sábado, 20 de junio de 2015

C.S.I Somorrostro: Análisis Geoespacial de la Muerte del General Ollo y Radica

Entrada actualizada: 04/02/2018

Introducción

Teodoro Rada "Radica". Tomado de
la Gran Enciclopedia Navarra
No me cansaré de repetir que aunque la última guerra carlista se encuentre relativamente cercana en el tiempo y contemos con abundantes elementos bibliográficos, es complicado pormenorizar hechos particulares. Lo cierto es que encontramos relatos de un mismo acontecimiento presentados de desigual forma, desequilibrados en una dirección u otra, y con revisiones posteriores que complican el obtener una visión realista del hecho en estudio.

En este blog ya hemos hablado de Nicolas Ollo Vidaurreta y Teodoro Rada Delgado. Su muerte, en el campo de batalla de Somorrostro, fue notablemente sentido por ejército carlista que perdió a dos de sus oficiales más capacitados. No hay duda que su fallecimiento estuvo producido por el estallido de un proyectil de artillería, sin embargo el desarrollo de los hechos que llevaron a este desenlace permanece en la oscuridad, cubierto por un manto de descripciones encontradas y afirmaciones no probadas. 

Os propongo realizar un pequeño trabajo al más puro estilo C.S.I (Crime Scene Investigation) para arrojar un poco de luz en la muerte del General Ollo y Radica.

Los Hechos 

Nos encontramos en el campo de batalla de Somorrostro. Es el 29 de marzo de 1874. Tras el baño de sangre que comenzó el 25 de marzo y finalizó dos días después, ambos ejércitos se encuentran extenuados. La victoria “moral” del ejército carlista es innegable, al igual que su clara imposibilidad de mantener el campo atrincherado que han construido por mucho tiempo más. Así se lo hará saber Nicolas Ollo Vidaurreta, al mando de las tropas carlistas destacadas en Somorrostro, a su rey, Carlos VII, en la reunión de altos mandos que mantienen tras la batalla. Sin embargo, y a pesar de las reticencias manifestadas por Ollo, secundado por una mayoría de los oficiales, la voluntad de una minoría de generales se impone. La línea de Somorrostro no se levanta.

Mientras, los fatigados ejércitos siguen lamiéndose las heridas. El liberal lleva desde el 28 de marzo, momento en el que cesó la lucha por la presencia de una espesa niebla, agarrándose al escaso terreno conquistado al precio de litros de sangre, construyendo defensas y baterías, retirando heridos, municionando a sus tropas y atendiendo a la intendencia de las mismas. De igual forma actúan los carlistas, aferrados a su campo atrincherado que tan buenos resultados les está dando, aguantando estoicamente la abrumadora presencia artillera de la que hace gala el ejército liberal.

El presidente/general Serrano ha ordenado hacer avanzar a su artillería para batir con mayor facilidad los reductos carlistas. Según cuenta Pirala, en Las Carreras se construye una zona fortificada para colocar una batería de 12 piezas de “a 8” y más retrasada, otra para 4 piezas “de 16”, con el objetivo de llenar de plomo y hierro San Pedro de Abanto, Santa Juliana y la trinchera del ferrocarril de Galdames. El corresponsal de guerra, Mac Graham en su crónica al periódico “The Evening Standard” comenta que las baterías se situaban a 600 yardas de San Pedro (unos 500 metros) y a 800 de Santa Juliana y San Fuente (unos 700 metros) y añadía: 

“Me quedé asombrado al ver que los oficiales son los que manejan las piezas, porque, como están al alcance de las piezas de los carlistas, los soldados se resisten a servir los cañones, y eso ha ocasionado muchas bajas entre los oficiales”.

Mientras, el fuego de fusilería como de artillería es discontinuo, siendo considerado como de “entretenimiento” por ambos ejércitos. Al amanecer del día 29, y citando de nuevo al historiador Pirala, según la costumbre, los generales carlistas se reúnen en la población de Sanfuentes. Entre las siete y ocho de la mañana llegan al caserío que hace las veces de Cuartel General, Torcuato Mendiry, Antonio Dorregaray y Nicolas Ollo. A las once aparece Joaquín Elío

“Comieron a la una y media, saliendo después a tomar el sol y fumar fuera de la casa”. 

La reunión convoca a numerosos oficiales y suboficiales que, a juzgar por lo que comenta Pirala, son ajenos al peligro que suponía la presencia de baterías enemigas cercanas.

