento del 1936. De hecho, las últimas noticias del acto se recogen el 6 y 7 de junio de 1936 en los diarios <i>El Nervión</i> y <i>La Región</i>: <i>“Esta mañana acudieron las autoridades al acto conmemorativo que se celebró en Endarlaza”</i> y <i>“Asistieron entre otras personalidades los gobernadores civiles de Guipúzcoa y Navarra, el alcalde de San Sebastián, el presidente de la Gestora guipuzcoana, representaciones de las fuerzas de Carabineros y Guardia Civil y los hijos de los supervivientes. Ante los gobernadores civiles desfilaron las tropas”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un mes después comenzaba la Guerra Civil de 1936. Endarlatsa volvía a ser un punto estratégico, siendo el puente destruido en los primeros compases de la guerra para dificultar el avance de las milicias carlistas del Requeté a Gipuzkoa. El monumento de los carabineros, que había sido convertido en un elemento simbólico de ensalzamiento republicano y clara una deshonra para la historia carlista, fue fulminantemente desmontado. El historiador Aurelio Gutierrez ha recogido la siguiente noticia aparecida el 16 de agosto de 1936 en el <i>Diario de Navarra</i>, donde el carlista lesakarra <b>Eladio Esparza Aguinaga</b> hace referencia a la desaparición del mausoleo:<br />
<i><br /></i>
<i>“Me dicen que está en Pamplona una lápida dedicada a los carabineros que fusiló Santa Cruz en Endarlatza. La noticia es satisfactoria en extremo. Aquella lápida era sencillamente un ultraje a la historia, mejor dicho, un ultraje a la verdad. Yo no digo que estuviera mal ni mucho menos una piadosa recordación a los fusilados por parte de sus compañeros. No voy por ahí, porque no debo ir por ahí, que es jurisdicción sentimental de clase o compañerismo. Para la lápida del monumento al pie del monte Endarlatza tenía una significación patente del cónclave en toda aquella zona navarro guipuzcoano, cónclave falso, cónclave de historia podrida y envenenada que ahora es el fruto inevitable de maldición madurado de aquellas simientes, se están extirpando con sangre de héroes de la tierra española. Lo de Endarlatza fue una traición manifiesta que no pudo ser reprimida más que por la última pena. Se levantó en el fortín la bandera blanca, símbolo de la paz y se buscó con la paz la enorme alevosía de martirizar a las gentes de Santa Cruz, cazándolos con engaño. Santa Cruz lo que no perdonaba era la traición, ni en los suyos, ni en los enemigos. Y esta verdad se ocultó, se falsificó en aquella lápida a la que otorgaron categoría de reparación y de homenaje debido a los mártires. Los traidores jamás pueden ser mártires ni héroes. Los traidores no son más que traidores. ¡Y ya es bastante! Y en torno a aquella lápida estaban las gentes desafectadas a la España católica y tradicional, autores de esta horrible hecatombe. ¡Bienvenida sea esta lápida a esta purificación que recibirá indudablemente en Pamplona!</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3p2YbsSIhilcdhXmvOn7EEp5Sp0pAGm4YaYwYJQbhKxD95LCFNc5Nm3DtXufMwghnrqWkW7B1w6G1EbObfQjzMN7MgHSpLu5w2eQ_0Rj8ATLeOLvoUFNkePeolZYS96FcRjByBRj_J-ah/s1600/Monumento+carabineros+anterior+a+2009.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3p2YbsSIhilcdhXmvOn7EEp5Sp0pAGm4YaYwYJQbhKxD95LCFNc5Nm3DtXufMwghnrqWkW7B1w6G1EbObfQjzMN7MgHSpLu5w2eQ_0Rj8ATLeOLvoUFNkePeolZYS96FcRjByBRj_J-ah/s320/Monumento+carabineros+anterior+a+2009.jpg" width="193" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El monumento reconstruido.<br />
<i style="font-size: 12.8px;">"Bera gure herria"</i></td></tr>
</tbody></table>
Y purificada fue, pero no olvidada. Citando a <b>Abdon Frances</b>, un año después de la finalización de la Guerra Civil, en 1940, el memorial fue reconstruido en un “tono menor”, probablemente a instancias de algún estamento militar o social con suficiente poder y contactos como para cuestionar su destrucción y solicitar su restitución. Su simbología fue revisada y adaptada, desapareciendo las inscripciones alusivas a Santa Cruz o al carlismo como perpetrador de la matanza, mostrando la siguiente frase en su laude: <i>"A la memoria de un oficial y 34 carabineros muertos en acto de servicio en la heroica defensa de Endarlaza IV - VI - MDCCCLXXXIII ".</i> También las placas con los nombres y apellidos de <br />
los carabineros fueron repuestas, pero con algunas variaciones en la identificación de los carabineros; y cómo no podía ser de otra manera, la corona monárquica que remataba el original fue eliminada definitivamente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde 1940 el monumento quedó relegado a convertirse en un elemento pintoresco del paisaje de la N-121, sufriendo un paulatino deterioro que llevó a historiadores de la zona, como <b>Andoni Esparza Leibar</b>, a principios del 2000 a poner de nuevo el foco de la atención mediática en su deficiente estado de conservación y la necesidad de perpetuar este elemento de recuerdo de la última Guerra Carlista. </div>
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<br /></div>
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Con las obras de mejora de la peligrosa N-121 para su transformación en autovía, el maltrecho monolito fue desmantelado mientras se ampliaba la carretera y se levantaba el nuevo puente de la autovía sobre el Bidasoa. A mediados de 2009, y tras un serio lavado de cara fue restituido, pudiéndose visitar en una localización muy cercana al lugar donde estuvo el primer monumento, y en la proximidades donde se levantó el malogrado fortín, cómo último exponente tangible de lo ocurrido el 4 de junio de 1873.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtzjJPMUyX4FXdGHafm6itxILFmbwvnuAZb-3-nzEOCQEMMfoWMDp0YVzX2UP9z8EuRTcA9AL7mpyVnReE45OWemrNh79fZ9gT_GJe2mZlTrDIsGe9l8Bby0Gjfje2KoYgIszjkG9JyjK8/s1600/lesaka2012B+073.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtzjJPMUyX4FXdGHafm6itxILFmbwvnuAZb-3-nzEOCQEMMfoWMDp0YVzX2UP9z8EuRTcA9AL7mpyVnReE45OWemrNh79fZ9gT_GJe2mZlTrDIsGe9l8Bby0Gjfje2KoYgIszjkG9JyjK8/s320/lesaka2012B+073.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen actual del monumento</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>A Modo de Conclusión</b></div>
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<br /></div>
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Los documentos oficiales depositados en el archivo Zavala han añadido algunos datos adicionales coetáneos en la maraña de información que supone un hecho histórico y de trascendencia, como fue el fusilamiento de los carabineros a manos del cura Santa Cruz. Semejante ejemplo de laberíntica complejidad de visiones encontradas, muestra la dificultad de comprensión de eventos sucedidos no hace tanto tiempo.<br />
<br />
El antiguo oficial de artillería Joaquín Llorens, reconvertido en un reputado diputado carlista a principios del XX no tuvo reparos en afirmar en una carta al Barón de Montevilla que los fusilamientos fueron un acto <i>"asqueroso y repugante"</i>, calificando al Cura como "<i>traidor</i>" por su indisciplina: <i>“Yo, por lo que vi y oí en la guerra, lo hubiera fusilado por la espalda de haberlo cogido, porque tengo por evidente que el Consejo de Guerra, a muerte lo hubiera condenado".</i> </div>
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<br /></div>
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El 3 de abril de 1923, 50 años después de lo sucedido en Endarlatsa, el padre Apalategui mantuvo una conversación con el por entonces jubilado jefe de miqueletes <b>Juan Pablo Lojendio Estensoro</b>. Este veterano miquelete fue uno de los que en su juventud persiguió por la geografía vasco-navarra al cura Santa Cruz, comentando que: “<i>Yendo en persecución de Santa Cruz, me acosté varias veces en la misma cama donde había dormido el Cura la noche anterior; y en Aya estaba todavía la cama caliente”</i>. Y preguntando directamente por los fusilamientos, el Padre Apalategui registró la siguiente firme y corta frase en boca de Lojendio: <i>“Y entonces el Cura tenía razón”</i>. Un lustro después de los fusilamientos, un consagrado “enemigo del cura” aceptaba las motivaciones que había llevado al cura a acabar con la vida de sus prisioneros.<br />
<br />
De ser así, Santa Cruz mostró una ética militar discutible, sin duda,… muy discutible.<br />
<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2eE32RgKFTOPpTSEG2YMgfpoitVzNuIhWZrJvaWtCfJLTTX9qMvgfYycbWfRTyZCmLvvDGh8aM4QS3OvhxwYYmGqUnfLlw2z6Jgn1pGBGl29zBXrzAcJh4muUaSCJLEkxJNBYXl4WMoPH/s1600/endarlaza_1945.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2eE32RgKFTOPpTSEG2YMgfpoitVzNuIhWZrJvaWtCfJLTTX9qMvgfYycbWfRTyZCmLvvDGh8aM4QS3OvhxwYYmGqUnfLlw2z6Jgn1pGBGl29zBXrzAcJh4muUaSCJLEkxJNBYXl4WMoPH/s400/endarlaza_1945.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBZgEW8DEJCnTFNCGBOCnDlrY4TJiStNkCyadYsIDWbHy2boEjv15LsutoXsgl84aGt5X9pd9U7UOFnycvaydWkMJXhuzXKVmCXv61D9QyasihOAgNPo2XWHurMmFcX5cxRrc65csu3AR4/s1600/endarlaza_2015.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBZgEW8DEJCnTFNCGBOCnDlrY4TJiStNkCyadYsIDWbHy2boEjv15LsutoXsgl84aGt5X9pd9U7UOFnycvaydWkMJXhuzXKVmCXv61D9QyasihOAgNPo2XWHurMmFcX5cxRrc65csu3AR4/s400/endarlaza_2015.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización de los distintos monumentos a los carabineros fusilados en 1873, sobre ortofoto de 1945 y 2015 </td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Agradecimientos</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Deseo agradecer el interés y la ayuda prestada en la realización de esta entrada a: Biblio, Jose Angel Brena, Aurelio Gutierrez y Andoni Esparza Leibar.<br />
<br />
<b>Actualización del 17/08/2017:</b> Se completa la identificación de los carabineros gracias a los datos localizados por el historiador Aurelio Gutierrez en los archivos parroquiales de Bera de Bidasoa.<br />
<br />
<b>Actualización del 10/02/2018:</b> Gracias a Victor Sierra-Sesumaga se incorporan varios fragmentos de cartas manuscritas de Joaquín Llorens y Fernández de Córdova.</div>
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<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-62699706788730773532016-08-19T16:44:00.004+02:002020-03-22T13:07:19.059+01:00Armamento Carlista: El Cañón Whitworth<div style="text-align: justify;">
<i style="background-color: white; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px;">Entrada Actualizada: 22/03/2020</i><br />
<br />
¿Estaba mal armado el ejército carlista del Norte durante la última guerra? La pregunta no permite respuestas categóricas, siendo necesario matizar la contestación. Primeramente es necesario tener en cuenta que la última guerra carlista se caracteriza por su componente "moderno": en el campo del armamentístico los avances técnicos habían evolucionado rápidamente dejado inservibles viejas tácticas de lucha y la geopolítica mundial del momento no dudaba en estudiar con detalle cualquier punto de conflicto donde se estuvieran probando las nuevas armas y la nueva forma de concebir la guerra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Al estallar la guerra carlista ya se encontraba plenamente desarrollado el concepto de cartucho metálico, fusil rayado y retrocarga; y paralelamente al fusil, se perfeccionaba la artillería adaptándola a los requerimientos y nuevos descubrimientos de la ingeniería y la ciencia.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el ambiente de desarrollo tecnológico exponencial de finales del XIX, el ejército carlista pasó de ser un elemento embrionario, a consolidar una eficiente estructura castrense, todo ello en un tiempo notablemente corto y auspiciado por una convergencia de elementos colaterales que le permitió sobrevivir a los primeros embates, para seguidamente apuntalar toda su organización.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De hecho, el autor del libro <i>Estudios de la Guerra Civil en el Norte</i> de 1876 hace la siguiente afirmación en relación con la calidad de tropas y material del ejército carlista a mediados de 1874: <i>“[…] En aquella fecha, deber de imparcialidad es confesarlo, que el ejército (carlista) era tan bueno como el nuestro; […]”</i>.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si bien es verdad que de forma residual y en los primeros compases de la contienda, una pequeña fracción de voluntarios carlistas se armaron con viejos elementos de avancarga, y que su intendencia fue incapaz de dotar a la mayoría de sus hombres con el fusil de éxito del momento; el Remington; lo cierto es que a ojos de expertos de la época el ejército carlista estaba bien armado. El problema fundamental radicaba en la necesidad y premura que había obligado a la adquisición de lotes de armas, conceptualmente “modernos”, pero que llevaban aparejada dos problemáticas: multiplicidad de bocas de fuego con diferente cartuchería y manifiesta imposibilidad de dar respuesta al rápido consumo de municiones que llevaba implícita el uso del cartucho metálico y la retrocarga.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0UWmTjH1t2yAiZeYuLFIJLJp4P02pn_LNoij1uDagq0QQlSHDmjyrS_shkUBd5NNq9cwOd_K_W5g-jJPyostZYfxp4Xxx2kbyPduXXk7neooHsqqHHJLWQcYx4K-RnGD8y8OPZgm8RsHb/s1600/Ca%25C3%25B1on+bronce+carlista.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0UWmTjH1t2yAiZeYuLFIJLJp4P02pn_LNoij1uDagq0QQlSHDmjyrS_shkUBd5NNq9cwOd_K_W5g-jJPyostZYfxp4Xxx2kbyPduXXk7neooHsqqHHJLWQcYx4K-RnGD8y8OPZgm8RsHb/s400/Ca%25C3%25B1on+bronce+carlista.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón de bronce de 12 cm liso, construido ne la fundición de Ugarte. <span style="font-size: 12.8px;">Tomado de "Historia fotográfica</span><br />
<div style="font-size: 12.8px;">
de la última Guerra Carlista"</div>
</td></tr>
</tbody></table>
Por supuesto, el dotarse de artillería “moderna” y eficaz fue un condicionante y necesidad que ocupó tiempo y esfuerzo a la administración carlista. La profesionalidad de la oficialidad adscrita a esta sección quedaba asegurada con la presencia en sus filas de oficiales de carrera provenientes del disuelto por Decreto Real “Cuerpo de Artillería”, dentro de la convulsa situación política que se vivía en 1873.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al igual que sucedió con las armas de la infantería, la mayoría de elementos de artillería del Ejército Carlista del Norte fueron adquiridos en el extranjero, con fondos de las Diputaciones de las provincias vasco-navarras, donativos de legitimistas franceses, de carlistas de Andalucía y de otras entidades o colectividades; los menos fueron fundidos en Arteaga, primero, y después en Azpeitia, así como tomados al enemigo en el campo de batalla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkMy3LIOmN9sQNL90tipsu_1WUj5LOanI2LNJyymJcHEdeaOuxdhg0BoU1jkh4CTf4TtrBe9f2LNux_r7lkMOgiAEML0go_kQDLwpE4eMIN4UmUk0crpripPnShErnKgzuD5rv9xYY9dvV/s1600/Artilleria+Krupp.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkMy3LIOmN9sQNL90tipsu_1WUj5LOanI2LNJyymJcHEdeaOuxdhg0BoU1jkh4CTf4TtrBe9f2LNux_r7lkMOgiAEML0go_kQDLwpE4eMIN4UmUk0crpripPnShErnKgzuD5rv9xYY9dvV/s320/Artilleria+Krupp.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pieza Krupp carlista. Tomada del Estandarte Real</td></tr>
</tbody></table>
El número de piezas de artillería disponibles por parte del Ejército Carlista en el Norte fue incrementándose a medida que la guerra avanzaba. Citando a <b>Pardo San Gil</b>, en julio de 1873 contaban con 6 cañones y terminando la guerra con un número total que rondaba las 100 piezas. Y de la misma forma que en lo correspondiente al fusil de infantería hablábamos de multiplicidad de bocas de fuego, lo mismo ocurrió en el caso de la artillería, construyendo o llegando a manos carlistas calibres y sistemas de fuego sustancialmente diferentes: desde desfasados cañones lisos de avancarga de 12 cm, hasta algunas piezas rayadas de 8 y 10 cm, un número limitado de piezas del sistema Vavasseur de 7 y 9 cm, cañones Woolwich de 7 cm, elementos Krupp y Plasencia de 8 cm; y destacando por su número y variedad, el sistema Whitworth, con cañones cortos y largos, tanto de avancarga como retrocarga de 4 cm, varias piezas de 7 cm y dos cañones de gran calibre de 13 cm.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La importancia de las piezas del <b>sistema Whitworth</b> dentro del engranaje del Ejército Carlista del Norte viene dado por su elevada representación, constituyendo más del 60% del total de piezas de artillería y ajustándose a la tipología de guerra que se estaba gestando en el ámbito vasco-navarro de carácter móvil y con una dificultad orográfica notable. Este hecho es indicativo de la notable apuesta que realizó el alto mando carlista por estos cañones y que a decir de <b>Juan Calvo</b>, les permitió obtener en los primeros compases de la guerra una importante ventaja respecto al ejército liberal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por lo tanto, si hay un cañón que se pueda considerar como “típicamente carlista”, éste es el Whitworth, cuya complicada grafía hace que aparezca reflejado en la bibliografía con todas las combinaciones posibles de sus distintas “w”, “t” y “h”, así como con otras castellanizaciones de sus fonemas más elaboradas y curiosas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><br />
<b></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Origen de los “Whitworth”</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM-8R9wQDySniPrG6xzx1ZBkuLkX21bBzsKBVghj3eMf07GBEDNdAEBFV77dZzdvxyCjndWWSs3oxrNSGG1dphaSdNTxFqn35JEvAlPdct_CK-Jgv_Mie9w2CB9fnC-UVzXcL98zNCaYw8/s1600/joseph-whitworth_Owens_college_archive.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM-8R9wQDySniPrG6xzx1ZBkuLkX21bBzsKBVghj3eMf07GBEDNdAEBFV77dZzdvxyCjndWWSs3oxrNSGG1dphaSdNTxFqn35JEvAlPdct_CK-Jgv_Mie9w2CB9fnC-UVzXcL98zNCaYw8/s200/joseph-whitworth_Owens_college_archive.jpg" width="166" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Joseph Whitworth. <br />
Tomado del Owens College Archive</td></tr>
</tbody></table>
<b>Joseph Whitworth (1803-1887)</b> fue un afamado ingeniero inglés, especialmente comprometido con las características de “exactitud y precisión”. En 1833 ya poseía en Manchester su propia fábrica de máquina-herramienta con una clara línea de trabajo en la búsqueda de la estandarización de componentes y fabricación automatizada industrial. En 1851 sus máquinas eran sinónimo de “calidad y precisión”, con ingenios que permitían el corte, tallado, taladrado, ranurado, torneado o cepillado con una exactitud no conocida hasta el momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con el comienzo de la guerra de Crimea en 1853, Whitworth comenzó a trabajar en el desarrollo de armamento que solucionase las deficiencias que el armamento del momento presentaba: notable imprecisión y bajo alcance de los proyectiles. <br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbuGlTlwhfM78mw39rYisfX-tLXZCC14Oh5aN6P-QU6L-6n1IlTnUvBqQAFDkMTZOkqhBhTa58xlSf2ntEFIJRUfp3-cqfY_Jx9GnlO7luo-CuVMTqNrwXBQ04pYnZVxNTcfiFniE5Wa1u/s1600/Bala_rifle_whitworth.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbuGlTlwhfM78mw39rYisfX-tLXZCC14Oh5aN6P-QU6L-6n1IlTnUvBqQAFDkMTZOkqhBhTa58xlSf2ntEFIJRUfp3-cqfY_Jx9GnlO7luo-CuVMTqNrwXBQ04pYnZVxNTcfiFniE5Wa1u/s200/Bala_rifle_whitworth.png" width="191" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Comparativa de una bala Whitworth<br />
con una bala "tradicional"</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Un año después, ya había patentado un sistema donde el proyectil salía del arma girando sobre sí mismo gracias a su desplazamiento a través de un tubo que presentaba la particularidad de presentar una sección hexagonal y donde sus aristas seguían un trazado helicoidal. Su bala, con una forma de “columna salomónica” se ajustaba perfectamente a este tipo de ánima, ya que la misma estaba fabricada en una forma hexagonal-helicoidal, permitiéndola adquirir el deseado movimiento giroscópico que estabilizaba su vuelo, mejoraba su precisión y aumentaba su alcance. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb7UDHNosfOCet_ztF1k45PywOwayWuqcJxY1eJNgSVeH9lD-E4lAp_wcc_MZHx0kZKV2aHwQ5T2fY0htObwiwv-fIDOXpnAFqSNvUJuoAsfrlE69chc8HvpW326yptU2GU5VlyrlcDTk5/s1600/Rifle2_blog_Armas_curiosas.gif" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb7UDHNosfOCet_ztF1k45PywOwayWuqcJxY1eJNgSVeH9lD-E4lAp_wcc_MZHx0kZKV2aHwQ5T2fY0htObwiwv-fIDOXpnAFqSNvUJuoAsfrlE69chc8HvpW326yptU2GU5VlyrlcDTk5/s200/Rifle2_blog_Armas_curiosas.gif" width="182" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rifle Whitworth. Tomado del blog:<br />
<a href="http://curiosarmas.blogspot.com.es/">Curiosas Armas</a></td></tr>
</tbody></table>
El resultado fue un rifle y una munición de lo más llamativa, cuya acción combinada resultaba letal a gran distancia. <i>The Times</i> informaba en 1857 que en las pruebas oficiales para el ejército británico <i>"el rifle de Whitworth sobresalió sobre el Enfield hasta un grado que casi no deja espacio para la comparación"</i>. Sin embargo, la dificultad de su construcción y su “extraña” munición lastraba su adopción sistemática. Finalmente a las evidentes ventajas balísticas se impuso el factor económico y el ejército británico rechazó el arma apostando por el Martini-Henry. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de este revés, Whitworth mantuvo su línea de investigación no tardando en aumentar la escala de trabajo, pasando del rifle a la artillería. Mismo concepto, mayor tamaño, con un resultado igual de efectivo: Artillería eficiente y precisa a larga distancia que superaba con creces las propuestas del momento. <b>Jose Castro y Serrano</b> (1829 – 1896) visitó la Exposición Universal de Londres en 1862, describiendo con estas palabras el sistema patentado por Whitworth para la artillería: <i>“[…] ese hombre ha inventado o mejor decir perfeccionado, el mejor cañón de todos los cañones: Su alcance es prodigioso, su fuerza colosal, su condición destructora increíble: no adolece de los defectos del cañón Armstrong en cuanto a la contingencia de reventarse; su mecanismo de construcción es más sencillo, sus pruebas responde todas a los ofrecimientos del autor”</i>. Sin embargo, y a pesar de la admiración que en términos científicos causaba el arma, el ejército ingles no lo encontraba tan práctico; y al igual que sucedió con su rifle, Whitworth obtuvo el mismo rechazo.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRQSXX4SGrFnXAWogZGtK8rPfSXYoKxqNNOrp3KK6UIqwdFq8okmC1AtCrU0iV_htmDQjVR3Qexu5oaNHcuifeGclLS5FTLGY-b9_f60F1GlgebYSH5ihtGGWGKxBbLYKwkvTd_goOhFO/s1600/Ca%25C3%25B1on_Whitworth++Londres_1862.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRQSXX4SGrFnXAWogZGtK8rPfSXYoKxqNNOrp3KK6UIqwdFq8okmC1AtCrU0iV_htmDQjVR3Qexu5oaNHcuifeGclLS5FTLGY-b9_f60F1GlgebYSH5ihtGGWGKxBbLYKwkvTd_goOhFO/s400/Ca%25C3%25B1on_Whitworth++Londres_1862.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Galardonado cañón Whitworth exhibido en la Exposición Universal de Londres<br />
en 1862.</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no todos los gobiernos y ejércitos fueron tan reacios a las propuestas del ingeniero inglés, por lo que, ya fuera por necesidad o por creencia firme en las bondades del sistema, fueron varios los que llamaron a su puerta para proceder a la compra de este tipo de armamento. Según cita <b>Juan Calvo</b>, Brasil fue uno de los países especialmente interesados: <i>“[…] durante mucho tiempo ha sido el mayor y casi único cliente de la fábrica, empleando sus piezas en la artillería de campaña y, sobre todo, para la marina, pues apenas había barco brasileño que no llevara cañones Whitworth, y puede decirse que es el país que ha sostenido la fabricación de estas piezas durante mucho tiempo”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjAHGTwWpKcyZtvwCyenvybKMYCnPXPOBTzDXgqO27ul2qHSXuV5ys_Fqoj1cQqBpOmtEvy7P98Fxr5eWQQoFhnhXdlwHpqxQXlzzEEtjMqpVfFEONKxWh1xSt3cGoIHLwsffIZmVzp-6O/s1600/Whitworth_Confederado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjAHGTwWpKcyZtvwCyenvybKMYCnPXPOBTzDXgqO27ul2qHSXuV5ys_Fqoj1cQqBpOmtEvy7P98Fxr5eWQQoFhnhXdlwHpqxQXlzzEEtjMqpVfFEONKxWh1xSt3cGoIHLwsffIZmVzp-6O/s320/Whitworth_Confederado.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón Whitworth confederado. Tomado de <a href="http://www.civilwarartillery.com/basicfacts.htm">Civilwarartillery</a></td></tr>
</tbody></table>
También en la Guerra de Secesión Norteaméricana (1861 – 1865) las tropas confederadas adquirieron algunos lotes de este tipo de fusil (unos 200) siendo distribuidas entre sus tiradores de élite, formando con ellos letales unidades de francotiradores. También llegaron a manos confederadas algunas piezas de artillería (unas 50), destacando por ser elementos de retrocarga, largo alcance y precisión excepcional. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En una época donde los avances tecnológicos militares se sucedían en un corto espacio de tiempo, los Whitworth, ya fueran rifles o cañones, aún siendo notablemente eficaces, no tardaron en verse relegados a un segundo plano. La respuesta a la problemática de alcance y exactitud del disparo se alejaba del ánima poliédrica para seguir perfeccionando el sistema de rayado. A pesar de ello y según se detalla en la web de la <i><a href="http://www.whitworthsociety.org/">Sociedad Whitworth</a></i>, Joseph Whitworth realizó una notable contribución al desarrollo de la industrialización y la ingeniería mecánica, con una dilatada lista de logros, premios y condecoraciones, entre las que se encuentra… una medalla real de Carlos VII que le fue entregada en 1874.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Adquisición, Contrabando, Pleitos y “Whitworth” de Fabricación Propia</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La adquisición de material bélico en el extranjero además de los recursos financieros requería de un enorme trabajo logístico, donde el juego de relaciones diplomáticas iba parejo a los procesos de espionaje y contraespionaje. Inglaterra, al igual que otras potencias europeas, permanecía en estado de supuesta neutralidad, con simpatizantes en ambos bandos, aceptando delegaciones y representantes de liberales y carlistas, tomando buena nota de las airadas protestas que desde el gobierno liberal llegaban, pero permitiendo (siempre dentro de su legalidad) actividades y negocios carlistas que lucraban sus arcas; además de colaborar en labores humanitarias, a la par que se enviaban representantes militares para estudiar el desarrollo y tácticas utilizadas en la guerra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKmAmBYRbD_DBTQ5xjty_pacs8SuNnNIhU8BpVH3jCGCc206SvA4YTsKOUyWfGfVh-pwvESPBKhSq4QeCQHKX8neeGMTVFO2ETLza2-Jeo_QyQCAjFPMdrd8eKmLY-LFm_RDZYSuFcLyiF/s1600/Oficiales+de+artilleria+carlista_juantxu+ega%25C3%25B1a.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="262" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKmAmBYRbD_DBTQ5xjty_pacs8SuNnNIhU8BpVH3jCGCc206SvA4YTsKOUyWfGfVh-pwvESPBKhSq4QeCQHKX8neeGMTVFO2ETLza2-Jeo_QyQCAjFPMdrd8eKmLY-LFm_RDZYSuFcLyiF/s320/Oficiales+de+artilleria+carlista_juantxu+ega%25C3%25B1a.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Julian Garcia Gutierrez se identifica con el Nº7. Tomado del<br />
blog de <a href="http://juantxoegana.blogspot.com.es/2010/11/el-nacimiento-de-la-fotografia-el.html">Juantxu Egaña</a>.</td></tr>
</tbody></table>
Desde marzo de 1873 se encontraba en Londres ejerciendo como representante oficial militar y presidente del Comité Carlista, el General <b>Edward Kirkpatrick de Closeburn</b>, un aristócrata y aventurero de origen escoces emparentado con la realeza europea y que había participado en la Guerra de Secesión Norteamericana. Kirkpatrick, entre otras labores, tenía el objetivo de recaudar fondos y facilitar todo lo referente a la compra y traslado de material bélico para equipar al ejército carlista. En esas mismas fechas, y según indica <b>Brea</b>, tras la disolución del Cuerpo de Artillería que llevó a numerosos oficiales a pasarse al bando carlista, el por entonces teniente de artillería <b>Julian Garcia Guitierrez</b> se desplazó a Inglaterra con la misión de estudiar los diversos sistemas de bocas de fuego que se adaptasen a las condiciones de la clase guerra que se esperaba y que fueran asequibles para las arcas carlistas. <b>Garcia Gutierrez</b> regresó<i> “eligiendo los cañones de acero de Whitworth, rayados poligonales, se procuró planos, escribió una memoria descriptiva de su construcción y manejo, dejando elegida un batería de 4 piezas de montaña de 4 centímetros, cortos, a cargar por la boca y el ánima y proyectil hexagonal”</i>. Idéntica actividad realizó el sevillano teniente coronel de artillería <b>Juan María Maestre y Lobo</b>, que tras su viaje retornó con planos, apuntes y memorias, esta vez de cañones del sistema Vavasseur, y la selección de seis cañones de este sistema para servir una batería montada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjyVRm925eFMrrbORincb8v37T0X5k3eEtsQqOZS57zxw03ucv5qJreqfJ32EYSljJRzImQ5LO1v07QqJ4DRsHn5pBZ4KbsD0px3bUb9yJIWtYU2aSQigaWxXykNwVFXefj3WiDojCKYzE/s1600/Retrato+Olazabal_fondos_zabala.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjyVRm925eFMrrbORincb8v37T0X5k3eEtsQqOZS57zxw03ucv5qJreqfJ32EYSljJRzImQ5LO1v07QqJ4DRsHn5pBZ4KbsD0px3bUb9yJIWtYU2aSQigaWxXykNwVFXefj3WiDojCKYzE/s320/Retrato+Olazabal_fondos_zabala.jpg" width="209" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tirso Olazabal Arbelaiz. Fondos del<br />
Archivo Zabala</td></tr>
</tbody></table>
En noviembre de 1873, ambas baterías Whitworth y Vavasseur, fueron embarcadas en el bergantín <i>Malfilatre </i>que proveniente de Francia llevaba ya en su bodega diferentes lotes de armas adquiridos por el aristócrata <b>Tirso Olazabal</b> y el antiguo oficial de marina <b>Bernado G. Verdugo</b>; aguardando en el puerto de Newport para una vez finalizado todo el “papeleo”, continuar su singladura. Guardando las formalidades debidas y de cara a la burocracia inglesa, el destino “oficial” del barco carlista y su preciado cargamento era Grecia. Sin embargo y a pesar del aparente sigilo con el que se había realizado todas las transacciones, un agente doble, que servía tanto a los carlistas como a los liberales, un individuo que <b>Pirala </b>identifica como <b>Sr. Palmer</b>, puso en comunicación de la embajada liberal en Londres la presencia de este buque, su verdadero destino y los materiales que albergaba en su bodega. A instancias de la delegación liberal se urdió un plan consistente en hacer pasar al <b>Sr. Palmer</b> por dueño del buque y cargamento, falsificando los correspondientes papeles de compraventa. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cuanto <b>Tirso Olazabal</b> tuvo noticias de la fraudulenta transacción se dirigió rápidamente a Londres. Tanto <b>Olazabal </b>como <b>Verdugo </b>se presentaron en los tribunales ingleses como dueños del cargamento y barco, “<i>entablándose dos litigios contra el falso comprador <b>Sr. Palmer</b>, que ya había revendido los efectos de guerra a una casa de comercio inglesa</i>”. El comienzo del proceso judicial supuso que el cargamento y barco quedase retenido hasta que finalizará el pleito, algo que afectaba notablemente a los intereses carlistas, empeñado ya su ejército en el comienzo de las hostilidades contra Bilbao.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los rumores sobre el embargo de “bienes carlistas” no tardaron en extenderse y según apunta <b>Brea</b>: <i>“La opinión pública (carlista) acusó entre otros al General Cabrera, quien llamándose todavía carlista se hallaba enterado al pormenor de todos cuantos pasos daba el carlismo para la adquisición en Londres de armas, proyectiles y cañones. También se acusó á un inglés que, defraudado en sus esperanzas de lucro por una junta de artilleros, había visto desechados unos cohetes que presentó, y que dieron mal resultado en las pruebas, á más de ser excesivamente caros”</i>. También algunas de las Diputaciones carlistas, especialmente aquellas que ya habían destinado importantes cantidades de dinero a la compra de artillería en el extranjero, como la de Bizkaia, encontraban en este nuevo contratiempo la justificación para impulsar la propia fabricación de artillería en los talleres de Arteaga. Según transcribe <b>Pirala </b>en una carta firmada por <b>Lorenzo Mascarua</b> de la Junta de Gobierno de Bizkaia: <i>“[…] se le remitieron también como consta de recibo, cuyas cantidades reunidas suman 90.000 reales, con los que cree quedan bien pagados loa dichosos cañoncitos, que entre paréntesis, no se han recibido aún, y ya son innecesarios, porque en consideración á su tardanza, esta diputación, apremiada de la necesidad, se decidió á montar, y á Dios gracias funciona satisfactoriamente, una buena fábrica de cañones que nos ha proporcionado cinco, al parecer muy buenos, y que dentro de poco nos proporcionará cuantos necesitemos, […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsPCrC6_s3I6UR7LEjz68zQ5AH5Kx6yRL2gvdElwg_WK7VEPGkND2IECOXHBHxiROI5FGCZpdzzUVbXfEgFBwn4XNn-TcUkmdKSdv2-DU-pXOVS8B3nFdtCxGS5lGfF9xpR4EltzwxlnyT/s1600/ca%25C3%25B1%25C3%25B3n_hexagonal_carlista_7cm.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsPCrC6_s3I6UR7LEjz68zQ5AH5Kx6yRL2gvdElwg_WK7VEPGkND2IECOXHBHxiROI5FGCZpdzzUVbXfEgFBwn4XNn-TcUkmdKSdv2-DU-pXOVS8B3nFdtCxGS5lGfF9xpR4EltzwxlnyT/s400/ca%25C3%25B1%25C3%25B3n_hexagonal_carlista_7cm.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón de broce de rayado poligonal sistema Whitworth, construido en<br />
la fundición y maestranza de Ugarte (Bizkaia). Tomado de "Historia fotográfica<br />
de la última Guerra Carlista"</td></tr>
</tbody></table>
Y efectivamente, <b>Brea </b>describe, se fundieron en Arteaga (Fundición de Ugarte) hasta 4 cañones “<i>de montaña, de rayado poligonal</i>”, intentando emular a los Whitworth. Pero su uso fue bastante efímero, porque tras ser probados en batalla durante la toma de Portugalete en diciembre de 1873, se consideró que no eran fiables y tras la toma de la villa de la margen izquierda del Nervión, “<i>Recompúsose, pues, todo el material, montajes y efectos que tanto habían sufrido en Portugalete; refundiéronse los cañones poligonales que no habían dado buenos resultado</i>s”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, <b>Olazabal </b>y <b>Verdugo </b>seguían enfrascados el proceso judicial teniendo que hacer frente a la burocracia de Inglaterra, así como a la presencia de otros delegados carlistas que habían sido enviados para agilizar y/o ayudar en el proceso: <b>Vicente Alcala del Olmo</b>, en primera estancia y <b>Pablo Laborde</b> después. A decir de <b>Olazabal </b>y <b>Verdugo</b>, la presencia de ambos fue más molesta que ventajosa para los intereses carlistas. <b>Olazabal </b>no dudó en remitir una carta fechada en Londres el 15 de enero de 1874 donde indicaba lo siguiente respecto a la presencia de <b>Vicente Alcala</b> en Londres: <i>“[…] no estaba en antecedentes de la compra, […] no está enterado de las leyes inglesas, ni habla este idioma, ni pueden ver en él nuestros abogados y procuradores, sino un fiscal que se manda aquí en mengua de nuestro decoro”</i>. Por su parte el 12 de junio de 1874 se remite otra carta a la Junta Carlista esta vez firmada por <b>Verdugo</b>:<i> “El Sr Laborde se va y su venida no ha modificado el asunto en lo más mínimo, ni lo modificará. Va a decirle a S.M el Rey que aquí se ha hecho cuanto humanamente ha sido posible, según parecer peritos imparciales”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A pesar de todo, la vía judicial benefició a los intereses carlistas, con un escándalo mediático que se incrementaba a medida que transcendía a la opinión publica inglesa detalles de la trama urdida por la embajada liberal. Poco o nada pesaba el hecho que todos conocieran el destino real de las armas, el caso es que el pleito estaba minando el crédito internacional del gobierno liberal, así como sus arcas, por lo que para atajar males mayores, finalmente se avinieron a un convenio. La embajada liberal aceptó pactar con los carlistas abonándoles el barco y el cargamento, con la esperanza que las armas nunca llegaran a su destino; pero <b>Olazabal</b>, en una magistral jugada final, puso un precio mayor al conjunto del que había realmente había salido de los bolsillos carlistas obteniendo, según indica <b>Francisco Hernando</b>, un beneficio adicional de 20.000 duros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con todo este dinero, esta vez proveniente de las mismísimas arcas liberales, <b>Olazabal </b>no tardó en reorganizar todo el proceso de compra del material bélico, adquiriendo un vapor, el <i>Notre-Dame de Fourviers</i>, al que se le rebautizó como <i>London</i>, llenando de nuevo sus bodegas, por segunda vez, con la ansiada artillería y un gran número de rifles y municiones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3L767KbxzUF8eLvJjRCTtQ5Xe7lE4uU1BEZY5E8zreLUTBIqo7uxirI211nzxUdy8xZKm0fUapxJ7axPmr1NApJn4n6R2-og5wtAtUYrwX9O5biTw5J8JB8UJSdexpcbMFxo4IGzZhWlk/s1600/Desembarco_armas_Album_siglo+XIX.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="218" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3L767KbxzUF8eLvJjRCTtQ5Xe7lE4uU1BEZY5E8zreLUTBIqo7uxirI211nzxUdy8xZKm0fUapxJ7axPmr1NApJn4n6R2-og5wtAtUYrwX9O5biTw5J8JB8UJSdexpcbMFxo4IGzZhWlk/s320/Desembarco_armas_Album_siglo+XIX.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desembarco de armas en la costa de Bizkaia. Tomado de<br />
Album Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Esta vez el <i>London </i>partió sin contratiempos. Según indica <b>Pardo San Gil,</b> al mando de un capitán norteamericano de apellido <b>Jefferson</b> y con la ayuda de 4 expertos pilotos vizcaínos, arribó a Bermeo el 9 de julio de 1874 con 27 cañones en sus bodegas, entre ellos los ambicionados Whitworth, así como piezas del sistema Vavasseur, Woolwich. Estas piezas se sumaron a las ya construidas en la fábricas de Arteaga a las tomadas al enemigo y a las 4 piezas Whitworth que según se indica <b>Pirala</b>, un mes antes habían conseguido hacer cruzar por la frontera camuflados en una columnas de plomo, como si fueran objetos de adorno.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Será a partir de este primer gran desembarco de cañones, cuando el Cuerpo de Artillería Carlista del Norte tenga suficiente entidad como para organizar sus baterías, procediéndose a su centralización como cuerpo no dependiente de las diputaciones forales provinciales. A decir de <b>Pirala</b>: <i>“[…] la artillería se empezó a organizar perfectamente, teniendo para montaña los cañones ligeros y de gran alcance de Whitworth de a cuatro, que aunque no tan excelentes como los Plasencia, eran buenos; y para batalla y sitio los Woolwich de a ocho y los Vavasseur de a siete. […]”</i>. <b>Brea</b> nos cuenta que se formaron tres baterías montadas (donde el material es arrastrado por carruajes por tiros de caballos o mulas), una de “a caballo” (igual que la montada pero los artilleros viajan montados sobre caballos), y dos de montaña (piezas ligeras que se desarman y sus partes se distribuyen en cargas sobre mulos), estos últimos dotadas de Whitworth de "a 4" , que <i>“[…] en la práctica dieron buenos resultados de precisión, facilidad de transporte y de manejo, que con el tiempo llegaron a formar seis baterías (de montaña) de otros tantos cañones cada una”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<ul>
<li>1ª Montada: 6 piezas Vasasseur al mando de D. Antonio Brea, primero, y después D. Rodrigo Vélez.</li>
<li>2ª Montada: 6 piezas Krupp al mando de D. Manuel Fernández Prada, primero, y después D. Atilano Fernández Negrete</li>
<li>3ª Montada: 8 piezas Woolvich al mando de D. Feancisco Javier Rodríguez Vera, primero, y después don Germán García Pimentel.</li>
<li>4º A caballo: 4 piezas Withworth al mando de D. Leopoldo Ibarra, primero, y después D. Julián García Gutiérrez</li>
<li>Montaña:</li>
<li> 1ª D. Alejandro Reyero</li>
<li> 2ª D. Rodrigo Vélez, primero, y después D. Luis Ibarra</li>
<li> 3ª D. Marcelino Ortiz de Zarate</li>
<li> 4ª D. Joaquín Llorens</li>
<li> 5ª D. Miguel Ortigosa</li>
<li> 6ª D. José Fernández de Córdoba</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
De igual forma se organizaron los servicios industriales para dar respuesta a las demandas de la artillería. En Vera se habilitó una fábrica para la fundición de proyectiles, con la labor de construir munición de hasta 10 calibres diferentes. En Azpeitia, y en detrimento de Arteaga, se centralizó la fundición de cañones, construcción de carruajes, montajes, espoletas y pólvora, mientras que la fábrica de Bacaicoa fue destinada a la construcción y arreglo de los bastes y material de piezas de montaña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco faltaron academias militares para nutrir de oficiales instruidos a los cuerpos de ingeniería y artillería. En un principio en Azpeitia se estableció la Academia Militar de Artillería de Campaña y en Bergara la de Ingenieros, pero el 1 de septiembre de 1875 se aprobaba el decreto por el que se procedía a crear un “<i>Establecimiento de instrucción, que se denominará Academia Militar Facultativa para Artillería é Ingenieros, que residirá por ahora en Vergara”</i>. Esta academia y según consta en el diario <i>El Cuartel Real</i>, contaba con un elaborado y riguroso programa de materias de enseñanza que incluía: geometría, trigonometría, álgebra, cálculo diferencial, cálculo integral, física, química, mecánica, fortificación de campaña, arte militar,... así como 60 lecciones de fundamentos de religión.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Los Whitworth en la última Guerra Carlista</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los Whitworth de procedencia inglesa vertebraran la artillería carlista, llegando en sucesivos desembarcos más piezas de "a 4" , de "a 7" y dos grandes cañones de 13 cm hasta completar un total de 60 o 70 bocas de fuego de este sistema (en función del autor); destacando por su número y variedad tipológica los llamados de “montaña” de “a 4”, tanto “cortos” de 1.090 mm de longitud y 75 Kg de peso, como “largos” de 1.2850 mm y 142,9 Kg de peso (Datos aportados por <b>Juan Calvo</b>).<br />
<br />
Gracias a la colaboración de un compañero de Nebraska (Estados Unidos), se ha conseguido al relación de piezas de artillería de este sistema recogido en el libro <i>Historia de la artillería española </i>de <b>Jorge Vigon</b>. El propio autor establece que se trata de "<i>un inventario que parece merecer crédito"</i>, donde se recogen los siguientes números de bocas de fuego para los Whitworth carlistas:<br />
<br />
<ul>
<li><i>40 Whitworth de montaña, a cargar por la boca, de 4,5 cm</i></li>
<li><i>18 Whitworth de montaña a cargar por la boca de 7,6 cm</i></li>
<li><i>2 Whitworth de posición de 13 cm</i></li>
<li><i>6 Whitworth de batalla a cargar por la recamara de 4,5 cm</i></li>
</ul>
<br />
<div>
Lo cierto es que la llegada de esta tecnología y especialmente la de los pequeños y manejables cañones de “a 4” a manos carlistas provocó en un primer momento una cierta hilaridad entre el ejército liberal, o al menos entre la prensa afín: <i>“[…] burlábanse los enemigos del poco calibre de los Whitworths, llamando <b>pepinillos </b>a las pequeñas granadas que lanzaban […]”</i>. Y razón estética no faltaba para denominar jocosamente a la munición que utilizaba el Whitworth, aunque pronto comprobaron la efectividad, precisión y fuerza de sus disparos. Esa misma pequeña granada, de unos 13,6 cm de alto y 4,5 cm de anchura, era capaz de <i>“atravesar un tabique de 7 centímetros de espesor”</i> a decir de <b>Saturnino Gimenez</b>, creando en su explosión una lluvia de fragmentos que se esparcía en 25 o 30 metros. Indudablemente los “pepinos” de “a 7”, poseían mayor capacidad destructora con sus 23,5 cm de altura y 7,5 cm de ancho.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiolOaQDX6vm84J2l_JKvrlQKdypqSp1KNlkhi9LeXmtIr9bF3aWPFVI1bxy-oGnbuC3GMizV2WqXBz2Rn7AYa8GORE1kLu1fIWZJkrk426vfR6XDiowjwSLte9kZdUIAp40z1F4bAbSekb/s1600/Ca%25C3%25B1on+whitworth.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiolOaQDX6vm84J2l_JKvrlQKdypqSp1KNlkhi9LeXmtIr9bF3aWPFVI1bxy-oGnbuC3GMizV2WqXBz2Rn7AYa8GORE1kLu1fIWZJkrk426vfR6XDiowjwSLte9kZdUIAp40z1F4bAbSekb/s320/Ca%25C3%25B1on+whitworth.jpg" width="247" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón Whitworth carlista de retrocarga.<br />
Tomado de <span style="font-size: 12.8px;">Album Siglo XIX</span></td></tr>
</tbody></table>
La prensa liberal, si bien definían a los Whitworth como buenos cañones, no dudaban en incluir alguna deficiencia de los mismos o de sus proyectiles en sus crónicas periodísticas. En el número el 8 de abril de 1875 de <i>la Ilustración Española y Americana</i>, se reflejaba con detalle un cañón Whitworth carlista, cuyo texto e ilustración fue posteriormente reutilizado, y conveniente modificado, años después en la revista carlista <i>el Estandarte Real</i>. La ilustración a detalle que acompañaba el texto, mostraba un Whitworth largo de montaña y retrocarga: <i>“Gran número de piezas que componían la artillería carlista en el Norte eran del sistema Whitworth […]. La sección del ánima de este cañón figura un hexágono, cuyo desarrollo longitudinal es hueco y espiral. Se carga por la recámara, es de sencilla construcción y se maneja muy fácilmente. La culata se cierra con un ajuste solido que lleva un tornillo interior al cual se le da movimiento con el torniquete que se ve en la figura. […] el proyectil puede recorrer un trayecto de 7 u 8 kilómetros. La detonación no es fuerte; un hombre basta para el manejo de la pieza y no hay que hacer uso del escobillón”</i>. Añadía el diario liberal: <i>“Sin embargo, la artillería Whitworth es casi inútil en las filas carlistas pues parece probado que apenas revientan los proyectiles en la proporción del 2 por 100”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De forma similar retrataba el corresponsal<b> Peris Mencheta</b> a los granadas Whitworth, donde en una de sus crónicas comentaba: <i>“[...] son muy pocos los ‘pepinillos’ que revientan, por cuyo motivo son de escaso provecho para el enemigo los fuegos de los cañoncitos Winwor (sic)”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL0swbpDzJGvsETNyHaXPBu6TGKPOTXqv7cYfQZbqD5eEoSBgcnYfpmf1AiNpAy0TGAUN8fFdTF5M5wqfXJMDP4FLRHcc7t_uBpFErOz_sLqnzfK_4oV9z9bWZiX1llzZzupxYCfeW_qAy/s1600/Monta%25C3%25B1a+de+4%252C5+Coleccion+museo+militar+del+castillo+de+Montjuit.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="247" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL0swbpDzJGvsETNyHaXPBu6TGKPOTXqv7cYfQZbqD5eEoSBgcnYfpmf1AiNpAy0TGAUN8fFdTF5M5wqfXJMDP4FLRHcc7t_uBpFErOz_sLqnzfK_4oV9z9bWZiX1llzZzupxYCfeW_qAy/s320/Monta%25C3%25B1a+de+4%252C5+Coleccion+museo+militar+del+castillo+de+Montjuit.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.blogger.com/"><span id="goog_487282917"></span>Cañón Whitworth de "a 4" de avancarga. Fondos del museo<br />militar del castillo de Montjuit<span id="goog_487282918"></span></a></td></tr>
</tbody></table>
También en una crónica aparecida en el <i>Pabellón Nacional </i>del 7 de abril 1875, encontramos lo siguiente: <i>“Y por cierto que no me cansaba de admirar el poderoso alcance de los proyectiles enemigos. Nuestros artilleros tiraban con el alza correspondiente á 2.800 metros de distancia y con cañones de á 10, mientras que los carlistas usan "el canon Witowithe (sic), que por sus exiguas proporciones ha sido bautizados por los mismos carlistas con el nombre de <b>lavativas</b>. Sin embargo, el alcance de estas lavativas no es inferior al de nuestros rayados de bronce con cierre de acero y calibre de 10 centímetros. Tal resultado lo obtiene el enemigo sino á costa de grandes pérdidas. Para que el pepinillo recorra una distancia de, cuatro y aun de cinco kilómetros, como se ha dado algún ejemplo, preciso es emplear una carga de pólvora desproporcionada, lo cual produce grandes y violentos retrocesos que inutilizan las cureñas á cada momento. Esto lo he oído confirmar á los mismos presentados que han visto bajar con frecuencia cureñas rotas que arreglan de cualquier manera en Mañeru”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte, y como no podía ser de otra forma, la prensa carlista alabó a los cañones Whitworth, haciendo especial referencia a su largo alcance. En el diario propagandístico <i>El Cuartel Real</i> se suceden varias noticias de este tipo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
10 de noviembre de 1874 y en relación con el bombardeo al que los carlistas estaban sometiendo a la población de Irun, el diario comenta: <i>“Nuestras granadas entraban por los muros de las casas «como el hilo por la aguja,» y hasta las piedras de sillería eran atravesadas con asombro general. Dos y tres paredes, y además numerosos tabiques, eran taladrados por un solo proyectil, como si hubieran sido de esparto”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
20 de abril de 1875: <i>“El corresponsal que tiene El Imparcial en el ejército enemigo del Norte confiesa que nuestros cañones Whitworth, de montaña, tienen un alcance asombroso, al cual no llegan con mucho los cacareados Plasencia. Y, en efecto, es tan exacto, que hace pocos días desde la Virgen del Puyo de Estella lanzaron nuestros artilleros algunas granadas con aquellos cañones por encima del alto de San Cristóbal. Los que conozcan el terreno apreciarán lo extraordinario del alcance. A los que no, básteles decir que con esas piezas se pone al proyectil á siete kilómetros de distancia”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmBWkU-1T7AytbhQ2hXU_IJLyMZWEXX0LPy_p4ImvvEG-n10KSzWoAOAOm2qxvg5K_6Y_Ndg212XWYAtElKuIocfbh77aKsvVSbC7JcKjQ5spToAsC70SOwdBeOPxbKjHMrN1CrO0n1wnr/s1600/Whitworth_7_largo_avancarga_Museo_artilleria_Cartagena_facebook.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmBWkU-1T7AytbhQ2hXU_IJLyMZWEXX0LPy_p4ImvvEG-n10KSzWoAOAOm2qxvg5K_6Y_Ndg212XWYAtElKuIocfbh77aKsvVSbC7JcKjQ5spToAsC70SOwdBeOPxbKjHMrN1CrO0n1wnr/s320/Whitworth_7_largo_avancarga_Museo_artilleria_Cartagena_facebook.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pieza Whitworth de "a 7", avancarga. Museo de artillería de<br />
Cartagena</td></tr>
</tbody></table>
29 de abril de 1875: <i>“Los jefes y oficiales de la artillería enemiga están admirados del alcance que tienen nuestros cañones Whitworth. Un proyectil de estos pasó rozando la chimenea del vapor Guipuzcoano, que se hallaba en la ría de Orio y á una distancia, según cálculo de aquellos, de 6.000 metros de nuestra batería. Suponemos que ya no seguirá El Imparcial burlándose del fuego de nuestros cañones, como hace poco”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
26 de septiembre de 1875: “<i>El día 22, ó sea ayer, rompió fuego bastante vivo de cañón á cosa de las once de la mañana desde la misma altura de San Miguel, siendo contestado vigorosamente por el de nuestros cañones, cuyo alcance se ha visto una vez más que supera con mucho al Krupp y Plasencia que gasta el enemigo. Es, en verdad, pasmoso el alcance de nuestros cañones. Seis piezas de montaña (Whitworth) se habían colocado en La Peña Orbaliza, y el enemigo tenía sus cañones Krupp y Plasencia en la de San Miguel, próximamente á igual altura. Ninguna granada enemiga ha llegado hasta nuestra batería, y las nuestras, no solo llegaban hasta la suya, sino que, pasando por encima, llegaban algunas hasta Rio, pueblo situado á legua y cuarto de dicha Peña de San Migue!, algo más de media legua en línea recta. Aunque parece imposible, es completamente cierto”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al igual que en otras ocasiones, la descripción más imparcial que tenemos del funcionamiento de los Whitworth en el ejército carlista se la debemos a <b>Henry Knollys</b> (1840-1930), oficial de artillería de la armada británica que visitó en calidad de observador imparcial. Según indica en su libro <i>The Elements of Field Artillery: Designed for the Use of Infantry and Cavalry Officers</i> de 1877 los pequeños cañones Whitworth de "a 4", eran ideales para la guerra en la montañas. Pesaban 150 libras (70 kg), pudiéndose ser fácilmente trasportado por mula, y efectivos a 7.400 yardas (6,8 km). Sin embargo, indicaba que las bondades de esta artillería en materia de alcance no podía ser correctamente aprovechada por los carlistas, ya que <i>“invariablemente permitían a sus oponentes acercarse a unas 2000 yardas (1,8 km) antes de abrir fuego, dado que la munición en el ejército de Don Carlos era escasa y de gran valor”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji2I6YaEIAQhVF3z7mE4HhLl8Tzrf-LWKBDriWjmKoA142LyyLpCkXdhSrNX7_ZmIT-CFveTACEWkgBAFddeTQVyfY4Ke_5vw9JygOwzwBfz8oYN1tanXQwbOZUp7p88QlT6z4ZI5-49h2/s1600/Bateria_Whitworth_ega%25C3%25B1a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="247" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji2I6YaEIAQhVF3z7mE4HhLl8Tzrf-LWKBDriWjmKoA142LyyLpCkXdhSrNX7_ZmIT-CFveTACEWkgBAFddeTQVyfY4Ke_5vw9JygOwzwBfz8oYN1tanXQwbOZUp7p88QlT6z4ZI5-49h2/s400/Bateria_Whitworth_ega%25C3%25B1a.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batería "a caballo" 4º Montada del Ejército del Norte Carlista, fotografiada en Aberin, cerca de Estella hacia 1874.<br />
Tomado del blog de <a href="http://juantxoegana.blogspot.com.es/2010/11/el-nacimiento-de-la-fotografia-el.html">Juantxu Egaña</a>.</td></tr>
</tbody></table>
<b>Knollys</b>, fue testigo directo del funcionamiento de una de estas baterías de montaña en una visita a los puestos de avanzada: <i>“[...] obtuve permiso para examinar un campo de batería carlista más en detalle […]. Las armas de fuego, en número de seis, tenían en la recámara el grabado -'Joseph Whitworth, Manchester, 1874, Patente, C.VII'. [Carlos VII.]”</i>. El oficial ingles describía esta batería como <i>“ejemplos de la guerra moderna”</i>: elementos de retrocarga de bajo calibre, proyectiles de hierro, hexagonales, alargados, con un peso de unos 6 libras (2,7 Kg); <i>“El alcance máximo se dice que es casi de 7400 yardas (6,8 Km) […]. Además, debido a las posiciones muy elevadas por encima del plano de sitio desde el que se disparan estas armas, sus proyectiles a veces alcanzan distancias excepcionales.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>En teoría, la espoleta de tiempo está en uso por parte de los carlistas; pero en la práctica, se restringen por completo al uso de la espoleta de percusión, de patrón simple y eficaz, sin el elaborado ingenio de las nuestras. Los oficiales de artillería de Don Carlos confían en sus Whitworths, y de los dos sistemas (avancarga o retrocarga) prefieren la retrocarga. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>En cuanto al despilfarro de munición de artillería, los carlistas a diferencia de los Alfonsinos, son lo suficientemente razonables para reconocer la locura usar artillería sobre caminantes individuales. La práctica amarga a los campesinos, e incluso si tienen éxito en la voladura de una cabeza de vez en cuando, ¿cómo puede esto afectar a los resultados de la guerra?”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A decir de <b>Knollys </b>cada pieza estaba servida por 6 hombres y continuaba con la descripción de otros elementos de la batería criticando algunos de los componentes añadidos al cañón, como el tornillo de elevación o las alzas de puntería…, que consideraba como elementos <i>“de lo más primitivos</i>”; y alababa las cureñas, que <i>“combinaban ligereza con resistencia”</i>. También tomó nota de otros componentes como el armón, del sistema de transporte basado en mulas y no dudo en dar su propia opinión sobre <i>“la falta de éxito del ejército carlista”</i>, que resumía en lo siguiente: <i>“En primer lugar, me imagino, porque no hay un general de capacidad suficiente como para tomar la iniciativa; mientras que entre los existentes jefes, la incompetencia, los celos mezquinos, y el doble juego reinan. En segundo lugar, porque los oficiales son inferiores a sus hombres. En tercer lugar, porque Don Carlos se ve obstaculizado a un máximo grado por la falta de fondos - como consecuencia, su artillería se ve mermada, y su posibilidad de asumir la ofensiva en los momentos críticos, fatalmente restringida"</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRa80rZXgQ7iguTXHCegc9NXixJOIIQE7MVK32NpqBVnW1bNgu3EL2HLwVUWOw4D5nOejguZZtaevv2k22ndDxAleBV5Rzrx4blR60pGdQLhIVlViAUIhYABKrKqoViuU5DcVQkks76nXO/s1600/Consuelo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="166" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRa80rZXgQ7iguTXHCegc9NXixJOIIQE7MVK32NpqBVnW1bNgu3EL2HLwVUWOw4D5nOejguZZtaevv2k22ndDxAleBV5Rzrx4blR60pGdQLhIVlViAUIhYABKrKqoViuU5DcVQkks76nXO/s320/Consuelo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Corbeta Consuelo. Tomado de <a href="http://www.todoavante.es/index.php?title=Consuelo_(1858)">Todoavante</a></td></tr>
</tbody></table>
Según <b>Knollys</b>, la carestía de munición en el bando carlista restaba puntos, no sólo a su posibilidad de victoria, sino que anulaba parcialmente una de las características destacadas de los Whitworth: su largo alcance.<br />
<br />
A pesar de ello esté elemento fue exitosamente explotado por los carlistas en los combates tierra-mar contra los buques poco blindados de la armada liberal. Así, en el diario <i>La Época</i> del 23 de mayo de 1875 se describe el intercambio de fuego que tuvo lugar el 13 de ese mismo mes frente a la población de Guetaria, entre las corbetas <i>Africa</i> y <i>Consuelo</i>, los cañoneros <i>Gaditano</i>, <i>Segura </i>y <i>Nieves </i>y las fuerzas carlistas fortificadas y atrincheradas en las alturas que dominaban la villa. Según se describe en el periódico liberal, entre las once y media de la mañana y las siete de la tarde se realizó un intercambio notable de fuego de artillería: <i>“[…] provistos esta vez los facciones de artillería Whitworth, de mucho alcance, y con la ventaja manifiesta del que desde un punto elevado y fortificado hace fuego sobre objetivos tan marcados como son los buques, pudieron causar a estos algunas averías, especialmente a la “Consuelo”, cuyos costados atravesó una granada bajo la línea de flotación, haciéndole abandonar por algunos instante la línea de combate […]. En la corbeta Africa penetraron cinco granadas que causaron cinco bajas, destrozó una el castillo, otra el cabestrante, otra el camarote del médico y otra la cámara del comándate, donde se hizo pedazos todo el mobiliario. La Consuelo tuvo también cinco heridos, dos de ellos muy graves, […]. La escampavía Guipuzconana recibió una granada que sin reventar, le llevo gran parte de la borda, causándole un herido. […] el alcance de los cañones carlistas era de 6.000 metros, y así se comprende cómo pudieron causar tanto daño en nuestras embarcaciones y poner a Guetaria en situación verdaderamente crítica”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El Final de los Whitworth Carlista</b>s</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDNVchNfseXgaVBZJu8__i9bZG_Crc9nBxb_z2puB7pHpQP41PsL2sJCGtssrWeYZmqSpZU7mVCFy8kA5Hn0KD911r-5sfTQhOwCQ2dspJi0JFgg5-MB73EW4qrbLE7wyn2kzizM6geW5u/s1600/Whitworth+Notre-Dame-de+Lourdes+tomado+a+los+carlistas+cerca+de+Legutiano_album.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDNVchNfseXgaVBZJu8__i9bZG_Crc9nBxb_z2puB7pHpQP41PsL2sJCGtssrWeYZmqSpZU7mVCFy8kA5Hn0KD911r-5sfTQhOwCQ2dspJi0JFgg5-MB73EW4qrbLE7wyn2kzizM6geW5u/s320/Whitworth+Notre-Dame-de+Lourdes+tomado+a+los+carlistas+cerca+de+Legutiano_album.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cañón Whitworth de montaña "Notre Dame de Lourdes"<br />
tomado a los carlistas cerca de Legutiano. Album Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Con la llegada de la “deshecha” del Ejército Carlista de Norte las piezas de artillería más móviles se fueron retirando hacia el norte de Navarra, hostigadas en todo momento por la abrumadora presencia de tropas liberales. Algunos Whitworth siguieron disparando, pero esta vez para saludar al nuevo rey, Alfonso XII, que marchaba triunfalmente en los terrenos conquistados: <i>“Detúvose la comitiva, y Su Majestad, acompañado del Estado Mayor y Escuadrón Real, escaló la formidable posición de Montejurra, que saludó la visita del monarca con salvas disparadas por cañones Whitworth cogidos a los carlistas”</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También causó sensación la captura de los dos grandes Whitworth de 13 cm. Según se recoge en el <i>Boletín de Comercio</i> del 1 de marzo de 1876: <i>“Gran número de curiosos acudió a ver los dos grandes cañones carlistas que procedentes de Ataun llegaron ayer a esta ciudad (San Sebastian). Dichas piezas que fueron adquiridas a un elevado precio por suscripción abierta en el campo carlista con objeto de destruir la ciudad rebelde de San Sebastian, se recibieron en Motrico, procedentes de Inglaterra, hace ya sobre tres meses, y no han llegado a utilizarlas por la falta de carreteras para conducirlas a Medisorrotz o Arrtsain, y principalmente por faltar a una de ellas la cureña, que ha sido construida en Azpeitia. Los cañones son Whitworth de a 15 centímetros (realmente eran 13 cm) cada uno de ellos y pesa tres y media toneladas, y sus proyectiles correspondientes, que tiene casos media vara de longitud, de sesenta a sesenta y cuatro libras cada uno. Cada una de las piezas montadas sobres sus correspondientes cureñas, vino tirada por seis parejas de bueyes”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrv_29zWhZuG9-2k0k94JImyVhvZ_EWYe948ZL7ZOkewzZrXiAWXV5QOKtejhCuNUGrrfeUpxObx68rXDXuRu3WX1h5tnfu5ivgnHhK6i0muNj1iq1u7Db9EGhjiBxsgQ3lgdzh7k8tuzc/s1600/Lacorresdpondencia_4_marzo_1876.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="82" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrv_29zWhZuG9-2k0k94JImyVhvZ_EWYe948ZL7ZOkewzZrXiAWXV5QOKtejhCuNUGrrfeUpxObx68rXDXuRu3WX1h5tnfu5ivgnHhK6i0muNj1iq1u7Db9EGhjiBxsgQ3lgdzh7k8tuzc/s200/Lacorresdpondencia_4_marzo_1876.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Noticia aparecida en el diario<br />