“Reunidos se hablaban en un gran corro diferentes generales y brigadieres hablando con una persona bien conocida que acababa de llegar de Zaragoza, y á eso de la tres y media se separó Elío con el forastero algunos pasos, y Dorregaray dijo á Mendiry: Vamos a que nos bajen unas sillas y nos sentaremos a la sombra junto a la casa quemada”. 

Atrás quedaban el general Ollo, el brigadier Teodoro Rada “Radica”, el auditor de navarra (juez del tribunal militar) Jose Escudero, el coronel Pedro Jose Torrecilla, así como otros suboficiales como los hermanos Irazu, procediendo Torrecilla a la lectura de un comunicado. En el momento en el que comenzaba la lectura se escuchó una fuerte detonación. Una granada acaba de estallar en las cercanías del grupo. 

Pasados los primeros minutos de aturdimiento, los heridos son socorridos, tratándoles de urgencia allí mismo para seguidamente ser trasladados a retaguardia. Escudero ha muerto en el instante. Ollo es transportado hasta su alojamiento en San Salvador, donde recibirá la visita de su rey caros VII, muriendo a las tres y media de la mañana. Radica correrá igual suerte, llevado hasta el hospital de Santurce, morirá al día siguiente a consecuencia de sus heridas.

Joaquín Llorens y Fernández de Córdova oficial de artillería carlista al mando de la 4ª Batería de Montaña durante la contienda y testigo ocular de lo ocurrido relataba así los últimos momentos de Radica: "[...] A Radica se le colocó en el hospital de Santurce en una cama de hierro que había en el cuartito, donde sólo había una librería como mueble. [...]. Una hora después dijo deseaba lo pusiéramos sobre el suelo porque creía que la pierna, sobre menos colchones, le dolería menos. Con el colchón fue levantado y sacada de debajo la cámara, se le colocó en el suelo y allí murió [...]".

Fragmento de una carta manuscrita de Joaquin Llorens al Barón de Montevilla fechada el 8 de marzo de 1927.
Fondo Barón Montevilla. Cortesía de Victor Sierra-Sesumaga
Variaciones Narrativas 

La muerte de Ollo y Radica fue un hecho de notable interés en el campo periodístico del momento, donde los corresponsales del momento no duraron en describir con todo lujo de detalles lo ocurrido. Años después, todavía se recordaba la efeméride, que incluía resúmenes del hecho, que tomaban como referencia previas noticias, no dudando en incluir algún dato novedoso. 

Las primeras noticias del fallecimiento de Ollo las encontramos en los periódicos de época a los pocos días de suceder la explosión. Diario “La Iberia” del 5 de abril de 1874:

"El Cuartel Real" del 5 de abril
de 1874
“Efectivamente, Ollo ha muerto, y Radica está sacramentado. Una granada disparada anteayer desde la gran batería de 11 cañones Krupp que se ha levantado en la última casa del camino de Abanto, a 300 metros de la iglesia, dejo tan gravemente herido al general carlista, director de los combates de estos días, que a la noche era cadáver. El famoso cabecilla se hallaba inspeccionando nuestro campo con otros generales desde una altura a la izquierda de San Pedro, cuando fue a caer en el grupo la granada que le ha privado de la vida, juntamente con el auditor de guerra del ejercito carlista, antiguo abogado de la provincia de Burgos”.

Con esa misma fecha, el diario propagandístico carlista del momento, el “Cuartel Real”, presenta en una pequeña reseña la desaparición del renombrado general.

Tres días después, el 8 de abril de 1874, aparece en “La Crónica Meridional”, la transcripción de una carta emitida por el corresponsal J. Alcazar desde Castro Urdiales el 28 de marzo y del que ya se han hecho eco otros diarios:

“[…] La muerte de Ollo, Radica y demás de que ya tienen noticia, fue hija de una casualidad digna de ser conocida. La batería de la carretera que enfila a San Pedro, está mandada por el oficial de artillería Sr. Alberico. Encontrábanse con dicho jefe los Sres. Muro y corresponsal de la Independence Belga, conversando sobre construcciones, y hablando de las fundiciones de Liege. El corresponsal de la Independence indicó al señor Alberico como blanco en uno de los momentos que disparaba la batería, la casa del cura, edificio situado por bajo de la iglesia de San Pedro; Alberico apuntó una pieza, mandó hacer fuego y el proyectil, raspando la arista posterior de la casa, iba a estallar detrás de aquella, donde descansaban tomando el fresco Ollo, Radica, el auditor general y varios jefes. […]”.
Dibujo satírico del "Cañon Krupp"

Por lo tanto, el corresponsal admitía un disparo de fortuna mientras se intentaba hacer fuego sobre la casa cural de San Pedro. Poca “gloria” a repartir teniendo en cuenta el peso específico de las “piezas cazadas”. 

Noticias de similares características fueron una constante en la prensa de la época en las siguientes semanas, incluyendo la satírica y claramente anti-carlista revista del “El Cañón Krupp” que en su edición del 4 de mayo comunicaba:

“Otro telegrama anuncia que Satanás ha recibido con grandes muestras de alegría a sus correligionarios Ollo y Radica”.

"La Lucha" de  12 julio de 1874
Meses después, la muerte de Ollo y Radica sigue acaparando comentarios y noticias en los diarios, destacando esta carta al director aparecida el 12 de julio en el diario “La Lucha”:

El autor de la carta modifica sustancialmente el relato de acontecimientos, añadiendo una multitud de pequeños detalles que en cierto modo “engrandecen” el suceso, a mayor gloria de la “eficiente” artillería liberal. Los oficiales carlistas, en el momento de la explosión, no se encontraban “tomando el freso”, ni tan siquiera “observando las evoluciones del frente”, sino en el interior del caserío, donde acaba de terminar un prestigioso conclave al que acudía el mismísimo Carlos VII y se discutía el futuro del Sitio de Bilbao y el campo de Somorrostro (hecho que había ocurrido el día anterior por la noche en San Salvador del Valle). La granada ya no proviene de la cercana batería de Las Carreras, sino de una más retrasada denominada de “Mira-Torres”. Y ya no se trata de un disparo fortuito, sino de todo un “señor disparo” capaz de colarse dentro de una casa y reventar en las “mismas rodillas de Ollo”.

"El Porvenir" del 7 de agosto
de 1907
Años después, la crónica de la muerte de los renombrados jefes carlistas sigue incrementándose con otros detalles. En este caso la narración que se incluye en la edición del 7 de agosto de 1907 del periódico de corte tradicionalista “El Porvenir”, indica que en la reunión de oficiales carlistas se establecía las bases de un próximo plan que iba a terminar en breve plazo con la campaña. Y tras brindar por el éxito, decidieron “salir a fumar y tomar el sol”. El relato continua admitiendo una clara imprudencia por parte de los oficiales, fruto de un espíritu “necio” (a la par que “valeroso”), donde sabiéndose expuestos al fuego enemigo, no hicieron nada para ponerse a cubierto, permitiendo así la corrección del tiro por parte de los artilleros liberales.

Para aumentar la confusión otros autores como Antonio Brea en su libro “Campaña del Norte de 1873 a 1876” editado en 1897 no dudó en afirmar que la procedencia del proyectil provenía fue de la batería localizada en el monte Janeo. También en el diario de campaña del veterano carlista Telesforo Saenz de Ugarte que escribió tras finalizar la guerra, se hacia la siguiente anotación (publicado gracias a la labor del recientemente fallecido historiador Julio Arostegui):

“Día 29. Estando en el pueblo de San Fuentes observando al enemigo todos nuestros Grales. tiró el enemigo varias granadas de Monte Janeo a dicho pueblo, que dista más de una legua y una de ellas hirió al Gral. Ollo que murió al día siguiente, también al valiente Brigadier Dn. Teodoro Rada (a)Radica, uno de los más valientes del ejército carlista que también murió a los tres días y muerto en el acto el Auditor de Guerra del Ejército del Norte”.

O como Juan Botella Carbonell, que hace un especial “refrito” con las noticias periodísticas en su libro editado 1876, “La guerra civil en España de 1872 a 1876”:

“[…] Al amanecer del día 28 se hallaban en la puerta de la casa llamada del Cura (dos kilómetros a la izquierda de la iglesia, de San Pedro), Elio, Dorregaray, Lizárraga, Ollo, Radica, el auditor de guerra, dos coroneles, los ayudantes de los generales y algunas personas más, hasta el número de unos treinta. Salía el sol, y Elío que padecía de la vista, instó a Dorregaray y Lizárraga a marcharse de aquel sitio, porque le oféndanlos rayos del astro naciente; y en efecto, se bajaron por una cañada cubierta todavía de sombra. Pocos momentos después, de la batería del tercero montado situado en Las Carreras, que mandaban los Sres. Alberico y Michel, se disparaba la primer granada del día contra aquel grupo, que había sido divisado por aquellos vigilantes artilleros y·con tal precisión fue dirigido el proyectil, que cayó en el centro del grupo […]”.