"La Correspondencia" del 4<br />
de marzo de 1876</td></tr>
</tbody></table>
A medida que la retirada estratégica iba dando paso a una huida desordenada, los servidores de las piezas carlistas las fueron escondiendo o sencillamente, las fueron abandonando; pero curiosamente, no procedieron nunca a su destrucción o inutilización, quedando las mismas intactas. A decir de <b>Reynaldo Brea</b> en la revista el <i>Estandarte Real</i>: <i>“[…] cuando al llegarla hora de la disolución de nuestros batallones, el patriotismo de nuestros jefes les movió á no destruir sus cañones ni entregarlos al extranjero, sino dejar que pudiera utilizarlos España, mientras emigraba el egregio Carlos VII, pronunciando aquellas sencillas palabras que constituyen toda una epopeya de gloriosas esperanzas”</i>.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Son muchas las noticias que recogen la toma de artillería por parte del ejército liberal a medida que avanzaba:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIn2fIvSyuXVYvKpX-5NmJFqIgE0VISuFNDmoCbt_qoJMGbAmmYSF0pKkQ6kyItGAHw940ViusNpiB0GjZW_7DTJCrnM4PUk5rPFlv81ezPMkjlf135uxWH2SfprVu9bQSkyUhdN2lXW9v/s1600/Witworth13cm.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIn2fIvSyuXVYvKpX-5NmJFqIgE0VISuFNDmoCbt_qoJMGbAmmYSF0pKkQ6kyItGAHw940ViusNpiB0GjZW_7DTJCrnM4PUk5rPFlv81ezPMkjlf135uxWH2SfprVu9bQSkyUhdN2lXW9v/s320/Witworth13cm.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Piezas Whitworth de 13 cm en Cavite</td></tr>
</tbody></table>
<i>“[…] en un nuevo reconocimiento practicado por las cercanías de Lecumberri, habíanse descubierto 8 cureñas, 6 armones y desenterrado 6 Whitworth de a 4, largos, completando una batería de 6 piezas […]”</i>. <i>“Fuerzas del ejército de la izquierda […] apresaron en Leiza un cañón de grueso calibre, en Zubieta 2 Whitworth y 10 cajas de granadas […]</i>”. <i>“El general Blanco, cuyas tropas operaban en el Baztan y en Roncesvalles, ocupó Valcárlos y toda la frontera de los Alduides, el día 29, según despacho recibido en Pamplona el 1.° Alcanzó la retaguardia carlista, causándole cuatro muertos y recogió 23 Whitwortb, 2 Plasencia, 18 cajas de granadas, 100,000 cartuchos, 300 fusiles y multitud de efectos de guerra, -todo esparramado por los caminos”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
A decir de los historiadores liberales, fueron contados los cañones que acompañaron a Carlos VII al exilio, incluyendo alguna pieza Plasencia y Whitworth. Por su parte en el diario <i>El Siglo Futuro</i> del 10 de julio de 1876 se indicaba que “<i>Según el estado que a petición del señor conde de Casa Valencia ha facilitado al Ministerio de la Guerra al Senado, referente al número de armas cogidas a los carlistas, que se hayan depositadas en los parques de artillería, ascienden estas a 42.290, de ellas 29.980 fusiles y 12.302 carabinas. El número de cañones consiste en 49 del sistema Whitworth, […]”</i>. Es decir, se recuperaron prácticamente la totalidad de los Whitworth carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXz6c__7plwa96Yt7OSzoVIVCfSx_xBDqzWEJhTJ0JrPKfsiVqHE7n9LmqQn6SWqac03fs_G5HGHM_opwWdqbPpNgdjWXLBdySwv5nqlMHv5d4N7tmyLfXmOUInhvpkFwMhJZNdNpPj57z/s1600/whitworth+en+lintukan_calvo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXz6c__7plwa96Yt7OSzoVIVCfSx_xBDqzWEJhTJ0JrPKfsiVqHE7n9LmqQn6SWqac03fs_G5HGHM_opwWdqbPpNgdjWXLBdySwv5nqlMHv5d4N7tmyLfXmOUInhvpkFwMhJZNdNpPj57z/s320/whitworth+en+lintukan_calvo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Baterías Plasencia y Whitworth en Lintukan. Tomado de<br />
<a href="http://www.catalogacionarmas.com/">Catalogación de Armas</a></td></tr>
</tbody></table>
La finalización de la guerra civil permitió de nuevo a “Las Españas” del momento redirigir sus escasos medios a la enorme problemática que sus posesiones en Ultramar estaba generando, sufriendo una continua sangría económica, humana y material en los embates de guerras de independencia auspiciadas por potencias que codiciaban la viejas posesiones del agonizante imperio.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En esta etapa de penurias, la artillería tomada a los carlistas resultaba de notable utilidad para tapar las deficiencias materiales del ejército español en las colonias. Según indica <b>Juan Calvo</b>, los Whitworth, que tan buenos resultados habían dado a las fuerzas carlistas, siguieron en servicio siendo enviados a las colonias de ultramar y unos pocos a Las Canarias. Las dos grandes piezas de 13 cm que no habían llegado a ser disparados por los carlistas acabaron en la plaza de Cavite, mientras que las piezas de “a 4” mostraron de nuevo su versatilidad como artillería de montaña, utilizándose con éxito en las campañas de Mindanao (1890-91 y 1894-95) y Luzón (1896-97). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKq4prTrREewN9iWQBwwtxcgyiTu-bKWzM77N4rukJVWH-batKBIy2aHUvKdtoISD6gTsyZGBX78S9gPmgKIF6-XGd0qg7rqKCwtActg5BA9N9t9mHx5xULJmGlluhmwY0zW2pycgUptin/s1600/pepino_damasquinado_noticias+carlistas.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKq4prTrREewN9iWQBwwtxcgyiTu-bKWzM77N4rukJVWH-batKBIy2aHUvKdtoISD6gTsyZGBX78S9gPmgKIF6-XGd0qg7rqKCwtActg5BA9N9t9mHx5xULJmGlluhmwY0zW2pycgUptin/s320/pepino_damasquinado_noticias+carlistas.jpg" width="168" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://noticiascarlistas.blogspot.com.es/2013/01/proyectil-whitworth-lanzado-por-los.html">Proyectil Whitworth</a></td></tr>
</tbody></table>
Mientras, las llamativas granadas hexagonales de los Whitworth se convirtieron en un preciado recuerdo de la que se consideraba la última Guerra Civil, incluso antes de finalizar la guerra. Según consta en el diario <i>El Siglo Futuro</i> del 20 de noviembre de 1875:<i> “[…] Conservo casi todos los pedazos del pepino y la espoleta hasta ver si puedo adquirir alguno de los que no revientan, cosa muy difícil por ser pocos estos días y muy buscados. He visto pagar por uno 20 rs., y hay quien ofrece 40 y más”</i>. Con el final de la guerra, muchos de estos proyectiles fueron vaciados y damasquinados con distintos grabados y motivos; convirtiéndose con el devenir de los años en piezas de coleccionista. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras casi 20 años participando en conflictos y viajando por el mundo, los Whitworth que formaron parte de la columna vertebral del ejército carlista quedaron finalmente apartados del servicio. Actualmente todavía se pueden contemplar algunas de estas curiosas piezas en museos militares (Museo de Artillería de Cartagena, Museo Militar del Castillo Montjuic o Museo Regional Militar de Canarias); y a modo de anécdota, en la <a href="https://hernani.wordpress.com/la-sorpresa/un-pepino-que-no-estallo/">fachada de la casa 41 de la calle Atzeta</a> en la villa de Hernani (Gipuzkoa), engarzadas todavía en una pared, se pueden contemplar dos granadas Whitworth como elementos tangibles y todavía contextualizados de aquella “romántica” guerra.<br />
<br />
<b>Actualización del 05/08/2017</b>: Gracias a la colaboración de un compañero de Nebraska (USA) se ha incluido el inventario de cañones Whitworth adscrito al ejército carlista, recogido por Jorge Vigón en su libro <i>Historia de la artillería española (1947).</i><br />
<i><br /></i>
<b>Actualización de 22/03/2020: </b>Se elimina el párrafo donde se describía la compra y llegada de una batería Krupp a cargo de Tirso Olazabal. Si bien, es un pasaje que se recoge específicamente en el Estandarte Real en su Nº 25 de abril de 1891, el propio Tirso se encargó de desmentirlo en su libro autobiográfico "<i>Memorias de un contrabandista</i>". La compra de Krupps fue la única empresa en la que no participó, aunque sí facilitó su desembarco. Así, los cañones que sufrieron un periplo que impidió su llegada a tiempo para la Campaña de Somorrostro fueron "<i>12 magníficos Woolwich</i>". </div>
<div>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-15162516464291034242016-05-20T21:12:00.002+02:002020-02-24T09:30:08.402+01:0025 Marzo 1874: Crónica de un día de lucha en las "Batallas de Somorrostro"<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Finalicé la escritura de este artículo en septiembre del año 2009. El primer esbozo tenía como objetivo su publicación en la revista de montaña Pyrenaica; sin embargo, a medida que se iban rellenando las páginas, el componente montañero se iba diluyendo para dar paso a una reconstrucción histórica de lo ocurrido en uno de los días de lucha de las "Batallas de Somorrostro".</span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<span style="background-color: white;">El artículo tenía dos vertientes novedosas: por una lado cubría el vacío de conocimiento de lo sucedido en el extremo izquierda de línea carlista el 25 de marzo de 1874 y por otro, la reconstrucción tomaba como base el relato de los propios veteranos que tomaron parte en aquella acción. </span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Una vez terminado, hubo que buscar "acomodo" para el documento siendo finalmente publicado en "papel" en el año 2010, bajo el </span>título de "Crónica Carlista". <a href="http://www.muskiz-liburutegia.org/1874/CGCarlista.pdf">Actualmente la publicación digitalizada puede ser visionada y descargada en formato pdf desde la web de la biblioteca de Muskiz</a>; incorporada a la <a href="http://www.muskiz-liburutegia.org/1874/">monografía sobre las "Batallas de Somorrostro"</a> que esta entidad ha realizado en homenaje al recientemente fallecido Armando Cruz.<br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<span style="background-color: white;">He retomado el original que en su momento presenté para su publicación, donde adicionalmente se incluía una pequeña biografía de varios de los personajes que figuran en el relato, así como la bibliografía básica que utilicé. Con esto queda completo el artículo.</span><br />
<br />
<b><i>Introducción</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la mañana del 25 de marzo de 1874 comenzó la segunda de las tres batallas que tuvieron lugar en la zona de Somorrostro durante la última guerra carlista. A lo largo de 3 días, 50.000 hombres se enfrentaron encarnizadamente: los unos, con la intención de poner fin al sitio de Bilbao y los otros, con el propósito de mantener una línea de resistencia que impidiera la llegada de socorro a la villa. Fue el día 25, en los primeros momentos del combate, cuando las tropas liberales consiguieron hacer temblar la férrea defensa carlista al tomar al asalto la barriada de Las Cortes y los parapetos que sobre la misma se encontraban.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMLdZHQaLnKtJEGQ745Cma0GOFy9xMlxcQ3gMbXCfbRJV4tD6OX3feFyGVsBhLzg5D_ggaEnBxrHD1eq7c8K3kymDfOrp8L9uMyGM5lcXCVqxUi378kpxEGtSBK5-G-ghS3VfrpD64DZZJ/s1600/IMG_20160521_161633.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMLdZHQaLnKtJEGQ745Cma0GOFy9xMlxcQ3gMbXCfbRJV4tD6OX3feFyGVsBhLzg5D_ggaEnBxrHD1eq7c8K3kymDfOrp8L9uMyGM5lcXCVqxUi378kpxEGtSBK5-G-ghS3VfrpD64DZZJ/s200/IMG_20160521_161633.jpg" width="95" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Padre Francisco<br />
Apalategui</td></tr>
</tbody></table>
No siempre es posible descender hasta los pequeños detalles que forman el tejido microscópico de los acontecimientos bélicos, donde las vivencias, anécdotas y experiencias de los soldados anónimos configuran la historia vivida en primera persona. Sin embargo, gracias a los relatos que el padre <b>Francisco Apalategui</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#1" name="top1"><sup>1</sup></a> recopiló de boca de un buen número veteranos de aquella guerra civil, tenemos la posibilidad de contextualizar sus narraciones en el marco de las acciones bélicas reflejadas en la diferente bibliografía de la época, además de permitirnos un acercamiento más humanizado a los hechos registrados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El presente trabajo es el resultado de una laboriosa reconstrucción histórica de lo ocurrido el día 25 de marzo de 1874 en el extremo izquierda de la línea defensiva carlista, sacando del anonimato a algunos de aquellos muchachos, que en número de miles, se enfrentaron en los campos y montes de Somorrostro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Preliminares</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La guerra se prolongaba desde hacia dos años. Los voluntarios carlistas habían pasado de formar pequeñas partidas que marchaban y contramarchaban evitando la confrontación frontal a constituir un ejército capaz de consolidar un embrión de estado carlista en las provincias del País Vasco y Navarra. Las victorias de Estella (agosto de 1873), Montejurra (noviembre de 1873) y la toma de Portugalete (enero de 1874) habían abierto la posibilidad de conquistar la villa de Bilbao y triunfar allí donde fracasó Zumalacarregui.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ante la necesidad de socorrer la cercada ciudad, el gobierno liberal desplazó un gran número de tropas y material utilizando las líneas de ferrocarril. A partir del 11 de febrero comenzaron a llegar un importante número de trenes a las estaciones de Miranda de Ebro y Santander: “<i>En ninguna estación se permitía salir a los soldados del carruaje: todos iban contentos, entusiasmados y seguros del triunfo; más que a pelear parecía que iban de romería en trenes de recreo</i>”. Desde allí, se desplazaban a lo largo de toda la costa de Cantabria para concentrarse en las poblaciones cántabras de Santander, Laredo y Castro Urdiales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0DPjdfjvGcSEazin4E-IPBOldjZbea1WbHqe6OrvJj-IC6othDIQHKb8rH8u2mLFcwUAiwX7o20k1Xbjm82Uc02Ijm7I2qC0mVHZiDZXFQ-vAn44OYe9nRy18mSXwJI4QByuqE6Xm_Sy-/s1600/Castor+001.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0DPjdfjvGcSEazin4E-IPBOldjZbea1WbHqe6OrvJj-IC6othDIQHKb8rH8u2mLFcwUAiwX7o20k1Xbjm82Uc02Ijm7I2qC0mVHZiDZXFQ-vAn44OYe9nRy18mSXwJI4QByuqE6Xm_Sy-/s200/Castor+001.jpg" width="134" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Castor Andechaga Toral.<br />
(Museo de Encartaciones)</td></tr>
</tbody></table>
Apercibidos los mandos carlistas de este inusitado despliegue de medios, trasladaron a marchas forzadas sus tropas con el objetivo de detener este avance, al que únicamente se oponía los batallones de Encartados mandados por el veterano general <b>Andechaga</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#2" name="top2"><sup>2</sup></a>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El general <b>Torcuato Mendiry Corera</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#3" name="top3"><sup>3</sup></a>, que se encontraba en tierra Estella tras el fracaso de su expedición para tomar Santander, recibió orden de movilizar inmediatamente los 7 batallones bajo su mando, llegando a la zona de Somorrostro en el amanecer del día 16 de febrero. Allí se encontró con una desagradable sorpresa: Andechaga había perdido aquella misma noche la estratégica posición de Saltacaballos por menospreciar la capacidad de movimiento y fuerza del enemigo. Según informaba el periódico “El Informal” en su edición del 23 de febrero, uno de los muertos carlistas en la acción, era uno de los hijos de Andechaga.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYA7pEzsH2v-Vb5KhyzYbrSLoMmpFlwJ3oW3SJVGq0iY6fK8ZNF4bRi0G4NYzz8QwMx2VVmvWvdxTUNL8j8ve6rEmt6LAIuIm1RT5KfZ7kjHD820Rm2x6Vcn_QL2gbNDP17YOuO3N3ZgzS/s1600/IMG_20160521_163013.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYA7pEzsH2v-Vb5KhyzYbrSLoMmpFlwJ3oW3SJVGq0iY6fK8ZNF4bRi0G4NYzz8QwMx2VVmvWvdxTUNL8j8ve6rEmt6LAIuIm1RT5KfZ7kjHD820Rm2x6Vcn_QL2gbNDP17YOuO3N3ZgzS/s320/IMG_20160521_163013.jpg" width="131" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gerardo Martinez de Velasco.<br />
(Historia Fotográfica<br />
de la última Guerra Carlista)</td></tr>
</tbody></table>
Los liberales ocupaban todas las posiciones y puntos valiosos que se encontraban entre Castro Urdiales y Somorrostro, llegando a las primeras casas del pueblo de San Juan. En el barrio de Putxeta se entrevistaron ambos hombres, abroncándole Mendiry a Andechaga por su actitud y mala planificación, para seguidamente ocuparse de trazar la línea de defensa que debía de contener la inminente acometida del ejército liberal. Ese mismo día llegaron los 3 batallones castellanos mandados por <b>Gerardo Martínez de Velasco</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#4" name="top4"><sup>4</sup></a>, y al día siguiente apareció <b>Antonio Lizarraga Esquiroz</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#5" name="top5"><sup>5</sup></a>, con el 1º de Aragón y <b>Nicolás Ollo Vidaurreta</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#6" name="top6"><sup>6</sup></a> con 4 batallones navarros y una batería de montaña. Era la primera vez que el ejército carlista reunía tantas tropas de distintas provincias; que sumaban entre 12000 y 15000 hombres repartidos en 18 batallones; y en un golpe de efecto para la moral de sus soldados, el propio Carlos VII se acercó a Somorrostro el 18 de febrero. “<i>El entusiasmo y el gozo de nuestros voluntarios llegaba al delirio. Cantando y gritando marchaban a sus posiciones con un ansia de pelear y un convencimiento de vencer, que es imposible encontrar más que en soldados que como ellos tengan tanta fe y tan gran interés en el triunfo de la causa que defiendan</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Durante estos días, el ejército liberal se dedicó a concentrar tropas en Santander, Castro Urdiales y Laredo. El general al mando del llamado Ejército del Norte, Domingo Moriones, llegó a San Juan de Somorrostro el 19 de febrero pasando varios días posicionando sus tropas y baterías. <b>Domingo Moriones y Murillo</b>, marques de Oroquieta; había nacido en Leache (Navarra) en 1823, siendo un militar de carrera y probada valía, de mal recuerdo para los carlistas ya que su título nobiliario hacía referencia a la derrota sufrida en el intento de alzamiento de la primavera de 1872. Bajo su mando se encontraban 26 batallones, 4 compañías de ingenieros, 28 piezas de artillería, 50 húsares de Pavía, que formaban un total de 11.000 hombres (según otras fuentes como Saturnino Gimenez: 22.000 hombres y 24 cañones).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPMUydD8cXwTbTsXNi0xiD-08r9ugOzCpWwDjiVHzYRNJJFAt9iFZ3Y6Wm2hKnapxdUSM0SvlTUjqqg3Aml_z2E3zOf4hphpkbTkJ0e4QCpuY4sP_drV7a0TlGi6j6kdCoAxVU_U69cyt_/s1600/charles%252Bmonney%252Bbombardeo%252Bde%252Bla%252Bria%252Bde%252Bnervion%252BBilbao%252Bguerra%252Bcarlista%252B1874%252Bcopia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPMUydD8cXwTbTsXNi0xiD-08r9ugOzCpWwDjiVHzYRNJJFAt9iFZ3Y6Wm2hKnapxdUSM0SvlTUjqqg3Aml_z2E3zOf4hphpkbTkJ0e4QCpuY4sP_drV7a0TlGi6j6kdCoAxVU_U69cyt_/s400/charles%252Bmonney%252Bbombardeo%252Bde%252Bla%252Bria%252Bde%252Bnervion%252BBilbao%252Bguerra%252Bcarlista%252B1874%252Bcopia.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bilbao la tarde del 21 de febrero de 1874, primer día de bombardeo carlista.<br />
(Original de C. Monney)</td></tr>
</tbody></table>
Fue el comandante de los batallones de Navarra, Nicolás Ollo, general muy crítico con la decisión de tomar Bilbao y comprometer todas las fuerzas del Norte en ese empeño, el que asumió interinamente el mando de carlista, situando su cuartel general en la población de San Salvador del Valle. Entre sus planes y consignas decretó la distancia a la que debería de romperse el fuego: “<i>Estando atrincheradas todas nuestras fuerzas, prohíbo absolutamente, que se rompa el fuego a más distancia que a 100 metros, y esto en el caso de que el enemigo se presente en orden cerrado, pues haciéndolo en al abierto, debe despreciarse aunque la distancia sea de 20 pasos, porque mucho más nos hemos de hacer respetar conservando nuestras municiones, que consumiéndolas inútilmente, y en último caso haremos uso de las bayonetas para rechazarlos y obtener la victoria</i>”. El 20 de febrero ordenó comenzar las hostilidades contra Bilbao y el día 21, en cumplimiento de su mandato, se inició el bombardeo de la villa. Ollo no sólo pretendía intimidar a la población de Bilbao, también intentaba forzar el ataque del expectante Moriones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 24 de febrero se encontraba el ejército liberal ocupando la orilla izquierda del río Barbadun, desde su desembocadura hasta las estribaciones del monte Corbera que formaba la derecha de su línea, extendiéndose el ejército por retaguardia siguiendo la carretera hasta la villa de Castro Urdiales que servía como base de sus aprovisionamientos. Por su parte, los carlistas se habían fortificado a lo largo de la línea de montes y colinas que iba desde las alturas del monte Montaño hasta las faldas de Triano. En el centro de su línea destacaban las iglesias de San Pedro de Abanto y Santa Juliana, convertidas en dos fuertes atrincheramientos.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOGWHbzQEWmg1Rcy9VHnHYdpROdd6W20jdFSa6J2NDoGmYAinrwxTj6ttonMhtkUNsK-LBWznHO3fh6-wshMZMV1ShANLmTx-RGTshJE9luNeZNS1NhkXm1SibVLnFqxB_D7_LkvbiacsA/s1600/Relieve+textov2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOGWHbzQEWmg1Rcy9VHnHYdpROdd6W20jdFSa6J2NDoGmYAinrwxTj6ttonMhtkUNsK-LBWznHO3fh6-wshMZMV1ShANLmTx-RGTshJE9luNeZNS1NhkXm1SibVLnFqxB_D7_LkvbiacsA/s400/Relieve+textov2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Posiciones carlistas y liberales en el valle de Somorrostro el 19 de febrero de 1874.<br />
(Imagen original del autor)</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
La caída de bombas sobre Bilbao tuvo el efecto deseado: desde Madrid clamaban al general Moriones a dar una rápida y definitiva respuesta militar a las pretensiones del carlismo. Presionado por la premura que dictaban los acontecimientos históricos del momento, con una situación política inestable derivada de la abdicación de Amadeo de Saboya, una recién instaurada primera república, rumores de nueva monarquía, insurrecciones coloniales, problemas cantonales, sumido todo el país en una profunda crisis, el general Moriones, aún reconociendo que su situación en cuanto a número de efectivos no era idónea, planificó el asalto del monte Montaño. Un baluarte que despejaba el camino a Portugalete y abría las puertas de Bilbao.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9yIRFYfs5XwF84bOlHYqFQZlGEUQVxrnUZOV6hsyOnUPxUr6yC-M-8FcBRoJ6qRIgQRGMQJSkdRcFaQnooQR1UJWeG1OvYG3kkLhjHAQIXCvDkZq9kVDiKqZNzIhlv-MVDNJbjZWSIFyJ/s1600/001454.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9yIRFYfs5XwF84bOlHYqFQZlGEUQVxrnUZOV6hsyOnUPxUr6yC-M-8FcBRoJ6qRIgQRGMQJSkdRcFaQnooQR1UJWeG1OvYG3kkLhjHAQIXCvDkZq9kVDiKqZNzIhlv-MVDNJbjZWSIFyJ/s200/001454.jpg" width="166" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Domingo Moriones. (Álbum<br />
Siglo XIX)</td></tr>
</tbody></table>
Durante el 24 y 25 de febrero, bajo la cobertura de la escuadra que sumaban sus cañones a las tropas de tierra, los liberales asaltaron, una y otra vez, los modestos 319 metros de altura del pico Montaño sin lograr desalojar a los carlistas de su cima. El ejército liberal perdió entre 800 y 2000 hombres, y los carlistas entre 500 y 600 . “<i>El ejército no ha podido forzar los reductos y trincheras de San Pedro de Abanto, y su línea ha quedado quebrantada: vengan refuerzos y otro general a encargarse del mando. Se han inutilizado haciendo fuego 6 piezas de a 10 cm. Conservo las posiciones en Somorrostro y la comunicación con Castro</i>”, con este escueto telegrama, Moriones comunicaba a Madrid su fracaso. Las repercusiones de la derrota de un “poderoso” ejército moderno frente a las despectivamente denominadas tropas de “sacristanes” no se hizo esperar y la guerra atrajo el interés de la prensa nacional y europea, llegando a Somorrostro numerosos corresponsales a cubrir las noticias del sitio de Bilbao y el frente; entre ellos destaca la figura del ilustrador barcelonés <b>José Luís Pellicer</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#7" name="top7"><sup>7</sup></a> cuyos grabados, de gran calidad y realismo, ampliaron notablemente el conocimiento de la guerra y la vida de los soldados. Ante al “Marques de Oroquieta”, se alzó la figura de “Conde de Somorrostro”, título aristocrático con el que Carlos VII premió la pericia del general Ollo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheYlrjH_YlK-p-BAgK9ZLw5s63CHjligK6FZxeMs6wekM6FiZyePuEwijefnHWyrj6APrtovwsM-2xaLDSbn05LcX_e3s0M7v7rrkaYSZdtDe2gGBuXn7_KA24nPZm83jZHzBpDsjruS9H/s1600/Francisco-serrano.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheYlrjH_YlK-p-BAgK9ZLw5s63CHjligK6FZxeMs6wekM6FiZyePuEwijefnHWyrj6APrtovwsM-2xaLDSbn05LcX_e3s0M7v7rrkaYSZdtDe2gGBuXn7_KA24nPZm83jZHzBpDsjruS9H/s200/Francisco-serrano.jpg" width="158" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Serrano<br />
(www.museodelprado.es)</td></tr>
</tbody></table>
Moriones, enfermo, fue sustituido el día 9 de marzo. El nuevo general al mando fue el mismísimo Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I Republica, el general <b>Francisco Serrano y Domínguez</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#8" name="top8"><sup>8</sup></a>, Duque de la Torre, que llegó acompañado del almirante <b>Juan Bautista Topete y Carballo</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#9" name="top9"><sup>9</sup></a>, Ministro de Marina, y todo el Estado Mayor Central. </div>
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<br /></div>
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El presidente/general Serrano, vista la necesidad de incrementar el número de efectivos ordenó hacer llegar a Somorrostro las tropas que al mando del general <b>José Maria Loma Argüelles</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#10" name="top10"><sup>10</sup></a> operaban en Gipuzkoa. El 14 de marzo, embarcaron en Donostia el general Loma, un regimiento, un batallón de línea, una compañía de ingenieros y 50 miqueletes gipuzkoanos al mando de <b>José Maria Badiola Jauregui</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#11" name="top11"><sup>11</sup></a>, dirigiéndose a Santoña para esperar ordenes. En total unos 8.000 hombres de refuerzo y nuevas piezas de artillería.</div>
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<br /></div>
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Hasta el día 19 de marzo continuaron los trabajos de organización, municionamiento de las tropas e intendencia; tomando posiciones para comenzar de nuevo las operaciones, pues ya se habían reunido todas las fuerzas posibles que sumaban: 41 batallones, 7 compañías de ingenieros, 140 guardias civiles, 50 miqueletes y diferentes escoltas de caballería. Entre 22.000 y 30.000 hombres y 50 piezas de artillería. Este segundo ataque era impacientemente esperado, ya que la enorme concentración de tropas en el “<i>insalubre valle de Somorrostro</i>”, propició la aparición de disentería y diariamente pasaban a los hospitales muchos oficiales y soldados.</div>
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<br /></div>
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Las tropas carlistas aumentaron su número de efectivos con la llegada de nuevos batallones hasta completar 28, con un total de 15.000 hombres , repartidos entre el frente de Somorrostro y el sitio de Bilbao, con la manifiesta ausencia de artillería efectiva, una notable multiplicidad de fusiles y una clara carestía en municiones. Respecto a su indumentaria comenta el corresponsal Pellicer en sus crónicas periodísticas: “<i>En general los soldados están pobremente vestidos y son pocos los batallones uniformados, reinando en los trajes la variedad más caprichosa: unos llevan capotes de color gris, procedentes de los móviles franceses; otros visten capote azul, como el de los soldados del ejército; muchos se ven con trajes de paisano, y no pocos cubiertos con la tradicional zamarra. Todos tienen, por supuesto, su inseparable boina, azul, o roja, con borla o sin ella. Los oficiales, por el contrario, visten en general hasta con elegancia: levita azul, pantalón rojo, botas altas o polainas, y boina grande con borla y chapa de oro o plata según graduación. Se ven muchos con traje de oficiales de nuestro ejercito, y otros que llevan zamarras, aunque más finas que las de los soldados</i>”.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaInwJzT3MxhT21rqiqNhwa2DcthWogyj3dO2g2Zk1Fwa417xYB7PRa4kNe2WL0Dp6X0qZGep72uuQXuz_b8zkMlvrf2J6CCpo8nuiSHWSXEpj-t1ND3YhY16gf9bVBHpAQXFRU-cyvKQY/s1600/28041901.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaInwJzT3MxhT21rqiqNhwa2DcthWogyj3dO2g2Zk1Fwa417xYB7PRa4kNe2WL0Dp6X0qZGep72uuQXuz_b8zkMlvrf2J6CCpo8nuiSHWSXEpj-t1ND3YhY16gf9bVBHpAQXFRU-cyvKQY/s320/28041901.jpg" width="302" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mikeletes. (Enciclopedia Auñamendi)</td></tr>
</tbody></table>
</div>
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<br /></div>
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Dispuestos a no ceder terreno, se ocuparon en mejorar sus defensas visto el notable destrozo que causaba en los parapetos la artillera del ejército liberal. Las obras de fortificación fueron diseñadas por el cuerpo de ingenieros carlista a cuya cabeza se encontraba <b>Francisco de Alemany</b>, ayudado eficazmente por José Garin,<b> Amador Villa</b> y <b>Alejandro Argüelles</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#12" name="top12"><sup>12</sup></a> . En Somorrostro fue el teniente coronel <b>José Garin Vargas</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#13" name="top13"><sup>13</sup></a> el encargado de perfeccionar el ineficaz sistema de parapetos . También tomó parte activa en estas obras de fortificación el coronel de ingenieros catalán <b>Luis Argila</b>. Bajo sus órdenes se abrieron zanjas, trincheras, donde se ocultaban hasta la altura de la cabeza los soldados, comunicándose entre sí y cruzando los fuegos para defender de forma efectiva las posiciones. Si bien, el sistema de pequeños muros de piedra y tierra no fue del todo abandonado conservándose y reforzándose en numerosos puntos de la línea carlista. En estos trabajos no sólo se empleaban las tropas regulares, sino que también colaboraban, las más de las veces por la fuerza a decir de la prensa liberal, la población civil, incluidas mujeres y ancianos.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte el ejército liberal mantenía la presión sobre la línea carlista gracias a la omnipresencia de su artillería, cuyos disparos constituían un pasatiempo para los soldados republicanos inactivos que saludaban con vítores el acierto de sus artilleros y que provocaban no pocas bajas entre las filas carlistas. <b>Benigno Sánchez de Castro</b> era cadete del 2º Batallón de Castilla, Cazadores de Arlanzón. Había nacido en Fuentes de Bejar (Salamanca) y junto con su amigo <b>Manuel Martin Melgar</b> fueron objeto de atención de los mandos carlistas dada su aparente juventud: "<i>[…] del 2º de Castilla vinieron dos muy jóvenes a saludarme. Trabajo me costó reconocerlos, pero luego halle en ellos a los hermanos de dos amigos míos: llamábase uno Benigno Sánchez de Castro y el otro Manuel Martín Melgar […] Aquellos niños, porque por su edad aún no podían llamarse hombres, habían pasado bruscamente de la vida acomodada de la ciudad a la penosa guerra y, sin embargo, estaban contentos y alegres […]</i>" . El 11 de marzo de 1874 se registra su enterramiento en el cementerio de la parroquia de la Transfiguración del Señor del Valle de Trapaga a consecuencia del destrozó que le provocó en una pierna una granada de artillería.</div>
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<br /></div>
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Tampoco eran infrecuentes los contactos entre fortificaciones enemigas próximas: “<i>Un oficial del ejercito ha logrado obtener noticias de un hermano suyo que milita en las filas de D. Carlos, y del cual nada se sabía desde hacia varios meses, y en ciertas ocasiones nuestros soldados han cambiado el pan de sus propias raciones por las tortas de maíz que le ofrecían los carlistas. Esta aparente cordialidad se resuelve con una lluvia de improperios e insultos mutuos en los cuales dominan, por parte de los carlistas, las voces de ¡guiris! ¡guiris! mote que daban a nuestros soldados y por parte de éstos, las de ¡carcas! ¡carcas!, apodo que aplican a los defensores del pretendiente</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5VvxpRW0NCCOWzJ_DLkiZdCCYHs9ZfsNOZcehPVL6JSM7vU9XcZ72P1hl4xc8P8KQmhZAH1Zv95Ysx0vz8FnmRlQFan2QA8kcmoge-Fiq1wViNAo6r4x3CaO0fzleF3jdZjoT1TUG63q4/s1600/Fernando_Primo_de_Rivera_y_Sobremonte%252C_de_Kaulak.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5VvxpRW0NCCOWzJ_DLkiZdCCYHs9ZfsNOZcehPVL6JSM7vU9XcZ72P1hl4xc8P8KQmhZAH1Zv95Ysx0vz8FnmRlQFan2QA8kcmoge-Fiq1wViNAo6r4x3CaO0fzleF3jdZjoT1TUG63q4/s200/Fernando_Primo_de_Rivera_y_Sobremonte%252C_de_Kaulak.jpg" width="146" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fernando Primo de Rivera.<br />
(Ilustración Española y Americana)</td></tr>
</tbody></table>
Tras el fracaso de la toma del Montaño y el fiasco de un desembarco de 9.500 hombres de tropas en la playa de Algorta abortado por el mal tiempo el 20 de marzo, el estrangulamiento que sufría Bilbao precisaba de una acción contundente que acallara las críticas, que una vez más, se elevaban desde los círculos editoriales de la capital y que hacían tambalear el ya de por sí, inestable gobierno de la I República. El general Serrano preparó una estrategia consistente en atacar fuertemente por los montes de Galdames, avanzando al mismo tiempo el centro por la zona de San Pedro y amagando al Montaño. Procedió a dividir sus tropas entre los distintos mandos: Colocó a <b>Fernando Primo de Rivera y Sobremonte</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#14" name="top14"><sup>14</sup></a> a la cabeza de la brigada de vanguardia, consistente en 16 batallones de infantería, 6 piezas de montaña y 2 compañías de ingenieros, con el objetivo de asaltar los montes de Galdames. <b>Antonio López de Letona</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#15" name="top15"><sup>15</sup></a> recibió 4 batallones y 1 compañía de ingenieros para presionar la zona del Montaño, mientras que <b>José María Loma</b> mandaba 9 batallones y 2 compañías de ingenieros para acometer el centro de la línea carlista en San Pedro de Abanto. Quedaban en Somorrostro al mando del general <b>Manuel Andía</b> 8 batallones de reserva y 4 piezas Plasencia, mientras que el general <b>Florentino Melitón Catalán López de Prado</b> (Aranda de Duero, 1821-1878) tenía órdenes de cubrir las comunicaciones con Castro con otros 4 batallones. El peso de la acción recaería sobre las tropas comandadas por Primo de Rivera, que debía de apoderarse a toda costa de la meseta en los Montes de Triano, llamada Campa de los Pastores (actualmente conocida como “Los Campamentos”), lo que haría indefendible la línea de Somorrostro.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-8OYEO_BNlTpNwTqhYcrWO-CAx__yh30cSZ4TRF-UM7zFVsv7utLp2HdrexvTOTUcxpvn6KQX0siKhHyCNWicSeIWCbzMqhCDteY8SPDTmzTFtE6xLykQ8KwUgY4-NofxitxxgFLObzM8/s1600/Mapa_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-8OYEO_BNlTpNwTqhYcrWO-CAx__yh30cSZ4TRF-UM7zFVsv7utLp2HdrexvTOTUcxpvn6KQX0siKhHyCNWicSeIWCbzMqhCDteY8SPDTmzTFtE6xLykQ8KwUgY4-NofxitxxgFLObzM8/s400/Mapa_1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Planificación del ataque de las fuerzas liberales a las posiciones carlistas en el amanecer del 25 de marzo.<br />
(Imagen original del autor)</td></tr>
</tbody></table>
El 24 de marzo, Serrano envía a Madrid el siguiente telegrama: “<i>Dispuestas todas las fuerzas, y dadas las ordenes oportunas, al amanecer de mañana romperé el ataque a la línea enemiga, apoyada la izquierda por el mar con la escuadra. El ministro de marina me acompaña en este cuartel general. Solo suspenderé el ataque si un imprevisto temporal de aguas se opusiese. Espero que este ejército cumplirá con su deber</i>” .</div>
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<br /></div>
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<i><b>Día 25 de Marzo</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 4 de la madrugada las tropas liberales se colocaban en sus lugares de partida. El general Primo de Rivera había elegido el cordal de alturas sucesivas que parten del Portillo de Las Cortes como vía de ascenso a los montes de Galdames, guiándose por las indicaciones de algunos lugareños, en especial, las del párroco de Muskiz . Esta subida la realizarían siguiendo ambas vertientes del cordal, dividiendo sus tropas en dos divisiones: por el lado de Somorrostro, Primo de Rivera con 8 batallones que formaban la división al mando de <b>Alfonso Morales de los Ríos</b> (Cádiz 1823-La Coruña 1894) saldría del pueblo Santelices para ascender directamente al Portillo de Las Cortes y de allí seguir el cordal hasta la Campa de los Pastores. Por el lado de Galdames, los otros 8 batallones restantes formaban la división al mando del mariscal de campo <b>Rafael Serrano Acebrón</b>, al que se sumaría la brigada de <b>Juan Tello Miralles</b>, tenían ordenes de aguardar emboscados a que la división de Primo de Rivera hubiera ocupado las trincheras sobre el ferrocarril de Galdames y otras posiciones en cota superior, para empezar entonces su avance ascendiendo a la Campa de los Pastores por el pueblo de Las Cortes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAZzFcG5dFqweXmON3054UcmNw0_NsRAw3vDmkj5a2VyyrC1XFGwLanptOHvGe9CAZc-jzYu4lSxBN1EqHjhiLc-QywDOE1W1cWstofkqaVd_CRYq4X0zyfP5QqEyC-TbEF5tkJloNpsy6/s1600/somorrso.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAZzFcG5dFqweXmON3054UcmNw0_NsRAw3vDmkj5a2VyyrC1XFGwLanptOHvGe9CAZc-jzYu4lSxBN1EqHjhiLc-QywDOE1W1cWstofkqaVd_CRYq4X0zyfP5QqEyC-TbEF5tkJloNpsy6/s320/somorrso.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tropas liberales cruzando el puente de San Juan.<br />
(Álbum Siglo XIX)</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A las 6 de la mañana rompieron fuego todas las baterías y los soldados liberales cruzaron los puentes sobre el Barbadun dirigiéndose hacia sus objetivos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 1º de Guipúzcoa era la primera línea de defensa carlista en la zona de Las Cortes. Este batallón con el sobrenombre de Batallón de Cazadores Príncipe de Asturias y el mote de “<i>Poka txantxa</i>” o “<i>Norana</i>i” estaba formado por unos 900 voluntarios guipuzcoanos. En su origen, el 1º de Guipúzcoa había resultado ser un batallón notablemente aguerrido, ya que en sus filas se encontraban los curtidos muchachos de la partida del cura Santa Cruz<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#16" name="top16"><sup>16</sup></a> (entre 200 y 500 hombres). Sin embargo, tras el conato de sublevación provocado por el guerrillero en diciembre de 1873, donde el 1º tomó parte activa a favor de su antiguo mando, el batallón fue disuelto, sus oficiales castigados a servir un mes en calidad de soldados rasos y además, se hizo fusilar a aquellos individuos de mayor responsabilidad en el motín como escarmiento para el resto de la tropa. Así lo relataba <b>José Irazu Orendain</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#17" name="top17"><sup>17</sup></a>: “<i>Por el follón del aquel día pasaron por las armas al pobre Antxusa, capitán de la 6º Compañía. Allí estábamos nosotros formados en torno al sitio donde le mataron. Le pegaron 4 tiros y como aún no acaba de morir, le dieron otro tiro junto a la oreja. Entonces nosotros tuvimos que pasar junto al muert</i>o”. El batallón fue rehecho, pero los mandos no quisieron volver a tener a los mismos soldados que “tan mala prueba habían dado”, aprovechando para deshacerse de todos “los borrachos, díscolos” y por supuesto, decididos seguidores de Santa Cruz. Esto provocó que el batallón quedase constituido por muchachos poco fogueados, conducidos por el teniente coronel <b>Matías Ichaso</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#18" name="top18"><sup>18</sup></a> “<i>gixon txiki bat</i>” y el comandante<b> Ignacio Illarrazu</b><a href="https://www.blogger.com/h#19" name="top19"><sup>19</sup></a>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras rendirse Tolosa el primero de marzo propiciada por la precipitada retirada de las tropas liberales encabezadas por el alavés Loma que habían sido llamadas a acudir como refuerzo a Somorrostro, el 1º de Guipúzcoa hizo noche en la villa recién conquistada y al día siguiente fue enviado también a Bizkaia. El día 3 de marzo llegó a Durango y el resto del mes se dedicaron a marchar y contra marchar por las Encartaciones, atentos a cualquier posible movimiento de flanqueo a la línea de Somorrostro. El 23 de ese mes durmieron en Llodio y el 24 llegaron a Somorrostro, siendo inmediatamente desplazados a los parapetos sobre la barriada de Las Cortes, en el extremo izquierda de la línea carlista. Su presencia allí no pudo empezar peor: la tarde del 24 de marzo, sobre las 16:00 horas, estando todavía los hombres formados a la espera de formalizar el relevo a un batallón de Castilla en la hondonada del Portillo de Las Cortes, una granada de cañón reventó entre de la tropa causando varios muertos y numerosos heridos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK1CpgivtjE4TzZHxDfEIvkUdkDYJg4Qqx3KicU8JJZiXdzcUDr3YtymixNNNkcCHYKhhXoF9eGuTFfV0xDud681XkuFwESaaz44m67WvJqkvFawvUV-_K4BhR7mytEyOvhGUR5qxc_hyphenhyphen8/s1600/corte.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK1CpgivtjE4TzZHxDfEIvkUdkDYJg4Qqx3KicU8JJZiXdzcUDr3YtymixNNNkcCHYKhhXoF9eGuTFfV0xDud681XkuFwESaaz44m67WvJqkvFawvUV-_K4BhR7mytEyOvhGUR5qxc_hyphenhyphen8/s320/corte.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización de "Las Cortes". (GoogleEarth)</td></tr>
</tbody></table>
En 1874 la pequeña meseta donde se sitúan los caseríos del barrio de Las Cortes presentaba una inusitada actividad y movimiento poblacional asociado a la construcción del ferrocarril de Galdames. Según explicaba <b>Pablo Aspizu Munduete</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#20" name="top20"><sup>20</sup></a>, el teniente coronel del 1º de Guipuzcoa, Matías Ichaso, dejó tan solo dos compañías en la trinchera y repartió las otras seis que completaban el batallón, por las zonas avanzadas que llegaban hasta el río Barbadun, pernoctando los mandos en las casas de Las Cortes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al bajar estas compañías a la ribera del río a custodiar el paso de La Baluga, cuyo puente habían destruido, advirtieron un inusual movimiento de tropas liberales en la orilla opuesta, comunicándoselo inmediatamente a Ichaso. Se hallaba éste en la cocina de la casa torre que el marques de Villarías poseía en Las Cortes, departiendo con el teniente coronel <b>Carpentier</b>. Carpentier, de origen catalán, era mando del 7º de Guipúzcoa, cuyos soldados habían participado activamente en la obras de defensa de la zona. Al recibir el aviso, Ichaso inquieto por lo anómalo de la situación, se inclinaba por trasmitirlo a sus superiores, pero Carpentier le disuadió: “<i>Dos meses llevo yo aquí y no ha ocurrido nada. Aquí no pueden subir</i>”. Al amanecer del día 25 las tropas avanzadas subieron de nuevo a Las Cortes y se distribuyeron en los parapetos sobre la barriada: medio batallón se colocó en la vertiente que miraba a Somorrostro y la otra media, en una trinchera superior, en la vertiente opuesta. Poco tiempo después, el ejército liberal comenzaba el desgaste artillero previo al avance de sus tropas. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>José Antonio Ysac Arteaga Ybarburu</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#21" name="top21"><sup>21</sup></a> formaba parte de la 3º Compañía del 1º de Guipúzcoa y aquella mañana se encontraba en los parapetos que miraban hacia Somorrostro: “<i>Cuando clareo el día, la carretera en frente la vimos negra. Marchaban una gran fuerza hacia las Carreras y otra hacia nosotros. Comenzaron los cañones a tirarnos. Nosotros, cuerpo a tierra. La trinchera era de tepes. Con poca profundidad dentro. Las granadas de cañón las agujereaban y traspasaban. Teníamos que estar acurrucados. Los muchachos de dos en dos metros, muy pocos para hacer frente a tantos. La fuerza se detuvo en la colina que teníamos delante. Nos hacían fuego a discreción. También las guerrillas tiraron cuesta arriba</i>.”<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTIhoj-OYxiLF5ilHkthMm6iqlrwisyAgNsU0HKdmczwjTo77gqBjruHkdIyS_sUCVLsrt1gp-vlo_qlWJnxpLcD_CL2V_xsu2VAUNfquKSALNikeZrBkytwwWjgLevz0c0wppoxtJv7kA/s1600/10946450.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTIhoj-OYxiLF5ilHkthMm6iqlrwisyAgNsU0HKdmczwjTo77gqBjruHkdIyS_sUCVLsrt1gp-vlo_qlWJnxpLcD_CL2V_xsu2VAUNfquKSALNikeZrBkytwwWjgLevz0c0wppoxtJv7kA/s320/10946450.jpg" width="283" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Asalto a Las Cortes. (Le monde Illustré)</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De igual modo se referían a la situación en la que se encontraban <b>José Luís Yraeta Badiola</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#22" name="top22"><sup>22</sup></a>, <b>José del caserío Zumeta</b><a href="https://www.blogger.com/0#23" name="top23"><sup>23</sup></a>, <b>Eugenio del caserío Nordekua</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#24" name="top24"><sup>24</sup></a> todos ellos de azkoitianos e <b>Ignacio de la casa Txapinene</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#25" name="top25"><sup>25</sup></a> del barrio donostiarra de Altza: “<i>El parapeto era malo, hecho con tepes, muy delgado, al que atravesaban las balas de un lado a otro. Detrás de la pared de tepes, la trinchera tenía poca profundidad, a lo sumo hasta el pecho. Para disparar nos poníamos de rodillas. Las granadas de cañón nos llevaban los tepes por los aire</i>s”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Agachados, aguantando el violento cañeo, los hombres veían como las tropas liberales se aproximaban a su posición. Los mandos del 1º de Guipuzcoa comenzaron a vociferar ordenes: “<i>¡Hasta que no estén a 40 pasos no tiréis!</i>”. Los voluntarios acobardados por lo que se les venía encima clamaban: “<i>¡Hagamos fuego!</i>”, pero bien sabían que el castigo por desobedecer la orden de disparar antes de tiempo era abandonar de la protección del parapeto y avanzar unos metros encarando al enemigo.<b> Carlos Alcorta</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#26" name="top26"><sup>26</sup></a>, capitán de la 3º Compañía, arengaba a sus hombres fuera de la barricada exponiéndose a los disparos. Eugenio, del caserío Nordekua, describió que mientras el resto de la tropa permanecía agazapada tras el parapeto le gritaban: “<i>¡Muchacho, estate quieto y métete aquí!</i>”. No tardó en caer muerto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando finalmente las tropas liberales alcanzaron la distancia convenida, se dio la orden de abrir fuego. Se llegaron a realizar dos descargas, pero ya era tarde. José del caserío Zumeta recordaba de esta forma los hechos: “<i>Venían para arriba haciendo fuego. Fuego y adelante, con gran coraje. A cien metros pararon y se desplegaron a derecha y a izquierda como para pillarnos en medio. Hicimos por fin fuego. Pero los liberales continuaron su avance</i>”. José Antonio Arteaga añadía: “<i>Seguían adelante a rastras o como fuese; los jefes los golpeaban con el sable</i>.” José Luís Yraeta afirmaba: “<i>En un principio los liberales recularon, pero como eran tantos, los de atrás empujaron a los de adelante y siguieron avanzando</i>”. </div>
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El 1º de Guipúzcoa comenzó a retroceder, abandonado su posición. José Antonio Arteaga se justificaba: “<i>Éramos demasiado pocos para contenerlos y nos iban rodeando por la derecha y por la izquierda. Nos ordenaron recular. De haber permanecido allí cinco minutos más, hubiéramos perecido todos. Según se dijo, la 1º Compañía había flaqueado y por la brecha se había colado el enemigo situándose a su espalda. Otros, decían que habían subido por una hondonada a nuestra derecha y que por eso habían ganado la espalda</i>”. José del caserío Zumeta había visto morir a su capitán y escuchaba a sus compañeros gritar: “<i>¡Estamos perdidos!</i>" En ausencia de mandos comenzaron a huir: “<i>Al poco, íbamos todos monte arriba</i>”. La desbandada del 1º de Guipuzcoa era total, arrastrando incluso aquellos que se encontraban al otro lado de la vertiente, y que solo habían sentido silbar las balas sobre sus cabezas. Eugenio del caserío Nordekua y los que junto a él se encontraban no tardaron en unirse al resto: “<i>Cuando las otras compañías se retiraron, nosotros empezamos: se han ido los demás, y ¿Nosotros hemos de quedarnos aquí? Vámonos también nosotros</i>”. El propio Matías Ichaso, el teniente coronel del batallón, huía también a pie, ya que “<i>su caballo que un chico llevaba de la brida, recibió un balazo y allí se fue al galope, cuesta arriba entre los soldados</i>”.</div>
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Los liberales saltaron al parapeto abandonado e intentaron seguir avanzando. Sin embargo, las tropas carlistas colocadas sobre el 1º de Guipúzcoa, no tardaron en hacer acto de presencia para contenerles. José del caserío Zumeta comentaba: “<i>Íbamos todos monte arriba. Allí arriba estaban quietos los alaveses, como el cazador a la espera. Allí nos detuvimos, formamos de nuevo y volvimos a hacer fuego</i>.” José Antonio Arteaga añadía: “<i>Aparecieron entonces arriba nuestros batallones: castellanos, alaveses,... A calar las armas, ¡Qué ruido de hierro! Calaban la bayoneta y tiraban para adelante. Si hubieran llegado 10 minutos antes, hubiéramos salido vencedores. Se detuvieron los unos a la par de los otros, disparándose mutuamente, con la rodilla en tierra</i>”.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBWTOSCRmyjfyF62mNE6pE5BuwWkamMFKzWnvwZvf0t7lR67lEu7dSivKM0ZCCZqBMmjwncz8E4_3ZfD7tUImKqpNySMFjB-uWQlxcy28sMVTBHDGdnxagI8x6kW99o8iAkr5XLUSiW3i/s1600/Mapa_2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBWTOSCRmyjfyF62mNE6pE5BuwWkamMFKzWnvwZvf0t7lR67lEu7dSivKM0ZCCZqBMmjwncz8E4_3ZfD7tUImKqpNySMFjB-uWQlxcy28sMVTBHDGdnxagI8x6kW99o8iAkr5XLUSiW3i/s400/Mapa_2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Avance las tropas de Primo de Rivera sobre las posiciones carlistas. (Imagen original del autor)</td></tr>
</tbody></table>
El 1º de Álava “Cazadores de Vitoria” al mando de <b>Ruperto Viguri</b>, acometió a las tropas liberales en una temeraria carga a la bayoneta. Entre los voluntarios de este batallón se encontraba <b>Emilio Valenciano Díaz</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#27" name="top27"><sup>27</sup></a>, un asturiano nacido en Olloniego de 23 años: “<i>Participé en varios combates a la bayoneta, en uno de ellos murió mi viejo amigo Cayetano Díaz, de Ceceda</i>”.</div>
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El 3º de Castilla, “Cazadores de Burgos”, en esos momentos con solo dos compañías sobre los guipuzcoanos al mando del comandante<b> León Sáez Manero</b>, un antiguo sargento de Infantería de Marina, aguantó la embestida en sus posiciones al precio de 19 bajas: “<i>No teníamos propiamente una trinchera, sino una tapia baja, donde agazaparnos</i>”.</div>
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Otro batallón castellano, el 1º de Castilla “Cazadores del Cid”, al mando de <b>Maximinao del Pino</b> y <b>Juan Pérez Nájera</b>, avanzó sus posiciones, encontrándose en el camino con los fugitivos de 1º de Guipúzcoa. La 1º compañía de este batallón ocupó las posiciones cercanas al parapeto perdido, donde se sostuvo todo el día con graves pérdidas. </div>
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La enconada defensa de estos batallones hizo que el general Primo de Rivera cometiese el error de no seguir presionando por el cordal e inclinó sus tropas a la izquierda con la idea de pasar a retaguardia de la línea carlista por la parte del valle del Manzanar. Allí se encontró con el 1º de Aragón “Almogávares del Pilar” al mando de <b>Carlos González Boet</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#28" name="top28"><sup>28</sup></a>, donde se trabó de nuevo la lucha. El propio Apalategui cuenta una anécdota sobre la presencia de los aragoneses en Somorrostro: “<i>Les enviaron de Madrid un nuevo jefe que no era del gusto de los muchachos y manifestaron que no lo aceptarían. Formaron y el nuevo jefe comenzó a dar órdenes, entonces lo chicos echaron los fusiles al suelo y dijeron que no los recogerían. En castigo tuvieron que marchar a Somorrostro</i>”. Entre los soldados aragoneses se encontraba <b>Martín Ignacio Asurmendi Elizalde</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#29" name="top29"><sup>29</sup></a> que había pertenecido a la partida del cura Santa Cruz y tras el apresamiento del cura en Bera, entró a formar parte del 2º de Guipúzcoa. Estando en Azpeitia llegó el batallón de aragoneses: “<i>Los aragoneses para andar por los montes y demás necesitaban algunos vascos y decidieron destinar a ellos a algunos de nuestro batallón</i>”. Comentaba Martín: “<i>Las armas (de los aragoneses) eran muy malas: trabucos y grandes navajas. Fueron a Eibar a por buenas armas, pero no hubo suficiente para todos y unos 200 siguieron con los trabucos</i>”. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ34BWs52Bn7DB6RqoXylpYWXfWu3Xv34nyB3hNWnQTPUMnT52Dw2Q8A2KL_iAPECpH9ZH4h7wPW1QzJiXjXQVD0PXxK5sfSssUDiI9Zk1mC8GtWezcwTSdKw5B_Zz5S0V22vc5naw5GSy/s1600/C.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ34BWs52Bn7DB6RqoXylpYWXfWu3Xv34nyB3hNWnQTPUMnT52Dw2Q8A2KL_iAPECpH9ZH4h7wPW1QzJiXjXQVD0PXxK5sfSssUDiI9Zk1mC8GtWezcwTSdKw5B_Zz5S0V22vc5naw5GSy/s1600/C.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Soldados carlistas. (Fotograma de "Vacas")</td></tr>
</tbody></table>
Cuando la situación se tornaba delicada para los carlistas, con todas las fuerzas disponibles en la zona trabadas en el combate, aparecieron el 3º y 6º Batallón de Navarra. A las 6 de la mañana, cuando había comenzado el ataque liberal, los mandos carlistas apercibidos que la ofensiva principal era en Las Cortes, dieron orden de reforzar las posiciones con el 6º de Navarra, “Batallón del Rey Don Juan”, al mando de brigadier <b>Juan Yoldi</b> un navarro de Tierra Estella (Muere en Madrid en 1883, fue coronel en el ejército con Isabel II, participo en la primera carlistada) y el 3º de Navarra, “Batallón del Príncipe Don Jaime”, con <b>Simon Montoya Ortigosa</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#30" name="top30"><sup>30</sup></a>, a la cabeza del mismo. Las tropas se pusieron rápidamente en marcha, pero en ausencia de guías, les costó 3 horas alcanzar la zona asignada. Sobre las 9:00 o 9:30, Montoya y el 3º de Navarra; se encontraron en las cercanías del Portillo de Las Cortes a varios mandos que le hicieron saber de la apurada situación en la que se encontraba el frente y rápidamente comenzó a distribuir a sus hombres en espera de la llegada del 6º de Navarra. En ese proceso se encontraba Montoya cuando finalmente apareció Yoldi con el 6º, asumiendo inmediatamente el mando de ambos batallones. Yoldi ordenó a Montoya descender hacia el valle del Manzanar, “<i>Baje usted con una compañía y cargue contra el enemigo donde le encuentre</i>”. Con su batallón a medio distribuir y desenfilado, Montoya tomó dos compañías, la 3º y 4º Compañía, cumpliendo las órdenes dadas. Mientras bajaba por el valle que forma el río Jarillo, cuenta el historiador Pirala, como los navarros se mezclaron con las tropas aragonesas que se encontraban en ese momento disputando duramente los parapetos cercanos al caserío Mendikute, también conocido por el nombre de Castil. Cargando a la bayoneta se reconquistaron dos parapetos y el propio caserío donde se rindieron 4 o 5 soldados liberales. Martín Asurmendi, junto a las tropas aragonesas, formó parte de este asalto: “<i>A cuchillo y no a bayoneta, a navaja entraron. Yo me vi pelando con un sargento. Lo derribe. Un oficial traía la espada en alto para golpear mi cabeza, pero yo me eche para atrás y me dio en la nariz. He aquí la cicatriz</i>”. Un gastador (soldados escogidos por su fortaleza física para preparar el terreno al resto del batallón) del 3º de Navarra tenía intención de matar a uno de los prisioneros, siendo detenido por un teniente. El gastador se volvió comentando: “<i>¿No me deja usted mojarla?</i>”, indicando con la bayoneta al prisionero .</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9u-ypcWBIqfVXjtDMR_bYSICjzZhCKzDoLacA20zCB3iGKmElfEn3-LWTbSrG17s7r-Lo-lX1EFOQHShSAKIjwzkVnOXexpo9atM_JqJDJjK9iycuCvx4s8XeA4llkOSNAujfQHXGOz2p/s1600/DETALL1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9u-ypcWBIqfVXjtDMR_bYSICjzZhCKzDoLacA20zCB3iGKmElfEn3-LWTbSrG17s7r-Lo-lX1EFOQHShSAKIjwzkVnOXexpo9atM_JqJDJjK9iycuCvx4s8XeA4llkOSNAujfQHXGOz2p/s1600/DETALL1.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Trinchera carlista. (Cuadro de <br />
José Cusachs y Cusachs)</td></tr>
</tbody></table>
Una vez recuperados los parapetos en el Manzanar e incendiado el caserío Mendikute para impedir su fortificación, repelido el intento de avance del ejercito liberal por esa zona, aragoneses y navarros no hacían en aquel valle más que tener bajas inútiles ya que estaban dominados por la altura del Portillo, donde los liberales mantenían el frente; por lo que precedieron a la evacuación de sus fuerzas. El general Primo de Rivera no volvió tampoco a intentar descender al valle, porque de igual forma que ellos controlaban la zona al estar posicionados en una línea más elevada, lo mismo ocurría con las fuerzas carlistas, donde el 3º de Navarra se habían situado perfectamente para batirlo. Montoya y sus dos compañías, subieron de nuevo al Portillo de las Cortes, donde descansaba el 6º. El resto del 3º de Navarra estaba en los parapetos más próximos a los liberales, donde recibían una lluvia de plomo de una batería de montaña que les disparaba a bocajarro. En aquellos momentos de tensión, llegó hasta Yoldi un correo con ordenes directas del general Lizarraga que observaba los movimientos de las tropas desde la zona del pico Ventana, y sin poder contenerse contestó al correo: “<i>Diga usted a su general que desde allí no se pueden dar bien las ordenes, que desde aquí veremos lo que conviene hacer y que lo mejor que podía hacer era volver por la honra que ha perdido con sus guipuzcoanos, perdiendo esta posición para fastidiarnos a todos</i>.” A las 2 y media de la tarde se agotaron al 3º sus municiones y fue relevado por el 6º. </div>
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Mientras tanto, el mariscal Serrano Acebrón al mando de los restantes 8 batallones liberales, había visto ascender a Primo de Ribera y ya dueño de la trinchera del ferrocarril, avanzó según el plan previsto ocupando los caseríos de Las Cortes. Sin embargo, una vez allí, se encontró bruscamente detenido en la planicie de la barriada. La orografía del terreno impedía un fácil progreso y su mando superior, el general Primo de Rivera, no solo no había conseguido desalojar a los carlistas de las alturas que dominaban Las Cortes sino que además, al inclinarse hacia la zona del Manzanar había dejado aisladas las tropas de Serrano Acebrón, obligándole a improvisar una defensa entre las casas y levantar parapetos con los cuerpos de las cabezas de ganado que en Las Cortes se encontraban. Según contó <b>Pablo Aspiazu</b>: “<i>Hicieron dos trincheras con carneros y ovejas. Unas 400 cabezas ganados se amontonaron para formar una doble pared. Entre las casas Galíndez y Aranaza se formó un montón de plomo</i>”.</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFlYzVxVyiizgN249FZPKssRah5-S5KcI00aaXvMeMZ6xA4pKd0gS5GR_I8lbeYfn6pNOrXstE0r0sVEuNGK4mqwDdBMIpa-dfHa-Wxmh_pV5NtjmLoEwCL8L5qdnfKxlnXonPOlbaFjY-/s1600/Mapa_3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFlYzVxVyiizgN249FZPKssRah5-S5KcI00aaXvMeMZ6xA4pKd0gS5GR_I8lbeYfn6pNOrXstE0r0sVEuNGK4mqwDdBMIpa-dfHa-Wxmh_pV5NtjmLoEwCL8L5qdnfKxlnXonPOlbaFjY-/s400/Mapa_3.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Posiciones de las tropas al atardecer del 25 de marzo. (Imagen original del autor)</td></tr>
</tbody></table>
Habiendo desaparecido el empuje inicial de la acometida liberal y teniendo ya una visión global de la situación de las tropas enemigas, los carlistas fueron distribuyendo sus fuerzas, cercando la tropas liberales en los caseríos de Las Cortes: Se colocó el 1º de Castilla en el bosque de castaños que llegaba hasta Las Cortes, haciendo fuego a unos 30 metros de las casas. Por el lado de Sopuerta, en el monte Los Cuetos, se colocó el 5º de Álava, mientras que el 3º de Guipúzcoa “Cazadores de Tolosa”, junto con los restos del 1º de Guipúzcoa, se trasladó al pico La Cruz, tomando posiciones cercanas al 1º de Álava. José Luís Yraeta comentaba: “<i>Mientras hacíamos fuego más arriba, estábamos en la trinchera 46 chicos, y nos quedamos con 45 cartuchos. Estando al lado lo alaveses, ellos tenían Remington, pero sus cartuchos los metimos en nuestros fusiles Berdan y muy bien</i>”.</div>