El autor sin duda reinterpreta la noticia inicial (disparo fortuito contra la casa cural de San Pedro que acaba reventando en el campo de Sanfuentes), ensalzando la habilidad de los artilleros y ojeadores liberales, de forma que el primer disparo que realizó la batería de Las Carreras tuvo como destino la reunión de oficiales carlistas que habían divisado saliendo del caserío que recibe el nombre de “casa del Cura”.

El Arma

Existe una lámina que ilustraba uno de los libros de Historia Contemporánea de Pirala que recrea el momento de la explosión de la granada, donde indudablemente el dibujante se tomó no pocas libertades a la hora de describir el hecho.

Muerte del General Ollo
La lámina, no exenta de un dramatismo bastante estático, nos presenta el momento donde una “bomba” esférica, que por su tipología parece de mortero, hace explosión en el centro del grupo… . Nada más lejos de la realidad. La artillería que el ejército liberal lleva a Somorrostro se encuentra entre la más moderna del momento. Cañones de retrocarga rayados, entre ellos, los fiables Krupp de 8 cm de acero, unos temidos Plasencia de montaña y una variedad de calibres superiores de bronce, todos rayados. 

Por otro lado, las granadas que disparan se alejan mucho de las esferas de hierro hueco que muestra la lámina, siendo proyectiles cilíndrico-ojival, con un cuerpo de hierro relleno de pólvora y una espoleta de percusión, donde la explosión por contacto, produce una letal lluvia de cascotes metálicos. El paso previo a este tipo de munición, las granadas de “tetones”, también tiene su importante  hueco en Somorrostro. 

Por lo tanto, ya se puede descartar que el proyectil que hizo explosión se pareciera, ni remotamente, al que presenta la lámina de Pirala. De hecho, en la mayoría de las descripciones, independiente de la fuente, indican que el origen del proyectil eran los famosos cañones Krupp o Plasencia de 8 cm, y la granada, de tipología denominada de “envuelta pesada”, precisamente por una camisa de plomo que recubría el cuerpo de hierro, montando una espoleta de tipo prusiano, modelo 1868. La confirmación a esta hipótesis la encontramos en una carta manuscrita que Joaquin Llorens, como testigo directo de los ocurrido, relataba al Barón de Montevilla en 1927: "[...]. La granada que lo hirió fue la tercera disparada con el cañón Plasencia"

De hecho, parece ser que fragmentos de esa granada fueron recogidos por los allí presentes y atesorados como recuerdo. Según consta en una noticia del diario “La Iberia” de la edición de 18 de junio de 1883: 

Proyectil de envuelta pesada de 8 cm.
Tomado de http://www.amonio.es/ 
“[…] el Figaro de Paris ha presentado al público, en una de las vidrieras de su exposición permanente, la boina, la faja y el sable que llevaba el cabecilla carlista Ollo, […], el día que fue muerto por la granada Krupp […].La espoleta de la granada que se extrajo de dentro del cuerpo del caudillo carlista, se encuentra igualmente en la vidriera. Estos objetos que están llamando mucho la atención en Paris están destinados al museo histórico que está formando en la lujosa y gran sala de armas del palacio Loredan, en Venecia, el pretendiente D. Carlos de Borbón.”

También el oficial carlista de origen granadino Carlos Calderon Vasco poseía alguna de estas piezas y encontrándose ya en el lecho de muerte (extraído del libro 20 años con Don Carlos): 

“encargó a su ayuda de cámara que, apenas le enterrasen, se fuese a Venecia y entregase a don Carlos, para que los conservase en la sala de banderas del palacio Loredán, varios recuerdos, entre ellos el último sable que había usado durante la guerra, sus condecoraciones y el casco de la granada que mató a Ollo, Radica y Escudero, y al cual estaba todavía adherido un pedazo de paño rojo de un pantalón de uniforme”.

Otra descripción del arma la tenemos en el diario “El Porvenir” en su edición de la 21 de agosto de 1907, donde hace referencia a los últimos momentos de la vida de Radica: 

“[…] examino el pedazo de hierro que le había herido perteneciente a una granada del sistema Plasencia o Krupp y a su parte ojival […]. Por la tarde encontrose tan bien que se entretuvo en sacar, valiéndose de una pinzas, un pedazo de pantalón pegado a la parte cóncava del caso de granada […].

Las Heridas

En la bibliografía consultada existe un alto grado de similitud en relación con la descripción de las heridas que produjo la explosión de la granada en los hombres que allí se encontraban, si bien, también aquí existen diversas versiones y no pocos adornos posteriores. De hecho, en la confusión de las primeras noticias se indicaba que Ollo no había sobrevivido a la explosión o como en “La Iberia” del 5 de abril 1874 donde se comentaba:

 “[…] la herida de Radica es de un casco de granada en el pecho”.

Por su parte en “La Lucha” del 12 de julio de 1874 aparece esta descripción:

“La pierna derecha del faccioso (Ollo) fue triturada, y en pecho y cabeza recibió heridas de gravedad. Radica con igual suerte recibió fuertes lesiones en las piernas y el auditor murió en el acto.”

Bastantes años después el diario “El Porvenir” del 7 de agosto de 1907, citando la descripción del hecho que aparece en el Estandarte Real de 1889, añade algunos detalles:

 “[…] Ollo cayó sobre el costado derecho pronunciando las palabras ¡Dios Mío!. […] partida por la rodilla la pierna derecha, destrozada la espalda y metida dentro de él la espoleta del proyectil […]”.

La descripción oficial que muestra la “Narración Militar de la Guerra Carlista” (1883) indica lo siguiente: 

Muerte del General Ollo. Tomado de
Album siglo XIX
“[…] Ollo recibió dos heridas, una en un muslo y otra en la espalda, en la cual se le clavó la espoleta […]; Rada fué herido en un muslo, con pérdida de una gran parte de la nalga derecha […]; un casco de granada hirió en la garganta al auditor, que murió también á los cuatro 6 cinco días”.

Lo cierto es que los elementos de heridas en las piernas y espalda se repiten, indicando que tanto Ollo como Rádica presentaban grandes heridas, algunas con pérdida de masa muscular en la zona posterior del cuerpo. Por lo tanto, la lluvia de fragmentos les llegó mientras ellos se encontraban de espaldas a la explosión, llevándose la peor parte, y posiblemente cubriendo con sus cuerpos al coronel Torrecilla que se encontraba frente a ellos y que únicamente recibe heridas leves. Por su parte, el auditor, tiene la mala fortuna de recibir un fragmento de metralla en la garganta. Resumiendo, la lámina que muestra el estallido de la granada en el centro de la comitiva, tampoco se ajusta a la realidad del momento.

Tampoco es muy verosímil la lámina de época que ilustrada la retirada de un Ollo herido en una camilla mientras se despide de sus generales. Las heridas que tenía, con metralla alojada en la espalda y heridas graves en las piernas difícilmente le hubiera permitido estar “cómodo” recostado en una camilla.

El Lugar

"El Regional" del 23 de octubre de 1897
El lugar de la muerte de Ollo y Radica quedó incorporado inmediatamente al imaginario carlista, convirtiéndolo en un lugar de visita obligada, tal y como indica esta noticia aparecida en el periódico “El Regional” con fecha de 23 de octubre de 1897 que hace referencia a la visita que al entonces ya diputado carlista Joaquín Lloréns Fernández de Cordoba, junto con otros reputados tradicionalistas del momento, realizó al lugar.

"El Día" del 27 de junio de 1930
Posteriormente, y ya en el año 1930 la Junta Carlista de Navarra, a cuya cabeza se encontraba Joaquín Baleztena Azcárate, presentó un proyecto para levantar una placa conmemorativa en el lugar donde murieron Ollo y Radica, comunicándole al pretendiente carlista del momento, Jaime III, sus intenciones. La respuesta del mismo se publicó en el diario “El Día” del 27 de junio de 1930. La intención era comprar el terreno y colocar una placa conmemorativa donde se produjo la explosión de la granada. Para ello abrió una suscripción con donativos para recaudar el dinero suficiente. 

Uno de los Caseríos de Sanfuentes
donde según la tradición se reunieron los oficiales
carlistas. Tomado de
http://km-130.blogspot.com.es/
A falta de datos más concretos la localización de este campo en el pueblo de Sanfuentes resultaba de notable complejidad. Sin embargo, por suerte, en la memoria colectiva de la zona ha quedado un importante poso de la carlistada. Carlos Lopez, habitante de San Fuentes, ha recogido de boca de su padre la siguiente información, que se ajusta notablemente a las descripciones bibliográficas:

“Mi padre vivió en la casa de al lado y recordaba como en su juventud, tendría hoy 93 años, en determinada fecha se acercaban por allí viejos carlistas y realizaban algún acto de recuerdo. También comentaba que el terrenito fue adquirido por los carlistas para realizar en el algún monumento conmemorativo, cosa que nunca se materializó. Le pregunte al que actualmente lleva la finca por el propietario y me dijo que era de los carlistas...”.