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Ya por la tarde, habiendo experimentado numerosas bajas, Acebrón apremió a su mando superior, Primo de Rivera, a seguir avanzando y despejar así las posiciones carlistas que impedían moverse a sus tropas . Sin embargo, el general Primo de Rivera no podía continuar: los carlistas habían tenido tiempo suficiente para movilizar sus batallones y reforzar sus posiciones, frenando la acometida inicial e imposibilitando cualquier nuevo avance. Los mandos liberales se justificaban: "<i>Acostumbrados a economizar municiones dejaban avanzar tranquilamente a nuestros soldados hasta que los fusilaban por medio de oportunas descargas cerradas. Este sistema, y la situación de sus trincheras proporcionado una serie de fuegos cruzados impidieron dar una paso ma</i>s” . El general Primo de Rivera, con un cierto aire derrotista, envió un mensaje al presidente/general Serrano, Duque la Torre, que se encontraba en la casa Otamendi junto al castillo de Muñatones, dirigiendo las operaciones: “<i>Fracasó el objetivo de la operación. Disponga VE de estas tropas como tenga por conveniente</i>”. El presidente Serrano notablemente contrariado con la noticia, le incitó a mantener la presión sobre la derecha carlista, prometiéndole más tropas y cañones, pero fueron tantas las objeciones de Primo de Rivera, que finalmente le autorizó para que el grueso de sus tropas pasase al centro. A las 6 de tarde, el fuego de fusilería se fue apagando, poniéndose fin a la batalla del 25 de marzo.</div>
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El ejército liberal había fracasado en su intento de flanquear las defensas carlistas por los Montes de Triano. El general Primo de Rivera sólo había conquistado la primera trinchera en la zona del Portillo y Serrano Acebrón ocupaba en precario la barriada de Las Cortes. Loma con sus tropas había llegado a las primeras casas de Las Carreras y Letona se atrincheró en la barriada de San Martín. Los carlistas conservaban posiciones dominantes sobre las que habían perdido, durmiendo en el suelo de sus defensas sobre los mismos puntos que al terminar el combate.</div>
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Durante el 26 y 27 de marzo, las fuerzas liberales, habiendo sido desbaratados sus planes de desbordar por la izquierda y la derecha, intentaron romper el centro de la defensa carlista por San Pedro de Abanto, la zona más fortificada y mejor defendida. La sangría de hombres y material que supuso semejante decisión fue de tal envergadura que el asalto a Las Cortes del día 25 quedó relegado como una mera anécdota para la mayoría de los historiadores. José del caserío Zumeta siguió los acontecimientos de aquellos días observando los movimientos de las tropas con los prismáticos de su malogrado capitán Carlos Alcorta: “<i>Mientras los cañones y los fusiles disparaban, el estrépito era ensordecedor, y grande también la humareda. No se oía otra cosa. Pero cuando anocheció y se hizo alto el fuego, entonces comenzamos a oír gemidos. Y a la mañana, ¿Qué es lo que vieron nuestros ojos? Como cuando un campo, recién segado el trigo, se ve lleno de fajos, así apareció aquel entorno</i>”.</div>
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<b><i>Epílogo</i></b></div>
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Durante los dos siguientes días, los voluntarios del 1º de Guipúzcoa estuvieron realizando fuego desde las trincheras del Pico Ventana. José Antonio Arteaga contaba: “<i>El 26 y 27 estuvimos en las trincheras de arriba, haciendo fuego desde allí. Los relevos cada cuatro horas. Nos turnábamos con los alaveses. Desde la trinchera monte arriba y monte abajo, al descubierto. Allí teníamos el mayor número de bajas. A uno de Andoain una granada le destrozó el brazo, y él se lo sujetó con la otra mano y siguió para adelante. Le amputaron el brazo pero se curó. Al que herían en la zanja no se le podía sacar hasta que se hiciera oscuro. Vimos a un alavés herido haciendo promesas a Dios… Allí estuvo hasta la noche</i>”. </div>
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Algunos de los muchachos del 1º no se reincorporaron al batallón hasta días después sufriendo castigo “de palos” por su conducta durante la batalla. Los mandos, Illarrazu e Ichaso, fueron relevados y su causa vista en el Tribunal Supremo de Guerra en Bergara. Ichaso pasó a Francia y no volvió con Lizarraga hasta dos años después, mientras que el veterano Illarrazu permaneció en el ejército con algún mando menor. </div>
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<br /></div>
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<b>José Inocencio Emparan Erize</b> (Azpeitia 1845 – 1889), asumió el cargo de teniente coronel del 1º de Guipúzcoa. Inocencio había formado parte de los mandos del 1º previo a su disolución, para posteriormente recalar en el 8º de Guipúzcoa. Los soldados no le profesaban especial simpatía, según relataba Antonio Alberdi de Azkoitia: “<i>Porque yo y otros tres chicos habíamos faltado al Rosario de la tarde, Emparan decidió que se nos debían propinar 25 palos</i>”. <b>Juan José Recondo Yparraguirre</b> (Errezil 1848) voluntario del 8º de Guipúzcoa, contaba que estando en Somorrostro, Teodoro Rada “Radica”<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#31" name="top31"><sup>31</sup></a> y sus hombres se rieron de él y sus muchachos al verlos correr en una zona despejada durante un relevo de tropas, “<i>Emparan se enfado mucho. Le dijo cosas tremendas a Radica</i>”. Al día siguiente, “<i>Ahora verán los navarros y todos si somos o no cobardes. Y a cuatro compañías les hizo calar las bayonetas y saliendo de la trinchera, atacó al enemigo. Tuvieron que aguantar un recio fuego. Cayeron 12 chicos: 5 muertos y 7 heridos. A los jefes superiores les pareció mal lo hecho. Le quitaron el mando y le sometieron a juicio pero al final le perdonaron. Luego paso al 1º Guipúzcoa</i>” José Recondo añadía: “<i>Era demasiado duro con los chicos y le perjudicaba el exceso de bebida</i>”. </div>
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Cuando el 1º volvió a Gipuzkoa el batallón había perdido casi la mitad de sus efectivos. José Luís Yraeta Badiola comentaba: “<i>Cuando volvimos a la provincia, no éramos sino 446; 893 cuando marchamos; volvimos la mitad menos uno; 447 muertos o en el hospital de Balmaseda</i>”.</div>
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Según el Jefe del Estado Mayor de las tropas liberales en Somorrostro,<b> José López Domínguez </b>(Marbella 1829) el ejército liberal tuvo el día 25 de marzo 483 bajas. El fracaso del ataque en la zona de las Cortes provocó una serie de cruces de acusaciones aireadas en la prensa de la época entre el propio José López Domínguez, Francisco Calatrava representando al mariscal de campo Serrano Acebrón, y José Primo de Rivera a favor de su hermano Fernando .</div>
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Las Cortes permanecieron en manos de los liberales poco tiempo. El capitán de artillería carlista <b>Javier Rodríguez Vera</b><a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#32" name="top32"><sup>32</sup></a> recibió órdenes de trasladar las 4 piezas de las secciones de Álava y Guipúzcoa hasta el cerro del Pico Ventana para batir sus caseríos. El día 27 de marzo los mandos del ejército liberal decidieron evacuar el pueblo siendo reconquistado por el 5º de Álava.</div>
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A finales del mes de abril, el ejército carlista se vio en la obligación de abandonar sus posiciones para evitar quedar copados al desbordar los liberales el frente por el puerto de las Muñecas. El sitio de Bilbao quedó oficialmente levantado el 2 de mayo de 1874.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIGP4Y-skNSktgmp8JGSYaJZHdAoDhRxOCYsaQve10EAdyOpvCAbLjPU6kgk6H6gBlMOJCOTCxvvGPaApaJ8nD9aix6hvZ937OwFNe0mIMeCd1Te3fF0RkSYLqfoS1ivLkkMFopMusZy61/s1600/Figura_4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIGP4Y-skNSktgmp8JGSYaJZHdAoDhRxOCYsaQve10EAdyOpvCAbLjPU6kgk6H6gBlMOJCOTCxvvGPaApaJ8nD9aix6hvZ937OwFNe0mIMeCd1Te3fF0RkSYLqfoS1ivLkkMFopMusZy61/s400/Figura_4.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica de la batalla. (<span style="font-size: 12.8px;">La Ilustración Española y Americana)</span></td></tr>
</tbody></table>
<br />
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<b>Bibliografía</b><br />
<br />
APALATEGUI, Francisco. Relatos de guerra de carlistas y liberales Vo.I y II:. Kultura Zuzendaritza Nagusia, Donostia, 2005.<br />
<br />
BASTIDA DE LA CALLE, Maria Dolores. 1989. José Luis Pellicer, corresponsal artístico en la última guerra carlista. Espacio, Tiempo y Forma, Serie Vil, Hª del Arte, t. 2, 1989, págs. 343-376<br />
<br />
BREA, Antonio. Campaña del norte de 1873 á 1876 / por Antonio Brea. Barcelona: Biblioteca Popular Carlista, 1897<br />
<br />
La Ilustración Española y Americana. Nº XIV, Año XVIII, Madrid, 15 de abril de 1874, página 214<br />
CUERPO DE ESTADO MAYOR DEL EJÉRCITO: Narración Militar de la Guerra Carlista de 1869 a 1876. Imp. y Lit. del Depósito de la Guerra, Madrid, 1883-1889 (14 vol.), volúmenes I a VII.<br />
<br />
Enciclopedia Digital Auñamendi (http://www.euskomedia.org/)<br />
<br />
HERNANDO, Francisco. La campaña Carlista, 1872 à 1876: Recuerdos de la Guerra Civil. París: Jouby y Roger, A. Roger y Chernoviz, 1877<br />
<br />
IGLESIA, Eugenio de la. Recuerdos de la Guerra Civil: Apuntes sobre el levantamiento del sitio de Bilbao en 1874, la defensa de Cuenca, una excursión por el ejército del Centro / Por Eugenio de la Iglesia. Madrid : [s.n.], 1878 (Imprenta de Pedro Abienzo)<br />
<br />
LOPEZ DOMINGUEZ, José. San Pedro de Abanto y Bilbao: Operaciones del ejército del Norte, mandado por el Capitán General Duque de la Torre, en 1874 / por el General López Domínguez. Madrid: [s.n.], 1876 (Establecimiento tipográfico, dirigido por José Cayetano Conde)<br />
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PIRALA Criado, Antonio. Historia contemporánea Segunda parte de la Guerra Civil: anales desde 1843 hasta el fallecimiento de Don Alfonso XII. Madrid, Felipe González Rojas, 1892-1895<br />
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RUIZ DANA, Pedro. Estudio crítico sobre la última Guerra Civil. Madrid: A. de San Martín, imp. 1882-1887<br />
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TESTIGO OCULAR, Un. El Sitio de Bilbao en 1874 / por un testigo ocular; precedido de un prólogo por Gumersindo Vicuña. Madrid: Casa Editorial de Medina y Navarro, [1874?]<br />
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VEGA INCLAN, Miguel de la. Relación histórica de la última campaña del Marqués del Duero / homenaje de honor militar que tributan a la memoria de tan esclarecido caudillo Miguel de la Vega Inclán, José de Castro y López y Manuel Astorga; con una introducción escrita por José Gómez de Arteche. Madrid: Depósito de la Guerra, 1874<br />
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Entre Otros…..<br />
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="1"><b>1 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Francisco Apalategui Igarzabal (Donostia 1867 - Loiola 1948).</b> Jesuita, su interés por las guerras carlistas le llevó a recopilar a lo largo de parte de su vida objetos e infinidad de documentos, así como testimonios de los veteranos de la contienda. Llegó a realizar hasta 5 excursiones por la zona de Somorrostro recabando datos e información sobre la batalla.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top1"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="2"><b>2 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Castor Maria Andechaga Toral</b> fue bautizado en 28 de marzo de 1801 en la iglesia de La Degollación de San Juan Bautista de Gordexola. Veterano de la primera guerra carlista, era muy apreciado por las tropas vizcaínas, especialmente por los batallones encartados. Su muerte, en la batalla de las Muñecas, está registrada el libro de finados de la iglesia de San Vicente Martir de Sodupe, el 30 de abril de 1874.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="3"><b>3 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Torcuato Mendiry Corera (Allo 1813 - 1881)</b>. Veterano de la primera guerra, fue nombrado comandante en jefe de las fuerzas de Álava y en 1875, fue ascendido a Jefe del Estado Mayor General del Ejército Real del Norte. Algunas de sus decisiones militares fueron ampliamente contestadas lo que provocó su destitución.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="4"><b>4 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Gerardo Martínez de Velasco.</b> De origen castellano, fue nombrado comandante militar de Álava al comienzo de la contienda, posteriormente lo fue de Bizkaia, para comandar los batallones castellanos durante las batallas de Somorrostro. Posteriormente recibió la orden de pasar a Aragón y Valencia para reconstruir allí las tropas carlistas. Al acabar la guerra, se exilió a Francia.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="5"><b>5 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Antonio Lizarraga Esquiroz (Pamplona 1817 – Roma 1877)</b>. Al comienzo de la contienda fue el comandante general de los carlistas gipuzkoanos y enfrentado al cura Santa Cruz tuvo que pacificar una revuelta promovida por sus partidarios. En 1874 fue nombrado comandante general de Aragón y posteriormente desempeñó los cargos de jefe de Estado Mayor de Carlos VII y capitán general de Cataluña. Fue hecho prisionero al caer la ciudadela de Seo de Urgel, pero al acabar la guerra se le permitió acompañar al exilio a su rey Carlos VII, muriendo en Roma al poco tiempo. Por su fuerte carácter religioso, le apodaban “el Santón”.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="6"><b>6 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Nicolás Ollo Vidaurreta (Ibero 1816 – Somorrostro 1874)</b>. Veterano de la primera guerra carlista y de la guerra de África, fue por méritos propios uno de los generales más carismáticos del campo carlista, siendo comprado con la figura de Zumalacarregui. Era dueño del molino y balneario de aguas termales de Ibero y publicó en 1867 el libro “Pamplona Aguas y baños minero-medicinales de Ibero”.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top6"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="7"><b>7 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Luís Pellicer (Barcelona 1842 - 1901). </b>Compaginó su obra como pintor con su importante producción de obra gráfica, especialmente destinada a la publicación en prensa. Actuó como corresponsal de guerra para la revista La Ilustración Española y Americana durante las batallas de Somorrostro.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="8"><b>8 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Francisco Serrano y Domínguez (Isla de León, Cádiz 1810- Madrid 1885).</b> Militar de carrera se distinguió en la 1º carlistada donde obtuvo el nombramiento de capitán y la Cruz de San Fernando. Tras su estancia en la Capitanía General de Cuba (1859-1862) regresó con el título nobiliario de Duque de la Torre. Aceptó el cargo de Presidente del Poder Ejecutivo de la I República, llegando a Somorrostro en el intento de sacar réditos políticos de una “cómoda” victoria sobre las fuerzas carlistas.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="9"><b>9 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Juan Bautista Topete y Carballo (San Andrés Tuxtla, México 1821- Madrid 1885)</b>. Marino, militar y político español, vicealmirante de la Real Armada Española, héroe de la Primera Guerra del Pacífico y un personaje curtido en numerosas batallas, varias veces condecorado. Estuvo al frente de los batallones de Marina en Somorrostro.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="10"><b>10 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Maria Loma Argüelles (Salinas de Añana 1820 – 1893). </b>Veterano del bando liberal de la primera guerra carlista y de la guerra de África fue uno de los pocos generales liberales de origen vasco y más activos en la última guerra carlista. Recibió el título de Marques del Oria.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="11"><b>11 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Maria Badiola Jauregui (Azkoitia 1845 – Somorrostro 1874).</b> Mikelete gipuzkoano. Se casó en Zarautz en 1871 con Maximiana Alcorta Lacunza. Al estallar de nuevo la guerra, solicitó a su padre, Antonio Badiola Arana voluntario de la 1º carlistada, que permaneciese en el caserío familiar. En enero de 1874 moría su único hijo de tan solo dos años de edad. En febrero se presentó voluntario para ir al frente de los mikeletes a Somorrostro. El 27 de marzo de 1874 cayó muerto durante el asalto a los caseríos de Murrieta.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="12"><b>12 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Alejandro Argüelles-Meres de la Riva (Limanes, Asturias 1838 – Oviedo 1899).</b> Estudio bachillerato en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oviedo, continuando luego en la Escuela de Ingenieros Militares de Guadalajara hasta que en 1865 pasa a prestar sus servicios en el Ejército. No estando de acuerdo con la teoría revolucionaria de 1868, se retira de la vida militar, volviendo a tomar las armas en defensa de Carlos VII; alcanzando la graduación de general. Al finalizar la guerra, se exilia en Francia, volviendo a España donde desempeñó el puesto de profesor de matemáticas en varias academias privadas que fundó, primero en Valladolid y después en Toledo, al mismo tiempo que ejercía la labor de periodista para publicaciones de carácter derechista. Como representante provincial del aspirante al trono escribió en su defensa cuantiosos artículos en los periódicos provinciales.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="13"><b>13 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Garin Vargas.</b> De familia sevillana, pero nacido en Manila en 1841. Era sobrino de la Condesa de Oliva de Gaitán. Comenzó estudios de seminarista pasando a la ingeniería militar en Guadalajara. Siguiendo los consejos de su tía se retiró del servicio militar durante el gobierno de Prim, para seguidamente pasarse al campo carlista, siendo una de sus figuras más relevantes. En Somorrostro dispuso las obras de fortificación y atrincheramiento, siendo herido en uno de los reconocimientos. Se casó con una joven estellesa de apellido Modet. Tras la guerra pasó a Francia donde estuvo varios años exiliado con su familia en Burdeos, dando lecciones de matemáticas y castellano. Nunca quiso volver a incorporarse al ejército. Ya anciano veraneó en Zumaia con sus hijos.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="14"><b>14 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Fernando Primo de Rivera y Sobremonte (Sevilla 1831 – Madrid 1921)</b>. En 1844 ingresó en el Colegio General Militar y tres años más tarde alcanzó el grado de subteniente y se licenció. Se distingue por sus servicios militares, ascendiendo y siendo condecorado varias veces. Combatió a las primeras partidas carlistas y tomó parte en la en la mayoría de grandes batallas de la guerra, siendo herido en Somorrostro. Tras recuperar Estella, Alfonso XII, le concedió el título de Marqués de Estella, además de la Laureada de San Fernando. Nombrado capitán general de Filipinas en 1895, cargo que ya ocupó entre 1880 y 1883, consiguió empujar a las montañas a las tropas de Emilio Aguinaldo con quién firmó en 1897 el Pacto de Biak-na-Bato por el que el insurgente filipino se comprometía a exiliarse en Hong Kong.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="15"><b>15 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Antonio López de Letona (Sevilla 1821).</b> Entró en la carrera militar en 1836, participando en los últimos combates de la 1º guerra carlista. Se distinguió por sus servicios militares. En 1859 fue nombrado gobernador civil de La Habana y posteriormente comandante general y gobernador civil del Departamento Oriental. Ya en la Península ocupó altos cargos en la política. Al comenzar de nuevo la guerra venció a los carlistas en Mañaria, y participó en numerosas acciones. Al terminar la guerra fue Director General de Caballería, Capitán General de Madrid y posteriormente senador del Reino por la provincia de Soria.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="16"><b>16 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi (Elduaien 1842 – Pasto, Colombia 1926)</b>. Estudió en el seminario de Vitoria y fue ordenado sacerdote, siendo nombrado párroco de Ernialde en 1866. Conspirador a favor de Carlos VII fue detenido y escapó de la justicia varias veces. Huyó a Francia para retornar y formar una partida que realizará la guerra al margen de las órdenes del ejército regular. Detestado por sus acciones por los propios carlistas fue expulsado a Francia, de donde regresó sublevando a algunos batallones. Sofocada la rebelión, finalmente volvió a Francia, abandonando la guerra y dedicándose a sus labores sacerdotales. Los últimos años de su vida vivió como misionero en Pasto, Colombia.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="17"><b>17 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Jose Juan Lino Irazu Orendain (Ordizia 1846).</b> Al comenzar la guerra formó parte de una partida de voluntarios que operaba entre Zumarraga y Tolosa. Una vez formados los batallones, fue asignado a ingenieros y ascendido a sargento. Tras terminar la guerra trabajó como fondista del Hotel Loiola.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top17"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="18"><b>18 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Matías Ichaso.</b> Nacido en Puente la Reina, participó en la guerra de África, siendo posteriormente inspector de policía en Donostia. Por la distribución de propaganda carlista acabó en la cárcel, siendo liberado para seguidamente pasar a servir bajo las órdenes de Lizarraga.</span></div>
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="19"><b>19 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Ignacio Illarrazu.</b> Veterano de la 1º carlistada, fue herido 6 veces en batalla. Ya en la acción de Eraul, tenía el grado de capitán, donde fue herido de nuevo en la muñeca.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top19"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/20"><b>20 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Pablo Aspizu Munduete (Muskiz, 1859). </b>Pastor y alcalde pedáneo del barrio de Las Cortes. De padres azkoitianos, vivió en la Habana durante 10 años. Tenía 14 años durante las batallas de Somorrostro y fue una fuente notable de información para el padre Apalategui cuando visitó Somorrostro en 1926.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top20"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="21"><b>21 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Jose Antonio Ysac Arteaga Ybarburu (Donostia 1853 – Donostia 1934).</b> Nació en el caserío Aztiñenea siendo el segundo hijo de una familia de 6 hermanos. Voluntario carlista, tras servir en las partidas, recaló en el 1º de Guipuzcoa. Durante las batallas de Somorrostro fue ascendido a sargento y condecorado. Terminada la guerra emigró a Galicia donde aprendió el oficio de jardinería. De vuelta a Gipuzkoa, fue capataz de los jardineros del municipio de Donostia. Se casó con una viuda, Anastasia Maiz Orobengoa, con dos hijos, levantando su propia casa frente Aztiñenea, al otro lado del Urumea, a la que llamó Anastisi-enea. El caserío Aztiñenea sigue hoy en día en pie.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top21"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="22"><b>22 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Luís Yraeta Badiola (Azkoitia 1853).</b> Segundo hijo de una familia de 11 hermanos, del caserío Oairte (Azkoitia). Al comenzar la guerra entró a forma parte de la partida de Basterrica y posteriormente se incorporó a la 3º Compañía del 1º de Guipúzcoa. Se casó al terminar la guerra con Maria Dorotea Eguizabal Bastida. Sus descendientes siguen habitando en Oiarte.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top22"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="23"><b>23 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José del caserío Zumeta</b>. En varias ocasiones el padre Apalategui identifica a los veteranos con su nombre de pila y el nombre del caserío que habita. A falta de otros datos biográficos resulta imposible identificarlos en los archivos parroquiales. En 1924 José habitaba en el caserío Zumeta de Azkoitia. Se unió a las partidas carlistas en 1873, bajo las órdenes de Carlos Alcorta. Participó en la acción de armas que hirió al jefe de los mikeletes gipuzkoanos Antonio Urdampilleta, que combatía a las partidas carlistas de la provincia. Se integró en el 1º de Guipúzcoa tras su reestructuración.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top23"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="24"><b>24 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Eugenio del caserío Nordekua.</b> En 1922 trabajaba como alpargatero en Azkoitia, habitando el caserío Nordekua. Participó en los levantamientos previos como voluntario de diferentes partidas. Finalmente se agrupó en la partida de Carlos Alcorta, ejerciendo como asistente del mismo. Cuando se formaron los batallones se integró en el 5º y posteriormente en el 1º de Guipúzcoa.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top24"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/25"><b>25 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Ignacio de la casa Txapin-ene.</b> Nacido en torno a 1849, en 1931 vivía en la casa Txapin-ene del barrio de Altza (Donostia). Fue voluntario en la partida de Santa Cruz. Se integró en el 1º de Guipúzcoa.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top25"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="26"><b>26 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Carlos Alcorta.</b> Azkotiano En 1873 ya estaba casado, viviendo en Eibar. Carecía de estudios, pero estuvo al mando de una partida de voluntarios carlistas. Por los excesos cometidos por su partida fue encerrado por los propios mandos carlistas y sus hombres incorporados al 7º de Guipúzcoa. Puesto en libertad terminó como capitán de la 3º Compañía del 1º de Guipúzcoa.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top26"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="27"><b>27 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Emilio Valenciano Díaz (Olloniego, Asturias 1851 – Olloniego 1934).</b> De familia tradicionalista se licenció en derecho en la universidad de Oviedo en 1870. Al estallar la guerra, formó parte de una partida de 24 hombres que fue rápidamente disuelta y encarcelada, siendo enviado junto con otros carlistas a cumplir presidio en las Islas Canarias. Fugado en un vapor, recaló en Francia en junio de 1873. De allí paso de nuevo la frontera presentándose como voluntario y con el grado de alférez fue destinado a la 3º Compañía del 1º Batallón de Álava. Al acabar la guerra se exilió con el grado de comandante. En Francia llegó a conocer a Julio Verne e incluso le acompañó en un vuelo en globo. Regresó a España en 1877, acogiéndose a la amnistía y en 1880 marchó a Filipinas donde fue alcalde, juez de paz y capitán de las milicias locales. Por su comportamiento en la guerra de Filipinas fue condecorado. De nuevo en España ejerció como abogado y dirigió el periódico carlista “Las Libertades”. Fue juez de primera instancia en Oviedo, y en 1924 fue nombrado jefe de los carlistas de Asturias por el pretendiente D. Jaime. Ya anciano y retirado, fue fusilado junto al párroco de su pueblo, durante la revolución de octubre 1934.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top27"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="28"><b>28 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Carlos Gonzalez Boet (Brujas 1841-1882)</b>. De padres españoles, optó por la carrera militar ascendiendo al grado de capitán en 1859, siendo destinado a Cuba. Sus notables excesos en la pacificación de la isla le llevaron a ser relegado del servicio, siendo preso en Puerto Príncipe. De allí escapó disfrazado de sacerdote y viajó a España para servir al pretendiente Carlos VII. Operó fundamentalmente en la zona del Bajo Aragón y Maestrazgo. Exiliado en Francia junto a Carlos VII sufrió un procesó judicial en Italia, siendo acusado de robar un toison de oro a la esposa del pretendiente. Fue absuelto de esta acusación. De nuevo en España, fue preso y deportado a La Habana, donde murió.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top28"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="29"><b>29 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Martín Ignacio Asurmendi Elizalde (Ataun 1855)</b>. Era el menor de una familia de 5 hermanos. Con 16 años se unió a la partida del cura Santa Cruz. Acabó en el 2º Batallón de Guipúzcoa, siendo sorteado entre la tropa para servir de guía a los batallones aragoneses. Tras Somorrostro, marchó con ellos hacia Aragón, volviendo para formar parte del 6º de Guipúzcoa, a las órdenes de Cipriano López Blanco. Tras la guerra se casó en Donostia con Maria Ramona Yturriza Mugica, trabajando en el servicio de limpieza del ferrocarril del Plazaola, en las estación de Amara.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top29"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="30"><b>30 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>José Maria Montoya García (Lanciego 1811-Vitoria 1900).</b> Veterano de la 1º carlistada, llegó al grado de comandante del ejército carlista. Se exilió tras el abrazo de Bergara con el pretendiente a Francia, volviendo a España tras la amnistía de 1841. Participó de nuevo en la sublevación carlista pasando de las partidas a teniente coronel jefe del 3º Batallón de Álava. Fue nombrado gobernador del castillo de Lapoblación (Navarra), que defendió tenazmente hasta el 2 de marzo de 1876.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top30"><sup>↩</sup></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="31"><b>31 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Teodoro Rada “Radica” (Pamplona 1823 – Somorrostro 1874)</b>. En el periodo entre ambas guerras carlistas trabajó como maestro de obras en Tafalla. Al comenzar la última carlistada organizó el 2º Batallón de Navarra, al que consideró como “propio” y al frente del cual logró fama por su arrojó con las cargas a la bayoneta y el cuerpo a cuerpo, colocándose él mismo a la cabeza de sus hombres en esos momentos. Su muerte en Somorrostro, junto con la del general Ollo, supuso un fuerte golpe para la moral de las tropas navarras.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top31"><sup>↩</sup></a><br />
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<a href="https://www.blogger.com/null" name="32"><b>32 </b></a><span style="font-size: 10.8333px;"><b>Javier Rodríguez Vera (Orihuela 1838 – Hellin 1913)</b>. A los 14 años entró en el cuerpo Nacional de Artillería, siendo nombrado Teniente en 1859 y Capitán en 1862. Participó en la guerra de Cuba y Santo Domingo. De vuelta a España, decidió abandonar la carrera militar por la religiosa, pero al estallar la guerra carlista tomó de nuevo las armas a favor del pretendiente. Se le confirió el mando de la Sección de Artillería donde consiguió notable fama. En Somorrostro dirigió las secciones de artillería de Álava y Guipúzcoa. Fue herido gravemente en el Pico Ventana. Continuó la guerra combatiendo al frente de la artillería, siendo ascendido y condecorado varias veces. Tras la derrota carlista se exilió a Francia, donde se dedicó a viajar por Europa, América y Oceanía. Al retornar a España no quiso servir al rey Alfonso XII, pasando sus últimos años en Hellin. A causa de las heridas sufridas en la guerra fue perdiendo progresivamente la vista, hasta quedar completamente ciego.</span></div>
<a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=936638531177435780#top32"><sup>↩</sup></a><br />
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-51946950628698847772016-04-08T23:28:00.000+02:002016-10-17T09:33:07.564+02:00Hallazgos Inesperados: El Fuerte Invisible<div style="text-align: justify;">
<i>Entrada Actualizada: 7/10/2016</i><br />
<br />
En varias de las entradas del blog he reflejado la idea que las estructuras defensivas del XIX no siempre han sido tratadas con la “suficiente delicadeza por parte de la Arqueología o de la conservación del patrimonio”.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfnOhCX3XASI_Gah8HxBpzMes0DJrfrudmEETQ0s0_DT81zXdNvfol0qOBioBDHRInng1PjJ3CV0M8LRcQNf8G-e4P6aboyR6w3-sgwS-ToOpPcJaRe-3ohwsz5dfptSPtm3aMwWnxC1lj/s1600/IMG_3895.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfnOhCX3XASI_Gah8HxBpzMes0DJrfrudmEETQ0s0_DT81zXdNvfol0qOBioBDHRInng1PjJ3CV0M8LRcQNf8G-e4P6aboyR6w3-sgwS-ToOpPcJaRe-3ohwsz5dfptSPtm3aMwWnxC1lj/s320/IMG_3895.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ruinas del fuerte de Arraiz sobre Bilbao</td></tr>
</tbody></table>
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Con ello no pretendo generalizar, porque siempre hay excepciones, pero es cierto, que aún siendo elementos que acaparan, o pueden llegar a acaparar, una importante atención mediática, ya sea por sus componente estético de ruina romántica o ya sea por su componente histórico; en muchas ocasiones comprobamos como languidecen, en un estado de invisibilidad, bajo el paraguas de un desconocimiento generalizado que les condena a un olvido paulatino. </div>
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Únicamente así podemos entender la construcción de pistas forestales que cruzan sobre fuertes de las guerras carlistas o la eliminación de elementos bélicos en desarrollos urbanísticos cuyos trabajos previos nunca contemplaron la posibilidad de dotar o comprender el “valor patrimonial” de esas estructuras; o algo mucho más común en nuestro territorio: el olvido soterrado al que hemos sometido a todos aquellos elementos, independientemente de su cronología, que han quedado bajo la cubierta arbórea de nuestras plantaciones forestales. Pueden ser dólmenes, castros del hierro, fuertes napoleónicos o fortificaciones carlistas. No importa. En función de la agresividad de los trabajos de plantación y saca de madera, nos podemos encontrar que acabamos de eliminar una parte tangible de nuestra historia.</div>
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Y si hay algo que llama la atención, es que entrados ya en el siglo XXI, todavía encontremos elementos que han permanecido invisibles para la gran mayoría de nosotros. Es cierto que empiezan a despuntar estudios de corte histórico y arqueológico que tratan este tipo de fortificaciones, y en otras entradas ya he citado a autores como <b>Juan Antonio Saenz Garcia</b>, <b>Alfredo Moraza Barea</b>, <b>Javier Buce Cabello</b>, <b>Iban Roldan Bergaratxea</b> o <b>Antxoka Martinez Velasco</b>, que en nuestro ámbito de territorial más cercano se han encargado, y se encargan, de dejar constancia de su existencia y relevancia.</div>
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<br /></div>
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<i>El Hallazgo</i></div>
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<br /></div>
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Retomo al concepto de <b>Sistema de Información Geográfica (SIG)</b> como elemento central para la generación de inventarios patrimoniales y, lo que no es menos importante, como elemento para el establecimiento y localización de nuevos hallazgos. </div>
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Las nuevas tecnologías han puesto en nuestras manos la posibilidad de observar nuestro territorio a vista de pájaro; comparar viejas ortofotos con visiones modernas; superponer minutas cartográficas de principios del XX, sobre cartografía actual… y todo ello cómodamente desde el ordenador de nuestra casa. Geoeuskadi, Instituto Cartográfico Nacional, el propio GoogleEarth, nos permiten, con una facilidad pasmosa estudiar la evolución de nuestro espacio.</div>
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<br /></div>
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Y es en este ámbito de trabajo, cuando hace pocas semanas mi hermano <b>Jon</b> me remitió un mail con un escueto mensaje y un adjunto con una foto: “<i>Mira esto</i>”. Abro la foto y.... he localizado otras estructuras con infinito menos detalle, necesitando del cotejo de varias ortofotos y el uso de la capa de sombras que genera el LIDAR, y sin embargo, en aquel "pantallazo" se contemplaba con una claridad absoluta la silueta de un fuerte. </div>
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<br /></div>
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Rápidamente comienzo una nueva sesión con mi propio GIS y me dirijo a la zona de localización: <b>Monte Kurutzetxiki (Kurtzetxiki)</b> sobre Arrasate…. . Coloco la última ortofoto disponible, la del 2015. Y allí están las forma poligonales que definen la planta de fuerte decimonónico ocupando un área aproximada de unos 3.000 m2, con un perímetro de más de 200 metros y con una bonita pista forestal que lo cruza de parte a parte. Sorpresa e incredulidad porque es un elemento del que desconocía completamente su existencia.</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvVVuR24vv8CAm4vB45jswCNeXHqMv9QBiCD1JrzJBnQmtrM5njl06tgYgPs1G3YDp2SHyqrJfduJ1z6VZ4R79UUKwU6-jU-W-6tWQlT9HkIO2EeKSV4SFu6OAXekJx1VkSc28YAI4VitM/s1600/A.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvVVuR24vv8CAm4vB45jswCNeXHqMv9QBiCD1JrzJBnQmtrM5njl06tgYgPs1G3YDp2SHyqrJfduJ1z6VZ4R79UUKwU6-jU-W-6tWQlT9HkIO2EeKSV4SFu6OAXekJx1VkSc28YAI4VitM/s400/A.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Perfil del fuerte de Kurtzetxiki sobre la ortofoto de 2015</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Fuerte Invisible</i></div>
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<br /></div>
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El primer paso está cumplido, la fortificación queda inventariada dentro mi propia capa <i>shape </i>del SIG relacionada con elementos patrimoniales bélicos y me pregunto cómo ha podido pasar desapercibida. La respuesta me la transmite la propia sucesión de ortofotos disponibles: hasta el año 2007 el fuerte estaba sepultado bajo la masa arbórea de una plantación de pinos. En el 2008 se procedió a la tala y matarrasa del pinar dentro de un plan del Consistorio de Mondragon con el objetivo de “recuperar la zona como entorno natural y paisajístico de alto valor”. </div>
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<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_4ME0JKmjK4MX5UO3zvh29bToXdTUZ6xTsvI4VDQTRkqpWoIWZyiKtNovpqc8pj22V2KzedGuUky5Tn7zWDvhlAyC4NlDOX6lfGHVS7M2f0OfX4b2vLgKFuRlBqZi2kuGBwiNzPCOQFF-/s1600/X.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_4ME0JKmjK4MX5UO3zvh29bToXdTUZ6xTsvI4VDQTRkqpWoIWZyiKtNovpqc8pj22V2KzedGuUky5Tn7zWDvhlAyC4NlDOX6lfGHVS7M2f0OfX4b2vLgKFuRlBqZi2kuGBwiNzPCOQFF-/s400/X.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evolución del paisaje del Kurtzetxiki en los últimos años </td></tr>
</tbody></table>
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Trascurridos algunos años de cuidados del terreno, no solamente se ha recuperado el componente herbáceo que define a una pradera de montaña, sino que se ha perfilado el sistema de fosos que remataban el fuerte. Una estructura completamente invisible resurge 100 años después.</div>
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<br /></div>
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<i>Nuevas Incógnitas y Pasos Lógicos</i></div>
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Por el momento desconozco que asociación cronológica tiene este elemento: Convención, napoleónico, carlista… . Se abre un abanico estupendo para realizar estudios históricos (y arqueológicos). Las primeras búsquedas sobre bibliografía de corte carlista de la última guerra no dan ningún fruto; es muy posible que sea anterior… de ser así se aleja de mi ámbito de trabajo.</div>
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<br /></div>
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He puesto en aviso a <b>Alfredo Moraza arqueólogo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi</b> de su ubicación. Puede que ya este catalogada, puede que no; pero nunca esta de más que los profesionales sepan de su existencia.</div>
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<br /></div>
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<i>Puesta en Valor</i></div>
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<br /></div>
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El Consistorio de Mondragón ha invertido mucho esfuerzo y recursos en recobrar el uso comunal de la cima del Kurtzetxiki, con un claro objetivo de disfrutar de “sus valores naturales, paisajísticos y etnográficos”. Varias son las noticias que se suceden la hemeroteca referentes a las actividades de puesta en valor de la zona:<br />
<ul style="text-align: start;">
<li><a href="http://www.diariovasco.com/alto-deba/201503/21/kurtzetxiki-para-todos-publicos-20150321013155-v.html">http://www.diariovasco.com/alto-deba/201503/21/kurtzetxiki-para-todos-publicos-20150321013155-v.html</a></li>
<li><a href="http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/03/21/vecinos/debagoiena/arrasate-adecua-el-recorrido-hasta-kurtzetxiki-para-disfrutar-del-ocio-natural">http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/03/21/vecinos/debagoiena/arrasate-adecua-el-recorrido-hasta-kurtzetxiki-para-disfrutar-del-ocio-natural</a></li>
<li><a href="http://www.ventadecaballos.es/fiestas-tradiciones/kurtzetxiki-la-recuperacion-de-un-monte-comunal/2173">http://www.ventadecaballos.es/fiestas-tradiciones/kurtzetxiki-la-recuperacion-de-un-monte-comunal/2173</a></li>
</ul>
</div>
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Desconozco si el Consistorio municipal sabe lo que hay bajo la actual capa herbácea del Kurtzetxiki, pero en ningún momento dentro de las actividades que se mencionan en las noticias periodísticas se contempla la posibilidad de visitar los fosos de un viejo fuerte y conocer la historia bélica que desembocó en su construcción y en su posterior abandono; sin duda, un valor añadido de notable interés.<br />
<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmk_FgnpI8wPiaRBnYp5aXLgKQCvBO2JbTH9ge_zaVOAZUCzrVn5m43JOSexIo8r03gVpEsOZvOYJAuTuvZDyM6UcmYALAWGCPpKLAuevGBPkb7B1jsHxcCPaaDOXz8fc6D6Q-nau2h4J-/s1600/Montes+de+Ota%252B%25C2%25A6es%252C+escenarios+belicos_17-07-2011+%252831%2529.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmk_FgnpI8wPiaRBnYp5aXLgKQCvBO2JbTH9ge_zaVOAZUCzrVn5m43JOSexIo8r03gVpEsOZvOYJAuTuvZDyM6UcmYALAWGCPpKLAuevGBPkb7B1jsHxcCPaaDOXz8fc6D6Q-nau2h4J-/s200/Montes+de+Ota%252B%25C2%25A6es%252C+escenarios+belicos_17-07-2011+%252831%2529.JPG" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Visita Guiada "Montes de Otañes:<br />
Escenarios Bélicos"<span style="font-size: 12.8px;"> </span><span style="font-size: 12.8px;">(Foto cortesía</span><br />
<span style="font-size: 12.8px;"> de </span><a href="http://mamutours.blogspot.com.es/" style="font-size: 12.8px;" target="_blank">Mamutours</a><span style="font-size: 12.8px;">)</span></td></tr>
</tbody></table>
Este fuerte ha permanecido invisible varias décadas (¿siglos?) y únicamente dotándonos del conocimiento necesario podemos establecer cauces para posibilitar que sus ruinas perduren. No se trata de hablar de reconstrucción, bastaría con contemplar una “consolidación” y paralelamente a la misma, comprender que esos elementos constituyen por sí solo un foco de atracción, con un elevado interés mediático y didáctico en la medida que son reflejos tangibles y directos de nuestra historia.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ejemplo reciente de este tipo de consideraciones son los trabajos que se están promoviendo desde varias asociaciones, apoyadas por corporaciones municipales de las Encartaciones de Bizkaia, en relación con el <b>monte <a href="http://www.deia.com/2016/03/07/bizkaia/margen-izquierda-encartaciones/la-otra-batalla-de-celadilla" target="_blank">Celadilla</a></b>. Esta elevación presenta un innegable interés dada la combinación de elementos paisajísticos, ecológicos, arqueológicos e históricos que hacen del paraje un elemento singular; donde las guerras carlistas y especialmente los hechos ocurridos en el mismo entre enero de 1875 y 1876, pueden constituirse como un elemento adicional de eminente valor social, en la medida que suponen la recuperación de “una memoria histórica” cercana y tangible en el tiempo, pero a todas luces, olvidada.<br />
<br />
En resumen: soy de la opinión que los factores de "patrimonio bélico" completan de forma eficiente cualquier puesta en valor de corte naturalístico, etnográfico o histórico, añadiendo una nueva potencialidad a los recursos existentes de una zona. Esperemos que futuros trabajos en este "fuerte invisible" nos permitan conocer y admirar su historia.<br />
<br />
<i><b>Actualización del 12/04/2016:</b> </i>La Corporación Municipal de Arrasate ha procedido a dar comienzo inmediato a trabajos de estudio y catalogación del hallazgo, así como a la planificación de posibles acciones arqueológicas a corto-medio plazo para determinar el alcance del mismo.<br />
<br />
<b><i>Actualización de 07/10/2016:</i></b> A comienzos de octubre se han iniciado los trabajos arqueológicos en el fuerte, promovidos por el ayuntamiento de Arrasate y dirigidos por Alfredo Moraza de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.<br />
<ul>
<li><a href="http://www.aranzadi.eus/arqueologia/el-fuerte-de-kurtzetxiki">http://www.aranzadi.eus/arqueologia/el-fuerte-de-kurtzetxiki</a></li>
<li><a href="http://goiena.eus/arrasate/1475674722917">http://goiena.eus/arrasate/1475674722917</a></li>
<li><a href="http://www.mondraberri.com/mondraberri/contenidos.item.action?id=3707156&menuId=7109426&onlypath=true">http://www.mondraberri.com/mondraberri/contenidos.item.action?id=3707156&menuId=7109426&onlypath=true</a></li>
</ul>
</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-68418331510332493022016-02-03T16:00:00.000+01:002016-04-29T10:18:46.294+02:00Geografía de las Desdichas I: Las Grandes Explosiones<div style="text-align: justify;">
El recientemente fallecido historiador <b>Julio Arostegui</b> (1939 – 2013) publicó en 1976 un artículo relacionado con el estudio del diario de campaña del voluntario carlista alavés <b>Telesforo Saenz de Ugarte y Goñi (1848)</b>. La lectura y posterior análisis de este diario llevaba a Arostegui a realizar las siguientes reflexiones respecto al carácter de la última guerra carlista:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Reduciéndonos de nuevo a la letra del Diario, se observa que son muy escasas las acciones de guerra de importancia, las verdaderas confrontaciones armadas en las que Ugarte estuviera presente en la campaña. Y es que realmente no las hubo; sólo el sitio de Bilbao en el invierno y primavera de 1874 tuvo verdadera resonancia. Los demás encuentros reflejados en el Diario están tan espaciados en el tiempo, entre la maraña de las marchas y contramarchas, son de tan escasa entidad por el número de los combatientes, que no constituyen ni con mucho el hecho que defina la peculiaridad de un Diario que es precisamente de guerra”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para Arostegui, el diario establecía que Telesforo participó en <i>“una guerra regionalizada, localista y rural”. </i>Y puede que razón no le faltase a Arostegui a la hora de concretar algunas de las peculiaridades, que rayando lo anecdótico, definieron este conflicto armado y que le llevaron a titular su artículo como “<i>La Guerra sin Batallas</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi78DL_f-PFT5CbSb54fVwm8aNhzBMyF1mixTQnqXjne7F0P9zYigJbANsUqnZSQ3NQq4KcOZMh58douhC9NCEvYbOkMQCH2CW_9SyFpAs5-_yhjigJuS-M0Ie0bD0f6Qc7cy3epO0_NH5/s1600/M1121875121.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi78DL_f-PFT5CbSb54fVwm8aNhzBMyF1mixTQnqXjne7F0P9zYigJbANsUqnZSQ3NQq4KcOZMh58douhC9NCEvYbOkMQCH2CW_9SyFpAs5-_yhjigJuS-M0Ie0bD0f6Qc7cy3epO0_NH5/s320/M1121875121.jpg" width="232" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Familias desplazadas por la guerra</td></tr>
</tbody></table>
Sin embargo la falsa imagen de ausencia de calamidades inherentes a la guerra, sumada a una extendida descripción sesgada y romántica del conflicto, supone que a ojos del espectador actual, el acontecimiento bélico que se vivió en las postrimerías del siglo XIX sea catalogado como un elemento pintoresco y aséptico, y no como una auténtica guerra civil. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero lo cierto es que el combatiente vivió las penurias de las heridas, enfermedades y muerte; mientras que la población civil cohabitó con el hambre, el miedo y los desplazamientos, por no hablar de fusilamientos, represalias, desmanes y toda la retahíla de elementos de penuria que lleva implícito el término “guerra”.<br />
<br />
Os propongo realizar un recorrido geográfico e histórico por algunos lugares que se vieron afectados por “elementos de desdicha”, tomando como referencia algunos ejemplos ilustrativos, en este caso, “las grandes explosiones”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<b>19 de Marzo de 1874: Iglesia de San Juan de Muskiz (Bizkaia)</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nos encontramos en las postrimerías de la que sería una de las batallas más sangrientas de la Guerra Carlista. El impresionante despliegue de fuerza y medios que había realizado el ejército liberal para levantar el asedio de Bilbao, había quedado abruptamente detenido en los campos de Somorrostro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La derrota en el intento fallido de asaltar la cima del monte Montaño había tenido un eco internacional, así como drásticos cambios en la jefatura de oficialidad liberal. El anteriormente aclamado <b>Domingo Moriones</b>, cesaba “por voluntad propia” como general al mando de este Cuerpo de Ejército y desde Madrid partía el mismísimo Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I República, el general <b>Francisco Serrano y Domínguez - Duque de la Torre-</b>, para hacerse cargo de las operaciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF8G1FrUS8cw16kLsC7ENlkff3pouX7buMfZhNIP28U_BOCpXsAlSO4ytSuMfPeID-m_LdabZE1NOOIoh7DIUd1Z4kbmJySquWg1F4UAvEMCZ2h7NGHzwyD7z-EPS8pJDJU2KxOeMLaoi8/s1600/1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF8G1FrUS8cw16kLsC7ENlkff3pouX7buMfZhNIP28U_BOCpXsAlSO4ytSuMfPeID-m_LdabZE1NOOIoh7DIUd1Z4kbmJySquWg1F4UAvEMCZ2h7NGHzwyD7z-EPS8pJDJU2KxOeMLaoi8/s320/1.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de San Juan de Muskiz. Cortesía de J. Mesa</td></tr>
</tbody></table>
Cualquier idea preconcebida del nuevo general en relación con un “éxito fácil” se fue al traste al contemplar el campo atrincherado que estaba construyendo el ejército carlista en Somorrostro, con fortificaciones a lo largo de la línea de montes y colinas que iban desde las alturas del monte Montaño hasta las faldas de Triano, destacando en el centro de su línea las iglesias de San Pedro de Abanto y Santa Juliana, convertidas en dos fuertes reductos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El Presidente-General se dedicó entonces a solucionar los problemas de intendencia que generaba una acumulación de tropas que llegan a los 30.000 efectivos con unas 50 piezas de artillería, así como a definir un plan estratégico que contentase a una opinión pública que clamaba por una victoria rápida y contundente. Con corresponsales extranjeros cubriendo la evolución del frente, Serrano no se podía permitir fallo alguno que hiciera peligrar, no sólo su reputación, sino también el gobierno que encabezaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 19 de febrero de 1874 se encontraba el ejército liberal ocupando la orilla izquierda del río Barbadun, desde su desembocadura hasta las estribaciones del monte Corbera que formaba la derecha de su línea, extendiéndose el ejército por retaguardia siguiendo la carretera hasta la villa de Castro Urdiales que servía como base de sus aprovisionamientos. La actividad era frenética, ya que se estaba gestando un desembarco anfibio que debería flanquear la línea carlista de Somorrostro y lograr el objetivo de liberar Bilbao.<br />
<br />
Esa misma mañana Serrano había dado órdenes para subsanar un grave error táctico: el almacenamiento de la municiones y pólvora estaba localizado en la iglesia de San Juan, demasiado cerca del frente y demasiado expuesta. En un comunicado al Ministro de la Guerra en Madrid, Serrano contaba así lo ocurrido:</div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDpH51DALpfIKycDSJIlABDKaCc91HNRi9tOw3GSCT52VXDuswa0QEyAqiS2OEw1VaBTywuGif4coNUnfJzt8pDMVtWucsc8hbxTsdCbcMtf8HncEyCbLf4yUZL074g4j29lxetYo2CDEy/s1600/3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDpH51DALpfIKycDSJIlABDKaCc91HNRi9tOw3GSCT52VXDuswa0QEyAqiS2OEw1VaBTywuGif4coNUnfJzt8pDMVtWucsc8hbxTsdCbcMtf8HncEyCbLf4yUZL074g4j29lxetYo2CDEy/s320/3.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Momento de la explosión. Tomado de la "Ilustración Española y<br />
Americana"</td></tr>
</tbody></table>
<i>“Habiendo hecho el enemigo, durante la pasada noche, cinco disparos de artillería sobre la iglesia de Somorrostro situada sobre el Puente, y en la que como edificio el más sólido del pueblo y de mayor cabida se hablan establecido los parques de municiones y provisiones para el ejército, dispuse que después del amanecer se trasladasen la pólvora y municiones a otra casa sólida y más retirada del río y del alcance de los fuegos enemigos. Estando trayendo los carros para el cambio de localización, sin duda por alguno de esos frecuentes e imprevistos descuidos, se ha volado la pólvora de uno de los carros, causando la explosión hasta unos 70 heridos de las clases de tropa, siendo milagroso que el fuego no comunicara a la iglesia. De los heridos hay algunos muy graves y otros leves. De los primeros, y desgraciadamente, morirán algunos”. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Destaca el comentario, <i>“…frecuentes e imprevistos descuidos…”</i>; es decir, el Duque de la Torre mostraba su malestar por el relajamiento de las conductas marciales, posiblemente fundamentado en la baja moral de su ejército en esos momentos. A ello contribuía la dolorosa derrota del 28 de febrero, sumada a un clima adverso y cambiante, típico del norte en la primavera, así como a la rápida propagación de enfermedades entre las tropas como la disentería o la viruela.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una descripción más extensa y humanizada la encontramos en el relato periodístico que se realizó para el periódico liberal “La Política”, del cual se hicieron eco otros diarios como “La Discusión”, que en su rotativo del 25 de marzo de 1874 publicaba lo siguiente:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] </i><i>Sí, amigo mío; hemos tenido una terrible desgracia, que ha causado una penosa, pero de no desalentadora impresión en todo el ejército. Ya he dicho en una de mis primeras cartas que la iglesia de Somorrostro, situada en la misma orilla del río, estaba destinada a parque y almacén de víveres. Allí se encontraban todas las municiones del ejército, y cerca de aquel inmenso depósito de pólvora, cartuchos y granadas, había caído una de las bombas de los carlistas, que afortunadamente no llegó a estallar. El duque la Torre que desde el amanecer se había trasladado a la orilla del puente, comprendiendo la inminencia del peligro que corríamos todos continuando el parque en aquel punto, dispuso en cuanto ceso el fuego que fuera trasladado todo a un lugar más seguro, puesto que lo había sudo mientras los carlistas no han podido disponer de su mortero, cuya existencia se ha revelado hoy, dejando de serlo desde este instante.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-1vJBpi1k-582vKoguW5dcM9COIYQnS9Q0I3kC-VgA5iwu1nXIDHRxFhct1XHQ17XC9u9DCau_LF7NpFqXtJE-4Pw0nYjIkgxlAwJOmbolxw_tL7r6ZpVNzpdyECLFVUUdcTTukchtUYU/s1600/4.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-1vJBpi1k-582vKoguW5dcM9COIYQnS9Q0I3kC-VgA5iwu1nXIDHRxFhct1XHQ17XC9u9DCau_LF7NpFqXtJE-4Pw0nYjIkgxlAwJOmbolxw_tL7r6ZpVNzpdyECLFVUUdcTTukchtUYU/s320/4.jpg" width="160" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oficial Mahrueda (o Martienenda).<br />
"Ilustración Española y Americana"</td></tr>
</tbody></table>
<i>A las ocho, se empezó a trasladar a otro punto las municiones. Ya iban sacados siete carros cuando a punto de marchar el octavo y en el momento en que acudía la brigada de vanguardia del primer cuerpo a hacer su provisión de víveres, sonó una terrible explosión: el carro había volado. Describir lo que paso entonces seria cosa imposible. El carro desapareció por completo, un centenar de soldados fueron lanzados por el aire, y desde luego se comprendió lo horrible de aquella catástrofe.</i><br />
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Pero el estupor que tal desgracia produjo despareció bien pronto al comprender que amenazaba un peligro mayor. El toldo del carro había ido a caer ardiendo sobre el tejado de la iglesia y este comenzaba a arder también. Un momento que se perdiera podía producir la voladura del edificio, con los cientos de quintales de pólvora en él almacenados. Felizmente, el abanderado del batallón de Barbastro, D. Jose Mahrueda con un valor que ha sido la admiración del ejército, subió al tejado, y arrojando tierra el toldo que seguía lanzando llamaradas, evito que el incendio se comunicara al edificio y desapareciera cuanto le rodeaba en algunos kilómetros a su derredor.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El duque de la Torre premió este rasgo de arrojo del alférez Mahrueda concediéndole en el acto el empleo de teniente, y todo el mundo se consagró al remedio de aquella deplorable desgracia. Los muertos eran solo 2; pero los heridos llegaban a los 70, de ellos 26 muy graves. Todos fueron conducidos inmediatamente al hospital montado ya, no lejos de la casa que habitaba el Duque de la Torre, y curados inmediatamente; pero ¡que cuadro tan horroroso el que aquellos infelices presentaban!</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Tendidos en colchones colocados en el suelo, aquellos hombre medio carbonizados se hallaban envueltos en lienzos, de tal modo que a algunos de ellos no se les descubría no tan siquiera los ojos y la boca; una abertura practicada en aquella especie de sudarios que los envolvía dejaba paso a la respiración, y era lo único que hacia comprender que aquellas masa inmóviles no era masas de piedra. […]”</i><br />
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte, la revista “La Ilustración Española y Americana” en su número XII, incluía diversos apuntes y grabados tomados por su corresponsal <b>José Luis Pellicer Feñé</b> (1842 – 1901), añadiendo algunos detalles, cómo el que indica que el carro llevaba <i>“dos grandes cajones de pólvora y no pequeña cantidad de espoletas cargadas y estopines</i>”. También se produce una variación en la transcripción del nombre del abanderado del batallón de Barbastro, que pasa a ser “Sr. Martienenda”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Más específico en relación con el origen “accidental” de la explosión es la noticia que aparece en el diario “La Correspondencia” del 23 de marzo: <i>“[…] no se sabe si por imprevisión, porque alguno estuviese fumando o por cualquier otra causa, se incendió uno de los carros […]. Un soldado que estaba sobre el carro voló hasta una gran distancia saliendo heridos o contusos de más o menos gravedad 78 […]”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLriq2TwU1LAJ5CIP3RrtwPH4T7aGk54aZqPOtCrX-RUJ_222F1HkVPwWzKbNb17Al64zRQX1t4Pf7ZgPMWzZk2Ni9BqwXSYe68Zyx7_vb92Sa4QWT9l_IRdB29vajdSGbuRkiukIpCefT/s1600/2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLriq2TwU1LAJ5CIP3RrtwPH4T7aGk54aZqPOtCrX-RUJ_222F1HkVPwWzKbNb17Al64zRQX1t4Pf7ZgPMWzZk2Ni9BqwXSYe68Zyx7_vb92Sa4QWT9l_IRdB29vajdSGbuRkiukIpCefT/s200/2.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Extracto del Diario Carlista"Cuartel Real"<br />
del 26 de marzo de 1874</td></tr>
</tbody></table>
Por su parte el general<b> Jose lopez Dominguez</b> (1829 – 1911), que según indica la anterior noticia, se libró “milagrosamente” de la deflagración, dejó constancia en su libro “Operaciones militares del ejército del Norte (1876)" que las bajas fueron de 8 muertos y 72 heridos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por supuesto, también la prensa carlista recogió el accidente, aumentado el número de víctimas. En el “Cuartel Real” del 26 de marzo se cita: <i>“[…] Ellos confiesan que tuvieron setenta entre muertos y heridos, pero persona que lo presenció, dice, que pasaron de ciento cincuenta”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esa misma tarde del 19 de marzo, la escuadra y los transportes zarparon en dirección a las playas de Algorta: 27 buques y 9.500 infantes. El 20 de marzo el mal tiempo abortó el desembarco, retornado las tropas a sus bases. Este nuevo contratiempo supuso que los nuevos planes para imponerse a los carlistas pasaran de nuevo por una embestida directa a su línea defensiva en Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los daños en la iglesia de San Juan de Muskiz no fueron importantes, siendo días después utilizada como hospital tras la sangría originada por este nuevo plan estratégico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>6 de Octubre de 1874: Fábrica de Pólvora de Malkorra (Azpeitia)</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una de las necesidades básicas del entramado político-militar del carlismo en el ámbito vasco-navarro, fue dotarse herramientas suficientes para crear y organizar un “gobierno carlista” en las zonas bajo su control, en conformidad con las tradiciones y pretensiones por las que combatía. Paralelamente a la génesis de este gobierno alternativo, se fueron colocando los pilares para sustentar las necesidades de su ejército, excesivamente dependiente del material extranjero. El control del territorio permitió al ejército carlista hacerse cargo de diversos elementos fabriles, que fueron dotando de armas, proyectiles, cartuchos y pólvora a sus huestes.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOekyy8HLuQHOxuMxMb1A4D3mPxrzWhFokB2cdEHMwQ5HfZ3z4Q_F650tGKvJqebWuwlTXIdLjqP9IOFO-uVuLmZy8w3QKbvfLSm6jdWl-Z3sO5CTjFL22Lsy7Eace1rn-GmKre-m-9ftR/s1600/21.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="102" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOekyy8HLuQHOxuMxMb1A4D3mPxrzWhFokB2cdEHMwQ5HfZ3z4Q_F650tGKvJqebWuwlTXIdLjqP9IOFO-uVuLmZy8w3QKbvfLSm6jdWl-Z3sO5CTjFL22Lsy7Eace1rn-GmKre-m-9ftR/s200/21.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aspecto actual de la ferrería de<br />