De hecho, también la tradición oral de la zona es capaz de señalar el caserío donde se reunían los oficiales carlistas, si bien, existen dos caseríos cercanos que se ajustan por tipología a los hechos.  El terreno supuestamente adquirido por los carlistas encuentra junto a estos caseríos, en la ladera que mira a San Pedro de Abanto. Esta localización, resulta crucial para realizar la siguiente parte de la investigación.

Los dos caseríos que según tradición pudieron ser utilizados como punto de reunión para los oficiales carlistas y
campa adyacente donde se produjo la explosión de la granada
Gracias a la amabilidad de Juanjo Diez disponemos de una fotografía procedente del periódico tradicionalista "Estampa Tradicionalista" que corrobora lo antes expuesto, donde a pie de imagen de principios del XX aparece la siguiente leyenda: "La cruz señala el punto preciso en que reventó, por percusión, la granada sistema Plasencia, que mató el 29 de Marzo de 1874 a los generales Nicolas Ollo y don Teodoro Rada, el auditor de guerra señor Escudero, el hirió al secretario de campaña del general Ollo, Coronel Torrecilla, cuando el general se dirigía la inmediato caserío para firmar las órdenes de ataque al campamento constitucional, a las nueve de aquella noche. En este mismo lugar se inaugurará (cuando se pueda) un monumento conmemorativo ya esculpido y costeado por suscripción popular a la incitativa del director de "Estampa Tradicionalista".

Fotografía que marca el lugar "exacto" donde cayó la granada procedente de la revista "La Estampa Tradicionalista".
Foto cortesía de Juanjo Diez

La Procedencia del Disparo

No es la primera vez que hablo en este blog de las bondades de los Sistemas de Información Geográfica (SIG). Esta vez vamos a tratar algunas de las posibilidades del “análisis espacial”, de forma que el SIG nos aporta herramientas para manipular, modelizar y analizar datos espaciales con el objetivo de establecer hipótesis de máxima verosimilitud, en relación con el hecho que estamos estudiando. No es la temática de este blog explicar el funcionamiento interno de un SIG, por lo que vamos a simplificar todo el proceso cálculo, dando únicamente salida a los resultados finales. Estos son los pasos fundamentales:
  • Generación de un modelo 3D: Primeramente hemos generado un modelo en 3D del campo de batalla a partir de un modelo digital de terreno. Esto nos permitirá tener una visión global de la zona, donde vamos a incorporar todos los datos geográficos que se juzguen necesarios. 

  • Georeferenciación de los elementos de partida: Se procede a localizar y a generar de forma específica una capa donde queden registrados la localización geoposicional de todos los elementos de interés. En este caso hemos establecido los siguientes elementos:
  • Campa donde según tradición oral se encontraban los oficiales carlistas 
  • Batería de “Las Carreras”: Hemos optado por una posición de batería “estable”, localizada en una pequeño alto a la derecha de Las Carreras ya que el ejército liberal hizo avanzar y retroceder numerosas piezas, pero mantuvo, en la medida de lo posible, las bocas de fuego en los lugares estratégicos. 
    Lamina de la "Ilustración Española y Americana"
  • Batería de “Mira-torres”: En una de las crónicas se indica que la procedencia del disparo era desde esta batería, sin embargo, su localización ha sido notablemente complicada dado que no existe este topónimo y la única referencia que teníamos era una lámina aparecida en la “Ilustración Española y Americana”. En este sentido hay que agradecer a Armando del blog KM130 las gestiones de consulta que ha realizado para localizar este topónimo. Finalmente optamos por recrear en el modelo 3D la vista generada en la lámina.
  • Batería de Janeo: La geoposición de esta batería no presentaba dudas.  
Igualmente es necesario destacar las posibilidades de trabajo que aporta la herramienta gratuita “Google Earth”, donde la modelación que tiene del 3D del paisaje nos permite “vuelos virtuales” realmente realistas, así como cálculo espaciales sencillos.



Una vez hecho esto, ya estamos en disposición de afrontar las primeras cuestiones: 

Distancia de Disparo

¿Se encontraban los oficiales carlistas “a tiro” de los cañones liberales? Resulta necesario conocer el alcance máxima de un cañón Krupp de 8 cm. La bibliografía habla de una distancia máxima de unos 4.780 metros en condiciones óptimas, sin embargo, es más realista suponer que su fuego efectivo no superase los 3.500 metros, y todo ello, teniendo en cuenta que era necesario apuntar y afinar el tiro a semejante distancia. A 3.500 metros, incluso utilizando unos buenos prismáticos una reunión de 4 hombres se tiene que ver con una cierta dificultad, y calcular un trayectoria parabólica con los medios de 1874 para acertarles tiene que ser complicado.

Hemos procedido a realizar a calcular un área de influencia de 3.500 metros para estas baterías. El resultado se muestra en la siguiente lámina:

Áreas de influencia de 3.500 metros de las baterías
Resulta significativo observar cómo para la batería de Janeo, los oficiales carlistas estarían prácticamente en su límite acción, mientras que en el caso de la batería de “Mira-torres” quedaría fuera de su radio de acción efectivo. En cualquier caso, también es de destacar que San Pedro Abanto, el centro de defensa de línea carlista, se encuentra a distancia efectiva de todos los cañones
.
La Visibilidad de los Artilleros

¿Se encontraban a la vista de los artilleros liberales los oficiales carlistas? Indudablemente el disparo de las baterías estaba condicionado por la orografía de la zona, existiendo lugares fuera del área de visibilidad directa del artillero y donde un disparo parabólico bien pudiera colocar una granada, pero lógicamente, sin contar con una visión directa del blanco. 

Hemos procedido a realizar un análisis de “visibilidad” con el GIS, tomando como referencia la localización de las baterías y el modelo digital de terreno. El resultado es la generación de una capa raster, donde el color verde queda representado el terreno que un observador localizado en el punto de origen es capaz de visionar.

Batería de Janeo 

Desde la batería de Janeo hasta la campa donde se suponen estaban los oficiales carlistas la distancia es de unos 3.800 metros. El análisis de visibilidad muestra que para un artillero situado en Janeo el área visible de la zona de Sanfuentes era notablemente reducida. La línea de visibilidad generada nos indica un disparo de “arriba-abajo”, por distancia posible, pero con la notable dificultad para el artillero de acertar a un blanco pequeño, lejano y con una visibilidad muy reducida. Bastaría que los oficiales se desplazasen unos metros para ocultar su situación.
Análisis de visibilidad de la batería de Janeo a San Fuentes
Batería Miratorres

En el caso de la batería de “Miratorres” la distancia hasta el campo donde supuesta se encontraban los oficiales carlistas es de 4.500 metros. En este caso los artilleros tendrían una perfecta visión de todos y cada uno de los movimientos que se estaba dando en la esos terrenos. De nuevo nos encontramos con un disparo de arriba-abajo, con muchos menos obstáculos, que posibilitaría una fácil rectificación del disparo; si bien es este caso la limitación se encuentra en la distancia de disparo. Tal vez, demasiado lejos.
Análisis de visibilidad de la batería de Miratorres a San Fuentes
Batería Las Carreras

Por último la batería de “Las Carreras”, se encuentra a una distancia de 2.068 metros, con una clara visibilidad del punto que hemos establecido como localización de los oficiales carlistas y de las campas adyacentes. Además, en la trayectoria de fuego nos encontraríamos San Pedro de Abanto, siendo un disparo de abajo-arriba. 
Análisis de visibilidad de la batería de Las Carreras a San Fuentes
Existe otro dato que resulta de interés: las crónicas hablan en muchos casos que ese día se estaba haciendo fuego contra las defensas de San Pedro. Según contó el veterano Isidro Olejua Salinas, navarro nacido en Escaroz al padre Apalategui:

“Somorrostro, Marzo 74. Sobre S. Pedro de Abando (en el fondo del semicírculo entre S. Pedro y Murrieta). La granada que mató a Ollo y Radica pasó sobre nuestras cabezas”
.
Todos indican que el disparo cruzó San Pedro. Si tomamos esto como cierto, las trayectorias que tenemos desde la batería de Janeo o Miratorres no se ajustan a este condicionante. Sin poder descartar las otras, la batería de Las Carreras presenta todos los requerimientos para ser el origen del fuego que acabo con la vida de Ollo y Radica.

¿Disparo Fortuito o Intencionado?

En la crónica del corresponsal J. Alcazar se indica un disparo fortuito que había sido dirigido contra la casa cural de San Pedro de Abanto. Si analizamos el último mapa de visibilidad se observa que la trayectoria del disparo desde Las Carreras es claramente coincidente con lo expuesto…salvo un pequeño detalle… la altura. Es decir, la batería de Las Carreras (Z =111) prácticamente realizaba un fuego directo (en línea recta) sobre San Pedro (Z = 120). Por lo tanto, un disparo errado que tuviera como objetivo San Pedro de Abanto, no caería en la supuesta localización de los oficiales carlistas, que se encuentra a más altura (Z = 142), ya que se tendría que elevar, sino a unos 20 metros más abajo.