Atxubiaga (GoogleMaps)</td></tr>
</tbody></table>
En no pocas ocasiones se adaptaron algunas de las muchas instalaciones ferronas con las que contaban los territorios históricos a los “quehaceres” bélicos; siendo reformadas bajo la supervisión de ingenieros y militares, y amparadas bajo la cobertura económica de las diputaciones forales carlistas que pagaban a los trabajadores. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entre las localidades gipuzkoanas de Azkoitia y Urrestilla, a orillas del Ibaieder, se modificaron las instalaciones de la existente fererría de Malkorra para establecer en ella la primera fábrica de pólvora que funcionó en el territorio histórico; siendo el carismático, <b>Miguel Ignacio Dorronsoro Ceberio </b>(1812 – 1880), a la cabeza de Diputación Foral carlista de Gipuzkoa, el instigador de dicha actividad. <b>Jose Beristain</b>, encargado de llevar los sueldos a los trabajadores de esta fábrica, la describía de esta forma:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Antiguos sistemas de trabajo. Tres locales dentro de la casa. Seis u ocho grandes recipientes de piedra, para mezclar los polvos. Otros tantos grandes mazos, movidos por máquinas, para hacer las mezclas. Prensa hidráulica, para endurecer los polvos y hacerlos una piedra. Luego se rompía esa piedra, se cernía en cedazos y se separaba lo grande y lo fino. El tercer local, el almacén”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dorronsoro no tardó en poner en funcionamiento una segunda instalación destinada a crear pólvora para la artillería, reutilizándose las infraestructuras de la ferrería de Atxuriaga (Atxubiaga) que se situada a escasos 900 metros aguas abajo de Malkorra. Jose Beristain afirmaba que esta segunda fábrica funcionaba con<i> “sistemas nuevos y mejores”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrIzWMn8zuk7hgCfLaQVeyYgVnkPzLWUIwUm0HLDlKizbXxtHuWp0S6u25kMsLYvD0uqOslBwdlVcA7cl4FFfw12xWhd2alzoroNmuyP9v8q6L_0M0r7pId9-UNYBPgBdrfFN5DJZ944ct/s1600/x.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrIzWMn8zuk7hgCfLaQVeyYgVnkPzLWUIwUm0HLDlKizbXxtHuWp0S6u25kMsLYvD0uqOslBwdlVcA7cl4FFfw12xWhd2alzoroNmuyP9v8q6L_0M0r7pId9-UNYBPgBdrfFN5DJZ944ct/s320/x.jpg" width="243" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Circular de la Diputación de Gipuzkoa.<br />
Sistema Nacional de Archivos de Euskadi</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, en la tarde del 6 de octubre de 1874 de produjo un grave accidente. Beristain relataba así lo sucedido:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“El sábado </i>(realmente era un martes),<i> a la hora de pagar, fui a Atxuri </i>(Atxubiaga)<i> y que no fuera a Malkorra. Volvía, pues, hacia casa y, estando junto a la Casa de la Misericordia, un estampido terrible. En seguida el segundo, más fuerte, y en seguida el tercero, más fuerte que los otros. La fábrica de Malkorra había explotado. Me acuerdo bien. Fueron tres explosiones. Una mujer que estaba en una ventana de la vecindad dio tres gritos, uno por cada explosión”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el momento de la detonación Jose Beristain se encontraba junto la Casa de Misericordia de Azpeitia (antiguo hospital de San Martin de Bustinzuri), distante de Malkorra unos 2 km en línea recta. Jose añadía: <i>“Yo opino que primero se incendió una de las salas, y que luego ardieron las otras dos. No sabemos cómo fue, pues murieron todos los obreros que estaban dentro”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGiN1liio4afu1rwdBNUQPEkoNM9AhkxQ-dW-oliE2c-N7HBxqv1h8NkGeQVEr9r4MZSyNKMy_-aMuxnoT-w9iwfNB3EosVsbI_1RllumaOKX3Kx3iwUa7z2u8aHumbXgfqYs-tihpDVtk/s1600/6.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="73" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGiN1liio4afu1rwdBNUQPEkoNM9AhkxQ-dW-oliE2c-N7HBxqv1h8NkGeQVEr9r4MZSyNKMy_-aMuxnoT-w9iwfNB3EosVsbI_1RllumaOKX3Kx3iwUa7z2u8aHumbXgfqYs-tihpDVtk/s200/6.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Extracto del "Estandarte Real"<br />
22 de octubre de 1874</td></tr>
</tbody></table>
La explosión segó la vida de 13 operarios, muchos de ellos padres familia, dejando un elevado número de huérfanos y viudas. Tres días después se imprimió una Circular por parte de la Diputación firmada por Dorronsoro, relativa a la necesidad de socorro de las familias afectadas por la catástrofe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Semejante desastre trascendió rápidamente a la prensa de época. Sin bien, en un primer momento los diarios liberales se hicieron eco de una explosión asociándola a la entonces ya<span style="background-color: white;"> operativa fábrica de artillería de Arteaga (Bizkaia), donde algunas fuentes no dudaron en hacer referencia a la posibilidad de un “sabotaje interno”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">No será hasta el 22 de ese mismo mes, cuando la publicación propagandística carlista “El Cuartel Real”, presente una escueta entrada haciendo hincapié en las falacias que se ha vertido sobre la explosión, pero sin aportar más datos sobre la misma.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3UrqfPZGgm8EVmY8adbQVfcZKng4kKUkbMPV9TmW6Eaf_bQf5HA9-ZqxpCQBbxYyP52JdkHv0AcbkfinPe_wIQIhazm2oVX_vq1TzsMyOyotamf9eX8jzmuiVbe3RkA2lXLZsjTqBnEcL/s1600/20.png.jpg" imageanchor="1" style="background-color: white; clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="104" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3UrqfPZGgm8EVmY8adbQVfcZKng4kKUkbMPV9TmW6Eaf_bQf5HA9-ZqxpCQBbxYyP52JdkHv0AcbkfinPe_wIQIhazm2oVX_vq1TzsMyOyotamf9eX8jzmuiVbe3RkA2lXLZsjTqBnEcL/s200/20.png.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="background-color: white;">Aspecto actual de la ferrería de </span><br />
<span style="background-color: white;">Malkorra (GoogleMaps)</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;">Posiblemente Malkorra fue reconstruída, al menos parcialmente, ya que a mediados de la década de los 50 todavía se mantenían en buen estado de conservación la presa y canal de derivación, así como una zona ruinosa, que bien podría corresponder a la zona de almacenes. </span></span></span><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;">Actualmente, únicamente se conserva la presa que abastecía de agua a la ferrería, que ha sido transformada en un bonito caserío en una planicie vegetal al borde el Ibaieder. Por su parte, e</span><span style="background-color: white;">n las últimas décadas del XX, Atxubia</span></span><span style="background-color: white;">ga perdió su presa y su cámara de carga fue transformada en una huerta. El edificio que permanece en pie no</span></span><span style="background-color: white;"> cuenta con ninguna señal que indique su viejo uso ferrón o molinero. </span><span style="background-color: white;">A</span><span style="background-color: white;">mbas estructuras se encentran inventariadas y protegidas como "zonas de presunción arqueológica".</span><br />
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: yellow;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: yellow;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>16 de Septiembre de 1875: Villa de Hernani (Gipuzkoa)</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al contrario de Tolosa, que fue evacuada en marzo de 1874, la población de Hernani resistió el asedio carlista siendo defendida por el ejército y voluntarios afines al ideario liberal. A ojos de los carlistas, la villa se transformó en un “molesto centinela avanzado” de Donostia, que imposibilitaba un cerco efectivo sobre la capital del territorio foral, a la vez que impedía a la intendencia carlista trasladar con comodidad mercancías y pertrechos bélicos que llegaban (las más de las veces de contrabando) a la frontera con Francia. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No tardó en convertirse en un objetivo primordial, especialmente tras la retirada de la línea de Somorrostro y el levantamiento del Sitio de Bilbao el 2 de mayo, que permitió al ejército del Norte carlista disponer de nuevo de material y hombres para acometer este tipo de empresas. El 29 de mayo de 1874, Hernani estaba sitiada y sometida al fuego discontinuo (en función de la provisiones de proyectiles y pólvora disponibles) de la artillería carlista que sitúa sus baterías en los altos de Santiagomendi, Oriamendi, así como tropas destacadas en todas las zonas estratégicas que rodeaban la villa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjABpfSSl_g8wej_SLwtcagzW3TIfjYf_ru8XO1forBrsGEIYRYn1e2Z-KKmGbFR6QCpl275dV_HPzOeq-wNfH_LwNC5wadrchjHS_GbWWVJJqneBvc5AMpoZwbUMPKDR5iKBcCkKJTNm3d/s1600/11.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="273" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjABpfSSl_g8wej_SLwtcagzW3TIfjYf_ru8XO1forBrsGEIYRYn1e2Z-KKmGbFR6QCpl275dV_HPzOeq-wNfH_LwNC5wadrchjHS_GbWWVJJqneBvc5AMpoZwbUMPKDR5iKBcCkKJTNm3d/s320/11.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plano de las fortificaciones de Hernani en la última Guerra<br />
Carlista según Juan Antonio Saez Garcia. Tomado de "ingeba" </td></tr>
</tbody></table>
<b>Juan Antonio Saez Garcia</b>, experto en el patrimonio militar guipuzcoano, indica que el casco antiguo de la villa, de origen medieval y que mantenía reminiscencias de su pasado amurallado, fue fortificado a conciencia, generando un cierre completo del núcleo urbano antiguo que comprendía las actuales Kale Nagusia y Kardaberaz kalea. Los trabajos de defensa incluyeron muros de mampostería aspillerados y sin aspillerar, diversas baterías artilleras, zonas fuertes, con el aprovechamiento de edificios para formar la cerca mediante el tapiado de puertas y ventanas. Ya en el interior de la población existían algunas calles dotadas de barricadas y tres “tambores.” Además, la iglesia contaba con otros espacios aspillerados, uno en el ábside y otro junto a la Casa Consistorial, que hacía las veces de polvorín. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El gobernador militar de la plaza era el coronel <b>Jose Braulio Crespo de la Rubia</b> (1820 – 1877), el mismo que se había visto en la obligación de acatar la orden de realizar un “abandono táctico” de la población de Tolosa, dejándola en manos carlistas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQwdmBh_pPdtPzYtJ1gJpRTy6JnZrRnaf9e4wxXWvtVFzvI3EqszD9CVbvs5bDsEh3WRM4sA_2Ha-YPLW_y-t1HQCrQr_DvScRHC2FxoZUFX6INfoH8cjbyxefwnN3BBTtBsfG2kmfWXOV/s1600/17.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQwdmBh_pPdtPzYtJ1gJpRTy6JnZrRnaf9e4wxXWvtVFzvI3EqszD9CVbvs5bDsEh3WRM4sA_2Ha-YPLW_y-t1HQCrQr_DvScRHC2FxoZUFX6INfoH8cjbyxefwnN3BBTtBsfG2kmfWXOV/s200/17.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Jose Crespo de la Rubia. Fondos del<br />
museo de San Telmo</td></tr>
</tbody></table>
Según se indica en el libro “<i>Refutación que hacen el Ayuntamiento y voluntarios de la invicta villa de Hernani, de las falsas y calumniosas aseveraciones que del señor Peris Mencheta</i>” al comienzo de la contienda la defensa de la villa estaba encomendada a una fuerza de 400 hombres, que aumento sus efectivos hasta los 1.500 en 1875. Entre ellos, 170 “Voluntarios por la Libertad” a las órdenes del industrial hernaniarra reconvertido en militar, <b>Ruperto Erice Murua </b>(Hernani 1845). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los soldados se alojaban en las distintas casas de la vecindad, siendo necesario talar, tanto los árboles de las inmediaciones de la villa, como los de los paseos públicos para suministrar leña a las necesidades de la población y de la soldadesca. El asedio, lejos de ser completo, permitía que con cierta periodicidad llegaran convoyes fuertemente protegidos, cuyo avance era duramente hostilizado por las fuerzas carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A medida que las granadas y bombas iban lloviendo, la villa fue adoptando un paisaje de destrucción. La población “encajó” un total de 8.584 proyectiles carlistas entre el 30 de mayo de 1874 y el 20 de enero de 1876. Este volumen de explosiones afectó de forma notable al casco de la villa; de hecho, se hace constar que de las 174 casas que formaban el núcleo urbano, únicamente 10 permanecieron intactas. Dentro de las tropas regulares se cita la muerte de 45 individuos, 9 “voluntarios”, así como la de 16 civiles, de los cuales 4 eran niños. El total de víctimas, entre muertos y heridos a lo largo de todo el asedio sumaban 357, entre ellos numerosos heridos graves y varios amputados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el libro “Memorias para la Pacificación” (1877) del corresponsal <b>Saturnino Gimenez Enrich</b> se hace la siguiente descripción:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnvsMhHLqyalpMaXdNRb4e88jr54aKSkzLLJlaGevPQVuGFG5luMnxeTWXRZewvnzbR4jCWKoI4NyPgb9Y9bn-iXemwhEFh5yOnGXXmZJ6Lkyhehnruj5kFRLOizDomGqTrNzFnSnKO3b_/s1600/13.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnvsMhHLqyalpMaXdNRb4e88jr54aKSkzLLJlaGevPQVuGFG5luMnxeTWXRZewvnzbR4jCWKoI4NyPgb9Y9bn-iXemwhEFh5yOnGXXmZJ6Lkyhehnruj5kFRLOizDomGqTrNzFnSnKO3b_/s320/13.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bombardeo carlista a la villa de Hernani. Tomado de "The<br />
Illustrated London News"</td></tr>
</tbody></table>
<i>“En la habitación en que escribo estos apuntes penetra el aire por todos lados. El techo tiene dos grandes agujeros, por los cuales, á través del piso superior y de las guardillas, se descubre el azul del cielo. Los postigos de las ventanas cuelgan, hechos astillas, que un proyectil los atravesó, llevándose también un trozo de tabique, y después de romper un ángulo de la mesa, que ahora me sirve de escritorio, fué á estallar sobre el pavimento, sobre el cual es difícil hallar un ladrillo sano. Vuelvo la vista hacia otra brecha, y veo enfilando con ella la batería enemiga de Basaun. La casa de enfrente tuvo peor suerte que esta: la mitad de su fachada no existe ya, y sus habitaciones están por completo descubiertas: los individuos de tropa allí alojados, duermen al aire libre como en campo raso”.</i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>[…]Exteriormente no se notan grandes destrozos en la población. Pero por el interior apenas hay casa que no esté perforada de arriba abajo. En la casa de don Manuel Sanchez Salvador, plaza Mayor, núm. 4, solo quedan las paredes exteriores, la escalera y fragmentos de pisos. La recorrí con gran precaución y contemplando, triste e indignado a la vez, tamaños desperfectos. Me asomé con mi amable cicerone el oficial de carabineros señor Usunariz, ayudante del gobernador militar, á la espaciosa terraza del edificio, y mirando desde ella las posiciones de Santiagomendi y Basaun, los carlistas ocultos en las trincheras de Orcolaga nos propinaron una descarga cerrada, obligándonos á retirarnos de aquel sitio.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La casa de Lizárraga es una verdadera criba y esta inhabitable. La Casa de Otaños edificio solariego antiquísimo no se puede visitar sin sentir el corazón oprimido. Sus sólidas y labradas puertas; su altos artesonados; sus robusta crujías; sus espaciosas escaleras; su tradicional hogar, todo está hecho astillas y pedazos, y lo que existe aún en pie, amenaza ruina. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>He visitado una serie de casas y me he cansado de ver ruinas. Entre aquellas citaré las de Cardan, Lizar y Paulada, con la fachada por el suelo y las habitaciones delanteras al raso. Debo hacer mención especial de la del cura Goicochea, presbítero liberal que hizo la guerra de África con los tercios vascongados; en su residencia se han tenido que lamentar tres desgracias: la de un asistente que fué muerto de un casco de granada, en la cocina, y la de dos soldados que fueron heridos en la escalera. El coronel gobernador militar se aloja en la casa del general Barrenechea, construida al estilo moderno y decorada con lujo. Exceptuando dos o tres viviendas las restantes están desmanteladas. El despacho del gobernador permanece por ahora ileso. En el edificio del casino han caído 39 granadas. El lindo palacio de Murúa, en las afueras de la población, al borde del río Urumea, entre un bosquecillo de álamos, tiene por únicos desperfectos huellas de balas de fusil en la fachada. El puente de fábrica sobre el Urumea está cortado y por la noche se sitúa en él una avanzada carlista, que se ocupa en insultar á las nuestras del lado opuesto.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>[…] La iglesia principal de Hernani, titulada de la Concepción, está cerrada al culto y convertida en fuerte. La notable y artística portada principal, ocúltase bajo un tambor aspillerado, cuyo techo agujereó una bomba. Los miqueletes, que perennemente se hallan en la torre, no cesan un punto de hostilizar á los carlistas de las infinitas trincheras abiertas en derredor de la villa.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>[…] La excelente casa del señor Lopez Tegui destinase á hospital provisional, con 30 camas. Los heridos son enviados a San Sebastian en los convoyes. Al presente no tiene más que uno, que es el asistente del médico militar encargado del hospital, don Antonio Rodríguez. Este dignísimo joven no se ha movido de la villa desde que empezó el bombardeo, pasando instantes de verdadera prueba para atender con verdadera solicitud las múltiples y dolorosas necesidades que se ofrecen”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Añadía a su descripción de la villa añadía un comentario adicional:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Otro de los detalles significativos de Hernani es la campana de alarma. Los migueletes apostados en la torre de la iglesia dan la señal, y un vigilante es el encargado de trasmitirla á la población, haciendo tañir la campana que cuelga de una viga ó travesaño en el centro de la calle de Urumea. Algunas gentes cuando oyen la campana, se ocultan por pura fórmula nada más, porque aquí no hay paraje seguro. En un balcón vecino a la campana he visto al celebérrimo loro de Hernani del que tanto han hablado los periódicos”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
En este sentido es de destacar la figura de <b>Manuel Domingo Olaizaola Tellechea</b>, alias “Arano” (1848 -1937) cuya biografía se puede consultar gracias a la labor de recopilación de información de uno de sus bisnietos, <b>Iñaki Garcia de Bikuña Olaizaola</b>. “Arano”, un carpintero por aquel entonces incorporado a los “Voluntarios por la Libertad” de Hernani, se hizo un hueco en la prensa de la época como vigía de la torre del campanario y por sus valerosas acciones por la que fue condecorado en dos ocasiones. Como él mismo indica en una carta manuscrita: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Al establecer la Guardia de la Torre fui destinado a aquel penoso puesto y desde el 18 de enero de 1874 presté ese servicio un día sí y otro no sin interrupción hasta el 2 de enero de 1876 en que fui herido de bala al cumplimentar una orden del Sr. Coronel Comandante Militar de la plaza.”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A este teatro de desolación en el que se había convertido Hernani llegó en septiembre de 1875 el soldado <b>Jose Mateo</b>, oficial liberal adscrito al Batallón de Cazadores de Puerto Rico Nº 19. Estas tropas se habían movilizado en relación con las operaciones militares que había desplegado el ejército liberal para liberar de su asfixio a Hernani, y que culminaron con un éxito parcial con la toma del fuerte de Urkabe a principios de septiembre de 1875. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Estado el batallón ya establecido en la villa, Jose describía así lo ocurrido el 16 de septiembre de 1875:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1XIkZQnbL4vMdlxF4ISHWFrXGTHb58WNrc4HETq3F8b-bjYF8ucjL1ZHdVgTul9B0nLmR1UnE7XFYOd4PSprKCqlOKOunH9E_GAYaN54bRaCHj-JLhhPS1802AKIyYHrU64YsL04dDh_w/s1600/8.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1XIkZQnbL4vMdlxF4ISHWFrXGTHb58WNrc4HETq3F8b-bjYF8ucjL1ZHdVgTul9B0nLmR1UnE7XFYOd4PSprKCqlOKOunH9E_GAYaN54bRaCHj-JLhhPS1802AKIyYHrU64YsL04dDh_w/s320/8.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ruinas del ayuntamiento de Hernani tras la explosión</td></tr>
</tbody></table>
<i> “ […] y a las cinco, ¡hora fatal! Una certera granada, dirigida de Santiago Mendi, entró por una ventana a la Casa Consistorial donde se hallaba el depósito de municiones y la guardia del Principal, reventó en el mismo sitio, donde había varios artilleros cargando proyectiles por lo que voló el edificio quedando sepultados 21 soldados del Batallón, 5 artilleros y algunos paisanos. Entre los escombros de la parte de afuera quedarían también una mujer dos hombres con un buey y un asistente que llevaba la comida a su amo que se hallaba de guardia en Santa Barbara. Todos los habitantes quedamos aterrorizados y sin poder prestar auxilio a los desgraciados; porque los carlistas, oyeron la explosión y vieron las consecuencia y considerando que la plaza estaría llena de gente, no cesaban de enviarnos los proyectiles a pares, de las diferentes baterías que tenían enfiladas a la plaza de manera que estábamos resguardados en los portales de las casas, desde donde oíamos los lastimeros ayes de los que aún quedaban con algún resto de vida, que demandaban auxilio, y sin poder nosotros socorrerlos; hasta que anochecido cesó el fuego, y con mucho peligro, se pudieron sacar algunos cadáveres y otros con vida, aunque mutilados de los más próximos que hallaban a la entrada, durando 6 días esta operación extrayendo miembros de los desgraciados, en descomposición. Otra heroicidad de los defensores de la religión (como ellos decían).</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Los primeros cadáveres que se sacaron se les fue a dar sepultura al siguiente día acompañando a este acto el Capellán del Batallón D. Juan Laporta, revestido con la ropa que el acto requería, pero en cuanto salimos por la puerta de la carrera de Urnieta, se apercibió el enemigo del cortejo fúnebre, rompieron el fuego de cañón, contra nosotros; por lo que horrorizados tuvimos que refugiarnos sobre una tapia, y a la desfilada volver al pueblo, suspendiendo aquel acto; hasta que protegidos por la sombra de la noche, pudimos verificarlo. Dios en su infinita bondad, tendrá piedad de tantos desgraciados”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL-kcCPifXyuqyCiWm1s5DnNRfdz_yZKgsxP2FRyHc8_ymEaa9YySEKO2gFFJzJ8JyJYXlXGJnpyYvhVNXMX6fHcTvSBH8BAplWPV5poPa7aFJqzohKG2GCYgf3UiLjqMlYMSuM2PZnyBs/s1600/9.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="135" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL-kcCPifXyuqyCiWm1s5DnNRfdz_yZKgsxP2FRyHc8_ymEaa9YySEKO2gFFJzJ8JyJYXlXGJnpyYvhVNXMX6fHcTvSBH8BAplWPV5poPa7aFJqzohKG2GCYgf3UiLjqMlYMSuM2PZnyBs/s400/9.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Reconstrucción del ayuntamiento y estado actual</td></tr>
</tbody></table>
La prensa de época describió lo ocurrido de manera diferencial en función de su afinidad por lo contendientes. Para los rotativos liberales la explosión se trató de un “incidente casual”, mientras que los carlistas daban respuesta a esas noticias ironizando con la relación entre “incidente casual” y “granada con espoleta”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cualquier caso la explosión dejó un elevado número de muertos y heridos: 27 muertos y 17 heridos, tanto militares, “voluntarios”, como civiles; quedando reducido a escombros el edificio, cuya imagen de destrucción, constituye una de las fotos más impresionantes de la Guerra Carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras la finalización de la guerra, la ya “invicta” villa de Hernani fue reconstruida. En 1886 comenzó la reedificación del ayuntamiento siguiendo las directrices del afamado arquitecto hernaniarra <b>Joaquín Fernández de Ayarragaray</b> (1821 – 1900), <i>“que renunciará a cobrar su trabajo aduciendo que se sentía suficientemente honrado con haber tenido ocasión de erigir el nuevo ayuntamiento de su pueblo natal”</i> . </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Actualmente, resulta complicado encontrar algún vestigio de los duros meses que sufrió Hernani bajo el asedio de las granadas; si bien, destacan por su singularidad y por su relevancia simbólica de un episodio fundamental en la historia de Hernani, los proyectiles Whitworth engarzados en la fachada de la casa 41 de la calle Atzietas, cuya localización e historia se describen en el<span style="background-color: white;"><span style="color: blue;"> <a href="https://hernani.wordpress.com/la-sorpresa/un-pepino-que-no-estallo/" target="_blank">"blog sobre Hernani"</a></span></span>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Epílogo</b><br />
<br />
Las tres explosiones produjeron un total aproximado de 130 víctimas entre muertos y heridos, sin distinguir entre militares o civiles, ya fuera almacenando, fabricando o transportando pólvora.<br />
<br />
La "Guerra sin Batallas" de la que hablaba Arostegui está sustentada en la falta de confrontaciones directas de relevancia en las que se vio envuelto Telesforo Saenz de Ugarte en su periplo por la última guerra carlista. La "geografía de las desdichas" que aquí se presenta se fundamenta en la toma de conciencia de una realidad que escondimos tras una pátina de romanticismo y épica. "Guerra" con o sin batallas, pero guerra... a fin de cuentas.</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-36323960633047434832015-11-15T23:30:00.000+01:002016-02-18T10:28:29.257+01:00Somorrostro 1874: Viejas Guerras, Nuevas Tecnologías<div style="text-align: justify;">
¿Son las "guerras" susceptibles de ser estudiadas con métodos arqueológicos? La respuesta es una indudable y tajante afirmación, siempre que se tengan en consideración aspectos específicos de los conflictos bélicos. De hecho, ya hemos comentado en anteriores entradas que la Arqueología ha desarrollado una nueva rama de conocimiento denominada "<b>Arqueología del Conflicto</b>" en su término global, o "<b>Arqueología de los Campos de Batalla</b>", en su término más específico.</div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0MYmz9wMTOkh8X6ZpuDigacu6yXvieWt13vQ2CZ_fQLtfkhIUJvwWmO6Qhpa7P3xMwcmJAPQhrBmkn5iHRPr7wUXg0sNZg9TMuhGGkf4Q_iE_1X2eXtIZUHGs5IvMy1UkEmWFy4b3P2ge/s1600/Imagen1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0MYmz9wMTOkh8X6ZpuDigacu6yXvieWt13vQ2CZ_fQLtfkhIUJvwWmO6Qhpa7P3xMwcmJAPQhrBmkn5iHRPr7wUXg0sNZg9TMuhGGkf4Q_iE_1X2eXtIZUHGs5IvMy1UkEmWFy4b3P2ge/s320/Imagen1.jpg" width="320" /></a>¿Precisan las guerras del XIX o del XX de estudios arqueológicos? Si asumimos una definición simple de "Arqueología" como aquella disciplina científica que permite la reconstrucción de la "Historia" a través del estudio de restos materiales, nos encontramos con un severo problema. Hasta fechas bien recientes, se daba por hecho que las fuentes documentales y bibliográficas reflejaban con suficiente claridad el "desarrollo de los hechos", en ausencia de lagunas históricas que precisaran de trabajos arqueológicos. Y siguiendo este mismo hilo argumental, se puede concluir que los restos materiales de estos conflictos carecen de interés de preservación, análisis, estudio, catalogación, etc. ya que no sirven en el objetivo de "reconstrucción del conocimiento histórico" y en el mejor de los casos, la Arqueología puede aportar una descripción física de los vestigios. Así de fácil... y así de desolador. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por suerte, este panorama esta cambiando. Los estudios específicos en la "Arqueología del Conflicto" se han incrementado de forma exponencial, con una creciente sensibilidad social en relación con estos "elementos patrimoniales". Y sin más preámbulos os presento el artículo de corte científico <a href="http://www.bizkaia.eus/fitxategiak/04/ondarea/Kobie/PDF/2/Kobie_Paleoantropolog%C3%ADa_web_33.pdf" target="_blank">"<i>Somorrostro 1874: Viejas Guerras, Nuevas Tecnologías"</i> de reciente publicación en la revista Kobie (Nº 33, p107-127 )</a> que edita la Diputación Foral de Bizkaia.<br />
<br /></div>
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<b>Resumen</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se presentan los resultados del primer trabajo que de forma específica aborda el estudio de un campo de batalla de la Guerra Carlista con metodología arqueológica en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Las prospecciones realizadas sobre los restos físicos de las “<b>Batallas de Somorrostro</b>” (de febrero a abril de 1874) han combinado la exploración geofísica, los sistemas de posición global (GPS) e información geográfica (SIG), utilizando una metodología eficiente y extrapolable a otros ámbitos. La interpretación de los resultados genera un discurso histórico propio, complementario o novedoso respecto del obtenido de las fuentes documentales, que incrementa el conocimiento de las acciones bélicas.</div>
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<br /></div>
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<b>Laburpena</b></div>
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<br /></div>
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EAEn, Karlistadako guda zelai baten ikerketaren inguruko lan zehatzen emaitzak aurkeztu nahi dugu metodologia arkeologikoa erabiliz. <b>Somorrostroko Batailen</b> (1874ko otsail eta apiril bitartean) aztarna fisikoen gainean egindako prospekzioek esplorazio geofisikoa, kokatze globaleko sistemak (GPSa) eta informazio geografikoa uztartu dituzte, eraginkorra eta beste arlo batzuetan erabilgarria den metodologia erabiliz. Emaitzen irakurketak berezko diskurtsoa ahalbidetzen du, osagarria edota berria dena dokumentu iturrien aldean, ekintza belikoen ezagutza eta garapena handituz</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Abstract</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>The results of the first research dealing explicitly with the study of a battlefield of the Carlist war in the Basque Country using archaeological methodology are presented. Surveys performed on the physical remains of the “<b>Battles of Somorrostro</b>” (February to April 1874) have combined geophysical exploration, global positioning systems (GPS) and geographic information systems (GIS), using an efficient methodology which can be extrapolated to other areas. The interpretation of the results generates its own historical discourse, innovative or complementary to that obtained from documentary sources, which increases the knowledge of these military actions.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Palabras Clave: Arqueología militar. Campo de batalla. Guerra Carlista. SIG.</div>
<div style="text-align: justify;">
Gako hitzak: Arkeologia militarra. Guda zelai. Karlistadako guda. SIG.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Key words: Battlefield. Carlist War. GIS. Military archeology.</i><br />
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<h2>
<b>1. Introducción</b></h2>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Nuevas tecnologías, cada vez más accesibles, están complementando eficientemente los estudios tradicionales de Arqueología. Entre estas mejoras nos encontramos con el desarrollo y evolución de Sistemas de Información Geográfica (SIG), los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) y el notable avance de aparatos asociados a los estudios geofísicos. Algunas de estas herramientas fueron desarrolladas hace varias décadas, sin embargo es a lo largo de estos últimos años cuando la reducción del coste de las mismas ha permitido su uso de forma generalizada. Esto ha posibilitado que su aplicación no quede restringida exclusivamente a los ámbitos para los que fueron creadas, desarrollándose nuevos campos de colaboración y elementos interdisciplinares entre diferentes espacios científicos.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De igual forma, la Arqueología ha evolucionado generando nuevas corrientes o ámbitos de estudio. Entre estas nuevas ramas de conocimiento encontramos la denominada “Arqueología militar” que cuenta con su propio objeto de estudio en las evidencias materiales de la acción militar humana; y más específicamente, encontramos el estudio de los campos de batalla, que abarca cronologías que van desde la Prehistoria hasta la edad contemporánea (Quesada 2008). Esta última afirmación resulta especialmente singular, ya que hasta no hace demasiado tiempo, los hallazgos de materiales asociados a la Guerra Civil de 1936 o guerras decimonónicas eran descartados en la reconstrucción del conocimiento histórico; y donde, en el mejor de los casos, la Arqueología únicamente establecía una visión descriptiva de los vestigios en ausencia de una metodología estandarizada a seguir. De hecho, hasta fechas recientes, la mayor parte de las publicaciones relacionadas con los conflictos del XIX y XX, provenían de aficionados e historiadores locales, donde la iniciativa para el desarrollo de este tipo de estudios la habían tomado pequeños centros de interpretación o museos (Alonso 2008: 292).</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Rebasadas las reticencias iniciales se considera que la investigación con metodología arqueológica de los campos de batalla ha alcanzado su madurez en términos de teoría académica, metodología, procedimientos de trabajo de campo, generación de medios de difusión especializados y reconocimiento académico; presentando su propio espacio como asignatura en algunas universidades y con una creciente actividad científica paralela al inusitado interés que esta disciplina despierta en el público en general (Quesada 2008: 26).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjinHrPB3FUZuN0cApuRSd40y4_EgLdsoKE1Tc8Q9kltaYw19w83tToiQkcjVlCg0nbfi8xSXFmrYINtOfDLJ4-HjV4Qp1NXevbxgZ_LaimEOiehS3lA-LgYmjZSS7N9KId_YXVg7DHvvDp/s1600/andagostecentral.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjinHrPB3FUZuN0cApuRSd40y4_EgLdsoKE1Tc8Q9kltaYw19w83tToiQkcjVlCg0nbfi8xSXFmrYINtOfDLJ4-HjV4Qp1NXevbxgZ_LaimEOiehS3lA-LgYmjZSS7N9KId_YXVg7DHvvDp/s320/andagostecentral.jpg" width="235" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dispersión de los hallazgos arqueológicos del<br />
Cerco de Andagoste (Ocharan & Unzueta 2002).</td></tr>
</tbody></table>
De hecho, es ya comenzado el siglo XXI cuando las publicaciones comienzan a ser frecuentes, encontrándonos con una notable diversidad de periodos históricos en estudio: desde el romano, con los trabajos realizados sobre la Batalla de Baecula (Bellón et al. 2004); siglo XVIII con la batalla de Talamanca (Rubio & Hernandez 2012), hasta la última Guerra Civil (Alonso 2008; González et al. 2010a y 2010b, Ayán & González 2013, por citar algunos), que cuenta con su propio elemento monográfico en la web “<a href="http://guerraenlauniversidad.blogspot.com.es/" target="_blank">Arqueología de la Guerra Civil Española</a>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el ámbito del País Vasco destacan los estudios del campo de batalla romano de Andagoste (Ocharan & Unzueta 2002), así como los trabajos relacionados con la Guerra Civil de 1936 realizados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi en consonancia con el marco creado tras la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre). Más abundantes y frecuentes son los artículos referentes a la arquitectura militar que incluyen fortificaciones del siglo XIX. En este último campo destacamos la excavación del denominado fuerte de Zumalakarregi en la localidad gipuzkoana de Soraluce (Buces & Moraza 2011), así como los trabajos desarrollados por Saez Garcia (2002) en relación con el conocimiento de las fortificaciones decimonónicas de Gipuzkoa y la prospección de posibles restos del fuerte de Arrontegi de la guerra carlista en Bizkaia (Martinez 2010).<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 1.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Objetivos </i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los objetivos del trabajo son los siguientes:</div>
<ul>
<li style="text-align: justify;">Establecimiento de una metodología de trabajo fundamentada en la “arqueología de los campos de batalla”, susceptible de ser aplicada en otros campos que precisen de estudios que combinen la prospección geofísica, los Sistemas de Posición Global (GPS) y los Sistemas de Información Geográfica (SIG)</li>
<li style="text-align: justify;">Recuperación, georeferención, estudio y conservación de materiales relacionados con las “<b>Batallas de Somorrostro</b>”</li>
<li style="text-align: justify;">Creación de una geobase de datos, de forma que se disponga de una herramienta rápida y eficaz para el trazado de mapas de hallazgos y que permita una mejor gestión del patrimonio bélico inventariado</li>
<li style="text-align: justify;">Corroborar afirmaciones y desarrollo de las acciones bélicas registradas en la distinta bibliografía a través de la interpretación de los hallazgos arqueológicos</li>
<li style="text-align: justify;">Establecimiento de zonas susceptibles de ser protegidas</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
<h2>
<b>2. Metodología </b></h2>
</div>
<div style="text-align: justify;">
La base metodológica en la denominada “arqueología de los campos de batalla” se sustenta en la combinación de distintas tecnologías de prospección geofísica, los Sistemas de Posición Global (GPS) y los Sistemas de Información Geográfica (SIG); permitiendo una interpretación del evento bélico en el conjunto del paisaje (Lees 2002: 16).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7NK_hd-dCr5A-1dWkAYkmMlzI1U4u5M6qj3ZUsIvL6_EY-XE0o7v1-i1yMizLzBh2vP69p8zUEcJYEgmujEPvqS7Xrhj27lMKomqwmUJco1c0KWa5aKgJGbthI8XKsiBjA06GoEHAxkhy/s1600/Culloden.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7NK_hd-dCr5A-1dWkAYkmMlzI1U4u5M6qj3ZUsIvL6_EY-XE0o7v1-i1yMizLzBh2vP69p8zUEcJYEgmujEPvqS7Xrhj27lMKomqwmUJco1c0KWa5aKgJGbthI8XKsiBjA06GoEHAxkhy/s320/Culloden.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Recreación de una carga escocesa durante la batalla <br />
de Culloden (1746).</td></tr>
</tbody></table>
Resulta imposible ignorar que el uso inadecuado de algunas de estas tecnologías geofísicas, especialmente la detección metálica, ha generado notables afecciones al patrimonio arqueológico, obligando a la realización de una legislación propia por parte de las administraciones (Rodríguez 2003, 2012). Como herramienta arqueológica se ha utilizado de forma intermitente desde los años 50, influyendo en su falta de uso una aparente ausencia de resultados, la carencia de otros adelantos técnicos y, especialmente, la notable mala imagen asociada al expolio de piezas (Thomas & Stone 2009: 34). De hecho no fue hasta la década de los años 80 cuando la comunidad arqueológica comenzó a reconocer las potenciales del detector de metales dentro del campo de la Arqueología militar con los trabajos asociados a la batalla de Little Big Horn, (Scott et al. 1989). En los últimos 20 años su utilización se ha incrementado de forma notable existiendo numerosa bibliografía, especialmente importante en Estados Unidos en trabajos relacionados con las Guerras Indias y Secesión (Smith et al. 2009: 85). También son profusas las publicaciones en Gran Bretaña asociados al estudio de los campos de batalla de sus guerras civiles y escocesas; y por destacar otro ejemplo, encontramos los trabajos realizados en el campo de batalla romano de Teutoburgo en Alemania (Varusschlacht Museum 2014).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Actualmente asistimos a una notable evolución de la tecnología de los estudios geofísicos; de hecho, muchos trabajos relacionados específicamente con los campos de batalla utilizan de forma combinada las prospección metálica junto al uso del georadar (Hunt 2010: 78, Steven et al. 2007: 39), y lo cierto es que cada vez existe una mayor posibilidad de utilizar medios “no-invasivos”. De hecho, algunos autores ya contemplan la posibilidad de prospectar e identificar en ausencia de recuperación, manteniendo la integridad del área arqueológica (Heckman 2005: 37).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A continuación se presenta una propuesta de metodología de prospección metálica asociada al estudio de un “campo de batalla” diferenciándose varias fases:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 2.1. Estudio histórico y planimétrico</i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXKPtKToWUytiUtZxGjoOmA4Tc9FWXLnIl8YxvQLQch7T3Up1OOXy4mCry_6BWWnK_iIoctCevXOOHC3InCgLCvOtm1aw5-VtTRX8I36YJ-mJ_8KVm3y8vglixM1x43BX_azY6wAm3ZUQr/s1600/FSS_010890V1_Page_0008.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXKPtKToWUytiUtZxGjoOmA4Tc9FWXLnIl8YxvQLQch7T3Up1OOXy4mCry_6BWWnK_iIoctCevXOOHC3InCgLCvOtm1aw5-VtTRX8I36YJ-mJ_8KVm3y8vglixM1x43BX_azY6wAm3ZUQr/s320/FSS_010890V1_Page_0008.jpg" width="217" /></a>A la hora de estudiar una batalla y el desarrollo de la misma, es necesario tener en cuenta que es de notable dificultad, incluso para un testigo presencial, el obtener un panorama claro de la sucesión de eventos. La superposición de acontecimientos casi simultáneos en distintos puntos de la línea de batalla, además de las limitaciones impuestas por la topografía, impiden hacerse una idea global del desarrollo de una acción, incluso a pequeña escala (Quesada 2008: 28). Por lo tanto, es obligatorio realizar una lectura crítica de todo el material histórico existente. Entre estas fuentes encontramos (Alonso 2008: 297):</div>
<ul>
<li style="text-align: justify;">Bibliografía de época</li>
<li style="text-align: justify;">Archivos históricos</li>
<li style="text-align: justify;">Memorias y escritos de excombatientes participantes en la contienda</li>
<li style="text-align: justify;">Partes de guerra</li>
<li style="text-align: justify;">Cartografía militar de época</li>
<li style="text-align: justify;">Prensa y revistas de época</li>
<li style="text-align: justify;">Testimonios orales tanto directos como indirectos o que hayan quedado en la memoria colectiva de una comunidad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
Esta primera fase resulta crucial para el establecimiento de la cronología de eventos, así como para la extracción de toda la información geografía existente para su posterior inclusión en un SIG, que permitirá localizar con exactitud áreas específicas y guiar los estudios arqueológicos (Thomas & Stone 2009: 35, Nolan 2007: 26), además de georeferenciar elementos adicionales de topografía y orografía en una comparación visual entre la situación actual y la descripción histórica.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De igual forma, se juzga necesario la elaboración de un listado de posibles elementos metálicos propios de la época y zona de estudio, que puedan aparecer durante las prospecciones, permitiendo una agilización de todo el proceso de identificación, catalogación y tratamiento de los resultados (O’Dell 2011: 32). Para ello es necesario tener en cuenta que existe una clara diferenciación de tipologías en función de la cronología del campo de batalla, y con una especificidad importante en el apartado de cartuchería a partir del siglo XIX (Martinez 2008: 385). La bibliografía y fuentes documentales en relación con estos objetos metálicos resultan especialmente abundantes, existiendo foros especializados en internet que permiten una determinación inequívoca de cualquier elemento, aunque sea fragmentario.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 2.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estudio de campo </i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez establecidas sobre cartografía SIG las áreas de estudio, se procede a los trabajos de prospección metálica con 3 pasos a tener en cuenta:</div>
<ol>
<li style="text-align: justify;">Selección del tipo prospección y características técnicas del detector de metales</li>
<li style="text-align: justify;">Localización, extracción y georeferenciación de las piezas</li>
<li style="text-align: justify;">Identificación <i>in situ</i></li>
</ol>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> </i></h4>
<h4>
<i> 2.2.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tipo de prospección</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los métodos tradicionales establecen dos fases en las prospecciones metálicas, con un primer equipo encargado de localizar los elementos y señalizarlos; y un segundo equipo para georeferenciar y excavar los materiales (Heckman 2005: 9, Hunt 2010: 65, O’Dell 2011: 28). Sin embargo, y exceptuando situaciones donde sea necesario la utilización de un GPS de exactitud subcentimétrica, los avances técnicos permiten que un único operario experto realice todo el proceso: búsqueda, localización, extracción, georeferenciación e identificación (Smith et al. 2009: 50). En función del esfuerzo de muestreo se diferencian dos tipos de prospección:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<u>A) Prospección básica:</u> Indicada para grandes áreas en las que se desconoce su potencialidad o se precisa de un reconocimiento superficial, pudiendo ser un complemento idóneo a la prospección arqueológica superficial. En este tipo de prospección, se establecen transectos paralelos separados por una distancia de 3 a 10 m dependiendo de la zona de búsqueda, objetivos, condiciones del terreno o vegetación presente (Heckman 2005: 9, Hunt 2010: 50, Butler 2011: 10; Butler et al. 2011: 33, Steven et al. 2007: 4).<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu3mgjw1DjYmaxo1TpZKJlru1GmZScnfvQqsM_jv-ISEMj-WA1L9Udr_LHpn-6jTW_3oO9aBrz1O9PuclTXTBPISUwVK36dIMYF7eVsg8PDLZbc7c7kJq-PIbwo4W69fxFqw7TncuzBX2W/s1600/area.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu3mgjw1DjYmaxo1TpZKJlru1GmZScnfvQqsM_jv-ISEMj-WA1L9Udr_LHpn-6jTW_3oO9aBrz1O9PuclTXTBPISUwVK36dIMYF7eVsg8PDLZbc7c7kJq-PIbwo4W69fxFqw7TncuzBX2W/s320/area.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ejemplo de delimitación de un área acotada para <br />
proceder a una prospección intensiva.</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<u>B) Prospección metálica intensiva en áreas acotadas</u>. En función de la orografía y de los propósitos del análisis, se puede optar por dividir la zona mediante cuadriculas de entre 10x10 a un máximo de 20x20 m. Los trabajos de detección se realizan mediante transectos a lo largo de este área, y con objeto de maximizar los resultados, algunos autores realizan dos pasadas al área en sentidos perpendiculares (Thomas S. & Stone P.G 2009: 191). Es necesario tener en cuenta que el porcentaje de recuperación de piezas metálicas depende de numerosas variables: tipo de artefacto, condiciones del suelo, detector utilizado y de forma evidente, de la experiencia del operador (Smith et al. 2009: 50).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No será hasta la primera visita a la zona seleccionada, cuando un estudio visual nos permitirá comprobar la ideoneidad del tipo de prospección seleccionado. De hecho, ambas prospecciones sólo resultan posibles en situaciones “ideales”, es decir, campos abiertos con una densidad de vegetación baja que permite al operador moverse con soltura. La realidad es que en las labores de campo abunden las zonas de elevada pendiente, la vegetación densa y las zonas de difícil acceso. En estos casos se realiza una prospección tipo "orgánico", consiste en recorrer los senderos, caminos principales y secundarios, así como sus entornos y zonas accesibles (Rubio & Hernandez 2012: 35).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El operador del detector deberá llevar conectado el GPS, de forma que todo su patrón de actividad quede registrado en el denominado <i>track</i>; siendo necesario que el aparato sea manipulado convenientemente, no solo para facilitar la máxima precisión a la hora de georeferenciar puntos, sino también para que el <i>track </i>presente una grabación secuencial de puntos lo más amplia posible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como herramientas adicionales a la prospección, además del detector y el GPS, se añade una cámara digital, escala, calibre, lupa de campo, material de almacenamiento e etiquetado, así como elementos para proceder a la extracción de las piezas y equipos de protección de los operarios.</div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> </i></h4>
<h4>
<i> 2.2.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Selección de las características del detector</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
El detector de metales se incluye dentro de las herramientas de investigación geofísica (Sutherland 2005: 21). Sus principios de funcionamiento están basados en la conductividad de los metales, donde el aparato crea un campo electromagnético que penetra en la tierra hasta una profundidad determinada. Si ese campo se ve influenciado por la presencia de algún metal, el detector emite una señal. La profundidad máxima a la que se trabaja es de entre 20-30 cm para objetos del tamaño medio de una moneda, pero varía de forma notable en función del tipo y calidad del instrumento utilizado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Existe un amplio mercado para este tipo de aparatos, con una cada vez más importante posibilidad de programación específica que condiciona de forma importante su funcionamiento. Todo ello hace que estos instrumentos presenten una cierta complejidad de uso que precisa obligatoriamente de operadores expertos. En su ausencia, la información generada puede resultar parcial o nula, pudiéndose establecer interpretaciones erróneas de la potencialidad del área arqueológica (Sutherland 2005: 21).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De forma general las prospecciones se realizan en ausencia de discriminación metálica, si bien puede variar en función de los objetivos, disponibilidad temporal y financiación disponible (Thomas S. & Stone P.G 2009: 197). En los casos donde la densidad de objetos férricos sea tan elevada que dificulte la detección de otras señales, se puede proceder a la discriminación de blancos de hierro de pequeño tamaño y algunos autores optan directamente por una búsqueda selectiva restringiendo la señal exclusivamente al material metálico deseado (Hunt 2010: 66, Butler et al. 2011: 10).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cualquier caso y dada la rápida evolución tecnológica de estos aparatos, se juzga necesario que las labores de prospección registren “metadatos” asociados a su uso y manipulación, es decir: tipo de aparato, discriminación presente, plato utilizado, frecuencia de señal, etc.</div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> </i></h4>
<h4>
<i> 2.2.3.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Localización, extracción y georeferenciación</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez detectado un objeto se procede a la realización de comprobaciones rutinarias por parte del operador que incluyen: localización lo más exacta posible de la pieza, tipo de metal y profundidad estimada. Esta información resulta crucial ya que permite proceder a la retirada de tierra con garantías suficientes como para no dañarla, además obtener una idea preliminar de una posible identificación. En este proceso se desaconseja el uso de picos o elementos punzantes, ayudándonos de una pala para realizar un agujero alrededor de la pieza, extrayéndose los primeros 20 o 30 primeros centímetros de suelo en un único bloque siempre que sea posible. Cuando el elemento metálico queda expuesto, se realiza una foto del mismo junto con una escala y se procede a su inclusión en forma de <i>waypoint </i>en el GPS.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_ZQG450wLQ30_VEmRquHl3SBLxNxqXevuGWkA86QZ-rmsgCZxMxDnxa1RXblV50iXgXKCQ-1lXOZ70PrgYaID9CjUyG8qaxGW9L2DExn4XabLO5pPNGPMGU-vsOoVywFmCrYrS7_qDn_s/s1600/dec.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_ZQG450wLQ30_VEmRquHl3SBLxNxqXevuGWkA86QZ-rmsgCZxMxDnxa1RXblV50iXgXKCQ-1lXOZ70PrgYaID9CjUyG8qaxGW9L2DExn4XabLO5pPNGPMGU-vsOoVywFmCrYrS7_qDn_s/s320/dec.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Goereferenciación de hallazgos "in situ".</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los GPS de campo presentan una exactitud variable de georeferenciación en función del número de satélites, cobertura, etc., con error variable de entre 2 y 5 metros. Este margen, excesivo en una excavación tradicional, resulta asumible en el caso de la arqueología de campos de batalla, que no busca el registro de estructuras sino los patrones de dispersión relacionados con el enfrentamiento (Rubio & Hernandez 2012: 35). En cualquier caso y previamente al inicio de los trabajos será necesario establecer cual es el grado de exactitud que se precisa, ya se métrica, submétrica o incluso subcentimétrica.</div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> </i></h4>
<h4>
<i> 2.2.4.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Identificación in situ</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los materiales recuperados son identificados en el momento de su georeferenciación. Este proceso obliga al operador a estar familiarizado con la tipología de materiales que es esperable encontrar en la zona de prospección, y de ahí la importancia del listado de los posibles objetos y sus características construida durante el vaciado bibliográfico del estudio histórico, así como una codificación de los mismos que facilite su incorporación al GPS y posteriormente a la geobase de datos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además de la identificación codificada en el <i>waypoint</i>, se anotaran otro tipo de datos y observaciones <i>in situ</i> siempre que la pieza lo permita, como marcajes en el caso de vainas o impactos en el caso de las balas; así como mediciones de su diámetro mediante calibre. Algunos autores como O’Dell & Powers (2011: 28) establecen la necesidad de determinar la dirección magnética, declinación o ángulo de los objetos en el suelo. Consideramos que este tipo de información puede ser interesante en contextos intactos y en excavaciones arqueológicas tradicionales; sin embargo en campos de batalla “alterados” retrasa mucho los trabajos de prospección, además de no aportar información fácilmente interpretable. No hay que olvidar que las balas impactadas pueden salir despedidas en cualquier dirección y quedar completamente deformadas. Y por otro lado, los objetos al llegar al suelo, ya sea por actividad agraria o por simples inclemencias meteorológicas pueden sufrir alteraciones en cuanto a su orientación inicial.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todas las piezas son susceptibles de ser estudiadas en profundidad, por lo que es necesario que todo el proceso de identificación y almacenamiento sea inequívoco, siendo recomendable utilizar bolsas y etiquetas individuales. Por último, la tierra extraída es devuelta a su situación original, continuando con el proceso de prospección.</div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> </i></b></h3>
<h3>
<b><i> 2.3.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estudio de gabinete </i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Es evidentemente la importancia del componente “espacial” en todos los hallazgos arqueológicos; en este contexto el uso de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se hace obligatorio en este tipo de trabajos, permitiendo la compilación de datos espaciales e información asociada en una única entidad de organización que sirve como librería de datos permanente, plataforma de análisis y ventana de visualización. Indudablemente nos encontramos con otro elemento que precisa de personal cualificado y experimentado con conocimiento de bases de datos, proyecciones cartográficas, sistemas de coordenadas y habilidad en el manejo de herramientas del SIG que permitirán una multitud de cálculos y observaciones adicionales que ayudan a la interpretación de los resultados, a la gestión del patrimonio o a la planificación de futuras prospecciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez finalizados los trabajos de campo, ya en el gabinete, todos los datos del GPS (<i>waypoints </i>y <i>tracks</i>) y cámara digital son descargados y trasladados al SIG en forma de geobase de datos. Los <i>waypoints </i>correspondientes a los elementos localizados quedan reflejados como una capa <i>shape </i>de puntos, con toda la información asociada a los mismos, incluida la fotografía del mismo. Por su parte el <i>track </i>referente al movimiento del operador es trasformado en un polígono de 1,5 m de ancho correspondiente al movimiento de “barrido de suelo” que realiza el operador en su avance. Esto permite establecer con exactitud zonas que presentan hallazgos, zonas que no los presentan y zonas que no se han prospectado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A continuación los materiales serán limpiados mediante un suave baño de agua, para retirar el exceso de tierra y secados al aire. Esto permite determinar su estado y la necesidad de aplicar otras técnicas de limpieza o conservación (Carlson-Drexler et al. 2008: 25); además de facilitar una comprobación de la identificación realizada <i>in situ</i>. En el caso de elementos con marcajes o grabados (cartuchería, botones, etc) se procede a su lectura, incorporando los detalles adicionales a la base de datos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último, una vez secados son introducidos en una nueva bolsa, pudiéndose optar por la agrupación de elementos del mismo tipo y a su catalogación definitiva. En función de la finalidad del estudio y época, los elementos recuperados pueden ser estudiados en mayor profundidad y analizados por personal experimentado, así como realizar comparaciones con colecciones o materiales de referencia (Carlson-Drexler et al. 2008: 25, O’Dell 2011: 33).<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h2>
<b>3.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Aplicación Metodológica en un Campo de Batalla Carlista </b></h2>
</div>
<div style="text-align: justify;">
En el ámbito geográfico del Oriente de Cantabria y Encartaciones Bizkainas, uno de los episodios más destacables ha sido, sin duda, la sucesión de batallas acaecidas entre febrero y abril de 1874 dentro del marco de la última guerra carlista (1872–1876) y que reciben el nombre genérico de <b>Batallas de Somorrostro</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd856gwH49S9vTE5SWXoneOnhFQWoYTUjorALSm2ltVeQr9zbs-e14tEfB0XvQHi7BUEFBOIBA90KQWGwtOSC3VU85bpFpTU2ILGUSj0sXs85LJ3p3F9t3A_MsX-sKWSuuTKV6kkTVZGIv/s1600/epica.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd856gwH49S9vTE5SWXoneOnhFQWoYTUjorALSm2ltVeQr9zbs-e14tEfB0XvQHi7BUEFBOIBA90KQWGwtOSC3VU85bpFpTU2ILGUSj0sXs85LJ3p3F9t3A_MsX-sKWSuuTKV6kkTVZGIv/s320/epica.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica del valle de Somorrostro durante las batallas.<br />
Tomado de la Ilustración <span style="font-size: 12.8px;">Española y Americana.</span></td></tr>
</tbody></table>
A pesar de constituir un evento de relevancia histórica, tanto militar como social, para el que existe abundante información, son prácticamente nulos los estudios contemporáneos que se han ocupado de documentar, estudiar y divulgar los hechos bélicos de forma sistemática y pormenorizada. Si el desconocimiento histórico general que existe en relación con las Guerras Carlistas a nivel global es innegable, todavía lo es más a medida que se desciende hacia los aspectos particulares de estas contiendas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hasta la fecha son numerosas las personas que a nivel personal se han interesado por las Batallas de Somorrostro recopilando distinta información de carácter histórico y con variados objetivos. Entre ellos encontramos personajes relevantes de la sociedad bilbaína como el historiador Manuel Basas Fernandez o Enrique de Areilza y Arregui, publicándose en el año 2007 una pequeña monografía a cargo del historiador Cesar Alcala. También resulta notablemente remarcable por su carácter didáctico y visual, el trabajo realizado por <a href="http://km-130.blogspot.com.es/2012/12/paz-en-la-guerra-escenarios-de-la.html" target="_blank">Armando Cruz</a> (2012).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A finales de marzo de 2010 surge un proyecto de investigación histórica, coordinándose una primera labor de prospección que contó con el apoyo e interés de asociaciones culturales y corporaciones municipales de la zona de Bizkaia, ampliándose posteriormente a territorio cántabro mediante un proyecto financiado por la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria (Arrate et al. 2012). Finalmente, es en el año 2012 cuando<b> incorporados a los trabajos de control arqueológico de las obras del gaseoducto Bilbao-Treto</b> (Tanea 2012), se presenta un proyecto específico al Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia para el estudio de este patrimonio bélico.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 3.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estudio histórico y planimétrico</i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
La Batallas de Somorrostro se desarrollaron en un área de unos 50 Km2, la mayor parte de ellos comprendidos dentro del territorio histórico de Bizkaia, pertenecientes a los municipios de Muskiz, Abanto, Zierbana, Sopuerta, Galdames y ya en Cantabria, a Castro Urdiales. La mayoría de los terrenos se corresponden actualmente con plantaciones de coníferas y eucaliptos, con pequeñas zonas de pradera para pastos y manchas de bosque autóctono en la ribera de los arroyos, así como una importante alteración por presión industrial y urbana en la ría del Barbadun. La zona de estudio presenta varios lugares interés arqueológico recogidos en los correspondientes Inventarios Oficiales, si bien, ninguno está relacionado con las Batallas de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: yellow;"></span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7akCDhyphenhyphenUVZ97A_ill7Uug6MsuL5LMSIz-kjtlp9rf9QQRHzY6IY-NYwE3r-jcqozdP0zi-Ehwj6zvVlmksCpsqjoDJUZoYZyT1RyHSDjurkqiLn2czYDtAPfks22KX-sELiY8AU0Wbck2/s1600/Figura+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7akCDhyphenhyphenUVZ97A_ill7Uug6MsuL5LMSIz-kjtlp9rf9QQRHzY6IY-NYwE3r-jcqozdP0zi-Ehwj6zvVlmksCpsqjoDJUZoYZyT1RyHSDjurkqiLn2czYDtAPfks22KX-sELiY8AU0Wbck2/s400/Figura+1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ámbito geográfico de estudio de las Batallas de Somorrostro y zonas de prospección sobre cartografía 1:25000.</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="background-color: yellow;"></span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Se ha realizado un intenso vaciado bibliográfico, incluida la recopilación de datos procedentes de archivos históricos y parroquiales, y tomadas en consideración las distintas fuentes se procedió a la realización de una reconstrucción histórica de las batallas, con el objetivo de obtener una visión lo más imparcial y realista posible de los eventos bélicos; además de proceder a la determinación de zonas de interés para la prospección arqueológica y el establecimiento de una relación de los posibles objetos metálicos que pudieran ser localizados para agilizar el proceso de identificación y catalogación. Un importante volumen de este material se encuentra todavía en fase de redacción, estando en proyecto futuras publicaciones de carácter divulgativo similar a la realizada por Arrate (2010). A continuación se presenta un breve resumen histórico como elemento de contextualización de los trabajos realizados:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El ejército carlista, tras las victorias de Estella (agosto de 1873), Montejurra (noviembre de 1873) y la toma de Portugalete (enero de 1874) contemplaba la posibilidad de conquistar la villa de Bilbao, reducto liberal en Bizkaia, procediendo a establecer un Sitio para obligar a su rendición.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Numerosas tropas del ejército liberal se desplazan en ferrocarril hasta Santander y apercibidos los carlistas de este inusitado despliegue de fuerzas que avanzan por la costa de Cantabria con el objetivo de levantar el incipiente Sitio de Bilbao, el alto mando carlista ordena la fortificación del puerto de Saltacaballos, una vez desestimada la toma de Castro Urdiales. Sin embargo en la noche del 16 de febrero las tropas carlistas se ven obligadas a desalojar sus prematuras defensas, retirándose al otro lado de la ría del Barbadun.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 19 de febrero de 1874 se encuentra el ejército liberal ocupando la orilla izquierda del río Barbadun, desde su desembocadura hasta las estribaciones del monte Corbera que formaba la derecha de su línea, extendiéndose el ejército por retaguardia siguiendo la carretera hasta la villa de Castro Urdiales que servía como base de sus aprovisionamientos. Por su parte, los carlistas se fortifican a lo largo de la línea de montes y colinas que van desde las alturas del monte Montaño hasta las faldas de Triano. En el centro de su línea destacaban las iglesias de San Pedro de Abanto y Santa Juliana, convertidas en dos fuertes reductos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLcguCqtL1YSA853BCSudprvEuKyH4Y35zf6-oq9-alZsnegx1BbqNt8RArotllse8-IotAez9Vwq5ZlaERcyQ_3-FoqH823ZAiOunb-ekFCl_smd0h6fVsdYpdAeJ94kxQq_uNCuC6HuH/s1600/recrea.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLcguCqtL1YSA853BCSudprvEuKyH4Y35zf6-oq9-alZsnegx1BbqNt8RArotllse8-IotAez9Vwq5ZlaERcyQ_3-FoqH823ZAiOunb-ekFCl_smd0h6fVsdYpdAeJ94kxQq_uNCuC6HuH/s320/recrea.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Recreación de la Batalla de Lacar.</td></tr>
</tbody></table>
El 24 de febrero comienza la 1º de las grandes confrontaciones entre ambos ejércitos. Durante el 24 y 25 de febrero (Batalla de Montaño), los liberales asaltan el pico Montaño supeditando su avance a la cobertura de su moderna artillería sin lograr desalojar a los carlistas de su cima. El general de las tropas liberales, <b>Domingo Moriones Murillo</b>, tras comunicar mediante un telegrama a Madrid su fracaso, abandona el mando. Los ecos de la derrota de un “poderoso” ejército moderno frente a las mal armadas y peor uniformadas tropas rebeldes no se hacen esperar, llegando a Somorrostro numerosos corresponsales nacionales e internacionales a cubrir las noticias del Sitio de Bilbao y el frente de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El nuevo general de las tropas liberales será el Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I Republica, el general <b>Francisco Serrano y Domínguez</b>, Duque de la Torre. Hasta el día 19 de marzo las fuerzas liberales continúan con los trabajos de organización, municionamiento de las tropas e intendencia liberales; entre 22.000 y 30.000 efectivos y unas 50 piezas de artillería. Por su parte el ejército carlista compromete más del 50% de su Ejercito del Norte en el Sitio de Bilbao y línea de Somorrostro, con 15.000 hombres y una manifiesta ausencia de artillería efectiva, una notable multiplicidad de armamento y una clara carestía en municiones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dispuestos a no ceder terreno, los carlistas se ocupan en mejorar sus defensas visto el notable destrozo que causa la artillera del ejército liberal; se abren trincheras donde se ocultan hasta la altura de la cabeza los soldados, eliminando la tierra sobrante para evitar que los artilleros enemigos puedan tener un blanco en el horizonte, comunicándose entre sí y cruzando los fuegos para defender de forma efectiva todas las posiciones y conectando todo el sistema mediante reductos estratégicamente colocados. Se denominará <a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2014/10/ingenieria-carlista-la-trinchera.html" target="_blank">“trinchera carlista</a>” siendo un referente de ingeniería militar del que tomaran buena nota los militares tanto nacionales como extranjeros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 20 de marzo el mal tiempo aborta un desembarco de 9.500 hombres en la playa de Algorta, y el estrangulamiento que sufre Bilbao precisa de una acción contundente que acalle las críticas, que una vez más, se elevaban desde los círculos editoriales de la capital y que hacen tambalear el ya de por sí, inestable gobierno de la I República. El 25, 26 y 27 de marzo Serrano ordena un ataque a lo largo de toda la línea de Somorrostro (Batalla de San Pedro de Abanto). El intento de romper el centro de la defensa carlista en San Pedro de Abanto, la zona más fortificada y mejor defendida produce una sangría de hombres y material. El veterano carlista Telesforo Sáenz de Ugarte escribió en su diario (Arostegui 1976: 541): “<i>Fue un día de horror y luto, pues los soldados no querían seguir y fue preciso que los oficiales sacaran sus espadas y obligarles, pues sabían que iban en busca de la muerte. Aquel campo quedó regado de sangre, pues como se tiraba a tan corta distancia se les hizo numerosísimas bajas</i>” y el historiador Pirala (1892: 188): “<i>Heroicos esfuerzos hicieron los liberales para apoderarse de San Pedro; todo inútil; llegaron hasta la orilla del arroyo, que no pudieron salvar, y allí encontraron la muerte. ¡Cuántos cadáveres llenaron el pequeño pardo triangular al pie de la eminencia en que está San Pedro y junto a la carretera! […] pero en ninguna parte se presentó espectáculo más horrible que en un prado entre Las Carreras y San Pedro de Abanto, al pie de la eminencia de éste, y en cuyo espacio había dos o tres filas de cadáveres unos encima de otros. […] Estos cadáveres fueron enterrados sobre el terreno en cinco grandes fosas, y en otros punto</i>s”. Los esfuerzos del ejército liberal son baldíos; sus avances son mínimos y el escaso terreno conquistado carece de valor estratégico.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK-SG4GSeK6a8PwMvyDHcTxJxI4NvyaeewoG8bUM3t3FXRARSBokv_axDdPKWSjg0VJVGk55LrbMxx0cq4xyJ-3JiatkK8X0WnV0g5LcnLnTd4HiisnPfWaqt2kZh_ilaStko3-PJI9Nk4/s1600/trin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK-SG4GSeK6a8PwMvyDHcTxJxI4NvyaeewoG8bUM3t3FXRARSBokv_axDdPKWSjg0VJVGk55LrbMxx0cq4xyJ-3JiatkK8X0WnV0g5LcnLnTd4HiisnPfWaqt2kZh_ilaStko3-PJI9Nk4/s400/trin.jpg" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 28 de marzo el estado mayor carlista se reúne en consejo. El desgaste de su ejército es innegable, no existiendo la posibilidad de aportar nuevas tropas, con un alto gasto de material que difícilmente puede ser repuesto y compromete la seguridad de todo lo conseguido hasta el momento. Sin embargo, el peso de una minoría de los generales carlistas se impone, manteniendo el Sitio. Mientras, el frente de Somorrostro entra en un letargo donde los contactos entre las líneas enemigas se hacen continuos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El presidente/general Serrano solicita a Madrid la creación de un nuevo Cuerpo de Ejército que llegará a las órdenes del general <b><a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2015/01/serrano-concha-y-villegas-la-gloria-no.html" target="_blank">Manuel Gutiérrez de la Concha</a></b>, Marques del Duero. Son 15.000 nuevos hombres, repartidos en 24 batallones y 20 nuevas piezas de artillería. La tercera gran batalla de la Campaña de Somorrostro comenzará el 27 de abril con un movimiento envolvente por el puerto de las Muñecas (Batalla de la Muñecas). El ejército carlista, no dispone ya de los medios, ni de los hombres como para defender el paso de forma efectiva. Roto el frente por las Muñecas y ante la posibilidad de quedar la práctica totalidad del Ejército Carlista del Norte copado, se toma la decisión de levantar la Línea de Somorrostro y abandonar el Sitio de Bilbao. Acción que se realiza en perfecto orden, sin pérdida de material ni hombres por parte del ejército carlista. El general Concha hará una entrada triunfal en Bilbao el 2 de mayo poniendo fin al Sitio de Bilbao.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaWKluVh4m-ApC0J3UQwSGfggUB0RxDNKsEU0IlXkxWBXefpNQI4N7TW_Wx8Noo1CL_py-kb66M8E7Dz4m-FR46KlXj3aYbLpNouWJZ9P4R8EZaeHbupSyq9rvuaoYNKS92EnDl5EIvx53/s1600/Figura+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaWKluVh4m-ApC0J3UQwSGfggUB0RxDNKsEU0IlXkxWBXefpNQI4N7TW_Wx8Noo1CL_py-kb66M8E7Dz4m-FR46KlXj3aYbLpNouWJZ9P4R8EZaeHbupSyq9rvuaoYNKS92EnDl5EIvx53/s320/Figura+2.jpg" width="226" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ejemplo de georeferenciación sobre cartografía<br />
y ortofoto actual de un mapa de época.</td></tr>
</tbody></table>
<h4>
<i> 3.1.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estudio planimétrico</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
La bibliografía consultada aportó numerosa información geográfica, incluidos mapas topográficos de detalle que fueron convenientemente tratados en el SIG mediante su correcta georeferenzación sobre cartografía y ortofotografía actual. Esto permitió establecer zonas de interés específico, además de aportar distinta información adicional para una mejor compresión del desarrollo de las batallas.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.1.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Creación de la base de datos de elementos metálicos</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
La última Guerra Carlista se caracterizará por ser una “guerra moderna”, donde está plenamente desarrollado el concepto de retrocarga, tanto en artillería, como en fusilería, al igual que el uso de cartuchos metálicos, lo que supone una mayor cadencia de tiro y una mayor distancia efectiva de la armas. Sin embargo, el ejército carlista siempre se encontrará en clara desventaja respecto al material utilizado, viéndose obligado a adquirir a otros países armamento, por lo general excedentes o material obsoleto; o bien, proceder a su fabricación. Durante la campaña de Somorrostro serán pocas las compañías carlistas armadas con el fusil de éxito del momento, el Remington Modelo 1871, con el que contaba el ejército liberal. Esto genera una clara diferenciación, no sólo entre los dos ejércitos, sino también dentro de los distintos batallones carlistas, donde no todos están dotados del mismo armamento, con el consiguiente problema de abastecimiento de munición. Cómo ejemplo de esta situación, un veterano guipuzcoano relató al Padre Apalategui (2005: 99) que su batallón contó hasta con 7 modelos de fusiles distintos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomando como referencia el trabajo de Martinez (2008), tras el pertinente vaciado bibliográfico y una identificación de elementos asociados a una primera serie de prospecciones, se procedió a la confección de una base de datos con un listado de elementos metálicos, haciendo especial distinción a la cartuchería existente, con una codificación y categorización de elementos para facilitar su incorporación a al GPS y posterior uso en la geobase de datos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 3.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estudio de Campo de Las Batallas de Somorrostro</i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Partiendo de los datos obtenidos en la bibliografía, así como en los trabajos previos sobre cartografía de época y actual mediante la utilización del SIG, se seleccionaron varias zonas de interés para proceder a la prospección metálica. La mayoría de ellas se corresponden con lugares de dominio carlista, exceptuando la zona de Pico Ramos como lugar de emplazamiento de artillería liberal.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.2.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Selección del tipo de prospección</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
De forma general las prospecciones intensivas se realizaron en combinación con los trabajos arqueológicos asociados a la construcción del gaseoducto Bilbao – Treto (Tanea 2012); sin embargo, en muchas ocasiones la orografía del terreno, el crecimiento arbustivo y las plantaciones de coníferas ha supuesto la necesidad de adaptarse a los espacios despejados o caminos ganaderos, dentro de la denominada “prospección orgánica”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.2.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Selección de las características técnicas del detector</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los trabajos de prospección metálica se han realizado mediante un detector de metales profesional, marca Whites modelo XLT, con plato de 24 cm y monofrecuencia de 6,5 kHz presentando variaciones referentes a la programación del mismo, en función de la condición arqueológica de la zona. En zonas de interés el aparato fue programado para la detección de todos los metales, maximizando la profundidad de localización de hallazgos. En zonas <i>a priori </i>no interesantes, se realizó una búsqueda metálica con discriminación, donde los elementos férricos fueron únicamente desenterrados cuando por tamaño o por condiciones de oxidación o aleación con otros metales pudieran ser susceptibles de pertenecer a artefactos bélicos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.2.3.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Georeferenciación de hallazgos</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo el desarrollo de los trabajos de prospección, incluidos los track de movimiento del operador del detector así como los hallazgos, han quedado registrados mediante la utilización de una GPS GARMIN Legend Etrex, para seguidamente ser volcados en una geobase de ArcGIS. La base presenta una categorización de los distintos materiales para permitir un acceso rápido e inequívoco, donde cada pieza presenta una codificación, su localización mediante coordenadas geográficas UTM (Datum ETRS89), información adicional, así como una foto de hallazgo <i>in situ</i> realizada tras su extracción.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h3>
<b><i> 3.3.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Resultados</i></b></h3>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.3.1.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Materiales localizados</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Durante las labores de prospección se ha trabajado sobre una superficie superior a los 18.000 m2 donde se han localizado un total de 718 piezas metálicas de las cuales, el 90% está claramente asociadas al periodo de las batallas; además de georeferenciar las trincheras todavía visibles, que contabilizan un total de 800 metros lineales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBvFZXRvQgt93uzpZdptujgHvEYikUDr1jZ0XFM5hoycLNhPhknk9QP7PpJKwEuoDuTm03kFbAH01mZZEOSAF0iOaMrm1btrI83EBahdqTohom9Vr0UCJ2atdJa0zvLUW4vR1o5__GKjvt/s1600/Figura+3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBvFZXRvQgt93uzpZdptujgHvEYikUDr1jZ0XFM5hoycLNhPhknk9QP7PpJKwEuoDuTm03kFbAH01mZZEOSAF0iOaMrm1btrI83EBahdqTohom9Vr0UCJ2atdJa0zvLUW4vR1o5__GKjvt/s400/Figura+3.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Porcentaje de elementos metálicos por categorías.</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los objetos más abundantes son los relacionados con restos de munición y cartuchería, destacando la elevada proporción de elementos asociados a munición Remington, correspondientes prácticamente en su totalidad al ejército liberal. Le sigue restos de munición generados por la multiplicidad del armamento carlista (Munición 50-70, Berdan, Lefaucheux, avancarga…). También se han localizado un alto número de fragmentos dejados por la artillería liberal, siendo relativamente frecuente encontrar materiales asociados a la Guerra Civil de 1936 como resultado de la reutilización de algunas trincheras o lugares estratégicos. A continuación se presenta una descripción de los principales hallazgos tomando como referencia información localizada en las páginas: <a href="http://www.municion.org/">www.municion.org</a> y <a href="http://www.catalogacionarmas.com/">www.catalogacionarmas.com</a>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEid1Wr3zRmMFi1gBmFgzEgjbzogfu8RxbAYSFuH1DB1UtjXFU95EaHCCXJD-Z_YVRzg2sXN3xjxKqjJY9cLve8U-_PTFVhG5Bs3iY9szp1IC1ElvxSFdj2hxtAVvZsrrdsBZs6pilWYf7I3/s1600/V21_1+%25286%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEid1Wr3zRmMFi1gBmFgzEgjbzogfu8RxbAYSFuH1DB1UtjXFU95EaHCCXJD-Z_YVRzg2sXN3xjxKqjJY9cLve8U-_PTFVhG5Bs3iY9szp1IC1ElvxSFdj2hxtAVvZsrrdsBZs6pilWYf7I3/s320/V21_1+%25286%2529.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cartucho de munición Remington.</td></tr>
</tbody></table>
Los restos de munición Remington 11,15 x 57, R Rémington Español o .43 Spanish Remington representan casi la mitad de hallazgos (45% de los elementos metálicos localizados). Este cartucho de fuego central fue adoptado junto con el fusil monotiro Rémington modelo 1871. Fue el arma de éxito del momento basado en su simplicidad de su mecanismo, robustez y fiabilidad que además incluían las mejoras balísticas en su cartucho que conferían al fusil mayores prestaciones que el resto de fusiles de retrocarga del momento, con una velocidad de disparo de 9 descargas por minuto y un alcance máximo superior a los 1.000 metros. La Real Orden de 24 de febrero de 1871 lo declaraba reglamentario hasta sus sustitución en 1893 por el fusil Mauser.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_ORKJzXYfLKl0r2HtoKH8di2hh8FVlUFt92ejEP1xZeDdqCu9xQ0Nbd-BOGzdRWkX7QHlTQ6sfCTQpc80J_Dq0d9qscGtkuvtVyogcKY0Gs2ktDrSwplLNvXCkUATrRi9YhRHcMxOUd7m/s1600/115.bmp" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_ORKJzXYfLKl0r2HtoKH8di2hh8FVlUFt92ejEP1xZeDdqCu9xQ0Nbd-BOGzdRWkX7QHlTQ6sfCTQpc80J_Dq0d9qscGtkuvtVyogcKY0Gs2ktDrSwplLNvXCkUATrRi9YhRHcMxOUd7m/s200/115.bmp" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vaina de cartucho 50-70 Benet.</td></tr>
</tbody></table>
Los restos de munición 50-70 representan el 14% de los elementos localizados. Se trata de un cartucho de pólvora negra y bala de plomo de tipo ojival de gran difusión y con numerosas variantes, diseñado en 1866 para el ejército norteamericano. La mayoría de las vainas localizadas pertenecen al tipo “50-70 Benet” que presenta un pistón interno patentado por el Coronel Stephen Vicent Benet (1829-1895) en 1868. Los carlistas importaron este tipo de munición, aunque posteriormente comenzaron a producirlos en distintas ferrerías, tanto de Bizkaia como de Gipuzkoa. Esta munición es utilizada en el fusil <a href="http://mikelatz.blogspot.com.es/2014/09/springfield-mod-1866-el-rifle-de-la.html" target="_blank">Springfield Modelo 1866</a> siendo citado en la bibliografía de época con los nombres de “fusil Alien”, “Allen”, “Springfield” o incluso “Berdan reformado”, existiendo una importante confusión entre los fusiles denominados “Berdan” y “Berdan reformados”, que afectó a la propia intendencia del ejército carlista. Ambos fusiles son de avancarga en origen transformados en retrocarga por un sistema notablemente similar. Sin embargo las patentes son diferentes y su llegada a manos del ejército carlista es también distinta.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3Vuu3vIGg4BvpuS_-2T-PaCtfawNUxZR71aYDk8DTNcRUqNIqKlaa_ivX9DDEnYWg8M7_9DTPuNto0QJ-9JUazd9fd1Qw9FuVNGe2V9T6ev39v212XHwazXMmgPKQCVwebTHXCDzyg-1b/s1600/113.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3Vuu3vIGg4BvpuS_-2T-PaCtfawNUxZR71aYDk8DTNcRUqNIqKlaa_ivX9DDEnYWg8M7_9DTPuNto0QJ-9JUazd9fd1Qw9FuVNGe2V9T6ev39v212XHwazXMmgPKQCVwebTHXCDzyg-1b/s200/113.bmp" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bala de cartucho 50-70.</td></tr>
</tbody></table>
El Springfield presentaba un cierre denominado Allin creado por Erskine S. Allin (1809-1879) en 1865, para la reconversión de los rifles de avancarga a la retrocarga y cartucho metálico. La rápida evolución de la industria armera norteamericana hizo que para el año 1869 estos fusiles pasaran a la reserva, siendo adquiridos por agentes franceses al comenzar la guerra Franco-Prusiana (1870-1871) que ante la imposibilidad de dotar a todo su ejército del fusil Chassepot procedió a la transformación de sus arsenales, así como a la adquisición de todo tipo de armas de retrocarga. Una vez finalizada la contienda Francia mantenía un gran número de este material sobrante no dudando los agentes carlistas en adquirirlos a precio de saldo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoWrsXmWLV-IbWZIr7p7_DuPN8EzUMSiDmyS6mHDYFMYLGoyB1Yc_HlvoGwx1xoSlqXnBNpz0fR9JCDwtV0qWKkPRF9_VhK1DIYrGDsxOUP6LstG4KGy30GwoaQ9YB2CN9EB7rfpAeCvOX/s1600/berdan.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoWrsXmWLV-IbWZIr7p7_DuPN8EzUMSiDmyS6mHDYFMYLGoyB1Yc_HlvoGwx1xoSlqXnBNpz0fR9JCDwtV0qWKkPRF9_VhK1DIYrGDsxOUP6LstG4KGy30GwoaQ9YB2CN9EB7rfpAeCvOX/s200/berdan.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cartucho Berdan.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Los restos de cartuchería Berdan se han hallado en baja proporción (5% de los hallazgos), asociados a zonas de defensa carlista. Se trata de un cartucho metálico de fuego central, pólvora negra y bala de plomo destinado para los fúsiles “Berdan”. El advenimiento de la cartuchería metálica y la retrocarga, dejó obsoletos todos los fusiles con los que contaba el ejército. Al igual que ocurría en otros países, España comenzó el proceso de transformación de sus arsenales a las nuevas condiciones. Según la Real Orden de 14 de diciembre de 1867, se adoptó como modelo reglamentario el cierre Berdan Nº3, que en realidad era la quinta modificación del cierre “de charnela”, diseñado por el norteamericano e ingeniero industrial y militar Hiram Berdan (1824–1893). Por lo tanto el "Fusil Berdan" o Berdan Modelo 1867 es el resultado de las modificaciones efectuadas sobre el fusil rayado modelo 1859 y la carabina modelo 1857. Entre 1867 y 1870 se convirtieron más de 100.000 de estos fusiles al sistema Berdan siendo el arma reglamentaria del ejército hasta la llegada del Remington, quedando este relegado a las tropas de voluntarios o milicias.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYFKvhRKhzAjRWzVsixL4eM4YoPwt2IkNXFWzud8uEEaJJdqRud0YktcBE8jgQRa6HrWOJHSzQJJAI7aV8drLCsmF6IEh4_jyNgoFSf48RiHEXQsOMARonySNLIhp_iLptSk3VjvDY_vcZ/s1600/vaina+espiga.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYFKvhRKhzAjRWzVsixL4eM4YoPwt2IkNXFWzud8uEEaJJdqRud0YktcBE8jgQRa6HrWOJHSzQJJAI7aV8drLCsmF6IEh4_jyNgoFSf48RiHEXQsOMARonySNLIhp_iLptSk3VjvDY_vcZ/s200/vaina+espiga.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Culote de cartuchería Lefaucheux.</td></tr>
</tbody></table>
Los restos de munición Lefaucheux también se han encontrado en baja proporción (5% de los hallazgos) siendo conocidos como cartuchos "de espiga" o "pinfire". Desarrollados por el francés Casimir Lefaucheux (1802-1852) en 1836, su principal rasgo distintivo era la aguja incorporada directamente en el cartucho. El pistón estaba en el interior de la vaina, la aguja atravesaba el cuerpo de la misma y se apoyaba en el interior del pistón. En España, la producción de este tipo de armas fue masiva hasta comienzos del siglo XIX, siendo utilizadas hasta la última Guerra Civil. En el caso del ejército estos sistemas no pasaron de su fase experimental, ya que para 1866 cuando se replantea la adaptación de los fusiles de retrocarga, los cartuchos de espiga ya habían sido ampliamente superados por la adopción del cartucho metálico. Durante la guerra carlista las tropas carlistas las utilizaron como solución básica a la falta de otro armamento, aportadas por los propios voluntarios al incorporarse en sus batallones o fabricadas en la industrias armeras de Gipuzkoa, estando algunas unidades armadas con carabinas y rifles “giratorios”, en el que la recámara quedaba abierta al girar el cañón, volviéndose a obturar al invertir el giro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los proyectiles de avancarga o Minié se corresponden con el 1% del total los hallazgos. Las armas de avancarga era claramente elementos desfasados, sin embargo, formaron parte del arsenal carlista en el momento de formar sus batallones, incluyendo trabucos y fusiles, tanto lisos como rayados, de distintas épocas y modelos (1851, 1857,…). Todos ellos presentaban un gran calibre, superior a los 14 mm.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmUTwv1ptZISEbpphK7RH-azX_nYUxYoSv3tcWRNN7knY-VWyUwxHOVS-IFlSI8I8b6K2lD6CP6Th8T5vfvvQk_GffV3B-HkY2faqJ-BMlQBWeri6PqWe-BT2W3WASBjX8iWQB7pVBsjss/s1600/estopin.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmUTwv1ptZISEbpphK7RH-azX_nYUxYoSv3tcWRNN7knY-VWyUwxHOVS-IFlSI8I8b6K2lD6CP6Th8T5vfvvQk_GffV3B-HkY2faqJ-BMlQBWeri6PqWe-BT2W3WASBjX8iWQB7pVBsjss/s200/estopin.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estopín de artillería modelo 1857.</td></tr>
</tbody></table>
La superioridad en armamento del ejército liberal frente al carlista se hizo especialmente patente en lo relacionado con la artillería, llevando a Somorrostro las piezas más modernas que se habían desarrollado en ese momento: el cañón rayado Krupp de 8 centímetros de acero fundido, tanto en su versión de campaña como de montaña. El 15% del total de los hallazgos se corresponden con fragmentos de la munición empleada. La mayor parte de ellos conciernen a restos de la granada ordinaria de 8 cm modelo de 1868, aunque también se han encontrado pedazos de proyectiles “de tetones” para cañones de avancarga rallados de 16 cm, así como restos de otros calibres. De igual forma se han localizado estopines de artillería modelo 1857 destinados a la ignición de la carga de los cañones, además de un elevado número de esferas de plomo de calibre de aproximadamente 13 mm, asociadas a los denominados botes de metralla o <i>shrapnel</i>, que fueron profusamente utilizados tanto en la Guerra Carlista como Civil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvkLe0XP9-BrARnkBpwR_XQj6T493QjN4IEOxPxltvXCh3uIQmszyDt4DPiyvWizcKReqFMZsNWlUVf7y9SKXxwYErCHWvb7HbxG7bAMZBHV8kNUa2_VOQExuznhvna8Ia3wyNIvi_nfPs/s1600/IMG_8599.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvkLe0XP9-BrARnkBpwR_XQj6T493QjN4IEOxPxltvXCh3uIQmszyDt4DPiyvWizcKReqFMZsNWlUVf7y9SKXxwYErCHWvb7HbxG7bAMZBHV8kNUa2_VOQExuznhvna8Ia3wyNIvi_nfPs/s200/IMG_8599.JPG" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmentos de artillería de distintos<br />
calibres.</td></tr>
</tbody></table>
Si bien el objetivo de este estudio han sido las guerras carlistas también se han recuperado munición de la Guerra Civil (7% de los hallazgos), entre la que hay que destacar munición Mauser y Mannlicher-Carcano con marcajes de vaina claramente asociados a la Guerra Civil. Estos restos están asociados a la línea de defensa construida en los primeros meses de 1937 previendo un posible desembarco en la zona de la Playa de La Arena por parte de tropas nacionales, donde se levantaron fortificaciones desde Punta Lucero hasta la zona de San Lorenzo en Las Carreras (Abanto-Zierbena) pasando por El Peñón y ladera sur de Montaño, compuesta de pequeños bunkers, casamatas y nidos de ametralladoras, así como líneas de trincheras que en algunos casos reaprovechaban las utilizadas en 1874. Otros restos pertenecen a los combates que tuvieron lugar en el frente que se estableció una vez tomado Bilbao por las fuerzas nacionales y que acabaron 23 de agosto con la definitiva retirada republicana de la zona oriental de Cantabria y el hundimiento del frente de Bizkaia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJZ1B5aq8VIDEnDTygMeGgy97WuXZqJ9M4zDe3NrYM1f5pvzo8hmvhYZgqCHxbBPzvEW5ihyphenhyphenqkq0CQKaRdYE2Kkm4RdNlvNtG0F5DpOIDfltDUUnDOLrbBlcZSYQDWHomRWi7HHtqGxNdx/s1600/monedas+a.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJZ1B5aq8VIDEnDTygMeGgy97WuXZqJ9M4zDe3NrYM1f5pvzo8hmvhYZgqCHxbBPzvEW5ihyphenhyphenqkq0CQKaRdYE2Kkm4RdNlvNtG0F5DpOIDfltDUUnDOLrbBlcZSYQDWHomRWi7HHtqGxNdx/s200/monedas+a.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Numismática encontrada en las <br />
prospecciones.</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el ámbito de la numismática localizada destaca la presencia de un resello de 8 maravedís, así como una moneda de plata de Isabel II (1865). También se han localizado 2 maravedís de Isabel II, 10 céntimos del gobierno provisional (1869), 25 céntimos de Real de Isabel II y un felus marroquí. La mayoría de ellos se encuentra en mal estado de conservación, y aunque muchas de estas monedas han tenido un uso que llega en algunos casos hasta la Guerra Civil, la localización de las mismas, indica una relación directa con las batallas de Somorrostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIEmHO9t61InoTqBBRizZi-GQnmuBQvHbamXezPeeMRTyVnlNhuKQ1AsiA8Vn9z5BUOKfpMgYjR2SEf8-fYDihgtFcCqDIsOdJp7Uq2uhlK2QsQ2qMXzOT1_3BZsmgUeDAz-j-TiSuICPN/s1600/104.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIEmHO9t61InoTqBBRizZi-GQnmuBQvHbamXezPeeMRTyVnlNhuKQ1AsiA8Vn9z5BUOKfpMgYjR2SEf8-fYDihgtFcCqDIsOdJp7Uq2uhlK2QsQ2qMXzOT1_3BZsmgUeDAz-j-TiSuICPN/s200/104.bmp" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Botón del Cuerpo de Estado Mayor<br />
del Ejército.</td></tr>
</tbody></table>
Respecto a otros pertrechos destaca la aparición de 3 botones correspondientes al Cuerpo del Estado Mayor del Ejército, y por lo tanto restringidos en su uso a oficiales de elevada graduación, sin ser posible determinar el bando contendiente, dado que la oficialidad compartía en muchos casos la uniformidad, exceptuando el uso de la “boina carlista”. También se han localizado botones de uniformes de infantería de 1869 asociados al bando liberal, así como uno grabado con el número “13” que pudiera corresponder a la primera carlistada, posiblemente resultante de la reutilización de material por parte del ejército carlista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último comentar la presencia de dos dedales de costura de idéntica tipología. Dado que se exigía al soldado una cierta autonomía, resulta pausible pensar en la necesidad proceder a sus propios remiendos de sus uniformes; por lo que pueden formar parte del ajuar de soldados.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<h4>
<i> 3.3.2.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Interpretación de los hallazgos en función de las zonas</i></h4>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Pico Ramos I</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Área de muestreo localizada cercana al vértice geodésico del Pico Ramos. Actualmente se trata de zona de pastizal de montaña utilizada como emplazamiento artillero y campamento del ejército liberal, dado sus especiales condiciones orográficas: una importante meseta y pendiente moderadas en la zona Norte, y zona abrupta en su cara Sur. Se procedió a la realización de varios transectos básicos a lo largo de la traza del gaseoducto Bilbao-Treto, así como un muestreo intensivo en una cuadrícula adyacente al vértice geodésico. El área total muestreada ascendió a 1.014 m2, con un total de 80 hallazgos metálicos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTIfCXrqIjcCVrQ2pr8QDrQplkMyl_FRtDTKJgeIuhaa2MmwuwyvGEmxD_V2ZuZm_CP_xTxuvtEr-b5HY4OXPL1DHsP4PzfdECYXPjFYcO4078hrS2BhXRxzRcJmkE49JPLE66K2BAklzT/s1600/Figura+6.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTIfCXrqIjcCVrQ2pr8QDrQplkMyl_FRtDTKJgeIuhaa2MmwuwyvGEmxD_V2ZuZm_CP_xTxuvtEr-b5HY4OXPL1DHsP4PzfdECYXPjFYcO4078hrS2BhXRxzRcJmkE49JPLE66K2BAklzT/s320/Figura+6.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de dispersión de hallazgos en el Pico Ramos.</td></tr>
</tbody></table>
Los resultados de la prospección metálica han revelado una importante cantidad de restos asociados a la actividad del campamento como presencia de artillería, con elementos que incluyen estopines de artillería modelo 1857 destinados a la ignición de la carga de los cañones Krupp (21% de los hallazgos), una elevada cantidad de restos de cartuchería Remington sin percutir (36% de los hallazgos) y otros restos metálicos de actividad castrense, que incluye un par de botones de infantería, así como numerosos blancos ferrosos, destacando pequeños clavos posiblemente asociados a las cajas de madera que contenían suministros y munición, que muy probablemente eran quemadas una vez vaciadas. También destaca la elevada densidad de esferas de plomo de calibre de aproximadamente 13 mm (20% de los hallazgos), correspondientes a los denominados botes de metralla o shrapnel, utilizados tanto en la Guerra Carlista como Civil del 36. Dada la superposición de actividad bélica en el ámbito de trabajo, resulta difícil establecer la procedencia cronológica de dichas esferas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En relación con la distribución de los hallazgos resulta interesante comprobar como se muestra una agrupación de estopines en la vertiente Este del monte, zona situada en frente de las posiciones carlistas; mientras que en la vertiente oeste, más resguardada, aparecen otro tipo de hallazgos, que incluyen varias herraduras, posiblemente de las caballerizas necesarias para mover todo el material.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Pico Ramos II</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se trata de un pequeño alto localizado entre el Pico Ramos y Janeo. Actualmente es un pastizal de montaña con muy poca potencia de suelo vegetal y junto a su cumbre se localiza una estructura de muro de mampostería. El área muestreada fue de 706 m2 a lo largo de transectos relacionados con la el trazado del gaseoducto Bilbao-Treto y zonas adyacentes a los muros de piedras. Con tan solo 9 elementos metálicos localizados, los resultados fueron decepcionantes en cuanto a hallazgos relacionados con la Guerra Carlista se refiere. A pesar de localizarse en una zona aparentemente segura, entre los dos picos prominentes de Janeo y Pico Ramos, esta pequeña meseta únicamente mostró elementos metálicos de tipología moderna (clavos fundamentalmente), destacando la presencia una pequeña vaina de revolver del calibre 22’ de características modernas y una bala impactada aislada de munición 50-70.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Los Campamentos</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Afectada el área por plantaciones forestales así como por trabajos mineros, la toponimia no deja lugar a dudas sobre su origen castrense, correspondiente con la necesidad del ejército carlista de crear un emplazamiento permanente de tropas cercanas al frente de lucha. Este campamento tuvo una vida efímera, ya que tan solo sirvió para ese propósito durante el mes abril de 1874, donde según los relatos de los veteranos la tropa confeccionó sus propios refugios con ramas y para la oficialidad se construyó un edificio de madera en las cercanías de la fuente actualmente existente (Apalategui 2005: 357).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se dividió el área de prospección en dos zonas. La primera con muestreos de tipo orgánico comprendió la meseta localizada entre el Pico La Cruz y el Pico del Gallo y un muestreo intensivo cercano a la fuente de agua. En el primer caso se muestrearon 2.427 m2 donde se localizaron 50 elementos metálicos, con numerosa presencia de munición y restos de la Guerra Civil (20% de los hallazgos), que incluía una defensa con cierre de alambrada. Los restos de presencia del ejército carlista se reducen a la aparición esporádica de fragmentos de munición Berdan, Lefaucheux y 50-70; y un importante número de balas Remington (48% de los hallazgos).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKmfONohJ-Rdl0PAe9Jsmo2CoTiwHl634dv0mZuF_cawa2pMYf5NBvhAiKRpnEbMIdZIoStzjv7fK9Q7yEvwtbWhvHqpLOp7LVLWhdFg3OZS0J6anbmtOi2qD4dLU2FETotJIsiHsRLP9n/s1600/modelo+3d.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKmfONohJ-Rdl0PAe9Jsmo2CoTiwHl634dv0mZuF_cawa2pMYf5NBvhAiKRpnEbMIdZIoStzjv7fK9Q7yEvwtbWhvHqpLOp7LVLWhdFg3OZS0J6anbmtOi2qD4dLU2FETotJIsiHsRLP9n/s320/modelo+3d.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ejemplo de georeferenciación en 3D.</td></tr>
</tbody></table>
En el muestreo intensivo realizado junto a la fuente se trabajó en un total de 1.041 m2, localizándose 42 elementos metálicos. Indudablemente al ser un punto de abastecimiento de agua, se considera como una zona de especial relevancia. Los restos muestran tanto la presencia elementos carlistas, como liberales, destacando la numismática localizada que incluye una moneda de plata de Isabel II, así como la presencia de dos granadas de Krupp de 8 cm sin explosionar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La ausencia de una densidad importante de vainas carlistas puede ser interpretada como una retirada sin una defensa intensa, mientras que el ejército liberal avanzaba en todo momento haciendo muestra de un abrumador fuego de fusilería. La presencia de las granadas de Krupp, apenas separadas apenas un metro, resulta una incógnita aunque parece ser un acopio de material no explosionado que quedó posteriormente abandonado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Moruecos-Cabañas</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las prospecciones entre el Portilllo de las Cortes y Pico la Cruz se realizaron en distintas localizaciones, cubriendo 3.401 m2. Toda la zona se encuentra afectada por plantaciones forestales que junto con la orografía de la zona dificultan notablemente los trabajos, realizándose prospecciones de tipo orgánico. Se localizaron 113 elementos metálicos, donde un 50% se corresponden con balas de Remington, muchas con claros indicios de impacto. Los restos muestran una clara defensa carlista en los puntos estratégicos que dominaban los cordales y que el ejército liberal se vio en la obligación de ir desalojando a medida que avanzaba en dirección a Los Campamentos. Por otra parte también se ha localizado munición de la Guerra Civil, mostrando una ocupación de los lugares estratégicos en ambas contiendas.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el flanco izquierdo, en la zona más cercana al barrio de Las Cortes, destaca la agrupación de vainas Berdan localizadas junto a los restos de una trinchera (cota 460), actualmente desaparecida por la creación de una nueva pista forestal en el año 2011, indicativos de disparos por parte de tropas carlistas hacia las casas y campas del barrio de Las Cortes. También se han localizado pequeñas agrupaciones de vainas 50-70 en la cota 375, en zonas con un claro carácter defensivo, rodeadas de un importante número de balas Remington. Este patrón se repite en la cota 455, donde un afloramiento rocoso que domina geográficamente las zonas de ascenso al cordal presenta una agrupación importante de balas Remington impactadas, así como restos de granadas Krupp. Claramente el saliente rocoso fue defendido por el ejército carlista y atacado fuertemente por el liberal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte, en el flanco derecho, las evidencias de lucha no son tan evidentes, mostrando una ocupación de los altos y zonas estratégicas por parte del ejército carlista con la presencia de restos de munición Berdan, 50-70 y avancarga.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Portillo de Las Cortes</i></b></div>
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<br /></div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj11UhyphenhyphencHzaI_ulqVXK_OtlsFurzuoHjV-clWZujASVhL1Jx107597VP6RJVAbsH8pgzOWMvNEQyQJcv0rz9GUay1VIxhsBrjr28o09Rnl31-Txp-Kgb9e2BJ6XDp0KgpsMaoaS4pzegodN/s1600/cortes.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj11UhyphenhyphencHzaI_ulqVXK_OtlsFurzuoHjV-clWZujASVhL1Jx107597VP6RJVAbsH8pgzOWMvNEQyQJcv0rz9GUay1VIxhsBrjr28o09Rnl31-Txp-Kgb9e2BJ6XDp0KgpsMaoaS4pzegodN/s320/cortes.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de dispersión de hallazgos en el Portillo de las Cortes.</td></tr>
</tbody></table>
Localizado en el flanco izquierdo de la línea de defensa carlista, actualmente se trata de un pinar con notable actividad forestal. Ante la imposibilidad de realizar transectos rectilíneos se optó por la realización de prospección de tipo orgánica, en un total de 2.317 m2. Se localizaron 112 elementos metálicos, de los cuales más de la mitad se corresponde a balas Remington (55% de los hallazgos), la mayoría de ellas notablemente deformadas por impacto. Destaca su agrupación en determinadas zonas elevadas, claramente susceptibles de presentar una defensa por parte carlista, confirmada por la aparición de munición carlista en muy baja densidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los hallazgos identifican claramente la zona de ataque liberal, sosteniendo un notable fuego continuado sobre las posiciones carlistas, apoyado por disparos de artillería de montaña, tal y como muestran los restos de metralla de granadas (15% de los restos). La ausencia de restos munición carlista en alta densidad indica que la defensa de esta zona estaba más supeditada a la propia orografía del terreno que al número de efectivos carlistas.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>San Pedro</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Zona bajo control carlista, siendo uno de los lugares emblemáticos del campo de batalla, convertida la iglesia en plaza fuerte por el ejército carlista y quedando prácticamente destruida durante los combates. La prospección prelimitar a lo largo de una trinchera todavía visible y un transecto vertical a la misma cubriendo unos 381 m2, mostró 16 elementos metálicos, así como numismática posterior a la guerra carlista. Destaca la profusión de balas Remington (38%) así como fragmentos de granadas (24%). En la cota más elevada se localizó una vaina 50-70 y una sección de la llave de un fusil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Murrieta</b></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Zona de fortificación carlista y fuertes combates que afectaron notablemente a los caseríos, quedando muchos de ellos destruidos. Actualmente se trata de un pastizal cerrado por un cercado de piedra que bordea un antiguo camino vecinal. En uno de los extremos se localiza una antigua construcción hoy desaparecida, siendo visibles los cimientos de la misma. El área muestreada asciende a 2.079 m2.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyGcrtm2-ifWmrZDkkcUoRgC2DKmNdZHXsAqKBwMtVhNjrFFIjm3Z-k_QXfVmn9PvbOiXot7ylvfdgECy9p5frZv5L2MkfeQYNzm4tCq92bSwb5tbRcSohSWlk6IdB89onBIVfTZs1bohr/s1600/Murrieta.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyGcrtm2-ifWmrZDkkcUoRgC2DKmNdZHXsAqKBwMtVhNjrFFIjm3Z-k_QXfVmn9PvbOiXot7ylvfdgECy9p5frZv5L2MkfeQYNzm4tCq92bSwb5tbRcSohSWlk6IdB89onBIVfTZs1bohr/s320/Murrieta.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de dispersión de hallazgos en Murrieta.</td></tr>
</tbody></table>
El número de objetos localizados fue de 64, donde casi un 40% se corresponden con vainas de cartucho 50-70 de tipología Benet, observándose una notable agrupación de estos restos en el extremo de la campa junto a la tapia. Transectos longitudinales en el pastizal muestran balas de Remington (22% de los hallazgos) claramente impactadas, especialmente en las cercanías de los cimientos de una construcción actualmente desaparecida, así como numerosos restos de fragmentos de granadas Krupp (26% de los hallazgos).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los transectos realizados en la huerta colindante no mostraron hallazgos de relevancia, donde los trabajos agrícolas proporcionaban multitud de blancos metálicos que dificultaba notablemente la prospección, abandonando el muestreo ante la falta de resultados concluyentes.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Indudablemente nos encontramos en una zona de defensa carlista, donde soldados parapetados tras el muro mantuvieron un fuego sostenido. Por su parte el ejército liberal realizó numerosos disparos contra la zona, tanto de artillería como fusilería, y especialmente sobre la edificación, cuyos restos presentan a su alrededor balas notablemente deformadas por impacto.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Mantres I</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Zona bajo control carlista, actualmente se trata de un pastizal de montaña. A lo largo de todo el cordal todavía es visible la presencia de una trinchera, en algunos puntos perfectamente conservada que pudo ser reutilizada durante la construcción de defensas en la Guerra Civil, añadiendo nidos de ametralladora en la vertiente norte, hoy destruidos por la construcción de la estación eléctrica.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los transectos cubrieron 2.337 m2, localizándose 96 elementos metálicos. Al igual que ocurría en Murrieta encontramos una gran cantidad de vainas pertenecientes al ejército carlista, destacando la elevada concentración de vainas Lefaucheux que representan un 30% de los hallazgos. También se localizan vainas y cartuchos de 50-70 (4%), tanto de tipología Benet como de fuego central, y una pequeña fracción que corresponde a cartuchería Berdan y de avancarga. Diseminadas por toda el área encontramos numerosas balas Remington (26%), muchas de ellas claramente impactadas y vainas de este mismo sistema, al igual que fragmentos de granadas Krupp (13%).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El área prospectada pertenece a una de las posiciones “fuertes” del ejército carlista, donde el cordal protegía tanto los caseríos de Murritea, como el denominado “valle de Manzanal”, por donde actualmente discurre la autopista A-8. La aparición de la mayoría de las vainas Lefaucheux en agrupaciones indica posiciones de disparo estáticas por parte del ejército carlista que soportó un notable fuego de artillería. Indudablemente esta zona tuvo un carácter privilegiado para la defensa de la línea carlista.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Mantres II</i></b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Zona bajo control carlista, actualmente un pastizal de montaña que conserva los restos de una trinchera. Los transectos realizados cubrieron un área de 804 m2, localizándose 16 elementos metálicos, la mayoría de ellos correspondientes a balas Remington y fragmentos de granadas. También aparecen restos de Guerra Civil, correspondientes a cartuchería Mauser. A pesar de presentar una localización geográficamente interesante, la baja densidad de hallazgos unido a la ausencia manifiesta de elementos de armamento carlista, puede indicar una falta de defensa por parte de los mismos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Alto de San Andres</i></b></div>
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<br /></div>
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Zona bajo control carlista. La situación estratégica de este saliente del Montaño ofrecía una notable ventaja al ejército carlista que sumado al cordal de Murrieta protegía eficazmente todo el valle por el que actualmente discurre la Autopista A-8.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La prospección preliminar de 886 m2 tuvo como resultado la localización de un total de 17 elementos metálicos. A lo largo del cordal encontramos con una trinchera de unos 229 metros excavada en roca, pudiendo ser reutilizada durante la Guerra Civil, de hecho entre los restos encontramos munición de esta época. También se han localizado vainas de cartuchería 50-70 y balas Remington impactadas.</div>
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<br /></div>
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<b><i>Portillo de Oceja</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4FutemzXli8s7UvmyftUw8Yvw_KdSDJUZLyF0-yIni_98E7z4Vy5gvnQLiqlUC2lI3WM7cirEwdTZ8aUhQnMa_KMn0_4qT8rePTxTI5mHz4MYkciqgSl9a2-TZ3aiYNexg389SLf4CUSN/s1600/Figura+7.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4FutemzXli8s7UvmyftUw8Yvw_KdSDJUZLyF0-yIni_98E7z4Vy5gvnQLiqlUC2lI3WM7cirEwdTZ8aUhQnMa_KMn0_4qT8rePTxTI5mHz4MYkciqgSl9a2-TZ3aiYNexg389SLf4CUSN/s320/Figura+7.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de dispersión de hallazgos en el Portillo de Oceja.</td></tr>
</tbody></table>
El Collado de Oceja se sitúa en el cordal montañero que separa el Peñón del Pico Montaño, en una zona de brezo, matorral bajo y encinar cantábrico que dificultaba el uso del equipo de detección. Ante la imposibilidad de realizar una división en cuadriculas del área en estudio, se procedió a la realización de transectos a largo de los caminos ganaderos o montañeros, así como a las zonas desbrozadas para la realización de los sondeos arqueológicos relacionados con la construcción del gaseoducto Bilbao – Treto (Figura 7). Se trata de una zona de elevado potencial arqueológico, utilizada como zona estratégica tanto en la última Guerra Carlista, como durante la Guerra Civil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se muestrearon 1.433 m2, encontrándose 98 elementos metálicos. La zona prospectada presenta una alta densidad de elementos metálicos, fundamentalmente relacionados con las Batallas de Somorrostro donde la zona del Peñón, junto con el pico Montaño, fue convertida en un fuerte reducto carlista. De hecho, la gran mayoría de hallazgos, un 75%, se corresponden con restos de munición de la guerra carlista, frente al 5% que representa la munición asociada a la Guerra Civil. El mayor porcentaje de hallazgos (45%) están relacionados con la munición Remington, seguido de restos de cartuchería 50-70. De forma residual (6%) también aparecen restos de cartuchería de avancarga, Berdan y Lefaucheux.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por otro lado, existe una clara distribución de los restos, donde la mayor densidad se localiza en la zona del collado de Ojeda, entre la cota 100 y 120, en la vertiente que mira al valle de Somorrostro. Todo ello es indicativo de una zona de fuerte intercambio de disparos entre ambos ejércitos. Los hallazgos muestran una clara diferenciación entre el ejército atacante, en este caso el liberal, con una elevada profusión de balas de munición Remington que muestran claras deformaciones debido a impactos diseminadas por el área; y un ejercito defensor, el carlista, con la presencia de numerosas vainas de munición 50-70, algunas de las cuales han sido localizadas en pequeñas agrupaciones, indicando posiciones de disparo estático mantenidas a lo largo del tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A medida que se asciende de cota hacia el Peñón, el crecimiento arbustivo impide una prospección intensiva, pero se observa una reducción de restos metálicos de tipología bélica, encontrándose vainas y balas diseminadas por el área, así como restos metálicos como clavos, herraduras, además de vainas de cartuchería Mauser y Mannlicher-Carcano de la Guerra Civil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las zonas más llanas del Peñón fueron utilizadas como área de estacionamiento de tropas una vez fortificadas. Destaca la aparición de 3 botones correspondientes al Cuerpo del Estado Mayor del Ejército, y por lo tanto restringidos en su uso a oficiales de elevada graduación, así como la presencia de dos dedales de costura de smilar tipología, asociados al ajuar de los soldados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último, se han hallado fragmentos de una granada explosionada denominada “de tetones” para cañones de avancarga rallados de 16 cm procedentes del arsenal del ejército liberal y disparada contra posiciones carlistas, localizada en la misma traza del gaseoducto. Estos restos fueron localizados dentro de una bolsa de plástico, por lo que se supone que fueron localizados por algún particular y abandonados allí.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A partir de los hallazgos metálicos localizados en la zona prospectada se puede concluir que el Peñón y el collado de Ojeda, constituyen una zona estratégica de defensa carlista durante las batallas de Somorrostro y en menor medida durante le Guerra Civil, que reaprovechó parte de las fortificaciones ya realizadas en el siglo XIX. En este sentido los hallazgos aumentan notablemente el conocimiento de la batalla registrada el 28 de febrero de 1874, la primera de las grandes batallas de Somorrostro, siendo la menos documentada bibliográficamente de las tres grandes confrontaciones.<br />
<br /></div>
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<h2>
<b>4.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>CONCLUSIONES</b></h2>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6mZ2O38o8iKWoyhMoS7YMNwPTdFN_c6ScR4ZbuNxu6J5Dtw1zNHAdqZAUUsimTpU6GfHWAsDJDe0EtI1R1yMppa5UV1Pf7QGaTexYa0OqehJ4uWE1i5gKzwE1KMIdqVeZgOhb3e_eZkbp/s1600/BATALLA+DE+SOMOROSTRO+1874.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="138" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6mZ2O38o8iKWoyhMoS7YMNwPTdFN_c6ScR4ZbuNxu6J5Dtw1zNHAdqZAUUsimTpU6GfHWAsDJDe0EtI1R1yMppa5UV1Pf7QGaTexYa0OqehJ4uWE1i5gKzwE1KMIdqVeZgOhb3e_eZkbp/s200/BATALLA+DE+SOMOROSTRO+1874.jpg" width="200" /></a></div>
Junto con resultados del primer trabajo que de forma específica aborda el estudio arqueológico de un campo de batalla de la última Guerra Carlista (1872-1876) en la CAPV, se presentan las bases de una metodología de trabajo que utiliza la prospección geofísica de detección metálica, los Sistemas de Posicionamiento Global y Sistemas de Información Geográfica, extrapolable a cualquier estudio arqueológico que contemple la posibilidad de presencia de elementos metálicos o como complemento a la tradicional prospección arqueológica; siendo necesario adaptaciones a las características específicas de la época histórica o de los objetivos y elementos en estudio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además, la rápida evolución de estos instrumentos establece nuevas potencialidades y mejores prestaciones, siendo todavía escasos los estudios que traten de forma específica estas tecnologías y su comparativa con otras herramientas geofísicas para maximizar y los resultados de su utilización. Es por ello que se considera obligatorio registrar todas las características técnicas del aparato, ya que esto permitirá a futuro una posible revisión del área estudiada, tomando en consideración la tecnología utilizada en el momento de la prospección.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTsqU23CvBNwfaQ748c15eO5gp7dbB1HQvHc2Xtvw_hpdtfvF7nTTwWpDCgUACJhiTNDt8pHVcQ7JKloujjT1do-Lk3qNYrZxQuwiBSd6Sudg1cfAy48LcDnvc54XpVgPM-r81EXuCTVC_/s1600/002069.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="156" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTsqU23CvBNwfaQ748c15eO5gp7dbB1HQvHc2Xtvw_hpdtfvF7nTTwWpDCgUACJhiTNDt8pHVcQ7JKloujjT1do-Lk3qNYrZxQuwiBSd6Sudg1cfAy48LcDnvc54XpVgPM-r81EXuCTVC_/s200/002069.jpg" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Las prospecciones realizadas en el campo de batalla de Somorrostro han reflejado un importante patrimonio bélico asociado tanto a la Guerra Carlista como a la Guerra Civil, encontrándonos ante un campo de batalla de notable extensión geográfica, con numerosas acciones militares ocurridas a lo largo de los meses de combate que dificultan en algunos casos la interpretación de los resultados; si bien, se cuenta con la enorme ventaja de saber que ambos ejércitos utilizaron un armamento diferencial.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En este sentido, la diversidad de hallazgos confirma la multiplicidad de armamento utilizado en las Batallas de Somorrostro. Tomando los datos brutos de hallazgos se puede concluir que un poco mas de 55% de los soldados carlistas portaban fusiles Springfield con munición 50-70, menos del 20% utilizaban fusiles Berdan o Giratorios, y un bajo porcentaje, menos del <b>5%(*)</b> disparaban desfasadas armas de avancarga. Indudablemente tras las batallas del Montaño y San Pedro de Abanto un buen numero de rifles y municiones Remington pasaran a manos carlistas (Arostegui 1976: 540). En cualquier caso se hace evidente la supremacía en cuanto a uso y volumen de material por parte de ejército liberal que supeditaba sus avances hacia las posiciones carlistas con un notable fuego de fusilaría y artillería. Por su parte, se confirma que la respuesta carlista estaba condicionada por la carestía de munición, obligando al soldado a economizar sus disparos, a confiar en el sistema de atrincheramientos generados específicamente para este evento y a la eficacia de sus cargas a la bayoneta.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-HANND7rN71er1KQsr08QMjrGRmbencjgZeTZAnPQFnBv0HHJ_7kEB6dhXPs0kxPBhZTJG6EzY-UwwlPXhEWiy3eyVKeMKiQBev9XHikVFyqdVX8r0Bh9BBYoMfd0p3UpeaQDiJCscrig/s1600/IMG_5391.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-HANND7rN71er1KQsr08QMjrGRmbencjgZeTZAnPQFnBv0HHJ_7kEB6dhXPs0kxPBhZTJG6EzY-UwwlPXhEWiy3eyVKeMKiQBev9XHikVFyqdVX8r0Bh9BBYoMfd0p3UpeaQDiJCscrig/s200/IMG_5391.JPG" width="200" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Atendiendo a otro de los objetivos marcados en el presente trabajo y tomando en consideración la presencia de “trincheras carlistas”, pudiera ser factible pensar en la posibilidad de preservar determinas zonas con el objeto de generar un espacio para el conocimiento y puesta en valor de esta importante etapa de la historia contemporánea. En este sentido, se destacaría San Pedro de Abanto y zonas adyacentes, como enclave de relevancia. Al igual que siendo conscientes de las afecciones que este campo de batalla ha sufrido en los últimos años (por citar los más evidentes: estación eléctrica en la zona de Mantres en el año 2007, tendido eléctrico en el Montaño en el 2011, gaseoducto Bilbao-Treto y colector de Santa Juliana en el 2012), se valoraría muy positivamente que cualquier nueva actividad que generase un movimiento sustancial de tierras contase con algún tipo de prospección específica de este patrimonio bélico previo a su ejecución.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las áreas prospectadas han presentado diferente información relevante desde el punto de vista de la especificidad del lugar: desde zonas fuertes carlistas, pasando por avances de tropas, evidencias claras de combate o ausencia del mismo, etc. En algunos casos la información pudiera considerarse redundante o confirmar los hechos relatados en la bibliografía, en otros casos como el caso del Portillo de Ojeda se completa un vacío de conocimiento asociado a la denominada Batalla de Montaño que tuvo lugar el 28 de febrero de 1874, y para la cual existen referencias bibliográficas muy confusas y pobres. Los datos informan de un claro intento de avance de las tropas liberales hacia este collado, siendo su fuego contestado desde las posiciones carlistas. De igual forma, se confirma la zona del Pico Ramos y Janeo como lugares eminentemente estratégicos para el ejército liberal, con la presencia de un gran contingente de tropas en la zona. Otras prospecciones han dado con lugares de fortificación carlista, como Mantres I, zonas de fuerte defensa, como Murrieta, o claras evidencias de avance del ejército liberal siguiendo determinadas direcciones específicas como el caso del Portillo de las Cortes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También ha resultado patente la necesidad de incrementar los estudios geofísicos en áreas especialmente sensibles. En este sentido se juzga necesario trabajar en los terrenos adyacentes a la iglesia de San Pedro de Abanto mediante prospección de georadar (GPR) con el objetivo de localizar las posibles fosas comunes descritas en la bibliografía, establecer pautas de protección para dichas zonas y proceder a una exhumación en el caso de juzgarse necesario.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiisKoZOIBNe23_1Mq0qoBe9eAZtkuBd0uvRSMUqLO8DO9ATFzH_4sR2e_WrgA9CpXvbmYx-5FqS4kQ96zngtXl6Si6GMwjjCVvPfHC-t39ROBcB1l7e881ialv86E-VwPZOhsJ6ZOgfHM8/s1600/IMG_5384.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiisKoZOIBNe23_1Mq0qoBe9eAZtkuBd0uvRSMUqLO8DO9ATFzH_4sR2e_WrgA9CpXvbmYx-5FqS4kQ96zngtXl6Si6GMwjjCVvPfHC-t39ROBcB1l7e881ialv86E-VwPZOhsJ6ZOgfHM8/s200/IMG_5384.JPG" width="200" /></a><b>Finalmente y a modo de conclusión, el presente trabajo manifiesta una clara intencionalidad referente a la recuperación de la memoria y puesta en valor de un episodio de relevancia histórica militar y social, como fueron las Batallas de Somorrostro de 1874</b>. Los resultados obtenidos se pueden considerar como enriquecedores y notablemente prometedores, en un ámbito de trabajo que hasta fechas recientes quedaba fuera de los estudios arqueológicos tradicionales, en ausencia de cualquier figura de protección y teniendo como únicos valedores las iniciativas de particulares.</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Agradecimientos: </i>A todas aquellas personas que a nivel individual o colectivo han colaborado en la realización del presente trabajo.<br />