Gracias a la amabilidad de Victor Sierra-Sesumaga, hoy disponemos de documentación que da una clara respuesta a esta pregunta. El entonces oficial de artillería Joaquin Llorens estaba presente el fatídico día y relata en una carta manuscrita que fueron tres las granadas que cayeron en las cercanías de los altos mandos carlistas: "La primera la dispararon sobre las 3 de la tarde. [...] La segunda granada la dispararon sobre las 3:30 están doblando Ollo hablando con Radica y fue cuando el primero dijo “vámonos que nos nos tiran”. En esto llegó Torrecilla y Escudero y al dirigirme al caserío cayó la tercera 6 o 8 minutos después de la segunda".

Por lo tanto, los oficiales fueron conscientes del peligro que corrían pero lamentablemente para ellos, los oficiales de artillería liberal únicamente precisaron de escasos 10 minutos para corregir el disparo, recargar el arma y hacer blanco.

La Conclusión

En una posible reconstrucción de los hechos, nos encontraríamos con una reunión rutinaria de los oficiales carlistas en Sanfuentes. Concluida la misma, proceden a “estirar las piernas” y tratar otros temas en el exterior. A estas alturas ya deberían de haber tenido bien claro que el ejército liberal se encontraba trabajando en nuevos emplazamiento de artillería en las últimas casas de Las Carreras y que San Pedro de Abanto era un objetivo diario de las granadas de todas las baterías. Pero, por algún motivo que desconocemos, es muy posible que consideraran que no había peligro, o incluso, desearan comprobar directamente el avance que había realizado el ejército liberal. Lo cierto es que si asumimos como cierto la información que ha quedado en la memoria colectiva de Sanfuentes, el campo donde se encontraban y las zonas adyacentes eran bien visibles desde la batería de Las Carreras y Mira-torres. Muy posiblemente sus actividades fueron seguidas por los artilleros liberales de Las Carreras, más cercanos en la distancia, y que ausencia de la molesta presencia de tiradores carlistas tendrían tiempo suficiente como para seguir la evolución de los oficiales carlistas. Hoy ya podemos afirmar que precisaron de varios disparos para afinar el fuego y finalmente acertar.

Pero todavía nos falta conocer el origen de a de la granada. Aunque cualquiera de las baterías que hemos estudiado pudo colar un disparo de estas características en la zona de Sanfuentes, únicamente las lanzadas desde Las Carreras tienen en su trayectoria las posiciones de San Pedro, aunque como ya hemos comentado, los confiados oficiales carlistas deberían de haberse encontrado unos metros más abajo. 

Y como no podía ser de otra forma, no puedo dejar de incorporar la posibilidad de una "hipótesis conspirativa”, donde prestemos oídos a los rumores de una conspiración interna para quitar del medio a un general que estaba acaparando demasiado poder. No ha sido la primera vez que estas tesis planean sobre la muerte de una general carlista; de hecho todavía hoy en día suscita suspicacias la herida que recibió Zumalacarregui durante el Sitio de Bilbao en la I carlistada. En nuestro caso la granada que mató a a Ollo y Radica, no pudo nunca provenir de la artillería carlista porque en esos momentos el ejército carlista carecía de cañones que disparasen granadas de 8 cm en la línea de Somorrostro; pero… .


Agradecimientos: A Armando del blog Km130, Carlos Lopez, Juanjo Diez y Victor Sierra-Sesumaga.

Actualización del 09/03/2017: Gracias a la amabilidad de Juanjo Diez, se incorpora una antigua fotografía inédita del lugar donde estalló la granada.

Actualización del 04/02/2018: Gracias a la amabilidad de Victor Sierra-Sesumaga se incorporan varios fragmentos de una carta manuscrita de Joaquín Llorens y Fernández de Córdova al Barón de Montevilla fechada el 8 de marzo de 1927.

El día 17 de octubre de 2015 fallecía de forma repentina Armando, autor del blog Km130. Fueron muchas las conversaciones y correos que nos intercambiamos relacionados con el campo de batalla de Somorrostro. Tenía muchos proyectos por realizar y publicar, entre ellos, un estudio demográfico basado en las archivos parroquiales relacionado con los efectos de las batallas de Somorrostro. Era un gran conocedor del terreno y de la historia de los lugares donde había nacido y vivido. También era una excelente comunicador, colaborando de forma altruista en cualquier materia de divulgación que estuviera relacionado con sus múltiples intereses. Gran investigador, un perfecto historiador y sobre todo, una maravillosa persona. Sirvan estas lineas como homenaje a Armando Cruz.