<br />
<i><u><b>*Nota del Autor</b></u>: </i>Alguna de las identificaciones <i>in situ</i> en relación con balas primeramente consideradas "Minie de avancarga" resultaron ser erróneas, siendo identificadas correctamente tras una revisión por parte de expertos como balas de cartuchos lefaucheux. Por lo tanto, el porcentaje de presencia de fusiles de avancarga en las batallas de Somorrostro es notablemente residual, menor al 5% establecido en la publicación oficial.<br />
<br />
También resulta notablemente remarcable la inminente publicación de una serie de monografías, la primera de ellas titulada "<i>Armamento Remington Español, Producción Militar Guipuzcoana</i>", relacionada con el armamento utilizado en la última guerra carlista. Sus autores, <b>Fernando de Aguinaga Gª</b> y <b>Jose Luis Gª de Aguinaga, </b>han colaborado en calidad de expertos en la revisión de algunos de los materiales localizados en el presente trabajo.<br />
<br /></div>
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<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtivE7ky80qrZkxRghFwkJ7Q3VX_B2CKMslBvQ76VmTWynnQunl-LF0t_4BhYXk396neWrpIHDV8SMzSe-YUHcohzMIdkV36DbRm3c3uOkjsahZJlDov85X5IXQ3If7B-omTDBF7Kiyi1Y/s1600/chiste.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtivE7ky80qrZkxRghFwkJ7Q3VX_B2CKMslBvQ76VmTWynnQunl-LF0t_4BhYXk396neWrpIHDV8SMzSe-YUHcohzMIdkV36DbRm3c3uOkjsahZJlDov85X5IXQ3If7B-omTDBF7Kiyi1Y/s320/chiste.jpg" width="320" /></a></div>
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Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-33460999121848631682015-08-26T14:01:00.000+02:002016-06-29T17:48:26.938+02:00“Convenio de Vergara”: Abrazo, Conmemoración, Destrucción y Olvido<div style="text-align: justify;">
<i>Entrada actualizada el 29/06/2016</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
El 31 de agosto de este año 2015 se cumplirán 176 años del “<b>Convenio – Abrazo de Vergara</b>” que selló el comienzo de la finalización de la I Guerra Carlista. El acuerdo que el 29 de agosto de 1839 había sido pactado entre el general Espartero y enviados del general Maroto sobre una mesa del palacio de Lazarraga en Oñati, precisaba todavía de una serie de actos de confraternización y teatralización entre la oficialidad contendiente que rubricaran lo acordado ante la soldadesca y el pueblo llano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Abrazo</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los principales figurantes de esta representación no llegaban en igualdad de condiciones a este último acto. La peor parte la llevaba el campo carlista, donde la amalgama de corrientes ideológicas que se han unido bajo la bandera carlista comenzaba a resquebrajarse ante el cariz que estaba tomando la guerra. El mensaje de “paz y fueros” que ya <b>José Antonio Muñagorri Otaegui</b> había proclamado con escaso éxito al comienzo de la contienda, estaba comenzado a calar en los voluntarios y oficiales vasco-navarros desmoralizados por la situación de bélica y la excesiva duración de la guerra. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60RBfHOCPyI3lYRE265lgIb286T9FuXfS6yGgB-_qSH4eLyw_pmKok8JYMRX0e5Wa03SNOzfgrZSrpEgqfwErN_aWl6jKqm-oMIduZq57y0mZ15qVBfFPnD1z3jXi80w_oa-_Fvh9SnNT/s1600/204634_marorto_museo_ejercito.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60RBfHOCPyI3lYRE265lgIb286T9FuXfS6yGgB-_qSH4eLyw_pmKok8JYMRX0e5Wa03SNOzfgrZSrpEgqfwErN_aWl6jKqm-oMIduZq57y0mZ15qVBfFPnD1z3jXi80w_oa-_Fvh9SnNT/s320/204634_marorto_museo_ejercito.jpg" width="192" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rafael Maroto. Tomado del Archivo del Museo<br />
<span style="font-size: 12.8000001907349px;">del </span><span style="font-size: 12.8000001907349px;">Ejército</span></td></tr>
</tbody></table>
Por si esto fuera poco, <b>Rafael Maroto Yserns</b> había alcanzado la jefatura del ejército carlista del Norte aupado por las adversas circunstancias, con la premisa de “poner orden” en el incipiente caos. La medida no era de beneplácito del Pretendiente <b>Carlos María Isidro de Borbón</b>, pero prevaleció la opinión de varios de sus consejeros que veían en Maroto una “bisagra” entre las corrientes más ultrarrealistas y los más moderados. Pronto Maroto, con ideas propias, comenzó a depurar a la oficialidad, siendo sustituidos por mandos que estuvieran bajo su control. Los recelos en la corte carlista se tornaron<br />
en encendidas discusiones a medida que las decisiones de Maroto se iban conociendo y se escuchaban rumores de un posible pacto con las fuerzas liberales a espaldas del Pretendiente. Don Carlos se veía atrapado en esa situación de lucha interna; incapaz de articular una respuesta que no supusiera una pérdida de prestigio internacional ante las potencias legitimistas, de las que recibía un indispensable apoyo financiero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La corte carlista comenzó a dividirse entre los que secundaban la política regia y los que seguían a Marato. En este sentido la red de confidentes y espías liberales habían contribuido a minar la moral y acrecentar las desavenencias en el seno del ejército carlista. Maroto estaba convencido de la existencia de una conjura contra su persona dispuesta a acabar con su vida y de poco sirvieron las palabras de su Rey que le convidaban a no hacer caso de la rumorología. El carácter enérgico de Maroto se impuso, haciendo fusilar en Estella a aquellos oficiales a los que acusaba de sedición militar. El desastre tomó cuerpo, la crisis interna reventó. Don Carlos ya no detentaba el poder, parte de su ejército no respondía a sus proclamas y desdeñaba sus órdenes. El Pretendiente se vio en la obligación de aceptar las condiciones de Maroto con el objeto de calmar la situación y tratar de mostrar a la opinión pública, y especialmente a las potencias extranjeras, que en la causa carlista seguía reinando el orden y la disciplina.</div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin5zzJiJTeqiLaI8BxP2hAtOmIMSrxXZcV0bKMQtEQ4F_uHhgqHVIGttUAJfuB1JWX6oLVqDCHBPJn8cchfvaavob7giqtGW0MMsLyQ3Qpxlo6KiNbLNbZheu_nm29Gh0lmC870vrpXKol/s1600/Fusilamiento_estella_album+siglo+XIX.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin5zzJiJTeqiLaI8BxP2hAtOmIMSrxXZcV0bKMQtEQ4F_uHhgqHVIGttUAJfuB1JWX6oLVqDCHBPJn8cchfvaavob7giqtGW0MMsLyQ3Qpxlo6KiNbLNbZheu_nm29Gh0lmC870vrpXKol/s320/Fusilamiento_estella_album+siglo+XIX.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fusilamientos de Estella ordenados por Maroto. Tomado de<br />
Albúm siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De facto, Maroto había dejado a Don Carlos sin poder, con una parte del ejército Norte que se negaba a responder a sus órdenes, convirtiéndole en un títere del general. Desde el Levante y Cataluña se incitaba a que el Pretendiente tomase a sus ejércitos leales y se enfrentase abiertamente a Maroto. El descrédito de la causa carlista seguía en aumento y únicamente el miedo que despertaba las represalias que Maroto pudiera tomar, hacían que no se declarase una guerra abierta dentro del ejército del Norte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Maroto continuo “limpiando” la corte y la oficialidad carlista, destituyendo, solicitando prisión, destierro o muerte para todos aquellos que se le oponían. Los batallones que no le secundaban también sufrían su propia diezma: durante la batalla de Ramales, Maroto no había dudado en colocar en primera línea del frente a aquellas compañías que no le presentaban especial afecto.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmj8USmim_Ayg9aXOps4rfPFrytDWeoLpz-0rwOtFTxxuaM_T5U8G8DPY__ZQrzAtdfTJ1cpo21Vbddo5AvjChRWJLwlSGYv3CZyF2voZddjGJ9zoV46TkjMXVneMejLY_SdhjR-zmB2A/s1600/49_espartero.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmj8USmim_Ayg9aXOps4rfPFrytDWeoLpz-0rwOtFTxxuaM_T5U8G8DPY__ZQrzAtdfTJ1cpo21Vbddo5AvjChRWJLwlSGYv3CZyF2voZddjGJ9zoV46TkjMXVneMejLY_SdhjR-zmB2A/s320/49_espartero.jpg" width="228" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Retrato de Baldomero Espartero. Tomado de<br />
https://fvalle.wordpress.com/</td></tr>
</tbody></table>
Por parte liberal esta crisis era seguida con especial interés, especialmente por <b>Baldomero Espartero</b>, cuya estrella política-militar seguía ascendiendo. Espartero tenía un gran interés personal en poner fin a una guerra que iba ganando, pero no todo lo rápido que precisaba, no dudando en utilizar tanto la vía militar como la de las conversaciones para este fin. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los ruidosamente silenciosos contactos entre Maroto y Espartero llevaban sucediéndose con distintos altibajos desde enero de 1839 y en aquel marco de disgregación carlista, Maroto jugó sus cartas, sin tener la completa seguridad de lo que sucedería, sabedor que era ya considerado como “traidor” a los ojos de muchos carlistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 29 de agosto se definieron en el palacio Lazarraga de Oñati los puntos del convenio bajo el cual se entregarían las armas, al menos de una parte, del ejército carlista del Norte. El documento recogía en su capítulo primero que el capitán general don Baldomero Espartero, “<i>recomendará con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros</i>”, para seguidamente desgranar el reconocimiento de empleos, grados y condecoraciones de todos los jefes y oficiales carlistas que se acogieran al convenio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiaEV_VS1L-vzw3CinjHw4SAD_O79qP1CSQSi3Dm0YC0pUdb1ZARThTPoE8dBz1hzW8a7pz1vH5DewhuX9yhxJhn1jyaX4bEWKaB8h16uZobrEXDix08_TwFVE8vgQl32_nfVWLsWcEsuI/s1600/convenio.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiaEV_VS1L-vzw3CinjHw4SAD_O79qP1CSQSi3Dm0YC0pUdb1ZARThTPoE8dBz1hzW8a7pz1vH5DewhuX9yhxJhn1jyaX4bEWKaB8h16uZobrEXDix08_TwFVE8vgQl32_nfVWLsWcEsuI/s320/convenio.jpg" width="222" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pasquín del Convenio distribuido <br />
en Bizkaia</td></tr>
</tbody></table>
Atrás quedaban otros nombres propios de vida novelesca, que habían contribuido en mayor o menor medida a que los contactos fructificaran en el documento firmando: <b>Eugenio Aviraneta e Ibargoyen</b>, <b>Martin Echaurre “el arriero de Bargota”</b>, <b>John Hay</b>… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La parte más espinosa de la ratificación del Convenio residía precisamente en la entrega de armas de los 21 batallones que estaban bajo el mando directo de Maroto, debiéndose presentar en los días sucesivos en la localidad de Bergara. La llegada de los batallones fue escalonada, algunos con el firme propósito de deponer las armas, otros sin tener claro que era lo que estaba sucediendo. El proceder era siempre el mismo: Maroto los recibía junto a Espartero, se les hacía formar en una campa a las afueras de la villa (que posteriormente fue conocida como “el <b>Campo del Abrazo</b>”), quedando las tropas flanqueadas por batallones liberales y tras una arenga, se formalizaba la rendición con un abrazo entre ambos oficiales. Así terminó la guerra para parte de los batallones bizkainos, gipuzkoanos y castellanos. Para un sector del carlismo la traición del Maroto se había consumado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
Don Carlos todavía intentó llegar a los focos que en el Levante y Cataluña mantenían su combatividad y su adhesión a su persona intacta. El esfuerzo fue inútil y con los retazos del ejército del Norte que se habían negado a rendirse cruzó la frontera el 14 de septiembre. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La guerra continuó en el Levante y Cataluña un año más, con un Cabrera que se sobrepuso al efecto devastador del Convenio, las deserciones propias y a la llegada de nuevos efectivos liberales a su territorio una vez liquidado el frente Norte. Cosechó algunas victorias, pero finalmente se vio obligado a retirarse a Francia el 6 de julio de 1840. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg47F3p-6Ds8qaLksI_-tG1Qab8oH3s1qFl8ctuk5GF34JSPc5nP7uMJGNylPIg4-LtI7mU5LaaNGyxHx_MYsTauOPbpYQrt2nSWBQMOmdmusAocJe7MgYgefu-CTrgiw8C_wh7nG2dHvGl/s1600/003307_abarzo_albun_siglo+xix.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg47F3p-6Ds8qaLksI_-tG1Qab8oH3s1qFl8ctuk5GF34JSPc5nP7uMJGNylPIg4-LtI7mU5LaaNGyxHx_MYsTauOPbpYQrt2nSWBQMOmdmusAocJe7MgYgefu-CTrgiw8C_wh7nG2dHvGl/s400/003307_abarzo_albun_siglo+xix.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El "Abrazo de Vergara" según litografía de época. Tomado de<br />
Albúm siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<i>Las Conmemoraciones</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Transcurrido un año desde el “Convenio o Abrazo de Vergara” la efeméride debía de ser recordada y glorificada con la suficiente pompa y boato que el momento merecía. Hacia un escaso mes que los mosquetes se habían acallado en el Levante, las partidas que todavía operaban en Castilla se entregaban para indulto y los territorios vasco-navarros seguían sumidos en la miseria que había generado los siete años de lucha. Pero a pesar de todo, se juzgaba necesario un acto que sirviera para festejar la paz. Por lo tanto, ¿qué mejor que un acto de conmemoración del Convenio que había terminado con la guerra y donde (supuestamente) se ratificaban los fueros?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el archivo de la Diputación Foral de Araba se encuentra digitalizados numerosos documentos relacionados con las celebraciones y actos que se realizaron en Bergara, entre ellos: el “<i>Acta de la comisión para la celebración del aniversario Convenio de Vergara, en la que se acordó la construcción de un obelisco conmemorativo en el sitio donde se produjo el Abrazo</i>” fechado el 18 de agosto de 1840; otro del 20 de agosto referido al “<i>Acuerdo realizado por los Comisionados de las tres provincias vascas para llevar a efecto la celebración del primer aniversario del Convenio de Vergara</i>” y el “<i>Acuerdo realizado entre los Diputados Generales de las tres provincias vascas y demás autoridades invitadas a la celebración del aniversario del Abrazo de Vergara en el campo de Azcarrunz vide aspico-solua (sic), para la erección de un monumento para la posteridad</i>”, con fecha del 31 de agosto de 1840. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6iq9fQKo_77JxEKhyw05W48J1hgafFf3nyDIJwRReyDlya8627t19X22gfk8ae45C6bSCkP5I5dN1WnvtLj7hQinfp9aL2yN7Z2D4oyNNeb0v4Fo0_oK7W6b-Dma3fpSlTi8hynQPBgfB/s1600/1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6iq9fQKo_77JxEKhyw05W48J1hgafFf3nyDIJwRReyDlya8627t19X22gfk8ae45C6bSCkP5I5dN1WnvtLj7hQinfp9aL2yN7Z2D4oyNNeb0v4Fo0_oK7W6b-Dma3fpSlTi8hynQPBgfB/s320/1.jpg" width="185" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acta del 18 de agosto de 1840</td></tr>
</tbody></table>
Acta del 18 de agosto de 1840:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>"[…]. Del sitio fijo en que tuvo efecto el abrazo pacificador del célebre Convenio, habiéndose atendido las diligencias judiciales correspondientes, y por lo mismo el maestro arquitecto D. Mariano Jose de Lascurain encargado de levantar un obelisco provisional en dicho paraje, tomo las disposiciones convenientes para el efecto, empezando por el corte del fruto de maíz pendiente en el terreno, previa tasación para el correspondiente abono […]"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Acuerdo del 20 de agosto de 1840:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Los comisionados de las tres Provincias Vascongadas reunidos en la N. y L. Villa de Vergara con objeto de preparar cuanto sea necesario para la celebración del Aniversario del memorable convenio, han dispuesto el siguiente programa.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La escasez de recursos, la miseria a que quedaron reducidos estos naturales por la devastación, y trastorno consiguiente a la época lamentable de la guerra de seis años, y las gravedad de los negocios que han llamado la atención de las Diputaciones después del restablecimiento del régimen foral, no las ha permitido ocuparse con la intención que deseaban del feliz y grandioso pensamiento de erigir en la N. y L. Villa de Vergara, un monumento que perpetúe el suceso memorable del convenio celebrado en su territorio el día 31 de agosto de 1839; pero si esto ha sido imposible, si el impaciente anhelo de los vascongados no ha podido ser satisfecho con la prontitud que la opinión pública reclamaba, las Diputaciones forales no debían pasar desapercibidas el primer Aniversario de día tan glorioso.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Han creído necesario para cumplir mejor con este sagrado deber, la reunión en esta N. y L. villa de tres Comisionados, uno por cada Diputación, y habiendo merecido esta honrosa confianza, nos hemos ocupado inmediatamente del modo de llevar a efecto su proyecto con arreglo a las particulares instrucciones que hemos recibido, y después de examinado y discutido el asunto con la debida detención, hemos acordado lo siguiente.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Los Diputados generales de las tres Provincias Vascongadas se reunirán en esta N. y L. villa de Vergara el día 30 del corriente para celebrar el primer Aniversario del convenio que tuvo efecto en los campos de la misma el día 31 de agosto del año último.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM5bNIWd5Lrk4Z6GkNnbEfoXpmdDZqL3sPJ3romBdM92fzmXgFFlOxzdj3KB-33JN9QYIYj5U-Ub-iQafFqjcddFcMtG9dwYXLRKHYHl5NgReb_oc0PwTCcvJoYYuNS3ZZAI5ETQh2G6rX/s1600/2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM5bNIWd5Lrk4Z6GkNnbEfoXpmdDZqL3sPJ3romBdM92fzmXgFFlOxzdj3KB-33JN9QYIYj5U-Ub-iQafFqjcddFcMtG9dwYXLRKHYHl5NgReb_oc0PwTCcvJoYYuNS3ZZAI5ETQh2G6rX/s320/2.jpg" width="280" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento del Acuerdo del 20 de agosto de 1840</td></tr>
</tbody></table>
<i>El referido día 31 habrá Misa solemne y Te-Deum.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
</div>
<i>El Sr. Diputado general por la M.N. y M.L. Provincia de Guipúzcoa, presidirá todos los actos públicos en atención a celebrarse la reunión en su territorio.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El mismo día 31 por la tarde o cuando mejor parezca los Diputados y su comitiva precedidos de los maceros y clarines pasarán al sitio donde se celebró el convenio pacificador, y se formalizará una acta en que se acuerde la compra del terreno, erección del monumento con arreglo al plan que se apruebe, y el establecimiento para lo sucesivo de una fiesta anual en igual día en celebridad de tan memorable acontecimiento. Provisionalmente se levantará en aquel sitio un obelisco colocado sobre un pedestal y se cerrará el terreno en figura elíptica, construyendo los palcos necesarios para las Diputaciones de las tres provincias hermanas, y para las personas convidadas. En medio del citado circo, se colocará un tendido en el que divertirán al Pueblo diferentes comparsas compuestas de jóvenes del país.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Se dotarán seis doncellas, dos de cada provincia que reúnan la pobreza a la virtud, naturaleza de la que las dote, y que hayan perdido a su padre o alguno de sus hermanos en la guerra terminada. La dotación será de quinientos ducados a cada una que se entregarán tan luego como hubiesen contraído matrimonio, que deberán hacerlo en el término de un año, el cual pasado sin verificarlo quedará sin efecto dicha dotación. El enlace deberá ser con naturales de estas tres provincias, o a lo menos residentes en ellas con anterioridad a la guerra. Una de las dotaciones se aplicará a aquella cuyo padre o hermano hubiese fallecido en acción de guerra o a resultas de heridas, sirviendo en los batallones de cada provincia, y la otra a la que se halle en el mismo caso siendo su padre o hermano natural de las provincias hermanas, miliciano nacional, o sirviendo en los cuerpos francos o en alguno de los del ejército, y habiendo fallecido también a resultas de acción de guerra ocurrida en territorio Vascongado.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Ayuntamiento tiene dispuestas dos novilladas: Bailes públicos en la Sala Consistorial: Dos tandas de los más acreditados tamboriles del país: Zorzicos serios por los más hábiles bailarines del mismo: Diferentes comparsas; fuegos artificiales abundantes y variados, y otras diversiones que deben agradar al público.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Las fiestas populares de los Vascongados no hermanan bien con el lujo y la ostentación; en todas respira la sencillez propia de nuestras costumbres, siendo su mejor adorno la inocente y bulliciosa alegría de un pueblo feliz que presidido por sus Autoridades forales celebra el acto solemne que le dio la paz, le restituyó sus leyes, y le unió estrechamente con la Monarquía Española y su Augusta Reina. El abrazo de Vergara fue el principio de la paz y de la unión de los españoles. Hoy se ve realizada esta dulce esperanza, y los Vascongados han acreditado con su conducta leal y valiente que son fieles a sus juramentos y que nunca faltan a sus promesas. Recuerdos felices, esperanzas halagüeñas, y días venturosos ofrece para estas Provincias y para la España toda, el memorable convenio de Vergara, y no habrá Vascongado que no se sienta vivamente conmovido al recordar este momento afortunado en que terminó la sangrienta guerra que dividía a los Españoles, y empezó el día de la dichosa paz que los unió para siempre en una misma familia. La comisión espera que los Vascongados correrán ansiosos a reunirse en esta N. y L. villa de Vergara el célebre día 31 de agosto para dar gracias al Todo-Poderoso por tan singulares beneficios, para renovar el juramento de fidelidad y de lealtad a la REINA Dª. ISABEL 2ª, y a su Augusta Madre la REINA Gobernadora, y para ratificar la estrecha e íntima alianza que nos une con el resto de los Españoles. Vergara 20 de agosto de 1840.- Ambrosio María de Aldasoro.- Gabriel Maria de Orbegozo.- Julián Domingo de Echavarria.” </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Extracto del acuerdo del 31 de agosto de 1840:</div>
<div style="text-align: justify;">
<i></i><br />
<i></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2G9_egxdSx0HJKg639OAgrTHw6Xb1oxUPisL9flX0wCwj-k0Plir32A2hOP_UHCJ46KcjL4moEC_h1nOctFkzP6glTCsiDeJIGnj5wZpw4y-F7Cq7dnqIrU-Gwcg2ISPdJKamRFhxwYb-/s1600/3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="109" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2G9_egxdSx0HJKg639OAgrTHw6Xb1oxUPisL9flX0wCwj-k0Plir32A2hOP_UHCJ46KcjL4moEC_h1nOctFkzP6glTCsiDeJIGnj5wZpw4y-F7Cq7dnqIrU-Gwcg2ISPdJKamRFhxwYb-/s200/3.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento del Acuerdo del 31<br />
de Agosto de 1840</td></tr>
</tbody></table>
<i>"[…], con el fin de perpetuar la memoria de un acontecimiento que tan inmensos bienes produjo al país y al reyno entero poniendo término a una guerra de las más fuertes y terribles que han afectado a esta nación generosa, y fundando una paz que ha de servir de base a la ventura y felicidad de la patria, acordamos erigir un monumento que transmita a la posteridad tan precioso recuerdo, […], poniéndose por los Señores Diputados Generales la primera piedra y renovándose la memoria de tan glorioso suceso por medio de una fiesta anual […]"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En un ambiente de notable festividad a las afueras de la villa de Bergara en el campo de maíz conocido ya como “Campo del Abrazo” ("o del Convenio") se colocó la primera piedra del obelisco que debía recordar aquel evento. De cara a los festejos el arquitecto D. <b>Mariano Jose de Lascurain</b> había levantado un obelisco de carácter provisional. Los fastos fueron notorios, en una conmemoración que debía repetirse anualmente; sin embargo, el condicionante foral que destilaba no parecía ser del agrado de la clase política de Madrid, donde los festejos parecían más una exaltación de las leyes viejas, que un acto de hermanamiento entre vencedores y vencidos.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMVgdsK6awgahCPDzG68RONnHBoPV2erN2wfaycph0jy_9w2Q1jP5hRkzxLBxQw2_cIA5B_dkeSI-Bc1Zei6ZihmvZNXFM2R2MFxGtBZ87Fw1RluORiW7tlNAkvLSRu2SSH7jeJaR4QeMP/s1600/pp-3_13-MP-IMG-RPR1.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMVgdsK6awgahCPDzG68RONnHBoPV2erN2wfaycph0jy_9w2Q1jP5hRkzxLBxQw2_cIA5B_dkeSI-Bc1Zei6ZihmvZNXFM2R2MFxGtBZ87Fw1RluORiW7tlNAkvLSRu2SSH7jeJaR4QeMP/s400/pp-3_13-MP-IMG-RPR1.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Conmemoración el 31 de agosto de 1840 del "Abrazo de Vergara" en el<br />
"Campo del Abrazo"</td></tr>
</tbody></table>
En cualquier caso, la prensa de le época se hizo eco de las celebraciones recogiéndose en la edición del 21 de septiembre de 1840 del periódico “El Guardián”, una detallada descripción de lo ocurrido en Bergara, que a continuación presentamos:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV__o1OUtX4-LTzVVTYrE9lUHvkw2tX1FCeu9rm0vkBxnwecgHzPD3XYfsPW7DXpJabGPuf2Geh1rV9O30Q1zsyaO9OY5ty-8VoatyFeSWJ467eYrJuVCQg9MEl0_hMee7FJGIHrU-8ogk/s1600/4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV__o1OUtX4-LTzVVTYrE9lUHvkw2tX1FCeu9rm0vkBxnwecgHzPD3XYfsPW7DXpJabGPuf2Geh1rV9O30Q1zsyaO9OY5ty-8VoatyFeSWJ467eYrJuVCQg9MEl0_hMee7FJGIHrU-8ogk/s400/4.jpg" width="374" /></a></div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQfBxgjdy4W9W0NQcfNf8X31ZtDYokUo-FWiQvjR_5KwXIS3I6HkBlzvzil5weLQWUJJByNbmWOzXognLpbpGNqB2zm4FEjWZ1OeaqN-c4QEXU1KTHR9zhGhPxvvp_QI5-v4k4USdRURM_/s1600/5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQfBxgjdy4W9W0NQcfNf8X31ZtDYokUo-FWiQvjR_5KwXIS3I6HkBlzvzil5weLQWUJJByNbmWOzXognLpbpGNqB2zm4FEjWZ1OeaqN-c4QEXU1KTHR9zhGhPxvvp_QI5-v4k4USdRURM_/s400/5.jpg" width="395" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Artículo sobre el aniversario del Abrazo de Bergara aparecido en "El Guardián"<br />
el 21 de septiembre de 1840</td></tr>
</tbody></table>
Según se describe, la conmemoración fue notable y los actos numerosos, bien realizados y concurridos, donde a falta de Maroto y Espartero, acudieron algunos de los oficiales carlistas que se habían acogido al convenio, así como un importante número de tropas liberales. El “Campo de Abrazo” fue notablemente engalanado para los actos:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] El campo del convenio estaba cerrado en forma circular. En medio del él, y precisamente en el lugar donde se dieron el abrazo los generales Espartero y Maroto, se ostentaba un obelisco de buen gusto con inscripciones alusivas al objeto […]. Alzase a poca distancia el tablado donde habían de ejecutar sus danzas los bailarines adiestrados por el venerable patriarca vascongado Iztueta. En tres costados del circo se distinguían los palcos de las tres diputaciones generales de las provincias cada uno con su bandera izada […]. La galería de palcos bajos estaba llena de señoras vestidas con la mayor elegancia, y escusado es decir que sobresalían muchas hermosas, porque las vascongadas tienen justamente en España la fama de serlo. […]”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 2º aniversario también tuvo su lugar en la prensa. En “El Guardián Nacional” del 12 de septiembre de 1841 aparece la siguiente noticia:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Ayer se celebró en los campos de esta villa (Bergara) el segundo aniversario del célebre convenio de Vergara. Asistieron las tres diputaciones de las provincias hermanas, el ayuntamiento de esta villa, sus cabildos eclesiásticos, varios jefes y oficiales del ejército, muchas personas distinguidas y un numeroso concurso. Las diputaciones y demás corporaciones se reunieron para las nueve y media de la mañana en la sala consistorial , desde donde se dirigieron á la iglesia de San Pedro, en la que se celebró una función solemne a toda orquesta; en seguida se pasó al “Campo del Abrazo”, se firmó el acta por los diputados generales, y se bailó el baile guerrero del país lo mismo que el año pasado. Por la tarde .se corrieron seis vacas navarras, y la gente bailó hasta cerca de la media noche. Es superfluo el decir que ha reinado el orden mas perfecto en toda la función sin haber ninguna riña ni disputa porque rarísima vez las hay en este país en las funciones públicas.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Se ha victoreado á nuestra inocente reina,a su amable madre y á los fueros. Aunque Vds' y yo aprobemos estos vivas, no faltaran algunos que los reprueben, en particular el de la augusta Cristina; pero deben saber que los vascongados son muy caballeros y no se olvidan de los beneficios que han recibido, aunque su bienhechora se halla tan mal correspondida por tan gran número de ingratos”.</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya se comprobaba que las celebraciones comenzaban a sufrir los vaivenes de la política del momento donde distintos gobiernos se alzaban y caían en sucesivos pronunciamientos, con proclamas de leyes que eran seguidamente derogadas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1842 la conmemoración del “Abrazo del Vergara” ya no generó tanto entusiasmo. Aún con todo, representantes de las Diputaciones se reunieron, si bien la jornada tuvo más un carácter de reivindicación foral que recordase el 1º punto del Convenio. El monumento, el obelisco de piedra, no se ha levantado y la “primera piedra” languidece en el maizal. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 24 de julio 1846 las Diputaciones, ya dueñas completamente de las fiestas de recuerdo pactaron una serie actos de sobrio carácter: reunión, misa y posterior banquete de los representantes de las tres Diputaciones.. El “Campo del Abrazo” quedó al margen. Años después, en 1855 en el periódico “La Época” del 31 de agosto aparece la siguiente noticia:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1_-TUFYF3YfBBRq86YZr6KV7N0paKfnle9_EVGGPjISfSpvs7eU4Q8ViMx4tSlia1gowBaNgkt9rpJmXRVr11i8MBOw7GBay3REcH6Wzog_58tld-TbhPskdCDD1cX9eL25kTSef2vOKx/s1600/6.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1_-TUFYF3YfBBRq86YZr6KV7N0paKfnle9_EVGGPjISfSpvs7eU4Q8ViMx4tSlia1gowBaNgkt9rpJmXRVr11i8MBOw7GBay3REcH6Wzog_58tld-TbhPskdCDD1cX9eL25kTSef2vOKx/s1600/6.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Decreto sobre los actos conmemorativos<br />
del Abrazo de Bergara del Ministerio de Fomento<br />
en 1856</td></tr>
</tbody></table>
<i>“Un solo árbol raquítico y maliciento indica el sitio donde Espartero abrazo a Maroto y ese árbol, para mengua nuestra no lo hemos plantado todos los españoles sino un solo hombre, un buen patricio que hoy posee las heredades. Los gobiernos son amor a la gloria que hemos tenido, por ser la gloria fruta verde para ellos, ni siquiera han llegado a comprender la estrecha cuenta que de desprecio les pedirán las generaciones. Como sucede siempre, se pensó y se proyectó construir un monumento en el campo de Vergara. El primer aniversario del convenio verificose en 1840 con gran pompa. En el centro de la vega donde hoy existe el árbol que antes dijimos, se construyo un obelisco, en cuyo plinto se punto la primea piedra de que había de ser grandioso monumento. Juntamente con esto se trazaban los planos de una palacio para las comisiones de las tres provincias vascongadas, que acudirían a celebrar el aniversario y aún se colocó también la primera piedra, provisionalmente en el plinto del obelisco. Asistieron a esa solemnidad el virrey de Navarra, con una división del ejército, las tres diputaciones forales, y las personas más distinguidas del país, sin contar los viajeros y curiosos. Las fiestas que se hicieron en el pueblecito de Vergara duraron tres días. Al cuarto quedo la campiña desierta, olvidado el obelisco, olvidado el palacio, y hasta parecía olvidad la memoria del convenio. El dueño de las heredades siguió labrándolas, porque no se las compraron, y si planto el árbol en cuestión, hizo más de lo que debía. ¿saben nuestros lectores como se celebra hoy el aniversario del convenio? Una comisión de cada provincia vascongada concurre a Vergrara a oír misa en San Pedro, y después sus individuos se despiden con banquete. Ni más festividad religiosa, ni mas fiesta civil. […]”</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A finales de ese mismo año el gobierno de la nación deseó retomar el control sobre las celebraciones del “Abrazo”, emitiendo un largo decreto donde se hacía cargo de todo lo relacionado con la conmemoración del Convenio y usurpando el protagonismo a las Diputaciones.<br />
<br />
Pero todo queda en papel mojado. En 1859 en el rotativo “La Discusión” del 27 de marzo aparece la siguiente crítica, donde se hace referencia a las luchas entre las distintas corrientes liberales que atenazan la política española e impiden cualquier progreso:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0YgV10s-lskBBKARCOwrQ7lsDW0R35PbjTtCvpjZZYaDF0XfeGzr00OataHtPNORBgd4sr5HCLDbyTGWshd932J-j5gW0nGrhxgqOqLqoA45zgoapOC5f1qod_WLj16M0ez4yAAciymb3/s1600/7.jpg" imageanchor="1"><img border="0" height="83" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0YgV10s-lskBBKARCOwrQ7lsDW0R35PbjTtCvpjZZYaDF0XfeGzr00OataHtPNORBgd4sr5HCLDbyTGWshd932J-j5gW0nGrhxgqOqLqoA45zgoapOC5f1qod_WLj16M0ez4yAAciymb3/s400/7.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
La conmemoración del vigésimo aniversario por parte de las Diputaciones parece que volvió a tener un cierto lustre, según queda recogido en “La Discusión” del 9 de septiembre de 1859:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjIXmb9a8ErdK8Ab-LT-6Jl3rhUHHX_A-Uk3BE2hEjSHmm-QtIddIePwZOgqrXva_XL-VqjxkqE_jeFu8LlHPdKlI-l6FsI2PeEYQ9NO_jsrInqnE4A19RLBONZQy7Yr-Vrd7smdGqR76Q/s1600/8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjIXmb9a8ErdK8Ab-LT-6Jl3rhUHHX_A-Uk3BE2hEjSHmm-QtIddIePwZOgqrXva_XL-VqjxkqE_jeFu8LlHPdKlI-l6FsI2PeEYQ9NO_jsrInqnE4A19RLBONZQy7Yr-Vrd7smdGqR76Q/s400/8.jpg" width="265" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1861 siguen las Diputaciones conmemorando la efeméride y en Madrid los rotativos lamentan que la rememoración del “Convenio de Vergara” se haya transformado en una jornada en recuerdo "local" a los muertos de dichas provincias (“La Iberia” del 31 del agosto de 1861):<br />
<br />
<i>"En la mañana de hoy, si hasta esta costumbre no se ha perdido, una comisión de cada provincia Vascongada concurrirá a Vergara a oír misa en San Pedro; después sus individuos se despedirán con un banquete; eso es todo lo que se hace para conmemorar el suceso capital del reinado actual; no hay más festividad religiosa, ni más solemnidad civil. Aquello, si aún lo hay, es simplemente una memoria piadosa de los hijos que perdieron las provincias Vascongadas; cuanto más, un recuerdo local del acontecimiento que terminó con una lucha de seis años entre hermanos".</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1864, “La Iberia” comentaba lo siguiente respecto al estado en el que se encuentra el “Campo del Abrazo”: <br />
<br />
<i>"Una escondida porción de terreno inculto, un pequeño montón de cantos rodados y un raquítico arbusto son el único testimonio que se descubre en el sitio en que tuvo lugar tan tierna escena; y sin embargo, aquel valle es el campo de Vergara, y este terreno inculto, y este montón de piedras, y este raquítico arbusto, las desventuras de la patria, las glorias de nuestros soldados y la apoteosis de la paz; y terreno, y piedras, y arbusto, el monumento del hecho más grande y del acontecimiento más venturoso de nuestra historia moderna: ¡el Convenio de Vergara!"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Con fiesta o sin fiesta, con más o menos solemnidad, los aniversarios fueron puntualmente cumplidos por las Diputaciones forales, pero el “Campo del Abrazo” quedó abandonado. En Madrid siguieron sin ponerse de acuerdo sobre las celebraciones del “Convenio - Abrazo de Vergara”; y también durante la efímera monarquía de Amadeo de Saboya se tocó el espinoso tema, tal y como queda recogido en “La Correspondencia” del 20 del octubre de 1871:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBUBBUtSK0cjHZwLQVaUAr8aK7u5vBq_3WSwSE-c25QKKEOcZhw5FalWBb2zjCQ-yXvBPRTQkbUjFrUpvnD0kVgmZo8it3cJVeK6GGxMIoHX53aXTfHuoC_jzOt_JVSoLCH8Sz49_2zVDv/s1600/11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="96" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBUBBUtSK0cjHZwLQVaUAr8aK7u5vBq_3WSwSE-c25QKKEOcZhw5FalWBb2zjCQ-yXvBPRTQkbUjFrUpvnD0kVgmZo8it3cJVeK6GGxMIoHX53aXTfHuoC_jzOt_JVSoLCH8Sz49_2zVDv/s320/11.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>La Destrucción</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para estas fechas el elemento foral volvió a quedar bajo la cobertura de la mezcolanza de descontentos que aglutinaba el carlismo. Muchos de los que hacía 30 años se habían acogido a “el Convenio” se retractaron, volviendo a engrosar la filas del nuevo Pretendiente, <b>Carlos María de Borbón y Austria-Este</b>. De nuevo la sociedad española se fracturó. Los sectores conservadores afirmaban que España, o mejor dicho “Las Españas” del momento, católicas y tradicionales, se encontraban en un claro peligro ante el laicismo y antiforalismo que promulgaba la constitución de 1869. El Convenio y el Abrazo era visto por este sector como un claro ejemplo de traición y de recuerdo ignominioso.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se produjo un nuevo alzamiento, titubeante al principio y sólido después. Las victorias cayeron del lado carlista, volviéndose a hacer dueños de gran parte de los territorios vasco-navarros. El 13 de agosto de 1873 entró en la villa de Vergara el general carlista <b>Antonio Lizarraga</b> con 3 batallones de gipuzkoanos y el 15 de ese mismo mes, en un acto cargado de simbología, el general se dirigió al “Campo del Abrazo”. Allí mandó formar a sus voluntarios y seguidamente levantó la “primera piedra”, de los 34 años después, inexistente monumento conmemorativo. Así lo describió <b>Francisco Hernando</b>, testigo de lo sucedido:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] mando se desenterrase aquel documento y se le quemase, para demostrar que estábamos resueltos a no tratar con el enemigo y sostener la guerra hasta conseguir el triunfo. La ceremonia se llevó a cabo en medio del mayor entusiasmo de los soldados y el pueblo que había acudido a ella; y aunque no se encontró en la excavación que se hizo el documento original que se buscaba, se quemaron en su lugar otros papeles, y se extendió y se firmó por los presentes un acta.”</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW0E5-YWExzMYs_KRQSpIKNJ_yHVaYgB3CNB8aCqaAhjDTnDf0sWM9mhO7CZgMXjs3WniunJvjCkY0L4Dogk166DVv-Z2xrW_WzlXcLeuDCMT-c48uJ89Bt3Lu-EO9xuBjLmB8RWkdtSJm/s1600/12.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW0E5-YWExzMYs_KRQSpIKNJ_yHVaYgB3CNB8aCqaAhjDTnDf0sWM9mhO7CZgMXjs3WniunJvjCkY0L4Dogk166DVv-Z2xrW_WzlXcLeuDCMT-c48uJ89Bt3Lu-EO9xuBjLmB8RWkdtSJm/s400/12.jpg" width="290" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acta de Destrucción del Convenio de Vergara.<br />
Tomado de Rubio (2003): Guerra y Memoria</td></tr>
</tbody></table>
Este acta de “<b>Destrucción del Convenio de Vergara</b>” cuyo original se encuentra actualmente en los Fondos del Museo del Ejército (<a href="http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=820338" target="_blank">Rubio 2003</a>), fue convenientemente distribuido y publicado en los medios de comunicación del momento:<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“En la villa de Vergara provincia de Guipúzcoa a los quince días del mes de Agosto del año de gracia de Nuestro Sr. Jesucristo de Mil ochocientos setenta y tres, el Exmo. Sr. Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, Comandante general de la provincia D. Antonio Lizarraga, dispuso que en presencia de los Batallones “Virgen del Carmen”, “El Triunfo” y “Doña Blanca” se procediese a levantar la lápida que encierra el ignominioso titulado “Convenio de Vergara” y extraído éste y demás efectos que encierra fueran reducidos a cenizas y aventadas para que desaparezca esta obra de la impiedad Masónica.</i><br />
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Y para que conste de haberse verificado extiendo la presente acta que deberá ser firmada por todos los Jefes que han concurrido a tan solemne acto. Vergara quince de agosto de mil ochocientos setenta y tres.</i><br />
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>[</i>Le sigue la firma de todos los supuestamente allí presentes<i>]"</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Poco importaba que debajo de aquellas piedras del “Campo del Abrazo” no hubiera caja alguna que contuviera el documento del Convenio y que lo que realmente se redujese a cenizas fueran los libros del registro civil. El caso era borrar la "traición manifiesta" que representaba el Convenio,· maquillando convenientemente el acta haciendo participes, tal y como recoge el listado de firmas, a autoridades y personajes tanto presentes como ausentes, incluidos extranjeros que militaban o simpatizaban en las filas del Pretendiente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los diarios de época se llenaron de referencias al hecho, no tardando en “afear” la solemnidad del acto carlista haciendo hincapié en que el documento original seguía intacto en manos particulares, en este caso las del historiador <b>Antonio Pirala</b>, tal y como el mismo reconocía en una carta que remitió a los diarios:<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRPiYcW_sfLO00vAIL6V71dErUviZc02h0x47Z9ougX1ildDU65r_Ha8MxiGjazfCd93ZFK-oCRic2kk2cmIpJv0gar_9ueMYYrVcrMAdgD3pVsjik8ppMDqkEoIsxWjtNvfHKnL0ljlaJ/s1600/14.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRPiYcW_sfLO00vAIL6V71dErUviZc02h0x47Z9ougX1ildDU65r_Ha8MxiGjazfCd93ZFK-oCRic2kk2cmIpJv0gar_9ueMYYrVcrMAdgD3pVsjik8ppMDqkEoIsxWjtNvfHKnL0ljlaJ/s400/14.jpg" width="393" /></a></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
La guerra siguió su curso. La curiosa destrucción del “Convenio” se quedó en eso, un acto simbólico. Una vez más la causa carlista no triunfó. Tras la finalización de la guerra, un 21 de julio de 1876 se abolían los fueros. El “Convenio de Vergara” pasaba definitivamente a ser historia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El Olvido</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAjfoVYSTzDL9VwZSR88-WTrufDS5LYX5eFlTpVTiN6Zu__fViruKvsVQcXLb9dhFpHGiVDL2CS275BkEid5sAdMazQKmxCalsWiN9yMGNPPM-yi0pHdb15YPqfkam4428uglpK0Hz2-Q2/s1600/001541_bergara_mapa_album.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAjfoVYSTzDL9VwZSR88-WTrufDS5LYX5eFlTpVTiN6Zu__fViruKvsVQcXLb9dhFpHGiVDL2CS275BkEid5sAdMazQKmxCalsWiN9yMGNPPM-yi0pHdb15YPqfkam4428uglpK0Hz2-Q2/s320/001541_bergara_mapa_album.jpg" width="264" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mapa de Bergara en 1848. En el extremo inferior<br />
izquierda aparece reflejado la localización del<br />
"Campo del Convenio". Tomado de Albúm Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
Hemos comprobado como el “campo del Abrazo” fue paulatinamente perdiendo protagonismo, siendo por última vez escenario de la historia en la función “de destrucción” que protagonizó Lizarraga en 1873. A partir de ese momento fue literalmente olvidado y desposeído de cualquier carga emocional.<br />
<br />
Pero… ¿Dónde se encuentra este lugar? ¿Dónde estaba el maizal en el que formaron los batallones carlistas y liberales que vieron el abrazo entre Espartero y Maroto? ¿Dónde se colocó aquel obelisco provisional y la primera piedra en conmemoración del hecho? ¿Dónde buscó Lizarraga el documento que destruyó, ante la algarabía y beneplácito de sus 3 batallones y los presentes allí reunidos? ¿Qué fue del lugar llamado <i>Azcarrunz vide aspico-solua</i>?<br />
<br />
En el libro “<i>Espartero: Historia de Vida Militar y Política</i>”·escrita por <b>Jose Segundo Flores</b> en 1844 encontramos un pequeño esquema del lugar en cuestión, con claros topónimos identificativos: </div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0_Wqrat1N-JnqL0C-5EDhfiBbcyHXuHmMsSMcWLMhLRxLF8T7VUgYFuF8QJmT3cotD3ztyGgQ8HDyRmchUHXoRmqbMuJ_Bt4hgu0KM1dvW_gXO8YEJgTgpjWJPlttu4g9ijoxMlIfbYe8/s1600/sitio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0_Wqrat1N-JnqL0C-5EDhfiBbcyHXuHmMsSMcWLMhLRxLF8T7VUgYFuF8QJmT3cotD3ztyGgQ8HDyRmchUHXoRmqbMuJ_Bt4hgu0KM1dvW_gXO8YEJgTgpjWJPlttu4g9ijoxMlIfbYe8/s320/sitio.jpg" width="320" /></a><span style="font-size: x-small;">A: Punto donde se abrazaron los dos Generales</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">B: palacio de Ozaeta</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">C: Puente de Ozaeta</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">D: Puente de Azcarrunz</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">E: Carretera de Francia</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">F: Río Deba</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">G: Casa Yturricoa</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">N: Balento</span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La georeferenciación de la “topografía” sobre cartografía actual utilizando herramientas básicas de un Sistema de Información Geográfica (GIS) nos muestra la localización con una margen de exactitud importante del “Campo del Abrazo” y el lugar donde se abrazaron los generales. Destaca el saber que todas las edificaciones a las que hace referencia el plano de época siguen en pie, con una toponimia actualizada: Palacio de Ozaeta, Casa Iturrikoa, Caserío Balento, puentes….<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYxNrNMb07L6frEPtwZ6QiehKg4qib1OuX7ILjsTwf5wP_JpWoPLKxCfF7Ufq10Mec7DDfc1LX2aTfSo6A0z6CFJ7iMVdLOJp4-BpJAv3a70Yswir4RqgAFNK3o4fCpCMf_0DIfXDlH-3i/s1600/Composicion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYxNrNMb07L6frEPtwZ6QiehKg4qib1OuX7ILjsTwf5wP_JpWoPLKxCfF7Ufq10Mec7DDfc1LX2aTfSo6A0z6CFJ7iMVdLOJp4-BpJAv3a70Yswir4RqgAFNK3o4fCpCMf_0DIfXDlH-3i/s400/Composicion.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Georeferenciación de la lámina de época sobre ortofoto actual mediante GIS</td></tr>
</tbody></table>
Una vez localizado el lugar en el barrio de Askarruntz podemos tener una visión de la modificación del paisaje a los últimos 100 años. Poco tiempo después de la finalización de la última guerra carlista, en 1887, se inauguró el “ferrocarril del Deva” y lo curioso es que el trazado del ferrocarril cruzaba el “Campo del Abrazo” y lo hacía justo por medio del lugar donde se supone se materializó el abrazo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVxRKvfZw2_wdjtR5HKkij0pEWbCOD_qxNRgkP6WbnHlSYQV38DAJBIVaAS_W3m-tHRHmPLZMPDu94JI6G73B6cF3UBG_YOaX50kAYgoQ4mGwz9z0VzFSATvQaB6d5NSm-fuei242MpcFo/s1600/1954.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="177" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVxRKvfZw2_wdjtR5HKkij0pEWbCOD_qxNRgkP6WbnHlSYQV38DAJBIVaAS_W3m-tHRHmPLZMPDu94JI6G73B6cF3UBG_YOaX50kAYgoQ4mGwz9z0VzFSATvQaB6d5NSm-fuei242MpcFo/s320/1954.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Campo del Abrazo" en 1954</td></tr>
</tbody></table>
La industrialización se fue apoderando de las márgenes del río Deba y el idílico maizal quedó sepultado por un uso industrial de suelo. En 1954 la zona servía como parque de chatarra para los Altos Hornos de Bergara y posteriormente se levantaran otros edificios de carácter fabril que serán posteriormente reutilizados como almacén municipal. Con el avance de los años la zona fue reurbanizada: se construyó en el solar el polideportivo de Labegaraieta y aparecieron nuevas viviendas. En los últimos años la zona se ha convertido en un área de esparcimiento con la puesta en marcha de sistema de tirolinas, al igual que sirve de acceso al río Deba para la práctica del piragüismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nada queda en el lugar que indique referencia alguna al “Campo del Abrazo”. Desde el “google earth” esta es la visión panorámica que se tiene del lugar donde se teatralizó el Abrazo:<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dxf-txDHaUxV_Lc-2EAO1rh1aOUa65YE9b5u8wRl9ToITvjBYCBCO3HYerEy3jHj6z2QuXyTSm5RmoQppTN4w' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<br />
A nivel institucional local, conscientes del legado histórico que supone el “Convenio”, en el año 2012 se inauguró en el palacio Irizar de Bergara una sala que muestra de una forma visual el Abrazo y su contexto, editándose un libro por el historiador <b>David Zapirain</b>, donde en una veintena de páginas, se resume un estudio más profundo sobre el tema. De igual forma una de las calles de la villa lleva el nombre de “Convenio” en conmemoración del hecho.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquí concluye el repaso geo-histórico a uno de los momentos cruciales de nuestra historia más reciente. Un Convenio y un Abrazo que condicionó durante muchos años la política de "Las Españas", en una confluencia de elementos de paz, foralidad, recuerdo o traición que cada sector político del momento se encargó de potenciar en un sentido u otro. Quedan ya olvidadas, como tristes epitafios, las frases que en 1840 decoraron aquel monolito provisional que se colocó en el “Campo del Abrazo”:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<ul>
<li>Tras larga guerra cruel, los bravos aquí se unieron, y el reyno (sic) robustecieron de la segunda Isabel</li>
<li>Hermoso es el laurel de la victoria, dar paz a una nación es mayor gloria</li>
<li>Las provincias hermanas, amables y leales, se han estrechado muchísimo entre sí, y todos sus hijos guerreros, fuertes y vivos, han abrazado la paz de corazón</li>
<li>Todos somos hijos de una misma madre, y son fuertes los lazos que nos unen, nos amábamos antes, y ahora nos amamos más; ya no habrá discusión alguna entre nosotros</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWSCXDr6mBPL6uTrxXvdIs9wq-I1n6uBzl3CS5mgKDNnf91sNZYc5cllnBatf79neB1FewDRFxOj6eaQsUtSCfwQmNTEeJXdBb-PSXgOga7pOKmC9-HsLOyQYYGgz7IdQ7H-cGyAEj0Iwr/s1600/Abrazo_album+siglo+xix.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWSCXDr6mBPL6uTrxXvdIs9wq-I1n6uBzl3CS5mgKDNnf91sNZYc5cllnBatf79neB1FewDRFxOj6eaQsUtSCfwQmNTEeJXdBb-PSXgOga7pOKmC9-HsLOyQYYGgz7IdQ7H-cGyAEj0Iwr/s320/Abrazo_album+siglo+xix.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<i>Actualización 29/06/2016:</i> El 9 de junio se inaguró en el <a href="http://www.zumalakarregimuseoa.eus/es">museo Zumalakarregi de Ormaiztegi</a> la exposición "<b>1839 Ante el Abrazo de Bergara: Gesto e interpretación</b>". Está exposición temporal será visitable hasta el 23 de agosto, pasando seguidamente al <a href="http://www.bergara.eus/es/laboratorium">Laboratorium Museoa</a> de Bergara, donde se podrá seguir contemplando desde el 31/08/2016 al 01/11/2016.</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-43725633788525284902015-06-20T18:01:00.002+02:002018-02-04T21:26:22.701+01:00C.S.I Somorrostro: Análisis Geoespacial de la Muerte del General Ollo y Radica<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<i>Entrada actualizada: 04/02/2018</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b>
<b>Introducción</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBhp6UrD6PWrFLS3LYYMvX_B4j3uWLLLaUqSmukh4HjPj6xt-IGuGM7BgaAAxScGKB358qxQ800a3WQEiyh1w5BW-aaboJ1nimlNZXgrKpK_6uEuaTW4v3YQVrTqT4taMQJKejkyJeoRm/s1600/Radica.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlBhp6UrD6PWrFLS3LYYMvX_B4j3uWLLLaUqSmukh4HjPj6xt-IGuGM7BgaAAxScGKB358qxQ800a3WQEiyh1w5BW-aaboJ1nimlNZXgrKpK_6uEuaTW4v3YQVrTqT4taMQJKejkyJeoRm/s320/Radica.jpg" width="227" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Teodoro Rada "Radica". Tomado de<br />
la Gran Enciclopedia Navarra</td></tr>
</tbody></table>
No me cansaré de repetir que aunque la última guerra carlista se encuentre relativamente cercana en el tiempo y contemos con abundantes elementos bibliográficos, es complicado pormenorizar hechos particulares. Lo cierto es que encontramos relatos de un mismo acontecimiento presentados de desigual forma, desequilibrados en una dirección u otra, y con revisiones posteriores que complican el obtener una visión realista del hecho en estudio.</div>
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<br /></div>
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En este blog ya hemos hablado de <b>Nicolas Ollo Vidaurreta y Teodoro Rada Delgado</b>. Su muerte, en el campo de batalla de Somorrostro, fue notablemente sentido por ejército carlista que perdió a dos de sus oficiales más capacitados. No hay duda que su fallecimiento estuvo producido por el estallido de un proyectil de artillería, sin embargo el desarrollo de los hechos que llevaron a este desenlace permanece en la oscuridad, cubierto por un manto de descripciones encontradas y afirmaciones no probadas. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Os propongo realizar un pequeño trabajo al más puro estilo C.S.I (<i>Crime Scene Investigation</i>) para arrojar un poco de luz en la muerte del General Ollo y Radica.</div>
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<br /></div>
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<b>Los Hechos </b></div>
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<br /></div>
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Nos encontramos en el campo de batalla de Somorrostro. Es el 29 de marzo de 1874. Tras el baño de sangre que comenzó el 25 de marzo y finalizó dos días después, ambos ejércitos se encuentran extenuados. La victoria “moral” del ejército carlista es innegable, al igual que su clara imposibilidad de mantener el campo atrincherado que han construido por mucho tiempo más. Así se lo hará saber Nicolas Ollo Vidaurreta, al mando de las tropas carlistas destacadas en Somorrostro, a su rey, Carlos VII, en la reunión de altos mandos que mantienen tras la batalla. Sin embargo, y a pesar de las reticencias manifestadas por Ollo, secundado por una mayoría de los oficiales, la voluntad de una minoría de generales se impone. La línea de Somorrostro no se levanta.</div>
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<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijV4pfI0wdJDoVmtZHsyZNYrK4A4A6X9gzUkXAlP1DfJfWOV6FQ4rsnI_TeK6clTiaFBK3D_rUcaRI8EEXQdm_cRHyw2fbLpT3ewW0ug1_U8ZWRMzrVUxowwv8eyDEPQh7scRzWGJaiCHv/s1600/001580.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijV4pfI0wdJDoVmtZHsyZNYrK4A4A6X9gzUkXAlP1DfJfWOV6FQ4rsnI_TeK6clTiaFBK3D_rUcaRI8EEXQdm_cRHyw2fbLpT3ewW0ug1_U8ZWRMzrVUxowwv8eyDEPQh7scRzWGJaiCHv/s320/001580.jpg" width="320" /></a></div>
Mientras, los fatigados ejércitos siguen lamiéndose las heridas. El liberal lleva desde el 28 de marzo, momento en el que cesó la lucha por la presencia de una espesa niebla, agarrándose al escaso terreno conquistado al precio de litros de sangre, construyendo defensas y baterías, retirando heridos, municionando a sus tropas y atendiendo a la intendencia de las mismas. De igual forma actúan los carlistas, aferrados a su campo atrincherado que tan buenos resultados les está dando, aguantando estoicamente la abrumadora presencia artillera de la que hace gala el ejército liberal.</div>
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<br /></div>
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El presidente/general Serrano ha ordenado hacer avanzar a su artillería para batir con mayor facilidad los reductos carlistas. Según cuenta Pirala, en Las Carreras se construye una zona fortificada para colocar una batería de 12 piezas de “a 8” y más retrasada, otra para 4 piezas “de 16”, con el objetivo de llenar de plomo y hierro San Pedro de Abanto, Santa Juliana y la trinchera del ferrocarril de Galdames. El corresponsal de guerra, Mac Graham en su crónica al periódico “<i>The Evening Standard</i>” comenta que las baterías se situaban a 600 yardas de San Pedro (unos 500 metros) y a 800 de Santa Juliana y San Fuente (unos 700 metros) y añadía: </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Me quedé asombrado al ver que los oficiales son los que manejan las piezas, porque, como están al alcance de las piezas de los carlistas, los soldados se resisten a servir los cañones, y eso ha ocasionado muchas bajas entre los oficiales”.</i></div>
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<br /></div>
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Mientras, el fuego de fusilería como de artillería es discontinuo, siendo considerado como de “entretenimiento” por ambos ejércitos. Al amanecer del día 29, y citando de nuevo al historiador Pirala, según la costumbre, los generales carlistas se reúnen en la población de Sanfuentes. Entre las siete y ocho de la mañana llegan al caserío que hace las veces de Cuartel General, <b>Torcuato Mendiry</b>, <b>Antonio Dorregaray</b> y <b>Nicolas Ollo</b>. A las once aparece <b>Joaquín Elío</b>. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Comieron a la una y media, saliendo después a tomar el sol y fumar fuera de la casa”.</i> </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La reunión convoca a numerosos oficiales y suboficiales que, a juzgar por lo que comenta Pirala, son ajenos al peligro que suponía la presencia de baterías enemigas cercanas.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Reunidos se hablaban en un gran corro diferentes generales y brigadieres hablando con una persona bien conocida que acababa de llegar de Zaragoza, y á eso de la tres y media se separó Elío con el forastero algunos pasos, y Dorregaray dijo á Mendiry: Vamos a que nos bajen unas sillas y nos sentaremos a la sombra junto a la casa quemada”. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Atrás quedaban el general Ollo, el brigadier Teodoro Rada “Radica”, el auditor de navarra (juez del tribunal militar) Jose Escudero, el coronel Pedro Jose Torrecilla, así como otros suboficiales como los hermanos Irazu, procediendo Torrecilla a la lectura de un comunicado. En el momento en el que comenzaba la lectura se escuchó una fuerte detonación. Una granada acaba de estallar en las cercanías del grupo. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pasados los primeros minutos de aturdimiento, los heridos son socorridos, tratándoles de urgencia allí mismo para seguidamente ser trasladados a retaguardia. Escudero ha muerto en el instante. Ollo es transportado hasta su alojamiento en San Salvador, donde recibirá la visita de su rey caros VII, muriendo a las tres y media de la mañana. Radica correrá igual suerte, llevado hasta el hospital de Santurce, morirá al día siguiente a consecuencia de sus heridas.<br />
<b><br /></b>
<b>Joaquín Llorens y Fernández de Córdova</b> oficial de artillería carlista al mando de la 4ª Batería de Montaña durante la contienda y testigo ocular de lo ocurrido relataba así los últimos momentos de Radica: <i>"[...] A Radica se le colocó en el hospital de Santurce en una cama de hierro que había en el cuartito, donde sólo había una librería como mueble. [...]. Una hora después dijo deseaba lo pusiéramos sobre el suelo porque creía que la pierna, sobre menos colchones, le dolería menos. Con el colchón fue levantado y sacada de debajo la cámara, se le colocó en el suelo y allí murió [...]"</i>.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg548Ha-1WmsQ0cqVu96Ui0LAgaU-VwtDgUVqEF-X6SKMZziJd_TjfkGpK7gZ8bXQg7ZHHFurVkveZPTN6R_0Si1JubYHZ2ZdQdZhItPqBXmaQxV0zVusUhIwnq4-UoMPhjnh_JEED7k6DF/s1600/CJLLBM052.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="398" data-original-width="1600" height="97" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg548Ha-1WmsQ0cqVu96Ui0LAgaU-VwtDgUVqEF-X6SKMZziJd_TjfkGpK7gZ8bXQg7ZHHFurVkveZPTN6R_0Si1JubYHZ2ZdQdZhItPqBXmaQxV0zVusUhIwnq4-UoMPhjnh_JEED7k6DF/s400/CJLLBM052.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fragmento de una carta manuscrita de Joaquin Llorens al Barón de Montevilla fechada el 8 de marzo de 1927.<br />
Fondo Barón Montevilla. Cortesía de Victor Sierra-Sesumaga</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Variaciones Narrativas </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La muerte de Ollo y Radica fue un hecho de notable interés en el campo periodístico del momento, donde los corresponsales del momento no duraron en describir con todo lujo de detalles lo ocurrido. Años después, todavía se recordaba la efeméride, que incluía resúmenes del hecho, que tomaban como referencia previas noticias, no dudando en incluir algún dato novedoso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las primeras noticias del fallecimiento de Ollo las encontramos en los periódicos de época a los pocos días de suceder la explosión. Diario “La Iberia” del 5 de abril de 1874:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6fkX7GfYqKxdWitOQnl6TCwgd6LMsCvCTLX3iJR7ejsO77knxriZKi_bgCBx7SVjj_kU0gernLIdWgInaKS74RWjBiv_ljFZyO7wj_I_yOC85rhHT5NjCEX5Q2xIq4oNJ4Ju8ei9wYBYn/s1600/cuartel+real.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6fkX7GfYqKxdWitOQnl6TCwgd6LMsCvCTLX3iJR7ejsO77knxriZKi_bgCBx7SVjj_kU0gernLIdWgInaKS74RWjBiv_ljFZyO7wj_I_yOC85rhHT5NjCEX5Q2xIq4oNJ4Ju8ei9wYBYn/s320/cuartel+real.jpg" width="174" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"El Cuartel Real" del 5 de abril<br />
de 1874</td></tr>
</tbody></table>
<i>“Efectivamente, Ollo ha muerto, y Radica está sacramentado. Una granada disparada anteayer desde la gran batería de 11 cañones Krupp que se ha levantado en la última casa del camino de Abanto, a 300 metros de la iglesia, dejo tan gravemente herido al general carlista, director de los combates de estos días, que a la noche era cadáver. El famoso cabecilla se hallaba inspeccionando nuestro campo con otros generales desde una altura a la izquierda de San Pedro, cuando fue a caer en el grupo la granada que le ha privado de la vida, juntamente con el auditor de guerra del ejercito carlista, antiguo abogado de la provincia de Burgos”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con esa misma fecha, el diario propagandístico carlista del momento, el “Cuartel Real”, presenta en una pequeña reseña la desaparición del renombrado general.<br />
<br />
Tres días después, el 8 de abril de 1874, aparece en “La Crónica Meridional”, la transcripción de una carta emitida por el corresponsal J. Alcazar desde Castro Urdiales el 28 de marzo y del que ya se han hecho eco otros diarios:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] La muerte de Ollo, Radica y demás de que ya tienen noticia, fue hija de una casualidad digna de ser conocida. La batería de la carretera que enfila a San Pedro, está mandada por el oficial de artillería Sr. Alberico. Encontrábanse con dicho jefe los Sres. Muro y corresponsal de la Independence Belga, conversando sobre construcciones, y hablando de las fundiciones de Liege. El corresponsal de la Independence indicó al señor Alberico como blanco en uno de los momentos que disparaba la batería, la casa del cura, edificio situado por bajo de la iglesia de San Pedro; Alberico apuntó una pieza, mandó hacer fuego y el proyectil, raspando la arista posterior de la casa, iba a estallar detrás de aquella, donde descansaban tomando el fresco Ollo, Radica, el auditor general y varios jefes. […]”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY769J2dDM4nUQS6Rwz1zF2MQXLKMPoaATTNBRBTaOSZKQPYoUSqCpMspxWz_HUqnt5DPFt4NhRfRngrl3-YpuLC8G1BBkYw9jCq_2VYBxFrIe6qH-y-JFZ2ii0z0DP_gRnKpV71qDKwal/s1600/satirico.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY769J2dDM4nUQS6Rwz1zF2MQXLKMPoaATTNBRBTaOSZKQPYoUSqCpMspxWz_HUqnt5DPFt4NhRfRngrl3-YpuLC8G1BBkYw9jCq_2VYBxFrIe6qH-y-JFZ2ii0z0DP_gRnKpV71qDKwal/s200/satirico.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dibujo satírico del "Cañon Krupp"</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por lo tanto, el corresponsal admitía un disparo de fortuna mientras se intentaba hacer fuego sobre la casa cural de San Pedro. Poca “gloria” a repartir teniendo en cuenta el peso específico de las “piezas cazadas”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Noticias de similares características fueron una constante en la prensa de la época en las siguientes semanas, incluyendo la satírica y claramente anti-carlista revista del “El Cañón Krupp” que en su edición del 4 de mayo comunicaba:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Otro telegrama anuncia que Satanás ha recibido con grandes muestras de alegría a sus correligionarios Ollo y Radica”.</i><br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivQLj94VZCNyZaxrlDcWFePhQ4WuaqWmubMQIvyPepL02FzU7vE8Wh9fi3rIB8qmo_BrF-ceNoBZqfjDNPLW3Ukb7SMvqGTRu-5QV9KtFpeMceyX_H4rR32rNzrxKcCaCYtpnyy3tuunbz/s1600/Imagen_1v2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivQLj94VZCNyZaxrlDcWFePhQ4WuaqWmubMQIvyPepL02FzU7vE8Wh9fi3rIB8qmo_BrF-ceNoBZqfjDNPLW3Ukb7SMvqGTRu-5QV9KtFpeMceyX_H4rR32rNzrxKcCaCYtpnyy3tuunbz/s400/Imagen_1v2.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"La Lucha" de 12 julio de 1874</td></tr>
</tbody></table>
Meses después, la muerte de Ollo y Radica sigue acaparando comentarios y noticias en los diarios, destacando esta carta al director aparecida el 12 de julio en el diario “La Lucha”:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El autor de la carta modifica sustancialmente el relato de acontecimientos, añadiendo una multitud de pequeños detalles que en cierto modo “engrandecen” el suceso, a mayor gloria de la “eficiente” artillería liberal. Los oficiales carlistas, en el momento de la explosión, no se encontraban “tomando el freso”, ni tan siquiera “observando las evoluciones del frente”, sino en el interior del caserío, donde acaba de terminar un prestigioso conclave al que acudía el mismísimo Carlos VII y se discutía el futuro del Sitio de Bilbao y el campo de Somorrostro (hecho que había ocurrido el día anterior por la noche en San Salvador del Valle). La granada ya no proviene de la cercana batería de Las Carreras, sino de una más retrasada denominada de “Mira-Torres”. Y ya no se trata de un disparo fortuito, sino de todo un “señor disparo” capaz de colarse dentro de una casa y reventar en las “mismas rodillas de Ollo”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSlCs69HoAaxU_F8OjovNypXAODpXkPH1PNJ2FzPojMuA9ZqjNXY0r77JTb3JIBpaICRjpHBBata0qDcRpfVNye5w0An786K4tqLMgq_wlT8wES_Sc1CB2FYZnN6cZ7yhpfcDX-J4WLO8t/s1600/Imagen_2v2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSlCs69HoAaxU_F8OjovNypXAODpXkPH1PNJ2FzPojMuA9ZqjNXY0r77JTb3JIBpaICRjpHBBata0qDcRpfVNye5w0An786K4tqLMgq_wlT8wES_Sc1CB2FYZnN6cZ7yhpfcDX-J4WLO8t/s400/Imagen_2v2.jpg" width="143" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"El Porvenir" del 7 de agosto <br />
de 1907</td></tr>
</tbody></table>
Años después, la crónica de la muerte de los renombrados jefes carlistas sigue incrementándose con otros detalles. En este caso la narración que se incluye en la edición del 7 de agosto de 1907 del periódico de corte tradicionalista “El Porvenir”, indica que en la reunión de oficiales carlistas se establecía las bases de un próximo plan que iba a terminar en breve plazo con la campaña. Y tras brindar por el éxito, decidieron “salir a fumar y tomar el sol”. El relato continua admitiendo una clara imprudencia por parte de los oficiales, fruto de un espíritu “necio” (a la par que “valeroso”), donde sabiéndose expuestos al fuego enemigo, no hicieron nada para ponerse a cubierto, permitiendo así la corrección del tiro por parte de los artilleros liberales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para aumentar la confusión otros autores como Antonio Brea en su libro “Campaña del Norte de 1873 a 1876” editado en 1897 no dudó en afirmar que la procedencia del proyectil provenía fue de la batería localizada en el monte Janeo. También en el diario de campaña del veterano carlista Telesforo Saenz de Ugarte que escribió tras finalizar la guerra, se hacia la siguiente anotación (publicado gracias a la labor del recientemente fallecido historiador Julio Arostegui):</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Día 29. Estando en el pueblo de San Fuentes observando al enemigo todos nuestros Grales. tiró el enemigo varias granadas de Monte Janeo a dicho pueblo, que dista más de una legua y una de ellas hirió al Gral. Ollo que murió al día siguiente, también al valiente Brigadier Dn. Teodoro Rada (a)Radica, uno de los más valientes del ejército carlista que también murió a los tres días y muerto en el acto el Auditor de Guerra del Ejército del Norte”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
O como Juan Botella Carbonell, que hace un especial “refrito” con las noticias periodísticas en su libro editado 1876, “La guerra civil en España de 1872 a 1876”:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] Al amanecer del día 28 se hallaban en la puerta de la casa llamada del Cura (dos kilómetros a la izquierda de la iglesia, de San Pedro), Elio, Dorregaray, Lizárraga, Ollo, Radica, el auditor de guerra, dos coroneles, los ayudantes de los generales y algunas personas más, hasta el número de unos treinta. Salía el sol, y Elío que padecía de la vista, instó a Dorregaray y Lizárraga a marcharse de aquel sitio, porque le oféndanlos rayos del astro naciente; y en efecto, se bajaron por una cañada cubierta todavía de sombra. Pocos momentos después, de la batería del tercero montado situado en Las Carreras, que mandaban los Sres. Alberico y Michel, se disparaba la primer granada del día contra aquel grupo, que había sido divisado por aquellos vigilantes artilleros y·con tal precisión fue dirigido el proyectil, que cayó en el centro del grupo […]”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El autor sin duda reinterpreta la noticia inicial (disparo fortuito contra la casa cural de San Pedro que acaba reventando en el campo de Sanfuentes), ensalzando la habilidad de los artilleros y ojeadores liberales, de forma que el primer disparo que realizó la batería de Las Carreras tuvo como destino la reunión de oficiales carlistas que habían divisado saliendo del caserío que recibe el nombre de “casa del Cura”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El Arma</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Existe una lámina que ilustraba uno de los libros de Historia Contemporánea de Pirala que recrea el momento de la explosión de la granada, donde indudablemente el dibujante se tomó no pocas libertades a la hora de describir el hecho.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivBkzC2h1mLPYxXZfKNPE3m1MVYYRfRD59PCToRp1gs0vYXiuviByHRDz0M5SYu5IhzEOZde3muP7RiNZ8mz-FbMvpTl8HYymEVrLrxFzOvZ-ZIEtf_NZoJsxdEoRz2CLiCLMO74mBaqKx/s1600/S19_002273_muerte_ollo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivBkzC2h1mLPYxXZfKNPE3m1MVYYRfRD59PCToRp1gs0vYXiuviByHRDz0M5SYu5IhzEOZde3muP7RiNZ8mz-FbMvpTl8HYymEVrLrxFzOvZ-ZIEtf_NZoJsxdEoRz2CLiCLMO74mBaqKx/s320/S19_002273_muerte_ollo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Muerte del General Ollo</td></tr>
</tbody></table>
La lámina, no exenta de un dramatismo bastante estático, nos presenta el momento donde una “bomba” esférica, que por su tipología parece de mortero, hace explosión en el centro del grupo… . Nada más lejos de la realidad. La artillería que el ejército liberal lleva a Somorrostro se encuentra entre la más moderna del momento. Cañones de retrocarga rayados, entre ellos, los fiables Krupp de 8 cm de acero, unos temidos Plasencia de montaña y una variedad de calibres superiores de bronce, todos rayados. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por otro lado, las granadas que disparan se alejan mucho de las esferas de hierro hueco que muestra la lámina, siendo proyectiles cilíndrico-ojival, con un cuerpo de hierro relleno de pólvora y una espoleta de percusión, donde la explosión por contacto, produce una letal lluvia de cascotes metálicos. El paso previo a este tipo de munición, las granadas de “tetones”, también tiene su importante hueco en Somorrostro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por lo tanto, ya se puede descartar que el proyectil que hizo explosión se pareciera, ni remotamente, al que presenta la lámina de Pirala. De hecho, en la mayoría de las descripciones, independiente de la fuente, indican que el origen del proyectil eran los famosos cañones Krupp o Plasencia de 8 cm, y la granada, de tipología denominada de “envuelta pesada”, precisamente por una camisa de plomo que recubría el cuerpo de hierro, montando una espoleta de tipo prusiano, modelo 1868. La confirmación a esta hipótesis la encontramos en una carta manuscrita que Joaquin Llorens, como testigo directo de los ocurrido, relataba al Barón de Montevilla en 1927: <i>"[...]. La granada que lo hirió fue la tercera disparada con el cañón Plasencia"</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De hecho, parece ser que fragmentos de esa granada fueron recogidos por los allí presentes y atesorados como recuerdo. Según consta en una noticia del diario “La Iberia” de la edición de 18 de junio de 1883: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM19WIDhzM8qvIs5qS92xSnyZPyop0xm_UN1EyyxrOSuhHZJmPGEN3J6HVmbulYa6gVdwbn3pjKIMgaslUOiEt-rhFRxVjN3HViSCwg4iWxoSlcyQ1Vh900IfHsF5i6FP5PAX9ZedgjLO6/s1600/proy_80mm_env_pesada_mon_01_amonio.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM19WIDhzM8qvIs5qS92xSnyZPyop0xm_UN1EyyxrOSuhHZJmPGEN3J6HVmbulYa6gVdwbn3pjKIMgaslUOiEt-rhFRxVjN3HViSCwg4iWxoSlcyQ1Vh900IfHsF5i6FP5PAX9ZedgjLO6/s320/proy_80mm_env_pesada_mon_01_amonio.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Proyectil de envuelta pesada de 8 cm.<br />
Tomado de http://www.amonio.es/ </td></tr>
</tbody></table>
<i>“[…] el Figaro de Paris ha presentado al público, en una de las vidrieras de su exposición permanente, la boina, la faja y el sable que llevaba el cabecilla carlista Ollo, […], el día que fue muerto por la granada Krupp […].La espoleta de la granada que se extrajo de dentro del cuerpo del caudillo carlista, se encuentra igualmente en la vidriera. Estos objetos que están llamando mucho la atención en Paris están destinados al museo histórico que está formando en la lujosa y gran sala de armas del palacio Loredan, en Venecia, el pretendiente D. Carlos de Borbón.”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
También el oficial carlista de origen granadino Carlos Calderon Vasco poseía alguna de estas piezas y encontrándose ya en el lecho de muerte (extraído del libro 20 años con Don Carlos): </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“encargó a su ayuda de cámara que, apenas le enterrasen, se fuese a Venecia y entregase a don Carlos, para que los conservase en la sala de banderas del palacio Loredán, varios recuerdos, entre ellos el último sable que había usado durante la guerra, sus condecoraciones y el casco de la granada que mató a Ollo, Radica y Escudero, y al cual estaba todavía adherido un pedazo de paño rojo de un pantalón de uniforme”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otra descripción del arma la tenemos en el diario “El Porvenir” en su edición de la 21 de agosto de 1907, donde hace referencia a los últimos momentos de la vida de Radica: </div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“[…] examino el pedazo de hierro que le había herido perteneciente a una granada del sistema Plasencia o Krupp y a su parte ojival […]. Por la tarde encontrose tan bien que se entretuvo en sacar, valiéndose de una pinzas, un pedazo de pantalón pegado a la parte cóncava del caso de granada […].</i>”</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Las Heridas</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la bibliografía consultada existe un alto grado de similitud en relación con la descripción de las heridas que produjo la explosión de la granada en los hombres que allí se encontraban, si bien, también aquí existen diversas versiones y no pocos adornos posteriores. De hecho, en la confusión de las primeras noticias se indicaba que Ollo no había sobrevivido a la explosión o como en “La Iberia” del 5 de abril 1874 donde se comentaba:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> “[…] la herida de Radica es de un casco de granada en el pecho”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte en “La Lucha” del 12 de julio de 1874 aparece esta descripción:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“La pierna derecha del faccioso (Ollo) fue triturada, y en pecho y cabeza recibió heridas de gravedad. Radica con igual suerte recibió fuertes lesiones en las piernas y el auditor murió en el acto.”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Bastantes años después el diario “El Porvenir” del 7 de agosto de 1907, citando la descripción del hecho que aparece en el Estandarte Real de 1889, añade algunos detalles:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> “[…] Ollo cayó sobre el costado derecho pronunciando las palabras ¡Dios Mío!. […] partida por la rodilla la pierna derecha, destrozada la espalda y metida dentro de él la espoleta del proyectil […]”</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La descripción oficial que muestra la “Narración Militar de la Guerra Carlista” (1883) indica lo siguiente: </div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdWAEtqykVhMx_2Vzat8XLBzc4ESc6GJM35sZutiiKWQsB-6joid2GtMD3lxD8jtMpHDWsTCDm-9msJmpm_E2Bjk746THkqkChlFCSNNu-tkAIAwfazDe5SPYSYeUBeUu6GGX7vGaCDbXU/s1600/001706_nicolas+_ollo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdWAEtqykVhMx_2Vzat8XLBzc4ESc6GJM35sZutiiKWQsB-6joid2GtMD3lxD8jtMpHDWsTCDm-9msJmpm_E2Bjk746THkqkChlFCSNNu-tkAIAwfazDe5SPYSYeUBeUu6GGX7vGaCDbXU/s320/001706_nicolas+_ollo.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Muerte del General Ollo. Tomado de<br />
Album siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
<i>“[…] Ollo recibió dos heridas, una en un muslo y otra en la espalda, en la cual se le clavó la espoleta […]; Rada fué herido en un muslo, con pérdida de una gran parte de la nalga derecha […]; un casco de granada hirió en la garganta al auditor, que murió también á los cuatro 6 cinco días”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo cierto es que los elementos de heridas en las piernas y espalda se repiten, indicando que tanto Ollo como Rádica presentaban grandes heridas, algunas con pérdida de masa muscular en la zona posterior del cuerpo. Por lo tanto, la lluvia de fragmentos les llegó mientras ellos se encontraban de espaldas a la explosión, llevándose la peor parte, y posiblemente cubriendo con sus cuerpos al coronel Torrecilla que se encontraba frente a ellos y que únicamente recibe heridas leves. Por su parte, el auditor, tiene la mala fortuna de recibir un fragmento de metralla en la garganta. Resumiendo, la lámina que muestra el estallido de la granada en el centro de la comitiva, tampoco se ajusta a la realidad del momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco es muy verosímil la lámina de época que ilustrada la retirada de un Ollo herido en una camilla mientras se despide de sus generales. Las heridas que tenía, con metralla alojada en la espalda y heridas graves en las piernas difícilmente le hubiera permitido estar “cómodo” recostado en una camilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El Lugar</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixt11PitQu0_OfZ7SkvPMPdjWdhhruVakljGST9K9s5Uf7l63kJCK6XFLQ8288yadeQzHawvKbIpOTVHK8qGbNq8Q0PpEhGlGn8hxv6QNizhGEVhoBWZcWZ-qXJxat4bWNOtekrt18gwTW/s1600/expedicion.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixt11PitQu0_OfZ7SkvPMPdjWdhhruVakljGST9K9s5Uf7l63kJCK6XFLQ8288yadeQzHawvKbIpOTVHK8qGbNq8Q0PpEhGlGn8hxv6QNizhGEVhoBWZcWZ-qXJxat4bWNOtekrt18gwTW/s200/expedicion.jpg" width="189" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"El Regional" del 23 de octubre de 1897</td></tr>
</tbody></table>
El lugar de la muerte de Ollo y Radica quedó incorporado inmediatamente al imaginario carlista, convirtiéndolo en un lugar de visita obligada, tal y como indica esta noticia aparecida en el periódico “El Regional” con fecha de 23 de octubre de 1897 que hace referencia a la visita que al entonces ya diputado carlista <b>Joaquín Lloréns Fernández de Cordoba</b>, junto con otros reputados tradicionalistas del momento, realizó al lugar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBD5_Cb8cW8r5juM1PXb_5wMk2qqA5R2IO1wcxhWh-2MpArwmCDVZysoxxAntFxAj4NmI4BA0Q25o3gmlSkCmtcp0uab20ft6INN2AVwDsYwClJw1wKD5cgsGRyUG3vsdurYCrx5eWFb5-/s1600/respuesta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBD5_Cb8cW8r5juM1PXb_5wMk2qqA5R2IO1wcxhWh-2MpArwmCDVZysoxxAntFxAj4NmI4BA0Q25o3gmlSkCmtcp0uab20ft6INN2AVwDsYwClJw1wKD5cgsGRyUG3vsdurYCrx5eWFb5-/s320/respuesta.jpg" width="149" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"El Día" del 27 de junio de 1930</td></tr>
</tbody></table>
Posteriormente, y ya en el año 1930 la Junta Carlista de Navarra, a cuya cabeza se encontraba <b>Joaquín Baleztena Azcárate</b>, presentó un proyecto para levantar una placa conmemorativa en el lugar donde murieron Ollo y Radica, comunicándole al pretendiente carlista del momento, Jaime III, sus intenciones. La respuesta del mismo se publicó en el diario “El Día” del 27 de junio de 1930. La intención era comprar el terreno y colocar una placa conmemorativa donde se produjo la explosión de la granada. Para ello abrió una suscripción con donativos para recaudar el dinero suficiente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-qEIgCDLJr5c3kk0HOjAMd9BVuQoGDrnC_9HzTv5o_uS5NHevV9hWT5VZfp6Pl48R-5Lu9A6A4j1qyoNZ5zvLMNTT8Yx3c6TjqtARwC73zsH2CUqMWGoJyqsm101FKpfZtZ-GS5jUfFOo/s1600/Arman.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-qEIgCDLJr5c3kk0HOjAMd9BVuQoGDrnC_9HzTv5o_uS5NHevV9hWT5VZfp6Pl48R-5Lu9A6A4j1qyoNZ5zvLMNTT8Yx3c6TjqtARwC73zsH2CUqMWGoJyqsm101FKpfZtZ-GS5jUfFOo/s320/Arman.JPG" width="246" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Uno de los Caseríos de Sanfuentes<br />
donde según la tradición se reunieron los oficiales <br />
carlistas. Tomado de <br />
http://km-130.blogspot.com.es/</td></tr>
</tbody></table>
A falta de datos más concretos la localización de este campo en el pueblo de Sanfuentes resultaba de notable complejidad. Sin embargo, por suerte, en la memoria colectiva de la zona ha quedado un importante poso de la carlistada.<b> Carlos Lopez</b>, habitante de San Fuentes, ha recogido de boca de su padre la siguiente información, que se ajusta notablemente a las descripciones bibliográficas:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Mi padre vivió en la casa de al lado y recordaba como en su juventud, tendría hoy 93 años, en determinada fecha se acercaban por allí viejos carlistas y realizaban algún acto de recuerdo. También comentaba que el terrenito fue adquirido por los carlistas para realizar en el algún monumento conmemorativo, cosa que nunca se materializó. Le pregunte al que actualmente lleva la finca por el propietario y me dijo que era de los carlistas...”.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De hecho, también la tradición oral de la zona es capaz de señalar el caserío donde se reunían los oficiales carlistas, si bien, existen dos caseríos cercanos que se ajustan por tipología a los hechos. El terreno supuestamente adquirido por los carlistas encuentra junto a estos caseríos, en la ladera que mira a San Pedro de Abanto. Esta localización, resulta crucial para realizar la siguiente parte de la investigación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJRUfvxetfRbyQyYoEz5CqF4Evfg8M96LWWGcGkSBH4VFCJzYPVBfWSUPq16Wj91eoYDQetdbmCk_crYVFMWflacY4-q8dPS_exXGeOM7BSn1SAqkQDZT2H2aZ68SizeyquqAeMx4syA-x/s1600/caserios.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJRUfvxetfRbyQyYoEz5CqF4Evfg8M96LWWGcGkSBH4VFCJzYPVBfWSUPq16Wj91eoYDQetdbmCk_crYVFMWflacY4-q8dPS_exXGeOM7BSn1SAqkQDZT2H2aZ68SizeyquqAeMx4syA-x/s400/caserios.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Los dos caseríos que según tradición pudieron ser utilizados como punto de reunión para los oficiales carlistas y<br />
campa adyacente donde se produjo la explosión de la granada</td></tr>
</tbody></table>
Gracias a la amabilidad de <b>Juanjo Diez</b> disponemos de una fotografía procedente del periódico tradicionalista "Estampa Tradicionalista" que corrobora lo antes expuesto, donde a pie de imagen de principios del XX aparece la siguiente leyenda: <i>"La cruz señala el punto preciso en que reventó, por percusión, la granada sistema Plasencia, que mató el 29 de Marzo de 1874 a los generales Nicolas Ollo y don Teodoro Rada, el auditor de guerra señor Escudero, el hirió al secretario de campaña del general Ollo, Coronel Torrecilla, cuando el general se dirigía la inmediato caserío para firmar las órdenes de ataque al campamento constitucional, a las nueve de aquella noche. En este mismo lugar se inaugurará (cuando se pueda) un monumento conmemorativo ya esculpido y costeado por suscripción popular a la incitativa del director de "Estampa Tradicionalista"</i>.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQoICAPWPV14dDJRmMMEuPN6HZPSPLTmt5ab2tiPsPwWuHsq_srTp2GlpgzBNxm4uqpv811YQgOhfaq1LfkBpj2JpJpcQg8K6lIZ60EOa3gTkiyQFUJpyVNRDxMp2wv7lBlwQaNUtWNFzS/s1600/img297.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQoICAPWPV14dDJRmMMEuPN6HZPSPLTmt5ab2tiPsPwWuHsq_srTp2GlpgzBNxm4uqpv811YQgOhfaq1LfkBpj2JpJpcQg8K6lIZ60EOa3gTkiyQFUJpyVNRDxMp2wv7lBlwQaNUtWNFzS/s400/img297.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fotografía que marca el lugar "exacto" donde cayó la granada procedente de la revista "La Estampa Tradicionalista".<br />
Foto cortesía de Juanjo Diez</td></tr>
</tbody></table>
<b><br />La Procedencia del Disparo</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No es la primera vez que hablo en este blog de las bondades de los Sistemas de Información Geográfica (SIG). Esta vez vamos a tratar algunas de las posibilidades del “análisis espacial”, de forma que el SIG nos aporta herramientas para manipular, modelizar y analizar datos espaciales con el objetivo de establecer hipótesis de máxima verosimilitud, en relación con el hecho que estamos estudiando. No es la temática de este blog explicar el funcionamiento interno de un SIG, por lo que vamos a simplificar todo el proceso cálculo, dando únicamente salida a los resultados finales. Estos son los pasos fundamentales:</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul>
<li>Generación de un modelo 3D: Primeramente hemos generado un modelo en 3D del campo de batalla a partir de un modelo digital de terreno. Esto nos permitirá tener una visión global de la zona, donde vamos a incorporar todos los datos geográficos que se juzguen necesarios. </li>
</ul>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dz_Puv3ts8s81-3KzELX7zwQO0EotwKG14FP2hSIt5k9nFdEVQILkFy5G7OYW26KlqgkiLquz7KXEk9hUDHfw' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<div>
<br /></div>
<ul>
<li>Georeferenciación de los elementos de partida: Se procede a localizar y a generar de forma específica una capa donde queden registrados la localización geoposicional de todos los elementos de interés. En este caso hemos establecido los siguientes elementos:</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<ul>
<li>Campa donde según tradición oral se encontraban los oficiales carlistas </li>
<li>Batería de “Las Carreras”: Hemos optado por una posición de batería “estable”, localizada en una pequeño alto a la derecha de Las Carreras ya que el ejército liberal hizo avanzar y retroceder numerosas piezas, pero mantuvo, en la medida de lo posible, las bocas de fuego en los lugares estratégicos. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9X5KHzQNbMeq1HBTKyHq04E2Th-p72TGYQkRHKauNaNWAHkQYMDCCoY0sRpdKzLiF_fxnQSVKUV7zusSt35rQGI2riV-scMxkptt4JyJMxj83fECh2YLyHX0S5X2KxWug1_AUQE6tI8YX/s1600/Lamina_miratorres.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9X5KHzQNbMeq1HBTKyHq04E2Th-p72TGYQkRHKauNaNWAHkQYMDCCoY0sRpdKzLiF_fxnQSVKUV7zusSt35rQGI2riV-scMxkptt4JyJMxj83fECh2YLyHX0S5X2KxWug1_AUQE6tI8YX/s320/Lamina_miratorres.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lamina de la "Ilustración Española y Americana"</td></tr>
</tbody></table>
</li>
<li>Batería de “Mira-torres”: En una de las crónicas se indica que la procedencia del disparo era desde esta batería, sin embargo, su localización ha sido notablemente complicada dado que no existe este topónimo y la única referencia que teníamos era una lámina aparecida en la “Ilustración Española y Americana”. En este sentido hay que agradecer a Armando del blog KM130 las gestiones de consulta que ha realizado para localizar este topónimo. Finalmente optamos por recrear en el modelo 3D la vista generada en la lámina.</li>
<li>Batería de Janeo: La geoposición de esta batería no presentaba dudas. </li>
</ul>
<span style="text-align: justify;">Igualmente es necesario destacar las posibilidades de trabajo que aporta la herramienta gratuita “Google Earth”, donde la modelación que tiene del 3D del paisaje nos permite “vuelos virtuales” realmente realistas, así como cálculo espaciales sencillos.</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dxAPf9qjGlhtrLNhIgFQB2Zj0Be1jpiXRSsgO3IjlcnwEYGi8d2Xhcy_N4gOMQ5gXX-FYM01KkM6atpWEZZdw' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez hecho esto, ya estamos en disposición de afrontar las primeras cuestiones: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Distancia de Disparo</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Se encontraban los oficiales carlistas “a tiro” de los cañones liberales? Resulta necesario conocer el alcance máxima de un cañón Krupp de 8 cm. La bibliografía habla de una distancia máxima de unos 4.780 metros en condiciones óptimas, sin embargo, es más realista suponer que su fuego efectivo no superase los 3.500 metros, y todo ello, teniendo en cuenta que era necesario apuntar y afinar el tiro a semejante distancia. A 3.500 metros, incluso utilizando unos buenos prismáticos una reunión de 4 hombres se tiene que ver con una cierta dificultad, y calcular un trayectoria parabólica con los medios de 1874 para acertarles tiene que ser complicado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hemos procedido a realizar a calcular un área de influencia de 3.500 metros para estas baterías. El resultado se muestra en la siguiente lámina:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi02sTKvTZRe7zvSGCqWZm4xJG1PI2D2uGm6HNoKcuRXxQ3m2VtMm5Sbd3c_ZDlg20Sv4UrJD8sXE0BI6GAAIXiWi2HNBh8w4ID3iSfKyhpH74oF4q9bF4265fpHHPnqIG2-0TJEVfxxOln/s1600/Area+de+Influencia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi02sTKvTZRe7zvSGCqWZm4xJG1PI2D2uGm6HNoKcuRXxQ3m2VtMm5Sbd3c_ZDlg20Sv4UrJD8sXE0BI6GAAIXiWi2HNBh8w4ID3iSfKyhpH74oF4q9bF4265fpHHPnqIG2-0TJEVfxxOln/s400/Area+de+Influencia.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Áreas de influencia de 3.500 metros de las baterías</td></tr>
</tbody></table>
Resulta significativo observar cómo para la batería de Janeo, los oficiales carlistas estarían prácticamente en su límite acción, mientras que en el caso de la batería de “Mira-torres” quedaría fuera de su radio de acción efectivo. En cualquier caso, también es de destacar que San Pedro Abanto, el centro de defensa de línea carlista, se encuentra a distancia efectiva de todos los cañones</div>
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.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>La Visibilidad de los Artilleros</b></i></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Se encontraban a la vista de los artilleros liberales los oficiales carlistas? Indudablemente el disparo de las baterías estaba condicionado por la orografía de la zona, existiendo lugares fuera del área de visibilidad directa del artillero y donde un disparo parabólico bien pudiera colocar una granada, pero lógicamente, sin contar con una visión directa del blanco. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hemos procedido a realizar un análisis de “visibilidad” con el GIS, tomando como referencia la localización de las baterías y el modelo digital de terreno. El resultado es la generación de una capa raster, donde el color verde queda representado el terreno que un observador localizado en el punto de origen es capaz de visionar.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Batería de Janeo </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde la batería de Janeo hasta la campa donde se suponen estaban los oficiales carlistas la distancia es de unos 3.800 metros. El análisis de visibilidad muestra que para un artillero situado en Janeo el área visible de la zona de Sanfuentes era notablemente reducida. La línea de visibilidad generada nos indica un disparo de “arriba-abajo”, por distancia posible, pero con la notable dificultad para el artillero de acertar a un blanco pequeño, lejano y con una visibilidad muy reducida. Bastaría que los oficiales se desplazasen unos metros para ocultar su situación.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhddhbfZGVlD1mcvt4MnkOPl0So7WDi70uNV0CX4cb45SO1StHO1Kgd8WI46AWaJmj2pjDFU6zcPE5Y8ayOt2fATqkkL2B-lo0x3Z3qyJ65dJf9ElAekLi7Ubsjw9VjSXquir0wNYEfHQRy/s1600/Janeo_oficiales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhddhbfZGVlD1mcvt4MnkOPl0So7WDi70uNV0CX4cb45SO1StHO1Kgd8WI46AWaJmj2pjDFU6zcPE5Y8ayOt2fATqkkL2B-lo0x3Z3qyJ65dJf9ElAekLi7Ubsjw9VjSXquir0wNYEfHQRy/s400/Janeo_oficiales.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Análisis de visibilidad de la batería de Janeo a San Fuentes</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Batería Miratorres</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el caso de la batería de “Miratorres” la distancia hasta el campo donde supuesta se encontraban los oficiales carlistas es de 4.500 metros. En este caso los artilleros tendrían una perfecta visión de todos y cada uno de los movimientos que se estaba dando en la esos terrenos. De nuevo nos encontramos con un disparo de arriba-abajo, con muchos menos obstáculos, que posibilitaría una fácil rectificación del disparo; si bien es este caso la limitación se encuentra en la distancia de disparo. Tal vez, demasiado lejos.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmrohg_p834lxFaVGX8OcBbMtNBP4TSAjIXdexjAAMxqaTmztdYICd5HZRmNZEpD4ZJBREtY4Gu-Cds_eT4Sf-Q0SLLgLA8QnCypxgX9Ug66LQ6xBx7U7LooCng0IS0oJ_BH5eGHtoYsu/s1600/Miratorres-oficiales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPmrohg_p834lxFaVGX8OcBbMtNBP4TSAjIXdexjAAMxqaTmztdYICd5HZRmNZEpD4ZJBREtY4Gu-Cds_eT4Sf-Q0SLLgLA8QnCypxgX9Ug66LQ6xBx7U7LooCng0IS0oJ_BH5eGHtoYsu/s400/Miratorres-oficiales.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.8000001907349px;">Análisis de visibilidad de la batería de Miratorres a San Fuentes</span></td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Batería Las Carreras</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último la batería de “Las Carreras”, se encuentra a una distancia de 2.068 metros, con una clara visibilidad del punto que hemos establecido como localización de los oficiales carlistas y de las campas adyacentes. Además, en la trayectoria de fuego nos encontraríamos San Pedro de Abanto, siendo un disparo de abajo-arriba. </div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNPfuT02DgoUW3LVBwzDxT9b5L1Zs7i78x8JDwk6wOW2-1uRXD3Lq9RgEZ8jleHUBL-wtrA6CCzqN3338tGj4gdfYYmWO1fMZYJ3kmIyE-z8sATDOUfai1JRUsvSjvxjpHfFZfaK5pyM1k/s1600/carreras_oficiales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNPfuT02DgoUW3LVBwzDxT9b5L1Zs7i78x8JDwk6wOW2-1uRXD3Lq9RgEZ8jleHUBL-wtrA6CCzqN3338tGj4gdfYYmWO1fMZYJ3kmIyE-z8sATDOUfai1JRUsvSjvxjpHfFZfaK5pyM1k/s400/carreras_oficiales.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.8000001907349px;">Análisis de visibilidad de la batería de Las Carreras a San Fuentes</span></td></tr>
</tbody></table>
Existe otro dato que resulta de interés: las crónicas hablan en muchos casos que ese día se estaba haciendo fuego contra las defensas de San Pedro. Según contó el veterano Isidro Olejua Salinas, navarro nacido en Escaroz al padre Apalategui:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>“Somorrostro, Marzo 74. Sobre S. Pedro de Abando (en el fondo del semicírculo entre S. Pedro y Murrieta). La granada que mató a Ollo y Radica pasó sobre nuestras cabezas”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
.</div>
<div style="text-align: justify;">
Todos indican que el disparo cruzó San Pedro. Si tomamos esto como cierto, las trayectorias que tenemos desde la batería de Janeo o Miratorres no se ajustan a este condicionante. Sin poder descartar las otras, la batería de Las Carreras presenta todos los requerimientos para ser el origen del fuego que acabo con la vida de Ollo y Radica.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>¿Disparo Fortuito o Intencionado?</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la crónica del corresponsal J. Alcazar se indica un disparo fortuito que había sido dirigido contra la casa cural de San Pedro de Abanto. Si analizamos el último mapa de visibilidad se observa que la trayectoria del disparo desde Las Carreras es claramente coincidente con lo expuesto…salvo un pequeño detalle… la altura. Es decir, la batería de Las Carreras (Z =111) prácticamente realizaba un fuego directo (en línea recta) sobre San Pedro (Z = 120). Por lo tanto, un disparo errado que tuviera como objetivo San Pedro de Abanto, no caería en la supuesta localización de los oficiales carlistas, que se encuentra a más altura (Z = 142), ya que se tendría que elevar, sino a unos 20 metros más abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias a la amabilidad de Victor Sierra-Sesumaga, hoy disponemos de documentación que da una clara respuesta a esta pregunta. El entonces oficial de artillería Joaquin Llorens estaba presente el fatídico día y relata en una carta manuscrita que fueron tres las granadas que cayeron en las cercanías de los altos mandos carlistas: <i>"La primera la dispararon sobre las 3 de la tarde. [...] La segunda granada la dispararon sobre las 3:30 están doblando Ollo hablando con Radica y fue cuando el primero dijo “vámonos que nos nos tiran”. En esto llegó Torrecilla y Escudero y al dirigirme al caserío cayó la tercera 6 o 8 minutos después de la segunda"</i>.<br />
<br />
Por lo tanto, los oficiales fueron conscientes del peligro que corrían pero lamentablemente para ellos, los oficiales de artillería liberal únicamente precisaron de escasos 10 minutos para corregir el disparo, recargar el arma y hacer blanco.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La Conclusión</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En una posible reconstrucción de los hechos, nos encontraríamos con una reunión rutinaria de los oficiales carlistas en Sanfuentes. Concluida la misma, proceden a “estirar las piernas” y tratar otros temas en el exterior. A estas alturas ya deberían de haber tenido bien claro que el ejército liberal se encontraba trabajando en nuevos emplazamiento de artillería en las últimas casas de Las Carreras y que San Pedro de Abanto era un objetivo diario de las granadas de todas las baterías. Pero, por algún motivo que desconocemos, es muy posible que consideraran que no había peligro, o incluso, desearan comprobar directamente el avance que había realizado el ejército liberal. Lo cierto es que si asumimos como cierto la información que ha quedado en la memoria colectiva de Sanfuentes, el campo donde se encontraban y las zonas adyacentes eran bien visibles desde la batería de Las Carreras y Mira-torres. Muy posiblemente sus actividades fueron seguidas por los artilleros liberales de Las Carreras, más cercanos en la distancia, y que ausencia de la molesta presencia de tiradores carlistas tendrían tiempo suficiente como para seguir la evolución de los oficiales carlistas. Hoy ya podemos afirmar que precisaron de varios disparos para afinar el fuego y finalmente acertar.<br />
<br />
Pero todavía nos falta conocer el origen de a de la granada. Aunque cualquiera de las baterías que hemos estudiado pudo colar un disparo de estas características en la zona de Sanfuentes, únicamente las lanzadas desde Las Carreras tienen en su trayectoria las posiciones de San Pedro, aunque como ya hemos comentado, los confiados oficiales carlistas deberían de haberse encontrado unos metros más abajo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Y como no podía ser de otra forma, no puedo dejar de incorporar la posibilidad de una "hipótesis conspirativa”, donde prestemos oídos a los rumores de una conspiración interna para quitar del medio a un general que estaba acaparando demasiado poder. No ha sido la primera vez que estas tesis planean sobre la muerte de una general carlista; de hecho todavía hoy en día suscita suspicacias la herida que recibió Zumalacarregui durante el Sitio de Bilbao en la I carlistada. En nuestro caso la granada que mató a a Ollo y Radica, no pudo nunca provenir de la artillería carlista porque en esos momentos el ejército carlista carecía de cañones que disparasen granadas de 8 cm en la línea de Somorrostro; pero… .<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqkg-YSkcvkvfN_C6sTM2GBskCwOMu71pdyoxIm6tQWc8YLnAm-RnKYbFh5ovdJDej4M5h0oxs_2sKw87ZcpBhHhLfiqFQFsnItOolGBZ66KkURvwrQZ3-DWGKt76NusnwZ-Np4E6eOxwt/s1600/IMG_5391.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqkg-YSkcvkvfN_C6sTM2GBskCwOMu71pdyoxIm6tQWc8YLnAm-RnKYbFh5ovdJDej4M5h0oxs_2sKw87ZcpBhHhLfiqFQFsnItOolGBZ66KkURvwrQZ3-DWGKt76NusnwZ-Np4E6eOxwt/s320/IMG_5391.JPG" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Agradecimientos: </b>A Armando del blog Km130, Carlos Lopez, Juanjo Diez y Victor Sierra-Sesumaga.<br />
<br />
<b>Actualización del 09/03/2017:</b> Gracias a la amabilidad de Juanjo Diez, se incorpora una antigua fotografía inédita del lugar donde estalló la granada.<br />
<br />
<b>Actualización del 04/02/2018:</b> Gracias a la amabilidad de Victor Sierra-Sesumaga se incorporan varios fragmentos de una carta manuscrita de Joaquín Llorens y Fernández de Córdova al Barón de Montevilla fechada el 8 de marzo de 1927.<br />
<br />
<i>El día 17 de octubre de 2015 fallecía de forma repentina Armando, autor del <a href="http://km-130.blogspot.com.es/" target="_blank">blog Km130</a>. Fueron muchas las conversaciones y correos que nos intercambiamos relacionados con el campo de batalla de Somorrostro. Tenía muchos proyectos por realizar y publicar, entre ellos, un estudio demográfico basado en las archivos parroquiales relacionado con los efectos de las batallas de Somorrostro. Era un gran conocedor del terreno y de la historia de los lugares donde había nacido y vivido. También era una excelente comunicador, colaborando de forma altruista en cualquier materia de divulgación que estuviera relacionado con sus múltiples intereses. Gran investigador, un perfecto historiador y sobre todo, una maravillosa persona. Sirvan estas lineas como homenaje a Armando Cruz. </i></div>
<div>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-80377560651779529632015-04-11T17:22:00.007+02:002021-05-02T11:28:29.702+02:00 Fuerte de Rontegui: Información Aportada por Fotos Aéreas<div style="text-align: justify;"><i>Entrada actualizada:</i> 01/05/2021</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los artículos de corte histórico o arqueológico, ya sean desarrollados por particulares o por profesionales, sobre fortificaciones decimonónicas asociadas a las guerras carlistas, aun no siendo extraños, parece que comienzan a despuntar. Dentro del ámbito territorial más cercano, encontramos los trabajos realizados por <b>Juan Antonio Saenz Garcia</b>, <b>Alfredo Moraza Barea</b>, <b>Javier Buce Cabello</b>, <b>Iban Roldan Bergaratxea</b> o <b>Antxoka Martinez Velasco, </b>cuyas publicaciones son consultables en la red.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitNm6DZfIwK4steNHRDT395G8jbDIil1DbABDWsiN2c2iMra4u5fQFbBdajtwtPU-Mo-rfGYu0dBYEjhmd40mtdXuo_wGr8UOl8JVh0WN-8AupQZMb6fop31irOzfbEN28gUV_zVVDkqse/s1600/37.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitNm6DZfIwK4steNHRDT395G8jbDIil1DbABDWsiN2c2iMra4u5fQFbBdajtwtPU-Mo-rfGYu0dBYEjhmd40mtdXuo_wGr8UOl8JVh0WN-8AupQZMb6fop31irOzfbEN28gUV_zVVDkqse/s320/37.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuerte del monte Arnotegi</td></tr>
</tbody></table>
Ya he comentado en alguna de las anteriores entradas que estas estructuras defensivas no siempre han sido tratadas con la “suficiente delicadeza por parte de la Arqueología o de la conservación del patrimonio, precisamente por ser un evento militar de época contemporánea del que existen suficientes registros bibliográficos y documentales como para no precisar de estudios arqueológicos adicionales, y mucho menos, para considerar sus restos como elementos patrimoniales”. Pero lo cierto, es que su estudio no está exento de dificultades, a pesar de las posibilidades que en materia bibliográfica que presentan. La información puede llegar de forma fragmentaria o estar diseminada, y las conclusiones del trabajo pueden variar en función de la aparición de nuevos datos. De hecho, tengo pendiente una revisión del escrito “<i>Inventario Patrimonial: "Fuertes Exteriores" de Bilbao</i>”, ya que gracias a la amabilidad de Alfredo Moraza ha llegado a mis manos un nuevo mapa de las defensas construidas en Bilbao en la última Guerra Carlista, que una vez convenientemente georreferenciado, hace necesario puntualizar algunos de los aspectos comentados en la entrada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y dicho esto, vamos a entrar en materia. En el artículo “<a href="http://www.bizkaia.net/fitxategiak/04/ondarea/Kobie/PDF/2/Kobie32_Capitulo15.pdf" target="_blank">GUDU-ZELAIEN ARKEOLOGIA: ARRONTEGI MENDIA (BARAKALDO, BIZKAIA), Kobie Serie Paleoantropología nº 32: 285-302” de Antxoka Martinez Velasco (2013)</a>, el autor realiza una prospección visual de la zona de Rontegi, identificando varias estructuras como elementos que pudieran ser considerados como un campo atrincherado del XIX. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUWK3-UHLs9aZF7zUYiNmY7avvNUcSJ58VmhPY_KdbZcTyuJxsQllgBIFN37Y6JGuHktVg1aW4hoMzsI__UJwoYaSkms0u3mDBQ-BChVBbWHXSE5ZOk5tbozbxh8l4NE6g-uaNHF3Mmqyw/s1600/2.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUWK3-UHLs9aZF7zUYiNmY7avvNUcSJ58VmhPY_KdbZcTyuJxsQllgBIFN37Y6JGuHktVg1aW4hoMzsI__UJwoYaSkms0u3mDBQ-BChVBbWHXSE5ZOk5tbozbxh8l4NE6g-uaNHF3Mmqyw/s1600/2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Comentarios respecto a la fortificación de los "Altos de Baracaldo"<br />
en la I Guerra Carlista (Pirala).</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Es indudable que la zona presenta un importante interés estratégico para el control de la Ría y el paso hacia Bilbao. De hecho la propia orografía del terreno condiciona un “embudo” al discurrir de la ría, que fue ya aprovechado desde la Edad Media con la construcción de las famosas “Torres de Lutxana” y ya en el XIX, la zona fue fortificada siendo el teatro de operaciones durante la I Guerra Carlista de la famosa "Batalla de Luchana".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La zona siguió siendo de alto valor estratégico también durante la última Guerra Carlista y como más delante veremos, también en la Guerra Civil de 1936.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En su trabajo de campo, Martinez identifica de forma básica las siguientes estructuras en la zona:</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpMrsVbboQ4ft6WZ1VvQTf4tpOu_0RW427bEuyRRieSJx5NYgvtMF4bzePS2i44TWJHtDAGM3EXLCBzdbCba7UhxKGtUvtzBuKIZT9D4_bCKX2xYy5QNgCPMDyMDOLYpGOQfwZPPZVZNvQ/s1600/1.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpMrsVbboQ4ft6WZ1VvQTf4tpOu_0RW427bEuyRRieSJx5NYgvtMF4bzePS2i44TWJHtDAGM3EXLCBzdbCba7UhxKGtUvtzBuKIZT9D4_bCKX2xYy5QNgCPMDyMDOLYpGOQfwZPPZVZNvQ/s1600/1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Elementos identificados por Martinez Velasco en los trabajos de prospección. Tomado del artículo "Gudu-Zelaien Arkeologia: Arrontegi Mendia.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Vamos a tomar como referente las consideraciones que realiza Martinez en su publicación para analizarlas en comparación con diverso material cartográfico y fotográfico que han sido tomados de: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
•<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cartoteca Digital de Cataluña, que contiene fotos aéreas de la zona con una fecha aproximada a 1960</div>
<div style="text-align: justify;">
•<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sistema de Información Geográfica de Nacional de España, con ortofotos de los denominados Vuelo Americano, Vuelo Interministerial 1973/86, Vuelo de la Costa Color 1989/91.</div>
<div style="text-align: justify;">
•<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Portal GeoEsukadi de Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) de Euskadi, con ortofotos desde año 1991 hasta la actualidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>El fuerte de la última Guerra Carlista</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tenemos un par de descripciones del fuerte liberal que se construyó en la última Guerra Carlista, si bien, y como ya hemos comentado es probable que la zona ya estuviera forticada desde la I Carlistada. Por la descripción que Manuel Salamanca remitió al Ministro de la Guerra (Tomo VI, Narración Militar de la Guerra Carlista) sabemos que el fuerte que se estaba “reconstruyendo” en 1875 era de tamaño “medio”, con capacidad para 100 infantes, 25 artilleros y 4 piezas de artillería definiéndolo como: “<i>Rediente con chaflán en la capital y cuartel defensivo en la gola, en cuyo medio habrá una pieza de marco giratorio” y comenta: “Sólo hay construidos un parapeto imperfecto de foso irregular, para estar al abrigo de una sorpresa, y las explanadas para dos piezas. Se están abriendo los cimientos para los alojamientos</i>”.</div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidffY1GvT71jczNuUH7GCmpkxCqNqcrNxOeULB5qSBU2Qm5VkfsVwOPIeNSYa3TSw2_7lzXAAzXbp9DAbrtQCPtT9aHmJL4BhxeSv1powhfg9ZrlzBCcbSTkKFeRnYLdrYIcm2GN1Df8yf/s2048/bi-5-5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1643" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidffY1GvT71jczNuUH7GCmpkxCqNqcrNxOeULB5qSBU2Qm5VkfsVwOPIeNSYa3TSw2_7lzXAAzXbp9DAbrtQCPtT9aHmJL4BhxeSv1powhfg9ZrlzBCcbSTkKFeRnYLdrYIcm2GN1Df8yf/w321-h400/bi-5-5.jpg" width="321" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Plano del Fuerte de Rontegui .[Vizcaya] / Direccion Subinspeccion de Vascongadas, Comandancia de Ingenieros de Bilbao ; El Comandte. de Yngs. de la Plaza Eduardo de Labaig (Biblioteca Virtual de Defensa)</span></td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">También se conoce una descripción posterior que recoge Martinez (2013) en su artículo:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“<i>Consta el cuartel de dos cuerpos de edificios de mampostería mixta con cubierta de teja árabe y aspilleras en el muro exterior que da a la Ría. Cada uno de estos cuerpos tiene un dormitorio con puerta y tres ventanas. Por la parte o puerta a la Ría, y enlazando en uno de sus extremos formando ángulo tantas dependencias con huecos de ocho puertas y ocho ventanas. Faltan en su mayor parte los entarimados, camastros y cubre aspilleras de corredora del cuartel y dependencias. También fueron destruidos el fogón y chimenea de campaña, los canales y bajadas de aguas de zinc. Caponera hacia el frente de la Ría que cierra el vestíbulo que forman las dependencias con una explanada de madera inútil, parapeto y foso al frente en curso de ejecución</i>” </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A lo largo de 1875, el fuerte se verá implicado en distinto cañoneos e intercambio de disparos con fuerzas carlistas (varias noticias sacadas de la hemeroteca del momento).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsabjGDt_pDb2ErhRpiNI4jChQACX8Xx6QH0H9tovdO32elu5upW_MmqqAsYa4Hi5m6OprcWyjzlByvImlI5r42FTxdviM4Y_ko8iEEklnAv__yyDQLAF9lyc-Egblk7wY4Zza2VhhWHrJ/s1600/3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="125" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsabjGDt_pDb2ErhRpiNI4jChQACX8Xx6QH0H9tovdO32elu5upW_MmqqAsYa4Hi5m6OprcWyjzlByvImlI5r42FTxdviM4Y_ko8iEEklnAv__yyDQLAF9lyc-Egblk7wY4Zza2VhhWHrJ/s1600/3.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyrRbU9FUrlxWSPkIhzc59_tMNRxOMTV9VJl8odyyKowsdjhOHTzF3o923xy3ZJL7lrMwYCACpZM7PkL6NF_Rus8CcWKUfKKmGJokxqH_0dgnXrmUqCm1nkfTxMaVuDtUVNFituK-2aPfC/s1600/4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="90" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyrRbU9FUrlxWSPkIhzc59_tMNRxOMTV9VJl8odyyKowsdjhOHTzF3o923xy3ZJL7lrMwYCACpZM7PkL6NF_Rus8CcWKUfKKmGJokxqH_0dgnXrmUqCm1nkfTxMaVuDtUVNFituK-2aPfC/s1600/4.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLvP8UFCM4qTzAKmmV7edq2FMkOwNFW743_cEU3RFiC8dSWvBAkdDfDPDxUh1KfV5-F5PsItilvjbgNh_kBFPkoI6W1Tlhk7L8vWvfOcAhRgDDAx21w6koH01vMD1gbcukghuctOAGLwt2/s1600/5.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="233" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLvP8UFCM4qTzAKmmV7edq2FMkOwNFW743_cEU3RFiC8dSWvBAkdDfDPDxUh1KfV5-F5PsItilvjbgNh_kBFPkoI6W1Tlhk7L8vWvfOcAhRgDDAx21w6koH01vMD1gbcukghuctOAGLwt2/s1600/5.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXMCSfXJlVFS6Q9FdxG3q7JHkCJpLJXlbew3gfMwj3Nm4xgOGBB4zAvdbNMQahKhjKkf3f-vnsxT4bNyBc9nKlsBifQHnNnYtPQP87SN-y96nFxmfqCuJEhip2PgQQVrEg0j1_vXT_tdhd/s1600/6.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXMCSfXJlVFS6Q9FdxG3q7JHkCJpLJXlbew3gfMwj3Nm4xgOGBB4zAvdbNMQahKhjKkf3f-vnsxT4bNyBc9nKlsBifQHnNnYtPQP87SN-y96nFxmfqCuJEhip2PgQQVrEg0j1_vXT_tdhd/s1600/6.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ruinas de los barracones de antiguo fuerte.<br />
(Foto tomada de www.ezagutubarakaldo.net)</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Finalizada la guerra, el fuerte fue desmantelado parcialmente, siendo transformadas en 1881 sus dependencias en hospital, perdurando sus ruinas hasta mediados del XX, siendo definitivamente eliminadas con la construcción de dos grandes depósitos de agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el mapa que aporta Martinez en su artículo se propone la localización de es fuerte en el collado que une ambas cumbres y por el que actualmente discurre el Puente de Rontegui. Sin embargo, desde el punto de vista de estrategia militar sería indefendible una posición que fuera tan fácilmente batible desde los altos adyacentes y más teniendo en cuenta la evolución armamentística de finales del XIX. En cualquier caso, tanto en las fotografías áreas, como la cartografía, muestra su localización en la planicie que actualmente ocupan los depósitos de agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY4EVcNS_HBolfFL7qUmnl72Z0FjZ0ud6WaG2gDLIWXgoJv2uf5fe35dzuVbYsX6f4uZJhCjyRpZn3tde_kYoAJgmuZEW2WDps6b85i8fi1C0dpTor0k8KvS0dKRdPhZucKOGhQYEgr5u6/s1600/Rontegui.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="343" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY4EVcNS_HBolfFL7qUmnl72Z0FjZ0ud6WaG2gDLIWXgoJv2uf5fe35dzuVbYsX6f4uZJhCjyRpZn3tde_kYoAJgmuZEW2WDps6b85i8fi1C0dpTor0k8KvS0dKRdPhZucKOGhQYEgr5u6/s1600/Rontegui.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuerte de Rontegui en el “Plano de las defensas construidas <br />
durante la Guerra Civil de 1873 a 1876”. Cortesía de Alfredo Moraza Barea</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoT83CVnhoWAyq5vkT-pBXLq4I2TkvQLx_0Pb2PSMEA9wPmiD3_PIuwi2J4oNQ5jxA4o4kdD72UUP6KzA7B739nohymhx6HMrwwnhFYYtFZaiCDWusf4YsjLxj52GkxIhJ6IWt4z9rviU7/s1600/A.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoT83CVnhoWAyq5vkT-pBXLq4I2TkvQLx_0Pb2PSMEA9wPmiD3_PIuwi2J4oNQ5jxA4o4kdD72UUP6KzA7B739nohymhx6HMrwwnhFYYtFZaiCDWusf4YsjLxj52GkxIhJ6IWt4z9rviU7/s1600/A.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización del fuerte de Rontegui de la última Guerra Carlista. Comparativa de fotos áreas de distintos ángulos tomadas en los años 60 y ortofoto actual.</td></tr>
</tbody></table>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitrk2NNflGhdolZkjj7wiAxrRdh82lCyi2MaQccrV3aIXBXJ8_oN47DWkhE9taiJwSVsvjsNtRw-aWMGZOxs439ACAVvwNIqx9RA9Qkdg-n0zPlUDSDx37BIcQEsdLetVfe9XZioYbGf1X/s1600/B.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitrk2NNflGhdolZkjj7wiAxrRdh82lCyi2MaQccrV3aIXBXJ8_oN47DWkhE9taiJwSVsvjsNtRw-aWMGZOxs439ACAVvwNIqx9RA9Qkdg-n0zPlUDSDx37BIcQEsdLetVfe9XZioYbGf1X/s1600/B.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antiguo depósito de aguas, localizado en el collado <br />
por el que actualmente atraviesa el Puente de Rontegui.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Es muy probable que la confusión venga dada por la presencia de otro deposito de aguas que fue destruido durante la construcción de Puente de Rontegui.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Trincheras de la Guerra Civil 1936</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXpUpT97mIgWwi-WarERsM7BGHHt3SLLDvPf9piWY-LRLdHQbW-wv9maqDbihKcV47LM9XrJdQ5S2amUlf6Z7p_LD9jE5zFJVSa1hC2l6_EIQ754jBPv9ROEniwf4NnosIeYCDKAScb-eg/s1600/C.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXpUpT97mIgWwi-WarERsM7BGHHt3SLLDvPf9piWY-LRLdHQbW-wv9maqDbihKcV47LM9XrJdQ5S2amUlf6Z7p_LD9jE5zFJVSa1hC2l6_EIQ754jBPv9ROEniwf4NnosIeYCDKAScb-eg/s1600/C.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización de trincheras en foto aérea de los 60, <br />
eliminación por ampliación de Sefanitro y localización actual.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Curiosamente las fotos áreas de los años 1960 también muestran dos claras líneas de trincheras de tipo “cremallera” asociada a la Guerra Civil, así como un nido de ametralladora. Se localizan en la zona más cercana a Lutxana, sirviendo aparentemente de control de la carretera de la Ría. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es posible que estas estructuras tuvieran una continuidad a lo largo de las faldas del monte, sin embargo las fotos áreas no permiten una confirmación. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estas trincheras desaparecieron en torno a 1970, cuando se construyeron las esferas de amoniaco de Sefanitro.<br />
<br />
<br />
<i>"Trincheras carlistas”</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Teniendo presente la identificación de estructuras que realiza Martinez Velasco vamos a realizar un trabajo de comparación con las diferentes fotos aéreas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbSn4wgG86jp6nteHk8zg6XSArhbNyyBPpca3xhPf-OjfUk5ZmjBtZo3_GWaIyBScBbcvaIRrm8fBNMUoJ2RIeP9Yoy_e3K3zkeaFCIbbSPZebxDjn7SJMyxh3diMdL-D36fm-lQFtGTgF/s1600/D.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="218" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbSn4wgG86jp6nteHk8zg6XSArhbNyyBPpca3xhPf-OjfUk5ZmjBtZo3_GWaIyBScBbcvaIRrm8fBNMUoJ2RIeP9Yoy_e3K3zkeaFCIbbSPZebxDjn7SJMyxh3diMdL-D36fm-lQFtGTgF/s1600/D.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto aérea de los años 60 e identificación de estructuras lineales.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">
Esta primera fotografía área correspondiente a los años 60 destacando con claridad una serie de “caminos”, así como las trincheras de la Guerra Civil ya comentadas. El primero de ellos parte del antiguo depósito de aguas y baja hasta la carretera de la Ría. Los otros dos rodean el monte a distintas cotas. Sus trazas pueden ser comparadas con las trincheras Nº 1, 2 y parte de la 5 que muestra Martinez Velasco en su artículo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3jxpe-G4RHpbfnjMd3FjvvUS8n4s5M7zH7tfsl1q-9-WdrbnVZ5Uad520ah3ixbYEhyphenhyphens3K5n2vIVacSa6IDLB7wHC8YuSGs7jkAr-FNwmLPcChccKxLwVaeP9s0Vl9HrYmpV3a0PyFu5b/s1600/E.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="172" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3jxpe-G4RHpbfnjMd3FjvvUS8n4s5M7zH7tfsl1q-9-WdrbnVZ5Uad520ah3ixbYEhyphenhyphens3K5n2vIVacSa6IDLB7wHC8YuSGs7jkAr-FNwmLPcChccKxLwVaeP9s0Vl9HrYmpV3a0PyFu5b/s1600/E.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vuelo Interministerial 1973 y Vuelo de Costa de 1989.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte el Vuelo Interministerial 1973/86 muestra escasas modificaciones respecto a la anterior foto, si bien ya se han construido las esferas de amoníaco de Sefanitro, desapareciendo las trincheras de la Guerra Civil. Algunas trazas se han “difuminado”, pero siguen siendo reconocibles, apareciendo un nuevo camino que une el camino que baja a la Ría con la traza identificada con el número 2.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Años después y observando la fisonomía de la zona en el vuelo de Costa de 1989, comprobamos severas modificaciones: el depósito de agua ha sido destruido para dar paso al puente de Rontegui y aparecen nuevas trazas de pistas de gran anchura, así como accesos a los grandes carteles de anuncios. Son estos trazados de pistas, los que han sido identificados como posibles trincheras con los números 3, 4, 5, 6 y 8.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por último, ya en el 2006, el monte presenta un registro superficial de trazas de pistas muy similar a la descripción realizada por Martinez (2013).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_xX4dbYIik7DsTj8dyXoVoJAS8KvTSgXQlmvezbd5YFvqEUeaoWMgFMkKvFmbhNGl_EvorspW3n5iXaOhxE3focqg_uWojii3MK-J7yHVHCOams8pW1MrxkLyP7NgLqpC5GoqP2Xk6cu-/s1600/F.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_xX4dbYIik7DsTj8dyXoVoJAS8KvTSgXQlmvezbd5YFvqEUeaoWMgFMkKvFmbhNGl_EvorspW3n5iXaOhxE3focqg_uWojii3MK-J7yHVHCOams8pW1MrxkLyP7NgLqpC5GoqP2Xk6cu-/s1600/F.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ortofoto del año 2006.</td></tr>
</tbody></table>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8cNMqeLyZ7pAkeBxAo47KcmKBczb7M-Jxtcii-B3Tv9s8787rgpBd2KESkrbcVbR6tn70V-kDgxLCcEW78l97VuVTyQK_awAXxH6WdbXeoEdW8PsSoO8ar30vkhqJbzGZQWuloFi5UZwE/s1600/G.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8cNMqeLyZ7pAkeBxAo47KcmKBczb7M-Jxtcii-B3Tv9s8787rgpBd2KESkrbcVbR6tn70V-kDgxLCcEW78l97VuVTyQK_awAXxH6WdbXeoEdW8PsSoO8ar30vkhqJbzGZQWuloFi5UZwE/s1600/G.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización de la estructura nº 7 en foto aerea de los 60.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Es necesario destacar que la única estructura que se mantiene a lo largo del tiempo y es identificable en todas las fotos áreas es la Nº 7, parapeto que de forma transversal corta el acceso a la cima desde el collado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la foto área de los años 60 se identifica claramente. Sin embargo, si asignamos una función defensiva, nos encontramos con el problema que no tiene continuidad por ninguna de las vertientes del monte. Es decir, no existe, o no se ha conservado una continuación perimetral que cerraría el acceso al monte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La comparativa de una sucesión de fotos aéreas de la zona, todo ello sujeto a la interpretación del observante, permite añadir un grado de conocimiento respecto a la “profusión” de estructuras lineales, semejantes a trincheras que se localizan en los montes de Rontegui.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En estas fotos se observa claramente que el fuerte de la última Guerra Carlista se localizaba la explanada actualmente ocupada por los grandes depósitos de aguas de Barakaldo. También se han localizado trincheras construidas durante la Guerra Civil del 36 y que protegían la carretera de la Ría. De igual forma, en referencia al “campo atrincherado” descrito en el artículo de Martinez (2013), es posible, que las trazas descritas con el Nº1 y 2 tuvieran en origen una posible función defensiva; sin embargo han sufrido importantes modificaciones en su desarrollo. El resto son estructuras desarrolladas con posterioridad, entre los años 70 y 80, asociadas al paso de maquinaria pesada: construcción del puente de Rontegui, colocación y retirada de carteles de publicidad, reordenación de torres eléctricas, etc... Todo ello ha condicionado una importante alteración de la superficie del monte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Únicamente la estructura identificada con el artículo con el Nº 7, presenta una identificación anterior a las fotos aéreas utilizadas, pero resulta complicado dar una respuesta a su función, teniendo en cuenta la falta de continuidad por las otras vertientes del monte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El presente trabajo es un simple ejemplo de aplicación de nuevas tecnologías, donde el tratamiento de ortofotos con Sistemas de Información Geográfica permite dilucidar determinados cuestiones arqueológicas, especialmente en aquellas basadas en prospecciones visuales. Indudablemente el punto de partida necesario es la información, en este caso de fotos aéreas, no siempre disponibles o localizables.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;"><i>Algunas Conclusiones</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">
Por lo tanto: ¿Presenta la zona una interés arqueológico? Desde el punto de vista de la Arqueología de “campos de batalla”, indudablemente sí. ¿Son las estructuras que se observan en al actualidad restos de un campo atrincherado? Muy posiblemente, no. ¿Estaba el fuerte de la última guerra carlista localizado en el alto del Tun Tun? Rotundamente no.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Actualización del 02/05/2021:</b> Se incorpora el plano del fuerte de Rontegi proveniente del los fondos de archivo del Ministerio de Defensa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-83794076898891928342015-02-05T20:58:00.000+01:002015-10-25T20:11:59.469+01:00Nicolas Ollo Vidaurreta: Carlista, Militar y Empresario<div style="text-align: justify;">
La vida castrense no lo era todo. Una vez desmovilizados, prácticamente la totalidad de los soldados y muchos de los oficiales retornaban a la vida civil. Las crónicas recogidas por Apalategui nos hablan de fondistas, labradores, ganaderos, alpargateros, jardineros, abogados, terratenientes,… En algunos casos sus “otras vidas” resultan curiosas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixqg5aql96PhnA5ZQ3TbvIzGXdFzqwYGDY2qy22vR6JG_46VsfULogohTN0hEx0yzylKybAVrmNOpuPRmTH8u0mQ0mVihK92VO_ykPC4xLLo656-UMKQUev9bMRO6oct0jFOh5-IS5S0DV/s1600/ollo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixqg5aql96PhnA5ZQ3TbvIzGXdFzqwYGDY2qy22vR6JG_46VsfULogohTN0hEx0yzylKybAVrmNOpuPRmTH8u0mQ0mVihK92VO_ykPC4xLLo656-UMKQUev9bMRO6oct0jFOh5-IS5S0DV/s1600/ollo.jpg" width="292" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Nicolas Ollo Vidaurreta.<br />
Tomado del Estandarte Real</td></tr>
</tbody></table>
La figura militar de Nicolás Ollo Vidaurreta es un recurrente en la historia de la última guerra carlista y en este blog será citado de forma periódica. Pero más allá de su carrera militar, existen hechos menos conocidos, más anecdóticos, que humanizan notablemente la marcialidad que destilan las biografías militares; porque durante un tiempo, Nicolás Ollo, además de militar y carlista, fue empresario.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Antes de empezar, una puntualización. Con las biografías pasa igual que con cualquier otro elemento que se quiera “reconstruir” a partir de datos fragmentarios y en ausencia total o parcial de las fuentes originales: existen elementos contradictorios o directamente erróneos. De ahí la necesidad de realizar una lectura crítica y constructiva de los elementos que posemos para que aporten la máxima verosimilitud.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Nicolás Ollo Vidaurreta</b> nació en Ibero (Navarra) un 6 de diciembre de 1816, siendo bautizado dos días después en parroquia de Nuestra Señora de la Asunción con el nombre de Nicolás Mariano. Gracias a los <a href="https://familysearch.org/">archivos parroquiales</a> sabemos que sus padres fueron <b>Juan Miguel Ollo</b> y <b>Angela Josefa Vidaurreta Beramendi</b>, y que por lo menos tuvo 3 hermanos: Martin Gregorio, Juan Antonia y Lorenzo María.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGUMpLtYC1ZUANUo2cjprpepG-aWzrdkldcwmlM-zqCTk6Z1aTkavSPf7Ps1U8XZGpBR_enJDRj4-olCNVqoG0qG4il2eqctzpJ-3f_4pjTgNHlhQOXZcLcgkMHIXjhwreBo_gPxx5HMI/s1600/casa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGUMpLtYC1ZUANUo2cjprpepG-aWzrdkldcwmlM-zqCTk6Z1aTkavSPf7Ps1U8XZGpBR_enJDRj4-olCNVqoG0qG4il2eqctzpJ-3f_4pjTgNHlhQOXZcLcgkMHIXjhwreBo_gPxx5HMI/s1600/casa.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Casa natal de Nicolás Ollo en el pueblo de Ibero (Navarra)</td></tr>
</tbody></table>
Lamentablemente desconocemos cómo se desarrollaron los primeros años de la vida de Nicolás, a fin de cuentas los historiadores sólo parecen haberse interesado por su vida castrense. Según se describe en el libro "Albúm de Personajes Carlistas" (1887) con 18 años se alistó como voluntario carlista en el 3º Batallón de Navarra, participando en numerosas acciones y batallas, ascendiendo rápidamente de cabo de 1º a 2º y seguidamente a sargento. El 20 de octubre de 1836 es nombrado alférez y el 10 septiembre de 1837 será gravemente herido, lo que le obligará a estar un año y medio alejado de los campos de batalla para restablecerse. En marzo de 1839 se reincorporará a la lucha, participando en las últimas operaciones del ejército carlista en Navarra. Tras la finalización de la contienda se acogerá al Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839), manteniéndose en el ejército con el grado de subteniente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDvd4lZeKF0GOSTxWOmXlkA5t8X9je6AvqGozevZE4OAVISB6mxnV5adPudFZQ9zEOGgFeVTG4Is49dlMuj39hYMH0jWKmXrFFut4NL20HgHtzj1Dl4-_x1DNL6c5FxVUuKO2v71sxXlZw/s1600/Odonell.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDvd4lZeKF0GOSTxWOmXlkA5t8X9je6AvqGozevZE4OAVISB6mxnV5adPudFZQ9zEOGgFeVTG4Is49dlMuj39hYMH0jWKmXrFFut4NL20HgHtzj1Dl4-_x1DNL6c5FxVUuKO2v71sxXlZw/s1600/Odonell.jpg" width="230" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Leopoldo O'Donnell<br />
Tomado del Album Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
En 1841 colaborará activamente en Pamplona en el “pronunciamiento de 1841”. Esta conspiración sufragada desde el exilio por la ex-regente <b>María Cristina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias </b>(1806 – 1878) y a cuya cabeza estaban militares de tendencias políticas moderadas como<b> Leopoldo O'Donnell y Jorís</b> (1809-1867), pretendía acabar con el gobierno y con la figura del liberalismo progresista emergente que representaba <b>Baldomero Espartero</b> (1793 – 1879).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Espartero había salido victorioso de la I Guerra Carlista, adornando su apellido con el título de “Pacificador de España” y su ascenso en el poder del Estado había sido imparable, opuesto al conservadurismo de la entonces Regente María Cristina y a los sectores de políticas más moderadas. El 12 de octubre de 1840, tras una serie de revueltas y desordenes que se conocerán como “revolución de 1840”, conseguirá que María Cristina le ceda la regencia y que esta marche al exilio cinco días después. Amplios sectores del liberalismo moderado no habían visto con buenos ojos esta sucesión de acontecimientos, recelando notablemente de Espartero y comenzado un proceso de acercamiento a los sectores carlistas para formar un frente común en contra de la política del nuevo regente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 27 de septiembre de 1841 se alzará en Pamplona el general O’Donnell y junto con él, Nicolás Ollo. Otras ciudades se sumaran al proceso: Vitoria, Zaragoza, Bilbao… pero el alzamiento fracasará y los principales militares implicados, ante las posibles represalias, deciden exiliarse. Tanto O'Donnell como Ollo pasarán a Francia, desde donde seguirán, cada uno en su sector político, instigando para derrocar a Espartero y al gobierno de carácter progresista que esta impulsado.<br />
<br />
No habrá que esperar demasiado, en 1843 tras un severo desgaste político se produce en el verano un nuevo levantamiento militar donde confluyen una amalgama de corriente políticas que incluyen a progresistas descontentos, sectores moderados y carlistas, y al que no dudan en sumarse los exiliados Ollo y O’Donnell. La regencia de Espartero termina de esta forma brusca, buscando refugio en Inglaterra. Comienza la denominada “Década Moderada”; diez años en los que el Partido Moderado detentará en exclusiva el poder gracias al apoyo de la Corona. De nuevo carlistas y moderados volverán a mirarse por encima del hombro, concluida la tregua y eliminado (al menos temporalmente) el enemigo común.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nicolás se reincorporará al ejército en 1844, siendo ascendido a teniente y destinado al Regimiento de la Princesa, con el cual estuvo de guarnición en Madrid, Cataluña y Pamplona. En 1854 alcanzará el grado de capitán.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras, y cómo no podía ser de otra forma en estas Españas del XIX, la “década moderada” llegará a su fin con la “revolución de 1854”, en la que O’Donnell tiene un papel destacado. El militar-político que 10 años atrás había conspirado para bajar del poder a Espartero, contribuye a que de comienzo el denominado “Bienio Progresista”, volviendo a la presidencia del Estado... Baldomero Espartero. Un abrazo entre ambos militares entierra (de momento) sus "pequeñas" desavenencias.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El galimatías político de pronunciamientos y contrapronunciamientos, abandonos y retornos, tuvo una nueva vuelta de tuerca en 1856. De nuevo O’Donell, convertido en una especie de "Perro del Hortelano", desde su cargo como Ministro de la Guerra, aprovechará la conflictividad social que se vivió en los primeros meses de 1856 -motines de subsistencias en Castilla, huelgas en Cataluña, motines de quintas en Valencia-, para hacer un discurso catastrofista en las Cortes destinado (una vez más) a acabar con el gobierno progresista del Espartero. Los desordenes son sofocados con notable contundencia lo que agrava el descontento de la población. La presión sobre Espartero aumenta y sintiendo que ha perdido el respaldo de la Corona Isabel II, dimite.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su puesto fue ocupado rápidamente por O'Donnell y su nombramiento, publicado el 14 de julio de 1856, fue acompañado de la declaración del estado de guerra en toda España en previsión de posibles revueltas auspiciadas por partidarios de Espartero. Su ascenso fue considerado por muchos un “golpe contrarevolucionario” que llevó a sus detractores a la calle, entre ellos elementos de la Milicia Nacional, que no dudaron en enfrentarse al ejército leal a O’Donnell. La represión fue feroz, especialmente en Cataluña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez aplastados todos los movimientos de resistencia y retirado Espartero de la escena política, el gobierno de O'Donnell decretó la supresión de la molesta Milicia Nacional, destituyó ayuntamientos y diputaciones y reprimió la prensa. Y Nicolás Ollo, leal al gobierno de turno, participó en 1856 en el desarme de la Milicia Nacional, siendo recompensado con el grado de comandante. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdLZnfZgNEW89lXEEqZ54nIY8EF2s75OFD5J71GFUpyWjAdkPu_i1kHH9YAlpJHbTn4AVk5G1PFv5c_dO8GhF7t4iptV5bFYlDa8keLxbcEmE9Ki4PcSm0XHno32dbnxh2YfHPdI9FM19M/s1600/2011_07_11_No_04-Foto+8.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdLZnfZgNEW89lXEEqZ54nIY8EF2s75OFD5J71GFUpyWjAdkPu_i1kHH9YAlpJHbTn4AVk5G1PFv5c_dO8GhF7t4iptV5bFYlDa8keLxbcEmE9Ki4PcSm0XHno32dbnxh2YfHPdI9FM19M/s1600/2011_07_11_No_04-Foto+8.jpg" width="192" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Muley el-Abbas hermano del Sultan<br />
al mando del ejército marroqui</td></tr>
</tbody></table>
Con semejante clima de crispación, donde el gobierno parece el juego de las sillas o “<i>el quítate tú pa’ ponerme yo</i>”, nada mejor que una buena guerra colonial para despertar el espíritu de unificación nacional, entretener a los militares para alejarlos de conjuras y pronunciamientos; y ya de paso, regenerar la endeble imagen de España en el exterior.<br />
<br />
Los problemas que de continuo tenía España con Marruecos fueron inteligentemente magnificados y en agosto de 1859, tras un ataque a un destacamento en Ceuta, O’Donnell, exigió al sultán de Marruecos, <b>Sidi-Mohammed-ben-Abderrhaman</b> (Mohámmed IV) un severo castigo para los agresores y la finalización de estos actos de hostigamiento. Algo que al parecer ser no sucedió (o tal vez sí), pero poco importaba, el pretexto estaba ya servido. El 22 de octubre de 1859 O’Donell propuso en el Congreso la Declaración de guerra a Marruecos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Indudablemente la actividad militar de Nicolás Ollo, al que habíamos dejado inmerso en la marejada política del momento, estaba unido a las decisiones de O’Donnell. Con 43 años se había casado el 27 de abril de ese mismo año en Berriozar (Navarra) con Ramona Recalde nacida en Salinas (Navarra). Y la llamada a la guerra, había trastocado, no sólo la recién creada unidad familiar, sino también un proyecto empresarial que había comenzado ese mismo año. Dejando atrás a su esposa, embarcará con su regimiento hacia África, adscrito al Segundo Cuerpo de ejército. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpxrARk84LnWTDhDJpt6Ynb304pUrhJFq_pM8F6XNBeBiAuu8H2aK09PXLLi97TOSTHB0aaEywXjoTFEQPCOfeUTZK8c9JnoDGX-hY0WNRWr1chv5g78Xx50qBwzUyuDX920RLQbJrrP_6/s1600/Africa2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpxrARk84LnWTDhDJpt6Ynb304pUrhJFq_pM8F6XNBeBiAuu8H2aK09PXLLi97TOSTHB0aaEywXjoTFEQPCOfeUTZK8c9JnoDGX-hY0WNRWr1chv5g78Xx50qBwzUyuDX920RLQbJrrP_6/s1600/Africa2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batalla en la Guerra de Africa</td></tr>
</tbody></table>
Junto con él marcharan un importante grupo de militares de carrera con los que ya se había encontrado, en uno u otro bando, durante la I Guerra Carlista, además de otros personajes con los que compartirá "teatro de operaciones" en la siguiente guerra civil. En el transcurso de esta breve, pero intensa guerra colonial, se fraguaran amistades en soldados que posteriormente ocuparan posiciones encontradas en la guerra civil que está por venir. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
En los primeros meses de 1860, Ollo se distinguirá en las batallas de Tetuán (4 de febrero), Samsa (12 de marzo) y Wad-ras (23 de marzo), ascendiendo a Teniente Coronel; siendo recompensado con la Cruz de primera clase de San Fernando. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQW66wI7-CFQ1aEh-37SwmOC3Bf-QKYCuW7SC5MB5KYvzdActxyWMd4iTVUEhA6p3e9HpSxQFB75kif72hSusAczH6CXlauEa78mqIY7bB677yjH1nnlu5maa4bbhEtRt1P2sxNsxqzIGo/s1600/ZM_Afrika_AG25.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQW66wI7-CFQ1aEh-37SwmOC3Bf-QKYCuW7SC5MB5KYvzdActxyWMd4iTVUEhA6p3e9HpSxQFB75kif72hSusAczH6CXlauEa78mqIY7bB677yjH1nnlu5maa4bbhEtRt1P2sxNsxqzIGo/s1600/ZM_Afrika_AG25.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Infantería en la Guerra de Africa. Lámina de Josep Cusachs</td></tr>
</tbody></table>
La contundente victoria conseguida en la denominada Guerra de África maquillará los padecimientos de la tropa, donde el cólera causará más muertos que las acciones de guerra. Tomando los datos que se muestran en el libro “Diario de un testigo del Guerra de África. Tomo I”, el número de muertos por heridas en combate fue de 1.212, y las debidas a enfermedades, 2.888. Si tenemos en cuenta que el número de efectivos del ejército ascendida a unos 36.000 hombres, tenemos que un 25% de los hombres se quedó por el camino.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Dos meses después de concluida la campaña, Nicolás solicitará su retiro voluntario y volverá a Ibero con su mujer. Las biografías dicen que estaba hastiado por no ver reconocidos suficientemente sus méritos en el ejército, donde atesoraba ya más de 25 años de servicios. De nuevo en el pueblo, llegó el momento de retomar el proyecto que junto con su mujer había comenzado al poco de casarse… abrir un balneario.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYPifflUnRHfKmlv56OVzP0mohUv75Yh9rK_HYg17iH8Y34N-745knWzHqAN23NTu09bsAfSPOIHxRf9AFNFayQfF-8saztxIHQq5QFVJWRn8ZfDzb2aIhz5oczHuqa3fbXrdAQb0ZZpw0/s1600/orto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYPifflUnRHfKmlv56OVzP0mohUv75Yh9rK_HYg17iH8Y34N-745knWzHqAN23NTu09bsAfSPOIHxRf9AFNFayQfF-8saztxIHQq5QFVJWRn8ZfDzb2aIhz5oczHuqa3fbXrdAQb0ZZpw0/s1600/orto.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Localización del molino de Ibero (Navarra)</td></tr>
</tbody></table>
El pueblo de Ibero está rodeado por agua. Los meandros de los ríos Arga y especialmente el Arakil lo envuelven prácticamente, pero son sus manantiales de agua minero medicinales, los elementos que resultan especialmente interesantes. De hecho, los estudios arqueológicos han constatado la más que probable presencia de unas termas romanas en el lugar del afloramiento de estas aguas. Y desde la Edad Media el manantial fue utilizado para el llenado de la cámara de carga de un molino harinero.<br />
<br />
En 1770 el presbitero y médico, Casimiro Moreno Lascarro, ya se había fijado en la propiedades curativas de las aguas de Ibero, escribiendo la monografía "<a href="http://academica-e.unavarra.es/handle/2454/12270">Methodo curativo, y virtudes de la agua mineral del Lugar de Ibero</a>". Pero no sera hasta el siglo XIX cuando se de un relanzamiento de los tratamientos con agua por parte de la medicina de la época, recomendándose “tomar baños” para prevenir y curar numerosas afecciones. Es muy probable que un avispado Nicolás Ollo viera en el manantial que brotaba en su pueblo una buena posibilidad de negocio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBlnyKXuomuYSsFRbfd6NHYXwbak5r2kAnUo33jeZ_wHUQEZVOFNsuZRGb4QkSgRozm25C1Yy4ZkGNgVT5Y5HqClbFGp0V0-kJgOSEvUohbeKfpBRcDP350pYYUEShx4hJXimr6eQsLxM1/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBlnyKXuomuYSsFRbfd6NHYXwbak5r2kAnUo33jeZ_wHUQEZVOFNsuZRGb4QkSgRozm25C1Yy4ZkGNgVT5Y5HqClbFGp0V0-kJgOSEvUohbeKfpBRcDP350pYYUEShx4hJXimr6eQsLxM1/s1600/portada.jpg" width="124" /></a>Según consta en el “<a href="http://cmapserver.unavarra.es/rid=1166615864984_1407318118_1652/LIBRO%20DEL%20PROFESOR.doc">libro de profesor</a>” (no podido localizar el autor, ni la fecha de este documento), en 1859, el mismo año de su boda, el matrimonio adquirió el molino y el terreno circundante, que les hacía dueños del manantial. Sin descuidar la actividad molinera, comenzaron los trabajos y estudios pertinentes para construir un pequeño balneario. De hecho, ya en agosto de ese año, Nicolás había solicitado un análisis químico y estudio de las aguas con el claro objetivo de “explotarlas adecuadamente” al reputado médico <b>Luis Martínez de Ubago Michelena</b> (Pamplona 1832 -1890), además de realizar los pertinentes trámites burocráticos del momento para poner en marcha el negocio. Con todo ello conseguido, no dudo en publicitarse mediante la publicación de un pequeño libro titulado “<i>Análisis de las aguas Minero Medicinales de Ibero</i>".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOPRKmGb6MYaXJ9d2xq1ky2RQFDr0hIJZu9xesxF7tscrZt6pTxuV9vfNWRj7nmRlqfQQYqWrozlZt-UYBC2w6ewo4TawiGbIfaUPZ-AzPUWic2UezecVlTSpfOUu8m5AvmkZQoaiWw1OZ/s1600/analisis.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOPRKmGb6MYaXJ9d2xq1ky2RQFDr0hIJZu9xesxF7tscrZt6pTxuV9vfNWRj7nmRlqfQQYqWrozlZt-UYBC2w6ewo4TawiGbIfaUPZ-AzPUWic2UezecVlTSpfOUu8m5AvmkZQoaiWw1OZ/s1600/analisis.jpg" width="491" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Prólogo del folleto informativo "Análisis de las aguas Minero Medicinales de Ibero" firmado por Ollo.</td></tr>
</tbody></table>
Una anécdota secundaria resulta de conocer que Luis Martinez de Ubago, además de afamado médico-cirujano, pertenecía a una familia de claras tendencias liberales y que por aquel entonces había sido ya elegido vocal del comité de los republicanos de la capital navarra, siendo posteriormente concejal, primer teniente de alcalde y alcalde republicano entre el 13 de agosto y el 5 de septiembre de 1873. Firmó el bando del 15 de julio de 1873 que invitaba a los vecinos anticarlistas a tomar las armas en defensa del orden y de la República, advirtiendo que quienes no lo hicieran serían tenidos como afectos al carlismo y tendrían que pagar contribuciones de guerra. Así que unos años después de parecer juntos los nombres de Ollo y Martinez de Ubago en esta publicación, las tendencias políticas y especialmente una guerra civil les iba a separar notablemente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La guerra de África sin duda supuso un escollo a este proyecto empresarial, pero un año después de su retorno a Ibero, el 7 de agosto de 1861, en el autodenominado periódico monárquico “La Esperanza”, aparecía la siguiente noticia:</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidayR_7yZGrlXZDxJ2y8kdxA96XAD06LthyphenhyphenJxxtuyMPsCAFlOziQtssr8IfTUtyZuBPXTE58cRVI0AbOvPFdq3Lc6E27nMZYG3ggKinebt-7qtHPEJag86_ykpeMOPSn0mHeZXiR7DDbWk/s1600/4_junio_1862.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidayR_7yZGrlXZDxJ2y8kdxA96XAD06LthyphenhyphenJxxtuyMPsCAFlOziQtssr8IfTUtyZuBPXTE58cRVI0AbOvPFdq3Lc6E27nMZYG3ggKinebt-7qtHPEJag86_ykpeMOPSn0mHeZXiR7DDbWk/s1600/4_junio_1862.jpg" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se describía un espacio cómodo, de buena comida, y se vislumbraba el concepto de “casas rurales”, de la que Navarra actualmente es un exponente: “<i>[…] y los que por motivos particulares deseen colocarse fuera de él, hallaran en el pueblo multitud de casa cuyos propietarios tiene habitaciones cómodas y desean recibir huéspedes”, además de comercializar agua embotellada bajo el nombre de “Ibero</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El balneario funcionaba únicamente durante el verano, y año tras año, su apertura era publicitada en diferentes medios de comunicación. Al año siguiente, el recorte publicitario indicaba que se habían realizado algunas mejoras: “<i>[…] este año se han mejorado todos los medios y métodos empleados […]</i>”. </div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj528xDfw8R4V6GLMVJrukSBQG5trpgyiI9r9KxsvlmfI7ghFsthfSdNAPDCDCH1vlF76Pda6PbtaJVJD5iqU48qvBKXjTo15B0JRbQvNXI9ezYwuVOP_W2OygqFaAScDjzj99BdCgX1Ye0/s1600/7_8_1861.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj528xDfw8R4V6GLMVJrukSBQG5trpgyiI9r9KxsvlmfI7ghFsthfSdNAPDCDCH1vlF76Pda6PbtaJVJD5iqU48qvBKXjTo15B0JRbQvNXI9ezYwuVOP_W2OygqFaAScDjzj99BdCgX1Ye0/s1600/7_8_1861.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Publicidad del balneario en el periódico "La Esperanza" de 4 de junio de 1862</td></tr>
</tbody></table>
Algunos de estos anuncios los firmaba Ollo directamente, como este aparecido en el periódico “La Correspondencia” el 13 de julio de 1864.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q_8-RYLxevxTn0eoGYfKZIFg-RqLo1tOt5329Wp71tTDF45cmhYGSzXnuxed1RvkcVLtpbk_cya3jOfqcVX6HpCnGMzY86xn6KdsXKq0VN1KLtxRlClc0Kpz1hCBJ339WKuqYvZ0HqLu/s1600/13_julio_1864.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6q_8-RYLxevxTn0eoGYfKZIFg-RqLo1tOt5329Wp71tTDF45cmhYGSzXnuxed1RvkcVLtpbk_cya3jOfqcVX6HpCnGMzY86xn6KdsXKq0VN1KLtxRlClc0Kpz1hCBJ339WKuqYvZ0HqLu/s1600/13_julio_1864.jpg" width="426" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1868 en el libro "Crónica de la Provincia de Álava” explicaba en relación con “Baños Minerales de Navarra": “<i>[…] Los más afamados son: […] Baños de Ibero: Son estas aguas minero-salinas, y su concurrencia es escasa. Los baños están abiertos del 12 de junio a 30 de septiembre</i>”. Por aquel entonces también se le consideraba como un balneario de “tercera clase”, estando atendidos los que allí acudían por el médico-director D. Dionisio Jover y Lopez,que residía en Valladolid fuera de la temporada, según se índica en la revista "<i>El siglo medico: Boletín de Medicina y Gaceta Médica.Volumen 1</i>5".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiOqE2lU-19NERg-y0rDMutKg3vjC3tp61PJWZaChVsO8celWlvdZBtG0i8ETEfU4ytqu0VGSFYaDdnACkItlaiJh8RtNeIL4l_5hgAwkaz-9AQGQtdZzeo0KjbDvai9LXFwARakK9Xlob/s1600/Elio2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiOqE2lU-19NERg-y0rDMutKg3vjC3tp61PJWZaChVsO8celWlvdZBtG0i8ETEfU4ytqu0VGSFYaDdnACkItlaiJh8RtNeIL4l_5hgAwkaz-9AQGQtdZzeo0KjbDvai9LXFwARakK9Xlob/s1600/Elio2.jpg" width="143" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Joaquín Elío Ezpeleta</td></tr>
</tbody></table>
<span style="background-color: white;">Mientras, la corriente política del carlismo </span>continuaba su lucha y no habían sido pocas las conspiraciones y fallidas intentonas de alzamiento que habían inducido (Guerra de los Matiners 1846, insurrección montemolinista 1855, desembarco en San Carlos de la Rápita 1860,...) dentro del marco general de inestabilidad política y militar que seguían alentando las ideas más reaccionarias a medida que gobiernos liberales, moderados o progresistas, seguían tocando elementos como la religión o la foralidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1868 Nicolás recibirá la visita de Joaquín Elío y Ezpeleta (1806 - 1876) que según indica en el libro “<i>Álbum de Personajes Carlistas</i>”, le encomendó la tarea de organizar, preparar y comandar el 2º Batallón de Navarra. Ollo tenía ya 52 años, era un veterano que atesoraba importantes conocimientos militares, versado en la vida en campaña y conocedor de los lugares donde iba a volver a actuar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En 1871 el balneario seguía funcionando, ya no encontramos en la hemeroteca anuncios publicitarios, pero en el periódico “La Esperanza” del 18 de mayo aparece la siguiente noticia: “<i>Ha sido nombrado Francisco Chinchilla, médico director interino de los baños de Ibero (Navarra)</i>".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El 21 de abril de 1872 se lanzará la proclama que dará comienzo al alzamiento carlista. Ollo además de formar su batallón, completará tres compañías de gipuzkoanos y dos de guías; y con estas fuerzas se dirigirá a Bera a recibir al Pretendiente. Pero la premura del alzamiento provocará una cierta desorganización inicial, y con apenas armamento para los voluntarios navarros, las tropas liberales desorganizan el embrión de ejército y se harán con el control de la situación. Tras el desastre de Oroquieta (4 de mayo de 1872) el pretendiente tendrá que pasar de nuevo la frontera, Navarra quedará apaciguada y 20 días después, los bizkainos se acogerán al convenio de Amorebieta. Ollo, perdidas las esperanzas, disolverá sus fuerzas y cruzará a Francia. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCButNhyphenhyphenZmU7u_qogW9WEXenlmcw__iw4hqm1ZExJeMQ61kbapxqWfUcM6-0mbxbDYbmIfb7hTEb3f1i8d1ffIb63-A3Oj0YDIVXjCi7APQFd0S0eheB3Z-VI9Hurqa8G_V74zQW4vIquA/s1600/oroquieta.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="173" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCButNhyphenhyphenZmU7u_qogW9WEXenlmcw__iw4hqm1ZExJeMQ61kbapxqWfUcM6-0mbxbDYbmIfb7hTEb3f1i8d1ffIb63-A3Oj0YDIVXjCi7APQFd0S0eheB3Z-VI9Hurqa8G_V74zQW4vIquA/s1600/oroquieta.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desastre de Oroquieta. Tomado de Albún Siglo XIX</td></tr>
</tbody></table>
A principios de diciembre de 1872 se encontraba en París, donde recibirá la orden de volver a entrar en España, junto con su nombramiento de Comandante General de Navarra. En ese momento carecía de recursos monetarios para emprender el viaje, ya que muy posiblemente todos sus bienes, incluido el balneario, habían quedado confiscados. Según se relata Francisco de Paula Olleren fue necesario que un amigo les prestara 600 reales para su viaje, entrando en Navarra en la noche del 21 al 22 de diciembre en compañía de 27 hombres. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las biografías indican que Ollo fue un hombre altamente valorado por parte de la oficialidad, tanto carlista, como liberal y apreciado por sus hombres. Celestino Zabarte, un veterano carlista gipuzkoano nacido en Elgeta describía así un encuentro con él:<br />
<br />
“<i>Conocí a Ollo. Al pasar por el puente, nos habló en vascuence. Un hombre grueso, muy bueno</i>”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por su parte el corresponsal de guerra Mr. MacGraham para el periódico londinense “<i>The Evening Standard</i>” incluía en su en la crónica del 29 de septiembre de 1873 una referencia a Ollo (Tomado del libro “Un corresponsal en España" de Enrique Roldan González):<br />
<br />
“<i>Desde Echarui nos encaminamos a Salinas […]. Yo observaba, atónito, como en cada pueblo, y cruce de caminos, las mujeres ancianos y niños salían a nuestro encuentro gritando: Larga vida a Carlos VII, Larga vida alos carlistas! Y también en este pueblo de Salinas, oíamos con gran entusiasmo decir: ¡Larga vida a Ollo, Larga vida a D. Nicolás! Porque tengo que decir que el brigadier Ollo vivió en este pueblo algún tiempo, casándose con una joven de la localidad, por lo que es evidente que se ha convertido en un héroe muy particular. Todo el pueblo parecía conocerle; niños de cuatro o cinco años se arremolinaban a los pies de los caballos, o aplaudían, mientras que él saludaba a los padres de las criaturas- […] me pareció ver al general Ollo que enrojecía por los vítores de la multitud, y que una lagrima de orgullo asomaba a sus ojos</i>”.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Su figura será equiparada por los historiadores en prestigio a la de Zumalacarregui, y al igual que él, fue contrario al cerco de Bilbao. Sus victorias en las batallas de Somorrostro le harán acreditativo del título de “Conde de Somorrostro”. Lamentablemente para las aspiraciones carlistas, el 29 de marzo de 1874, mientras se encontraba observando los movimientos de tropas en los campos de Somorrostro, una granada le hirió de gravedad, muriendo a poco tiempo. En el Estandarte Real se describe su muerte con la épica que caracteriza a un medio propagandístico:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“<i>Gracias á la amabilidad de nuestro distinguido amigo el Canónigo residente hoy en Astorga, D. Tomás Romero, […], podemos agregar los siguientes detalles, que nos comunica dicho señor: Cayó la mortífera granada, que á todos nos dejó como atontados y oigo decir a nuestro querido D. Tomás: “soy muerto, no me abandone” y después de haber dado la absolución al Auditor de guerra, que parecía iba a expirar por momentos, acudí a D. Nicolás y apretándome las manos me dijo: Sígame usted a donde me lleven, porque quiero morir como un verdadero cristiano, y así lo hice, y en San Salvador del Valle le administré los Santos Sacramentos, no me separé de su cabecera, viéndole morir con la fortaleza del mártir y con la fe de un verdadero cristian</i>o”.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTTd9-tEwGHbTKlBg7lawQ5ZHStWrM9h1HioKSVl2stK0RBnig0mvOwid-FWrm3esA53OGC2X-WLCvG6HR6d85Ml1Tcz1TAT-Hg_oBLxIF3J1K4bqi6tzFYFNoyI2fPY4_DmfnmR0lJjK9/s1600/1912-06-23-9,2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTTd9-tEwGHbTKlBg7lawQ5ZHStWrM9h1HioKSVl2stK0RBnig0mvOwid-FWrm3esA53OGC2X-WLCvG6HR6d85Ml1Tcz1TAT-Hg_oBLxIF3J1K4bqi6tzFYFNoyI2fPY4_DmfnmR0lJjK9/s1600/1912-06-23-9,2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://pitillas-navarra.blogspot.com.es/">Traslado de los restos de Ollo a Estella</a>. Tomado del blog:<br />
http://pitillas-navarra.blogspot.com.es</td></tr>
</tbody></table>
Parece ser que en el lecho de muerte también recibió la visita de su Rey, conversando con él y “<i>dándole las gracias por aquella prueba de cariño y decirle que moría con dos penas: la de no poder a acompañarle a Madrid y la de no haber conocido a la Reina Doña Margarita</i>”. Antes de fallecer fue ascendido a teniente general. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En los archivos parroquiales consta que fue enterrado en Durango, pero el 16 de junio de 1912 se procedió en acto solemne a su traslado al cementerio de Estella, pasando por Lazkao, Etxarri Aranatz e Ibero, donde se colocó una placa conmemorativa que reza: "<i>En este pueblo nació el Excmo. señor general carlista don Nicolás Ollo y Vidaurreta, el 6 de Diciembre de 1818. En esta casa vivió y de ella salió al campo del honor, donde murió defendiendo la bandera de Dios, Patria y Rey el 29 de Marzo de 1874. Dedican este homenaje a su memoria los carlistas de Navarra. Junio de 1912</i>". </div>
<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2SOzIAO9Alu9dFXqkhTvGO4BAfSendi-1c1fYcDTZRR2UUfnE1QgsOhX1daKQW9sD5puOZWOuSCBTKmnEiBUws_VnLTyUB6BXgLe_zUIf30SHPfUVlawaTQiDHON2bsHS3strV23CuvqA/s1600/Estella+011.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2SOzIAO9Alu9dFXqkhTvGO4BAfSendi-1c1fYcDTZRR2UUfnE1QgsOhX1daKQW9sD5puOZWOuSCBTKmnEiBUws_VnLTyUB6BXgLe_zUIf30SHPfUVlawaTQiDHON2bsHS3strV23CuvqA/s1600/Estella+011.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://juantxo324.blogspot.com.es/">Panteón de los Generales</a> (Estella). Tomado del blog:<br />
http://juantxo324.blogspot.com.es</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Sus restos se encuentran en el llamando "Panteón de los Generales" en el cementerio de la ciudad de Estella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
¿Y qué había sido del balneario? Parece ser que una vez que Ibero quedó bajo dominio efectivo carlista, vivió sus momentos de máximo esplendor ya que fue utilizado asiduamente por los heridos en combate.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Según se indica en el "<a href="http://cmapserver.unavarra.es/rid=1166615864984_1407318118_1652/LIBRO%20DEL%20PROFESOR.doc">libro del profeso</a>r", al morir su esposa Ramona, se pusieron los bienes del matrimonio a subasta para liquidar las deudas contraídas por motivo de la Guerra, que ascendían a un total de 700.000 reales. En 1879, se vendió el molino, el manantial y la casa de los baños a Félix Oroquieta, molinero de Barazpea y <a href="http://www.diariodenavarra.es/20080817/verano/veinte-anos-silencio-ibero.html?not=2008081702295981&dia=20080817&seccion=verano&seccion2=verano">abuelo del actual dueño del complejo</a>.<br />
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="text-align: justify;">En los estudios arqueológicos de 1995 realizados por <a href="http://bddoc.csic.es:8080/detalles.html?id=355791&bd=ARQUEOL&tabla=docu">Perex y Unzu</a> citan los siguiente:</span><br />
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<span style="text-align: justify;"> “<i>Coincidiendo con la cata interior, se abrió otra al exterior apareciendo un arco de medio punto, de muy buena factura, sobre el que se apoya el muro del edificio. Dicho arco se asienta directamente sobre el terreno y bajo él discurre el agua que atravesando la huerta sale por un aliviadero del muro de contención, al río Araquil. Muy probablemente, este arco corresponde al edificio de baños, construido por el general carlista Nicolas Ollo […]. En la actualidad apenas se conserva vestigio alguno, a excepción de un pequeño lienzo de azulejos</i>”.</span><br />
<span id="goog_973929277"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<br />
Un lienzo de azulejos y un pequeño arco de la casa baños, apenas unos restos visibles de la empresa que un día puso en funcionamiento el militar y carlista, Nicolás Ollo Vidaurreta.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTltZmtzqaRZUtdfApDUiWIoOnTpSMEw6KaufZbzikdHcGfQqIzgixPs4264Tyq5Ma5YGKAsz-zBvMJ-NNQEoDENy_BYwCCQW7AgfqEYu2IFHkPafsfTSx5LnwkNSrPhHi0pLs_zWxiBK5/s1600/molino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTltZmtzqaRZUtdfApDUiWIoOnTpSMEw6KaufZbzikdHcGfQqIzgixPs4264Tyq5Ma5YGKAsz-zBvMJ-NNQEoDENy_BYwCCQW7AgfqEYu2IFHkPafsfTSx5LnwkNSrPhHi0pLs_zWxiBK5/s1600/molino.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Panorámica actual del complejo del molino de Ibero. Tomado de Googlemaps</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-936638531177435780.post-49530992062456166922015-01-09T18:51:00.000+01:002020-02-13T08:38:44.383+01:00Serrano, Concha y Villegas: El Levantamiento del Sitio de Bilbao<div style="text-align: justify;">
<i>Entrada actualizada: 29/11/2017</i><br />
<br />
En toda narración hay actores principales y secundarios. En la descripción de los acontecimientos bélicos lo usual es que algunos de los oficiales pasen a los libros de historia, siendo laureadas sus decisiones y glorificadas sus heridas en el campo de batalla… o todo lo contrario. Por el contrario, los secundarios (mayoritariamente soldados o oficiales de escalafones bajos), quitando acciones heroicas de cierta relevancia, lo normal es que sean…“olvidados”, independientemente de sus posiblemente decisivos aportes (algunas veces su propia vida) a la consecución de las metas trazadas. Tanto es así, que pocas veces nos paramos a pensar el cómo un actor principal llegó a planificar o realizar una determinada acción, cediéndoles a ellos todo el mérito y olvidándonos de toda la cadena de mando que discurre entre su persona y el confidente o informante que aporta los datos suficientes y necesarios para elaborar sus maniobras. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La anécdota surge cuando encontramos a varios actores principales, un plan estratégico de gran repercusión, conjuras políticas y unos laureles de la victoria que se “olvidan” de uno de los figurantes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras varios meses atascadas en los campos de Somorrostro, las tropas liberales habían procedido finalmente a la realización de un movimiento de empuje en toda línea de trincheras carlista, coordinado con otro envolvente por parte de un 3º Cuerpo de Ejército, consiguiendo sortear el campo fortificado. Esto obligó a los carlistas a retroceder y aflojar la presión que ejercían sobre Bilbao.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWe8056E_xbUErXyggIEIZt1veanYke3B7BlmCWqCSRbzro-vTA9nRb6USMSykRiCcIKNn0jUPk9fffPvV_-4BtFaXc8bMMGAtpLYmCvb-XU9IbXva-2dArCaBLUq2_fxTO8jHf03IHklA/s1600/G.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWe8056E_xbUErXyggIEIZt1veanYke3B7BlmCWqCSRbzro-vTA9nRb6USMSykRiCcIKNn0jUPk9fffPvV_-4BtFaXc8bMMGAtpLYmCvb-XU9IbXva-2dArCaBLUq2_fxTO8jHf03IHklA/s1600/G.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Levantamiento del Sitio de Bilbao. Tomado de<br />
la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
El 2 de mayo de 1874 se ponía oficialmente fin al “Sitio de Bilbao”, haciendo una entrada triunfal el recién llegado al teatro de operaciones del Norte, <b>Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, Marqués del Duero</b>, al frente del apresuradamente creado 3º Cuerpo de Ejército. Ya en el anochecer de ese mismo día arribaba a los muelles de Bilbao un pequeño vapor procedente de la también liberada Portugalete, donde venía <b>Francisco Serrano y Domínguez, Duque la Torre</b>, Presidente del Poder Ejecutivo de la efímera I República y general en jefe del Ejército del Norte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente, el levantamiento del Sitio fue formalmente proclamado en el palacio de la Diputación de Bilbao, donde se dieron cita ambos generales, jefes y oficiales de la milicia local y representantes de autoridades bilbaínas a cuya cabeza figuraba el general <b>Ignacio María del Castillo y Gil de la Torre</b>, que tan eficientemente mandó la guarnición durante el Sitio. En acto solemne, se dio las gracias de parte de la villa a sus libertadores, mientras que Serrano felicitaba a su vez al general Castillo, a su guarnición y a la milicia por su noble comportamiento. Tampoco faltaron los numerosos parabienes y alabanzas entre Serrano y en aquel momento, su subordinado, Concha, realzándose los méritos, servicios y elevadas capacidades de ambos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrzMnCu6JA3zz2XPBkxQJvHyAXuYIhCr1hbBZH6fq-qQNhvKEhAV9ElLJFuDwxH23mYBwyMOMD304wW1VT_2NM3YEVNHHDN8PDX9SCOKcc0Vey6_g3vR_YKw3SrfV4TJtwKqaj0kGS11LG/s1600/E.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrzMnCu6JA3zz2XPBkxQJvHyAXuYIhCr1hbBZH6fq-qQNhvKEhAV9ElLJFuDwxH23mYBwyMOMD304wW1VT_2NM3YEVNHHDN8PDX9SCOKcc0Vey6_g3vR_YKw3SrfV4TJtwKqaj0kGS11LG/s1600/E.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Llegada de Serrano a Madrid. Tomado de<br />
la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Esa misma tarde, y con la conciencia tranquila de poder volver a Madrid con la ansiada victoria que permitía olvidar los desastres sufridos en Somorrostro, Serrano confirmaba el traspaso del mando de los Ejércitos del Norte a Concha, dejando al ya veterano general con la papeleta de concluir la guerra y pacificar el país. Y desquitándose de su entrada de “tapadillo” en Bilbao, que según relata su biografía (Historia de la vida militar y política de Don Francisco Serrano y Domínguez, 1892), había sido un acto premeditado, cediendo todo el protagonismo en un acto de caballerosidad y humildad a Concha, paseó por Madrid bajo la aclamación de multitudes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De esta forma se cerraba con “relativo” éxito el plan que había conseguido desbloquear la guerra de trincheras que se había dado en Somorrostro a lo largo de los primeros meses de 1874. Y decimos “relativo” porque si bien, el levantamiento del Sitio tuvo una importante relevancia política, mediática y posiblemente psicológica, lo cierto es que desde un punto de vista estrictamente militar, distaba mucho de ser satisfactorio: Los carlistas mantenían posiciones fortificadas en Bilbao, seguían siendo dueños de toda la provincia y además, habían conseguido evitar que sus batallones de Somorrostro quedaran copados, lo que hubiera supuesto el final de la guerra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De forma muy simplificada la historia general ha reducido al Marqués del Duero, el mérito de esta maniobra estratégica. Sin embargo lo cierto es que el general Concha, aunque con indudables dotes de mando, acudió apresuradamente al teatro de operaciones con una planificación previamente trazada. A finales de marzo de 1874, su jefe Serrano llevaba demasiado tiempo estancado en Somorrostro. Como "jefe de estado" del país, había llegado con refuerzos y numerosa artillería en sustitución del derrotado general Domingo Moriones Murillo, pero las perspectivas de un éxito fácil sobre la “pandilla de sacristanes, mal armados, peor vestidos y deficientemente mandados”, se evaporaron ante la visión del campo atrincherado que los carlistas habían construido en Somorrostro. La opinión pública clamaba por una victoria rápida y contundente, y con corresponsales extranjeros cubriendo la evolución del frente, no se podía permitir fallo alguno que hiciera peligrar, no sólo su reputación, sino también el gobierno que encabezaba. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgig8VKkEEfMHVRblV3xNkslV6OksM4hqZEj9rlou8qfu0Kvisx5QQ4hgSRhTaAh1HIAc5lOkvdIXQj5NGg5zPrKSZSPTadqoQWDwvrW6fkFptEe6Jfp2X5QfUblh7Li3ym0p84rn_V_7hq/s1600/General_Francisco_Serrano_llustracion.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgig8VKkEEfMHVRblV3xNkslV6OksM4hqZEj9rlou8qfu0Kvisx5QQ4hgSRhTaAh1HIAc5lOkvdIXQj5NGg5zPrKSZSPTadqoQWDwvrW6fkFptEe6Jfp2X5QfUblh7Li3ym0p84rn_V_7hq/s1600/General_Francisco_Serrano_llustracion.png" width="228" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco Serrano y Dominguez. Tomada de<br />
la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Como indican Pirala y otros historiadores, Serrano tenía guardado en el cajón de su escritorio desde principios de marzo, un plan de flanqueo que evitaba la confrontación directa con las trincheras carlitas y establecía un movimiento envolvente por su izquierda pasando al valle de Sopuerta para rodear al enemigo. Igualmente en esas hojas también se vaticinaba un “baño de sangre” en el caso de recurrir al ataque directo. </div>
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<br /></div>
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Firmaba esta estrategia el general <b>Juan José Villegas Gómez</b>. Este hombre había nacido en Cobreces (Cantabria) en 1815 e ingresó en el ejército como cadete con 18 años. Comenzó la I Guerra Carlista en el bando carlista, pero en 1838 se pasó como soldado raso al ejército isabelino, donde desarrolló una carrera como oficial de milicias provinciales. Acabó la guerra con el grado de comandante y la condecoración de la Gran Cruz de San Fernando. Según consta en la hemeroteca, adherido al movimiento revolucionario de 1868, que supuso el exilio de Isabel II, se distinguió en la defensa de Santander frente a las tropas del general Calonge. En 1871 era ya comandante general de la provincia de Santander y gobernador militar de la plaza de Santoña. En ese mismo año rechazó por problemas de salud el nombramiento de gobernador militar de la provincia de Toledo. En 1872, siendo ya brigadier, es nombrado segundo cabo de la capitanía general de Andalucía, y seguidamente es promovido al empleo de mariscal de campo. En 1873 presenta ya el cargo de capitán general del distrito de Andalucía, siendo relevado de su puesto y acuartelado de nuevo Santoña en el mes de mayo. De vuelta Cantabria y con la guerra carlista ya comenzada, combatió denodadamente a las partidas carlistas que operaban en esa provincia, recorriendo también en numerosas ocasiones en marchas y contramarchas las Encartaciones de Bizkaia y el norte de Burgos. Buen estratega, gran conocedor del terreno donde se luchaba y de la realidad combativa del enemigo que tenía en frente, no tardó en darse cuenta del error táctico que suponía enfrentarse a un ejército en posición defensiva en un espacio pequeño de terreno. A principios de marzo, y siguiendo los cauces adecuados, le remitió a Serrano su plan.</div>
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<br /></div>
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Sin embargo Serrano no tuvo en cuenta las consideraciones de Villegas. El Estado Mayor en Somorrostro ya tenía entonces trazado un plan que se consideraba iba a suponer las ruptura del frente carlista. El peso de la operación caería sobre el general <b>Fernando Primo de Rivera</b>, y puesto en marcha el 25 de marzo de 1874 concluiría dos días después con ambos ejércitos exhaustos, un baño de sangre y una “victoria a los puntos” por parte de ejército carlista. Se había cumplido la premonición de Villegas. </div>
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<br /></div>
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Posiblemente rechinándole los dientes y dándose cuenta que su crédito se acababa, Serrano recordó el manuscrito de Villegas, convocándolo a su presencia de forma inmediata. Según consta en el libro “Estudio Critico sobre la Última Guerra Civil (1882)”, el día 1 de abril Villegas se entrevista largamente con Serrano, y seguidamente el Presidente-General escribió al ministro de la Guerra, el general Juan Zavala, para que nombrase a Villegas, Capitán General de Burgos, “<i>para que situándose en Santander, asegurase las líneas de comunicación y dispusiera las fuerzas que se enviaran de refuerzo prontas a operar algún movimiento que le encargaré por mi flanco derecho</i>”, así como toda la información y necesidades que precisa para el desarrollo de este movimiento táctico.</div>
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<br /></div>
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En ese momento todo parecía indicar que sería el mismo Villegas el encargado de poner en práctica su propia estrategia. Sin embargo, el día 3 de abril, el ministro de Guerra devuelve a Serrano una larga respuesta confirmando la idoneidad de lo expuesto, así como distintas apreciaciones y consideraciones, añadiendo un matiz de carácter político: el mando del refuerzo de tropas que se precisa para ejecutarlo debería de recaer sobre Concha, Marqués del Duero. Lopez Dominguez recoge en su libro “Operaciones del ejército del Norte (1876)” esta carta: “<i>[…] Para asegurar el exito, pudiera V.E. destacar ocho batallones, que se unirían a los veinte citados, cuyo mando quizá aceptaría el marqués del Duero, porque su patriotismo no se negaría a ningún servicio necesario o conveniente […]</i>”. </div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0JLFQEccgYqDaLmqD-Robe4X0XizjKFFOOGgVWQVPFtrFkz2IqB3dnek5yYzjjaEXmqUtz4Bs66RDXV6fQAuk9IroT8V_iN0LUz2XkdWJve0hS-nV3WojHW3Fl6kgJrGyKVbEKJusSn4U/s1600/pavia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0JLFQEccgYqDaLmqD-Robe4X0XizjKFFOOGgVWQVPFtrFkz2IqB3dnek5yYzjjaEXmqUtz4Bs66RDXV6fQAuk9IroT8V_iN0LUz2XkdWJve0hS-nV3WojHW3Fl6kgJrGyKVbEKJusSn4U/s1600/pavia.jpg" style="cursor: move;" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Golpe de estado del General Pavía</td></tr>
</tbody></table>
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<br /></div>
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Esta apreciación, que relegaba a Villegas del mando de esta operación táctica, tenía su origen en la convulsión política del momento. El golpe de estado del 3 de enero de ese mismo año realizado por el general Manuel Pavía había tenido como consecuencia la creación de un gobierno de concentración bajo un modelo de “república” pero con tintes dictatoriales a cuya cabeza se había colocado Serrano. La amalgama política formada era de todo, menos estable, y las importantes disensiones que existían en su seno obligaban y requerían de la presencia del Presidente de esta “descafeinada” República en Madrid. </div>
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<br /></div>
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Según se cuenta en el “Estudio Critico de la Última Guerra Carlista”, Serrano había manifestado al ministro de la Guerra que en caso de necesidad, “<i>podría sustituirle en el mando del ejército el Marqués del Duer</i>o”, que por aquel entonces vivía ocupando su tiempo en “<i>investigar los medios mejores para el desarrollo de la agricultura [...]</i>” (Ultima Campaña del Marques del Duero 1874). Sin embargo, el retorno a la arena política-militar de este ya sexagenario personaje, influyente militar y con ideas políticas de clara tendencia de restauración “alfonsina”, no era bien visto por parte de elementos de este gobierno de concentración republicana. </div>
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<br /></div>
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Es por ello, que cuando a Zavala, Ministro de la Guerra, se le trasmitió la necesidad de crear un 3º Cuerpo de Ejército para desbloquear la situación generada en Somorrostro, no dudó en realizar una carambola que satisfacía los intereses militares y políticos del momento: Poniendo al mando de este nuevo cuerpo al Marqués del Duero conseguía un sustituto del gusto de Serrano, pudiendo este último retornar prontamente a Madrid a sus quehaceres políticos; y además, al asignar al general Concha un mando subalterno, se conjuraba el disgusto que dicho nombramiento causaría en algunos sectores del gobierno de la capital. Al menos, momentáneamente. Al extenso telegrama de Zavala, contestó el duque la Torre entre otras apreciaciones: “<i>[…] estoy conforme con que lo mande, si acepta, el Marqués del Duero</i>”. </div>
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<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZqsmtHNFGt2JUUB8kHnS1dKPEusBKVNsEUBR5OdjkfvXUZkn3jtn8CEfhk6N8td49id5OqYLwC9HKN_ox3FJ3GQrcB99lGnUPbWU5m3oHWM4j_LDfDbxUrE7VwRUYCMvWf0kP_gqPfb9f/s1600/D.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZqsmtHNFGt2JUUB8kHnS1dKPEusBKVNsEUBR5OdjkfvXUZkn3jtn8CEfhk6N8td49id5OqYLwC9HKN_ox3FJ3GQrcB99lGnUPbWU5m3oHWM4j_LDfDbxUrE7VwRUYCMvWf0kP_gqPfb9f/s1600/D.jpg" width="265" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Manuel Gutierrez de la Concha. Tomado de<br />
la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
El mismo 6 de abril Concha salió de Madrid y el 8 ya se encontraba en Santander donde se reunió con Villegas, el general damnificado por toda esta conjura política. Es muy posible que al cántabro no le sentará nada bien lo ocurrido: primeramente sus consideraciones y su plan, a pesar del notable conocimiento que poseía del terreno y de la situación de ambos ejércitos, había sido aparcado; y posteriormente, cuando los acontecimientos le dieron la razón, se requería de su presencia y del aporte de todos sus conocimientos, pero se le negaba el mando de la tropas. Parece ser que independientemente de cómo le afecto esto, la bibliografía indica que Villegas colaboró en todo momento para llevar lo planificado a buen término, a pesar de quedar convertido en un figurante más. Según consta en el libro “Ultima Campaña del Marqués del Duero”: “<i>[…] (Concha) conferenció diariamente en Santander con el general Villegas, armonizando con él el plan de campaña; […]</i>".</div>
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<br /></div>
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Encogiéndose de hombros, Villegas prosiguió con su labor militar en la lucha contra el ejército carlista, acabando con las partidas que operaban en Cantabria, combatiendo de forma continua en las Encartaciones, norte de Burgos y muy especialmente en la denominada “línea de Valmaseda”. La bibliografía describe numerosas acciones de combate donde tomo parte, e incluso, un juicio sumarísimo que realizó a un desertor al que ordenó fusilar “para dar ejemplo”. Este hecho le valió una pequeña reprimenda según se describe en la Narración Militar de la Guerra Carlista (Volumen V): “<i>El Ministro de la Guerra aprobó con fecha 14 las disposiciones adoptadas por Villegas; pero respecto al fusilamiento del desertor, aunque lo aprobaba también, añadía, que si desgraciadamente en lo sucesivo se repitiesen casos análogos se observara cuanto la ordenanza y las disposiciones vigentes determinaban, y cuando menos precediera un consejo de guerra verbal</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por méritos de guerra a finales de 1875 fue ascendido a teniente general y ya en marzo de 1876, con la guerra concluida, fue felicitado por el repuesto rey, Alfonso XII, por los servicios prestados como “<i>comandante general de la primera división del 3º Cuerpo del disuelto Ejército de la Izquierda</i>”. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En mayo de ese mismo año, según consta en la revista La Ilustración Española y Americana del día 22, en conmemoración de la liberación, “<i>la siempre invicta villa de Bilbao” ofreció a los jefes del ejército libertador 3 espadas: “a los capitanes generales Sres. Marqués del Duero y Duque de la Torre, y al valiente defensor de la plaza durante el largo sitio, el general D. Ignacio María del Castillo. Muerto gloriosamente en Monte Muro el Excelentísimo Sr. D. Manuel de la Concha, Marqués del Duero, la espada respectiva ha sido entregada por la comisión bilbaína á la hija mayor del finado, la señora esposa del Excmo. Sr. Marqués de Sardoal. Dichas espadas son tres joyas de gran valor y mérito, que han sido labradas por distinguidos artífices catalanes</i>”. Por supuesto, para Villegas no hubo espada.</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuHpwxvdxL3VBiCEQta-CfVIuTNG7QQvjOma1ipC_JOiStc3Uus7OGHYsbi8r3feSQwuZCYAP2OfFS7ErDLNSitH-ysRNk09CPYQcJ1XlSewgTTgh2qsmzGIOgn2qrHE4_dqGCng3A_My_/s1600/C.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuHpwxvdxL3VBiCEQta-CfVIuTNG7QQvjOma1ipC_JOiStc3Uus7OGHYsbi8r3feSQwuZCYAP2OfFS7ErDLNSitH-ysRNk09CPYQcJ1XlSewgTTgh2qsmzGIOgn2qrHE4_dqGCng3A_My_/s1600/C.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Espadas conmemorativas del levantamiento del Sitio de Bilbao.<br />
Tomada de la Ilustración Española y Americana</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
También es verdad que todo indica que Villegas era una persona poco dada al agasajo, de hecho en diciembre de 1877 renunció al título nobiliario de marqués de Santa Ana, que le concedía su monarca. Tal vez, también tuviera que ver que Villegas fuera un republicano convencido... . Falleció en 1890 en su pueblo natal. En el periódico “La Monarquía” apareció la siguiente noticia:</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSL7zwGD4HEcZBA5uk4PjcnodQiYT21UWWVcToPO2qBB7TZeEvpad3BbX3KAcWn2Z-OJaPEUxBInA0xl2zoFEDmoOyPAfdKVe_9OVloWQhsbCqws1zNV78QWLzz8ye179T3AD7mCP-habZ/s1600/A.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="181" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSL7zwGD4HEcZBA5uk4PjcnodQiYT21UWWVcToPO2qBB7TZeEvpad3BbX3KAcWn2Z-OJaPEUxBInA0xl2zoFEDmoOyPAfdKVe_9OVloWQhsbCqws1zNV78QWLzz8ye179T3AD7mCP-habZ/s1600/A.jpg" width="400" /></a></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNOk88dcAsCjYhXBGNpit_Vf_oMIRbFt9-Syd3oW5id4zGQm4jQJZz5iXo2cpzvVUZlsVahML2LIVAgTa7cNniUdoNgT5oDLc5awrq6lzXloRYzhDBgrBcfHLWKrtQHP_KyxSVu1qmcyH9/s1600/B.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNOk88dcAsCjYhXBGNpit_Vf_oMIRbFt9-Syd3oW5id4zGQm4jQJZz5iXo2cpzvVUZlsVahML2LIVAgTa7cNniUdoNgT5oDLc5awrq6lzXloRYzhDBgrBcfHLWKrtQHP_KyxSVu1qmcyH9/s1600/B.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Recorte del periodico "La Monarquía"</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Y en el “El Liberal” del 2 de marzo se incluía el siguiente comentario: “<i>Ha fallecido en Cóbreces (Santander) a la edad de 75 años, el teniente general don Juan Villegas y Gomez. Entre los caudillo militares contemporáneos, con ninguno ha sido tan injusto la fama y la opinión como con el general Villegas. Era este un militar insigne, que en la primera y en la segunda guerra civil dio muestras relevantes de su bravura y su inteligencia; a pesar de ello, aquí, donde todos conocen los nombres de nuestros generales de segunda y tercera fila, había muy pocas personas que conociesen el suyo. Su carácter taciturno y su modestia excesivas, priváronle entonces de la notoriedad y las distinciones derramadas sobre otros a manos llenas</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Efectivamente, su nombre no fue incluido en muchas de libros de historia que posteriormente se escribieron ensalzando la gloria y los réditos obtenidos de Concha y Serrano con la liberación de Bilbao. En el libro “Estudio Critico de la última Guerra Civil” se hizo el siguiente comentario: “<i>Si esta verdad estuvo oculta por la modestia del general Villegas, que aspirando únicamente a servir al país, no ha disputado tanto bombo no tan cantada gloria, como se ha deducido de estos hechos, la historia que no satisface siempre a los manipuladores, no podrá menos de hacerlo así constar, diciendo, que el segundo proyecto del general Concha, el que siempre juzgó más factible y menos expuesto el general en jefe (Serrano), con el que se libertó Bilbao, en fin, fue proyecto del general Villegas, no plan de Concha, que fue el segundo en recibirlo […]</i>”.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Curiosamente, su hijo <b>Baldomero Villegas del Hoyo</b> (Santoña 1844 – Madrid 1928) militar, escritor y político, aireó en la prensa de época, tras la finalización de la contienda en 1876, una controversia respecto al reparto de méritos en relación con un plan estratégico que él mismo firmaba. Pero esa es otra historia.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1dKPURWf8_LmO5mA1hZ-1Z7IEdLvHtO9UNrs3rR2s0D_pMSzvz2jWvRYM74olKlDub-5T0kmr2K2hDat7chyphenhyphenCu1ctpYvcfis-wFVX5DszycFzuIN7vUsS-gt3FmdDMM8H7enW5gv6Tzvp/s1600/IMG-20171031-WA0005.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1dKPURWf8_LmO5mA1hZ-1Z7IEdLvHtO9UNrs3rR2s0D_pMSzvz2jWvRYM74olKlDub-5T0kmr2K2hDat7chyphenhyphenCu1ctpYvcfis-wFVX5DszycFzuIN7vUsS-gt3FmdDMM8H7enW5gv6Tzvp/s400/IMG-20171031-WA0005.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lápida-recordatorio de Juan Jose Villegas en Cóbreces: "<i>Aquí yace el exmo Sr. D. Juan Jose Villegas Teniente General del<br />Ejército. Cap. Gral. de Burgos, Consejero del Tribunal Supremo y Marina, tan apto que se decía de él en la guerra: "¡Ojo que viene Villegas!", tan modesto que renunció al título de Castilla Marques de Santa Ana con el que le honró el Gobierno</i>".<br />
Fotografía cortesía de Ramón Villegas Lopez</td></tr>
</tbody></table>
<b>Actualización del 29/11/2017: </b>Se incluye la fotografía de la lápida-recordatorio de Juan Jose Villegas en Cóbreces.</div>
Mikelatzhttp://www.blogger.com/profile/01031688262316861351noreply@blogger.com9